GABRIELA MISTRAL EN PANAMA. Encuentro de dos maestras

GABRIELA MISTRAL EN PANAMA Encuentro de dos maestras Humberto Calamari G. Del archivo de familia, que con tanto cariño y tanto celo conserva la señori

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GABRIELA MISTRAL EN PANAMA Encuentro de dos maestras Humberto Calamari G. Del archivo de familia, que con tanto cariño y tanto celo conserva la señorita Gloriela Calvo, hija de la ilustre panameña Doctora Esther Neira de Calvo, proceden los valiosos documentos que sirven de apoyo a la publicación que aquí aparece y que ofrecemos a nuestros lectores, como homenaje a los maestros panameños en su día.

Corre el año 1931 cuando pisa tierra panameña en visita de acercamiento cultural la poetisa Gabriela Mistral, chilena de nacimiento, hispanoamericana de corazón y dignísima ciudadana del pensamiento y la creación artística universal. Su presencia no puede pasar inadvertida . Gabriela Mistral ha sido siempre una poetisa leída con fruición en Panamá . La ternura que rebosan sus versos, la historia de su vida que va desde su infancia en una pequeña población de la campiña chilena ; sus esfuerzos para formarse intelectualmente ; su apostolado como maestra rural con todos los escollos y privaciones ; también las satistacciones marginales ; y junto a todo eso su producción literaria que la llevó a merecer el Nóbel de Literatura 1945 hicieron de ella una figura ejemplar, digna del respeto y el aprecio de sus conciudadanos de América. En Panamá tiene una amiga de antigua data, con quien ha

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compartido afanes y anhelos en conferencias y simposios en distintos escenarios de América y de Europa . Es Esther Neira de Calvo, pionera de la educación pública en su país allá por las primeras décadas de : la, vida republicana ; maestra por antonomasia a fuerza de esa vocación que robustece el espíritu y da sabiduría para edificar obra duradera. En posesión de una educación europea, que luego afirmó en la Universidad de Columbia, Nueva York, Estados Unidos de América, Doña Esther no desmintió nunca su amor por la cultura y en especial por las artes : la música, el bel canto, la pintura . Delicadeza de espíritu que motiva su admiración y su aprecio a la obra de la Mistral y el afecto personal hacia ella, que hizo siempre patente. Esto. explica, a no dudarlo, la corriente de afinidad que acercó a esta ilustre panameña y a la insigne poetisa chilena. Y es así que Doña Esther, Directora de la Escuela Normal de Institutoras, se sabe obligada a llevar a la gran maestra chilena y gran amiga a la intimidad del plantel que dirige . Quiere que, y así se lo pide, que ahí, acogida con fervor, con reverencia y con cariño por las educandas, abra su corazón y diga cómo fue su vida antes de alcanzar la cúspide de la fama ; cómo llegó a ser' lo que era ; cómo le es posible hablar de su origen y de sus luchas para superarse, sin resentimiento, sin dolor por todo aquello que laceró su alma y que el tiempo ha ido haciendo cada vez más lejano . Y Gabriela acepta el reto y viene a la Normal, toma posesión de la tribuna y, luego de agradecer la condecoración de la Flor del

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Espíritu Santo, Orquídea de Oro que le ha sido impuesta por la Directora del plantel, hace historia de su vida, de su pasado, de sus realizaciones, de las experiencias recogidas por los caminos de su constante peregrinar. Cumplida esta introducción entregamos la tribuna a Doña Esther Neira de Calvo a quien correspondió, como Directora del plantel, dar inicio al acto ; compromiso que cumplió con un discurso poemático de delicada y muy noble inspiración . He aquí sus palabras: "En estos momentos en que los educadores vivimos la vida angustiosa del siglo haciéndole frente en el trajín diario de nuestras escuelas a tantos y tan graves problemas, a esa fiebre de egoísmo que mantiene enfermo al mundo, a esa ansia de independencia y de liberación, mientras fuerzas interiores violentas mantienen en inquietud desconcertante el espíritu de la masa que puebla nuestras aulas, anda sola, muy sola por los caminos, como lo hizo Jesús, una mujer que ama ante todo la verdad y mucho el dolor y que busca con ansiedad de madre a los niños de la vera para hablarles de cosas bellas y muy nuevas en esta hora caótica y asfixiante en la que el odio envenena y mata las fuerzas más preciosas de la humanidad. Un corro de niños de su pueblo oyó por primera vez su Evangelio : EL CORRO LUMINOSO Corro de las niñas, corro de mil niñas a mi alrededor; oh Dios! yo soy dueña de este resplandor'!



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En la tierra yerma, sobre aquel desierto mordido de sol, mi corro de niñas como inmensa flor! En el llano verde, al pie de los montes que hería la voz, el Corro era un solo divino temblor! En la estepa inmensa, en la estepa yerta de desolación mi corro de niñas ardiente de amor! En vano queréis ahogar mi canción; un millón de niños la canta en un corro debajo del sol! En vano queréis quebrarme la estrofa de tribulación: el corro la canta debajo de Dios! Luego calzo sus sandalias de peregrina y salió de su aula para irse muy lejos y enseñarle su doctrina al mundo. Un inmenso dolor que va por los campos y senderos de la vida, cantando una canción de amor también inmenso .

" Qué

amantes son las rosas y qué amadas las espinas . . . " Y he aquí que a nuestras playas ha llegado la maestra nazarena, sola y cansado el cuerpo pero hecha su alma un haz



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de fuerzas y de fe, caldeado su espíritu por la ardiente llama de la inspiración . .. En nuestros jardines se oyeron sus pasos, lentos y seguros, en nuestras aulas vibró su espíritu, nuestro templo le abrió sus puertas .

Ha entrado ; tras ella han quedado

estelas de luz y, miradla : como e7. Divino Maestro en la montaña, se ha sentado para decir su palabra . . . descansa su cuerpo fatigado entre niños y flores del campo, mientras su mirada se clava en cada mirada nuestra y se graba en ellas su imagen que es la imagen de la maestra de un continente. Dinos, mujer transida de ternura con alma toda Fe, qué traes para dejar en esta casa que debes amar porque en ella se forman espíritus de Maestras? Maestra inspirada por Dios, maestra buena, maestra fuerte, mira la juventud que te rodea ; son las madres, las maestras del futuro ; dales tu Evangelio para esculpirlo en piedra con letras de oro en las paredes de sus aulas .

Enséñales, maestra, diles cuánto

deben hacer. Señores : Quiero confesarles que Gabriela Mistral es la inspiradora de casi toda mi labor de maestra y que también ha sido mi fuerza . En una de sus charlas de estos días nos ha dicho, refiriéndose a su obra, que cree no haber hecho más que trazar los programas que otras han cumplido . Y qué más? Eres el motivo de la obra . Sin tí no habría tenido principio ; encarnas la idea, eres la inspiración y das la fuerza . Cuántas veces, en mi trabajo diario de maestra, en mis ratos de honda amargura y desconsuelo, he abierto tus libros y leído con avidez en ellos para saciar mi sed de itnspiracióír,, de paz interior, de perdón y de reposo! Cuántas veces he hecho mía tu oración ; esa que dijiste al Señor, herida por el dolor que da en el trabajo la incomprensión y la injusticia de los que no quieren que hagamos bien :



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LA ORACION DE LA MAESTRA "Señor : Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe, que lleve el nombre de maestra, que tú llevaste por la Tierra. Dame el amor único de mi escuela ; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes. Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto . Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aun me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren . No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé . .. Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre ; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu " voluntad ardiente sobre mi vida. Amigo, acompáñame! sosténme! Muchas veces no tendré sino a Tí a mi lado . Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos ; pero Tú me oprimirás entran-s_ contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo . Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones. Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velásquez, que enseñar y amar intensamente sobre la tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de Amor". Dios, los hogares y mi Patria han puesto en mis manos una obra de enorme trascendencia . Debo forjar el alma de las maestras de mi tierra, de las que van a formar generaciones y generaciones . Sigue inspirándome ; enséñame tus métodos. Danos trabajo a las mujeres y a la juventud, deja que se pueble el mundo de tu obra como se pueblan de flores los campos y de luz los senderos . . . Entréganos tu tesoro interior, predícanos tu Evangelio .

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La América hispana necesita de sus hombres, pero más de sus mujeres ; aun puede salvarse por ellas que guardan en el hogar las tradiciones, los sagrados tesoros de nuestra raza. Enséñanos a defendernos y muéstranos para ello campos de acción . Vierte luz en nuestras mentes, cántanos tus himnos de amor y llena de paz nuestras almas. Señores : La Escuela Normal de Institutoras tenía el deber de traer a sus aulas para que viviera en ella minutos de gloria, a Gabriela Mistral . Este homenaje que le tributa encarna el amor de cada una de sus hijas . Recibidlo, Divina Maestra y permite que coloque sobre tu pecho, vaciada en oro, la Flor del Espíritu Santo, orquídea la más preciada y la más rara de nuestros bosques, la más alta insignia que la Escuela Normal de Institutoras confiere cuando rinde tributo al mérito unido a la virtud ." Ocupa enseguida la cátedra, la Divina Grabriela . Divina ; así acaba de llamarla, con toda propiedad, su antecesora en el uso de la palabra . Y, ciertamente, Gabriela ha dictado cátedra ; porque el relato de su vida, de sus sufrimientos, de sus desilusiones, de sus luchas, de sus triunfos, es una lección . Lección de coraje para hacer frente a las inconsecuencias del destino ; para derribar vallas y borrar las distancias ; coraje para hacer fértil el yermo y productiva la aridez que invade a veces el corazón del hombre; coraje para hacer de la fraternidad el antídoto contra el egoísmo y la impiedad . Es esa la esencia de su verbo iluminado . Recordemos su palabra inmensa, valiente, liberadora, aquel día de septiembre de 1931 en la Normal de Institutoras :



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"Damas y caballeros: Ante todo les pido que me excusen al comenzar a hablarles, pues las muchas y gratas emociones que he experimentado esta noche han exaltado mi espíritu . Comienzo por lamentar haber resultado una calamidad para los jardines de Panamá, pues la intención de ustedes parece haber sido la de ofrendarme todas sus flores . Las pobrecitas no han hecho nada para que se les tratara de esa manera . Agradezco de todo corazón esta insignia, por el prestigio que ella lleva que es el de ser otorgada exclusivamente por este establecimiento, pero agradezco principalmente el símbolo floral, encarnado en lo que ustedes llaman la Flor del Espíritu Santo, que sé apreciar en todo su valor debido a los rudimentarios conocimientos de botánica que poseo . Y quiero agregar asimismo esta idea tan tierna de un prendedor que recuerda uno de mis poemas en prosa, de esos poemas míos que n¿ valen casi nada . Ahora, como ustedes han ideado una serie de leyendas sobre mí, porque son leyendas todas, yo he sentido pocas veces como en este momento la necesidad de decir la verdad, después de la leyenda y de las leyendas. Hay pocas criaturas que nos hagan conocer este sacudimiento, esta necesidad, esta decisión, esta voluntad de decir la verdad . La mayor parte de las gentes tienen un gesto de insinceridad para con ellas y para con sus semejantes, cuando se trata de decir la verdad, pero desde el primer día que yo llegué a esta tierra de ustedes y estuvo a verme la señora de Calvo, desde la primera hora de nuestra conversación nos atrajo un ambiente de simpatía y por una de esas comunicaciones misteriosas que corren de ser a ser, fué para mi una hermana y tomó enseguida el carácter de hermana en mi corazón . Desde nuestra primera conversación, en el primer momento de encontrarnos, me miró de pronto á los ojos muy adentro y me dijo : Yo quiero saber su vida . Yo he dejado

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siempre que circulen sobre mí, narraciones, historias, cuentos, pero nunca se me había ocurrido contar la historia de mi vida, que resulta un cuento vivido por mí, y ese día correspondiendo a la mirada curiosa de los ojos de la señora de Calvo, pensé : "Es ci.erto, ella tiene no se qué derecho natural de oírme a mí la verdad y a que yo la cuente para ella ." No tiene mi vida nada de eso que llaman las gentes maravilloso, extraordinario, y no piensen las alumnas de la Escuela Normal que me oyen que yo voy a contarles un cuento de maravilla . Yo he dicho que hay algo de cuento en mi vida, no es precisamente lo corriente lo común en toda vida de mujer, es lo maravilloso, lo inesperado. Yo nací entre una familia de maestras . Acuérdense ustedes de una frase de Blanco Fombona sobre Sarmiento . El dijo en cierta ocasión que el pobre Sarmiento sufría de maestrocolitis aguda y es cierto que aquel hombre no supo ser otra cosa en toda su vida que maestro de escuela . Pero esa manía le valió la inmortalidad, pues su nombre ha salvado las distancias y hoy se le considera como uno de los apóstoles de más relieve en la educación popular de la República Argentina. Mi familia fué de maestros . Mi padre fué primeramente profesor de colegios privados y después fué maestro rural. Mi hermana, mi única hermana fué maestra hasta hace pocos años . Mis únicas parientes del lado paterno son dos tías que se han vuelto monjas, pero han ejercitado el magisterio en sus respectivos conventos . Mi padre fué un hombre de una cultura superior, pero caído por una desgracia familiar en el campo, él no supo resistir los peligros y el terrible influjo de la tierra, y se malogró. Yo me crié en el fondo de uno de los valles pueblerinos más bellos de Chile . Dicho valle posee preciosos paisajes que aparte de su belleza, ofrecen al viajero los más curiosos

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contrastes . En efecto, de medio cerro arriba se puede observar en el terreno una calvicie total y de medio cerro abajo reina una fecundidad preciosa . En mi persona se ha reflejado muchas veces esa naturaleza de contrastes sin ninguna transición, esa naturaleza de grandes arrebatos, de ternuras infinitas, de desesperación y de aplacamiento. A mí me enseñó las primeras letras, a mí me dió una gran enseñanza primaria mi hermana maestra . De mi madre tengo el recuerdo de una criatura muy hermosa y débil de carácter. Nunca me puso las manos encima, nunca me castigó, nunca me tocó como dicen allá . Es muy dulce que lbs niños tengan un recuerdo de su madre, idéntico al que yo tuve de la mía, la buena señora nunca tuvo su imagen nublada por una cólera, ni un momento su autoridad de madre se hizo sentir sobre mí. Pero la educación mía que estaba abandonada en el sentido de que mi madre era demasiado dulce para criarme, corría a cargo de mi hermana, o mejor dicho de mi media hermana, pues sólo era hermana de madre, una mujer llena de ternura y de un sentimiento de sacrificio por los demás, como he visto pocas en mi vida . Una mujer en la cual la vida individual no ha sido nada y la preocupación colectiva ha sido todo . Quizás yo le deba a ella esa concepción práctica del mundo que siempre he tenido. Viví yo de niña hasta los doce años en una intriga tal, en un desconocimiento casi absoluto del pasado, al extremo de

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no recordar la casa, en que habitábamos, ni una sola pared de ella, ni una mesa, ni . un mueble . Yo pasaba el día en la sala de clases de la escuela y recuerdo eso sí que tenía un bello jardín, muy amplio, muy lleno de sol y protegido con la sombra agradable de una morera, pero estos recuerdos de mi infancia no están relacionados con otros que no conserva mi memoria. Mi memoria de la infancia no es sino la memoria de los seres de la aldea, de los animales que eran mis compañías, porque jugaba con los lagartos en la mano lo mismo que con las palomas . Mi hermana me enseñó todo lo que sabía . No fui una alumna extraordinaria : tenía dificultades para las matemáticas, que aún en la fecha y a pesar de todo el tiempo transcurrido todavía me molestan, tenía dificultad también para otros ramos, una gran torpeza para el trabajo manual, facilidad para la historia, cierto conocimiento de la geografía, mucho gusto de la lectura, y hacer versos me parecía también natural, los hice desde los siete años, tod_ lo malo que cabe hacerlos a un ser humano en este mundo. Me acuerdo perfectamente de la silueta familiar de mi abuela paterna . Cuando tenía nueve años, ella, mi abuela, era una vieja muy alta, más alta que yo, con un físico más alemán que chileno y unos ojos muy claros, muy dulces y muy severos . A veces en los contornos la llamaban la teóloga, porque sabía mucho de oraciones y de ritos y de cultura



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religiosa .

Yo le debo a ella el haber sido este curioso

ejemplar de una católica bíblica, o sea de una católica que se lee toda la biblia. A esa edad de nueve años mi abuela me sentaba en un banco y me enseñaba de memoria los salmos de la vida . Yo naturalmente no entendía nada, es claro no podía entenderla. La vida de mi abuela fué muy dolorosa y llena de azares . Los sinsabores y los desengaños se habían llevado la mitad de sus razones. Cuando yo llegaba a verla, mi mamá me mandaba un poco enperifollada, con el cabello un poco rizado y con algo de polvos en la cara . Mi abuela, que era una puritana católica, me cogía desde la puerta y me decía : "Tu no vas a llevar crespos en la cabeza, ni te vas a poner nunca polvos ." Me cogía, me llev `>~ y me quitaba los rizos y me lavaba la cara rigurosamente hasta que me quedaba limpia y me sentaba después a hacerme la lectura de los salmos. Cuando ella tenía cincuenta años y acababa de formar a sus hijas, se le ftabían ido las dos al convento, lo que le hizo perder la razón que no recuperó nunca. Mis otros recuerdos familiares son los de las gentes de la aldea donde me crié, y es curioso, mis primeras nociones acerca del feminismo las obtuve de las observaciones personales que hacía en el vecindario . El feminismo campea en nuestra tierra desde hace años como una cosa racional . En

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las cercanías de mi casa había una gran finca, una hermosa granja, cubierta de viñedos al cuidado constante de siete solteronas cuya familia se completaba con un hermano único. También el hermano era el único ocioso de la familia . Las siete mujeres trabajaban para él y para las hijas que él les llevaba de tarde en tarde . Yo recuerdo de esas hermanas mujeresque cuando el turno de agua se daba a la media noche, pues el agua era muy escasa en el valle, estaban de doce a tres de la mañana, regando a la luz de una candela la viña con las faldas arremangadas . Yo las veía después hacer la vendimia, cortar los árboles, atender en una palabra a todas las labores relacionadas con la agricultura . Con esta visión constante, el trabajo de la mujer, y sobre todo el trabajo agrícola de la mujer me entró por los ojos y me convencí de que la mujer de mi tierra ha trabajado siempre. Durante ese período de mi vida no tuve la más elemental noción de lo que era la propiedad . Recuerdo eso sí, perfectamente, que cuando venía la estación de los duraznos mi mamá me decía : "Vaya donde mi comadre -casi todas eran comadres- lleve el canasto y dígale : Aquí vengo por un poco de fruta " . A veces variaba la redacción y era así : "Dice mi mamá que aquí vengo a buscar granos y que ella tiene allá uvas" . Uno de mis descubrimientos fué al saber a los doce años que la fruta se compraba y tanto me extrañó tal cosa, que aún

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hoy mismo, me resisto en pagar cara la fruta . Convenía desde mi infancia en que la legumbre debía pagarse pero la fruta no .

Otras de las emociones fuertes de mi infancia la experimenté yo al quemársenos nuestra casa . También recuerdo el constante peregrinar de las gentes del valle con dirección a nuestro domicilio con numerosos cortes de tela para el uso de la familia . Esos cortes siempre se guardaban en el fondo de la caja . Me acuerdo perfectamente de un corte como para falda de mi hermana ; otro como para blusa de mi mamá y otro como para un vestido mío. Me acuerdo perfectamente de una aldea sin casas en donde lbs patronos y las patronas vivían en comunidad y en compañía de sus criados se dedicaban a pelar duraznos que iban amontonando en enormes cestos y todos estos cuadros de un color estrictamente folklórico, no se han borrado de mi mente a pesar de las variadas y múltiples impresiones de cuadros y paisajes que se han proporcionado a mi vista en las grandes ciudades, hasta la edad de cuarentitrés años. A mi hermana se le ocurrió que me había enseñado todo lo que sabía y que había que mandarme a una escuela superior, en la capital . Allá me llevó la Directora de la Escuela que era una de las personalidades de la ciudad y era además mi madrina . Prefiero hacer sobre este recuerdo de mi infancia un poco de silencio por tratarse de una mujer que tuvo



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vinculación con mi familia y a quien me duele comentar en mal . Yo fuí un fracaso tal en la Escuela Primera Superior a cargo de profesores muy buenos, que la Directora llamó a mi mamá Y le dijo : "Comadre, usted se lleva a la niña, la criatura es completamente tonta, usted la puede poner a que haga los quehaceres de la casa . Nosotros no hemos conseguido que hable nunca y era tiempo . No hemos conseguido que escriba en el pizarrón y es enteramente taimada y muda, lo que nunca había sido verdad, y cuando me dí cuenta que por este motivo iba a ser un perjuicio para el mundo, hice el voto de soltar mi pobre lengua y de dar a conocer a la gente ,que

yo si podía hablar .

Mi mamá creyó todo lo que la

Directora le había dicho ; recuerdo perfectamente de mi salida de la escuela de la mano de ella, y con uno de esos gestos sacramentales que adoptamos cuando vamos a decidir de la suerte de una persona me dijo :

" Ya vez hija, no ha sido

mía la culpa ; tu padre dirá más tarde que no te hemos educado, él un hombre tan inteligentej" Había dentro de mí una convicción muy honda de que no tenía nada de tonta, aunque tampoco era una maravilla . Yo me quedé callada por la milésima vez y me llevó mi mamá al pueblo donde mi hermana era maestra . Me acuerdo todavía del día que entré a la cocina y me dejaron aprender todo lo necesario que no debe ignorar una buena cocinera, para que la comida que confeccione sea excelente . Había una sirvienta en

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la casa y la instruyeron para que me enseñara todo lo relacionado con la cocina . Yo me hice el propósito de no aprender nada de esto, pues me dije para mí que si aprendía a cocinar y les daba gusto en la comida, no serviría en adelante para nada útil . Por lo mismo no me preocupé ni por lavar bien un plato y cuando lo hacia les dejaba una franja fea y sucia . Si me daban a lavar una toalla, yo la dejaba como la había cogido . En vista de mi testadurez para aprender a cocinar y para hacer los menesteres de cocina, mis familiares me dejaron al fin en completa libertad para proceder de acuerdo con mis inclinaciones . Cuando tenía doce años mi mamá y mi hermana vivían desesperadas de la muchacha ociosa . Era en ese entonces muy adicta a la lectura de novelones, entre los cuales leí con predilección "Los hijos del Pueblo " de Eugenio Sue . Me aprendí los nombres de todos los personajes que desfilaban en los distintos novelones y esta lectura me inspiró la idea por primera vez de escribir una novela, cosa que no podría hacer yo en ese entonces ni podré hacer nunca. Mi padre se había ido de la casa cuando yo apenas tenía tres años, volvió a verme a los doce por un mes y después no volví= a verlo más . Tampoco me gusta tocar su memoria después de muchos años, su conducta la he olvidado perfectamente y he puesto en claro su caso como el de un hombre al cual amargó en toda ocasión el fracaso de su vida en una aldea. Cuando tenía catorce años, mi familia tuvo unos años de holgura, proporcionados por un matrimonio de mi hermana, pero de repente se perdieron todos nuestros haberes de un golpe y nos quedamos en la calle . Entonces mi mamá tuvo una idea muy peregrina, perfectamente extraña, se -le oc5irri6 que esta criatura de catorce años fuese maestra . Y en cierta ocasión



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me llamó y me dijo : "Nosotras no tenemos con qué_ vivir, tu padre, tu hermana, han enseñado, tu tienes que hacer lo mismo para ayudarnos, para salvarnos de la miseria . " -Pero no sé nada, mamá, le contesté .- -Vas a enseñar a leer, cómo no vas a poder hacer eso? -Y siempre me hacía ver que sí, que eso era posible. A la edad de catorce años tuve mi primer nombramiento de Ayudante de Escuela Rural . Empezé pues a trabajar en una forma microscópica, insignificante, casi sin importancia . Al llegar a la primera escuela rural que tuve me convencí que tenía que trabajar en una sala sin piso, es decir, con piso de tierra, y mis alumnos eran muchachos de dieciseis a diecisiete años a los cuales se les ocurría a veces hasta hacerme la corte . Yo iba demasiado tímida para que sirviera de maestra . Tenía una prodigiosa timidez de niña ; tenía miedo de hablar, no sabía contestar, pero tenía la cara muy grave, esa cara solemne que dice mi amigo Méndez Pereira que poseo y la vestimenta negra que desde entonces llevaba y un aire recogido que desde entonces adopté, me aumentaba lce años y me daba autoridad delante de los muchachos . Entonce ocurrió un incidente cómico ; como la directora de la escuel¿ ., me tomó muy mala voluntad, por negocios femeninos, los solucionó acertadamente con el palo de la escoba . Esta_ intrigas, estas malquerencias, estas enemistades entre lo maestros, estas rivalidades entre ellos que en las ciudades grandes toman un aspecto muy digno y muy elegante, en las pequeñas aldeas se revisten de un carácter primitivo y odioso . A veces pienso que la directora tenía razón . Yo siempre me escudaba en la comodidad y sintetismo de los monosílabos . En cierta ocasión, al invitarme ella a conversar de asuntos escolares, acepté y me senté frente a ella en un banco . A todas sus preguntas, a todas sus



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observaciones, a todas sus sugestiones, contestaba yo invariablemente : está bien, o tal vez . Ella continuaba: Pero diga usted cómo lo va a hacer ; que hace usted con los niños . Yo sólo sé que los muchachos la quieren a usted porque usted les ha dicho que no me quieran . Estas dificultades se aumentaron al informarse la Directora de que yo colaboraba en los periódicos de la Serena . Esta nueva circunstancia me dió a conocer de un hombre, lleno de talento, de una buena alma y un hermoso cuerpo de patriarca, quien al enterarse de mis producciones me hizo la proposición de proporcionarme una oportunidad para ir a estudiar al liceo de la Serena, por tener él las facilidades para ello por sus vinculaciones personales y políticas con el personal docente de dicho plantel de educación . El expresado señor era presidente en ese entonces de la Junta de Vigilancia del Liceo y me brindaba esa oportunidad de ampliar mis conocimientos . Yo no creí en esa promesa pues no soy crédula, pero unos dIeQ de5pué5 la directora del Liceo me avisaba que ibr tomarme como Secretaria del Colegio y a la vez como alumna ; que yo podría asistir a los cursos que quisiera y qLe había un trabajo de Secretaria que me sería otorgado y explicado . Me presenté allí y me hice la impresión de un conejo que caía en las garras de un águila, de un conejo con todas la timideces que había en mí, esas timideces que nos hacen estar callada, con la cara muy seria y con cierta sensación de alejamiento y de orgullo. Aunque yo sufría mucho con el trato de esta antipática alemana, las enseñanzas que de su compañía obtuve, las considero como las más valiosas de mi carrera en el magisterio . Ella era una mujer de horrible carácter pero una mujer de vida y de concepto. Con algunos aspectos de extranjera que trata de arreglar



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todos los defectos del pueblo donde vivía, en todos sus actos, trataba de mortificarme con una franqueza positiva que yo le agradecía . La directora se llamaba la señora Krusher y me tenía en los comienzos cierta simpatía, que creo se originaba por la similitud de nuestra constitución física. Las dos eramos muy altas, con ojos claros y aunque estuviéramos en los dos cabos del escalafón, pues ella era la Directora y yo una humilde maestra, al principio se creyó que debía concederme cierta consideración como a una criatura que debía ser protegida, pero cuando se dió cuenta de que yo no decía nada, que tenía idea socialistas, que escribía en los periódicos, y hablaba con los obreros, me trató desde entonces como un elemento plebeyo. Una muestra de ésta apreciación de la directora respecto a mi persona, la constituye el ejemplo siguiente : En cierta ocasión, me llamó y me dijo : " Ha llegado el tiempo de hacer las matrículas, usted va a encargarse de esa labor . Aquí no entra ninguna china (las chinas son entre nosotros la gente del pueblo) . Usted sabe que aquí no debe entrar ninguna china a este colegio . Por lo mismo todas las aspirantes deberán tener tarjetas de recomendación otorgadas por los Miembros de la Junta de Vigilancia. A pesar de ser tímida, siempre he considerado primordialmente el concepto de la igualdad humana, que no me lo destruye ni un terremoto y por lo mismo a todas las aspirantes chinas que querían ingresar al Colegio se las mandaba a un pariente que era miembro del Consejo de Vigilancia, para que él hiciera hincapié en su valimento de tal al recomendármelas a mí, al extremo de que cuando la Directora volvió al Colegio éste estaba lleno de chinas del pueblo . Esto la molestó sobremanera y acabó por demostrarme más abiertamente su enemistad para conmigo . De esta enemistad saqué yo grandes enseñanzas pues ella cuando me



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insultaba al mismo tiempo me decía grandes cosas . Recuerdo que en cierta ocasión, al entrar a su dormitorio, ví en una pared una imagen de una virgen de Murillo muy grande . Como sabía que ella era protestante, al entrar, me quedé embebida contemplando el cuadro y tratando de comprender a mi manera por qué éste se encontraba en tal lugar, pues estaba segura que ella no tenía ninguna devoción por la Virgen . Al ver mi asombro esta mujer singular me dijo : La diferencia que hay entre nosotras es que usted cree y tiene todas las apariencias de no creer lo cual es cierto y yo no creo y tengo las apariencias de creer puesto que creo en el arte. Me acuerdo de otra frase de esta mujer : una vez entré en su salón que estaba bellamente ataviado, pues esta mujer tenía un gran gusto artístico y se desvivía por enseñar una colección de obras de arte, entre las cuales sobresalían dos retratos, uno de Schiller y otro de Goethe . Enseñándome los dos retratos me dijo : " E1 mundo se divide en dos grandes grupos, uno de ellos, el de los inútiles se parece exactamente a Schiller, el otro, el de los preparados, el de las personas de valimento se parece a Goethe . Usted está clasificada en el primer grupo y yo en el segundo. Como siempre trataba de encontrar lunares en mi trabajo, en cierta ocasión alegó que unas notas que me mandó hacer estaban plagadas de faltas de ortografía . Parece pues que no le gustaron las notas mías y entonces me buscó algo en que yo pudiera servir en el Colegio . Hizo que me pusiera de acuerdo con un profesor de música para que juntos nos encargáramos de hacer los cantos de la escuela . Al terminar nuestro trabajo ella demostró su contento diciéndome que iba a darse el gusto de que nuestros cantos se cantaran solamente en nuestro colegio, ya que no deben cantarse en otra parte y mucho menos en las escueluchas de poca monta. Pero al contar éstas anécdotas de mi directora me he



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adelantado en la narración . Volvamos atrás : Cuando volvió de sus vacaciones y se dió cuenta de la gran cantidad de chinas que había, me llamó y me dijo : Usted no ha obedecido mis órdenes, yo la voy a separar del Colegio, pero como sabía que colaboraba en los periódicos y ésta conducta de ella no le convenía, me insinuó entonces que presentara mi renuncia por motivos de salud y yo pensaba : hacerme renunciar por motivos de salud con esta cara tan saludable! Me hizo pues escribir una renuncia y no me permitió que la firmara todavía . Se arrepintió de ello? No por cierto. Ese día se reunió un Consejo de Profesores y este episodio lo cuento para que ustedes sepan de todas las intrigas y malquerencias gratuitas que uno adquiere en el apostolado de la enseñanza y que por desgracia se practican en todo el mundo. Se reunió pues el Consejo de Profesores y ella dijo: Aquí hay un elemento que además de no servir para nada ha cometido la barbaridad de aceptar alumnas del pueblo . No puedo echarla sin exponerme a que el Presidente del Consejo de Vigilancia nos la traiga aquí de nuevo . De acuerdo con la conducta posterior que nosotros observemos respecto de ella, y que yo recomendaré, estoy segura de que se verá obligada a abandonarnos para siempre . En efecto, debemos aislarla en lo sucesivo . Que ella no tenga con quien hablar en ninguna parte ni en la mesa . Todo el conjunto de la reunión integrada por dieciocho o veinte personas entre las cuales se encontraban dos o tres curas, aceptó el cumplimiento de las condiciones de la directora respecto a mi persona . Solo una mujer se hizo íntimamente el propósito de hablarme . Por lo mismo cuando yo llegué a tomar mi almuerzo nadie me saludó; exageraron tanto la nota que ni siquiera me dieron los buenos días con palabras sino con musarañas de la cara . Nadie me contestó cuando salía a hacer la vigilancia y me sacaron el cuerpo todos . Y yo viví la leprosa unos quince días ; no más



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hasta cuando una de ellas me contó y me dijo : usted tiene que irse ; firme la renuncia que le hicieron escribir y así fue, cuando debido a la presión injustificada de la directora, me de repente en la calle, después de soportar con estoicismo los sinsabores sin cuento que me proporcionaba un humilde un humilde empleo por añadidura mal remunerado. Me acuerdo todavía de la cara trágica con que llegué a mi casa el último día y dije a mi mamá : "Mamá, ya no tengo empleo" . Pero no le di los detalles de mi tragedia en el ví

Liceo . Ella nunca llegó a saber mis vicisitudes fuera de casa y eso que murió a los 74 años . Pero de todas maneras debía saber que no tenía más empleo . Cuando se lo dije ella me manifestó lo siguiente : Hija mía, te quedan dos caminos : o que entres a la Escuela Normal para que hagas estudios regulares porque no tienes títulos o bien :, que busques otro empleo en una escuela rural para que trabajes . Pero yo no contaba con la huéspeda . El Cura párroco del Liceo de donde acababa de salir era el Capellán de la Escuela Normal de la Serena . Fui y presenté mi solicitud, me presenté a examen ; se me pidió fianza, la presenté ; certificado médico : me lo procuré . Llegué con mis dos maletitas de ropa pero la Subdirectora me regresó a mi casa diciéndole a mi mamá : " La Al demostrar mi madre asombro la niña no está admitida" . Subdirectora dijo : Usted se equivoca, señora, su hija fué rechazada a última hora . El Capellán había hecho la declaración de que yo era un elemento peligroso, que yo no tenía ideas religiosas, que era socialista y hubo un segundo Consejo de Profesores tan digno como el primero : Aceptó la proposición del Capellán de eliminar a una alumna que había sido examinada y que tácitamente el Colegio tenía la obligación de aceptar. Como lo he dicho antes, estas miserias no se viven sólo en Chile, de ellas tenemos ejemplos palpables en todas partes del mundo, principalmente en los pueblos nuestros, en donde las vemos todos los días. Salí pues de la escuela Normal, en esta curiosa forma :

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echada sin haber entrado ; eliminada sin haber sido incorporada . Yo ignoraba en absoluto la razón de mi rechazo. Vine a saberlo a los veinticinco o veintisiete años, una vez que la Subdirectora me hizo el triste relato . Tuve el gusto de mandarle un recado al Cura, en el que le demostraba que era mucho más cristiana que él. Era preciso pues, tener que volver a la escuela rural. Tan duro que me parecía hacer esto! En efecto después de haber sido Secretaria en un Liceo volver a una escuela rural! El primer día de mi cesantía, adoptando una de esas decisiones súbitas tan corrientes en los que nos dedicamos a hacer versos, tomé unos tres pesos, que por cierto ya escaseaban en mi casa y me fuí a Coquimbo para mirar el mar. Nosotros nos entendíamos muy bien . . . Cuando iba en el tren me encontré con el Gobernador de Coquimbo quien había hecho versos en su adolescencia . Nos conocíamos intelectualmente y al manifestarle mi situación apremiante él me dijo que no tenía escuela decente que ofrecerme en Coquimbo, manifestándome que,la única disponible nadie quería aceptarla por las pocas facilidades que allí se brindaban para la vida por no haber carne todos los días y presentarse otros inconvenientes casi insuperables. En vista de mi situación manifiestamente precaria, yo acepté hacerme cargo de dicha escuela . Por dificultades familiares, mi mamá no pudo acompañarme a mi nuevo trabajo y yo tuve que irme sola a encargarme de él y al llegar allí, lo primero que hice fue tratar de ganarme toda la población . En efecto : permanecí en el lugar durante dos años largos y compartía con los habitantes del lugar todas las labores del campo . Como noté que muchas personas por virtud de sus ocupaciones no asistían a las clases diarias de la escuela, abrí una escuela nocturna gratuita y en la noche había un

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lleno completo pues tenía alumnos hasta de setenta años . Por la noche, después de clases, los viejos llevaban sus guitarras y comenzaban a cantar ; los muchachos me llevaban frutas de todas clases y los domingos me daba el gusto de pasear a caballo ; uno me llevaba la montura ; otro el caballo y un tercero me acompañaba en el paseo . Esa es la escuela rural que ustedes han hallado en los versos míos, y ese es el bautismo mío de la escuela rural . Nunca tuve el menor disgusto con ellos, nunca me hicieron el menor daño, vivía en su campañia como en la de mis familiares . Pero por eso no había cejado en mi propósito de obtener el título de normalista . Yo tenía un amigo, mi único amigo de la Serena, un médico del lugar, quien al informarse de mis aspiraciones me aconsejó que fuera a buscar ese título a Santiago. Seguí su consejo y me dirigí a Santiago en compañía de una amiga de colegio . Iba con el alma muy triste, por distintas causas y por las decepciones que ya había sufrido y les cuento a ustedes el rasgo cómico siguiente : Preparé mis exámenes a cono :-encia pero siempre tenía ciertas dificultades con la inst, : :-~ción cívica . Al llegar al examen y convencerme cae que era asignatura obligatoria opté por salirme del salón, pero la amiga que me había acompañado, al observar mi conducta, a viva fuerza me hizo regresar y pasar el examen tan temido . En esta forma fantástica obtuve pues el titulo de maestra normalista que engloba los estudios desde el primero hasta el quinto año de ese curso. Posteriormente, actué como profesora de Historia y Geografía, y de Castellano en un Liceo del Norte de Chile, cerca de Santiago y después practiqué el apostolado del Magisterio en Antofagasta. Les he contado anteriormente el comienzo de mi carrera como profesora en los planteles de educación de Chile que empecé a ejercer a los dieciocho años y como me parece que he



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hablado bastante y estoy abusando del público que me escucha, les prometo contarles el resto de mi vida, o sea a partir de ese lapso, cuando dentro de tres años regrese por esta tierra, haciéndoles saber asimismo que mi vida no ha tenido nada de admirable. La señora de Calvo diga algo a las maestras que no crean que nadie tampoco que nadie hace a

quiere que antes de terminar yo le y yo podría decirles solamente esto: destruye a nadie pero que no crean nadie . En algunas circunstancias de

mi vida, ésta se me ha mostrado hostil y se me ha cerrado como un puño, pero a pesar de esto la vida no me ha destruído a mí y las gentes no me han hecho nada . No hay ilusión peor que creer que alguien está expresamente interesado en hacernos bien o mal . Sólo Dios y nosotros mismos con nuestras actuaciones personales y con nuestra conducta para con nosotros mismos o para con los demás nos hacemos el bien o el mal. Si hay algo que asombre en la vida mía, es que en el curso de ella no me he servido de ningún apoyo, no he pertenecido nunca a ninguna secta ni a ningún partido . Sola, como un fantasma, me he defendido siempre y no he sucumbido en la lucha . A veces opino que uno debe creer en lo sobrenatural y en lo providencial . Más en lo sobrenatural y en lo providencial un poco menos . Yo no soy lo suficientemente vanidosa para creer a Dios ocupado en mí En todos mis actos he siempre usado una gran solamente . dosis de resistencia . Si algo tengo que enseñarles a ustedes es eso, una gran resistencia : resistencia, dolores más tarde, desengaños e ingratitudes después. Yo le entregué al principio mi corazón a las fieras y ellas lo hicieron sangrar copiosamente . Pero llegó un momento en que conocí el bien ; que me dí cuenta que para evitar los escollos de la vida, debe uno tener sencillamente

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la medida exacta de las cosas y de las criaturas y emplearlas acetadamente en consonancia con su condición y con su tamaño. La satisfacción de ser poseedoras de un título de normalista, no debe in tan lejos al extremo de considerar que ese título les de todo, pero tampoco deben hacerlo objeto de menoscabo, porque ese título representa un poco de esa sangre de juventud que nunca llega a recuperarse. Y en cuanto a los goces de la profesión, yo les digo que el único tangible, consiste en hacer el bien a toda costa, en enseñar con el corazón, con sinceridad y con entusiasmo ; en el cumplimiento en fin, de ese deber que nos hemos impuesto al comenzar a practicar el apostolado de la enseñanza. Y por último, además de ser tolerantes, de ser humanas, debeis revestiros de un poco de estoicismo y mucho de cristianismo . Y para no ser crueles, os aconsejo asimismo que debeis acordaros de algunos episodios de esta misma vida mía, qúe acabo de contaros a medias, y de todo lo dicho, podeis convenceros, así como también con la lectura de mi producción literaria, de que la única ventaja que por acaso pueda tener yo sobre las que se llaman grandes maestras, es la ventaja de la palabra, de esa palabra que hice la promesa de adquirir en circunstancias difíciles de mi azarosa existencia. Muchas gracias a todos los que han tenido la paciencia de escuchar esta larga peroración mía, y a los cuales, tal vez un deber de cortesía, que no la importancia de lo dicho, ha permitido oir mi voz por tanto tiempo . " Concluyó la ceremonia y quedó para la Historia la presencia de Gabriela Mistral en Panamá y, asímismo, su palabra dicha con autoridad y con amor a las futuras maestras panameñas, en aquellos días en formación . Y como regalo del Cielo el encuentro de las dos maestras en comunión de ideas había robustecido la fe en la

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nobilísima y abnegada misión de enseñar.

Este trabajo apareció publicado en el diario "E1 Panamá América " , ciudad de Panamá, República de Panamá, el primero de diciembre de 1993, Día del Maestro, en homenaje a los educadores panameños .

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