GENOCIDIO AL MOVIMIENTO GAITANISTA

GENOCIDIO AL MOVIMIENTO GAITANISTA El exterminio de Estado, premeditado, masivo y sistemático de los miembros del Movimiento Gaitanista en las décadas

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GENOCIDIO AL MOVIMIENTO GAITANISTA El exterminio de Estado, premeditado, masivo y sistemático de los miembros del Movimiento Gaitanista en las décadas de los 40 y 50 y, el magnicidio de su máximo dirigente, Jorge Eliécer Gaitán, constituyen, sin duda alguna, uno de los casos más documentados y dramáticos del Genocidio Político en la historia de Colombia, lo que no ha sido óbice para que deliberadamente la historia oficial lo haya desconocido y tergiversado. El Movimiento Gaitanista no fue un simple sector del Partido Liberal, como se suele presentar, sino un proyecto político que Gaitán fue construyendo a lo largo de su vida pública, desde diferentes escenarios partidistas; con una militancia que se nutría tanto de liberales, como de conservadores, de socialistas, de comunistas y gentes sin filiación partidista; con un cuerpo ideológico y doctrinario propios, y con una estructura organizativa autónoma, de alcance nacional. La llamada Violencia con mayúscula, lejos está de ser una simple prolongación de las guerras civiles entre liberales y conservadores propias del siglo XIX. En realidad fue una persecución dirigida principalmente contra el Movimiento Gaitanista, patrocinada por el gobierno conservador con la complicidad del oficialismo liberal; teniendo como propósito, eliminar la inminente llegada al poder del proyecto de transformación democrática liderado por Gaitán. Para no incurrir en lo que podría interpretarse como otra versión más sobre lo anunciado, expondré hechos reales basados exclusivamente en documentos originales. Para tal propósito es fundamental iniciar esta exposición con una breve descripción y análisis del proyecto político de Gaitán, que empezó a plasmar desde su juventud cuando escribió su tesis de grado “Las Ideas Socialistas en Colombia”, complementándola con la presentación de su tesis de doctorado en Roma sobre el “Criterio Positivo de la Premeditación en el delito”, con lo que le dio un vuelco a los paradigmas del derecho penal. Estos documentos son textos analíticos que revelan la manera como Gaitán estructuraba su pensamiento y el sentido que a sus ideas daba a través de una formación filosófica y científica que le sirvió de eje conductor y forjador, no

sólo de sus posiciones como pensador e ideólogo, sino también a la gestación de unas tácticas de lucha que fueron muy suyas, originales y exitosas.

A su regreso de Roma en 1927, cuando aún imperaba en Colombia la Hegemonía Conservadora, Gaitán adhiere al Partido Liberal porque, como lo había planteado desde su juventud, era más fácil cambiarle las ideas al partido que cambiar el apego cultural que la colectividad le tenía al color de las banderas. Esta premisa partía de la importancia esencial que le otorgaba a la relación entre procesos políticos y cultura, entendida ésta como recipiente donde anidan nuestras ideas y emociones que determinan nuestro accionar. Fue entonces elegido parlamentario, posición desde la cual, empleando las técnicas forenses que como penalista había adquirido en su doctorado en Roma, asume, frente a la “Masacre de las Bananeras”, la defensa política de las víctimas y sus familiares. A partir de allí se le llamó el Tribuno del Pueblo. En 1930, el Partido Liberal derrotó electoralmente a la Hegemonía Conservadora, con el nombre de Enrique Olaya Herrera, que es elegido Presidente de la República. Olaya incorpora a Gaitán, -por su ardua lucha en defensa de una reforma agraria y la organización de las ligas agrarias-, en la comisión que debía redactar el proyecto de ley para tal efecto. 2

Pero, las directivas del Partido Liberal se oponen a sus propuestas, buscando – por el contrario – preservar los intereses de los terratenientes que se habían apoderado de los baldíos colonizados por los campesinos. Al no comulgar con los planteamientos de las directivas del liberalismo, anuncia públicamente su retiro del partido:

“Mientras no entremos de lleno a la defensa de nuestro pueblo, en su educación y en su técnica, mientras no existan leyes que eliminen la explotación latifundista y procuren la repartición de la tierra y permitan que cada hombre bajo el sol tenga un pedazo de ella; mientras no nos rebelemos audazmente contra el sistema individualista, que se basa en la explotación de los más por los menos, para reemplazarlo por la norma socialista que busca la equidad y garantiza que uno goce de aquello que es producto de su trabajo, todas las medidas que se adopten sólo tendrán ventajas para los especuladores, para los más hábiles y menos laboriosos; sólo traerán miseria y pobreza, hambre y dolor para la gran mayoría de nuestro pueblo¨.

En 1933, ingresa a la ya existente Unión Nacional

Izquierdista

Revolucionaria

(UNIR),

partido

fundado por campesinos liberales de izquierda, en apoyo y defensa de los sectores populares que impulsaban la lucha por la tierra emprendida por colonos y arrendatarios, eminentemente del Sumapaz. Es bajo este escenario político que Gaitán crea el órgano periodístico “El Unirismo” y presenta públicamente el Manifiesto del Unirismo, la plataforma política que lo acompañará hasta el final de sus días. Gaitán pronto reafirmará su 3

idea de que un cambio de sistema, no era posible desde un “tercer partido” y que sería más fácil lograrlo desde las filas históricas del Partido Liberal, siendo la vía que, por razones culturales, acataría mayoritariamente el País Nacional, como denominaba a quienes constituían las grandes mayorías que, sin distingo de partido ni de oficio, desde el empresario, pasando por el empleado, el obrero o el campesino, construían patria trabajando por el bien de sus familias y de la colectividad, enfrentado al País Político u oligarquía que utiliza la política para enriquecerse y su dinero para adquirir mayor poder político. Es así como públicamente dirá:

“…la obra en Colombia es más difícil que en pueblos más avanzados… Nuestras masas en lo político no tienen un sentido distinto del fonético: el ¡Viva al partido conservador! o ¡Viva al partido liberal! Pero llame usted a gentes de medianas nociones y trate de indagar la diferencia de ideas que para ellas significa la diversidad del grito. No será mucho lo que haya de lograr… Y sin embargo, la obra tendrá que realizarse.” Es a causa de estos llamados “quistes sicológicos”, propios de la cultura, que en 1935, Gaitán regresa al Partido Liberal con el propósito de convocar y unir al pueblo de todos los partidos bajo la bandera de las ideas socialistas, buscando convertir al Partido Liberal en el Partido del Pueblo, en contra del poder de las oligarquías. Como él mismo lo afirmó: “En lo económico y social somos integralmente socialistas y andan equivocados todos los que pretenden establecer incompatibilidad entre el liberalismo y el socialismo colombianos. Por el contrario, son movimientos que deben fundirse y luchar al unísono”. Esa nueva corriente política, amplia y popular dentro del Partido Liberal orientada hacia “la Restauración Moral y Democrática de la República”, en busca de una Democracia Directa, donde el pueblo fuera el protagonista central de los destinos del país, dio origen al Movimiento Gaitanista, en el momento en que las directivas del liberalismo escogieron “a dedo” al candidato oficial del partido, de espaldas a la participación popular en su escogencia, principio nodal de la concepción de la política que tenía Gaitán. Así, Gaitán invita a quienes comparten sus ideas a conformar una organización política autónoma con una Dirección Nacional propia y soberana, con una plataforma ideológica diferente a la del liberalismo oficial, teniendo como meta la instauración de 4

una Democracia Directa. Es así como se da inicio a la organización de un aparato independiente, que contaba con una Dirección Nacional Liberal Gaitanista, con sede propia, situada en la calle 14 con carrera 7 y con un órgano periodístico llamado Jornada, como vocero oficial del movimiento. Como pruebas al canto, escogimos algunas muestras al azar de las millares de cartas con papel membrete del Directorio Nacional Liberal Gaitanista, de los directorios departamentales o municipales gaitanistas, enviadas a Gaitán desde todos los rincones del país. Por ejemplo, desde Antioquia, el 13 de octubre de 1945, en carta con membrete de la Tesorería General del Gaitanismo de Antioquia, le envían un detallado informe sobre la organización; desde B/quilla, el 14 de Noviembre de 1945, el presidente del Directorio Departamental Liberal Gaitanista, le escribe informándole sobre la elección de nuevos miembros; desde Medellín, el presidente de la Dirección Liberal Gaitanista, le escribe el 10 de enero de 1946, informándole sobre la marcha exitosa del movimiento y denuncia una severa persecución contra los miembros de la organización;

el 20 de mayo de 1946, la Dirección Nacional Liberal Gaitanista, felicita “a todos los componentes de esa interesante organización por la forma vigorosa con la que prestaron su concurso en la cívica jornada del cinco de mayo”; desde la ciudad de 5

Pasto, después del resultado electoral, recibe una carta del Directorio Liberal Gaitanista de Nariño, manifestando su militancia gaitanista de corazón y manifiestando estar atentos a cumplir con las directrices para continuar la lucha hasta el final; el 14 de agosto de 1947, desde el Directorio Liberal Gaitanista de Samacá, le envían una carta felicitándolo “por el gran éxito que han tenido en la Organización del partido para la Reconquista del Poder”.

Ese sinnúmero de cartas y telegramas del Archivo Gaitán, demuestran cómo el Movimiento Gaitanista era una fuerza indiscutible y en crecimiento que, siendo liberal, contaba con una organización totalmente independiente de la oficialista, proyectándose 6

como una clara amenaza, no solo para el oficialismo liberal sino para el Establecimiento. Tanto así que, para las elecciones presidenciales de 1946, los dirigentes oficialistas de los dos partidos unieron sus intereses para enfrentar a Gaitán. Incluso, Alfonso López Pumarejo escuchó los resultados electorales en unión del candidato conservador Ospina Pérez. El gobierno del liberal Alberto Lleras Camargo alentó a los dirigentes del Partido Conservador y a los liberales oficialistas, partidarios del candidato Gabriel Turbay, a frenar la llegada de Gaitán como Candidato del Pueblo al poder, como lo relató, José María Villareal, en entrevista con los historiadores Rocío Londoño y Medófilo Medina:

“… en conversación con Álvaro Gómez Hurtado y Jorge Leiva, me pidieron que yo fuera la persona que les ayudara a organizar el conservatismo de Soatá (Boyacá) para que volvieran a votar, que el presidente Lleras daba todas las garantías… Lleras Camargo reforzó las garantías diciendo que si tenía que echar una bomba de dinamita sobre Soatá para que dejaran votar a los conservadores, lo haría. Al fin pudimos votar y ganamos, como era previsto. El Directorio Nacional quedó muy agradecido con mi intervención. Ahí fue cuando ingresé a la política nacional al llegar al Senado, pero a comienzos de ese año me nombraron Gobernador de Boyacá… y el presidente me pidió organizar la Popol, la Policía Política.”

Este propósito que comenzó con la idea de frenar la llegada de Gaitán a la Presidencia, se convirtió en el comienzo de la persecución y asesinato sistemático de los seguidores del proyecto político de Gaitán. En 1946, la represión se extendió y se agudizó con el triunfo de Mariano Ospina, quien al posesionarse como presidente de la República conformó un grupo de policía departamental popularmente llamada “chulavita”, por ser gente originaria inicialmente de la vereda de Chulavita en Boyacá. Su tarea era asesinar campesinos liberales y conservadores, simpatizantes del proyecto político de Gaitán, con el fin de mantener la división partidista y azuzar el enfrentamiento y el odio entre el pueblo. 7

Hechos que fueron recopilados e investigados por Gaitán, como se demuestra en los informes que acompañaron sus denuncias oficiales y que se conservan en el Archivo Gaitán

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Ya para entonces el Movimiento Gaitanista era imparable y la figura de Gaitán se imponía frente al oficialismo liberal liderado por Santos, López y Lleras, logrando una mayoría indiscutible en las votaciones de 1947 para el Congreso, las asambleas y los concejos. Los oficialistas del Partido Liberal debieron entonces someterse a la voluntad de las urnas entregándole a Gaitán, el 24 de octubre del mismo año, la jefatura única del Partido Liberal y convirtiendo la Plataforma del Colón, la plataforma ideológica del Movimiento gaitanista, presentada por Gaitán en enero de 1947 en una convención popular-, como los Estatutos oficiales del Partido Liberal orientados por el gaitanismo, donde se anuncia como primera medida que:

El Partido Liberal de Colombia es el Partido del Pueblo 9

La persecución oficial contra el proyecto político de Gaitán avanza con más furia, a medida que el gaitanismo se impone como corriente directora del liberalismo, tanto así que su líder emprende una extensa correría alertando al pueblo, como lo consigna el periódico Jornada del 13 de abril de 1947: “Pueblo de todos los partidos: ¡os están engañando las oligarquías! Ellas crean deliberadamente el odio y el rencor a través de sus agentes, asesinando y persiguiendo a los humildes, mientras la sangre del pueblo les facilita la repartición de los beneficios económicos y políticos que genera tan monstruosa política”. A su vez, los Estados Unidos manifiestan su gran preocupación por la victoria de Gaitán y su proyecto político, como lo expresó el embajador John C. Wiley, el 16 de mayo de 1947 en su despacho 2358:

“…Gaitán parece estar a punto de secuestrar al partido liberal y es posible que logre hacer lo mismo con la CTC (Confederación de Trabajadores de Colombia). El periódico de Gaitán, Jornada vende 15.000 ejemplares, pero sostiene que podría vender 100.000 si pudiera conseguir el papel. La Embajada no cree que Gaitán apele a la violencia para lograr sus metas, pero no puede ocultar su temor ante los éxitos políticos que pueda tener, pues quienes lo conocen señalan que no admira a los Estados Unidos. Se ha declarado partidario de nacionalizar la banca, las cervecerías y las empresas de servicios públicos, y ha propuesto otras formas de socialismo de Estado que, con el tiempo, podrían abarcar la industria petrolera”. El ambiente hostil y la persecución contra el Genocidio al Movimiento Gaitanista arreció hasta convertirse en un genocidio sistemático, premeditado y generalizado, tanto así que Gaitán se vio obligado a dirigirle al Presidente Ospina tres Memoriales de Agravios, donde enumeraba con nombres propios, lugares y hechos concretos, las masacres y asesinatos que venían sucediéndose a lo largo y ancho del país. No habiendo recibido respuesta efectiva a sus denuncias, Gaitán convoca la fuerza de la presencia popular en las calles realizándose el 7 de febrero de 1948, una gran manifestación pública y nacional, llamada la Manifestación del Silencio, cuya 10

consigna era que los participantes asistieran en total silencio agitando banderas negras. En Bogotá, una ciudad de 500.000 habitantes, se conglomeraron 300.000 personas que, rompiendo todos los principios de la psicología colectiva, guardaron absoluto silencio. Llegaron de todos los rincones de Colombia, a pie, a caballo, en buses, con el propósito de exigirle al gobierno que cesara la Violencia. Gaitán expresa su posición en la “ Oración por la Paz”, frente a la Violencia oficial propiciada por las autoridades y señala directamente como responsable de este Genocidio al gobierno del Presidente Ospina y al propio presidente.

Durante la manifestación simultánea a la “Manifestación del Silencio” que se realizó en Manizales, como se realizaron en todas las capitales del país, transmitiendo en directo por radio el discurso de Gaitán, la fuerza pública arremetió contra los manifestantes reunidos en silencio, disparando contra ellos. El 15 de febrero de 1948, Gaitán viajará a Manizales para participar en homenaje a los caídos y frente a las tumbas de los gaitanistas asesinados pronunciará la Oración por los Humildes,.

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Cincuenta y tres días después el Líder Popular Jorge Eliécer Gaitán es asesinado en pleno centro de Bogotá, como parte integral e indisoluble del Genocidio al Movimento Gaitanista; violencia que, a partir de ese momento se extendió con más intensidad, porque ya sin Gaitán el Partido Liberal volvió a manos de los aliados del gobierno conservador de Ospina Pérez, desamparando al pueblo perseguido. Para defender sus vidas, el pueblo gaitanista, que para ese momento había hecho simbiosis con el pueblo liberal, tuvo que internarse en el monte y así se dio con el tiempo y las circunstancias, inicio a la lucha guerrillera que no ha tenido solución hasta hoy. No existe una estadística exacta de la cantidad de víctimas que produjo esa dolorosa etapa de la historia nacional, aun cuando muchos historiadores hablan de 300.000 muertos, sin mencionar el sinnúmero de desplazados y despojados. Esto representa el asesinato del 2,5% de la población colombiana que, para el momento, contaba con 12 millones 500 mil habitantes(1), entendiéndose que para hoy sería el asesinato de 1millón 100 mil colombianos y colombianas. No cabe duda entonces que la magnitud del Genocidio al Movimiento Gaitanist, sobrepasa el valor que, con el tiempo le ha otorgado el imaginario colectivo y que este inconmensurable genocidio no se limita al magnicidio de Gaitán.

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Con el ascenso al poder de las élites liberales y conservadoras bajo el Frente Nacional, se optó por el ocultamiento, el perdón y el olvido, dejando semejante monstruosidad en una completa impunidad juridica e histórica, situación que se mantiene hasta nuestros días. Mientras no se acepte y se asuma con seriedad esta etapa del Genocidio en Colombia, seguirá siendo mutilada la verdad histórica y la elucidación de otros casos más recientes de genocidio, se verán empañados en sus posibilidades de esclarecimiento, porque la impunidad jurídica, histórica y social, que ha venido imperando, estimulará a quienes tienen en sus manos la justicia y la transmisión de la memoria histórica, propiciando el amparo de los simulacros de investigación, haciendo reinar, hoy como ayer, la impunidad, el encubrimiento y la tergiversación de los hechos en favor de los victimarios.

A los grandes héroes no solo los asesinan físicamente sino que denigran y distorsionan su legado político para acabar también con el sentimiento mismo de la razón de su existencia y de su legado ideológico. Hace parte de la autoría intelectual del crimen. El Genocidio no termina con la eliminación física de sus víctimas, se prolonga con el genocidio estatal a la memoria de las luchas populares. __________________________________________________ MOVIMIENTO GAITANISTA [email protected] Bogotá, 19 de noviembre de 2010 Fuentes: Las fotos de J-E. Gaitán y las cartas hacen parte del Archivo Gaitán (1) Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), Dirección de Censos y Demografía, Grupo de Proyecciones.

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