Todo cristiano tiene el deber de promover las vocaciones para el bien de la Iglesia

GUÍA PRÁCTICA DEL

PROMOTOR VOCACIONAL SEGLAR ¿Qué es la vocación sacerdotal? ¿Quién puede ser un promotor vocacional y cuáles son las actitudes interiores que debe tener en la búsqueda? ¿Búsqueda de vocaciones? ¿Quiénes son estos jóvenes con posible vocación? ¿Dónde buscar estas vocaciones? Cultivo de vocaciones Trabajo en equipo

¡Venga tu Reino!

INTRODUCCIÓN “¡Vosotros los jóvenes comprenderéis porqué es necesaria esta conversión del corazón! Porque vosotros sois conscientes de la otra voz, que habla dentro de vosotros y alrededor de vosotros, una voz contradictoria. Es una voz que dice: “Bienaventurados los soberbios y violentos; los que prosperan sin importarles el precio; los que no tienen escrúpulos; los duros de corazón; los descarriados; los que instigan la guerra y no la paz; los que atropellan a quienes se encuentran en su camino”. Y esta voz parece tener sentido en un mundo en el que triunfan con frecuencia los violentos y en que da la impresión que los deshonestos tienen éxito.“Sí” –dice la voz del mal- “éstos son los que vencen”. “Bienaventurados”. Jesús ofrece un mensaje muy diferente. Cerca de aquí, Jesús llamó a sus primeros discípulos, al igual que os llama a vosotros. Su llamado exige una elección entre las dos voces que compiten por ganar vuestro corazón. También ahora, en este mismo monte, es la elección entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte. ¿Cuál es la voz por la que optarán los jóvenes del siglo XXI? Confiar en Jesús significa que queréis creer en lo que Él dice, por más raro que parezca, y que rechazáis las seducciones del mal, por más razonables o atractivas que puedan parecer”.

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(Juan Pablo II, Homilía en el monte de las Bienaventuranzas)

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¿Qué es la vocación sacerdotal? La vocación al sacerdocio es: Un misterio de amor entre un Dios que llama por amor y un hombre que le responde libremente y por amor. Un llamado a ser puente entre Dios y los hombres. Un llamado a seguir en el mundo, para salvarlo, pero sin ser del mundo. La decisión de un joven que quiere dedicar su vida a ayudar a sus hermanos a salvar sus almas y hacer este mundo más como Dios lo pensó. La vocación al sacerdocio NO es: Un sentimiento: se suele decir que “siento la vocación”. En realidad la vocación no se siente. Es, más bien, una certeza interior que nace de la gracia de Dios que toca el alma y pide una respuesta libre. Si Dios te llama, la certeza irá creciendo en la medida de que la respuesta vaya siendo más generosa. Un destino irrevocable (ineludible): Muchos creen que el que tiene la vocación “se va porque se va”. No. La vocación es un misterio de amor y el amor es siempre libre. Si no se responde con generosidad, el llamado de Dios queda frustrado. Un refugio para el que tiene miedo a la vida. Una carrera como cualquier otra: es una historia de amor. Una seguridad matemática: en la vocación sacerdotal tienes que aceptar el riesgo del amor, pero recuerda que es un riesgo en manos de Dios.

Promotor ¿Quién puede ser un promotor vocacional y cuáles son

las actitudes interiores que debe tener en la búsqueda?

Todo cristiano tiene el deber de promover las vocaciones para el bien de la Iglesia, sin pastores no habrá quien guíe, apaciente e interceda ante Dios por su rebaño. Toda persona que busca promover las vocaciones debe tener la firme convicción de que Dios está llamando a muchos jóvenes para que consagren su vida a Él. Esto no es un optimismo ciego y vacío sino es una convicción que brota de la fe.

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Dios se vale de instrumentos humanos para animar, iluminar y acompañar a las personas en su vocación. La oración y el sacrificio por las vocaciones son muy necesarios y son parte integral del trabajo vocacional. “Si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles”.

¿Búsqueda de vocaciones? “Para el Señor se escoge lo mejor” Implica formar el hábito de identificar la posible vocación entre los jóvenes y adolescentes que el Señor pone en nuestro camino (familiares, amigos, conocidos, fieles de la parroquia, etc.)

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Quién ¿Quiénes son estos jóvenes con posible vocación? Aquellos jóvenes y adolescentes que ya han expresado un interés vocacional, sin excluir a los que son sensibles espiritualmente y poseen todas las cualidades para seguir la vocación. Con buena salud física, que les sea posible soportar un ritmo de trabajo intenso. Salud psicológica, equilibrados, sin complejos que no tengan problemas para relacionarse con personas de todo y tipo y edad. Fortaleza de carácter, que puedan soportar presión. Nivel intelectual medio-alto. Buena conducta moral. Honesto, abierto. Edad, de 12 a 30 años. Nivel cultural medio-alto. Factores que se deben tomar en cuenta. De preferencia que no sea hijo único, para no dejar sin apoyo a los padres en su vejez. Familias armoniosas.

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Los jóvenes que ya han estado en otros seminarios difícilmente se adaptarán a otro seminario, si bien no se descarta. Hay que tener mucha prudencia en el manejo de esta información, ya que es difícil aplicarlo, se deben tomar en cuenta muchos otros factores personales, y sobre todo al Espíritu Santo. Por lo que el promotor vocacional debe dejar la decisión final al promotor vocacional sacerdote o religioso de la zona que le corresponda.

Dónde ¿Dónde buscar estas vocaciones? Crear o contactar fuentes que permitan la relación con jóvenes que puedan llegar a ser posibles vocaciones. Características de una buena fuente vocacional: En donde se encuentren hombres y mujeres con una buena calidad humana y espiritual. Que sean factibles de visitar o que prometan a largo plazo, lo que implicaría el cultivo de los dirigentes. Posibles fuentes ya existentes: Colegios católicos o con buena formación humana. Organizaciones o grupos de oración o de apostolado. Parroquias, coros parroquiales o grupos juveniles. Sacerdotes, religiosas, profesores de colegios o universidades, líderes de grupos juveniles que puedan proporcionar contactos vocacionales. Sugerencias para la creación de fuentes propias: Núcleos de oración, con jóvenes o matrimonios jóvenes. Conferencias para familias y sobre todo para jóvenes. Conferencias de educación. Retiros. Peregrinaciones. Algunos consejos para la creación de estas fuentes: Encontrar nuevas iniciativas; no cerrar la imaginación.

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Cuando se hace alguna actividad no perder el objetivo principal: detectar y dar seguimiento a posibles vocaciones. Para este efecto diseñar algún sistema que nos permita conseguir datos personales como teléfono y dirección de los jóvenes que asisten a la actividad, o apoyarnos en el material de promoción vocacional como, tarjetas con la oración vocacional, páginas de internet de congregaciones y seminarios, etc Evitar invitar jóvenes que tiendan a causar problemas o que requieran más atención de la que tú le puedas ofrecer. Ellos pueden influir creando un clima negativo e impidiendo que los demás reciban los beneficios de la actividad. Estar seguros de que las actividades sean sanas, equilibradas con diversión, amistad, aventura, etc, para no dar a los jóvenes ideas falsas sobre la vida espiritual. Es importante promover vigorosamente todas las actividades organizadas por los Círculos de Acción Vocacional (CAV) que son estructuras vocacionales que funcionan en varias ciudades de la República y que apoyan la labor vocacional de los promotores vocacionales, tanto sacerdotes y religiosos como seglares. Es importante que todos los chicos y chicas sean invitados a todas las actividades organizadas por los promotores vocacionales sacerdotes o religiosos a fin de que puedan entrar en contacto directo con un seminario o centro vocacional.

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Cultivo Cultivo de vocaciones: Cultivar significa fomentar el crecimiento de la semilla que Dios ha plantado en el alma del joven. Hacer oración y sacrificio por las vocaciones. Ayudar a extender la cadena de promotores vocacionales motivando a otros a sumarse a ella. Promover las páginas vocacionales de Internet. Buscar apoyo para promover vocaciones en colegios católicos a través de folletos y standsvocacionales en eventos juveniles. Establecer una relación. Con cada contacto, el joven escala otra etapa en su generosidad con Dios y por ello hacia la vocación. Tú le estás ayudando a que responda a Dios, no a ti.

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Animarle a dar el paso más generoso que él es capaz de hacer por el momento: tiempo personal para la oración diaria, aprender más sobre su fe, puede sugerirsele algún libro sobre la vocación. Es importante motivar, sugerir y ayudarle a conseguir los medios prácticos y la información necesaria a la familia o al joven para proponerle una vocación. Ponerle en contacto con el equipo de promotores vocacionales sacerdotes de la zona o por medio del CAV. Promover y apoyar los apostolados que ayudan a encontrar contactos y cultivar la vocación. Cuando se está cultivando a un joven que no manifiesta interés en la vocación pero, tiene las cualidades de una posible vocación, invitarle a tomar parte en actividades que no sean especificas para vocaciones pero que le puede dar una experiencia espiritual o apostólica como misiones, retiros, etc. Cuando sea posible, invita a los jóvenes a comenzar un taller de Núcleos de Vida Cristiana (oración , formación o apostolado). De esta manera se estará cultivando espiritualmente y nos podrá poner en contacto con más jóvenes. Resolver dudas, preguntas, corregir conceptos erróneos sobre una vocación requiere esfuerzo para formarte e informarte, consulta a los promotores vocacionales sacerdotes o religiosos de tu zona y procura ir a convenciones y seminarios del CAV, pregunta a tu coordinador de CAV sobre las próximas convenciones, etc. En general, es importante ser prudentes, como lo requiere la importancia de la vocación, pero siempre usando motivaciones convenientes junto con un respeto sincero por la persona a quién estás ayudando. Cultivar al chico hasta que hace una decisión o muestra que no está interesado.

Trabajo en equipo Mantener informado al coordinador del Círculo de Acción Vocacional (CAV) o al promotor vocacional sacerdote o religioso de la zona sobre los acontecimientos ocurridos y las dificultades encontradas.

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