GUÍA PROFESIONAL PARA INGENIEROS JÓVENES

GUÍA PROFESIONAL PARA INGENIEROS JÓVENES INGENIERÍA DE MÉXICO, A.C. WILLIAM E. WICKENDEN Original Publicado y Distribuido por: ENGINEEERS’ COUNCIL F

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GUÍA PROFESIONAL PARA INGENIEROS JÓVENES

INGENIERÍA DE MÉXICO, A.C.

WILLIAM E. WICKENDEN Original Publicado y Distribuido por: ENGINEEERS’ COUNCIL FOR PROFESIONAL DEVELOPMENT

Según versión española de la revista técnica I E M

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UNA GUÍA PROFESIONAL PARA INGENIEROS JÓVENES WILLIAM E. WICKENDEN Publicada y Distribuida por: ENGINEERS’ COUNCIL FOR PROFESSIONAL DEVELOPMENT United Engineering Center 345 East 47th Street New Cork 17, N.Y.

Capítulo I LA HERENCIA DEL INGENIERO La Ingeniería fue un arte durante largas centurias antes de que se convirtiera en ciencia. Sus orígenes datan desde la más remota antigüedad. El joven ingeniero puede decir, con verdad y orgullo. “Soy el heredero de las edades. Tubal-Caín, a quien el Génesis sitúa siete generaciones después de Adán y a quien describe como el instructor de cada artífice en el latón y el hierro, es el padre legendario de mis habilidades técnicas. Los primitivos fundidores de hierro y cobre; los viejos trabajadores en el bronce y los forjadores del acero; los descubridores de la palanca, de la rueda y del tornillo; los osados constructores que primeramente utilizaron la columna, el arco, la viga, la cúpula y el friso; los pioneros militares que diseñaron el ariete y la catapulta; los primeros Egipcios que canalizaron el agua para regar la tierra; los Romanos, que construyeron grandes carreteras, puentes y acueductos; los artistas que levantaron catedrales Góticas; todos ellos son mis antepasados. No todos ellos son sin nombre. Ahí están: Herón de Alejandría; Arquímedes de Siracusa; Roger Bacon, el monje de Oxford; Leonardo da Vinci, el genio polifacético; Galileo, el padre de la mecánica; Volta, el físico; el versátil Franklin. Están también los genios autodidactos de la revolución industrial: Newcomen, el mejorador del hierro; Smeaton y Watt, los fabricantes de instrumentos; Telford, el allbañil de la piedra; y Stephenson, el bombero de las minas; Faraday y Gramme; Perronet, Baker y Roebling; Siemens y Bessemer; Lenoir y Levassor; Otto y Diesel; Edison, Westinghouse y Steinmetz; los hermanos Wright y Ford. Ellos son representantes de los que abrieron el camino cuyos pasos sigo”. El joven ingeniero puede muy bien sentirse orgulloso como el heredero de una gran tradición. El simple hecho de recitar estos nombres es marcarlo como una tradición democrática, una que ha reconocido no la aristocracia, sino el genio. Un sano instinto ha trabajado para mantener a la ingeniería como una carrera abierta a los talentos, sin dejarla endurecer en una casta aprendida. Su infalible fuente de fertilidad ha sido una mezcla de los esfuerzos de hombres que han creído en el trabajo manual y de hombres de profunda ciencia. El espíritu de la ingeniería es tanto cosmopolita como democrático. Las líneas nacionales nunca han impedido su progreso. Las ideas Árabes de cantidad, las ideas Griegas de forma, la solidez Romana, la imaginación Italiana, la precisión Francesa, la practicalidad Inglesa, la minuciosidad Alemana, la tenacidad Escandinava, y la versatilidad Americana, todas han dejado su huella en ella. La colaboración internacional ha sido notable en tiempos de paz y cuando ha sido interrumpida por la guerra rápidamente se ha restablecido. 2

Por instinto y tradición, los ingenieros son buenos colaboradores. Un buen ingeniero se interesa mucho más en hacer las cosas que en obtener un crédito exclusivo por ellas, por lo que con gusto da una mano a otros trabajadores. Su impulso natural es compartir su experiencia más bien que atesorarla como una posesión exclusiva. La ciencia hace progresos lentos hasta que los observadores comienzan a guardar registros detallados y a organizar grupos cooperativos para poder juntar sus observaciones y someter sus descubrimientos a un escrutinio crítico. Este intercambio de información se tipifica en las asambleas y publicaciones de las grandes sociedades nacionales de ingeniería. El progreso del conocimiento y su aplicación en el viejo mundo fue casi por completo el producto de raros genios individuales. La esencia del modernismo es que el progreso no espera más al genio; en vez de ello hemos aprendido a poner nuestra fe en los esfuerzos organizados y coordinados del hombre común. A esta idea, la ingeniería ha sido un contribuyente de importancia. A ello le debemos el primer ímpetu para unir a los ingenieros en organizaciones profesionales. COMIENZOS PROFESIONALES La ingeniería y la arquitectura parten de orígenes comunes ahora perdidos en la antigüedad. Su división en distintas profesiones no es fácil de trazar. Con toda probabilidad la separación tuvo lugar en la Francia medieval, que era entonces la más avanzada de las naciones europeas. La construcción de caminos, puentes y canales era un concepto real en los tiempos de Carlomagno. Un “Cuerpo Real de Puentes y Caminos” se sabe que existió en el siglo XIII. Carlos V (1364-1380) menciona a “nuestros ingenieros de puentes y caminos” en una ordenanza real. Un episodio del reinado de Luis XIV (1642-1715) aclara que la profesión de la ingeniería había comenzado a tomar conciencia de sí misma. En su entusiasmo por las estructuras monumentales, el Gran Monarca comisionó a su arquitecto favorito, Mansard, para construir un puente de piedra en Los Molinos sobre el Río Allier. Mansard fue un maestro de las construcciones de mampostería, pero no sabía nada sobre hidráulica y la acción erosiva de las corrientes. Los ingenieros de aquel tiempo capitalizaron esta falla con un raro sentido de la publicidad y la hicieron conocida, “que ellos tenían bajo su mando un arte de construcción aplicable a grandes obras públicas, más aprendido y más variado en sus recursos, mirando hacia la solidez más que a la decoración monumental”. La ingeniería Británica floreció como uno de los frutos posteriores de la revolución industrial. En un período en que el sistema educacional Británico ignoraba la ciencia y no tenía más provisión para el entrenamiento técnico y profesional que el aprendizaje y cuando ningún cuerpo establecido de practicantes existía para dar al aprendizaje un carácter ordenado, era algo verdaderamente formidable para un joven entrar a una carrera de ingeniería. La primera organización formal de ingenieros, la Institución de Ingenieros Civiles, organizada en 1818 y a la que se concedió una carta real en 1828, fue concebida por sus fundadores para servir como una agencia de educación mutua para suplementar el entonces prevaleciente sistema de pupilaje. Una relación oficial de la fundación de la Institución, dice: “Fue hacia el fin del año de 1817 que unos cuantos caballeros, que comenzaban a vivir, impresionados por lo que ellos mismos sentían, eran las dificultades con que los jóvenes tenían que luchar para ganar el conocimiento requisito de la práctica diversificada de la ingeniería, resolvieron formarse en una sociedad”.

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Los ocho fundadores, que eran principalmente constructores de maquinaria, comenzaron sus deliberaciones discutiendo el movimiento familiar paralelo de Boulton y Watt. Parece claro que este grupo no tenía idea de colocarse aparte como una rama distinta de la ingeniería concerniente a estructuras permanentes y obras públicas cuando escogieron el título de “Ingenieros Civiles”; más bien su propósito fue distinguirse de los ingenieros MILITARES. El significado especial que ahora asociamos con ese título parece haberse madurado alrededor de ciertas personalidades, notablemente Thomas Telfrod, quien, por invitación fue el primer Presidente de la Institución y fuertemente influenció su carácter. Telford había comenzado como un albañil y se había levantado hasta la eminencia como el planeador y constructor de grandes obras de construcción. Los pioneros de la revolución industrial fueron fuertes individualistas y marcaron su carácter en la profesión a medida que se desarrollaba. Por 1847, el interés dominante de la Institución de Ingenieros Civiles en las construcciones fijas, había crecido pronunciadamente. George Stephenson, el genio autodidacto que había comenzado como un bombero analfabeta y que había aprendido a leer en una escuela nocturna para poder dominar los principios de la mecánica, ganó gran fama como el padre de la locomotora de vapor. Habiendo encontrado la atmósfera de la vieja sociedad incongeniable y a sí mismo como posiblemente no bien recibido, Stephenson prestó su influencia a la formación de una nueva sociedad Británica, la Institución de Ingenieros Mecánicos, cuyos propósitos eran: “Promover la ciencia y práctica de la Ingeniería Mecánica y todas las ramas de construcción mecánica y dar un impulso a los inventos que pudieran ser útiles a los miembros de la Institución y a la larga para la comunidad, y también permitir a los ingenieros mecánicos juntarse y tener correspondencia y a facilitar el intercambio de ideas respecto a mejoras en varias ramas de la ciencia mecánica y la publicación y comunicación sobre tales asuntos”. LAS SOCIEDADES DE INGENIERÍA Así comenzó el movimiento que ha unido a los ingenieros como una gran hermandad y al mismo tiempo los ha dividido en una cantidad de ramas organizadas. Es bueno notar ciertas cualidades en este movimiento que han sido fuertemente marcadas desde su remoto principio hasta la época actual. Primeramente, había mucho menos interés en crear una casta exclusiva, que en crear los medios de una ayuda mutua. Segundo, la profesión organizada estaba particularmente interesada en los jóvenes que estaban tratando de establecerse dentro de sus filas. Tercero, el más fuerte respaldo se dio al libre intercambio de experiencias y a la amplia publicación del conocimiento, en vez de guardarlo como un monopolio personal o de grupo. Cuarto, casi tanto peso fue dado a la hermandad social como una ayuda para el progreso como a las deliberaciones y publicaciones técnicas. Sin reclamar que es una experiencia única, es seguro el decir que los ingenieros han encontrado un beneficio poco común, inspiración y satisfacción en esta vida profesional organizada. Es una de sus herencias más preciadas. La herencia más preciada del ingeniero es el buen nombre que ha sido ganado por su profesión. Los hombres, en cualquier escala de la vida tienen un profundo respeto por la manera recta de pensar característica del ingeniero y su integridad en acción. Los hombres que tratan con los hechos obstinados e inflexibles de la naturaleza están poco dispuestos a la delicadeza intelectual y tienen escaso radio de visión para el pensamiento deseable. El pensamiento incorrecto no servirá en donde las vidas están en juego y se trata con inversiones de millones, ni hay espacio para hombres que son meramente “hábiles” o suaves, o listos. El hábito de la integridad, tanto en el pensamiento como en la acción es tan indispensable al ingeniero como lo es el hábito de la limpieza a un cirujano. 4

Como en tantas otras esferas de la vida, cuando un juego de atributos se marca fuertemente, otros pueden estar menos desarrollados. El ingeniero usualmente tiene los defectos de sus virtudes. El hecho preciso de que es supremo en algunos dominios propicia el que sea menos extraordinario en otros. Es mejor ser tanto un buen especialista como un buen miembro de equipo, que intentar ser de todo para todos. El ingeniero es habitualmente verdadero cuantitativo, analítico e impersonal en su manera de pensar, una virtud definida en su dominio de responsabilidad; su capacidad de pensamiento juicioso, balanceando la evidencia en conflicto es generalmente menos pronunciada; y sus facultades intuitivas, que pueden darle luces sobre los motivos y reacciones de otra gente, están por lo general tan sombreadas por sus hábitos analíticos, que puede faltarle el don instintivo para la evaluación y el manejo de situaciones puramente humanas. Su fuerte sentido de integridad puede hacerle pensar del bien y el mal en términos de negro y blanco; puede parecer algo inflexible, cuando un abogado cuyas ideas de bueno o malo son más relativas podría ser más experto en resolver un compromiso. El ingeniero usualmente es demasiado recto para política ingeniosa o diplomacia suave. Por otra parte, es demasiado pragmático en asuntos que conciernen a los sistemas políticos y económicos para ser un seguidor dogmático de cualquier partido, juzgando que cualquiera es bueno mientras salga adelante. Una consecuencia es que rara vez un ingeniero descuella en la política. Cuando un ingeniero es elegido para un cargo público, más bien sucederá en una etapa adulta de su carrera y en reconocimiento de sus elevadas cualidades administrativas. Herbert Hoover y Ralph Flanders son casos típicos. En sus primeros años el ingeniero se considera como demasiado ocupado para desempeñar tareas políticas o para subir la larga escalera de la preferencia del partido. CREADOR DE LA GERENCIA CIENTÍFICA Pero si el rol del ingeniero como líder político ha sido el menor, su liderato en la industria ha sido conspicuo y dinámico. La lista de los ingenieros está tachonada con nombres como Roebling, Edison, Westinghouse y Ford, quienes son atesorados como activos mayores en las industrias que han creado y llevado hasta la grandeza. El liderato en la industria pertenece al ingeniero no solamente como un creador de estructuras, materiales, máquinas y servicios técnicos, sino también como el organizador del trabajo de otras gentes. El fue el creador de la Gerencia Científica cuya meta es el sacar las conjeturas no solamente de los procesos y productos sino de cada posible elemento desde el financiamiento hasta las utilidades. El Bell Telephone System es un ejemplo industrial típico que ha reducido las conjeturas a un grado impresivo; en parte por la investigación, por estandarización de equipo y estableciendo unidades de medida y metas de ejecución para todas sus operaciones repetidas; en parte por la cerrada integración de las funciones de desarrollo, manufactura y operación; y en parte por el pronóstico de sus cargas, tráfico, impuestos, gastos, programas de construcción y necesidades de capital. Su política no es la de vigilante espera para oportunidades de hacer negocios, sino la de investigación deliberada por análisis de ingeniería por adelantado, en qué tiempo, qué lugares y formas y en qué cantidades una inversión o gasto puede efectuarse para que rinda el máximo en economías o mejoras en servicio. Es indudablemente el proyecto de ingeniería más completo en América, si no en el mundo, y su consistente prosperidad y la estima universal de que ha disfrutado en una atmósfera pública incitada políticamente a no hacer migas con “los grandes negocios”, son tributos a un liderato en que los ingenieros han tenido un gran papel. La experiencia indica que el ingeniero-ejecutivo puede adquirir un rol dominante en ciertos tipos de empresas y solamente secundario en otras. El hábito del ingeniero de la precaución y el instinto de seguridad, nacido del deseo de ser tan recto como sea posible en todo tiempo, lo lleva a reservar su juicio hasta que toda la evidencia está a mano y la brecha de la incertidumbre se reduce al mínimo. Su conciencia instintiva se centra en la economía por medio de la eliminación de desperdicio, más que obtener utilidades de una explotación ilimitada. Las mismas cualidades que lo hacen altamente 5

efectivo en su propio dominio tienden a incapacitarlo para decisiones intuitivas rápidas, para riesgos especulativos y para tratar con los aspectos impredecibles de la naturaleza humana. Las ventajas están a su favor donde el éxito se engrana sobre economías en la producción, en crear y mantener una planta intrincada, en sostener un servicio complejo en operación contra desventajas físicas, o en vencer el riesgo de que toda la empresa pueda ser sobrepasada por algún nuevo invento o producto de investigación. El ingeniero es menos indicado para dirigir donde el principal elemento es con finanzas, riesgos, o mercadeo de bienes de consumo; pero las ventajas le favorecen en donde la competencia gira más bien alrededor de costos que de promoción de ventas; también en donde el trabajo tiene que ver con habilidades mecánicas más que con servicios personales o trabajo de escritorio o mostrador. La herencia del ingeniero en liderato no es solamente un tributo a sus cualidades de mente y carácter; es igualmente una reflexión de la civilización de nuestros tiempos, que no puede ser mantenida o defendida sin su incesante servicio. La población mundial, que se ha más que duplicado en el último siglo y medio, ha sobrepasado grandemente sus requisitos agriculturales. Una quinta parte de la población mundial puede alimentar al resto. Si todos hemos de disfrutar de un alto nivel de vida, el resto debe vivir de la industria, comercio, servicios personales y del trabajo en el gobierno. A medida que la provisión de la sociedad en recursos naturales decrece, debe reemplazarse con bienes originados en los laboratorios de ciencia. El ingeniero es el ejecutor indispensable de la ciencia en una sociedad industrial. La herencia de la ingeniería da un alto lugar al orgullo del logro más que al orgullo del lugar, percepción o ganancia. Casi todos los ingenieros famosos han llevado su grandeza modestamente. Los ingenieros han, en algunos casos, acumulado grandes fortunas por sus inventos y de las empresas que han fundado, pero la mayoría de estos grandes hombres se han contentado con modestas recompensas monetarias. Cuando se suma toda la cuenta, su contribución al avance del hombre ha sido extraordinariamente desprendida. Ciencia y tecnología han crecido como un arrecife de coral, principalmente por la contribución de millones de hombres, ahora sin nombre, que han encontrado un sentido de satisfacción en la fabricación de una gran civilización. El joven ingeniero de hoy tiene por lo tanto la retadora oportunidad de contribuir con su parte a esta creciente herencia.

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Capítulo II EL UMBRAL TRANSICIÓN DEL ESTUDIANTE DE INGENIERÍA AL GRADUADO EN INGENIERÍA A medida que el estudiante de ingeniería se acerca o cruza el umbral de su carrera colegial, yendo hacia una carrera escogida que durará toda una vida, de grande y desconocido potencial, es tiempo de hacer una pausa y meditar. Es tiempo de mirar hacia atrás y proyectar esta línea de progreso hacia adelante, hasta las siguientes estaciones intermedias hacia la meta de la carrera escogida; tiempo de revisar y evaluar las experiencias y los objetivos intermedios de la carrera colegial; tiempo de seleccionar e incitar pasos positivos hacia un objetivo definido, el primero y más importante paso de una carrera profesional. Cuando el joven ingeniero entró al colegio, pasó de un área exaltada local de estudios superiores en donde había “aprendido a manejarse”, por experiencia progresiva, a una de proporciones y posibilidades mucho más amplias, pero en donde estaba nuevo y tenía que encontrar su camino nuevamente. A medida que traspasa el umbral del colegio hacia el área de su profesión escogida, el joven ingeniero una vez más emerge del relativo calor y seguridad de un área compacta que ha llegado a ser bien conocida por experiencia progresiva, hacia un área de vastas proporciones, un área donde nuevamente el joven ingeniero es un neófito y donde nuevamente debe ejercitar especialmente su iniciativa para lograr el mejor uso de sus talentos acumulados y de la materia prima a su alcance. La casi ilimitada cantidad de oportunidades que confronta al nuevo graduado de ingeniería puede llegar a ser confusa en su variedad, aunque quizá sean un tanto obscuras y difíciles de localizar o identificar excepto por el observador determinado y cuidadoso. VISTA HACIA ATRÁS Antes de planear nuestro curso hacia delante, veamos dónde estamos y cómo hemos llegado aquí. Los propósitos fundamentales de los colegios y universidades en la vida de nuestra civilización, son el recoger, conservar, correlacionar y transmitir el conocimiento; también, enfatizar la importancia y promover el desarrollo de las cualidades éticas y espirituales de la raza humana hacia el objetivo de producir ciudadanos inteligentes, capaces de un liderato responsable, que estén animados por sanos ideales y dedicados al bien común. A este proceso le llamamos educación. Las escuelas y colegios no pueden dar una educación a cualquiera, pero sí asumen la obligación y responsabilidad de ofrecer a sus estudiantes las facilidades para adquirir una educación. Especialmente con la educación en ingeniería, un propósito fundamental del período colegiado es permitir al estudiante de ingeniería, en un muy corto período de tiempo y obtener utilidades por medio de las experiencias, descubrimientos e interpretaciones de los miles que han pasado antes que él en la aplicación de las leyes de la naturaleza y el material para el uso de la humanidad. Para el ingeniero que sí se encuentra en el umbral de su carrera profesional, debe ser muy claro que ésta, su educación, apenas ha comenzado. Se ha dicho de la educación que, en su sentido más amplio, es la acumulación ordenada del conocimiento casual y la habilidad progresiva de interpretar y aplicar dicho conocimiento a las necesidades humanas; es la suma total de todas las impresiones indelebles plantadas en la mente humana por cada situación de la vida por la que pasa un individuo. Por lo tanto, puede decirse que el hombre bien educado es aquél que asegura, de sus experiencias en la vida, el conocimiento casual y la habilidad para interpretar y aplicar este conocimiento de manera que no solamente él, sino todos aquellos dentro del radio de su influencia, puedan ser más ricos y felices y más determinados a obtener un estado de paz universal y de armonía. Además, se ha dicho que el 7

hombre es un animal social, dotado con un intelecto sobre el que puede dirigirse una educación; que no estaría así dotado a menos que su último fin fuese ejercitar sus dones para que la humanidad pudiese vivir en un conjunto armonioso. Estos pensamientos son particular y peculiarmente aplicables al ingeniero ya que es él quien tiene más que ver con la creación, el desarrollo, la construcción, la instalación y la operación de la mayoría de los elementos físicos que intervienen en la vida moderna. ¿QUÉ ES LA INGENIERÍA? ¿Qué es la ingeniería? ¿Cuáles son sus implicaciones y ramificaciones? El joven a punto de entrar en una carrera de ingeniería debe, por su propia guía y orientación, tener conceptos definidos para contestar estas preguntas y debe formular sus cualidades personales acordemente. La “Ingeniería”, en una definición amplia, es la combinación de arte y ciencia por la que los materiales y la fuerza de la naturaleza se tornan útiles a la humanidad. Un ingeniero, definido en forma similar, es una persona específicamente entrenada y experimentada en la planeación y desarrollo de estructuras y aparatos, y en supervisar los procesos para lograr este objetivo. Estamos completamente rodeados por, y dependemos de, el trabajo de los ingenieros. El vapor, gas, aceite, electricidad, suministro de agua, comunicaciones y sistemas sanitarios que sirven a nuestros hogares e industrias; nuestras minas; fábricas, herramientas y máquinas; las carreteras, ferrocarriles, aeroplanos y otros medios por los cuales viajamos; y por otras cosas demasiado numerosas para mencionarlas. Sobre las realizaciones del ingeniero, esta civilización ha llegado a depender en un grado sin precedente; para los alimentos que tomamos, la ropa que usamos, el abrigo con el que nos protegemos de los elementos; en suma, por el contenido material de nuestra civilización, sin el cual habría una seria regresión en el nivel de vida humano. Desde la antigüedad, la esclavitud o el trabajo forzado de los muchos, ha sido la fuente de la producción que ha mantenido las varias civilizaciones pasadas de la historia. Ahora, sin embargo, las máquinas fabricadas por el hombre y el encadenamiento de los recursos naturales, está relevando progresivamente a la humanidad de los apuros de una tarea física opresivamente pesada y está proporcionando oportunidades mejores para el desarrollo de la mente y el espíritu. Esta es la retadora oportunidad –y responsabilidad- del ingeniero y su profesión. LO QUE SE NECESITA En un grado muy determinado, el joven ingeniero debe tener, a medida que entra en su carrera, y ciertamente debe desarrollar consciente y progresivamente a medida que la continúa, algunas cualidades muy específicas. Algunas de estas cualidades son bastante sencillas y algunas son bastante rigurosas. Incluyen: El Coraje y la Integridad, un fuerte propósito de determinación, sed de conocimiento, imaginación, juicio sano, precisión de pensamiento, instinto para la economía, el hábito de pensar retroactivamente de efecto a causa, aptitud para el liderato, ingenio y capacidad para el trabajo arduo. Aunque el dominio de la ingeniería es enormemente amplio, ningún joven debería intentar seriamente tomar o continuar una carrera en las fases profesionales de la ingeniería hasta que haya hecho lo mejor a su alcance para asegurarse de que posee estas cualidades en forma distintamente mayor que la normal.

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Al pensar sobre estos puntos en los párrafos siguientes, puede ser más fácil en algunos casos señalar los “No” que los “Sí”, ya que es más fácil reconocer las deficiencias que han sido un obstáculo para los hombres que estimar el grado de éxito a que los pueden llevar sus talentos personales. EL CORAJE Y LA INTEGRIDAD son los requisitos primaros para un ingeniero de éxito. No debe continuarse en la ingeniería si se tiene temor a tomar riesgos calculados y a tomar decisiones sobre la base de la información a la mano, ya que muy rara vez será posible tener una respuesta segura por anticipado para cualquiera de los problemas mayores de la ingeniería. No hay que dedicarse a la ingeniería si se está satisfecho solamente con “salir adelante”; el trabajo poco cuidadoso no tiene lugar en donde se arriesgan vidas humanas y fuertes inversiones. Los ingenieros tratan con las leyes de la naturaleza. Estas leyes son fijas e inexorables. El ingeniero practicante, por lo tanto, debe ser rigurosamente honesto en pensamiento y en acción; ningún grado de brillantez permitirá a un individuo que tenga que tratar estos asuntos, ignorar o tratar de distorsionar aún las más sencillas leyes de la naturaleza. No hay que dedicarse a la ingeniería a menos que se esté dispuesto a vivir bajo un código inflexible de trato íntegro y honrado. El hábito del pensamiento recto, de la acción honrada, son tan importantes para el ingeniero como lo es el hábito de la limpieza para el cirujano. Las leyes del hombre pueden ser propuestas, enjuiciadas, apoyadas o derogadas, de acuerdo con los impulsos de la mente humana. Las leyes de la naturaleza, sin embargo, requieren rectitud y hombría si se quiere evitar el desastre o la pérdida de dinero o materiales. La ingeniería no tiene lugar para hombres que son meramente listos o hábiles. La argumentación pronta y la discusión no pueden ser substitutos de la integridad que un ingeniero debe poseer. UNA SED DE CONOCIMIENTO es un atributo que debe poseerse por todos los individuos que esperan tener éxito en la vida profesional. El ingeniero en particular debe tener la inclinación activa nata de llegar hasta las verdades fundamentales de las matemáticas, la física y la química. Ningún progreso substancial puede lograrse en la adquisición del conocimiento sin regresar al uso de un proceso continuo. Un prominente educador ha dicho: “la adquisición del conocimiento es como sostener una antorcha en la obscuridad –a medida que la antorcha parece mayor, mayor es la obscuridad que puede verse”. IMAGINACIÓN de la concepción, un fuerte sentido natural de la cantidad y forma, puede ser llamado con propiedad uno de los factores más vitales para el ingeniero de éxito. La mayoría de los logros de importancia, en su concepción inicial han sido simplemente ideas que se hicieron grandes por medio de la imaginación y del pensamiento creativo. No se continúe seriamente en la ingeniería si la habilidad para pensar en dimensiones, magnitudes, relaciones, porcentajes, potencias y raíces no viene naturalmente; ni se encuentra difícil “ver las cosas con los ojos de la mente” o visualizarlas como serían en la realidad. Cualquier producto de ingeniería, grande o pequeño, es la pintura mental de alguien hecha realidad. LA CAPACIDAD DE BUEN CRITERIO es una cualidad nata. Como la inteligencia natural, esta característica no puede ser creada en un individuo, aunque definitivamente puede ser desarrollada, refinada, agudizada. El ingeniero de éxito debe ser capaz de ver todos los aspectos de una cuestión o problema, debe ser capaz de colocar un valor adecuado sobre cada fase de una situación y debe ser capaz de prever y estimar las consecuencias que probablemente resultarían de cada paso dado en la solución de su problema o proyecto. La capacidad de buen criterio permite al ingeniero diferenciar entre proyectos factibles y meras promociones especulativas; entre la solución de un problema y el encubrimiento de una situación indeseable por engaño o estratagema; entre el rendimiento de un

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servicio a la humanidad y la adquisición de gloria puramente personal; entre la conducta ética y la chapucería. PRECISIÓN de pensamiento y acción es cualidad esencial para el ingeniero y debe cultivarse por toda persona que espere tener éxito en cosas técnicas. Puede decirse con énfasis considerable, que no debería tomarse la ingeniería por personas de características descuidadas o casuales. La precisión del pensamiento no solamente sale del diario fermentar estas tareas, que son esenciales al objetivo en mano, sino que más bien hace posible las soluciones técnicamente confiables y económicamente sanas que se requieren para convertir las ideas en realidades útiles. UN INSTINTO PARA LA ECONOMÍA, es un requisito primordial para el ingeniero con éxito. Hay una distinción que debe discernirse entre lo barato y lo económico. En un proyecto de ingeniería, no es necesariamente la forma más barata de hacerlo lo que es de capital importancia, sino la forma en que producirá los resultados más efectivos o los mayores réditos útiles por el dinero y esfuerzo empleados. Este instinto para la economía debe aplicarse no solamente a los materiales, sino a los hombres y a los esfuerzos de los hombres, ya que los proyectos de ingeniería se traducen de ideas a realidades primariamente a través de los esfuerzos coordinados de mucha gente y por lo tanto, el trabajo de equipo y a la fuerza humana adecuadamente organizada, son de cardinal importancia en la economía general de cualquier proyecto. EL HÁBITO DE PENSAR RETROACTIVAMENTE DE EFECTOS A SUS CAUSAS, la cualidad inherente natural de ver tras una manifestación para determinar su causa, es un requisito esencial para un ingeniero de éxito. Otra forma de describir este requisito es pensar en términos de FUNCIONES. Como un simple ejemplo y prueba de lo que se está diciendo aquí, trátase de explicar simple, pero precisamente, qué propósito esencial sirve cada uno de los varios elementos que conectan el motor al frente de un automóvil a las dos ruedas traseras que están en un eje transversal al del motor. APTITUD PARA EL LIDERATO. Ha llegado a ser un requisito de tremenda importancia en esta civilización moderna. En grado substancial, el avance profesional del ingeniero individual tiene una relación directa con su desarrollo y aplicación de habilidad de liderato. La habilidad de trabajar armoniosamente con personas de distintos puntos de vista es de capital importancia; la habilidad de “vender” ideas, proyectos o principios sobre las bases de un razonamiento sano con lógica convincente y compresión tolerante, es esencial. También en el campo de los problemas cívicos y sociales, el ingeniero tiene una retadora oportunidad para el liderato constructivo, como un ingeniero y como un ciudadano privado. En el pasado, el ingeniero se ha colocado a sí mismo de manera de hacer posible la producción de una legión de artículos en super-abundancia. Tan prolífica de hecho ha sido la capacidad productiva del ingeniero en esta dirección, que ha planeado construir el equipo en cantidades siempre crecientes para que la fatiga pueda ser transferida del hombre a la máquina. Al hacer esto, ha contribuido al cambio forzoso del trabajo y las vidas de mucha gente. Si la humanidad ha de recibir los beneficios completos del trabajo del ingeniero, entonces el propio ingeniero debe asumir algún interés y responsabilidad en ver que la total capacidad productiva de sus realizaciones sea utilizada de la manera más efectiva para el bienestar de la humanidad. Esto no significa que el ingeniero “tenga todas las respuestas”, sino que humildemente debería hacer su parte para encontrarlas. INGENIERO, es otro requisito primario para una carrera de éxito en la ingeniería. Puede decirse que la necesidad es la madre de la invención, entonces, por razonamiento similar, debe admitirse que el ingenio es el padre de la invención. La necesidad y el ingenio van mano con mano en el logro de los inventos, desarrollos y aplicaciones que figuran tan prominentemente en el trabajo de los ingenieros. 10

Sin el ingenio, la tela de que se compone la ingeniería literalmente se reduciría a hilos sin tejer. Los practicantes que son capaces de tomar situaciones comunes y aplicar imaginación de concepción e ingenio para producir y mejorar los resultados, son aquellos que contribuyen grandes beneficios a la humanidad. LA CAPACIDAD PARA EL TRABAJO ARDUO es el camino más seguro hacia el éxito en cualquier empresa. El éxito no es solamente un alegre accidente, sino que llega al individuo que ejecuta mejor su trabajo que el otro. El éxito no sólo “sucede”, aunque circunstancias gratuitas y oportunidades inesperadas puedan ser dirigidas substancialmente para beneficio de un individuo que es agresivo, alerta y preparado para reconocer y tomar ventaja de tales circunstancias. Podemos tener la seguridad de que nunca lograremos grandeza, o seremos prominentes, sin estudio continuo y abundante trabajo arduo. El hombre puede nacer rico o pobre, blanco o negro, noble o plebeyo, pero nunca nadie ha nacido como un gran hombre. La grandeza es la recompensa del esfuerzo. Se necesita trabajar para dar vigor al intelecto, y para darle la tercera dimensión de profundidad; se necesita la inteligencia para dar efectividad, honor y dignidad al trabajo. LA HABILIDAD DE PENSAR Y HABLAR CON LUCIDEZ es una cualidad de primordial importancia para los ingenieros y una que demasiado a menudo se le da un poco de importancia o se ignora. Que el ingeniero debe ser capaz de pensar de una manera ordenada, de separar sus complejos problemas en pequeñas unidades que puedan ser resueltas, de seleccionar y aplicar los razonamientos de requisito y principio, es demasiado obvio. Que sea tan importante para el ingeniero ser capaz de escribir y hablar con lucidez, no parece ser tan obvio. ¿Pero cómo va a TRANSMITIR el ingeniero los resultados de su pensamiento profesional y de su trabajo a sus asociados, su jefe, su profesión, o humanidad en general, excepto a través del reporte escrito, la palabra hablada, o el artículo publicado o el periódico técnico? ¿y de qué servirían estos reportes o discusiones a menos de que estén lo suficientemente bien preparados y presentados para que se entiendan con facilidad y lo suficientemente interesantes en su forma de presentación para mantener el interés? El idioma es una herramienta que puede proporcionar máxima efectividad a cualquier otra cualidad que tenga el ingeniero y sin la cual todas las demás cualidades se verán inutilizadas o desinteresadas. Todos los ingenieros, y especialmente los jóvenes harán muy bien en prestar una atención constante a esta fase de su auto entrenamiento. VISUALIZANDO AL INGENIERO Todos conocemos muchas de las cosas que hacen los ingenieros, pero los jóvenes a menudo encuentran difícil hacer un retrato mental de los hombres que las hacen. No se puede visualizar a un ingeniero a menos que pueda verse lo que está sucediendo en su mente. Puede verse a un hombre sentado en un escritorio, revisando un montón de papeles, consultando libros ocasionalmente y haciendo cálculos, pero no puede verse su mente excavando los hechos, arreglándolos de acuerdo con las leyes de la naturaleza y comparándolos con experiencias anteriores para poder determinar cuántos mensajes telefónicos, telegráficos, de teletipo o de televisión pueden enviarse conjuntamente por un cable axial. O puede verse a un hombre viendo a través de un microscopio, o girando un cuadrante, o balanceando ruedas, o colocando un pedazo de metal en una máquina que va a sacudirlo a muerte, pero no puede verse su mente arreglando una serie de pruebas y mediciones que le dirán si un nuevo tipo de aleación “aguantará” en las hélices de los aviones. Quizá lo que se vea es un hombre colocando números y marcando lugares en un plano, pero no puede vérsele haciendo un plano mental de dónde y cuándo debe ensamblarse cada componente de un automóvil y qué es lo que debe hacer cada trabajador en la línea de ensamble. Se verá a un 11

hombre tenso parado en la orilla de una excavación, aparentemente dando órdenes a alguien allá abajo, pero no puede saberse que han encontrado en el fondo arenas movedizas y que está pensando rápidamente cómo salvar y evitar la pérdida de semanas de trabajo. Puede verse a un hombre hablando por teléfono, pero no puede saberse que un cable, transportando miles de caballos de fuerza se acaba de quemar y no puede oírse como dice a la cuadrilla la forma de limpiar el área, proteger vidas y propiedades, reanudar el servicio y evitar la repetición del problema. Puede verse a un hombre dibujando líneas midiéndolas, borrándolas, cambiándolas, pero no puede verse la máquina que está construyendo en su imaginación, estudiándola y probándola críticamente a medida que la transporta al papel. Puede verse a un hombre calculando sus impuestos o su presupuesto familiar, pero lo que no puede verse es que se está alistando para probar al presidente de su compañía que sería útil vender maquinaria en buen estado que vale un millón, y gastar dos millones en maquinaria más nueva y eficiente. Las cosas que pueden verse son puramente detalles superficiales. Lo que no puede verse son las realidades de la ingeniería. Lo que se necesita para ser un ingeniero no son ciertas habilidades, sino un cierto tipo de mente, respaldado por bastante coraje, persistencia, honradez y sentido común. Esta pequeña serie de instantáneas puede sugerir que un ingeniero debe tener una mente que recoja y organice los sucesos, una mente analítica, una mente llena de recursos, una mente constructiva. Sugieren que mientras un ingeniero trabaja la mayor parte con materiales y máquinas, también trabaja con hombres y dinero. Cuatro son las cosas que debe tener un ingeniero: UN DOMINIO DE LA CIENCIA APLICADA, UN INSTINTO PARA LA ECONOMÍA de esfuerzo y costo, EL PODER DE VISUALIZAR IDEAS por la imaginación y el PODER DE EXPRESAR las ideas con claridad en forma hablada, escrita, o por medio de dibujos, a los demás hombres. Un carácter sano también es indispensable, en igual forma que una buena salud. A medida que los ingenieros maduran, tres cuartos de ellos toman responsabilidades ejecutivas y no pocos llegan a ser ejecutivos pura y simplemente. Solamente en casos muy raros llega lejos un ingeniero sin un buen entendimiento y comprensión de la naturaleza humana y del arte de manejar a los hombres. LAS OPORTUNIDADES DEL INGENIERO Hasta ahora, hemos estado pensando en el problema de colocar un palito cuadrado en un agujero redondo. Es lo primero en importancia porque las oportunidades brillantes en cualquier carrera son meramente una burla para los hombres que no tienen aptitud para tomarlas. ¿Cuál es el prospecto de que haya un buen agujero para que lo ocupe el palito y cuáles son sus posibilidades de expansión? ¿Es el trabajo de un ingeniero en la vida uno que cuenta en forma humana, haciendo avanzar el bienestar humano, haciendo el mundo un lugar más seguro y mejor para vivir? ¿O es la moderna tecnología como el monstruo de Frankenstein, que amenaza volverse contra su creador y destruirlo? ¿Habrá oportunidades en las profesiones técnicas para los jóvenes de hoy? La respuesta es SÍ y puede subrayarse fuertemente. El trabajo del ingeniero debe permitir amplio espacio para crecimiento y expansión. La segunda guerra mundial nos trajo relativamente poco conocimiento fundamental, pero aceleró inmensamente la explotación técnica del conocimiento que ya teníamos. Se necesitará una gran cantidad de investigación para restaurar las existencias de ideas utilizables y una gran cantidad de trabajo de desarrollo, para convertir aparatos bélicos como el radar, cohetes, propulsión a chorro y pilas atómicas, en productos pacíficos. La nueva generación va a prospectar nuevas fuentes de valores en los laboratorios de investigación. Hace un siglo la fortuna oculta que instigó a los hombres hacia la aventura fue el oro de California, el cobre de UTAH, los depósitos de hierro del Lago Superior,el carbón de los Apalaches y el petróleo de Pensilvania y Ohio. Esa era parece estar por terminar. 12

El laboratorio es ahora la puerta abierta hacia la aventura. En vez del minero que accidentalmente descubriera los depósitos del desierto de Mesabi, es el químico que encuentra la forma de extraer magnesio del agua de mar y el físico que abre las energías de los núcleos atómicos quienes abren los caminos para nuevas riquezas. UNA CARRERA DE SIGNIFICADO HUMANO Finalmente, se puede confiadamente asegurar al joven ingeniero, químico o físico que no esté satisfecho de ser solamente un hábil técnico sino que desee hacer algo que cuente en términos de bienestar y avance humanos, que tendrá una gran oportunidad. Toda la humanidad se está enfrentando a un futuro lleno de incertidumbre. La vida tiende a ser una aventura, no importa cómo se le enfrente. Los “Síes” de la vida comienzan desde el hogar y se expanden hasta las más lejanas fronteras del destino humano. Muchos de ellos están en las manos de los hombres de ciencia y de los ingenieros. Veamos algunos. Si se desea tener una oportunidad de hacer una carrera satisfactoria; si una comunidad ha de ser feliz, saludable y próspera; si la región en la que se reside debe compartir plenamente los frutos del progreso; si América ha de proporcionar empleo a todo el que lo busca; si nuestra gente debe estar segura de heridas y libre de epidemias; si debemos vivir en hogares confortables y adecuados; si debemos disfrutar de transportación rápida; si debemos vivir en espacios abiertos y no en barrios atestados; si las noticias, cultura y diversión deben llegarnos por radio y televisión; si debemos continuar creciendo y prosperando como la gente cuando los depósitos de hierro decrezcan, el petróleo escasee y el carbón desaparezca; si nuestras tierras deben mantenerse fértiles y no bañadas por el mar; si nuestras deudas de guerra deben pagarse; si América debe ayudar al mundo a levantarse por medio de finanzas sanas y comercio mundial; si nuestras naciones deben disfrutar una defensa segura dentro de una estructura de seguridad internacional; si los niveles de vida deben elevarse en el mundo entero de forma que pueda ser seguro para los Polacos vivir en el mismo mundo con Alemanes, o Chinos con Japoneses; si la ignorancia, la enfermedad y los odios ciegos y pasiones deben derrotarse para que la razón y el bien puedan reglamentar al mundo; si cualquiera de estos hechos reales ha de cumplirse, los hombres de ciencia y la tecnología tienen una retadora tarea por delante. No podrán hacerlo solos, por supuesto, y los hombres de buena voluntad de toda profesión y actividad tendrán que dar una mano, pero sin el trabajo de los ingenieros, químicos, físicos y metalúrgicos, nunca podrá hacerse. Faltarían los fundamentos materiales y el nuevo mundo soñado por los hombres sería solamente palabras.

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