Habilidades argumentativas en la producción de textos con características discursivas multimodales

  Congreso Iberoamericano de las Lenguas en la Educación y en la Cultura / IV Congreso Leer.es Salamanca, España, 5 al 7 de septiembre de 2012 Habil

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Congreso Iberoamericano de las Lenguas en la Educación y en la Cultura / IV Congreso Leer.es Salamanca, España, 5 al 7 de septiembre de 2012

Habilidades argumentativas en la producción de textos con características discursivas multimodales

María Elicenia Monsalve Upegui 1

Sección: La comunicación escrita en los medios digitales y las redes sociales

                                                             1

Universidad de Antioquia - Colombia [email protected]

   

Resumen: La habilidad para leer, interpretar y producir textos está fundamentada en el uso de imágenes, y representaciones pictóricas, elementos que han redefinido el concepto de escritura y de alfabetización. La preeminencia de la imagen en el mundo digital y otras de formas de comunicar, distintas al código alfabético, plantean la necesidad de adquirir habilidades para acceder a los nuevos entornos comunicacionales, la emergencia de dispositivos electrónicos que permiten la presentación de la información en múltiples modos, está llevando a redefinir la forma como las personas reconocen y acceden a la información. “No se puede tratar el lenguaje oral y escrito como los únicos y principales medios de representación y comunicación a nuestro alcance” (Kress, 2005, p. 49), lo que implica nuevas alfabetizaciones y transformaciones en la comunicación y la argumentación. Shin y Cimasko (2008), exponen que con la influencia cada vez mayor de las tecnologías informáticas en las prácticas de escritura, se han impuesto nuevos enfoques de composición multimodal, cambiando las formas de expresar el significado más allá de la modalidad lingüística utilizada para la composición de textos académicos. Una de las habilidades que se ha visto impactada por la emergencia de los nuevos formatos digitales, se refiere a la producción de discursos argumentativos en los que la multimodalidad ha empezado a ejercer una influencia en los procesos académicos. Coffin (2009). El propósito de ésta investigación, es contribuir a la didáctica de la argumentación, mediante la exploración de habilidades argumentativas en la producción de textos con características discursivas multimodales y para ello se plantean como interrogantes: ¿Qué habilidades argumentativas se pueden evidenciar en la producción de textos con características discursivas multimodales? ¿Qué valor epistémico tiene para los estudiantes la producción de textos argumentativos con características discursivas multimodales? La investigación se llevará a cabo con un grupo de 35 estudiantes de educación básica de una Institución Educativa de carácter público de la ciudad de Medellín Colombia. La investigación de abordará desde un enfoque cualitativo de carácter descriptivo - Interpretativo, con un diseño etnográfico (Micro-etnografía).

Palabras claves: Argumentación, Habilidades argumentativas, Escritura multimodal, Tecnologías de la Información y las comunicaciones.

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Planteamiento del problema

La argumentación está presente en todos contextos de la cotidianidad, en los debates públicos, en los debates de los estudiantes, en espacios laborales, en los libros de texto, en la prensa, en los artículos de revista, y en el mundo académico. Por lo tanto, en el contexto escolar, esta habilidad requiere ser potenciada mediante aprendizajes que involucren elementos inherentes a dicho acto comunicativo. Por lo tanto, el desarrollo de las habilidades argumentativas, involucra el dominio de estrategias discursivas, que permitan a los estudiantes asumir posiciones críticas respecto a un discurso, interiorizar el conocimiento, traducirlo en elementos conceptuales y prácticos para la resolución argumentada y dialogada de situaciones problema.

Los seres humanos han logrado comunicarse mediante diversas formas y modos de representación. Una de las prácticas de apropiación del código lingüístico más extendida ha sido mediante la lectura y la escritura. Sin embargo, existen otras formas de expresar, como los gestos, los movimientos del cuerpo, los códigos dados por las formas, los colores o la música, que también han sido usados como herramientas de comunicación. Lo anterior lleva a plantear que el aprendizaje multimodal siempre ha estado presente en las dinámicas humanas y que “ya no se puede tratar el lenguaje oral y escrito como los únicos y principales medios de representación y comunicación a nuestro alcance” (Kress, 2005, p. 49), lo que implica nuevas alfabetizaciones y transformaciones en la comunicación.

Las habilidades argumentativas, implican procesos de construcción de discursos con el fin de apoyar o refutar una posición, e identificar las debilidades en las opiniones, planteamientos propios, o del oponente, además, la argumentación es un proceso que permite poner a prueba las incertidumbres para extraer el significado de los argumentos y lograr una comprensión profunda de los mismos (MacAlister, 2001). Es así, como el propósito de las discusiones y los debates en los entornos digitales, se enmarcan en buscar que los estudiantes externalicen, articulen y negocien diversas alternativas, que conduzcan a la reflexión sobre el significado de los argumentos presentados por sus colegas pares, o por expertos. Los conocimientos y opiniones generados por los estudiantes, son el resultado de la construcción y la co-construcción, que permiten ampliar la comprensión de problemas específicos. Por tanto, la argumentación debe ser vista como un mecanismo importante para el debate provechoso y la producción de actividades 2   

   

constructivas en la escuela. (Dillenbourg y Schneider, 1995; Baker, 1999; Duffy, 1996).

Savery

y

Es por tanto, que los recursos que ofrecen las Tecnologías de Información y Comunicación –TIC- se constituyen en herramientas cuyo uso hace posible unas formas diferentes de representar y de comunicar. Estos espacios que disponen de elementos lingüísticos, y pragmáticos, pueden impactar las formas discursivas utilizadas en la escuela para abordar la producción de textos, entre ellos los multimodales, entendidos como textos en los que concurren múltiples modos de representación de las ideas (animaciones, fotografías, videos, audios, código alfabético). Los textos multimodales, presentan mayores posibilidades de conexión a través de diversos elementos, que no están limitados por una sola ruta o camino de lectura o escritura, (Kress. 2005). Bajo estas características, se ofrecen nuevos espacios para la producción, imaginación, y la argumentación.

Lemke (2002), Jewitt, (2008), Kress, (2005) y Stein, (2000, 2008), han estudiado el lenguaje oral y escrito en las aulas de clase desde una perspectiva multimodal preguntándose por los diversos tipos de lenguajes usados y sus aspectos retóricos. Estos modos trabajados con diferentes propósitos e intenciones comunicativas generan efectos en la producción textual en las aulas de clase contemporáneas, ya que el estudiante puede usar una variedad de recursos semióticos para plasmar significados. En este sentido, Jewitt (2008), plantea que “Los discursos multimodales en el aula de clase hacen más visible la relación entre el uso de los recursos semióticos por parte de los docentes y estudiantes en la producción del conocimiento, la subjetividad del estudiante y la pedagogía” (p.357).

Por otro lado, Bolter (2001), plantea que en el mundo actual, la habilidad para leer, interpretar y producir textos está fundamentada en el uso de imágenes, y representaciones pictóricas, elementos que han redefinido el concepto de escritura y de alfabetización, debido a que la yuxtaposición de la palabra y la imagen crean una tensión donde las palabras trasforman el mundo de la imagen en un espacio de escritura, y al mismo tiempo la imagen invita al ser humano a considerar las palabras como imágenes o como formas abstractas en vez de signos. La preeminencia de la imagen en el mundo digital y otras de formas de comunicar, distintas al código alfabético, plantean la necesidad de adquirir habilidades para acceder a los nuevos entornos comunicacionales, la emergencia de dispositivos electrónicos que permiten la presentación de la información en múltiples modos, está llevando a redefinir la forma como las personas reconocen y 3   

   

acceden a la información. Y en este sentido, se presenta una situación similar en la forma como se estructuran los discursos argumentativos apoyados en el uso de aplicaciones para la producción de textos multimodales. Shin y Cimasko (2008), exponen que con la influencia cada vez mayor de las tecnologías informáticas en las prácticas de escritura, se han impuesto nuevos enfoques de composición multimodal, cambiando las formas de expresar el significado más allá de la modalidad lingüística utilizada para la composición de textos académicos. Una de las habilidades que se ha visto impactada por la emergencia de los nuevos formatos digitales, se refiere a la producción de discursos argumentativos en los que la multimodalidad ha empezado a ejercer una influencia en los procesos académicos. Coffin (2009)

Sin embargo, a partir de los resultados obtenidos en las pruebas ICFES y SABER (20062009), el Ministerio de Educación Nacional (MEN), ha encontrado que los estudiantes, presentan bajos niveles en la capacidad para argumentar. Sumado a lo anterior, las prácticas implementadas al interior de las aulas, no favorecen el desarrollo de esta habilidad. Estudios recientes como los de Hurtado, Lasprilla y Sosa (2008), Hurtado y Caballero, (2008), han mostrado que algunos docentes abordan en sus clases los textos argumentativos, aunque dan mayor relevancia al género narrativo. Al respecto Martínez (2002) afirma: “La argumentación ha sido muy descuidada en la educación. Se ha constatado que los textos de opinión no aparecen en los manuales escolares, los juicios de valor, y las opiniones morales, siguen siendo expresadas en la escolaridad a través de los relatos, sin que los sujetos se asuman como sujetos discursivos con opiniones explícitamente expresadas”. (p. 163).. En el ámbito internacional, las investigaciones realizadas estudian la producción de textos argumentativos con características discursivas multimodales en la educación superior. Coffin, (2009), y Shin-shin y Cimasko (2008).

Este proyecto se inscribe en un campo de reciente exploración, y busca contribuir al debate académico sobre la relación entre las habilidades argumentativas y la producción de textos multimodales desde una perspectiva educativa y didáctica. Cuya pregunta de investigación está orientada a indagar:

¿Qué habilidades argumentativas se pueden evidenciar en la producción de textos con características discursivas multimodales? ¿Qué valor epistémico tiene para los estudiantes la producción de textos argumentativos con características discursivas multimodales?

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La investigación se llevará a cabo con un grupo de 35 estudiantes de educación básica de una Institución Educativa de carácter público de la ciudad de Medellín Colombia. Y será abordada desde un enfoque cualitativo de carácter descriptivo - Interpretativo, con un diseño etnográfico (Micro-etnografía).

Objetivo General 

Contribuir a la didáctica en la enseñanza de la argumentación, mediante la exploración de habilidades argumentativas en la producción de textos con características discursivas multimodales en un grupo de estudiantes de educación básica.

Específicos:    

Caracterizar las habilidades argumentativas presentes en la producción de textos con características discursivas multimodales. Indagar el valor epistémico que tiene para los estudiantes la producción de textos argumentativos con características discursivas multimodales. Evaluar las habilidades argumentativas presentes en la producción de textos con características discursivas multimodales. Determinar algunos factores disciplinares y didácticos para el diseño de situaciones orientadas al desarrollo de las habilidades argumentativas en la producción de textos con características discursivas multimodales.

La argumentación, como habilidad para la construcción del conocimiento

La argumentación está asociada a las habilidades comunicativas, y está presente en todos contextos de la vida cotidiana, una prueba de ello, es la presencia en situaciones como: reuniones familiares, reuniones con amigos, en los debates públicos, políticos, en los debates de los estudiantes, es los espacios laborales, en los libros de texto, en la prensa, en los artículos de revista, en el mundo académico etc., y en otras situaciones, que de mencionarlas, sería un listado sin fin. La argumentación corresponde a un ejercicio en el cual las personas asumen puntos de vista a favor o en contra de cierta situación o idea. Weston (2003), plantea que la argumentación consiste en ofrecer un conjunto de razones o pruebas de apoyo para una conclusión. Mediante su ejercicio, los individuos son capaces de establecer las diferencias en sus puntos de vista o consolidar las perspectivas que asumen frente a posiciones ideológicas, políticas, y filosóficas. La argumentación tiene la particularidad de avivar la confrontación, que permite movilizar 5   

   

ideas y pensamientos hacia direcciones inexploradas, con lo cual se plantean avances en la construcción de puntos de acuerdo y alternativas frente a las situaciones debatidas.

Andrews (1994) afirma, que la argumentación puede tener múltiples funciones en la sociedad. Sin embargo este tema es usado en la escuela en gran parte para mostrar los juicios de los profesores, y con menos frecuencia se usa defender, persuadir, aclarar, para entender, y resolver, un conflicto, como tampoco ocupa un lugar importante en el currículo formal. Es en la escuela donde las prácticas que se gestan deben establecer una estrecha relación entre lo que es posible trabajar con los estudiantes, ya una sociedad requiere individuos capaces de argumentar, de resolver problemas, y diferencias, llegar a consensos, que aclaren sus problemas y expongan sus necesidades.

En este orden de ideas, cuando los estudiantes argumentan y contra-argumentan se convierten en co-autores de su proceso de construcción del conocimiento, la argumentación permite activar procesos meta-cognitivos, por cuanto exige comprender los problemas y tener claridad sobre las relaciones entre diferentes situaciones y los conocimientos previos del estudiante, como también, reflexionar en torno a sus propios actos. Por otro lado, las prácticas argumentativas son recursos que permiten enfrentar contradicciones cognitivas, dudas, controversias, decisiones complejas e invitar a los participantes de una discusión al razonamiento, la consolidación de contra-argumentos, la coordinación de acciones, y la reflexión en torno a la construcción del conocimiento, ya que este no significa sólo la interiorización de conceptos y la apropiación del aprendizaje, implica traducir lo aprendido a situaciones y contextos reales de interacción (Khun y Wadiya 2003).

Por otro lado, Van Eemeren, Grootendorst y Snoeck (2006), plantean la argumentación como una actividad intelectual, y social enfocada en defender o rebatir un punto de vista, con el propósito de llegar a un acuerdo en las ideas. La argumentación se centra en las interacciones que se dan entre dos o más personas a través de los debates y las discusiones, o cuando una persona expone un razonamiento orientado a defender los puntos de vista, de forma que sean aceptados críticamente y permitan una actitud reflexiva. Esta habilidad, no es sólo el producto de un proceso de razonamiento, como pasa con los discursos que se plantean desde la lógica formal, sino que forma parte del desarrollo comunicativo y de un proceso de interacción entre los seres humanos.

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La habilidad para argumentar evoca el uso del lenguaje en su conjunto desde la situación de argumentación, hasta la estructura y las propiedades lingüísticas del texto o discurso producido. En el discurso argumentativo, ya sea oral o escrito, están presentes elementos como refutar una opinión, y contra-argumentar, este último destinado a anular o refutar el argumento de un adversario. Potenciar la habilidad argumentativa en el contexto escolar es un tema relevante, por cuanto los estudiantes deben estar preparados para asumir posiciones críticas y con argumentos válidos frente a las diversas temáticas que se desarrollan en el contexto educativo. En este sentido, Camps, y Dolz (1995), plantean la argumentación como un proceso que permite el intercambio de ideas, rebatir argumentos, como también la negociación de la norma para la solución de conflictos en distintos ámbitos de la vida, de ahí la importancia de generar situaciones didácticas en las cuales los niños y los jóvenes tengan la posibilidad de llevar a cabo las acciones propias de la argumentación y poner en práctica ésta habilidad de modo que se construyan conocimientos en una sociedad que requiere sujetos con capacidades para establecer diálogos argumentados.

La argumentación es planteada por Del Caño (1999). Como “uno de los fundamentos de la vida en sociedad” (p.144), e influye de forma significativa en las actividades de la cotidianidad, la argumentación como una práctica discursiva y social, permite a las personas actuar razonablemente ante los conflictos y diferencias, como también asumir un papel crítico ante un discurso y establecer relaciones con seres humanos de su contexto y de otros contextos a los cuales entra a formar parte (escuela, universidad etc.). Por las razones antes expuestas es importante fortalecer en los y las estudiantes las habilidades para argumenta, de modo que sean sujetos políticos, críticos y razonables.

La argumentación es un tema central en la educación, especialmente, por la conexión entre las habilidades para el razonamiento y el conocimiento, constituidas en objetivos que buscan particularmente promover en los estudiantes habilidades para la reflexión, la resolución y planteamiento de problemas, ya sean éstos de orden práctico, moral, pragmáticos o teóricos (Jiménez-Aleixandre et al. 2000). La argumentación cobra relevancia en la educación, no porque sea sólo una competencia que se tiene que enseñar y que se debe aprender, sino porque puede ser utilizada para fomentar el aprendizaje de áreas disciplinares como: las ciencias, la filosofía, las matemáticas y otros dominios. La promoción y el desarrollo de las habilidades argumentativas, no se traducen en requisitos para hacer ciencia, sino en habilidades para el pensamiento crítico, la adquisición del conocimiento y la capacidad de los estudiantes para participar de forma adecuada en la toma de decisiones (Jiménez-Aleixandre y Erduran 2007).

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Estrategias discursivas multimodales

en

la

producción

de

textos

con

características

La argumentación es un tema que ha sido abordado por disciplinas como la filosofía, la retórica y la lingüística. Por tanto Perelman y Olbrechts-Tyteca (2001) consideran que la argumentación consiste en lograr la adhesión y el convencimiento de un auditorio, es decir, que la audiencia sea convencida de la tesis que se defiende. Cuencas (1995), entiende la argumentación como una macro-función de la lengua natural, que incorpora tres funciones básicas la expresiva (manifiesta la opinión del emisor), la apelativa (busca incidir sobre el receptor), y por último la representativa (nos habla sobre el mundo).

Investigaciones relacionadas con los estudios sobre el discurso argumentativo como procesos dialógico y de convencimiento, dejan en evidencia que se requieren mecanismos discursivos y lingüísticos que permitan una estructura lógica que atienda aspectos como: la coherencia, la cohesión, la estructura de un argumento, la incorporación de premisas, conclusiones y el uso de estrategias discursivas argumentativas, (Cuencas, 1995; Kaufman, 1994).

De acuerdo con lo anterior, el uso de estrategias argumentativas está marcado por el propósito que tiene quien argumenta, y apelando a los planteamientos de Del Caño (1999) y Díaz (2002), un acto argumentativo tiene dos propósitos, primero convencer al destinatario para que comparta una idea, para que realice determinada acción, o para que adopte un comportamiento o actitud al respecto, y segundo, persuadir al publico destinatario apelando a sus sentimientos para que realice una acción utilizando argumentos de tipo persuasivo como la confianza, el reconocimiento del argumento expuesto, la exigencia de adhesión, y la amenaza o halago. Según los propósitos que se plantean y su importancia en la argumentación, las estrategias argumentativas que se activan para alcanzar dichos propósitos se clasifican en: La Sensibilidad, en la cual predomina la subjetividad y la construcción de un discurso persuasivo y La Razón en la cual predomina la objetividad, y la construcción de un discurso convincente (Díaz, 2002; Weston, 1999).

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La argumentación desde una perspectiva pragma- dialéctica

La argumentación se asocia a discursos propios de ciertos contextos sociales como la política y el derecho, campos que están sometidos a unas reglas estrictas de razonamiento que poco se acomodan a la vida cotidiana. No obstante, ella está presente en todos los contextos, en los conflictos familiares, interpersonales y sociales, de ahí la importancia de que los docentes y los estudiantes se acerquen a unos principios de construcción, uso y apropiación de la argumentación de modo que aprendan a enfrentar posiciones contrarias en relación con un tema y lo que implica el conocimiento del mismo. Es evidente, que ante los conflictos generados en torno a una opinión, surge la argumentación como un recurso o como una vía para la negociación entre las persona, la cual privilegia la capacidad de entendimiento y razonamiento crítico.

Desde la teoría de la lógica formal, el estudio de la argumentación consiste en fijar unos estándares o premisas que permitan realizar un juicio racional acerca de la validez de un conjunto de proposiciones o lo que se ha denominado confiabilidad en las ciencias exactas. Los argumentos son construidos como productos o cosas abstraídas del proceso de interacción comunicativa, dicho proceso está centrado en un conjunto de proposiciones que se ubican en un contexto automatizado y el receptor ejerce una función de examinador crítico que aplica reglas de validez invariables para obtener conclusiones generalizables.

Desde la retórica, surgen los planteamientos de Perelman y Olbrechts-Tyteca (1958/1969) y Toulmin, (1958) quienes han considerado que la finalidad de la argumentación es convencer con razones o persuadir. En el tratado de la nueva retórica la argumentación es eficaz cuando se logra una adhesión de una audiencia a un discurso, desde esta perspectiva, el discurso argumentativo se produce alrededor de una situación real, concreta y cotidiana, pero el sujeto que argumenta debe integrar elementos a modo de premisas, y la audiencia ocupa un papel central pero pasivo; y quien asume el papel de argumentador parte de unas premisas, hechos, supuestos o presunciones que la audiencia debe admitir partiendo de un saber previo sobre el tema abordado. En los planteamientos de la nueva retórica se considera que los procedimientos de la argumentación deben enfocarse en la comprensión de unas reglas sociales y en las habilidades del argumentador para organizar un discurso de acuerdo a la audiencia y a un criterio de eficacia.

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Van Eemeren y Grootendorst (2002), realizaron un estudio crítico acerca de las diferentes perspectivas teóricas que han sustentado el tema de la argumentación, destacando principalmente los planteamientos de Toulmin (2003) y Perelman. (1958/1969). Del primer autor, afirman que su modelo no sería aplicable a las situaciones de argumentación que se dan en la vida cotidiana, por cuanto está enfocado a la distinción entre evidencias y garantías, aspectos que solo aplican en casos muy bien seleccionados ya que en una práctica de argumentación de la vida cotidiana estos dos aspectos no se podrían distinguir. Del segundo autor señalan que la teoría propuesta se reduce a un inventario de elementos que pueden servir como puntos de partida o esquemas argumentativos útiles para persuadir una audiencia, y en este sentido, afirman que estas técnicas ofrecidas no están bien definidas, y se presentan otras debilidades que impiden su aplicación en un análisis de la argumentación presentada en situaciones cotidianas.

Van Eemeren y Grootendorst (2002), manifiestan que tanto Toulmin como Perelman intentaron construir sus teorías al margen de los planteamientos de la lógica formal, de modo que se ofrecieran elementos para analizar la argumentación cotidiana, pero aun así, consideran que son planteamientos cuestionables en tanto no ofrecen elementos importantes para el análisis de los argumentos cotidianos, y además fallan al no reconocer el acto argumentativo como un fenómeno del uso del lenguaje cotidiano que debería ser abordado con cuidado. Al trabajar con argumentos aislados, se dejan de lado aspectos propios de los contextos verbales y no verbales en los actos de habla.

A partir de estos planteamientos, surge una teoría sobre el discurso argumentativo con el objetivo de superar las limitaciones de un enfoque exclusivamente normativo, basado en la lógica moderna o las limitaciones de un modelo descriptivo perteneciente a la retórica contemporánea. Van Eemeren y Grootendorst (2002) plantean la pragma-dialéctica, como una teoría que tiene por objeto la resolución en las diferencias de opinión, y su principal interés radica en llegar a acuerdos con la contraparte, mas no en la persuasión. En la teoría pragma-dialéctica se busca fomentar una actitud propensa para la discusión, hay un interés por las situaciones argumentales en tanto éstas permiten establecer unas condiciones ideales para que se dé la interacción. Se considera indispensable la existencia de otro sujeto, para hacer frente y oposición respecto a una postura asumida y ambos interlocutores deben ser conscientes de sus respectivos roles. En esta teoría, la argumentación es un acto de naturaleza interactiva, un diálogo que se da a través de una discusión crítica, permite analizar y evaluar los argumentos en tanto se orienta a la resolución de una diferencia de opinión, y además potencia la capacidad para descubrir las falacias o pasos incorrectos que dificultan la resolución de la situación.

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Practicas de escritura multimodal: contribuciones para la reconfiguración de la escritura y alfabetización en la escuela. La educación en el siglo XXI ha cambiado y con ella se han reconfigurado prácticas como la escritura y se ha redefinido el concepto de alfabetización, la noción de texto se ha ampliado para incluir múltiples modos de representación, combinando elementos del texto impreso con imágenes, audio, vídeo y diseño. Investigaciones relacionadas con el tema de la alfabetización ponen de manifiesto la existencia de elementos emergentes como la imaginación, la interpretación, la no linealidad en un texto, la interactividad, lo dinámico, visual y móvil del mismo, características relacionadas con elementos propios de la comunicación digital, Coiro, Knobel, Lankshear, y Leu, (2008). Si bien, estas características interactivas de los textos son evidentes en muchos soportes tecnológicos como los computadores, los teléfonos celulares, también están presentes en libros de texto para niños publicados recientemente, como es el caso del texto Alicia en el país de las maravillas versión Ipad esto pone en evidencia una visión más amplia de lo que ha sido el texto y que va más allá dé la impresión.

Las transiciones que han surgido en las prácticas de escritura basadas en el texto impreso a la educación multimodal indican un profundo cambio en las nociones de lectura y escritura, aunque aún sigue predominando por tradición el concepto de alfabetización tornándose suficiente para muchas prácticas relacionadas con la comunicación, tema que en la actualidad esta permeado por los medios digitales, y los textos compuestos por otros elementos de significado correspondientes a una cultura multimodal que requiere de formas variadas y complejas para codificar y decodificar las relaciones entre el texto y la imagen. Burbules (1998) señala que la idea no es hacer comparaciones en si las nuevas formas de lectura y escritura remplazan viejas formas, es mejor preguntarse si éstas prácticas se llevan a cabo teniendo en cuenta los contextos sociales y culturales, y cómo éstos alteran las prácticas de alfabetización. Una diferencia significativa en el contexto social actual es que la lectura y la escritura en impreso pueden tomar muchas formas a través del diseño visual y la relación imagen texto, aspectos que se relacionan con los modos para representar las ideas y el lenguaje. Benzemer y Kress (2008) definen los modos como recursos sociales y culturales que crean significados. Imagen, escritura, diseño, expresión, imagen en movimiento, son un ejemplo de los modos, y todos ellos son utilizados como recursos de aprendizaje.

Las prácticas de escritura multimodal, han dado señales de un cambio sustancial en el tema de la alfabetización. Una muestra de ello, es la facilidad con que los estudiantes pueden dibujar, pintar, cantar y bailar, además de producir sus propias películas digitales, dominar juegos complejos de computador y participar en la creación de sitios web 11   

   

interactivos. En la alfabetización digital, las imágenes y los sonidos ocupan un lugar relevante, con el mismo nivel jerárquico que tiene el código alfabético, lo que ha obligado a los lectores/escritores a adquirir habilidades para producir, interpretar y contextualizar la información presente en estos nuevos formatos (Bolter, 2001). Siegel (2006), argumenta que el ser humano se ha comunicado de forma multimodal por medio de recursos sociales y culturales para la construcción de significado los cuales incluyen elementos como el habla, los gestos, el dibujo, y el teatro, estas son formas que integran y amplían los signos lingüísticos. Lo anterior lleva a plantear que el aprendizaje multimodal siempre ha estado presente en las dinámicas humanas y que “ya no se puede tratar el lenguaje como el único y principal gran medio de representación y comunicación a nuestro alcance” (Kress, 2005, p. 49), lo que implica nuevas alfabetizaciones y transformaciones en la misma, en la cultura digital, los libros se han convertido en textos multimodales, así, que contienen múltiples formas de representación. Lemke, (1998), Jewitt, (2008), Kress, (2003) y Stein, (2000, 2008), se han preocupado por estudiar las formas de lenguaje utilizados en las aulas de clase y sus aspectos retóricos, refiriéndose al lenguaje oral, escrito, gestual y corporal. Estos estudios aportan específicamente en el campo del lenguaje vinculándolo con otros recursos utilizados por docentes y estudiantes, entre ellos: las imágenes, la escritura, el diseño, la música, las palabras, las imágenes en movimiento, y los objetos en 3D, son ejemplos visibles de los diversos modos utilizados para la representación y la comunicación. Los modos de trabajo de diferentes formas y con diferentes efectos, crean múltiples propósitos comunicacionales que afectan el significado de aprender y de enseñar en las aulas de clase contemporáneas (Stein, 2008). Se supone entonces que los entornos pedagógicos, dentro y fuera de la escuela, son ambientes semióticos, donde los estudiantes y los docentes están constantemente ocupados en ejercicios de lectura y producción de signos, a partir de una gama de géneros, modos y discursos. Los procesos pedagógicos se puede entender como la selección y configuración de los recursos semióticos disponibles en un entorno de aprendizaje (Kress et al, 2005). Desde esta perspectiva, un enfoque basado en la enseñanza multimodal deja por fuera la enseñanza “tradicional” y lo que habitualmente ha significado la lectura y la escritura. Lankshear y Knobel (2003) explican que este tipo de cambios estructurales en el texto muestran diferencias muy reales y concretas en la forma de ver los libros e interpretarlos en la actualidad, en comparación con los textos tradicionales lineales. Según estos autores los textos multimodales incluyen varios caminos a seguir, presentan la información de forma paralela, amplían los elementos de referencias cruzadas, gráficos e imágenes evocadoras que se extienden, y remplazan a menudo la palabra impresa como la principal portadora de sentidos. Los textos multimodales en lugar de tener imágenes simples, estáticas vinculadas con la impresión, permiten asumir dinámicamente elementos 12   

   

interactivos, relacionados con elegir, buscar e interactuar con ciertos aspectos del texto. Ser capaz de navegar por Internet, utilizar los medios digitales, o leer un libro para niños implica estar en capacidad de descifrar y comprender un texto alfabético en combinación con otras formas sociales y culturales de representación, es decir, con un conjunto de múltiples modos.

Parte de una producción textual de una estudiante de grado 7° Los medios de información y comunicación presentan unas facilidades que difieren de medios como los libros en tanto disponen de mayores potencialidades para la acción por parte de lectores, escritores, y creadores de texto de una forma interactiva, lo que implica que los sujetos pueden interactuar, y participar de los procesos de elaboración y construcción del conocimiento Kress (2003).

Es así, como cada elemento que conforma un texto es un modo que significa algo. Por ejemplo, el tipo de letra, el color, la fuente utilizada. Al respecto Kress (2003) planteó¿la fuente también es un modo?, es un modo de comunicación porque la forma en que una palabra se presenta en una página o en una pantalla, el color, el tamaño y la forma contiene significados más allá de la palabra misma. Por ejemplo, usar Times New Roman, como fuente, representa “la seguridad en la tradición” (Kress, 2003, p. 188), mientras que la letra Jokerman es usada para personalizar una página como MySpace o un blog, ésta es una manera de representar una identidad “en la pantalla” (Turkle, 1995). Sin embargo, sólo es posible atribuirles un significado a una fuente o a un color etc., de acuerdo a las convenciones sociales en un determinado discurso y en un espacio de tiempo específico.

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Un ejemplo de ello es el siguiente texto producido en esta investigación por una estudiante del grado 7°, quien busca marcas de diseño, colores y tipos de letras para representar el tema sobre el cual escribe, la estudiante manifiesta además “Voy a ponerle al texto cosas que se relacionen, pues si estoy escribiendo de la amistad entonces le pondré este tipo de letra y este color y también como un marco que sea interesante”

Por lo tanto, más allá de mirar las fuente de un texto elaborado en un soporte electrónico debemos pensar en los modos de representación de que dispone como artefactos culturales que los lectores pueden utilizar para la interpretación y la producción de sentido, es así como las nuevas tecnologías transforman las prácticas de alfabetización, pero las nuevas prácticas de alfabetización deben transformar la manera en que utilizamos las herramientas que tenemos a nuestro alcance (Leu, 2000). En las nuevas formas de alfabetización, las imágenes y los sonidos ocupan un lugar significativo, con el mismo nivel jerárquico que tiene el texto alfabético. La adquisición de habilidades para la comprender textos icónicos y sonidos, cobra la misma relevancia que hasta hace poco tenía el texto alfabético. Con el mejoramiento de los equipos y programas para procesar gráficos, la presencia de las imágenes se han vuelto cada vez más recurrente en los textos digitales, y ha obligado a los lectores a adquirir habilidades para interpretar y contextualizar la información presente en estos nuevos formatos (Bolter, 2001). Las nuevas alfabetizaciones buscan aprovechar las características multimodales y flexibles que proveen los hipermedios para generar habilidades de pensamiento, fomentar aprendizaje, y estimular la capacidad del estudiante para generar preguntas críticas. Jewitt (2005), refiriéndose al impacto de la revolución multimodal/digital en los procesos de lectura y escritura, señala: “Hasta recientemente el dominio de la imagen sobre la palabra era una característica de los textos en pantalla y fuera de ellas existen más imágenes en la pantalla y se les ha dado a ellas mayor prominencia sobre los elementos escritos (…) a pesar del carácter multimodal de los textos basados en pantalla y el proceso de diseño y producción de texto, la política educacional y la evaluación

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continúan promoviendo una visión lingüística de la lectoescritura y una visión lineal de la lectura”.(p. 330). De acuerdo con lo anterior, preocupa entonces la necesidad de replantear los enfoques de evaluación, en los procesos de lectura y escritura, ya que ésta debe ser acorde a las prácticas culturales, multimodales y las demandas de los estudiantes que convergen en las aulas, por cuanto sus ritmos, estilos y estrategias de aprendizaje son de carácter diverso. Las prácticas y las formas de evaluar deben ser diseñadas para fomentar y desarrollar habilidades como la sensibilidad, la resolución de problemas, la crítica y el conocimiento. La evaluación debe replantearse en tanto los conocimientos se trasforman con el cambio de un modo de representación a otro y lo que para el docente puede tener un significado, para el estudiante pude no significar lo mismo, ni ser representado en la forma en que el docente lo espera. En las transformaciones culturales, los modos de representación cambian alterando los procesos de evaluación, por ejemplo, la forma de la imagen a la escritura, este cambio no alcanza a ser abiertamente reconocido por el evaluador; por lo tanto, la evaluación debe considerarse más que un logro lingüístico y pensarse desde una dimensión multimodal, (Kress, 2003). Repensar las prácticas de enseñanza en la alfabetización desde una perspectiva multimodal significa un cambio en el concepto de alfabetización y en los modos como se enseña y se aprende, esto conlleva a un cambio de paradigma en términos de cómo los textos de trabajo adquieren significado y el tema de la multimodalidad es un componente para este cambio, además es crucial pensar en desarrollar una alfabetización crítica basada en la investigación y para hacerlo de una manera eficaz, los maestros deben ampliar sus conocimientos en el tema de la producción multimodal y de paso profundizar en sus conocimientos pedagógicos en función de cómo utilizar los recursos multimodales para mejorar las prácticas de escritura. Por otro lado, es importante profundizar en la comprensión de los contextos culturales y populares de los estudiantes a fin de apreciar como éstos se basan en los recursos multimodales y semióticos de la cotidianidad, como la música, el vídeo juegos, las formas de expresión, etc., para darle sentido a sus conocimientos. (Stein, 2008). Didáctica y uso de TIC en contextos escolares.

La didáctica asociada al campo de la educación tiene sus orígenes en Comenio en el año 1592, autor que define el sentido esencial de enseñar así: “enseñar de un modo cierto, de tal manera que no pueda menos de obtenerse resultado. Enseñar rápidamente, sin molestia ni tedio alguno para el que enseña y para el que aprende, antes por el contario, con el mayor atractivo y agrado para ambos.” (Litwin, 1997, p. 35). Enseñar implica despertar en el otro el gusto por el aprender. 15   

   

En la actualidad es de importancia reconocer que los estudiantes requieren docentes capaces de guiar y orientar los procesos educativos, de establecer contacto entre el estudiante y la información que circula, además, de seleccionar contenidos adecuados y pertinentes que permitan la adquisición del conocimiento. De ahí, que sea importante pensar en el diseño de estrategias didácticas orientadas a que los estudiantes reflexionen, problematicen, comprendan y apropien el conocimiento. Por esta razón, la didáctica supone la intencionalidad de enseñar comprensivamente, y promover la construcción del conocimiento como medio para favorecer procesos de reflexión. Según Litwin, la didáctica estudia la teoría acerca de las prácticas de la enseñanza, es parte del currículo, y comprende diversos aspectos relacionados con los procesos educativos tales como: principios, métodos, procedimientos, y técnicas aplicables en toda acción educadora sistemática. Litwin (1997), distingue dos momentos en el desarrollo histórico de la didáctica como disciplina encargada del análisis y las transformaciones en las prácticas de enseñanza, a saber: La agenda clásica de la didáctica y la nueva agenda de la didáctica.

En la agenda clásica, se circunscriben dimensiones como, los objetivos, los contenidos, el currículo, las actividades y la evaluación. Por su parte, los objetivos son planteamientos de metas que se pretenden alcanzar y están relacionados con los métodos o procesos que se llevan a cabo en el aula. De otro lado están los contenidos y el currículo, los cuales indican los temas que se tratarán y el orden de las actividades. En la nueva agenda de la didáctica se pretende estudiar otras dimensiones no exploradas en la agenda clásica, entre ellas: “La comunicación en el aula, los procesos de negociación de significados en la construcción del conocimiento o el sentido de la transferencia al aprender” (Litwin, 1997, p. 77). Es así, como en el marco de las corrientes didácticas contemporáneas, intentando definir una agenda para el análisis y el estudio de la disciplina que ha generado teoría acerca de las prácticas de enseñanza, Litwin (1997), llevo a cabo una investigación durante varios años, sobre las diversas formas en que los docentes de la Universidad de Buenos Aires, desarrollaron las prácticas de enseñanza en las disciplinas específicas, con el fin de favorecer la construcción del conocimiento en sus aprendices. En el recorrido por dicha investigación, lograron identificar una serie de configuraciones didácticas llevadas a cabo por algunos docentes con miras a facilitar los aprendizajes propios de cada disciplina. Estas configuraciones son definidas por Litwin (1997), como “la manera particular que despliega el docente para favorecer los procesos de construcción del conocimiento” (p. 97). La autora, expresa que una configuración didáctica puede estar conformada por: 16   

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Los modos o formas como el docente aborda múltiples temas de su campo disciplinar, acciones que se reflejan en el tratamiento de los contenidos. Los contenidos que aborda, las relaciones que estable entre ellos, y la profundización en los contenidos abordados. Los supuestos que maneja respecto del aprendizaje, este aspecto está relacionado con los contenidos que el docente considera convenientes para enseñar, y las estrategias utilizadas para desarrollar su clase. El uso de prácticas meta-cognitivas, hace referencia a las reflexiones que se generan al interior de la clase respecto a los conocimientos aprendidos y sobre el cómo se aprende, además de generar rupturas con los saberes cotidianos. El estilo de negociación de significados, implica el reconocimiento por parte del docente o del estudiante, el entramado de saberes, los tipos de preguntas y las reflexiones por parte de ambos sujetos. La relación entre la teoría y la práctica, ésta configuración hace referencia a la epistemología del conocimiento y como éste se lleva al contexto de la práctica. La relación entre el saber y el ignorar, comprende posturas respecto al lugar que ocupan los conocimientos previos y al tipo de saber que se quiere construir.

Las dimensiones consideradas por la autora, no agotan de ninguna manera la existencia de nuevas configuraciones que pueden surgir al interior de las aulas de clase, lo esencial es la eficacia de las metodologías, las estrategias y las temáticas que apuntan a la construcción del conocimiento por parte de los estudiantes. Por lo tanto, las configuraciones didácticas según Litwin (1997) así como muestran la forma particular como el docente aborda un campo disciplinar, también dan a conocer la experticia que cada maestro tiene de su campo específico.

En cuanto a las buenas prácticas y como elementos centrales de la nueva agenda didáctica, superando la agenda clásica, la autora propone la clase reflexiva que permita la construcción, adquisición y apropiación del conocimiento, del mismo modo plantea propuestas y principios diversos para potenciar la comprensión en los estudiantes. Según Litwin (1997), “las prácticas de enseñanza que privilegian el pensar en el aula e implican la utilización de un lenguaje de pensamiento durante la clase, la generación de hábitos en relación con el interrogarse y una disposición del pensamiento en términos de actitudes y valores” (p.85).

Pensar la escuela como un espacio de reflexión, es conducir a los docentes, estudiantes y comunidad implicada en el acto educativo a pensar críticamente, a asumir realidades que dan sentido al pensamiento y a las experiencias individuales como aportes para la construcción conjunta del conocimiento. La escuela requiere ambientes diseñados para el diálogo y la comunicación como valores preponderantes en las prácticas de enseñanza y 17   

   

aprendizaje. Litwin (1997) afirma: “las buenas propuestas de enseñanza implican tratamientos metodológicos que superen, en el marco de cada disciplina, los patrones del mal entendimiento, esto es, malas comprensiones en el marco particular de cada campo disciplinar.” (p. 197), se trata de buscar las mejores maneras para enseñar cada contenido llevado al aula y articular la buena enseñanza con la enseñanza comprensiva, de modo que se contribuya a un aprendizaje, activo, reflexivo y crítico.

La didáctica, tiene como tarea establecer elementos que permitan debatir los procesos que subyacen en el conjunto de los sistemas educativos, más aun cuando lo que se busca es alcanzar premisas como la calidad de la educación, la modificación, la renovación o el cambio en las prácticas docentes, la cobertura, y la equidad, Díaz (2009). Los avances de la ciencia y de la tecnología en los procesos de cambio e innovación, conducen a modificaciones de carácter social, político y educativo, donde los mecanismos de transmisión y acceso a la información adoptan nuevas formas y exigen del ser humano una respuesta crítica, es por ello que las llamadas revoluciones educativas necesitan nuevos planteamientos, no se trata de revolucionar, evolucionar o innovar sin reflexionar al respecto, todas estas revoluciones plantean cambios que necesitan ser abordados desde planteamientos educativos. Al respecto Díaz (2009) afirma:

(…) ante el cúmulo de información que se genera actualmente, el ser humano tiene que desarrollar su capacidad analítica, claridad conceptual y capacidad de admiración a fin de discernir la información para poder construir sus razones en la era de la multiplicidad de razones, la llamada era de la posmodernidad, la era en la cual es indispensable discernir sobre la información pertinente, adecuada y novedosa, que no necesariamente es la más reciente (p. 91).

Es importante entonces, plantear propuestas que incorporen el uso de herramientas tecnológicas desde una visión enriquecedora y encaminada a mejorar los procesos educativos. Urge hacer análisis pedagógico de los medios a fin lograr que, las posibilidades que ofrecen sean utilizadas desde una visión renovadora para el contexto educativo, evitando el peligro de convertirlas en el remedio a todas las necesidades de la escuela. Se requiere un análisis riguroso, tanto técnico como didáctico a fin de analizar las posibilidades funcionales para que se integren a los planteamientos didácticos de orden general, de lo contrario puede ocurrir que como herramientas adquieran un valor decisivo superior al que les corresponde en el campo de la didáctica. El valor pedagógico de los medios emerge del contexto metodológico en el que se usen, más que de las 18   

   

cualidades o posibilidades intrínsecas que tienen, es éste contexto el que realmente les da un valor y pone de manifiesto las posibilidades técnicas para llevar a cabo objetivos concretos, de tal forma que un medio técnico puede tener una función didáctica diferente en una u otra situación, valor que difiere de si se usan las TIC como fuentes para la enseñanza y el aprendizaje o como recursos de apoyo para ésta.

En este sentido, cabe analizar y valorar las transformaciones que estos medios han aportado al mundo educativo, como son: nuevos escenarios y entornos de aprendizaje, nuevas y diversas modalidades de formación, innovaciones y procesos de mejora, revisión y diseño de nuevos planteamientos educativos, los cambios producidos en el rol del profesor y del alumno, el diseño y producción de material, y la evaluación. Fandos, Jiménez y González (2002), plantean:

La incorporación de las TIC como mediadoras del proceso de aprendizaje nos lleva a valorar y a reflexionar sobre su eficacia en la enseñanza. La didáctica se ha constituido como el ámbito de organización de las reglas para hacer que la enseñanza sea eficaz. Quizás sea ésa una de las razones de asimilación con el "cómo" de la enseñanza, cuestión que ha llevado al solapamiento de ésta con la cuestión metodológica, un aspecto de la didáctica que ha sido escasamente abordado en los últimos años. (p. 29)

El acceso a la información y las posibilidades que ofrecen las (TIC) son un soporte para el desarrollo intelectual y cultural de los individuos. Algunos estudios señalan que diferentes aspectos relacionados con los procesos de aprendizaje pueden ser mejorados con el apoyo de éstas, siempre y cuando sean incorporadas en el aula con el propósito de fomentar cambios educativos, rediseñar ambientes de aprendizaje, cualificar estructuras curriculares, modificar y modernizar los enfoques pedagógicos, mejorar el ambiente educativo, las condiciones de enseñanza-aprendizaje, los métodos y los materiales didácticos, Bartolomé, (2006); Cabero, (2007); Spanhel, (2008); Tulodziecki, G. (2008).

En esta medida, la escuela, como una de las tantas instituciones responsables de la formación, debe proponer estrategias que le permitan cumplir con tal propósito y las (TIC) constituyen una alternativa para generar prácticas pedagógicas modernas. De ahí, que como herramientas de apoyo a los procesos educativos, potencien el desarrollo de habilidades para la resolución de problemas, posibiliten mayor autonomía en los estudiantes para hacer frente a las actividades de aprendizaje y promuevan estrategias 19   

   

como la planificación, la resolución de problemas, la construcción del conocimiento, la comprensión, y la comunicación. Means, y Olson (1995), señalan que:

(…) la tecnología se puede utilizar para cuatro cosas fundamentales: a) Aprendizaje auto-regulado. La tecnología facilita la enseñanza y el sistema controla lo que se va a presentar en un ambiente de auto-regulación de forma que los estudiantes en diferentes niveles se puedan mover a su propio ritmo. b) Exploración del conocimiento. El estudiante puede explorar libremente la información, desplegarla y presentarla con tecnología. Los usos exploratorios promueven un enfoque de descubrimiento o descubrimiento guiado para aprender hechos, conceptos y procedimientos. c) Dominio instrumental. Los instrumentos más conocidos son los procesadores, hojas de cálculo, programas de bases de datos, software gráfico, internet. d) Comunicación del conocimiento. La tecnología permite a los estudiantes y profesores enviar y recibir mensajes, diseminar la información y compartirla dentro de comunidades de aprendizaje.” (p. 10).

La relación TIC y educación reflejadas en las prácticas de enseñanza y aprendizaje, constituyen una instancia que va más allá de lo instrumental, éstas se deben articular con aspectos conceptuales y metodológicos, por cuanto la educación es una fuente generadora de interrogantes que conllevan la construcción de propuestas, a la interpretación y a la ejecución de acciones para la resolución de problemas. En segundo lugar, la práctica, aporta conocimientos pertinentes que dan respuesta a planteamientos e interrogantes a partir de la confrontación de ideas, el debate y la puesta en común del mismo. Por lo tanto, la selección, organización de los contenidos, y las estrategias metodológicas seleccionadas, deben enfocarse desde una concepción social y de interés para los sujetos que aprenden, donde se evidencie una intencionalidad explícita, que en la medida de lo posible debe incluir componentes como:

 Los contextos socioculturales.  La heterogeneidad de los estudiantes.  Las particularidades e individualidades del sujeto que aprende.  La importancia, la relevancia y la novedad del contenido a enseñar.  Las teorías que sustentan el acto de enseñar y aprender.  Al articular las realidades sociales e individuales, que confluyen en el aula de clase con los referentes teóricos y pragmáticos a través de análisis multidimensionales de las problemáticas que la escuela refiere, se estaría propiciando un desarrollo flexible y 20   

   

adecuado a las exigencias contextuales e institucionales, además, de estar adecuando y articulando los contenidos y los métodos con las necesidades de los sujetos que aprenden. El posicionamiento de las TIC en diversos ámbitos, ha mostrado que aspectos como el acceso al a información y al “conocimiento” o la comunicación, son recursos que requieren ser incorporados a los procesos educativos, ¿Pero se trata solo de incorporar? Surge la necesidad de hacerlo de una forma pedagógica, y didáctica aunque en algunos casos se ha caído en el error de olvidar estos aspectos. El reto es mirar las TIC como medios para apoyar el campo de la didáctica, analizar su aplicación educativa y las posibilidades que ofrecen para renovar las prácticas de enseñanza.

Como se puede evidenciar, en los planteamientos anteriores confluyen elementos importantes respeto a la presencia de las TIC en el campo educativo, de los cuales se mencionan, la educación como proceso social, como herramienta para la transformación, y cómo práctica formadora de sujetos integrales. Sin dejar de lado estos aspectos, es importante dar relevancia a la reflexión que en la actualidad se está presentando en torno a la relación educación y TIC, puesto que, es un tema que hace parte de los problemas y cuestionamientos presentados en el ámbito educativo y más aún cuando las TIC hacen una fuerte presencia en la escuela. Delors (1999) plantea:

La educación durante toda la vida se presenta como una de las llaves de acceso al siglo XXI. Esta noción va más allá. (…) responde al reto de un mundo que cambia rápidamente. Pero esta afirmación no es nueva, (…) se destaca la necesidad de volver a la escuela para poder afrontar las novedades que surgen en la vida privada y en la vida profesional. Esta necesidad persiste, incluso se ha acentuado, y la única forma de satisfacerla es que todos aprendamos a aprender. (…) La educación tiene que adaptarse en todo momento a los cambios de la sociedad, sin por ello dejar de transmitir el saber adquirido, los principios y los frutos de la experiencia (pp. 16, 18).

Si bien, es deber de la educación adaptarse a situaciones diversas, la afirmación de Delors no puede traducirse en un proceso indiferente y conveniente a las circunstancias que rodean la escuela. En el caso particular de las TIC, no se trata de entrar en discusiones relacionadas con su inclusión en la escuela o no, lo importante aquí, es reflexionar sobre los retos y los interrogantes que provocan en el campo educativo. 21   

   

Flórez (2005), plantea que las tecnologías generan retos para los sistemas educativos, sin que sean patrimonio de ningún modelo pedagógico, éstas deben ser aprovechadas en las prácticas de enseñanza según sus propias condiciones y limitaciones conceptuales, hecho que se lleva a cabo sin que los modelos pedagógicos sufran ningún cambio. Aun así, “las herramientas digitales no son pedagógicamente neutrales, se caracterizan por rasgos específicos que pueden afectar o potenciar la enseñanza real”, (p. 334), tales rasgos planteados por el autor se refieren a la superación de las barreras espacio temporales, el acceso, la búsqueda de información, el aprendizaje de temas complejos, cambian los modelos autoritarios y de transmisión, son herramientas modulares que permiten flexibilidad según las necesidades del usuario, aspecto que desvirtúa la estandarización de la disciplina escolar como formadora del carácter de los estudiantes, poseen un alto componente de comunicación en tiempo real. Éstas ventajeas se verían reflejadas en la práctica siempre y cuando los usos signados a las TIC sean pedagógicos y partan de unos principios constructivistas:

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De la enseñanza centrada en el maestro al aprendizaje centrado en el alumno. De la enseñanza frontal unidireccional al aprendizaje interactivo. De la transmisión del aprendizaje al aprendizaje por descubrimiento. Del aprendizaje para los exámenes del profesor, a la autoevaluación, al meta-aprendizaje, de manera meta-cognitiva y auto-dirigida. De la motivación externa impuesta a los propios motivos e intereses del estudiante. De los entornos rígidos a entornos multimediales, multidireccionales, e individualizados según los ritmos, expectativas, intereses y proyecto de cada alumno. Del aprendizaje definido y cerrado al aprendizaje abierto, en proceso, sin principio ni final, según el interés, impulso ritmo propio de cada estudiante. (Flórez, 2005, pp. 335-336).

Pensar en la relación TIC y educación a partir de la aplicación de estos principios, se requiere por parte de quien enseña un conocimiento técnico, conceptual, didáctico y pedagógico, además, un amplio dominio de su saber específico. No obstante, esta relación debe ir más allá de la capacitación y el uso eficaz de las herramientas. Su uso debe partir de un análisis crítico y reflexivo que intente responder a la pregunta ¿como los programas de formación docente proporcionan ir más allá de las habilidades de manejo operativo de las herramientas, para pensar en una reflexión sobre el cambio epistemológico de las prácticas educativas? el uso de las TIC en educación, es algo más que la posibilidad de ampliar la atención y acceso a las ofertas educativas, su incorporación implica, la conceptualización de modelos específicos para el aprendizaje, la participación de especialistas que aporten enfoques para el diseño de materiales desde el punto de vista pedagógico, y la selección de los recursos tecnológicos que propicien el 22   

   

cumplimiento de los objetivos educativos enfocados al cambio y a las transformaciones educativas. No es gratuito entonces, que Freinet et al. (1979), planteara la necesidad de una escuela moderna, no en términos de novedad, sino en términos de adaptación a las necesidades que demanda la sociedad del siglo XXI, la escuela debe pasar de educar sujetos para el desempeño de algunos oficios a educar sujetos críticos, autónomos, activos, capaces de enfrentarse a la vida y solucionar problemas cotidianos. Pero modernizar la escuela como lo plantean Freinet y sus colaboradores, no ha de limitarse al uso de nuevos materiales, o buscar la participación de los estudiantes en el desarrollo de las clases y de las actividades propuestas. Es deber de los docentes, modernizar las prácticas educativas que se producen al interior de las aulas de clase, cambiando las metodologías de enseñanza tradicional por una enseñanza llamativa y motivante para los estudiantes, donde lo que se enseñe sea contextualizado y de aplicabilidad para la vida cotidiana. “La escuela moderna supone un cambio total en los procesos psicológicos y pedagógicos impuestos por la escolástica”, (Freinet, et al. 1979, p.25). En tal sentido, es importante que la escuela emprenda acciones concretas que potencien y perfeccionen la capacidad de pensar reflexiva y autónoma de los estudiantes.

A la hora de enseñar a pensar, los docentes deben diseñar estrategias de aprendizaje autenticas, como también, promover en los estudiantes el esfuerzo para la construcción de esquemas de conocimiento, que faciliten aprendizajes reveladores, no en función de la acumulación de la información o memorización, sino en función del uso que se le puede dar al conocimiento en situaciones de aprendizaje.

(…) El que quiera enseñara a pensar a los demás, deberá saber pensar él mismo. No se puede enseñar algo que no se sabe hacer. (…) Cada docente debe saber aplicar en su actividad concreta los principios teóricos generales, sobre todo, los filosóficos, sin esperar que otro le proporcione la receta ya elaborada, que le evite la fatiga intelectual, y lo exonere de la necesidad de pensar (…) La escuela debe enseñar a pensar. Y por tanto cada docente debe saber pensar. (Ilienkov, 1971, pp. 88–89).

En este orden de ideas, desde los planteamientos de Ilienkov (1971), y Dewey (1989), la función esencial del maestro no debe ser la de transmitir conocimientos, sino la de propiciar situaciones autenticas de aprendizaje inteligente, productivo, concreto y creativo 23   

   

que facilite la adaptación del estudiante a las demandas del medio y su versatilidad. Enseñar a pensar inteligente y reflexivamente, contribuye a mejorar el desempeño intelectual de los estudiantes, a elevar el rendimiento escolar y a desarrollar competencias para desempeñarse en situaciones sociales. “Para que la escuela pueda enseñar a pensar se requiere reorganizar a fondo toda la didáctica, y darle como fundamento la interpretación moderna de todas las categorías lógicas, o sea, de los conceptos que expresan la real naturaleza del pensamiento en desarrollo.” (Ilienkov, 1971, p. 77).

Mirar la escuela como un espacio para el pensamiento reflexivo, es conducir a los docentes, estudiantes y comunidad implicada a pensar críticamente, a asumir realidades que dan sentido al pensamiento y a las experiencias individuales como aportes para la construcción conjunta del conocimiento. Por lo tanto, la escuela requiere ambientes diseñados para el diálogo y la comunicación como valores preponderantes en las prácticas de enseñanza y aprendizaje.

Pensar en la transformación de las prácticas de enseñanza y aprendizaje, debe partir de los intereses de los estudiantes y de los intereses de los docentes por modernizar los currículos en pro de la transformación educativa. Freinet et al, (1979), pone de manifiesto que los métodos de enseñanza han cambiado y los materiales empleados se han ido modernizando con diseños coloridos que en la época, despertaron el interés de los estudiantes. Pero los instrumentos, los métodos o las técnicas no han cambiado en la escuela, ésta sigue conservando las mismas formas de evaluar, las mismas formas de aprender desde una visión memorística y repetitiva, y aún se conservan los castigos drásticos para los estudiantes. Si bien, los planteamientos de Freinet y sus colaboradores se dieron en la época de los 70, en la actualidad estas situaciones se siguen presentando en menor medida en el sector educativo. “La escuela debe ir al encuentro de la vida, movilizarla y servirla; darle una motivación. Y para ello ha de abandonar las viejas prácticas, y adaptarse al mundo presente y al mundo del futuro”. (Freinet et al, 1979, p. 13).

Es cierto que en la escuela se han experimentado transformaciones generadas a partir del uso de las TIC, pero éstas en muchos momentos estuvieron relacionadas con el uso técnico. En la actualidad, los avances en términos de transformaciones, se ven reflejados en la formación a los maestros para el uso pedagógico y didáctico de las herramientas al interior de las aulas de clase. Por tanto, la escuela y los docentes, deben apropiarse del uso de TIC, ya que éstas posibilitan la optimización de los procesos de enseñanza y aprendizaje, debido a la diversidad y variedad de recursos hipermediales, hipertextuales y 24   

   

multimediales que ofrecen a los usuarios, (Gisbert, Barroso, y Cabero, 2007), al igual que instrumentos y procedimientos para acceder a la información, proporcionando recursos educativos que transforman y enriquecen el aprendizaje. En este sentido, Freinet et al, (1979) plantea: la escuela no debe limitarse al uso de nuevos materiales, o a buscar la participación de los estudiantes en las actividades planteadas para las clases, la escuela debe transcender el conocimiento a nuevas formas de ver el mundo y de aprender.

Metodología

Población: La investigación se esta desarrollando en una institución educativa de carácter público de la ciudad de Medellín, con una comunidad de 35 estudiantes pertenecientes al grado séptimo. Se escoge este grupo por las exigencias que implica la producción de textos con características discursivas multimodales, además otra de las razones que justifica su elección responde a que las pruebas SABER, son aplicadas a los grados quinto, séptimo y noveno y las habilidades argumentativas evaluadas en dichas pruebas, por ser estandarizadas no permiten a los estudiantes exponer sus puntos de vista, contra-argumentar y llegar a consensos, mediante otros mecanismos diferentes a la comprensión lectora y respuestas de selección múltiple con única respuesta. El trabajo de campo se desarrollará durante la jornada escolar, sin que los estudiantes deban ser retirados de la Institución, y tendrá una duración de un periodo académico.

Enfoque. Se asume un enfoque cualitativo, en el que plantea la existencia de una realidad por descubrir, a partir de la cual se pueden construir interpretaciones que permiten profundizar, describir y explicar el problema objeto de investigación (Hernández et al, 2010). Del mismo modo, el enfoque cualitativo, parte de un proceso inductivo que busca explorar, describir y concebir perspectivas teóricas a partir de las cuales se construyen nuevos campos de investigación, sin que se pretendan las generalizaciones. Los enfoques cualitativos permiten entender detalles que los datos numéricos no pueden explicar, por ejemplo los procesos de pensamiento o las emociones. Estos enfoques se caracterizan por la flexibilidad para interpretar y comprender la realidad desde distintos puntos de vista (Strauss y Corbin, 2002).

El presente estudio parte de un tema relevante para la educación y es de interés para los investigadores, y por tanto se busca describir y explicar cómo ocurren los sucesos investigados, de modo que se dé respuesta a los objetivos y a las preguntas de investigación que se plantean. Hernández et al (2010) plantean que: “Los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades, las características, y los perfiles de personas, grupos, comunidades, procesos, objetos, o cualquier otro fenómeno que se 25   

   

someta a un análisis” (p.80). Es decir, estos estudios únicamente pretenden recoger información de manera independiente o conjunta sobre las variables o conceptos a investigar y su objetivo no es indicar la relación existente entre las variables. En este sentido, se busca ir más allá de la descripción de fenómenos o conceptos, explicando el por qué ocurren los fenómenos, en qué condiciones se manifiestan o por qué dichos fenómenos se relacionan con dos o más variables (Hernández et al, 2010).

Instrumentos Como instrumentos para la recolección y análisis de la información se plantean: 1. Protocolos concurrentes: Estos se aplican con el fin de identificar las habilidades argumentativas presentes en la producción de textos con características discursivas multimodales. Estos se realizan mediante la captura en pantalla de las actividades que el estudiante realiza y al tiempo le permite verbalizar los pasos empleados, las rutas y las estrategias que utiliza para la elaboración de sus producciones. 2. Una prueba para evaluar las habilidades argumentativas en la producción de textos con características discursivas multimodales. Este instrumento se construye a partir del análisis de la información obtenida en los protocolos y será aplicada en un momento intermedio y en un momento final. 3. Cuestionario semi-abierto y una entrevista para indagar acerca del valor epistémico que otorgan los estudiantes a la producción de textos argumentativos con características discursivas multimodales. 4. Diario de campo con el fin de hacer visibles mediante la observación, la interacción y la sistematización aquellos aspectos relevantes que no se hacen evidentes con la aplicación de los instrumentos anteriores.

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