Hasta que Cada de sea Libre: Reclamando el Feminismo en las Bases

Hasta que Cada Un@ de Nosotr@s sea Libre: Reclamando el Feminismo en las Bases Por María Poblet; Jueves 3 de octubre del 2013 http://www.organizingupg

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Reclamando el poder que esta en Cristo
Reclamando el poder que esta en Cristo Published on World Challenge (http://sermons.worldchallenge.org) Reclamando el poder que esta en Cristo David

El Feminismo
Ciencias sociales. Movimiento feminista: surgimiento. Antisufragismo. Lucha por el voto. Emmeline Pankhurst. Avance social

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Hasta que Cada Un@ de Nosotr@s sea Libre: Reclamando el Feminismo en las Bases Por María Poblet; Jueves 3 de octubre del 2013 http://www.organizingupgrade.com/index.php/blogs/maria-poblet-todo-el-pueblo-alsueno/item/1008-reclaiming-feminism Contada y recontada tantas veces durante los años, nuestra historia se ha convertido en algo muy simple: el feminismo blanco de las corrientes principales nunca hizo un espacio para las perspectivas, agendas ni para el liderazgo de las feministas negras, latinas, asiáticas, indígenas, de la clase trabajadora, ni de las feministas blancas pobres. Y por eso mi generación, desorganizada por una dolorosa fragmentación que hemos heredado, raramente dirige con un lente feminista. Muchas veces nos distanciamos del feminismo completamente. Esto es cierto incluso en grandes proyectos enfocados en organizar mujeres de color – ya sea en el trabajo, en la comunidad, o en los reinos del hogar y de las relaciones sociales. Esta versión del feminismo, en su contexto político estadounidense, no es la historia completa. En la arena internacional, el feminismo está vivo y en buenas condiciones y las ideas feministas son principios que encabezan los movimientos sociales progresistas. Aprendí mucho sobre esto este verano cuando asistí a la 9na Reunión Internacional en Sao Paulo, Brasil de la Marcha Mundial de la Mujeres (MMM). Iniciada por una de las organizaciones feministas más grandes de corriente principal en Quebec, la MMM empezó como una marcha “por pan y rosas” y creció, casi inmediatamente, a una escala internacional. Gracias a la habilidad de sus fundadores por aceptar al liderazgo del sur global, también creció políticamente. Durante los últimos 15 años la MMM ha profundizado su comprensión de la opresión nacional, su compromiso con la justicia económica y su capacidad de cultivar al feminismo desde las bases. Fui a Brasil como representante de La Alianza Popular por la Justicia Social (GGJ por sus siglas en inglés), un aliado de mucho tiempo de la MMM basado en los EEUU. GGJ une a grupos, incluyendo a mi organización Causa Justa :: Just Cause, con raíces en comunidades de clase trabajadora y comunidades de color para convertir nuestras aspiraciones internacionales en campañas concretas y construir relaciones con compañeros en el resto del mundo. La mayoría de las organizaciones organizan en contra del racismo y la explotación económica como parte de su trabajo cotidiano. Pero a la vez se enfocan exclusivamente en el género. Y aunque muchos grupos de GGJ organizan a una base que es conformada mayoritariamente por mujeres y organizadores mujeres y género-queer son l@s que encabezan las campañas, raramente nos identificamos como feministas. Yo sabía que el participar en la MMM sería como dar un paso dentro de otro mundo. Lo que no sabía era que tan influyentes habían sido los feminismos inter-seccionales de los EEUU para las mujeres que conocí provenientes de todas partes del globo. Entre 1700 mujeres de 50 países, Nalu Faria, una de las fundadoras de la MMM, reforzó la visión de la marcha por un internacionalismo feminista al parafrasear a nada menos que al a mujer inglesa Virginia Woolf, el pilar ideológico del feminismo de la segunda oleada: “Como mujer no tengo país. Como mujer no quiero un país. Como mujer, mi país es todo el mundo.” Después, durante una difícil conversación sobre el lesbianismo y la homofobia dentro del movimiento, una joven chilena leyó una traducción española de Audre Lorde transcrita en su libreta de recortes: "Sin comunidad no hay liberación, solo lo más vulnerable y una armisticio temporal entre un individuo y su opresión. Pero comunidad no debe significar el deshacernos de nuestras diferencias, ni la patética pretensión que estas diferencias no existen. Aquellas de nosotras que

estamos fuera del circulo de lo que esta sociedad define como mujeres aceptables: aquellas de nosotras que hemos sido forjadas en crisoles de diferencia – aquellas de nosotras que somos pobres, que somos lesbianas, que somos negras que somos más viejas – sabemos que la supervivencia no es una habilidad académica. Es saber cómo estar de pie sola, impopular y a veces insultada, y como hacer con esos otros, que se identifican fuera de las estructuras, una causa en común para definir y buscar un mundo en el que todos podamos florecer. Es aprender como tomar nuestras diferencias y convertirlas en fortalezas.” ¿Quién podría juntar a Virginia Woolf y a Audre Lorde en una unidad internacionalista coherente? ¿Quién podría retomar el trabajo desde donde nos atoramos y escribir un nuevo final para esta vieja historia, una donde sobrepasamos la fragmentación y cambiamos al mundo?

La Marcha Mundial de las Mujeres, en el Contexto Brasileño La secretaría internacional de la MMM ha estado alojada en Brasil por los últimos siete años, después de una transferencia exitosa desde la secretaría fundadora en Quebec. El liderazgo de la secretaría de la MMM de Brasil fue parte del Partido, que alguna vez fue izquierdista y ahora gobernando centro-izquierda, el Partido de los Trabajadores (Partido dos Tabalhadores). Cuando el partido tuvo ganancias electorales, incluyendo el ganar la presidencia, estas mujeres líderes no abdicaron su poder ni su responsabilidad a sus colegas ahora en gobernación. Tampoco se desconectaron del estado, simplemente descartando esa arena de lucha y dejándola en manos de los conservadores como hemos visto en otros movimientos. En vez de eso, ellas se re-comprometieron a reforzar sus movimientos sociales autónomos, haciendo demandas al estado y a los oficiales electos y manteniendo un nivel de movilización inspirador. Menos de un año antes de la elección presidencial de la primera mujer en Brasil en el 2010, Dilma Rouseff del Partido de los Trabajadores, el capítulo de MMM de Brasil organizó una marcha desde cada provincia en Brasil a Sao Paulo. Marcharon por 10 días, marcando los 10 años de MMM en la lucha y enlazando a mujeres de las provincias rurales del norte que luchan contra la extracción mineral en tierras indígenas, con aquellas de las provincias de la selva que están construyendo la soberanía alimentaria y con aquellas mujeres activas en los sindicatos urbanos. El tema de la canción de la marcha tenía un coro en el lenguaje Lingala del Congo, con versos cantados e improvisados en portugués. Esta fue una canción que las mujeres aprendieron en el 8vo Encuentro Internacional en el Congo, una reunión que se llevó a cabo en un área famosamente peligrosa donde la extracción mineral, controlada por las corporaciones internacionales, les ha robado a las mujeres congolesas sus tierras, su seguridad y sus vidas. Fue una expresión de la ética increíblemente fuerte de solidaridad que la MMM ha hecho posible dentro del contexto de los movimientos sociales de Brasil. Otra expresión de su trabajo es conectar en una sola campaña a las mujeres involucradas en la producción con aquellas involucradas en el consumo. Mientras que algunas luchaban contra la extracción de silicón que destruye a las comunidades en áreas rurales, otras agitaban a las mujeres en las ciudades para rechazar los implantes de senos y las ideas patriarcales sobre la belleza de la que dependen. Esto fue capturado en un slogan de calcas que decían “No a la Globalización del silicón. ¡Globalicemos la revolución Feminista!” Dedicada al reto anticapitalista del patriarcado y al proyecto de reclamar el feminismo internacionalista para las bases, La Marcha Mundial de las Mujeres es un movimiento social global inspirador, una fuerza guía en el proceso del Foro Social Mundial (FSM) – también iniciado por los movimientos sociales de Brasil, y una organización clave en la militante y multisectorial Asamblea de Movimientos Sociales.

Des-Patriarcalizando Nuestros Movimientos Sociales

En el contexto de Latinoamérica donde son vibrantes los movimientos sociales en contra del neoliberalismo y donde los gobiernos progresistas reflejan los logros de esos movimientos, sobrepasar la dominación masculina y sus estructuras y culturas en las organizaciones del movimiento es un proyecto clave al que seguido se le llama “Des-Patriarcalización.” En un panel sobre la trayectoria del feminismo latinoamericano, Francisca Rodríguez describió su experiencia con la izquierda chilena en los 70, y la experiencia de muchas mujeres en el contexto de los movimientos del siglo 20, cuando dijo, “En nuestro movimiento, acostumbrábamos a decir ‘no soy feminista’ todo el tiempo. Era un deslinde que tenías que hacer antes de hablar sobre cualquier problema en defensa de las mujeres.” Ahora Francisca describe el proceso que ella y otras mujeres en la Vía Campesina están encabezando para transformar la organización de base más grande del mundo de un movimiento social dominado por hombres campesinos a uno que se identifica como feminista y dirigido por mujeres. Ella fue acompañada por Sandra Moran, una líder de la ex-guerrilla y los movimientos sociales de Guatemala, quien instigó a las multitudes al poner el proceso de La Vía Campesina en el contexto más amplio de la trayectoria del feminismo en Latinoamérica: “No podemos darnos el lujo de creer en la mentira que el feminismo pertenece a aquellos alejados de los movimientos sociales. Somos feministas formadas dentro de los movimientos sociales, dentro de los movimientos de liberación nacional, en la organización comunitaria, en los movimientos en contra de la austeridad y por los derechos de los trabajadores. El Feminismo es nuestro y nosotras estamos cargando este feminismo de bases con nosotros en el camino para cambiar al mundo entero.” Ella compartió historias sobre su trabajo con mujeres colegas indígenas de Mesoamérica, y sobre los retos y el potencial de construir en las tradiciones ancestrales, al mismo tiempo de cuestionar el concepto del dualismo (el cual enmarca los sistemas de creencias en una oposición binaria de dos partes conflictuales y complementarias) la cual es el centro de su cosmología y la que muchas veces es manipulada para justificar los papeles de explotación de género. Mujeres de cada continente fueron parte de la conversación, compartiendo historias y buscando un campo en común por medio de capacitación y educación política intensiva, discusión, debate y acción directa. Las preguntas no eran sobre cuál de las ideas era la más feminista. En vez, la conversación fue sobre como mejor universalizar los valores feministas dentro de un análisis más amplio, y como construir la solidaridad de la que depende la transformación de las relaciones económicas y sociales. Francisca retó al grupo a pensar sobre la construcción del movimiento a través del género. “Cuando las mujeres nos juntamos,” dijo, “podemos avanzar rápido. Pero después nos tenemos que detener para esperar que los camaradas masculinos nos alcancen.” Ella señaló un reto más grande que enfrenta el feminismo: a medida que organizamos contra la opresión y explotación de las mujeres, ¿cómo articulamos un “Nosotros” más amplio que incluya a todos los géneros? Mi mente se voló hacia el contexto de los EEUU, donde mucha violencia patriarcal e institucional está siendo dirigida hacia la gente transgénero. ¿Cómo podría el feminismo transgénero avanzar la lucha en contra del patriarcado? ¿Qué clase de feminismo podríamos construir que representara los intereses de las mujeres sin marginalizar a otros sectores de gente que también luchan contra el patriarcado cotidianamente? Increíblemente el canto fuerte me regreso al momento presente, como si hubiera llegado el momento de responder mis preguntas. Un ciento de Profesionistas Sindicalizados se estaban añadiendo a la marcha, juntándose con un gran grupo después de concluir un intercambio internacional de mujeres sindicalistas. Ellas cantaban la promesa que estas mujeres se hacen unas a otras en todos los eventos de La Marcha Mundial de la Mujeres y en los movimientos sociales del mundo “¡Seguiremos Marchando! ¡Hasta que CADA una de nosotras seamos LIBRES!”

El Liderazgo Africano en la Descolonización del Feminismo El próximo capítulo de la Marcha Mundial de las Mujeres será escrito con una perspectiva distintivamente africana a medida que la secretaría internacional ahora se traslada a Mozambique. La líder mozambiqueña Graca Sambo, la nueva coordinadora internacional de la MMM, se refirió al legado de la lucha en su país por la independencia cuando entregó un discurso conmovedor de campaña, haciendo un llamando por la descolonización del feminismo, y por la importancia de reclamar la tendencia feminista dentro de los movimientos de liberación nacional en África. Ella parafraseó al líder de la independencia de Mozambique Samora Machel, al hacer el argumento más brillante por el feminismo: “La liberación de las mujeres no es un acto de caridad. No es el resultado de una posición humanitaria ni de compasión. Es una necesidad fundamental para la revolución, una garantía de su continuidad y una condición para su éxito.” Las participantes del encuentro pudieron aprender más sobre el trabajo de la delegación de Mozambique de otras maneras también. Cuando las organizadoras se enteraron de que el Presidente de la corporación minera Brasileña Vale iba a aparecer en el lugar de la junta de la MMM para un evento después de las horas de cierre, recibido por un colegio negro, las organizadoras de Mozambique y Brasil no perdieron el tiempo. Rápidamente se planeó una acción directa y cientos de mujeres cantaron en su lengua común del Portugués: “¡Vale, No vale nada para las mujeres!” Después de interrumpir el auditorio donde el discurso tomaría lugar, nos encontramos afuera a escuchar a mujeres de Mozambique y Brasil hablar sobre el impacto de la extracción mineral en sus comunidades donde viven y sobre la necesidad de un movimiento global que aborde la lucha en una escala global. Después de sentir la emoción de esa solidaridad internacional, la elección de nuevos anfitriones para la secretaría internacional fue una experiencia aún más conmovedora. Marcó el nuevo escenario donde el liderazgo internacionalista negro establecerá el ritmo para la MMM. Para los feministas y los organizadores Africanos, esto indica un gran momento de posibilidad, una radicalización potencial de los proyectos de ONG obligados a la ONU y a la ayuda caritativa, nuevas relaciones de apoyo para los movimientos de gente de base y ricas posibilidades para continuar conectando el trabajo por toda África en contra de la extracción mineral, en contra de la militarización y el lucro de la guerra y con las fuerzas feministas en luchas por la democracia en el África y el Medio Oriente. Para la Secretaría saliente brasileña, esto confirma lo vibrante de la Marcha, más de 15 años de fuerza y su aún creciente internacionalismo de bases. Representantes de 50 cuerpos coordinadores nacionales votaron a favor de la nueva Secretaría, cada mujer levantando una hoja de papel amarilla mostrando su consenso por los 12 representantes de Mozambique quienes con mucho valor se lanzaron al liderazgo. El momento estaba lleno de emoción, lagrimas escurriendo a medida que la gente aplaudía y las delegadas de Mozambique se adelantaban al frente del salón, cantando una canción del movimiento de independencia. La canción nombraba a docenas de países presentes, llamándoles “¡Escucha Tu! Escucha, ¡África! ¡Si te da orgullo ser una mujer africana, dílo! ¡Mis Ancestros todos nacieron en esta tierra!” La próxima acción global de la Marcha Mundial de las Mujeres, dentro de su estrategia de “movilización permanente” es una acción internacional en el 2015. Empezando con la conmemoración del aniversario de los incendios en las fábricas de Bangladesh a finales del 2012 y principios del 2013 las cuales mataron a cientos de jóvenes trabajadores de fábricas de ropa que hacían ropa para las corporaciones transnacionales, las mujeres de cada país miembro se movilizará en una acción de 24 horas para incrementar la conciencia y tomar acción en defensa de los derechos de las mujeres trabajadoras. Esta acción le dará a los capítulos de la MMM en

Asia una oportunidad única para organizarse y elevar sus demandas y visiones y para apalancar el apoyo internacional para sus campañas actuales. Para este periodo hacia la próxima acción global en el 2015, el trabajo de la MMM está organizado en cuatro áreas principales: Naturaleza y soberanía alimentaria, paz y desmilitarización, trabajo de mujeres, y violencia contra las mujeres. El principio central organizativo es la idea de que las mujeres de todo el mundo tienen algo en común y la solidaridad entre las mujeres puede transformar las estructuras de la opresión. Por medio de reclamar el feminismo para nuestras bases, la MMM cree que podemos empezar con la economía solidaria que ya existe dentro de nuestras familias y nuestras comunidades oprimidas y construir una alternativa a las estructuras capitalistas y a la injusticia económica.

Reclamando el Feminismo, Reclamando la Alegría La reunión llegó a su fin con una marcha masiva y estridente que celebraba las luchas de las mujeres por todo el mundo. Hicimos ruido de alegría en lenguajes múltiples. El eslogan del encuentro, “El Feminismo en la Marcha para Cambiar al Mundo,” enmarcó la procesión con una gran bandera cargada por las mujeres discapacitadas al frente de la marcha. La marcha fue en parte protesta callejera, en parte carnaval y del todo educación política feminista internacional. Mujeres jóvenes pegaron con trigo sus protestas sobre la falta de refugios para mujeres víctimas de la violencia doméstica en Sao Paulo. Una drag queen (transformista) saludó y lanzó confeti desde una ventana de apartamento. Cada país se representaba con una bandera es su lengua mencionando sus luchas – desde las griegas en contra de la austeridad a las filipinas en contra del tráfico sexual, a las tunecinas por los derechos democráticos para las mujeres. Fue una experiencia asombrosa ser una de las dos latinas representando a los EEUU en ese escenario, cargar la bandera de GGJ “!No a la Guerra! ¡No Al Calentamiento!, Construir una Economía para el Pueblo y el Planeta” y marchar. Más temprano en ese día, habíamos contribuido a las declaraciones finales de la asamblea, declarando nuestra oposición a los ataques militares de los EEUU sobre Siria, lo cual abrió las puertas para muchas conversaciones ilustradas. Tuve conversaciones con personas que no tenían idea de que había un sentimiento anti guerra en los EEUU, mucho menos organización para abordar las luchas de las comunidades de color de clase trabajadora o una izquierda estadounidense comprometida a construir una lucha compartida con la gente en el sur global quienes sufren los impactos de la proliferación de la guerra, la destrucción del clima, y la especulación neoliberal. La batucada feminista (Tambores Brasileños), con su ritmo contagioso, formó el corazón de la marcha. Cientos de mujeres, la mayoría en sus 20, tocaban contenedores de plástico y de metal decorados con eslóganes, cantando en coordinación: “¡El Sexismo va a caer, va caer, va caer!” Ellas eran nuestros clarines: “¡Llamando a todos los Revolucionarios feministas!” y “¡Querida hermana, no puedo hacerlo sin ti, juntas somos más fuertes!” Sus eslóganes y su camaradería me recordaron al análisis que la profesora de filosofía cubana Georgina Alfonso había descrito anteriormente durante la semana. “Los desarrollos personales,” dijo. “No pueden ocurrir sin la oportunidad para el desarrollo colectivo.” Durante la historia de Cuba, reflexionó, “Las mujeres sobrepasaron su opresión y abrazaron su dignidad para convertirse en actrices claves de la revolución, mientras que los hombres permanecieron en su marco patriarcal.” Nuestra tarea, entonces, es construir relaciones que rompan la lógica que reproduce la discriminación y el patriarcado dentro de la lucha por un mundo mejor. Ella llegó hasta decir, “Construir una alternativa no es simplemente un proyecto económico, la felicidad de las mujeres tiene que ser una de las metas explícitas. Una meta que logramos por medio de un poder compartido y colectivo.”

Hasta que Cada Un@ de Nosotr@s sea Libre La Marcha Mundial de las Mujeres ha abierto un camino para los movimientos sociales a través del mundo. Aquellos de nosotros que trabajamos organizando comunidades de color de clase trabajadora en los EEUU no nos podemos dar el lujo de descartar al feminismo, o dejar que las fuerzas liberales ignoren su potencial transformacional y minimicen su poder. Tenemos que tener un alcance más allá de los derechos individuales, más allá de las camarillas basadas en la identidad, más allá del análisis a través de sectores desprovistos de la práctica de construcción de base y tenemos que tomar al feminismo en serio. Tenemos que aceptar las complejidades del feminismo, sus múltiples historias y aprender cómo integrar a la justicia de género en todo nuestro trabajo por la justicia racial, económica y climática. Así como lo han hecho en Quebec, en Brasil, en Mozambique, tenemos que tomar el proyecto de reclamar el feminismo de las bases. Debemos hacerlo en nuestro propio contexto, encarando nuestros retos únicos, construyendo sobre nuestras historias de resistencia feminista y tratando de alcanzar la solidaridad de escala global sobre la cual nuestra, muy personal y muy específica, liberación depende. “Feminismo de mujeres de color” tiene una trayectoria fuerte en los EEUU, incluso dentro de nuestra generación – como la defensa radical de acción directa en defensa de las clínicas del aborto en los 90, el trabajo visionario de INCITE! Mujeres de Color en Contra de la Violencia y la poderosa organización de las trabajadoras domésticas que ha estado ocurriendo en la última década por medio de la Alianza Nacional de Trabajadores Domésticos. Todos los días mujeres encabezan luchas de contratos sindicales, resisten en contra de los recortes en servicios sociales, luchan para mantener sus hogares, luchan para mantener a sus familias unidas en la cara de las deportaciones, se buscan una a otra para sobrevivir las relaciones patriarcales, la violencia patriarcal. ¿Cuánto más podrían ganar estas mujeres, cuanto más ganarían nuestros movimientos si desarrollamos una manera explícita feminista para entender su opresión y nuestra liberación colectiva? Podríamos adoptar un feminismo en una nueva forma, abordando respetuosamente y rigurosamente las diferencias entre toda la gente, mujeres y no, oprimidas por el patriarcado en los EEUU? Si lo hiciésemos, creo que estaríamos mucho más cerca de un mundo donde cada un@ de nosotr@s es libre.

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