Historia de la encuadernación

Historia de la encuadernación Probablemente el primer libro de la historia fue el empleado en Mesopotamia, creado por los sumerios en el IV milenio an

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Historia de la encuadernación Probablemente el primer libro de la historia fue el empleado en Mesopotamia, creado por los sumerios en el IV milenio antes de Cristo. Las personas escribían haciendo marcas presionando un instrumento en forma de cuña sobre pequeñas tablas de barro. Así registraban historias y transacciones de negocios o gubernamentales, horneando o secando luego las tablas para endurecerlas. Hace 3,000 años, los chinos hacían libros escribiendo en largas tiras de bambú y atándolas para formar un conjunto. En Egipto, hacia el 2700 A.C., se escribía sobre papiro, un material que se hacía con los tallos de la planta del mismo nombre, la cual crece en las riveras del río Nilo. De hecho, la palabra papel se desarrolló a partir de la palabra papiro. Uno de los primeros ejemplos de un libro que aún se conserva es un papiro egipcio compuesto de 18 columnas de escritura hierática que data del siglo 21 antes de Cristo y está guardado en un tubo que hacía las veces de encuadernación. Esta forma de libro como rollo, que en latín se llamó “volumen”, que significa “rollo de escritura”, continuó usándose hasta bien entrada la era cristiana. Fue entonces que se comenzó a usar el pergamino, que es un material hecho con piel de diversos animales. Éste fue gradualmente sustituyendo el papiro como superficie para la escritura. Estos rollos de escritura tenía el texto organizado en columnas paralelas separadas por líneas verticales, por lo que estaba ya en ellos el potencial para el desarrollo de un formato totalmente nuevo para los libros. Eventualmente la idea de cortar el rollo en un número de paneles planos, cada uno de ellos sosteniendo unas tres o cuatro columnas, inspiró una encuadernación que era más conveniente para el uso y que resultaría más duradera. Las primeras encuadernaciones estaban hechas de hojas sencillas, las cuales estaban unidas en el lomo mediante cuerdas cosidas. En los libros manuscritos se continuó usando el formato de columnas, colocando tres o cuatro por página. Aún hoy día, se continúa usando este formato con varias columnas, particularmente en libros de referencia y libros de texto, en los cuales los bloque estrechos de texto facilitan la lectura. En parte para facilitar su lectura, los libros modernos usan predominantemente una columna por página y por consiguiente son de menor tamaño que los libros del pasado. Las páginas de estos primeros libros eran grandes, por influencia de las pieles de animales de las cuales se hacían las hojas de pergamino. Esta se doblaban y se agrupaban formando conjuntos que se llamaron pliegos, que entonces se unían el en lomo cosiéndose con cuerdas. Un libro consistía de varios de esos pliegos juntos, atando las cuerdas en el lomo. Subsecuentemente se colocaron planchas de madera en cada uno de los lados del libro, sin embargo al principio no eran pegadas; se colocaban en la posición correspondiente a lo que hoy día son la portada y la contraportada, para proteger las páginas del libro. Más tarde fue descubierto que las cuerdas que unían los pliegos podían fácilmente ser enlazadas directamente a los bordes de las tablas para formar una unidad más compacta y más duradera. La evolución fundamental de la encuadernación se completó cuando todo el volumen fue recubierto con un pedazo de piel, para esconder las cuerdas, para reforzar las uniones y para proveer protección y permanencia. El desarrollo de la encuadernación es al mismo tiempo simple y complejo. En los pasados 18 siglos, la construcción básica de un libro no ha cambiado mucho, lo cual se hace evidente cuando se examina la encuadernación contemporánea. Del mismo modo que la perfección de cualquier técnica no puede proceder aislada de otros factores históricos, la encuadernación ha sido influenciada por muchos eventos que no tenían nada que ver directamente con libros ni con literatura. Las antiguas órdenes monásticas eran guardianes de casi todo el conocimiento durante la edad media. No es sorprendente entonces que estas 1

mismas personas fueran las encargadas de encuadernar. Su artesanía reflejaba una minuciosidad y profundidad de educación que era disponible entonces sólo a una minoría privilegiada. De modo que los comienzos de la encuadernación están asociados con la iglesia, con la historia eclesiástica y con los libros de referencia manuscritos. El gran tamaño de la caligrafía que se empleaba en estos antiguos libros manuscritos, era dictado en gran medida por el instrumento mismo de escritura, la caña de escribir y por el proceso mismo de escritura, que era hecha a mano. Esto demandaba una página de tamaño generoso. Letra por letra, cada palabra, línea y página era pacientemente escrita a mano y con frecuencia se adornaban las páginas con iniciales pintadas en brillantes colores, ilustraciones o diseños. Las portadas eran hechas de piel, y sus grandes superficies invitaban a la decoración. Existen incontables ejemplos hechos con diseños en combinación con gemas, piedras preciosas y pan de oro. A veces se les añadían cerraduras de oro grabado. Estos encuadernadores de los monasterios, trabajando con buenos materiales y con tiempo virtualmente ilimitado, produjeron trabajos de gran calidad y durabilidad. Estos ceremoniosos libros de referencia estaban hechos, literalmente, entonces y ahora, como obras de arte originales. Se creaban con el propósito de ser usados sólo por un puñado de personas selectas. Aparte de su contenido y su belleza visual, quizá su mayor valor estriba en la absoluta imposibilidad de reemplazarlos, ya que muchas de estas ediciones limitadas habrían sido copiadas de volúmenes igualmente únicos que habían sido tomados prestados con dificultad de alguna otra biblioteca a gran distancia. Por la necesidad de ser guardados y protegidos muy cuidadosamente en las bibliotecas de los monasterios, con frecuencia estos libros raros estaban asegurados con cadenas a los estantes o mesas de lectura. La encuadernación también es influenciada por el arte de hacer papel. Este arte fue introducido a Europa desde China en el siglo décimo. Las hojas de esta nueva superficie de escritura aproximaban el peso del pergamino, pero podían ser dobladas, agujereadas y cosidas con mayor facilidad que su antecesor. Este material tan fácilmente accesible, unido al recién despertado interés por los libros, en una gama de temas ampliada, prepararon la escena para el advenimiento de una nueva etapa en el desarrollo de la encuadernación, el libro impreso en bloque. En este proceso, tanto el texto como las ilustraciones eran cortadas en relieve de un bloque de madera, uno para cada página. Podían hacerse montones de impresiones idénticas para cada página tras lo cual los bloques podían ser guardados y reimpresos según fuera necesario. Aunque era infinitamente más rápido hacer duplicados de libros de este modo que copiándolos en caligrafía uno por uno, el trabajo de tallar miles de letras individuales en los bloques era enormemente tedioso. Un desarrollo que vino a constituir una revolución llegó en el siglo quince con el perfeccionamiento por Johannes Gutenberg de la imprenta con letras en tipos movibles. Este método consistía de bloques individuales que tenían las letras a relieve en su extremo, los cuales se acomodaban en una especie de caja hasta formar la escritura de cada página. Se imprimía entonces la cantidad de hojas deseadas de esa página, y luego se re arreglaban los bloquecitos para componer la próxima página. Esto permitía componer cada página e imprimir cientos de copias en un período de tiempo relativamente corto. Sin embargo este increíble invento no trajo en forma inmediata una reducción en el tamaño de los libros, ya que los primeros tipos de letras movibles eran casi copias exactas de los caracteres de los libros en manuscrito. La imprenta de tipo movible multiplicó dramáticamente el número de libros en circulación, así como también aumentó la demanda en el número de encuadernadores y transformó la encuadernación de un oficio artesanal a uno de producción en masa. Con el pasar del tiempo, la encuadernación se mudó fuera de los monasterios, primero hacia los talleres de los impresores, y más tarde a talleres especializados en la encuadernación. El cuero continuó siendo el material usado para cubrir la pasta, las cuerdas a las

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cuales se cosían los pliegos formaban unas bandas agradables que dividían el lomo del libro en paneles. Esto constituyó un importante elemento de diseño ya que estos paneles solían ser llenados con decoraciones hechas a mano con impresiones de varias herramientas pequeñas. Las familias reales y otra aristocracia de Europa sin proponérselo auspiciaron el mayor desarrollo de estilos distinguidos de encuadernación, por medio de su patrocinio de muchos encuadernadores diestros. Escudos de armas, timbres, y otros motivos heráldicos se convirtieron en los motivos centrales de las encuadernaciones que eran comisionadas para sus bibliotecas privadas. Curiosamente estos estilos de encuadernaciones pasan a ser conocidos no por el nombre del artesano encuadernador, sino por el del individuo o familia que los comisionó. Este es el caso del estilo Grolier, que recibe su nombre del Jean Grolier, vizconde de d’Aguisy, tesorero de Francia en 1545. La Revolución Industrial también dejó su marca en el oficio de la encuadernación. En los primeros años del siglo 18, concurrentemente con la invasión de las máquinas en cada campo concebible de la producción, los métodos de encuadernación también sufrieron innovaciones severas y en muchos casos degradantes. En el pasado el trabajo de decorado de los paneles de cuero de la pasta había sido una operación estrictamente hecha a mano. Ahora éstos eran marcados en un solo y rápido golpe de maquinaria. Esto significaba por un lado que libros de razonable calidad de encuadernado se ponían al alcance de personas de medios modestos. Pero por el otro lado, estos estampados no tenían el gusto ni la buena artesanía del trabajo hecho a mano del pasado. En lugar de desarrollar un nuevo estilo de decoración basado en las posibilidades y limitaciones de la nueva tecnología, se buscó una imitación superficial del estilo anterior pero sin la antigua calidad. Esta revisión de estándares en aras de la economía también se refleja en el uso de papel más barato, tela hecha a máquina, y otras transigencias en el método de la encuadernación. Más adelante las cuerdas que se usaban para conectar los pliegos en el lomo fueron sustituidos por cinta de tela. Se trató de conservar la elegante apariencia tradicional que creaban estas cuerdas en el lomo añadiendo bandas de relieve falsas. El lomo hueco también señalaba un nuevo cambio; la invención de la encuadernación en pasta en el cual las tapas y la franja de refuerzo del lomo son pegadas una hoja de tela o papel en forma independiente de los pliegos. Todo el decorado y los títulos se imprimían en esta pasta plana y una vez terminada ésta era unida al cuerpo del libro mediante una tira de muselina y las guardas. A finales del siglo 18, el libro se había convertido en una propiedad democrática permanente. Los métodos mecánicos de producción estaban plenamente establecidos y estaban produciendo libros en cantidades casi ilimitadas a precios populares. En el siglo 19, un grupo de diseñadores e impresores bajo el liderato de William Morris en Inglaterra y con una impresionante lista de artesanos, se embarcaron en la tarea de revivir las sanas prácticas de la encuadernación e impresión de libros, mediante trabajos realizados en muchas imprentas privadas. Preocupados por recobrar la calidad del libro, estos talleres empleaban tipografía bien diseñada y hecha a mano, papel hecho a mano, prensas manuales y métodos de encuadernación de calidad. Este movimiento parecía indicar que aunque la encuadernación una vez logró un estándar de alta calidad, tras la mecanización tal encuadernación había pasado a ser una artesanía especializada, aislada de la industria del libro como un todo, y con un mercado muy pequeño que consiste en coleccionistas, bibliotecas especiales y un limitado número de personas que aprecian no sólo el contenido de un libro, sino también la artesanía de su encuadernación. En el siglo 19, vimos el advenimiento de la barata y popular encuadernación de bolsillo. En esta se emplean hojas sencillas unidas meramente con una capa de pega, y recubiertas con una portada de simple

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cartón impreso, también pegado. Hoy existe una versión ligeramente más noble que emplea pliegos cosidos pegados entre sí y con cubierta de cartón. Como tantas otras cosas de la época moderna, este tipo de encuadernación hace del libro una mercancía virtualmente desechable. No podemos dejar de mencionar, por último, lo que quizá constituye la más reciente evolución del libro: el advenimiento del libro digital, que requiere para ser leído de una máquina como podría ser una computadora o un lector electrónico de los que ya hay varios en el mercado, como el Kindle y el iPad. Estos dispositivos poseen una pantalla en la cual se pueden leer las páginas del libro, se puede tocar una palabra para buscar su definición, marcar el texto, hacer apuntes, marcar por donde se va leyendo y más. Además pueden tener la capacidad de conectarse a una red inalámbrica donde pueden comprarse libros y publicaciones periódicas en formato digital, que se bajan directamente al aparato. De esta forma se pueden almacenar en el dispositivo miles de libros y revistas, llevarlos consigo a cualquier parte, etc. Nos preguntamos ¿será este el futuro del libro? Esa es historia que todavía está por escribirse.

Partes de un libro moderno:

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Bibliografía:

Página web del Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado http://ntic.educacion.es/w3//novedades/dossiers/libro/historia.htm Hand Bookbinding: A Manual of Instruction, Alen A. Watson, Dover Publications, New York, Pags. 9-15 http://www.weitzcoleman.com/history.html, Bibliopegia -A History of Bookbinding Decoration 15th to 21st Century Exemplified by the Old Masters & Retrospectives Executed by the atelier of Weitz, Weitz & Coleman World Book Multimedia Enciclopedia, 2001, Chicago, Illinois Preparado por: Prof. Lourdes Sánchez, Curso Artesanía, Escuela Secundaria UPR, Revisado octubre de 2012

Guía de estudio: Para la prueba corta debes conocer los siguientes temas o términos: 1. Escritura en Mesopotamia 2. Libros antiguos en China 3. Papiro 4. Volumen 5. Pergamino 6. Primeros libros de paneles planos 7. Evolución de la encuadernación 8. Factores históricos que influencian la encuadernación 9. Libros manuscritos 10. El arte de hacer papel 11. La imprenta de tipos móviles 12. Tamaño de los libros 13. Masificación de la producción de libros 14. Uso del cuero 15. Auspiciadores de la encuadernación 16. Revolución industrial 17. William Morris, su aportación 18. Encuadernación de bolsillo 19. Libros electrónicos 20. Partes del libro

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