HISTORIA DEL COLERA EN COLOMBIA

REVISION HISTORICA HISTORIA DEL COLERA EN COLOMBIA Fernando Serpa Flórez' INTRODUCCION lapso que comprende desde hace 10.520 años hasta hace 600 añ

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El concepto de historia a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX en Colombia
El concepto de historia a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX en Colombia Jorge Orlando Melo Hasta fines del siglo XVIII los usos del térm

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REVISION HISTORICA

HISTORIA DEL COLERA EN COLOMBIA Fernando Serpa Flórez'

INTRODUCCION

lapso que comprende desde hace 10.520 años hasta hace 600 años, numerosas erupciones ...

Para el médico es necesario conocer la historia de nuestra profesión. Con ello se consolida la base humanística, indispensable para el ejercicio de la medicina, y se adquieren conceptos éticos y deontológicos útiles en determinados momentos de nuestro acaecer médico.

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Las enfermedades epidémicas han dolor inenarrable a la humanidad desde las épocas pretéritas, por algo, entre los del Apocalipsis, la plaga cabalgaba al lado de muerte, la guerra y el hambre,

Si en términos generales ello es cierto, en el campo de las enfermedades comunicables, de la epidemiología, esta aserción es tan obviaqueno requeriría mayor esfuerzo para su comprobación. El no conocer los antecedentes de las epidemias en el tiempo, haría que tuviésemos que recordar la afirmación de Santayana:"Los pueblos que no conocen su historia, corren el peligro de verla repetirse ..."

Bajo el nombre de epidemias se designan enfermedades transmitidas a grandes z r u ~ o s de población. Cuando los adelañtos médycocosno habían individuaiizadolas causas de los morbos, si una catástrofe de estanaturaleza asolabauna población, recibía el nombre genérico de plaga o peste, indiscriminadamente. Con el transcurso del tiempo y el estudio y conocimiento de las diferentes dolencias, se fueron separando unas de otras, según su etiología, modo de propagarse y sus características. Se creó, como rama de nuestra profesión, una ciencia, la epidemiología (de &e sobre y que estudia lo relacionado con aquellas enfermedades que, en un momento dado, atacan a un número mayor de individuos del que, normalmente, se espera que puedan padecer un mal en un sitio especial ( 2 ) .

En el caso del cólera, tema del presente trabajo, es una reiteración de lo anterior. No debiera sorprendernos su presencia entre nosotros, como no ha debido sorprendemos la catástrofe de Armero, si hubiésemos recordado que ese fenómeno geológico se ha presentado en forma cíclica en la historia del país; que Fray Pedro Simón refirió que, en 1595, se presentó una erupción del volcán del Ruiz con aludes y desbordamientos en los ríos Gualí y Lagunillas; que don José Manuel Restrepo relató un hecho semejante acaecido en 1845, en que avalanchas delodo y piedras cubrieronlas zonas de Armero y Mariquita, causando la muerte de por lo menos mil personas y destruyendo bosques y viviendas y que en los últimos catorce mil años la actividad volcánica del Ruiz ha sido principalmente del tipo explosivo, habiéndose comprobado, por medio del carbono radiactivo en

Cuando una enfermedad se encuentra de modo habitual en una población, se dice que ella es endémica. Existe, entonces, equilibrio entre las personas sanas y el medio ambiente, observándose que aquellas tienen defensas contra determinada dolencia. Cuando tal equilibrioserompe, porqueapareceunagente patógeno nuevo o aumenta el número de individuos que, por no haberse sobrepuesto al ataque de un

. Medico Epidemlólogo. Ex-drector Laboralorlo Nacional de Salud 'Samper Martinez" 95

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germen determinado no han creado defensas contra él, podrá sobrevenir una epidemia. A lo largo de los tiempos han sido innumerables las epidemias que se han enseñoreado de la humanidad. De ellas quizá más temible fue la peste bubónica - la p~&tvsgtadel medioevo-que, por antonomasia, ha recibido el nombre de plaga y que llegó a exterminar un tercio de los habitantes del mundo entonces conocido. (3). Hogaño, las enfermedades epidémicas más temibles que afronta Colombia son: el cólera, que hacía siglo y medio no se presentaba entre nosotros y el síndrome de inmunodeficiencia adquirido, hasta hace poco desconocido y que ha tomado las características de una pandemia. Además de medidas específicas para prevenir cada dolencia y que, para el caso del cólera sabemos que consisten principalmente en prácticas de saneamiento ambiental, provisión de agua pura y tratamiento adecuado de escretas; ya que la vacuna contra el cólera, no da suficiente protección, para preservarse, precariamente de la amenaza de las epidemias, los países establecieron l a , espacio de cuarenta días (con el tiempo este lapso se ha reducido al período de incubación de cada enfermedad) en los que los viajeros provenientes de una región azotada por el mal, debían permanecer aislados antes de entrar a una población indemne. Entrelas enfermedades cuarentenables cuya relación es obligatoria ante las autoridades mundiales de la salud, además de la peste bubónica, están el cólera, la fiebre amarilla, el tifo epidémico-transmitido por piojos- y, hasta hace unos pocos años en que fue erradicada del mundo, la viruela. En el presente trabajo, procuraré hacer una revisión de la historia del cólera en Colombia, tema que puede presentarse a controversias porque, hasta la fecha relativamente reciente, no se había hecho una individualización etiológica de las enfermedades, ni existían técnicas de laboratorio para hacer su diagnóstico sin dejar lugar a dudas. Solamente la clínica puede guiarnos y así, apoyándonos en ella y enla interpretación de algunos datos que hemos encontrado, apoyaremos las conjeturas que a continuación expondremos.

Remontándonos a la Conquista, podríamos pensar que, entre los brotes de enfermedades diarréicas que se presentaron entonces, pudo estar el cólera. Ciertamente, es imposible clasificar exactamente la etilogía de estos brotes. Bien pudieron ser causados por amibas o Sl&dh, aunque teniendo en cuenta la descripción que a continuación transcribimos, pensamos que el bacilo del cólera fue el causante de la epidemia que don Juan de Castellanos, contemporáneo de estos sucesos, rememora en rimados endecasílabos, citadavarias veces bajo el nombre de. Recordemos que el mal de cámaras o cámaras, era el nombre que se daba a la diarrea en el siglo de Oro Español, como podemos leerlo en el Quijote o en las Novelas Picarescas y escucharlo, aún, a los campesinos de Boyacá y Santander. Refiere el cronista que en las tropas del Gobernador Pedro Fernández de Lugo (quien envió a Jiménez de Quesada a remontar el Gran Rio de la Magdalena y a descubrir el Dorado) dicha enfermedad era frecuente. La alusión es clara cuando, en su elegía por la muerte de don Rodriga de Bastidas, fundador de Santa hfarta a principios del siglo XVI, comenta que los primeros pobladores de la histórica ciudad "morían en grandísima miseria del mal de flujo dicho disenteria" y agrega que: "Pocos de los enfermos escapan antes de tan cruel la desventura que dos y tres y más cuerpos echaban juntos en la misma sepultura a muchos casi no los enterraban a causa de hallar la tierra dura y tener debilísimas las manos los de mayor vigor y los más sanos ..."(4) Un dato que consigna Soriano Lleras en su libro sobre La Medicina en el Nuevo Reino de Granada durante la Conquista y la Colonia ( 5 )

podría hacemos pensar también en un brote de cólera en los Llanos Orientales, en 1663, cuando informa que en ivlacaguané hubo una epidemia de desintería "que afectó a 300 personas en dos meses. Entre los indios airicos hubo 270 muertos en una población de 450 personas."

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En el siglo pasado hemos hallado dos brotes epidémicos de cólera, que, según nuestra opinión no dejan lugar aduda: el de..1840, contemporáneo con la terrible mas. De él dejo constancia en sus Crónicas de Bucaramanga don Joaquín García Benítez. (6)

consternación de las gentes, en la plaza de mercado. El doctor Vicente García lo diagnosticó. Un testigo de los acoiltecimientos, el general Joaquín Posada Gutiérrez, lo relata de esta manera:

En los años de 1849 y 1850, de nuevo tuvimos una grave epidemia de cólera. Está mejor documentada que las anteriores y en su admirable novela (7), Gabriel García blárquez la rescató del olvido de nuestra memoria colectiva.

"De las personas que fueron atacadas ninguna vió ponerse el sol. En la noche de ese día la mortandad se duplicó y en los siguientes en progresión creciente. El gran patio del cementerio se llenó de cadáveres: fue preciso hacer largas y hondasfosas para sepultar alos muertos: Se hacían tiros de cañon creyendo que podía purificarse el aireconlas detonaciones.. ... . . "(9)

A esta euidemia de cólera aue hace cerca de siglo y medio se presentó en nuestro país, por los motivos anteriores podemos referirnos de un modo más extenso, ya que sobre ella dejaron constancia en sus Memorias tanto el ya citado don Joaquín García Benítez, como don Salvador Camacho Roldán y el general Joaquín Posada Gutiérrez entre otros. cartagena, según los datos que consigna don Salvador Camacho, murió una cuarta parte de la población por esta causa: de sus diez mil habitantes de entonces, fallecieron dos mil cuatrocientos afectados por el cólera morbo.(8) Como se sabe, el cólera es una gravisfma enfermedad que puede producir la muerte en pocas horas. se caracteriza por diarrea y vómito que llevan a una pronta deshidratación ( puede eliminarse hasta 15 o 2 0 litros de heces en 24 horas). Su tratamiento, inmediatamente hecho el diagnóstico, se basa en el reemplazo de los líquidos y electrolitos p e r d i d o s . requiriéndose preferentemente infusiones de solución salina hasta en cantidad de entre 3 y 20 litros por vía intravenosa. a la que deben agregarse bicarbonato de sodio y potasio para reemplazar el que se pierde con las heces. Si no se dispone líquidos parenterales, se usará la rehidrataciónoral. En superíodo álgido, que es patognómonico del mal, el paciente es presa de un frío extremo, como la palabra lo indica. También se presentan dolorosos calambres. La mortalidadpuede alcanzarhasta auncincuenta por ciento de las personas afectadas que son, principalmente. las de menores recursos económicos. El primer caso conocido por la ciudadania cartagcnera de entonces, se presentó. ante la

En esa época todavía no se conociar, el origen ni el modo de contagiarse el mal. Se aceptaba que, llevados "por las altas regiones de la atmósfera" los miasmas, transmitidos por los males olores, eran su causa. El descubrimiento en 1884 por Roberto Koch d,e-l la bacteria ~ r o d u c t o r ade la enfermedad, aue se adquiere al tomar agua o alimentos contaminados con las heces de quienes padecen el mal, permitió saber su patogenia, que John Snow había intuido genialmente en Londres al observar que el cólera era contraído por los usuarios de la bomba de agua de Broad Street, tal como lo publicó en 1854 e n su estudio titulado ' Oo ihe nf CQlmmbhflnf cti&&(lo-11). A mediados del siglo pasado el cólera se extendió por el mundo en forma de Pandemia. Parece que de Bengala pasó a la India y atacó después a Europa y los Estados Unidos de América. A nuestro país vino en enero de 1849 por el puerto de Colón, en Panamá, nos lo informa el doctor Domingo Arosemena, testigo de excepción, quien atendió el primer caso en la ciudad de Panamá que, a la sazón, hacía parte de la Nueva Granada.

El germen llego en el vapor "Falcon", proveniente de Nueva Orleans con gentes que, atraídas por el recientemente descubierto oro de California, debían atravesar el istmo para arribar a su destino en la forma más rápida posible en ese tiempo. En mayo, y procedente de Nueve York, otro barco trajo un nuevo cargamento de enfermos que hicieron mayor el contagio.

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La epidemia se extendió por el litoral y ascendió por los puertos del n o Magdalena, corriendo a l estrago. Se calcula que en el país hubo veinte mil muertos por esta enfermedad. Más, como sucede a veces, en lugar de acudir todos a apagar el incendio, poniendo en rigor la cuarentena única arma eficaz que se conocía para detener el mal o haciendo obras de infraestructura (acueductos con agua potable y eliminación de excretas) comenzaron las discusiones, escogiéndose para ello un sitio no del todo adecuado desde el punto de vista científico, pero si apto para lograr resonancia: El Congreso de la República.

Y después de acalorado estudio, cuyos arguiiieiilo~i.e,uniiremoi :idcl:inte. en desorbitad.t ~ipli~.;icion del Laisser faire. iaisser uasser \e a~robóla~ey9dejuniode 1850quees~aradigma de estos tiempos. En plena epidemia de cólera se decreta la abolición de "Cuarentenas, cordones sanitarios, u otras medidas que, so pretexto de prevenir la introducción y propagación de alguna enfermedad, impidan la libre comunicación en el interior de la Nueva Granada, o entre esta y los países extranjeros." ~

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Cuál fue el origen de esta ley? El egoísmo de los comerciantes del interior que anteponían sus intereses ala difusión del mal? Elignorarse la forma de transmisión del cólera o quizá el hecho de que el chorro de Padilla no fue contaminado? La desatentada aplicación de las teorías del libre cambio a los problemas de salud? A la aprobación de esta ley se opuso con razonables argumentos Domingo Arosemena quien, además de médico, era representante por Panamá. "Cuatro-dice el doctor Arosemena-son las enfermedades principales que se reconocen en Europa como enfermedades contagiosas, y a los que puede reducirse el código sanitario en las naciones de viejo Continente, a saber: la Peste o mal del Levante, la lepra, el cólera Asiático y la fiebre amarilla ... Me tocó la suerte de concluir la carrera de mi profesión en tiempo de epidemia (las viruelas);comencé mi carrera pública como profesor de la Goleta Nacional Tequeilthama (sic),coi1 la epidemia de la fiebre amarilla en Buenaventura y Guayaquil; he seguido el estudio de la medicina en otras varias epidemias, i estoy ejerciendo la profesión en el

tiempo en que el cólera morboso ejerce sus estragos en varios puntos de la República ..." Luego el ilustre médico hace un resumen de las teorías a la sazón existentes para explicar el contagio. El aire eraparaeldoctorArosemena el principal agente de la propagación del cólera, pero acepta además, eclécticamente, el contacto de los cuerpos (y en esto invoca la autoridad de Cuvier y Rapail) y, en fin, la llegada del principio contagioso por cualquiera" de numerosos conductos que tiene nuestro organismo, como sucede en la sífilis y la disentería!"

Y concluye pidiendo ~ V n t r ~ l e ~ b c u i i t a r-Qtt!di io~. ciiarcnicma a~li(liie_(ltl~~do SU r k o U ~ sr. c coloa~iel&

"He aquí las razones -afirma para terminar sullamamiento alacordura- que he tenido para estar en favor de las cuarentenas: pues aunque se dice que la Inglaterra ha expedido un b i 11 aboliéndolas, creo que ello ha provenido más bien de sus necesidades mercantiles, que de principio filantrópico que proclama" (Diario de Debates). Debate de la Cámara de Representantes del 4 de abril de 1850. (12) Con sagacidad e ingenio don Manuel Mana Mallarino, conservador ilustre, defendió el proyecto presentado por el gobierno liberal. Preclara inteligencia, distinguido exponente de la aristocracia del talento y la fortuna, terrateniente del Valle del Cauca, su gobierno (1855 a 57) como Vice-Presidente elegido para reemplazar al general Obando, quien fue relevado del mando a raíz del golpe a hlelo, es recordado como uno de los más conciliadores y mejor intencionados de nuestra historia. Por qué laintervención decisivadel estadista conservador en apoyo de un proyecto gubernamental? Recordemos que el general don José Hilario López había sido elegido el 7 de marzo de 1849 y que el Congreso de entonces adelantaba la aprobación de su programa de gobierno de transformación de las instituciones, con la libertad de los esclavos, la abolición, la libertad de conciencia y educación, la supresión del

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fuero eclesiástico y la introducción de medidas libre-cambistas, política buena en conjunto, salvo en sus excesos, como: la expulsión de los jesuitas, el destierrro del arzobispo Mosquera o la derogación de los grados con el impacto consecuente sobre las Universidades, en busca de un atópico igualitarismo, confirmando el dicho de que con las mejores intenciones se obtienen los peores resultados. La abolición de la cuarentena podría pertenecer a este último grupo. La manera tradicional de evitar la propagación de las epidemias, cuando no se conocían las vacunas ni se sabía a ciencia cierta su modo d e transmisión, consistía, (como ya lo dijimos), en restringir durante cuarenta días -de ahí la palabra- la libertad de movimiento de los viajeros provenientes de una región afectada por una enfermedad pestilenciai epidémica. Se estableció por primera vez en Venecia y Ragusa en el siglo XN, durante la peste negra. Y aún hoy en día, por convenciones internacionales los países se obligan a notificar la existencia de casos de cólera, peste y fiebre amarilla y a aplicar la cuarentena respectiva, restringiendo la libertad de movimiento de las personas expuestas al contagio, ya no por cuarenta días, sino durante un lapso igual al del período de incubación máximo de cada una de dichas enfermedades. Pero en aquel entonces, no se sabía el modo de transmitirse el cólera morbo. John Snow, cuyas admirables deducciones estudiamos en la escuela de salud de Harvard, como ejemplo de , la perspicacia epidemiológica (lo), ( l l ) tuvo mayor fama en vida por haber sido quien dio la anestesia con cloroformo a la reina Victoria durante sus partos, modificando así la ancestral punición de Jehová a nuestra madre Eva. La hipotesis más aceptada, como ya vimos, era la del contagio por los miasmas emanados de los malos olores, en que hoy algunas gentes aún creen. El señor hlallarino inició SU intervención en tono menor. Desde el punto de vista médico, nada tenía que añadir a lo dicho por el doctor Arosemena. El dará el debate desde el punto de vista de la civilizacióny delahumanidad, pues, si las enfermedades se transmiten por aire, para qué las cuarentenas? Y, si para saber que un barco portala enfermedad, debe servisitado y si el aire en él está contaminado o sí el

contagio se produce de persona a persona, nó se contagiaríala comisión y sus visitantes? aislar el buque, entonces, no tendría ningún sentido: "No está en manos del hombre detener las causas de las epidemias, por que estas son las leyes de la naturaleza", afirma. son un castigo de la Providencia oenódicamente nos envía oor los designios ineiuctables del Eterno. ~ i n g ú n pueblo se ha liberado de una epidemia por " el bárbaro método de cuarentenas" que, por el contrario, en si abriga las nefastas consecuencias de todo lo que es malo: el aislamiento y la carestía de los víveres para los pueblos. Invocando el progreso de la humanidad y el bien de la civilización, don Manuel María dice que se sentiría "envilecido y menguado" si contnbuyera algún día al aislamiento y la incomunicación de los pueblos. En la defensa de la Gran Bretaña su diapasón alcanzó grandes alturas: "Ha dicho el ciudadano Arosemena que la Inglaterra no establece Cuarentenas porque lo subordina todo a intereses mercantiles; pero cuandoveo al gobierno inglés afanado enprocurar sustento a los infelices irlandeses, cuando observo que no hay un país más filantrópico que la Inglaterra, no puedo creer que un sentimiento de humanidad no haya impedido a aquella nación a tomar esta medida, y esta es una deducción de los antecedentes que ha dado el mundo ... Cuando veo que el dedo de Dios se pasea por la Gran Bretaña haciéndole sufrir azotes semejantes, y que son impotentes para detemerlo cualesquiera providencias que se tomen, me convenzo de que esto no puede ser otra cosa sino que los hombres, las provincias, las naciones y el orbe entero son impotentes contra la cólera de Dios."

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Luego de esta intervención v con el aoovo de Juan Nieto, representante por Cartagena, el proyeao se aprobó en primer debate, " casi por unanimidad", dice el Diario de Debates. En la segunda y tercera welta no hubo discusión. Así aue. uor decisión del Connreso Soberano. cuaido'ei oais estaba baio el signo de la euidemia de cólera, se suprimieron las cuarentenas. A

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Juan José Nieto fue el autor de la primera novela colombiana publicada después de la

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independencia, Ingermina, editada en Jamaica en 1844. (13)Ocupó señaladas posiciones políticas y gozó del afecto de las gentes. Había estado en Cartagena durante el período más crítico de laepidemia, en conctacto directo con los enfermos del cólera y ayudando a sepultar los cadáveres, sin haberse contagiado. El haber conservado su buena salud le sirvió como argumento para dar su voto favorable a la ley " Por estas razones - dijo - creo inoficiosas las cuarentenas, pues para evitar el contagio, si lo hubiera, serían necesarias ponerlas de calle en calle, de casa en casa, de persona a persona". Qué pasaba entretanto con la epidemia de cólera morbo? Recordemos que de Panamá, a donde llegó en enero de 1849,paso a Cartagena, alcanzando aquí su clímax en junio y julio. Al comenzar agosto estaba en Barranquilla y siguiendo el Magdalena ocasionó un alta mortalidad en Honda y Ambaiena en abril de 1850. A paso de mula subió al altiplano de Guaduas, para llegar a Bogotá de incógnito, cuando la ley de la abolición de las cuarentenas ya había sido sancionada. En Bucaramanga como lo anota en sus Crónicas (6) don José Joaquín García" . . . por desgracia, el cólera invadió de nuevo las poblaciones, infundiendo la consternación en todas partes, pues el mal se presentó, en esta vez, con peores caracteres que antes . . . el 15 de febrero de 1850 llegaron unos arrieros que conducían cargas del Puerto de Botijas y de repente se sintieron atacados, con tal fuerza, que a muy pocas horas perecieron entre agudos dolores . . . "Cuando" se tuvo noticia de estos primeros casos y de lo fulminante de la enfermedad. . . el pavor se produjo en el pueblo. . . los vecinos se reunieron a deliberar lo que podían hacer, y sin demora acordaron celebrar algún acto religioso, para implorar el favor de la Providencia en caso tan apurado.. . "Como de costumbre en tiempos de epidemia se sacó en rogativa por las calles la imagen de la Virgen de Chiquinquirá, Santa Patrona de la ciudad, y se prometió celebrar anualmente una fiesta en su honor. "El hecho innegable -prosigue el cronista fue que la peste se terminó por completo, sin que ningún caso de enfermedad volviera a presentarse. Desde entonces, jamás el cólera ha vuelto a visitar la población. ''Sil? embargo, concluye el docror García":. . . al preseiite son

pocos los que se acuerdan de cumplir aquel sagrado compromiso, contraído enmomentos de agustia suprema . . . "

A los Cachacosles quedó un recurso para oponerse al cólera: negar su existencia y cambiarle el nombre, diciendo que se trataba de un M. Un siglo después de sucedidos estos hechos, cuando estudiamos nuestra carrera en laEscuela Nacional de Medicina, aún era estala tesis aceptada por la Facultad. No obstante, a Bogotá, sí llegó el cólera. Don Salvador Camacho (1827-1900) dejó en sus Mlmoriac una descripción clara y objetiva d e la epidemia en la capital de la república en 1850, que permite hacer el diagnóstico restrospectivo de la enfermedad. (8). Transcribiremos, para concluir estas notas, las páginas que consignó sobre el tema don Salvador a quien, como llanero que era, podemos considerar imparcial en la polémica que hubo al respecto entre costeños y cachacos. Y que además fue testigo actuante de los sucesos que relata, ya que, en virtud de su alto y generoso espíritu público, era Inspector del Hospital de San Juan de Dios y miembro de la Comisión de Aseo y Salubridad organizada por la Sociedad filantrópica de que él hacia parte. " En mí concepto -escribe Camacho Roldán-, es indudable que reinó la perturbación atmosférica de la epidemia: Las afecciones intestinales se sintieron a u n tiempo en toda la población y pronto empezaronlos casos fatales: la primerapersona conocida a quien causó lamuerte fue una señorita Beriñas, hija del coronel del mismo apellido. no habiendo un local establecido fuera de la ciudad para atender a los enfermos, fue preciso abrir una sala especial en San Juan de Dios, y allí fueron tratados cosa de ciento cincuenta casos por el médico del servicio que era el doctor Ramón Morales Montenegro, y auxiliados por el padre García, sacerdote jesuita. Los síntomas observados fueron los siguientes: vómito constante, deyecciones frencuentes de aspecto de agua de arroz, calambres violentos, sed devorante, frío en las extremidades, color lívido en un principio, despúes azulado, hundimiento en los ojos, demacraciónrápida, perdida defuerzas y muerte en vinticuatro horas y a veces a

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los tres o cuatro dias. En un priacipio no se salvó ninguno de los atacados: a medida que principió el invierno, la enfermedad pareció empezar a ceder e n su violencia; al fin se salvaron casi todos los atacados. El método curativo era sumamente raro en los últimos días: losvómitos se conteniancon aplicaciones sucesivas de tártaro emético hasta una dosis de tres a cuatro gramos en el día. Detenido el vómito, empezaban las senales de reacción favorable, seguida de unaconvalescencia muy lenta". "Al fin fui atacado yo de los primeros síntomas, lo que logré dominar con tazas de agua de manzanilla y cinco gotas de Iáudano cada hora, ejercicio constante e n tres piezas cerradas hasta que después de tres dias volvió el calor y sobrevino una transpiración abundante. Entonces tomé la cama; pero la debilidad que me acometiófue tangrande que e n quince días no pude levantarme y caminar sino apoyado e n el brazo de alguna persona. Evidentemente la epidemia estaba ya en la declinación y el ataque había sido benigno. no tengo duda alguna de que el cólera subió a la altura de laexplanada de Bogotá con todos los caracteres que adquiere a la orilla del mar". 18). Concluimos así un repaso relacionado con algunos aspectos históricos y anecdóticos de lo que ha sido la presencia del cólera, esta grave enfermedad epidémica que de nuevo está entre nosotros, en la confianza que todo cuantose haga por conocer sus características, su manerade propagarse, el modo de prevenir y tratar tan seria dolencia, podrá ser de utilidad.

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Boletín del Instituto Caro y Cuerno. Tomo XLIV, Sep. Dic. 16.1989. No. 3.

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