Historia del reino y de la ciudad de Valencia

Siglos XIII, XIV, XV. Reconquista del Reino de Taifa. Jaime I de Aragón. Repoblación. Repartimiento. Sistema de Gobierno. Sistema electoral. Curia. Consell. Consellers. Jurats. Patriciado urbano. Expansión económica del siglo XV. Lonja de la seda

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LA CIUDAD DE VALENCIA COMUNICACIONES Y TRANSPORTE
ÍNDICE La ciudad de Valencia 4 Comunicaciones y Transporte 4 Alojamiento y manutención 6 Gastronomía 10 Vida Social 11 Universitat de Valènc

VALENCIA, Ciudad de la Seda 2016
VALENCIA, Ciudad de la Seda 2016 Segundo Encuentro Mundial de la International Network UNESCO Silk Roads Online Platform XII MULTAQA de las Culturas

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VALENCIA: DE JAIME I A LA LONJA DE LA SEDA

PRIMERA PARTE: LA CONQUISTA DEL REINO TAIFA DE VALENCIA La conquista del reino taifa de Valencia por parte de las tropas reales del monarca Jaime I de Aragón− Cataluña se caracterizó por una serie de factores: En primer lugar, vemos que se trató de un proceso de extraordinaria brevedad en comparación al resto de la reconquista cristiana de la PenÃ-nsula Ibérica. También sabemos que los musulmanes ofrecieron muy poca resistencia a los nuevos señores cristianos, debido al extremo debilitamiento del poder andalusÃ-, acrecentado aún más después del desmoronamiento del imperio almohade. En tercer lugar, un factor en contra fue la falta de un ejército real permanente, ya que el rey no dispuso de un gran frente militar debido a que la mayorÃ-a de nobles catalano− aragoneses preferÃ-an seguir explotando al rey taifa a través de las parias. Un cuarto punto a favor del avance cristiano fue la ineficacia del sistema defensivo fortificado islámico, que a pesar de contar con numerosos castillos no funcionó para detener el avance. Un quinto y último factor que caracterizó esta conquista fueron las prestaciones que el monarca ofreció a los musulmanes si éstos se rendÃ-an pacÃ-ficamente, las cuales funcionaron hasta el punto de que muchas villas se rindieron aún cuando las tropas cristianas se hallaban a cierta distancia. Con este marco, la conquista se desarrolló en cuatro etapas, tres de las cuales se dieron bajo el reinado del Rey Conquistador. La primera de ellas fueron los años previos, entre 1225 y 1232. En estas fechas la frontera se encontraba entre las localidades de Tortosa y PeñÃ-scola. En ese año de 1225 en diferentes convocatorias de Cortes, se decidió realizar dos incursiones en territorio islámico. AsÃ-, una partió desde Teruel y otra desde Tortosa, pero ninguna de ellas obtuvo éxito alguno, salvo algunas rentas del rey musulmán Abú Zayd. Al año siguiente, en 1226, Jaime I en agradecimiento a su fidelidad otorgó al caballero Blasco de Alagón la potestad de cuántas tierras conquistase. Unos años después, dentro de la taifa se libró una guerra civil que terminó con el destronamiento de Abú Zayd y el acceso al trono del rey Zayyán, lo que provocó que Zayd se hiciera vasallo de Jaime I y le entregara numerosos castillos al norte del reino valenciano a cambio de unas rentas al musulmán derrocado. Con Zayyán en el trono valenciano, en 1231 se reunieron en Alcañiz el rey Jaime, su fiel caballero Blasco de Alagón y el maestre de la Orden del Hospital y planificaron la conquista de las ciudades de Burriana y Valencia.

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Después de esta reunión, Blasco de Alagón se apoderó de la villa de Morella, nombrándose señor de la misma en virtud de la concesión que le hizo el rey en 1226. No obstante, Jaime al ver la importancia de la ubicación de la villa dentro del Maestrazgo ordenó su entrega al poder real, lo que Blasco denegó. Esta disputa hizo que las tropas reales entraran en el cercano castillo de Ares y desde aquÃ- se presionara al noble. Finalmente Jaime I se adueñó de la capital de los Puertos y Blasco fue desterrado, refugiándose en la taifa valenciana. La conquista del reino no respondió a un planteamiento logÃ-stico y sistemático, sino que lo hizo a través del asedio planificado de las grandes ciudades, ya que en torno a éstas caÃ-an todas las tierras a su alrededor. El primer asalto a una gran ciudad fue el asedio de Burriana. La comitiva partió desde Teruel en mayo de 1233 a través del valle del rÃ-o Palancia, por los municipios de BejÃ-s y Jérica. A su vez, los caballeros hospitalarios y los templarios actuaban en Sagunto por el mar, cometiendo numerosos saqueos. El asedio a Burriana comenzó a principios de verano. Tras un tiempo asediada, Burriana finalmente cayó, y con ella todos los castillos y villas que se encontraban entre esta localidad hacia el norte hasta la frontera catalana. A su vez, los castillos hacia el sur fueron presionados.

Desde Burriana, en 1234 Jaime I realizó una incursión hacia el rÃ-o Júcar, llegando hasta la villa de Albalat de la Ribera, con el fin de acercarse a Alcira. Una segunda incursión fue realizada por el monarca al año siguiente con dirección a Cullera, la cual estuvo a punto de caer en manos cristianas. No obstante, por falta de proyectiles los cristianos se retiraron. Las dos incursiones hacia el sur hicieron que el rey viera que el circuito fortificado de la ciudad de Valencia no tenÃ-a la fuera militar adecuada, por lo que en las Cortes de Monzón del año 1236 acordó con sus nobles la conquista de la ciudad. Torre de Calatrava, Burriana De esta forma, Jaime ocupó el derruido castillo del Puig, a varios kilómetros al norte de la capital, reconstruyéndolo y haciendo de él la base de sus operaciones. En 1237 el rey Zayyán reunió un importante ejército con el que atacó la base del Puig, pero finalmente no logró nada.

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Ante el inminente asedio, Zayyán ofreció un gran tributo al monarca catalano− aragonés, pero éste lo rechazó en contra de la opinión de la nobleza. AsÃ-, el asedio comenzó el 22 de abril de 1238, y finalizó con la capitulación firmada el 22 de septiembre de ese mismo año. Una vez conquistada la capital, Zayyán y Jaime firmaron una serie de pactos por los que se aseguraba la integridad de los musulmanes, asÃ- como que el rey andalusÃ- entregaba al rey cristiano todos los castillos de su reino desde la ciudad de Valencia hasta el rÃ-o Júcar, salgo las fortalezas de Denia y Cullera. Tras la caÃ-da de la capital, la posesión del resto del territorio era cuestión de tiempo. La conquista al sur del rÃ-o Júcar fue más compleja, ya que en este territorio entró en combate otro enemigo: Castilla. Esta zona era consideraba por ambas Coronas como propia, por lo que tenÃ-an que llegar a algún acuerdo en cuanto a los lÃ-mites de cada una. Esta zona era gobernada por Ibn Hud, pero éste murió y tras ser sucedido por su hijo llegó al poder de nuevo Zayyán, convirtiéndose asÃ- monarca de la taifa de Murcia. A principios de 1239, Jaime I pasó el rÃ-o Júcar y presionó el castillo de Bairén, en la zona de Gandia. En ese mismo año, gracias a negociaciones con Zayyán, el rey cristiano entró en Cullera de forma pacÃ-fica, cercando y finalmente adueñándose del ya citado castillo de Bairén. También a principios de 1239, el rey Jaime realizó una expedición a tierras que en virtud del Tratado de Cazorla le correspondÃ-an a Castilla. De esta forma llegó a la zona entre Caudete, Villena y Sax. Esta expedición, según fuentes, se realizó con el motivo de obtener botÃ-n, pero finalmente resultó desastrosa, pues en ella falleció el soldado Artal de Alagón. Otras fuentes afirman que esta expedición se realizó en respuesta al vasallaje que el nuevo rey de Murcia Zayyán realizó con el monarca castellano. Tras esta incursión, en mayo de 1240 el rey preparó el primer asedio a la ciudad de Xátiva, con el fin de liberar a su vasallo Pedro de Alcalá. Este asedio, que no consiguió el dominio de la ciudad, permitió que los cristianos controlaran los accesos a la misma. Después de este primer asedio a Xátiva, el rey Jaime regresó a Cataluña, y en su ausencia sus soldados, en contra de sus deseos, atacaron el castillo de Rebollet, cebándose también con la población musulmana de la fortaleza.

Dos años más tarde, en 1242 el señor de Alcira huyó, y entregó su ciudad. Tras la toma de Alcira, se preparó el segundo asedio a la ciudad de Xátiva. 3

En 1244, el rey partió desde Castelló de la Ribera. En su camino, se adueñó de Moixent y Enguera. El infante Alfonso de Castilla también presionaba la zona, considerándola propia como dote de su matrimonio con la hija de Jaime, doña Violante de Aragón. Fortaleza de Xátiva En respuesta a esta presión, Jaime hizo efectivo su dominio sobre las villas y castillos de Caudete, Bogarra, Villena y Sax, que legalmente pertenecÃ-an a Castilla. Con este panorama y ante una inminente guerra entre aragoneses y castellanos por cuestión de fronteras, ambas partes se juntaron en el Camp de Mirra y firmaron el Tratado de Almizra en ese año de 1244. De esta forma, ambas partes se devolvieron los territorios que en virtud del Tratado de Cazorla no les pertenecÃ-an, por lo que Xátiva quedó a plena disposición de Jaime y Caudete, Bogarra, Villena y Sax pasaban a dominio castellano. Tras el Tratado de Almizra, Jaime regresó a su segundo asedio de Xátiva, la cual cayó finalmente por la fuerza. Con ella también pasaron a manos aragonesas las villas de Ontinyent y Albaida. En mayo de ese 1244, Jaime trazó la polÃ-tica a seguir en el interior, en la zona dominada por Al− Azraq, la cual dejó en manos de su hijo Alfonso. La polÃ-tica de la costa pasó a manos del noble Carròs. AsÃ-, con ayuda de Carròs, Jaime presionó el circuito de la última ciudad marÃ-tima que caerÃ-a en sus manos, y Denia se convirtió en cristiana en ese 1244. Castillo de Caudete Con esta disposición, tan sólo se resistÃ-a un pequeño núcleo en el interior de los ya dominios cristianos: la plaza de Biar. Se dio un primer acercamiento entre los habitantes de esta villa con el rey, los cuales hicieron intento de entregarse voluntariamente, pero los señores del castillo se negaron, por lo que Jaime tuvo que entrar por la fuerza. El monarca colocó a su ejército en Ontinyent, y después lo desplazó hasta Castalla. Desde aquÃ- atacó la villa con ayuda de gentes del interior, capitulando finalmente en febrero de 1245, cerrándose asÃ- la etapa de conquistas llevadas a cabo por el Rei Conqueridor. Jaime I, Plaza de Alfonso el Magnánimo de Valencia SEGUNDA PARTE: LA REPOBLACIÓN El método repoblador del reino de Valencia fue principalmente el repartimiento. Esta forma de repoblar consistÃ-a en repartir las nuevas tierras entre colonos cristianos de los dominios catalano− aragoneses del norte a cambio del pago de unos tributos al rey o al señor. La extensión de la parcela iba en relación a la posición social del beneficiario. Los primeros beneficiarios del repartimiento fueron aquellos soldados que habÃ-an colaborado en la empresa militar, aunque después del escaso éxito obtenido la oferta se abrió a cualquiera que quisiera trasladarse. La repoblación se convirtió en un problema para el rey, ya que no llegaban todos los colonos necesarios o previstos por el monarca. Cabe distinguir que si el problema fue grave en la ciudad de Valencia, lo fue mucho más al sur del rÃ-o Júcar.

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La repoblación valenciana se caracterizó por los libros del repartimiento, o llibres del repartiment. Estos libros eran anotaciones que el rey Jaime escribÃ-a anotando las donaciones que realizaba. Los primitivos libros escritos por el rey terminaron de escribirse en 1249, cuando la conquista estaba completamente realizada, si bien en años posteriores aparecieron libros de repartimiento locales, los cuales recogÃ-an un mayor número de datos. Este sistema de reparto dio lugar a la formación de un sistema de pequeñas y medianas parcelas propiedades de campesinos y nobles. No obstante, este proceso repoblador fue extremadamente lento debido a la desavenencia de Jaime I con sus nobles, los cuales siempre estuvieron en contra de la conquista de Valencia y los cuales requerÃ-an a sus campesinos en sus tierras al norte. La ciudad de Valencia se repobló en distintas etapas. Los primeros repartos que se hicieron de la misma fueron en 1237, en el Puig, es decir, un año antes de la conquista definitiva de la urbe. Estos repartos tienen un carácter muy breve. AsÃ-, entre 1237 y 1239 se repartió el 52% de la ciudad, y el 48% restante en los seis años siguientes. Estos primeros repartos fueron muy poco efectivos, ya que no se sabÃ-a cuánto territorio caerÃ-a. Una vez dentro de la capital valenciana, el rey se vio obligado a realizar una serie de ajustes en los repartos que ya habÃ-a hecho, adecuándolos a la realidad que se encontró tras la conquista. Fue en esta etapa cuando se creó un Consell que solucionara los problemas de la vida urbana, siendo el de la repoblación uno de los problemas principales a los que se enfrentó. La ciudad de Valencia se dividió en barrios, dependiendo de la procedencia de los posibles pobladores. AsÃ-, los más grandes fueron los barrios de Barcelona, Tarragona y Sant Carles de la Rà pita. De esta forma la ciudad quedó dividida en un 48% para catalanes y un 43% para aragoneses. El restante pertenecÃ-a a pobladores de origen desconocido. Los libros de repartimiento del resto del reino aparecen entre 1239 y 1249, pero es entre 1248 y 1249 cuando se incrementan de forma asombrosa las donaciones. Esto se derivó de las sublevaciones mudéjares. En estas fechas también aparecen en los libros donaciones colectivas, si bien la mayorÃ-a eran de carácter individual. Muchas de las donaciones se vendieron de forma ilegal, aunque al rey finalmente no le quedó más remedio que legalizarlas. Plano de la ciudad de Valencia Otra fuente para estudiar la repoblación, aparte de los libros de repartimiento, son los archivos de la CancillerÃ-a Real de la Corona de Aragón. Esta institución recoge datos entre 1257 y 1276, año en que murió el Rey Conquistador, pero no obstante aparecen muy pocas donaciones. Se cree que esto es asÃporque los datos se han perdido, no porque el rey no otorgase parcelas. Según estos datos sabemos que Jaime nombró una serie de encargados de repartir las tierras en cada comarca o municipio. También creó unos albaranes que si bien podÃ-an estar firmados por los repartidores, todos tenÃ-an que tener el consentimiento real. Estos albaranes aseguraban el reparto a su repoblador y tenÃ-an un carácter que nunca podrÃ-a ser modificado No obstante, Jaime I era consciente que los repartos no se habÃ-an llevado a cabo con la regularidad que 5

exigÃ-a. Por ello, en 1270 encargó a cuatro personajes la comprobación de los inscritos. Tras esta revisión, y el resultado ilegal que dio, el rey decidió legalizarlos y realizar una nueva llamada repobladora. Aparte de los libros de repartimiento y los archivos de la CancillerÃ-a, una tercera forma se dio con el fin de atraer colonos cristianos a las tierras del sur. Estas son las cartas puebla. Estas cartas pueden variar desde un simple diploma con la orden de colonizar hasta un amplio texto que recoja los derechos, obligaciones, o ambos, que disfrutará el futuro repoblador. También hay que decir que a estos textos primitivos, otorgados por los señores, se le añadieron con el tiempo nuevos derechos y obligaciones. No podemos hablar de cartas puebla en singular ya que son varios los documentos que se agrupan con el fin de regir la vida social en la zona a repoblar y poner a punto el terreno para su explotación. La frase caracterÃ-stica con la que comenzaba toda carta era damus et concedimus vobis ad populandum. Se iniciaban con el encargo del dueño de la tierra de repoblar, y superada la fase inicial se articulaban los pormenores. La persona que recibÃ-a el dono podÃ-a delegar la ocupación del terreno en un tercero, como ocurrió en el caso de Vinaròs. La donación también conllevaba el pago de un censo y la jura de fidelidad al rey. En las tierras que eran propiedad de órdenes militares, asÃ- como en obispados, los dueños de las tierras si querÃ-an repoblar necesitaban el permiso expreso del maestre o del obispo. Los repobladores a su vez podÃ-an dividir sus tierras, y también hacer nuevos llamamientos a la colonización. El propio repartidor, elegido por el rey, era el encargado de las tareas de gobierno local.

Mapa del Reino de Valencia en época foral 6

TERCERA PARTE: EL SISTEMA DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE VALENCIA La primera institución de gobierno municipal para la ciudad de Valencia la creó el rey Jaime I en 1239, un año después de la conquista. El rey confirió a la figura del Cúria la capacidad directiva para la administración de la plaza valenciana. Esta concesión serÃ-a renovable anualmente. Fue también en este año de 1239 cuando el monarca elaborara la Costum, ley que regularÃ-a los nuevos territorios y que supone el antecedente inmediato de los Fueros de Valencia. Dentro de esta ley, los prohombres de la ciudad tendrÃ-an cierta representatividad. La realidad institucional de la capital valenciana se muestra cambiante, aunque las mutaciones se llevaron a cabo principalmente en torno a los métodos de acceso a la regencia de los cargos, ya que los papeles polÃ-ticos representados en el Consell apenas tendrÃ-an variación, como veremos más adelante. El nacimiento de cualquier institución de gobierno se realiza por iniciativa regia. El nacimiento de éstas estuvo Ã-ntimamente vinculado a las necesidades del gobierno municipal a lo largo de la cronologÃ-a foral. El Palacio Real de Valencia (siglo XVIII) Els Jurats En 1245 los prohombres de la ciudad eligieron a cuatro jurats, que gobernarÃ-an en nombre del rey. La figura del Cúria desaparecerÃ-a en 1250 y en 1266 el gobierno por parte de los jurats se harÃ-a perpetuo. En 1278 el monarca Pedro III aumentarÃ-a el número de jurats a seis, repartidos entre las tres manos que conformaban la sociedad de la capital valenciana. No obstante, en 1283 el mismo rey Pedro derogarÃ-a este privilegio y ratificó el número de cuatro para los jurats, los cuales se elegirÃ-an entre la nobleza y los oficios. Esta situación se mantendrÃ-a asÃ- hasta 1321, año en que Jaime II restablecerÃ-a los seis jurats. Desde este año de 1321 hasta 1707, fecha en que se derogaron los Fueros de Valencia por parte de los Borbones, el número de jurats serÃ-a seis: cuatro procedentes de la nobleza y otros dos del resto de la mano mayor. El Consell Municipal Este consejo consultivo fue utilizado por los jurats desde el mismo año de 1239, también con el Cúria. En 1283 se reformarÃ-a el Consell, pasando a primar en su configuración la mano media, los oficios. En 1321 la mano mayor cobrarÃ-a un mayor peso, alternándose entre caballeros y ciudadanos. En 1329 Alfonso IV creó los Consellers de Juristes. A partir de esta modificación de Alfonso IV no se dan apenas cambios. De esta forma vemos que el Consell estarÃ-a formado por: • La mà major: representantes de la nobleza, con seis figuras conocidas como consellers de cavallers i generossos. • La mà mitjana: formada por representantes de ciudadanos. Su número serÃ-a el de setenta y dos consellers conocidos como de ciutadans de parròquies. • La mà menor: formada por los oficios, contaba con setenta representantes d' oficis i mesters. 7

Els Consellers d' Oficis i Mesters Desde 1283, quince corporaciones elegÃ-an por sÃ- mismas a cuatro representantes por cada oficio de la ciudad, que conformaban el Consell dels Jurats. El número de oficios se irÃ-a incrementando por privilegios reales. En 1418 el número de oficios se situaba en veinticinco, si bien éste siguió aumentando hasta los cuarenta y cinco oficios que tenÃ-an representatividad en 1526. Els Consellers de Ciutadans de Parròquies La mano media o mà mitjana se representa a partir de las doce circunscripciones instituidas después de la conquista relacionándose con el proceso repoblador. AsÃ- vemos que algunas de estas circunscripciones eran San Nicolás, San MartÃ-n o Santa Cruz. Estas parroquias adquirieron facultades polÃ-ticas por decreto de Pedro III en 1283. De esta forma, cada parroquia contaba con seis representantes en el Consell. Pedro IV redujo el número a cuatro, número que se mantendrÃ-a durante toda la época foral. AsÃ-, cuarenta y ocho eran los representantes de todas las parroquias valencianas. Puerta de los Apóstoles, catedral de Valencia Els Consellers de Cavallers i Generossos La presencia de estos consejeros se remonta a la creación misma del Cúria. Desde 1321 la nobleza tendrÃ-a acceso como miembro de pleno derecho a las oficialÃ-as de mayor trascendencia local. Desde 1329 los consellers de cavallers i generossos tendrÃ-an seis puestos en el Consell y dos puestos fijos en la JuraderÃ-a.

Porta dels Serrans, València Els Consellers de Juristes Aparecieron en el gobierno municipal en 1329, al igual que la nobleza. Su representación serÃ-a de cuatro miembros constantemente. El sistema electoral para la provisión de cargos El sistema mediante el cual se elegÃ-an los candidatos para los cargos públicos varió según diferentes etapas: 8

• 1245− 1266: la cooptación Los cuatro jurats serÃ-an renovados anualmente en la festividad de Sant Miquel. Estos jurats elegirÃ-an a sus sucesores y consejeros. También tenÃ-an la obligación de jurar fidelidad al rey o en su defecto al Batle. • 1266− 1283: coparticipación y designación directa En 1266 se establece un privilegio que cambiaba la fecha de renovación a Pentecostés, reduciéndose a su vez el poder de los jurats. • 1283− 1321: la introducción del azar con els redolins Los jurats y consellers de parròquies dejan de elegir a sus sucesores por libre albedrÃ-o. El sorteig dels redolins consistÃ-a en escribir en el anverso de un pergamino el nombre de un candidato y en el reverso su parroquia. El pergamino se convertÃ-a en bola mediante cera y se introducÃ-an estas doce bolas (redolins) en un cuenco con agua. Tras ser removidas, un niño sacarÃ-a ocho bolas. Los cuatro redolins restantes se convertirÃ-an en la JuraderÃ-a electa. • 1321− 1402: la reorganización del método dels redolins Los jurats sólo pueden exhortar a los consellers de parròquies para nominar a sus candidatos. En 1329 en Consell se estructura por representantes de ciudadanos, caballeros y juristas. A partir de 1371 los jurats designarán a los consellers de las tres manos. • 1403− 1411: nueva remodelación • 1412− 1417: la potenciación del azar en la provisión de cargos La llegada de los Trastámara con Fernando I en 1412 olvida las fórmulas anteriores y se decanta por el azar. Se fabrican tantos redolins como consellers de ciudadanos, nobleza y oficios haya. Se extraen trece bolas y se designan ocho consellers. • 1418: retorno a las matizaciones del sistema preexistente El acceso al trono de Alfonso V supone para Valencia una práctica anual para elegir a su gobierno ciudadano. Alfonso elimina en gran parte el azar revitalizando el sistema introducido por Jaime I y Alfonso IV. • 1426: introducción de la ceda En 1426 queda constatada la directa intervención del rey en la provisión de puestos, confeccionando una lista o ceda donde inscribe a los candidatos considerados aptos para ser sorteados mediante redolins.

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Alfonso V el Magnánimo Los oficiales y su elección Más de cuarenta magistrados de diversa Ã-ndole ejercieron de una u otra forma control sobre el poder municipal. el cargo del JustÃ-cia estuvo subordinado a los jurats, aunque tuvo una trascendencia extraordinaria. el mostassaf fue una figura vinculada a la vida socio− económica de la urbe. hacÃ-a de policÃ-a de mercado y ordenaba la polÃ-tica urbanÃ-stica. jerárquicamente, iba detrás de los jurats y el justÃ-cia. els justÃ-cies el justÃ-cia fue el sucesor del cúria. presidÃ-a pleitos civiles y criminales, y se encontraba asesorado por un consejo de prohombres. tras la redacción de la Costum en 1239 estos prohombres tuvieron acceso al cargo de justÃ-cia. desde 1245 el cargo del cúria fue perdiendo importancia y terminó desapareciendo en 1266, fecha en la que se crea el cargo de JustÃ-cia de València. los jurats presentarÃ-an sus candidatos al rey o al batle en su ausencia y éste elegirÃ-a al justÃ-cia. el cargo fue haciéndose cada vez más complejo, llegando a aparecer el justÃ-cia de trenta sous, el de cinquanta sous o el de trescents sous. fue a partir de 1321 cuando el cargo se divide definitivamente entre justÃ-cia criminal y justÃ-cia civil. El alzamiento del patriciado urbano en el siglo XIV A principios del siglo XIV, más concretamente a partir de 1306, tuvo lugar una agrupación de ciudadanos nobles que acumularÃ-an rápidamente gran parte de los poderes polÃ-ticos, naciendo de esta forma un nuevo patriciado urbano. Este patriciado serÃ-a el grupo predominante a lo largo del siglo XIV como nos muestran las actas municipales, si bien el mismo tendrÃ-a su origen en el gobierno de los prohombres que se creara en 1278. Entre 1306 y 1355 se ve que el Consell estaba formado por 5.687 cargos, aunque estos cargos procedÃ-an tan sólo de 1.375 familias diferentes. De estas familias destacan los Aragonès, los Català , los MartÃ-, los Rabassa, los Soler o los Ferrer. El número de familias estaba repartido de forma muy desigual entre los estamentos del Consell. Entre 1356 y 1419 los cargos que aparecen en el Consell aumentan hasta los 8.300, no obstante vemos que el número de familias que lo conforman es menor. En este punto los que más destacan son los Escrivà , los Fabra o los Jofré, que se constituyen como perpetuos en el poder. 10

No obstante, de entre todas las familias que se adueñaron del Consell destacan sobre las demás los Marrades, familia que ocupó los cargos más relevantes del gobierno durante varias décadas. CUARTA PARTE: LA EXPANSIÓN ECONÓMICA DEL SIGLO XV Dice SanchÃ-s Sivera El lujo extraordinario que imperaba en Valencia en tiempo de Alfonso el Magnánimo señala un florecimiento tan notable que puede afirmarse que supera al de otras regiones. Con esta afirmación nos adentramos en el siglo de oro de la ciudad y reino de Valencia, el siglo XV. Al igual que el siglo de oro español fue el XVI por razones derivadas de la colonización de América y las herencias de los monarcas hispanos, el XV supuso para la región valenciana la época de mayor esplendor por diversos factores. El primero de estos factores es el crecimiento demográfico. A lo largo del siglo XV la ciudad creció de 8.000 hogares en 1418 a 15.000 en 1483, crecimiento debido en gran parte a la inmigración aragonesa y castellana. El aumento de la población empezó a sentirse a mediados del XIV, ya que vemos cómo Pedro IV ordena en 1356 que se reorganicen las viejas calles de la ciudad andalusÃ-. Uno de los principales motivos de esta reorganización fue el frecuente embotellamiento de las calles más céntricas. Al margen del simple ensanchamiento de las vÃ-as, la corporación municipal tuvo muy presente el embellecimiento de la ciudad, como vemos en el caso del campanario del Micalet, que fue subvencionado con fondos públicos. Se puede decir que se vivÃ-a bien en la Valencia del XV. No obstante, hay documentos que prohÃ-ben el estilo de vida licencioso que se extendió por la urbe, asÃ- como los abusos en los hábitos alimenticios, reflejo del bienestar social. De la misma forma han llegado hasta nosotros documentos que nos hablan de cómo la ciudad se volcaba materialmente cuando alguna personalidad visitaba Valencia. En segundo lugar nos encontramos con la potencialidad financiera. La moneda valenciana se libró de los múltiples efectos devaluadores que asolaban otros paÃ-ses medievales. Este hecho hizo que la ciudad se convirtiera en una financiadora habitual de las empresas reales de Alfonso V. En tercer lugar y más importante que el resto si cabe es la vitalidad del complejo económico valenciano. Valencia prospera pese a las circunstancias que hacen que otras tierras queden adormecidas. El desarrollo agrÃ-cola se dio gracias a la organización perfecta de los regadÃ-os de la huerta. La artesanÃ-a destacó en labores como los tejidos, tintes, curtidos y muebles. La fama de los tejidos y tintes valencianos hizo que se exportasen al resto de la PenÃ-nsula, especialmente a las Baleares. A pesar de ello, la principal base de la prosperidad de la economÃ-a ciudadana radicaba en el importante volumen del intercambio mercantil, que representaba la fuente de ingresos más saneada de la hacienda. Otra actividad comercial que destacó fue el armamento de naves. El problema de la piraterÃ-a en las costas valencianas del siglo XV se convirtió en una obsesión. Este inconveniente hizo que las atarazanas de la capital valenciana se convirtieran en fabricantes de barcos de primer nivel, con los beneficios que ello reportó a sus trabajadores. Una vez enumeradas las principales actividades económicas de la ciudad y región de Valencia, también 11

tenemos que tener en cuenta sus intensÃ-simas relaciones comerciales con otros puertos del Mediterráneo. AsÃ- como también tuvo relaciones con puertos catalanes y mallorquines, las más destacables fueron las relaciones con los italianos. Se dice que en la Valencia del XV el ambiente estaba impregnado de italianismo. Esto sucedió asÃ- porque cuando Alfonso V se adueña del reino de Nápoles hace del puerto de Valencia su principal puente de comunicación. Aparte de estas fuertes relaciones con Italia, el puerto de Valencia también mantuvo intercambios comerciales con puertos andaluces y del norte de Ãfrica. Para finalizar con este trabajo, y como máximo y más claro ejemplo de este esplendor económico que vivió el reino valenciano en el siglo XV hablaremos de la Lonja de la Seda. QUINTA PARTE: LA LONJA DE LA SEDA El edificio de la Lonja de la Seda constituye uno de los ejemplos del gótico civil más impresionantes de cuantos se levantaron. Es por ello que bien merecido tiene el tÃ-tulo de patrimonio de la humanidad. La Lonja fue construida entre 1482 y 1498 por los maestros canteros Pere Compte, Johan Yvarra, Johan Corbera y Domingo Urtiaga, que la dio por terminada en 1548. Su construcción se asemeja a los castillos medievales por el aspecto de fortaleza que adquieren sus gruesos muros y almenas. Fachada principal de la Lonja de la Seda La Lonja está formada por cuatro partes que son: la Torre, donde se encuentra un calabozo en el cual eran introducidos los ladrones de seda y los mercaderes y comerciantes poco honrados hasta que venÃ-an las autoridades. En segundo lugar la Sala del Consulado del Mar, antiguamente casa de la ciudad, y donde tuvo su sede esta institución jurÃ-dica mercantil. En tercer lugar el Patio de los Naranjos, y en último lugar el Salón Columnario o Sala de Contratación. La superficie del monumento supera los 2.000 metros cuadrados entre zonas edificadas y no edificadas. El Salón Columnario o Sala de Contratación es una gran estancia interior, con tres naves longitudinales cuyo techo es un conjunto de bóvedas de crucerÃ-a sostenidas sobre esbeltas columnas helicoidales de casi 16 metros. Sala de la Contratación La Lonja fue diseñada como un templo al comercio y presenta un marcado carácter simbólico, en el que se ha querido ver la representación del paraÃ-so en el que las columnas serÃ-an los troncos de las palmeras y las cúpulas representarÃ-an la cúpula celeste o bien las propias hojas de las palmeras abriéndose en lo alto. Justo en el centro del techo se encuentran cuatro escudos de la corona de Aragón, y una mancha que la rodea que es ni más ni menos la mancha formada por la primera bandera de España que existió, los Reyes Católicos la hicieron poner para tapar esos escudos y asÃ- que todas las gentes venidas de todos los lugares del mundo identificaran ese edificio con el nuevo Reino surgido de la unión entre la corona de Aragón y el Reino de Castilla. 12

El municipio instaló aquÃ- la taula de canvis, creada en 1407 por privilegio del rey MartÃ-n I el Humano, para realizar las operaciones bancarias del momento, donde se realizó la primera letra de cambio del mundo. A lo largo de la parte más alta de las cuatro paredes lindando con las bóvedas existen unas inscripciones en latÃ-n realizadas en oro sobre un fondo oscuro, en forma de cenefa, que recuerda a los comerciantes sus deberes como mercaderes y buenos cristianos de no actuar con usura en el negocio para conseguir asÃ- la vida eterna. La inscripción, en latÃ-n, dice asÃ-: «Casa famosa soy en quince años edificada. Compatricios, probad y ved cuan bueno es el comercio que no usa fraude en la palabra, que jura al prójimo y no falta, que no da su dinero con usura. El mercader que vive de este modo rebosará de riquezas y gozará, por último, de la vida eterna.» Desde la Plaza del Mercado y situados enfrente de la Iglesia de los Santos Juanes se pueden apreciar dos cuerpos separados por una torre almenada. A un lado se perciben arcos ojivales de profusa decoración, acompañados de impostas, molduras y pináculos. Las gárgolas góticas, en número de 28, también son un elemento caracterÃ-stico. Empleadas para desaguar la lluvia de los tejados, representan animales fantásticos, monstruos y personas en actitudes indecorosas. Escudo de Valencia en el exterior de la Lonja El pórtico de entrada es llamado el Portal de los Pecados, pues en él se encuentran los pecados originales del hombre representados por varias figuras. Los mercaderes hicieron construir una Virgen enfrente de la Lonja para proteger a la ciudad de estos pecados. BIBLIOGRAFIA • La reconquista y repoblación valenciana durante el reinado de Jaime I de Pedro López Elum • Valencia municipio medieval. Poder polÃ-tico y luchas ciudadanas 1239− 1418 de Rafael Narbona VizcaÃ-no • Aportación al estudio de la economÃ-a de Valencia durante el siglo XV de Ãlvaro SantamarÃ-a Arández • www.wikipedia.org • www.artehistoria.jcyl.es • www.guiarte.com VALENCIA: DE JAIME I A LA LONJA DE LA SEDA

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