HISTORIA DEL TEXTO DE LA BIBLIA

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BIBLIOGRAFÍA -Breve historia del texto bíblico: Gonzalo Báez Camargo -La Biblia judía y la Biblia cristiana: Julio Trebolle Barrera (Trotta) -La Biblia en su entorno: J. González Echegaray, J. Asurmendi, F. García Martínez, L. Alonso Schökel, J.M. Sánchez Caro, J. Trebolle Barrera (Verbo Divino). - Los manuscritos de la Biblia y la crítica textual : Roselyne Dupont-Roc y Philippe Mercier, [Estella: Verbo Divino, 2000], Cuadernos bíblicos, 102).

HISTORIA DEL TEXTO DE LA BIBLIA ANTIGUO TESTAMENTO Por Emilio Lospitao

REVELACIÓN E INSPIRACIÓN… El mensajero y el escritor sagrados no son meros autómatas o especie de médiums espiritistas. Dios no los priva de sentido ni de conciencia. En ningún momento les anula su personalidad propia, su temperamento y estilo particulares. La Biblia no es un sistema de sonido, con micrófonos y altavoces, que transmite palabras caídas de las nubes. Ni un libro dictado por Dios palabra por palabra a una grabadora electrónica. Y ni siquiera a un taquígrafo. Porque el escritor sagrado se asemeja más a un secretario de tal modo identificado con su jefe que éste no le dicta; simplemente le da su mensaje, y el secretario lo expresa con sus propias palabras. O sea que en la Biblia, el mensaje, la Palabra, es de Dios; las palabras con que ese mensaje se comunica, son de hombres. Pero de hombres escogidos por Dios e inspirados y guiados por su Espíritu. Así, el mensaje, que es de Dios, pasa en su esencia a través de la forma de expresarlo, que es humana, y está condicionada por la época, el medio cultural y la personalidad del escritor o portavoz, así como por la índole de la lengua que habla y en que escribe. Y por supuesto, ni el hebreo ni el arameo ni el griego, lenguas originales de la Biblia, son las únicas lenguas que Dios habla. Doctor Gonzalo Báez Camargo

EL TEXTO DEL ANTIGUO TESTAMENTO

TORÁ (Pentateuco) PROFETAS ESCRITOS

«Probablemente no hay ningún otro texto, antiguo o moderno, testificado por tantos diversos tipos de fuentes, y cuya historia sea tan difícil de elucidar como la del texto del Antiguo Testamento» Shemaryahu Talmón, Profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén

PRIMEROS REGISTROS DE ESCRITOS

Algunos de los primeros registros escritos de la Escritura hebrea se mencionan por nombre en la propia Biblia:  El «Libro de las Guerras de Jehová» (Números 21:14,15),  El «Libro de Jaser» (Josué 10:12-14),  Las «Crónicas del profeta Natán» (2 Crónicas 9:29 ),  La «Historia del profeta Iddo» (2 Crónicas 9:29),  El «Libro de los Hechos de Salomón» (1 Reyes 11:41),  El «Libro de las Crónicas de los Reyes de Judá» (1 Reyes 15:7),  El «Libro de las Crónicas de los Reyes de Israel» (1 Reyes 15:31).

ADEMÁS… Los eruditos bíblicos creen hallar en muchas partes del Pentateuco rastros de primitivos documentos escritos que entraron en la composición de los libros del Antiguo Testamento.

 El «Libro del Pacto» (Éxodo 20:22-23:33),  El «Pequeño Libro del Pacto» (Éxodo 40),  El «Código de Santidad» (Levítico 17-26),  El «Ritual del Arca» (Números 10:35-36),

En los Salmos es posible hallar trazas de composiciones muy antiguas y de adaptaciones de viejos himnos cananeos, asimilados o adaptados por los salmistas al estricto monoteísmo que es la principal aportación religiosa del pueblo hebreo, mediante una reinterpretación. Por tradición oral o por medio de documentos antiguos, los hebreos heredaron preceptos jurídicos de venerables códigos, correspondientes a un origen y contexto histórico y cultural común del área comprendida desde Mesopotamia hasta Egipto. De ahí algunas semejanzas de forma entre la literatura bíblica y la de otros pueblos aledaños.

PRIMERAS REDACCIONES DEL ANTIGUO TESTAMENTO DURANTE EL EXILIO (siglo VI a.C.) SE COMENZÓ A REUNIR, REVISAR Y COMPILAR MATERIALES COMO:  Los anales de los reyes,  Los escritos de Amós, Oseas, Miqueas y oráculos de Isaías,  Los escritos de Jeremías y otros profetas preexílicos. TRAS EL EXILIO (durante el siglo V a.C.), SE COMPILARÍAN:  Los escritos de Ezequiel,  Los escritos de los profetas postexílicos, y  Las memorias de Nehemías y Esdras. Tal vez hacia el final del siglo V a.C. se completaría el Pentateuco, porque cuando ocurre el cisma de los samaritanos (entonces o en el siglo IV), éstos se lo llevaron a Samaria. Entre los siglos IV y III se recogerían, en términos generales, los demás escritos.

La etapa de transmisión oral duró siglos. La transmisión escrita comienza durante la cautividad babilónica, hacia mediados del siglo VI a.C., y se intensifica al regreso, muy especialmente, según la tradición, bajo la dirección y ejemplo de Esdras. Pero aún es el periodo que podríamos llamar de prehistoria del texto. Su historia propiamente dicha, cuando ya puede hablarse de una etapa formal de transmisión casi exclusivamente escrita, comienza hacia el año 300 a.C.

FORMACIÓN DEL CANON DEL ANTIGUO TESTAMENTO Los escritos, que en esa época no están formalmente oficializados, comienzan a circular en colecciones de rollos por separado:  La «Ley» (Tora), o sea el Pentateuco (siglo V).  Los «Profetas», que incluía los libros que hoy llamamos históricos, y se completaría hacia el año 200 a.C.  « Los Escritos» que incluyen los libros sapienciales (mediado del siglo II a.C.). [Esta división es la que hallamos en los Evangelios (Lucas 24:44; Juan 1:45) si bien en vez de “Escritos” leemos “Salmos” o simplemente: “La ley y los profetas”].

Según la visión tradicional de la historia del canon, la formación diacrónica del canon bíblico se desarrolló en tres etapas sucesivas, que se corresponden con las tres partes de aquella estructura sincrónica: los libros de la Tora adquirieron carácter canónico sobre el siglo V a.C.; la colección de libros Proféticos entró a formar parte del canon hacia el año 200 a.C. Finalmente, los Escritos entraron en el canon en la época de los Macabeos hacia mediados del siglo II a.C.

En el llamado sínodo de Yabneh (o Jamnia), en el siglo I d.C., se cerró definitivamente el canon con la exclusión de los libros apócrifos. En este sínodo, los rabinos aceptaron Cantares, Eclesiastés y Ester como libros inspirados.

LOS TEXTOS PRE-MASORÉTICOS (Los textos que se leían en los días de Jesús) HASTA FINALES DEL SIGLO I d.C. EL TEXTO SE HALLABA EN ESTADO FLUIDO: NO EXISTÍA EN RIGOR NINGÚN “TEXTUS RECEPTUS” AUN LOS ROLLOS QUE SE UTILIZABAN EN LOS SERVICIOS DEL TEMPLO DE JERUSALÉN HASTA EL AÑO 70 d.C. REPRESENTABAN DIFERENTES TRADICIONES TEXTUALES SE HABRÍAN FORMADO ASÍ, CON EL TIEMPO, TRES PRINCIPALES TIPOS DE TEXTO, SEGÚN LOS CENTROS MÁS IMPORTANTES DEL JUDAÍSMO:

BABILONIA,  PALESTINA Y  EGIPTO (Alejandría, sobre todo).

Del texto babilónico provendría otro al que se da el nombre de protomasorético, que por su excelencia intrínseca se habría ido imponiendo y que habría sido preferido para la lectura en el templo y en la sinagoga. El texto de Isaías que leyó Jesús en la sinagoga de Nazaret, correspondería al texto protomasorético (Lucas 4:16-17). LA SEPTUAGINTA

Sin embargo, aunque no en hebreo sino en versión griega, hubo una colección general que acabó de formarse a mediados del siglo II a.C., a saber, la versión Septuaginta. Esta incluía los libros llamados después «apócrifos» . Este fue seguramente el texto que usaron los estudiosos bíblicos de Berea (Hechos 17.10). Apolos, oriundo de Alejandría, de quien se nos dice que era «muy versado en las Escrituras» (Hechos 18.24), posiblemente las leyera en el texto hebreo, pero siendo judío helénico es probable que también las estudiara en la versión de la Septuaginta. (La Septuaginta, aunque por un par de siglos fue la Biblia de los judíos de habla griega, no fue nunca declarada oficial por las autoridades del judaísmo).

EL TEXTO MASORÉTICO A partir del siglo I de nuestra era, los rabinos convinieron en fijar, y de ahí en adelante, preservar escrupulosamente una sola redacción, que fue primeramente la consonántica. No obstante el escrupuloso cuidado en la transmisión del texto masorético, el hecho de que las copias se tuvieran que hacer a mano siguió influyendo en ella, así que en los códices hebreos medievales más antiguos aparecen dos tipos de texto que se diferencian relativamente en poco y que se conocen con el nombre de dos grandes familias de masoretas:

La “Ben Asher” (de Tiberias), y La “Ben Neftalí”. (De ellos se considera el “Ben Asher” como el texto más puro. Está representado por el Códice Leningradense).

EL CELO DE LOS MASORETAS (Masora=Tradición)  Con el tiempo inventaron un sistema de vocalización y de notas al lector para asegurar la pronunciación cuando ya el hebreo no era lengua común hablada.  Llegaron al punto de contar las palabras y hasta las letras de todo el Antiguo Testamento, para precaverse de alguna omisión accidental, amén de otras precisiones que nos parecen ahora meras curiosidades, pero que indican su celo por la fidelidad de la transmisión.  Fijaron al respecto reglas muy estrictas que debían llenar las copias destinadas a la lectura pública. Las que conforme a ellas resultaban defectuosas podían utilizarse solamente para lectura privada o para ejercicios escolares, pero no para lectura litúrgica.

VERSIONES ANTIGUAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO VERSIONES ARAMEAS (Tárgumes) Onkelos (siglo II o III d.C.) Seudojonatán (siglo I d.C.) Samaritano [Pentateuco] (siglo I d.C.) Palestino (siglo I d.C.) VERSIONES GRIEGAS Septuaginta (ver atrás 2 diapositivas), Aquila (siglo II d.C.), Teodoción (siglo II d.C.), Símaco (siglo II d.C.). VERSIONES SIRIACAS Peshitta (siglo II-III d.C.) VERSIONES LATINAS Vetus Latina (siglo II-III d.C.), Vulgata (siglo IV d.C.).

Durante la época persa, los judíos adoptaron la lengua aramea. Ello obligó a disponer de traducciones arameas de la Biblia. Estas traducciones reciben el nombre de “Tárgumes” (Targum=traducción). Con anterioridad a las grandes recensiones cristianas de los siglos III y IV, el judaísmo había sentido ya la necesidad de adecuar el texto de la Septuaginta por dos motivos: a) No la consideraban fiel al texto hebreo; b) Era la versión que usaban los cristianos para demostrar que Jesús era el Cristo. Las traducciones que sustituyeron a la LXX llevan los nombres de Aquila, Teodoción y Símaco. Hasta el siglo III d.C. la lengua de la iglesia en occidente siguió siendo la lengua griega (Clemente, Ireneo...). La literatura cristiana en lengua latina nació a partir del siglo II en el norte de África (Tertuliano…). El término Vetus Latina no se refiere a una traducción única y completa de la Biblia al latín, sino que designa el conjunto de traducciones anteriores a la versión Vulgata de san Jerónimo (finales del siglo IV).

Testigo de extraordinario valor es la Héxapla de Orígenes (siglo III d.C.). Dispuesta en seis columnas respectivamente, con el texto del AT en caracteres hebreos, el mismo transcrito a caracteres griegos, y, paralelamente , las versiones griegas de Aquila, Símaco, LXX y Teodoción.

LA VERSIÓN QUE USARON LOS PRIMEROS DISCÍPULOS  En el Nuevo Testamento hay más de 200 citas explícitas del Antiguo. Aproximadamente la mitad las hace Pablo, y tanto éstas como las que aparecen en Hechos y en Hebreos, son del texto de la Septuaginta.  Las demás citas no se ajustan al pie de la letra ni a esta Versión ni al protomasorético, sea porque muchas se hicieron quizá de memoria o porque se habían leído en copias «populares» del texto hebreo, en versiones griegas diferentes de la Septuaginta, como ésta ha llegado a nosotros, o en versiones al arameo, como la del Salmo 22:1, citada por Cristo en la cruz (según el texto de Marcos – 15:34)*.  Por supuesto, el uso principal del Antiguo Testamento por los cristianos era para demostrar que Jesús era el Mesías, el Cristo anunciado por ellas. Su primera Biblia, como la de los judíos de habla griega, con quienes debatían esa cuestión, fue la Septuaginta.

* El texto de Mateo (27:46) cita la primera parte del versículo en hebreo y la segunda en arameo .

PRIMEROS TEXTOS IMPRESOS EN HEBREO (Antiguo Testamento) CON LA INVENCIÓN DE LA IMPRENTA LA TRANSMISIÓN DEL TEXTO HEBREO SE HIZO MÁS SEGURA.  El primer texto hebreo impreso fue el de los Salmos, hecho en Italia (1477), posiblemente en Bolonia.  Siguió el Antiguo Testamento completo, impreso en Soncino, también Italia, en 1488.  El cardenal Cisneros incluyó el texto hebreo en su famosa Políglota Complutense, Alcalá de Henares, de 1514 a 1517 (pero no vio la luz pública hasta 1520, cuando el Papa lo autorizó).

 Daniel Bomberg, Venecia, 1516-1517 fue el editor de la primera impresión con vocales, en cuatro volúmenes; su segunda edición (1524-1525), preparada por el erudito judío Jacob Ben Jáyim, fue el textus receptus judío hasta 1929.

PRIMERAS EDICIONES CRÍTICAS La primera edición «crítica», es decir, cotejando manuscritos (en este caso más de 600), fue la preparada por el canónigo anglicano Kennicott (Oxford, 1776-1780). La Sociedad Bíblica Británica y Extranjera editó en 1916 el texto preparado por el eminente escriturista judío C. D. Ginsburg.  Por su parte, la Sociedad Bíblica Americana editó el texto preparado bajo la dirección de Rudolf Kittel, al cuidado de Paul Kahle, e impreso por la Sociedad Bíblica Würtemberg, de Alemania. (Las primeras dos ediciones se basaron en el Ben Neftalí, pero ya para la tercera se adoptó el Ben Asher de Leningrado).

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