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Jóvenes
Abuelos
Historias de Familia en la Revolución
Francisco Javier Cepeda Flores
Saltillo, Coahuila, año 2010 Centenario del inicio de la Revolución Mexicana
Francisco Javier Cepeda Flores
Jóvenes Abuelos
Jóvenes Abuelos, Historias de familia en la Revolución. Francisco Javier Cepeda Flores D.R. Edición Familiar ISBN: Portada: Diseño de Arq. Sandra Estela Cepeda Nieto, basado en el mural sobre la Revolución de F. González Camarena. Saltillo, Coahuila, México. Diseño y cuidado de edición: Ing. Patricia Dávila Cepeda Apoyo mecanográfico: Elizabeth Garbett Reyes Impreso en Saltillo, Coahuila, México. 2010
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Agradecimientos Esta obra es colectiva en tanto hermanos, hermanas, primos, nietos, sobrinos y amigos, contribuyeron con documentos, fotografías y datos. Sus generosas aportaciones hicieron posible que este libro contenga, en un solo lugar, una buena colección de información biográfica de los abuelos Rafael y Abraham Cepeda de la Fuente. Lo que antes nadie tenía junto o que se conocía muy parcialmente, con este libro, la información y fotografías dispersas las podrán conocer todos los familiares y amigos con solo leer este documento. Por eso, a cada uno de los que de alguna manera contribuyeron, se les agradece sinceramente; y espero se sientan recompensados con esta obra de conjunto. De igual forma se agradece a los hermanos, primos y sobrinos que aportaron recursos económicos para la edición. Es un regalo para las actuales y las nuevas generaciones.
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………………… ¡Patria! ¡Patria! Tus hijos te juran Exhalar en tus aras su aliento Si el clarín con su bélico acento Los convoca a lidiar con valor.
¡Para ti las guirnaldas de oliva! ¡Un recuerdo para ellos de gloria! ¡Un laurel para ti de victoria! ¡Un sepulcro para ellos de honor!
Estrofa IV Himno Nacional
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Jóvenes Abuelos Historias de familia
CONTENIDO
I.-
Introducción
II.-
Revaloración del pasado
III.- Genealogía de la familia Cepeda de la Fuente IV.- Estructura del Ejército Constitucionalista V.-
Descripción general del movimiento revolucionario A.- Etapas 1ª. Movimientos precursores y lucha maderista. 2ª. Asesinato de Madero y Ejército Constitucionalista.
3ª. Organización y desarrollo del constitucionalismo. 4ª. Ofensiva militar hacia el centro del país y triunfo del Ejército Constitucionalista. 5ª. Convención de Aguascalientes, lucha de facciones.
6ª. Presidencia de Carranza y Congreso Constituyente. 7ª. Asesinato de Carranza y ascenso del grupo Sonora. 8ª. Institucionalización de la Revolución. B.- Cronología
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VI.- Dr. y Gral. Rafael Cepeda de la Fuente Datos biográficos básicos Lucha social liberal y antirreleccionista Fuga de Francisco I. Madero de San Luís Potosí La Rebelión en Saltillo y Arteaga Cacería de Ciénega del Toro en la sierra de Arteaga Golpe de Estado Huertista y Revolución Constitucionalista De Gobernador a prisionero. Sucesos en la cárcel Reincorporación al Ejército Constitucionalista Siempre antirreeleccionista: reprimido por el obregonismo y su reivindicación. Rumbo a la última morada.
VII.- Gral. Abraham Cepeda de la Fuente Notas Biográficas Diario de Combate y “Corona Fúnebre” Fuerzas Constitucionalistas hacia la Capital Parte militar redactado por el General Abraham Cepeda, del último semestre de combates. Muere en Batalla Detalles de la última acción y muerte Traslado y exequias en Arteaga. Crónicas de periódicos Homenajes Conmemorativos Herencia de Honor. Tributo de Ignacio Cepeda Dávila Epílogo Bibliografía
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Jóvenes Abuelos Historias de familia en la Revolución I.- Introducción
En este año se cumple el Centenario del inicio de la lucha revolucionaria y los cumpleaños debemos celebrarlos. Con más razón cuando familiares hayan tenido participaciones relevantes con sus ideas, acciones, luchas e incluso hayan entregado la vida. Quién desconoce sus raíces renuncia a tener pertenencia existencial, pierde su identidad, la explicación de su presente y fácilmente es presa de identidades ajenas. El desconocimiento es el principio del olvido y olvidar es hundirse en la ingratitud y acercarse a una muerte sin esperanza. Este documento no es una historia de la revolución, sino la historia de una familia en la Revolución. Una recopilación de documentos aportados por familiares, algunos escritos por los actores y otros publicados en muy diversos libros señalados en la bibliografía; y también un conjunto de fotografías interesantes que muestran los rostros, la fisonomía y las costumbres, así como las acciones de la vida de nuestros personajes. No se incluyen las vidas de sus familiares, amigos o compañeros, aún los muy cercanos, porque el objetivo del estudio y presentación fueron los citados abuelos. Si aquellos años significan mucho para lo que hoy es México, (a pesar de las tendencias emergentes de negar la presencia actual del pasado revolucionario) las historias de Rafael y Abraham Cepeda de la Fuente han dejado una marca profunda en la familia, al grado de que los hechos han condicionado el desarrollo de los herederos de esos ejemplos y compromisos. Por solo citar un caso, la vida, obra y muerte de
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Ignacio Cepeda Dávila sólo se explica frente al ejemplo y la aceptación del compromiso heredado de sus ancestros, honrando a su padre con sus actos, ofreciendo la vida para estar a la altura de la herencia y las circunstancias. Las nuevas generaciones tienen el deber entrañable de recoger el recuerdo y las banderas en tiempos donde lo dominante es el olvido. De aquí que, es una obligación investigar y difundir quiénes fueron y qué hicieron los abuelos como un reconocimiento a su dedicación, esfuerzos, valores y a sus ejemplos de vida. Su visión del mundo y su entrega en la lucha deben ser normas para las generaciones subsiguientes. Ahora que soy abuelo, quiero recordar a los abuelos; quiero que los nietos de los nietos se junten en una respetuosa comunión con los que nos pueden dar identidad y señalar el camino. Es un trabajo colectivo emprendido como un deber y dedicado a los familiares cercanos y lejanos, a las nuevas generaciones sin olvidar a las viejas, así como a los amigos de ayer y de hoy. Con amor por los hijos y nietos, reiterando el compromiso social. En el presente trabajo se recopilaron e integraron diversos textos de actores directos, de documentos de la época y de escritos elaborados mucho tiempo después. El material se intercaló y fusionó con el testimonio de cada autor en cada momento o acción descrita porque las versiones se complementan y continúan siendo originales. Se consideró conveniente no volver a interpretar y redactar otra versión de los textos para conservar los testimonios tal cual lo vivieron, o lo escribieron cada uno de los autores. Que los abuelos hablen y no que los nietos interpreten. Tan solo se agregaron aspectos que pudieran servir para comprender los textos, como la cronología y párrafos de enlace o explicación. La aportación consiste en reunir material que de tan
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disperso era desconocido para la mayoría, tanto en el caso de los textos como de las fotografías; en ese sentido es una obra colectiva por la contribución de familiares y amigos por lo que en el transcurso de la investigación aparecieron documentos sobre hechos que vagamente se conocían o que de plano en otros casos no se tenia referencia alguna; por eso, en la medida que se disponía de mayor información se fue comprendiendo mejor algunos hechos al situarnos en las condiciones que les tocó vivir a los abuelos. Ahora que hemos reunido todo lo posible gracias a la generosidad de quienes contribuyeron (según se menciona en el texto), se ponen a la disposición de los familiares, amigos e historiadores. Me complace hacerlo porque también en el transcurso de la investigación apareció el proyecto inconcluso de Ignacio Cepeda Dávila, de publicar un libro que recordaría y honraría a su padre, semejante a este que ahora tienes en tus manos. El cumplir un deseo, haciendo realidad un proyecto de mi padre, muchos años después, en coincidencia de ideas, hermanando los actos de vida para enaltecer a nuestros mayores, me permite reflexionar que las ideas y sentimientos trascienden a la muerte y producen satisfacciones inesperadas. Además de la búsqueda en los Archivos de Saltillo, Arteaga y del Estado, también se obtuvieron textos de diversos libros o documentos que se incluyen en la bibliografía, entre otros: la Breve historia de la Revolución Mexicana de Jesús Silva Herzog; las cartas y documentos de Rafael Cepeda en “Carranza, sus amigos, sus enemigos” de Bernardino Mena Brito; “La ideología de la Revolución” de Arnaldo Córdova; los 4 tomos de Historia del Ejército Constitucionalista de Juan Barragán Rodríguez; los varios libros de José de la Luz Valdés y Vito Alessio Robles; 11 tomos de “Así fue la revolución” de un grupos de especialistas editado por INEHRM en ocasión de los 75 años del inicio del movimiento armado; las publicaciones de la obra literaria de
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Francisco Urquizo, Mariano Azuela, Martín Luís Guzmán y Manuel González; El Centinela del Constitucionalismo de Pablo González Miller; las historias de Coahuila de Villarello y Cuéllar; los libros de editorial Aguilar sobre la novela de la revolución; los recientes libros de narrativa sobre Villa de Paco Ignacio Taibo y “Los Carrancistas” de Pedro Salmerón. Particularmente fueron importantes los documentos conservados en la familia, como: los varios artículos de periódicos de la época que reseñan acontecimientos donde participan Abraham y Rafael Cepeda; la Hoja de servicios del Ejército de ambos hermanos; los reportes militares de la Brigada Victoriano Cepeda, escritos por su jefe el Gral. Abraham Cepeda; testimonios de “Recuerdos” escritos en 1941 por el Dr. Rafael Cepeda, conservadas por su hija Lidia, cuya copia de las transcripciones fue generosamente aportada por su depositario actual, su nieto Juan José Jiménez Cepeda ; Biografías Potosina de Nereo Rodríguez, amigo y administrador de su botica; las transcripciones mecanográficas sobre el libro inconcluso de la “Corona Fúnebre” que recogen testimonios de los funerales y la personalidad de Abraham Cepeda, encargado por su hijo Ignacio en 1934-35; un trabajo mecanografiado de Juan Antonio Cepeda Flores que recopila varios textos; los trabajos fotocopiados sobre la genealogía de la familia de Rodolfo Garza y su esposa Gloria Tobón, así como otros de Fernando Cepeda y Martha Durón; los documentos y particularmente las fotografías de los archivos familiares, etcétera. Algunos documentos repiten datos que confirman los hechos al fundamentarse en varias fuentes; se trató de destacar dichas reafirmaciones que además son complementarias al ser narradas por diversos personajes. Los riesgos de la redundancia se superan con lo interesante de la diversidad convergente.
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A manera de marco complementario se incluyen los datos de genealogía para que se conozcan los ancestros. Gracias a los trabajos ya citados, y las consultas en el Archivo de Saltillo y la Parroquia de Arteaga, así como en los archivos electrónicos de Family Search, sobre las familias Cepeda, Dávila, Garza, y Flores, se obtuvieron los datos de 11 generaciones anteriores hasta llegar en línea directa a los padres de Ambrosio de Cepeda, de los primeros en llegar, desde Toledo, al valle de Saltillo y Arteaga, como parte de los colonizadores y fundadores de Saltillo y San Isidro de las Palomas, hoy Arteaga. La genealogía, a partir de Ambrosio de Cepeda y Juana de la Fuente y sus padres, se va multiplicando y ampliando en la medida que los hijos de cada generación se vuelven padres de familia, repitiéndose el proceso como parte natural de la vida. Sin embargo, en este documento sólo se incluyó la línea de descendencia directa entre el grupo familiar de los Cepeda de la Fuente por ser el objetivo trazado. No se incluye la genealogía colateral o expansión horizontal, ya que cada familia tiene su historia y buena parte está disponible pero sería tema de otro estudio. De igual forma se incluye la estructura de Ejército Constitucionalista para situar el cuerpo donde lucharon los abuelos y quiénes fueron sus compañeros de armas. Así como una síntesis de las batallas libradas, las poblaciones conquistadas en el marco del movimiento maderista y después en el carrancismo, tanto en su lucha contra el traidor Huerta como en la contienda por el desprendimiento del Villismo y el Zapatismo, hasta llegar a la fase de pelea entre facciones donde emerge el grupo sonorense que tomó el poder después de asesinar a Carranza, Villa, y Zapata entre otros. Es un libro de testimonios y sobre todo se elaboró como un recuerdo de honra para que no se olviden las virtudes, acciones y hazañas de nuestros abuelos. Dar vigencia a los principios y valores que practicaron, entregando su vida a la causa en la que creían. Honrar su ejemplo, compartido por muchos, que dejaron su trabajo, propiedades, familia, en aras de sus ideales para cambiar el país derrocando a la ~ 13 ~
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dictadura y la reacción, así como buscando mejores condiciones de vida para los mexicanos.
II.- Revaloración del Pasado frente a fantasías modernizantes
Los movimientos populares siempre tienen enemigos; dichos movimientos históricos que de una forma u otra eliminan privilegios de las clases, grupos o intereses nacionales o extranjeros, conquistan metas democráticas o de justicia social en determinadas épocas. Siempre los intereses contrarios siguen al acecho para escatimar o pervertir los avances sociales. Actualmente hay tendencias claras del gobierno con sus políticas neoliberales, los intereses extranjeros, con pretexto de la globalización o hasta de intelectuales orgánicos del poder, de buena o mala fe, que postulan que el pasado de México debe olvidarse. Particularmente al cumplirse el centenario del inicio de la revolución, propagan que no hay nada que festejar ni conmemorar; otros rechazan el pasado como ideas muertas, o una revolución que ya solo es un mito, que no trajo ningún beneficio y sí muerte, sufrimiento, corrupción y destrucción, por lo que debe olvidarse en aras de conseguir la modernización como otros países más avanzados. Se postula una idea de la historia como algo que ya pasó que solo tiene interés para los anticuarios. Se olvidan que en todos los casos el presente esta determinado por el pasado; que éste no pasa del todo y deja su huella en lo que somos, por lo que dependemos de nuestro desarrollo para explicar las características actuales tanto en los seres vivos como en los cuerpos sociales. Es la vieja política de minimizar las raíces de los pueblos, las que dan identidad, para facilitar su dominio o al menos conquistar su mercado y recursos. Los colonialistas,
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neocolonialistas y neoliberales piden abrir las puertas de los países, sin condiciones, para imponer las suyas. Por eso, al conmemorarse 100 años de la lucha que derrocó una dictadura y planteó la democratización del país y la justicia social con progreso material, educativo, cultural y de ciencia y tecnología, debemos festejar el cumpleaños con la reflexión sobre aquellos hechos y sus personajes; con respeto a quienes dejaron todo, entregaron sus capacidades y ofrecieron la vida, perdiéndola un millón de ellos. La reflexión debe conectarse con el presente para explicar cuál fue el desarrollo de las banderas que se sostenían, hasta dónde nuestra realidad peca de exceso o ausencia de revolución; dónde se cumplieron los anhelos y dónde se desvirtuaron o corrompieron. Los males del subdesarrollo social y político no provienen de la revolución sino de las concepciones y políticas que traicionaron y traicionan los principios de la revolución que se movió como todos los procesos sociales en la lógica de fenómenos de masas: convulsos, heterogéneos y hasta contradictorios; sin embargo, los errores desviaciones y resultados nefastos provienen del elitismo autoritario, de la antidemocracia, de la defensa de privilegios de los poderosos, de la corrupción, de la falta de justicia legal y social, en suma del capitalismo y la antitesis de la Revolución. Y no por eso se pueden minimizar los logros que implicaron una radical transformación social. La crítica a los males del subdesarrollo mexicano debe hacerse para superarlos tomando en cuenta, con orgullo, la historia de los grandes movimientos populares que lucharon también por una mejor vida para todos. En lugar de valorar las luchas significativas de la historia del pueblo de México, las que nos dan, quiérase o no, pertenencia e identidad como nación, algunas corrientes tratan de olvidar y dejar atrás el legado de la revolución; proponen emular a los países desarrollados con ciudadanos que no tengan ni identidad ni nostalgia por los ejemplos
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de luchas sociales, que se olviden de la crítica y la participación ciudadana, para situarse en la clase bien portada que respete a sus gobernantes y las políticas globalizadoras del neoliberalismo. La alternativa no es el repudio de “lo viejo” y la ilusoria propuesta de modernizarnos vía la imitación de lo extranjero, sino el fortalecimiento de las tendencias propias como país y los episodios nacionales que son las que determinan el presente que opera en un mundo diferente. Se debe adecuar lo nacional a la nueva realidad, tomando nuestra historia como defensa frente a las fuerzas ciegas del mercado. O se nacionaliza la globalización o la globalización nos desnacionaliza.
III.- Genealogía de los Cepeda de la Fuente
Los geneogramas que a continuación incluimos son el resultado de investigaciones de varios archivos hist ricos en donde se consultaron actas de nacimiento, de casamiento, escrituras de propiedades o testamentos, de los cuales se derivaron los siguientes antecedentes de los hermanos Cepeda de la Fuente. En total 10 generaciones, desde los padres de Ambrosio de Zepeda y Juana de la Fuente hasta los hermanos Cepeda de la Fuente y sus hijos. El primer geneograma de Ambrosio de Zepeda, antecedente más lejano, que forma parte de los españoles que arribaron primero al valle de Saltillo y luego a la zona conocida como San Isidro de las Palomas, hoy municipio de Arteaga en Coahuila. Al observar el diagrama se Inicia en la parte más antigua, abajo, con los padres de Ambrosio y Juana de la Fuente; se indican quiénes fueron sus padres: Miguel Cavallero e Isabel Baptista de Zepeda por una parte; y los padres de su esposa, Domingo de la Fuente y Teresa Cabello.
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Ambrosio de Zepeda era originario de Toledo y llegó a estas tierras alrededor de 1600; cambió su apellido y tomó el de su esposa, cuestión común al parecer en algunos casos por razones de conveniencia social y protección ante la represión contra los judaizantes. Ambrosio y Juana se unieron en segundas nupcias, como lo señala el diagrama, procreando a: Ambrosio, Alonso, Esteban, Juana y Francisca, y cada uno formará a su vez familias relacionadas con grupos de parentesco cuyos descendientes llegan a nuestros días. Como se indica en el segundo geneograma de la familia Cepeda de la Fuente, ésta, parte de Alonso, uno de los hijos de Ambrosio y Juana. En orden descendente, verticalmente, partiendo de Alonso y su esposa Bernarda Herrera (sin tomar en cuenta las derivaciones familiares de los otros hermanos para no extendernos demasiado y centrarnos en los dos personajes objeto de este trabajo), se dieron varias generaciones hasta llegar a Francisco Antonio Cepeda Valdés y Manuela de la Fuente, los padres de los hermanos Rafael y Abraham Cepeda de la Fuente quiénes no fueron los únicos hijos de la familia como se indica. De los 10 hermanos Mª Guadalupe I, Melchora y Francisco murieron a temprana edad e Ignacio a los 22 años de una enfermedad como se relatará más adelante. Por tanto sobrevivieron en los tiempos que narramos, Mª Guadalupe, Rosario, Inés y Román además de Rafael y Abraham. Cada uno de ellos tuvo descendientes, de los cuales sólo nos ocuparemos de los aquí biografiados. Cabe mencionar que dos de los hijos de esa generación fueron gobernadores de Coahuila. Ignacio Cepeda Dávila (hijo de Abraham y Mª Refugio Dávila V.) y Román Cepeda Flores (hijo de Román Cepeda de la Fuente y Elena Flores). Mucho se podría escribir sobre esto, sin embargo el objetivo del presente trabajo es centrarnos en los jóvenes abuelos que se involucraron en la revolución.
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IV.- Estructura del Ejército Constitucionalista
Como otro marco de referencia, para entender las biografías de los abuelos en toda
su extensión y valía, resulta conveniente ubicarlas en la estructura de los ejércitos en lucha, particularmente en la organización contra la dictadura, el Partido Antireeleccionista y el Ejercito Constitucionalista al que pertenecieron.
Y posteriormente, también conviene situar sus actividades en los momentos históricos de finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, así como en las etapas de la Revolución como se describe en esta sección y la próxima, antes de centrarnos en los hechos de vida de los hermanos biografiados. Los grupos que se formaron contra la opresión de la dictadura de Porfirio Díaz, fueron alrededor de las luchas de los trabajadores, las sociedades mutualistas, los clubs liberales y democráticos, las asociaciones de la masonería, las publicaciones periódicas y las células del partido Antirreleccionsita. Es el periodo precursor y la lucha maderista en donde los jóvenes abuelos participaron, según se describe en sus datos biográficos. Posteriormente, el eje fundamental de la lucha contra el golpe de estado de los grupos de poder y militares porfiristas, fue el Ejército Constitucionalista que nació de unos cuantos cientos de personas alrededor de su primer cuartel general en Arteaga Coahuila, en marzo de 1913, para llegar victorioso a la ciudad de México el siguiente año con el ejercito por encima de los 70 mil combatientes de los diferentes cuerpos. Efectivamente, cuando Carranza y el Congreso del estado de Coahuila condena el golpe de estado, el asesinato del Presidente Madero y el Vice Presidente Pino Suárez, desconociendo a Huerta como Presidente espurio, lo siguieron sus ayudantes, los carabineros de Coahuila, las guarniciones de rurales o irregulares que se reclutaron de la sierra de Arteaga. Paralelamente, en otros estados los gobernadores se preparaban para hacer lo mismo y fueron aprehendidos por Huerta, como fue el caso del
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Gobernador de San Luis Potosí, Rafael Cepeda; el de Aguascalientes, Alberto Fuentes Dávila, entre otros. Ya para la firma del plan de Guadalupe, en marzo, el naciente ejército en lucha en el noreste, creció con la suma de regimientos, brigadas, guarniciones, cuerpos rurales, auxiliares, irregulares y carabineros del norte de Coahuila y otros estados. Para ese momento ya son varios miles de combatientes. Se fueron sumando y organizando de acuerdo a la clasificación jerárquica que establece la ordenanza del Ejercito: Tropa: que son los soldados raso, de primera, cabo, sargento segundo y sargento primero;
oficiales: subteniente, teniente, capitán segundo y capitán primero; Jefes: mayor, teniente coronel y coronel; Generales: General Brigadier, General de Brigada, y General de División. Después de más de un año de expansión y organización quedó constituido el Cuerpo del Ejército del Noreste al mando del Gral. Pablo González; que junto a los Cuerpos de Ejército del Norte dirigido por el Gral. Francisco Villa; y el Cuerpo de Ejército del Noroeste del Gral. Álvaro Obregón; y de manera autónoma el Ejército Libertador del Sur de Emiliano Zapata, formaron el Ejército Constitucionalista comandado por el Primer Jefe Venustiano Carranza. Entre otros, Salmerón describe su integración en julio de 1914, reorganizado para la ofensiva final sobre el centro del país y la ciudad de México, tomada el 15 de agosto de 1914, después de la firma del Tratado de Teoloyucan con la rendición del ejercito Huertista y el derrumbe de toda la estructura porfirista militar, de gobierno, política y social. Los especialistas señalan para ese momento, un número de entre 60 y 70 mil integrantes y sus mandos eran:
1ª División, Antonio Villarreal González. -
Jefes de Regimiento: Ildefonso Vásquez, Reynaldo Garza, Enrique Navarro, Julio Soto, Ildefonso Castro y Jesús Ramírez Q.
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Jefe de Estado Mayor, José E. Santos
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2ª División, Francisco Murguía López de Lara 1er. Regimiento, Pablo González chico. 2º Elpidio Rodríguez. 3º Heliodoro T. Pérez 4º Benjamín Garza. 5º Miguel S. González. 6º Juan Pablo Moreno. Regimiento de Emilio Salinas (agregado). Artilleria Daniel Díaz Couder.
Jefe de Estado Mayor, Arnulfo González.
3ª División, Teodoro Elizondo González. - Jefes de Regimiento: José V. Elizondo, Pedro Vázquez, Aniceto Farías y Jesús Garza. - Jefe de Estado Mayor, Marciano González.
4ª División, Cesáreo Castro Villarreal. Regimiento regionales de Coahuila, Alejo G. González 1er. Regimiento Libres del Norte, Fortunato Maycotte 2º Regimiento Libres del Norte, Francisco Sánchez Herrera. Carabineros de N.L. Porfirio G. González Jefe de Estado Mayor, Arturo Lazo de la Vega.
5ª División, Luis Caballero Vargas. Jefes de Regimiento: César López de Lara, Emiliano P. Navarrete, y Francisco González Villarreal. Regimiento Pedro Antonio Santos, Alfredo Terrazas. Jefe de Estado Mayor, José Guerra y García.
6ª División, Alberto Carrera Torres. Jefes de Regimiento: Francisco S. Carrera, Eduardo Carrera, Miguel Zapata, Magdalena Cedillo, Saturnino Cedillo, Ismael Alardín, Adalberto de Ávila, Pedro Rosales, Candelario Carrera. Jefe de Estado Mayor, Vito Alessio Robles.
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7ª División, Francisco Coss Ramos. Severiano Rodríguez, segundo jefe de brigada. Jefe de Regimiento: Reynaldo Nuncio, Juan V. Gutiérrez, Sebastián Carranza, Rafael de la Torre. Jefe de Estado Mayor, Abraham Cepeda de la Fuente
8ª División, Jesús Agustín Castro Rivera. Regimientos Leales de Tlalnepantla, Miguel Navarrete Regimiento Carabineros de Ocampo, Tamaulipas, Juan Jiménez Méndez. Regimiento Dragones de Tamaulipas, Blas Corral. Regimiento de Emiliano P. Navarrete Brigada Andrés Saucedo Flores Regimiento Libres del Norte, Gustavo Elizondo Regimiento Libres de la Frontera, Abelardo Menchaca. 2º Cuerpo de Carabineros de S.L.P. Prisciliano Flores Regimiento Mariano Escobedo, José T. Cantú. Jefe de Estado Mayor, Juan Barragán Rodríguez. Brigada de Jesús Carranza Garza. 9º Regimiento Morelos, Alfredo Ricautt Carranza. Regimientos Gabriel Cazada, Antonio López, Juan H. Palacios. Jefe de estado mayor, Manuel Caballero. Brigada de Pablo A. de la Garza Gutiérrez. Fuerzas de Carlos Osuna, Antonio Ochoa y Anacleto Guerrero. Brigada Hidalgo, Francisco Cosío Robelo. Jefe de Regimiento: Vicente Segura, Higinio Olivo, Amado Azuara y Guillermo Castillo Tapia. Brigada de Jesús Dávila Sánchez Jefes de regimiento, Enrique Santoscoy, Gonzalo Novoa, Fernando Dávila.
2ª División del Centro, Eulalio Gutiérrez Ortiz.
Jefes con mando de tropa: Luís Gutiérrez Ortiz, Matías Ramos Santos, Vicente
Dávila Aguirre, Alberto Torres, Martín Puente, Serapio Delgado, Clemente Castañeda, Atanasio López. Jefe de Estado Mayor, Vicente Sánchez.
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1ª División de Oriente, Cándido Aguilar Vargas.
Jefes con mando de tropa: Agustín Millán, Antonio Portas, Gabriel Gavira,
Heriberto Jara, Odilón Moreno, Adalberto Palacios, Silvano García, Guadalupe Sánchez (trasladado a la 2ª División del centro) Francisco de Paula Mariel y Vicente Salazar. Jefe de Estado Mayor Adalberto Tejeda Pizarro. Regimientos dependientes del Cuartel General: Artillería, Carlos Prieto y Manuel Pérez Treviño; Ametralladoras, Federico Montes y Manuel Couder. Escolta de Cuartel General, Alfredo Flores Alatorre. Servicios médicos: Ricardo Suárez Gamboa y Doctor Ricardo Martínez Pérez. Estado Mayor: Jefe: Alberto Fuentes Dávila; Subjefe: Carlos Fierro; Oficial Mayor: Alfredo Rodríguez, Manuel W. González, Federico Silva, Luis Rucobo, Ramón Sánchez Herrera, Tomás Marmolejo y otros oficiales. A partir de Julio de 1914 se agregaron y/o reorganizaron:
2ª División del Centro, Jesús Carranza, compuesta por: 6º División del Noreste, Alberto Carrera Torres,
Brigadas de Jesús Carranza, Eulalio Gutiérrez, Luís Gutiérrez, Jesús Dávila
Sánchez. Fuerzas Huastecas de Vicente Salazar, Conrado Hernández, José C. Hernández y otros. Jefatura de operaciones militares en Hidalgo, Nicolás Flores Jefatura de operaciones militares en Querétaro, Julián Mao Juvera
2º División de Oriente, Gilberto Camacho. 9ª División Jacinto B. Treviño González
Brigada Hidalgo, Francisco Cosío Robelo Regimientos de Francisco de P. Mariel, Manuel C. Lárraga y Amado Azuara.
Fuerzas sueltas de la Huasteca Potosina e Hidalguense.
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Ejercito del Noreste, donde participaron Rafael y Abraham Cepeda, se le
agregaron otros cuerpos cambiando su nombre a “Ejército de Oriente” en 1915, en otra etapa del movimiento. La retirada de la ciudad de México, ordenada por Carranza cuando el rompimiento con Villa y Zapata, se justificó por estrategia de campaña para no enfrentar juntos a los ejércitos de ambos l deres. Sin embargo, después de las derrotas de Villa en el Bajío de Celaya, Carranza consideró ocupar definitivamente la ciudad de México, reorganizando su ejército. El nuevo Ejército de Oriente, al mando de Pablo González, se formó con la tropas del General Coss, integradas por las Brigadas de los Generales, Abraham Cepeda, Pilar Sánchez, Fernando Dávila y Pedro Villaseñor y un Regimiento del Coronel Ignacio Flores; más las Brigadas de los Generales Máximo Rojas, Juan Lechuga y Carlos Tejada; las fuerzas del General Alfredo Machuca, Gobernador y Comandante Militar del estado de Hidalgo, y por ltimo las de los Generales Nicolás Flores, Amado Azuara, José de la Luz romero y Sidronio Méndez; además del Genera Millán como jefe de la línea de Ometusco y Tula. También una parte de los Generales que pertenecieron al Ejército del Noreste se trasladaron de aquella región para incorporarse al nuevo Ejército de Oriente, como los Generales Francisco Cosío Robelo, Coroneles Alfredo Rodríguez, Ricardo González, Rafael de la Torre, Mariano Álvarez, Alfredo Flores Alatorre, Manuel W. González, Carlos García, Marciano González, Fernando Cuén, Doctor Luís G. Cervantes y las tropas del general Carlos Green. Con estos elementos se organizó la columna “Ejército de Operaciones sobre la excapital de la República”, con 10 mil soldados; abriendo campaña las tropas de Coss que operaban desde antes en la región por lo que eran las más conocedoras de la zona. La Brigada que comandaba el General Abraham Cepeda de la Fuente era la “Victoriano Cepeda” de la Segunda División del Ejército de Oriente. Las batallas y lugares en donde
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se combatió se describen en la cronología y en el informe de campaña redactado por el propio General Cepeda hasta el combate en donde fue herido. A la muerte de éste, tomó el mando de dicha Brigada el Dr. y Gral. Rafael Cepeda, su hermano. Antes, el 14 de julio de 1915, no solo se tomó la ciudad de México, sino los Generales Coss, Cepeda, Sánchez y Méndez, se posesionaron de los pueblos de Xochimilco, Contreras, Ajusco y Tepexpan, con lo que el valle de México quedaba limpio de zapatistas. Posteriormente se les combatiría más al sur.
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V.Descripción Revolucionario
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General
del
Movimiento
El complejo proceso social de la Revolución en donde hubo múltiples acciones a lo largo del territorio nacional durante por lo menos 10 años, en un México de 15 millones de habitantes, donde la mayoría participó de una forma u otra, no es fácil sintetizarlo sin deformarlo. Los líderes, los grupos, los ejércitos, el proceso en su conjunto es muy dinámico y hasta contradictorio. Para entender los momentos, los roles de los individuos, es preciso conocer los detalles y situarlos en las circunstancias que se vivían. Sin perdernos en los detalles, es necesario estudiar los hechos y su significado en el marco de otra etapa de construcción colectiva de la sociedad capitalista, para explicar el papel de las personas en cada momento del proceso social. Para lograrlo puede resultar útil agrupar las acciones alrededor de objetivos generales, conformando etapas que ayuden a entender los momentos, las contradicciones y la actuación de los individuos.
1.- Etapas.
El
conocer y estudiar un fenómeno tan complejo y dramático, extendido en el
tiempo y el espacio, puede conducir a perder la visión histórica de conjunto. Desde el siglo XIX, una vez que se fundó México Independiente, el Porfiriato y sus etapas previas, así como la misma Revolución, son partes del mismo proceso de larga duración de construcción y desarrollo del capitalismo; no porque sean antagónicos se puede olvidar que en conjunto son parte del mismo proceso capitalista en nuestro país. Partir de esta concepción es muy esclarecedor de algunos hechos aparentemente contradictorios o difíciles de explicar; la ideología nacionalista y revolucionaria no puede oscurecer el hecho social de que México es una sociedad capitalista, en un
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mundo dominado por el capitalismo en su fase de globalización.1 Sin embargo, es posible particularizar en el estudio de los momentos de la revolución. Para ubicar las actividades de la familia del abuelo y sus hermanos, es conveniente situar la narración biográfica en el marco del tiempo que les tocó vivir. En una visión panorámica se alcanzan a distinguir varias etapas: La primera es aquella caracterizada por la vida en la dictadura y el germen del descontento, las propuestas de Madero y las primeras luchas del antirreleccionismo hasta llegar a la caída de Porfirio Díaz y el ascenso de Madero como Presidente. La lucha armada que implica la revolución se inicia con las elecciones fraudulentas a través de las cuales se reelige Porfirio Díaz: El trabajo antirreecionista da impulso a las luchas precursoras que desde finales de siglo XIX se presentaron en varios lugares del país. Aunque no todas las protestas previas fueron del mismo tipo, sí coincidían en acabar con la dictadura, reestablecer el sufragio efectivo, la no reelección y establecer la vida democrática en el país cambiando las condiciones de atraso y pobreza de la mayoría de la población. Esta primera etapa dura desde finales del siglo XIX con luchas precursoras hasta enero de 1913; pasando por toda la primera década del nuevo siglo, viviendo al final las ultimas elecciones de Díaz, prisión y huida de Madero, el Plan de San Luís, un levantamiento incierto, la multiplicación de los brotes armados por varias regiones del país, la unión y organización de las fuerzas en lucha, las batallas contra el Ejército Federal. A la derrota de éste, se presenta la renuncia y huida de Porfirio Díaz, la rendición del Ejército federal y la firma de los tratados de Ciudad Juárez. En
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Hasta 1917 se inició la primera revolución socialista en el mundo para poner en práctica los planteamientos de C. Marx y V‐ I. Lenin, en la Rusia Zarista.
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consecuencia, esta fase incluye la entrada triunfante de Madero a la ciudad de México, las nuevas elecciones y el ejercicio de Madero como Presidente. La segunda se inicia con el asesinato de Madero por el traidor Huerta, su desconocimiento como Presidente por el Gobernador de Coahuila, la formación del ejército Constitucionalista por Carranza y la firma del Plan de Guadalupe. Esta segunda etapa arranca violentamente con el Golpe de Estado del traidor Victoriano Huerta, el encarcelamiento de Madero y Pino Suárez, y su posterior asesinato en lo que se conoce como la Decena Trágica en febrero de 1913. Estos hechos ocasionaron el desconocimiento de Huerta y sus actos por el Gobernador de Coahuila Venustiano Carranza con lo que el ejército Huertista se abalanza sobre las pequeñas fuerzas reunidas por el coahuilense. El periodo termina con el nacimiento del Ejército Constitucionalista, en donde se reagruparon fuerzas de otros Estados que se adhieren al Plan de Guadalupe y particularmente contra el crimen de Madero y Pino Suárez, desconociendo a Huerta como Presidente. La tercera etapa de la lucha armada dura todo el año de 1913 y consiste en la organización nacional de todas las fuerzas, ya como Ejército Constitucionalista, y su avance hacia el sur rumbo al centro del país. Se distingue por la consolidación de la estructura del Ejército Constitucionalista, las primeras batallas y el avance sobre la ciudad de México hasta los Tratados de Teoloyucan con la victoria del Ejército Constitucionalista. Los triunfos conseguidos con rapidez permiten en julio de 1914, en la cuarta etapa, lanzar la ofensiva sobre la ciudad de México, la cual se toma, firmando la rendición del Ejército y la estructura porfirista y entrando a la capital del 15 al 20 de agosto de 1914. En poco más de un año, iniciando con unas decenas de hombres se organizó un ejército victorioso que llegó a 70 mil integrantes, derrotando al Ejército Federal de
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Huerta, derrocando su gobierno espurio y expulsándolo del país hasta su muerte. Con ello se derrumbó el poder militar y las estructuras políticas dejadas por Díaz. El la quinta etapa se presentan los enfrentamientos políticos llevados al campo de batalla, por el proyecto de país a construir y el acceder al poder de la Presidencia de la República, hasta llegar a la aprobación de la Constitución de 1917, pasando por las batallas de los constitucionalistas hasta su victoria contra el Villismo con su ejército del norte y el Zapatismo con su ejército del Sur. Fue la consolidación del Constitucionalismo en el resto del país 1914-1915, la lucha en el sur, la conquista de Puebla y la Convención de Aguascalientes, donde el Zapatismo y el Villismo se enfrentan con el resto del Ejército Constitucionalista, lucha contra éste y salen derrotados. Una sexta etapa se caracteriza por la elección y presidencia de Carranza, el Congreso Constituyente y el problema de la sucesión. En los años de 1916 a 1919, se llevaron a cabo las elecciones donde figuró Carranza y ganó la presidencia. Como tal promueve y organiza el Congreso Constituyente de Querétaro en 1917. Al final del periodo de Carranza como presidente, en 1919, se abre la sexta etapa cuando afloran los intereses por la sucesión, lanzando el grupo Sonora el Plan de Agua Prieta para tomar el poder de Gobierno, con Obregón a la cabeza, quienes desconocen la Presidencia de Carranza, lo persiguen y lo matan en Tlaxcalantongo, Puebla. El asesinato del Presidente Carranza despeja el camino del grupo rebelde y logra su primer objetivo con el ascenso de Obregón a la Presidencia de la República. Obregón toma el poder y la presidencia de 1920 a 1924, sucediéndolo Calles, al término de cuyo periodo en 1928, Obregón impone su reelección a pesar del movimiento antirreeleccionista, pero es asesinado y no logra ejercer otra vez la presidencia.
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Muchos antirreleccionistas, entre ellos el Dr. Rafael Cepeda, lucharon porque no se traicionara el principio básico de la no reelección; Obregón consiguió ganar en unas elecciones fraudulentas caracterizadas por la violencia represiva con las armas contra los opositores, sin embargo fue asesinado como presidente electo, aunque siguió en el poder el grupo Sonora. El octavo y último periodo, para ubicar la actuación de Rafael Cepeda de la Fuente (Abraham muere antes, en 1915), es el de la institucionalización de la Revolución, donde la lucha es política. La Historia también sigue, y la participación de los abuelos se limitó a las actividades de las organizaciones de veteranos de la Revolución, entre otras actividades, retirándose a la vida privada dentro de la medianía republicana promovida por los liberales de bien y de principios. Al final de su vida se dan hechos dignos de conocerse, particularmente la muerte trágica como gobernador de Ignacio Cepeda Dávila, hijo de Abraham; y un mes después el fallecimiento del doctor Rafael Cepeda de la Fuente en 1947, donde termina este documento.
2.- Cronología:
De acuerdo a las anteriores etapas, una cronología general de los acontecimientos más relevantes a los cuales estuvieron relacionados el Dr. Rafael y Abraham Cepeda de la Fuente, es la siguiente:
Movimientos precursores y lucha Maderista: 1891, Plan Revolucionario del Movimiento Catarinista, encabezado por Catarino Garza, precursor de los movimientos liberales, con quién se aliaron los hermanos Carranza. (F. X. Guerra lo cita como “Caterino Garza”). 1893, Levantamiento contra la reelección de Garza Galán, Gobernador de Coahuila; también querían su destitución. 1896, Huelga de obreros del ferrocarril Internacional en Piedras Negras. 1899, Primer Club Antirreeleccionista de Coahuila, en Saltillo.
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1901, Congreso del Club Liberal Ponciano Arriaga en S.L.P. disuelto al siguiente año (asistieron club Liberales de Coahuila). 1903, Manifestación anti reyista en Monterrey reprimida con violencia produciendo varios muertos y heridos. 1904, Lucha promovida por Madero, del Sindicato Ribereño del Rio Nazas por posesión de aguas en La Laguna, apoyando el programa del Club Democrático Benito Juárez. 1905, Club Democrático Benito Juárez en San Pedro, impulsado por Madero. • •
Club Político Independiente en Saltillo.
Oposición a la reelección de Miguel Cárdenas, Gobernador en Coahuila y fraude electoral para imponerlo.
1900-1905, oposición flores magonista. Partido Liberal Mexicano. •
Fundación de Clubs Liberales como el Ponciano Arriaga de San Luís Potosí.
1906, Programa y Manifiesto del Partido Liberal Mexicano. •
Huelga de obreros reprimida en Cananea; movimiento ferrocarrilero; huelga de obreros en Río Blanco; represión y cárcel para todos.
•
Ataque a la Villa de Jiménez en Coahuila, el 26 de septiembre.
1907, Huelga de Trabajadores del Ferrocarril Central; y otras de obreros textiles; defendían sus reivindicaciones y las del Partido Liberal Mexicano. 1908, marzo entrevista de Díaz con el periodista Creelman. •
Levantamiento de grupos liberales en junio en Las Vacas (Acuña) y Viesca, Coahuila.; y Palomas Chihuahua, de acuerdo al programa de los Flores Magón.
•
En octubre, Madero publica “La Sucesión Presidencial en 1910”, impreso en San Pedro de las Colonias
1909, Partido Democrático y Partido Antirreeleccionista. •
Elecciones estatales en Coahuila, imponiendo el porfirismo a Jesús de Valle en contra de Venustiano Carranza.
1910, Difunde Madero “La Sucesión Presidencial” por todo el pa s. •
Madero
y
Vázquez
Gómez
candidatos
del
Partido
Antirreeleccionista. Proceso de elecciones presidenciales periodo 1910-16. •
Después de recorrer muchas ciudades como parte de su campa a, Madero fue aprehendido en Monterrey del 5 al 8 de junio y trasladado a SLP, dándole como cárcel la ciudad.
•
Reelección fraudulenta de Porfirio Díaz; Bando 4 octubre 1910 y toma de posesión el 1 de diciembre.
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•
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Madero escapa de San Luis Potosí hacia San Antonio Texas, ayudado por Rafael Cepeda que también sale al día siguiente.
•
Plan de San Luis, desconocimiento de las elecciones y levantamiento armado a partir de noviembre 1910.
1911 •
Febrero, campaña de reclutamiento para el levantamiento armado en la sierra de Arteaga y Concepción del Oro. Una junta revolucionaria, encabezada por Rafael Cepeda ocupan Saltillo
•
25 de febrero, después de fomentar el alzamiento en otros lugares, se lanza el Acta de Rebelión en Saltillo llamando a las armas, firmada por Rafael Cepeda.
•
Mayo, combates en El Pelillal, Estación Stanario, Concepción del Oro, Cañón de los Lobos, y Altamira. En otra zona estatal, toman Parras, Viesca, San Pedro y Torreón.
•
21 de mayo. Triunfa el Maderismo, tratados de ciudad Juárez. El 25 renuncia a la Presidencia Porfirio Díaz y el 31 sale del país a Europa. Francisco León de la Barra interino.
•
1º de Junio, Convocatoria a elecciones para Presidente y Vicepresidente. Junio 7. Madero entra aclamado a la ciudad de México.
•
Nov 6, Elecciones extraordinarias. 1º de octubre electos Madero y Pino Suárez, y ascienden a la Presidencia y Vicepresidencia.
•
Nov 22, Carranza Gobernador electo en Coahuila, postulado por el Partido Liberal Democrático.
•
Nov 28, Plan de Ayala, el Zapatismo desconoce a Madero.
•
Diciembre 16, Bernardo Reyes se rebela contra Madero y se rinde, encarcelándolo en la prisión Militar de Tlatelolco.
1912 •
Licenciamiento de rebeldes, autorización a Madero para aumentar el Ejército Federal a 60 mil hombres.
•
Marzo 3, Pascual Orozco se alza contra Madero en Chihuahua. Lo derrotan fuerzas del gobierno al mando de Victoriano Huerta.
•
Félix Díaz se subleva en Veracruz y es derrotado y encarcelado en la prisión militar de Tlaltelolco.
•
9 julio, Madero disuelve el Partido Antirreleccionista
1913 •
Enero, cacería en Ciénega del Toro, sierra de Arteaga entre gobernadores para prepararse a defender al Presidente Madero. ~ 35 ~
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Asesinato de Madero. Nace el Ejército Constitucionalista: •
9 al 19 febrero Decena Trágica, golpe de estado y asesinato de Madero.
•
19 de Febrero, Gobierno de Coahuila desconoce a Huerta, mediante Decreto del
Congreso del estado promovido por el Gobernador Carranza. •
20-23 febrero, nace el Ejército Constitucionalista con 300 hombres; 23 de febrero primera acción; 27 de febrero al 4 de marzo en Arteaga se organizan los grupos armados en el primer Cuartel general en esa Villa.
•
5 marzo, el sustituto del vacilante Maytorena, quién pide licencia al Gobierno de Sonora, Ignacio L. Pesqueira desconoce a Huerta.
•
26 Marzo. Firma del Plan de Guadalupe.
Organización y Constitucionalista: • •
desarrollo
del
Ejército
Combates en Saltillo y alrededores, con poco éxito.
El 4 de julio se estructura el Ejercito Constitucionalista en siete cuerpos, con Villa, Obregón y González encabezando los principales.
•
Primera toma de Torreón, el 3 de octubre, por las fuerzas constitucionalistas.
•
Cabalgata rumbo a Sonora, encabezada por Carranza, con duración de dos meses. Parte del Ejercito Constitucionalista se queda en la sierra de Arteaga para hostigar a Saltillo, Monterrey y Concepción de Oro.
1914 •
Acciones contra el ejército Federal en la zona sureste de Coahuila, Nuevo León, por las fuerzas de Coss y Abraham Cepeda.
•
14 marzo, Abraham cepeda derrota a los federales huertistas en las estaciones Rinconada y Cabrillas, cortando las comunicaciones entre Saltillo y Monterrey.
•
15 marzo combate en Arteaga, donde Abraham Cepeda derrota a los federales (en el borrador de “Corona Fúnebre” se menciona la toma de Arteaga en fecha 24 de marzo); y desde ahí amenaza a Saltillo que ocupa en mayo.
•
2 de abril, fuerzas revolucionarias al mando de Villa vuelven a tomar Torreón, ocupado temporalmente por los federales; continúan hacia San Pedro, Paredón, Ramos Arizpe y Saltillo.
•
21 de abril, Estados Unidos invade Veracruz.
•
23 de abril, fuerzas revolucionarias ocupan Monterrey, Nuevo Laredo y Monclova.
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•
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Mayo, fuerzas revolucionarias ocupan Tampico y Tuxpan (12); Tepic ((15); y Saltillo (20).
•
23 de junio, fuerzas revolucionarias comandadas por Villa toman Zacatecas.
Ofensiva del Constitucionalismo hacia el centro del país: •
15 de julio, renuncia Huerta a la Presidencia y sale al extranjero (20); sustituido por Francisco Carvajal como Presidente interino.
•
Ejército del Noreste al mando de Pablo González, después de tomar Matehuala,
San Luís Potosí, y Querétaro, se dirige rumbo a la cd. de México, llegando a Teoloyucan un día antes que Obregón. •
Julio, Fuerzas revolucionarias ocupan Guadalajara (16); Acapulco (11); San Luis Potosí, Colima y Aguascalientes (17); Guanajuato (27); Querétaro (29) y Morelia (30).
•
Agosto, Constiucionalistas ocupan Pachuca (4); Mazatlán (5); Toluca (8); Tlaxcala (11); Cuernavaca (11).
•
Ejército del Noroeste de Guadalajara se sigue a ciudad de México y Obregón firma los tratados de Teoloyucan, donde el ejército federal Huertista se rinde.
•
13-15 de agosto firma de Tratados de Teoloyucan; Obregón y el Ejercito del Noreste, toman ciudad de México.
•
Agosto 20 Carranza entra a ciudad de México, acompañado por Obregón y A. Villarreal, encargándose de la Presidencia, según el Plan de Guadalupe.
Convención de Aguascalientes y lucha de Facciones: •
22 de septiembre, Villa desconoce a Carranza y se niega a asistir a la Convención.
•
1 al 4 de octubre, convocatoria y realización Junta revolucionaria en México, sin Villa y Zapata; Carranza presenta renuncia como Jefe del Ejército Constitucionalista y Presidente provisional y no se le acepta.
•
13 octubre a 10 noviembre Convención Aguascalientes, con asistencia de Villa y el Zapatismo, sin Carranza acordando cese de este como Primer jefe y a Villa como Jefe de la División del Norte, nombrando a Eulalio Gutiérrez como Presidente provisional.
•
8 de noviembre, sale Carranza a Veracruz y desde Córdoba desconoce a la Convención y manifiesta que seguirá en funciones del Poder Ejecutivo.
•
6 de diciembre, entran a ciudad de México los ejércitos de Villa y Zapata representando a la Convención. ~ 37 ~
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•
14 de diciembre, los ejércitos de la Convención ocupan Guadalajara.
•
16 de diciembre, los zapatistas ocupan Puebla y Tlaxcala el 25.
1915 •
5 de enero toma de Puebla por las fuerzas de Obregón, Pablo González, CossCepeda. Se nombra a Coss Gobernador del Estado y a Abraham Cepeda recibe el ascenso a General. El 19 recuperan Guadalajara; el 28 México; y el 29 Tlaxcala.
•
6 al 29 de enero, leyes carrancistas sobre tenencia de a tierra, explotación petrolera y derechos del trabajo.
•
6 de enero, Convencionistas toman Saltillo y el 9 Monterrey.
•
16 de enero, Eulalio Gutiérrez, abandona ciudad de México; Roque González Garza es nombrado por la Convención encargado de la Presidencia (hasta 10 de junio) y sale a Cuernavaca (26).
•
10 de febrero, Constitucionalistas toman Pachuca (Cepeda derrota a Fierro y otros convencionistas; en julio la vuelven a tomar).
•
11 de marzo, Fuerzas constitucionalistas desalojan ciudad de México y es ocupada por los Zapatistas.
•
6-7 y 13-15 de abril, primer y segunda batallas de Celaya, donde los constitucionalistas con Obregón al mando, derrotan a Villa. Durante estas acciones, por instrucciones de Carranza, Coss y Abraham Cepeda se encuentran en Puebla resguardando lo conquistado, atajando al zapatismo para que no se una con Villa; les piden tres mil hombres para apoyar a Obregón.
•
15-20 mayo, constitucionalistas toman Huichapan y Lechería desalojando zapatistas de Barrientos y Tlalnepantla.
•
28 de mayo llega a Puebla el general Pablo González y se constituye el Cuerpo de Ejército de Oriente con el Ejército del Noreste (Coss, Abraham Cepeda, Pilar Sánchez, Fernando Dávila, Pedro Villaseñor y otros cuerpos militares), al mando del gral. Pablo González con cuartel general en Puebla, para ocupar la ciudad de México, abriendo la campaña la División de Coss - Cepeda.
•
31 mayo, Pilar Sánchez desaloja a los zapatistas de Calpulalpan.
•
3 de junio, batallas de Silao y León, donde los constitucionalistas derrotan a Villa.
•
15 de junio, tropas de Coss pernoctan en Otumba. Del 18 al 20 de junio mucha actividad alrededor de la cd. de México ( Pachuca, Ometusco, Tezontepec, Tizayuca, Tetela, Conculcan, Puebla, Texcoco, Chapingo, Magdalena, Tlanepantla, Atzcapotzalco).
•
15-20 de junio, desalojan Zapatistas de Huichapan, Lecheria, Barrientos y Tlalnepantla. ~ 38 ~
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•
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22 de junio, combaten a Zapatistas en San Juan Teotihuacan (instala P. González Cuartel general) y cercanías de Atzapotzalco.
•
28 de junio, la División de Coss es atacada en Chapingo por 4 mil hombres.
•
Paralelamente en mayo y junio los constitucionalistas peleaban en el noreste con villistas que se retiran de Ebano, Monterrey, Cd. Victoria, ocupándolas los constitucionalistas; igual en Moncova, Villaldama, Tanguían y P nuco. Villa cada vez más débil.
•
2 de julio, muere Porfirio Díaz en París.
•
3 de julio, el villista Fierro destruye la comunicación con Veracruz, aislando a
las tropas de Obregón. Villa se retira a Zacatecas y La Laguna y luego más al norte. •
6 de julio, ataque general zapatista con 7 mil hombres. Coss, Abraham Cepeda y Pilar Sánchez y otros generales los rechazan y desalojan de San Andrés y Chalco.
•
6 al 8 de julio, combates en Texcoco, Chapingo con tres columnas (A. Cepeda, P. Sánchez y Silvino García)
•
7 julio, Coss ocupa San Vicente y Magdalena.
•
8 de julio, Pablo González ataca en el Gran Canal para tomar San Cristóbal y Cerro Gordo sin conseguirlo hasta por la tarde y se retiran los zapatistas a ciudad de México.
•
10 de julio, los zapatistas evacuan la capital y se retiran a Cuernavaca y Toluca. Se ocupa la ciudad de México, Coss apoya la ofensiva, en los Reyes y Peñón Viejo, cortándoles la retirada a parte de los que se dirigían a Cuernavaca.
•
10 de julio,
ltima batalla en el centro, tropas de Obregón entran en
Aguascalientes; San Luís Potosí, Zacatecas y Querétaro (28). •
Segundo semestre de julio a diciembre, movilizaciones y batallas alrededor del valle de México, particularmente hacia el sur para controlar el Zapatismo.
•
11-14 julio, la 2ª División de Oriente desaloja Iztapalapa, Tlalpan, Contreras,
San Andrés, Magdalena, Chicales, Topilejo, Tepepan, San Gregorio-Xochimilco, cortando a retirada en estación Ajusco del ferrocarril. •
14 de julio, Coss, Cepeda, Sánchez y Méndez, se posesionan de Xochimilco, Contreras, Ajusco y Tepexpan. Queda el valle de México limpio de Zapatistas.
•
15 de julio, repliegan a Coss a Reyes y Texcoco; evacuan ciudad de México.
•
28 de julio, cae Pachuca ante el Ejército de Oriente (Pablo González, Abraham Cepeda, Agustín Millán, Romero y Moreno).
•
29 al 31 julio Caballería de A. Cepeda reforzó a Coss que resiste en Los Reyes el ataque Zapatista
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•
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30 de julio, ejército de Coss derrota a una columna de 7 mil hombres al mando de Zapata cerca de Texcoco.
•
1 de agosto, Abraham Cepeda y Pilar Sánchez ocupan Tlalnepantla, Atzcapotzalco y Tacuba.
•
2 de agosto, el Ejército de Oriente, después de tomar sus alrededores, se reconquista definitivamente por los constitucionalistas, la ciudad de México. (P. González adelanta la infantería por Rio Consulado, Coss que estaba en Reyes y Xochimilco, avanza por el flanco izquierdo; en el ala derecha A. Cepeda cargará sobre Tlalnepantla, Atzcapotzalco, Tacuba y San Bartolo Naucalpan).
•
5 de septiembre, constitucionalistas ocupan Saltillo y el 29 Torreón con lo que
Villa tiene cada vez menos territorio. •
14 octubre, constitucionalistas ocupan Toluca, sede de la Convención.
•
19 de octubre, Gobierno de Carranza reconocido por EU y varios países más. Villa desalojado de Guaymas.
•
1º al 24 de noviembre, Villa pierde sus
ltimas batallas en Agua Prieta,
Hermosillo, San Jacinto, Juárez y Chihuahua. •
19 de diciembre, Villa se despide en Chihuahua y sale a la montaña.
•
30 de diciembre, hieren al Gral. Abraham Cepeda de la Fuente, frente al poblado de San Luis, cerca de San Gregorio, Xochimilco, D. F. según lo describe él mismo, en parte militar respectivo; el 31 muere.
Presidencia de Carranza y Congreso Constituyente: 1916 •
Año de consolidación del constitucionalismo; candidatura de Carranza como Presidente.
•
6 de febrero 1916, convocatoria a elecciones, 11 de marzo elecciones para Presidente
1916-20.
Carranza
postulado
por
el
Partido
Liberal
Constitucionalista. •
26 de abril, se declara ganador a Carranza y Presidente Constitucional periodo 1º de diciembre de 1916- 20 nov 1920.
•
21 de septiembre, convocatoria Congreso Constituyente; sesiones 1º de diciembre.
1917 • •
5 de febrero aprobación de nueva Constitución.
Mayo 14, renuncia Obregón como general y funcionario del Gobierno de Carranza y se dedica a preparar campaña y actividades agrícolas.
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1918, en mayo reunión de delegados obreros del país para crear la CROM. 1919 •
10 de abril, muere Zapata emboscado en Chinameca, por Guajardo, gente de Pablo González.
•
Junio, Obregón acepta candidatura a la Presidencia.
1920 •
13 de enero, Pablo González acepta candidatura a Presidente.
•
Marzo 21, Ignacio Bonillas acepta candidatura a Presidente impulsado por Carranza.
Rompimiento con Carranza y ascenso del Grupo Sonora: •
23 de abril, se lanza el Plan de Agua Prieta desconociendo a Carranza como Presidente; una de las cabezas es Adolfo de la Huerta, gobernador de Sonora.
•
27 y 28 de abril, reuniones donde no se ponen de acuerdo para encontrar un “candidato de transacción” y Pablo González rompe relación con Carranza.
•
15 de mayo renuncia P. González a candidatura.
•
18 de mayo salida de trenes de la capital rumbo al oriente, solo llega hasta Tlaxcalantongo; el 19 entra P. González a la ciudad de México y Obregón al día siguiente.
•
Mayo 21, asesinato de Carranza en Tlaxcalantongo. La historia culpa a Obregón, sin embargo lo obvio: no hay documentos ni testimonios.
•
Mayo 24-26, nombra el Congreso Presidente provisional a Adolfo de la Huerta; y el 1º de junio toma posesión.
•
En Coahuila, Espinoza Mireles deja la gubernatura y la ocupa Luis Gutiérrez.
Institucionalización de la Revolución: •
5 de septiembre, elecciones ganando Obregón y el 1º de diciembre toma protesta.
•
1921
•
16 al 22 de julio, aprehensión, juicio y excarcelación de Pablo González, en Monterrey, acusado del levantamiento de varios generales; se gira orden de aprehensión no ejecutada contra Rafael Cepeda.
•
Septiembre, fiestas solemnes del Centenario de la consumación de Independencia.
•
Octubre, creación de la Secretaría de Educación Pública.
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1922 •
22 de Noviembre, muere Ricardo Flores Magón, precursor de la Revolución.
1923- 24 •
Enero, inicia conflicto entre Estado e Iglesia.
•
Julio 20, Francisco Villa asesinado en Parral, por un complot gobiernista.
•
Rebelión de la Huertista, contra Obregón y por la Presidencia.
•
Diciembre 1º, Calles Presidente electo, toma posesión para el periodo 1924-
1927 •
28. Campaña anti reeleccionista de Fco. Serrano, asesinado el 2 de octubre por fuerzas gobiernistas.
•
Campaña antireeleccionista de Arnulfo R. Gómez, aprehensión y fusilamiento el 4 de noviembre.
1928 •
Julio, elecciones violentadas y Obregón nuevamente electo Presidente.
•
17 de julio, asesinato de Obregón.
•
30 noviembre Emilio Portes Gil, toma posesión como Presidente provisional.
1929 •
5 de enero, formación del PNR; Convención el 1º de marzo.
•
17 de noviembre,
Presidente electo Pascual Ortiz Rubio que gana en
elecciones manipuladas, entre otros a Vasconcelos y Rodríguez Triana. 1930 •
5 de febrero, Pascual Ortiz Rubio Presidente que renuncia el 2 de septiembre de 1932.
•
3 de marzo, rebelión escobarista en Veracruz, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Durango. Derrotada militarmente.
1932 •
3 de septiembre, Abelardo Rodríguez Presidente sustituto hasta 1934.
1934-38 •
Lázaro Cárdenas del Río Presidente. Expulsa a Calles.
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VI.- RAFAEL CEPEDA DE LA FUENTE, FIGURA CIMERA DEL MADERISMO.
El Dr. y Gral. Rafael Cepeda de la Fuente pertenece a la generación que nace en el último tercio del siglo, recibiendo la herencia del liberalismo y viviendo la opresión de la dictadura Porfirista. Nació en la Villa de Arteaga el mismo año del fallecimiento de Benito Juárez, el 6 (4) de Diciembre de 1872; siendo el segundo hijo del matrimonio formado por el Sr. Francisco Antonio Cepeda Valdés2 y la Sra. Manuela de la Fuente Fuente. El tronco de su árbol genealógico llega hasta los primeros fundadores del valle de Saltillo y de San Isidro de las Palomas o Villa de Arteaga, como se puede observar en la sección respectiva de este documento. A la edad de 8 años comenzó sus estudios primarios en Arteaga, al termino de los cuales, se inscribe en el glorioso Ateneo Fuente, donde hizo sus estudios de Secundaria y de Preparatoria. En la base de datos de estudiantes de la tesis de Candelaria Valdés se indica que se inscribió al primer año de Preparatoria (que incluía la Secundaria para sumar cinco) en 1888 junto con su hermano Ignacio, cursando hasta el 4º en 1891, para inscribirse el último año en la Nacional Preparatoria; terminados éstos, siguió en la Ciudad de México para continuar sus estudios en la Escuela de Medicina, en la cual no terminó su carrera sino que lo hizo en la Cd. de San Luís Potosí, en la Facultad de Medicina de esa ciudad, para estar más cerca de su familia. El propio Don Rafael lo narra así:
“Ahí estudié las primeras letras en la escuela oficial del pueblo, uno de los maestros que en una época dirigía la escuela, un anciano que se llamaba José 2
Así aparece en su acta bautismal, sin embargo no usaba el Antonio. Nació en Arteaga el 2 de noviembre de 1848 y fallece el 12 de junio de 1919. Se casó en 1869 con Manuela de la Fuente Fuente (en el registro aparece como “de la Fuente” también en el segundo apellido), habiendo fallecido el 22 de marzo de 1921.
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María Flores Vera. que no se supo donde nació, más que maestro era un verdadero verdugo con los alumnos por cualquier pretexto nos imponía castigos inhumanos, porque no le dábamos bien la lección nos ponía con las rodillas descubiertas sobre piedras de hormiguero, y con los brazos en cruz algunas veces con una piedra en cada mano y si se nos caía la piedra por cansancio y dolor nos daba uno o más palmetazos en la palma de la mano con una regla de encino; una tarde no lo dejamos entrar a la escuela y lo corrimos a pedradas hasta su casa, con este acto las autoridades del pueblo lo despidieron y nos pusieron al Profesor Isidoro M. Ibarra, nativo del pueblo que fue un maestro modelo y muy querido, con él, termine mi instrucción primaria. “Después estudie en la Ciudad de SaItilIo, Coahuila en la escuela de San Francisco que dirigía el Cura Don Mariano Cárdenas, lo que se necesitaba para pasar a cursar estudios en la escuela preparatoria del Ateneo Fuente(3), además me dio clases particulares en mi domicilio el Profesor Don Lorenzo Morán Galindo, en el Ateneo Fuente curse primero, segundo, tercero y cuarto año de preparatorios, al año siguiente me mandó mi Padre a la Ciudad de México a la Escuela Nacional Preparatoria donde concluí, pasando a la Escuela Nacional de Medicina, en donde cursé el primero y el segundo año de Medicina, y estudie el tercero sin haber presentado examen, porque tuve que llevar a mi tierra natal a mi hermano menor Ignacio, que estudiando tercer año de Jurisprudencia lo atacó una tuberculosis pulmonar sobreaguda, que al fin le ocasionó la muerte en menos de dos meses, por cuyo motivo tarde un año en volver a México a seguir mis estudios del tercer año de medicina, pero antes de presentar examen me fui a la ciudad de San Luís Potosí para estar mas cerca de mi familia, a continuarlos en el Instituto Científico y Literario, donde presente examen periódicamente, del tercero, del cuarto, del quinto año de medicina y el examen profesional que sustenté los días dieciocho y diecinueve de marzo de mil novecientos dos” .
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En los archivos del Ateneo Fuente, incluidos en la Tesis Doctoral de Candelaria Valdés (ver bibliografía) aparece como estudiante junto a su hermano Ignacio.
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Antes de recibirse, en 1900 procreó con Herlinda Guzman a su hija Guadalupe en la ciudad de México, quién a su vez formó la distinguida familia Jiménez Cepeda, compuesta por Carmen, Juan José, Arturo, Enrique, Jaime, Antonio, Josefina y Graciela. Nereo Rodríguez Barragán, grande y buen amigo de Rafael Cepeda en Biografías Potosinas incluye documentos de su examen profesional, que dicen:
“En el archivo de la Universidad existen los documentos siguientes: Ocurso del Sr. Cepeda, en el que pide su examen y que a la letra dice: C. Director del Instituto Científico y Literario: Presente.- Rafael cepeda, alumno externo de la Escuela de Medicina de esta ciudad, ante Vd. Respetuosamente expongo: que, habiendo terminado los estudios que para la carrera de medicina se requieren conforme a la ley de Instrucción Secundaria de 1880, en la cual me encuentro comprendido por haber comenzado mis estudios profesionales en el año de 1893, y además, comprobando todos estos estudios por los certificados que tengo la honra de acompañar, a Ud. C. Director, atentamente suplico el que se sirva concederme el examen de recepción para dicha carrera. Protesto a usted las seguridades de mi atenta consideración y respeto.- San Luis Potosí, 3 de marzo de 1902.- Rafael Cepeda (rúb.). Suplico se me admita la presente con la estampilla que lleva, por no poder erogar la de la Ley. (El oficio leva un timbre de cinco centavos). Los certificados a que alude Sr. Cepeda, son: una de la Escuela Nacional de Medicina, firmado por el Dr. Carmona y Valle en el cual constan las materias de : Anatomía Descriptiva, Histología, Farmacia elemental, fisiología interna y clínica externa y otro del Instituto en el que consta, hizo los restantes; éste último lleva la fecha de 3 de marzo de 1902.
La tesis que acompaña a la solicitud, de 15 páginas y de 10 por 16 cms., dice:
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Escuela de Medicina de San Luís Potosí.- Algunas consideraciones acerca de las heridas penetrantes de vientre, ocasionadas por Instrumentos punzo-cortante. Tesis que para el examen general de Medicina, Cirugía y Obstetricia, presenta a su jurado el alumno Rafael cepeda. San Luís Potosí, Imprenta de R. B. Vélez Guerrero5.- Marzo de 1902. Est dedicada a sus padres, a la memoria de su hermano Ignacio, a su tío Ildefonso, al Gobernador Blas Escontría, a los Drs. Suárez Gamboa y Dávila, y a los que formaron el jurado… El acta final dice: En la ciudad de San luís Potosí, a los 18 días del mes de marzo
de 1902, se reunieron en la sala de Actos del Instituto Científico y Literario, los señores Drs. Luís L. Cordero, Jesús E. Monjarás, Manuel O. Silva, Federico Baquero y Farmacéutico Benjamín López, y el secretario que autoriza esta acta, con el objeto de proceder al examen general de Médico cirujano y Partero del alumno Rafael Cepeda.- Comenzó el acto a las cuatro veinte y se suspendió a las seis treinta de la tarde, para continuar al día siguiente en el Hospital Civil. El día 19, alas nueve veinte de la mañana, volvieron a reunirse las personas arriba expresadas en el Hospital Civil, con el objeto de proceder al examen de práctica del mismo señor cepeda. El acto terminó a las once diez de la misma, y de la votación que se hizo en los términos del Art.105 de la Ley de Instrucción Secundaria vigente, resultó que el sustentante fue aprobado por unanimidad de votos”. En San Luís Potosí, además de Arteaga y Saltillo, ejerció su profesión y se integró a la sociedad, formando familia en diciembre de 1905, con Guadalupe Rocha y Castro de una casa potosina distinguida con quién procreó a su hija Lidia que vivió primero en esa ciudad y posteriormente en la ciudad de México, donde murió. Nereo Rodriguez continúa narrando los siguientes años de la vida de Dr.
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Cepeda que confirma los hechos aquí incluidos, agregando algunos detalles; escribe: Ejerció su profesión por algún tiempo en San Luís, y en diciembre de
1905 casó con la Srta. Guadalupe Rocha y Castro, pasando a poco a radicarse al Saltillo, donde estableció una farmacia que yo regentee; allí conocí a su tío, el Sr, Dávila y Dn. Ildefonso Cepeda que fueron los que ayudaron y animaron en su carrera; estableció después una casa de Comisiones, asociado con sus hermanos y un cuñado y un Cine que llevaba el mismo nombre que la farmacia Morelos. En 1908 pasó a San Antonio de Texas y el año siguiente a San Luís, en donde en compañía del Profesor Isidro Palacios, establecieron la farmacia que todavía subsiste, llamada Farmacia Moderna, en la octava de Zaragoza hoy, pero primitivamente en una casa del Dr. Jurado que da al Jardín Colón; en octubre del año del Centenario, el Dr. Cepeda, que había entrado de lleno en la política pasó sus derechos al mismo Sr. Palacios y en íntimo contacto con el apóstol Madero, le preparó la fuga…No volví a ver al Dr. Cepeda hasta que entró triunfante como Gobernador y Comandante Militar del Estado.” Por su parte el propio Rafael Cepeda en sus “Recuerdos” continua exponiendo sus actividades: “Durante los periodos de vacaciones, mi Padre lo mismo que a mis hermanos menores, me dedicaba a practicar materialmente labores de campo o ganaderas y algunas veces yo por si solo, me dedicaba a la practica de la cacería a la que he sido muy afecto.”
“Cuando estudiaba segundo año de medicina en México fui practicante en la enfermería de la cárcel de Belem, caso excepcional porque entonces para ser practicante de alguna institución oficial, como comisarías, hospitales, etc. etc.,
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se necesitaba ser estudiante de tercer año de medicina, después ya estudiando tercer año deje el puesto para irme de practicante del Hospital del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec en el Puerto de Coatzacoalcos, con el Dr. Secundino Rodríguez que era el Director de dicho Hospital, empleo que deje por venir a México a llevar a mi hermano a mi casa, como dije antes, cuando regrese a México a continuar mis estudios fui una larga temporada practicante ayudante del Médico Militar Ricardo Suárez Gamboa en su consultorio médico quirúrgico, uno de los primeros donde se empezaron a practicar operaciones del vientre en México4, dejé esta colocación par irme a San Luís Potosí a seguir mis estudios y al llegar fui nombrado practicante interno como jefe de practicantes en el Hospital Civil de la ciudad del que era Director el Higienista Dr. Jesús E. Monjaráz, al recibir mi título de Médico fui nombrado Médico honorario de una sala del mismo hospital y Profesor adjunto de Histología y Bacteriología en la Escuela de Medicina del Instituto Científico y Literario y varias veces fui sinodal secretario en exámenes profesionales, como en el del Dr. Gustavo Pagnestecher y otro, y me dedique al ejercicio de mi profesión.”
Para completar la descripción de su familia, es necesario incluir que el 12 de julio de 1911, en Saltillo, tuvo a su único hijo varón, Rafael Cepeda Castillo con Soledad Castillo Quintero, de cuya descendencia resultó la apreciada familia Cepeda González, también en Saltillo, integrada por Blanca Idalia, Lidia, Mª Cristina, Rafael, y Alejandro.
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Según carta a su padre, fechada el 7 de agosto de 1897, inició este trabajo el 1º de agosto de ese año. En la misiva también le dice que “…para seguir allí necesito tener ropa regular, así que si usted puede tenga la bondad de mandarme unos veinticinco o treinta pesos para hacerme un traje…”. Desde entonces cuidaba su presencia, como lo demuestran las fotos.
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Lucha social liberal y antirreeleccionista
Los
autores que han abordado su biografía lo consideran un revolucionario
destacado y maderista muy cercano al presidente prócer. Desde su lugar como profesionista con preparación universitaria, se comprometió con la crítica a la dictadura de Porfirio Díaz, relacionándose con los grupos liberales por lo que fue de los primeros en seguir la causa del antirreleccionismo que propugnaba Madero a principios del siglo XX. A pesar de la diferencia de edades, un actor que trató personalmente al Dr. Cepeda fue su coterráneo el prof. José de la Luz Valdés quién también participó en la lucha revolucionaria y que años después escribió el relato de la vida Revolucionaria del Dr. y Gral. Rafael Cepeda de la Fuente, que intercalado con otros escritos de la bibliografía señalada en la introducción, y de los propios “Recuerdos” del Dr. Rafael Cepeda, se ofrece de la siguiente manera: “Hice un corto viaje a Estados Unidos y al regresar al país radique en la Ciudad de Saltillo, donde establecí la Botica Morelos con un consultorio médico quirúrgico que tanto me sirvieron para el ejercicio de mi profesión como para verificar en el local, las juntas secretas de conspiración, hasta mediados del año mil novecientos nueve en que tuve que abandonar la Ciudad por la persecución de las autoridades, me fui a San Antonio Texas, E.U., donde estuve hasta principios del año mil novecientos diez, que regresé a la Ciudad de México, llamado por el Presidente del Partido Antirreelecionista, el Licenciado Don Emilio Vázquez Gómez para comisionarme que fuera a la Ciudad de San Luis Potosí a organizar en el Estado el Centro Antirreelecionista Potosino en el que organicé, desde luego quedando como presidente.”
“Fui socio fundador de la Sociedad Patriótica Miguel Hidalgo y Costilla, de San Luis Potosí, que todavía existe desde el año de mil novecientos que se fundó y concurre en peregrinación patriótica a la Ciudad de Dolores Hidalgo, cada año a la celebración de la Independencia de México. Fui socio fundador de la Sociedad Patriótica José María Morelos y Pavón de la Sociedad Mutua de Artesanos, miembro activo del Club Liberal Ponciano Arriaga, agrupación política de franca oposición al Gobierno, agente propagandista del Gran Partido Liberal Mexicano, fundador del Casino Ajedrecista Potosino y el Casino ~ 55 ~
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Obrero(5). Fui socio fundador del Centro Antirreelecionista Coahuilense y su Presidente en Saltillo, Coahuila. Un año antes en mil novecientos ocho el cinco de marzo fundamos la Sociedad Mutualista Obreros del Progreso, siendo electo su primer presidente, esta agrupación que es una de las más grandes de la República, funciona actualmente a base de cooperativismo legalmente, miembro fundador de varias sociedades masónicas y fundador del Centro Antirreelecionista Mexicano en San Antonio Texas, Estados Unidos, organizador del periódico "Obreros del Progreso y del Coahuilense", en Saltillo, del "Progreso" en San Antonio Texas y del "Reconquista" de San Luís Potosí”.
“Fui corresponsal del periódico liberal "El Nigromante" de la ciudad de México, del cual era Director el Señor Federico Montante, corresponsal del "Monterrey News" que se publicaba en Monterrey, Nuevo León, y corresponsal y agente del México nuevo que fundó en México su Director el Licenciado Juan Sánchez Azcona.”
A reserva de continuar mas adelante con los “Recuerdos”, la descripción auto biográfica es complementada por José de la Luz Valdés, al narrar el ambiente de guerra en la sierra de Arteaga, sede de la familia Cepeda de la Fuente y espacio de luchas de los revolucionarios hasta que, con fuerza suficiente, el ejercito Constitucionalista emprende en 1914 la ofensiva hacia el centro para conquistar la ciudad de México y tomar el poder al derrocar al usurpador Huerta. A continuación dicho texto:
“Pocos pueblos como el de Arteaga, sufrieron tanto durante la Revolución Mexicana, debido en parte a su posición geográfica, como la mejor entrada a la región de las Sierras, refugio de todos los revolucionarios, y principalmente, por la participación que la mayoría de sus hombres tomaron en la lucha armada, dándose el caso de que en los meses de diciembre de 1913 a mayo de 1914, de los 1800 habitantes con que 5
En el libro de Alicia Perales O. sobre Las Asociaciones Literarias de la República Mexicana se afirma que en San Luís Potosí existió la Sociedad Científico Literaria Ignacio Ramirez para dar a conocer los trabajos de los socios y divulgarlos en su revista “Ciencia y Artes”; sociedad de la cual fue socio Rafael Cepeda desde finales del siglo XIX.
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contaba, no quedó uno sólo en nuestro pueblo, que como llave de la región montañosa, era ocupado constantemente por fuerzas federales o revolucionarias, librándose en él los más reñidos combates.” “Entre los revolucionarios de Arteaga, que más se distinguieron en 1910, al lado de Don Francisco I. Madero, figura como el más grande de nuestros próceres, el Dr. y General Dn. Rafael Cepeda.” “Era el Dr. Cepeda en aquella época, un hombre sosegado, alto delgado, blanco de frente despejada, ojos claros y nariz aguileña, sus grandes bigotes y su porte distinguido, le daban una seriedad respetuosa, que contrastaban con su amable y franca sonrisa, reveladora de su bondad y de su nobleza espiritual. Calzaba botas fuertes y vestía pulcramente su traje.” “Hombre de amplia cultura y de ideas avanzadas, consagró lo mejor de su vida a la lucha por nuestras libertades. Entusiasta y soñador; organizó Sociedades Mutualistas en Saltillo y San Luís Potosí; fundó centros políticos antireleecionistas contra Garza Galán y contra Don Porfirio Díaz, como el “Democrático Coahuilense”, que en 1908, apoyó la candidatura de Dn. Venustiano Carranza para Gobernador del Estado, después de una Convención presidida por Dn. Francisco I. Madero; y como el Centro Anti reeleccionista Mexicano de San Antonio, Texas, a donde tuvo que trasladarse después del fracaso de la lucha cívica en Coahuila. Firma el Acta de rebelión contra Porfirio Díaz en Saltillo llamando a tomar las armas contra la dictadura. En su inquieto bregar, regresa a San Luis Potosí, para fundar el Centro Antireleecionistas Potosino y para dar a la publicidad varios periódicos que propalaban ideas contrarias a la dictadura, como “Reconquista”. “En octubre de 1910, ayuda resueltamente en su fuga de San Luís Potosí al Apóstol Madero6, logrando también escapar él al día siguiente en unión del Sr. Lic. Roque Estrada, rumbo al extranjero; de donde regresó por Laredo el 15 de noviembre, con el nombramiento de Gobernador y Comandante Militar de San Luís Potosí, expedido por el señor Madero, para iniciar el 20 de noviembre el movimiento libertario de conformidad con el Plan de San Luís.” “En la cuesta de Campa, se levanta en armas contra la dictadura, logrando agrupar como 200 hombres, resueltos y valientes, contándose entre ellos a Martín Tamayo, 6
Ver artículo de Sánchez Azcona y otros textos incluidos mas adelante.
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Antonio Nieto, Eusebio Loredo, Víctor Nava y sus Macerros, no habiendo podido apoderarse de la ciudad de San Luis Potosí, no lo arredra el fracaso, dispersa su gente en pequeños grupos, para que continúen la lucha y regresando a Saltillo, después de correr infinidad de peligros.” No tuvo suerte en el movimiento iniciado en San Luís, pero no lo arredra el fracaso y regresa a Saltillo, para organizar el movimiento en Coahuila, juntamente con don Serapio Aguirre, Adolfo Huerta Vargas, Jesús Dávila Sánchez y otros más, recibiendo del Sr. Madero el nombramiento de Comandante Militar de la 2ª. Zona de Coahuila.” Hasta aquí la narración del Prof. J.L. Valdés en su libro de Monografía de Arteaga, en donde aborda ampliamente otros aspectos y temas. Existen otras narraciones de las acciones precursoras y en el inicio del movimiento armado, particularmente a partir de la fuga del Señor Madero.
Fuga de Francisco I. Madero de San Luis Potosí.
La
dictadura aprehende en Monterrey al candidato Madero bajo acusaciones
insostenibles, lo traslada a San Luís Potosí en donde lo encarcela y después de un juicio amañado le fija como cárcel la ciudad, para reprimir la presencia de los antirreleccionistas en el proceso electoral organizado y controlado para garantizar la séptima reelección de Porfirio Díaz en 1910. Los hechos son descritos por varios autores de cómo se fugó hasta salir del país y lanzar el Plan de San Luís. El Dictador logró su objetivo y salió ganador en las elecciones de 1910 pero el fraude ser a rechazado. Tanto Silva Herzog en su “Breve Historia de la Revolución”, como Juan Barragán Rodríguez en su Historia del Ejército Constitucionalista, como en otros más recientes como el de Pedro Salmer n sobre “Los Carrancistas”, además de las Historias Generales, describen los hechos en cuestión.
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Por considerarlo más detallado, iniciamos el relato sobre la fuga de San Luis Potosí, con una parte del escrito de autor desconocido, encontrado dentro de la documentación del Gral. Rafael Cepeda:
“Como al establecerse la oficina donde debían celebrarse las sesiones del Partido Antirreeleccionista, la noticia llegó a conocimiento del Gobernador lng. Espinosa y Cuevas y su Secretario General, Lic. Francisco A. Loyola, acto seguido, se dieron ordenes a la inspección de policía, a cargo del Mayor Juan Macías, para que vigilara las reuniones. De esta manera las policías secretas iniciaron su obra. Prácticamente se hablaba muy poco, para no dar lugar a que se le detuviera, citándose secretamente para verse en un lugar o casa señalada. “ “Reunido el grupo en el Tívoli del Eliseo de México, y terminadas sus labores, en San Luis se fue acatando lo resuelto en México, comenzó su labor, como fue notorio. Bien pronto el Sr. Francisco I. Madero, hizo sus giras en el país, llegando un día a San Luis Potosí, acompañado de muchos correligionarios. Larga es la lista de hombres que llegaron a hacer propaganda política, recordando solo a los Licenciados Roque Estrada (que vive aún, agosto 1966), José Vasconcelos, Benito Juárez Maza, Enrique Bordes Mengel, Diódoro Batalla, etc., y en San Luis recibieron al Sr. Madero, los estudiantes del Instituto Científico y Literario, de la Escuela Normal.” “Cuando llegó por última vez a San Luis y de paso al Norte, el Sr. Madero pronunció un discurso que el Lic. Orcí, calificó de subversivo, y esto dio origen a que el Gobierno Federal, consignara el caso al juzgado de Distrito en San Luis, aprehendiendo al Sr. Madero y su compañero Lic. Roque Estrada en Monterrey, por el Gral. Morelos Zaragoza. Madero fue traído a San Luis y encarcelado. Entonces el Dr. Rafael Cepeda con sus amigos y colegas, estuvo muy activo buscando solución para libertar al Sr. Madero y su compañero Estrada, no hallando quien lo defendiera y Pedro Antonio Santos, estudiante de leyes, se aprestó a defender al caudillo. El Lic. Romero, Juez de Distrito abrió proceso en contra de los acusados, y pasando algún tiempo, después de muchas gestiones, se logró libertad caucional a favor del Sr. Madero y su compañero de celda, el Sr. Pedro Barrenechea, rico minero potosino, dio la fianza del ocho mil pesos”.
Nereo Rodríguez, de conversaciones con el Dr. Cepeda respecto a esos días de la
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detención y liberación de Madero, así como del Pan de San Luís, relata en Biografías Potosinas: “…alegando que no tenía ningún delito de que responder,
se negó (Madero) en un principio a designar sus defensores, más cambiando de opinión, designó a algunos de su familia y a los señores Cepeda y Santos, éste último pasante a la sazón de Leyes, para que se encargaran de su defensa.” “El 19 de julio (1910), don Pedro Antonio Santos presentó un escrito ante el Juez de Distrito Tomás Ortiz, pidiendo la libertad caucional de su defendido, fijándose una fianza en la suma de $8, 000.00, cantidad que fue ofrecida por el Dr. José M. Quijano, pero que no fue aceptada; más tarde fue propuesta otra, por $10,000.00 por don Pedro Barrenechea, a favor del Señor Madero y de su secretario el Sr. Roque Estrada. Al obtener su libertad, se había trasladado a uno de los Departamentos del palacio Monumental, en compañía de su esposa y de sus hermanos Gustavo, Raúl, Julio y Emilio, donde cambiaron seguramente sus primeras impresiones para elaborar el Plan de San Luis; sin embargo el doctor Cepeda me aseguró muchas veces que el mencionado Plan no fue redactado en esta población (San Luis), sino en San Antonio Texas, U. S. América y después de la fuga del señor Madero el 5 de octubre del propio año tuvo lugar ésta, preparada por el doctor Cepeda quien contaba con muchos amigos en el gremio ferrocarrilero, embarcado en un tren de pasajeros, llegó sin novedad a Laredo.” Hasta aquí la narración de Nereo Rodríguez.
El documento de autor desconocido, dentro del archivo del Dr. Cepeda continua:
“El Dr. Cepeda no daba reposo a favor de Madero y Estrada. A casa del facultativo iban sus correligionarios del Estado de Zacatecas, Guanajuato, Tamaulipas, Querétaro e Hidalgo. Cándido Navarro y otros de Guanajuato, Alberto y Francisco Carrera Torres de Tamaulipas, Coronel Margarito Mata, de las Moras, Hidalgo, con gente de su región y de Xilitla, Axila y Tamazunchale, Huasteca Potosina. Eusebio Loredo de Zaragoza y Cerro de San Pedro, étc., formando legiones de admiradores de Madero.” “Bien recuerdo muchos actos y personas de aquel tiempo a pesar de que entonces era yo un simple estudiante normalista de San José Tlaletla, Xilitla, Huasteca Potosina. No conocía a nadie y mi vida era de forastero, sin embargo empecé a conocer muchas gentes y sobre todo las políticas. Se hablaba mucho de ~ 62 ~
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cambiar la situación general del país, derribando al régimen del General Porfirio Díaz, ocasionando controversias y discusiones, por suponer a creer a pie firme que el régimen era potente y la lucha emprendida en contra del General Díaz, era infructuosa e inútil. Tenía el ejército y la sociedad en general, de apoyo.” “Preso el Sr. Madero y el Lic. Roque Estrada y consignados al Juzgado de Distrito, a cargo del Lic. Romero, casi no tenía visitantes por temor al gobierno, solo sus partidarios. Los abogados se rehusaban a defender al reo. Y solo el estudiante Pedro Antonio Santos, como dije anteriormente, se aventuró a ser defensor del caso.” “Largo sería relatar todo lo que vi, pero sí diré que el Dr. Cepeda, fue la figura central en aquellos días aciagos para la causa revolucionaria. Al doctor y Pedro Antonio, los acompañaban pocas personas, por el temor al lng. José María Espinoza y Cuevas, Gobernador del Estado, que había dado orden al Mayor Juan Macías, inspector de policía, que ejerciera vigilancia extrema en los movimientos de los políticos y ya revolucionarios.”
De manera complementaria, ratificando los hechos y aumentando la riqueza de las narraciones, a continuación se transcribe el artículo del periodista Juan Sánchez Azcona por contener una entrevista que es un relato explícito del propio Rafael Cepeda, actor directo de los hechos 7:
“Ante el incontenible impulso de los anti reelecionistas, quienes en vista de los atropellos sufridos anhelaban levantarse en armas, y dada la manera como venía fraguando su proceso, el candidato Madero no hubiera podido permanecer preso en la ciudad de San Luís Potosí sin que su vida corriera inminente peligro a la menor agitación de sus correligionarios. Virtualmente estaba entre rehenes y su prisión detenía el movimiento libertario. Ya hemos visto en otros reportazgos como se pensaba en hacerlo desaparecer. Lo supo a tiempo y decidió fugarse. No era fácil el intento y se 7
Esta descripción del Dr. Rafael Cepeda, la expone ante una reunión de ex senadores el 15 de noviembre de 1932 y publicado en “El Universal” edición de la mañana y que ya había sido publicada en 1930 por Sánchez Azcona; y aparece en varios textos como el de Bernardino Mena Brito, Silva Herzog y el de los “Recuerdos” del propio Dr. Cepeda.
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requería, para realizarlo, una gran dosis de valor, de previsión y de sangre fría. Personas que el público tiene por sesudas se han atrevido a asegurar que el Gobierno facilitó la fuga de Madero. Nada es más inexacto. Este reportero retrospectivo ha debido recurrir a su viejo y muy querido correligionario el General y Dr. Don Rafael Cepeda, principal organizador de la fuga de Madero, para reconstruir el importante suceso al que no le fue dado asistir; y tuvo tan buena suerte en su empeño, que a continuación transcribe el relato fiel y detallado que el General y Dr. Cepeda se ha prestado a hacer sobre el particular: “El señor Madero en esa época tenía la ciudad por cárcel y era vigilado muy de cerca por la policía local; acostumbraba, intencionalmente, hacer un paseo diario por las mañanas y por las tardes, acompañado de algunos de sus amigos, por distintos rumbos de la ciudad. Ya en esos días se estaba desarrollando con gran actividad la propaganda y la organización revolucionaria en toda la República, aunque sin haberse fijado aún la fecha en que debería estallar el movimiento que ya dos veces se había intentado y se había suspendido oportunamente como sucedió el 14 de julio y el 15 de septiembre de 1910.”
“El Señor Madero tenía el propósito de verificar la fuga por tierra, a caballo, cuando estuviera próximo a estallar el movimiento simultáneamente en toda la Nación, para ponerse en un lugar seguro, ya fuera dentro del país o en el extranjero, y me comisionó para su organización. Salí, para el objeto, de la ciudad rumbo a los pueblos del norte del Estado y del sur del Estado de Nuevo León, a fines de septiembre de 1910, a la vez que salían en propaganda y organización revolucionaria rumbo al norte de la República los compañeros Felipe Camarena y Silvino García, los que fueron sorprendidos en su propaganda en un cuartel de la ciudad de Monterrey y aprehendidos el primero de octubre. Esto originó que redoblaran la vigilancia contra el señor Madero y dieran orden para su reprehensión y orden de aprehensión para mí, que era presidente del Centro Antirreeleccionista Potosino, y me encontraba en esos momento en Dr. Arroyo, Nuevo León, poniendo de acuerdo y en comunicación al compañero José Ignacio Azcárate con los compañeros Antonino Nieto Macías, del Rancho de Tenorio, S.L.P.; Martín Flores, y Antonio Torres de Matehuala, S.L.P., para los efectos de la fuga.
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Al comunicarme el presidente municipal, quien era partidario nuestro, la orden de aprehensión que acababa de recibir, me facilitó la salida secretamente, rumbo a la ciudad de San Luís Potosí, adonde llegué directamente a la casa del señor Madero, a las 10 de la mañana del día 4 de octubre. Allí lo encontré conferenciando con el compañero Francisco Cosío Robelo, quien recibía las últimas instrucciones para la organización del movimiento en el centro y sur de la República. Le puse en conocimiento de los trabajos que había hecho y de lo que pasaba, y como él ya tenía conocimiento en esos momentos de las órdenes de aprehensión, acordamos que, con urgencia, se verificara la fuga esa misma noche, en la forma que se pudiera, y antes de despedimos convivimos en esa tarde, al salir a su paseo de costumbre por la Calzada de Guadalupe, se quedara, sin ser visto, en la casa del compañero Julio Peña, adonde le comunicaría la forma en que se arreglara la salida de la ciudad esa misma noche.
Al salir de la casa la policía trató de aprehenderme, pero pude escapármele hasta entrar a mi casa, que estaba cerca. En el trayecto encontré a Cosío Robelo, que trató de unirse conmigo, pero al ver a la policía que me perseguía cambio de dirección, la policía se apostó en la puerta de mi casa y sitió la manzana, pero yo sin perder tiempo salte las tapias y salí a la calle por la carrocería del señor Juan V. Torres y tomé un coche cerrado que me condujo al Barrio de Montecillo, a la casa de la señora Juana Sandoval, viuda de Rodríguez. La policía no se dio cuenta y prolongó el sitio de mi casa por diecisiete días más, creyendo que estaba yo enfermo en el interior. Inmediatamente que me vi libre mandé llamar al señor Paulino Murillo, que era agente del Express del Ferrocarril Nacional, y, de acuerdo, localizó al agente de Express que debería salir el día 5 en la mañana para Laredo, y lo puso de acuerdo en que, al detenerse el tren en la estación de bandera, el peñasco tuviera cerrada la puerta del carro que da frente a la estación y abierta la del lado opuesto que da al campo; y convenimos en que el compañero Víctor Nava pasaría a las dos de la mañana del día 5 por el señor Madero a la casa de Julio Peña, y a esa hora los conduciría a pie hasta la estación El Peñasco para que allí subiera al Express el señor Madero y al carro de segunda Julio Peña. Ya arreglada la salida como queda dicho, procedí de acuerdo con la familia de la señora viuda de Rodríguez y con la familia del ferrocarrilero Jerónimo Mazcorro, a organizar un día de campo para que las familias salieran en el
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mismo tren del día 5 a la estación de El Peñasco, con objeto de que se detuviera el tren lo suficiente para que lo abordara el señor Madero, mientras las familias bajaban muy despacio de todos los carros por el frente de la estación, para llamar la atención de los pasajeros, tal como sucedió. El mismo Nava se lo comunico al señor Madero para que estuviera prevenido. Así se hizo, y el señor Madero, sin ir disfrazado, subió al Express a las 7 a.m. del día 5 de octubre de 1910; pero tuvo la sorpresa, que por fortuna fue pasajera, de que ese día agregaron otro carro Express al tren, y sin estar de acuerdo el ayudante que lo conducía, también llevaba cerrada la puerta que da a la estación y abierta la que da al campo, y el señor Madero subió a este carro en lugar del otro, dándole buen susto al ayudante, que le preguntó qué deseaba. Le contestó el señor Madero diciéndole quién era y que había subido al carro porque le habían dicho que todo estaba arreglado para conducirlo hasta Laredo. Entonces el ayudante se repuso de la sorpresa y le manifestó su conformidad. A la estación siguiente ya iban comunicados el agente señor F. Maldonado y el ayudante, un joven Espinosa, de Saltillo, y le prepararon su escondite tras de las petacas del Express. Al llegar a Laredo se detuvo el tren antes de llegar a la estación, para que bajara, y junto con Peña tomaron un coche que para el efecto tenían preparado los mismos ferrocarrileros porque todos eran simpatizadores, para que antes de que entrara el tren a la estación ya el señor Madero fuera pasando el puente sin dar a sospechar que fuera pasajero, puesto que apenas en ese momento iba llegando el tren a la estación. Al llegar al lado Americano, el señor Madero no pudo reprimir su entusiasmo, y se dio a reconocer, cuya noticia cundió en el acto para todas partes. Ya organizado todo esto y del conocimiento del fugitivo, a las 7 p.m. me cambié a la casa del señor Jerónimo Mazcorro, donde cité al Lic. Roque Estrada para el día 5 en la noche, a fin de salir a Laredo en el tren del día 6, en la misma forma que el señor Madero, y así lo hicimos, interviniendo los mismos organizadores del propio día de campo, que se repitió, más el agente de Express Juan Pepi. Hicimos el viaje no muy tranquilos porque en el camino nos comunicaron los ferrocarrileros que ya era pública en todas partes la noticia de la fuga del señor Madero. Los partidarios que tuvieron conocimiento de la salida del señor Madero de la ~ 66 ~
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ciudad, se encargaron de correr la versión de que ese mismo día había amanecido muy enfermo de los riñones, y el Lic. Roque Estrada, que dirigía esta maniobra, se hacia presente en todas partes y a todas horas para no dar a maliciar nada a la policía, hasta que se reunió conmigo en la noche en la casita en que estaba oculto. Para el día 7 en la mañana ya era pública en la ciudad la noticia, pero las autoridades no la sabían hasta que de México le telegrafiaron al Gobernador Ingeniero José María Espinosa y Cuevas, que informara que pasaba con lo que se decía en Estados Unidos del señor Madero, y contestó que Madero estaba enfermo, en su casa, y bien vigilado, porque los periodistas y un enviado del Gobernador habían ido a ver a Sarita, quien les informó que su esposo estaba en cama muy enfermo y que en esos momentos dormía profundamente y buen chasco se llevó el Gobernador cuando en seguida le confirmaron [a noticia desde México, según se dijo, con una buena reprimenda.” Esta relación demuestra la simpatía general que había para la bandera del antirreeleccionismo, y que las autoridades policíacas no eran muy hábiles para la vigilancia y persecución de los enemigos políticos del Gobierno.” No se conforma el periodista Sánchez Azcona, que obtuvo el anterior relato, para obtener otro de don Julio Peña, relativo a las peripecias del arriesgado viaje de Madero hasta la frontera, pues don Julio salió junto con Madero y no le abandonó hasta verlo en lugar seguro. Al día siguiente Rafael Cepeda, junto con Roque Garza, también salieron para el norte y se reunieron con los maderistas. En los “Recuerdos” don Rafael amplía las acciones de esos días claves para el movimiento revolucionario, particularmente sobre como brotó el movimiento armado en San Luís Potosí:
"Creo de justicia que se sepa que el pueblo Potosino no fue de los últimos en responder al movimiento libertario de 1910, desde que el General Bernardo Reyes mandó disolver a balazos en plena asamblea, al Club Ponciano Arriaga y encarcelar a sus directores, empezó a germinar en las masas populares la idea de la Revolución, que vino a dar sus frutos, respondiendo al llamado del Apóstol Madero, tanto en la lucha cívica, como en la lucha armada, precisamente a la hora de la cita, el 20 de noviembre de 1910”. ~ 67 ~
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“Con motivo de mi fuga para Estados Unidos, quedó el Vicepresidente del Centro Antirreeleeccionista Potosino, compañero Pedro Antonio Santos, encargado de seguir la organización y Propaganda Revolucionaria en el Estado, labor que no pudo desarrollar porque las autoridades lo persiguieron rudamente, hasta obligarlo a salir de la ciudad. Con este motivo, el apóstol Madero me dio en San Antonio Texas, nombramiento para que viniera de incógnito al estado de San Luís a encabezar el movimiento.” 8 “Llegue el 17 de noviembre de 1910, y me encontré con que casi todos los principales comprometidos estaban presos o prófugos, que los elementos que se habían podido conseguir, los habían recogido las autoridades en los cateos que había hecho, y los no interesados los habían arrojado a las norias, al fin con sacrificios logré reunir a los compañeros Antonio Nieto Macías, Martín Tamayo, Víctor Nava, Clemente Nava, Jesús Mascorro, Eusebio Loredo y Perfecto Martínez, y esa noche salimos ocultos para un pueblo cercano al mineral de San Pedro, que se llama Cuesta de Campa, donde se inició el movimiento de rebelión el día 20 de noviembre, a las cinco de la tarde, deponiendo a la autoridad y nombrado en su lugar al Señor Perfecto Nava y haciendo una requisa voluntaria de caballos, monturas y armas, con poco éxito por la carencia de estos elementos.” “De allí seguimos rumbo a la capital del estado, tocando los pueblos de Villa Juárez y Portezuela, hasta llegar al rancho de Tenorio cercano a la ciudad como a las tres de la mañana del día 21, llevando ya como 200 hombres, la mayoría de infantería y armados con machetes de campo. Solo habíamos conseguido ocho carabinas y 20 pistolas. Allí se iba a organizar el asalto a la Plaza de San Luís, pero nos encontramos que el telegrafista federal en servicio, Rubén Durán, y el joven José Tamayo nos llevaban la noticia de la muerte de Aquiles Serdán y la de que esa tarde del mismo día 20 había llegado a la ciudad un regimiento de caballería que estaba acampado en la estación, frente a la Alameda, y había patrullas en las calles de la ciudad. Con este motivo resolvimos suspender el asalto y fraccionar la gente en partidas pequeñas, una al mando de Antonio Nieto Macías, otra al mando de Eusebio Loredo, otra al mando de Perfecto Martínez y otra a mi mando, quedando convencidos en seguir la campaña por 8
Algunos de estos hechos, aunque no de forma detallada, se mencionan en los textos de José de la Luz Valdés. con referencias en otros, confirmando la veracidad de lo descrito por el Dr. Cepeda en sus “Recuerdos”. Es útil exponer más de un texto sobre los mismos hechos ya que se al tiempo que se verifican también se complementan y se diversifica su enfoque.
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distintas regiones del Estado, tocándome a mi, salir rumbo a Vanegas y Matehuala”. “A las dos horas de iniciada la rebelión en la Cuesta de Campa, salieron 60 rurales del Cerro de San Pedro a perseguimos, allí pusieron preso al Juez Perfecto Nava y repusieron al anterior. Afortunadamente nos siguieron rumbo a la sierra de Río Verde, por informes falsos que recogieron en el Pueblo y porque nunca se podían imaginar que nosotros tomáramos el rumbo de la Capital del Estado.” “Unos cuantos días después, otro incidente fatal no impidió que las operaciones en el Estado fueran mas activas y rápidas, sucedió que el Jefe que se había nombrado en la región de Vanegas, el compañero Martín Flores, al salir de incógnito de la Estación con instrucciones de reconcentrar en punto cercano, la gente de Antonio Torres, la de Ignacio Azcarate y la de él, fue muerto por la máquina de patio, y como la escolta que había en la estación la encontró lista y documentos firmados por mí, tuve que retirarme mas al norte del Estado, rumbo a la Sierra de Arteaga, Coahuila, y de Galeana, Nuevo León, pero sin perder la comunicación y la dirección de las fuerzas ya organizadas.” “Iniciado en esa forma el movimiento de rebelión, pronto se propagó por todo el Estado y se extendió al Norte del Estado de Guanajuato, por San Felipe, donde operó Margarito Mata y a la región Sur de Tamaulipas por Tula, donde operó Alberto Carrera Torres, así como a la región Sur de Nuevo León y oriente de Coahuila, la que se dominó completamente hasta el triunfo de llegar a ocupar la Capital de Coahuila y la capital de San Luís Potosí.” “Los principales compañeros antirreeleeccionistas que tomaron parte en este movimiento armado, tanto en San Luís como en la segunda zona revolucionaria de Coahuila, fueron todos los citados en esta narración mas en San Luís, (Los ya desaparecidos van marcados con a): Pedro Montoya (a), Manuel Larraga, Miguel Acosta, lsmael Espinosa (a), Pedro Antonio Santos (a), Samuel Santos, Mariano Gutiérrez y muchos más que no recuerdo, y en la segunda zona, el Coronel Ildefonso Pérez (a), Andrés Pérez (a), Francisco Aguirre León, Adolfo Huerta Vargas (a), Guadalupe Dávila, Jesús Dávila Sánchez, Serapio Aguirre, Andrés Saucedo (a), Ernesto Santos Coy (a), Federico Saucedo (a), Maximino Sauceda, Fernando Dávila (a), Rodolfo SilIer, Antonio Flores, Abraham Cepeda (a), Gertrudis Sánchez, Luis Gutiérrez (a), Eulalio Gutiérrez, Herminio Alvarez (a), MeIchor Cárdenas, Francisco Coss, Pilar Sánchez, Matías Ramos, Isidro Cardona, Rafael Maldonado (a), Marcos Uresti, Luciano Uresti, Félix U. Gómez (a), Ceferino Recio, Francisco Alvarez, Estanislao Valdez, el Capitán de guerrilla ~ 69 ~
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Don Manuel Oyervides (a) con todos sus hijos (a) y algunos parientes, J. Dolores Aguirre, Demetrio Torres (a), Gustavo Peña, Juan Cortes, Reynaldo Nuncio, José Nuncio, Mariano Flores, Eusebio Galindo, Juan Márquez (a), José Márquez, Pedro de la Cruz (a), Manuel Perales, Benito Váldez, Othón Figueroa (a), Genovevo Váldez, Francisco López (a), Sebastián Lez (a), José Váldez (a), Teófi]o Galván, Miguel Cárdenas (a), Manuel Rodríguez, DeIfino Ruíz y muchos más que escapan a mi memoria. La mayoría de los citados han llegado a merecer altos grados en el ejército, desde esa época hasta la fecha” dice finalmente el Doctor Rafael Cepeda.
El levantamiento en Saltillo y Arteaga José de la Luz Valdés, aporta la siguiente narración complementaria de cuando el Dr. Rafael Cepeda, después de los infructuosos esfuerzos en SLP se dirige al norte, específicamente en el área de la sierra de Arteaga:
“El Dr. Cepeda, que permanecía oculto en el Rincón del Cerrito, cerca de Arteaga, después de la visita del Sr. Jesús Dávila Sánchez, de la Junta Revolucionaria de Saltillo, el día 17 de febrero de 1911, sale del rancho de la Roja, de Dn. Manuel Oyervides al frente de ocho hombres, entre los que iban Pablo López y Manuel y Nicomedes Oyervides, hijos del dueño del Rancho, para levantar en armas a los hombres del la Sierra ya comprometidos”.
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Don Rafael Cepeda también inicia en Saltillo, cuidadosamente, la organización del movimiento revolucionario, recibiendo el nombramiento de Comandante Militar de la 2ª. Zona de Coahuila y conmoviendo hondamente la quietud de nuestra capital, el 25 de febrero de 1911, al dar publicidad a la siguiente:
ACTA DE REBELION “En la ciudad de Saltillo, Coahuila, a los 25 días del mes de febrero de 1911, reunidos los subscritos, ciudadanos mexicanos en el pleno uso de sus derechos naturales y civiles, siendo todos antireleecionistas de convicción, acordaron: 1º. Que en virtud
de estar plenamente convencidos de que el actual orden de cosas,
prolongación del nefasto régimen absolutista, recalcitrante y abusivo implantado por el general Porfirio Díaz y su partido, hace más de treinta años, es actualmente inmoral e intolerable ya para la patria, pues que significa cada día el hundimiento del pueblo trabajador, en la miseria y la desgracia, en cambio del engrandecimiento de toda la turba de serviles, aduladores y de compañías extranjeras; y considerando; que la actual guerra civil, de la cual es el primer caudillo y director del eximio patriota C. Francisco I Madero, es la más justa y necesaria de las guerras y única salvadora del pueblo mexicano y sus instituciones democráticas, acordamos adherirnos y reconocer en todas sus partes el Plan de San Luís Potosí del 5 de octubre de 1910, subscrito por el citado Madero. 2º. Empuñar las armas y levantar toda la gente adicta y que quiera seguir nuestra causa para sostener dicho Plan hasta el completo triunfo de la revolución por nuestra parte. 3º. Constituir una Junta Revolucionaria Local que se encargará de proveer de todo lo necesario y dirigir intelectualmente a las fuerzas combatientes que entren en campaña. 4º. Conferir el mando de las fuerzas con el carácter de Coronel efectivo al honrado y patriota veterano C. Ildefonso Pérez, y que aunque el original de esta acta esté subscrito por más de cincuenta firmas sólo se publique con las firmas del Presidente y Secretario de la Junta Local, por convenir así a los intereses de la causa. Y habiendo cumplido fielmente lo acordado según antecede, se levantó la sesión, conviniendo en llevar a todo a la práctica en el Distrito del Centro, en el Estado de Coahuila principalmente, pero sin perjuicio de operar en todo caso donde las circunstancias lo determina el Presidente de la Junta Local, Dr. Rafael Cepeda de la Fuente. El Secretario, Adolfo Huerta Vargas”. 9 9
Dicha acta aparece en la mayoría de los libros de la bibliografía que abordan estas acciones. El estudio del contenido de esta Acta, refleja la conciencia y visión de la situación del país, así como las propuestas con las que iniciaban la lucha. Destaca los elementos políticos de antidemocracia de la Dictadura, pero también los de contenido social con lo que se muestra que se proponían cambiar las estructuras
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En estos trabajos, lo ayudaron eficazmente connotados revolucionarios como Don Serapio Aguirre, Don Federico Saucedo, Severino O. Rodríguez, Juan Delgado, Pedro Múzquiz, Luis Petit-Jean y Dolores Aguirre. Pocos días después, revolucionaba el Dr. Rafael Cepeda por las sierras de Arteaga y entre sus hombres se contaban elementos tan valiosos y que tanto renombre alcanzaron en nuestras luchas libertarias, como Francisco Coss, Luis Gutiérrez, Andrés Saucedo, Adolfo Huerta Vargas, Ernesto Santoscoy, Gertrudis G. Sánchez, Francisco Maldonado, Martín Ramos, Eulalio Gutiérrez, Idelfonso Pérez, Fernando Dávila, Guadalupe Dávila, Jesús Dávila Sánchez, Rosalío Alcocer, Félix Gómez, Silvino M. García y Abraham Cepeda. 10 Y además de colaborar en los primeros trabajos de integración de los grupos rebeldes, algunos continuaron en la lucha con diferentes jefes y lugares. Entre los hombres de Arteaga, que militaron a las órdenes del Dr. y General Rafael Cepeda, se recuerda a los siguientes: Generales Jesús Dávila Sánchez, Guadalupe Dávila, Eusebio Galindo, Abraham Cepeda, Reynaldo Nuncio y Zeferino Recio; Coroneles: Manuel Oyervides, Francisco Álvarez, Othón Figueroa y Jefes y Oficiales: Manuel Ríos, Nicomedes Oyervides, Francisco Blanco, Pedro Aguirre, Antonio Flores, Manuel Oyervides Jr., (muerto en el combate de Altamira), Estanislao Valdés, Celestino Ibarra, Benito Valdés, Sebastián Leza, Pablo López, Gregorio Santana, Teófilo Cepeda; así como la mayoría de los soldados que formaban sus fuerzas.
económicas y sociales (sin hablar de socialismo), lo que desmiente la opinión de algunos historiadores sobre la supuesta ausencia de aspectos sociales de los maderistas y carrancistas. 10
Existen varias listas de participantes en los textos de los protagonistas donde se repiten algunos nombres y en otros casos son nombre diferentes. No existe una lista única y completa porque las fuentes son escasas. El Centenario es ocasión propicia para levantar un inventario lo más amplio posible para hacerles honor a quien entregaron tanto por su país; incluso erigir un monumento al soldado desconocido.
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Jose de la Luz Valdés complementa la narración: “Para el mes de mayo, el Dr. y Gral.
Rafael Cepeda, contaba con cerca de mil hombres, los cuales habían combatido ya victoriosamente en “El Pelillal”, en la Sierra del Huariche, en la Estación de Santa María, en donde Don Luis Gutiérrez capturó un tren con un cargamento de armas, en Concepción del Oro, en el Cañón de los Lobos, contra el bravo Coronel Pedro Agüero, distinguiéndose en este hecho de armas el Capitán Segundo Pancho Coss; y en Altamira a la vista de Arteaga, el día 8 de mayo de 1911. En este lugar, rurales y soldados de línea, en número aproximado de 500, entablaron reñido combate contra las fuerzas Maderistas del Dr. Cepeda. La lucha fue presenciada por la mayoría de los vecinos de Arteaga, que movidos por la curiosidad e inconscientes del peligro que corrían, pudieron admirar las diversas fases de la pelea, como el más divertido de los espectáculos; retirándose al caer la tarde, cuando las balas de los rebeldes pasaban sobre la multitud, silbando su canto de muerte y cuando los soldados gobiernistas que huían en derrota, constituían el más serio peligro para ellos. Y para el 21 de mayo en que fue reconocido el triunfo de la revolución con la firma de los tratados de Ciudad Juárez, el Estado de Coahuila se encontraba casi totalmente controlado por los maderistas que comandaba el Dr. Rafael Cepeda y por los que a las órdenes de Adame Macías, dominaban la región lagunera. Después de celebrarse los Tratados de Ciudad Juárez, el Dr. Cepeda hizo su entrada triunfal a la Villa de Arteaga, que presentaba una animación y un movimiento jamás visto porque a los numerosos visitantes de Saltillo, se agregaban los grupos de soldados que alegres entonaban canciones y corridos que narraban sus hazañas, entre otros, uno muy popular, que comenzaba de este modo: “En el Cañón de los Lobos, Todos mentaban a Dios, Porque ha ganado la guerra La gente de Pancho Coss”. Durante toda su campaña y en la preparación de la misma, fue auxiliado muy eficazmente, por varios vecinos de Arteaga, que le sirvieron como agentes de enlace, entre los grupos rebeldes, para llevar parque y armas, correspondencia, etc., destacándose en esas peligrosas actividades, los señores Pedro Cepeda, Antonio Flores, Dr. Enrique M. Garza, Pacífico Flores y Luciano García.
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Al triunfar el ideal revolucionario y elevado a la Presidencia de la República el Sr. Francisco I Madero, en San Luis Potosí entraron sin resistencia alguna ni alteración del orden, las fuerzas revolucionarias, aunque hubo cambios de gobernador ya que al renunciar su titular, la Legislatura de Estado nombró un sustituto primero y después al Dr. Rafael Cepeda como Gobernador Interino Constitucional que se convirtió en Gobernador Constitucional al ganar las elecciones para el periodo del 26 de septiembre de 1911 al 25 de septiembre de 1915. En los comicios hubo dos candidatos, Rafael Cepeda y Pedro Antonio Santos. Sin embargo el Dr. Cepeda ejerció el cargo solamente hasta la tarde del 6 de marzo de 1913, en que fue aprehendido y despojado del poder gubernamental del estado por el general Agustín García Hernández de ordenes expresas dictadas por el General Victoriano Huerta.11 Durante su mandato estatal realizó acciones en beneficio de la educación, infraestructura, gobierno, atención a los desvalidos, beneficio social, etc, ganándose el afecto y la estimación de sus gobernados. También se organizaron fuerzas regionales que sirvieron a Don Venustiano Carranza, al ser el Dr. Cepeda de la Fuente hecho prisionero por órdenes de Victoriano Huerta, a raíz de la traición consumada por éste.” En el Informe de Rafael Cepeda como Gobernador de San Luis Potosí en septiembre de 1912, se describen detalladamente los aspectos propios de ese tipo de administración y según los tiempos que se vivían; por ejemplo informa del difícil estado de la Hacienda por lo que le autorizaron a vender algunas propiedades del Gobierno; también dice que “…se promulgó el 4 de noviembre de 1911, por bando nacional, el decreto del
Congreso de la Unión que declaró Presidente y Vice-Presidente de la república, respectivamente, a los CC. Francisco I. Madero y Lic. José M. Pino Suárez”. También llama la atención algunos conceptos generales que se expresan en el Informe, que hablan sobre la concepción y los ideales que el Dr. Cepeda ten a sobre los momentos 11
.‐ Este párrafo fue ampliado con la narración de una carta anónima de los archivos personales del Dr. Cepeda , de uno de sus Informes de Gobierno y de las Biografías Potosinas de Nereo Rodríguez.
También en el Archivo del Lic. Federico González Garza 1889‐1920 publicado en el 2000 por el Centro de Estudios de Historia de México de Condumex, aparecen 24 cartas desde 1909 hasta 1912, que se refieren a actividades del antirreleccionismo y de la administración estatal de Rabel Cepeda como gobernador. También contiene una carta de su hermano Abraham dirigida a González Garza en 1912.
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que vivían, por lo que se transcribe a continuación una selección del apartado de Guerra: “Uno de los ramos en que por virtud de las circunstancias por que atraviesa el
país, ha tenido que fijarse con toda atención el ejecutivo, ha sido el ramo de Guerra, para atender el orden y seguridad del Estado, así como para sostener el principio de la legalidad de un gobierno emanado directamente de la voluntad popular. La revolución de 1910 que conmovió profundamente a la sociedad mexicana, por cuanto derrumbó de un solo golpe costumbres bien cimentadas de un régimen que había adquirido preponderancia absoluta sobre todos los ordenes de la comunidad social, tenía que traer aparejados aquellos males que se derivan de ese desbordamiento de pasiones a que la libertad da paso, cuando rompe los diques que antes la habían tenido completamente adormecida e inconsciente. Y en la diversidad de tendencias que coadyuvaron a aquel movimiento, inspiradas unas en el patriotismo puro y otras en el interés más mezquino, había que temer un peligro: el que era consiguiente a la imposible repartición de beneficios entre los que posponían a su conveniencia personal los sacrosantos intereses de la Patria y los que realmente habían resuelto sacrificarse por ella. Por eso una revolución de principios siguió una contrarrevolución de intereses, y el Gobierno tuvo que armarse legítimamente contra está…” “…con este motivo, se promovió violentamente la formación de cuerpos rurales de voluntarios, que primeramente sostuvo el estado y que hasta abril del corriente año pasaron al cuidado de la federación en lo relativo a los gastos…”. Se formaron en unos meses dos batallones de Infantería y cuatro Cuerpos de Carabineros de Caballería y se gastaron de abril a julio $ 455,292.50 con cargo a la federación y otros $ 100,000.00 por parte del Estado a pesar de que informa del desequilibrio entre ingresos y egresos en medio de la crisis provocada por los conflictos. Y termina diciendo el informe “El ejecutivo no ha omitido gasto, no ha omitido esfuerzo, ni se ha
detenido ente ninguna consideración cuando ha amenazado algún peligro a esta capital, o a otro punto cualquiera del estado u otra parte del país. Tengo la convicción de que en las actuales circunstancias, ese ha sido su principal deber y esta es la mejor y más franca explicación de su conducta.” Todo esto a tres meses del cuartelazo de Huerta! Por eso el Dr. Cepeda estuvo rodeado por los complotistas del Ejército Federal y fue inmediatamente aprehendido en febrero de 1913, en el Golpe de Estado que derrocó y asesinó a Madero.
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La cacería de Ciénaga del Toro en la Sierra de Arteaga Los días aciagos para la democracia y para el gobierno de Madero los veían próximos los políticos de esa época que observaban los movimientos de los porfiristas todavía en las estructuras de poder y preveían la traición pretoriana del Ejército Federal. En particular, algunos gobernadores como Venustiano Carranza de Coahuila, Rafael Cepeda de San Luís Potosí, Alberto Fuentes Dávila de Aguascalientes, José Mª Maytorena en Sonora, y Abraham González en Chihuahua, entre otros, difirieron de algunas medidas tomadas por Madero y se preocupaban de las actuaciones de los porfiristas; específicamente, se enteraron de algunas iniciativas de los militares adictos del antiguo régimen, encaminadas a tumbar al Presidente Madero. Con el fin de discutir la situación y prepararse para los acontecimientos, se reunieron en una cacería en la Sierra de Arteaga que dio mucho de que hablar porque voces mal intencionadas pretendieron presentarla como un movimiento contra Madero de sus propios amigos, cuando era todo lo contrario!. La entrevista es corroborada por Mena Brito, Salmer n; y don Rafael agrega aspectos interesantes sobre las advertencias que se hicieron a Madero sobre la traición del Ejército Federal. Cabe recordar que el Presidente, que confiaba demasiado por no concebir la maldad en la condición humana, no hizo caso ni a su propio hermano Gustavo, cuando le lleva datos sobre la traición y al propio Huerta como cabecilla y éste lo convence de que le otorgue un plazo de 24 horas para “demostrarle su lealtad”. Rafael Cepeda, el gran compañero y amigo de Madero, narra la cacería sin lugar a dudas, aportando información detallada y valiosa de primera mano que no deja la posibilidad de malas interpretaciones:
"Siendo Gobernador Constitucional del Estado de San Luís Potosí, a fines de diciembre de 1912, tuve conocimiento de que en San Antonio Texas, había una
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junta felixista conspirando muy activamente contra el Gobierno Constitucional de nuestra República y que estaba en convivencia con otra junta que había en la ciudad de México, que el movimiento para desconocer al gobierno se verificarán durante el mes de marzo de 1913, que ya tenían resuelto y organizado el plan para asesinar al Presidente, que habían nombrado delegados que se acercaran a los Gobernadores de los Estados, ofreciéndoles doscientos mil pesos a cada uno porque apoyarán la conspiración, y que si no lo hacían serían sacrificados, que al primero que sacrificarían era al de Coahuila, don Venustiano Carranza porque no había aceptado el ofrecimiento y que pondrían en su lugar al licenciado Manuel Garza Aldape, que el delegado que habían nombrado para que me hablara a mi los había desengañado diciéndole que ni lo intentarán, porque era inútil, que contaba con la mayoría del Ejército Federal, que los jefes de la conspiración eran los generales Félix Díaz y Bernardo Reyes, en fin, que todo era una cosa resuelta y que la llevarían a cabo con toda seguridad y éxito. No fue poca la sorpresa que recibí al escuchar tan trágico informe de labios de un amigo serio y formal, de toda mi confianza y ajeno a la política. En el acto lo invité para que me acompañara a la Ciudad de México para poner esto en conocimiento del señor Madero, a la vez llamé a mi compadre que era también de toda mi confianza y me confirmó todo y se ofreció hacerla en presencia del Presidente. Pronto salimos para México los tres y ya en presencia del señor Madero lo pusimos en su conocimiento con el mayor número de detalles, todo lo anterior, él lo escucho con atención y nos contesto poco más o menos: "No tengan ustedes cuidado, no hacen nada y si lo intentan irán al fracaso, porque no cuentan con el pueblo, pero de todos modos tomaremos precauciones". Me invitó para que al día siguiente fuera a almorzar con él para tratar el asunto con detenimiento; después del almuerzo le amplié el informe con las impresiones que había recogido entre el público desde mi llegada a la capital, que venían a confirmar la existencia de la conspiración, la que se desarrollaba casi públicamente, a la vez le informé que los Gobernadores Carranza, Maytorena y Alberto Fuentes D., estaban muy disgustados porque el Gobierno Federal les había suspendido el subsidio que les daba para el sostenimiento de fuerzas en sus Estados, precisamente en el momento más crítico para la estabilidad del Gobierno, y que ellos veían la situación tan grave como yo la veía, y estaban desanimados porque el Gobierno no tomaba ninguna medida para el evitar el desastre que se aproximaba. Me contestó poco más o menos: "que él no le daba importancia al asunto, que irían al fracaso, pero, agregó, tomaremos algunas precauciones y estaremos prevenidos, vaya tomar el acuerdo desde luego para que sigan ~ 83 ~
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recibiendo el subsidio de la Federación todos los Gobernadores a quienes se le ha quitado, para que organicen bien sus fuerzas y estén preparados. Vea usted a los que estén aquí todavía y póngase de acuerdo para que si desgraciadamente muero yo, ustedes sostengan la bandera de la Revolución. Tengan en cuenta que el pueblo está con mi Gobierno". Llamo al Secretario de Guerra y le dio el acuerdo para que las fuerzas locales de los Estados siguieran dependiendo de los Gobernadores y que ordenara que mis fuerzas que eran cuatro cuerpos de carabineros del Potosí, el Batallón de Obreros Voluntarios del Potosí, el Batallón de Obreros Integridad Nacional, y el Batallón Lanceros del Estado de Hidalgo, y que estaban de guarnición en distintas partes de la República se concentraran en San Luís Potosí y volvieran a quedar a mis órdenes. Este acuerdo no le agradó mucho al Secretario de Guerra, General García Peña, aunque dijo que sería cumplido y nunca se llevó a cabo. Me despedí quedando citado para el día siguiente a la misma hora, al volver a la cita le informé que había tenido una larga conferencia con Don Venustiano, que le había ofrecido conferenciar con los Gobernadores para invitarlos a que se reunieran en Coahuila con el pretexto de una cacería, para ponernos de acuerdo en la forma que deberíamos proceder para estar prevenidos y que oportunamente se le comunicaría el resultado. Al señor Madero le pareció buena la idea y me dijo: "ya se puede ir usted tranquilo y con la fe en que la Revolución no podrá ser vencida" y me despedí de el. Unos días después, acompañando al doctor Antonio F. Alonso, del doctor Francisco Martínez, del profesor Jesús Villaseñor, del licenciado Enrique O'Farril, del joven Juan Barragán y del mayor Eulalio Gutiérrez, llegaba yo a Saltillo a concurrir a la cacería citada. Don Venustiano me informó que ya estaba en comunicación con Maytorena y con otros Gobernadores y que todos estaban de acuerdo en prepararse para respaldar al Gobierno del Señor Madero en caso ofrecido y que como veían que los acontecimientos se precipitaban, que no podían concurrir a la cacería y él mandaría en su lugar al Licenciado Eliseo Arredondo para que me acompañara y acordamos lo conveniente. En el transcurso del paseo, convinimos el licenciado Arredondo y yo, en hacer un llamamiento individual a los principales elementos amigos de todo el Municipio de Arteaga, Coah., y a los principales de Galeana, N.L., para ponerlos al tanto de la situación general del país e invitarlos a que estuvieran prevenidos para en caso ofrecido sostener al Gobierno de la Revolución por medio de las armas; y acordamos que al tener
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conocimiento del desarrollo del cuartelazo en la Ciudadela de México, contra el Presidente Madero, en el acto tomaríamos el mando de las fuerzas con que contáramos en defensa del Gobierno, y si como se decía los rebeldes atacaban a don Venustiano en Saltillo, vendría yo en su auxilio y si me atacaban a mi en San Luís, el vendría; y que tanto los elementos de él como los míos, serían enterados de que al estallar el movimiento se deberían poner en contacto y a las órdenes de cualquiera de nosotros o de cualquier jefe leal, además me informó el licenciado Arredondo que don Venustiano ya estaba en comunicación por medio de propios con el Gobernador de Sonora, señor José María Maytorena; con el Gobernador de Chihuahua, Don Abraham González y con otros más. Visitamos los principales pueblos de la sierra y regresamos a Saltillo, donde Don Venustiano me ratificó los acuerdos tomados y nos ofreció un banquete en el Hotel Universal al que concurrieron, además de mis acompañantes de San Luis, el entonces capitán Jacinto Treviño, Adolfo Huerta Vargas, Serapio Aguirre, Jesús Dávila Sánchez, Francisco Coss, Guadalupe Dávila, Abraham Cepeda, Eulalio y Luis Gutiérrez, Mariano Flores y otros más, casi todos militares revolucionarios de 1910, y a la hora de los postres, Don Venustiano pronunció un brindis dando a conocer [a gravedad de la situación para el Gobierno revolucionario y ofreciendo que los Gobiernos y el Pueblo de los Estados de San Luis y Coahuila sabrían castigar a la reacción que trataba de apoderarse del Gobierno para restaurar el antiguo régimen, étc. Este brindis lo publicó la prensa de Monterrey. En seguida regresamos a San Luís, unos días antes de la Decena Trágica, que nos sorprendió antes de organizarnos”.12
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Recuérdese que la información que Carranza, Dr. Cepeda y sus compañeros, tenían sobre la conjura contra Madero era de que estallaría hasta marzo. Seguramente los traidores se vieron descubiertos y decidieron adelantar el golpe para febrero, como aconteció.
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En 1934, a propósito del debate periodístico cuando el articulista Junco publicó la burda calumnia de que Carranza y otros Gobernadores se juntaron para derrocar a Madero, numerosos personajes desmintieron dicha versión que refleja las intenciones por defender la institucionalidad y a Madero, ante las informaciones de que los militares preparaban derrocar al Presidente en el mes de marzo. Uno de los protagonistas fue el Dr. y Gral. Rafael Cepeda, reconocido Maderista demócrata y amigo personal del Presidente demuestra y desenmascara con su testimonio y documentos (Decretos, telegramas, cartas, originales fechados en febrero de 1913) como dicha versión es una “burda calumnia” lanzada por enemigos de Carranza. La narración es clara sobre el hecho de que Madero fue informado varias veces de todos los movimientos de los Gobernadores y se hicieron con su venia, ante las informaciones de las acciones del ejército traidor. El 19 de mayo de 193413 Rafael Cepeda envía a Bernardino Mena Brito dicha información para desmentir al irresponsable e interesado periodista. A continuación se transcribe la narración escrita por don Rafael que repite reafirmando algunos hechos anteriores pero que agrega otros por lo que resulta interesante:
“A principios del año 1909 fue postulado para Gobernador de Coahuila don Venustiano Carranza, por el partido oficial del gobierno que era de filiación Reyista. A mediados del mismo año el Centro Democrático Coahuilense, el partido Antireeleccionista de San Pedro Coahuila y otras agrupaciones independientes del estado, verificaron una convención que presidió Francisco I. Madero, en la que también resultó candidato a Gobernador don Venustiano Carranza. En el mismo acto se nombró una comisión compuesta del señor Madero, del doctor José Mª Rodríguez, del señor Serapio Aguirre y del que esto escribe, para que fuera a Monclova a 13
Este documento también se presentó tiempo atrás, ante un grupo de ex senadores lo que muestra como el Dr. Rafael Cepeda no estaba alejado de las actividades sociales y políticas, aunque no ocupara puestos en el gobierno. Existen otros hechos de actividades semejantes, como su participación en la Liga de Veteranos de la Revolución.
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participarle el nombramiento y a manifestar que si aceptaba el programa del Partido antirreeleccionista, (así lo había declarado la convención) que era de oposición al Gobierno del General Porfirio Díaz; si trabajaría por él, y si no se buscaría otro candidato; don Venustiano aceptó desde luego y protestó ante la comisión, la que por telégrafo comunicó el resultado a la Convención que estaba en sesión permanente; desde ese momento el candidato Carranza quedó afiliado al Partido antirreeleccionista y desde ese momento tuvo relaciones políticas con el señor Francisco I. Madero, es decir: mucho después de la carta que dicen escribió don Venustiano a don Porfirio Díaz (25 de marzo de 1909), de la que se vale el señor Taracena para decir que traicionó a Madero (que hace suya el señor Alfonso Junco), cuya traición yo no la encuentro ni la encontró el señor Madero al postularlo sabiendo que era porfirista y reyista, por ser postulado por un partido oficial.” Como es natural, el Partido oficial, a raíz de estos acontecimientos abandonó la candidatura del señor Carranza; cayó el Gobernador Miguel Cárdenas, fue nombrado Gobernador interino el Licenciado D. Praxedis de la Peña y salió impuesto Gobernador Constitucional el licenciado D. Jesús de Valle, aunque en las elecciones triunfó el Partido Antirreeleccionista. Entonces, don Venustiano citó a una junta a los principales líderes del antirreeleccionismo, entre ellos al señor Madero. La junta se verificó en Monclova en la misma casa del señor Carranza, el mes de septiembre de ese año; allí se acordó que se aplazara la protesta armada que se intentaba hacer por la imposición del gobernador, para hacerla hasta 1910, después de las elecciones presidenciales en la que también se esperaba otra imposición y, además, se acordó que todos los grupos antirreeleccionistas desligaran completamente del reyismo. Sobre esto último se publicó una circular en el periódico “El Progreso” de San Antonio Texas, órgano del Centro Antirreeleccionista y que allí habíamos fundado varios expatriados, así es que ya para 1910, don Venustiano estaba distanciado del reyismo y afiliado a la oposición antirreeleccionista. Durante la revolución de 1910 estuvo al lado del señor Madero, quién lo nombró gobernador y jefe del movimiento en el estado y después Secretario de Guerra. ~ 88 ~
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Al triunfo de la revolución, siendo yo jefe de la 2ª Zona Local Revolucionaria del estado de Coahuila, me tocó ocupar la plaza de Saltillo con más de ochocientos hombres y al llegar don Venustiano de Estados Unidos, me puse a sus ordenes y acompañe al Gobernador, Lic. Jesús de Valle al Palacio de Gobierno para que le hiciera la entrega, acto que se verificó sin dificultad de ninguna clase y con toda corrección y tranquilidad; es decir, todo lo contrario de lo que dice el Doctor Francisco Vázquez Gómez en sus Memorias, en que ataca al señor Madero diciendo que no quería que don Venustiano recibiera el gobierno provisional. Después se hicieron elecciones para Gobernador Constitucional y salió electo don Venustiano contra el Licenciado Manuel Garza Aldape y durante su gobierno siempre hubo franca armonía con el Gobierno del Centro. Hizo todo su esfuerzo en la pacificación del país combatiendo al orozquismo, al vazquismo y al reyismo, hasta del desarrollo de la decena trágica, que nos cogió desprevenidos porque nosotros esperábamos el cuartelazo de los federales hasta marzo. En vista de la conducta que observaba en los federales y por los avisos que me llegaban de los jefes de las fuerzas irregulares de San Luís Potosí, me vine a la capital a fines de enero de 1913 para ponerlo en conocimiento del Presidente Madero, a quien
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mostré documentos dándole detalles a la vez, y en vista de las circunstancias en que nos encontrábamos con las fuerzas irregulares, convencido de la situación, me ofreció que las cosas cambiarían y al efecto mandó llamar al Secretario de Guerra, general García Peña, dándole la orden delante de mí, de que, tanto las fuerzas irregulares de Coahuila como las de San Luís Potosí se reconcentraran en sus propios estados y se pusieran a las ordenes de sus respectivos gobernadores, así como que se mandara parque a las fuerzas de Aguascalientes; pero como dichas órdenes no se cumplieron, nada de raro que dadas las actividades rebeldes días antes del 9 de febrero Don Venustiano le pusiera cartas y telegramas, si se quiere bastantes duros al señor Madero, insistiendo en la reconcentración acordada de dichas fuerzas, ya que nosotros veíamos claramente que al señor Madero le ocultaban los movimientos rebeldes y todavía le hacían creer en la lealtad de las fuerzas
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federales; pues días antes del 9 de febrero de 1913, ya las fuerzas de Argumedo, de José Isabel Robles, de Barbosa, de Eguía y de otros jefes, se habían apoderado de una gran zona entre Saltillo y San Luís Potosí, por cuyas razones el 19 de febrero me puse de acuerdo con el entonces Mayor Eulalio Gutiérrez para que regresara a Concepción del Oro Zac., para que con las fuerzas de San Luís Potosí que allá había, organizara más y se pusiera en contacto con don Venustiano, según el acuerdo del Presidente Madero y el que esto escribe, con cuyas resoluciones cumplió al pie de la letra, lanzando un manifiesto el 14 del mismo mes, invitando a pueblo, tal y como lo teníamos acordado don Venustiano y el que suscribe, con el objeto de sostener el Gobierno del señor Madero. También ordené que regresara ese mismo día al cabo 2º Rosalío Alcocer que acababa de llegar de Chihuahua, con las mismas instrucciones para el coronel José Ignacio Azcárate, Jefe del primer Cuerpo de Carabineros de San Luís Potosí; cuyos actos no los iba yo a consultar con el señor Madero en esos momentos, ya que era un acuerdo que teníamos de antemano y dada la situación comprometida en que nos encontrábamos todos los revolucionarios de 1910; y a la vez le mandé a don Venustiano, con el entonces Mayor Amado Flores, un carro con equipo militar, puesto que yo nada podía hacer en San Luís Potosí por estar sin elementos de importancia y estar materialmente sitiado por más de cinco mil rebeldes y tener más de mil federales enemigos en la plaza.”
En el caso de Venustiano Carranza, en sintonía y acuerdo con Madero y otros gobernadores que veían que el porfirismo no había acabado con la salida del Dictador y que trabajaba por la revancha, Miguel Alessio Robles en “Historia Política de la Revolución” describe las entrevistas del gobernador de Coahuila con Madero, que reafirman su posición de defender a la Revolución de 1910:
“En el mismo mes de diciembre de ese mismo año (1912) llegaron a esta capital Carranza y Maytorena para hablar con el Presidente Madero de la situación política que prevalecía en todo el país. Venían a hablarle también de la necesidad apremiante de seguir sosteniendo y aumentando las fuerzas rurales, que ya habían salvado el régimen maderista al sofocar la rebelión de Orozco en Chihuahua y le continuarían prestando un auxilio eficaz en los momentos difíciles que se le avecinaban a ese gobierno. Una mañana llegó el Gobernador de Coahuila al Castillo de Chapultepec. El Jefe de la Nación Mexicana presentó a Carranza con Victoriano Huerta que acababa de regresar de Chihuahua después de haber vencido a Orozco en Bachimba y en ~ 91 ~
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Rellano. Entonces Huerta abraza repetidas veces al Presidente de la República y comienza a hacerle juramento de lealtad sin venir al caso. Al señor Carranza le llamó extraordinariamente la atención ese acto inopinado, porque las gentes leales y honradas nunca hablan de lealtad y de honradez. Tan pronto como se despidió el general Huerta le dijo al Presidente de la República: No crea usted en los juramentos de lealtad de ese hombre porque es pérfido y desleal.” Continua Alessio Robles su narración: “El señor Madero y Carranza hablaron largamente. El Gobernador de Coahuila expresó que la situación política de México era muy crítica; que las fuerzas rurales serían las únicas capaces de salvar a la administración maderista de las continuas acechanzas de los enemigos.” Prosigue “…el Presidente optimistamente dijo que todo se arreglaría satisfactoriamente, puesto que sus enemigos llegarían a comprender la honradez y los buenos propósitos del gobierno. Carranza salió preocupado a “conferenciar con don José Maria Maytorena, Gobernador de Sonora y después se marchó a Coahuila para suplicarle al gobernador de San Luis Potosí, doctor Rafael Cepeda, que invitara a los gobernadores de Chihuahua, de Aguascalientes y de Sonora a una cacería que tendría lugar en Ciénega del Toro, situada en la sierra de Arteaga, colindante por el oriente con el Saltillo, con el fin de cambiar impresiones acerca de los acontecimientos políticos que ya se barruntaban. La célebre cacería de Ciénega del Toro se llevó a cabo al principiar el año de 1913. El señor Carranza no pudo asistir a esa cacería porque estaba enfermo; en su representación mandó a don Eliseo Arredondo. En ella se trató solamente la manera de salvar al régimen maderista. Nada de conspiraciones, ni siquiera de oposición a ese gobierno. Los gobernadores de Sonora, de Chihuahua y de Aguascalientes, mandaron también sus representantes y todos estuvieron de acuerdo en apoyar la administración del Presidente Madero. Ese acto fue dictado por sus convicciones, por su patriotismo y sus ideas. Todos ellos eran hombres independientes y libres que habían abandonado sus afanes y su trabajo para prestarle un servicio a la patria y no iban a manchar y a traicionar sus principios por los cuales habían luchado con tanta abnegación y tanto heroísmo.” Remata Alessio Robles: “Esta es la verdad categórica de estos hechos. Después de
celebrada la cacería de Ciénega del Toro regresaron a Saltillo el doctor Rafael Cepeda, Gobernador de San Luis Potosí y todos sus acompañantes. El señor Carranza les ofreció un banquete que tuvo lugar en el Hotel Universal. Asistieron el Dr. Rafael Cepeda, Antonio F. Lozano, Francisco Martínez, el profesor Jesús Villaseñor, el lic. Enrique
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O’Farril, Juan Barragán mayor Eulalio Gutiérrez, Eliseo Arredondo, Adolfo Huerta Vargas, Serapio Aguirre, Jesús Dávila S., Francisco Coss, Guadalupe Dávila, Abraham Cepeda, Luis Gutiérrez y Mariano Flores, casi todos revolucionarios de 1910. Al terminar el banquete, el Gobernador de Coahuila se levantó a brindar y dijo que la situación política de la Nación era sumamente grave, pero que los gobernadores de Coahuila y San Luis Potosí le prestarían todo su apoyo a Presidente de la República, que era combatido por la prensa de oposición sin recato alguno. Injustos, inmotivados eran esos furiosos ataques. Sus enemigos no descansaban un solo momento, alarmados, profundamente alarmados por esa situación, los Diputados y senadores renovadores acudieron a exponerle al Presidente de la República que su gobierno corría un peligro inminente de ser derrocado, pues se conspiraba ostensiblemente en contra de ese régimen, y la conjura llegaba hasta el recinto mismo de los cuarteles. Los amigos más adictos del Presidente Madero, como Alfredo Álvarez, Sánchez Azcona, Urquidi, Pani, Urueta, también le hablaron de la situación política de México” Salta a la vista una gran cantidad de señalamientos de personajes sobre la conciencia que tenían de la situación que se avecinaba y que fueron muchos los que así se lo hicieron saber al Presidente Madero. Su propio hermano Gustavo, un día antes le llevó a Huerta para denunciarlo como traidor por algunas acciones descubiertas y nuevamente ante la solicitud del militar de un plazo de 24 horas para demostrarle su lealtad, Madero volvió a confiar, solo para que al día siguiente el traidor consumara su golpe de Estado.
Golpe de Estado y Revolución Constitucionalista
Aquí se puede retomar el texto de “Recuerdos” del Dr. Rafael Cepeda que también aparece con variantes en la carta de testimonios enviada a Mena Brito:
“Conforme a los acuerdos que tomamos en a cacería de Ciénega del Toro, reunión que llevamos a cabo con el conocimiento y consentimiento del señor Madero, para que nos pusiéramos de acuerdo los señores Maytorena, Abraham González, Alberto Fuentes D. y el que esto escribe, por ser los gobernadores emanados de la revolución y de su entera confianza. Don Venustiano mandó a raíz del cuartelazo al entonces teniente Coronel Miguel M, Acosta con 15 o 20 hombres para San Luis a organizar más gente;
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desgraciadamente lo cogió prisionero el general Exiquio Barbosa al llegar a Matehuala el día 3 de marzo de 1913, y a mi me aprehendieron el día 5 del mismo mes en los momentos en que iba a escapar y si no había salido antes, aunque tenía todo preparado y aprobado por la Legislatura del Estado, fue porque don Venustiano me mandó decir más o menos con el licenciado Arredondo, cuando vino a conferenciar con Huerta: que no me precipitara, que me organizara lo más que pudiera mientras duraba la conferencia que se alargaría para ganar tiempo y pudiéramos hacernos de más elementos para desconocer a Huerta y poder combatirlo; recado que recibí delante del hoy general Mariano Flores, que vive. En estas condiciones recibí un telegrama terminante del Secretario de Gobernación de Huerta, urgiéndome a contestar si reconocía o no a su gobierno. Naturalmente contesté en forma lo más evasiva posible, -delante del diputado federal Vidal Garza Pérez que por casualidad llegaba huyendo de aquí- que sí lo reconocía. Pero no me valió el ardid obligado y como digo, me aprehendieron momentos después de burlar la vigilancia que me tenían. Así es que queda demostrado que don Venustiano hizo uso de un ardid legal para combatir a la reacción y salvar la bandera de la Revolución. El día que asesinaron a Madero y Pino Suárez, hubo una orgía de gusto en la Lonja o casino de San Luis Potosí; y a raíz de que a mi me aprehendieron, hubo una manifestación pública como especie de procesión católica y una velada en el Teatro de la Paz para celebrar los acontecimientos, la que presidieron el Obispo Montes de Oca y el general Juan García Hernández, Jefe de la Zona y Gobernador substituto en mi lugar, a la vez que mi aprehensor; siendo los principales promotores el licenciado Agustín Mayo Barrenechea y Javier Espinosa Cuevas, razón por la cual a los pocos días de la entrada de las fuerzas constitucionalistas triunfantes a San Luis Potosí, fueron fusilados esos señores.” Termina el documento del Dr. Rafael Cepeda publicado por Bernardino Mena Brito, señalando que “ los datos no son para convencer necios” y estampa su firma. El compañerismo y apego a la lucha democrática, así como las bárbaras acciones de Huerta y sus compinches, enardeció al Dr. Cepeda y sin medir peligros, a pesar de estar rodeado por el ejército federal huertista, organiza una reunión en la plaza de la ciudad para protestar por la detención y asesinato de Madero, levantando a media asta la bandera nacional, en señal de luto. Pronto vendría la respuesta. ~ 94 ~
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De Gobernador a prisionero. Sucesos de la cárcel.
Como se dijo, a la muerte del Presidente Madero, el Dr. Cepeda fue hecho prisionero por órdenes de Victoriano Huerta, antes de que pudiera unirse a Don. Venustiano Carranza, habiéndose escapado milagrosamente de ser asesinado en la Penitenciaría del Distrito Federal, junto con otro gran revolucionario, el Gral. Alberto Fuentes Dávila, Gobernador de Aguascalientes y el gobernador Hidalgo de Tlaxcala, as como otras personas que fueron aprehendidas en los primeros días después del golpe y que fueron rescatados hasta el triunfo de la Revolución Constitucionalista. El periódico “El Diario” de la ciudad de México, en su edición del sábado 8 de marzo, informó de varios levantamientos contra Huerta y el próximo combate entre las fuerzas federales y las de Carranza en Monclova, por lo que califica el momento de “convulsión en la república”. Entre esas acciones informa que “El gobernador de San Luis Potosí, doctor (Rafael) Cepeda fue aprehendido y viene en camino a México”; y en el subtitulo se daba la noticia de que la legislatura del Estado, integrada en su totalidad por amigos del Dr. Cepeda, se había disuelto; y que ya contaban con 14 mil fusiles para levantarse contra el gobierno usurpador. El Secretario de Gobernación, Ing. Alberto García Granados, según la nota, dijo: “efectivamente ya se tenían noticias de
que el doctor Cepeda estuviera entendiéndose con los señores Carranza y Maytorena para secundar el movimiento… encabezando a un grupo de descontentos….procedió a la captura lo cual se ha logrado esta mañana” Durante su encierro en Taltelolco y Lecumberri, se puso a escribir el libro sobre primeros auxilios, recetas populares y de herbolaria que fue editado posteriormente; lo hizo de memoria y en las precarias y peligrosas situación de la cárcel y como prisionero del huertismo.
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El Dr. Cepeda narra esos días y describe en detalle las entrevistas con Huerta y la “comisión” que le obligó a realizar y que simuló cumplir por lo que su situación empeoró. Los hechos aparecen en varias publicaciones de las señaladas, confirmándose por varias fuentes. Él lo describe así en sus “Recuerdos” escritos en1941:
“Al tener conocimiento del infame cuartelazo de parte de la fuerzas federales
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encabezadas por los Generales Bernardo Reyes, Félix Díaz, Manuel Mondragón y otros en contra del Gobierno legítimo de la República del Presidente Francisco Madero y Vicepresidente Líe. José María Pino Suárez, el 9 de febrero de 1913, siendo yo Gobernador Constitucional del Estado de San Luis Potosí, inmediatamente puse un telegrama al Señor Madero, diciéndole que yo podía organizar violentamente 5,000 hombres a su disposición, que me mandara las armas correspondientes y me contestó que inmediatamente le mandara esos hombres. A la vez convoqué a sesión extraordinaria a la Legislatura del Estado para ponerle en conocimiento los graves acontecimientos que se estaban desarrollando en la capital de la República a fin de acordar las medidas urgentes que se creyesen convenientes, y después de estudiar durante las sesiones de los días 11,12,13,14,15 y 16 la Legislatura decretó que se me concedieran facultades extraordinarias, en todos los ramos de la administración y especialmente para que tomara yo en persona el mando de las fuerzas con que contaba el Estado y las demás que se organizarán con objeto de mantener la soberanía del Estado y combatir a los infidentes y con la facultad especial de trasladar los Poderes Locales y cualquier parte del Estado o fuera de él si fuera necesario. El mismo día nueve había llegado a San Luis, procedente de Ojinaga, Chihuahua el Capitán Rosalío Alcocer perteneciente al primer cuerpo de Carabineros del Potosí, cuyo jefe era el Coronel Ignacio Azcárate quien me mandaba decir en un oficio que le pusiera conocimiento del Presidente de la República que en aquella región todas las fuerzas federales hacían propaganda descarada para el cuartelazo, que muy pronto iban a dar en la Capital de la República, que el quería que ordenaran inmediatamente el traslado de su cuerpo a San Luis Potosí, al día siguiente le ordené al Capitán Alcocer que se regresara a Ojinaga y que le dijera al Coronel Azcárate que sin obedecer órdenes de las fuerzas federales, procurara salir violentamente con su fuerza para el Estado de Coahuila y se pusiera a las órdenes del Gobernador Venustiano Carranza. También el mismo día diez, mandé al entonces mayor Eulalio Gutiérrez que era el encargado de la Presidencia Municipal de Concepción del Oro, Zacatecas y que había ido a San Luis a conferenciar conmigo sobre el mismo asunto a que se refería el Coronel Azcárate, le di instrucciones que se concentrara en Concepción, las fuerzas del segundo cuerpo de Carabineros del Potosí que mandaba el entonces Mayor Ernesto Santoscoy y organizaran las que más pudieran y que inmediatamente se pusieran a las órdenes del Gobernador de
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Coahuila Don Venustiano Carranza. Eulalio con toda efectividad cumplió mis instrucciones y del día 14 del mismo mes de febrero lanzó un manifiesto a la Nación haciendo un llamado al Pueblo para enfrentarse contra el cuartelazo para defender al Gobierno y a la Revolución de 1910 diciendo que obedecía órdenes de los Gobernadores de San Luis Potosí y Coahuila, dicho manifiesto lo recibí yo por el telégrafo local de Concepción del Oro. En diciembre de 1912 vine a México para poner en conocimiento del Sr. Presidente Madero los informes que tenía de San Antonio Texas, sobre el complot que tramaban los enemigos del Gobierno de la República para derrocarlo, se decía que el cuartelazo estallaría en marzo de 1913 que asesinarían a Madero, a Pino Suárez y a otros de los principales miembros del Gobierno que aprehenderían y asesinarían a todos los Gobernadores Maderistas y en general a todos los principales políticos, que contaban con casi todas las Fuerzas Federales para llevar a cabo su propósito. El Señor Madero no le dio mucha importancia a este informe por que él tenía mucha fe en el pueblo, pero que sin embargo tomaría algunas medidas precautorias, y desde luego delante de mí, dio el acuerdo al Secretario de Guerra, Gral. Ángel García Peña, para que las fuerzas rurales que yo había organizado que eran más de cuatro mil hombres y que estaban destacados en distintas partes de los Estados de Chihuahua, Durango y Zacatecas se reconcentraran inmediatamente en la Plaza de San Luis Potosí y quedaron nuevamente bajo mis órdenes y que la federación les siguiera pagando sus haberes y dio orden semejante para el Estado de Coahuila, de Sonora, y algunos otros, pero vino el cuartelazo el 9 de febrero de 1913 y mis fuerzas nunca llegaron a la Capital del Estado como lo había ordenado el Presidente. También me dijo que nos pusiéramos de acuerdo los Gobernadores de Coahuila, de Sonora, de Aguascalientes y algunos otros que fueran adictos para que en caso de que dicho cuartelazo se realizara, nosotros levantáramos la Bandera de la Revolución para defenderla, para ese objeto organicé una cacería en la Hacienda de Ciénega del Toro, en la sierra sur de Nuevo León a fines de enero de 1913, a la que solo concurrieron el Licenciado Eliseo Arredondo en representación del Gobernador de Coahuila, acompañados de un grupo de revolucionarios coahuilenses y potosinos. Don Venustiano y yo acordamos reorganizar nuestras fuerzas revolucionarias para estar prevenidos y obrar de común acuerdo cuando viniera el cuartelazo. Durante los días de la Decena Trágica, estuvimos conferenciando constantemente el Sr. Carranza y yo, y acordamos dar tiempo para podernos ~ 99 ~
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preparar para hacer frente a la situación que ya había culminado con el asesinato de Madero y Pino Suárez. Ya para esos momentos sitiaban la capital del estado de San Luis Potosí, gran número de fuerzas rebeldes, que mandaban los Generales Argumedo, José Isabel Robles, Barbosa, los Cedillo, los Carrera Torres y otros grupos de la Huasteca Potosina, y más o menos mil soldados federales que tenía a sus ordenes el Jefe de la zona Ceneral Juan García Hernández. Bien pronto los telégrafos nacionales me impidieron la comunicación con Coahuila pero luego pasó el Licenciado Eliseo Arredondo para México diciéndome que iba en Comisión del Señor Carranza y a conferenciar con Victoriano Huerta pero eso no era más que un ardid para dar tiempo a que tanto el Sr. Carranza como yo organizáramos el mayor número de elementos para salir en defensa del Gobierno y de la Revolución, como lo teníamos acordado, que aguantara unos días mientras él regresaba a Saltillo, después de ver a Huerta. Yo ya no podía tolerar la situación, sin tener noticias del Sr. Carranza y el día 4 de marzo el ahora General Miguel M. Acosta, me puso un telegrama de Matehuala a San Luis Potosí que venía procedente de Saltillo, con 15 hombres a organizar fuerzas por orden del Gobernador de Coahuila y que las fuerzas que había de Matehuala al mando del General Barbosa lo tenían prisionero, desde luego hice mis preparativos con 50 hombres de policía rural con que contaba para salir de la Ciudad de San Luís Potosí, rumbo al poniente, el día 5 de marzo en la noche pero a las 10 de la noche estando yo tomando una taza de café en el Casino Ajedrecista fui aprehendido por el Coronel Peña que había sitiado el edificio con un regimiento de caballería y conducido al cuartel General de la Zona. Al día siguiente 6 de marzo en la noche me condujeron a la Ciudad de México en un tren militar, compuesto de la máquina, arcabús y un carro de segunda, con 60 hombres de escolta que mandaba el Coronel Tello y el Capitán Altamira, poco antes de salir dicho tren de la estación de San Luis Potosí, un ferrocarrilero amigo mío sacó del hotel de la Estación una botella de coñac destapada, una cajetilla de cigarros de hoja, y unos puros, subió al tren y me las obsequió, durante el trayecto a México de cuando en cuando daba un trago al coñac y encendía un cigarro no sin ofrecerle al Coronel Tello que venía en el asiento frente a mí, pero no aceptaba tomar el trago que yo le ofrecía, hasta que estando el tren en una estación cercana a la Ciudad de Querétaro, ordenó el Coronel que bajara la escolta y se pusiera en línea de tiradores a lo largo del tren, dejando dos soldados parados a mi espalda y otros dos a mi izquierda con la carabinas apuntándome y con orden de que al empezar el fuego abajo hicieran fuego ~ 100 ~
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sobre mi, me di cuenta de que la tripulación del tren en esos momentos le decía al Coronel que no era cierto que iban a asaltar al tren que no había rebeldes por ningún lado, pero el Coronel insistía diciendo que si en el momento en que llegaba un tren de pasajeros procedente de México, que se detuvo en el lado izquierdo de la misma estación bajando la escolta que llevaba, poniéndose a las órdenes del Coronel Tello para hacer una exploración en las cercanías de la estación. Resultando que no encontraron ningunos asaltantes, y entonces el Coronel ordenó que subiera la escolta otra vez en que yo venía, y quitó los soldados que estaban junto a mí, y los reconcentró a todos a la parte trasera del carro, quedándose el solo en el asiento frente al que yo venía, y ordenándole a la tripulación que siguiera la marcha, y diciéndome: “ahora sí déme un trago de coñac y un puro”; al día siguiente que llegamos a México el Coronel me llevó a la Secretaría de Guerra y Marina y me entregó al Ministro General Miguel Mondragón, quien me mandó por orden superior rigurosamente incomunicado, a la Penitenciaría del Distrito Federal, donde el director Don Octaviano Liceaga, me internó en una celda de la crujía G, donde había otros detenidos políticos, y como a la media noche me di cuenta por voces que apenas oí, que me hablaba el Gobernador de Aguascalientes, General Alberto Fuentes D., y que me decía que estaba en la siguiente celda, y que en la otra estaba el Gobernador de Tlaxcala, Don Antonio Hidalgo, y en otras Don Nicéforo Zambrano, Don Manuel Amaya y Don Alfredo Pérez, munícipes de Monterrey, que todos tenían un día o dos internados ahí. Para mi fue una fuerte sorpresa que algo me consoló, porque me dije no estoy solo, las puertas de las celdas tienen una pequeña portezuela que siempre está cerrada, y que solo la abren para introducirles el rancho a los incomunicados, pero en la parte inferior de dicha portezuela queda una pequeña hendidura que permite a uno ver a las personas que pasan por el patio de la crujía, así fue como me vio pasar el Gobernador de Aguascalientes, dicha portezuela aunque con dificultades se podía forzar para abrirla, y así nos podíamos comunicar entre la noche, los detenidos unos con otros, hasta que pasados varios días sin levantarnos la incomunicación nos sacaban de la celda a tomar el sol, una hora todas las mañanas la que aprovechábamos para cambiar impresiones y comentar nuestra difícil situación. El día 28 del mismo mes de marzo como a las 11 :00 hrs. de la mañana, me sorprendió que el Director de la Penitenciaría, Sr. Liceaga abriera la puerta de mi celda, y entrando en ella me mostró un periódico y me dijera “... lea usted ~ 101 ~
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eso, anoche nos escapamos de ser fusilados”, en enseguida, salió y me volvió a cerrar la puerta, fue muy grande la impresión que sufrí al leer el encabezado con letras grandes del periódico, que decía que en la noche del día anterior, se habían presentado en la Penitenciaría acompañado de algunas personas y con una escolta el Gobernador del D.F., Ingeniero Enrique Zepeda, exigiendo al Director de la Penitenciaria que le entregará a los presos, Dr. Cepeda Gobernador de San Luis Potosí, Alberto Fuentes D., Gobernador de Aguascalientes, al Dr. Antonio Hidalgo, Gobernador de Tlaxcala, para fusilarlos inmediatamente; el Director de la Penitenciaria le dijo que no los podía entregar porque se le habían extraviado las llaves de la crujía donde estaban, y el Gobernador del Distrito Federal después de insistir inútilmente lo amenazó con fusilarlo y se lo llevó preso para la cárcel de Belem, y ahí pidió al Jefe de la cárcel que le entregara al preso Maderista, al General Gabriel Hernández y al tenerlo en su presencia lo mandó asesinar en el mismo patio de la prisión.” Resulta interesante abrir un paréntesis en la narración del Dr. Cepeda para presentar el texto que aparece en “Historia Gráfica de la Revolución” de Casasola sobre estos últimos hechos: “El doctor (era Ingeniero, n.r.) Enrique
Zepeda fue nombrado Gobernador del Distrito Federal el día 27 de febrero, en sustitución del general Yarza. Un mes después-el 26 de marzo- el gobernador asiste a una fiesta con un grupo de amigos. Corre el Champagne, se enardecen los ánimos y deciden seguir la juerga. Las libaciones se multiplican. El personaje citado está ebrio. Se encuentran en el restaurant “Sylvain”, y desde ese lugar ordena que se presenten inmediatamente y a sus órdenes treinta hombres de la Gendarmería. Los transeúntes se extrañan y asombran de que a las dos de la madrugada se encuentren esas fuerzas frente al establecimiento. Sale el gobernador con sus amigos y al mismo tiempo que monta en su coche, ordena imperioso: ¡A la Penintenciaría! Allá se dirige la caravana. Ante la puerta del penal, el gobernador Zepeda llama con fuertes golpes. Se da a conocer. Acto seguido pide que le entreguen al gobernador de San Luís Potosí doctor Rafael Cepeda y otros políticos más. Gracias a la entereza del director del penal, doctor Octaviano Liceaga, no le fueron entregados. Zepeda está fuera de sí, excitadísimo, furioso. Marcha a la cárcel de Belén. Se identifica. También aquí le es negado el acceso a los locales donde se
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encuentran los presos. Pero sus amenazas y sus gritos hacen que el subalcalde acceda a sus deseos. Con la audacia que le proporciona su estado de ebriedad, llega a la bartolina 60 del general Gabriel Hernández, al que lanza blasfemias e insultos. El atacado se rebela y protesta de la forma en que es tratado. Todo es inútil, obligado por la fuerza es conducido al paredón. Una vez en él, Zepeda pone enfrente al pelotón de gendarmes y les ordena: ¡Pelotón….preparen….apunten…..fuego! No conforme con haberlo fusilado, manda traer varias brazadas de leña y petróleo. Rodea el cadáver con el combustible, ante la mirada atónita de todos prende fuego; al poco tiempo los restos del general Hernández son cenizas.” Estos eran los hombres de los que se rodeó Huerta. El doctor (Ingeniero) Zepeda fue destituido y consignado a las autoridades judiciales sin saberse con que resultados. Continuando con la narración del propio Dr. Rafael Cepeda cuando le enseñan la prensa del día siguiente: “Con una impresión tremenda leí varias veces la
terrible noticia con ansiedad de comunicarla a mis compañeros, de ahí en adelante ya tuvimos mas comunicación y un día se presentó en mi celda el Lic. Miguel Garza Aldape, diciéndome que ya les habían arreglado su libertad a los señores Nicéforo Zambrano, Manuel Amaya y Alfredo Pérez, y que le dijera que si no estaba dispuesto a ir a conferenciar con el Gobernador de Coahuila, Don Venustiano Carranza, a ver en qué condiciones deponía su actitud y podía colaborar con el Gobierno del Gral. Victoriano Huerta, de quien tenía la seguridad que le daría toda clase de garantías y que aceptaría su colaboración en la forma que él deseara, y que si aceptaba yo esa comisión del Presidente Huerta, ordenarían mi absoluta libertad, desde luego yo pensé que de todos modos estaba mi vida en peligro, y viendo que se me presentaba una oportunidad para hacer alguna labor a favor de la revolución, le dije al Licenciado que si el General Huerta creía conveniente que yo fuera a desempeñar esa comisión, que lo haría con mucho gusto, y se despidió de mi, tan pronto como pude les comuniqué esto a mis compañeros de prisión, y el General Alberto Fuentes D., me dijo nada más cuídate, de que te vuelvan a traer aquí o algo semejante.” Al tercer día me sacó de mi celda el propio Director de la Penitenciaria, el Lic.
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Liceaga, diciéndome que ahí estaba un Oficial de la Presidencia de la República, que trae orden de libertad para usted, y que pase con él para hablar con el Presidente Gral. Victoriano Huerta, al salir de la prisión, el capitán me invitó a subir a un coche que manejaba otro oficial, y me dijo, tengo orden del Gral. Huerta de conducirlo a usted a su casa con él, serían las 11 horas de la mañana cuando llegamos a la casa del Gral. Huerta, quien me recibió inmediatamente en su despacho dándome un abrazo muy afablemente, y me indicó que tomara asiento frente a él, sobre el escritorio estaba una botella de coñac y un vaso de los que llaman "caballitos", medio lleno en el que estaba tomando, tomó otro vaso igual lo llenó de coñac y me dijo tome esa copa mientras él se sirvió otra, yo iba medio mareado, por tantos días de encierro, y con la copa de coñac me entoné un poco, inmediatamente me dijo Huerta, ya que esta usted en libertad quiero utilizar sus servicios en mi Gobierno, pero antes quiero que vaya a hablar con Carranza y le diga que lo invito a que deponga su actitud rebelde, y venga a colaborar con mi gobierno como el quiere, y que le doy toda clase de garantías para él y la poca gente que le acompaña, que no quiero que por su causa se derrame más sangre en la República. Estas fueron más o menos sus palabras, a lo que yo le contesté que ordenara lo que gustara, que estaba dispuesto a intentar ir a conferenciar con el Sr. Carranza, mientras yo le hablaba, sirvió otros dos vasos de coñac, y me invitó a tomar con él, enseguida llamó al Coronel Benjamín Camarena, y le dio órdenes de que preparara lo necesario para que yo saliera para el norte, y que me acompañara el Mayor Antonio Sánchez Dávila, del Estado Mayor con su asistente y diez hombres de escolta, a mi me dijo que lo lleven a su casa, el mismo Capitán que lo trajo, y lo espero aquí mañana a esta misma hora y me despedí de él. Al día siguiente concurrí a la cita, el General Huerta me recibió tan afable como el día anterior, y por lo pronto me sirvió otro caballito de coñac del que él estaba tomando, a la vez que llamó a Camarena preguntándole que si ya estaban listas las ordenes para mi salida, a lo que contestó que todo estaría listo para que yo saliera al día siguiente en la noche hasta San Luis Potosí, que ahí el General Jefe de la Zona ordenaría que me pusieran en un tren especial, porque en la Ciudad de México había escasez de máquinas y carros, el General Huerta me dijo está bien, mañana pasará a su casa el Mayor Dávila Zertuche, por usted oportunamente, para que en la noche salgan por el tren de Laredo a San Luis, y de ahí seguirán lo más pronto posible para el Norte, el Mayor Dávila Zertuche lleva toda clase de ~ 104 ~
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instrucciones y de órdenes para las autoridades militares de San Luis y de Coahuila, así como el dinero suficiente para los gastos necesarios; yo le dije está muy bien pero quisiera que me permitiera que me acompañara mi esposa y mi hijita, para dejarlas con mis familiares en Saltillo, y ya que llegaba a San Luis me permitiera invitar algún amigo de ahí que me acompañara en mi viaje; Huerta rápidamente me contestó que no era necesario que llevará mi familia a Saltillo, que aquí estaban mejor, que el tendría cuidado de que no les faltara nada mientras yo volvía, y que en San Luis podría invitar al amigo que yo quisiera dándole aviso al Jefe de la Zona; está muy bien le contesté ¿Qué más ordena usted? Nada me dijo, tiene usted palabra de honor y confío en que pronto regrese y me traiga buenas noticias de su comisión, ya le explicará usted al Señor Carranza que mi Gobierno está perfectamente legalizado y cuenta con el apoyo del pueblo y de todo el ejército, y que es inútil que siga sosteniendo su actitud rebelde, y comuníqueme usted todo lo que se ofrezca para el desempeño de su labor y me despidió dándome un abrazo, no sin antes haberme invitado otra copa de coñac. Durante estos tres días que estuve en la Ciudad de México, conferencié discretamente con el Diputado Maderista Miguel Aladín, el ingeniero Potosino Camilo Arriaga, con Don Francisco lcaza, con Don León Laurel y varios otros maderistas que se ocultaban en la ciudad desorientados. Como lo había ordenado Huerta, salimos para San Luis al día siguiente el Mayor Dávila Zertuche, un japonés que llevaba de asistente, y yo en el Pullman del tren de Laredo, al día siguiente en la mañana, llegamos a San Luis Potosí y nos alojamos en el Hotel Progreso, inmediatamente nos fuimos al cuartel general a comunicarle al Jefe de la Zona, General Agustín García Hernández, nuestra llegada a la Ciudad, entregándole el mayor Dávila Zertuche una carta en que se le comunicaba la comisión que yo llevaba, y la orden para que se dispusiera un tren especial que nos condujera al norte, el cual se formó hasta el tercer día con una máquina, un carro de caja porque no había más y el cabús, mientras invité a mi amigo el Señor Don Antonio Vives que me acompañara en mi viaje al norte, quien aceptó, pero como estaba preso en la Ciudad por cárcel hubo que pedirle permiso al citado Jefe de la zona para que lo dejara acompañarme; entre tanto, estuvieron yendo a visitarme al hotel, numerosos amigos míos quienes me platicaron entre otras cosas como caso curioso, que se había verificado en días anteriores una manifestación pública por las calles de la ciudad y una velada
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literario musical en el Teatro de la Paz, presidida por el jefe de la zona y por el Obispo Montes de Oca para celebrar la caída del Gobierno de la República y del Estado. Arreglado el tren, salimos para Saltillo el mayor Dávila Zertuche con su asistente, el Señor Don Antonio Vives, y yo sin ninguna escolta, al llegar a Saltillo nos hospedamos en el Hotel Coahuila, y en el acto nos presentamos al Jefe de la Zona General Arnoldo Caso López, para comunicarle nuestra llegada y la comisión que llevaba yo, diciéndole que al día siguiente volvería para ponerme de acuerdo en la forma más conveniente para desempeñar la misión que llevaba, antes de concurrir, al día siguiente con Caso López, tuve un cambio de impresiones con mis familiares y varios amigos Maderistas. Encontré un ambiente de indignación por el asesinato de Madero y Pino Suárez, y por el cuartelazo, y había entusiasmo y animación para coger las armas y secundar la Revolución Legalista, que había iniciado el Señor Carranza, me di cuenta también de que como en San Luis Potosí, había muchos prisioneros en Saltillo por el solo hecho de haber sido Maderistas, entre estos estaba el Coronel Armando Flores a quién había mandado a raíz del cuartelazo que condujera a Saltillo a disposición del Señor Carranza un carro de ferrocarril con algunas armas y equipo militar que por haber llegado tarde lo decomisaron las autoridades Huertistas, en Saltillo, y pusieron preso a dicho Coronel Flores junto con los que lo acompañaban; también había mandado que se pusieran a disposición del Señor Carranza, al Coronel Ildefonso Pérez, al Capitán José Nuncio, y cuatro o cinco oficiales y soldados más, a la penitenciara de Saltillo donde estaban presos ya el Coronel Guadalupe Dávila, Severiano Rodríguez y varios otros Maderistas más, también había muchos que estaban ocultos. Antes de concurrir a la cita con el General Caso López, que tenía sus oficinas en el Palacio de Gobierno, junto a las oficinas del Gobernador, me pareció prudente saludar y cambiar impresiones con el Dr. Ignacio Alcocer, con quién me ligaba estrecha amistad antigua desde estudiantes, naturalmente me recibió muy bien y desde luego le manifesté la comisión que llevaba. Alcocer era enemigo personal e irreconciliable de Carranza, razón por la cual se había afiliado al bando de Huerta. Entre otras cosas me dijo Alcocer, creo que es inútil que veas a Carranza, y hasta es capaz de mandarte fusilar, pero en la lucha hay varias partidas pequeñas levantadas por algunas partes del Estado y creo que con ellas puedas tener mejor ~ 106 ~
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éxito, hay una partida en el Municipio de General Cepeda, que tiene secuestrado al Coronel Pedro Agüero y que piden diez mil pesos por su rescate, y lo amenazan con fusilarlo si no lo entregan o si salen fuerzas federales a perseguirlos, la familia del Coronel no tiene dinero y el Gobierno tampoco puede hacer ese gasto. Creo que tú puedes conseguir su libertad, tu sabes que es un viejo soldado Juarista que no merece tal castigo, haber que dice el General Caso López, vamos para que hable con usted. Pasamos al despacho de Caso López, y después que me presentó con él antes que todo, le trató el caso del Coronel Agüero, a lo que yo le contesté que con gusto intentaría conseguir su libertad, que para ello era conveniente que dieran órdenes de que se suspendiera toda persecución a las partidas en armas, así como a los Maderistas que estaban ocultos o andaban huyendo y poner en libertad a los que estaban presos, esto para inspirar alguna confianza v facilitar mi labor pacificadora, que yo necesitaba obligar algunos de estos elementos como guías y como correos. Que el gobierno me facilitara un buen automóvil y los salvoconductos necesarios, tanto el Gobernador como el General Caso, después de alguna discusión aclaratoria, manifestaron buena voluntad en aceptar estos puntos y dictaron las disposiciones necesarias para que yo saliera al día siguiente a rescatar al Coronel Agüero. Al salir de esta conferencia inmediatamente mandé al Sr. Santiago Dávila Sánchez que saliera rumbo al sur de Saltillo, a localizar a su hermano el General Jesús Dávila Sánchez, y al General Ernesto Santoscoy y al General Eulalio Gutiérrez. El Gobierno puso a mi disposición, un magnífico coche "pakard" de la Compañía Minera Mazapil con un buen chofer de nacionalidad inglesa, por todo el tiempo que fuese necesario y en él salí al día siguiente, acompañado del Coronel Ildefonso Pérez, del Mayor Dávila Sánchez y del Sr. Antonio Vives, rumbo al municipio de General Cepeda, por donde operaba la partida que traía secuestrado al Coronel Agüero. Llegamos a esa Villa para tornar informes y al día siguiente a la sierra donde tenía su cuartel el Coronel Francisco Aguirre León, Jefe de dicha partida, antes mandé un correo avisándole que allí me esperara para conferenciar con él lo que hice inmediatamente que llegamos y desde luego conseguí que me entregara al Coronel Agüero y me diera informes sobre la partida que mandaba Vicente Santos y otros que andaban por la región y me dijo que le comunicara lo que resolviera el Sr. Carranza. Ese mismo día regresamos a Gral. Cepeda y al día ~ 107 ~
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siguiente a Saltillo llevando consigo al Coronel Agüero que todavía iba muy impresionado por el susto que llevó, a la vez satisfecho porque no le costó nada su libertad ni a él ni al gobierno. En esos días que estuve en Saltillo, me enteré de que algunos de mis amigos y algunos de mis parientes no se había levantado en armas por temor de que con ese pretexto fuera yo asesinado, pero al darse cuenta de que yo andaba en libertad, inmediatamente empuñaron las armas para unirse al Carrancismo, esto lo hicieron apenas había regresado yo a la Ciudad de México, el único que no lo hizo fue el Coronel Ignacio Azcárate, Jefe del Primer Cuerpo de Carabineros del Potosí que acababa de salir libre de la penitenciaria de San Luis Potosí porque tuvo razones muy especiales. Después del rescate de Agüero las operaciones militares siguieron en suspenso, y yo conferenciaba todos los días con el Gobernador y con el General Caso López, para ponernos de acuerdo en la forma en que yo podía entrevistar a Don Venustiano, pero nunca me pudieron decir el lugar fijo y que mandara un correo a localizarlo y le llevara una carta mía pidiéndole que me dijera dónde lo podía ver para tratarle de la comisión que llevaba del General Huerta, para eso ya tenía yo listo al Sr. José Sains, Maderista amigo de Carranza, se arregló que saliera luego para la frontera llevando su salvoconducto correspondiente, y los gastos necesarios para el viaje, yo le di instrucciones secretas verbalmente, para que le dijera que no eran mis intenciones entrevistar!o, que me había visto obligado a aceptar esa comisión para salvar mi vida y así poder hacer alguna labor en beneficio de la Revolución que él encabezaba, aunque mi vida siguiera en peligro. Que aunque yo creía seguro el triunfo, porque nuestra causa era justa, creía que era urgente activar nuestra organización porque Victoriano Huerta estaba organizando activamente grandes contingentes militares con toda clase de elementos, que en la ciudad de México reinaba un terror pánico y que a pesar de eso estábamos organizando con éxito una junta revolucionaria, que yo estaba comprometido a regresar a México, pero que en la primera oportunidad saldría a campaña, que en la Sierra de Arteaga habría pronto un fuerte levantamiento. Que de México le comunicaríamos nuestros trabajos que me hicieran favor de contestar por escrito una contestación para Huerta y algunos otros informes. Entre tanto, regresó Santiago Dávila Sánchez, informándome del lugar donde operaban las fuerzas de su hermano el General Jesús Dávila Sánchez y las de Eulalio Gutiérrez y de Ernesto Santoscoy, y en seguida mientras el Sr. Sains regresaba de su comisión, salí acompañado del Mayor Dávila Zertuche, y del Coronel Ildefonso Pérez. Va a conferenciar con las fuerzas antes citadas y demás ~ 108 ~
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Jefes de Partidas que anduvieron por el Sur del Estado, nos conducía el chofer del coche de la Mazapil, que conocía bien los caminos, la primera jornada que hicimos a la Estación Fraile, a donde mandé llamar a Vicente Santos que mandaba como unos treinta hombres montados y armados y que hacía algunos días que habían asaltado en esa Estación el tren local de Saltillo a Concepción del Oro y que tenía su cuartel por la Sierra cercana al Fraile. Llegó Vicente con su gente, le dije la misión que llevaba y que había conseguido que los Federales suspendieran la persecución, mientras yo anduviera por allá, que aprovechara para ponerse en contacto con Aguirre León y demás levantados para organizarse bien y que allí me esperara en Fraile hasta que yo regresara de mi gira y no me dio informes de la otras partidas, porque no sabía por donde andaban. Ese día mandé que mataran una vaca gorda para comer, que la pagó el Mayor Dávila Zertuche y al día siguiente salimos rumbo a Margarita, Zacatecas donde pernoctamos en la casa del dueño del Rancho de Don Francisco Treviño, amigo mío y pariente del General Dávila Sánchez. Nos atendió bien y me dio informes por donde estaban las fuerzas de Dávila Sánchez, que Eulalio Gutiérrez se había ido al norte a conferenciar con Don Venustiano, y en un rancho cercano estaba oculto y herido el General Herminio Álvarez con sus fuerzas, y al día siguiente salimos rumbo al rancho donde estaba Herminio, a quien después de comer con él nos lo llevamos en el coche con nosotros rumbo a la Hacienda de San Tiburcio, donde estaban las fuerzas de Dávila Sánchez y a donde llegamos esa misma noche. Nos recibieron con gusto y nos dieron buen alojamiento, me di cuenta que tenían nombrado su buen servicio de vigilancia a pesar de que yo les había dicho que había conseguido que los Federales suspendieran la persecución mientras yo andaba por allá, charlamos un buen rato, cenamos, y nos fuimos a dormir porque estábamos algo cansados. Al día siguiente cambié impresiones ampliamente con el General Dávila Sánchez, con Santoscoy y con Luis Horcasitas, que se les acababa de incorporar procedente del Estado de Chihuahua, con un pequeño grupo de gente armada. La partida se componía de más de 300 hombres montados, armados y parqueados, llenos de entusiasmo y animación. Traían un aparato cubierto con una lona y tirado por un tronco de mulas que simulaba muy bien una pieza de artillería. La hacienda puso a su disposición, todos los elementos con que contaba, y especialmente un buen servicio de alimentación para toda la gente, que en su mayor parte eran veteranos de la Revolución de 1910. ~ 109 ~
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Les dije que había conferenciado ya con el Coronel Francisco Aguirre León, y con Vicente Sánchez, quien me esperaba a mi regreso en la Estación Fraile, que en Matehuala estaba organizándose el Coronel Antonio Torres, que había sido Jefe de los Voluntarios Maderistas de esa ciudad, y que los habían desarmado los Federales a raíz de mi prisión, pero que contaba con algunas armas, y bastante gente armada, con bombas de mano de dinamita, que solo esperaba que atacaran la Plaza de fuera para que ellos hicieran el asalto interior, que solo había como 400 carabinas y bastante parque, y que a mi regreso para México le diría al Coronel que se comunicará con ellos. Tanto Dávila Sánchez como los demás querían que me quedara con ellos, pero yo no podía, también les informé detalladamente cómo estaba la situación en México lo mismo que se lo había mandado comunicar a Don Venustiano. El General Herminio Álvarez, y su gente quedaron incorporados con ellos. Después de la segunda noche que pasamos en tan grata compañía, salimos después del almuerzo rumbo a la Estación Fraile, donde nos esperaba Vicente Santos, llegamos como a las cinco de la tarde, mandamos matar otra vaca gorda para la gente, y al día siguiente salimos después de comer para la Hacienda de Guadalupe, pasando por la Boca de Domingo donde gastamos toda la noche, por el mal camino que el Coronel Pérez nos había dicho que estaba bueno, y cuando le reclamé que qué pasaba con el buen camino, me contestó que también hacía 30 años que no había vuelto. Al fin con mil trabajos llegamos a la Hacienda como a las cinco de la mañana gracias al buen chofer que llevábamos, Vicente quedó en que se irían a incorporar él y Aguirre León con las fuerzas de Dávila Sánchez. No teniendo yo los informes que buscaba en la Hacienda de Guadalupe, nos pasamos hasta General Cepeda, donde descansamos, y después de un buen almuerzo salimos para Saltillo, a donde llegamos como a las siete de la noche, entrando por el cerro del pueblo habíamos salido por el Puerto de Carneros. Ya en Saltillo, tuve informes de que todavía no regresaba de su viaje a la frontera, el Señor José Sains. Al día siguiente fui a ver al Gobernador, y al General Caso López, a quienes informé que había entrevistado al Coronel Francisco Aguirre León, al Coronel Vicente Santos, al General Jesús Dávila Sánchez, al General Ernesto Santoscoy y al General Luis Horcasitas, que había venido de Chihuahua con una pequeña partida de gente armada, y que al General Eulalio Gutiérrez no lo había visto porque se había ido al norte a ver a Don Venustiano, que entre todos sumarían unos ciento cincuenta hombres mal armados, que por más lucha que hice no los ~ 110 ~
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pude vencer de que depusieran su actitud, me dijeron que iban a estar inactivos hasta que regresara Eulalio Gutiérrez con las órdenes que trajera, tanto Caso López como el Doctor Alcocer. Me agobiaron a preguntas, entre otras que si era cierto que tenían artillería y que exactamente cuanta gente sería, les contesté que había visto un aparato cubierto por una lona tirado por un tronco de mulas, que parecía un cañón y que no podía decirles la cantidad exacta de gente que eran, que yo calculaba unos ciento cincuenta hombres, que comían, les dije que había muchas vacas y muchas cabras en el campo y mucho maíz en los ranchos y en las haciendas. En seguida les dije que quería ir a descansar uno, dos o tres días a la Villa de Arteaga con mis padres, mientras regresaba el enviado que fue a ver a Don Venustiano y me despedí de ellos. Inmediatamente me fui para Arteaga a estar unos días con mis familiares, de allí mande al Coronel Guadalupe Dávila, al Capitán José Nuncio y a otros compañeros para los Lirios Congregación de la Sierra donde Abraham mi hermano, ya estaba organizando gente para la campaña en mi estancia en mi tierra natal. Cobré animación, porque me di cuenta que todo el pueblo que era esencialmente Maderista, había manifestado su adhesión a Carranza, días antes que había estado ahí. A los tres días regresé a Saltillo porque ya había vuelto José Sains de su comisión. Llegué al hotel Coahuila, a la diez de la mañana, donde ya me estaba esperando José Sains que inmediatamente me dio informes de su cometido, me dijo que encontró a Don Venustiano en Monclova, que lo recibió luego que llegó, que le dio mi carta y la leyó y a la vez le dio las impresiones verbales que yo le mandaba, que le hizo muchas preguntas sobre la situación militar y política de Saltillo, etc., etc., y que le contestó inmediatamente que me dijera que me fuera cuanto antes a incorporar con él y que si no, le dijera yo al General Huerta que pronto pasaría a México a castigarlo junto con los demás traidores; que José le dijo que no contaba con algo por escrito y le contestó que no era necesario y que volvió a decir que me dijera que me fuera a incorporar con él y que se despidió de él diciéndole que el día siguiente regresaba para Saltillo, que si no mandaba otra cosa y le dijo que no, que le vaya bien. Esto fue todo lo que me informó además de algunos detalles y peripecias del penoso y largo viaje y se despidió de mí para regresar a San Pedro de las Colonias donde radicaba. En el acto nos fuimos el Mayor Dávila Zertuche, el Señor Vives y yo a ver al General Caso López, y al Gobernador, para comunicarles el fracaso del enviado ~ 111 ~
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que fue a entrevistar a Don Venustiano. Ya sabían que el enviado había venido y desde luego me preguntaron que noticias había traído, muy malas, les contesté, ni siquiera quiso contestar por escrito y les relaté lo mismo que me acababa de decir el Señor Sains. Alcocer se limitó a contestar lo que yo le dije y Caso López comentó con frases duras la actitud de Don Venustiano y después de cambiar algunas impresiones les dije que yo lo siento mucho y con pena no me queda más que regresarme a México pronto con la mala noticia, así es que le suplico al General, que nos ordene el mismo tren que trajimos para salir mañana mismo y enseguida ordenó que se pusiera el tren a mi disposición para el día siguiente a primera hora y nos despedidos luego. Al día siguiente salimos a las cinco de la mañana, y llegamos a comer a la Estación de Venegas de San Luis Potosí, donde saludé al Coronel Antonio Torres, que había venido de Matehuala a esperarme ahí y le conté todas las peripecias de mi viaje, en la Estación de San Luis Potosí, se quedó el Señor Vives y el Mayor Dávila Zertuche fue a darle aviso al Jefe de la Zona, que ya íbamos de regreso para México, a donde llegamos la noche del día siguiente.” El Dr. Rafael Cepeda en la supuesta labor de “pacificación” que le había impuesto Huerta se dedicó a relacionarse con sus amigos y fomentar la rebelión. El Ejercito Federal huertista acabó notando sus actividades y las reportó a Huerta en un documento interesante que se archivó en el expediente respectivo del Ejercito, por lo que el Dr. Cepeda señala: …quiero insertar el siguiente
documento que creo muy importante que me lo obsequió mi distinguido y viejo amigo el ilustre Historiador, Ingeniero Vito Alessio Robles, Archivo de la Defensa Nacional. Archivo de Cancelado Carpetón N°6-391 (721.2) hs.206.- sello fechador: Secretaría de Guerra y Marina.-Departamento de Estado Mayor.recibida.-junio 4 de 1913.-un sello con el Escudo Nacional, Ejército Nacional, División del Bravo.-General en ]efe.-Sección la.-N°16,089 "Inserto oficio del C. General de Brigada Amoldo Caso López , en que informa que ha sido una burla para el Supremo Gobierno la labor pacifista que hizo en los estados de Coahuila y Nuevo León el "Dr. Rafael Cepeda" en el Centro.-tengo la honra de participar a usted que el C. General de Brigada Amoldo Caso López , en oficio número 526 de fecha 9 del actual, me dice lo que sigue: Tengo la honra de informar a ese Cuartel General por creerlo de suma
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importancia que la labor de pacificación que vino a hacer en los Estados de Coahuila y Nuevo León el mes de abril del presente año el ex-Gobernador de San Luís Potosí Dr. Rafael Cepeda ha sido una burla para el Supremo Gobierno de consecuencias serias, pues se tiene noticia que los parientes y hermanos del citado Dr. Cepeda, protegen la revuelta en Arteaga y a los que él envió de emisarios para entrevistar a los cabecillas Santos Coy y Dávila Sánchez en la ya citada fecha, hoy se encuentran levantados en armas y responden a los nombres de Guadalupe Dávila e Ildefonso Pérez, (Ex Coronel Maderista) por lo que juzgo que el referido Dr. Cepeda, no solo merece estar preso sino ser tratado aún con el mayor rigor, la gavilla que con tanta maña e hipocresía hizo que se reunieran dando su palabra de honor, de que se vendrían los mismos que se dirigieron a Matehuala, Estado de San Luís Potosí, donde incendiaron, robaron y asesinaron capitaneados por los cabecillas Santos Coy y Dávila Sánchez, partidarios y admiradores del bandido de Venustiano Carranza y R. Cepeda, a quienes éste último al hacer la farsa de que se iban a rendir les dio dinero de la Nación, por mi conducto estando en estos momentos aumentadas esas gavillas en número de más de dos mil hombres bandoleros y amenazando a esta Plaza pues sus avanzadas están al Sur de esta a 30 y 40 km., en el puerto de carneros. Me permito con todo el respeto debido volver a significar a esa respetable superioridad que la labor del referido Ex Gobernador Cepeda ha sido verdaderamente con la Revolución, iniciada por el bandolero Venustiano Carranza. Lo que pongo en su superior conocimiento de usted, para que lo que estima conveniente lo haga saber al Supremo Gobierno y se tomen las medidas más enérgicas contra el tantas veces mencionado Ex Gobernador Cepeda, en la inteligencia que el Gobierno de este Estado tiene exactamente formado el mismo juicio de la labor pacifista que vino a hacer con astucia inaudita Rafael Cepeda, en unión del Mayor irregular auxiliar Antonio Dávila Zertuche, conminándolo cerca del C. Presidente Interino de la República.-Lo que me honro en insertar a usted para su superior conocimiento y resolución. Tengo el honor, mi General de hacer a usted presente mi subordinación y respeto.-Libertad y Constitución.-Monterrey, N.L., 13 de junio de 1913.-Un sello con el Escudo Nacional que dice: Poder Ejecutivo Federal.-México, D.F.-Secretaría de la Defensa Nacional.-Un cuadro con Dependencia, Sección, Mesa, Número del Oficio, Expediente.Asunto.-El General en Jefe: Fernando González (Rúbrica).-" Al C. General de División Secretario de Guerra y Marina.-Junio 23 de 1913." Acuerdo".-Manuscrito con tinta roja "Enterado".~ 113 ~
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Departamento de Estado Mayor. Cotejada por el Ingeniero Vito Alessio Robles. Al contestar este oficio cítense los datos contenidos en el cuadro del ángulo superior derecho.” Al llegar a México, le recomendé al Mayor Dávila Zertuche que le diera aviso al General Huerta de nuestra llegada, al día siguiente a las ocho de la mañana vino a mi casa para llevarme a la casa del General Huerta en Popotla, para que le informará de mi comisión, estaba sentado frente a una mesita redonda en la terraza de la casa leyendo un periódico, me saludo muy serio y me dijo siéntese, a la vez me sirvió una copa de coñac del que estaba tomando, con que le fue mal me dijo, sí señor no se pudo conseguir nada, aquellos hombres están imposibles. Don Venustiano, ni siquiera me quiso recibir ni contestarme por escrito, me mandó decir que pronto pasaría a México a castigar a Usted y a todos sus compañeros. Está equivocado Carranza, yo lo voy a castigar allá donde ande huyendo, está bien y me dijo vuelva usted a verme aquí dentro de tres días para darle otra comisión y me despedí de él. Me dijo el Mayor Dávila Zertuche que al informarle a Huerta detalladamente de nuestro viaje se puso muy enojado. Este Mayor había sido ayudante mío en San Luís Potosí, pertenecía al Primer Cuerpo de Carabineros, y cuando Huerta fue a encargarse en Chihuahua de la campaña contra Orozco, se incorporó con él como ayudante y lo acompañó hasta su caída. Al regresar de mi viaje al norte encontré en mi casa un oficio de la Cámara de Diputados Maderistas, en que me comunicaban que había sido consignado al Gran Jurado por acusación de malversación de fondos que me había hecho el Gobierno Interino del Estado de San Luis Potosí y me citaban a declarar en el proceso, dicho oficio lo firmaba el Diputado Maderista Lic. Armando L. Ostos, varias veces me presenté en la Cámara, pero nunca me tomaron declaración, supe que también el Diputado Maderista Juan Sarabia, sostuvo la acusación diciendo que yo había conseguido un empréstito en Francia de diez millones de pesos para robármelos; y el hecho es que el proceso quedó archivado. Concurrí a la cita del General Huerta, a su casa de campo en la Tlaxpana, estaba en audiencia con una persona, había otras esperando entre las que se encontraba el Lic. Rafael Zubarán amigo mío con quién estuve platicando buen rato, ya que los despachó a todos, me llamó, me recibió de pie, ya estaba para salir, y después del saludo me dijo venga usted mañana a la misma hora, quiero que vaya usted de Gobernador a Yucatán, le voy a dar cien mil hombres, y doscientos cincuenta mil pesos para gastos y se despidió, salí muy desorientado sin saber qué hacer. Al día ~ 114 ~
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siguiente volví a las ocho de la mañana y me recibió inmediatamente, “está dispuesto a aceptar la comisión que le dije”,… “no me creo capaz para desempeñar ese cargo Señor Presidente le ruego me dispense,” le contesté. Bueno piénselo y venga a verme mañana. Volví al día siguiente, me recibió afable, yo llevaba la intención de no aceptar ninguna comisión, y me adelanté a decirle que las fuerzas federales en San Luis me habían decomisado un automóvil "Prothos" que me había regalado el Señor Madero, que ya lo traían en servicio que le suplicaba que diera orden que se me pagara, que valía quince mil pesos, que los quería para ir a llevar a mi familia a Saltillo con mis padres y volver a México donde estaría a sus órdenes, me contestó sí que le paguen su automóvil que le recogieron en San Luis y me dijo venga a ver al Coronel mañana que le dé la orden de pago. Desde ese día no volví a ver al General Huerta pero todos los días me citaba Camarena y así me trajo a vueltas sin darme la tal orden de pago hasta que un día me dijo mañana venga por su dinero sin falta, regresé a mi casa calle Ezequiel Montes número 15, a darle la noticia a mi señora, y salí para el Hotel Jardín, y apenas saludaba al administrador me aprehendieron dos policías secretos y me condujeron a la prisión de Santiago Tlatelolco; por supuesto que yo esperaba que me aprehendieran de un momento a otro. Unos días antes me había dicho el Mayor Dávila Zertuche, que el Lic. Arturo Amaya, Gobernador Interino de San Luís Potosí, había puesto un telegrama al General Huerta, acusándome de que yo era el responsable de la toma de Matehuala, por fuerzas Carrancistas, que yo a mi paso por Vanegas había fraguado con varios rebeldes el ataque a dicha Plaza. Cuando estaba yo en Saltillo me reclamó la Secretaría de Guerra que por conducto del General Caso López, un armamento que había yo recibido por Express de Estados Unidos, durante la decena trágica; les aclaré que dicho armamento se componía de ciento cincuenta machetes que yo había pedido para la policía del Estado y que lo habían decomisado los federales por orden del Jefe de la Zona de San Luis y así terminó el incidente. Durante el tiempo que gocé de libertad en la Ciudad de México después de mi viaje al norte estuve teniendo entrevistas más o menos secretas con varios compañeros y amigos maderistas sobre la situación política y revolucionaria del país entre los que recuerdo al Ing. Camilo Arriaga, Ing. Carlos Peralta, Diputado Miguel Alardín, Don León Laurel, Lic. Enrique O. Farril, Senador Don Antonio F. Alonso, Coronel Mecánico Ferrocarrilero Antonio Lara, Don Manuel de !caza y el Sr. Rivera, Gobernador Maderista de Veracruz, por conducto del Cura Español J. ~ 115 ~
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Cortés, Lic. Eliseo Arredondo, Alfonso Zaragoza, Adolfo Huerta Vargas, Don Manuel Palomar, Don Emilio E. Martínez, Coronel Ignacio Azcárate, General Manuel Navarro Angulo cuñado del Coronel Felipe Camarena y con el Coronel Vicente Larriva y Arévalo y del Mayor José Isabel Nava Jefes del Batallón Voluntarios del Potosí, Sr. J. Montante vigilante nocturno del café colón, Sr. José de la Luz Soto, Profesor José Antero García y muchos otros más. Todas estas entrevistas no tenían otro fin que conspirar contra el llamado Gobierno de Victoriano Huerta y secundar el movimiento revolucionario iniciado en Coahuila por Don Venustiano Carranza. Todos estos trabajos de difícil y peligrosa conspiración en que estuvo mi vida en constante peligro, no fueron estériles; tuve la satisfacción de ver que en algo contribuyeron al triunfo de la causa que se defendía. Conseguí que Don Manuel Amaya, Don Nicéforo Zambrano y Don Alfredo Pérez, le dieran mil pesos cada uno al General Adolfo Huerta Vargas que era Jefe de Hacienda en Monterrey y que había venido a México a renunciar y entregar más de diez mil pesos que tenía en caja, para irse a unir a Don Venustiano, bien podía haberse ido llevándose esos fondos de la Nación pero su honradez se lo impidió, estos tres mil pesos los pagó la Tesorería de la Nación por orden del Primer Jefe Don Venustiano Carranza. El profesor Berlanga pronto logró incorporarse con las fuerzas del General Villarreal, en el Norte tuvo una brillante carrera revolucionaria hasta que lo asesinaron fuerzas Villistas en México después de la convención de Aguascalientes. El periodista Alfonso Zaragoza se fue al Estado de México con instrucciones de ponerse a las ordenes del Coronel Felipe Camarena que era el Comandante Militar en el Estado, pero al ir en su busca los sorprendieron unas fuerzas locales por Zinancatepec y lo asesinaron. El coronel Lic. Vicente Larriva y Arévalo, Teniente Coronel Mariano Gutiérrez y el Mayor J. Isabel Nava eran jefes del batallón voluntarios del Potosí, que estaba en Mapimí Durango cuando el cuartelazo de la Decena Trágica y el General Huerta lo acababa de mandar traer a México para mandarlo a Chiapas, a Larriva lo dieron de baja y me ofreció irse inmediatamente al norte a incorporarse a la Revolución como lo hizo y después de la Convención de Aguascalientes se incorporó a mis fuerzas con unos cien hombres y murió en los combates de Aguanueva Coahuila, con fuerzas villistas que mandaba Borde Mantel en 1915. El Teniente Coronel Gutiérrez me dijo que él se disciplinaba completamente al ~ 116 ~
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Jefe del Batallón y el Mayor Nava me ofreció que al llegar a Chiapas en la primera oportunidad se llevaría la gente que pudiera para incorporarse a la Revolución y así lo hizo fracasando por falta de elementos y por la inclemencia y el desconocimiento del terreno, habiéndome presentado en México a la entrada de las fuerzas Constitucionalistas, donde lo incorporé como segundo jefe del primer batallón de la brigada integridad Nacional que estaba en organización y en marzo de 1915 murió en Matamoros Tamaulipas a consecuencia de las heridas que sufrió en combate. En un combate que tuvimos en los suburbios de Monterrey contra los Villistas, también su hijo salió herido y lo acompañó a Matamoros. El Coronel Margarito Mata y Mayor Profesor Antero García eran jefe y pagador respectivamente del Batallón Lanceros del Estado de Hidalgo perteneció a mis fuerzas de San Luis, vinieron a México después de que les desarmaron sus fuerzas los Federales Huertistas y el Coronel ya muy anciano murió en el Hotel que se hospedaba (se dijo que lo habían envenenado) y el profesor después de que salió libre del cuartel de San Ildefonso donde lo tuvieron preso, le pude facilitar algunos elementos para que con un pequeño grupo de compañeros se fuera a revolucionar la Huasteca de Hidalgo, pero la noche que salían los sorprendieron cerca de la Villa de Guadalupe y fueron asesinados y sepultados en el Panteón de la Villa de donde después se extrajeron sus restos por autoridades constitucionalistas. El Señor don León Taurel fue uno de los amigos que hizo buena labor fructífera, consiguió que el General Vicente Segura amigo nuestro facilitara al Ingeniero Camilo Arriaga una fuerte cantidad de dinero y un buque con algunas armas y parque para que los entregará a Don Venustiano Carranza en un puerto de Estados Unidos lo que fue conseguido con éxito pero después el Señor Carranza le dio alguna comisión al Ingeniero Arriaga y no supe lo que paso después. También consiguió el Señor Taurel ayudado por Don Juan Sánchez Azcona que el Gobierno de Francia no entregara al Gobierno de Victoriano Huerta un fuerte pedido de armas que estaba pendiente, de ser mandado al Gobierno del Presidente Madero que lo había hecho antes del cuartelazo, dicho pedido lo arregló después el Primer Jefe Señor Carranza. A mi regreso del norte me enteré de que ya habían reorganizado definitivamente la Junta Revolucionaria Central, me habían nombrado su Vicepresidente yo, Secretario el Señor Joaquín L. Galván, Ingeniero Pedro González y proveedor Luis Zamudio, desgraciadamente caí prisionero muy pronto en la Cárcel de Santiago Tlatelolco y no tuve tiempo de hacer la labor que yo deseaba, pero la ~ 117 ~
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junta hizo un trabajo valiosísimo en medio de miles de peligros que no ha sido apreciado lo que justamente ha merecido, la junta contaba con un grupo de damas de la mejor sociedad que exponiendo su vida conseguían con todo éxito toda clase de elementos para fomentar la campaña revolucionaria y realmente hacían una propaganda muy activa. La junta lanzó unos bonos de cincuenta pesos, que fueron bien acogidos por el público, para tener fondos para comprar armas, parque, ropa y otros gastos, dichos bonos estaban impresos en buen papel y decían así: Dentro de una franja en cuyas esquinas se asentaba el valor de cada Bono que fue de $50.00 se encierra lo siguiente: ESTE BONO CERTIFICA que el portador ha contribuido con la suma de $50.00 para los gastos de guerra y propaganda de la Revolución, esta cantidad que ha entregado en calidad de PRESTAMO se le devolverá por el nuevo Gobierno Federal, al triunfar las Fuerzas del Ejército Constitucionalista, Constitución y Reforma, México, D.F., Noviembre 30 de 1913. Presidente y Tesorero, Manuel de !caza, Rúbrica del Secretario J.F. del Valle, Rúbrica, fueron hechos en litografía y en el fondo rojo la franja y la cantidad de $50.00 sobre la cual ampara el texto dicho. Se organizaron nuevos grupos de gente armada en el Distrito Federal, en el Estado de Morelos, en Querétaro, en Hidalgo y en otras partes. En el Distrito Federal y Morelos mandaban grupos Antonio Barona, Francisco Pacheco y otros, en Querétaro se comisionó al General y Dr. Suirob y en Hidalgo al Gral. José María García, este se incorporó a mis fuerzas en XochimiIco con unos doscientos hombres en enero de 1916 después que me hice cargo de la Brigada Victoriano Cepeda al morir en un combate en San Gregorio cerca de XochimiIco, el Jefe de ella, hermano mío General Abraham Cepeda, y me acompañó en toda la campaña contra el Zapatismo durante ese año. La colecta de parque era labor difícil pero siempre se conseguía buena cantidad diariamente, casi todo provenía de la venta que hacían los soldados a los agentes que frecuentaban los mercados y la cercanía de los cuarteles y cosa curiosa casi frente a la casa donde vivía el Presidente Huerta, en la calle de Alfonso Herrera Colonia San Rafael, había una lechería que regenteaba una señora y allí concurrían constantemente los soldados que estaban de escolta en la casa a venderle parque, y que todas las noches era recogido por otras señoras y entregado al Jefe de la Junta, Señor Manuel !caza. Nunca creí que Víctoriano Huerta me pagara mi coche y me dejará salir de México con mi familia pero yo estaba resuelto a irme al Norte de cualquier manera y con la ayuda de mi compadre el mecánico ferrocarrilero Antonio Lara, ~ 118 ~
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conseguimos orden de los talleres para los maquinistas para que con un nombre supuesto me permitieran caminar en cualquier máquina como aprendiz y ya teníamos listo a dos maquinistas conocidos que conducían trenes de carga al norte y ya tenía ropa usada de mecánico y una lámpara de mano para disfrazarme oportunamente, esta ropa la tenía en la casa del General Manuel Navarro Angula cuñado del Coronel Felipe Camarena, a donde yo me iría a disfrazar para salir de ahí a tomar la máquina, la casa era en la calle de las artes cerca de Ezequiel Montes donde ya vivía, pero ya listo para el día oportuno fui aprehendido, conservo la orden mencionada. Me aprehendieron en el Hotel Jardín porque ahí iba todos los días a ver al Doctor y Senador Antonio F. Alonso, al Licenciado y Diputado Enrique O'Farril y a otras muchas personas. Como he dicho antes fui aprehendido en la oficina de la Administración del Hotel Jardín, me llevaron a la prisión militar de Santiago Tlatelolco, me recibió el Jefe de la Prisión Coronel Sardaneta y después de despojarme de mi pistola, mi cartera, mi reloj y todo lo que llevaba en las bolsas, ordenó que me condujeran rigurosamente incomunicado a una cartuchera en la planta baja de la prisión, ahí me tuvieron cuatro largos días y seguramente que si me hubieran tenido unos cuantos días más me hubieran sacado muerto. Ya prefería yo que me asesinaran de una vez a seguir soportando el martirio de la inmunda cartuchera, cuando me sacaron salí desmayándome sin poder dar un paso, dos soldados me llevaron de los brazos casi arrastrando los pies a una celda en el piso alto de la prisión, las famosas cartucheras que todavía existen, son una vergüenza para la civilización, apenas comparables a las tinajeras de San Juan de Ulúa, tienen extensión mas o menos metro y medio de largo, por un metro de ancho, así es que no cabe ni un catrecíto de campaña, el piso es de tierra suelta, en el fondo hay un excusado inglés nada más la taza sola y no tiene agua estaba lleno de inmundicia, las paredes eran de lámina gruesa de fierro situada en el rincón del portal sur del piso bajo, había una cantidad fabulosa de parásitos, yo sentía que entre las chinches, los piojos blancos y los zancudos me levantaban en peso y no lograba ninguna defensa contra tan poderoso enemigo, como a las seis de la tarde por la pequeña puerta de la cartuchera me dieron una pieza de pan y un jarrita de café con leche que más bien era agua caliente con gotas de leche y gotas de café lo bebí con ansía porque tenía mucha sed, el desayuno era igual que la cena y a mediodía me daban un jarrito de caldo con un pedazo de carne y una pieza de pan, así pase los días tomando nada más el agua sin pan y sin carne. En la prisión habían muchos reos políticos y algunos que me conocieron al entrar se ~ 119 ~
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estuvieron comunicando conmigo por la hendidura de la puerta por donde me daban la comida.” Después de la derrota y huida de Huerta los ejércitos constitucionalistas, (entre ellos el Gral. Abraham Cepeda aunque no junto a Carranza y Obregón por las fricciones entre este último y Pablo González que se consideró marginado en la firma de los Tratados), entran a la ciudad de México, después de la firma de los Tratados de Teoloyucan donde se rinde el Ejército Federal, nuevamente nuestro hombre, es liberado junto con otros rehenes y se suma a la lucha del constitucionalismo. Al lado de Don Venustiano Carranza, organiza Brigadas, asume las jefaturas de armas de Saltillo y de Monterrey y como comandante Militar en la zona sur de los Estados de Coahuila y Nuevo León, se enfrenta al Villismo y a los Convencionalistas, en una de las etapas más difíciles de nuestras luchas, habiéndose tenido ante él, algunos de los Jefes principales de la Convención, pues ya conocían la bondad de su corazón y su nobleza espiritual.
Reincorporación al Ejército Constitucionalista
En los “Recuerdos” escritos en 1941, don Rafael Cepeda narra como al salir de la cárcel, sus ideales y espíritu de lucha no mermó en lo más mínimo y reinicia sus operaciones; él lo narra en dicho texto. Al inicio, a manera de resumen de presentación de la sección que redacta señala:
“Mi incorporación al Ejército Constitucionalista al encontrarme libre de mi larga prisión. Algo sobre la Convención de Aguascalientes. Mi participación en la campaña contra el "Villismo" y contra el "Zapatismo". El Gobierno militar en el Estado de México.” Y a continuación el texto descriptivo:
“Al día siguiente de haber salido libre solicité audiencia del nuevo Presidente que había substituido a Huerta, Lic. Francisco Carvajal, mi objeto era pedirle que diera orden de libertad para mi padre y mi hermano Román que estaba detenido en la Ciudad de Querétaro, para ir a llevarlos para mi tierra, me dijo que podía yo hacerlo libremente que no necesitaba ninguna orden y al despedirme de él me ~ 120 ~
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encargó que llevara un saludo al Señor Carranza y que le dijera que el General Refugio Velasco que había quedado como Jefe del Ejército Federal, tenía intenciones de reconcentrar todas las fuerzas en la Capital para presentar tratados para dar fin a la lucha armada. Conseguí un poco de dinero y esa misma noche salí para Querétaro con mi familia, acompañado de Francisco Espinosa, lsmael Espinosa y el Ingeniero y Coronel Ubaldo Fernández que había venido de incógnito a México con un recado para que me fuera a Michoacán a incorporarme con sus fuerzas, lo que no pude hacer. Al llegar a Querétaro nos alojamos en la casa en que estaban mi padre y mi hermano y desde luego me comuniqué con el Coronel Rutilio Alamilla y otros partidarios que ahí formaban Junta Revolucionaria que dependía de la Junta Central de México, y me informaron de los trabajos y de la propaganda que habían hecho, y que había con ellos varios telegrafistas que les informaban de todos los movimientos de los Federales y de los Revolucionarios, que acababan de llegar a Querétaro bastantes Fuerzas Federales al mando del General Almazán y de otros Generales, que en Guanajuato estaba el General Federal Rómulo Cuellar con muchas fuerzas y que el General Revolucionario Jesús Agustín Castro y otras muchas fuerzas estaban en Dolores Hidalgo que ya se habían comunicado con él dándole aviso de mi llegada a Querétaro y que habían organizado una partida de gente armada que andaba operando por la Sierra de Jalpa y me dieron muchos otros informes detalladamente. Al día siguiente me llevó el compañero Alamillo copia de un telegrama que se acababa de recibir en el telégrafo para el Gobernador Militar General Chicarro en que le decía el General Refugio Velasco procediera con energía contra todos los enemigos del Gobierno que hubiera en esa entidad y desde luego di providencias para salir cuanto antes de la ciudad y Alamillo se encargó de comprar boletos, embarcar equipaje y un bulto envuelto en costales con diez carabinas como herramienta en el último tren de pasajeros que iba a salir a mediodía, rumbo al norte, silenciosamente tomé el tren con mis familiares lo mismo que hicieron los que me acompañaban y Alamillo con otros cinco compañeros, nuestra salida pasó desapercibida y pronto llegamos a la Estación Empalme de González. Al llegar nos alojamos en el Hotel de la Estación y algunos de mis acompañantes en otras partes, por fortuna me encontré con que el Jefe de Estación era el Señor Eudoro Fonseca que había estado preso junto conmigo en Santiago Tlatelolco, ya que nos reconocimos se puso a mis órdenes y me presento al Jefe de de Patio, ~ 121 ~
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Señor Basiliso Ortega y me dio informes detallados de la situación revolucionaria que prevalecía en la región, solo había ahí un destacamento de unos diez hombres y en Comonfort que es el pueblo mas cercano, no había mas que la policía, y la línea del Ferrocarril estaba destruida de Comonfort hacia el norte por los Federales. Como a las siete de la noche recibió Fonseca un telegrama de México en que le decían que por orden del General Refugio Velasco, procediera inmediatamente a reconcentrar a México todo el material rodante, que destruyera el tanque del agua y que destruyera la línea férrea hasta Querétaro, en seguida tuvimos una junta y se acordó que contestara lo siguiente: "En contestación a su mensaje que acabo de recibir, ya procedo a darle cumplimiento, en estos momentos invaden esta estación disparando sus armas gran número de Fuerzas Carrancistas". En seguida acordamos que mandaría destruir la vía entre González y Celaya, volcando unos carros de caja, lo que se hizo luego a la vez que convencimos al Jefe del Destacamento que nos entregara las armas y empezamos a organizar el mayor número de gente armada; completando en toda la noche un grupo como de doscientos hombres casi todos armados y muchos montados, y mis familiares no se dieron cuenta de este movimiento y la mañana muy temprano salimos en el tren de pasajeros por tierra rumbo al norte con objeto de incorporamos a las Fuerzas Constitucionalistas. Casi todos los ferrocarrileros y numerosos vecinos se unieron al nuevo grupo revolucionario, a la gente montada le mandé que antes de llegar a Comonfort hiciera un reconocimiento de las cercanías rumbo a Celaya y encontraron una avanzada Federal que después de un ligero tiroteo se retiró. Acabábamos de llegar a la Estación de Comonfort cuando llegaron por el lado norte fuerzas revolucionarias que mandaban el Coronel Benjamín Garza y un Coronel de apellido Quintana, me reconocieron y me informaron que iban con instrucciones de acercarse a Querétaro que iba a ser atacada la Plaza por el grueso de la fuerzas del General Jesús Carranza. Que avanzaba por el flanco izquierdo de ellos no muy retirado, yo les informe de las Fuerzas que había en Querétaro y en Celaya y les incorporé a casi toda la gente que habíamos organizado, al mando del Coronel Rutilio Alamilla y que dejaron en libertad, ahí conmigo a un curita que llevaban preso y que iba muy asustado y en el acto se fue muy contento y agradecido para su curato. El Señor Fonseca y el Señor Ortega son parte del personal de empleados, se regresaron con el tren de pasajeros a la Estación Empalme de González, a desempeñar sus puestos encargándose del material rodante que consistía en ~ 122 ~
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más de cien carros y plataformas cargadas, una parte con mercancías y otra con material de reparación de vía, como rieles, durmientes, étc., y se encargaron de despejar las vías que habíamos destruido rumbo a Querétaro y a Celaya y de empezar la reparación de la vía de Comonfort rumbo al Norte. Mis familiares y yo nos alojamos en la casa habitación de los familiares de Basiliso Ortega y la escolta compuesta de quince hombres al mando del Ingeniero Coronel Ubaldo Femández en casa de algunos vecinos que se ofrecieron espontáneamente. Nombré una Junta Municipal de acuerdo con los principales vecinos del pueblo, los que nombraron Presidente a un Señor que hacía tiempo radicaba ahí, y que era originario de Cuatro Ciénegas, Coahuila y muy amigo del Señor Carranza con quien estaba en correspondencia. En general todos los vecinos nos facilitaron toda clase de atenciones, en el día y la noche que estuvimos ahí. Al siguiente día salimos rumbo al norte, en un coche con un tronco de mulas que me facilitaron, ahí embarque a mi padre y a las señoras y nosotros salimos a caballo, al atardecer llegamos a la Hacienda "La Cuesta de Calderón" que la habían saqueado los Federales que habían pasado por ahí hacía dos o tres días, las bodegas tenían las puertas rotas y estaban llenas unas de maíz, otras de fríjol y de trigo, en las habitaciones de la casa de la Hacienda estaban rotos los roperos, los escritorios, las petacas, los colchones y casi todo lo demás destruido, en la capilla de la Hacienda dejaron encendidas las velas y ya se empezaba a incendiar cuando llegamos, en la mesa de un escritorio de cortina roto, encontré veinte pesos plata, que no se como los dejaron ahí, en el comedor y la cocina no dejaron ni trastos, en fin el saqueo fue completo Los peones de la Hacienda que eran mas de cien no tenían que comer y no se atrevían a tomar nada de lo que ahí había y les repartí algo de maíz y frijol, dejando un vale al dueño de la finca de todo lo que tomé, les nombré un nuevo Juez de Paz, porque el que había andaba huyendo y mientras mandé que prepararan algo para cenar. Como me informaron que en la bajada de la cuesta para seguir rumbo al norte, no había camino carretero, arreglé que todos los peones con herramienta de la Hacienda se encargaran de ampliar la vereda y compusieran el paso de los arroyos para que pudiera pasar el coche en que iban mis familiares, trabajo que hicieron en toda la noche quedando el camino provisionalmente transitable que sirvió después para que pasara por ahí la artillería revolucionaria ahorrándose así mucho tiempo. Al día siguiente después del almuerzo salimos rumbo a San Miguel de Allende, a ~ 123 ~
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donde llegamos esa tarde encontrando ahí a las Fuerzas del General Don Pablo González, a quien le rendí parte detallado por escrito de toda esa campaña para conocimiento del Prímer Jefe Don Venustiano Carranza. De ahí devolví el coche que me habían prestado en Comonfort. Pasamos un día con Don Pablo y tuve conocimiento que ese día había entrado el General Jesús Carranza con sus fuerzas a Querétaro, después de combatir a los Federales. Presenciamos ese día un acto emocionante y justiciero, el pueblo no tenía que comer y el General González dio ordenes necesarias para que se les repartiera maíz y otros cereales que el clero tenía en bodegas repletas como producto de los diezmos y primicias; al principio el Pueblo a pesar de su necesidad no quería recibir el reparto que se le ofrecía pero poco a poco se fue convenciendo y después ya no se daban abasto los repartidores. El dueño del Hotel donde nos hospedábamos me regaló su caballo con todo y montura y una carretilla con cinco mulas andaluzas, me dijo que tenían ocultos los animales porque un Oficial de los revolucionarios se los estaba exigiendo con insistencia y que mejor prefería que yo me quedara con ellos y que los mandara recoger y desde luego acepté el obsequio con las debidas gracias. El General González me dio una orden para el Jefe de la Guarnición de la Estación de Dolores Hidalgo, para que ordenara un carro de pasajeros agregado al tren ordinario de Laredo a mi disposición hasta Saltillo. Al día siguiente de madrugada salimos para Dolores Hidalgo, llegamos pronto al convento de Atotonilco y mientras lo visitábamos, mande que prepararan el almuerzo ahí mismo los encargados, ya nos disponíamos a seguir la marcha cuando llegó el General Cesáreo Castro con su Estado Mayor y una gran columna de revolucionarios, que iban rumbo al sur, platicamos un buen rato con ellos y luego cada quien siguió su rumbo, a mediodía llegamos a la hacienda de Tequisquiapan de Don Manuel Vértiz donde nos dieron una buena comida, descansamos un poco y reanudamos la marcha llegando al pardear a la Estación de Dolores, nos recibió el Coronel Marmolejo y como estaba formado el tren de pasajeros para salir esa noche al norte, mandé que en el acto se agregara un carro para nosotros donde nos instalamos como si fuera hotel, mi papá, mi hermano, las señoras y los niños, el Coronel Ingeniero Ubaldo Fernández, el Coronel Francisco Espinosa y el mayor lsmael Espinosa, quedándose ahí para seguir al día siguiente por tierra con la carretela, los caballos y la escolta. Al día siguiente en la mañana llegamos a San Luis Potosí, donde me quedé yo con mis familiares y mi padre y mi hermano Román con su familia siguieron hasta Saltillo. Ya que instalé a mi familia en mi casa me fui a presentar al Primer ~ 124 ~
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Jefe del Ejército Constitucionalista Don Venustiano Carranza, me recibió cariñosamente y desde luego le informé a grandes rasgos de mi actitud hasta ese momento y le di el recado que le mandaba el Presidente Substituto de Victoriano Huerta, Licenciado Francisco Carvajal, y por todo comentario me contestó "mientras más resistencia hagan las fuerzas federales es mejor para nosotros poder acabar con ellos". En seguida le presente al Ingeniero Ubaldo Fernández de las fuerzas que en Michoacán mandaba el General Gertrudis Sánchez, le hizo varias preguntas sobre la campaña que habían desarrollado en el Estado y le dio algunas instrucciones y ordenes para que las llevara a Gertrudis Sánchez, y le dijo que se regresara inmediatamente, al despedirme de él, le dije que yo quería ir a Saltillo a pasar unos días con mis familiares, me contestó que mejor me quedara ahí con él para irnos a México y que de allá vendría a Saltillo. El ayuntamiento de la Ciudad había nombrado al Ingeniero Luís Barragán y al Señor Antonio Vives en comisión para que atendieran al Señor Carranza durante su estancia en San Luis Potosí, y yo en los dos días que estuvimos ahí lo acompañé a visitar la ciudad y los alrededores. La Gran Logia del Estado me comisionó junto con un grupo de sus miembros para que invitáramos al Primer Jefe a una "tenida Blanca" en la que se iba a descubrir un retrato grande de cuerpo entero de Francisco Ferrer Guardia. Lo fuimos a ver al Palacio de Gobierno y nos dijo que agradecía mucho la invitación y que nombraría una comisión que asistiera en su representación porque él no podía concurrir y a mi personalmente me dijo que no era partidario de la Masonería, la velada fue muy concurrida y la Comisión que encabezaba Don Manuel Amaya y otras cuatro personas en representación del Primer Jefe, fue muy bien atendida y salió muy complacida. Durante los pocos días que estuvimos en San Luís, tuve la satisfacción de recibir varias muestras de simpatía de mis buenos amigos potosinos, una de ellas fue una cena y un baile que me dieron a la que invite a varios de los acompañantes del Señor Carranza. La fiesta estuvo muy concurrida, llena de animación y alegría durando hasta la salida del sol. El Primer Jefe me autorizó para que con la pequeña escolta que yo tenía ahí, empezará a organizar mis fuerzas de la Brigada. Todos los componentes del convoy que venían acompañando al Primer Jefe del Ejército Constitucionalista al emprender la marcha para la ciudad. Posteriormente, con motivo de la muerte de su hermano, el valiente General Abraham Cepeda, el 31 de diciembre de 1915, pasa a comandar las fuerzas de éste, para realizar ~ 125 ~
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una brillante campaña en los Estados de Morelos y de Estado de México, siendo designado por el C. Primer Jefe Don Venustiano Carranza, Gobernador de este último Estado, en agosto de ese mismo año (1916), en donde por su generosa actuación, se le recordaba con cariño. Como antes, en la etapa maderista, ya había sido Comandante Militar y Gobernador de Nuevo León, son cuatro las gubernaturas que ocupa Rafael Cepeda: dos en San Luís Potosí, en Nuevo León y en Estado de México. Finalmente en 1917 renuncia al Gobierno del estado de México y debido a su popularidad, fue electo Senador propietario y suplente, respectivamente, por los Estados de San Luis y Coahuila, retirándose a la vida privada, al cumplir su encargo después de 1920, en el marco de ascenso del Obregonismo.
Siempre antirreeleccionista. Reprimido y reinvindicado
Aunque formalmente a partir de 1920, cuando el Secretario de la Defensa Nacional, reprimiéndolo, injustamente acuerda su baja en el Ejército, el Dr. Rafael Cepeda se retira a su vida privada, siguió participando política y socialmente en la Unión de Veteranos de la Revolución que en esos años fue muy activa; en las actividades antirreeleccionistas de los años veinte14; el propio Dr, Cepeda en su manuscrito de “Recuerdos” señala:
“He estado preso varias veces por persecuciones políticas de distintas autoridades, estuve varias veces en la prisión del Charco Verde de la ciudad de San Luís Potosí, una en la Penintenciaria del D.F., otra en la prisión militar en la 14
En “El centinela del Constitucionalismo” de P. González Miller, se incluye un telegrama del 18 marzo de 1920 que el Dr. Rafael Cepeda envía a Pablo González Garza informándole que en Monterrey “…la recepción a Bonillas fue un choteo”. Posteriormente en la campaña de Arnulfo Gonzáles asistió a algunas reuniones, particularmente notoria fue la del Hotel Coahuila en Saltillo, donde los Obregonistas fuertemente armados reventaron la reunión y pusieron en peligro a los asistentes, salvándolo, pistola en mano, su sobrino Ignacio Cepeda Dávila llevándolo protegido hasta su casa.
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Penintenciaria del D.F., otra en a prisión de Santiago Tlaltelolco, en las dos completé quince meses, otra vez en la Penintenciaria de Saltillo, Coahuila por dos meses y la última por ocho meses en la cárcel de Torreón Coahuila durante los años de 1927 al 28, me dieron mi libertad a raíz del asesinato del Gral. Álvaro Obregón que había sido Presidente Electo.” Sus actividades se notan también en conferencias con la Unión de ex senadores en los años treinta; en reuniones con amigos y compañeros de lucha; entrevistas como la que dio a Sánchez Azcona y las cartas y documentos que entregó para su publicación a Mena Brito, donde daba testimonio como protagonista y testigo de hechos que se trataban de deformar por las nuevas fuerzas en el gobierno; la fotografía de la visita que hicieron a Lecumberri los antiguos prisioneros de Huerta y el reconocimiento al Alcalde doctor Octaviano Liceaga por haberlos salvado cuando el gobernador Huertista del D.F. los trató de fusilar; el reconocimiento de la Sociedad Mutualista Obreros del Progreso (1937); el Diploma de La Junta Revolucionaria de Puebla (1938); el t tulo de Miembro Honorario del Comité Cultural Argentino (1939); el Reconocimiento del Ejercito Nacional de sus actividades y categoría Militar con la “Condecoración al Mérito Revolucionario” y el abono del tiempo de servicios entre 1920 y 1942. Todavía cuando murió era destacado miembro de las organizaciones de Veteranos de la Revolución. En la campaña electoral para Presidente, de 1946, fue uno de los organizadores de comités revolucionarios que postularon y sostuvieron la candidatura de Miguel Alemán,15entre otras cosas. Aunque no ocupó puestos se mantuvo activo socialmente. 15
El padre de Miguel Alemán fue General Constitucionalista en la zona de Veracruz por lo que trató a todos los integrantes del ejercito carrancista, entre ellos al Dr. Rafael Cepeda y su hermano Abraham. Fue fusilado cuando se levantó en contra de Obregón en los años 20 por lo que el Doctor y Candido Aguilar sobre todo, se convirtieron en una especie de consejero o tutor del hijo. Cuando se trató de reelegir como Gobernador de Veracruz, lo conminaron enérgicamente a que no lo hiciera; Aguilar con otros generales como Cárdenas, también presionaron a Alemán al intentar la reelección en la Presidencia. Aunque eso generó tensiones, el Dr. Rafael Cepeda colaboró en la campaña Presidencial en la “Legión de revolucionarios 1910 – 1920” de la que era Secretario y Alemán Presidente.
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La carta donde se le comunica el reconocimiento a su categoría militar dice así: “Al
margen izquierdo en la parte superior un sello con el escudo Nacional y una inscripción que dice: Secretaría de la Defensa Nacional.- A margen derecho y en la parte superior un cuadro que dice: dependencia: Dirección General de Personal.Sección Cuarta.- Mesa Segunda.- Número de oficio: 10290.- Expediente D/111/2.Asunto: Se le transcribe acuerdo Presidencial Número 189, de fecha 7 del actual.- A centro: México D.F. a 17 de febrero de 1944.- Al C. general de Brigada y Dr. Rafael Cepeda de la Fuente.- Presente.- Antecedentes: Oficio número 1487 de 15 actual, girado por la Subsecretaría del ramo.- Con relación al atento oficio citado en antecedentes, se manifiesta a usted, que el C: Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, en superior acuerdo número 189, de fecha 7 del actual, dice a esta Secretaría lo que sigue: Considerando que el acuerdo de esa Secretaría en que se dispuso que con fecha 24 de diciembre de 1920 causara baja en el Ejercito Nacional el hoy General de Brigada y Doctor RAFAEL CEPEDA DE LA FUENTE, fue ordenado injustificadamente y en forma contraria a las Leyes y Reglamentos en vigor; y en virtud de que dicho general ha tenido siempre una actuación altamente meritoria y revolucionaria, se ha mantenido leal en toda ocasión a las Instituciones y no ha tomado parte en ningún movimiento infidente; con fundamento en el artículo 41 de la Ley para la comprobación, Ajuste y Cómputo de Servicios en el ejercito Nacional, publicada en el diario oficial del 31 de diciembre del año próximo pasado, se declaran insubsistentes las ordenes que originaron su baja en la institución y se manda abonar en sus servicios, el tiempo comprendido del 24 de diciembre de 1920 al 15 de julio de 1942, en que estuvo separado de la misma, exceptuándose el pago de haberes al cual ha renunciado expresamente el interesado.- Lo que transcribe a usted para su conocimiento y afectos.- Atentamente, Sufragio Efectivo No Reelección. El General de División Director Pilar Ramos Sánchez.- Rúbrica. Esta disposición nos dice varias cosas: fue una revaloración y satisfacción personal para el Dr. Rafael Cepeda; se deduce que él hizo gestiones para obtenerla con el objeto de reparar una injusticia que duró 22 años; la personalidad del Dr. Cepeda seguía actuante todavía en los años cuarenta; la política de represión a los maderistas y carrancistas por parte del grupo obregonista que se impuso en el poder, expulsando del país algunos, enjuiciando injustamente a otros y asesinando a los mas peligrosos o
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aguerridos; y al final de ese periodo el clima de unidad nacional impuesto en los años cuarenta. Juan Antonio Cepeda Flores, su sobrino nieto, en unas cortas líneas escritas en Chapingo a mediados de los 60’s, resume los hechos más sobresalientes de la vida ejemplar de don Rafael Cepeda, basándose en los textos de JL.Valdes, “…uno de
nuestros más eminentes revolucionarios, movido sólo por un sentimiento de admiración y de justicia.” “El Sr. Rafael Cepeda de la Fuente, hombre de cultura envidiable, surgió a la lucha armado de todas las armas y consagró su vida al servicio de nuestras libertades y de nuestra patria, abandonando profesión y comodidades de que disfrutaba. Como ciudadano, como periodista, como político, como gobernante y como militar, su obra fue meritoria y su conducta intachable y desinteresada. En los altos puestos militares y desempeño y en los Estados que le tocó en suerte gobernar, por sus manos pasaron millones de pesos y vive ahora en una pobreza que lo enaltece y que lo honra. El sí confirma la afirmación aristotélica, de que a mayor grandeza espiritual, menos riqueza. Los revolucionarios de ahora y sobre todo nuestra juventud, pueden ver en el Dr. Rafael Cepeda de la Fuente el ejemplo enaltecedor, de cómo se puede luchar toda una vida, sin temor a los peligros y al mismo tiempo, con el más grande desinterés. Vive, es cierto, en la pobreza más completa, ante la indiferencia de un pueblo por el que tanto se sacrificó y luchó, y lo que es peor todavía, olvidado por tantos y tantos que se enriquecieron a su sombra pero muy pocos lograrán llevar la riqueza moral y espiritual con que ha sabido embellecer su vida, tan llena de gratos recuerdos y de ideales nobles y puros. Yo que le he tratado en los últimos tiempos, ahora que ya no es el encumbrado militar, ni el personaje político a quien tanto adulaban; ahora que sólo es Rafael Cepeda de la Fuente, el ciudadano ejemplar, puedo afirmar que su romanticismo y su pureza espiritual, solamente pueden ser comparables a los de nuestro apóstol Francisco I Madero. Ciertamente Coahuila tiene un hombre más, de quien sentirse orgulloso”.
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Rumbo a la última morada
Ya
se dijo de la relación del doctor Cepeda con Miguel Alemán padre, como
General del Ejército Constitucionalista, de su derrota y suicidio cuando se enfrentó al Obregonismo y la relación con Miguel Alemán hijo. Por eso, cuando éste llega a la Presidencia de la Republica16 y empieza a agredir al sobrino Ignacio Cepeda Dávila, heredero de la trayectoria de honor de su padre el general Abraham Cepeda, y como Gobernador de principios responde con su vida el 22 de julio de 1947, el golpe moral para don Rafael fue muy severo. Muere con casi 75 años, el 25 de agosto del mismo año, un mes después de los trágicos sucesos en Coahuila. La muerte del Dr. y Gral. Rafael Cepeda de la Fuente acaecida en la capital de la República es publicada por el periódico “Novedades” el 26 de agosto de 1947, señalando: “el Divisionario Rafael Cepeda falleció ayer” y después de indicar que dejó de existir el día anterior, a los 75 años que iba a cumplir, resumiendo su papel con el maderismo y con Carranza, así como la Gubernatura de San Luis Potosí, informa que en el sepelio se le rendirán honores en el Panteón Francés de la capital. También menciona que “…últimamente vivía un intenso drama de dolor y pobreza, pues
además de que él había perdido la vista, su esposa estaba paralítica. Habitaba el ilustre finado en la calle de Vallarta Número 9 de esta capital, en la más completa pobreza, puesto que el sueldo que devengaba apenas si alcanzaba para atender sus mas apremiantes necesidades”. Por su parte, “El Universal” del 27 de agosto de 1947, informa sobre su fallecimiento de la siguiente manera:
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El Dr. Cepeda como buena parte de los generales de la revolución, apoyó la candidatura de Alemán que traicionando los ideales de la revolución, consolidó el Presidencialismo Imperial, instaurando un régimen represivo y corrupto, según el propio Presidente Ruiz Cortines que lo sucedió, lo señaló en su toma de posesión; además de que así lo indica la Historia.
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“Funerales del Gral. y Dr. Rafael Cepeda de la Fuente. Se le hicieron los honores de ordenanza.-El General Juan Barragán pronunció una sentida oración fúnebre. Representación del señor Presidente.”
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“Ayer informamos con oportunidad debida, del sensible fallecimiento del General de División, Doctor don Rafael Cepeda de la Fuente, precursor de la Revolución de 1910, y miembro de la Asociación de Veteranos de la Revolución y de la Legión de Revolucionarios, Agrupación Patriótica Nacional, de la que es Presidente Honorario, el Lic. Miguel Alemán, Presidente de la República.” “En la casa mortuoria situada en la calle de Vallarta #9 de instaló la capilla ardiente donde fue velado el cadáver ante el que viejos soldados, revolucionarios y constituyentes, montaron guardias de honor, hasta el momento de recibirse el duelo, ayer a las once horas y treinta minutos, para despedirlo en el Panteón Francés de la Calzada de Piedad, habiendo hecho los honores de ordenanza al cadáver, una Brigada de la Tercer División de Infantería Motomecanizada.” “Los atribulados deudos del finado, señora Doña Guadalupe R. hoy viuda de Cepeda; su hija Lydia, don Román Cepeda, Doña Elena Flores de Cepeda, Cruz Galindo y otras personas de la familia, presidieron los funerales que constituyeron una sentida manifestación de duelo que encabezó el coronel Santiago Piña Soria, Jefe de Ayudantes del Primer Magistrado de la Nación, quien concurrió en representación del Presidente Alemán.” “Al llegar el cortejo al cementerio galo, en severo ataúd que guarda los restos del divisionario desaparecido fue conducido a la capilla de la necrópolis, en hombros de los señores José Briones, Hipólito Cepeda, Eduardo García, Coronel Saucedo, Ramón Aguirre Dávila, Eduardo Ortiz y Luis F. Benavides.” “El Revdo. Padre Don José Crotes revestido de sotana, sobrepelliz y estola, y estola, y tocado con birrete, recibió el cuerpo a las puertas del templo y encabezó el fúnebre desfile hasta llegar a la tumba donde se llevó a cabo la inhumación. El Padre Cortés rezó las Vigilias y los responsos y las oraciones de Profundis de ritual, terminando la ceremonia con la bendición del féretro y de la fosa.” “Momentos antes de que el ataúd fuera descendido a la fosa, se pronunciaron cuatro sentidas oraciones fúnebres. El Lic. y Magistrado don Fernando de la Fuente fue el primer orador para expresar sus sentimientos por la dolorosa pérdida del revolucionario modelo, diciendo: “Te vas de este mundo de miserias; de este mundo de zozobras, cuando más falta haces como guía de diáfanos ideales”. Agregó el Lic. De la Fuente que un paladín más había caído en los instantes en que la Patria y la Revolución más lo necesitaban; nos queda sólo como herencia sagrada el ejemplo de tus virtudes militares y cívicas aquilatadas por tu honradez acrisolada. Te vas sin haber visto cristalizados los ideales de tu vida, procuraremos seguir firmes luchando por la libertad y el decoro de la Patria. Otras frases de cálido elogio y de sincero sentimiento y pesar por el Magistrado de la Fuente.” ~ 139 ~
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“Acto seguido habló el general don Juan Barragán, en los siguientes términos: “Las viejas, pero gloriosas banderas de la Revolución ondean a media asta; los claros clarines de Madero y de Carranza tocan “a silencio”; la sonora esquila del villorrio de Arteaga dobla a muerto. Estos son los honores que se le tributan a este auténtico y honrado revolucionario.” “En nombre de la Asociación que me honro en presidir y que lleva el nombre glorioso de tu ilustre jefe y compañero Don Venustiano Carranza, vengo a despedirte de tu viaje a la inmortalidad.” “Para los implacables enemigos de la Revolución, de la verdadera y única Revolución, que iniciara Madero e hiciera triunfar Carranza, que cuadro más elocuente y significativo el que aquí contemplamos. En efecto, señores, el general y doctor don Rafael Cepeda de la Fuente luchó toda su vida por los verdaderos ideales del pueblo, ocupó prominentes cargos civiles y militares, mandó números ejércitos, se fogueó en los campos de batalla, fue gobernador de San Luis, mi tierra nata, y del Estado de México, y contemplamos que bajo a la tumba sin haberse manchado ni con el oro del pueblo, ni con la sangre de sus enemigos. Este es el verdadero tipo de revolucionario de 1910 y 1913.” “En sus venas corría la sangre de dos grandes héroes de la Patria, de don Victoriano Cepeda y Don Juan Antonio del la Fuente; su hermano el bravo general Abraham Cepeda de la Fuente sucumbió en el campo de batalla, defendiendo la causa del pueblo, y recientemente su sobrino, Ignacio Cepeda Dávila, Gobernador de Coahuila de Zaragoza, en un arranque de indignación y de desaliento por no poder corregir tanta inmoralidad, ante el retrato de su heroico progenitor, se privó de la vida.” “Que el ejemplo de este probo ciudadano sirva para que las nuevas generaciones comprendan y sepan distinguir a los auténticos hombres que hicieron la Revolución al lado de Madero y Carranza, de los falsos y ambiciosos que pregonan ser también revolucionarios y no son más que ladrones y farsantes.” “Rafael Cepeda de la Fuente siguió el galope de los caballos de guerra de Madero y de Carranza. Un ciudadano que tuvo la gloria de ostentarse hermano en ideales del Apóstol Madero y ser leal compañero del recio varón de Cuatrociénegas, tiene derecho a recibir el honroso título de auténtico y honrado revolucionario.” “Mi general: descansa en paz. La Patria y la Revolución bendicen tu memoria”. “Fue el señor general Marciano González el tercer orador y como soldado de ideales y viejo revolucionario patentizó su pesar por la desaparición de un patriota de honradez acrisolada como lo fue el extinto divisionario y doctor Cepeda de la Fuente.”
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“Tuvo el general González palabras de elogio para el gobierno del Presidente Alemán. Representado por el Jefe de sus Ayudantes y otros elementos honorables; pero también atacó con dureza a los improvisados que ayer fueron enemigos de la Revolución y ahora resultan revolucionarios.” “Finalmente hizo uso de la palabra, a nombre de los revolucionarios de 19101920, el general Joaquín G. del Valle, quien como sus antecesores, enalteció los méritos y la memoria del finado divisionario coahuilense.” “Momentos después se procedió a la inhumación ante el doloroso silencio de los deudos y de los compañeros y amigos del finado soldado de la República.”
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VII.- El General Abraham Cepeda de la Fuente “Abraham Cepeda era un hombre comprensivo y amable, que se preocupaba siempre por el bienestar de todos los que lo rodeaban y en sus ojos claros brillaba la alegría sosegada de un alma bondadosa y noble; pero al mismo tiempo, era poseedor de un carácter firme y de una inteligencia despierta, que se adivinaba en su frente despejada y amplia.” Nos dice José de la Luz Valdés en su Monografía del Municipio de Arteaga, donde incluye varias biograf as de hijos distinguidos de ese lugar. El día 17 de marzo del 1879 nació en la villa de Arteaga en el sureste de Coahuila. Sus ancestros se mostraron en la genealogía del capítulo de este libro, que indica sus antecedentes desde una decena de generaciones anteriores hasta llegar a las primeras familias españolas que llegaron al valle de Saltillo y el de San Isidro de las Palomas, hoy Arteaga. Sus padres, Francisco Cepeda Valdés y Manuela de la Fuente Fuente, le proporcionaron la mejor educación de esos tiempos, como lo hicieron con sus otros hermanos; por circunstancias especiales, sólo cursó su instrucción primaria en Arteaga y parte de la preparatoria en la ciudad de Saltillo, regresando al lado de sus padres, sin continuar una carrera profesional, para dedicarse a la vida del campo. A los 24 años se casó el 5 de enero de 1904 con Mª del Refugio Dávila Valdés (bautizada el 11 de junio de 1879). Los padres de su esposa fueron Antonio Dávila Peña y Mª del Refugio Valdés Cepeda que tuvieron a Mª Isabel, Fidelia, Josefa, Gumercinda Mª Dolores, Cleotilde, Mª del Refugio, Cayetano, Juan Bautista, Mª de la Luz y Mª. Norberta, en ese orden. Los abuelos paternos son Isidoro Dávila y Josefa Peña y los maternos, Perfecto Valdés e Isabel Cepeda. Por su parte Abraham y Mª del Refugio procrearon a Ignacio (futuro Gobernador de Coahuila), Judith, Guadalupe, Julieta y Abraham, el menor. Los años de juventud del abuelo Abraham, giraron alrededor de sus padres, hermanos y familia que había fundado, trabajando las tierras agrícolas de la sierra de Arteaga, bajo la dirección
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paterna. Pronto dejó ese ambiente tranquilo de convivencia familiar y de arduo trabajo en el campo, para integrarse a la lucha armada de la revolución de 1910 primero, y después a la Constitucionalista en el Cuerpo de Ejército de Noreste, transformado después en Cuerpo de Ejército de Oriente, al mando del general Francisco Coss. Su enjundia, celo y capacidad de líder le ganó un lugar especial entre sus hombres y compañeros, así como el grado de General de Brigada después de la toma de Puebla.17 Estas características lo habrían de llevar a ser herido de muerte el 30 de diciembre de 1915, muriendo al día siguiente en la ciudad de México con gran pena para todos. Esta es su historia; narramos en ésta sección los días y los años de lucha, su temprana muerte en combate y las sentidas expresiones y honores rendidos en sus funerales, tanto en la ciudad de México como en Arteaga, Coahuila y los posteriores en donde destaca el tributo de honor a su memoria por parte de su hijo Ignacio Cepeda Dávila. Desde joven abrevó de los ideales de los liberales de siglo XIX, de las concepciones de la masonería, de las banderas del magonismo como los hombres de su época oprimidos por la Dictadura, por lo que luchó a favor de los principios del antirreeleccionismo. Cuando el apóstol Madero inició su campaña en contra de la dictadura Porfirista, uno de sus más destacados colaboradores, fue el ilustre Dr. y Gral. Rafael Cepeda, y su hermano Abraham, abandonando sus actividades profesionales y agrícolas en la Sierra de Arteaga, se dedicó con todo entusiasmo a organizar gente para incorporarla al movimiento revolucionario, dotando de armas y parque a gran número de campesinos, que militaron a las órdenes del Dr. Cepeda.
17
En esa ciudad, en el marco de la revolución y las batallas, procreó con la Señora Julia Muñoz a su hija Bertha quien vivió en esa población y con el tiempo se relacionaría con las hermanas de su padre y algunos sobrinos como Juan Antonio Cepeda Flores. Bertha se casaría en Puebla, formando familia con Arnulfo Zamora.
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Alvaro Vidrancos ensayó lo que él llamó “pequeños rasgos biográficos del General de
Brigada Abraham Cepeda” a propósito de la elaboración del libro “Corona fúnebre” que no llegó a terminarse. Sin embargo amplía los datos anteriores. Dice: “La humilde
pluma que empuñaba al sentimiento de cariño y del respeto, describe estos renglones en ligeros esbozos biográficos y psicológicos del guerrero que engendró en los corazones de sus soldados la inquebrantable fe sobre la lucha de un pueblo dormido en sus derechos, haciéndole repercutir en las montañas el grito de rebelión contra la dictadura, para arrancarle sus libertades conculcadas. ~ 148 ~
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Y cabe a la Villa de Arteaga la justa satisfacción de que, en su territorio el suave céfiro de sus montañas y el perfume de sus flores, hubieran arrullado en su seno al hombre que más tarde luchara por llevar las doctrinas libertarias que engendra los libertadores de los pueblos. Hoy orgullosa esa Villa lo aduerme en su regazo con la ternura de una madre amorosa que se siente satisfecha de amamantar con sus caricias al hijo predilecto que supo sucumbir con honra como buen mexicano. Sus padres, Don Francisco Cepeda y Doña Manuela de la Fuente supieron imprimir con cuidadoso afán las ideas del santo amor a la Patria, y al clima templado del terruño creció, haciendo sus primeros estudios en la escuela primaria de su tierra natal. En esa época careciendo el establecimiento de los implementos necesarios para su educación, sus padres con el ciego afán de formar un ciudadano, optaron a la edad de nueve años que el hijo cumplía, llevarle a un colegio particular de la ciudad de Saltillo en compañía de sus hermanos Ignacio y Rafael. Dedicados por completo al estudio, nunca se distraía de sus horas; por el contrario, apartado siempre de sus compañeros se le veía serio y hasta esquivo con los suyos, empeñado en saborear la lectura de los buenos libros que más tarde generalizaron su carácter. A la edad de catorce años dejó sus estudios cuando él al borde de su juventud le pintaba un porvenir risueño; cuando también el equinoccio de su vida marcaba la entrada de la primavera de sus dorados sueños juveniles, en esa bendita edad que se sueña despierto, dejó los libros para dedicarse con todo ardor a fecundizar la simiente de los campos, siempre con fe inquebrantable y con el carácter serio de que estaba investido y con esa experiencia con que por instituto es dada al hombre por la madre naturaleza; lo llevó a pasar la vida dulce y reposada del labriego que despierta siempre al arrullo de las cadenciosas notas argentinas, que se desprenden como canciones divinas de los dorados y tupidos matizales. Pero el tiempo, esa corriente infatigable que por ineludible tiene prohibido detenerse, hizo del joven labriego el hombre liberal de convicciones que más tarde le valieron la admiración y el respeto de cuantos le trataban. En su cerebro surgieron las ideas sanas, de sueños de libertad y los sentimientos del liberalismo. En el mes de marzo de 1908 fue uno de los fundadores principales de la Logia Masónica en la Villa de Arteaga denominada FIAT LUX ocupando después un alto puesto en dicha logia, siendo desde entonces amagado y perseguido por los del pueblo.
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En el año de 1909 colaboró activamente en el Partido Antirreleccionista y fue uno de los dos únicos electores que marchó al Colegio Electoral de Saltillo para sostener la candidatura del C. Don Venustiano Carranza para Gobernador del Estado de Coahuila, candidato popular del partido en contra de la voluntad de la dictadura Porfiriana; el otro era Zaragoza. Cuando la revolución de 1910, fue uno de sus activos organizadores quien más contingente dieron para el levantamiento en la sierra de Arteaga. Al estallar el cuartelazo en la Ciudad de México por la mala fe de los federales y ambición del usurpador Victoriano Huerta, el General Cepeda desde luego se dirigió por medio de una carta al señor Carranza manifestándole que si en algo se utilizaban sus servicios que contara con su contingente para la causa, levantándose en armas en la congregación de Los Lirios con 18 hombres pertenecientes al Municipio de Arteaga, Coahuila y uniéndose a las fuerzas de Francisco Coss con el grado de Coronel, para combatir en contra de la usurpación huertista”.
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Diario de combate y “Corona Fúnebre”
En los archivos personales de Ignacio Cepeda Dávila se encontraron los borradores de un libro, a nivel de “dummy” (presentación de estructura preliminar) en dos galeras para revisión (algunas correcciones manuscritas por el propio Ignacio Cepeda Dávila) con dos partes18. La primera contiene una introducción, una breve biografía, descripción de los combates librados por el general Cepeda tomados de los informes que el mismo redactó en la Brigada “Victoriano Cepeda” hasta su muerte; la descripción de sus funerales y las palabras que se pronunciaron. La segunda parte contiene los textos de amigos y compañeros de lucha, que con motivo del primer aniversario de la muerte del general, se publicaron en el diario “El Pueblo” de la ciudad de México. Junto a este documento se encontraron otras páginas, al parecer destinadas a formar parte del libro mencionado, que consisten en textos expresados con motivo del 19 aniversario de la muerte del general Abraham Cepeda. La dedicatoria escrita por Alvaro C. Vidrancos, de “Corona Fúnebre” dice:
“Galera (1) – Libro. Las frases que van estampadas en este libro, emblema del cariño y de la sinceridad, brotaron de nuestros labios con la ternura y el amor del más acendrado sentimiento, van dirigidas a ti, abnegado soldado, a ti, ¡oh! Abraham Cepeda, para borda con ellas la Corono Fúnebre que con anhelo y respeto te dedicamos. Mañana cuando ya ninguno de los que vertimos estas frases en honor tuyo existamos, las páginas de este libro hablarán muy alto en el loor tuyo, porque la posteridad sabrá también apreciar lo que valió el Soldado a cuyo honor dedicamos este trabajo. Los que lo escribimos no somos poetas, con los rudos luchadores en tiempos en que vivía el noble y recto General Cepeda compartieron los goces y los sufrimientos a su lado. 18
Al parecer la investigación y la eventual publicación en libro fue encargada por Ignacio Cepeda Dávila para conocer más de su padre y difundirlo en la familia y la región, como testimonio histórico. No se sabe el porqué no se terminó el libro, sin embargo los datos que se lograron son importantes para conocer la vida y luchas del general Abraham Cepeda.
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Sirva, pues este bosquejo para disculparnos de la crítica; lo que aquí está impreso está escrito con tinta del corazón y el rocío de nuestra alma, será el mayor testimonio de la buena voluntad con que le dedicamos un recuerdo en este libro”. ( Extrañamente esta dedicatoria está fechada en diciembre de 1916; quizá el carácter de borrador lo explica; en el mismo documento aparece fechado el 1 de enero de 1935 en México D. F.) Para complementar la biografía de Abraham Cepeda, además se tomaron las narraciones de José de la Luz Valdés y el Informe de acciones de la Brigada Victoriano Cepeda ante la superioridad del Ejército de Oriente , así como la información de Pablo González M. en “El Centinela del constitucionalismo”. A continuación incluimos todos los textos (con algunos comentarios de enlace e intercalándolos convenientemente y respetando la presentación), que con diferentes estilos nos dicen los pensamientos y sentimientos que guardaron sus compañeros de lucha. La Monografía del Municipio de Arteaga de José de la Luz Valdés, como ya se dijo, dedica una sección a varios participantes en el movimiento armado, entre ellos a Abraham Cepeda. Por su contenido y forma, es un complemento del resto de textos señalados. Respecto al periodo Constitucionalista, dice: “….fue de los primeros en
alistarse al lado de Don Venustiano Carranza, cuando éste, en 1913, empuñó la bandera de la legalidad, después del asesinato de Madero19; y a las órdenes del activo y formidable guerrillero Francisco Coss, operó en el sur de los Estados de Coahuila y Nuevo León, librando combates casi a diario contra las fuerzas de Victoriano Huerta, distinguiéndose notablemente por su capacidad para dirigir a su gente, en la toma de Galeana y Villa de Santiago, N.L.; en el rudo combate de El Castillo, donde murió el General Huertista Lorenzo Recio y de manera especial, en los combates librados en la Villa de Arteaga, Coah., en uno de los cuales logró exterminar totalmente a la guarnición de soldados de línea y contrarrevolucionarios, más de trescientos, dando muerte a la mayor parte y cogiendo prisioneros a los restantes. 19
Desde la Cacería de Ciénega del Toro, que se detalló antes, estuvo participando en las reuniones con los representantes de gobernadores donde se expuso la situación difícil que vivía el país y la proximidad del golpe de Estado.
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En poco tiempo se fue haciendo notoria su habilidad y capacidad para dirigir y manejar a su gente, creando seguridad y confianza entre las fuerzas rebeldes. Y cuando Coss y él, contaron ya con los elementos necesarios para pasar de la defensiva a la ofensiva, al tener conocimiento de que fuerzas enemigas movilizadas en gran número simultáneamente de Nuevo León y de Coahuila, intentaban cercarlos, Abraham Cepeda ejecutó una brillante maniobra y las fuerzas procedentes de Nuevo León amanecieron copadas el día 14 de febrero de 1914, en la hacienda “La Esmeralda”, en donde fueron totalmente exterminadas. Y volviendo inmediatamente sobre las fuerzas huertistas que se internaron en la sierra procedentes de Saltillo y con las cuales ya Coss combatía furiosamente en el Puerto del Castillo, Nuevo León, Abraham las sorprende por uno de sus flancos, derrotándolas completamente y dando muerte en la lucha al Jefe de las mismas, General Lorenzo Recio.
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Después de estas notables acciones, se distingue nuevamente en la toma de Galeana, Rayones y Villa de Santiago, Nuevo León, denominado con éstas conquistas una rica y amplia zona entre los dos Estados. Estando próximo el ataque a la Capital de Nuevo León, el General Coss desde su cuartel general en “El Tunal”, Coahuila, comisiona al Coronel Cepeda para que con un grupo de cuatrocientos dragones, corte las comunicaciones entre Saltillo y Monterrey y en la madrugada del día 14 de marzo de 1914 cae por sorpresa sobre las Estaciones de Rinconada y Cabrillas20, dispersando a las guarniciones federales, incendiando trenes y volando puentes, después de apoderarse de valioso botín. Cumplida su misión regresa nuevamente a las serranías, y al clarear la mañana, desde la punta de la Loma Alta, de vista a la Villa de Arteaga, fuertemente protegida por un batallón de soldados de línea y por más de ciento cincuenta irregulares denominados contra-revolucionarios. El Coronel Cepeda no deseaba atacar a su pueblo y ordenó pasar a regular distancia, por el valle de El Arenal, al norte de la Villa; pero entonces comenzaron a encenderse en los fortines de los federales, los primeros chispazos de los disparos que levantaban pequeñas motitas de polvo muy cerca de la columna en marcha, sin que los rebeldes contestaran el fuego. Instantes después, unos dos grupos de infantes, saliendo de sus fortines, bajaron las lomas hasta las huertas aledañas y desde las cercas de piedra abrieron el fuego hiriendo a dos o tres revolucionarios. Entonces como veinte de estos a caballo tendido se lanzaron sobre los infantes, dándoles alcance antes de que pudieran subir la loma, trabajando con ellos una lucha cuerpo a cuerpo. De este modo se inició uno de los más sangrientos combates registrados en Arteaga. Abraham Cepeda, viendo a parte de sus hombres comprometidos en desigual pelea, ordenó 20
El texto borrador de “Corona Fúnebre”, basado en los reportes de acciones militares, señala otra redacción de estos hechos que no coinciden en el día que se realizó: “El 24 de marzo de 1914, teniendo conocimientos en la Villa de Arteaga se encontraba Pomposo de León como jefe de los supuestos contra revolucionarios, estudió su plan, y una vez combinado, atacó tenazmente a fuego y sangre, cayendo dicha plaza en poder de él. Así como la guarnición que la defendía quienes fueron fusilados en la puerta del rancho de Altamira o del Aire, sierra perteneciente al Estado de Nuevo León, rechazando en todos sus intentos a las fuerzas enemigas, fungiendo entonces como Segundo Jefe de las mencionadas, teniendo en ese entonces las conferencias de los tratados de paz con el General Mass, no llegando a tener ningún arreglo satisfactorio de paz. El 20 de Mayo entró a Saltillo.”
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hacer alto a sus fuerzas y dispuso el ataque, lanzando el grueso de su gente sobre el centro del pueblo para dividir a los Huertistas en dos grupos y después de rendir a los del fortín de “La Partición”, al Oriente de la Villa, atacó con todas sus fuerzas a los de la Plaza y de la Presidencia Municipal. Para las diez de la mañana, había exterminado completamente a la guarnición, dando muerte al Jefe de los contra-revolucionarios y cogiendo prisionero al segundo con más de sesenta hombres de tropa.” Después de rudos combates en el Puerto de Navajos y en el Aguajito de Adentro, Coahuila, el día veinte de mayo ocurrió la toma de la ciudad de Saltillo, en donde el general Coss permaneció con sus fuerzas el tiempo indispensable para organizarlas y equiparlas debidamente a fin de emprender con Abraham cepeda a la vanguardia, la persecución mas tenaz en contra del ejército huertista que se retiraba a la capital de la República. Cuando a fines de mayo de 1914, que asistió a la toma de la ciudad de Saltillo, ya Abraham Cepeda ostentaba el grado de Coronel y con ese carácter y a las órdenes del mismo Gral. Coss, tomó parte en la persecución del Ejército Federal, hacia la Capital de la República. Después de consolidarse y ganar importantes ciudades y zonas del país, el plan de ofensiva para atacar al ejército huertista y tomar la ciudad de México, fue avanzar y tomar las plazas en tres líneas convergentes en la capital: en la primera el Ejército del Norte al mando de Villa atacaría Zacatecas y Torreón; el Ejército del Noreste del Gral. Pablo González, avanzaría por el centro hacia San Luis Potosí, Querétaro y México, y la tercera línea de ataque fue la del Ejército del Noroeste de Obregón por el occidente para tomar Guadalajara y alrededores, para continuar hacia la ciudad de México. Aunque Zapata había desconocido a Madero, ante el cuartelazo y el asesinato del presidente, también atacó con sus fuerzas por el sur al ejercito federales Huertista. Las fuerzas de P. González y Obregón llegan victoriosas prácticamente el mismo día a Teoloyucan donde se firma la rendición del Ejército Federal una vez huido Huerta.
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Fuerzas Constitucionalistas hacia la capital
Después
de la toma de Zacatecas por Villa con la División del Norte, el Ejército
Huertista recibe una derrota decisiva, sobre todo porque simultáneamente Obregón con el Ejercito del Noroeste tambien derrota a los federales en Jalisco y toma Guadalajara; así como Pablo Gonzáles toma San Luís Potosí, avanza sobre Querétaro y se dirige abiertamente sobre la ciudad de México. Urquizo relata: “Llegó el día de la marcha. Una mañana. A bordo de varios trenes,
salimos de Satillo con dirección al sur; delante de nosotros iba todo el material rodante de que se podía disponer, atestado de tropas; por los caminos la caballería avanzaba, levantando grandes columnas de polvo. Todo un Ejercito triunfante se dirigía presuroso hacía el ultimo reducto del enemigo: México” Así, de acuerdo al plan general, J. de la Luz Valdés narra que “…después de tomar
Matehuala y ocupada la Ciudad de San Luís Potosí, las fuerzas de Coss siguieron sobre Villela, el mineral de “El Pozo”, San Luís de la Paz y San José Iturbide. Después de una jornada de sesenta kilómetros, el Coronel Cepeda, dando a sus fuerzas dos horas de descanso, siguió con ochocientos jinetes escogidos a coperar a la toma de Querétaro. De ésta plaza, salió a batir a San Diego, Gto., a las fuerzas que huían de Aguascalientes y volviendo sobre Querétaro, avanzó rumbo a San Juan del Río, Nopala, y Tula, Hidalgo, acosando constantemente al enemigo. Y así, avanzando siempre, llegó hasta Huehuetoca y finalmente el nueve de Agosto de 1914, tras breve y sangriento combate contra fuerzas de Almazán, se apoderó de Zumpango y de Teoloyucan, lugar donde se celebraron los tratados del mismo nombre, para la rendición del Ejército Federal y entrega de la Ciudad de México.” Urquizo en la obra señalada, lo describe así después de Huehuetoca: “Huerta y sus más
allegados habían huido al extranjero unos días antes y en su lugar quedaba el Lic. Francisco Carvajal, quién pretendía representar la legalidad dentro de la usurpación. La parecía fácil ser el puente de unión entre el pretorianismo del recién salido y la Revolución. Inútiles fueron sus esfuerzos para lograr su objeto, y ante el dilema de combatir o rendirse, optó por lo último”. Por su parte JL Valdés continua su relato biográfico de Abraham Cepeda: “El 20 de
agosto, acompañó a Don Venustiano Carranza en su entrada triunfal a la Ciudad de
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México y el 23, ocupó con el General Coss, la Ciudad de Puebla, siendo ascendido a General.” Después de algunos otros combates librados en Estación Álamos, Cabrillas y Rinconada, marchó con el grueso de la columna sobre la Ciudad de Puebla al licenciamiento de las fuerzas federales, el 23 de agosto de 1914. Fue en esta nueva etapa de la revolución donde Abraham Cepeda, se reveló como un verdadero conductor de hombres. Era ya el brazo derecho del Gral. Coss, y en la defensa de la Ciudad de Puebla, se distinguió por su serenidad y por su valor, juntamente con Fortunato Maycotte, Alejo González, Pilar R. Sánchez y otros.”
Por su parte el borrador de “Corona Fúnebre” continua la narración de acciones: “El 7
de septiembre del mismo año y por orden superior del General Coss, marchó con el grueso de la brigada al perseguimiento de los Zapatistas, habiendo tenido varios combates y dejando resguardados a los pueblos de Huejotzingo y San Martín Texmelucan del Estado de Puebla. El 19 de septiembre de 1914, por mandato superior marchó al sur del Estado de Puebla a recuperar la plaza de Izúcar de Matamoros que se encontraba en el poder de los Zapatistas a la evacuación de las fuerzas federales, sosteniendo frecuentes combates con los surianos en los ingenios de Rijo, Colón y pueblos de Tilapa, Atzala, Matlala y Villa Chietla, siendo en la plaza de Matamoros en donde recibió el grado de General Brigadier. Ya con el grado de General, firmó el 3 de noviembre de 1914, el valiente manifiesto que lanzó el Gral. Coss, como Gobernador y Comandante Militar del Estado de Puebla, desconociendo a la Convención de Aguascalientes, siendo de los primeros en ponerse nuevamente a las órdenes de Don Venustiano Carranza, iniciándose entonces una lucha sangrienta contra Zapatistas y Villistas.
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En Corona Fúnebre se amplían algunos episodios de esta lucha: “El 07 de noviembre
de 1914 teniendo conocimiento de los llamados Generales Zapatistas Argumedo, Aguilar y Almazán, atacarían las posesiones, dio orden para la pronta defensa sosteniéndose un desesperado combate que duró algunas horas, en donde ya los enemigos se habían apoderado de Colón, pero entonces el General Cepeda, con un refuerzo logró quitarle de nuevo las posesiones tomadas por los Zapatistas, quienes huyeron en vergonzosa derrota, concurriendo a todos los combates habidos en el sur de Puebla, como son Chamusco, Atlizco, El Gallinero, Castillotla, Chaveria y defensa de la Ciudad de Puebla.” “El 29 de diciembre de 1914, en unión de los Generales Francisco Coss, Fortunato Maycott, Alejo González, Cesáreo Castro y Máximo Rojas en un plan estratégico y envolvente atacaron duramente la ciudad de Tepeaca a las seis de la mañana que se encontraba guarnecida por los llamados Generales Zapatistas, Benjamín Argumedo, Juan Andreo Almazán, Higinio Aguilar y otros, quedando en poder de los leales dicha plaza, los cuales se movilizaron hasta los días de enero de 1915 para el asalto y toma de la Ciudad de Puebla que se verificó el 5 de enero del propio año.” En la narración de Valdés los mismos hechos se describen así: “El 29 de diciembre de
1914, al tomar la ciudad de Tepeaca, Pue. en una lucha cruenta y reñidísima, logró derrotar completamente a los Grales. Benjamín Argumedo, Almazán. Higinio Aguilar, Vega, Sifuentes y Rodríguez Triana que comandaban los restos del Ejército de Victoriano Huerta, resultando herido gravemente el Gral. Argumedo. “El cinco de Enero de 1915, en la toma de Puebla las caballerías de Abraham Cepeda, cortándole la retirada al enemigo por el Sur de la Ciudad, le causaron las más tremendas bajas. Enseguida al frente de sus tropas emprendió una campaña rapidísima para controlar todos los pueblos al Sur del Estado, arrojando de él a todas las fuerzas Zapatistas. “ En “Corona Fúnebre” se continúa la narración de acciones: “Una vez posesionados de
Puebla, el General Cepeda al frente de su brigada marchó a recuperar los distritos de Cholula, Huejotzingo estando presente en los combates librados en el sector de su mando. El 31 de enero de 1915 ordenó el avance sobre la toma de San Martín Texmelucan, librando los combates en la hacienda de Chautla y San Matías Tlalencaleca.
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“Del 7 de marzo del propio año al 12 de junio del mismo, estuvo presente y bajo sus órdenes se libraron los combates en los pueblos de Tlahuapam, San Juan Tuxco, San Salvador El Verde, San Felipe Ixtlauixtla (donde murió el Jefe de la Escolta de su Estado Mayor, Capitán 1º. Reyna) Santa Rosa, San José BellaVista, Españita, Tepetitla, San Bartolo, San Lucas, San Damián, San Andrés, San Jerónimo, Santa Cruz y Nativitas del
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estado de Tlaxcala. Estando como Jefe de las operaciones en la Villa de San Martin Texmelucán, recibió órdenes de avanzar sobre la ex capital de la república”. Antes de continuar la descripción de acciones militares de las fuerzas de Abraham Cepeda, es conveniente intercalar una parte de José de la Luz y corroborado en el libro de Barragán (Historia del Ejercito Constitucionalista) donde se describe un incidente relevante: “… durante el mes de Abril, después de que se había celebrado la primera
batalla de Celaya, tuvo lugar un hecho extraordinario revelador del espíritu de compañerismo, de los altos ideales revolucionarios y del gran desinterés del General Abraham Cepeda. El General Coss, celoso quizá de los triunfos de Obregón, no obedeció una orden que le envió el Primer Jefe desde Veracruz, para que con mil hombres con su División protegiera la Estación de Apizaco, por donde iban a pasar inmediatamente trenes con municiones para las tropas de Obregón. Coss pretendía que con toda su división se le permitiera salir para Celaya, para enfrentarse a Villa. Y éste incidente provocó la renuncia de Coss, como Jefe de la Segunda División de Oriente, la cual le fue aceptada desde luego, designando Dn. Venustiano al General Abraham Cepeda, como Jefe de la misma; pero entonces Abraham Cepeda, domando la turbulencia de Coss y evitando hasta contra él mismo, hizo que lo acompañara a Veracruz en un viaje relámpago y ante la presencia del Primer Jefe, las cosas se arreglaron satisfactoriamente, regresando el General Coss nuevamente al frente de su División, cuyo mando el General Cepeda había declinado asumir no obstante la orden de la primera Jefatura.” Para comprender mejor este incidente resulta útil insertar aquí los telegramas de Venustiano Carranza que ofrece Barragán en su tercer tomo de Historia del Ejército Constitucionalista. Ante los ataques del zapatismo en los territorios entre Veracruz y el cuartel General del Ejército de Operaciones, para enviar pertrechos, de cuyo problema dependía el éxito de la campaña, existen dos telegramas dirigidos por el primer jefe al general Obregón. En el primero le informa sobre las dificultades de enviar pertrechos por Apizaco hasta Tula, ya que el enemigo “…por todas partes trata de invadirnos.”; explicándole a Obregón que se concentraran fuerza para “emprender una batida contra los Zapatistas, pues no es posible continuar en la difícil situación porque atravesamos…”. ~ 164 ~
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En el segundo telegrama enviado unos días después, por Carranza a Obregón desde Veracruz, el 14 de mayo de 1915, le dice: “Convoy de parques y fondos encuéntrase
detenido en Apizaco por interrupción vía, entre Apan y Ometusco, que se repara activamente para que pase el convoy. El General Millán con fuerzas del coronel Enríquez recuperará Ometusco. La situación en Oaxaca sigue lo mismo, pero se retardará rompimiento con su gobierno. Antes de seis días recibiré parque siete milímetros y le remitiré a usted una parte por manzanillo, aprovechando le viaje del Guerrero a Mazatlán. Espero dominar en poco tiempo la vía para seguirme comunicando con usted sólo en último recurso lo haré por Manzanillo. La dificultad que tengo ahora es con el General Coss que no cumplió la orden de mandar mil hombres a Apizaco para proteger el convoy que va para usted. Con ese motivo hizo dimisión del mando y la acepté ayer, nombrando en su lugar al general Abraham Cepeda. Ahora parece resistirse a entregar la división. Oportunamente comunicaré a usted resultado de este asunto. ” Las tropas del General Millán y las del General Juan Lechuga necesitaban apoyo para controlar a más de 10,000 Zapatista que destruían las comunicaciones, y mantener despejada la vía férrea entre Ometusco y Tula y entre Apizaco y Apan, por lo que “…el
Primer Jefe ordenó al general Francisco Coss, Gobernador y Comandante Militar del Estado de Puebla, enviara una columna de mil hombres a Apizaco a cooperar en la batida general que se hacía necesario emprender para dejar expeditas dichas comunicaciones y para que pasaran los convoyes con elementos de guerra que se enviaban constantemente al general Obregón. Pero el General Coss se rehusó a cumplimentar a orden, con fútiles pretextos, aunque en realidad, la causa obedecía a que el señor carranza había dispuesto que Coss entregara el Gobierno del Estado al doctor Luís G. Cervantes, con la idea de que aquél se dedicara, exclusivamente, a la campaña militar. Coss en un arranque de violencia, peculiar en su carácter, hizo dimisión del mando de la división y el señor Carranza se la aceptó, designando en su lugar al general Abraham Cepeda. Por el cariz que tomaba este incidente, se abrigaron serios temores de que se repitiera el caso de la primera insubordinación del general Villa, cuando se negó a enviar refuerzos a Zacatecas. Por fortuna, el general Coss, reflexionó sobre los funestos resultados que su conducta acarrearía a la revolución, y si a esto se agrega la actitud resuelta de sus subalternos, los generales Cepeda, Pilar R. Sánchez, Fernando Dávila y Pedro Villaseñor, a favor del primer Jefe, queda explicado el porqué no haberse atrevido a llevar a cabo su descabellada intención.”
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Resulta significativo el mensaje de Obregón que con mucha visión sobre sus intereses, envía en mayo 16 a Carranza sobre el incidente: “…impuesto con verdadera pena de
su mensaje relativo al general Coss y lamentaría nuevamente que las predestinaciones que hice respecto a ese jefe también a cumplirse. Ruégole informarme de este incidente.” Sobre la buena e intencionada vista de la que hacía alarde Obregón, le hizo comentar años después que “la tenía tan buena que desde Topolobambo había visto la
Presidencia”. Más adelante se narran algunas otras desavenencias con Carranza, cuando Coss estaba ya en Coahuila. En el ambiente de desconfianzas, el general Juan Lechuga también envía su “…pena
por la actitud que pretende tomar General Coss…” reiterando su lealtad y la seguridad de no ser sorprendido por una pasión ciega de Coss. Después de la toma de Puebla21 (se intercala narración de J.L.Valdés, Juan Antonio Cepeda y Corona Fúnebre por considerarse complementaria) “y al iniciarse el avance
sobre la ciudad de México, Abraham Cepeda combatió valientemente ocupando San Martín Texmelucan, San Antonio Calpulalpán, Texcoco, San Vicente, Los Reyes, Ixtapalapa, Tlalpan, Xochimilco, Contreras y el Ajusco. En San Antonio Calpulalpán, el Gral. Coss, con su escolta y su Estado Mayor al avanzar sobre San Bartolomé del Monte, cayeron en una emboscada que le tendieron los Grales. Convencionalistas Domingo Arenas y Porfirio Bonilla y Coss hubiera sido exterminado; pero el Gral. Cepeda acudió violentamente en su auxilio salvándolo 21
En el marco de los combates para tomar Puebla, concretamente en la plaza de Matamoros, los méritos en campaña y la capacidad de mando y estrategia militar le hicieron acreedor del grado de General de Brigada, comandando la Brigada “Victoriano Cepeda” de la 2ª División de Oriente, una vez que se transformó el Ejército del Noreste. El cuerpo de Ejército de Oriente era uno de los tres Cuerpos de Ejército que junto con el Ejército del Noroeste (Obregón), y el Ejército de la División del Norte (Villa) integraban el Ejército Constitucionalista. El Ejército del Noreste se transformó en el Cuerpo del Ejército de Oriente y se estructuró con : 1ª División en Veracruz; 2ª División al mando del Gral. Francisco Coss en el centro del país y meridional de Puebla y límites de Estado de México e Hidalgo; 3ª División al mando de Antonio Medina en la sierra septentrional de Puebla; 4ª División al mando de Gral. Maximino Rojas en Tlaxcala; 4ª división comandada por Agustin Millán y Alfredo Machuca en Hidalgo; y la 23ª División especial al mando de Fco. Cossío Robelo.
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rodeando completamente al enemigo y derrotándolo, después de dar muerte al General Porfirio Bonilla.” En la obra citada JL Valdés continua: “El 7 de Julio del 1914 (fue 1915, n.r.), cuando
Coss librara una verdadera Batalla en el pueblo de San Vicente, Edo. de México, contra más de 15 mil hombres de la Convención, al mando de los Grales. Everardo González , Domingo Arenas, Eguía Liz, Amador Salazar y otros; después de más de tres horas de ruda pelea, Coss ordenó un ligero repliegue de sus tropas para mejorar sus posiciones y los Convencionistas envalentonados redoblaron su vigorosa acometida; pero el General Cepeda, que cubría el flanco izquierdo, había dado con sus fuerzas un rodeo colocándose casi a retaguardia del enemigo y en esos precisos momentos lanzó al ataque a uno de sus Regimientos comandado por el Coronel José Nuncio, provocando tal desconcierto entre los contrarios, que en menos de una hora huían en completa desbandada, dejando la vieja carretera a Texcoco sembrada de cadáveres. Don Pablo González, que presenció ésta batalla, rindió el parte al Primer jefe y las campanas de Veracruz pregonaron el triunfo.” “Después de derrotar a Genoveva de la O y a Eufemio Zapata en el Ajusco y Contreras, arrebatándoles trenes y un cuantioso botín, el Gral. Abraham Cepeda, al frente de cinco mil hombres de caballería, marchó a tomar la Ciudad de Pachuca, de la que se había apoderado el sanguinario Villista Rodolfo Fierro, a quien derrotó después de encarnizada lucha.” El General Pablo González, dispuso que los Generales Odilón Moreno y José de la Luz Romero, atacaran por el centro, el General Cepeda por el flanco izquierdo y el General Agustín Millán por el derecho, Abraham Cepeda avanzando desde Actopan, “sorprendió a las avanzadas enemigas en Pitahayas, El Palmar y la Concepción y en seguida atacó las posiciones de los Cubitos y San Cristóbal, arrollando a los villistas y haciendo su entrada a la plaza a las diez de la mañana”. El general Millán, que había atacado por el Real del Monte, llegó a las doce y los generales Moreno y Romero, a las dos de la tarde, encontrando la plaza ocupada por el General Cepeda. En este combate, en el que se hicieron al enemigo numerosas bajas, resultaron muertos los generales villistas Pino Peña y Delfino Monter y resultó herido el valiente general Constitucionalista Agustín Millán. “Volviendo con sus caballerías hacia la Ciudad de México, el general Cepeda cayó como una avalancha sobre el cuartel general de la Convención de Tlalnepantla, derrotando a más de doce mil hombres y conquistando el más cuantioso botín, consistente en trenes, equipos, armas y municiones, obteniendo a la vez uno de los más brillantes triunfos del Constitucionalismo.”
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Parte militar redactado por Abraham Cepeda sobre el último semestre de combates. Muere en batalla.
Después de estas narraciones JL. Valdés describe la muerte de Abraham Cepeda, sin embargo es más rica la descripción de Barragán y del propio general Cepeda que antes de la descripción de la última batalla reportan los últimos seis meses de batallas, incluidas las anteriores con el testimonio de los protagonistas, por lo que resulta interesante exponerlas aquí. Barragán, en su Historia del Ejército Constitucionalista, incorpora el informe de todos los movimientos y operaciones de la Brigada “Victoriano Cepeda” desde el 12 de junio hasta el 31 de diciembre de 1915, elaborados por el propio Abraham Cepeda, incluyendo las acciones donde es herido de muerte. El informe se confirma en otros textos aquí utilizados, particularmente en el Informe de la brigada “Victoriano Cepeda” que es transcrita con modificaciones de estilo, en “Corona Fúnebre”. A continuación dicho documento que nos regresa en el tiempo de la narración, sobreponiéndose a partir de junio con las anteriores descripciones. Barragán dice: “Como un tributo a la memoria de tan bravo soldado de la Revolución,
quiero dar a conocer el final de su último parte militar que rindiera el general Don Pablo González, desde su participación en la toma de México, hasta el día en que cayó mortalmente herido. Este hecho encierra una originalidad y pinta de cuerpo entero la calidad y el temple del soldado, que estando para morir no se olvida de sus deberes militares de poner en el conocimiento de su superior su última acción de armas en que perdió la vida. Como ya no pudo firmar, lo hizo en su nombre su hermano el general y doctor don Rafael Cepeda.” “Informe de todos los movimientos y operaciones realizadas por las fuerzas de la Brigada “Victoriano Cepeda” desde el doce de Junio hasta el treinta y uno de Diciembre del año próximo pasado.
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Junio “Encontrándose las fuerzas que están a mis órdenes en San Martín Texmelucan, el día doce de Junio de mil novecientos quince, a las ocho de la mañana recibiendo órdenes superiores, salí con la Caballería de mi Brigada rumbo a la ex capital en unión del C. General Francisco Coss, llevando la vanguardia el 1er. Regimiento que es al mando del Teniente Coronel Guillermo de la Fuente, quien tuvo que librar un pequeño tiroteo en la Hacienda de Ixtafiayuca, Estado de Tlaxcala, pernoctando el grueso de la columna la noche de ese día en el pueblo de Nanacamilpa; al día siguiente, 13, ordené el avance sobre San Antonio Calpulalpam yendo a la vanguardia el Mayor José J. Márquez con el 4º. Regimiento que es a sus órdenes, quien tuvo atacar rudamente dicha plaza por encontrarse allí las fuerzas reaccionarias pertenecientes al llamado General “Arenas” las cuales huyeron a su empuje por la calzada de Texcoco, después de sufrir muchas bajas y dejando en nuestro poder dos prisioneros, y por nuestra parte lamentamos dos heridos entre estos el Capitán J. Elizalde. Habiéndose hecho la persecución hasta dejarlo a gran distancia y completamente derrotado. Por noticias que recibí en la Plaza supe que parte del enemigo a las órdenes del General “Porfirio Bonilla” se encontraba en la Hacienda de San Bartolomé del Monte, por lo que avancé con el resto de la Brigada y acompañado del General en Jefe de la Columna, General Coss, quien dirigió personalmente el ataque. Con las fuerzas de mi Escolta tomé el flanco izquierdo, ordenando que por la derecha atacara el Mayor Crispín Palomo con el 3er. Regimiento que es a su mando, y quedando el centro el propio General Coss con su Escolta y una pieza de tipo ligero, después de una hora de combate quedó la hacienda en nuestro poder dejando el enemigo en el campo como 60 muertos, contándose entre ellos el General “Bonilla” y un Teniente Coronel y en nuestro poder cinco prisioneros, 8 mausser de infantería, 3 carabinas 30-30, 600 cartuchos 7mm, 12 escopetas, 84 Cananas, 8 caballos ensillados, 4 acémilas, 3 botes de pólvora y una Bandera; por nuestra parte tuvimos cinco muertos y cinco heridos, entre éstos últimos el Capitán Juan Martínez. Los días 14 y 15 permanecimos en la susodicha hacienda acampados y en espera de órdenes. El día 16 del mismo Junio obedeciendo órdenes del C. General Coss salí con las fuerzas de mi Brigada a las 8 p.m. con dirección a la ciudad de Texcoco pudiendo llegar a sus inmediaciones como a las cinco de la mañana después de una jornada que duró toda la noche. A la hora citada ordenó el Gral. Coss el ataque a la Plaza y yo a mi vez ordené que mi escolta de Honor al mando del Capitán 1ro. Francisco Flores y guiada por el Mayor Torres Aranda, tomase la vanguardia siguiendo el camino que por el norte entra a esa Población, ya que por otros puntos se dirigían fuerzas con el mismo objeto. En el
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interior de la ciudad se tomó contacto con el enemigo y ordené que el 3er. Regimiento al mando del Mayor Palomo y 4to. Al mando del Mayor Márquez avanzaran por el Poniente para proteger el ala derecha; como la resistencia fue débil y huyendo el enemigo a poco combatir pues solo la vanguardia se había batido haciéndole diez muertos, recogiéndole armas, monturas y caballos, sin tener nada que lamentar por nuestra parte, e hice mi entrada a la 7 a.m. acompañado del Gral. Coss. Los días 17, 18, 19 y 20 permanecieron mis fuerzas acuarteladas hasta el 21 del citado Junio que habiéndose acercado el enemigo en gran número a la Hacienda de Chapingo al Sur de Texcoco para atacar al Destacamento de fuerzas del Gral. Pilar R. Sánchez, tuve que salir con el 1ro, 2do, 3ro y 4to Regimientos y la Escolta para hacer un movimiento de flanqueo por el ala izquierda. Como dicho movimiento se hizo sin que el enemigo se diera cuenta solo ordené que el 1ro y 2do Regimientos y la Escolta tomaran participación pues después de rudísimo tiroteo se dispersó dejando en el campo 28 muertos y algunos heridos, recogiéndoseles armas, caballos y monturas, no teniendo por nuestra parte mas que un muerto y un herido. El día 22 ordené que el Mayor Jesús Maycotte saliera con fuerzas del 1ro, 2do y 4to Regimientos a atacar al enemigo en número de ciento cincuenta que se encontraba posesionado del Cerro que se encuentra frente al pueblo de Nativitas de donde fue desalojado después de ligero tiroteo y haciéndole 15 bajas muchos heridos y recogiéndoles 15 mulas, 11 caballos, 4 Mausser, 7 Escopetas y 300 cartuchos calibre 7 mm. Teniendo por nuestra parte solo un herido. Desde el 23 de Junio al 1ro de Julio permanecieron acuarteladas mis fuerzas por no recibir orden de hacer ningún movimiento.
Julio El día 2 de Julio el Mayor Crispín Palomo con el Regimiento de su mando y el 4to Escuadrón del 1er Regimiento a las órdenes del Capitán 2do Marcial Zamora atacó al enemigo que se encontraba posesionado en la Hacienda de Chamimilopa y Pueblo de Coatepec haciendo que las posesiones que conservaba en su poder fueran ocupadas por los nuestros después de desalojarlos tras reñido tiroteo logrando hacerle muchos muertos, dos prisioneros y recogerle armas, caballos en gran número. El día 3, 4 y 5 permanecimos en la Ciudad de Texcoco hasta el 6 del citado mes en que obedeciendo órdenes superiores salí a las 2 de la mañana con todas las fuerzas de mi Brigada para atacar al enemigo que se hallaba en los Pueblos de Cuatlinchan, Coatepec y la Hacienda de Tepetitlan y tomar el Cerro del lado Oriente logrando desalojarlo de todos estos puntos después de fuertes tiroteos y haciéndole muchos ~ 176 ~
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muertos, heridos y dejando en nuestro poder armas, caballos y monturas, lamentando por nuestra parte tres muertos y cinco heridos. Después de estos combates pernocté con parte de mis fuerzas en San Vicente Chicolapan pues el 1ro y 4to Regimientos ordené permanecieran en las posesiones quitadas al enemigo. El día 7 permanecieron las fuerzas en los mismos puntos, el día 8 fueron atacadas nuestras posesiones en San Vicente Chicolapan por los llamados Generales “Almazán, Everardo González su Hermano y otros varios”; después de encarnizado combate en el que tomó parte el 2do. Regimiento al mando del Coronel José Nuncio el 3ro. Al mando del Mayor Palomo, y parte de mi escolta, fue dispersado y perseguido hasta la Estación de Santa Bárbara vía Cuautla, dejando al campo sembrado de un considerable número de muertos, más de 50 armas, caballos y monturas, lamentando por nuestra parte la muerte del Teniente de mi Estado Mayor Timoteo Castillo, un Cabo y dos soldados y heridos un Capitán 1ro. y dos soldados. El día 9 partiendo de las posesiones que conservaba alrededor de San Vicente y por Amanda del Cuartel general de la 2da. División seguimos nuestra ruta hasta llegar al Pueblo de Ayotla jurisdicción del Pueblo de San Vicente Chicoloapan encontrando en escaso número al enemigo el cual después de ligero empuje por parte de las fuerzas 1ro. y 3er. Regimiento huyó dejando 14 muertos, un prisionero, seis armas, 17 caballos, dos mulas y tres monturas; por nuestra parte no tuvimos ninguna novedad. El Día 10 y partiendo de Ayotla salí con todas mis fuerzas con dirección a Los Reyes punto que había sido tomado el día anterior por fuerzas al mando del Gral. Coss; siguiendo de allí hasta la ciudad de Ixtapalapa de donde el 1er Regimiento continuó hasta Churubusco y puntos intermedios donde se encontraba el enemigo en gran número el cual después de rudos ataques se vio obligado a huir dejando en el campo cien muertos, recogiéndole 19 armas, 11 caballos, 4 monturas, doce mil cartuchos piper y muchos documentos de importancia; por nuestra parte solo tuvimos dos caballos muertos; entre las pérdidas del enemigo anoto la muerte del General Flores Alatorre que quedó en el campo y la prisión del General Brigadier Jefe de las Secciones Sanitarias del Ejército Libertador del Sur llamado “JOSE LUIS VILLELA” quien fue consignado al C. Gral. jefe de la División. El día 11 tomé el mando de la columna por orden del General Coss y orden del mismo para atacar al siguiente día 14 al enemigo en Xochimilco y Tlalpan. A las 4 de la mañana habiendo organizado el plan de ataque ordené que la 5ta Brigada tomara la derecha, las 1ra Brigada la izquierda y yo con la mía el centro, protegida por la Artillería. A las doce de la noche hora en que ordenaba yo la marcha llegó el General Coss tomando el nuevamente el mando de la columna y ordenando que se siguiera el ~ 177 ~
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avance como lo había ordenado yo, encontrándose poca resistencia por parte del enemigo en Tlalpan, pues el grueso de las fuerzas reaccionarias se habían posesionado de las lomas que dominan dicha Plaza. Ya en el interior de la Población salí con el 2do y 4to Regimientos a las órdenes respectivamente del Coronel José Nuncio Mayor Márquez y parte de la quinta Brigada al mando del Mayor Montes de Oca para quitar las posesiones que se encontraban al Sur y en poder de ellos, peleando todo el día y habiendo logrado hacerle considerable número de bajas entre ellas un Mayor, un Teniente y un prisionero y recogiendo armas, caballos y monturas en gran cantidad. Por nuestra parte tuvimos que lamentar solo un muerto y haber salido heridos el Capitán 2do de mi Estado Mayor Evaristo Romero, un Teniente, un Subteniente y un Soldado. El mismo día ordenó el General Coss que el 1ro y 3ro Regimientos recuperaran las lomas que quedan al poniente y habiendo combatido durante todo el día y quedando dichas posesiones en nuestro poder. Al siguiente día recibe orden del propio General Coss de que yo con dos escuadrones del 1er Regimiento al mando del Teniente Coronel Guillermo de la Fuente, el 2º al mando del Coronel J. Nuncio y el 4to al mando del Mayor Márquez y 30 infantes a las órdenes del Coronel Cidronio Méndez, atacara y tomara el Ajusco. Para Cumplir con la orden recibida avancé con las mencionadas fuerzas a las 7 de la mañana y después de combatir hasta las 4. p.m., se tomaron todas las posesiones mencionadas haciendo al enemigo 95 muertos, 32 prisioneros y quedando en nuestro poder 5 locomotoras, 60 carros, plataformas, seis cañones de tipo poderoso en perfecto estado, tres de diferentes calibres, tres de mecha, un carro blindado, dos ametralladoras, gran cantidad de parque para cañón y maquinaria para hacerlo, una imprenta, un carro con aparatos telegráficos e inalámbricos, un carro con medicinas, un carro con instrumentos de música, un carro con provisiones de boca, diez mausser calibre 7 mm., dos monturas, dos caballos y seis automóviles. Por nuestra parte sólo dos soldados heridos. Los días 14, 15 y 16 permanecimos conservando las mismas posesiones, hasta el día 17 que por orden emanada por el General en Jefe del Cuerpo del Ejército y dada por el C. Gral. Francisco Coss se abandonaron las posesiones para retroceder hasta Tlanepantla a donde se llegó el día 18 no combatiendo en los puntos intermedios por no encontrarse el enemigo en ninguno de ellos. Permaneciendo acampadas mis fuerzas hasta el día 20 que ordené avanzaran hasta Zumpango de la Laguna pernoctando en este punto los días 21 y 22 hasta el 23 que arribé a Tecamac y San Miguel Tenopala, permaneciendo allí hasta el 27 en que por disposición del C. Gral. Jefe del Cuerpo de Ejercito de Oriente salí a ocupar el pueblo de Tezontepec para ponerme allí de acuerdo con el c. Gral. Agustín Millán sobre el ~ 178 ~
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plan que deberíamos seguir en el ataque a la Ciudad de Pachuca lugar donde se encontraban posesionadas las fuerzas de los llamados Generales “Rodolfo Fierro, Andrés Pérez, Medinaveitia y otros muchos Jefes” que en número aproximado de doce mil defendían dicha Plaza, dando principio el ataque ese mismo día a las once a.m., hora en que mandé alistar todas las fuerzas de mi Brigada saliendo a las 12 a.m. para cortarle al enemigo la retirada que tenía por el camino de Tula, lo que se verificó con gran éxito, sorprendiendo las avanzadas que tenían en el Cerro de Pitilla y Hacienda de la Concepción, en el Pueblo del Palmar haciéndole en éstos puntos 20 muertos y recogiéndole armas, caballos y monturas. Todos estos movimientos tuvieron lugar a las primeras horas del día 28, avanzando en seguida el 1er Regimiento de mis fuerzas al mando del Mayor Jesús Maycotte, sobre el cerro de la Concepción y yo con el resto de ellas avancé directamente sobre la ciudad, sobre el camino de Tula, dejando protegida la retirada por los Regimientos 2do y 3ro de la 1ra Brigada al mando inmediato del Teniente Coronel Zeferino Farías, habiendo logrado derrotar completamente al enemigo que había pretendido hacerse fuerte en el Patenon y Cerro del Cerezo, haciéndoles 40 muertos, entre ellos un General de apellido Peña y un Coronel que no fue identificado, recogiéndole además armas y caballos ensillados en considerable cantidad. Terminado esto hice mi entrada al interior de la Plaza, ordenando enseguida que dos Escuadrones del 2do Regimiento de mi Brigada al mando del Coronel José Nuncio avanzaran por el camino del Real del Monte, lugar donde se encontraban las fuerzas del Gral. A. Millán, para protegerle su avance en caso que fuese necesario, a esa hora las fuerzas que avanzaran por el centro no se acercaban a la Plaza. Por nuestra parte hemos de lamentar cinco heridos, habiéndose logrado salvar al Capitán 1º. Demetrio Torres y al Teniente Pedro Soto que en avance sobre el Panteón cayeron en manos del enemigo. El día 29 recibí órdenes del C. General en Jefe del Cuerpo de Ejército de Oriente de marchar con las 1ª. y 2ª. Brigadas rumbo a la Ciudad de México llegando el mismo día hasta el Pueblo de Tizayuca donde pernoctamos hasta nueva orden.
Agosto El día 02 de agosto en la noche, recibí orden para marchar a ocupar Santa Clara, recibiendo en este punto telegráficamente orden para avanzar a Tlalnepantla y cortar la vía de Toluca en San Bartolo Naucalpan, habiéndose efectuado este movimiento en la forma siguiente: yo con el tercer Regimiento que llevaba la vanguardia, el primer Regimiento y mi escolta atacarían Tlalnepantla, un escuadrón del segundo Regimiento
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y el mayor J. Márquez con el cuarto Regimiento con orden de atacar Atzcapotzalco y cortar la retirada al enemigo que se encontraba en Tlalnepantla, evitando así que se reconcentrara en México y cuidando el flanco izquierdo, pues la primera brigada cuidaba mi retaguardia, comenzando el ataque a las 7 a.m. y a las 11 quedó la plaza en nuestro poder, dejando el enemigo toda su caballada en considerable cantidad, varios carros con uniformes de tropa y dos carros llenos de monturas. A la vez que los jefes ya citados avanzaban a San Bartolo, yo con el resto de la segunda brigada, ocupaba Tacuba y Popotla llegando a nuestras avanzadas hasta Tlaspana y reconcentrándose más tarde las que habían ocupado San Bartolo, pues el enemigo atacaba nuestra retaguardia en número muchas veces mayor que el total de mis fuerzas, trabándose un combate rudo al fin del cual se replegó dejando en el campo 300 muertos y recogiéndoseles considerable número de pertrechos de guerra. El 4 de agosto avanzó una parte de mi columna hasta llegar al pueblo de Contreras combatiendo en todo el trayecto recorrido desde Naucalpan hasta el susodicho pueblo, donde en magníficas posesiones y en gran número se había hecho fuerte el enemigo. El día 5 con fuerzas de mi brigada que mandé a las órdenes de los mayores José Márquez y Crispín Palomo, para reforzar la columna que había salido el día anterior, derrotando y poniendo en desbandada a las fuerzas reaccionarias que ocupaban dichos lugares, tomando desde luego el pueblo, habiendo dejado cincuenta muertos, tres furgones de ferrocarril y armas en gran cantidad y por nuestra parte lamentamos la muerte de un subteniente, un soldado y cuatro heridos. Durante los días 6, 7, 8, 9 dispuse que el resto de la columna que se encontraba en Tacuba, caminara hasta Tacubaya y el 3o. y 4º. Regimientos que habían salido a reforzar la columna que tomó Contreras y que se encontraba en San Ángel, se prepara para que otro día 10 de agosto se iniciara el avance sobre los pueblos de Santa Fe y Cuajimalpa. A las 10 de la mañana de este día, dio principio el combate a inmediaciones de Santa Fe al que se derrotó y se hizo replegar a los cerros y pueblo de El Contadero, San Mateo, Santa Lucía, Cuajimalpa, La Venta y Acupilco, para atacarlo después en todas sus posiciones, pues la columna iba formada en dos alas, la izquierda formada por el 3º. Y 4º. Regimientos, al mando de los mayores Márquez y Palomo y la derecha el 2º. Regimiento al mando de su jefe coronel José Nuncio, llevando yo a mis inmediatas órdenes el centro con el 1er.Regimiento, al mando del teniente coronel Guillermo de la Fuente, una acción de artillería y veinticinco hombres de infantería. Después de combatir en todos los sectores se le hizo al enemigo abandonar sus posesiones que en número de cuatro mil las ocupaba, terminando el ataque a las 2 de la tarde y siguiendo su persecución hasta las 7 de la noche, hora en que ordené la reconcentración de las fuerzas acampándolas en La Venta, Contadero y Cuajimalpa. ~ 180 ~
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En el ataque y persecución se le hizo, al enemigo 30 muertos, recogiéndole algunas armas de diversos calibres, bombas de mano en gran número, tres granadas para cañón, dieciocho trenes eléctricos y provisiones de boca. Por nuestra parte tuvimos que lamentar la muerte de un sargento primero y diez individuos en tropa. Los días 11,12,13,14,15,16,17,18,19 y 20 estuvieron acampadas todas las fuerzas en los puntos ya mencionados, conservando todas las posesiones quitadas al enemigo. El día 21 de agosto, fuerzas de mi brigada al mando del mayor Jesús Maycotte, atacaron al enemigo que se hallaba posesionado del pueblo de Cuajimalpa, al cual se desalojó después de un empeñoso tiroteo haciéndole muchos muertos y veinte prisioneros que después de juicio sumario fueron fusilados, no teniendo novedad por nuestra parte. El día 22 y 23 se pasó sin ninguna novedad. El 24 del ya citado mes a las 3 p.m. principió el ataque al pueblo de Cuajimalpa por el enemigo que en gran número pretendía hacerse de sus posiciones perdidas, durando hasta las 7 p.m. hora en que se retiró en completa dispersión dejando muchos muertos y pertrechos de guerra. El día 25 se combatió en las cercanías del Monte de las Cruces, por las fuerzas de esta brigada, compuesta del 2º. y 3º. Escuadrón del primer regimiento, el 4º Escuadrón del 4º Regimiento y el 1º. del 3º. protegidos por la artillería que cubría el ala derecha del punto denominado La Venta y derrotándosele y persiguiéndosele tenazmente hasta el puerto de las Cruces, dejando cincuenta muertos, caballos, monturas y parque de 7 mm., y por nuestra parte sólo un soldado herido. El día 26 se le combatió con fuerzas del 1º., 3º., y 4o. Regimientos al mando respectivamente del Teniente Coronel Guillermo de la Fuente, de los capitanes primeros Demetrio Torres y David Jiménez, haciéndole huir otra vez hasta el cerro de las Cruces, dejando seis muertos y muchos pertrechos de guerra, desalojándolo ese mismo día de dicho cerro por la infantería y 4o. escuadrón del quinto regimiento, teniendo que lamentar en esta acción la muerte del teniente Welsen Cuéllar, al cabo Pedro Rodríguez y herido al teniente Genaro Peña y tres individuos de tropa. El día 27 por el rumbo de Cimalpita y con fuerzas del 1er. Escuadrón del primer Regimiento, 2º. y 3º. del cuarto, se le combatió habiéndole hecho al enemigo una baja, varios heridos que se llevaron en su fuga, dejando en nuestro poder una arma y un caballo, por nuestra parte resultó muerto el sargento segundo Francisco Ríos y dos soldados heridos. El día 28 no hubo novedad y el 29 el mayor Jesús Maycotte, atacó al enemigo en el cerro de los Padres, haciéndole treinta bajas y recogiéndole dos maussers y un caballo ensillado, teniendo por nuestra parte tres heridos y dos caballos muertos.
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Septiembre Los días 30 y 31 de agosto y 1º de septiembre, permanecieron nuestras fuerzas en sus mismas posesiones sin tener novedad y el 2 se combatió al enemigo en el Monte de las Cruces y pueblo de Acupilco (probablemente es Copilco, n.r.), tomando parte el 1º y 4º Regimientos de esta brigada, al mando respectivamente del teniente coronel Guillermo de la Fuente y mayor José Márquez, después de un reñido tiroteo se le desalojó, haciéndole numerosas bajas y recogiéndole 20 armas de distintos calibres, caballos, monturas y dos cajas de cápsulas para cañón, lamentando por nuestra parte la muerte del capitán segundo Victoriano de León y un cabo, y heridos el teniente Efrén Torres y 8 individuos de tropa. De orden del C. General Jefe del Cuerpo de Ejército de Oriente, nuestras fuerzas pasaron a cubrir el día 5 de septiembre los pueblos y posesiones del sector de Xochimilco, verificándose este movimiento desde el mencionado día, hasta el día del mismo mes en que fueron atacadas las principales posesiones que conservaba el enemigo al sur de Xochimilco, principiando el ataque a las 9 a.m. pues el enemigo contaba con artillería y gran número de fuerzas, logrando al fin rechazarlo y derrotarlo completamente, persiguiéndolo en su huída, el teniente coronel Federico Cerda con dos escuadrones del 2º Regimiento, al mando de los capitanes 1ros. Juan Martínez y Julián Luna y el mayor Julián Betancourt con dos escuadrones del 5º regimiento, habiéndolo seguido por el camino de Cuernavaca, dándole alcance nuevamente en el pueblo de San Francisco, Tlalnepantla y Piedra Larga, donde sufrió nueva y completa derrota, dejando en nuestro poder un cañón de 75 mm. Sistema “Canet”, en perfecto estado con atalajes y demás accesorios, habiendo terminado el combate a las cinco de la tarde, dejando en el campo 50 muertos, en nuestro poder dos prisioneros y un sargento primero de nuestras tropas que había caído en su poder el día anterior, habiendo salido por nuestra parte dos soldados muertos y un capitán primero, un cabo y dos soldados. Desde el día 11 hasta el 28 de septiembre sólo se registraron ligeros tiroteos; el 29 y 30, el teniente coronel Jesús Maycotte, combatió al enemigo por el lado noreste de Xochimilco así como por todos los demás rumbos, inclusive la sierra de San Mateo, habiendo rechazado y derrotado en todos estos puntos y en todos sus intentos de ataque al enemigo que sufrió duros descalabros, perdiendo bastante gente cada vez que pretendió apropiarse de nuestras posesiones, habiendo llegado el caso de haber atacado una columna del enemigo compuesta de cuatrocientos hombres de caballería y otros tantos de infantería a una avanzada nuestra de infantería, la que resistió el fuego y empuje sin disparar un solo cartucho hasta tenerlos a cien metros, momento en que con descargas cerradas y sin retroceder un solo paso, sembró el pánico entre los atacantes, quienes huyeron en
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precipitada fuga, dejando muchos muertos y pertrechos, lamentando por nuestra parte la muerte del capitán Máximo Navarrete y cuatro individuos de tropa.
Octubre A partir del primero de octubre hasta el 11 del mismo, sólo se combatió el último día por fuerzas del 1º y 4º Regimientos en los puntos denominados San Bartolo, San Pablo, San Pedro, Milpa Alta y San Lorenzo, haciéndole al enemigo varias bajas y desalojándolo de sus posiciones, teniendo por nuestra parte varios muertos y cuatro heridos. El día 12 permanecieron las fuerzas acampadas en todas sus posesiones y el 13 se le atacó en el punto denominado San Gregorio por fuerzas del 1º regimiento y 4º, dispersándolo en unas cuantas horas, dejando muchos muertos, caballos, monturas y por nuestra parte varios heridos, entre éstos, el mayor David Jiménez. El día 14 no hubo novedad. El día 15 del ya citado octubre, se combatió al enemigo en San Francisco y Topilejo por las fuerzas de la Brigada a mi mando, a las órdenes del C. teniente coronel Jesús Maycotte, el que después de un nutrido tiroteo se desalojó de los puntos antes mencionados, tomándole como posesión de importancia el cerro más alto que se encuentra al sur de San Francisco, tomando en seguida el pueblo de San Salvador, donde se le sorprendió haciéndole muchas bajas y recogiéndole cincuenta mulas, caballos y doce cabezas de ganado vacuno, no teniendo por nuestra parte nada que lamentar.
Noviembre El día 16 de octubre hasta 13 de noviembre, se verificaron movimientos y combates de poca importancia, siendo el mayor el que tuvo lugar el último día, en que el enemigo en considerable número atacó todas las posiciones que conservaban nuestras fuerzas en el sector de Xochimilco, siendo derrotado y dispersado después de 5 horas de combate, haciéndole un regular número de bajas, lamentando por nuestra parte la muerte de un teniente, un sargento 2º, dos soldados y dieciséis heridos. Los días 14, 15 y 16, permanecieron nuestras fuerzas en sus mismas posiciones y el 17 del ya citado noviembre a las 11 de la noche fueron atacadas por los reaccionarios en numero de 3,000, a mayor parte de las posesiones, rechazándolo y dispersándolo con muchas bajas, por nuestra parte tuvimos que lamentar un teniente y un soldado muertos. El día 18 de combatió en San Gregorio, lugar encomendado al coronel Domínguez, atacando el enemigo a las 2 de la mañana habiendo cesado el fuego a las 4 p.m., hora en que ordené su reconcentraran a las posesiones del Este punto que comprendía el pueblo de San Bartolo, donde se encontraba el teniente coronel José Márquez con el ~ 183 ~
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cuarto regimiento de mi brigada, que es a sus órdenes. El enemigo atacó comenzando a las 10 de la noche hasta las tres de la mañana del día 19, hora en que se retiró sufriendo muchísimas bajas, lamentando por nuestra parte la muerte de un teniente, dos subtenientes, doce individuos de tropa y heridos un capitán primero y ocho soldados; por el lado sureste, sobre la calzada de Cuernavaca, en el pueblo de Topilejo, encomendada su defensa al teniente coronel Federico Cerda por el 2º y 5º Regimientos, éste último a las órdenes del teniente coronel Sebastián S. Sánchez, atacó al enemigo que se encontraba posesionado en gran número, del depósito de agua, habiendo podido derrotarlo y dispersarlo, persiguiéndolo hasta la estación de Parres, haciéndole veinte prisioneros, muchas bajas, recogiéndole 20 armas en perfecto estado, 20 caballos con sus respectivas monturas, un fusil Rexer en perfecto estado y documentos de singular importancia; por nuestra parte no tuvimos pérdidas de consideración. El mismo día 19 habiendo salido las fuerzas del 2º y 5º Regimientos, al mando del mayor Enrique Casas para hacer un recorrido por el lago sur del cerro cercano a Topilejo, se puso en contacto en las primeras horas de la mañana con el 1º, 3º, y 4º Regimientos de la propia Brigada de mi mando, al mando respectivamente de los mayores Crescencio Cerecero, Crispín Palomo y el teniente coronel José J. Márquez, que se encontraba todos ellos operando en las cercanías de los pueblos de San Bartolo, San Pablo, San Pedro y Milpa Alta, de los cuales se encontraba posesionado el enemigo; incorporadas ya las fuerzas se procedió a hacer un movimiento envolvente que dio un magnifico resultado, pues el enemigo después de un combate que duró varias horas huyó de todos los lugares que tenía en su poder, dejando en el campo 60 muertos y en nuestro poder 8 prisioneros, armas, caballos y monturas; por nuestra parte lamentamos la muerte de cuatro soldados y siete heridos.
Diciembre Durante los días 20 al 30 de noviembre y del 1º al 28 de diciembre, sólo se registraron ligeros tiroteos, aunque en distintas partes del sector; el día 29 del mismo mes de diciembre, a las 9 de la noche, el enemigo, en crecido número, atacó simultáneamente los pueblos de San Gregorio, Santa Cruz, Santa Lucía, desalojando nuestras fuerzas y obligándolas a reconcentrarse en Xochimilco; pero a la madrugada del siguiente día y al tener conocimiento de que los zapatistas nos habían quitado esos puntos, salí con las fuerzas que se habían reconcentrado y con ellas avancé sobre San Gregorio, pueblo que recuperé después de fuerte combate; allí dejé cincuenta hombres custodiando el cañón que llevaba y mandé doscientos hombres sobre el cerro que está a la derecha de dicho pueblo, en tanto que con otros veinticinco seguí el avance sobre el pueblo de ~ 184 ~
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San Luis, del cual también desalojé al enemigo, siendo frente a este lugar donde caí herido de gravedad por las traidoras balas de los zapatistas que estaban emboscados en las chinampas del mismo pueblo…” “En el nombre del general de brigada Abraham Cepeda, que murió el día 31 de diciembre a consecuencia de la herida que recibió en el combate del día anterior, tengo el honor de firmar por él, este parte militar que dejó escrito en su cuartel general. “Constitución y reformas.- Tacubaya, D.F. Enero 9 de 1916. Doctor y general Rafael Cepeda”. Y así, combatiendo siempre al lado de sus soldados, que tanto le querían, el día 30 de diciembre de 1915, cayó mortalmente herido en las cercanías de Xochimilco y al día siguiente dejó de existir este valiente soldado de la Revolución. Todavía unos días antes envía su último telegrama a don Venustiano Carranza con motivo de una conmemoración:
De Tacubaya a Querétaro 12 de diciembre de 1915. Señor Venustiano Carranza Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. El General Abraham Cepeda, los Jefes y Oficiales e individuos de tropa de su Brigada reúnen sus votos en este día para que el Arquitecto del Universo que dirige los destinos, conserve al hombre que con mano firme e inquebrantable resignación enarboló el estandarte de la justicia para el pueblo y por su pueblo.
Gral. Abraham Cepeda. Detalles de la última acción.
Posteriormente, a propósito de la recolección de información ordenada en 1934-35 por su hijo Ignacio Cepeda Dávila, para editar el libro, inconcluso, la “Corona Fúnebre”, se agregó la siguiente narración sobre el momento en que cae herido Abraham Cepeda, según se describió antes: “….siendo inmediatamente recogido por
el Teniente de su Escolta, Luis Renterias, para montarlo mientras el Capitán 1º Cleofas López, falto de una pierna, en unión del Mayor Crescencio Cerecero que llegó en esos momentos le hacían frente al enemigo. “Desde allí fue montado hasta las Trincheras ya en estado de gravedad y de ese punto fue colocado en su automóvil hasta la Ciudad de México por varios oficiales donde al ~ 185 ~
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día siguiente, 31 de diciembre, falleció a las 1.45 P.M. en completo estado de serenidad, llevando en sus labios la sonrisa del triunfo y del cumplimiento de su deber.” “Así murió el valiente soldado que supo luchar, esa fue la carrera del valiente de quien recogimos estos pequeños datos que quedan asentados como galardón de su carrera llevándose entre su estas palabras del gran Altamirano.” “Madre naturaleza ya no hay flores Por donde mi paso vacilante avanza, Vine a ti, sin temores ni esperanza Y vuelvo a ti sin esperanza y sin temor”. Llegó el mes de las nieves con sus escarchas frías, desgarrando los nidos y arrancando los arbustos que en tiempos primaverales fueron el recinto donde levantaron sus coros los Alados… y se fue diciembre dejando en nuestros corazones el frío penetrante dejando grabado en nuestra alma 31 DE DICIEMBRE DE 1915, fecha triste e inolvidable en que dejó de existir el valiente y humilde hijo de la Villa de Arteaga. Sí; este mes nos trae un recuerdo los que el día 30 del mismo mes del año pasado, vimos caer herido por traidora bala al glorioso soldado que en el pueblo de San Luis combatía a los ignaros émulos de Zapata, al cumplido General Abraham Cepeda, defendiendo la causa de la legalidad. Descanse en paz, duerme tranquilo en el amoroso regazo de la Madre Patria, que mientras evocamos tu recuerdo para venerarlo, el invierno con sus halitos fríos y sus escarchas eternales llegará cada año a escribir con blancos copos de nieve sobre tu sepulcro esta frase: “LOOR ETERNO AL HIJO DE LA VILLA DE ARTEAGA QUE SUPO DAR SU VIDA EN DEFENSA DE LAS LIBERTADES DE SU PUEBLO”. Por otra parte, Pablo González Miller, en los reportes de campañas y acciones de guerra (El Centinela del Constitucionalismo) cita, junto con otras, la misión encomendada a Abraham Cepeda cuando fue herido: “del 27 al 31 de diciembre de
1915, el Comandante en Jefe del Cuerpo de Ejército de Oriente, movía la 14ª Brigada (4ª División) al mando del coronel Sidronio Méndez desde su línea de posición sobre el ferrocarril de Monte Alto, (Tlalnepantla, dia 27), con misión de apoyar el movimiento para la recuperación de Atlixco, (Puebla día 31); y victima de su celo,~ 186 ~
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después de rechazar a los surianos del meridion de Xochimilco (días 29 y 30)- perece el general Abraham Cepeda, Jefe de la 2ª Brigada de la 2ª División el día 31.” Es todo lo que se menciona en dichos reportes. En la Historia del Ejército Constitucionalista, de Barragán, aparece el siguiente texto, en relación del deceso del Gral. Cepeda que diversifica y complementa los anteriores:
“Muere en Batalla el General Abraham Cepeda” “El día 31 de diciembre murió el ameritado y valiente luchador maderista, general Abraham Cepeda, hermano del doctor y general don Rafael Cepeda, a consecuencia de una grave herida que recibió en un combate librado el día 30 del mismo mes, contra fuerzas zapatistas de Valentín Reyes y Everardo González en una zona del Distrito Federal denominada San Luis, cercana a San Gregorio. El cadáver fue enviado a Saltillo para ser allí sepultado. A su paso por Querétaro en la noche del día 3 de enero fui a la estación del ferrocarril en representación del Primer Jefe a presentarle sus condolencias al doctor Cepeda, que acompañaba el cadáver. El general Abraham Cepeda, como hemos visto durante el curso de nuestra obra, fue uno de los más destacados soldados de la Revolución. Se alistó en las filas del movimiento maderista, a las órdenes directas de su hermano el general y doctor Cepeda, durante la Revolución de 1910; después perteneció a las fuerzas del general Coss y con él hizo el avance desde el estado de Coahuila hasta Puebla. Tomó una participación muy destacada en toda la larga y sangrienta campaña contra los zapatistas hasta la toma de la capital de la República. Era un auténtico y honrado revolucionario de temperamento serio y reposado, siendo el lugarteniente del general Coss.” Estas narraciones son completadas por el testimonio del hijo (Matías Saucedo Solache) del Teniente Sebastián Saucedo Sánchez (foto nº 40), que fue maestro de primaria, compañero de armas del general Abraham Cepeda. Recuerda oír comentar a su padre que después de herido éste último lo trasladan al hospital y que un grupo de constitucionalistas próximos al general Cepeda, entre ellos su padre, estuvieron al pendiente en el Sanatorio del Dr. Gabriel Malda en Av. Chapultepec de la ciudad de México. Y que el doctor les dijo que la herida era en el abdomen y que sin precisar
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n mero de balazos, informó que el cuerpo tenía 12 perforaciones internas, en los intestinos; que de lograr cerrar 8 podían salvar la vida del General, lo que no pudieron hacer por lo que al día siguiente muere el valiente soldado. También Matías Saucedo recuerda decir a su padre que el General Cepeda hablaba de proyecto políticos para después de la lucha armada; y que la muerte causó mucho pesar entre jefes y tropa del Ejército de Oriente, particularmente en el general Francisco Coss y los miembros de la Brigada Victoriano Cepeda. Los escritos de la oración fúnebre y el resto sobre homenajes, así lo evidencian.
Funerales del General Abraham Cepeda en LA Ciudad de México.
En los borradores de la “Corona Fúnebre”, Alvaro C. Vidrancos hace la crónica de los funerales en la capital: “El 31 Diciembre de 1915, después de haber dado óbito a
la Madre Naturaleza por la dolorosa operación de la herida que recibió en San Luisito punto del sector a su mando en Xochimilco a la 1.45 P.M. en el Sanatorio del Dr. Gabriel Malda situado en la Avenida de Chapultepec, fue trasladado su cadáver del ameritado general de brigada Jefe de la Caballería de la 2ª. División del Oriente a las 8.30 P.M. en elegante carroza fúnebre su féretro al Cuartel General del Cuerpo de Ejército de Oriente en donde se le tributaron los honores que correspondían a su grado y méritos, sirviéndole de capilla ardiente uno de los departamentos de dicho cuartel. Acompañaron al ataúd en dicha trayectoria un piquete de soldados de su Brigada “Victoriano Cepeda” hasta depositar su caja que fue bajada en hombros de cuatro miembros del ejército de alta graduación en presencia del C. General Francisco Cosio Robelo. Durante esa noche se formaron las guardias de honor por los Jefes y Oficiales del Cuartel General de Cuerpo de Ejército de Oriente, así como las de su Brigada y Brigadas de guarnición en la Ciudad, mientras los restos del desaparecido según la voluntad de sus deudos, marchando éstos por el Ferrocarril Nacional, para que su cadáver durmiera en sueño perdurable de descanso en la tierra donde vio la luz primera el pundonoroso y valiente General Constitucionalista.
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Los periódicos de la capital del país y de Saltillo se ocuparon de la muerte de Abraham cepeda, así como de de los funerales y actos de reconocimiento. El lunes 3 de enero de 1916, el periódico “El Pueblo” de la ciudad de México (foto nº 51), después de los encabezados expresa en la nota respectiva: “Como lo anunciamos
en nuestra edición anterior, ayer, poco después del mediodía y en tren especial, competentemente escoltado, salieron para Saltillo, por la estación colonia, los restos del general de Brigada Abraham Cepeda, que van a ser inhumados en aquella ciudad. El cortejo. A las diez y quince minutos de la mañana fue sacado el cadáver de la capilla ardiente, erigida en las oficinas del Cuartel general del cuerpo de Ejército de Oriente, llevado en hombros por los señores Coronel Flores Dávila, teniente coronel Echegaray, Mayor Evaristo Romero y Crescencio Tibre, el Teniente José de Jesús Márquez y otro oficial, cuyo nombre escapa a nuestra memoria. El elegante féretro fue colocado en una carroza de primera de los Ferrocarriles Eléctricos del Distrito, y, en torno del ataúd, se agruparon gran numero de ofrendas florales, colocándose a los flancos los Jefes y Oficiales del último turno de la guardia de honor. A bordo del mismo carro tomaron asiento los señores Generales Rafael Cepeda, Ignacio L. Pesqueira, Alfredo Rodríguez, Silvino M. García, Ángel Pandal y otros jefes Militares, así como algunos familiares del extinto. Brigada Mixta. Apoyando la vanguardia, en la esquina Suroeste de la alameda, se situó a hora conveniente la Brigada Mixta, encargada de tributarle los honores militares al General Cepeda. Dicha Brigada estuvo formada por los siguientes elementos: Primer Batallón de la Brigada Ramos Arizpe, con bandera y música; escolta del general Teodoro Elizondo; segundo Batallón de Zapadores; primer batallón de la Brigada 13; quinto Batallón “Supremos Poderes”; primer Regimiento de la Brigada 13; Escolta del general Cosío Robelo; primer Batallón de Zapadores; y primer Regimiento de Artillería compuesto de tres baterías. Las bandas de dichas fuerzas batieron llamada de honor, al ser puesto el ataúd en la carroza, mientras las tropas presentaban armas. El desfile en la estación. Tras la carroza fúnebre, que caminaba lentamente, iba el caballo que usó el extinto: un hermoso animal de gran alzada, que era llevado de la brida por un asistente. En seguida marchaban algunos oficiales del Estado Mayor del desaparecido, llevando coronas, y después seguía la Brigada Mixta, batiendo marchas. Una numerosa muchedumbre seguía por las aceras, la carroza y gran número de oficiales y Jefes francos de la guarnición. ~ 189 ~
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El cortejo desfiló por las calles de Revillagigedo, Victoria, Avenida Morelos, Avenida Bucareli, calles de Lucerna, Paseo de la Reforma y calles de Ramón Guzmán, haciendo alto la carroza para que se adelantaran las tropas para formar valla en e Patio de la Estación Colonia, e hicieran los honores de ordenanza. El embarque del féretro. A las once en punto fue descendiendo el féretro , en hombros de los señores generales Francisco de P. Mariel, Silvino M. García, Amado Azuara y Fortunato Zuazua, en tanto que las tropas presentaban armas y las bandas batían nuevamente “llamada de honor”. Antes de ser embarcado el ataúd, el General Silvino M. García leyó una sentida oda fúnebre, que publicamos despidiendo al abnegado compañero de armas y de luchas. Seguidamente el cadáver fue colocado en una nueva caja de madera, forrada de zinc, embarcándose en un carro de primera del tren especial dispuesto con anterioridad. El general y Doctor Rafael Cepeda , sus familiares y algunos Jefes y Oficiales del estado Mayor y escolta del extinto, ocuparon el carro dormitorio “Maltrata” que precedía al coche de primera y en el cual harán el viaje hasta Saltillo, en donde deben llegar esta noche. Cerca de la una de la tarde se disolvió el cortejo, retirándose la Brigada, cuyos elementos regresaron a sus respectivos cuarteles.” El General Pablo González envía de la ciudad de México, el 3 de enero de 1916, la siguiente carta de condolencias al Dr Rafael Cepeda: “ Muy estimado amigo: Estas
l neas llevarán a usted la expresión de mi sentimiento más hondo por la desaparición del querido compañero, el General Abraham Cepeda, digno hermano de Ud. que cayó como hombre bueno, cumpliendo sus altos deberes para con la Patria; comparto con Ud. tan legítima pena; pero a la ves, conservaré con orgullo y con cariño su recuerdo. Soy de Ud. Afmo. Amigo, correligionario y S. Por otro lado, al llegar a su destino, el Periódico La Reforma, del 6 de enero, editado en Saltillo, se tomó la siguiente composición literaria leída ante el cadáver del ciudadano General Abraham Cepeda a su salida de la estación Colonia en la ciudad de México para Saltillo y la Villa de Arteaga:
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Protesta Santa. Negros crespones cubren mi lira es que la trágica, la parca impía ha dado un golpe férreo en mi espíritu… negros crespones cubren mi ira…
Las almas todas junto a este féretro sienten el duelo acervo que mata, y en lo más íntimo de sus quereres claman venganza…protesta santa. Como soldados de la República, vamos en busca de libertades, y por hallarlas ha muerto un héroe hijo querido de nuestra Patria. No solo llora en estos instantes la Virgen pálida, la triste Anáhuac, llora Coahuila, lloran sus montes, lloran sus selvas, lloran sus aguas… Lloran los vientos, lloran los valles, los arroyuelos y las montañas; lloran las almas de los soldados y todos juran muerte y venganza. Negros crespones cubren mi lira dentro del pecho se oprime el alma es que no escucho de nuestros labios el juramento de la venganza… Ya estoy tranquilo…ya he columbrado como un relámpago en las miras de mis hermanos, junto al cadáver el juramento de la venganza…
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Abraham Cepeda, querido hermano, En esta lucha de libertarios, Nos has llevado la delantera; Más, eres ya de los inmortales.
Velación, traslado y exequias en Arteaga. Crónicas de periódicos.
El periódico La Reforma, editado en Saltillo, el 6 de enero de 1916, cuando publica la noticia dice:
“Hoy será Inhumado en Arteaga el cadáver del General Don Abraham Cepeda. La guarnición de Saltillo rindió al extinto los honores de ordenanza. A las cinco de a tarde del día de anteayer, llegó a esta ciudad el convoy que condujo los restos del General de Brigada Abraham Cepeda. Los generales Francisco Coss, Luis Gutiérrez y Huerta Vargas que, previamente habían ordenado que hicieran el ilustre desaparecido los honores que conforme a la Ordenanza le corresponden, se hallaban en la estación del Ferrocarril Nacional, en tanto que a través de a ciudad se había tendido doble valla de honor, formada por tropas pertenecientes a la guarnición y a la 2ª División del Ejército de Oriente. En los momentos en que el convoy se detenía en la estación, las bandas tocaron marcha de honor hasta que el ataúd fue colocado sobre la plataforma levantada ex profeso y entonces se pronunciaron dos oraciones fúnebres, una en nombre del General en Jefe de la División y otra en representación del Gobierno y ayuntamientos locales. Presentes además de todos los Jefes militares que se encuentran en esta ciudad, las autoridades civiles, entre los cuales vimos al Presidente Municipal y al Oficial Mayor del Gobierno, encargado de la Secretaría Oficial, se procedió al desfile en que tomaron parte también las comisiones que vinieron de México acompañando el cadáver. La columna militar que hizo los honores, estuvo al mando del Coronel Víctor Flores Dávila, Jefe del estado Mayor de la 2ª División del Cuerpo de Ejército de Oriente. Por acuerdo del Dr. Rafael Cepeda, hermano del desaparecido, el cadáver de este fue conducido a la casa que en la calle de Juárez habita la familia. Durante la noche fue velado por turnos de guardia a cargo de los subordinados y compañeros del general Cepeda y ayer miércoles a las tres de la tarde fue trasladado al Cuarte general de la 2ª División del Cuerpo de Ejército de Orienten en el Hotel
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Tomasichi, permaneciendo allí toda la noche con los debidos honores. Hoy será llevado a la villa de Arteaga donde recibirá sepultura.” El mismo periódico La Reforma, en primera página, también incluye un recuadro grande, adornado con una viñeta de pagina completa, en donde narra que “… de cara
al enemigo, como caen los héroes…” ha muerto el general Abraham Cepeda por lo que el Constitucionalismo esta de luto; después de venerar la memoria de “… ese
hombre que por amor a los oprimidos lo sacrifico todo, hasta la vida misma.” Describe los datos biográficos, sus virtudes y sus combates contra la antidemocracia porfirista, la usurpación de Huerta y las campañas de Puebla, Pachuca y ciudad de México y sus alrededores. Termina el recuadro, que se reproduce en la foto nº 53 con la orden del General en Jefe para que la 2ª División “…guardara luto por ser en efecto una
sensible pérdida para el Ejército Constitucionalista y para la Patria”. El historiador J L Valdés al abordar este episodio, dice: “El Primer Jefe, que tanto lo
estimaba, ordenó que su cadáver fuera trasladado a la Villa de Arteaga, Coahuila, su tierra natal, con todos los honores debidos. En la mañana del cinco de Enero de 1916, sus restos llegaron a dicha Villa, instalándose la capilla ardiente en el local de la antigua Escuela de niñas, en donde ahora se encuentra ubicado el Jardín de los niños de ésta Villa. En acto solemnísimo hicieron uso de la palabra los representantes del Primer Jefe y del Gobernador del Estado. Después hablaron el General Coss, El Teniente Coronel José Márquez y los Mayores Mariano de Urdanivia y José de la Luz Valdés. A las cinco de la tarde fue trasladado el cadáver al panteón de la Villa constituyendo su entierro la más grande demostración de duelo registrada en Arteaga, habiendo presidido el cortejo fúnebre el General Francisco Coss y el niño Ignacio Cepeda Dávila, hijo del desaparecido.” Valdés después de narrar hechos aquí descritos remata diciendo que “En su vida
revolucionaria tuvo gestos de verdadero desinterés y de supremo patriotismo....El representaba la cordura, el compañerismo, el valor, la honradez y la disciplina en la División en que militaba, gozando de las simpatías y el respeto de todos sus hombres….Su muerte, en la plenitud de la vida, a los treinta y seis años, llenó de luto al Ejército Constitucionalista.” El relato continua: “Y cuando los restos mortales del General Abraham Cepeda bajaron a la tumba de sus mayores, se escuchó un toque de silencio, que se extendió ~ 193 ~
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por el valle como un grito de angustia y todo el pueblo allí reunido lloró callada y silenciosamente, pues una gran tristeza había caído sobre todos.” “El día que se escriba la biografía de este soldado de la libertad, nuestro pueblo podrá darse cuenta de que Abraham Cepeda fue un hombre de vida ejemplar, un revolucionario sin tacha, que supo darlo todo, hasta su vida, por la redención de los humildes.” Por su parte, Neftalí Dávila, escribió un Editorial en “El Diario” el 22 de julio de 1997, y como testigo del funeral narra:”Una carroza tirada por caballos conducía el cuerpo;
un caballo obscuro de gran alzada, sobriamente enjaezado y sin jinete, caminaba tras la carroza; y presidiendo el gran cortejo iba un niño de 10 años sobre un caballito blanco. Junto al sepulcro un clarín tocó larga y tristemente, Nacho montó en su caballito tordillo y se alejó a galope tendido escuchando que el clarín seguía tocando silencio. Días después y años después, durante su adolescencia, la educación de Nacho Cepeda atrajo la atención de los compañeros de armas de su padre y sus parientes más cercanos le tributaban respeto; unos y otros se dieron a la tarea de exaltar la memoria del general Abraham Cepeda y Nacho creció y maduró con la obsesión de ser digno siempre de su ilustre padre: ser siempre valeroso, altivo, y luchador.” El dolor, la honestidad y la honra fueron parte de toda su vida y hasta de su muerte. El general Coss escoltó a su leal y valeroso compañero hasta su última morada, pronunciando esta sentida oración:
“Tu que hoy reposas en la cuna eterna y vives en el corazón de cada mexicano duerme feliz, que si tu cuerpo he dejado de existir, tu nombre vive siempre con nosotros. “Compañero Cepeda: “Allí está tu cuerpo y en mi corazón tu nombre; allí está tu cuerpo que más tarde irá a quedar bajo la sombra de esta tumba fría, de esa tumba que será siempre una gloria y un orgullo para la heroica Villa de Arteaga. “Compañero Cepeda: “Yo partiré pronto rumbo al sur, al frente de mis tropas; iré a vengar la sangre que derramaste por tu patria, a vengar la sangre de un compañero como tú y de otros patriotas que sucumbieron en las trincheras del combate por las traidoras balas de Emiliano Zapata; sí, compañero Cepeda, a eso iré. “Y entre tanto, duerme en la eternidad, que tus compañeros vengarán tu sangre”.
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Sepelio del Gral. Don Abraham Cepeda en Arteaga
El 06 de enero de 1916, fueron trasladados los restos del valiente general Abraham Cepeda, muerto en cumplimiento de su deber, combatiendo a las hordas del Atila suriano, de esta Ciudad a la Villa de Arteaga, tierra natal del extinto revolucionario. La noche anterior fue velado su cadáver en el Cuartel General de la 2ª. División de Oriente (en la ciudad de México), que es a las órdenes del aguerrido General Francisco Coss, convertido en efecto en Capilla ardiente. A las 9 de la mañana del día 06 partió el cortejo fúnebre de esta ciudad rumbo a la Villa de Arteaga.
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Orden del desfile militar y civil 1º Vanguardia. Escolta General Abraham Cepeda, con banderas de trompetas. 2º Féretro. 3º General de División Francisco Coss y Estado Mayor rodeando la carroza. 4º Estado Mayor general Abraham Cepeda y jefes y oficiales representantes de corporaciones militares de México. 5º Grupo de Oficiales conduciendo coronas. 6º Banda de música. 7º Columna de infantería en dos filas abriendo valla. 8º Columna de Caballería en dos filas abriendo valla. 9º Desfile de coches y automóviles. Ruta que siguió el cortejo. En medio de una valla de honor partió el cortejo, tomando por las calles de Victoria, dando vuelta a la izquierda por la de Allende, para tomar después a la derecha por las calles de Múzquiz, para tomar el camino que conduce a la Villa de Arteaga. A los costados de la carroza y presidiendo el duelo iban los generales Coss y Huerta Vargas, acompañados del Coronel Zeferino Recio y otros valientes Jefes constitucionalistas. Elemento civil que acompañó al cadáver. Entre las innumerables personas que formaban el cortejo, pudimos anotar a los siguientes: Severino Rodríguez. Juan M. García, Rubén Moreira, Luís Cedillo, Manuel de León Arratia, (nuestro reportero especial); Francisco Fuentes, Ignacio Herrera, Maurilio Escobedo, Melesio Cortés, Guillermo Ochoa, Jesús Narro Escobedo, Guillermo L. Barajas, Daniel Garza, Irineo Garza González, Espiridión Vélez, Pedro Vargas, Ramón
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García, Salvador Junco González, Fernando Rodríguez, A. de la O. S. de la Cruz, Manuel Cepeda Medrano y otros muchos distinguidos personajes.
Manifestaciones de condolencia en el trayecto. Al pasar el cortejo por los ranchos de “Las Varas”, “Las Galeras”, “El Saucillo”, y “Los Cerritos”, se vieron las fachadas de las casas adornadas con listones de luto, reflejándose en los semblantes de los vecinos la pena que los embargaba por tan doloroso acontecimiento, pues el extinto era universalmente querido en todas estas rancherías. Llega el cadáver a la Villa de Arteaga. A las dos de la tarde del día 6 llegó el cortejo fúnebre a la Villa de Arteaga, última morada del invicto desaparecido, hijo de Coahuila. Todo el pueblo se encontraba de luto, y las fachadas de las casas ostentaban moños y listones negros enseñando duelo. En medio de un profundo silencio, símbolo de veneración y respeto a la memoria del finado general Abraham Cepeda, llegó el cortejo acompañado de una inmensa muchedumbre hasta el Palacio Municipal, improvisada en cámara ardiente y adornada con negros crespones, hermosas alegorías de luto, lienzos tricolores y banderas. Honores póstumos tributados al extinto. Después de un pequeño refrigerio, la numerosa concurrencia que formaba el cortejo fúnebre regresó al Palacio Municipal donde se había estado velando y dando guardia a los restos, pronunciando sentidas oraciones fúnebres las siguientes personas, Juan Manuel García, Rubén Moreira, Manuel Cepeda Medrano y algunos oficiales del Estado Mayor
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del General Coss nombrados al efecto como oradores. La banda de música ejecutó una sentimental obertura y una marcha fúnebre. Otras manifestaciones de condolencia. Los masones de Saltillo unidos con la Sociedad Masónica “Excélsior” de Arteaga tributaron sus manifestaciones de condolencia al valiente desaparecido, por medio de ceremonias ajustadas al ritual de dichas congregaciones. Durante el tiempo que permaneció el cadáver en el Palacio Municipal, estuvo visitado constantemente por todas las clases sociales, que con los ojos arrasados en lágrimas, lloraban la ausencia del General Cepeda cual si hubiesen perdido algún miembro de sus familiares, pues tal era el cariño que sentía el pueblo de Arteaga por su predilecto coterráneo. El cortejo fúnebre rumbo al panteón. Poco después de las dos de la tarde salió el cortejo rumbo al panteón, el cual se encontraba engalanado con arcos de luto y multitud de banderas tricolores. Los concurrentes marcharon a pie llevando el féretro en hombros cuatro individuos de la clase del pueblo. Las bandas de trompetas rasgaban el aire con sus bélicos acentos y una guarnición militar les hacia los honores de ordenanza. Despedida a los restos al pie de la fosa. Una vez en el panteón al borde del sepulcro y en medio de un santo recogimiento, diéronle eterna despedida al ameritado General Abraham Cepeda, los señores: Teniente Coronel Manuel Díaz Echegaray y Teniente Teodoro Montiel, hablando después el General Flores. Oración fúnebre en la tumba del General Abraham Cepeda. Pronunciada por el Subteniente de E.M. Teodoro Montiel el día de su inhumación en la Villa de Arteaga. ~ 202 ~
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Señores: No es hoy la alegre comitiva que hace tres meses viniera risueña y contenta con los brazos abiertos para estrechar a los seres queridos que se quedaron aguardando la vuelta de los valientes luchadores, que, dejándolo todo habían marchado a la guerra para pelear heroicamente en defensa de los intereses perdidos, por la opresión despótico e inicuo. Hoy no escucho los vítores y exclamaciones de entusiasmo con que recibiere el pueblo saltillense a los aguerridos soldados para prodigarles las manifestaciones de su aprecio y gratitud. No señores, hoy es el cortejo fúnebre que con el corazón transido de dolor y con ojos húmedos por el llanto, viene acompañando hasta la última morada a nuestro nunca bien llorado General, que víctima del cumplimiento del deber murió luchando como un valiente y que en sucesivo como astro de primera magnitud brillará en el cielo de nuestra historia. ¡Cómo quisiera tener la facilidad de los grandes oradores, poseer su enloquecida y todos aquellas dotes de las que yo carezco! : Para hacer un panegírico de este gran patriota, haciendo resaltar sus méritos, aunque todo elogio que pudiera hacer de ellas resultarían pálidos por no poder hacerlos brillar tales como fueron. Por otro lado, si yo callara no manifestaría mi gratitud hacia quien para mí, con orgullo lo digo, fue un padre cariñosísimo quien me prodigó todo cuanto pudo dar a los suyos. ¡Oh mi General era un gran corazón! Cada uno de sus méritos y virtudes hablan muy alto de su personalidad, quien lo trató de cerca convencido estará de cuanto digo, sin que se crea por esto que la pasión me domine, el expresarme así. Socio psicológicamente hablando era sencillez tal, que jamás en su alma anidaron ambiciones de ninguna especie. Su carácter tan particular en el le hacía aparecer retraído y hasta huraño; pero en su alma, existía la bondad en alto grado. Escuchaba en silencio a todos aquellos que llegaban para consultarle, y con la prudencia que el caso requería resolvía los problemas difíciles con harto tino, demostrando por lo tanto sensatez y juicio, hora para resolver un plan de campaña que era su mayor deleite; hora para organizar un ataque, o bien para discutir una estrategia. Su firmeza broncínea fue de aquellas que nada les hace cambiar. Que lo digan si no los primeros que lo acompañaron en su vida militar. Apenas se inicia la revolución que desconoce a un gobierno al mando de la traición y del asesinato, empuña las armas y con los caudillos de la actual revolución, milita a su lado sin cambiar de ideas aún cuando muchos defeccionaron desconociendo a nuestro Primer Jefe. En la llamada Convención él incólume como todos los revolucionarios de convicción se sostuvo firme al lado del ciudadano Primer Jefe, conquistándose la confianza de los principales jefes, pudiendo por este medio llegar a la altura de los grandes. Su vida fue ~ 203 ~
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una interminable lucha, por eso es que si quisiera hacer hincapié detallando por menores haría interminable mi discurso. ¿Para qué he de narrar hechos que para todos son bastante conocidos?, ninguno mejor que los suyos reconoce sus méritos. Puede decirse que su mejor timbre de gloria fue el cumplimiento del deber. Esa gloria que conquistarse pudo, lo logró en el campo de batalla siempre vivió. En su hogar era un simple pasajero, aunque mucho adoraba a los suyos; pero era un militar de vergüenza que siempre supo cumplir. Gozaba cuando se veía rodeado de sus soldados, alagándoles con palabras y dándoles enseñanzas de valor en la lucha. Su serenidad la conservaba en el combate sin apartarse del peligro, por más que los soldados lo apartaban; y no obstante siempre peleaba al lado de sus soldados dándoles un gran ejemplo de valor y de abnegación , ¡Que valor desplegaba en los combates!. ¡Que audacia en los ataques! Su valor rayaba entonces hasta la temeridad, como lo hiciera en Matamoros, Tepeaca, Texcoco, Cerro Gordo, Pachuca y otros tantos lugares se escapan a mi memoria. Allí fue donde pudo conquistarse su brillantísima hoja de servicios. ¡Que orgullo morir así para el hombre que supo conservar su honor militar, derramando su sangre en el campo de batalla, defendiendo los derechos del pueblo. La patria pierde uno de sus grandes hijos. Nuestro ejército lamenta su muerte porque pierde una de las mejores esperanzas en él. Apenas cuenta 37 años y ya figura en el escalafón de los grandes campeones. Muchos hay que pretenden empañar su brillo, OSADOS, no saben que quedamos nosotros para desmentirlos, sin importarnos la falsas versiones que corren como oí en San Luis a nuestro paso en la que nos decían algunos sabían había muerto de tifo; y otros como la prensa lo dijo de una vieja herida. No señores, lo diré de una vez por todas, nuestro General murió en el campo de batalla, peleando como lo hizo en todos los combates, murió como los hombres de su temple, frente a frente del enemigo, y hoy con un reducido número de soldados que no sumaban diez. Una bala enemiga le arrancó la existencia; pero su entereza la conservó hasta el último momento de su vida. Mucho se hizo para conservarle la existencia; pero su entereza la conservó hasta el último momento de su vida. Mucho se hizo para conservarle la vida, la vitalidad de minuto a minuto iba perdiendo desde que cayó herido. Suerte fatal, el gladiador después de tanto vencer se vio vencido. Me parece verlo el último día al salir de su hogar, despidiéndose de los suyos, depositando en las inocentes frentecitas de sus pequeñuelos hijitos el beso paternal de despedida, ¡Quién lo dijera! Que era el último que les daba. Su cariñosa esposa más de una vez quiso impedir con sus ruegos fuera al combate; ya presentía en su corazón que algo funesto pasaría, la alegría de aquel hogar pronto se cambiaría en amargo desconsuelo y la desolación mas triste pero…para el hombre de vergüenza nada hubo que le detuviera ~ 204 ~
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aun cuando hubiera sabido que iba por su muerte; como en efecto pasó. El dolor fue indescriptible cuando en aquel hogar se notó la ausencia de este padre amoroso, tan lleno de ilusiones, todas para sus hijitos, en los que día por día trataba de darles todo cuanto ellos querían. ¿Era realidad lo que pasaba?, ¿Era sueño?... No, era una verdad y bien terrible. La noticia se esparció con la velocidad de la electricidad y minutos después los ojos de todos los circunstantes que acudían por obtener mejores datos, derramaban copioso llanto. El hogar un día antes tan lleno de alegría habíase cambiado todo en luto y tristeza llorando la muerte de un ser tan querido como lo era para todos nuestro General. Yo no quiero narrar la angustiosa situación de todos y cada uno de los familiares, porque no quiero renovar esas heridas harto dolorosas, lo que si diré, es que el vacío enorme que deja ninguno lo llenará. Su muerte es sentidísima por los suyos, si se toma en consideración sus altos méritos y distinguidas cualidades. Como hijo fue respetuoso para los actores de sus días, como ciudadano, su honradez no deja nada que desear, como militar pundonoroso y cumplido y como padre y esposo, excelente, que solo en los retos que sus ocupaciones le permitían rodeado de los suyos su mejor anhelo era prodigarles sus cariños y cuidados. Su vida sencilla es un dechado de virtudes dignas de imitación, por esto es a mi torpe inteligencia no es dable hacer los elogios a este ilustre muerto. Los que venimos formando este cortejo fúnebre, no hemos hecho otra cosa sino cumplir con un deber que nos impone la gratitud, pero si se trata de mi señores, yo estoy obligado a más todavía, porque sin merecerlo, me prodigó al lado de los suyos distinguidas manifestaciones que solo un padre puede darlas. Deja para todos una gran herencia de inestimable valor: para sus hijos, les deja un nombre inmaculado, nombre que llevarán con la frente muy alta, porque su acrisolada honradez no tuvo tacha alguna: para sus soldados deja su valor digno de imitarse, su firmeza para continuar luchando al lado de nuestro Primer Jefe, siendo colaboradores de la causa por la que venimos peleando hasta vencer o morir. Descansa ya luchador infatigable, duerme tranquilo en la tierra bendita de tus mayores, justo era que tus restos durmieran el sueño de la inmortalidad en la tierra que te vio nacer, los tuyos así podrán velar mejor a nadie. Los que dejamos allá lloran tu nombre, llevan el luto en su corazón, todos hubieran querido venir para acompañarlo; pero los pocos en representación de la Brigada de su digno mando estamos presentes damos la condolencia las mejores flores que dejamos en su tumba serán las de nuestra gratitud, porque en el corazón de todos nosotros, tiene un monumento cuyo recuerdo vivirá siempre. ~ 205 ~
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Paga pues el tributo a la madre naturaleza cuya ley inexorable es para todos, ella abre su seno para recibir los despojos. Descansa ya incansable campeón, luchador infatigable y vela por los que todavía quedamos luchando. Sea te leve la tierra que va a cubrirte. Ya nos dejas enseñado el sendero para conseguir los triunfos y la gloria. La inmortalidad en la vía de los héroes. A ella has pasado. Tierra bendita de ilustres campeones, recibe los restos de uno de tus distinguidos hijos que sacrificó su existencia luchando en el campo de la defensa de una causa que tan noblemente perseguimos. Arrojemos un puñado de tierra sobre su ataúd y démosle el último adiós al valiente y ponderoso Jefe nuestro, diciéndole a su tierra natal las palabras del moribundo Mártir del Calvario: MADRE AHÍ TIENES A TU HIJO HIJO AHÍ TIENES A TU MADRE
El Mayor Mariano D. Urdanivia, el 6 de enero de 1916, ante el cadáver en Arteaga, pronunció estas palabras: “Hemos llegado ya al lugar que fue cuna del heroico
General Abraham Cepeda, y donde bien pronto el cadáver bajará la tumba. Esta humilde Villa de Arteaga, que vio nacer al invicto Jefe, y que cuando la Patria lo exigió supo sacrificarlo para el triunfo de la Revolución, recibe ahora, para hacerle los postreros honores, el cuerpo que nosotros venimos a devolver. Y bien, si es cierto que tuvimos la desgracia de perder al General Cepeda, también lo es, y esto es un timbre de gloria que supo caer como los hombres ecuánimes: sereno ante el peligro, heroico ante la muerte, grande y venerado ante la posteridad. Para nosotros todos, es el orgullo de su vida entera, bello ejemplo de honradez, abnegación, valor, lealtad y patriotismo. Por eso no venimos a llorar ahora. Por qué hemos de llorar si nuestro jefe supo estar siempre a la altura del sagrado deber. Si desde el primer albor de libertad en 1910 se enfrentó entusiasta a la lucha; si cuando volvió a reclamarlo el pueblo para su defensa, empuñó de nuevo las armas en esta tierra, en este lugar, donde mil veces demostró cómo se pelea en contra de la reacción. Muy cerca de aquí, hay cenizas que evocan un hecho de armas glorioso, aquel que acabó con la funesta y ridícula intentona de contra-revolución. Y un poco más lejos y en todas partes, quedan aun los recuerdos, porque los enemigos del pueblo tiemblan, de cómo el General Cepeda azotó las huestes reaccionarias.
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Y en Puebla, durante la primera campaña, y en la toma de Puebla donde siempre el General Cepeda, fue el brazo fuerte de la División del General Francisco Coss. Y en el avance y recuperación de la Ciudad de México, que no fue otra cosa, gracias a los Jefes, sino una campaña triunfal y exclusiva de la Segunda División de Oriente y que tuvo por resultado la captura de la corrompida ex Capital de la República y que el enemigo perdiera un enorme botín que le restó elementos poderosos para continuar el obstinado sostenimiento de la traición. Y en la toma de Pachuca, donde alcanzó el General Cepeda significativo y trascendental triunfo para la causa, derrotando al Villista Fierro en tiempo que había jurado a Doroteo Arango tomar contacto con los zapatistas para envolver a los nuestros. Y después, palmo a palmo, en la batida sin cuartel en contra de las hordas Surianas, el General Cepeda ha sido quien con más ardor, y energía lo ha escarmentado implacablemente en el escabroso Ajusco, siempre él a la cabeza de sus soldados. Si cuando se puso la lealtad revolucionaria a prueba, el General Cepeda firmó espontáneamente como todos los que entonces firmamos, con el General Coss, aquel famoso manifiesto desconociendo a la llamada Soberana Convención de Aguascalientes, manifiesto que fue la primera piedra arrojada al traidor Francisco Villa. Si en fin, todos los actos del General Cepeda, todos sin excepción, fueron la práctica no interrumpida de su amor a la causa popular, de su respeto y lealtad a la Primera Jefatura de Ejército Constitucionalista de su adhesión personal al General Coss, para quien fue sin duda, su más fiel y mejor compañero: y sobre todo de su valor y bizarría para llevar siempre a la victoria a las fuerzas que por lo mismo honra tenían estar bajo sus órdenes. Si dio su sangre a la Patria, cumpliendo como un buen hijo, ¿Por qué hemos de llorarlo? No señores: es preciso distinguir a un hombre que cumple como los buenos, se le rinde un homenaje, o mil, los que merezca, como hacemos en este momento con el General Cepeda, recordando su memoria con el sombrero en la mano. Por eso no venimos a llorar ahora. Por eso en medio de la tristeza que nos embarga y del dolor que a muchos amigos les lleva lágrimas a sus ojos a mí, que estamos aquí en este lugar, con el General Cepeda, cuando todavía se aquilataban los méritos de los simpatizadores de la Revolución, siento profunda y sinceramente la satisfacción del deber cumplido. Señores: ¡Que la Patria para su salvación tenga muchos hijos como el General Cepeda!
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Acto continuo en actitud solemne y reposada y con frases llenas de sinceridad, el pundonoroso General Francisco Coss habló poco más o menos en estos términos.
“General Cepeda: tú que hoy reposas en la cuna eterna y vives en el corazón de cada mexicano, duerme feliz, que si tu cuerpo ha dejado de existir, tu nombre vive siempre con nosotros. “ “Compañero Cepeda; ahí está tu cuerpo y en mi corazón tu nombre; ahí está tu cuerpo que más tarde irá a quedar bajo la sombra de esa tumba fría, de esa tumba que será siempre una gloria y un orgullo, para la heroica Villa de Arteaga. “Compañero: Yo partiré pronto rumbo al sur, al frente de mis tropas; iré a vengar la sangre que derramaste por tu patria, a vengar la sangre de un compañero como tú y de otros patriotas que sucumbieron en las trincheras del combate por las traidoras balas de Emiliano Zapata; si, compañero Cepeda, a eso iré. “Y, entre tanto, duerme en la eternidad que tus compañeros vengarán tu sangre.” Según las crónicas periodísticas, durante este discurso funerario, tanto el General Coss, como toda la concurrencia que formaba el cortejo, se conmovieron hondamente, dejando correr por sus mejillas las lágrimas, reposo del dolor, que se iban evaporando poco a poco en apoteosis de patriotismo y sinceridad a la memoria del valiente hijo de Coahuila, cuya existencia arrancó la implacable Parca. Como a las cinco y media de la tarde terminaron los funerales del General Abraham Cepeda, regresando la comitiva a Saltillo, con el alma contristada por el dolor y la satisfacción del deber cumplido, al rendir su último tributo de admiración respeto al inmaculado hijo de la Villa de Arteaga.
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Homenajes luctuosos en recuerdo del Gral. Abraham Cepeda
La
vida sigue y sus amigos y familiares seguirán recordando al compañero, al
hermano, al hijo, al padre, al abuelo. A continuación se insertan los pensamientos recogidos en “Corona fúnebre”, expresados en aniversarios luctuosos, por compañeros del General A Cepeda; sirven de testimonio histórico y son interesantes para quien va dirigido el presente libro. Además de que su contenido revela el concepto en que se le tenía, llama la atención la forma y el estilo redactados por soldados!. Quizá no sean literatura excelsa pero sí indica que no eran cualquier tipo de soldados incultos; por el contrario, consideraban la literatura para reflejar la realidad y la manejaban como instrumento de lucha para transformar o apoyar la transformación social. En primer lugar se transcribe el artículo y titulares que hacen referencia al primer aniversario luctuoso del fallecimiento de Abraham Cepeda, tomado del diario “El Pueblo” de la ciudad de México el 30 de diciembre de 1916:
“Mañana será el primer aniversario de la muerte del ameritado General Constitucionalista Abraham Cepeda.” “Sucumbió en defensa de los principios de la causa del Pueblo” Mañana 31 de diciembre, será el primer aniversario de la heroica muerte del ameritado General Abraham Cepeda, herido por las balas de los vándalos del Sur, en gloriosa defensa de los principios que proclama la Revolución Constitucionalista. Los Jefes, Oficiales y Tropas que forman la Brigada “Victoriano Cepeda”, de la que fue Jefe el distinguido militar, ha organizado una imponente manifestación fúnebre para conmemorar la luctuosa fecha, ceremonia que tendrá efecto el día primero de enero próximo en la Villa de Arteaga del Estado de Coahuila, para donde ha salido una comisión de la Brigada de referencia, pues como se recordará los restos del valiente General Cepeda fueron llevados con la solemnidad merecida y con los honores debidos a su alto grado , a su ciudad natal en aquel estado fronterizo. Con esta ocasión enviamos nuevamente nuestra condolencia a la estimable familia del desaparecido y muy especialmente a nuestro distinguido amigo el señor General
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Doctor Rafael Cepeda, actual Gobernador Provisional del Estado de México. Hasta aquí la nota periodística. A continuación se incluyen los textos que sus compañeros redactaron para recordarlo. Aunque el material sería parte del libro “Corona fúnebre” encargado por Ignacio Cepeda Dávila en 1935, no es claro quién y como se reunió. Al incluirlos se dejan como están en los originales. Algunos están fechados meses antes del 31 de diciembre de 1916, cuando se cumple el primer aniversario luctuoso; lo que implica que alguien promovió con tiempo los escritos y los reunió para ser usados de alguna forma en la fecha señalada y después se conservaron y consideraron incluirlos en el libro en cuestión, tres lustros después. Al final también se incluyen otros textos a propósito del 19 aniversario luctuoso, recogidos en aquel entonces con el objetivo de reproducirlos. Aunque no se logró la publicación de cualquier forma se conservaron y dicen así:
“Y bien: El cruel destino lo quiso; cuando lleno de ilusiones, lleno de fe y lleno de encantos la vida te ofrecía a tus ojos el triunfo de los ideales que templaron tu alma; cuando lleno de esperanza, veías en la lontananza a tu pueblo libre y próspero; la parca impía truncho con inaudita fuerza tu vida, que había sido un ejemplo, que había sido todo valor, que desafiabas al peligro con una serenidad admirable y que no temías al provenir aunque se presentara sombrío, lleno de desengaños u desilusiones. Pero si grande fuiste en la vida, en la muerte lo serás aún más; los seres como tú, mueren por sus posteros; no hacen más que agigantarse y cubrirse de gloria en lo inmortal. Perdona si profano tu sueño, donde impera la verdad, aquí desde donde el magnate hasta el pordiosero, aquí donde el tirano y el esclavo son iguales, aquí donde parece que sereno e imperturbable desafías al cielo, sin temer sus iras, como nunca temiste las iras de los autócratas. Abraham; perdona que te admire; pero aquí donde reposas siente uno doblar la rodilla y pedir al Autor de lo creado, que te de un lugar entre los preferidos, entre los hombres que como tú han muerto, por las libertades de mi pueblo, de este pueblo callado, de este pueblo resignado que es incansable en el taller, indomable en la pelea,
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y fiero contra sus tiranos, sea un Porfirio Díaz, un Victoriano Huerta, sea un Virrey o un Archiduque. Ni importa que hayas muerto, nosotros te amamos como un Jefe, como un Patriota y como un Héroe, te consagraremos en lo más íntimo el recuerdo de la gratitud que será imperecedera y que si se hará más intensa día a día para legarlo a nuestros hijos, como el más preciado de sus herencias. Ser fiel, fuerte y valiente fue tu vida; ser honrado, patriota y firme en tus actos; ser libre, tu ambición fue ver a mi pueblo grande y próspero. Fuerte y noble de espíritu, llevaste siempre unida a la victoria la causa justiciera, en tu carro de Mentira que te has ido, nunca se van los buenos, y fuiste bueno; mentira que te has muerto; los grandes nunca mueren, y fuiste grande. Gladiador de pujanzas indomables, en épicas contiendas, hiciste vibrar tu acero por sobre mil cabezas criminales, llevaste tus huestes poderosas a ofrendar laureles en el tempo sagrado de la justicia y el derecho. Y en un momento supremo cuando el sol de una nueva Libertad iluminaba las campiñas y montañas de nuestra altiva Patria, cuando todas las campanas levantaban un clamor estruendoso y formidable, con los brazos abiertos, como para revelar tu honradez inmaculada, entraste a la mansión de los que viven en el libro sagrado de la historia.” Firma: CORONEL JOSÉ J. MÁRQUEZ
-------------------------------------------------O--------------------------------------RECUERDO DE GLORIA “Mi General:
MORISTE como mueren los bravos, en medio del combate, en medio de la liza que envidiosos de tus afanes quiso arrancar el mérito. Jamás ante los ojos de los que te seguimos, fuiste débil, tu grandeza de espíritu y tu nobleza de corazón te distinguieron para elevarte, para colocarte hasta el pináculo verdadero de la historia. Fuiste bravo, porque tu espada, siempre reluciente y nunca mancillada con la ignominia, te condujo al cumplimiento de tu deber sagrado y jamás ante el empuje poderoso del adversario caíste, y tu corazón de héroe te llevó al abismo ………….. Pero no al abismo terrible del olvido. Tu nombre General jamás se olvida. Por el contrario, se eleva y se levanta a la cúspide de la montaña ondulante, desde la cual vivificará con rayos de oro el crepúsculo de rosa y giralda que anunciaba la agonía de tu ser y la conquista tan anhelada de tu gloria.
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Hoy venimos aquí, hemos llegado a tributarte aunque faltos de valor, pero llenos de voluntad, el último homenaje del culto sincero de nuestra gratitud… Mañana, cuando en las páginas de la historia marquen tus hechos, cuando el pueblo embriagado con el poder del triunfo vuelva su faz a tu empolvada tumba, recordará también que fuiste grande, recordará también que fuiste noble y valiente en los campos de la lucha. Fuiste grande, si, fuiste muy grande al exponer tu decidido valor en sacrificio de tu vida para contribuir con los patriotas al engrandecimiento de tu Patria, y fuiste noble, si, fuiste muy noble, al desprenderte de los intereses creados y entregarte como los leones a la revuelta tempestuosa de las chusmas para salvar la dignidad nacional y libertad de verdugos a tu pueblo oprimido… Mi humilde ofrenda con cariño te la traigo, es una sencilla corona de mirto y azucenas de un laurel y siempre vivas. Cíñetela a tu frente, adorna con el laurel tus sienes en estos momentos solemnes, en que como “Tricelli” pudiéramos exclamar en ardiente imprecación al referirse a la muerte del gran Byron: “ADVENIMIENTO IMPREVISTO. ADVENIMIENTO DEPLORABLE” Y si aquél quería para la tumba del guerrero poeta en momentos de mayor angustia… “… que en la hora afortunada de la libertad del pueblo extendiese su mano santa y libre para bendecir su tumba venerada, que el guerrero abandonando su espada tinta en sangre depositara sobre la fosa sus laureles, el hombre de Estado le rememorara en sus discursos, que el poeta viniera hasta ella para buscar su inspiración y que las vírgenes de la Grecia coronadas de flores, alrededor de esa tumba, cantaran la belleza de su tierra natal, ya celebrada por el gran poeta del siglo”. Nosotros nos conformamos para venir hasta ti, con la esperanza de ver brillar en el cielo grandioso de la Patria, el arco iris de la Libertad y de la Paz, que habrá de señalarnos el rumbo que tu nos indicaste con el arrojo de tu corazón y que mañana el pueblo agradecido venga hasta ti, ya transformado y convencido para ofrendarte con el ramo de la gratitud y el recuerdo.” Firma: TENIENTE CORONEL EVARISTO ROMERO
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IN
M E M O R I A N.
Al invicto e inolvidable General de Brigada Abraham Cepeda “La Sierra de Arteaga, cuna de valientes, y a la cual le cupo en suerte que vieras la primera luz de tu existencia, se siente orgullosa y altiva de que en ese lugar hayas empuñado con virilidad indómita, las armas en defensa de la santa causa del pueblo. Sus serranías intrincadas y abruptas, también se regocijan de haber albergado en sus escabrosidades el aguilucho de Arteaga, que al frente de un pequeño núcleo de hijos de la montaña combatieron con desigualdad enorme a los bien pertrechos pretorianos del Usurpador. ¡He aquí el prólogo de tu carrera! Los valles fértiles y lozanos del Oriente de la madre Patria, también al evocar tu nombre, celebran jubilosas que en su suelo haya combatido y derrotado al traidor y al reaccionario, y las abruptosidades del Ajusco, clamorosas evocan tu recuerdo repitiendo en el eco de sus montañas tu nombre. ¡He aquí el término medio de tu carrera! Al ondular la brisa matinal, las frescas y cristalinas aguas de la Venecia Mexicana, los blancos y puros lirios que la pueblan con unción, recogen también tu venerado nombre, porque ahí con hechos y acciones heroicas, destrozaste con tus aguerridas y sufridas fuerzas al salvajismo: en cuyo lugar, el terrible destino, cegó para siempre tu existencia. ¡He aquí el epílogo de tu carrera! ¡Corta pero Gloriosa! Por eso en la sierra y en el valle, el rayo descarga con furia sus truenos. El huracán arrasa y en el lago los lirios lloran. Tu nombre debería haber sido ¡Bayardo! El Caballero sin tacha y sin miedo.” Toluca, Septiembre 30 de 1916. Mayor Preboste de la Brigada Raúl Angulo -------------------------------------------------O------------------------------------------------------
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El documento disponible señala que los siguientes versos firmados por Alvaro C. Vidrancos, fechado en Toluca en 1916; fueron recitados por Dionicio Aguirre; por lo que se supone fue ya en la ceremonia organizada para conmemorar el mencionado primer aniversario luctuoso:
MADRE PATRIA Patria de mi vida madre de mi alma sol de mis tristezas, recoge en tu manto a tus tiernos hijos los que por ti mueren. Ellos llevan madre esa hermosa sangre que corre en tus venas, no los desampares que ellos en sus tumbas bendicen tu gloria. Cuantas ansiedades y cuantas angustias, cuantas viudas tristes sin pan y sin abrigo que darle a sus hijos lloran madre Patria su negra miseria. Estos veteranos, esos Paladines los has visto madre llorar sus tristeza, por la amarga ausencia de sus caros hijos que ya no volvieron. ~ 214 ~
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Esas áureas vírgenes capullos de rosa perlas del Oriente que adornan tu manto caminan dolientes porque sufres madre una pena injusta. Tu esplendente cielo se cubre de luto por tus hijos muertos que cual locas fieras se diezman ¡Oh Madre! en terribles luchas, luchas fratricidas. Que la guerra surja cuando tu alba frente nimbo de azucenas claridad de gloria que halle profanada por intrusa gente que quiera este Carmen donde está la cuna de Cuautemotzin de Hidalgo y Morelos. Que el himno al trabajo preludie el hosanna en la humilde choza en el verde campo, que cante la fragua al son del martillo forjando las rejas para arar la tierra
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y que funda en sus azcuas el puñal fratricida. ¡Madre! Cara Patria que vida tan negra tan desesperada por estas contiendas de ocho años de llanto que deja en tu seno dolorido y triste esa pena amarga de pueblos incultos. Que terminen madre odiosos disturbios que empañan tu gloria y que a tus alaren se acerquen tus hijos llenos de esperanza a rendir su culto en el amplio templo demore la ciencia la Paz y el trabajo.
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Humildemente, para la Corona Fúnebre del extinto GENERAL ABRAHAM CEPEDA
“Dulce et decorum est pro Patria mori” Duerme en paz, genio de Marte en lo sublime, que si en el lecho umbrío tu cuerpo yace, en cambio tu no estás allí, porque, tu tierna tumba es, y la inmortalidad recoge tu memoria para cantar su Iliada… Mas, el árido vergel que con inefable afán sus escombros retiraban hoy anhelosos lo cultivan tus hermanos y mañana (que así sea) lo disfrutarán tus hijos. ¡Oh, excelso campeón de la epopeya!, envíanos desde allá tu sacra inspiración para asirnos con garra prepotente, a la fuerza divina del Derecho. Mientras tanto, duerme tranquilo, que los hijos de Anáhuac, la fiel progente de aquél que aún estando entre las llamas, dijo estar entre las rosas, con la mirada al cielo, eternamente bendicen tu augusto nombre……….. Toluca, Mex. Diciembre de 1916. Firma Aurelio Zúñiga L.
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Ante la tumba del General ABRAHAM CEPEDA Recitada por María de Jesús Aguirre
I. Musas venid, iluminad mi frente dadme una chispa ardiente de esa luz diamantina y bienhechora para cantar ahora el glorioso recuerdo de un valiente: si es cierto que la vida se derrumba que es efímera, corta y transitoria; cuando el ataúd se esconde entre la tumba de allí surge la gloria del patriota que cae atravesado
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por la bala traidora ¡allí el santo recuerdo y se ilumina como el grande apoteosis de una aurora. II. Yo no debía cantar, pero a los grandes se que nunca en el mundo se les llora; los que miden su heroísmo con los Andes y mueren por la causa redentora, esos que caen al pie de su trinchera y sucumbiendo heroicos se los mira, debe ser su mortaja la Bandera y en lugar de llorar se les admira. III. Por eso yo te admiro y te venero paladín de la causa justiciera si en la Villa de Arteaga donde naciste tu nombre, inmaculado reverbera, ¿qué será entre los tuyos que a tu lado con la honra combatieron? hoy otra primavera mirtos te llevaría, lauros y rosas y la Historia que guarda tu albo nombre cantará tus hazañas no te asombre. IV. Por donde fuiste tu, fue la victoria y en el combate rudo siempre se vio tu escudo ceñido con los lauros de la gloria ¿y que traidor osó a manchar tu fama? por eso te proclama un héroe, el bate que te canta, y tu memoria santa bendice entre el acorde de su lira………………… ¡no has muerto , no mentira! ~ 218 ~
Francisco Javier Cepeda Flores
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Los héroes como tú en guerra o en alma quedaron burilados en nuestra alma. V. ¡Ojalá que la Patria agradecida que te acaricia en su feliz regazo arrulle al hijo que cayó sin vida, y ojalá que la enseña que no se raja te sirva ¡oh gran Cepeda de mortaja mientras más grande tu memoria sea, Alvaro C. Vidrancos , Arteaga, Saltillo al 2 de Noviembre de 1916
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Al General Abraham Cepeda IN MEMORIAM Texto del Teniente Coronel Juan del Trejo. Recitada por la Srta. Ángela Dávila en el 1er. Aniversario de su muerte en la Villa de Arteaga, Coahuila. ¡Oh león paladín ¡ noble guerrero, Te estremeció tu generoso impulso Y te lanzaste con viril denuedo A luchar por tu pueblo, que su yugo Sacudiera de un mísero tirano Que de artera traición, cobarde pudo usurpar el poder. Tu defendiste a la legalidad; mas quiso y plugo al destino te fuera suerte adversa, y caíste…… Más, ¡cómo! Como uno de los héroes inmaculados, triunfaste, de cara al sol. Por eso que los tuyos exclamaran a las generaciones venideras, pletóricas de orgullo y de satisfacción ¡murió el guerrero, mas como los antiguos espartanos, murió sobre su escudo!
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SONETO En el aniversario de la muerte del pundonoroso Gral. Abraham Cepeda Texto del Mayor José J. Carrillo y recitado por la Srta. Leonila Aguirre en Arteaga,Coahuila. Morir cuando no queda ni memoria del que fue por sus hechos o su fama, el brillar y apagarse cual la llama que inútil luce para ser escoria, Pero morir cuando la propia Historia el nombre ilustre con fervor reclama, es nacer a una vida que se inflama con una eterna y deslumbrante gloria. Por eso el noble paladín, que hoy llora la Patria, al golpe de la parca artera no ha muerto, como todos, por que ahora vive inmortal y su memoria autera, símbolo del honor, se torna aurora. como su nombre se tornó BANDERA!
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De STECHETTI Capitán Eustolio R. Varon
“Duerme tranquilo Que tu fe nos salva”. “Del sol poniente a las postreras luces” con el pecho de llanta comprimido, buscaré tu sepulcro entre las cruces adonde no existe para ti el olvido.
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Y veré de tu tumba dulcemente brotar la siempre-viva y las violetas, en señal de ese espíritu valiente y el vigor colosal de los atletas. Mil flores de tus sueños han nacido; en la historia tu nombre escrito queda; y son las glorias que tu fe ha tenido valiente General Abraham Cepeda.
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A la memoria de nuestro valiente General Abraham Cepeda que fue herido en los campos de batalla y muerto por nuestra justa causa el 31 de diciembre de 1915. ¡Oh! Ínclito patricio, denodado y fuerte Tu que luchaste hasta morir con gloria, Perdona que este canto te despierte, Perdona que te traiga a mi memoria, Allá en el Éter sin fin del Universo Recibí mi humildísimo homenaje, Que el pendón tricolor de manto terso Cubra tu cuerpo de sin par linaje. Cuando bardos en sus divinos versos Con liras de oro llevarán su muerte Que aquellos buitres, viles y perversos Causaron en tu ser, quedando inerte. ¿Llorarte a ti que vives en la gloria, Donde moran mil héroes denodados? ¡No! No hay que llorar, que tuya en la victoria, Pues caíste, dando ejemplo a tus soldados. Tu fuiste un ser heroico, inteligente, De noble corazón, y de alma de roble, Si en los campos de honor fuiste valiente ~ 221 ~
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En el cuartel, con todos fuiste noble. Existe aquí tu Batallón, de Obreros, Que con tu ejemplo se lanzó a la guerra Hoy son soldados nobles y guerreros Que guardan siempre fieles tu bandera. Descansa en paz, mientras acá en la tierra Luchamos hasta el fin, por la victoria, Vengaremos tu muerte con la guerra. San Martín Texmelucan, Puebla. A 5 de Noviembre de 1916 El Mayor del 1er. Batallón de Obreros del Estado de Puebla. BARDOMIANO MUÑOZ
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A la memoria de nuestro heroico General Abraham Cepeda Recitada por la Profesora V. Valdez. Humilde homenaje de cariño y gratitud que se honra en dedicarle el último de los oficiales del 1er. Batallón de Obreros del Estado de Puebla y que fue a su digno mando. No tiene más una alma agradecida Con que ensalzar tu gloria imperecedera, Que estas pobres estrofas de mi lira Que le arrancara a mi alma dolorida Para llorarte por vez primera. No me arredra sufrir censura alguna Cuando el deber de gratitud me llama, Cantaría sin cesar una por una Las grandes dotes que te dio tu cuna Las grandes glorias que te dio la fama. Bajaste a la tumba si, como guerrero Y con tu ejemplo más creció tu gloria ~ 222 ~
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Benditos los que si suben al cielo Y cumplen su misión llenos de anhelo Dejando imperecedera su memoria! No podrá nunca mi enlutada lira Decir gimiendo lo que el alma siente, Si el Dios de dioses te llamó a otra vida Fue por llevarte a su mansión querida Para hacerte ante nos omnipresente. Murió tu fardo, pero tu alma existe Y vela sin cesar por nuestra gloria, El triunfo con tu muerte predijiste Y al vil que dio muerte maldijiste Calló su pabellón, rodó a la escoria. Descansa en paz mientras acá en la vida Tu ausencia llora quién sintió tu muerte, Que si pronto quizá está mi partida A esa mansión o tierra prometida Seré feliz si en ella logro verte. ¡Adiós mi General, cierro mis cantos! ¡Oh! Plegarias mas bien, entristecidas, Recíbelos, que son entre otros tantos Un búcaro de mirtos y amarantos De mi alma grata para ti nacidas. San Martín Texmelucan al 4 de Noviembre de 1916 El Teniente AGUSTIN RAMIREZ
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Recitada por el alumno José Juan Valdez Estas palabras van como pálidas violetas humildes y sencillas, no a nivelarse con los genios de literatura y la poesía, sino a posarse con cariño ante la tumba bendita donde se mecieron las doradas ilusiones de su infancia, en la primavera de su vida; en donde despertaron las aspiraciones de firmeza, de aquél que duerme en el recinto de los ~ 223 ~
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muertos y existe en las regiones desconocidas de ese hombre que fue el buen amigo, el digno jefe y el inquebrantable y valiente soldado en los campos de la lucha. Nuestro único anhelo es, que nuestros pensamientos para el desaparecido, simbolicen una rosa blanca que forme su corona en la dulce quietud de su recuerdo y que adunada a su tumba, haga el valiente General Cepeda, el homenaje de nuestra eterna gratitud y respeto. GILBERTO
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PENSAMIENTOS a la memoria del General Abraham Cepeda Te lanzaste a la lucha sin mas ambiciones que reconquistar las libertades de nuestro pueblo oprimido; y al ser cortada tu existencia por bala traidora, solo legaste a tus tiernos hijos honradez y nombre. General JESUS FUENTES DAVILA
Tu espíritu en los campos de la lucha fue sublime y hoy tu recuerdo es sagrado. Coronel JOSE NUNCIO Mis pensamientos aunque rudos y escasos de elocuencia, van dirigidos a ti, con aquel recuerdo que nos legaste en los campos de la lucha y que existe en nuestros corazones con la fe inquebrantable de la lealtad. Coronel ENRIQUE CASAS El ciudadano que desprendiéndose de todo bien estar sacrificándose en aras de la Patria, merece al morir por ella, el recuerdo imperecedero de la Historia. ALFONSO GRACIA MEDRANO En aras del Patria sacrificaste tu vida, dejándonos un ejemplo admirable que seguir. Capitán 2º de E.M. TEODORO MONTIEL Hoy vengo humildemente a depositar una humilde corona en tu tumba, con modestas flores pero vienen frescas porque son nacidas de cada pecho de tus soldados las cuales te envían desde su campamento en donde enseñaste el cumplimiento y el deber y allí existe tu recuerdo. ~ 224 ~
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Capitán 2º HUMBERTO M. CERVANTES Hay hombres que la historia los graba con letras y que el recuerdo de sus hazañas hace palpitar el corazón de los patriotas, como signo de admiración y respeto. Murió …………….. pero murió con gloria, y quien muere defendiendo una causa santa, en la memoria de todos los que sienten existe una frase que glorifica el sacrosanto nombre del héroe que murió para el vulgo, y que vive eternamente en el corazón de los buenos soldados, de los bueno Mexicanos. Teniente de E.M. Luis Reyna
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Pensamiento a mi digno Jefe “A. CEPEDA” Jose M. González Con denuedo y con fe te lanzaste a los campos de la legalidad para rescatar las ideas emanadas de un pueblo libre; para defenderlo de las garras de la tiranía; y en sangrienta lucha la suerte dobló en mala hora tu existencia, mas fue en vano su rigor; por que tus valientes soldados representarán, tu recuerdo y tu nombre que les legaste ante la Patria y ante los hombres.
----------------------------------------o------------------------------------------------El pueblo en ti sufrió su porvenir, por que con tu noble ayuda secundaste una verdadera y justa causa, sucumbiendo en aras de tu fe por ella: nosotros seguimos tras tus pasos con el santo deber de tu recuerdo y a ti rendimos nuestro homenaje por que con tu sangre nos enseñaste un ejemplo que admirar. Subteniente de E.M. SAMUEL LOZA M. Recitado por Merced Valdez.
----------------------------------------o------------------------------------------------El impacto de la vida y la muerte de Abraham Cepeda de la Fuente venció el olvido y casi dos décadas después de aquel 31 de diciembre de 1915, un conjunto de compañeros y amigos expresaron un recuerdo de su persona. Aunque Coss cumplió su
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palabra de regresarse al sur a vengar la muerte de su compañero,22 llama la atención que entre los anteriores no hay escritos del General Francisco Coss porque se encontraba exiliado en los Estados Unidos. Se sabe que pidió licencia del Ejército Constitucionalista en julio de 1916, “concedida para pasar al estado de Coahuila, al
arreglo de asuntos particulares” de acuerdo a los documentos de Juan Barragán. No es claro si esta baja voluntaria estuvo relacionada con la muerte de su brazo derecho el General Abraham Cepeda y/o los conflictos anteriores con Don Venustiano. Lo que se sabe según varias Historias de Coahuila es que junto con Luis Gutiérrez se rebeló el 15 de diciembre de 1917, contra el gobierno por “la preferencia del Sr. Carranza por el
Lic. Espinoza Mireles para Gobernador del Estado pues ellos fueron candidatos y juzgaban tener mejores méritos por su actuación en la lucha” (Cuéllar). También, en el marco de la fracasada rebelión De la Huertista, (que en Coahuila tuvo escasa repercusión aunque duraron varios meses en lucha), los historiadores recogen sus actividades; por ejemplo en 1924 “En la sierra de Arteaga operaba el eterno
descontento Francisco Coss en unión de Félix García que iban de descalabro en descalabro”, según el mencionado autor. Regresó a México del exilio en 1942 y se mantuvo activo políticamente y ocupó cargos importantes como el de Senador; murió en 1961, a los 81 años, en Saltillo. Regresando a los homenajes conmemorativos del fallecimiento de Abraham Cepeda, a continuación se transcriben, tal cual, los textos que se pretendía reunir con los anteriores en el libro “Corona Fúnebre” que proyectó en 1935, su hijo Ignacio Cepeda Dávila, junto con un periodista de la época:
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La lucha entre Carrancistas y Zapatistas continuó focalizada en el Estado de Morelos hasta la muerte de Zapata el 18 de abril de 1919.
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“HOMENAJE en el 19º. Aniversario de la muerte del Gral. Abraham Cepeda. Hoy, hace 19 años; y lo recuerdo como si fuera ayer, aún parece que lo veo: alto, gallardo, siempre afable, siempre cariñoso con todos los que militamos bajo sus órdenes; siempre atento con todos los que le rodeaban. Durante su vida siempre anidaron en su corazón las más bellas cualidades, el valor, la sinceridad, la lealtad. Se lanzó a la revolución con toda su fe de que fue capaz su alma, y nunca pensó en la intriga, en la ambición, en la maldad; antes lo contrario, siempre nos alentó con su palabra y su ejemplo para continuar en la lucha, hasta conseguir el triunfo definitivo de la causa redentora de todo un pueblo que sufría muchas miserias y dolores. Más que el destino truncar su vida cuando estaba en su apogeo; cuando su alma llena de ideales florecía como un vergel, cuando sus pensamientos eran toda bondad, toda ley y verdad. Aún lo recuerdo como si fuera ayer. Cuando Jefes, Oficiales y soldados al contemplar el cadáver del que fuera nuestro Jefe, olvidaban su entereza, su valor y en sus rostros donde llevaban aún impresas las huellas del cansancio de las jornadas y de las fatigas del combate, se deslizaban lágrimas, que secaban con el dorso de su mano, y muchos siendo hombres llorábamos como niños. Y bien, el que fuera amante padre de sus hijos, un leal amigo para quienes lo trataron, un caballero para sus enemigos y un camarada para sus soldados, cayó herido por traidora bala para no levantarse más; y si la Parca gozó en quitarlo de nuestro lado, hizo que en nuestros pechos se grabaran con indelebles caracteres, su valor, su lealtad y su heroísmo. Por eso al recordarlo en este día, le ofrendamos todo lo que de bueno alberguen nuestros corazones ……….. revolución que supo honrar a su familia, a su pueblo y a su Patria. Diciembre 1934 El Ex Coronel G.A. Rojano
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Al extinto Gral. Abraham Cepeda Con nosotros en el 19º Aniversario de su muerte A pie del mármol frío descansan los restos de mi General Jefe de mi Batallón paz y trabajo En su cumbre mi vista se aclara y mi pecho palpita de horror. Esas nubes, ese humo en su cima son perpetua amenaza a la tierra cual se mira un anuncio de guerra del soldado valiente en su deber. Este suelo ahora esta en silencio cual cadáver inmóvil y helado mas en su tiempo convulso se escuchaba entre llamas. Hoy en el descanso de sus restos orad, antes que la angustia emposoñe nuestras vidas, elevad nuestros corazones Y doblar nuestras rodillas. El Ex Capitán 2º MIGUEL L. RODRÍGUEZ MARTÍNEZ México, D.F. 19 de Oct. 1934
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Una memoria del Teniente Manuel Lima a mi General ABRAHAM CEPEDA Le dedico mis cortas palabras por aquella fecha memorable y de aquel valor que tuviste en las últimas horas de tus agonías, de haberte acordado de tus últimos soldados y de tu Batallón de Obreros de Puebla, cuando tu ordenaste que se le mandara lo mas que se pudiera de equipos y dijo: a mis muchachos, pues cuando nosotros recibimos el equipo se nos pronunció a todos por el pagador Vega Martínez ¡Muchachos! Ahí les manda nuestro General Cepeda el último equipo, pues es fácil que ya no lo volvamos a ver, poco tiempo se recibió la desgraciada noticia que ya había terminado su vida de nuestro General por las balas traidoras de la reacción. Está bueno, terminaron con tu vida, te fuiste y nos dejaste, pero tu nombre y tus memorias
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quedarán grabadas en el centro de los corazones de todos tus soldados, principalmente en el Teniente Manuel Lima. Puebla, 25 de Octubre de 1934
----------------------------------------o------------------------------------------------Con todo respeto y gratitud a la memoria del Jefe de la Extinta Brigada “Victoriano Cepeda” General Don Abraham Cepeda quien nos marcó con su noble y viril ejemplo, que lo llevó hasta el sacrificio, el gran sendero de la democracia, que se forjó con haber abrazado en su grado máximo, los nobles ideales de la sublime obra de la revolución. Mayor de Infantería RAMÓN RUIZ MAGALLÓN 24 de Octubre, 1934
----------------------------------------o------------------------------------------------Un pensamiento que dedican como recuerdo a la memoria del Gral. Abraham Cepeda en el 19º Aniversario de su muerte algunos de los que fueron sus compañeros, amigos y subordinados. Diciembre 31 de 1934
A la memoria del General Abraham Cepeda A los 3 lustros 4 años de su muerte. Aunque fallo de léxico para poder enaltecer la gloria de un desaparecido. Solo voy a concretar con frases humildes y sinceras a rendir homenaje a un distinguido y valiente General del Ejército Constitucionalista. Señor: tu desaparición causó hondo pesar en los corazones revolucionarios al saber que habías sido mortalmente herido por una bala enemiga. Señor: tu nombre es tan grande como el infinito. Tu ímpetu semeja el ímpetu del majestuoso cañón que con su voz de trueno hace retemblar nuestro planeta. Señor: tu nombre es tan glorioso que jamás se borrará de la mente de los que militamos bajo tus sagradas órdenes. Señor: Tu nombre está grabado con letras de oro en el cielo azul que nos cobija, sigue durmiendo en paz, tu sueño interminable. ~ 229 ~
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Que ya la patria llenará de laureles tu altiva frente. El que escribe tuvo la dicha de pertenecer al Batallón “Paz y Trabajo” actualmente 19 Batallón de liena del que fuera digno Jefe el tan llorado General Abraham Cepeda. Puebla , 2 de Noviembre de 1934 TRINIDAD LIMA
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A la memoria del general Abraham Cepeda Es la gratitud sincera, motivo de mal trazar estas líneas de escasa oratoria y carentes en lo absoluto de la descripción propiamente histórica de lo que, en cuanto a relación de hechos de armas corresponden a este ameritado General del Ejército Constitucionalista; y que señalar toca ahora a elevados criterios de personalidades en profundos conocimientos de los sucesos históricos nacionales de nuestra Revolución, emancipadora del régimen dictatorial de Porfirio Díaz y de la usurpación Huertista. El que esto escribe tuvo la suerte y el honor, aunque en poco tiempo, como simple soldado en la Brigada de “Obreros Paz y Trabajo” de la que fue jefe Máximo el General Abraham Cepeda, quien sin la ostensibilidad de su carácter enérgico, sencillo y afable a la vez supo infundir la disciplina, el honor y el cumplimiento del deber en la causa de la Revolución. Es por esto, que en el 19º Aniversario de su muerte, el suscrito dedica a su memoria un humilde homenaje de recuerdo y gratitud al ilustre desaparecido, que con su fino trato, supo captarse el aprecio y respeto de los que fueron sus subordinados. Rafael Rosete. Puebla al 5 de Noviembre de 1934
Al leer estos manuscritos, se requiere interiorizarse en los acontecimientos, captar el lenguaje, para comprender en toda su magnitud los hechos y comportamiento de los protagonistas. Desde la cómoda vida actual y cien años después, puede antojarse lejano el estilo y el contenido. Se requiere tener presente que estaban en guerra, conviviendo con la muerte, combatiendo por sus ideas, arriesgando y perdiendo la vida por ellas.
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Además de estas expresiones de los compañeros de lucha, en otro momento se reprodujeron en tela de seda, a manera de homenaje, las composiciones artísticas del conjunto de fotos de los generales constitucionalistas que se acomodan alrededor de la foto del Primer Jefe don Venustiano Carranza, como participantes destacados en el Ejército Constitucionalista, donde como se puede ver se incluye al General Abraham Cepeda , aunque inexplicablemente no a su hermano Rafael. (foto nº 58) Dicho cuadro no tiene fecha ni créditos de elaboración por lo que su origen es desconocido. Sin embargo se puede deducir que se elaboró en tiempos de Carranza Presidente, en la ciudad de México porque escribe el apellido Cepeda con Z, cosa que normalmente no ocurre en Coahuila. También se puede notar que el señalamiento de “Gloria a los
Luchadores por nuestra Constitución y Reformas...” no implica que se haya incluido a todos los que merecen dicha categoría (no se sabe quiénes y cómo hicieron la selección de personajes). También el General Abraham Cepeda de la Fuente recibió otros reconocimientos oficiales como la “Medalla al Mérito Revolucionario” de la Primera época, según se puede ver en la reproducción del diploma y las medallas correspondientes. (fotos 56 y 57). Dicho reconocimiento también fue recibido por su hermano Rafael Cepeda, con la satisfacción de que se le entregó en vida. Es de resaltarse que dicho reconocimiento está fechado en 1940 y firmado por los jefes del Ejército Nacional de aquella época. También puede reflexionarse que es poco para lo que entregaron y que es mucho por lo que representan de valor y principios de Honor y entrega a la Patria. Son un legado de orgullo y ejemplo para sus hijos, nietos y toda la familia. Reiteración de que la nobleza...obliga.
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Herencia de Honor. Tributo de Ignacio Cepeda Dávila
Al leer los sentidos testimonios escritos en otros tiempos más cercanos a la lucha (que hoy se acostumbran poco) y los reconocimientos oficiales anteriores, se evidencian los meritos de los generales combatientes, así como las profundas relaciones entre quienes se jugaban la vida de manera cotidiana; son expresiones de los sentimientos de hermandad y solidaridad, así como del fuerte impacto que sufrían los combatientes al vivir la muerte de algún compañero; marcas para toda la vida. Llama la atención que junto al mausoleo del General Abraham Cepeda, en el Panteón de Santiago, en Saltillo, se encuentre también la tumba de Jesús Fuentes Dávila, miembro del Estado Mayor de aquél, que con el tiempo recibiera el grado de General. Pareciera resistirse a que la muerte los separara, como una expresión de hermandad y respeto. Si sus intensas vidas las transitaron juntos, la muerte no los separaría.(23) La relación también aparece con el hecho de que a finales de los treinta, Fuentes Dávila fue invitado por Ignacio Cepeda como padrino de Abraham, nieto del fallecido General. Ambos fueron un ejemplo de dignidad y valentía en su lucha por una sociedad más justa y democrática; fueron la inspiración y deber para quienes los conocieron de cerca, quienes recibieron su legado de honor. Nobleza que obliga como se dice, aunque con mucha frecuencia los historiadores no lo toman en cuenta; sin embargo en los combatientes contemporáneos quedó grabada, la suerte de salir vivos o morir, así como en cada uno de sus familiares, las repercusiones de todo tipo subsisten por generaciones. 23
Con el tiempo, el General Fuentes Dávila fue el padrino de Abraham Cepeda Flores, nieto de su compañero de lucha e hijo de Ignacio Cepeda Dávila, el hijo mayor del Genera Cepeda.
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Por eso, también hubo otro tipo de homenaje a la vida y sacrificio de Abraham Cepeda, muchos años después cuando su hijo Ignacio Cepeda Dávila entregó su vida por mantener incólume el honor heredado de su padre. El nombre y la herencia que
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dejaron a sus hijos estos jóvenes abuelos, fue recibida y honrada por sus familiares directos. Además del respeto, admiración y cariño que expresan los compañeros de lucha de Abraham Cepeda, su vida y entrega valerosa es un ejemplo venerado en el núcleo familiar. Tanto, que en el caso de Ignacio Cepeda Dávila, hijo mayor de Abraham, que conoció de cerca la vida de su padre y todos los testimonios aquí incluidos, formándole una visión de enorme y sublime respeto, le llevó al sacrificio para estar a la altura de su padre cuando la Presidencia imperial y corrupta de Miguel Alemán trató de ensuciar la imagen del digno Gobernador de Coahuila, orquestando un complot operado, entre otros, por el Secretario de Gobernación, Héctor Pérez Martínez, y por desleales coahuilenses; que atacando la soberanía del Estado intentaba derrocar al legítimo Gobernador, electo por los coahuilenses. 24 El gobernante coahuilense se defendió y luchó ante el complot Presidencial que pretendía un gobernador a modo como su compañero de banca en la universidad, parte de su grupo político y de su administración en el Gobierno de Veracruz, el entonces Senador Raúl López Sánchez. El propio Alemán como Secretario de Gobernación de Avila Camacho, tiempo atrás, apoyo al Senador para ponerlo como candidato al gobierno de Coahuila en 1945, pero fue mayor la fuerza política y popular de Cepeda Dávila. Sin embargo desde que Alemán asumió la Presidencia fue clara la ambición que lo llevó, junto con su amigo intimo el Presidente y su Secretario de Gobernación, a planear y ejecutar una embestida para destituir al legítimo
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Ver “Ignacio Cepeda Dávila a 50 años de su sacrificio”. Coahuila en la Cultura, Gobierno del Estado (Saltillo, 1997) donde se incluyen cuatro artículos sobre estos acontecimientos. También se puede consultar los periódicos locales de esos días; así como a Roberto Orozco Melo, en la plática del Archivo Municipal el 14 de noviembre de 2003, en el ciclo de Gobernadores de Coahuila, publicada como “11 Gobernadores”, donde se incluye mas información de las administraciones estatales de esos años.
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Gobernador y cumplir su sueño de ocupar la gubernatura(25). Fueron muchas acciones ileg timas y deslealtades que se realizaron hasta el punto crítico de la confabulación, con el rompimiento total en el mes de julio, cuando presionaron a Cepeda Dávila para que dejara libre el camino a López Sánchez hacia la gubernatura. En lugar de defender a Coahuila, como Senador que era, con ambición desmedida demostrada durante estos acontecimientos, López Sánchez fue protagonista clave en la conjura para lograr, a toda costa, la gubernatura apoyado por su compañero el Presidente Alemán. Existen evidencias de que realizó giras por el Estado, como Senador, para acercarse a los coahuilenses, con el pretexto de conocer sus necesidades; en una carta dirigida al gobernador Cepeda le informa que ha palpado la gran presencia de su gobierno y la popularidad de su persona, ocultando las verdaderas intenciones, según la maquinación acordada con el Centro. Por su actuación en esos sucesos y posteriormente, la historia y “la voz popular lo señaló como uno de los
culpables morales del suicidio…“, según el escrito de la revista “Provincia” Nº 72 de julio de 1959. Otro personaje desleal, clave en la confabulación, fue el Secretario de Gobierno de Coahuila, que estuvo implicado en la conjura y después escribió 9 artículos con su versión sobre estos hechos, en la Revista Provincia publicada en Saltillo, en 1959, titulados “Sacrificio Heroico”, donde con cierta insidia se releva de toda 25
En 1927 Alemán formó un grupo de condiscípulos que firmaron un pacto “…dispuestos, y así lo juramos por lo más sagrado, a ayudarnos en la lucha tremenda de la vida y a no escatimar un solo átomo de fuerza para levantar a aquél a quien el destino le sea adverso o se vea en un momento dado urgente ayudar…. Aquel que pudiendo prestar ayuda al serle pedida por uno de sus miembros… y se niegue a hacerlo… será expulsado aplicándose el castigo….compromiso sellado por el honor.” El grupo no se formaba para servir al país o a los mexicanos, sino servirse a sí mismo. En el Gobierno de Veracruz, Alemán cumplió con el compromiso, y también cuando llega al a Presidencia de la República como señalan las crónicas: el reclutamiento de sus amigos, maestros, fue impresionante, llegando a altos puestos y participando en la corrupción. En el caso de Raúl López Sánchez no fue la excepción.
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responsabilidad. En dichos artículos, relata Léon V. Paredes que cuando los acompañantes de Cepeda Dávila en el viaje a México, le interrogan sobre lo sucedido en Palacio Nacional, cortante pero con clara intención, respondió “Pregúntaselo a
León”; relata también que poco después en platica con el Gobernador “…supe que desde antes de que el licenciado Alemán se hiciera cargo de la Presidencia de la República ya se urdía la forma de obligar a Ignacio Cepeda Dávila a abandonar el gobierno en un momento dado…y que Cepeda comentó: ¡Nos estaban haciendo un trabajo de filigrana”¡. Esta afirmación comprueba la apreciación que hicieron los coahuilenses, al culpar a Alemán y a López Sánchez entre otros; aunque lo escribe Paredes para eludir la responsabilidad, pues plantea implícitamente que él se enteró hasta ese momento, algo que es inverosímil, por su posición de entonces y dadas las evidencias en su contra. Por algo, Jesús Santos Cepeda, primo del gobernador inmolado, el día de la tragedia, al encontrarse a Paredes en el interior del domicilio de la calle de Purcell donde vivía Cepeda Dávila, lo encaró con fuerza y le espetó “tu lo
mataste” para simultáneamente dispararle un tiro que afortunadamente no dio en el blanco. Orozco Melo, afirma en diversos artículos publicados con motivo del 50 aniversario del sacrificio de Cepeda Dávila, ”…mucho se habló después de su muerte sobre los
orígenes políticos, culpables directos y cómplices aleatorios muy cercanos al propio Nacho, en la dolosa conjura …”. Orozco Melo se plantea que “en los políticos por desgracia, la memoria es feble y los compromisos se olvidan”, en política no hay amigos ni principios, sino intereses, razón por lo que algunos colaboradores de Cepeda Dávila y hasta familiares, ayudaron al Gobierno de López Sánchez, y se relacionaron con Alemán a pesar de todo. Por ejemplo, Paredes ingresó a la Cámara donde recibió la presidencia de codiciada Comisión y reconocimientos posteriores; Carlos Valdés Villarreal, por su parte, aceptó la Oficialía Mayor y la Presidencia de Torreón; Román Cepeda Flores, su primo hermano, se asoció con López Sánchez y el ~ 240 ~
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Presidente, obteniendo la Presidencia Municipal de Torreón y la Gubernatura de 1951 a 1957. Las razones y justificaciones de sus actos y responsabilidades solo ellos las pudieran explicar. El análisis debe tomar en cuenta la coyuntura del momento, la visión de los protagonistas y hacerse, sin encono, con racionalidad y perspectiva histórica. También debe tomarse en cuenta que muchos otros personajes y familiares fueron fieles a los principios y las lecciones que dejó el pundonoroso Gobernador y se alejaron de la actividad política. Por ejemplo, con amigos y familiares cercanos, algunos de los cuales habían vivido la lucha armada de la revolución, se discutieron las alternativas para defenderse del centralismo represivo desde que aparecieron los signos claves de éste. Entre las alternativas se habló en privado de la posibilidad de oponerse con las armas al gobierno de Alemán, desde la sierra de Arteaga. Las voces experimentadas concluyeron descartar esta posibilidad por inviable. Según protagonistas de aquellos días, también la Cámara de Diputados en una primera reacción, acordó a través de una carta compromiso, nombrar al Gobernador sucesor y el correspondiente proceso, sin consultar al “Centro” como protesta por lo acontecido. El peso del alemanismo nacional y local acabó imponiéndose y se olvidaron dichos intentos. De cualquier forma, mas allá de las responsabilidades de las personas, estas situaciones son generadas por el escenario del centralismo autoritario, represivo, que los analistas han definido como la “Presidencia Imperial” y el personal estilo de Gobernar de Alemán; así como el giro histórico que se dio en dirección contraria a los intereses populares.
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En los últimos años que vivimos, este centralismo autoritario se combate y se lucha por erradicarlo; y se reclama democracia, justicia social, federalismo autentico y honestidad a los políticos, con lo que la historia fija su veredicto. Las explicaciones y los juicios de la historia son muy valiosos, pero de cualquier forma es más importante, para nuestro propósito, la herencia de Honor a su familia y el tributo hacia su padre que Ignacio Cepeda Dávila legara aquél verano del 47. El articulista Gonzalo Parra de El Universal, en la ciudad de México, que entrevistó a Cepeda Dávila, durante la última visita a esa ciudad, después de lamentar la desaparición del gobernante, narra la entrevista 72 horas antes de partir en el tren a Saltillo, describiendo al personaje “como una persona fuerte, de rostro abierto, jovial
sin exageración. Su saludo fue un apretón de manos fronterizo, leal y vigoroso. El Gobernador habló con fruición de sus vastos proyectos para el porvenir: la electrificación de su estado, escuelas, caminos, …Planes, proyectos de gran envergadura; una obsesión: proceder con honradez, dejar un nombre limpio a sus hijos….creo no equivocarme al afirmar que el hombre frente al cual yanté unas cuantas horas antes de su muerte no era un poseso de obsesión suicida. Ese hombre no había concebido hasta esa hora la idea de eliminarse. Nadie dispuesto a semejante viaje habla de los infinitos propósitos que sabe que no va a realizar. El periodista expresa al término del artículo: “este gobernador …..nos muestra la
evidencia de que no debemos considerar a México definitivamente perdido. Hay Hombres honrados en este país….en donde hay un hombre del tipo de este Gobernador queda una esperanza.” Tiempo después, Don Alejandro Gutiérrez, padrino, colaborador y compañero de la política de Ignacio Cepeda Dávila, dice que “…Nacho se sintió imposibilitado para
continuar en el gobierno, pensando en el suicidio por no poder cumplir a su pueblo lo que había ofrecido, dejando a su esposa y nueve hijos, madre, hermanas y demás familiares; pero su dignidad estaba por encima de todo y selló con sangre su actitud”.
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El último fin de semana en la ciudad de México, después del enfrentamiento con Alemán y sus funcionarios, quiso conocer San Gregorio y San Luis, en Xochimilco, donde hirieron a su padre el General Abraham Cepeda. En esos lugares se unió con el espíritu paterno y a través del recuerdo comulgó con el legado de honor que recibiera de la lucha y la vida entregada por los ideales y valores patrios. Con sus principios muy arraigados y sus compromisos muy presentes, tenía que ejecutar un sacrificio sublime que exhibiera la maquinación y evitara cualquier posible daño sobre la memoria de su padre y el futuro de sus hijos. Identificados los participes del “tejido fino” para calumniarlo y destituirlo; descubiertos los desleales entre sus propios funcionarios, enarbolando su autonomía y soberanía individual, tenia que realizar una protesta extrema contra el corrupto autoritarismo presidencialista que agredía a la soberanía de Coahuila. Y aquel 22 de julio de 1947, Ignacio Cepeda Dávila entregó su vida como forma trágica de trascender, de seguir viviendo sin existir. Sacrificó su vida y el pueblo de Coahuila y la Historia le dieron la razón. Un tributo de honor para su padre y su estirpe. Al día siguiente fue sepultado junto a los restos de su padre, trasladados desde Arteaga, para reunirse en el mausoleo dedicado a su memoria. El General Abraham Cepeda de la Fuente, ante el sacrificio de su hijo, volvió a vivir la luminosidad de la eternidad. El enorme impacto de estos acontecimientos en los coahuilenses y su familia fue enorme y llega hasta nuestros días. Aunque no hay documentos sobre los últimos días ni las conversaciones entre ellos sobre el conflicto con Alemán, en el caso particular de Don Rafael Cepeda de la Fuente, a decir de sus hijos, el desenlace trágico agrava la poca salud que tenia y lo
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lleva a la muerte un mes después de su querido sobrino, depositario de la esperanza y el honor. Para él fue un doble golpe: no solo la tragedia de su sobrino entrañable que lo alojaba en su casa, sino ante la política contraria a la Revolución impuesta por Alemán se sintió traicionado por éste, de quien era consejero, albacea o tutor desde que se suicid su padre al verse acorralado por el éjercito federal, en 1929 en el marco de la rebelión escobarista.26
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No se tuvieron documentos sobre este particular, aunque sí varios y diversos testimonios familiares que sostienen la relación de tutoría o albacea del Dr. Cepeda hacia Alemán. Los testimonios orales también afirman que Don Rafael conminó con firmeza al entonces Gobernador Alemán, a no hacer realidad sus intenciones de reelegirse en el Gobierno de Veracruz. De cualquier forma existen pruebas de que la relación continuó ya que el Dr. Cepeda se distinguió trabajando a favor de Alemán en la Campaña para Presidente de la República; además de que cuando era titular de la organización de veteranos de la revolución, Alemán era Presidente Honorario. Quién sí está comprobado que era su padrino político y protector de su familia cuando muere el padre, fue el General Cándido Aguilar, quién intervino con firmeza junto con Ávila Camacho, Cárdenas y viejos generales revolucionarios para que Alemán no se reeligiera en la Presidencia al termino de su mandato.
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Epílogo Después de leer la descripción de las acciones tanto de Rafael como de Abraham Cepeda de la Fuente, queda la sensación, el asombro, la certeza de una enorme cantidad de esfuerzos y sacrificios en aras de los ideales por un México mejor. Algún historiador se pregunta de qué estaban hechos estos hombres que realizaban esfuerzos físicos enormes, se enfrentaban a la muerte y vivían con ella, y no perdían el rumbo de sus ideales y principios. Lo arriesgaban todo por la democracia y la justicia social. Les gustaba practicar honestamente sus valores y principios, aun a sabiendas de que no todos los participantes en la revolución se comportaban igual, tratando algunos de sacar provecho personal. Don Rafael lo escribe en su segundo Informe de Gobierno de San Luís Potosí, cuando señala que “En la diversidad de tendencias que coadyuvaron a
la revolución, inspiradas unas en el Patriotismo puro y otras en el interés más mezquino”. En esta obra queda claro que los abuelos vivieron y murieron, entregados a los demás, les gustaba vivir intensa y honestamente y morir valerosamente por su patria. Además no olvidaban a su tierra y su familia. La nobleza era natural en ellos. Por eso además de conocer sus hazañas, su realización existencial, debemos reiterar nuestra admiración y reconocimiento. Reconocer su ejemplo para enaltecerlos y tenerlos como guía para nuestras vidas. Ojala y este estudio contribuya a sentirnos orgullosos de nuestros antepasados y que sean una perenne referencia en la familia. Estas vidas tan intensas como las de miles de participantes y particularmente el millón de mexicanos que murieron en esa lucha violenta que transformó nuestro país, tuvieron innumerables consecuencias que ni siquiera se han estudiado. Las repercusiones en el país se conocen ampliamente por más que algunos traten de ignorarlas, pero aquellas que se dieron a nivel familiar cuando murió el padre, el
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hermano, el hijo o cualquier otra persona cercana, se conocen poco y están pulverizadas en el olvido o encerradas en cada grupo familiar. Las consecuencias en varias generaciones han dejado cicatrices indelebles. Un recuento de daños se impone sin minimizar los logros y transformaciones que produjo la Revolución; desentrañando al sistema y las personas que se beneficiaron a la sombra del movimiento. Los millones de mexicanos de esos tiempos, que sufrieron consecuencias no son considerados por las historias oficiales que se quedan en los grandes hechos, los generales deslumbrantes, los líderes y los trascendentales programas. Sin embargo, atrás de todo ello están los miles de individuos que en la “bola” fueron las masas populares que con su bregar y heroísmo, hicieron el movimiento. Se debe rescatar su presencia y ofrecerles un recuerdo de gloria y un sepulcro de honor.
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