HS 1 Non-Native

Poesía 2009 Jr. High/HS 1 Non-Native FRÍO Qué frío se siente, ¿por qué será? Porque el invierno aquí está ya. Trae mucho frío, la cruel helada y el vi

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Official School Name School Short Name Aberdeen HS Adna HS Almira Coulee Hartline HS Anacortes HS Annie Wright HS Archbishop Murphy HS Arlington Chris

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Poesía 2009 Jr. High/HS 1 Non-Native FRÍO Qué frío se siente, ¿por qué será? Porque el invierno aquí está ya. Trae mucho frío, la cruel helada y el viento canta triste balada. Huuuu, huuuuu, qué triste y fría es la canción que el niño canta en la estación. Ma. Luisa Murrieta

ELOGIO A LA LENGUA CASTELLANA O lengua de los cantares, O lengua del romancero, te habla Teresa la Mística, te habla el hombre que yo quiero. Lengua que reza mi madre y en la que dije, “Te quiero,” una noche americana millonaria de luceros. La más rica, la más bella, la altanera, la bizarra, la que acompaña mejor las quejas de la guitarra. Juana de Ibarbourou

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UNA FLOR, UNA LÁGRIMA, UN SUSPIRO Una flor, una lágrima, un suspiro, Eso fue nuestro amor. El suspiro llevóselo la brisa La flor se marchitó La lágrima cayó sobre la tierra y el polvo la cubrió y este amor que juzgábamos eterno, fue lágrima, fue suspiro, fue flor. Anónimo Opción: Trabalenguas (Escojan 2 de los 3. Se repite cada uno tres veces; cada vez más rápido) 1. Erre con ""erre"" cigarro, ""erre"" con ""erre"" barril. Rápido corren los carros, Cargados de azúcar del ferrocarril. 2. - Compadre, cómpreme un coco. - Compadre, no compro coco, porque como poco coco como, poco coco compro. 3. Pedro Pablo Pérez Pereira, pobre pintor portugués, pinta pinturas por poca plata para pasar por París.

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Jr. High/HS 1 Native SONETO A LA LENGUA CASTELLANA Claro y límpido raudal es la lengua que yo adoro, la lengua de versos de oro y de vibración marcial. Es dúctil como el metal y rica como el tesoro que dejó Boabdil el moro allá en su Alhambra oriental. Como clarines al viento vibra su brocíneo acento en la ira o el dolor Y con sus cláusulas graves amorosos trinos de aves sobre las lilas en flor. Leopoldo Días INTELIGENCIA ¡Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas! ... que mi palabra sea la cosa misma, creada por mi alma nuevamente. Que por mí vayan todos los que no las conocen, a las cosas; que por mí vayan todos los que ya las olvidan, a las cosas; que por mí vayan todos los mismos que las aman, a las cosas. ¡Inteligencia, dame el nombre exacto y tuyo, y suyo, y mío, de las cosas! Juan Ramón Jiménez

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DUENDECITOS Corre y corre, calladitos, se deslizan por la mesa diez activos duendecitos, ¡qué alegría, qué ligereza!, qué bien saben entender, obedecen con presteza, es su gusto obedecer. Duendecitos, a formarse: una fila y a correr. Duendecitos, detenerse: mayor e índice, marchar; paso corto, galopar, y ahora, mis duendecitos, como siempre calladitos vayan todos a jugar. Laura Murrieta

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H.S. 2 Native NO SÉ POR QUÉ PIENSAS TÚ... No sé por qué piensas tú soldado, que te odio yo, si somos la misma cosa, yo, tú. Tú eres pobre, lo soy yo; soy de abajo, lo eres tú: ¿de dónde has sacado tú, soldado, que te odio yo? Me duele que a veces tú te olvides de quién soy yo; caramba, si yo soy tú, lo mismo que tú eres yo. Pero no por eso yo he de malquererte, tú; si somos la misma cosa, yo, tú, no sé por qué piensas tú, soldado, que te odio yo. Nos veremos yo y tú, juntos en la misma calle, hombro a hombro, tú y yo, sin odios ni yo ni tú, pero sabiendo tú y yo a dónde vamos yo y tú... ¡No sé por qué piensas tú, soldado,, que te odio yo! Nicolás Guillén

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EL SOLITARIO El solitario es sabio en predicciones, en sueños, en secretas palabras. Es de arena el corazón del solitario: se humedece con la lluvia. El solitario no padece recuerdos: construye el pasado como el futuro. Reloj de arena es su corazón. El solitario ha creado el amor a su imagen y semejanza. El solitario no hace comparaciones. El solitario se echa con la muerte y se levanta viudo. Por las noches se purifica. En limpias, profundísimas aguas se sumerge. El solitario no conoce la soledad: el mundo le acompaña. Ernesto Mejía Sánchez PARA ENTONCES Quiero morir cuando decline el día en alta mar y con la cara al cielo; donde parezca un sueño la agonía, y el alma, un ave que remonta el vuelo. No escuchar en los últimos instantes, ya con el cielo y con la mar a solas, más voces ni plegaria sollozantes que el majestuoso tumbo de las olas. Morir cuando la luz triste retira sus áureas redes de la onda verde, y ser como ese sol que lento expira: algo muy luminoso que se pierde. Morir, y joven: antes que destruya el tiempo aleve la gentil corona; cuando la vida dice aún: “soy tuya,” ¡aunque sepamos bien que nos traiciona! Gutiérrez Nájera

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HIMNO AL ÁRBOL Árbol hermano, que clavado por garfios pardos en el suelo la cara frente has elevado en una intensa sed de cielo, Dame un follaje vasto y denso, tanto como han de precisar los que en el bosque humano – inmenso – ¡rama no hallaron para hogar! Árbol que dondequiera aliente tu cuerpo lleno de vigor, asumes invariablemente el mismo gesto aparador: ¡Haz que a través de todo estado - niñez, vejez, placer, dolor – ¡asuma mi alma un invariado y universal gesto de amor! Gabriela Mistral

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H.S. 2 Non-Native LO FATAL Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y más la piedra dura porque ésa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto y el temor de haber sido y un futuro terror.... y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la muerte y por lo que no conocemos y apenas sospechamos y la carne que tienta con sus verdes racimos y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos ¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos!.... Rubén Darío

OJOS CLAROS, SERENOS Ojos claros, serenos, Si de un dulce mirar sois alabados, ¿por qué si me miráis, miráis airados? Cuando más piadosos más bellos parecéis a aquel que os mira. No me miréis con ira, porque no parezcáis menos hermosos. ¡Ay, tormentos rabiosos! Ojos claros, serenos, Ya que así me miráis, miradme al menos. Gutierre de Cetina

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DÍA DE VIENTO Las hojitas, en el viento ríen y bailan de contento, y los árboles se inclinan, y susurran y suspiran..... Rueda y rueda, muy ligero, calle abajo va un sombrero. Los niñitos van corriendo y jugando con el viento... En la rama temblorosa suelta sus hojas la rosa; la ropa al viento tendida, reciamente es saludada; en el cielo blancas nubes bogan por mares azules.... La veleta allá en la torre y en el palacio la bandera majestuosa se despliega. Travieso, activo, contento, pasa nuestro amigo el viento. Anónimo

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HS 3 Non-native ORO Y PLATA ¡Albricias! ¡Oro y plata para los pobres! Vengan, que el otoño las calles de áureas hojas cubrió. Dijérase que el viento láminas de oro arrastra... ¡Albricias! Oro al rodo por el mundo se vio. ¡Albricias! ¡Oro y plata para los pobres! Vengan, que gruesa plata empieza con la lluvia a caer. Vengan a ver el vívido reflejo del tesoro... Mas dense prisa luego, que quiere anochecer. ¡Plata de fría lluvia para el zurrón del pobre! ¡Oro de muertas hojas para el zurrón también! ¡Qué sueño! Están las calles cubiertas de oro y plata Aprovechad, mendigos, y agradecedlo bien. Arturo Capdevila LA VUELTA DE LOS CAMPOS La tarde paga en oro divino las faenas... Se ven limpias mujeres vestidas de percales, trenzando sus cabellos con tilos y azucenas, o haciendo sus labores de aguja en los umbrales. Zapatos claveteados y báculos y chales... Dos mozas con sus cántaros se deslizan apenas. Huye el vuelo sonámbulo de las horas serenas. Un suspiro de Arcadia peina los matorrales.... Cae un silencio austero...Del charco que se nimba estalla una gangosa balada de marimba. Los lagos se amortiguan con espectrales lampos, las cumbres, ya quiméricas, corónanse de rosas... Y humean a lo lejos las rutas polvorosas por donde los labriegos regresan de los campos. Julio Herrera y Reissig

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ANOCHE CUANDO DORMÍA Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que una fontana fluía dentro de mi corazón. Di, ¿por qué acequia escondida, agua, vienes hacia mí, manantial de nueva vida en donde nunca bebí? Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que una colmena tenía dentro de mi corazón, y las doradas abejas iban fabricando en él, con las amarguras viejas blanca cera y dulce miel. Anoche cuando dormía, soñé, ¡bendita ilusión!, que un ardiente sol lucía dentro de mi corazón. Era ardiente porque daba calores de rojo hogar, y era sol porque alumbraba y porque hacía llorar. Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que era Dios lo que tenía dentro de mi corazón. Antonio Machado

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HS 3 Native PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO Madre, yo al oro me humillo, Él es mi amante y mi amado, Pues de puro enamorado Anda continuo amarillo. Que pues doblón o sencillo Hace todo cuanto quiero, Poderoso caballero Es don Dinero. Nace en las Indias honrado, Donde el mundo le acompaña; Viene a morir en España, Y es en Génova enterrado. Y pues quien le trae al lado Es hermoso, aunque sea fiero, Poderoso caballero Es don Dinero. Más valen en cualquier tierra (Mirad si es harto sagaz) Sus escudos en la paz Que rodelas en la guerra. Pues al natural destierra Y hace propio al forastero, Poderoso caballero Es don Dinero. Francisco de Quevedo REDONDILLAS Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? Combatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad

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lo que hizo la diligencia. [...] ¿Cuál mayor culpa ha tenido, en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído? [...] Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo. Sor Juana Inés de la Cruz LA VIDA ES SUEÑO Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende. Yo sueño que estoy aquí de estas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. Calderón de la Barca

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HS 4 / 5 ; College 1 / 2 Non-Native Speakers POEMA DE AMOR INEVITABLE Tú llegaste a mi alma cuando estaba olvidada: las puertas desprendidas, las sillas en reguero, las cortinas caídas, la cama descuajada, la tristeza cuidada lo mismo que un florero. Con tus manos pequeñas de mujer trabajosa fuiste poniendo todas las cosas en hilera: la mirada en su sitio, en su sitio la rosa, en su sitio la vida, en su sitio la estera. Lavasate las paredes con un trapo mojado en tu clara alegría, en tu fresca ternura, colocaste la radio en el sitio apropiado, y limpiaste la alcoba de sangre y de basura. Acomodaste todos los libros dispersados y tendiste la cama con tu enorme mirada, encendiste los pobres bombillos apagados y enceraste sus pisos de madera gastada. Fuiste de pronto enorme, ancha, potente, fuerte: sudaste altas fatigas lavando trastos viejos. Supiste que en mi alma de sobra era la muerte y la tiraste al huerto con pedazos de espejos José Ángel Buesa

EL BURRO FLAUTISTA Esta fabulilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad. Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad.

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Acercose a olerla el dicho animal; y dio un resoplido por casualidad. En la flauta el aire se hubo de colar; y sonó la flauta por casualidad. -¡Oh, dijo el Borrico, qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!Sin reglas del arte, borriquitos hay que una voz aciertan por casualidad. Tomás de Iriarte ME GUSTAS CUANDO CALLAS Me gustas cuando callas, porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca. Como todas las cosas están llenas de mi alma, emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de ensueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía. Me gusta cuando callas y estás como distante y estás como quejándote, mariposa en arrullo, y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza; déjame que me calle con el silencio tuyo. Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. Me gustas cuando callas, porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. Pablo Neruda

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HS 4/5; COLLEGE 1 & 2 NATIVE SPEAKERS SINFONÍA EN GRIS MAYOR El mar como un vasto cristal azogado refleja la lámina de un cielo de zinc; lejanas bandadas de pájaros manchan el fondo bruñido de pálido gris. El sol como un vidrio redondo y opaco con paso de enfermo camina al zenit; el viento marino descansa en la sombra tendiendo de almohada su negro clarín. Las ondas que mueven su vientre de plomo debajo del muelle parecen gemir. Sentado en un cable, fumando su pipa, está un marinero pensando en las playas de un vago, lejano, brumoso país. Es viejo ese lobo, Tostaron su cara los rayos de fuego del sol del Brasil; los recios tifones del mar de la China le han visto bebiendo su frasco de gin. La espuma impregnada de yodo y salitre hace tiempo conoce su roja nariz, sus crespos cabellos, sus bíceps de atleta, su gorra de lona, su blusa de dril. En medio del humo que forma el tabaco ve el viejo el lejano, brumoso país, que digan de donde una tarde caliente y dorada tendidas las velas partió el bergantín... La siesta del trópico. El lobo se duerme. Ya todo lo envuelve la gama del gris. Parece que un suave y enorme esfumino del curvo horizonte borrara el confín. La siesta del trópico. La vieja cigarra ensaya su ronca guitarra senil y el grillo preludia su solo monótono en la única cuerda que está en su violín. Rubén Darío .

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¡QUIÉN SABE! Indio que asomas a la puerta de esa tu rústica mansión, ¿para mi sed no tienes agua? ¿para mi frío, cobertor? ¿para mi sueño, mal rincón? Breve quietud para mi andanza? -¡Quién sabe, señor! Indio que labras con fatiga tierras que de otros dueños son. ¿ignoras tú que deben tuyas ser por tu sangre y tu sudor? ¿Ignoras tú que audaz codicia siglos atrás, te las quitó? ¿Ignoras tú que eres el amo? -¡Quién sabe, señor! Indio de frente taciturna y de pupilas sin flugor, ¿qué pensamiento es el que escondes en tu enigmática expresión? ¿Qué es lo que buscas en tu vida? ¿Qué es lo que imploras a tu Dios? ¿Qué es lo que sueña tu silencio? -¡Quién sabe, señor! ¡Oh raza antigua y misteriosa de impenetrable corazón, que sin gozar ves la alegría y sin sufrir ves el dolor: eres augusta como el Ande, el Grande Océano y el Sol! Corre en mis venas sangre tuya y, por tal sangre, si mi Dios me interrogase qué prefiero -cruz o laurel, espino o flor, beso que apague mis suspiros o hiel que calme mi canción-¡Quién sabe, señor! José Santos Chocano

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MÁS ALLÁ DEL AMOR Todo nos amenaza: el tiempo, que en vivientes fragmentos divide al que fui del qué seré, como el machete a la culebra; la conciencia, la transparencia traspasada, la mirada ciega de mirarse mirar; las palabras, guantes grises, polvo mental sobre la hierba, el agua, la piel; nuestros nombres, que entre tú y yo se levantan, murallas de vacío que ninguna trompeta derrumba. Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas, ni el delirio y su espuma profética, ni el amor con sus dientes y uñas nos bastan. Más allá de nosotros, en las fronteras del ser y el estar, una vida más vida nos reclama. Afuera la noche respira, se extiende, llena de grandes hojas calientes, de espejos que combaten: frutos, garras, ojos, follajes, espaldas que relucen, cuerpos que se abren paso entre otros cuerpos. Tiéndete aquí a la orilla de tanta espuma, de tanta vida que se ignora y entrega: tú también perteneces a la noche. Extiéndete, blancura que respira, late, o estrella repartida, copa pan que inclinas la balanza del lado de la aurora, pausa de sangre entre este tiempo y otro sin medida. Octavio Paz

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