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CAPÍTULO II DIRECTRICES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE SECADEROS
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Los Secaderos de Tabaco en la Provincia de Granada: Evolución y Reconversión
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a construcción de los secaderos de tabaco ha evolucionado a lo largo del tiempo, si bien, ya sea por el entorno agrario y rural que los rodea o por la escasez de medios de la que el labrador suele disponer, se mantienen aún formas de construir totalmente artesanales y tradicionales como veremos en el desarrollo del presente estudio. Pero lo que sí permanece inalterable es el proceso de curado del tabaco y por tanto las características comunes que los secaderos de los años 30 mantienen con los actuales.
I.
PAUTAS CONSTRUCTIVAS
Para que el secadero funcionase correctamente debería poseer un volumen que no supere los 1000 m3; con ventanas o celosías caladas repartidas entre la parte inferior y superior de las fachadas laterales y frontales del secadero, además de poseer chimeneas de ventilación en la cumbrera de la cubierta y a ser posible una solera de hormigón que aísle el producto de la humedad del suelo (sólo está presente en los secaderos realizados de obra). Los que fueran destinados al curado de tabaco amarillo (totalmente en desuso en Granada) tenían que estar preparados para recibir braseros, estufas u hornos. Los cerramientos deben estar hechos de materiales adecuados para procurar un aislamiento eficaz (adobe, ladrillo macizo y hueco, rasillas macizas, bloques de hormigón y, en el caso más desfavorable, chamizo o lamas de chopo). La superficie de ventilación variará entorno a los 30 m2 por cada 500 m3 de volumen útil del local. Las plantas se atarán por el punto del tronco más próximo al cuello de la planta, y quedarán distribuidas en el interior del secadero sin que queden superpuestas o solapadas; para ello se podrán disponer varios pisos de cuelgue en función de la altura del secadero y de la longitud de la mata, pero siempre la planta inferior quedará aproximadamente a unos 80 cm del suelo y la superior a un espacio igual de la cubierta. Esta altura se aumentará a 1.50 m si se desea producir calor o humedecer el suelo sin que esto dañe a la planta. Junto a cada ristra de matas existirá otra similar con espacio suficiente para que el aire circule entre ellas. El secadero dispondrá de pasillos para la vigilancia y huecos, si fueran precisos, para la colocación de braseros y estufas, e incluso hogueras. El número de plantas por m3 no sería inferior a 15 ó 20; disminuir esa cantidad provocaría un desecado prematuro que daría lugar a tabacos arrebatados.
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PRIMERA PARTE. Capítulo II Directrices para la Construcción de Secaderos
II. DIRECTRICES SECADEROS
PARA
LA
CONSTRUCCIÓN
DE
A) Orientación del secadero: Es lógico pensar que la situación del secadero debe estar condicionada por la dirección del viento dominante en la región, por ello se situará el eje longitudinal del secadero perpendicular a la dirección dominante del viento con la intención de que penetre a través de los huecos (persianas o celosías), atraviese el secadero y salga por la cara opuesta. Fig. 7 Dirección predominante del En el caso de que la dirección del viento viento variara, sin poder llegar a precisar una dirección predominante, se hará coincidir el eje longitudinal del local con el eje Norte - Sur, de forma que el Sol incida de igual manera sobre las fachadas laterales. B) Dimensiones: Para establecer la dimensión idónea de un secadero se han de tener en cuenta factores como el coste, la cantidad de plantas de tabaco a colgar, espacios de ventilación que se deben prever, tipo de estructura, etc. En la dimensión de un secadero se considerarán una serie de requisitos que su anchura y longitud deben cumplir: •
Anchura:
Se tendrá en cuenta el tipo de estructura a utilizar, podremos conseguir espacios más diáfanos y de mayores luces con estructuras realizadas con perfiles metálicos (A42-b) o con estructuras de hormigón armado; por el contrario habrá que disminuir las luces en estructuras de palos o fábrica de ladrillo. Es importante que la anchura del secadero no sea excesiva, rondando como máximo los 7.50-8 m, esto facilitará el traspaso del aire a través de este. •
Longitud: La construcción de un secadero en este aspecto responde a una repetición modular, la longitud de estos módulos será la distancia entre pórticos, o lo que es lo mismo, la luz entre soportes. En esta modulación no se podrá dejar de lado un aspecto tan importante como el arriostramiento de estos pórticos en su sentido longitudinal, ya que de ello dependerá también la distancia que dejemos entre estos, por ejemplo, una correa fabricada en acero (IPN-80) posee una longitud de fabricación de 12 m, un rollizo de madera de chopo mondado posee de 8 a 9 m 20
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útiles, y una viga o zuncho de hormigón armado y tendrá aproximadamente la luz habitual entre pilares (5-6 m). •
Altura: Hay que tener en cuenta las necesidades de la estructura, que debe soportar las acciones de cargas y viento, y la posibilidad de colgar un número entero de plantas. Cada piso de cuelgue de plantas tiene una altura de 1.70 m de media y además es necesario dejar desde la última planta hasta el suelo del secadero como mínimo 0.80 m, siendo recomendable 1.50 m para que se pueda humificar el ambiente mediante el regado del suelo sin que se moje el tabaco. Así pues, estamos entre 5.90 y 6.60 m desde el suelo hasta la cara Fig. 8 Altura mínima para tres pisos de cuelgue superior del forjado de cubierta para 3 pisos de cuelgue.
Igualmente, los cerramientos de fábrica se deberán reforzar cuando sobrepasen los 4-4.50 m de longitud. Generalmente se aconseja que no se sobrepasen los 4 m de longitud entre pórticos sea cual sea el material de que este hecha su estructura. C) El suelo del secadero: A excepción de los secaderos de palos, por norma general, los demás tipos irán construidos sobre una solera de hormigón en masa (H-150) o con una pequeña armadura de espesor entre 10 y 12 cm, se podrá colocar además un encachado de piedra de aproximadamente 10 cm para favorecer el aislamiento. Los cementos a utilizar en cuanto a sus consistencias y dosificaciones serán: - Cemento, P-350, PA-350. - Consistencia, blanda. - Dosificación, depende del árido utilizado, ya sea de machaqueo o rodado. D) Estructura: Dependiendo de la estructura que utilicemos podremos salvar el ancho del secadero, que situábamos entre 7.50 y 8 m, con o sin la necesidad de apoyos intermedios. Por ejemplo la estructura metálica nos permite cubrir la luz en un solo vano, con las ventajas que esto supone para trabajar e introducir maquinaria en el interior, mientras que con estructuras de hormigón “estándar”, palos o fábrica de ladrillo precisamos un pilar que divida el secadero en dos vanos. 21
PRIMERA PARTE. Capítulo II Directrices para la Construcción de Secaderos
Los soportes en estructura de palos están formados por rollizos de madera de chopo mondada de diámetro entorno a 15-20 cm. Para fábrica de ladrillo, aunque dependa de las piezas empleadas (hueco, perforado, macizo), los pilares estarán entre 35 y 50 cm. Los pilares metálicos pueden estar formados por la unión de diferentes perfiles electrosoldados o por un único perfil; además la unión puede ser continua o discontinua por lo que la variedad de casos es amplia, aunque bien puede tratarse de IPN-160 unido a un UPN-140 o perfiles HEB-140, de tal modo que limitan la fábrica cuando ésta se encaja entre sus alas. E) Cimientos: El tipo de cimiento a utilizar deberá estar acorde con el tipo de estructura utilizada; de esa forma, en una estructura de palos el cimiento estará compuesto por una piedra caliza, más o menos regular, sobre la cual apoyará el rollizo. En fábrica de ladrillo el cimiento será corrido de un espesor superior, en aproximadamente 10 cm, al espesor del muro, y una profundidad entorno a 1.20 m. En estructura metálica la cimentación está constituida por un cimiento de hormigón sobre el que queda dispuesta una placa de anclaje con capacidad para ser nivelada mediante el accionamiento de tornillos. En estructura de hormigón el cimiento lo forma una zapata de hormigón armado con o sin arriostramientos dependiendo de la zona sísmica en la que nos encontremos. F) Cerramientos: Los materiales más usados en la construcción de los cerramientos de un secadero son: •
El chamizo y las lamas de chopo: Secaderos de palos.
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El ladrillo viejo y la rasilla macizos: secaderos de fábrica (antiguos).
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El bloque de hormigón:
En secaderos de estructura metálica o de hormigón armado. El chamizo y las lamas de chopo poseen un comportamiento aislante prácticamente nulo; por el contrario, el ladrillo cerámico tiene un coeficiente de conductividad térmica 0.65 Kcal/mhºC, y el bloque de hormigón 0.42 Kcal/mhºC. G) Cubierta: Las cubiertas más usuales en los secaderos de tabaco son a dos aguas y raramente se pueden ver diferentes, aunque en algunos casos extraordinarios, en los que el secadero tiene formas irregulares (presencia de medianerías) se pueden formar cubiertas de distintos faldones. Los materiales de construcción más usados en la cubrición de secaderos son: 22
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La paja: Este material se empleaba sobre todo en los primeros secaderos de tabaco que se construyeron y de los cuales no quedan más que dos ejemplos en la Vega de Granada. Como cabe imaginar la resistencia y el aislamiento de este tipo de cubrición son bajos.
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La teja cerámica: La teja cerámica es un material resistente pero mínimamente aislante por sí sola; ha sido muy utilizada, sobre todo en secaderos de fábrica.
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Fibrocemento ondulado: Puede decirse que su comportamiento, resistente y aislante, es bueno, incrementándose si estas placas poseen un asfaltado.
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Placa de acero galvanizado:
En cuanto a resistencia su comportamiento es aceptable, pero debido al material del que están fabricadas, provocan un sobrecalentamiento en el interior del secadero perjudicial para el correcto curado de las plantas de tabaco. •
Placa tipo "sándwich": con este tipo de cubrición se consigue, con poco espesor, un aislamiento muy eficaz. Es aconsejable que las aguas procedentes de la cubierta sean recogidas en canalones, con sus respectivas bajantes, para evitar que estas aguas discurran por la fachada y empapen la cimentación del secadero, además de evitar humedeces en la propia fachada. Otra solución sería colocar una acera de hormigón de aproximadamente 60 cm de ancho, con una pendiente del 3% hacia fuera. H) Ventilación del secadero:
Antiguamente la ventilación del secadero se hacía a través de celosías caladas en el propio muro y a través de chimeneas destinadas a ello. Con estos sistemas era prácticamente imposible poder regular la ventilación en el interior del secadero, lo que provocó la aparición de otros sistemas como la colocación de persianas que pudiesen ser accionadas para regular la entrada de aire. Uno de los problemas que hacían inevitable este adelanto era el recalentamiento que se producía en la zona de la cubierta. La solución a esto es la reducción de la superficie de ventilación en la zona superior y la ampliación de la apertura en la inferior, además de colocar mayor aislamiento en la cubierta dentro de lo posible. La situación de los huecos dependerá de la colocación de las plantas en el interior del secadero. Antiguamente, los huecos de ventilación se referenciaban a las plantas, pero se distribuían de manera más o menos homogénea en los paramentos de éste. Hoy día se siguen unas pautas respecto a la situación de éstos. En primer lugar, el hueco superior debe ser sensiblemente menor que el de abajo, la apertura inferior 23
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comenzará a 30 cm a partir del nivel del suelo y tendrá una altura de 110 cm; el hueco superior será de 70 cm de alto y comenzará a una distancia de 180 cm medida a partir del alero. En cuanto a su ancho, han de ocupar el mayor espacio posible entre pórticos para evitar grandes superficies de muro donde se pueda acumular la humedad y provocar la pudrición de la mata de tabaco. El espacio entre la coronación del muro y el alero de la cubierta a de cerrarse para evitar que rompa el tiro vertical, el cual se produce a través de las chimeneas dispuestas en el caballete de la cubierta o entre las holguras existentes entre los demás materiales de cubrición que se emplean. La cumbrera de la cubierta se suele rematar con tejas de cemento, cerámicas o con piezas especiales dependiendo del material utilizado. Los secaderos antiguos estaban expuestos a actos vandálicos, hoy día se recomienda la colocación en los huecos inferiores de rejas que preserven el interior del secadero. I) Soluciones de ventilación: Es recomendable que el sistema de apertura y cierre de los huecos sea hermético, para que esta regulación produzca el efecto deseado; es también importante que cada hueco se pueda accionar de forma independiente para ventilar una u otra zona del secadero, dependiendo de la etapa de curado y en la zona del local que estemos. Entre las soluciones para controlar la entrada de aire en el secadero tenemos:
Fig. 9 Persiana enrollable de plástico
Fig. 10 Persiana de lamas de chapa galvanizada
Fig. 11 Persiana de chapa con apertura mediante poleas
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Paneles móviles formados por lamas de chopo clavadas sobre un bastidor.
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Celosías practicadas en los cerramientos del secadero. 24
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Persianas enrollables de plástico, accionadas manualmente y constituidas lamas que ajustan perfectamente produciendo un hermetismo total.
por
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Persiana formada por lamas de chapa galvanizada pivotante sobre un eje y accionadas manualmente desde el exterior.
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Persiana de chapa lisa u ondulada corredera, con apertura manual o compensando la de arriba mediante poleas.
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Productos textiles, entre los que destaca la tela plastificada a base de polietileno. J) Sistemas de cuelgue:
Antiguamente, el sistema de colgado del tabaco se realizaba, en la provincia de Granada, por hojas o por plantas, perdurando en la actualidad sólo el curado por plantas. En el caso de que se adoptase el sistema de sartas anilladas (por hojas), las hojas se ensartan en un alambre en número aproximado a 20, y dispuestas de manera que las venas de cada dos hojas contiguas se ven de frente para que no se solapen; esta anilla se cuelga a su vez de las tomizas que penden de las varas. El cuelgue en sartas anilladas se puede realizar también de manera horizontal. En la actualidad el sistema de cuelgue en nuestra provincia es exclusivamente por plantas; cogidas por el tallo con cuerdas (tomizas) y éstas, a su vez, quedan atadas a las varas. Independientemente del sistema que se utilice las plantas han de colgarse transversalmente al eje longitudinal del Fig. 12 Este veguero de Otura nos muestra el secadero, de manera que el aire entre sistema de cuelgue por plantas por los huecos de ventilación y atraviese el interior. En el secadero se pueden disponer varios pisos de cuelgue; en el primer piso se suelen colocar aproximadamente 25 plantas por m2; en el segundo la densidad estará entre 30 y 35 plantas por m2, en el tercer piso la densidad será de 42 plantas por m2. En secaderos antiguos los pisos de cuelgue se realizan mediante rollizos colocados a distinto nivel, en los secaderos de nueva planta esta estructura se sustituye por un entramado de alambre. 25
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K) Circulación interior: Se recomienda dejar un espacio para facilitar el acceso al interior de las masas de tabaco, el ancho de este pasillo variará entre 45 y 50 cm. L) Aportación de calor: La humedad del interior de los secaderos se puede controlar mediante la introducción de calor artificial. El uso de calor no es exclusivo de los secaderos de tabaco amarillo, sino que puede introducirse calor de forma artificial si las condiciones exteriores así lo requieren en secaderos de tabaco negro. Se ha de evitar que existan focos localizados de calor que producen manchas en las hojas; la temperatura debe girar en torno a los 30-32 grados y los saltos de temperatura deberán ser inferiores a los 10 grados. En los secaderos antiguos el calor era aportado por hogueras o estufas, en el caso de los dedicados al curado de tabaco negro, y por hornos, cuyo combustible era la madera u orujo, en secaderos de tabaco amarillo. En general el combustible debe ser aquel que no genere gases que perjudiquen la calidad del tabaco en su combustión. Actualmente, los combustibles más usados son el butano y el propano, aunque en Granada no se empleen por no realizarse aportes caloríficos en esta zona. M) Iluminación interior: Es recomendable que exista una ventana o hueco fijo por donde penetre la luz, indispensable para las labores de clasificación del tabaco, esta apertura se situará en la zona Norte para evitar la incidencia directa del Sol. Durante la época del curado el hueco se puede oscurecer con una tela que no deje pasar los rayos del Sol.
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