IDEAS SOBRE LAS CAUSAS DE LA OBESIDAD EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS MEXICANOS Y ESPAÑOLES 1

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IDEAS SOBRE LAS CAUSAS DE LA OBESIDAD EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS MEXICANOS Y ESPAÑOLES1 Ideas on the causes of obesity of Mexican and Spanish university students Rigoberto León Sánchez*, Blanca Elizabeth Jiménez Cruz*, Asunción López Manjón** y Kirareset Barrera García* *Universidad Nacional Autónoma de México2 **Universidad Autónoma de Madrid3

RESUMEN Diversos estudios han mostrado que los profesionales de la salud estigmatizan la obesidad, incluso aquellos que dedican su labor a la atención del paciente obeso. Es posible que dichas creencias negativas tengan que ver con la atribución de las causas de la obesidad, es decir, si se supone que la persona obesa tiene o no responsabilidad sobre su padecimiento. El propósito del presente trabajo fue examinar las creencias sobre las causas de la obesidad de dos grupos de estudiantes universitarios de Psicología: 83 de una universidad mexicana y 77 de una española. Los resultados muestran que los participantes reconocían que la obesidad es causada por múltiples factores, pero tendieron a señalar al individuo obeso como responsable. Dichos datos sugieren que incluso este sector de profesionales asume la llamada “ideología de la culpa”, lo que podría explicar la estigmatización que se hace de la obesidad. Indicadores: Obesidad; Creencias; Estigmatización; Causas de la obesidad.

Este trabajo se realizó gracias al apoyo del Programa de Apoyos para la Superación del Personal Académico (PASPA) de la UNAM, otorgado al primer autor para realizar una estancia de investigación en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid de agosto de 2011 a febrero de 2012. 2 Facultad de Psicología, Av. Universidad 3004, Col. Copilco-Universidad, Del. Coyoacán, 04515 México, D.F., México, correo electrónico: [email protected]. Artículo recibido el 2 de marzo y aceptado el 26 de julio de 2012. 3 Facultad de Psicología. c/Iván Pavlov, 6, Ciudad Universitaria de Cantoblanco, 28049 Madrid, España. 1

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ABSTRACT

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Diverse studies have shown that health professionals stigmatize obesity. Those negative believes regarding the obesity might be related to the way in which its causes are attributed; i.e., if it is thought that the obese person is responsible for his/her condition or not. The purpose of this work was to examine the beliefs regarding the causes of obesity in two groups of students of psychology, 83 from a Mexican university, and 77 from a Spanish one. The results show that the students allot more weight to those items in which the obese person could be pointed out as responsible for his condition, even when both groups of students admit that obesity is caused by multiple situations. Such data suggest that even that group of professionals performs what has been called the "ideology of blame", which could explain the stigmatization of obesity. Keywords: Obesity; Beliefs; Stigmatization; Causes of obesity.

A principios del siglo XXI, la Organización Mundial de la Salud ( WHO) (2000) daba datos que sugerían un incremento alarmante en la prevalencia del sobrepeso y la obesidad, tanto en adultos como en niños de todo el mundo, y ello con independencia de la situación económica de los países. La obesidad, definida como una acumulación excesiva de grasa en el cuerpo (Foz y Formiguera, 1998; García, 2004; Ponce et al., 2010), es una enfermedad tipificada como crónica que implica un factor de riesgo de otras enfermedades crónicas no transmisibles que involucran prácticamente a todo el organismo (Kushner y Roth, 2005; WHO, 2000, 2003, 2004), lo que aumenta la probabilidad de muerte prematura y disminuye la calidad de vida de los individuos (Kimotoki y Millen, 2011). A este conjunto de problemas de salud se suma la afectación psicológica resultante de la estigmatización que sufren las personas por el hecho de ser obesas (Puhl y Latner, 2007; Ribas et al., 2009). A diferencia de otros rasgos corporales como la estatura o el color de la piel, es común que se piense que la obesidad (y el peso corporal en general) se encuentra bajo el control personal; en consecuencia, al asumir que “comer menos y moverse más” depende exclusivamente de la voluntad del individuo (Anesbury y Tiggemann, 2000; Blaine y Williams, 2004) o de su falta de motivación para bajar de peso (Anesbury y Tiggemann, 2000; Barry, Brescoll, Brownell y Schlesinger, 2009; Wang, Brownell y Wadden, 2004), se le resta importancia a otros factores que pueden también ser causantes de la obesidad y que tienden a favorecer un desbalance entre la cantidad de energía que el individuo obtiene

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mediante la ingesta de alimentos y la cantidad de energía que gasta (Peña y Bacallao, 2001), como serían los factores biológicos (Gesta, Tseng y Kahn, 2007; Hebebrand, Sommerlad, Geller, Görg y Hinney, 2001; Moran, 1999), psicológicos (Harvard Medical School, 2004; Linden, 2011) o ambientales (Bustos, Amigo, Fernández y Herrero, 2009; Gutiérrez, Royo y Rodríguez, 2006). De esta manera, tal como lo señalan Glanz, Sallis, Saelens y Frank (2005), si bien “comer menos y moverse más” no son los únicos elementos de la ecuación que garantizan reducir o mantener un peso adecuado, muchos de los programas encaminados a la implementación de estrategias contra el sobrepeso y la obesidad tienden a centrarse en la promoción de dietas bajas en grasa, acompañadas por cambios en las conductas que afectan la actividad física (Ayala, 2011; González, Gómez, Valtueña, Ortiz y Meléndez, 2008; Jacoby, Bull y Neiman, 2003; WHO, 2010), dejando de lado otros factores que también habría que atacar en pro de disminuir la obesidad. En palabras de Brownell et al. (2010), “el reto consiste en combinar los enfoques de responsabilidad personal y colectiva en formas que sirvan mejor al bien público” (p. 383). Entre las causas potenciales de la obesidad que los adultos explicitan se encuentra un amplio rango de conductas y factores sociales y medioambientales (Babooram, Mullan y Sharpe, 2011); por ejemplo, mayor consumo de fast foods y comidas preparadas fuera de casa, aumento de la vida sedentaria (uso de TV, computadora y otras formas de entretenimiento electrónico, así como reducción del uso de la bicicleta y del caminar como formas de transporte), inseguridad en los espacios públicos, incremento en la disponibilidad de alimentos no saludables y reducción de la actividad física en las escuelas y en los centros de trabajo. De acuerdo con Hardus, van Vuuren, Crawford y Worsley (2003), lo anterior refleja, que, en general, los adultos tienden a reconocer que las causas de la obesidad son multifactoriales. Con todo, si bien socialmente se han utilizado siete metáforas para explicitar las causas de la obesidad, a saber: 1) como una conducta relacionada con la pereza y la gula; 2) como una incapacidad; 3) como una forma de desorden alimenticio; 4) como una adicción a la comida; 5) como reflejo de una época que no deja tiempo para cuidar la salud; 6) como una consecuencia de la manipulación de intereses comerciales, y 7) como resultado de un ambiente saturado de comida tóxica (Barry et al., 2009), la mayoría de la gente sigue asumiendo que la obesidad es responsabilidad individual y, por ende, que el propio individuo es culpable de su condición (Crandall, 1994), cuanto

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más si es resultado de la gula y la pereza, según como lo indica la primera metáfora. 152

La idea de que la obesidad es responsabilidad exclusiva del individuo (así como la estigmatización asociada a aquella) está tan generalizada entre la sociedad que no solo aparece desde la niñez (Cramer y Steinwert, 1998; Musher-Eizenman, Holub, Barnhart, Goldstein y Edwards-Leeper, 2004), sino que incluso parece ser independiente de la formación profesional; por ejemplo, se ha encontrado que quienes dedican su labor a la atención del paciente obeso, como médicos, nutriólogos, farmacéuticos, epidemiólogos, psicólogos y enfermeros, muestran asimismo prejuicios en contra del individuo obeso y tienden a responsabilizarlo de su condición (Brown, Stride, Psarou, Brewins y Thompson, 2007; Schwartz, Chambliss, Brownell, Blair y Billington, 2003). Una posible explicación de este hecho es la sugerida por la teoría de la atribución de Weiner y Graham (1989) (cf. también Bell y Morgan, 2000), de acuerdo con la cual el individuo será más estigmatizado mientras más controlable se perciba el atributo evaluado. Así, algunas investigaciones han mostrado que no se diferencian las actitudes de los estudiantes de las licenciaturas del área de la salud (como dietética y kinesiología) de las de los estudiantes de otras licenciaturas cuyo propósito fundamental no es el cuidado de la salud (Berryman, Dubale, Manchester y Mittelstaedt, 2006; Rukavina, Li y Rowell, 2008). De forma similar, el estudio de Greenleaf y Weiller (2005) muestra que los profesores de educación física también manifiestan actitudes negativas hacia las personas obesas; es justo precisar, tal como lo hacen Budd, Mariotti, Graff y Falkenstein (2009), que en los últimos años se ha registrado una marcada disminución de la estigmatización de la obesidad entre los profesionales de la salud. De manera específica, al analizar los factores que los profesionales de la salud suponen la causa de la obesidad, Ogden y Flanagan (2008) encuentran que los asistentes de médico apoyan en mayor medida los aspectos conductuales (hábitos alimentarios poco saludables, comer mucho, no hacer ejercicio), estructurales (cultura del fast food, precios altos de los alimentos saludables, cultura del automóvil), sociales (desempleo, bajos ingresos, nivel educativo bajo) y psicológicos (baja autoestima, tendencias depresivas, bajo control) como causas de la obesidad, en comparación con el grado en que apoyan el modelo biológico (genética, hormonas, metabolismo lento), mientras que por este se decantan en mayor medida los legos, que asumen que quizá la obesidad tenga una causa médica. De la misma manera, en una investigación

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llevada a cabo con enfermeras que trabajaban en cuidados primarios (Brown et al., 2007) se encontró que muy pocas de sus respuestas estaban de acuerdo con la idea de que la obesidad tuviese causas médicas específicas (4.6%), o sea, que fuera consecuencia de factores medioambientales (8.7%). Más bien, 68.9% estuvo de acuerdo en que los hábitos alimentarios y la actividad física son factores importantes en la causa de la obesidad, y 34.7% suponía que la carencia de fuerza de voluntad respecto de la comida es una causa importante. Estos datos son interesantes porque, de acuerdo con Ogden y Flanagan (2008) y Brown et al. (2007), ello significa que los profesionales de la salud niegan que la obesidad sea parte del dominio médico y suponen, más bien, que sus causas son ambientales y relacionadas con la conducta del individuo. Así, en este conjunto de estudios se observa que si bien los participantes examinados reconocían que la obesidad tiene múltiples causas, muchos de ellos se inclinaban a asumir que los elementos centrales en la causación de la obesidad son los malos hábitos alimentarios y la falta de actividad física. Tal vez también por ello llegan a señalar que existen técnicas que están al alcance de las personas para que puedan modificar ambos elementos sin considerar otros factores. De este modo, en el presente trabajo se analizan las ideas de los estudiantes universitarios de la carrera de Psicología acerca de las causas de la obesidad y, más específicamente, si dichas ideas explicitan la responsabilidad o no responsabilidad de la persona obesa para mantener o no esa condición.

MÉTODO Participantes Se seleccionó una muestra de carácter intencional no probabilística de 160 estudiantes de la licenciatura en Psicología de dos universidades, una mexicana (n = 83) y una española (n = 77), todos ellos con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años y que cursaban en su gran mayoría el segundo año de la carrera. Asimismo, se determinó el índice de masa corporal (IMC) de los participantes utilizando su autorreporte de peso y talla, con lo cual se encontraron valores para la muestra total (N = 160) de entre 15.60 kg/m2 (bajo peso) y 33.33 kg/m2 (obesidad), con una media de 21.41 kg/m2 (D.E. = 2.97). En la Tabla 1 se reportan las características sociodemográficas de cada uno de los dos grupos.

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Tabla 1. Distribución de las características socio-demográficas de los participantes. Variable

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Edad Sexo

IMC

México (n = 83) M = 19.25 años D.E. = 1.34 Mínimo = 18 Máximo = 23 Hombres = 17 Mujeres = 66 M = 21.75 kg/m2 D.E. = 3.44 Mínimo = 15.60 Máximo = 33.33 Rango = 17.73

España (n = 77) M = 20.75 años D.E. = 1.23 Mínimo = 19 Máximo = 24 Hombres = 14 Mujeres = 63 M = 21.04 kg/m2 D.E. = 2.33 Mínimo = 16.82 Máximo = 28.91 Rango = 12.08

Instrumento Se diseñó un cuestionario para evaluar las ideas sobre las posibles causas de la obesidad. Los 34 ítems incluidos en el mismo se construyeron a partir de la revisión de la literatura, resultando algunos de ellos muy similares a los utilizados en otros estudios (Brown et al., 2007; Hilbert, Rief y Braehler, 2007; Neumark-Sztainer, Story y Harris, 1999; Ogden y Flanagan, 2008). Dichos ítems incluyen distintas causas: el papel de los padres, la actividad física, el consumo de comida, la motivación y fuerza de voluntad, el acceso a alimentos saludables o el papel de la genética. En 17 de los 34 reactivos, la propia persona obesa es señalada como el agente que propicia el aumento de peso (es decir, se le juzga como “responsable” o “culpable”); así, por ejemplo, en la afirmación “Las elecciones personales sobre la comida explican por qué una persona llega a ser obesa”, es el individuo quien, por decisión propia, estaría eligiendo ciertos alimentos y no otros, propiciando así su aumento de peso. Por el contrario, en los 17 ítems restantes, la responsabilidad recae básicamente en un factor externo; por ejemplo, en la afirmación “Si existieran más sitios adecuados para realizar actividades físicas, las personas obesas harían más ejercicio”, la causa recae en un aspecto de la estructura del ambiente social que los individuos obesos no pueden modificar y, por ende, no les permite la realización de actividades físicas. Los ítems fueron evaluados mediante una escala Likert de cuatro puntos: de 1 (“totalmente en desacuerdo”) a 4 (“totalmente de acuerdo”).

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Para determinar la consistencia interna del instrumento se utilizó el coeficiente alfa de Cronbach, encontrándose un valor de .89. Asimismo, se determinó la consistencia interna de cada una de las dos dimensiones conformadas teóricamente en función de si una causa puede atribuirse o no al propio individuo (Brownell et al., 2010). En la primera dimensión, denominada “Responsabilidad del individuo”, se obtuvo una α de .86, mientras que en la segunda, denominada “No responsabilidad del individuo”, esta fue de .82. En cada una de las dimensiones se obtuvieron correlaciones ítem-total mayores o iguales a .30. Procedimiento Se estableció contacto con los profesores de los distintos departamentos que constituyen las facultades de Psicología en las que se aplicaron los cuestionarios, una en México y la otra en España, con el fin de explicarles los objetivos de la investigación y solicitar su permiso para poder aplicarlos en sus respectivos grupos. De todos los profesores que dieron su anuencia, se seleccionaron tres grupos en cada facultad. Ya en los salones de clase, se explicaron a los alumnos los objetivos de la investigación y se les pidió su ayuda para que contestaran el cuestionario. Se hizo hincapié en que no se trataba de un examen académico ni era un test. Se les proporcionó el cuestionario a los alumnos que aceptaron contestarlo. El tiempo empleado fue de 15 a 25 minutos, aproximadamente. De los 80 cuestionarios de la muestra española, tres fueron retirados por contener datos incompletos en los datos sociodemográficos o por dejar espacios en blanco, al igual que seis de los 89 de la muestra mexicana. RESULTADOS En lo referente al índice de masa corporal por categorías de peso, se encontraron los datos que se muestran en la Tabla 1. Tabla 1. Frecuencias por categoría de peso corporal. Peso corporal Bajo peso Normopeso Sobrepeso Obesidad

México 9 (10.8%) 65 (78.3%) 5 (6.0%) 4 (4.8%)

España 8 (10.4%) 67 (87.0%) 2 (2.6%) 0 (0.0%)

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De acuerdo con una prueba t para muestras independientes, los resultados no muestran diferencias estadísticamente significativas en el IMC entre ambos grupos (t [158] = –1.528, p > .05). 156

Por otra parte, la mayoría de los estudiantes de ambas muestras consideraron que su alimentación era saludable (por encima de 60% en ambos casos); de manera similar, por encima de 75%, reportaron hacer ejercicio entre uno y tres días por semana (Tabla 2). Estos datos corresponden con el obtenido en el IMC, es decir, en ese caso, cerca de 80% de ambas muestras se ubicaron en la categoría “normopeso” y solo una mínima parte de los participantes se caracterizaron por sufrir sobrepeso u obesidad. Tabla 2. Tipificación de la alimentación y reporte sobre el ejercicio. Tipificación Cómo califican su alimentación Número de días que realizan ejercicio a la semana

Reporte Poco saludable Saludable Muy saludable 0 1 2-3 4-5 6-7

México (n = 83) 22 (26.5%) 56 (67.5%) 5 (6.0%) 3 (3.6%) 35 (42.2%) 29 (34.9%) 14 (16.9%) 2 (2.4%)

España (n = 77) 11 (14.3%) 50 (64.9%) 16 (20.8%) 9 (11.7%) 34 (44.2%) 30 (39.0%) 2 (2.6%) 2 (2.6%)

Causas de la obesidad y responsabilidad del individuo Para fines estadísticos, cada una de las dos dimensiones del instrumento se tomó como un instrumento independiente. Así, se realizaron pruebas t para muestras relacionadas con la finalidad de explorar las diferencias entre el puntaje obtenido en una y otra dimensión. En el grupo completo de estudiantes (N = 160) se hallaron diferencias estadísticamente significativas (t[159] = 4.704, p < .01); en general, los estudiantes de ambas universidades señalaron a los obesos como más “responsables” de su condición que como “no responsables”. Esta diferencia se conservó, en la misma dirección cuando se exploró en cada una de las universidades. Como se ilustra en la Tabla 3, tanto los estudiantes mexicanos como los españoles consideraron que la obesidad es causada en mayor medida por situaciones que pueden ser atri-

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buibles a la persona obesa, que por razones genéticas u otras causas médicas o por situaciones ambientales o sociales. Tabla 3. Diferencias entre las dos dimensiones del instrumento en cada uno de los grupos de universitarios.

Estudiantes mexicanos Estudiantes españoles

Responsabilidad del obeso M (D.E.)

No responsabilidad del obeso M (D.E.)

47.51 (6.66)

44.99 (6.12)

41.78 (5.96)

39.36 (5.52)

t(82) = 2.93, p < .001 t(76) = 4.16, p < .001

Con la finalidad de analizar las respuestas que los estudiantes dieron a cada uno de los reactivos, se sumaron, por un lado, las opciones de respuesta “desacuerdo” y “totalmente en desacuerdo” y, por el otro, “acuerdo” y “totalmente de acuerdo”, analizándose mediante una prueba χ2 tanto en cada uno de los ítems como en cada una de las muestras y en la muestra total (N = 160), encontrándose que, en la dimensión “Responsabilidad del individuo” (Tabla 4), en siete de los 17 ítems que la componen los participantes tendieron, con la misma frecuencia, a estar de acuerdo o en desacuerdo con el enunciado; es decir, no hubo diferencias significativas en la elección de esos ítems. Asimismo, de los diez enunciados restantes, en ocho de ellos los participantes se inclinaron por el acuerdo y, de estos, cinco pertenecían al conjunto “Consumo de comida”. Por su parte, en el conjunto “Motivación y fuerza de voluntad”, compuesto por ocho ítems, los participantes solo se decantaron por el acuerdo en dos de ellos y, de manera llamativa, uno de ellos enunciaba de manera explícita el control que la persona obesa tiene sobre su condición, es decir: “Si la gente obesa quisiera, sería capaz de bajar de peso”. Por otra parte, respecto a la dimensión “No responsabilidad del individuo” (Tabla 5), puede observarse que los participantes no consideraron que el contenido “crianza” sea un factor a tomar en cuenta en la causación de la obesidad. Lo mismo sucede respecto al contenido “Actividad física”. Sin embargo, por otra parte, las respuestas de los participantes, en su gran mayoría, tendieron a considerar que no sería difícil acceder a los alimentos saludables por parte de las personas obesas.

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Tabla 4. Responsabilidad del individuo. Contenido

158 Actividad física

Consumo de comida

Motivación y fuerza de voluntad 

Ítem Una costumbre muy arraigada entre la gente obesa es comer frente a la televisión. Las personas obesas suelen pasar más tiempo viendo televisión que las personas delgadas. Las elecciones personales sobre la comida explican por qué una persona llega a ser obesa. La mayoría de la gente obesa tiene malos hábitos alimentarios, lo cual explica su obesidad. Las personas obesas suelen comer porciones muy grandes de comida. Las personas obesas suelen consumir alimentos altos en grasa cuando están en casa. La mayoría de la gente obsesa come más que la gente no obesa. Si la gente obesa quisiera, sería capaz de bajar de peso. Las personas obesas no encuentran razones suficientes para bajar de peso. Las personas obesas no se preocupan por comer saludablemente.

Respuesta

X2

Acuerdo

8.100**

Desacuerdo

7.225**

Acuerdo

19.600**

Acuerdo

55.225**

Acuerdo

19.600**

Acuerdo

60.025**

Acuerdo

28.900**

Acuerdo

14.400**

Desacuerdo

24.025

Acuerdo

4.900*

= Respuesta hacia la cual se decantan los participantes: acuerdo o totalmente de acuerdo, o desacuerdo o totalmente en desacuerdo. NS = Diferencias no significativas entre acuerdo o totalmente de acuerdo, y desacuerdo o totalmente en desacuerdo. *p < .05 **p < .01

Por ejemplo, ante el enunciado “Los alimentos saludables son caros; eso hace que las personas no los consuman y, por tanto, se vuelvan obesas”, 86.3% de los participantes dijeron estar en desacuerdo. De la misma manera, respecto al contenido “Genética”, el grueso de los participantes estuvo de “Acuerdo” en que este era un factor causal de la obesidad.

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Tabla 5. No responsabilidad del individuo. Contenido

Crianza

Actividad física

Acceso a alimentos saludables

Genética



Ítem Los padres que tienen hijos obesos no saben cómo lograr que sus hijos se alimenten saludablemente. Las personas obesas tienen sobrepeso porque, cuando eran niños, sus padres no les enseñaron a comer frutas y verduras. Los padres que tienen hijos obesos no se preocupan por comer saludablemente ellos mismos. Las personas obesas no cuentan con lugares adecuados para realizar ejercicio cerca de sus domicilios. La popularización de los videojuegos ha favorecido el incremento de la obesidad. Los alimentos saludables son caros, eso hace que las personas no los consuman y, por tanto, se vuelvan obesas. Frecuentemente, resulta difícil para las personas obesas disponer de alimentos saludables. Los alimentos naturales y frescos son más caros que los alimentos procesados, por eso las personas obesas no los consumen. El exceso de peso en las personas obesas está influido por la genética de sus padres. Debido a la genética, existe un límite hasta el cual las personas obesas podrían bajar de peso. Debido a su genética, en muchas ocasiones las personas obesas no pueden llegar a ser tan delgadas como desearían. La herencia familiar es un factor realmente importante en la causación de la obesidad.

Respuesta

X2

Acuerdo

16.900**

Desacuerdo

16.900**

Acuerdo

4.900*

Desacuerdo

36.100**

Acuerdo

27.225**

Desacuerdo

84.100**

Desacuerdo

48.400**

Desacuerdo

48.400**

Acuerdo

21.025**

Acuerdo

10.000**

Acuerdo

78.400**

Acuerdo

50.625**

= Respuesta hacia la cual se decantan los participantes: acuerdo (o totalmente de acuerdo) o desacuerdo (o totalmente en desacuerdo). *p < .05 **p < .01

Con todo, este análisis también indicó que hubo diferencias en la tendencia de respuesta de ambas muestras en tres de los ítems. En la dimensión “Responsabilidad del individuo”, ante el enunciado “Las personas obesas generalmente no tienen motivación para bajar de peso”, la muestra mexicana dijo estar “de acuerdo”, mientras que la española eligió el “desacuerdo”. De igual modo, en la dimensión “No responsabilidad del individuo”, en los ítems “La obesidad en la edad adulta es el resultado de los malos hábitos alimentarios que la gente aprendió de sus

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padres” y “Los padres que tienen niños obesos no se preocupan por mejorar la alimentación de sus hijos” vuelve a darse ese resultado, a saber: la muestra mexicana se mostró de acuerdo con ambos enunciados, en tanto que la española estuvo en desacuerdo. Por otra parte, el análisis del IMC (N = 160) mostró que este no correlacionó con los puntajes obtenidos en las dos dimensiones del instrumento (“Responsabilidad del individuo” y “No responsabilidad del individuo”). En cambio, cuando se analiza esta relación en cada una de las muestras, se observa una correlación negativa entre el IMC y el puntaje de la dimensión “No responsabilidad del individuo” (r = –.264, p < .05) en el grupo de estudiantes mexicanos. En otras palabras, a mayor peso corporal, más se responsabiliza a los factores exógenos al individuo, como la genética, la crianza o el medio ambiente. Mientras que los participantes españoles con menor IMC le quitaron peso a los factores exógenos. Por último, no se encontró relación entre el puntaje total en cada una de las dimensiones y el número de días a la semana que los participantes hacían ejercicio.

DISCUSIÓN Al igual que los datos obtenidos por Hardus et al. (2003), en este estudio se encontró que los estudiantes examinados tienden a considerar una amplia variedad de causas para la obesidad (genéticas, medioambientales, comportamentales, etc.). Es posible que esto sea así debido a que dicho conocimiento se encuentra ampliamente distribuido en el ambiente social y, asimismo, es posible que se haya adquirido a través del proceso educativo. Con todo, a este conocimiento factual sobre las causas de la obesidad los participantes le añaden sus “actitudes” y, en este sentido, tienden a responsabilizar al individuo obeso por su condición. Por ejemplo, si bien los alumnos están de acuerdo en asumir que los factores genéticos son un factor importante para la aparición de la obesidad, no obsta para que también otorguen un peso importante a la responsabilidad del individuo obeso sobre su condición, básicamente por “comer en exceso”. Asimismo, fue posible observar que los participantes de este estudio restaban importancia a los factores ambientales como causantes de la obesidad. Por ejemplo, aunque reconocían que los padres pueden

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alimentarse poco saludablemente y no saber cómo alimentar adecuadamente a sus hijos, no estuvieron de acuerdo con el hecho de que una persona adulta sea obesa debido a que en su infancia no tuvo una buena guía al respecto. Ello, en opinión de los presentes autores, elimina la responsabilidad de los padres y mantiene la creencia de que el individuo obeso es el “responsable” de su condición. De la misma manera, según las respuestas de los participantes, la obesidad no guarda relación con el precio de los alimentos saludables (dado que no son considerados por ellos como más caros ni menos disponibles que los alimentos no saludables) ni es consecuencia de la inexistencia de lugares adecuados para realizar actividades físicas. En conclusión, para los estudiantes examinados, aspectos exógenos tales como la educación alimentaria de los padres, el costo de los alimentos sanos o los lugares adecuados para la realización de la actividad física no son causas de obesidad. Respecto de algunas de las metáforas identificadas por Barry et al. (2009) (por ejemplo, la que señala a “la obesidad como una conducta relacionada con la pereza y la gula”), los participantes no consideraron la pereza como una causa. Así, ante la afirmación “Las personas obesas suelen pasar más tiempo viendo televisión que las personas delgadas”, 60.7% de ellos dijo estar en desacuerdo. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede con la pereza, en este estudio se identificó la gula (“La mayoría de la gente obsesa come más que la gente no obesa”) como una de las causas más importantes de la obesidad y, por ende, se responsabilizó al individuo obeso por no modificar dicho hábito. Quizá por ello 65.0% de los estudiantes se mostró de acuerdo con la afirmación: “Si la gente obesa quisiera, sería capaz de bajar de peso”. No obstante, si bien se supone que comer menos está bajo el control del individuo, dicha conducta no parece ligarse a la llamada “fuerza de voluntad”. Es decir, tres de las afirmaciones que enuncian explícitamente este aspecto arrojaron la misma proporción de acuerdos que desacuerdos, sin que se decantaran por una u otra. Con todo, sería importante indagar más acerca del rol que desempeña la fuerza de voluntad en la causación de la obesidad en futuras investigaciones. Un último aspecto a considerar se relaciona con el hecho de poner el acento en unas causas u otras. Esto, como lo señalan Barry et al. (2009), llega a impactar en el desarrollo de las políticas públicas de salud y en el apoyo que recibiría la obesidad por parte de la sociedad. Por tanto, asumir una causa u otra implica explicitar una conducta prejui-

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ciosa, cuanto más si esa “causa” es acompañada por actitudes negativas que la gente proyecta hacia el individuo obeso y que tienden a responsabilizarlo por completo. 162 REFERENCIAS Anesbury, T. y Tiggemann, M. (2000). An attempt to reduce negative stereotyping of obesity in children by changing controllability beliefs. Health Education Research, 15(2), 145-152. Ayala G., X. (2011). Effects of a Promotor-Based Intervention to promote physical activity: Familias sanas y activas. American Journal of Public Health, 101(12), 2261-2268. Babooram, M., Mullan, B.A. y Sharpe, L. (2011). Children’s perceptions of obesity as explained by the common sense model of illness representation. British Food Journal, 113(2), 234-247. Barry, C.L., Brescoll, V.L., Brownell, K.D. y Schlesinger, M. (2009). Obesity metaphors: How beliefs about the causes of obesity affect support for public policy. The Milbank Quarterly, 87, 1, 7-47. Bell, S.K. y Morgan, S.B. (2000). Children’s attitudes and behavioral intentions toward a peer presented as obese: Does a medical explanation for the obesity make a difference? Journal of Pediatric Psychology, 25(3), 137-145. Berryman, D.E., Dubale, G.M., Manchester, D.S. y Mittelstaedt, R. (2006). Dietetics students possess negative attitudes toward obesity similar to nondietetics students. Journal of the American Dietetic Association, 106, 1678-1682. Blaine, B. y Williams, Z. (2004). Belief in the controllability of weight and attributions to prejudice among heavyweight women. Sex Roles, 51, 79-84. Brown, I., Stride, C., Psarou, A., Brewins, L. y Thompson, J. (2007). Management of obesity in primary care: nurses’ practices, beliefs and attitudes. Journal of Advanced Nursing, 59(4), 329-341. Brownell, K.D., Kersh, R., Ludwig, D.S., Post, R.C., Puhl, R.M., Schwartz, M.B. y Willet, W.C. (2010). Personal responsibility and obesity: A constructive approach to a controversial issue. Health Affairs, 29, 378-386. Budd, G.M., Mariotti, M., Graff, D. y Falkenstein, K. (2009). Health care professionals’ attitudes about obesity: An integrative review. Applied Nursing Research, 24, 127-137. Bustos, R., Amigo, I., Fernández, C. y Herrero, J. (2009). Actividades extraescolares, ocio sedentario y horas de sueño como determinantes del sobrepeso infantil. International Journal of Psychology and Psychological Therapy, 9(1), 59-66. Cramer, P. y Steinwert, T. (1998). Thin is good, fat is bad: How early does it begin? Journal of Applied Developmental Psychology, 19, 429-451.

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