IDEOLOGÍA, ESTADO Y ORGANIZACIÓN PARA LA PRODUCCIÓN EN EL CAMPO MEXICANO. Por Eduardo Santiago Nabor El Colegio de Michoacán

1 IDEOLOGÍA, ESTADO Y ORGANIZACIÓN PARA LA PRODUCCIÓN EN EL CAMPO MEXICANO Por Eduardo Santiago Nabor El Colegio de Michoacán [email protected]

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IDEOLOGÍA, ESTADO Y ORGANIZACIÓN PARA LA PRODUCCIÓN EN EL CAMPO MEXICANO

Por Eduardo Santiago Nabor El Colegio de Michoacán [email protected]

Prepared for delivery at the 2003 meeting of the Latin American Studies Association, Dallas, Texas, March 27-29, 2003.

2 INTRODUCCIÓN

En este trabajo me interesa abordar el tema de las formas en que los productores rurales en México responden frente a las políticas neoliberales y la globalización económica, anteponiendo sus posturas ideológicas y su experiencia histórica en las relaciones que han tenido con el Estado mexicano posrevolucionario. Considero que esta situación ha generado imágenes reformuladas y estrategias readecuadas de cómo actuar frente a las acciones del Estado, principalmente en el contexto de los cambios estructurales desde los ochenta y las medidas neoliberales dirigidas al campo mexicano, que hacen énfasis en la organización para la producción. Estas reflexiones forman parte de mi experiencia de investigación en dos lugares del occidente de México, específicamente en dos zonas de los estados de Nayarit y Michoacán. Aunque originalmente cada experiencia tuvo temáticas distintas, las dos se basaron en el estudio del campesinado en contextos de relaciones con el Estado y la política dirigida a este sector. Mi trabajo intenta ser hacer una comparación de los casos expuestos aquí. En cada uno se resalta la política del Estado encarnada en proyectos productivos y de organización, así como la forma en que exhiben los productores sus respuestas. El primer caso analizado es un grupo de productores ganaderos del sur de Nayarit, quienes estuvieron inmersos en un proceso de organización para la producción durante 1999-2001. La propuesta de organización no llegó a concretarse, sin embargo, precisamente esta condición es la que nos pone sobre la mesa el eterno cuestionamiento sobre ¿porqué los proyectos del gubernamentales están casi siempre destinados al fracaso? El otro ejemplo es el de un ejido llamado Campo Hermoso, ubicado en el valle de Maravatío en el oriente de Michoacán. Este caso es interesante pues es un ejido que se dedica en un 90% a la producción de leche y/o elaboración y comercialización de queso.1 En esta localidad desde los setenta, se han intentado llevado a cabo proyectos productivos relacionados con dicha orientación productiva, no obstante, la réplica del fracaso es constante, como lo es en gran parte del México rural. Este tipo de análisis se vuelve importante en el contexto de las políticas neoliberales y el proceso de globalización económica, ya que los cambios son cada vez más agresivos y han producido mayor polarización de los grupos implicados. Actualmente la política agropecuaria en nuestro país ha puesto de manifiesto que el campo mexicano debe organizarse para la producción. Esto hace pensar que ni todos se van a ver beneficiados, ni todos son considerados potencialmente productivos. En las relaciones entre el sector rural y este contexto, cuales son las formas en que se están dando las respuestas. Qué hay detrás de esas respuestas. Además, dichos cambios también han puesto de manifiesto que 1

A este proceso lo he denominado como orientación productiva, noción sustentada en el trabajo de tesis de Maestría (Santiago, 2003). Es la construcción de una noción que se centra en procesos no sólo materiales, sino de prácticas socioculturales.

3 el campo es heterogéneo en sus prácticas productivas y económicas, pero lo más importante, existen formas subjetivas que condicionan la acción de los productores. El argumento de este trabajo, gira en torno a cómo se dieron las relaciones y respuestas de los diferentes actores involucrados en dichos procesos, así como los resultados responden las propuestas del Estado, no como rechazo, sino como reformulación y planteamiento de intereses locales inscritos en un cuerpo de valores y significados dados a las relaciones entre Estado-localidad, mismo que se expresan en acciones cargadas ideológicamente. Este concepto adquiere dos formas empíricamente observables en el contexto local de los dos ejemplos, pero estructuralmente está basado en la experiencia histórica, material y sociocultural de la gente de campo. Aunque los ejemplos son grupos culturalmente diferentes en sus prácticas, parto de la idea de que el contexto de cambios estructurales desde los ochenta ha resaltado la diferenciación material y cultural de las diferentes regiones en México no una frente a otra, sino de las partes frente a la estructura. Me parece importante analizar estos aspectos en este momento en que las propuestas de los gobiernos están encaminadas a la formación de organizaciones de productores. Así, sustento que se debe conocer estos aspectos de subjetividad para entender las dinámicas que se pueden dar en la formación de las organizaciones para la producción, más en un contexto en el cual los cambios han sido rápidos y la posición de los productores y campesinos más marginados tiende a ser más marginal en el contexto de la globalización y el neoliberalismo. Mi propuesta no es una búsqueda simple de explicaciones culturalistas, sino más bien es la búsqueda de los resultados y variables del proceso de relaciones de poder y sociales en las que se han visto envueltos la gente del campo, no sólo a nivel local, sino como parte de estructuras más amplias (Roseberry, 1991). En este trabajo me centro en el análisis de cómo la ideología, entendida como un sistema simbólico que provee un código de interpretación de la acción social y las relaciones (Ricoeur, 1978; citado en Alonso, 1988:34), va conformando las diferentes interpretaciones de las acciones de los actores sociales inmersos en las nuevas y viejas dinámicas de relaciones en el campo. Esto último involucra, por ejemplo, el retiro del Estado benefactor, las dinámicas de gente que vive del campo y la incorporación de la iniciativa privada capitalista a la oferta de posibilidades para invertir que se ha abierto con las nuevas leyes (Rodríguez, 2000; Bueno, 2000; Nash, 1994). En un marasmo de eventos, consignas, conflictos y pugnas, se suma una idea de Estado socializada con los elementos que en el proceso de formación del mismo se produjo a través de sus agentes y acciones desde el reparto agrario, que encarnaría en un tipo de relaciones llamadas paternalismo. En una entrevista, un reconocido académico mexicano, dijo a principios del año 2001 que era “el inicio de un Estado facilitador y el término del Estado paternalista”. Desde mi punto de vista, no considero que sea una cuestión de quién debe o no erradicar esa postura, sino de comprender las relaciones que se dan en este contexto. El paternalismo es ideología, práctica cultural y es socializado constantemente. Considero que ese paternalismo tiene prácticas sociales y culturales que influyen en la toma de decisiones de los productores en el contexto económico

4 neoliberal. En otras palabras, la imagen de un estado como figura paterna que proporciona todo, se antepone a las propuestas de producción que les llegan a la gente del campo. Encuentro que la imagen formada entre la gente que vive del campo2 sobre la política, los partidos políticos y el Estado, tienen un impacto en el contexto en el cual esta gente está entrando a los cambios políticos y económicos que distinguen los últimos dos decenios del siglo XX. En esto, las viejas prácticas clientelares del partido de Estado (PRI), en cuanto al control social y político, no han dejado de estar presentes en las relaciones de los campesinos con el Estado, edificado en los liderazgos regionales. EL CONCEPTO DE IDEOLOGÍA Y LA REALIDAD SOCIAL La búsqueda de un concepto de ideología, en este caso, tiene que ver con los elementos que se expresan en la realidad social. En este sentido, Eagleton (1995) apunta que la actualidad social muestra una intensa variedad de manifestaciones ideológicas. Los conflictos violentos en el cercano oriente es una clara muestra de cómo cuestiones ideológicas puede representar “aquello por lo que muchos hombres y mujeres viven y en ocasiones, por lo que mueren” (p. 15). Necesariamente, al hablar de ideología se entabla un dialogo entre lo que es la praxis social y las ideas sobre ella. Este es un debate que pone sobre la mesa el primer elemento del concepto, que es que la ideología es una especie de ilusión, tiende un velo entre lo que es la realidad social y lo que debiera ser. Algún concepto de los varios que existen reza que la ideología es una ilusión socialmente necesaria. Siguiendo a Eagleton, piensa que en la actualidad el trabajo académico debe incorporar de nuevo la pasión por el estudio de la ideología. Sin embargo, también señala que debe ir más allá del debate marxista sobre el falso y verdadero sentido de las ideas. Debemos irnos por una alternativa que sea más sociológica y menos epistemológica. Dicho de otra manera, un cuerpo conceptual que considere la función de las ideas en la vida social. Así, un punto de dialogo académico entre Eagleton (1995) y Ricoeur (1986) es que este último considera que la ideología es una forma en que se legitima el poder y la dominación. Eagleton por su parte piensa que no siempre las ideologías tienen esta función, de tal modo que él busca, dentro de lo que se pueda, una definición más general y en mayor medida neutral. Así, encuentra en la definición del filósofo Martín Seliger (1976) algo parecido, que define a la ideología como el: “conjunto de ideas por las que los hombres proponen, explican y justifican fines y significados de una acción social organizada y específicamente de una

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La vigencia de conceptos como campesino y productor depende de un debate sobre el papel de estos sectores de la población en un contexto más amplio. Sin embargo cada concepto tiene sus propias limitaciones en cuanto a su operabilidad. De este modo, pienso que la parte de ese amplio sector que es el campesinado o los agro productores que yo abordo aquí, son aquellas personas que sustentan sus vidas y las de sus familias en la producción se su tierra, sea de autoconsumo o comercial. Así, la polémica es salvada de sus cargas ideológicas y conceptuales para efectos de mi trabajo. Ni son tan campesinos y ni son tan productores.

5 acción política, al margen de si tal acción se propone preservar, enmendar, desplazar o construir un orden social dado” (citado en Eagleton, 1995:11). El autor presenta cómo aquellos que consideran la ideología como falsa conciencia están siendo debatidos por aquellos que consideran a la ideología, no como una ilusión, sino al contrario: basada en una sólida realidad, con fuerza material, la misma que tiene cierto contenido cognitivo para contribuir a organizar la vida práctica de los seres humanos. El ejemplo que pone para ilustrar lo anterior, es el eslogan de Mao, “occidente es un tigre de papel”. Esto, nos dice Eagleton, es peligrosamente falso y triunfalista, ya que ese tigre si hace daño y no es tan destruible como el papel. En este mismo sentido, este autor piensa que la gente a veces no está totalmente engañada o acepta incondicionalmente su situación. Muchos entienden los mecanismos por los que funciona su entorno y cómo ideológicamente está sustentado, pero puede ser cínica su inserción y aceptación de ello, por intereses personales. Este punto va a ser comparado con la propuesta de Ricoeur más adelante, así que no perdamos de vista su contenido. Finalmente, lo que resalta Eagleton, es que en los contenidos de los conceptos sobre ideología, se debe mantener dos tipos de elementos: políticos y epistemológicos. Como anuncie en la introducción, baso el concepto de ideología en el que Ricoeur (1986) aporta. Sin embargo, existen otros elementos que deben ser resaltados, que me parecen importantes antes de entrar en materia de datos. En una serie de conferencias sobre ideología y utopía que escribió Ricoeur en 1986, nos propone cómo podemos establecer una relación entre la praxis y las ideas, así como su efecto. Sin embargo, Ricoeur más que buscar un concepto de ideología que se oponga a la ciencia (epistemológico para Eagleton), trata de evocar el concepto que se oponga a la praxis, que sería el concepto más primitivo, por decirlo de alguna manera. Esto es la verdadera línea de investigación que este autor busca: la oposición entre ideología y vida social real o ideología y praxis. Sin embargo, no queda conforme y va en busca de lo que hay en medio, pues considera que “en el contraste de ideología y praxis, lo más importante no es la oposición; lo más importante no es la deformación o el disimulo de la praxis por obra de la ideología. Antes bien lo más importante es una conexión interna entre los dos términos” (p. 52). Esa búsqueda nos lleva hasta Geertz (1973), quien nos muestra que el vinculo está puesto en los aspectos simbólicos y de interpretación que median entre la praxis y la idea de la realidad social. Es lo que permite a la gente interpretar la realidad (como los conflictos de clase), lo que se llama un sistema simbólico. La ideología, de entrada debe considerarse como la posición de otros, de los demás, nunca de uno mismo. Los demás son ideológicos, uno nunca lo es. Así, Ricoeur encuentra que la ideología mantiene una incongruencia o discrepancia, por lo que “todas las formas de incongruencia deben ser parte de nuestra pertenencia a la sociedad. Con esto es cierto hasta el punto de que la imaginación social es parte constitutiva de la realidad social” (p. 47). Esto es una introducción a lo que sería el punto de dialogo con Eagleton, pues Ricoeur piensa que existe una cierta inconciencia de la gente para reconocer

6 el potencial de su pertenencia ideológica. Eagleton propone que en muchas ocasiones algunas personas son concientes de lo que se puede hacer si se reconoce cual es la función de lo ideológico. Yo pienso que pueden existir las dos formas, incluso conviviendo juntas. Tal es el caso de las relaciones de dominio y poder en las cuales líderes locales y bases campesinas han estado por muchos años inmersos. Este problema se ilustrará ampliamente con los casos comparados aquí. Pero lo más importante es que estos dos conceptos nos dan la pauta para pensar que la ideología genera prácticas sociales, simbólicas y culturales en la praxis, esto conlleva a un punto de vista antropológico del análisis de las ideas en contextos específicos donde actúan procesos de cambio. Me refiero al punto intermedio, al que se hacer referencia con Geertz (1973). Tanto Geertz, como Ricoeur, comparten la concepción de que el sistema simbólico hace que un interés social pueda ser expresado en un pensamiento, en una imagen o en una concepción de la vida. Geertz (1973) piensa en la ideología como un sistema cultural. En este sentido propone la forma en que en la praxis se ve la cuestión de lo simbólico, especifica que hay que apreciar de manera significativa la retórica, las figuras; dicho en otras palabras, son las metáforas, analogías, ironías, ambigüedades, retruécanos, paradojas, hipérbolas. Todos ellos operando en la sociedad como en los textos literarios. Es en este sentido que Geertz piensa la cultura como texto, por eso acude a los puntos de vista en el campo de la crítica literaria para aplicarlos a la sociología de la cultura. Así, pienso que dentro del contexto de las relaciones Estado-campesinado en las últimas dos décadas, podemos encontrar prácticas sociales que pueden verse como practicas ideológicas, puesto que en ellas se encuentran elementos que se muestran interpretables, además de que mantienen el sentido de incongruencia, que es parte de nuestra pertenencia a una sociedad. He enunciado la forma en que puede influir la ideología en los procesos de cambio, pero también me interesa abordar el asunto sobre la forma en que la ideología del campesinado está siendo influida por las relaciones de poder y control, que mantienen formas discursivas que están dirigidas a la formación de organizaciones como una forma de acceder a la “oportunidad” que brinda el contexto económico actual. LA VISIÓN DEL ESTADO EN LA FORMACIÓN DE ORGANIZACIONES PARA LA PRODUCCIÓN La formación del Estado ha implicado la generación de formas culturales que reproducen conductas e ideas sobre el poder (Corrigan y Sayer, 1985), aquellas que juegan un papel importante en las relaciones entre el Estado y la población. En este sentido, siento que esas formas culturales de entender las relaciones de control, son ideas del mismo campesinado, ideas que se conforman y reforman dentro de lo que James C. Scott (1971) llama la economía moral del campesinado. Es claro que dentro de las dinámicas que se desarrollan en escenarios donde implica expresar opiniones sobre el poder y el control de grupos subordinados, no deben pensarse que es una relación unilineal entre la posición del dominante sobre el dominado. Scott nos demuestra que “las relaciones de

7 dominación son, al mismo tiempo, relaciones de resistencia” (1990:45). Este autor intenta mostrar como la dominación representa la extracción de trabajo, producción, servicios e impuestos en contra de la voluntad del dominado. A partir de esta situación de desventaja, se genera fricción que se expresa en formas cotidianas de resistir, a través, por ejemplo, de hacer mal el trabajo u opinar de una u otra forma sobre esta relación. En la región que estudio, el 90% (resultado preliminar basado en las encuestas de trabajo de campo) de los productores encuestados coincidieron en señalar que el gobierno (el gobierno para ellos es cualquier instancia o agente oficial, también representa el poder y el control, aquello a lo cual, como un ente abstracto, no se puede pelear con él) debe apoyarlos dándoles todo, incluso algunos coincidieron en aclarar que la relación entre los productores y el Estado debe ser como una relación entre padre e hijo, una relación de dependencia total. En contraste, también expresaron descontento a través de opiniones sobre el papel del Estado, principalmente de las acciones de quienes lo representan. Estas opiniones fueron expresadas tanto dentro del protocolo de la entrevista como fuera de ella, aunque fuera de ella los comentarios eran mucho más fuertes. Esto forma parte de un cuerpo ideológico formado históricamente, que se basa en la experiencia de los habitantes del campo al estar inmersos en relaciones con procesos y agentes externos. Por ejemplo, crisis, políticas gubernamentales, el proceso de expansión del capitalismo moderno y el proceso de globalización. Las relaciones de poder y la ideología campesina, tienen un papel preponderante en la posible formación y resultados de la organización de productores. Aun no sé hasta que punto esta dinámica permita o no la consolidación de organizaciones. En los casos que estudio, se ha observado que el itinerario y el temario de las propuestas para la organización es tan flexible que los objetivos cambian constantemente. Las reuniones son un buen momento de observación en donde existe un estira y afloja entre los líderes y algunos productores que se oponen abiertamente a estos cambios y mucho más a la organización. Así, muchas veces el tono de las reuniones ha mostrado que la ideología de este sector de la población es recia tanto para negarse como para aceptar los cambios, además de que el ejercicio del poder se desarrolla en un ambiente de despotismo y violencia simbólica para quienes se oponen a los objetivos de la propuesta proveniente de los líderes y recomendada por agentes del mismo Estado. La formación de la imagen que los productores tienen sobre el Estado, ha estado determinada por las acciones que este ha tenido en la formación del México rural después del reparto agrario. Los diferentes programas de desarrollo rural, principalmente desde finales de los años cuarenta, han generado un contexto de relaciones paternalistas entre el Estado y los campesinos. Los mismos campesinos en muchos casos las han asumido así, con todas sus letras. Cada programa gubernamental dirigido al campo mexicano ha tenido sus efectos, generando estrategias de adaptación por parte de la gente del campo. No obstante, también fue un contexto de construcción de poderes locales y regionales que controlaron los recursos, muchas veces con fines políticos y de enriquecimiento de lo que llaman burguesía agraria.

8 La noción de ver al Estado como una maquinaria burocrática generadora de esperanzas introducida por Monique Nuijten (1998), representa un acercamiento distinto a las prácticas de la cultura política encontradas en, lo que Philip Abrams (1988) llama, las relaciones de poder centradas en el gobierno. Sin embargo, en esas prácticas de la cultura política falta incorporar aquellos actores sociales que no representan abiertamente al sistema que genera las esperanzas; como aquellos líderes locales que no están dentro de la agenda y nómina del gobierno, pero que sin embargo llevan a cabo tareas estratégicas en las prácticas políticas que los identifica con esta “máquina de esperanza”. Algo así como decir que trabajan por su cuenta para el gobierno, pero donde muestran claramente sus intereses personales. Son personajes que actúan fuera de esta estructura de control, pero persiguen los mismos objetivos: controlar y ejercer poder sobre los grupos subordinados. Lo anterior se vuelve interesante en un contexto de alternancia en el poder, al menos el que sucede en algunos estados, como Nayarit, donde el actual gobierno es del PAN (Partido Acción Nacional) y existe una pugna entre el gobierno del estado y los líderes locales, muchos de ellos pertenecientes al PRI (Partido Revolucionario Institucional). De la situación anterior, que se da en gran parte de nuestro país, lo interesante no es el hecho de que suceda (la misma formación del Estado mexicano surgió como una forma de esperanza), sino de que los campesinos reconozcan ese engaño y sigan asistiendo y relacionándose con los actores que controlan el poder tanto externo como internamente en la región. De tal forma que podemos pensar que son formas particulares en las cuales se asumen esas propuestas y control que el poder tiene sobre este sector del campo. Es parecido a lo que plantea Nuijten (1998), quien dice que los campesinos hacen un uso particular de los recursos y en ocasiones muy distinto al establecido por las políticas que se dirigen al campo. El estudio del Estado ha sido un problema fundamental para los estudiosos de las relaciones de poder, dominación y resistencia. La pregunta fundamental gira en torno a ¿cómo concebir y estudiar al Estado? En lo que han coincidido es en afirmar que el Estado no es una cosa o una estructura (Corrigan y Sayer, 1985), sugiriendo que debe abandonarse la noción de Estado como cosa y verlo más bien como el triunfo del ocultamiento de la historia real y las relaciones de sujeción detrás de una mascara ahistórica de ilusión legitimada. El estado no es lo que está detrás de la mascara de la práctica política, es en sí mismo la mascara (Abrams, 1988 [1977]). Así, surge la propuesta que busca estudiar al Estado desde abajo, algunos intelectuales han estudiado las formas en que la gente común (con vidas ordinarias) concibe el Estado (Corrigan and Sayer, 1985; Scott, 1988; Nugent, 1993; Carpinteiro, 1995; Zendejas y Vries, 1995; Nuijten, 1998). La propuesta de Nugent (ídem) es que no sólo debemos observar al Estado sino la experiencia política y la memoria social. La experiencia se refiere en cuanto a que la gente forma parte de una comunidad.3 Por otra parte también plantea poner atención en 3

En este sentido, Claudio Lomnitz-Adler (1995), al plantear un reformulamiento del estudio de la cultura nacional, busca primero establecer que las personas pertenecen a una cultura regional, con

9 la historia particular del desarrollo de la comunidad, dentro de la cual se van generando formas discursivas de evocar esa historia y darle un sentido de verdad en donde la historia es ideológicamente constituida (Alonso, 1988b). Sin embargo, lo que señala este autor con mayor claridad es preguntarnos si el Estado aparece como tal para la gente. Cuando vemos que existen dificultades para poder entender lo que la gente piensa sobre el Estado, es cuando debemos poner atención en lo que la gente hace en el contexto de las relaciones de poder. Alonso (1988a) platea una salida al problema cuando nos propone ver que la acción social es mediada por una historia, lo cual se debe a que existe una significación política y discursiva. Así, la hegemonía es reproducida y producida, cambiada y renegociada en la acción social, y esta acción social está situada históricamente. Así, cuando se están expresando frases como “siempre nos chingan” se está haciendo énfasis en una forma de ver a los agentes del poder como personas que buscan un beneficio (electoral, económico, político, de prestigio) a costa de los campesinos. Así el problema no es el Estado, sino las estrategias que utilizan las personas para controlar y ejercer el poder. De tal forma que la maquina burocrática generadora de esperanza que Nuijten (ídem) menciona no es el Estado como ente. Ya lo dijo Abrams, (1988 [1977], el Estado no es la mascara que oculta lo que hay detrás que son las practicas políticas concretas, sino personas reales ligadas a intereses específicos. Dentro del proceso que se está llevando a cabo en el campo mexicano en la formación de organización de productores, la misma justificación de dicha organización está siendo pensada y repensada bajo estas imágenes que la gente tiene del poder, el Estado, el gobierno y los líderes. La presencia de estas imágenes vuelve complejo el proceso de organización, puesto que la gente resiste, negocia, acepta y rechaza; todo por partes y dependiendo del contexto donde se realicen las prácticas cotidianas, sean políticas o de simples relaciones sociales. El factor clave para entender esto son las formas ideológicas que rigen el proceder de la gente en el campo. Organización y producción en Nayarit y Michoacán. Las Zonas de estudio. Son dos zonas que analizo brevemente aquí, las cuales están en las antípodas histórico-culturales. Cada zona con su propia forma de integración a un contexto más amplio. No obstante, en el contexto de los rápidos cambios en las formas de pensar el campo, tienen dilemas similares. Amatlán de Cañas. ideologías localistas, cultura íntima y cultura de las relaciones sociales. Esto permite sustentar que existen diferencias sustanciales entre las regiones del país, y que el cuestionamiento sobre el análisis de la una cultura nacional forma parte de las discusiones sobre clase y cultura (sobre la presencia del conflicto de clase y las formas en que los proyectos de las clases dominantes se generaliza en las comunidades).

10 Amatlán de Cañas es un pequeño municipio del estado de Nayarit enclavado en su extremo sur. Es un municipio serrano como los que Barragán (1998) describe en su obra. Grandes mazos montañosos se aprecian desde las pequeñas mesetas donde están las localidades. En época de secas, este paisaje se torna de un color gris opaco porque la vegetación se seca, pero en la época de lluvias todo se ve de diferentes tonalidades de verde. Como la mayor parte de la superficie del municipio es de montaña y algunas partes de ellas no son aptas para la agricultura, sólo en el 19.17% de la superficie total se siembra algo, principalmente maíz, sorgo, cacahuate, garbanzo, calabaza, jícama, pepino, melón y tomate verde. Como podemos ver, aún cuado es poca la tierra cultivable, ésta es apta para productos que tienen cierto grado de comercialización. Este municipio contaba para 1996 con un total de 13,168 habitantes. Aunque la fecha de la formación de Amatlán no la conozco, supongo que desde el siglo XVIII se fue dando un proceso de poblamiento en esta zona. Existen pocos escritos que hablen sobre la historia de Amatlán, pero lo que voy a resaltar es la forma en que se dio este proceso, que está relacionado con prácticas sociales y materiales que aún perviven. Como ha identificado Luis González y González (1968), los años entre 1810 y 1940 son cuando los rancheros se comienzan a congregar en pueblos y dejan el rancho temporalmente. Es cuando se erigen parroquias y se dan trazas urbanas a algunos lugares (Gonzáles, 1968; Barragán, 1997). Así, las circunstancias históricas y culturales de esta zona, muestran que estamos ante una población con claras prácticas sociales y materiales propias de las sociedades que muchos autores han denominado rancheras (González, 1968; Barragán, 1994; Chávez, 1994; Pérez, 1994; Thierry Link, 1994). Sin embargo, son pocas las veces en que se conocen documentos que muestren todos estos aspectos, y como este caso no es la excepción, muchas cosas las conoce uno por que la gente va transmitiendo el conocimiento de generación en generación y luego las cuenta, así es como podemos conocer más sobre estos lugares. Los aspectos climáticos y geográficos de la zona, han permitido el desarrollo de ciertas actividades. En esto, la que predomina es la ganadería y la agricultura, aunque esta última en su mayoría básicamente de subsistencia. Las actividades ganaderas son una marca que llevan los rancheros, muchos de ellos son diestros en el manejo del caballo y de las reses, cosa que en muchos lugares del México rural se identifica como netamente ranchero. Con respecto a las cuestiones de la tierra, en la zona se desarrollaron algunas haciendas con mucho éxito, incluso llegaron a distribuir algunos productos de importancia hacia Guadalajara y Tepic, como arroz, azúcar y ganado engordado. Sabemos que para zonas geográficas como la que rodea a los asentamientos humanos del municipio de Amatlán de Cañas, una constante queja era y es actualmente, la inexistencia de caminos o brechas transitables. Muchas veces si existían, estas no eran transitables todo el año (en las lluvias era prácticamente imposible pasar). De tal modo que el desarrollo económico de la producción tenía el límite de ser contenida en la misma región, aunque como dice Meyer (1997) este aislamiento no detuvo el desarrollo, así lo ilustra el auge de las haciendas durante el siglo XIX y principios del XX. Un ejemplo extremo pero

11 ilustrador del grave aislamiento de estas zonas, es que cuando un enfermo necesitaba atención rápida y en la clínica local no había lo necesario, tenían que ser trasladado a otras localidades fuera de la sierra, pero muchos enfermos entregaban el equipo a medio camino y se regresaban con él. En la actualidad esta pequeña región mantiene lazos más fuertes con los municipios de Nayarit y con Jalisco. Las actividades que permiten estas relaciones son económicas como la cría de ganado y el comercio. También la migración a Estados Unidos es un fenómeno reciente que ha marcado algunas localidades de esta región. Sin embargo sigue habiendo un sentimiento de aislamiento, no sólo con el exterior, sino en el interior. Por ejemplo, la zona de San Blasito tiene mayor relación con los pueblos de San Marcos, Oconahua y Etzatlán, que están del lado de Jalisco. Aquellos que están cargados hacia la parte de Ahuacatlán e Ixtlán, tienen más relación con Nayarit. Sin embrago no es algo que funcione como una ley, cada quien jala para el lado que quiera. En una zona que por sus características geográficas y climáticas, se ha prestado para la crianza de ganado, principalmente para el propósito de carne.

Organización para la leche y los ganaderos de a vaca En algún momento del primer semestre de 1999, surgió una incipiente propuesta de organización entre un grupo de productores agropecuarios de Amatlán. Eran dirigidos por la mesa directiva de la Asociación Ganadera Local (AGL). La propuesta consistía en instalar una planta pasteurizadora de leche. La existencia de ganado y la necesidad de buscar opciones para la producción, hicieron pensar que esto podía ser posible. El primer paso fue donar un recurso que provenía del gobierno federal (Alianza para el Campo), con el cual se hizo un fondo específico para este fin, que sumaba poco más de 400 mil pesos. Así, quedaba formalizado el compromiso de socios y dirigentes que buscaban concretar el proyecto de “la lechera” (así fue llamada la propuesta). El argumento inicial de su propuesta era la preocupación de que los productores cubrieran la demanda de leche en la zona. Estaban conscientes de que empresas externas eran las que estaban abarcando la distribución de este alimento. Para ilustrar lo anterior, en 1999, cuando se comenzó a gestar la propuesta de organización, comenzaron a entrar al municipio empresas de leche pasteurizada. Otro punto era que su producto representaba una garantía de frescura y calidad, con lo que se beneficiaría a los productores regionales para tener un mercado asegurado para su leche y así finalmente contribuir al ingreso familiar de los socios de la empresa y apoyar a las familias consumidoras con precios competitivos de su producto. Estos objetivos fueron expuestos como justificación para llevar a cabo la organización. Fueron repetidos en reuniones con ganaderos y hasta de manera personal por parte de los líderes al interactuar con otros miembros. Es en este punto que empieza todo. En total se inscribieron 365 socios de todas las

12 localidades del municipio y algunos de Jalisco, localidades que quedan al margen del río y se les facilita más tratar asuntos del lado de Nayarit. En julio de 1999, en el estado de Nayarit se llevaron a cabo elecciones para gobernador, diputados locales y presidentes municipales. El grupo que encabezaba la lechera y la AGL entraron en la contienda política apoyando a los candidatos del PRI, este apoyo fue abierto, pues se convocaban a sus agremiados a los mítines de campaña. La propuesta de “la lechera” fue colocada como una propuesta de campaña tanto de los candidatos como de los interesados en ella. Esto es interesante porque esa propuesta no estaba en la agenda de ninguno de los candidatos, pero se mencionaba entre pláticas, así de alguna manera quienes se entusiasmaron con la propuesta en un principio, apoyaban también a los candidatos del PRI, pues veían una posibilidad de apoyo a corto plazo. Los candidatos recorrieron el municipio y junto con ellos los dirigentes de la lechera y sus seguidores. En esa vorágine de actividades políticas en la campaña, los líderes locales conocieron al que potencialmente iba a ser el Secretario de Agricultura del Estado, que acompañaba y coordinaba la campaña del Gral. Lucas Vallarta, candidato a Gobernador. La idea de la lechera le era muy interesante, así que se decidió a conseguir adelantos de apoyos para que se llevara a cabo la propuesta. Los apoyos que en ese momento podía ofrecer no eran materiales, sino de asesoramiento. Contactó a los socios de la lechera con un licenciado en derecho de Tepic, que les iba a apoyar en los asuntos sobre los trámites de registro de la organización. La misma persona que posiblemente sería secretario de agricultura si ganaba el PRI, había ofrecido hacer el estudio de mercado para tener mayores elementos que sustentaran y justificaran la propuesta. Así, fue que contactó a la directora del proyecto dentro del cual se hace la presente investigación,4 para que a través de una investigación y análisis científico social se estableciera un estudio diagnóstico para saber las potencialidades del proyecto. El equipo de investigación se dio a la tarea de hacer trabajo de campo, entrevistas, observación en el municipio. Esto comenzó desde junio de 1999, cuando un grupo de dos estudiantes jóvenes siguieron y registraron todo el desarrollo de la campaña electoral y la lechera. Para enero del 2000 nos incorporamos la Mtra. Leticia Díaz Gómez y el que esto escribe. Desde un principio se reconoció que la intención de que hayan invitado a un grupo como el que formábamos nosotros y el carácter de la investigación se debía a que los dirigentes de la propuesta de la lechera y los candidatos del PRI contendientes por el gobierno del estado, querían sustentar y justificar dicha propuesta. Sin embargo, conforme avanzamos en el análisis, se pudieron observar elementos que obstaculizaban la propuesta y pocos que la podrían fomentar. 4

Este trabajo se realizó dentro del proyecto “Nuevas Estrategias Organizativas de Productores Vinculados a las Cadenas Agroindustriales de Leche, Aguacate y Limón de Jalisco, Michoacán, Nayarit y Colima” dirigido por la Dra. Guadalupe Rodríguez Gómez Profesora-investigadora del CIESAS-Occidente. El proyecto fue financiado por SIMORELOS, CONACYT, SAGAR, las fundaciones PRODUCE de Colima y Nayarit. El Ayuntamiento de Amatlán de Cañas, financió la estancia y manutención en las diferentes temporadas de campo en el municipio, al igual que la fundación Produce Nayarit financió la investigación en Nayarit.

13 Cuando se llevaron a cabo las elecciones, los resultados no fueron alentadores para este grupo local del PRI, pues aunque habían ganado la presidencia municipal, el gobernador sería el de una alianza partidista que comandaba el PAN. Así, se vienen abajo los planes iniciales. Para los productores que estaban en la propuesta de la lechera, también representó un duro golpe, pues habían estado ligados políticamente, con todo y su propuesta, al PRI, y con el PAN en el gobierno, no sabían como sería el contexto de negociación. En cuanto a los trámites para el registro como organización, no se consolidó debido a que la persona que estuvo encargada de esta tarea no se ha presentado (es un “licenciado” al que se le había pagado por este trabajo, pero sólo recogió su paga y no volvió). Por otra parte, no concretaron el apoyo externo que les iba a permitir iniciar esta empresa, los socios estaban esperanzados en que el gobierno del estado y federal les iban a ayudar con su propuesta. Desde que perdió el PRI en el Estado, el empuje que le habían puesto los dirigentes bajó mucho, ya que después salieron a relucir carencias que en el calor de la campaña no se expresaban. Por ejemplo, no hay forma de movilizarse a las localidades donde se encuentran los socios, por tanto no hay forma de comunicar los asuntos sobre la lechera. Esto era un constante escudo de parte de los dirigentes, principalmente cuando algunos socios cuestionaban la existencia del dinero, a lo que los dirigentes decían que ellos no tenían dinero ni tiempo para andar de rancho en rancho diciendo lo que había en el banco. Sin embargo, la tensión que comenzó a haber entre algunos socios y los dirigentes, se derivó de un mal entendido entre ellos, precisamente por la falta de comunicación. El malentendido fue por que el dirigente ocupó dos mil pesos para viáticos en Tepic, cuando fue a ver un asunto relacionado con lo de la lechera. Cuando los socios se enteraron de esto, lo tacharon de ratero, pero él argumentaba que habían sido utilizados en algo relacionado con la lechera. Esta situación terminó con la confianza que se tenían los socios y dirigentes. Las palabras un líder fueron claras, “desde que me reclamaron los dos mil pesos, ya dije que ni un quinto les agarro de ese dinero, pero que si quieren que se haga algo, que vengan ellos y que pongan de su bolsa, por que lo que es yo, no saco un quinto de la mía, además no voy a sacrificar mi trabajo y mi familia por esos que me están echando tierra”.5 Es interesante las situaciones contradictorias que se han suscitado en la propuesta de la lechera. Pues después del mal entendido, el líder principal comenzó a promocionar la toma de una decisión con respecto al dinero, de tal modo que la mayoría aceptó una nueva propuesta, que era la de que mientras se llevaba a cabo la lechera, ese dinero mejor que se invirtiera en la compra de una maquina pesada para hacer bordos en los potreros. Él líder comentó que ese dinero lo iban a tomar del los de la lechera, y cuando se ocupara, los que hubieran estado de acuerdo, iban a sacarlo de su bolsa, pero que el beneficio de la maquina sólo sería para aquellos que dijeron que si a la maquina. De nuevo, muchos socios se entusiasmaron, incluso comenzaron a participar más activamente, cosa que no sucedía cuando se comenzó con la lechera. Para ilustrar lo anterior, algunos socios se comunicaron con familiares y 5

Entrevista a líder de la lechera, Amatlán de Cañas, mayo de 2000

14 amigos con tal de conseguir precios sobre el tipo de máquina que necesitaban. Todo coincidía, incluso el precio era casi justo lo que tenían. Un socio ya había conseguido la mejor opción, que era un modelo semi-nuevo que estaba en la frontera norte. De repente, el líder principal dijo que no, y que ya nada se iba a hacer, que mejor estaba pensando en otros proyectos. Incluso con quien había conseguido fotos, precios y costos de transporte, se peleo y le dejó de hablar. Los socios que estaban en contra de la propuesta estaban exigiendo que se les devolviera su dinero, los dirigentes no querían devolverlo. Los socios comenzaron entonces a sacar que la lechera no iba a funcionar por que la zona no es lechera, por que los caminos son malos, por que hay mucho competencia, por que las razas y el clima no son aptos. En esto hay verdad, pero también fue un discurso que se manejó para desprestigiar más a los líderes. Llegaron al grado de que en una histórica visita del gobernador al municipio, acusaron a los líderes de corruptos y de otras cosas. El gobernador formó rápidamente una comisión que atendiera las necesidades de estas gentes. Así, lo comisionados les propusieron a los socios en desacuerdo que formaran un grupo más pequeño y se organizaran a parte, les dijeron que había más alternativas para las organizaciones ( a ellos les propusieron la siembra de piña, melón, sandía y papaya) y hasta alguien los llevó de la mano a registrarse en Tepic. Lo extraño es que el gobierno estatal tenía pleno conocimiento de las cosas que habían sucedido con esta naciente organización de la lechera, pero nunca dijo nada. Esto tiene que ver con los conflictos políticos y los rencores electorales. Pero de todos modos, son estrategias que tanto de un lado como del otro fueron guardando. Para la fecha en que se comienza a formar esta nueva organización más compacta, en febrero de 2001, ya existía antecedente de interés en varias localidades por organizarse cada grupo con proyectos distintos. Entre los que destacaban un propuesta de crianza, procesamiento y comercialización de puercos (el producto final serían carnes fías y un local donde se expendiera carne de puerco y carnitas para comer ahí o llevar), otra propuesta era la de un corral de ganado para su manejo, otra era la de engordas de ganado, y un grupo de diez personas que están interesados en poner una planta pasteurizadora de leche, pero fuera de la propuesta de los dirigentes iniciales. La experiencia de los productores con esta propuesta de la lechera no es en sí misma contenciosa, sino que tiene conexiones con otros conflictos viejos. El conflicto ideológico entre los ricos y pobres, los ejidatarios y los pequeños propietarios, entre caciques y campesinos, es parte de las causa de lo que se fue gestando dentro del grupo de la lechera. Por otra parte, la disputa por el control de los recursos que los líderes tienen, obedecen más a los intereses de un grupo de poder que a las prioridades de la propuesta. Por último, pienso que los líderes pensaron que el papel de personas como nosotros y nuestro propio trabajo, era una forma de legitimación del proyecto, ellos estaban esperanzados en que un estudio de diagnóstico fuera favorable a la viabilidad del proyecto. Para cerrar este apartado, es claro que la dinámica que se generó dentro de el proyecto de la lechera está obedeciendo a otros factores más

15 complejos que lo práctico o viable de una propuesta de producción. Un socio refirió esto de la siguiente: “las organizaciones en esta zona no se dan por cuestiones culturales, la verdad es que la gente de aquí está acostumbrada a que le chinguen su dinero y no dice nada”. Campo Hermoso. El otro caso analizado aquí, es un pequeño ejido llamado Campo Hermoso, que se encuentra dentro del valle de Maravatío, al oriente de Michoacán. Este ejido se formó en 1937 cuando se dotó de tierras a un grupo de campesinos ex– trabajadores de una hacienda del valle. Desde los primeros años de fundación, se comenzó a dar lo que he denominado Orientación Productiva. Esta consistió en la paulatina expansión de las actividades agropecuarias dirigidas a la producción de leche, elaboración y comercialización de queso de vaca. La historia de la localidad está fundada así, no sólo en los procesos de conformación regional, sino en esta personalidad propia que sus habitantes han capitalizado. Dentro del proceso productivo, las mujeres juegan un papel importante en la reproducción, pues es en ellas recae el final del ciclo de la producción que se da en la localidad, ya que ellas elaboran y comercializan el lácteo. Esta actividad está ahora tan arraigada que la gente se identifica como que la localidad se dedica a la leche y al queso.

Fábrica de queso. Entre los varios proyectos destinados al tipo de producción prevaleciente en la localidad, está una cooperativa ejidal que se formó a finales de los años ochenta. Este proyecto consistía en la instalación de una pequeña fábrica de queso, es el ejemplo más claro de las contradicciones entre los modelos de desarrollo y las condiciones locales, así como de las formas en que responde el campesinado. El esquema de desarrollo que el gobierno del estado de Michoacán, había comenzado a implantar desde 1982, consideraba al Valle de Maravatío como una zona potencialmente productiva, además se consideró que su ubicación era estratégica para el problema fundamental del campo: la comercialización. La cercanía con ciudades grandes como Toluca, México y Morelia, y algunas medianas tanto en Michoacán como en los estados vecinos de Guanajuato y Estado de México, habían determinado parte de las acciones que se llevaron a cabo durante la década de los ochenta: cuencas lecheras, establos familiares, cultivos forrajeros de alto rendimiento y empresas ejidales (Léonard, 1988). En campo Hermoso, la Secretaría de Fomento Rural, a través de la cual tomaban forma las políticas estatales, concretó en 1987 un proyecto colectivo que consistía en un centro de acopio de leche, donde también se elaborarían diferentes productos lácteos, siendo el principal el queso. Esto, aseguraban agentes del gobierno y académicos, reestructuraría el mercado local tan saturado al que supuestamente se enfrentaban los productores, entre ellos las queseras de

16 campo hermoso. Al parecer, se habían olvidado que las actividades productivas y comerciales se habían configurado a través de estructuras de mercado más allá de la región, incluso después de los años cincuenta, en el caso de las queseras buscaron mercados extra regionales. Esta última estrategia se hace más patente después de los ochenta, cuando ya encontramos personas vendiendo su queso en ciudades como Toluca, México, Morelia y Ciudad Hidalgo. No obstante, el proyecto del centro de acopio se llevó a cabo bajo el esquema de cooperativa ejidal y se registró como Cooperativa Ejidal de Productos Lácteos “Campo Hermoso”. En la región este tipo de esquema organizativo ya había demostrado ser inoperable, principalmente con campesinos del valle que entraron en el programa de las cuencas lecheras. En la localidad se construyó un edificio especial, se consiguió financiamiento en el banco rural y con los programas de descentralización de insumos que se había desarrollado tras las reformas en diversos organismos federales como la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO) (Appendini, 1992), dentro de la cual estaba Leche Industrializada CONASUPO (LICONSA), a la cual se le solicitó maquinaria en desuso para la “fábrica de queso”, que fue así como se le conoció en la localidad al centro de acopio. Nadie, que yo haya escuchado en Campo Hermoso y que participó como socio o trabajador, le llegó a llamar cooperativa. La empresa quedó establecida bajo la vigilancia de un comité de ejidatarios, quienes se encargaban de la administración. Varias dinámicas se dieron en esta empresa, todas propiciadas por las dinámicas ya establecidas en las relaciones sociales y de producción en la localidad. Así, resalta que una fábrica de lácteos tendría en primer lugar como competidores a las propias queseras de la localidad. El contexto productivo y comercial que enfrenta la “fábrica de queso”, es que el éxito de la quesería en la localidad siempre estuvo relacionado con: a) el proceso de orientación productiva ligada a la conformación histórica de una región, cuyas necesidades de suministro impulsaron procesos como el que se dio en la localidad; b) la participación de las mujeres en la producción y sus estrategias de comercialización de queso en mercados local y extra-regional que habían abarcado históricamente; c) las relaciones económicas locales (lecheros-queseras) detrás de las cuales la organización social tiene un papel fundamental. En el caso de la fábrica de queso, las mujeres participaban para elaborarlo, pero muchas veces no lo comercializaban ellas mismas, además, también se acercaron algunas personas que compraban queso en la cooperativa y lo iban a comercializar fuera. Las estrategias que las mujeres han generado en torno a la elaboración y comercialización de queso, han tenido un toque muy personal, que se refleja en las relaciones cliente y quesera, ya que cuando salen a vender su producto, van de casa en casa, o cuando se instalan en el mercado municipal, los clientes reconocen las diferencias. La cooperativa ejidal, tenía el carácter masculino que el mismo ejido tiene: poca participación de mujeres. Este es otra forma en que se muestra la debilidad del proyecto, ya que al administrarlo los hombres, dejaron excluidas de este proceso a las protagonistas finales del proceso productivo de la leche-queso. Esta

17 condición aceleró la pérdida del proyecto, cuyo comité decidió rentar en 1991-92 las instalaciones. Una mujer originaria de Campo hermoso y sobrina de uno de los antiguos directivos de la cooperativa fue quien intentó levantar la elaboración y comercialización de queso de esta empresa. Mantuvo funcionando la planta por al menos dos años, hasta que no se pudo sostener más frente a la competencia local y emigró junto con su familia a Estados Unidos. Entre los problemas operativos del Centro de Acopio, el principal fue la forma de abasto del líquido; los lecheros se quejaban porque según ellos su leche no era bien medida por el personal del centro. A esto se le sumó un inconveniente para los lecheros, que ilustra el grado de integración de las relaciones lecheroqueseras construidas históricamente, me refiero al “suero” (exceso de líquido que escurre del queso después del proceso de cuajado), que tradicionalmente en la localidad le corresponde al lechero (como un derecho no escrito, ya que este sobrante se lo dan a los becerros como complemento para el crecimiento), pero si vendían su leche al centro esta garantía se perdía, incluso la cooperativa se los vendía. El proceso provocó que las mujeres mostraran discursos diversos con respecto a la fábrica: algunos la legitimaron, porque les había dado ingresos, pero otras la rechazaron por representar la competencia para sus productos. Esto muestra que la fábrica de queso es asumida de manera diferencial aún en la misma localidad, generándose así diferentes posiciones en cuanto su papel. Pero esto fue parte de las relaciones internas en la localidad. Las mujeres antepusieron su forma de ver la producción y las relaciones con el Estado como formas contradictorias, una frase dicha por un habitante de esta localidad, engloba la posición ideológica que está detrás de las prácticas productivas que llevaron al cierre de esta empresa: “cómo quería el gobierno que esta cooperativa funcionara si en Campo Hermoso cada casa es una fábrica”. Las mujeres fueron insistentes en anteponer una serie de valores e imágenes sobre su papel dentro del proceso productivo. Incluso fueron concientes de esto, ya que algunas queseras amenazaron a los lecheros que si entregaban la leche a la fábrica de queso, ellas no volverían a recibirla. Hoy las instalaciones de la cooperativa son ruinas, como muchos proyectos del gobierno. El rechazo a este proyecto, muestra de manera ideológica lo que se considera que es o debe ser producir en un contexto en el cual se involucra a toda la familia. Son respuestas que se dan desde el seno del hogar. Mostraron como el Estado piensa que el campo está organizado, a partir de jefes de familia, sin considerar a los demás actores.

CONCLUSIONES En este trabajo, he intentado establecer a través de una comparativa entre dos zonas rurales, tres elementos básicos de las relaciones entre Estado y campesinado. Por una parte, las condiciones políticas, materiales y culturales

18 como referencia a la gran diversidad existente en el campo mexicano. En segundo lugar, la consideración de que existen procesos de configuración ideológica que está relacionada con las respuestas que exhiben los campesinos en el contexto de cambios estructurales. Por último, intenté mostrar la línea que han seguido en lo general las propuestas de los gobiernos con respecto a la producción en el campo. Dentro de esto, figuran con mayor fuerza la organización para la producción y un nuevo contexto político y comercial que desde al menos dos décadas tiene características específicas. Estos casos, como se puede ver, no son un ejemplo heroico de organización o movilización social. Básicamente las propuestas y acciones han provenido desde arriba, de las políticas de Estado. Sin embargo, en su aparente posición de pueblos sin pena ni gloria nacional, está precisamente su importancia. Se tornan como un ejemplo de gran riqueza e interés para arrojar luz sobre procesos que están influyendo en la vida de muchas zonas en México. Por ejemplo, la globalización y la política económica neoliberal. Así también, este ejemplo sirve para analizar cuales son las reacciones que se están dando en este contexto, al menos en un sector como este. La actividad organizativa en Amatlán de Cañas contiene elementos interesantes en cuanto a las estrategias que se han desarrollado en los diferentes rubros que encierra un proceso como este. Algunos de ellos son el liderazgo, poder, los procesos electorales y partidos políticos y las variadas formas de participación de la gente, que aclaro, no son estáticas. Sin embargo esta misma actividad ha sido muy inestable e irregular. En esto han actuado situaciones diferentes que han impedido la organización y otros que la han fomentado tanto en términos locales como estatales. La mayoría de las formas concretas alrededor de las cuales se organizan los productores de este municipio, han provenido, como lo vimos en el apartado anterior, de iniciativas gubernamentales que adquieren tintes distintos en la concepción y práctica local. Pero también ha habido iniciativas locales de organización interesantes, que han mostrado una gran capacidad organizativa, con estrategias particulares que los van enfrentando a contextos concretos y cambiantes. Esto último como un tema importante del proyecto general del que forma parte esta investigación. En el caso de Amatlán de Cañas, la experiencia histórica de la relación entre comunidad y Estado ha generado una visión paternalista entre la gente. Lo productores han expresado abiertamente su dependencia casi total de las decisiones del aparato burocrático del estado, aquel que Gramsci (1997) llamó el armazón de la coerción que protege a la hegemonía. Sin embargo, cuál es la relación con la frase que enuncie arriba (siempre nos chingan). Se vuelve complejo poder entender que la gente está manejando dos formas de ver las relaciones entre el poder y los grupos subordinados, situación aparentemente contradictoria. En la práctica política y en las formas cotidianas de expresar la visión sobre el Estado, pienso que no se ven contradictorias estas dos formas de enfrentar el poder. Pienso que detrás de la frase dicha por un productor de la región: “el gobierno debe darnos todo, como un

19 padre a un hijo”,6 hay estrategias para negociar todo lo que sea posible con el gobierno, como recursos, créditos y tecnología que finalmente van a ser utilizados de la forma que mejor les convenga a la gente. Como lo apunta Nuijten (1998) debemos rechazar la idea de relaciones verticales entre patrón-cliente: “He llegado a la conclusión de que las relaciones Patrón-cliente han sido exageradas como un principio organizativo central en áreas rurales. Aunque las relaciones personales y el intercambio de favores son centrales en la vida sociopolítica, no debemos asumir automáticamente que son expresiones de relaciones verticales entre patrón-cliente” (1998:7). El ejemplo del caso michoacano, nos muestra cómo los grupos de productores se están enfrentando a la política del Estado como formas de organización social. Las queseras que respondieron al proyecto de la fabrica de queso, no sólo forman parte de un ciclo de producción, sino también de una forma de organizar la vida social y cultural, que al enfrentar procesos externos, se aprecia claramente como operan las concepciones y valores locales. Aunque el trabajo está en una fase de discusión, me parece importante traer a un mesa sobre respuestas locales a procesos globales, el asunto de la ideología y su papel dentro de procesos amplios que involucran al campesinado y sus formas de ver y verse a sí mismos. Esta es la forma en que responden, y no como simples individuos sin identidad, sin ideología; estandarización que forma parte del proceso de globalización económica y del neoliberalismo de estado.

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Entrevista a un productor del municipio de Amatlán de Cañas, Nayarit.

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