IMPACTO SOCIAL DE LA CRISIS ECONOMICA EN LA CUBA DE LOS NOVENTA

1 PONENCIA IMPACTO SOCIAL DE LA CRISIS ECONOMICA EN LA CUBA DE LOS NOVENTA Autores: PATRICIA DE MIRANDA PARRONDO CARLOS J. TABRAUE CASTRO 2 IMPA

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      LA CRISIS ECONÓMICA INTERNACIONAL Y SU IMPACTO SOBRE EL MODELO DE ACUMULACIÓN EN NUESTRO PAÍS HORACIO ROVELLI     1    LA CRISIS ECONOMICA

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PONENCIA

IMPACTO SOCIAL DE LA CRISIS ECONOMICA EN LA CUBA DE LOS NOVENTA

Autores: PATRICIA DE MIRANDA PARRONDO CARLOS J. TABRAUE CASTRO

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IMPACTO SOCIAL DE LA CRISIS ECONOMICA EN LA CUBA DE LOS NOVENTA

Hay que evitar que la pobreza material genere una pobreza espiritual y una especie de apatía que puede hacernos mucho daño o que pueda desvirtuar la propia función de la cultura. Abel Prieto

"Todos los hombres son iguales porque son diferentes, lo distinto es lo que los convierte en iguales. Tenemos que entrar en la historia con el signo de la libertad... "1. La búsqueda de la libertad se expresa en primer término en la adopción consciente por parte de los individuos de los valores culturales que identifican su pueblo, su país, su nación, siempre que puedan afirmar su personalidad como expresión de una relación armónica. La cultura de un pueblo no puede entenderse si se desconocen su historia, sus tradiciones, sus costumbres, su ideología, la política, la religión, así como la educación, la ciencia, la tecnología, la salud, la economía, y el rol que éstos juegan en el desarrollo del individuo y del sistema social del cual forman parte. Los cambios que ocurren en uno de los sectores que caracterizan un sistema socio - cultural se reflejan necesariamente en los demás, si tenemos en cuenta que existe una interacción entre ellos. Por tanto, si se producen cambios en la estructura económica, éstos se manifiestan de una forma u otra en los demás componentes, y puede haber incluso un reajuste de los valores tradicionales.

El inicio de la década de los 90 se caracterizó por los cambios significativos ocurridos en la situación internacional. Se desmembró el bloque socialista, lo cual motivó un cambio en el carácter de las relaciones internacionales. Este fenómeno afectó en buena medida la economía cubana, que entró en una profunda crisis, ya que contribuyó al término de las relaciones comerciales y de cooperación entre Cuba y estos países. Sin embargo, éste no fue el factor determinante de la crisis - que ha sido resultado fundamentalmente de problemas organizativos internos – como consecuencia de la cual se redujo significativamente la capacidad del Estado para continuar la política distributiva que había utilizado hasta ese momento y correspondientemente se transformó el modo de vida de las personas. El sistema cultural en Cuba ha sufrido una transformación como expresión de la crisis económica que ha generado un debilitamiento en los principales logros alcanzados después del triunfo 1

Leopoldo Zea. Conferencia dictada en la Facultad de Filosofía e Historia. Universidad de la Habana, 1989.

3 revolucionario: salud y educación, ha contribuido a un proceso de reajuste de los valores y de la ideología del pueblo, así como en su forma de expresión.

La crisis material que caracteriza la vida en Cuba desde principios de los 90 determinó un descenso en la calidad de vida del pueblo y el resurgimiento de ciertos fenómenos sociales que habían sido superados. Apoyándonos en la tesis según la cual la conciencia social constituye un reflejo del ser social, entenderemos por qué la pobreza material ha condicionado un estancamiento en el desarrollo espiritual de la sociedad cubana y una transformación en el modo de comportamiento de los individuos dentro de la sociedad. Por tanto, será el progreso material el que permitirá crear las condiciones para estimular un desarrollo progresivo de la cultura espiritual, a medida que aumente la capacidad de satisfacción de las necesidades.

En esta problemática se inserta el propósito del presente trabajo. Los cambios que han tenido lugar en la producción material y el reajuste de los vínculos comerciales del país, así como las medidas tomadas para salir del colapso económico han provocado una afectación directa y tangible en los principales beneficios sociales que el país por espacio de cuatro décadas ha desarrollado. A la pregunta de cómo se ha reflejado en la sociedad cubana y en los principales logros sociales - salud y educación - y en la actitud del cubano respecto a la religiosidad la crisis económica actual, responde el objetivo de este trabajo.

UNA INTRODUCCION NECESARIA

El triunfo de la revolución en 1959 marcó una nueva etapa en las relaciones económicas y políticas del país. La dependencia de Estados Unidos profundizó, durante todo el período republicano, la deformación de la estructura comercio exterior

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económica del país y del

aumentando significativamente las condiciones de

carácter de su subdesarrollo y

reflejando una aguda desigualdad social. La estructura agraria de la economía con gran peso de la producción azucarera y el bajo desarrollo de la producción industrial, la concentración de la propiedad de la tierra y el alto número de campesinos carentes de ella, la presencia de compañías extranjeras en las principales actividades económicas del país, los altos niveles de desempleo y subempleo que alcanzaban a una parte importante de la fuerza de trabajo y la

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En 1958 el 54% de las exportaciones se dirigieron A América del Norte, el 30% a Europa Occidental, el 6% a América Latina y el 10% a Asia. Sin embargo el 80% del valor de las exportaciones se concentraba en el azúcar y entre el 75% y el 80% dependía del mercado estadounidense.

4 ausencia de mecanismos para proteger la economía; determinaron las condiciones básicas para un cambio social transformador de esta realidad.

El reflejo de esta realidad económica se manifestó de manera directa en la problemática social deteriorando los niveles de vida de una parte importante de la población: un millón de analfabetos, más de un millón de semi analfabetos, seiscientos mil niños sin escuela, diez mil maestros sin trabajo, mortalidad infantil de 60 por cada mil nacidos vivos, ausencia de servicios médicos rurales, alta concentración de servicios médicos y educativos en la capital del país,3 eran algunas de las características más sombrías del panorama social cubano.

Esta aguda situación social fue la base para el desenvolvimiento del proceso revolucionario cubano y una de sus condicionantes más importantes. La solución a las carencias sociales, el establecimiento de la igualdad social garantizada por una política de racionamiento y de distribución equitativa, así como la estructuración de un modelo económico con ese fin, se convirtieron en los principales objetivos y definieron los alcances del propio desarrollo económico. Si bien la política social iniciada en el 59 reflejaba una superación con respecto a la etapa anterior, la consecución de estas metas sociales una vez superadas las expectativas y propósitos de la primera etapa, generó una disminución de la iniciativa individual, toda vez que las aspiraciones del individuo se diluyeron en el contexto social ante el avance de la centralización del estado cubano.

Las principales medidas adoptadas por el gobierno revolucionario trataron de satisfacer rápidamente las necesidades sociales. Así, la solución del problema de la tierra fue reflejado en las Leyes de Reforma Agraria, y los beneficios en los servicios básicos, las posibilidades de acceso mayoritario a la salud y la educación, y otras medidas tendientes a eliminar los males sociales caracterizaron los primeros años de la revolución y le otorgaron al gobierno credibilidad, un apoyo mayoritario y una legitimidad política que se manifestó

en la

disminución de presiones sociales internas permitiendo un dinamismo en las medidas de desarrollo social y económico.

En estos años iniciales, mientras el estado modificaba la estructura socioeconómica, tuvo que contrarrestar los intentos por desestabilizar el sistema político y combatir la lucha ideológica 3

Informe Central Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba. Pueblo y Educación, La Habana, 1978.

5 interna;4 a la par que reajustaba sus relaciones económicas internacionales como consecuencia de la ruptura de los vínculos económicos con Estados Unidos y se enfrentaba a la política de bloqueo económico impuesta por este país. Esta situación motivó la necesidad de buscar una alianza comercial con la comunidad socialista, especialmente con la ex URSS marcando el inicio de una nueva etapa en el desarrollo económico del país en la cual quedarían garantizados los principales beneficios sociales. Las condiciones comerciales favorables en que se realizó el intercambio aseguraban la implementación de la política social y generaron niveles de estabilidad y crecimiento económico en el país.

Los nuevos vínculos determinaron el reajuste interno de la economía cubana y la búsqueda de un modelo de desarrollo propio durante la década de los sesenta; en este marco se propició el desarrollo de la industrialización acelerada, en el primer lustro de la década, en detrimento de la actividad agrícola como vía para alcanzar niveles mayores de desarrollo económico y social; sin embargo el debilitamiento causado a la agricultura, principal renglón productivo, y la profundización de los vínculos con los países socialistas, así como la ausencia de las condiciones básicas necesarias para este proceso, motivaron el reajuste de la política económica

con una vuelta

a la agricultura

como condición necesaria para la

futura

industrialización del país. En este período, que se extiende desde mediados de los sesenta hasta la primera mitad de los setenta, se reforzaron los procesos vinculados a la economía azucarera, acentuando la dependencia de toda la economía nacional a los logros alcanzados por este sector.

No obstante este reajuste, y pese al crecimiento de los niveles productivos de la economía como lo demuestra el hecho de que si en 1960 el intercambio total de bienes era de 1188 millones de pesos en 1970 este había ascendido a 2361 millones de pesos,5 y ante la evidencia de los logros sociales del periodo, la inversión en servicios sociales decreció del 21,3% en 1965 al 14,2 % en 1970, al igual que el gasto social percápita que de 127% entre 1960-65 se redujo en 35% entre 1965-1970.6 Entre las razones que explican dicha disminución están a nuestro juicio la ausencia de una política económica que equilibrara el desarrollo de los diversos sectores económicos, las contradicciones internas, el reforzamiento del bloqueo 4

Esta etapa se caracterizó también por éxodo de técnicos y profesionales, oposición política interna, intervención de Bahía de Cochinos, Crisis de Octubre e insurgencia armada. 5 Julio Díaz Vasquez. Cuba: integración económica socialista y especialización de la producción. Pueblo y Educación, La habana, 1986. P. 17.

6 económico y político y el ajuste necesario a los esquemas de comercio y producción de los países socialistas.

Sin lugar a dudas el período de 1976 a 1985 significó el de mayor alcance social de la revolución; el incremento de los lazos comerciales con la comunidad socialista, especialmente con la Unión Soviética, permitió un crecimiento de la economía y la profundización de los beneficios sociales. La incorporación del país como miembro pleno del CAME y los ajustes hechos a la política económica en el Primer Congreso del Partido, unido a los resultados obtenidos por la política social en salud y educación, fueron las razones de la estabilidad económica y de la mejora en los indicadores macroeconómicos del país hasta mediados de los ochenta. Cuba comenzó a comerciar con los países socialistas europeos en condiciones favorables, determinado fundamentalmente porque el principal renglón exportador el azúcar tenía un precio fijo superior a los precios del mercado internacional.

El cambio en la política económica se reflejó en la necesidad de crear la base necesaria para la industrialización del país partiendo de un desarrollo constante del principal producto de exportación y en la aplicación del Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (SDPE), en el cual se vinculaban la planificación y una tímida descentralización económica. Esta política llevó al crecimiento de la industria y a su expansión a sectores de la economía no prioritarios. Así en el quinquenio

1976-1980 se destinó a la industria un 35% de las

inversiones totales lo que representó un monto tres veces mayor que lo invertido entre 1959 y 1975.7 El incremento productivo generado por esta inversión se reflejó en los niveles de consumo, de seguridad social, en el crecimiento de los indicadores de salud, aumento de salarios, etc. Quizás desde el punto de vista social el reflejo más importante se manifestó en la educación, que se convertía al propio tiempo en la condición necesaria para el desarrollo industrial.

En este período se aprecia un aumento en las matrículas de educación superior y en el número de graduados. Si en el curso académico de 1971-72 el número de matriculados en la educación superior era de 36 877, para el curso 1983-84 ésta había crecido a 223 930. Al mismo tiempo el número de graduados en dicho nivel educativo pasó de 4 253 a 20 054 respectivamente. (ver TABLA 1) 6

Carmelo Mesa Lago. Breve historia económica de la Cuba Socialista. Alianza Editorial, Madrid, 1994. P. 72

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Sin embargo la estabilidad económica, la profundización en los beneficios sociales y cierta flexibilidad para la realización de algunas profesiones privadas, generada por el SDPE que a la postre agudizó la ineficiencia estatal para satisfacer determinadas demandas y provocó una cierta diferenciación social, llevó al gobierno a corregir su política económica en el llamado proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas en 1986. No obstante, la vuelta a un control más directo por parte del estado no se reflejó en una disminución de la política social sino que mantuvo sus principales indicadores y beneficios.

A pesar de las excelentes relaciones con los países socialistas, de la transformación industrial que estaba teniendo lugar y de la inserción del país en la división internacional del trabajo socialista, no se había logrado una suficiencia de la industria nacional ni una disminución de los niveles de dependencia con respecto a dichas economías europeas y específicamente de la Unión Soviética. Hacia fines de la década Cuba dirigía el 63% del azúcar, el 73% del níquel, el 95% de los cítricos, y la totalidad de piezas y componentes electrónicos a los países del CAME, mientras obtenía de este propio mercado el 86% de las materias primas, el 98% de los combustibles, el 80% de las maquinarias y equipos, así como más del 70% del total de manufacturas importadas.8 Por tal razón los cambios políticos, y más tarde económicos, acaecidos en la Europa Socialista afectaron directamente la estabilidad del país al modificar el carácter de las relaciones bilaterales y suprimir las relaciones preferenciales con que contaba, limitando seriamente las posibilidades de garantizar óptimos niveles de beneficios sociales.

La disminución de los suministros, ante la imposibilidad de la economía cubana de asumir las reglas de mercado impuestas por los países ex socialistas, entre otras razones internas, y el fortalecimiento del bloqueo económico estadounidense, llevaron a una profunda crisis económica y social reflejada en la ausencia de vías para la inserción del país en la economía internacional y en la pérdida de la privilegiada posición social en el contexto regional a fines de la década anterior. La década de los noventa se ha caracterizado por una profunda recesión y por la disminución de los niveles de vida de la población cubana, con una reducción importante en los principales indicadores sociales. La caída del PIB en un 35% entre 1989 y 1993, una disminución del 13% en el consumo total, un decrecimiento del 24% al 6% en la 7

Julio Díaz Vasquez. Op.cit. p. 58 Elena Alvarez. "Algunos efectos en la economía cubana de los cambios en la economía internacional." INIE, 1991.citado por Mauricio de Miranda." Cuba ante el reto de los cambios". En: Revista Universitas Xaveriana Cali, julio-diciembre 1993, p 56. 8

8 formación de capital, un incremento de 6.7% a un 30.4% en el déficit fiscal y un desplome del 18% del valor de los salarios reales9 dan muestra de la magnitud de dicha crisis y del alto costo social de la misma. La respuesta cubana para hacerle frente a la crisis, aplicada desde 1989 se conoce como Período Especial, que significó garantizar las condiciones mínimas de supervivencia durante el proceso de ajuste a las nuevas condiciones económicas.

La disminución de suministros médicos ha afectado la producción de medicamentos y de materiales para la salud; la escasez de combustible ha hecho precaria la movilidad de la población y las opciones de todo orden de la misma; la disminución en la producción de alimentos deterioró los niveles calóricos de la población provocando una afectación en la salud y condiciones de envejecimiento prematuro; la ausencia de implementos básicos para el proceso educativo, en todos los niveles, ha motivado una falta de interés en el mismo y el desplazamiento del recurso humano hacia actividades productivas o de servicios que generen ingresos rápidos y en divisas. La magnitud de la crisis ha llevado a una parte importante de la población a vivir en condiciones precarias y ha provocado un retroceso en las conquistas sociales de la revolución pese a los esfuerzos del estado por hacer menos directos los efectos de la misma: salud, educación y cultura han sufrido un profundo deterioro aún con la atención especial que ha continuado brindando el estado a estas actividades.

Es necesario señalar que el estado cubano desde el mismo comienzo de la crisis ha tratado de distribuir con la mayor equidad posible los costos del ajuste económico y ha protegido a los sectores más afectados socialmente. Pero la ausencia de recursos propios, la imposibilidad de acceder a créditos externos beneficiosos, unido al carácter de supervivencia de las medidas económicas han hecho prácticamente imposible garantizar las condiciones de igualdad y equidad mantenidas por la revolución como una de sus principales conquistas,, expresándose en la aparición de fenómenos sociales tales como la prostitución, la mendicidad, el reajuste de los valores primando lo individual, y el incremento de actividades delictivas.

De igual forma las medidas tomadas para sacar al país del estancamiento económico no han respondido a un programa estructurado, sino a intentar solucionar los problemas según la magnitud de los mismos y su grado de afectación social. Al mismo tiempo estas reformas - la legalización de la tenencia de divisas, el desarrollo acelerado del turismo, la aprobación del trabajo por cuenta propia, la disminución de la propiedad estatal sobre la tierra, el estímulo a la 9

CEPAL. La Economía Cubana. Reformas estructurales y desempeño en los noventa. CEPAL, 1997.

9 inversión extranjera, el ajuste fiscal interno, la reestructuración de los órganos administrativos del estado, entre otras - si bien han frenado la caída de la economía y marcado los primeros pasos de la recuperación a partir de 1993, que aún no se refleja en mejoría de la calidad de vida del pueblo, han profundizado la desigualdad social.

El acceso y la tenencia de dólares se han convertido en un elemento diferenciador de la sociedad cubana actual. Las remesas familiares provenientes del exterior, el trabajo en instalaciones turísticas, el vínculo laboral en empresas mixtas remuneradas en dicha moneda, y pequeñas empresas privadas, así como el desempeño individual no siempre legal, han determinado una diferenciación en el nivel de vida de la población cubana, pues ha posibilitado que una parte de ésta satisfaga en mayor o menor medida sus necesidades, mientras que otra parte carece de esta posibilidad. En 1997 se estimó que solamente el 50% de la población tenía acceso a divisas y que, en once provincias del país entre el 30% y el 65% de su población manejaba divisas.10 Tales cifras, con la pronunciada disminución de bienes ofertados por el estado y ante la pérdida del valor real de los salarios, explican la situación actual de la población cubana, pues si bien es cierto que las ventas en dólares de productos alimenticios y manufacturados se han incrementado, éstas no satisfacen a la población en su totalidad, sino sólo a una parte de ella.

Al mismo tiempo es importante señalar el cambio que se ha producido en la estructura de los ingresos de la población cubana pues si bien en 1989 los ingresos provenientes del estado representaban el 46,6% del total, éstos habían disminuido en 1996 a apenas el 40,9%, mientras que los ingresos no estatales se incrementaron de un 53,4% a un 59,1% respectivamente.11 Esto resulta paradójico si se tiene en cuenta que el estado emplea al 70% de la población, y demuestra el grado de concentración de la riqueza a nivel social.

En este balance general es imprescindible hacer referencia a la política de bloqueo económico y comercial estadounidense, reforzada en los años noventa, como elemento agravante de la actual situación del pueblo cubano. La tradicional hostilidad hacia la revolución cubana se ha convertido, en las condiciones del período especial, en un problema real, pues durante la permanencia de Cuba en la órbita de las relaciones socialistas los efectos del bloqueo 10

Angela Ferriol." Política social cubana: situación y transformaciones." En: Revista Temas No 11, julioseptiembre, La Habana, 1997.p. 90 y 94. Según datos de la autora el 20% con mayores ingresos de la población participa 6 veces en el ingreso que el 20% de menores ingresos. 11 CEPAL. Ob.cit. P 728.

10 económico se diluían en los beneficios obtenidos de dichas relaciones. El nuevo reordenamiento comercial determina una inserción del país en su entorno regional, lo que reduciría erogaciones comparadas con mercados más lejanos; sin embargo, el bloqueo se convierte en un obstáculo para esta inserción, afectando además áreas muy sensibles para la sociedad cubana como el suministro de medicamentos y alimentos. El sustento de esta política carece de credibilidad si se analiza la actitud de Estados Unidos hacia otras naciones cuyos sistemas políticos también carecen de elementos democráticos.

Es necesario aclarar que a pesar de la magnitud de la crisis económica que sufre el país y su incidencia en las condiciones de vida de la sociedad cubana, el estado aún garantiza beneficios sociales importantes como la gratuidad en todos los niveles educativos, el acceso a los servicios médicos, el mantenimiento en los gastos de seguridad social, la protección a la niñez y la ancianidad, etc. Sin embargo, la aguda situación económica, como se ha señalado anteriormente, ha repercutido en el alcance y la calidad de los servicios estatales, así como en el aumento de la tensión político social expresada en el incremento de las contradicciones internas12 y en un éxodo cada vez mayor de cubanos que abandonan su país en busca de mejores opciones de vida. En este panorama, el reflejo de la crisis en las principales conquistas sociales de la revolución - educación y salud - así como el despertar de la conciencia religiosa nacional requieren de un detenido análisis.

EDUCACION Y CRISIS EN LA DECADA DE LOS NOVENTA.

La educación constituye un elemento importante en el desarrollo de la sociedad, ya que permite la conservación de la cultura no sólo porque posibilita la transmisión de conocimientos, técnicas, hábitos y habilidades, sino también la adopción de valores que determinan un modo de comportamiento específico. En momentos en que las condiciones materiales de vida han cambiado es necesario conservar y garantizar los logros y alcances del sistema educacional cubano.

El avance educativo en Cuba es incuestionable. La realidad del país al principio de la revolución cambió sustancialmente en las últimas cuatro décadas al convertirse en una prioridad del estado cubano el acceso y fomento de la educación. La máxima martiana de "ser 12

. Es necesario recordar los sucesos de agosto de 1994 que culminaron en la "crisis de los balseros", los intentos de la oposición interna por expresarse, la violencia social.

11 cultos para ser libres" se reflejó en la eliminación del analfabetismo, en la construcción de centros educacionales en todo el país,

en el incremento del número de maestros y

profesionales vinculados a este sector, y sobre todo en el acceso, sin condicionamientos sociales, a la enseñanza. Los principios fundamentales de la política educacional: gratuidad, obligatoriedad de la enseñanza primaria y secundaria, el vínculo trabajo - estudio, el fomento de la investigación y la relación teoría - práctica, se han expresado en la superioridad de los indicadores educativos del país en el contexto regional y en el reconocimiento de los profesionales cubanos a nivel mundial. Las garantías económicas dadas por el estado cubano a la educación impulsaron estos logros y sirvieron de sustento a la señalada superioridad del sistema social cubano.

La crisis económica por la que atraviesa el país en la presente década se ha reflejado en la dificultad del Estado para propiciar los recursos necesarios que garanticen los niveles de calidad del proceso educativo y en la desmotivación que caracteriza a una parte importante de la juventud cubana por continuar estudios medios y superiores. Reducir los problemas actuales de la educación a la insuficiencia de recursos materiales constituye una visión simplista y fragmentada, pues a nuestro juicio la magnitud de la crisis se ha expresado en un cambio social, donde la educación ha cedido su lugar a la búsqueda de vías más propias para satisfacer las necesidades básicas. No obstante, es necesario reiterar que a pesar de la difícil situación económica el estado ha mantenido la esencia de la política educacional garantizando la gratuidad, el funcionamiento, la educación especial, y la adecuación a las nuevas condiciones económicas; pero desafortunadamente no se ha podido evitar un reflejo negativo en los indicadores generales de la educación con una caída significativa de éstos.(ver TABLA 2).

Sin lugar a dudas el reflejo más claro de la afectación del sector se evidencia en la composición del gasto social. Si en 1989 el sector educativo representaba un 32,1 % de todo el gasto social del país, éste se redujo para 1997 a un 20,4 % mostrando una caída significativa. Más a pesar de la magnitud de la crisis, sobre todo en los años 1993 - 1994, el gasto social se ha mantenido estable en el sector a partir de estas fechas. Sin embargo el gasto en 1996 en el sector apenas representó 54,3 de lo que se gastó en el año 1989, mostrando una cierta recuperación en comparación con el 51,1 % del año 1995. ( ver TABLAS 3 y 4 ). Esta relativa estabilidad coincide con los primeros resultados de las medidas económicas puestas en práctica por el país para superar la crisis como la reducción del déficit

12 fiscal, la liberalización de la tenencia de divisas, el desarrollo turístico, la apertura a la inversión extranjera, etc. Sin embargo la disminución se reflejó de manera directa en los siguientes aspectos:

Insuficiencia de recursos materiales. Históricamente el estado había garantizado en un 100% los recursos materiales necesarios en el proceso de enseñanza – aprendizaje; los utensilios escolares fundamentales, así como libros de textos, uniformes, y materiales eran entregados a los estudiantes por el estado. Sin embargo, la ausencia de materias primas en las industrias textil y del papel, condicionó la disminución de estas garantías generando un deterioro por el uso continuo. En este sentido los textos bibliográficos, base fundamental de la enseñanza, se conservan en mal estado y escasean, sin existir posibilidades a corto plazo para su reemplazo debido a las limitaciones que existen para publicar nuevos textos actualizados o reeditar los existentes. Por ejemplo, en Educación Superior el curso 1997-98 se comportó de la siguiente manera: como promedio el 80% de las asignaturas contó con los textos bibliográficos básicos para uso de los estudiantes, aunque el comportamiento no fue el mismo para todas las carreras.13 Este cumplimiento parcial e insuficiente se refleja en la insatisfacción de los estudiantes

respecto a la desactualización de los textos, lo cual

determinó la necesidad de que en algunas carreras los docentes se dedicaran a actualizar parcialmente los mismos, pero sin cubrir las necesidades académicas.

Por otro lado, las limitaciones impuestas al transporte como consecuencia de la disminución en los suministros petroleros han dificultado la movilidad hacia las bibliotecas y centros de información, así como las difíciles condiciones existentes en los mismos que no permiten permanecer largos periodos de tiempo, unido a la ausencia de información actualizada provocaron que en el curso 1997-98 se haya manifestado una reducción en el número de usuarios de estos centros que pasaron de unos 862.352 en el curso 96/97 a unos 646.634 en el curso 97/98, una disminución de los documentos consultados, así como en el número de fotocopias y en el uso de las bases de datos (ver TABLA 5). Una de las afectaciones más sensibles y que incide directamente en lo anteriormente señalado es el descenso, desde 1990 hasta la fecha, en el número de libros y folletos editados, pues si bien en dicho año el total de títulos publicados ascendió a 1575, en 1998 esta cifra fue de 621.14 Sin embargo es necesario 13

En 1997 solo se compraron en 169 libros y 95 publicaciones seriadas con una inversión deficiente de 22000 usd. Informe Ministerio de Educación Superior, Curso 1997-98, MES, 1998. P. 8 y 47. 14 Es necesario señalar que a partir de 1994 se nota un incremento relativo en el número de publicaciones. Anuario Estadístico de Cuba, 1996. P.317 y ONE, 1998.

13 señalar que esto no coincide con un descenso de la producción intelectual de docentes e investigadores, así como de escritores y artistas, sino que no siempre son publicados nacionalmente los resultados de dicha actividad por lo que esto significa en términos de inversión.

El Estado cubano en un intento por mantener el principio rector de la educación (vínculo estudio - trabajo) a pesar de las limitaciones objetivas que caracterizan la vida hoy, adoptó como política desplazar la enseñanza media superior hacia los centros rurales en los cuales los estudiantes ingresan en calidad de becarios. Las deficiencias en la alimentación, la inestabilidad en el suministro de uniformes, útiles, artículos de aseo, etc. han debilitado el sentido de dicha medida. Más, a nuestro juicio la principal afectación radica en que condiciona un sentido de obligatoriedad que supedita la capacidad intelectual y las aptitudes del joven, pues aquellos que no se incorporan a los mismos deben optar por otro tipo de enseñanza (técnica). Además, las posibilidades de éstos para continuar estudios superiores son limitadas debido a que sólo pueden presentarse a concurso para un reducido número de matrículas. Como resultado de dicha política se manifiesta una reducción del número de becarios en el país el cual pasó de unos 543 436 en el curso 1990-91 a unos 342 416 en el curso 1998-99. (ver TABLA 2).

Por otra parte, la propia magnitud de la crisis condiciona una disminución en la capacidad estatal para garantizar dicha labor, lo cual se expresa no sólo en el recrudecimiento de las condiciones objetivas, sino también en la carencia de una necesidad real, ya que en ocasiones es insuficiente el contenido de trabajo para los jóvenes incorporados, como resultado lógico de la reducción en la actividad económica a nivel nacional. En términos generales repercute en pérdidas por los gastos de transporte, alimentación, etc. y es la familia la que está cubriendo determinadas necesidades para hacer posible la permanencia de los jóvenes en estos centros. Resulta importante señalar que en el reajuste de valores que tiene lugar en la sociedad cubana es fundamental el vínculo y la unidad familiar como parte esencial en el proceso de preservación de valores y principios, que tienden a ceder frente a las modificaciones de la estructura económica del país.

Sin lugar a dudas el efecto más directo en el proceso educativo, por su incidencia en todos los niveles de enseñanza, se expresa en las afectaciones a los recursos didácticos que requiere dicho proceso. El empleo de las ayudas audiovisuales se convierte en la educación moderna

14 en el instrumento para asimilar e incorporar, de manera más eficiente y dinámica, los nuevos conocimientos; sin embargo, la educación en Cuba carece del uso de los mismos por el estado de deterioro en que se encuentran y por la falta de disponibilidad en los distintos centros.

Computación y acceso a la información. La época contemporánea, que se distingue por el desarrollo científico tecnológico y por el dinamismo de la información, requiere cada vez más de personas capaces de utilizar los recursos innovadores en función de proyectos nacionales. En este sentido se orienta el uso de la computación como un medio que facilita la actividad del hombre. Esto ha condicionado que a nivel internacional el aprendizaje y uso de la computación se haya convertido en un requerimiento indispensable de la actividad académica. Sin embargo, la realidad indica que el país se ha quedado rezagado en este sentido, lo cual se manifiesta en la insuficiencia del estado para garantizar dicho servicio y correspondientemente en la insatisfacción de los estudiantes.

Resulta paradójico que en la era de la computación, nuestro país- que siempre se ha distinguido por el alto nivel educativo- esté en condiciones desventajosas respecto a otros países en este rubro. No se trata de que la calidad educativa dependa en primer lugar de esto porque sería contradictorio con el reconocimiento y el prestigio

ya tradicional de los

profesionales cubanos a nivel mundial, sino que el avance del conocimiento y las áreas del saber se ha hecho tan dinámico y extenso que requiere de medios capaces para apropiarse, profundizar y actualizar el proceso cognoscitivo. Sin embargo, el acceso a la sistematización es un fenómeno todavía distante en el proceso educativo cubano, lo cual puede provocar en el futuro próximo bajos niveles de preparación. Esta razón ha motivado una política del estado dirigida a fomentar la compra de equipos reflejándose en el gasto de un 1.000 000 de dólares en los dos últimos años de los cuales un 30% se destinará a la enseñanza media superior y el resto a la educación superior15, pero como consecuencia de los límites y prioridades impuestos por la crisis económica esto resulta insuficiente.

El panorama es bastante sombrío sobre todo en educación primaria, secundaria y media superior que casi en su totalidad carecen de equipos y posibilidades. Esta es una situación extremadamente compleja pues las habilidades y capacidades para el manejo y uso de estos medios es fundamental en las edades formativas. La educación superior presenta comparativamente 15

una situación relativamente mejor; en este sector

Pastor Batista. "Más equipos...." En: Granma, 27 de agosto, 1999.

se

han creado

15 laboratorios de uso colectivo para estudiantes del curso regular diurno, incorporando nuevos equipos y programas, pero la disponibilidad es inferior a las necesidades al no contar todas las facultades y departamentos con este servicio, lo que ha determinado su uso planificado. En el curso 1997-98 , a pesar de la destinación de fondos por el estado, el promedio de computadores- hora/día representó apenas un 0,22 por estudiante16 lo cual es excesivamente insatisfactorio comparado con los índices internacionales. Sin embargo no se trata solamente de carencia de equipos, sino de un uso deficiente de los mismos por una planificación limitada.

Al mismo tiempo, en las condiciones actuales resulta sumamente importante el empleo sistemático de internet como fuente de información rápida y actualizada. Este es otro de los problemas que afectan el desenvolvimiento del proceso docente en todos los niveles de enseñanza debido a las limitaciones o falta de acceso por parte de profesores y alumnos. En el nivel superior es en el que se han dado algunos pasos en este sentido, aunque lo logrado no responde a los niveles internacionales, ya que no todos los centros poseen conexión con la red e incluso en aquellos en que sí existe, es sólo en algunas facultades. Además, su uso es restringido, ya que sólo se permite si se presenta una autorización que debe estar fundamentada por el respaldo de un proyecto de investigación. Por tanto, aún en el caso en que la facultad brinde este servicio, no todos los docentes y estudiantes tienen acceso a él, resultado de un control estatal que impide la libertad en el uso de este recurso.

Este aspecto es contradictorio respecto al proceso de internacionalización de la cultura, que precisamente gracias al desarrollo de las comunicaciones ha permitido el intercambio, superar el aislamiento y la adopción de los principales avances que por su significado se convierten en patrimonio de la humanidad. Por otra parte, la posibilidad de acceder libremente a la información genera libertad de pensamiento basada en la adopción propia de conocimientos nuevos que estimulan la duda, la búsqueda, la indagación; o sea la investigación. Por tanto, considerando que el desarrollo de la investigación ha estado siempre en la base del proceso educativo en Cuba, la limitación o imposibilidad de tener acceso a una fuente de información actualizada tan recurrente en nuestros días, incide negativamente en el desarrollo cultural.

Superación, éxodo y matrículas. La superación profesional siempre ha sido para la política educacional cubana uno de los objetivos centrales. La idea de formar profesionales capaces y con la mayor excelencia académica ha sido el motor de investigaciones, seminarios, cursos 16

Informe Ministerio de Educación Superior. Ob.cit. p. 9.

16 de recalificación, postgrados y más recientemente diplomados, maestrías y doctorados. No obstante esta política, el número de estos últimos en el país es extremadamente bajo en comparación con la media internacional. Atento a la urgencia de elevar la calidad de los docentes y profesionales en general, el Estado ha buscado nuevas vías por las cuales adaptar a la realidad económica actual la calidad de los procesos de superación.

Tradicionalmente la política educativa se ha encaminado a lograr un alto nivel de preparación del personal docente permitiendo la participación de maestros y profesores en cursos de superación17 como la base para un avance gradual en la calidad de la educación. En alguna medida esto fue posible gracias a los vínculos que existían entre los países ex socialistas y Cuba permitiendo una cooperación bilateral en este campo, pues muchos de los profesionales cubanos alcanzaron un nivel de especialización en estos países. Además, se garantizaba que los graduados participaran en actividades de superación continua en territorio nacional dependiendo de las necesidades académicas. Esto permitió elevar considerablemente los niveles educativos en el país y la superación de los profesionales, lo cual se revirtió en el mejoramiento de la calidad de la educación.

La ruptura de los vínculos tradicionales con los países socialistas, la precaria situación de la economía nacional, unido a las nuevas condiciones que caracterizan las relaciones internacionales y a los efectos del bloqueo estadounidense han limitado las posibilidades de superación, centrándose ésta en las

disponibilidades

y recursos del país. El aspecto

económico marca las nuevas pautas del reajuste en la política de capacitación, pues al ser imposible financiar este proceso fuera del país se ha hecho necesario adecuarlo a las nuevas necesidades internas limitando las participaciones en becas, maestrías, especializaciones y doctorados que no sean financiados íntegramente por las entidades promotoras. Este cambio se ha reflejado en el interés del Estado de dirigir esta superación a desarrollar áreas del conocimiento que favorezcan la inserción del país en la economía internacional, a incrementar el número de doctores en los centros de educación superior y al mismo tiempo desarrollar políticas que

permitan

obtener ingresos ofreciendo los servicios de los profesionales

cubanos.

17

Esta idea se recogió en el Informe del Primer Congreso del PCC y se expresó en la superación constante de los profesionales; por ejemplo en el curso 1984-85 más de 35 000 profesionales cursaron estudios de recalificación.

17 Esto explica cómo a pesar de las dificultades económicas del país se ha seguido promoviendo la superación profesional

como lo demuestra el hecho de que en el curso 1998-99

aproximadamente 280.000 profesionales participaron en algún tipo de actividad de capacitación, y de éstos 140.000

se vincularon a procesos de formación académica

(entrenamientos, maestrías, especialidades y doctorados); sin embargo, estos últimos solo representaron el 22% del total de graduados universitarios18 cifra insuficiente para los retos del país. Así, en el curso 1998-99, 5 228 maestros y profesores

fueron liberados a tiempo

completo para vincularse a la superación profesional mientras que 1 165 se vincularon a cursos de recalificación, cantidad inferior al número de docentes que debía participar19. Esta última cifra demuestra que en alguna medida la calidad del proceso educativo se ha resentido, sobre todo en los niveles de enseñanza escolar y media, si tenemos en cuenta que éstos van dirigidos a aquellos docentes que obtuvieron resultados deficientes en sus evaluaciones.

Al mismo tiempo el estado ha promovido la realización de postgrados internacionales y ha ofrecido la posibilidad de vincular extranjeros a los cursos de maestrías y doctorados, para atraer divisas que contribuyan al financiamiento de los centros de educación superior y aporten a la economía del país; pero la realización de todas estas actividades se ve debilitada por la escasez de recursos, la desactualización bibliográfica, la insuficiencia en los sistemas informáticos y de reproducción de materiales.

La crisis por la que atraviesa el país, reflejada en la carencia de recursos materiales y en la disminución del poder

adquisitivo del peso cubano, ha traído como consecuencia una

movilidad social interna y un desplazamiento laboral desde los sectores que no garantizan la satisfacción de manera rápida y suficiente de las necesidades básicas hacia aquellos que, ante el reordenamiento económico del país, son favorecidos por el acceso a divisas tales como turismo, red de tiendas en estas monedas, algunas actividades por cuenta propia, así como empresas estatales favorecidas por el sistema de estímulos en divisas; y aquellos que generan

altos ingresos en moneda nacional. En este sentido el total de la población

económicamente activa empleada por el estado pasó de 4.126 600 en 1989 a 3.225 000 en 1996 manteniendo una tendencia decreciente hasta el presente; al mismo tiempo la composición del ingreso ha cambiado de manera radical, pues mientras los ingresos generados por el estado representaban en 1989 un 46,6% del total, éstos se redujeron en el 18 19

Informe Ministerio de Educación Superior. Ob.cit. P 14. Vladia Rubio. "En la superación..." En: Granma, 17 de agosto, 1999.

18 año 1996 al 40,9% mientras que los ingresos no estatales pasaron de 53,4 al 59,1% respectivamente.20

De alguna forma esta situación ha incidido en la educación contribuyendo a explicar las cifras que muestran la disminución en el número de docentes en todas las enseñanzas. La agudización de la situación económica y social en los primeros años de la década provocó un éxodo de personal vinculado a la educación. Aunque no es posible determinar con exactitud cuál fue el destino de éstos debido a la ausencia de información, sí se pueden señalar razones que

evidentemente han afectado la permanencia del personal docente y de apoyo. El

mantenimiento de una política salarial rígida en el sector mientras disminuía la capacidad adquisitiva del profesorado, las pésimas condiciones laborales en los centros de educación carentes de implementos básicos para el proceso docente y de los requerimientos para garantizar la permanencia durante la jornada laboral, la ausencia de un

sistema de

estimulación laboral efectivo y acorde a las nuevas condiciones del país, las dificultades en la movilidad hacia dichos centros y las facilidades laborales en sectores más dinámicos y de mejores perspectivas económicas, motivaron una disminución en el número de docentes en todos los niveles educativos.

Sí en 1989 el personal de círculos infantiles, maestros de primaria, secundaria y profesores universitarios

por cada 100 alumnos

representaban un 19,8%, 8,1%, 10,1% y 10,1%

respectivamente, esta cifra había disminuido para 1997 a 14,2%, 7,6%, 9,1% y 20,2% respectivamente.(ver TABLA 6). Es necesario señalar que esta tendencia decreciente incluye también la educación superior que aparentemente muestra un mayor número de docentes por alumnos pero que no responde a un incremento de éstos sino a la reducción de la matrícula en dicha enseñanza, pues si en el curso 1990-91 el personal en educación superior ascendía a 24.668 para el curso 1998-99 esta cifra se había reducido a 23.524.21

El éxodo de maestros y profesores motivó que el estado cubano reformara las condiciones salariales del personal vinculado a todas las enseñanzas, excepto la educación superior al considerar que sus salarios se encuentran entre los más altos devengados en el país. Si bien esta reforma es un reconocimiento del interés estatal en conservar la permanencia del personal docente en sus puestos y de que, a pesar de la crítica situación el sector sigue 20 21

Cepal, Ob.cit. 671 y 728. Anuario Estadístico de Cuba, 1996. P 297 y ONE. Cuba en cifras,1998 .P 73 .

19 siendo de prioridad fundamental para el país, resulta insuficiente ante el incremento del costo de vida determinando que aún no es posible alcanzar niveles adecuados de satisfacción de necesidades para quienes desempeñan tan importante labor.22

Esta situación continúa reflejándose en la disminución del número de docentes en todos los niveles educativos, y las medidas tomadas por el estado generan nuevas y más complejas dificultades. El total del personal docente para el curso 1990-91 ascendió a 233.415 y para el curso 1998-99 este indicador había descendido a 197.568 afectándose áreas de enseñanza muy sensibles como la educación media, en la cual el personal en labores académicas se redujo de 100.118 a 70. 476 en igual periodo de tiempo.23Para contrarrestar en alguna medida este déficit de profesores se ha vinculado a los estudiantes del Instituto Superior Pedagógico, que se encuentran cursando tercer y cuarto año de su carrera, a impartir clases en la enseñanza primaria. Así en el curso 98/99, 4 511 estudiantes de este nivel de enseñanza desempeñaron esta función24

Esta medida puede ser positiva en la formación de los futuros profesores, porque constituye una forma de realizar prácticas profesionales y desarrollar sus potencialidades en el medio laboral, permitiéndoles conocer la dinámica y las limitaciones que caracterizan la actualidad del sector. Sin embargo, se trata de jóvenes que aún no han culminado su proceso de formación profesional ni están suficientemente preparados desde el punto de vista académico, metodológico y pedagógico, lo cual puede ser negativo para la formación de aquellos hacia quienes va encaminado el proceso educativo. La formación de un educador no se improvisa, sino que requiere de una apropiación y dominio del conocimiento, que responda a la lógica de éste y no a los apremios de las necesidades del sector.

Al mismo tiempo los estudiantes que ingresan en estos centros de estudio son aquellos que alcanzan los resultados más bajos en las pruebas de ingreso, lo que determina que un alto número de los que matriculan no tengan verdadera vocación ni se sientan estimulados para llevar a cabo esta trascendental tarea, razón por la cual se produce una deserción significativa. 22

La Resolución No. 7/99 establece tres categorías salariales para trabajadores de la docencia; uno correspondiente al salario y dos de estimulación por los resultados de la evaluación integral, así como aumentos por antigüedad. Ver Gaceta Oficial, febrero de 1999, Año XCVII, número 8. 23 Oficina Nacional Estadística 1998 p 73. 24 Vladia Rubio. "Inauguran...." En: Granma, 27 de agosto, 1999. En este sentido en el Instituto Superior Pedagógico José A. Echeverría se conformó el primer destacamento de 168 jóvenes para suplir las carencias de profesores en la enseñanza secundaria

20 Esto se refleja fehacientemente en la disminución del número de graduados en dicha carrera. Si bien en el curso 1990-91 fue de 9.010, para el curso 1996-97 la cifra fue de 384,25 reducción que se refleja también en las cifras de matrícula que si para el curso 1990-91 fue de 29.559 inscritos, para el curso 1996-97 había descendido a 506. (ver TABLA 7). La razón fundamental de tan drástica disminución está en las pocas garantías que la profesión ofrece para satisfacer las necesidades elementales y en las difíciles condiciones en que ésta se desarrolla.

La falta de un proyecto de nación acorde al nuevo contexto regional y mundial en el que se desenvuelve el país, que incorpore las aspiraciones individuales y que permita incrementar los niveles de vida de la población tiene su manifestación más directa en la pérdida de confianza en las opciones del sistema. En este sentido el proceso educativo ha pasado a un segundo plano en las necesidades y aspiraciones de los jóvenes cubanos; no se trata sin embargo de un rechazo al mismo, sino que éste no se observa como la vía para la satisfacción en el mediano plazo de las necesidades personales. Esto se ha reflejado de manera directa en la disminución de las matrículas en la enseñanza media y superior y en el incremento de estos indicadores en la enseñanza técnico profesional, observándose al mismo tiempo una reducción del número total de graduados en todos los niveles educativos.

Mientras en el curso 1990-91 el número de estudiantes matriculados en la enseñanza media, pedagógica, y superior ascendían a 1.002 338; 29559; y 242.434 respectivamente, para el curso 1998-99 estas cifras habían descendido radicalmente comportándose de la siguiente manera: 811 265 nivel medio, 506 pedagógica (96-97) y 102 598 nivel superior. Situación distinta se observa en la enseñanza calificada, cuyo objetivo es formar jóvenes que se dedicarán a realizar labores prácticas y manuales, de gran demanda en las condiciones de escasez de la economía nacional, donde el número de matriculados pasó de 24.824 a 64 002 en igual periodo de tiempo. La explicación de este comportamiento está en que dichas labores son generadoras de ingresos altos, condicionados por la carencia de oferta estatal para ellas, y permiten por tanto solucionar de manera rápida y eficiente algunas carencias materiales. (ver Tabla 7).

La disminución en el número de graduados responde en gran medida a los bajos niveles de matrícula y tiene como causa fundamental la búsqueda por parte de los jóvenes de ocupaciones que les reporten mejores utilidades considerando que la continuación de 25

Oficina Nacional de Estadística 1998 P 75.

21 estudios, y sobre todo estudios superiores donde se ha producido una reducción significativa, no les permite satisfacer sus expectativas, expresándose esto en una indefinición con respecto a los planes futuros y perspectivas de vida y superación. Otro factor que incide en esta situación es el elemento demográfico, pues la población entre las edades de 15 a 24 años representa aproximadamente el 4% de la población total.26

En general el número de

graduados en todos los niveles de enseñanza se contrajo de 575.306 en el curso 1990-91 a unos 412 710 en el curso 1997-98, con indicadores preocupantes en educación media superior, pedagógica y superior. (ver TABLA 8).

Es necesario señalar que las carencias e insuficiencias materiales por las que atraviesa la sociedad cubana y específicamente el sector educativo se han reflejado sin lugar a dudas en una disminución de la calidad de la enseñanza, condicionada por la escasez de recursos didácticos, bienes de estudio, materiales así como en la carencia de condiciones adecuadas que permitan la permanencia de profesores y estudiantes en los centros de estudio. A pesar de la magnitud de la crisis y de la disminución del gasto público en el sector, el Estado cubano ha garantizado y mantenido el carácter gratuito de la enseñanza y el acceso a la educación en todos los niveles, con una lógica disminución consecuencia de las limitaciones que enfrenta el país.

A nuestro juicio, la insuficiencia de recursos que garanticen el pleno funcionamiento del sector no es el principal problema. Sin lugar a dudas, el mantenimiento de esta situación repercutirá de manera desfavorable en la calidad de los graduados cubanos en todos los niveles y contribuirá al mantenimiento decreciente en el número de matrícula y de graduados, así como al incremento de la deserción escolar en busca de vías que se expresen en mejores condiciones de vida. Sin embargo, en nuestra opinión, la afectación más importante radica en la pérdida de confianza de la juventud, en la desmotivación y en la selección preferente de opciones más individuales; no por la disminución de la calidad de la enseñanza en primer término, sino por el sentimiento de vacío resultado de la pérdida de un proyecto de vida y objetivos propios que tengan su expresión en un proyecto de país.

En momentos de crisis la educación debe jugar un papel esencial en la recuperación y transmisión de los valores, despojándose de lastres ideológicos, actualizándose y 26

Angela Ferriol." Política social cubana: situación y transformaciones." En: Revista Temas No 11, julioseptiembre, La Habana, 1997.p.91

22 renovándose para hacer frente a los retos del mundo contemporáneo al que debemos insertarnos.

La especial atención del Estado al sector, su significado social, los altos niveles alcanzados, así como la voluntad de superación constante, han garantizado que el recurso humano, base fundamental del proceso educativo, a pesar del éxodo y la desmotivación, siga haciendo ingentes esfuerzos

por aumentar los niveles de enseñanza, mejorar las opciones de

información, mantener la investigación, el vínculo

teoría - práctica y la necesidad de la

relación estudio - trabajo como principios básicos de la enseñanza en Cuba.

SALUD EN LAS CONDICIONES ACTUALES.

Sin lugar a dudas el sector de la salud en Cuba ha sido el que mayor atención ha tenido por parte del estado cubano. El acceso gratuito a los servicios médicos, el carácter preventivo de la medicina, los gastos sociales y el apoyo para aumentar a lo largo del proceso revolucionario el número de médicos por habitantes, el incremento en el número de hospitales así como llevar los servicios médicos a todo el país, incluso a las zonas rurales más apartadas, han sido las muestras más evidentes de esta atención priorizada. La salud pública cubana ha alcanzado niveles propios de países desarrollados convirtiéndose en el principal logro de la revolución y en la muestra más importante de la validez del modelo social cubano.

Sin embargo, la profundidad de la crisis en los años recientes se ha sentido con fuerza en el sector incidiendo directamente en el suministro de medicamentos y materias primas para la elaboración de los

mismos, en la escasez de medios para pruebas médicas y en las

condiciones de aseo y limpieza en los hospitales. El significado social e internacional del sector para el estado cubano ha determinado que a pesar de la crisis y poca disponibilidad de recursos, sea el más atendido y el único donde la caída de los indicadores ha comenzado a recuperarse de manera acelerada. No obstante es necesario señalar que el mantenimiento de las condiciones de salud en el país no sólo dependerá de un mayor gasto público en el mismo sino del mejoramiento de las condiciones de vida y de alimentación de la población cubana; en otras palabras: el mejoramiento de los servicios médicos y de la calidad de los mismos depende en gran medida de la superación de la actual situación económica.

23 La preocupación permanente del estado por dicho sector no es reciente, ha sido un área de atención priorizada y atendida directamente por la más alta dirección del país. La salud pública en el país al triunfo de la revolución mostraba una depauperación social, una insuficiencia de servicios médicos y por tanto la exclusión de una gran mayoría de la población de los mismos. En 1959 el 61% de los cupos hospitalarios se encontraban en La Habana, la cual contaba apenas con el 22% de la población del país; el 70% de los laboratorios médicos estaban en manos de empresas estadounidenses; el índice de mortalidad era alto como consecuencia de enfermedades evitables con niveles de salud y prevención adecuados, como la poliomielitis, Paludismo, Difteria, etc. A esta situación es necesario agregarle el éxodo masivo de profesionales de la salud, fundamentalmente médicos, que ascendió a 3.000 de los 6.286 con los que contaba el país en 1959.27

La precaria situación en este sector determinó la ya mencionada atención por parte del estado con políticas encaminadas a revertirla. Esto se refleja en el gasto público

en el sector de la

salud que muestra un incremento significativo, pues si bien éste era de apenas 25.7 millones de pesos en 1959, ascendió a 304 millones en 1975 y a 899 millones en 1988.(ver TABLA 9). Es necesario señalar que los logros alcanzados por la salud cubana se debieron en gran medida a los vínculos que el país mantenía con los países socialistas de Europa oriental y en especial con la Unión Soviética, los cuales permitieron una mejoría evidente en los insumos médicos, equipos, y tecnologías para la fabricación de medicamentos y en las condiciones económicas necesarias para la construcción y funcionamiento de las escuelas de medicina en todo el territorio. Los resultados de esta inversión social se manifestaron en mejoras inmediatas para el país en la década de los sesenta como la eliminación de muertes por enfermedades como las mencionadas anteriormente.

Los resultados de esta política sólo fueron posibles, además, por la atención prestada por el gobierno cubano a la formación de personal calificado y de apoyo para el sector; la necesidad de garantizar el número necesario de profesionales determinó que éste se incrementara de 6 238 en 1965 a 31 229 en 1988 en el caso de los médicos y de 9 637 a 58 589 en el personal de enfermería, en igual periodo de tiempo. Así el cubrimiento poblacional, para iguales lapsos pasó de 1 267 a 334 habitantes por médicos. La construcción de centros de enseñanza médica y de salud en todas las provincias, así como el incremento en el número de hospitales y policlínicos unido a la incorporación de nuevas áreas y especialidades médicas se reflejaron 27

Carmelo Mesa Lago. Ob.cit. P 134 y 135.

24 en una mejoría de la esperanza de vida de la población que pasó de unos 65,1 años en 1959 a 74,4 en el año 1990. (ver TABLA 9).

En el aumento de la expectativa de vida también incide la mejoría en los niveles nutricionales y de alimentación de la población. El crecimiento de la economía y la estabilidad relativa durante las décadas del setenta y ochenta, así como el aumento de la importación de productos alimenticios provenientes de los países del CAME permitió que crecieran los valores nutritivos de la población cubana. En este sentido el consumo percápita de calorías aumentó de 2 410 en 1959 a 2 845 en 1989, mientras el consumo diario de proteínas pasaba de 57,3 unidades a 77 en este mismo periodo. ( ver TABLA 9)

Los indicadores de salud obtenidos por el país en las décadas mencionadas reflejaron la superioridad del sistema de salud cubano en el contexto regional. La política estatal de apoyo al sector y los logros sociales obtenidos, tales como la eliminación de la pobreza extrema, la marginación social, y de la inequidad en el acceso a los servicios sociales, contrastaba con la realidad de los países del continente afectados por la crisis de la sustitución de importaciones, de la deuda externa y la aplicación del modelo neoliberal lo cual permitió una mejor situación del país en política social regional.28

La crisis que enfrenta Cuba desde los inicios de la presente década y esfuerzos de la dirección política

a pesar de los

por prever y reducir las afectaciones, ha incidido

directamente en el sector de la salud. La carencia de medicamentos, las limitaciones para la realización de exámenes y pruebas esenciales, la disminución de las condiciones materiales en los hospitales así como agua, servicio eléctrico, productos de aseo, ropa de cama, etc., deficiencias en la alimentación y en los medios de transporte hacia las instalaciones hospitalarias son el reflejo directo e inmediato de la crisis, aunque no los únicos. Las limitaciones en la disponibilidad de alimentos, en los niveles de años anteriores se ha manifestado en la disminución de algunos indicadores fundamentales del país. A pesar de que la política ha estado dirigida a suplir con profesionalismo y calidad del servicio las carencias básicas de la salud en el periodo actual la magnitud de la crisis ha superado las previsiones.

28

Ver CEPAL. Ob.cit. Cuadro A 58.

25 El incremento de las necesidades materiales exige para este sector un gasto mayor a los límites económicos del país. Así en 1996 dentro del gasto social del país el 17,6% correspondió a la salud, el mismo porciento que en el año 1989, lo que indica el mantenimiento de los gastos y la prioridad que para el estado representa; sin embargo esta cifra representó el 83,9 del gasto en el sector en 1989. Es necesario señalar que mientras el gasto social disminuyó de manera creciente en el resto de los sectores sociales, en salud éste se mantuvo hasta el año 1993 con una inversión por encima de las cifras de 1989 año de comienzo de la crisis, pero insuficiente para satisfacer las necesidades del sector.( ver TABLAS 3 y 4). Sin lugar a dudas, para el estado cubano es fundamental conservar los logros alcanzados en el campo de la salud como parte del concenso político social necesario para solucionar la crisis del país con una relatividad estabilidad interna.

La imposibilidad de solucionar los problemas del sector con un mayor gasto social presupuestado también se explica por la carencia de divisas que permitan comprar en el mercado mundial los recursos, medicamentos e insumos necesarios para garantizar la calidad de los servicios de salud en el país ante la insuficiencia de la industria médica nacional. En este análisis es necesario tener en cuenta la presencia del bloqueo estadounidense, fortalecido en la década actual, que encarece los gastos en moneda convertible del país pues según estimados éste destina anualmente 150 millones de dólares para comprar productos en mercados internacionales, costo que se reduciría en un 30% si se obtuvieran en mercados y empresas de la región.29No obstante, este no es el principal elemento que se refleja en el sector, aunque afecta de manera sensible a la población del país y carezca de fundamento moral. La crisis económica y la lenta recuperación de la economía nacional determinan la insatisfacción social con los servicios de salud del país.

Es imposible determinar con claridad en los indicadores generales de salud cuál ha sido el efecto de la crisis económica fuera de las ya mencionadas carencias materiales. La mortalidad infantil ha decrecido, la esperanza de vida se ha mantenido, se siguen prestando los servicios médicos y estomatológicos, se ha incrementado el número de hospitales, etc. . A nuestro juicio esto responde en primer lugar al carácter preventivo de la salud en el país lo que ha determinado, por el momento, unos niveles de salud general altos y sin variaciones

29

Angela Ferriol. Ob.cit. p. 90

26 significativas, y en segundo lugar a la prioridad dada por el estado que se refleja en las medidas aplicadas30 y fundamentalmente en el sistema del médico y la enfermera de familia.

Este último se ha convertido en la principal herramienta para mantener unos niveles estables de salud al acercar al facultativo a la comunidad y propiciar el contacto y la convivencia directa con sus pacientes; esto agiliza el acceso a los servicios médicos y reduce la asistencia de personas a los cuerpos de guardia de los hospitales. El apoyo para fortalecer esta atención primaria se evidencia en el incremento del número de médicos de la familia, que si bien en 1985, cuando comenzó dicho programa, ascendían a 761 de un total de 22 910 galenos en 1996 éstos eran 28 350 del total de 60 129 y 29 924 para un total de 63 483 en el 98.31

Como mencionamos anteriormente, a nuestro juicio la crisis que el país vive no se refleja en una disminución de los indicadores fundamentales sino en las condiciones que garantizan niveles de salud estables y que a largo plazo incidirán de manera negativa en los logros del sector. El ajuste de la economía nacional, que ha provocado un descenso en la protección social, la insuficiencia alimenticia- que ha influido en la reducción de los niveles nutritivos generales del país -, la paupérrima situación higiénica y su expresión en el aumento de la mortalidad por enfermedades infecciosas y parasitarias, así como la limitada disponibilidad de fármacos, constituyen las claves fundamentales para entender las afectaciones del sector en los años recientes.

La escasa disponibilidad de recursos productivos que garanticen unos niveles alimenticios adecuados se expresa en el hecho de que para el año 1993, sin duda el punto más crítico de la década, el consumo percápita de calorías había descendido a 1 863 cifra muy inferior a los niveles de la Cuba prerrevolucionaria, y si bien es cierto que a partir de dicho año el consumo percápita ha crecido como consecuencia de la tendencia recuperativa de la economía, los niveles para el año 1996 ( 2 456 ) siguen siendo relativamente bajos. Esta situación también se hace evidente en el consumo de proteínas diarias pues si en 1959 éste era de 57,3, descendió en 1993 a 46 alcanzando en 1995 un valor diario de 56, el cual es significativamente inferior que los niveles del país en los años ochenta y del propio 1959. (ver TABLA 9 ). 30

Entre estas ha estado la reanimación de la producción nacional de medicamentos con un alto componente natural, y la destinación de recursos prioritarios para la investigación médica y servicios estomatológicos. 31 Anuario Estadístico de Cuba, 1996. P. 275 y ONE 1998.

27

Es cierto que el estado ha hecho esfuerzos ingentes por buscar fuentes calóricas y proteicas sustitutas, pero no ha podido evitar el deterioro en las condiciones de alimentación de la población que se manifestó en una pérdida significativa de peso, una degeneración neurológica y un evidente envejecimiento prematuro.32 La ausencia de nutrientes fundamentales, así como la imposibilidad de acceder a ellos para una parte importante de la población, por los costos de los mismos, determinaron esta situación.

Por otra parte el cambio en la procedencia de los ingresos en correspondencia con las menores posibilidades de empleo ofrecidas por el estado, unido a la pérdida del valor adquisitivo de la moneda nacional y a la poca disponibilidad de recursos se ha manifestado en un incremento en el número de la población que se encuentra en riesgo de no satisfacer alguna necesidad básica en todas las regiones del país. Si bien es cierto que los años más difíciles de la crisis actual han comenzado a quedar atrás y la vida del cubano se ha adaptado a las nuevas condiciones de carencias y escaseces, éste no cuenta con las disponibilidades y posibilidades que garanticen una situación de salud estable a largo plazo. Si en 1988 el 6,3 % de la población del país se encontraba en riesgo de no satisfacer alguna de sus necesidades básicas, en 1996 este porcentaje se había incrementado al 14,7 con datos alarmantes para la región occidental que para iguales periodos de tiempo pasó de un 3,9 % a un 12,1%, y en la región oriental cuyos valores fueron de 12,1% y 21,7% respectivamente (ver TABLA 10 ). Sin lugar a dudas en estas regiones, que concentran el mayor volumen de población del país y las principales industrias y centros de producción, los efectos sociales de la crisis económica se han hecho sentir más.

No se trata de un reflejo inmediato en los indicadores de salud pero la insuficiencia alimentaria y calórica que una parte de la población del país sufre tendrá efectos en el mediano y largo plazo. La disminución de los bienes alimenticios garantizados por el estado, y especialmente en las carnes, grasas y lácteos, así como los altos precios de los productos en los mercados agropecuarios o en divisas contribuyen de manera definitiva a incrementar esta deficiencia. En aquellos sectores más sensibles de la población, que necesitan una alimentación rica en calorías y minerales, como son lo ancianos y embarazadas ya comienzan a observarse el reflejo de la aguda crisis que vive el país. En estas últimas el número con peso insuficiente al inicio de la gestación era para 1990 de apenas un 8,7 % incrementándose en 1997 a un 24,5 32

Entrevistas realizadas por los autores a médicos de la familia en el país.

28 porciento, y si bien es cierto que esta cifra es menor a la de 1996- lo que indica cierta tendencia a la recuperación- sigue siendo extremadamente alta para el país ( ver TABLA 11).

A pesar de los esfuerzos del estado, reflejado en medidas tales como el vínculo de las embarazadas y ancianos de bajos ingresos a comedores obreros cercanos a sus lugares de residencia y una limitada dieta por encima del resto de la población con el objetivo de reforzar su alimentación33, la situación ha mejorado poco pues si en 1990 el porciento de embarazadas con peso insuficiente durante el embarazo era de 5,5 % para 1997 éste fue de 19,3% lo que muestra la tendencia creciente de esta situación.(ver TABLA 11). Es necesario señalar que pese a los esfuerzos del estado al priorizar recursos básicos importantes para mejorar estas afectaciones tan sensibles, como se mencionó anteriormente, el resultado ha sido insuficiente debido a la incapacidad económica del país para garantizar una adecuada alimentación a estos sectores. En la Cuba de hoy prevalecen las opciones individuales y familiares de supervivencia y alimentación sobre las que facilita el estado, y en ello juegan un papel fundamental el acceso a las divisas y empleos bien remunerados.

Al mismo tiempo, si bien es cierto que la mortalidad infantil en el país representa valores equivalentes a los países desarrollados, lo que muestra el alto grado de atención prestada por el estado, (ver TABLA 9) existen otros indicadores muy sensibles que se han incrementado como la mortalidad materna. Antes de la revolución la mortalidad materna por cada cien mil nacidos vivos ascendía a valores condiciones de salud

de tres dígitos como consecuencia de las pésimas

que tenía el país; en 1955, por ejemplo, la cifra ascendía a 145

muertes34. Los logros sociales alcanzados por el país y las mejoras en las condiciones alimenticias y de hospitalización a nivel nacional contribuyeron a reducir sensiblemente el número de muertes llegando a valores realmente bajos durante la década de los ochenta. Sin embargo la crisis actual ha revertido esta tendencia. La presente década

refleja una

inestabilidad evidente, consecuencia directa de la agudización de las condiciones de salud y alimentación en el país. Si para el año 1989 el número de muertes ascendía a 29,2 por cada 100 000 nacidos vivos, las cifras de los años 1990, 1991 y 1992 muestran una ligera tendencia al crecimiento con valores de 31,6, 36,2 y 32,5 respectivamente, llegando a su punto más crítico en 1994 con 33

Para el año 1997 había 23 000 ancianos y 2 000 embarazadas vinculadas a estos comedores, lo que muestra la insuficiencia de dicha medida. Ver Angela Ferriol. Ob.cit. p. 90. 34 En 1956, 1959 y 1960 las cifras fueron de 134, 115,5 y 120,1 muertes respectivamente. Anuario Estadístico de Cuba, 1996. P. 289.

29 42,8. Sin lugar a dudas los años más difíciles de la crisis actual, 1993 y 1994, tuvieron una incidencia directa en el agravamiento de esta situación al carecerse de medios y recursos básicos fundamentales que garantizaran los avances de las décadas anteriores. Es necesario señalar que si bien el número de muertes decreció en los años 1995 y 1996, para 1998 la cifra se incrementó a 47,7 muertes, una vuelta a los valores de décadas anteriores.( ver TABLA 11) Si bien la economía nacional ha revertido su tendencia decreciente y ha comenzado a crecer, aún los efectos sociales de esta recuperación no son evidentes y las carencias y dificultades del sector de la salud siguen estando presente, agravadas por casi diez años de alimentación deficiente y un sistema de salud cada vez más limitado de recursos.

Por otro lado las pésimas condiciones higiénicas y de aseo que hoy caracterizan al país,, unido a la insuficiente alimentación, determinan una respuesta inmunológica débil frente a enfermedades que ya habían sido controladas. La Tuberculosis, Varicela, Fiebre tifoidea, Monucleosis infecciosa, en los últimos años, han mostrado importantes crecimientos.35 Esta situación también se ha reflejado en el aumento del porciento de defunciones por enfermedades infecciosas y parasitarias, las cuales pasaron de 32,7 en 1989 a 44, 5 en 1997 alcanzando valores de 47,9 y 48,2 en los años 1993 y 1994.(ver TABLA 11). Si bien es cierto que éstas sólo representan un 1,2% del total de defunciones, no dejan de ser un indicador importante del resquebrajamiento de las condiciones de salud en el país en los años actuales.

La crisis también ha incidido de manera directa en el programa del médico de la familia que representa uno de los elementos más importantes en la prevención de la salud en el país. La esencia del programa es válida y sus logros han sido evidentes contando con un alto reconocimiento a nivel social; sin embargo en las condiciones de escasez que vive la isla, el programa se ha convertido en el vínculo entre las farmacias y el paciente. El carácter regulado de la venta de medicamentos como consecuencia de la poca disponibilidad de los mismos, ha condicionado una dependencia de los pacientes al médico de familia como única vía para la obtención de los mismos relegando a un segundo plano el objetivo preventivo del programa. Esta no es la única afectación: los obstáculos administrativos, la ausencia de independencia de los galenos debido al excesivo control por los niveles superiores y la falta de infraestructura se convierten en factores fundamentales que explican la actual afectación en este nivel de 35

Por ejemplo el total de muertes por Tuberculosis por cada 100 000 habitantes pasó de un 0,4 % en 1989 a un 1,0 % en 1994 lográndose una cierta reducción a 0,7% en 1997. Además hay afectaciones sensibles de estas enfermedades transmisibles en menores de un año. Ver Base de Datos sobre Areas de desarrollo. Ob. Cit.

30 atención primaria. Es posible observar, a pesar de la seguridad y tranquilidad de la población con dicho sistema, una relativa indiferencia por parte de la misma hacia el médico de la familia en los últimos años, por encontrarse éste limitado para poder brindar una mejor atención en las condiciones de periodo especial.36

Por otro lado, resulta importante señalar que pese a la magnitud de la crisis el estado cubano ha mantenido el principio de solidaridad que en épocas de estabilidad económica desarrolló con éxito. El apoyo a los países necesitados ofreciéndole personal médico de alta calidad es sin lugar a dudas un gesto de alta generosidad que muestra las condiciones de satisfacción en la atención de salud interna con que cuenta el país. Actualmente esta colaboración tiene, además de un significado político importante, un sentido económico de primer orden; los convenios y acuerdos para el envío de personal cubano a regiones distantes y con situaciones de salud críticas37 constituyen una fuente de divisas que se revierte en beneficios para el sistema de salud general del país. En este mismo sentido se inscribe la potencialización de servicios médicos y de atención para extranjeros con la creación de hospitales y centros preferenciales de atención cuyos costos son bajos comparados con servicios similares a nivel mundial. Pero si la ayuda internacional es aceptada por la población, no ha sucedido lo mismo con dichos servicios médicos exclusivamente para extranjeros.

No se trata de limitaciones de acceso a los servicios de salud sino de las agudas diferencias que se manifiestan en cuanto a medicamentos, calidad del servicio, atención hospitalaria, etc. en el sistema de salud nacional y en los centros especializados en atención a extranjeros En la mentalidad del cubano, mediada por una escasez aguda que condicionan niveles de supervivencia, resulta extremadamente difícil entender los beneficios y privilegios con que cuentan estos centros de atención a extranjeros, cuando los nacionales están sufriendo una limitación excesiva de medicamentos básicos y una disminución de exámenes médicos esenciales. Resulta además paradójico que, una vez despenalizada la tenencia de divisas en el país y teniendo en cuenta que las remesas familiares constituyen no sólo un beneficio para la economía nacional sino un aliciente para la situación de un número importante de familias, se prohiba la compra de medicamentos y el pago de servicios médicos en dicha moneda a los

36

Entrevistas realizadas por los autores a médicos de la familia en el país. Importante señalar que las enfermedades más frecuentes son depresión, ansiedad y estrés, y los medicamentos más solicitados analgésicos, sedantes y antibióticos. 37 En estos momentos el país tiene unos 2 500 colaboradores de la salud prestando servicios en países como: Haití, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Belice, Gambia, Níger, Sudáfrica, etc.

31 nacionales. Estas medidas han generado unos niveles de insatisfacción en la población que siente disminuidos sus derechos y garantías. A nuestro juicio no se trata de limitar el desarrollo de estos centros hospitalarios que representan ingresos para el país, pero en virtud de una falsa igualdad social no se debe privar a los sectores de la población con posibilidades de acceder a medicamentos y servicios de salud.

En este mismo sentido es contradictoria la actitud del estado cubano en las condiciones actuales, de ofrecer becas y programas de estudio para jóvenes con escasos recursos y pocas posibilidades de estudiar en sus respectivos países. Esta ha sido siempre una de las principales virtudes del modelo cubano y en sus centros de estudio se han graduado miles de jóvenes de diversas nacionalidades; pero la situación actual del país no es propicia para continuar desarrollando este tipo de programas. En el sector de la salud, por ejemplo, el país acaba de ofrecer para estudiantes latinoamericanos 500 becas para estudiar medicina con un costo anual de 5000 dólares y 800 becas gratuitas para el mismo fin38. Sin lugar a dudas el significado político de este programa en momentos de reacomodo de sus relaciones internacionales es importante, pero el gasto en recursos es evidentemente alto. A nuestro juicio, pese a la validez social y humana del programa, los recursos podrían dirigirse hacia áreas necesitadas de la economía nacional como paso previo para su recuperación, y cuando ésta se produzca desarrollar dichos programas, porque con una caída de más del 30% del PIB resulta difícil destinar recursos a tales fines.

Por otro lado el personal de la salud también ha sentido las limitaciones impuestas por la crisis, no sólo ante la imposibilidad de prestar un servicio de mayor calidad debido a la ausencia de recursos, medios y medicamentos, sino en las propias condiciones de vida. Al igual que en otras áreas, en ésta se ha producido un importante éxodo de profesionales y personal de salud en general hacia sectores mejor remunerados en el país y el exterior. Se estima que en el último año unos 1000 médicos han hecho peticiones de salidas del país y aproximadamente unos 4000 han participado en la lotería de visas.39

38

Fidel Castro. Discurso en la clausura del XII Foro Nacional de Ciencia y Técnica, Granma, 21 de noviembre de 1998. El costo de los estudios pagados (5000 usd) es extremadamente inferior a la media internacional. 39 Wilfredo Cancio. "El gobierno cubano pone trabas a los viajes de médicos y dentistas." En: El Nuevo Herald, 13 de septiembre de 1999. Como respuesta a esta situación el gobierno cubano aprobó la resolución número 54 en la que se limita y condiciona la salida de los profesionales de la salud del país.

32 Es necesario señalar que las carencias materiales del país se han reflejado de manera directa en el sector de la salud pese a los esfuerzos del estado por evitar un deterioro mayor. En los momentos actuales resulta difícil encontrar en los indicadores de salud más importantes del país los efectos inmediatos de la crisis, sin embargo como consecuencia de ésta los elementos que condicionan el mantenimiento de esos niveles de salud han comenzado a cambiar. La insuficiencia alimenticia, las limitaciones en los recursos médicos y en las materias primas para la producción de medicamentos, las pésimas condiciones de aseo en hospitales y ciudades en general, la permanencia y fortalecimiento del bloqueo económico estadounidense, la evidente diferenciación social y sobre todo la lenta recuperación de la economía nacional que incide en la imposibilidad de satisfacer las necesidades de la población por parte del estado son hechos que en el corto plazo tendrán un reflejo directo en los indicadores de salud del país.

De igual manera las soluciones individuales, en razón de la insuficiencia estatal,

están

determinando el nivel de salud futura del cubano, si éste cuenta con ingresos o remesas que le permitan acceder a bienes y posibilidades vedadas para el resto de la población y por tanto mantener unas condiciones de alimentación estables, en esta misma forma su salud general será cualitativamente superior.

RELIGION EN LA DECADA ACTUAL.

" Este es un pueblo que tiene la riqueza de la alegría y la pobreza material que lo entristece y agobia casi hasta no dejarlo ver más allá de la inmediata subsistencia. Este es un pueblo que tiene vocación de universalidad y es hacedor de puentes de vecindad y afecto, pero cada vez más bloqueado por intereses foráneos y padece de una cultura del egoísmo debido a la dura crisis económica y moral que sufrimos."40 Con estas palabras el arzobispo de Santiago de Cuba le daba la bienvenida al Papa a su provincia con motivo de la coronación de la virgen patrona de Cuba. En sus palabras Monseñor Estiú dejaba entrever los grandes conflictos de la fe en el país, como consecuencia de la aguda crisis económica que la nación vive y las opciones individuales que sus miembros han asumido como razón fundamental de supervivencia.

40

Monseñor Pedro Meurice Estiú. Palabras de saludo a Juan Pablo II. 24 de enero de 1998.

33 La crisis que afecta al país también ha incidido de manera directa en la religiosidad del cubano, provocando un despertar religioso cuya expresión más importante ha sido sin duda alguna la reacción popular con motivo de la visita papal y el incremento inusitado en el número de personas vinculadas a actividades religiosas. Este incremento, ya sea por la posibilidad de profesar libremente la fe maniatada por largo tiempo pero no perdida, o por la búsqueda de tiempos mejores para las posibilidades individuales y de mejora del país, o por la simple razón de descansar de la verticalidad del ahogante sistema político nacional, están mostrando el gran desasosiego social que vive el país, como consecuencia de la ausencia de un proyecto de nación y la pérdida de aspiraciones futuras atadas a las condiciones de supervivencia cotidiana.

El pueblo cubano ha sido siempre un pueblo creyente, en la base de su identidad nacional descansa de manera perceptible el elemento religioso como componente importante de la cultura nacional. Si bien es cierto que esta creencia se ha expresado de manera muy propia y particular, en el desarrollo de la nación no ha sido homogénea. El catolicismo, el protestantismo, las religiones afrocubanas y otros grupos y tendencias conforman el amplio espectro religioso cubano. Su incidencia por regiones y sectores sociales ha determinado una heterogeneidad como elemento característico y en cierta medida ha contribuido al papel ideológico coercitivo que el estado cubano en la última mitad del siglo ha desempeñado.

En gran medida el resurgir de la religiosidad en el país responde también a los cambios que tienen

lugar

en

el

mundo

contemporáneo,

la

globalización

y

los

procesos

de

internacionalización de la economía, unido a la fuerza y papel que la iglesia católica ha adquirido en la figura y el carisma de Juan Pablo II, inciden de forma directa en los procesos internos del país. En la misa papal celebrada en la Plaza de la Revolución una parte importante de los presentes respondía a esa admiración y respeto que despierta la figura del Sumo Pontífice especialmente por la revitalización y renovación de la iglesia durante su pontificado.

Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que en este reavivamiento religioso juega un papel de primer orden el cambio de percepción del cubano sobre la religión. La crisis que el país vive y los cambios a que ésta obligó al estado cubano, rompieron la barrera psicológica desde la cual la profesión de la fe era prohibida y excluyente. El pensar distinto a la línea y principios ideológicos oficiales dejó de ser "pecado". Carecería de objetividad simplificar la situación

34 actual del país en este sentido a los cambios que desde el gobierno se han producido; ello estaría desconociendo la maduración, crecimiento y capacidad de adaptación de las diferentes manifestaciones religiosas del país, que sin lugar a dudas han comenzado a jugar un papel más activo en el contexto social cubano. En este sentido Monseñor Estiú, refiriéndose específicamente a la iglesia católica expresó: " En la última década, sin embargo, esa cruz ha dado sus frutos. La iglesia creció en credibilidad y capacidad de convocatoria, ha ganado con perseverancia y audacia mayores y nuevos espacios físicos y morales."41

Para entender, sin embargo, el significado de la crisis actual y su reflejo en la realidad de la Cuba de hoy es necesario valorar las relaciones a lo largo del periodo revolucionario entre el estado y la religión. Por esencia el estado cubano excluyó toda participación religiosa del proceso que se gestaba; la idea de una creencia distinta a la visión marxista sobre la organización y formación de la nueva sociedad marcaba una línea divisoria entre aquellos que profesaban la fe religiosa y quienes seguían la política oficial. La discriminación social y la marginación fueron las dos consecuencias directas de este enfrentamiento en el cual la fe en Dios, por ejemplo, se convirtió en una de las razones para limitar el acceso de personas capaces a cargos públicos de importancia, a la par que se convertía en un obstáculo para aquellos que pensaban estudiar carreras afines a las Ciencias Sociales.

No era un enfrentamiento contra alguna manifestación religiosa por sus críticas o actividades frente el gobierno, se trataba por el contrario de una condicionalidad para formar parte del proceso social, si se creía en Dios se dejaba de ser parte activa de la nueva sociedad y se estigmatizaba al creyente afectando su desarrollo personal y su desenvolvimiento individual. Esta ortodoxia oficial pasaba por alto el componente religioso dentro de la identidad cultural cubana y sus aportes a las bases nacionales, que hicieron posible justamente la revolución de enero del 59, expresadas en las ideas y acciones de varios de las más importantes figuras de la historia nacional. Quizás el gran error estuvo en homogeneizar, por parte del gobierno, la amplia diversidad religiosa del pueblo cubano y catalogarla como dañina a los intereses nacionales. Si bien esta homogeneización de la religiosidad afectó a los creyentes en general, el enfrentamiento estado - religión tuvo su óbice en las relaciones entre el primero y la iglesia católica en el país; los cuarenta años de revolución han tenido como reflejo una contradicción 41

Monseñor Pedro Meurice Estiú. Discurso de aceptación del título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Georgetown. 29 de mayo de 1999.

35 aguda y dañina para la nación cubana, cuya solución, aún en los momentos actuales de entendimiento y "convivencia", y después de la visita del Sumo Pontífice sigue mostrándose distante. La oposición de la iglesia al proceso de radicalización social en que desembocó la revolución original y a la nacionalización de la enseñanza marcaron el momento de la ruptura del entendimiento primario en el cual la iglesia apoyaba y reconocía los cambios sociales realizados por el nuevo gobierno revolucionario. Es necesario señalar que la iglesia en Cuba nunca contó con un número importante de católicos por ser principalmente una iglesia urbana, citadina y por la propia característica del pueblo cubano, que como expresa Monseñor de Céspedes, "es creyente pero minoritariamente católico".42

Estas contradicciones se incrementaron notablemente con la

detención y expulsión de

sacerdotes en el año 1961 y con la hostilidad e incomunicación existente por parte del estado con la Nunciatura a raíz de las críticas de la iglesia al carácter ateo y excluyente de la nueva revolución. A partir de este momento se nota una disminución de la participación popular en las actividades religiosas y sobre todo en la asistencia a los templos. Aquí está el inicio de la doble moral tras la cual el cubano escondió y se alejó de la iglesia durante cuatro décadas, como razón de supervivencia.

La fundación del Partido Comunista de Cuba en 1965 marcó un paso más en la separación y marginación social de la iglesia católica y los creyentes en general, al reafirmar el carácter ateo de la sociedad cubana y de la revolución. La profundización y definición socialista del país no dejaba espacio para el desarrollo natural de la religiosidad que fue cambiada por los ideales sociales de bien común, centralismo democrático y fe ciega en la máxima dirección del país. A partir de este momento se declara abiertamente una política de restricción para los creyentes, quienes quedaban así excluídos de los cargos públicos y de la pertenencia a las organizaciones políticas. En otras palabras " la iglesia corrió la suerte de todas las instituciones que no fueran nacidas con la Revolución o las que ya estaban enteramente en sus manos: la existencia feneciente y enquistada al margen de la vida social."43 Por otra parte es necesario señalar que al inicio de la revolución y en la propia dinámica del proceso, en repetidas

42

Maricel Caraballo. Pensando en cubano. Una conversación con Carlos Manuel de Céspedes sobre religión y cultura. En: Revista Temas No 11, julio - septiembre, 1997. P.126. 43 " Cuba, su pueblo y su Iglesia de cara al comienzo del tercer milenio." Documento de trabajo del encuentro de presbíteros de las diócesis de Santiago de Cuba, Holguín, Bayamo-Manzanillo y Guantánamo.

36 ocasiones la Iglesia asumió posiciones políticas que sirvieron de pretexto al gobierno para reforzar su exclusión social.

La materialización del avance económico del país como consecuencia de sus relaciones con los países socialistas de Europa Oriental y su reflejo en la mejoría de los niveles de vida de la población, llevó a un segundo plano el enfrentamiento directo de los primeros años, como consecuencia lógica del fortalecimiento político del modelo socialista cubano. En estas nuevas condiciones la influencia de la iglesia católica, y de las distintas manifestaciones religiosas a nivel social era muy limitado ante los "evidentes éxitos " y la estabilidad del sistema. Esta situación flexibilizó las contradicciones y mejoró el clima de entendimiento y colaboración. Desde la percepción de la iglesia católica, la idea de que en el futuro inmediato no se produciría un cambio en las condiciones sociales y en el estado cubano condicionó una readecuación de su accionar interno pasando de la hostilidad al entendimiento.

Sin embargo, este entendimiento no significó una disminución de los reclamos de la iglesia católica: la posibilidad de brindar una educación religiosa, la entrada de sacerdotes extranjeros al país, el acceso a los medios de comunicación y la participación de los laicos en la vida social,44 fueron los principales puntos de fricción durante la década de los ochenta. No obstante la actividad de la iglesia estuvo centrada en una visión al interior, en la búsqueda del diálogo como razón de ser, y en la forma de poner el evangelio al servicio del pueblo cubano.45 Es en este marco que se desarrolla, en 1986, el Encuentro Eclesial Nacional Cubano como una vía para la reflexión sobre la actuación de la iglesia en la realidad cubana.

Los cambios que comenzaban a gestarse en los países de Europa Oriental y sobre todo los procesos de transformación

rompieron esta convivencia idílica. La crisis de los países

socialistas puso en evidencia las grandes contradicciones y errores del modelo y dejó entrever el manejo absoluto del poder con que los partidos comunistas habían dirigido sus respectivos países. Esto tenía una incidencia directa en Cuba en cuyo modelo comenzaban a mostrarse la ineficiencia

económica y el mal manejo político. La respuesta del estado cubano fue el

proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas, que significó para la iglesia católica el momento para derribar las barreras que la maniataban. 44

Entrevistas realizadas por los autores a: Monseñor Carlos Manuel de Céspedes y al profesor universitario, especialista en temas de religión, Enrique López Oliva. La Habana, julio de 1999. 45 Cuba, su pueblo y su Iglesia de cara al comienzo del tercer milenio." Ob.cit.

37

La caída del socialismo en los países europeos y la disolución de la Unión Soviética dejó en entredicho la estabilidad del modelo y los logros que el país había alcanzado durante la década anterior. A nuestro juicio, más importante que la afectación económica como consecuencia de la ruptura de los vínculos económicos y comerciales, el impacto mayor estuvo dado en la pérdida del proyecto de nación reflejada en la desesperanza, la desmotivación, y la ausencia de proyecciones individuales. Es en este contexto que se entiende el nuevo papel de la iglesia católica y de la religión en Cuba. Su despertar tiene como base la profunda crisis económica que vive el país que ha generado la necesidad de una tranquilidad espiritual y la búsqueda en la religión, para una parte importante de la población cubana, de las opciones y espacios que los límites económicos les imponen.

Sin lugar a dudas la década de los noventa ha significado para Cuba, en todos los órdenes, un periodo de inestabilidad y de reajuste económico y social. La

fe ha ocupado un lugar

fundamental en este reajuste como consecuencia de la poca credibilidad en las opciones del estado para salir de la crisis, y del fortalecimiento de las estructuras políticas - militares del sistema. En otras palabras la pérdida del concepto de sociedad igualitaria, equilibrada, preocupada por el bien común, ha cedido el paso a una sociedad desigual, donde están primando intereses individuales, que van desde la resignación y la apatía hasta la materialización de los valores y el exilio; en esta crisis social la fe juega un papel fundamental.

Aquí se inscribe el resurgir de la fe en la Cuba de hoy, que constituye de manera clara el reflejo más directo de la crisis económica que vive el país. Este reavivamiento religioso, como se ha llamado, es perceptible en el aumento del número de cubanos que participan en prácticas y actividades religiosas de todo tipo, lo cual resulta evidente a pesar de las dificultades para cuantificarlo, pero en lo que coinciden varios estudiosos del tema.46 Sin embargo este incremento puede ser evidenciado para la religión católica en los siguientes datos: el número de bautizos en 1979 ascendió a 7000, en el año 1989 la cifra se incrementó llegando a realizarse 27 609 bautizos, alcanzando valores para los años de 1991, 1995 y 1996 de 33 569, 33 554 y 32 569 respectivamente, de un total de 75 000 nacimientos en este último año.

47

En las iglesias evangélicas también fue perceptible este incremento, en el año 1992

existían el país 60 iglesias de las cuales 49 estaban registradas oficialmente, 900 templos o 46

Ver Jorge Ramírez Calzadilla. "Impactos de los 98 en el campo religioso cubano." En: Revista Temas No 12-13, octubre, 1997, y Maricel Caraballo. Ob.cit.

38 capillas, 600 casa templos (pentecostal) y 552 asociaciones evangélicas, cifras muy superiores a etapas anteriores de la revolución donde apenas tenían un espacio en la religiosidad cubana.48

A nuestro juicio no es posible determinar una causa por sí sola que explique esta situación; la explicación hay que buscarla en el complejo proceso de transformaciones de todo tipo que vive la sociedad cubana en la actualidad. En palabras de Ramírez Calzadilla la disminución en la capacidad protectora del estado y la ausencia de soluciones que determinan una búsqueda de opciones fuera de ella; los cambios en la política estatal sobre la concepción general del papel de la religión en la sociedad cubana dejando atrás todos los estigmas y perjuicios; y por último una mayor capacidad de las organizaciones religiosas para participar de manera activa en la vida social y de brindar espacios de tranquilidad y paz49 se convierten en las razones fundamentales que explican este crecimiento. Sin embargo, en nuestra opinión, si bien existe una cierta apertura en la concepción oficial sobre la religión y su accionar dentro de la sociedad cubana, con la incorporación de los católicos a las filas del Partido Comunista y la inserción plena de éstos en la sociedad, es necesario aclarar que ésta no parte de un convencimiento o de una apertura, sino de un elemental juicio político de supervivencia en momentos de deserción y de disminución del apoyo al estado y sus políticas, coincidente con un aumento de creyentes en todas las manifestaciones.

Resulta importante señalar que en la nueva situación político social del país, caracterizada por un aumento de las medidas tendientes a mantener la hegemonía y control estatal, la iglesia católica se ha convertido en la única organización no gubernamental con criterio atrayendo con su mensaje conciliador a un número importante de cubanos que ven en esta institución un espacio político. No obstante la jerarquía católica mantiene una posición de diálogo y respeto con el estado cubano y no está interesada en un enfrentamiento frontal. A nuestro juicio a pesar de que la iglesia es consciente de la necesidad de una transformación democrática ha entendido que sólo con la colaboración estatal este cambio será pacífico y rápido.

Pese a esta situación de cautela, la iglesia católica cubana asume cada vez más una posición de crítica abierta frente a la situación del país y a las violaciones de los derechos humanos que 47

Arzobispado de la Habana. Entrevista realizada por los autores al Profesor de la Universidad de la Habana Enrique López Oliva, especialista en temas de religión. La Habana, julio de 1999. 49 Jorge Ramírez Calzadilla. Ob.cit. P. 38. 48

39 se cometen en la isla. El descontento social más agudo durante el periodo especial fue canalizado en el documento " El amor todo lo espera " en 1994, donde después de un largo periodo de mutismo por parte de la alta jerarquía eclesiástica del país se propone un diálogo interno a partir de una crítica directa al sistema. En el presente año lo que se ha conocido como " Cuba, su pueblo y su iglesia de cara al comienzo del tercer milenio", un documento elaborado por presbíteros de la región oriental del país, - no reconocido por la Iglesia Católica cubana - critica de manera directa la responsabilidad del estado cubano en la situación actual, yendo incluso más allá al cuestionar la propia actitud pasiva de la iglesia en el país en los años recientes. La justificación para rebasar los propios límites religiosos está en el papel de la fe: " mientras el pueblo sufra alguna injusticia o limitación por pequeña que sea, la iglesia debe hacer de esas necesidades y dolores de su pueblo un punto cardinal del contenido de sus relaciones con el Estado, de lo contrario, la Iglesia sólo reclamaría lo que pudiera ser considerado como sus derechos institucionales o concernientes a su vida interna, pero para los seguidores de Jesucristo estas demandas nunca deben estar separadas de los derechos de las gentes."50

Esta situación de efervescencia se ha reflejado de manera distinta en las expresiones de religiosidad en el país. Sin lugar a dudas, la Iglesia católica ha jugado un papel de primer orden al ampliar su participación social contando con una mejor comunicación con el estado cubano, su acceso a recursos escasos y de primera necesidad en la isla han determinado su protagonismo; la iglesia evangélica, que ha crecido de manera importante, ha establecido en el marco de este resurgimiento, mejores y dinámicas relaciones con el estado cubano, si bien éstas no expresan la totalidad

del sentir de sus miembros, su vínculo con instituciones

similares fuera del país y el acceso a fuentes de financiamiento en divisas51 le dan una significación fundamental ante el estado cubano. Por otro lado las religiones africanas a la par de una sistematización de su sistema religioso se han visto afectadas por las condiciones económicas generando una "materialización" de la creencia.

En nuestra opinión este

reavivamiento religioso responde más que a cuestiones de fe a la búsqueda de un "escape" a la apremiante situación social del país. La fe se ha entendido para una gran mayoría de cubanos como la espera a la solución de los problemas individuales y a la consecución de las expectativas personales. 50

Monseñor Pedro Meurice Estiú. Discurso de aceptación del título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Georgetown. 29 de mayo de 1999. 51 Según estimados las iglesias evangélicas manejan 250 000 dólares anuales, pero su dependencia de una economía estatizada repercute directamente en su manejo.

40

En este panorama la visita del Papa representó el punto culminante de este resurgir religioso en la isla, convirtiéndose en el acontecimiento de mayor importancia de la última década. La visita fue precedida de todo tipo de especulación sobre sus posibles consecuencias motivadas por la significación del papel del pontífice en la desaparición del comunismo europeo. Lo cierto es que este hecho marcó un antes y un después en la historia reciente de la nación cubana. Casi dos años después de la visita papal todavía se intenta buscar cuales fueron los beneficios y quiénes los beneficiados con dicho acontecimiento. No es objetivo de los autores interpretar esto, pero creemos necesario reflejar los dos criterios esenciales que parten

uno del

reconocimiento internacional y el cambio de imagen que recibió el gobierno de Cuba, y el otro del significado que para la iglesia católica y el pueblo cubano tuvo el hecho de hablar de paz, hermandad, y por primera vez criticar y diferir sin temor a ser marginados. Más allá de estas apreciaciones nos parece fundamental destacar que la principal beneficiada de la visita papal fue la sociedad cubana, pues este acontecimiento permitió rescatar tradiciones y costumbres que habían sido desterradas de la cultura nacional: renació la celebración navideña, comenzaron a realizarse ceremonias religiosas y procesiones con amplia participación popular, levantó el tabú en torno a los creyentes, generó espacios para un reducido número de publicaciones religiosas, etc.52

Como expresión de lo anterior, nos parece notoria la participación de los jóvenes cubanos que se proyecta en una actitud de acercamiento a la iglesia como reflejo de una cosmovisión diferente. Según palabras de monseñor Carlos Manuel de Céspedes, el vínculo de éstos con la iglesia responde más a inquietudes religiosas que a la práctica en sí misma, lo cual ha determinado una participación significativa, pero no espectacular53. Sin embargo, a nuestro juicio, el hecho de que personas cuya formación es fruto de una revolución que durante largos años marcó una línea divisoria entre creyentes y no creyentes y que se caracterizó por una educación atea, se acerquen a una alternativa distinta; resulta de sumo interés al constatar un cambio en la actitud del cubano hacia la religiosidad.

En resumen, las condiciones que distinguen a la sociedad cubana actual han condicionado un comportamiento diferente del individuo en el marco de las relaciones sociales, en que renace la religiosidad como una vía que permite su reorientación ante los nuevos retos. La doctrina 52

Entre estas publicaciones están: "Vitral", "Palabra Nueva", "Espacio", "Justicia y Paz" que a pesar de su limitada edición refleja el sentir de los creyentes cubanos.

41 social de la iglesia tiene como centro el hombre, por tanto, se preocupa por la garantía de los derechos sociales e individuales y los deberes; en este sentido aparece como una alternativa frente a la desesperanza, el desasosiego y la indiferencia en que se sume el individuo.

A MANERA DE CONCLUSION

La magnitud de la crisis económica que sufre el país en la década actual se refleja directamente en el componente social que distingue al modelo cubano. El alcance de esta situación tiene su expresión en un deterioro significativo de la calidad de vida del pueblo, que se objetiviza en la escasez de recursos primarios, situando al individuo en nuevo contexto social que demanda de sí una actitud diferente para resolver sus necesidades esenciales. Si antes el Estado garantizaba la satisfacción de los individuos, en los momentos actuales ésta depende de la iniciativa individual.

Los principales logros alcanzados

durante el proceso revolucionario han comenzado a

revertirse incidiendo en las opciones de vida del pueblo. Salud y educación, los sectores más protegidos por el estado cubano, no han quedado exentos de los efectos de las condiciones de supervivencia de la economía cubana, y si bien es cierto que la esencia de la política social se mantiene en ambos, la calidad, los resultados, y su reflejo social han comenzado a cambiar drásticamente. Esta situación también ha comenzado a incidir en el reconocimiento y lugar que el país ha alcanzado en el ámbito mundial; así, por ejemplo, en el Indice de Desarrollo Humano la calificación en el año 1990 era de 0,877 descendiendo en 1998 a 0,729, con una cifra extrema en 1994 de 0,666.54

Las difíciles condiciones de vida del pueblo han generado un modo de vida que se manifiesta en un proceso de sustitución de unos valores por otros: la primacía de lo social está cediendo lugar a la búsqueda individual reflejándose en la ausencia de un proyecto de vida que se inserte en un proyecto de nación, en una desesperanza condicionada por los límites de la cotidianidad y la carencia de fe en el futuro y una enajenación del hombre resultado de sus limitaciones para realizarse plenamente como parte activa del sistema socio - cultural.

53 54

Entrevista realizada por los autores a Monseñor Carlos M. de Céspedes. La Habana, julio de 1999 Base de datos sobre Areas de desarrollo, Cuba, 1998.

42 La disminución de la protección del estado sobre el individuo, como consecuencia de su imposibilidad para satisfacer las aspiraciones sociales e individuales, ha provocado un desamparo que intenta encontrar respuesta en la fe religiosa. Esto explica el incremento en el número de participantes en actividades de esta índole. Sin embargo, las fronteras impuestas por el estado a las diferentes manifestaciones religiosas determinan que tampoco sea éste el espacio para encontrar respuestas propias.

En nuestra opinión, la recuperación de la economía nacional no será suficiente para revitalizar los valores que constituyeron la esencia de la sociedad cubana durante cuarenta años. Indiscutiblemente la pobreza material ha repercutido negativamente en la espiritualidad del cubano de hoy, pues obstaculiza por una parte el desarrollo pleno del individuo y por otra la libertad para insertarse armónicamente en un

medio social donde pueda desplegar sus

potencialidades. La superación de la crisis económica no constituye el reto primordial del actual proceso cubano, su razón de ser estará en la renovación espiritual necesaria para que el pueblo cubano ocupe, por su fortaleza y creatividad, un lugar justo en el nuevo contexto internacional.

Estas palabras de Monseñor Meurice Estiú, en el discurso de la aceptación del título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Georgetown pueden servir de conclusión final al presente trabajo:

" La renovación es apremiante porque la pobreza material y moral provoca una angustia existencial que conduce por un lado a la emigración imparable y por otro a un exilio interior que enajena a muchos. Esta situación de pobreza, y las incipientes medidas económicas que podríamos llamar de supervivencia han provocado desigualdades injustas que no concuerdan con el ideal de justicia social y que van abriendo, también en Cuba, una brecha entre los que tienen y pueden y los que no tienen lo necesario y no pueden alcanzarlo ni con su trabajo, ni con su dinero, porque sólo se puede adquirir con otra moneda. La situación de Cuba no puede reducirse a un problema económico o de justicia distributiva. Más al fondo del problema se encuentran las limitaciones a las libertades fundamentales que, como todos sabemos es la causa profunda de todo lo demás. "

Cali, septiembre de 1999.

43

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Texto: Cuba, su pueblo y su iglesia de cara al comienzo del tercer milenio. En: El nuevo Herald. 27 de septiembre de 1999.

45

TABLAS

46

TABLA 1 EVOLUCION DE LA MATRICULA Y NUMERO DE GRADUADOS (1959-1984) 1983-84 1975-76 graduados

1967-68

Matricula 1959-60 1959-60

1963-64

1967-68

1971-72

1975-76

1979-80

graduados

1331

1369

2758

4253

5894

20615

1983-84 20054

Matricula

25295

20393

29238

36877

83957

190535

223930

FUENTE: Ministerio de educación Superior. Informe a la Asamblea Nacional del Poder Popular, 1984

TABLA 2 INDICADORES GENERALES DE LA EDUCACION (unidades) Concepto

1990-91

1991-92

1992-93

1993-94

1994-95

1995-96

1996-97 1997-98 1998-99

Escuelas

12850

12702

12663

12511

12254

12263

12235

12284

12215

Docentes

233415

232626

230714

220865

195450

202153

199747

197892

197568

Matricula

2511414

2416367

2331782

2240777

2156163

2173885

2180892 2224144 2242326

Graduados

520372

459046

424114

422176

397754

383788

422055

412710

....

Becarios

543436

476816

409877

346257

301044

279845

291540

316743

342416

Seminternos

541798

548147

545704

562173

532087

543099

525144

543608

521759

FUENTE: Anuario Estadístico de Cuba, 1996 y ONE.Cuba en cifras 1998.

47 TABLA 3

educación

Composición del gasto social

salud 40 30 20 10 0 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 educación 32,1 29,7 24,2 22,1 21,6 20,1 19,6 20,3 20,4 salud

17,6 17,2 14,9 14,5 16,8

16

16

17,2 17,6

FUENTE: Gráfico elaborado por los autores basado en: CEPAL. La economía cubana. 1997. Cuadro A 60.

TABLA 4

Evolución respecto a 1989(=100%) del gasto en educación y salud (%) 120 100 80 educación

60

salud

40 20 0 1989

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

educación

100

94,8

94,8

86,8

71,8

56,2

51,1

54,3

salud

100

100,2

106,4

104,2 101,9

81,6

76,1

83,8

FUENTE: Gráfico elaborado por los autores basado en: CEPAL. La economía cubana. 1997. Cuadro A 60

48 TABLA 5

Indicadores de Educación Científica Técnica en los Centros de Educación Superior (número) 2500000 2000000 1500000

1996/97

1000000

1997/98

500000 0

Usuarios

Doc.consultados

Fotocopias

B.de Datos

1996/97

862352

1935133

317359

293

1997/98

646634

1480101

187771

257

FUENTE: Gráfico elaborado por los autores sobre tabla 22 del Informe Ministerio de Educación Superior, 1997/98.

TABLA 6 Personal vinculado a la educación por cada 100 alumnos. Personal

1989

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

circulos infantiles

19,8

maestros primaria

8,1

17,4

19

17,9

17,6

15,6

15,1

15,2

14,2

8

8,1

8,1

7,7

7,4

7,6

7,7

7,6

maestros secundaria

10,1

9,9

10,6

11,3

11,7

10,2

10,5

9,9

9,1

Profesores

10,1

10,2

11,1

13

15

16,6

18,8

20,2

20,2

Fuente: Base de datos sobre Areas de desarrollo, Cuba, 1998.

TABLA 7 Matrícula inicial por educaciones (número) Prescolar

Primaria

Media

Pedagógico

Obreros Calificados

Superior

1990-91

166337

887737

1002338

29559

24824

242434

1991-92

147550

917889

912165

20760

22406

224568

1992-93

161699

942431

819712

14590

24970

198474

1993-94

165278

983459

725800

7305

29962

165843

1994-95

160263

1007769

674152

3779

27408

140815

1995-96

166256

1026434

702585

1192

60965

122346

1996-97

151339 141101 136397

1044573 1028880 1015897

710835 778028 811265

506 .... ....

42313 63578 64002

111587 104595 102598

1997-98(a) 1998-99(a)

FUENTE: Anuario Estadístico de Cuba, 1996. (a) Oficina Nacional de Estadísticas. Cuba en cifras 1998, Cuba.

49

TABLA 8 Graduados por educaciones(unidad).

1990-91 1991-92 1992-93 1993-94 1994-95 1995-96 1996-97(a) 1997-98(a)

Primaria

Media

Pedagógico

Técnica

133365 124353 122390 142238 144872 146940 167729 154140

298482 250714 224056 204729 179055 167584 187825 204211

9010 2761 4945 3107 2014 582 384 ....

82997 66987 57481 58570 57058 52309 50656 60074

Obrero Calificado 12078 7210 6824 6218 6785 5463 9382 21931

Superior 39374 37591 34544 31015 31706 27502 23480 19164

FUENTE: Tabla elaborada por los autores con datos del Anuario Estadístico de Cuba, 1996 (a) ONE. Cuba en cifras. 1998.

TABLA 9 INDICADORES BASICOS DE LA SALUD EN CUBA

Años

1959

1965

1975

1980

1988

1990

1992

1993

1995

1996

1997

Gastos salud (mill de pesos)

25,7

130,4 (1964)

304,2

440,2

899,0

914

950

929

694

764

829

Esperanza de vida (años) Mortalidad infantil Habitantes/ médicos Consumo percápita (calorías) Proteínas (Unidad/días)

65,1

70,2

70

72,8

74,3

74,7

40,0

37,1

27,5

19,6

11,9

10,7

10,2

9,4

9,4

1067

1267,6

996,9

637,8

334

274

231

214

193

183

2410

2552

2622

2867

2864

2845 (1989)

1863

2 218 (e)

2456(b)

57,3

66,4

71,4

75,0

77,9

77 (1989)

46

56 (e)

Médicos(c )

6 286

6 238

9 328

15 247

31 229

38 690

46 860

51 045

56 836

60 129

Personal de enfermería (c)

826

9 637

21 193

27 193

58 589

59 060

73 943

72 786

77 339

76 013

75(b) 7,1(a) (1998) 176

65 000 (1999)(d) 82 527 (1998)

FUENTES :Tabla elaborada por los autores sobre diversas fuentes. José Luis Rodríguez. Estrategia del desarrollo económico en Cuba. Ciencias Sociales, La Habana, 1990. P. 293 Cepal. La economía cubana. Fondo de Cultura Económica, México, 1997. Cuadros A 9 y A 59. (a) Situación de la salud en Cuba. Indicadores Básicos 98, Ministerio de salud Pública, 1998. (b) Angela Ferriol. Política social cubana: situación y transformaciones. En: Revista TEMAS, número 11, 1998. (c) Anuario Estadístico de Cuba, 1996 y ONE. Cuba en cifras, 1998. (d) Granma, 17 agosto de 1999. Discurso de Fidel Castro en la graduación de Ciencias Médicas, curso 1998/99. (e) Base de datos sobre Areas de Desarrollo, Cuba, 1998.

50

TABLA 10 .

Población en riesgo de no satisfacer alguna necesidad básica (zona urbana) 25 20 15

1988

10

1996

5 0

Occidente

C.de la Habana

Centro

Oriente

1988

3,9

4,3

6,6

12,1

1996

12,1

11,5

11,8

21,7

FUENTE: Gráfico elaborado por los autores a partir de: Base de datos sobre Areas de Desarrollo, Cuba, 1998

TABLA 11 INDICADORES RELACIONADOS CON EL SECTOR SALUD AFECTADOS POR LA CRISIS 1988 Embarazadas con peso insuficiente al inicio del embarazo (%) (a) Embarazadas con peso insuficiente en el embarazo (%) (a) Mortalidad materna (x 100 mil nac. Vivos (b) Mortalidad materna por complicaciones del Puerperio (%) (a) % de defunciones por enfermedades infeccio sas y parasitarias. (a) Mortalidad por enfermedades infecciosas y Parasitarias (100 mil Habitantes) (a)

1989

1990 8,7

1991

1992

1993

1994

5,5

26,1

29,2

31,6

36,2

1995 11,6

1996 26,7

1997 24,5

6,5

19,3

19,3

32,5

26,9

42,8

32,6

23,5

3,8

12,2

28,6

16,7

26,5

30,3

1998

47,7 (c)

32,7

37,8

40,8

40,2

47,9

48,2

43,0

46,7

44,5

8,3

9,4

9,9

10,4

13,8

13,5

12,8

10,6

9,8

FUENTE: Tabla elaborada por los autores sobre la base de: (a) Base de datos sobre Áreas de Desarrollo, Cuba, 1998. (b) Anuario Estadístico de Cuba, 1996. P 289. (c) Situación de la salud en Cuba. Indicadores Básicos 98, Ministerio de salud Pública, 1998.

8,3 ©

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