Impactos del TTIP en el metabolismo europeo. Estudios

Estudios Impactos del TTIP en el metabolismo europeo Análisis de cumplimiento de los compromisos de la UE en materia de cambio climático, energía y d
Author:  Jaime Ayala Rivero

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Estudios

Impactos del TTIP en el metabolismo europeo Análisis de cumplimiento de los compromisos de la UE en materia de cambio climático, energía y derechos laborales

El precio de la abundancia: derechos humanos a oscuras

Impactos del TTIP en el metabolismo europeo Análisis de cumplimiento de los compromisos de la UE en materia de cambio climático, energía y derechos laborales

Autor: Pablo Cotarelo

Revisión de contenidos: Grupo de Extractivas de ESF

Los Autores y la Asociación Catalana de Ingenieria Sin Fronteras Fotografía de portada: Global Justice Now bajo licencia CC

índice

1. INTRODUCCIÓN

4

2. ESCENARIO DE LA UE SIN TTIP

5

2.1. Situación actual 2.2. Situación tras los planes de la UE

5 10

3. ESCENARIO FUTURO DE LA UE CON TTIP

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3.1. CETA y las arenas bituminosas 3.2. Explotación de gas de esquisto 3.3. Dinamización del Mercado global del gas 3.4. Aumento del comercio 4. DISCUSIÓN SOBRE ESCENARIOS CON TTIP 4.1. Compromisos climáticos 4.2. Compromisos energéticos 4.3. Compromisos laborales 5. CONCLUSIONES

17 20 27 33

6. BIBLIOGRAFÍA

45

35 35 39 41 43

3

1

Introducción

La información que ha trascendido sobre las negociaciones del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones entre la UE y Estados Unidos (TTIP, en sus siglas en inglés) es incompleta ya que, al no ser pública, se ha conocido a través de filtraciones1. El secretismo y la ausencia de elementos formales que permitan un seguimiento y control público de unas negociaciones que afectan a la mitad del PIB mundial no dejan espacio a otra opción para conocer el desarrollo de las mismas. Según la información disponible, el tratado afectaría a una gran variedad de ámbitos de la vida económica y social en ambos lados del Atlántico, y muy probablemente sus consecuencias se dejarían sentir en el resto del mundo. Para poder valorar de una manera adecuada el acuerdo, el análisis se centra en cuáles serían sus efectos en el metabolismo europeo, desde la perspectiva energética, que es un ámbito fundamental que define su funcionamiento. Considerar el metabolismo como el objeto del análisis permite observar la UE como un sistema físico y las consecuencias de las decisiones o acuerdos tomados por la gobernanza política. Los indicadores que pueden proporcionar mayor y mejor información sobre el funcionamiento energético del metabolismo europeo influenciado por el TTIP, en unos escenarios de futuro, serían las emisiones de CO2-eq , la eficiencia energética, para su dimensión física, y los tratados de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para su dimensión de derechos sociales. En definitiva, el cumplimiento o no de los compromisos adquiridos por la UE (o por sus países miembros) en dichos ámbitos puede ayudar a configurar una opinión más completa de la vertiente democrática del TTIP. En la medida en la que los acuerdos internacionales y compromisos internos relacionados con el cambio climático, los usos energéticos y las condiciones laborales, se han alcanzado bajo la lógica de la protección de los derechos fundamentales de la población, su incumplimiento supondría un ataque a dicha lógica y, por tanto, a la calidad democrática entendida como garante natural de derechos. Además, teniendo en cuenta el importante lugar que ocupa el metabolismo europeo en el metabolismo mundial, y su responsabilidad en la sostenibilidad ambiental y social global, de los resultados obtenidos se podrán extraer conclusiones referidas no solamente al territorio europeo sino también al del conjunto del planeta.

1. Brussels, 20 September 2013. ELI RESTRICTED. FOR THE ATTENTION OF THE TRADE POLICY COMMITTEE. Subject: TTIP - non papers on raw materials and energy http://big.assets.huffingtonpost.com/TTIPNonPaper.pdf

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Escenario de la UE sin TTIP

2. 2

2.1. Situación actual El estudio del metabolismo de un territorio abarca más elementos que los únicamente pertenecientes a dicho territorio físico. Se podría decir que el estudio del metabolismo nos permite analizar la relación entre el uso de recursos y la actividad económica de una sociedad dentro y fuera de sus fronteras. Analiza en qué medida las economías “ingieren” materias primas, que son “metabolizadas” para producir bienes y servicios, y “excretan” residuos en forma de materiales desechados y contaminación. Según diversos autores, el paradigma del libre comercio no asume ni explica la aparición de patrones de distribución desigual de costes y beneficios ambientales del comercio mundial. Sin embargo, los estudios de contabilidad física sugieren que el aumento del comercio mundial tiende a causar una redistribución entre el Norte y el Sur, con respecto al consumo de recursos naturales por un lado, y los impactos ambientales negativos de la extracción de recursos y procesos de producción, por otro (Honborg, 2012). A lo largo de la segunda mitad del siglo XX y ya entrados en el XXI, la UE se ha consolidado como uno de los principales actores del capitalismo global y su metabolismo socioeconómico es característico de las economías del capitalismo avanzado (Cotarelo y Pérez, 2015). Esto significa, entre otras cuestiones, que se especializa en exportaciones de mayor valor unitario (productos transformados), mientras que las importaciones del resto del mundo, al ser básicamente materias primas, reciben una contrapartida monetaria inferior. La llamada división internacional del trabajo define una geografía económica marcada por zonas de extracción de recursos por los que reciben una baja contrapartida monetaria y otras zonas de acumulación y consumo donde se concentra el valor añadido de la actividad económica, entre las que se encuentra la UE (Naredo, 2010). Otra de las características fundamentales del metabolismo europeo es, en primer lugar, la escasez de yacimientos fósiles, principalmente petróleo y gas; y por otro lado, el déficit energético como consecuencia de unas elevadas exigencias energéticas y dependencia de las importaciones. A lo cual hay que añadir la inelasticidad de la demanda ante las variaciones del precio del petróleo, que convierte este producto prácticamente en un bien de primera necesidad (como el pan), ya que no sufre oscilaciones perceptibles a pesar de grandes variaciones del precio. El resultado es una estructura socioeconómica que tiene un consumo sordo y constante, lo cual, en periodos de precios altos, deja menos recursos para otras inversiones, empuja a endeudarse, y tienta a reducir los estándares ambientales, sociales y laborales dentro y fuera de las fronteras europeas.

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Llama la atención, sin embargo, el significativo descenso del consumo energético del sector industrial en los últimos años2 debido a la deslocalización de los centros de producción a territorios de la periferia, como China e India (Cotarelo y Pérez, 2015). Un perfil de consumo energético como el indicado se traduce en una serie de consecuencias, entre las que destacan: las emisiones de gases de efecto invernadero, el factor de eficiencia energética y el grado de respeto por los derechos laborales. El seguimiento de la evolución de estos factores y la comparativa con los compromisos y acuerdos adquiridos por la UE (o sus países miembros) en esos mismos ámbitos permiten realizar una evaluación de la sostenibilidad ambiental y social de su metabolismo, es decir, de la manera en la cual la correlación de fuerzas entre los diversos actores de poder termina decidiendo la organización de la extracción, el consumo, la entrada y la salida de energía (en sus diferentes formas) de las fronteras europeas. En los últimos años, las emisiones de gases de efecto invernadero dentro del territorio de la UE han seguido una evolución descendente (-19,23%), como se puede observar en la siguiente tabla.

Tabla 1. Evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero 1990-2012 (M t CO2-eq /año)

Año

Emisiones internas

1990

5626.26

Año

Emisiones internas

2002

5131.879

1991

5522.15

2003

5216.864

1992

5324.97

2004

5217.504

1993

5223.402

2005

5178.201

1994

5198.541

2006

5173.414

1995

5253.19

2007

5118.667

1996

5360.881

2008

5006.492

1997

5261.178

2009

4642.442

1998

5221.243

2010

4751.06

1999

5111.343

2011

4603.245

2000

5121.652

2012

4544.224

2001

5172.188

Fuente: Eurostat 2. Según datos de Eurostat, entre 2001 y 2011 dicho descenso fue del 13%.

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Escenario de la UE sin TTIP

Sin embargo, el metabolismo europeo ha generado una cantidad mayor de emisiones que las únicamente producidas dentro de sus fronteras. La creciente entrada de bienes de consumo, provocada fundamentalmente por el proceso de globalización de la economía, ha aumentado de forma muy significativa las emisiones de CO2-eq incluidas en dichos bienes a través de la energía fósil utilizada en su fabricación y transporte. Recientes estudios concluyen que el balance entre entrada y salida de bienes de las fronteras de los principales países europeos supone una sobre-emisión de estos gases por la energía “contenida” en ellos de la considerable cifra de 939 M t CO2-eq /año, es decir, un 16,69% de las emisiones de 1990 (año utilizado como referencia en el Procolo de Kioto). Protocolo de Kioto El Protocolo de Kioto es una acuerdo internacional que fue adoptado en 1997 en el seno de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), que surge como resultado de las conversaciones mantenidas en la Cumbre de Río de Janeiro en 1992, junto con la Convención de Biodiversidad y la de Desertificación. Entró en vigor en 2005, después de que Rusia lo ratificara a finales de 2004 y se dieran así las condiciones marcadas en el texto para que el número de países comprometidos fuera suficiente para que la acción conjunta tuviera resultados efectivos en la resolución del cambio climático global. Kioto se basaba en una serie de principios básicos, como las responsabilidades compartidas pero diferenciadas (entre países) en el origen del cambio climático a nivel global; promover y seguir el conocimiento científico de consenso ampliamente internacional; compromisos vinculantes legalmente (con la imposición de sanciones en caso de incumplimiento) de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para los países más industrializados, además de transferencias de recursos a los países empobrecidos para que pudiesen afrontar sus necesidades materiales mediante un modelo socioeconómico no dependiente de los combustibles fósiles. El objetivo global de reducción de emisiones de GEI era de 5,2% en el periodo 2008-2012 respecto al nivel de 1990, en lo que se dio en denominar “primer periodo de compromiso”. Incluía a 38 países del denominado mundo “desarrollado”, aunque en el grupo también se encontraban países europeos “en transición a una economía de mercado”, en términos de la propia CMNUCC. En el caso de la UE (que también aparecía en la lista del llamado Anexo B con compromisos de reducción de emisiones como Comunidad Europea)3 se decidió que se negociaría conjuntamente el compromiso de reducción y que posteriormente se haría un reparto interno de la carga por países en función de su responsabilidad y peso relativo en la Unión. Dicho compromiso se

3. http://unfccc.int/resource/docs/convkp/kpspan.pdf

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estableció en una reducción del 8% respecto al nivel de 1990. Por ejemplo, al Estado español le correspondió el objetivo de poder aumentar sus emisiones en un 15%, mientras que los principales países europeos debían reducirlas (Alemania -8%, Francia -8%, Reino Unido -8%). Además de los compromisos de reducción de emisiones, por presiones de la administración estadounidense, se introdujeron una serie de “mecanismos de flexibilidad”4 que permitían compensar las emisiones no reducidas en los países industrializados en su propio territorio. Dicha medida contó con el rechazo de los movimientos sociales a nivel global, y a día de hoy se puede comprobar que estaban en lo cierto, pues la reducción de emisiones de GEI efectivas en los territorios de las economías responsables del cambio climático no han resultado suficientes para forzar un cambio en el modelo global que permita vislumbrar un futuro cercano desvinculado de la explotación de los combustibles fósiles5. Pero además de la ineficiencia intrínseca de los mecanismos de flexibilidad, el Protocolo de Kioto no contó con que la contabilidad de las emisiones, y sus responsabilidades, para ser efectiva con el tiempo no debía tener como actores principales a los países, sino más bien a los metabolismos, para poder incluir la actividad provocada por los países fuera de sus territorios. Tabla 2. Emisiones de CO2 importadas por los principales países europeos (M t CO2-eq /año6)

País

Emisiones CO2-eq

Reino Unido Alemania Francia

253 233 170

Italia

116

España Bélgica Holanda TOTAL

67 52 48 939

Emisiones (Mt CO2/año 2004) Reino Unido 27% Alemania 25% Francia 18% Italia 12% España 7% Bélgica 6% Holanda 5% Fuente: Davis y Caldeira, 2010

4. Comercio de emisiones, Mecanismos de Desarrollo Limpio, y Aplicación Conjunta. 5. http://www.carbontradewatch.org/downloads/publications/mercado_de_emisiones.pdf 6. El estudio de Davis y Caldeira realiza los cálculos para el año 2004, y para los años considerados se suponen constantes. Entre 2004 y 2014 aumentaron tanto las exportaciones como las importaciones de la UE, pero a un ritmo distinto. http://ec.europa.eu/eurostat/tgm/refreshTableAction.do?tab=table&plugin=1&pcode=tet00028&language=en Realizar los cálculos para todo el periodo no forma parte de los objetivos del presente estudio, y los datos de importaciones y exportaciones no permiten extraer una conclusión clara, atendiendo a la metodología de Davis y Caldeira, sobre el crecimiento de las emisiones asociadas.

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Escenario de la UE sin TTIP

Al comparar las emisiones de CO2-eq generadas por el metabolismo de la UE, esto es, las producidas dentro de sus fronteras y las importadas a través de los bienes de consumo, con el objetivo de reducción de emisiones del Protocolo de Kioto con el que se comprometió la UE, el resultado es de incumplimiento. Como se puede observar en la Figura 1, mientras que teniendo en cuenta únicamente las emisiones producidas internamente el objetivo de Kioto (reducción de 8% de las emisiones de 1990) se cumple, cuando se le añaden las generadas en el exterior (y computadas al país de fabricación) el incumplimiento del compromiso de emisiones es amplio. Por tanto, el metabolismo europeo incumplió el objetivo del Protocolo de Kioto en 307,06 M t CO2-eq , lo que supone casi un 6% más que las emisiones comprometidas.

Figura 1. Emisiones de CO2 internas e importadas en relación con el límite del Protocolo de Kioto (M t CO2-eq /año)

Emisiones en la región EU + emisiones importadas

Emisiones en la región EU

Protocolo de Kioto

7500 7000 6500 6000 5500 5000 4500 4000 3500

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012

3000

Fuente: Eurostat, y Davis y Caldeira

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2.2. Situación tras los planes de la UE La Unión Europea tiene desde su nacimiento el propósito de poseer una política energética interna común. Sin embargo, la mayoría (aunque no todos) los países de la UE, se han mostrado reacios a ceder autoridad sobre la política energética nacional (Hildyard et al., 2014). Para intentar mantener su planteamiento fundacional, desde los inicios de siglo la UE ha dado sucesivos pasos hasta llegar a la Estrategia de Seguridad energética de mayo 2014. Uno de los objetivos de la estrategia energética de la UE es el de la seguridad de abastecimiento, que pretende materializarse a través de: la creación de mercados integrados, por una parte de electricidad, y por otra de gas; la construcción de redes transeuropeas; y la promoción de 248 Proyectos de Interés Común (PCI, en sus siglas en inglés). Una de las limitaciones fundamentales de un mercado interno de la energía en la UE es la necesidad de suministros de energía externos para abastecer el metabolismo social actual, de ahí la construcción de las redes transeuropeas para “garantizar” los suministros físicos, y la promoción de los PCIs en condiciones ventajosas7 para asegurar la red de financiación. La Comisión europea ha previsto diversos instrumentos institucionalesfinancieros para estimular y reducir los riesgos a la inversión privada, asumiéndolos desde la esfera pública para conseguir los 140 mil millones de euros para los proyectos de electricidad y los 70 mil millones de los de gas (Bacheva-McGrath et al., 2015). El resultado en lo que se refiere a la red gasista europea, son dos grandes proyectos de construcción de gasoductos que introducirá nuevas cantidades de gas en el territorio de la UE, el Southern Gas Corridor (con sus dos ramales: Azerbaiján y Turquía) y el ArgeliaItalia Galsi. El aumento de la capacidad de entrada de nuevo gas a la UE con estos gasoductos suma 24,45 bcm (billones de pies cúbicos, en sus siglas en inglés), con un equivalente en emisiones de

7. Los PCIs “se beneficiarán de procedimientos más rápidos y más eficientes de concesión de autorizaciones y un mejorado tratamiento regulatorio.”

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Tabla 3. Emisiones CO2 adicionales del gas entrante por los nuevos gasoductos planificados por la UE (M t/año)

Situación Actual Consumo gas energía primaria UE

400 M tep (2011)

% Consumo gas energía primaria UE

23,5% (2011)

Emisiones CO2 gas UE

949 M t CO2/año (2004) Proyección Planes UE

Proyecto

Capacidad adicional gasista UE (bcm/año)

Southern gas corridor Azerbaijan

8

Southern gas corridor Turquía

8.94

Corridor Argelia-Italia: Galsi

7.6

Total

24.54

Emisiones CO2-eq adicionales gas UE

48,36 M t/año

Fuente: elaboración propia a partir de European Comission

CO2-eq de 48,36 M t/año8, en el caso de utilizarse para la combustión íntegramente sin considerar ningún tipo de fuga (Tabla 3). El hecho de que el aumento desproporcionado de la oferta de gas a través de los gasoductos construidos recientemente dentro de los diferentes planes de inversiones de grandes infraestructuras energéticas no esté siendo absorbida por la demanda a un ritmo razonable supone un problema grave para las políticas energéticas de la UE, que ponen especial énfasis en esta estrategia para reconfigurar el sistema energético comunitario, con el gas como combustible de “transición”. Además, que esta medida no tenga un efecto claro sobre el cambio del mix energético y, por tanto, de la centralidad de dicho combustible en la transición energética, pone en duda la efectividad de este tipo de políticas de incremento de la oferta.

8. http://ec.europa.eu/energy/infra¬structure/transparency_platform/ map-viewer/

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En el ámbito económico y social también nos encontramos con una situación negativa para la mayoría de la población. De hecho, además de un descenso muy acusado de los puestos de trabajo (sobre todo en los países de la periferia y sur de la UE)9 y de otros indicadores económicos, existe una relación clara entre algunos de los aspectos señalados anteriormente como la progresiva importancia tomada por las emisiones “ocultas” en las importaciones de productos y las condiciones laborales y los derechos de los trabajadores. Debido a una combinación de factores, como los compromisos ambientales y los bajos costes laborales de la periferia y semiperiferia global como resultado de la división internacional del trabajo, las políticas de la mal llamada austeridad10 han encontrado la excusa perfecta para desarrollar una ofensiva a los derechos laborales a través de reformas laborales (fundamentalmente) a favor del capital y en contra del trabajo. Como resultado de ello los sindicatos de Grecia y el Estado español han interpuesto sendas denuncias ante los órganos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por vulneración de dos derechos básicos de los trabajadores como son el derecho de sindicación y el de negociación colectiva (Clauwaert y Schömann, 2012).

9. http://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/File:Table_2_Unemployment_rate,_20032014_%28%25%29.png 10. Sería más adecuado hablar de recortes de derechos y servicios públicos para la mayoría de la población.

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Escenario futuro de la UE con TTIP

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El TTIP (Transantlantic Trade and Investment Partnership) es un tratado de libre comercio que se está negociando en secreto entre la UE y Estados Unidos. En el caso de que se terminara llegando a la firma del tratado, éste afectaría a 800 millones de personas aproximadamente y a un área económica que abarca el 54% del PIB mundial. Pese a la falta de información sobre los tratados de libre comercio en los medios de comunicación de masas, actualmente existen en el mundo más de 230 TLCs suscritos por al menos 3 países diferentes. Tanto la UE como Estados Unidos tienen una larga experiencia en la promoción de este tipo de mecanismos, aunque sus socios habían sido hasta ahora (sobre todo en el caso europeo) de menor capacidad económica. Parece que la tendencia ha cambiado y ya se empiezan a vincular mediante este tipo de acuerdos actores similares. Además del TTIP, existe otro tratado en negociación de similar dimensión: el TPP (TransPacific Partnership), que implica a los países norteamericanos, Chile, Perú, Australia, Nueva Zelanda, Japón y otros países asiáticos. Conjuntamente, estos países reúnen aproximadamente el 40% de la población mundial, el 44% del comercio y el 54% del PIB.

Tratados de Libre Comercio Aunque los TLCs no son mecanismos imprescindibles para la expansión del capital, sí son muy útiles en el proceso de acumulación. Forman parte de lo que algunos autores denominan la lex mercatoria , esto es, la ley de la mercancía globalizada, que se plasma en una arquitectura legal formada por tratados de libre comercio (TLC), tratados bilaterales de inversión (TBI) y las mismas normativas del Fondo Monetario Internacional o de la Organización Mundial del Comercio (OMC) (Castro, 2014). En el centro de estos tratados se encuentran las grandes corporaciones, cada vez más concentradas e imbricadas entre sí, y con una capacidad de influencia superior a la de muchos Estados. Según el Estudio del Poder 2014, realizado por Transnational Institute (TNI), 40 de las 100 mayores economías del mundo son corporaciones. Entre las que acumulan más poder tenemos a las corporaciones de petróleo y gas, que ocupan siete de los 10 primeros puestos de la lista de la mayores corporaciones según ingresos. Sin embargo, el indicador que da una muestra más fiel de la realidad de la centralidad no es tanto la concentración empresarial sino la de capital. Así, aproximadamente el 1% de las empresas transnacionales (mayoritariamente empresas financieras) controla el 40% de los negocios globales. No resulta excepcional entonces que el poder de las empresas entre en conflicto con otros intereses, como el de algunos estados.

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En el caso del TTIP, los objetivos del tratado se centran, por una parte, en la ampliación del acceso de las empresas a los mercados de ambos espacios económicos, eliminando las llamadas barreras regulatorias no arancelarias, y que se refieren principalmente a legislaciones nacionales relacionadas con la garantía de derechos básicos, como el de la alimentación, y la protección ambiental y de la salud de las personas. En segundo lugar, persigue la garantía prácticamente total de la apertura y la protección de las inversiones extranjeras, para lo cual se pretenden crear tribunales de justicia privados (mecanismos de solución de controversias inversores-estados) en los que las corporaciones puedan demandar a los países por cambios regulatorios que puedan afectar sus inversiones de manera real, o incluso potencialmente. También se fija en facilitar el acceso a las materias primas a las empresas de la otra parte en mejores condiciones que en la actualidad, donde las empresas locales tienen más oportunidades para favorecer las economías nacionales. Finalmente, el tratado pretende la liberalización total de todos los mercados energéticos. Como ejemplo de las consecuencias que pueden tener los mecanismos de resolución de controversias entre inversores y estados (ISDS, en sus siglas en inglés) a través de tribunales de arbitraje privados en la esfera energética, sirvan los siguientes casos: Vattenfall contra Alemania: En 2009, la compañía energética sueca Vattenfall inició un procedimiento ISDS contra Alemania, bajo en amparo del Energy Chapter Treaty, un tratado internacional de protección de las inversiones en el sector de la energía. Vattenfall se había comprometido en la construcción de una planta de generación eléctrica de carbón en Hamburgo, a orillas del río Elba. Cuando las autoridades ambientales municipales emitieron un permiso con condicionantes sobre la calidad de las aguas residuales vertidas por la planta, Vattenfall protestó diciendo que estos condicionantes hacían el proyecto inviable. La empresa utilizó los procedimientos del ISDS para pedir a Alemania una compensación de 1.400 millones de euros. Vattenfall y la ciudad de Hamburgo llegaron finalmente a un acuerdo, que contemplaba un “permiso revisado de uso del agua”, rebajando así los requisitos ambientales impuestos previamente por la autoridad ambiental de la ciudad. Vattenfall contra Alemania II: En mayo de 2012, Vattenfall inició un Segundo procedimiento de arbitraje internacional bajo el mismo tratado, esta vez pidiendo una compensación económica por la decisión de Alemania de cerrar inmediatamente sus centrales nucleares más antiguas y gradualmente las restantes antes de 2022. Esta decisión gubernamental respondía a las preocupaciones de la ciudadanía sobre los riesgos ambientales y para la salud de la energía nuclear después del accidente de Fukushima en Japón. Según fuentes periodísticas, la petición de compensación puede alcanzar los 3.700 millones de euros.

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Lone Pine contra Canadá: Basándose en el Acuerdo Norteamericano de Libre Comercio entre EE.UU, Canadá y Méjico (NAFTA por sus siglas en inglés), la empresa canadiense Lone Pine Resources Inc. usó su filial en EE.UU para pedir una compensación económica a Canadá por la introducción de una moratoria al fracking en Quebec. La moratoria, implantada en mayo de 2013, respondía a preocupaciones relativas a riesgos ambientales y para la salud de este nuevo método extractivo. La petición de Lone Pine alcanza los 250 millones de US$ (191 millones de euros). El caso sigue abierto. Concretamente, el documento filtrado sobre materias primas y energía11 establece en su artículo A que el objetivo es reforzar el libre comercio de energía eliminando las restricciones comerciales y de inversiones sobre bienes y servicios. Las implicaciones de este objetivo pueden relacionarse con los nuevos impulsos exportadores de gas y petróleo por parte de Estados Unidos y de la consolidación en la política europea del objetivo de garantía del suministro energético desvinculado de actores como Rusia. Más adelante, en el artículo C del mismo documento, se hace mención a las restricciones a las exportaciones. Este asunto es de vital importancia si se pretenden combinar los dos impulsos anteriormente citados, el exportador de EE.UU y el diversificador de suministro de la UE. Actualmente existe la prohibición de las exportaciones de crudo y las restricciones a las de gas establecidas en Ley de Conservación y Política Energética de 1975 de Estados Unidos, por motivos económicos y de seguridad nacional. Sin embargo, el presidente tiene la capacidad de emitir licencias especiales de exportación de crudo. En el caso de que un tratado de libre comercio afectara a este ámbito, las exportaciones serían tratadas como interés nacional y, por tanto, podrían obtener la licencia automáticamente. En paralelo, en los círculos políticos e institucionales de Estados Unidos se está planteando levantar la prohibición, como expresó hace unos meses el secretario del Departamento de Energía, Ernest Moniz12 o John Podesta, asesor de Obama, o incluso como están promoviendo senadores de los dos grandes partidos13. El artículo D se refiere a la regulación de los precios domésticos, y abarca también la definición de servicio público. El aspecto más sensible de su redacción aparece cuando señala que las Partes tienen el derecho a definir el tipo de Obligación Pública de Servicio (siempre que) no sea más gravosa de lo necesario. La definición, los mecanismos de control y la evaluación de servicio público gravoso no se explicitan, y ofrecen dudas razonables de que podrían entrar en conflicto con la garantía de derechos fundamentales, como el de poder desarrollar una vida digna en relación con los mínimos suministros energéticos necesarios para ello. En definitiva, este artículo dista de ser garantista con los derechos fundamentales pues su foco se dirige a los costes de los servicios públicos en vez de a los mecanismos para asegurar que los servicios públicos cumplen su función. 11. http://big.assets.huffingtonpost.com/TTIPNonPaper.pdf 12. http://lat.wsj.com/articles/SB10001424052702303627504579559813958298306 13. http://www.laopinion.com/Estados-Unidos-contempla-la-opcion-de-exportar-petroleo

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Finalmente, en lo que se refiere al ámbito energético que pueda tener relación con el objeto del presente estudio, el artículo K se dedica al tránsito de los productos energéticos por el territorio de los países firmantes del tratado. En él se requiere la libertad de tránsito por todo el territorio de los firmantes, a través de las rutas más convenientes para el tránsito internacional (por carretera, líneas eléctricas o gasoductos), ya sea de entrada o salida de otros miembros. Ademas, obligaría a las Partes a comprometerse a que de ninguna manera sus disposiciones relativas a los productos energéticos en tránsito trataran de forma menos favorable que a dichos productos con origen o destino a su propia área. Y que las Partes adoptarán todas las medidas necesarias para prohibir y hacer frente a la interferencia o a la toma no autorizada de los bienes energéticos que transiten a través de su territorio. El escenario que dibuja un futuro en el que la UE se comprometa a firmar un acuerdo de las características mencionadas, teniendo en cuenta los efectos de tratados similares actualmente en funcionamiento, y la situación geopolítica y económica a nivel global, consta de varios apartados, relacionados entre sí. Es evidente que el punto y las condiciones de partida condicionan sifnificativamente el desarrollo y la evolución del metabolismo europeo tomando la hipótesis de que estuviera afectado por el TTIP. El hecho de que en la actualidad los compromisos ambientales y laborales estén siendo incumplidos por la UE, centra el análisis en la potencial influencia del TTIP sobre los indicadores que evalúan dichos compromisos, y en si dicha influencia del TTIP sobre el metabolismo europeo podría conducir a una senda de cumplimiento de los mismos.

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Escenario futuro de la UE con TTIP

3.1. CETA y las arenas bituminosas La Unión Europea y Canadá acordaron en junio de 2007 adoptar conjuntamente un estudio para evaluar los costes y los beneficios de establecer una asociación económica más estrecha. El estudio conjunto, publicado en octubre de 2008, señaló los beneficios potenciales para ambas partes a partir de la liberalización de su comercio bilateral. En febrero de 2009 un informe trabajado por representantes canadienses y europeos estableció las áreas que deberían ser tratadas en las negociaciones. Finalmente, en la Cumbre UE-Canadá en Praga el 6 de mayo de 2009, se anunció el inicio de las negociaciones del CETA (Comprehensive Economic and Trade Agreement)14. Entre los asuntos más destacados de este tratado se encuentran la eliminación completa de los aranceles sobre todos los productos de origen no agrícola, y la eliminación de los impuestos al 99 por ciento de los bienes industriales (100% después de siete años), incluidos los productos forestales, químicos y plásticos que estarán exentos de impuestos desde el primer día. Dentro de los sectores de interés en la UE para las exportaciones de Canadá se incluyen la minería y los servicios relacionados con la energía. En la medida en que el CETA es un tratado de libre comercio firmado por la UE con un país de similar entidad, en cuanto a importancia en el concierto mundial y poder económico y geopolítico, que abarca apartados del sector energético, y que podría servir de antecedente al TTIP, el análisis de su influencia sobre los indicadores ambientales y laborales puede servir de guía para el estudio del TTIP. Tal y como han venido informando y denunciando organizaciones ecologistas15 durante la negociación del tratado, se puso en cuestión la Directiva de Calidad de Combustibles de la Unión Europea por parte de los negociadores canadienses. El objetivo de la Directiva era que para 2020 los combustibles fósiles consumidos en la UE deberían emitir un 6% menos de emisiones de CO2 respecto a los consumidos en 2010. Para su correcta aplicación la Directiva debía establecer las emisiones medias de CO2 de cada tipo de combustible, teniendo en cuenta también la energía invertida en su extracción y procesamiento, en definitiva, en todo su ciclo de vida. Durante el proceso desarrollado en los últimos años, el sector petrolífero y el Gobierno canadiense estuvieron buscando nuevos mercados a donde exportar su petróleo dado que la demanda en EE.UU. -en estos momentos, su único mercado de exportaciónempezó a disminuir a causa de un consumo menor y de un repunte de la producción 14. http://eu-canada.com/about-eu-canada-partnership/canada-eu-trade-agreement/ 15. https://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/informe_tratos_sucios.pdf https://ecologistasenaccion.org/article29014.html#nb2-5

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de petróleo en la parte continental de EE.UU. Ambos temían que la Directiva pudiese establecer un precedente al reconocer y etiquetar las arenas bituminosas16 como muy contaminantes e inspirar una legislación similar en otros lugares, lo que podría cerrar los mercados para el petróleo de arenas bituminosas y, por lo tanto, poner en peligro sus planes para una expansión rápida de la producción de arenas bituminosas. En febrero de 2014, se destacó que los elevados valores de GEI para las arenas bituminosas adjudicados inicialmente era uno de los temas pendientes que bloqueaban el fin de las negociaciones porque no estaban en sintonía con los intereses canadienses. A pesar de que el Presidente de la Comisión, Durão Barroso, y el Primer Ministro canadiense, Harper, anunciaran públicamente en octubre de 2013 que habían finalizado las negociaciones sobre el CETA, dichas negociaciones continuaron. La eliminación de los factores de emisión de CO2 diferenciados por cada tipo de combustible en función de los ciclos de vida de los mismos tiene unas consecuencias negativas para el conjunto de las emisiones de GEI europeas, y hace por tanto imposible el cumplimiento del objetivo inicial de la Directiva reducir en 2020 un 6% las emisiones de los combustibles utilizados en la UE respecto a las de 2010. Equiparar todos los tipos de combustibles y adjudicarles un factor de emisión único para todos, además de ser poco riguroso y cercano a la realidad, permite que los más contaminantes pasen por igual de ineficientes que el resto, pervirtiendo el resultado final. Parecería que independientemente de la ineficiencia cada uno de los de combustibles de la combinación utilizada en la UE (para una demanda constante) las emisiones de CO2 serían las mismas, cuando es evidente que no es así. Para evitar dicha irregularidad, las emisiones de CO2 de los combustibles derivados de las arenas bituminosas que pudiesen entrar en la UE como consecuencia de la firma del tratado CETA con Canadá deben ser objeto de análisis. En el caso de que las previsiones de la Universidad de Stanford sobre la entrada de arenas bituminosas en la UE sean acertadas (Brandt, 2011), la ineficiencia energética de este combustible provocaría un incremento de las emisiones de CO2-eq . Los cálculos realizados durante el presente estudio revelan que bajo la hipótesis de que todo el nuevo combustible derivado de las arenas bituminosas se sumara a las cantidades de consumo existentes en la actualidad, las emisiones de CO2-eq serían de 143,74 millones de toneladas anuales adicionales. Por otra parte, en el supuesto de que la totalidad del nuevo combustible sustituyera una parte del consumo actual, los cálculos arrojan un resultado de 27,06 millones de toneladas anuales adicionales a las actuales. En este segundo caso, el exceso de emisiones proviene de la mayor ineficiencia del combustible procedente de las arenas bituminosas. Mientras que el petróleo convencional tiene un factor de emisión de 87,1 g CO2/MJ, las arenas bituminosas tienen 107,3, es decir, un 23% más (Brandt, 2011).

16. Las arenas bituminosas son un tipo de hidrocarburos formado por una mezcla de arena, arcilla, agua y un producto parecido al betún (bitumen) o al alquitrán.

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Por tanto, se podría asumir que la entrada en vigor del CETA aumentará las emisiones de CO 2-eq como consecuencia de la combustión de destilados derivados de las arenas bituminosas entre 27,06 y 143,74 millones de toneladas de CO 2-eq anualmente.

Tabla 4. Emisiones CO2 procedentes de Arenas bituminosas. Escenarios adición y sustitución (M t/año)

Emisiones CO2 adicionales (M t/año)

143.74

Emisiones CO2 sustitución (M t/año)

27.06

Fuente: elaboración propia

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3.2. Explotación de gas de esquisto En los últimos años, la política energética de los Estados Unidos ha experimentado un cambio respecto a las décadas anteriores. Desde la Segunda Guerra Mundial su acción exterior (diplomática y militar) había girado en torno a garantizarse, en las mejores condiciones, un suministro estable y a buen precio de petróleo y gas. Esta acción exterior prioritaria se ha visto influida en las últimas décadas por la prohibición de exportar crudo establecida en Ley de Conservación y Política Energética de 1975. Sin embargo, como se ha comentado anteriormente, recientemente se ha abierto el debate técnico y político para levantar la prohibición, impulsado en gran parte por el auge de la extracción de combustibles no convencionales, tanto petróleo como gas, mediante la fractura hidráulica (comúnmente conocida como fracking). La combinación de varios factores permitió a Estados Unidos convertirse en el único país del mundo en lanzarse a explotar de manera masiva el llamado gas de esquisto (shale gas). El alto precio del gas en el momento en el que la reducción de los costes en la tecnología abría la posibilidad de plantearse explotar dicho gas en condiciones favorables, la concesión de incentivos fiscales y la exención de cumplimiento de normativa ambiental17 contribuyeron a que a partir de 2008 la extracción de gas de esquisto con fractura hidráulica colocara en el mapa energético a Estados Unidos de una Figura 2. Comparativa entre los precios del gas en EE.UU. y el valor de fusiones y adquisiciones de empresas del sector del gas 2008-2011

Value of merges & acquisitions (bilions)

Value of Mergers & Acquisitions Compared to Natural Gas Prices, 2008-2011

$ - 60 $ - 50 $ - 40 $ - 30 $ - 20 $ - 10 $-

2008

2009

2010

Fuente: Rogers (2013) con datos de IHS Herold; Energy Information Administration 17. En 2005, el vicepresidente estadounidense Dick Cheney, promovió lo que se conoce como Hulliburton loophole, mediante el cual la fractura hidráulica quedaba excluida del cumplimiento de la Ley de Agua Limpia y de la Ley de Suministro de Agua Potable, entre otras.

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manera diferente (Cámara, 2012). El auge del gas en este país ha reducido los precios que pagan los usuarios por él. Mientras las grandes inversiones realizadas por el sector financiero animaban a las empresas extractoras a aumentar sus activos y la cantidad que ponían en el mercado, los precios caían ante dicho exceso de oferta. En este periodo 2008-2011 los negocios financieros relacionados con la compra y venta de empresas del sector y con la fusión entre ellas se convirtió en algo muy lucrativo. La evolución del dinero manejado en dicho mercado experimentó un espectacular aumento, pasando de 15.000 millones de dólares en 2008 a 50.000 en 2009 (+333%), en el tiempo en el que el precio del gas pasó de 7,97 $/mcf a 3,67 $/mcf (-46%) (Rogers, 2013). Como era de esperar, un fenómeno de estas características traspasó las fronteras de la industria y alcanzó los más altos niveles de la esfera política. El propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en un acto tan relevante como su discurso sobre el estado de la Unión de 201218 presumió de la independencia energética que habían adquirido gracias a la explotación de gas no convencional. A partir de ese momento las consecuencias internacionales no se iban a dejar esperar. La Agencia Internacional de la Energía (EIA, en su siglas en inglés), que ya había señalado en 2011 que en EE.UU. el gas de esquisto había alcanzado el 16% de la extracción total de gas natural y podría llegar al 47% en 2035, se convirtió en uno de los referentes principales en la esfera política europea, y en diana de las presiones políticas. A pesar de que el mismo informe reconocía que las estimaciones de las reservas técnicamente recuperables son inciertas19, la ola de la fractura hidráulica llegaba a las costas europeas. Una ola que puede convertirse en burbuja financiera y energética según diversos estudios. Una de las principales limitaciones que tiene este tipo de gas no convencional es que no puede abastecer de manera constante y fiable a la población en cantidades significativas. Esta limitación se basa en dos hechos: por una parte, la rentabilidad energética (y por tanto, económica real) es extremadamente baja (hasta 5 veces más baja que el gas convencional estadounidense), y por otra, los pozos de extracción no son muy productivos (en los 3 primeros años, el declive de la cantidad extraída es del 80-95%) (Hughes, 2013). En el primer caso nos encontramos con que una sociedad compleja, muy “tecnologizada” y de alta movilidad, exige probablemente una rentabilidad energética (Tasa de Retorno Energético, TRE) del orden de 20:1. La TRE disminuye de manera dramática según el porcentaje de este tipo de combustibles no convencionales aumenta, ya que se mueven en TREs de entre 2:1 y 5:120. Cuando se traspasa el umbral de TRE de 20:1, esa sociedad comienza a hacer aguas y a desmoronarse21. En contra de una opinión tristemente común entre economistas y políticos, esto no tiene nada 18. http://iipdigital.usembassy.gov 19. Annual Energy Outlook 2012. Early Release Report. U.S. Energy Information Administration. Enero 2012. 20. Unconventional Oil: Tar Sands and Shale Oil. Charles A. S. Hall quoted by Nate Hagens at http://www.theoildrum.com/node/3839 21. Las investigaciones sobre las TREs siguen evolucionando, lideradas por Charles A.S. Hall.

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que ver con el dinero, ni con las inyecciones de recursos financieros. Es un problema puramente físico, de termodinámica. No se debe (ni se puede) extraer un producto que está cerca de costar más energía de la que se conseguiría con su explotación. No salen las cuentas energéticas. Y si no salen las cuentas energéticas, las económicas no permanecen ajenas a ello. En segundo lugar, la rapidez con la que declina la tasa de extracción de los pozos en los que se utiliza la fractura hidráulica para extraer el gas (Figura 3) obliga a una constante apertura de nuevos pozos, con peores condiciones (menos cantidad de gas extraíble, de menor calidad y más dificultades técnicas). Esto significa que las inversiones necesarias son muy elevadas de manera constante y menos rentables con el paso del tiempo. La traducción de esta realidad es que algunas de las principales empresas del sector se encuentran en importantes dificultades económicas. La empresa BG Group depreció sus activos en el negocio del gas estadounidense 1.300 millones de dólares en 2012. La mucho más conocida Royal Dutch Shell encadenó en 2012 tres trimestres consecutivos de resultados mediocres, con una baja acumulada de un 24% en un año. Una pionera en el negocio del gas de esquisto, Chesapeake Energy, tuvo que poner en venta una parte de sus activos por valor de 6.900 millones de dólares para hacer frente a sus cuantiosas deudas (Mossadeq, 2013).

Figura 3. Curvas características de extracción de gas de esquisto en EE.UU. Las cinco mayores zonas de extracción Cinco zonas de extracción de los EE.UU producen el 80% del gas de esquisto. La producción de un pozo típico decae un 80-95% en los primeros tres años (gráfico 2). Normalmente la producción de una zona presenta un pico y decae cuando se agotan los primeros pozos (gráfico 1). La producción total de una zona se reduce un 30-50% por año sino se excavan nuevos pozos (gráfico 3). Fayetteville

Haynesville

Barnett

Marcellus

Woodford

Extracción media diaria por pozo (millones de pies cúbicos por día) 4 3 2 1 0 2008

22

2009

2010

2011

2012

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Declive típico de extracción de un pozo (millones de pies cúbicos por día) 8 6 4 2 0 Months

12

24

36

48

Extracción por zonas de pozos anteriores a 2011 (millones de pies cúbicos por día) 6

4

2

0 2008

2009

2010

2011

2012

Fuente: Hugues (2013)

Una de las estrategias que están llevando a cabo las empresas estadounidenses, con la inestimable ayuda de su gobierno, es la de introducirse en el mercado de la explotación de gas de esquisto europeo, inédito hasta el momento. Para escapar de la burbuja que se está comenzando a sentir en su territorio nada mejor que reproducir los momentos iniciales del boom de la fractura hidráulica en EE.UU., con el espejismo de la independencia energética, grandes sumas de dinero en inversiones, y facilidades normativas (rebaja en las leyes de protección ambiental y exenciones fiscales, fundamentalmente). Desean escapar de la ruina a la que les aboca el negocio en Estados Unidos debido a una burbuja aplicando las mismas recetas en Europa. Mientras que al otro lado del Atlántico los inversores más experimentados y poderosos desaparecieron del negocio durante las primeras semanas, coincidiendo con el final de las mayores tasas de rentabilidad, las empresas extractoras se han quedado con las pérdidas de una actividad insostenible 23

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económicamente a causa de sus características energéticas. Tanto el tejido empresarial de los hidrocarburos en EE.UU. como el gobierno han decidido que su tabla de salvamento es Europa. Pese a las más que razonables dudas que arrojan los datos desgranados anteriormente, el mensaje que se transmite con inusitada frecuencia en los medios de comunicación de masas europeos es que EE.UU. ha llegado a ser independiente energéticamente gracias a la fractura hidráulica. La difusión masiva de dicha idea ha permitido a las instituciones estadounidenses realizar toda una serie de acciones encaminadas a favorecer a sus empresas de gas. Asimismo, la percepción mundial de ese cambio en el lugar energético que ocupa y podría ocupar EE.UU. en la esfera global tiene unas implicaciones geopolíticas extraordinarias. No en vano una de los objetivos principales de la última etapa en el gobierno de la Administración Obama es escapar como sea de la casi inevitable pérdida de la hegemonía mundial. Para ello necesitaban un gran balón de oxígeno, y el ámbito energético podía proporcionárselo si utilizaban adecuadamente los resortes que todavía puede manejar gracias a su posición de dominio geopolítico, militar y financiero. La estrategia de la bajada de los precios del petróleo en el mercado para debilitar a algunos de sus rivales directos en el escenario geopolítico (Rusia, Venezuela, China) necesitaba de una base medianamente creíble de independencia energética para poder desarrollarse22. El gas de esquisto y la fractura hidráulica le daban la coartada perfecta, y su expansión a Europa transmitiría la sensación de expectativas futuras, de control energético de un nuevo mercado dominante y el salvamento de sus empresas. Para asegurarse una entrada sencilla en el mercado europeo de la extracción de gas de esquisto, EE.UU. ha puesto sus esperanzas en el TTIP, y más concretamente en la llamada “armonización normativa” y en los “acuerdos de acceso no discriminatorio” a las materias primas. Con la primera conseguirían rebajar los condicionantes de naturaleza ambiental y de protección de las salud de las personas a los estándares estadounidenses, haciendo posible una técnica como la fractura hidráulica que tiene unos impactos muy significativos sobre la calidad de las aguas y del aire, además de sobre la estabilidad sísmica (FoE, 2014). Con la segunda, las empresas estadounidenses tendrían acceso en igualdad de condiciones ante las empresas locales a las materias primas (en este caso, el gas de esquisto), con lo que podrían, por una parte, utilizar su ventaja en relación a la experiencia en la utilización de la técnica y, por otra, comerciar con el gas extraído de la manera en que más conviniese a sus intereses, sin tener en cuenta los de los usuarios del país de cuyo subsuelo estuviesen extrayéndolo. Para garantizarse una posición hegemónica frente a la regulación y las políticas de los estados europeos, se recurriría a los paneles de arbitraje privados mencionados anteriormente ante los que las empresas pudiesen denunciar a los estados por la reducción de beneficios esperados (como ha quedado ejemplificado anteriormente).

22. http://linkis.com/iDhhg http://www.huffingtonpost.com/huff-wires/20150113/eur-eco-rusia-economia/

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En el presente estudio, para analizar las consecuencias de la potencial entrada en vigor del TTIP sobre las condiciones de vida de la población europea, utilizamos como referente los compromisos adquiridos por la UE para dilucidar si el tratado contribuiría a facilitar su cumplimiento, o si por el contrario, lo dificultaría. El primer indicador ambiental sujeto a análisis en el ámbito energético es el de las emisiones de CO2-eq , en este caso en relación con la explotación en Europa del gas de esquisto. Atendiendo a los textos disponibles, en el caso de que el TTIP entrara en vigor, la prohibición o moratoria que algunos países europeos han impuesto a la extracción de este gas mediante la fractura hidráulica se vería en riesgo real23. Para la hipótesis del escenario futuro con la firma del TTIP, se han tomado las estimaciones realizadas por la US Energy Information Administration sobre las reservas de gas de esquisto recuperables en el territorio de la UE. Según dichas estimaciones, el gas recuperable en el territorio europeo (en lo que se refiere a Polonia, Rumanía, Bulgaria, Reino Unido, España, y Norte y oeste de Europa) sería de 447,8 Tcf (trillones de pies cúbicos). Aplicando los factores de emisión de CO2-eq para el gas natural24 estimado se obtiene una cantidad total de 23.968,07 millones de toneladas, suponiendo que todo el gas extraído fuese utilizado mediante la combustión. Ahora bien, a dichas emisiones de CO2-eq como resultado de la combustión del gas extraído habría que añadir las derivadas de las fugas de metano que se producen de media en las explotaciones de estas características25. Para el cálculo de las emisiones de GEI como consecuencia de las fugas de metano se debe tener en cuenta, por una parte, el porcentaje de fuga (4%)26 y, por otra parte, el potencial de calentamiento climático del metano respecto al CO2 (34:1)27. El resultado de los cálculos es de 33.954,77 millones Tabla 5. Emisiones CO2 procedentes del Shale gas recuperable en UE según la EIA (M t)

Total (M t) Emisiones CO2 shale gas combustión UE

En 15 años (M t/año)

23.968,07

1.597,70

Emisiones CO2-eq Fugas de metano

33.954,77

2.263,65

Emisiones CO2-eq totales

57.922,84

3.861,35

Fuente: elaboración propia 23. http://www.foeeurope.org/sites/default/files/publications/foee_TTIP-isds-fracking-060314.pdf 24. http://www.minetur.gob.es/energia/desarrollo/EficienciaEnergetica/RITE/propuestas/Documents/2014_03_03_Factores_de_emision_CO2_y_Factores_de_paso_Efinal_Eprimaria_V.pdf 25. http://www.nature.com/news/air-sampling-reveals-high-emissions-from-gas-field-1.9982 26. En una publicación anterior, Howarth et al. (2011) Methane and the greenhouse-gas footprint of natural gas from shale formations. Climatic Change (2011) 106:679–690., se establecen las fugas de metano entre 3,6 y 7,9%. 27. https://www.ipcc.ch/pdf/assessment-report/ar5/wg1/WG1AR5_Chapter08_FINAL.pdf

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de toneladas de CO2-eq para todo el gas recuperable estimado. El total de la suma de las emisiones de CO2-eq de la combustión del gas y de las fugas de la extracción es de 57.922,84 millones de toneladas. Asumiendo que el ritmo de extracción de gas de esquisto en Estados Unidos está entre los 35 y los 40 Tcf anuales28, se puede suponer que el gas recuperable estimado en la UE se extraería al mismo ritmo29 en, aproximadamente, 15 años. Eso significa que las emisiones de CO2-eq anuales como consecuencia de la explotación del gas de esquisto recuperable estimado serían de 3.861,35 millones de toneladas. Es decir, el equivalente al 85% de las emisiones de CO2-eq generadas dentro de las fronteras de la UE en 2012.

28. http://www.eia.gov/pressroom/presentations/sieminski_11112014.pdf 29. Y considerando un periodo de adaptación de 2-3 años para alcanzar el ritmo actual en EE.UU.

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3.3. Dinamización del Mercado global del gas Otro de los elementos fundamentales de la estrategia geopolítica de EE.UU. está relacionada con la posibilidad de crear un mercado global del gas, al estilo del existente en el caso del petróleo. En este caso existe coincidencia de intereses con la UE, ya que ésta anhela un suministro de gas diferente al de Rusia y aquéllos se están planteando seriamente exportarlo después de décadas de prohibición (como se ha explicado anteriormente). Presentar a Rusia, ante los públicos estadounidense y europeo como un “enemigo” energético común, resulta ser sencillo de entender y muy rentable para los intereses de las élites económicas. Desde el inicio (artículo A) las intenciones del documento de negociación del TTIP sobre materias primas y energía se refiere a la abolición de las limitaciones al comercio y las inversiones de bienes y servicios. También señala, tanto la importancia de tener sectores internacionales viables de materias primas y energía, como de la liberalización de los mismos. Los analistas conectan el boom del gas de esquisto en EE.UU. con el debate y los informes sobre la finalización de la prohibición de la exportación estadounidense de hidrocarburos, con la intención de la UE de dejar de comprar gas ruso, con el interés de las empresas de fractura hidráulica de salir de EE.UU. para hacer negocios (o para sobrevivir), y con los beneficios económico-financieros que tendría un mercado del gas que uniera los dos lados del Atlántico de una parte y los dos del Pacífico (fundamentalmente EE.UU. y China) por otra30. Resulta evidente que la firma del TTIP no es imprescindible para que se impulse un mercado del gas integrado internacionalmente. De hecho, EE.UU. ya está construyendo plantas para licuar el gas para poder transportarlo por mar en los megabuques que también se están ensamblando, y hacerlos llegar a los múltiples hubs del gas (o lugar de llegada de referencia del gas) que aparentemente están disputando esta condición de hub en prácticamente toda la costa europea. El primer paso que debe dar EE.UU. si quiere convertirse en un exportador de gas significativo y marcar el ritmo de la creación de un mercado global, es construir las instalaciones donde el gas procedente de las explotaciones pueda convertirse en líquido GNL (Gas Natural Licuado) que, a su vez pueda transportarse mediante grandes buques al otro lado de los océanos Atlántico y Pacífico. Dichas plantas de licuefacción, en las que se enfría hasta una temperatura de 162 grados bajo cero para transformarlo en líquido, y que así ocupe hasta 600 veces menos que en su estado gaseoso, ya están siendo construidas o bien planificadas por las autoridades estadounidenses31 . De hecho, en el mundo existen en estos momentos 33 plantas de licuefacción, y entre las que se 30. http://www.huffingtonpost.com/david-koranyi/toward-a-transatlantic-energy-alliance_b_4730227.html 31. http://globallnginfo.com/World%20LNG%20Plants%20&%20Terminals.pdf

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están construyendo (15) y las que están planificadas (21) suman 36 nuevas instalaciones para convertir el gas en líquido. Es decir, más de las existentes actualmente; lo que se puede interpretar como que el sector del gas se está preparando para mover grandes cantidades de gas entre continentes. Australia es el país que más plantas de licuefacción tiene previstas: entre las que se encuentran en construcción (6) y las planificadas (5) suma 11 plantas. Estados Unidos le sigue a continuación con un total de 9, entre las que se encuentran en construcción (4) y las planificadas (5).

Figura 4. Comparativa entre los itinerarios del gas natural y del GNL, desde la extracción hasta el uso final Exploración del gas natural

Procesado del gas natural

El gas natural es procesado, licuado por enfriamiento y cargado en un barco

[E] Extracción del gas natural

Usuarios finales sin acceso a gasoductos Gas natural almacenado Transporte por gasoducto a largas distancias

El gas natural licuado (GNL) es transportado por mar GNL distribuido en GNL almacenado y utilizado en picos de camiones demanda

Vehículos a GNL

GNL almacenado en tanques

Vehículos a GNC Distribución del gas natural a usuarios domésticos, industriales, etc. Industria pesada

Descarga del GNL en la terminal

Generación de electricidad El GNL se regasifica por calentamiento

[U] El gas natural se transporta regionalmente por gasoducto

Fuente: JRC-IE (Europan Comission)

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El siguiente paso es la construcción de grandes buques para transportar el gas licuado en grandes cantidades y a grandes distancias, y así incrementar el porcentaje del gas mundial que se mueve por el mar (10% en la actualidad). Según el último informe anual del Grupo Internacional de Importadores de Gas Natural Licuado (GIIGNL)32, hoy en día existen 393 metaneros llevando gas por los océanos, a los que se añadirán próximamente los 113 que se encuentran bajo pedido entre astilleros y compañías distribuidoras33. El tamaño de los mayores metaneros, los Q-Max, alcanza los 266.000 m3 de GNL, cifra sensiblemente más elevada que los 130.000-180.000 m3 de capacidad de los actuales. El penúltimo paso de la cadena de suministro desde la extracción a la utilización final es el de la regasificación, es decir, el proceso según el cual se vuelve a transformar el gas licuado al estado gaseoso (Figura 4). Ante los ambiciosos planes de transporte oceánico de gas, la configuración energética mundial puede variar considerablemente, y una de las primeras consecuencias es la batalla política, tecnológica y publicitaria entre los países europeos por constituirse en el lugar de llegada de referencia (hub) del gas importado de otros continentes. Uno de los ejemplos más cercanos es el caso de la promoción por parte de las instituciones (públicas34, ideológicas35 y económicas36) españolas de un hub de gas para atraer la entrada del gas internacional a la UE. Una de las bazas que podrían jugar a su favor es la actual capacidad de regasificación que ostentan los puertos españoles. Según datos de Gas Infrastructure Europe37, el 37% de la capacidad de regasificación de la UE se encuentra en territorio español, teniendo Cataluña el 9% del total europeo. Entre otros países europeos que se postulan para ser la referencia gasista se podría destacar a Italia, que además de contar con algunas plantas de regasificación actualmente, tiene prevista la construcción de otras tantas, y la entrada del gasoducto Galsi desde el norte de África. Una de las conclusiones que se pueden extraer hasta ahora es que el TTIP no es indispensable para crear el Mercado global del gas, pues el proceso ya está en marcha de manera bastante independiente. Sin embargo, sí que puede ser un gran dinamizador de su desarrollo, junto con el TPP por el lado del Pacífico, que es el otro gran foco de interés para la creación de un mercado del gas más integrado. Un dinamizador en el sentido en el que es un garante jurídico para las empresas, y porque promueve el acceso no discriminatorio de las materias primas en los territorios que abarca. Dinamizador pero no absolutamente necesario ya que la mayoría de las plantas de regasificación en 32. http://www.giignl.org/sites/default/files/PUBLIC_AREA/Publications/giignl_the_lng_industry_fv.pdf 33. http://www.expansion.com/2014/10/16/empresas/energia/1413449691.html?cid=SMBOSO22801&s_ kw=twitter 34. http://vozpopuli.com/economia-y-finanzas/50234-el-gobierno-cuela-una-norma-para-convertir-a-espana-enhub-europeo-del-gas-en-pleno-conflicto-rusia-ucrania 35. http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/web/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/ elcano/elcano_es/zonas_es/escribano-una-union-energetica-digna-de-tal-nombre#.VYgiVabLCQE 36. http://www.iberiangashub.com/Company/TheIberianGasHubProject.aspx 37. http://www.gie.eu/index.php/maps-data/gle-transparency-template

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construcción y planificadas se encuentran en las costas pacíficas38. El efecto dinamizador correspondería pues al impulso liberalizador del acceso a las materias primas y a los mercados energéticos que tienen como característica común todos los tratados de libre comercio, así como el atractivo financiero que suscitan la cantidad y dimensión de las infraestructuras que traen consigo, y cuyo riesgo suele asumirlo el sector público. Las infraestructuras energéticas proporcionan de media rentabilidades de entre el 10 y el 20% (solo el 1% llegarían al 25%39), mientras que los inversionistas buscan en el mercado tasas de ganancias de alrededor del 30% anual. Sin embargo, la garantía que aportan las instituciones públicas europeas en los últimos años aumentan su atractivo inversor y compensan la diferencia. Un ejemplo de ello es el incentivo que puede suponer el caso del almacén de gas Castor frente a las costas de Tarragona que, financiado a través de los Project Bond Initiative del Banco Europeo de Inversiones, ha terminado asegurando el dinero a los inversores a pesar de haber sido un fiasco técnico y de seguridad de más de 4.000 millones de euros, además de un riesgo ambiental (incluyendo los múltimples seísmos provocados)40. Pero más allá de las infraestructuras energéticas, el verdadero atractivo financiero del mercado global del gas se encuentra en la especulación y la creación de derivados, al igual que se produce en el mercado del petróleo. La dimensión financiera del petróleo ha alcanzado tanta notoriedad que la propia Comisión Europea afirmaba en 2010, en respuesta a una consulta pública, que “los mercados mayoristas de energía se han convertido cada vez más en un híbrido entre un mercado físico y uno financiero”41. El mercado del petróleo se ha convertido en un “híbrido”: el petróleo ya no se compra solamente como un producto físico para poder mover “aviones, barcos, camiones y automóviles de transporte de mercancías, sino también como una protección contra la caída del dólar o los conflictos en el Medio Oriente (cuando los precios del petróleo suben y los de los demás activos bajan)”42. Los especuladores, tales como los particulares con un elevado patrimonio, los fondos cotizados en bolsa, los fondos de pensiones, los fondos soberanos y los fondos de cobertura, han inundado el mercado, comprando futuros de petróleo, o expresado de otra manera, “barriles de papel” de petróleo (Hildyard, 2012). Las consecuencias globales de la creación de un mercado tan amplio y tan potencialmente financiarizable, en la era de la hegemonía de la economía financiera como solución a la crisis de la sobreacumulación, son difícilmente predecibles. En la época más reciente, la 38. http://globallnginfo.com/World%20LNG%20Plants%20&%20Terminals.pdf 39. http://www.ipe.com/news/institutional-investors-eager-to-invest-in-infrastructure_41732.php 40. http://odg.cat/ca/blog/el-deute-de-castor-passat-present-i-futur 41. European Commission, Public Consultation by the Directorate General for Energy on measures to ensure transparency and integrity of wholesale markets in electricity and gas, 31 May 2010, http://ec.europa.eu/ energy/gas_electricity/consultations/doc/2010_07_23/energy_market_consultation_document.pdf 42. Daniel Yergin, The Quest: Energy, Security and the Remaking of the Modern World, Penguin, New York, 2011, p.169.

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Escenario futuro de la UE con TTIP

presión estructural que ejerce el sistema económico para que las empresas entreguen beneficios a sus accionistas se ha visto agravada por el dominio que los mercados financieros y las instituciones han adquirido sobre la producción, lo que ha conducido a la subinversión y ha hecho que la producción “material” se vuelva irrelevante para la acumulación de capital43. Es decir, la acumulación de capital, motor de la economía actual, se ha independizado de la producción de bienes. Una de las consecuencias de la financiarización de los mercados energéticos ha sido la profundización de la lógica de la centralización de los sistemas energéticos frente a las necesidades energéticas de la población. La financiarización de la energía lleva a los procesos de toma de decisiones en la dirección opuesta a las necesidades pues tiende a concentrar el poder y, por tanto, a centralizar. Las decisiones clave de cómo se distribuye la energía, utilizando cuál combustible y para beneficio de quién, se convierten en una prerrogativa de los inversores privados y las empresas. Finalmente, la inversión o la infraestructura emprendida es aquella que maximiza las ganancias, sin influir en la decisión el interés público y las implicaciones ambientales, como las climáticas a largo plazo (Hildyard, 2012). Una de las mayores dificultades de estimar las consecuencias climáticas de la acción europea en relación a la creación de un mercado global del gas reside precisamente en establecer el alcance de las modificaciones sobre el metabolismo europeo de dicho mercado. El mayor interés inmediato y explícito en este mercado por parte de la UE sería desvincular su suministro de gas del procedente de Rusia. Según los datos de Eurostat, eso supondría olvidarse de aproximadamente 4 millones de Terajulios anuales de gas ruso. En el supuesto de que esa cantidad de gas ruso fuese sustituido por gas natural licuado (GNL) procedente del otro lado del Atlántico transportado en megabuques, las emisiones de GEI ocasionadas por el nuevo gas serían entre un 10 y un 15% superiores a las del gas procedente de los gasoductos rusos debido al mayor consumo energético del ciclo de vida del GNL conducido en grandes metaneros frente al gas natural de gasoducto (Kavalov et al., 2009). El resultado de los cálculos nos dice que las emisiones adicionales de CO2-eq derivadas de la sustitución de las actuales importaciones europeas de gas ruso por GNL estadounidense (por ejemplo) serían entre 23,24 y 34,86 millones de toneladas anuales superiores a las actuales por dicho consumo energético. Lo que equivale a entre un 7 y un 10,5% de las emisiones del objetivo de Kioto para el Estado español. Por otra parte, en la muy improbable hipótesis de que la UE decidiese sustituir todo el gas que actualmente importa (considerando que el que llega en metaneros no es muy significativo) por GNL procedente del otro lado del Atlántico, esos más de 13 millones de Terajulios anuales generarían unas emisiones adicionales de CO2-eq de entre 74,83 y 112,24 millones de toneladas. El equivalente a entre un 22,5 y un 33,7% del compromiso español según Kioto. 43. Mazen Labban, “Oil in parallax: Scarcity, markets and the financialisation of accumulation”, Geoforum, No 41, 2010, pp.541–552. http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0016718509002103

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ESFeres Estudios 14

Por tanto, el abanico de posibilidades que ofrece la sustitución del gas importado actualmente por la UE en relación a la generación de emisiones de CO2-eq adicionales iría desde las 23,24 hasta las 112,24 millones de toneladas anuales, en el supuesto de que el consumo de gas no se viese alterado con el tiempo. Suposición ésta que si atendemos a la evolución de las importaciones de gas de la UE desde 2005 no parece descabellada, pero que si por el contrario se hace caso de los planes y previsiones políticas, en las que el gas tomase mayor protagonismo y realmente llegase a ser un combustible de transición, a las emisiones adicionales de CO2-eq habría que sumarles (o restarles según el caso)44 las nuevas generadas por el gas suplementario.

Tabla 6. Emisiones CO2 adicionales al sustituir todo el gas procedente de Rusia por GNL (M t/año)

Sustitución por GNL inferior (+10%) Importación de gas de Rusia 2012 (TJ/año)

410.171

615.257

23,24

34,86

1.320.460

1.980.690

74,83

112,24

Sobre-emisiones por sustitución gas ruso CO2 (M t/año) Importaciones totales (TJ/año)

Sustitución por GNL superior (+15%)

Sobre-emisiones por sustitución total importaciones CO2 (M t/año) Fuente: elaboración propia a partir de Eurostat

44. Dependiendo de si el gas sustituye a un combustible de mayor o menor factor de emisión de CO 2-eq , o de si simplemente aumenta el consumo sin sustituir a ninguna otra fuente energética.

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Escenario futuro de la UE con TTIP

3.4. Aumento del comercio Uno de los objetivos principales del TTIP es el aumento del comercio entre las dos regiones, UE y EE.UU., y por tanto el incremento de las exportaciones de ambas. En lo que respecta a este apartado, las estimaciones realizadas en diferentes estudios varían enormemente. En lo que parecen coincidir es en que los posibles crecimientos de las exportaciones de los Estados Unidos hacia la UE funcionarían en detrimento de las operaciones comerciales, o exportaciones, intraeuropeas. Es decir, que las importaciones procedentes de los EE.UU., y las importaciones procedentes de países no TTIP a través de los EE.UU., reemplazarían una gran parte del comercio actual entre los países de la UE (Capaldo, 2014). El efecto de la diversidad de estimaciones sobre la variación de las exportaciones de la UE derivada de la potencial entrada en vigor del TTIP en las emisiones de CO2-eq (y en el consumo energético) es altamente incierto. En gran parte debido a la diversidad de las estimaciones y en parte porque la variación de las exportaciones de la UE no tiene en cuenta la variación de las exportaciones entre los países miembros. Además de existir también notables diferencias entre las emisiones producidas en función de cuál sea el punto de destino de las exportaciones (que depende, fundamentalmente, de la distancia). Otra de las limitaciones que ofrecen los datos existentes es que se refieren al balance neto entre exportaciones e importaciones, y a su variación relativa en tanto por ciento. Para realizar una aproximación al resultado real sobre las emisiones de CO2-eq europeas de los cambios en el comercio que provocaría el TTIP, se toman en consideración los datos obtenidos por Capaldo en su The Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership: European Disintegration, Unemployment and Instability de 2014. En él se muestra que la expansión del comercio entre los países firmantes del TTIP causaría una pérdida neta de exportación para todas las economías de la UE. Las pérdidas serían un lastre para la demanda agregada para todas las economías de la UE. Las economías del norte de Europa sufrirían los mayores descensos (2,07% del PIB en 2025), seguido por Francia (1,9%), Alemania (1,14%) y Reino Unido (0,95%). Estos descensos de las exportaciones netas de los principales países de la UE se traduciría en una reducción de emisiones de CO2-eq si se considerase el PIB (2013) ofrecido por Eurostat y se utilizase un factor de emisión de 0,5 kg CO2-eq /$ para todos los países europeos considerados (Davis y Caldeira, 2010).

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ESFeres Estudios 14

Una probable explicación de cómo el comercio entre la UE y los Estados Unidos podría expandirse mientras que las exportaciones netas de la UE con el mundo podrían disminuir es que, en la economía estancada de la UE, la demanda interna de productos manufacturados de menor valor añadido (en la que la UE es relativamente poco competitivo) desplazaría los de mayor valor añadido, entrando así mayor cantidad de productos del exterior donde los competidores tienen ventaja. De hecho, las cifras muestran un aumento de las exportaciones netas en casi todas las demás regiones del mundo, excepto Europa, lo que sugiere que el aumento de la demanda de productos de bajo valor añadido dará lugar a importaciones netas más altas de las economías de Asia y África, e incluso de los EE.UU. Si quisiésemos comparar estos resultados con los escenarios propuestos por el estudio de impacto de la Comisión Europea de 2013, titulado Impact Assessment Report on the future of EU-US trade relations, nos encontraríamos con lo siguiente. En dicho documento se distingue entre varios escenarios, de los cuales, los más significativos y comparables con los tratados hasta el momento, serían los que se refieren a la entrada en vigor del tratado de libre comercio. Se diferencia en el texto entre un escenario conservador y uno ambicioso. En el conservador las estimaciones realizadas apuntan a un crecimiento de las exportaciones netas de la UE del 16,16%, mientras que el escenario ambicioso provocaría un aumento del 28,03% de las mismas. Utilizando la misma metodología que para los cálculos anteriores, los resultados se pueden observar en la Tabla 8. Tabla 7. Disminución de emisiones de CO2-eq como consecuencia de la reducción de exportaciones netas de la UE. Escenario Capaldo (M t CO2-eq /año)

País

Disminución emisiones (M t CO2/año)

Norte de Europa

28,64

Francia

21,79

Alemania

17,49

Reino Unido

10,18

Total

78,10

Fuente: elaboración propia Tabla 8. Aumento de emisiones de CO2-eq como consecuencia del crecimiento de exportaciones netas de la UE. Escenario Comisión Europea (M t CO2-eq /año)

Escenario Conservador (TTIP)

1.182,96

Ambicioso (TTIP)

2.051,89

Fuente: elaboración propia

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Aumento emisiones (M t CO2/año)

Discusión sobre escenarios con TTIP

4

4.1. Compromisos climáticos El estudio del metabolismo social permite observar, tanto la dimensión física de la responsabilidad exterior de la estructura socio-económica de la UE (emisiones de CO2eq incluidas en los bienes importados), como la dimensión política y financiera de la responsabilidad global (planificación y estrategia energética). El análisis del metabolismo social, en lugar de fijarse únicamente en la responsabilidad de la economía europea dentro de sus fronteras, revela que el principal indicador ambiental, las emisiones de CO2-eq , se encuentra en peor situación de lo que los compromisos adquiridos por la UE obligan. Concretamente, contando con la responsabilidad adicional exterior se superaría el compromiso de Kioto en un 6%45. A esto habría que añadirle las emisiones derivadas de los planes previstos por la UE y que sintonizan con la estrategia energética, que tiene como uno de sus objetivos principales la garantía o seguridad de suministro, curiosamente, de unos recursos fósiles con los que la UE no cuenta en su territorio y que, según los planes previstos, exceden las necesidades actuales de consumo en el caso del gas (Bacheva-McGrath et al., 2015). El escenario actual de incumplimiento de los compromisos adoptados por la UE en materia ambiental se complementa con el efecto de las políticas de austeridad impuestas por la UE sobre los compromisos de derechos laborales. Tanto el derecho de las personas trabajadoras a constituir sindicatos como el derecho a la negociación colectiva se encuentran en riesgo en estos momentos en los países del sur de Europa como consecuencia de sendas reformas laborales de marcado carácter político, que entroncan con la llamada “revolución conservadora” de principios de los años 80 del siglo XX, y que con la coartada de la deslocalización industrial pretenden reducir las condiciones laborales para competir a la baja con la periferia económica global (Clauwaert y Schömann, 2012). Con menores costes laborales a nivel global para salvar la crisis de acumulación de capital en un contexto en el que la desinversión por excesivo peso de lo financiero es un hecho, las conquistas sociales en los países centrales resultan un estorbo a la acumulación y las crisis ecológica y energética ponen en riesgo cierto las propias estructuras sistémicas. La UE es el lugar donde se está desarrollando con mayor evidencia el conflicto entre el proyecto neoliberal y los derechos laborales (y humanos), fundamentalmente porque es el área donde más avanzó el estado del bienestar y la institucionalización de los derechos sociales y laborales. En un escenario tan adverso para el cumplimiento de sus compromisos ambientales y laborales, la UE negocia con Estados Unidos la firma de un tratado de libre comercio, el TTIP. Históricamente, este tipo de tratados entre actores económicos (y sociales) tan importantes modifica de manera muy significativa la dinámica socioeconómica, no 45. Asumiendo la suposición de que las emisiones importadas en 2004 (para las que se han obtenido datos) se han mantenido constantes en el futuro.

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ESFeres Estudios 14

solo de los actores interesados, sino de todo el conjunto de la economía y sociedades mundiales. Por tanto, de los efectos que el TTIP pueda tener sobre los compromisos ambientales y laborales de la UE dependería el futuro global. Los compromisos ambientales de la UE para el futuro se centran en la lucha contra el cambio climático, concretamente en la mitigación de este fenómeno, además de compromisos internos relacionados con la eficiencia energética y la cobertura de energías renovables. El compromiso al que llegó la UE en el seno del Protocolo de Kioto fue el de disminuir sus emisiones un 8% de media en el periodo 2008-2012 respecto al nivel de 1990. Posteriormente se comprometió, primero internamente y más tarde en el proceso de negociación internacional de la Conveción Marco de NN.UU. (CMNUCC), a reducir sus emisiones un 30% en 2020. Finalmente, en mayo de 2014, anunció que reduciría sus emisiones de CO2-eq un 40% en 203046.

Tabla 9. Emisiones de CO2-eq en los escenarios pre-TTIP y con TTIP (M t CO2-eq y % sobre el año de referencia, 1990)

Emisiones importadas en bienes Pre- Emisiones Nuevos gasoductos PCI TTIP Emisiones Arenas bituminosas añadidas Emisiones Arenas bituminosas sustitutas Emisiones gas de esquisto (15 años) Emisiones fugas gas de esquisto (15 years) Emisiones GNL sustituye gas ruso Inferior

Con Emisiones GNL sustituye gas ruso Superior TTIP Emisiones Reducción exportaciones (Capaldo) Emisiones Escenario conservador exportaciones (CE) Emisiones Escenario ambicioso exportaciones (CE)

(M t CO2/ año)

(+%) 1990

939

16,69

48,36

0,86

143,74

2,55

27,06

0,48

1.597,87

28,40

2,263,65

40,23

23,24

0,41

34,86

0,62

-78,10

-1,51

1.182,96

22,85

2.051,89

39,64

Fuente: elaboración propia a partir de Eurostat

46. Para lograrlo se autoimpuso también un objetivo del 27% del suministro de energía mediante energías renovables. http://europa.eu/rapid/press-release_SPEECH-14-50_en.htm

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Discusión sobre escenarios con TTIP

En el escenario con TTIP nos encontramos con un aumento de emisiones de CO2prácticamente generalizado para cada uno de los apartados considerados. La significativa introducción de arenas bituminosas, la explotación (y las fugas de metano asociadas) del gas de esquisto mediante fractura hidráulica, la sustitución del gas ruso importado por gasoductos por la UE por GNL del otro lado del Atlántico, y el aumento de las exportaciones de bienes provocan un aumento de las emisiones. Únicamente en el caso de que se cumplieran las estimaciones de Capaldo de una reducción de las exportaciones y no se dieran ninguna de las otras consecuencias de la firma del TTIP en relación con la energía contempladas, las emisiones descenderían. En el resto de los casos, se produciría un aumento considerable, de hasta 6.092,01 M t (+210,11%) más en 2030 que el nivel actual, y de 8.248,91 M t (+344,36%) respecto al compromiso de la UE en 2030. eq

Tabla 10. Aumento de emisiones de CO2-eq respecto al nivel actual y al compromiso de 2030.

Aumento (M t) Aumento (%) Diferencia compromiso 2030 (M t)

Diferencia compromiso 2030 (%)

6,092.01 210.11 8.247,84

344,33

Fuente: elaboración propia

Algunos de los efectos de la entrada en vigor del TTIP serían muy probablemente incompatibles con el cumplimiento de los compromisos climáticos de la UE en 2030, incluso en el supuesto de que el gas sustituyera una parte importante de los consumos energéticos europeos y se convirtiera realmente en un combustible de transición, algo que hasta el momento no solo no ha conseguido sino que no va ni siquiera camino de ello (Bacheva-McGrath et al., 2015). Estos efectos a los que nos referimos serían, por una parte, la explotación del gas de esquisto, como consecuencia de su combustión y las fugas inherentes al proceso; por otra parte, el aumento de las exportaciones europeas en un escenario ambicioso47 como el que dibuja la propia Comisión Europea; y finalmente, la sustitución del gas procedente de Rusia (total o parcialmente) por GNL transportado en buques desde grandes distancias. En el caso del gas de esquisto, su explotación supone una disminución de la eficiencia energética debido a las menores tasas de retorno energético (TRE) de este combustible respecto al gas convencional (por ejemplo) y a las fugas de metano. Lo mismo ocurre con el uso de GNL de procedencia lejana, que requiere más energía en su ciclo de vida que el gas utilizado actualmente. El apartado de las exportaciones nos remite necesariamente al modelo de metabolismo social. 47. También el escenario conservador de la CE es altamente negativo para el clima, como se puede observar en la Tabla 9.

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En la Figura 5 se puede observar la estimación de las emisiones de GEI hasta el año 2030. Se trata de una traducción gráfica de la Tabla 9, de la que se pueden extraer los datos numéricos para entender mejor la figura. La estimación de las emisiones en 2030 parte de la suma de las emisiones actuales internas en la UE más las emisiones importadas en los bienes, estimadas a partir de las de 2004 (color azul). También aparecen de manera independiente (color rojo) las emisiones internas de la UE. Cada una de las rectas que parten de ese punto actual se proyecta hacia el futuro (2030) de manera lineal48 hasta llegar a las emisiones estimadas en 2030. La gráfica es una representación de las estimaciones de cada concepto considerado en 2030, como suma de cada uno de ellos, que resulta en un abanico de posibilidades, y la distancia con los compromisos climáticos de la UE en 2020 y en 2030 (color verde). Por ejemplo, la estimación de emisiones del escenario ambicioso de la Comisión Europea para el comercio (color naranja) aparece en la gráfica sumada a las estimaciones de las que aparecen debajo de ella: las emisiones actuales más las estimadas para los planes de la UE (color morado) y las emisiones derivadas de las fugas de la explotación del gas de esquisto (color azul celeste).

Figura 5. Estimación de emisiones de CO2-eq en escenario con TTIP 2030. (M t CO2-eq) 14.000 12.000 10.000 8.000 6.000 4.000 2.000

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019 2020 2021 2022 2023 2024 2025 2026 2027 2028 2029 2030

0

Int + Import.

Int + Imp + Planes

Shale Gas combustion emissions (15 years)

Internas

Shale Gas leakages emissions (15 years)

Emissions LNG instead russian gas Sup.

PK y Compr.

Ambitious trade scenario EC

Emissions Adding Tar sands

Trade reduction Capaldo

48. Los cálculos se han realizado fundamentalmente para el horizonte 2030. El tipo de curva que sigue cada concepto hasta llegar a dicho horizonte no ha sido objeto del estudio.

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Discusión sobre escenarios con TTIP

4.2. Compromisos energéticos Un metabolismo, que forma parte de las economías del “capitalismo avanzado”, que genera unos residuos gaseosos de origen energético crecientes es un metabolismo gradualmente ineficiente. Considerando que el aumento de las exportaciones fuera de las fronteras de la UE (tal y como estima la Comisión Europea en sus escenarios) supone un crecimiento del número de movimientos comerciales y de su distancia, se produciría un incremento de la energía utilizado por el metabolismo, lo que contravendría los objetivos de eficiencia energética de la UE, que establecen que la UE debe mejorar su eficiencia en un 20% en 2020 respecto a la tendencia de consumo actual. Este aumento del consumo de energía por parte del metabolismo europeo también sería contraproducente. En términos cuantitativos globales, dificultaría enormemente que las energías renovables pudieran cubrir el 27% de la energía utilizada en la UE en 2030, debido a que el crecimiento de producción renovable debería incrementar su ritmo de implantación a unos niveles muy elevados para alcanzar dicho porcentaje. Pero también en términos cualitativos se encontraría con un problema, ya que la energía añadida sería de procedencia fósil, no renovable. En lo relativo a la eficiencia energética, ni el aumento de las exportaciones fuera de la UE (como ya ha sido explicado), ni la entrada de arenas bituminosas, ni la explotación del gas de esquisto mejorarían sus niveles actuales, sino al contrario y, por tanto, imposibilitarían el cumplimiento del compromiso interno de la UE del 20% de mejora. El grado de alejamiento del objetivo de eficiencia energética dependería de la combinación de los efectos de la aplicación del TTIP y del nivel de sustitución y/o adición de las fuentes energéticas actuales por los nuevos combustibles (arenas bituminosas y gas de esquisto). Como hemos comprobado anteriormente para el caso de las emisiones de CO2-eq , siendo negativa la sustitución de fuentes actuales por arenas bituminosas y/o gas de esquisto, tiene un efecto incluso peor para la eficiencia energética el proceso de adición de estos nuevos combustibles a los ya existentes. El aumento del consumo

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energético con fuentes mucho menos eficientes reduciría muy significativamente la eficiencia energética global del metabolismo europeo. El incumplimiento de los compromisos climáticos por parte del metabolismo europeo cumpliendo los compromisos energéticos, tanto de reducción del consumo y mejora de la eficiencia como de energías renovables, es un ejercicio de sobresaliente dificultad, por no decir que es imposible. La reducción del consumo energético de un metabolismo eminentemente fósil, combinada con la mejora de la eficiencia, aunque sea tan modestamente como un 20% del tendencial, y la introducción de más energías renovables, no emisoras de CO2-eq , implica necesariamente una reducción de dichas emisoras globales para un metabolismo como el estudiado. Sin embargo, el caso estudiado en lo referente al cumplimiento de los compromisos climáticos concluye que el escenario más probable en un futuro con TTIP sería de alejamiento de dichos compromisos. Para que esto se produzca, alguno, si no todos, los compromisos energéticos deberían incumplirse. Por tanto, los compromisos energéticos también se verían afectados de manera importante con la aplicación de este tratado de libre comercio.

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Discusión sobre escenarios con TTIP

4.3. Compromisos laborales Si para los indicadores y compromisos ambientales el aumento o disminución de las exportaciones europeas fuera de las fronteras de la UE tenían un efecto opuesto, para los indicadores y compromisos laborales el efecto varía sensiblemente. Mientras que en el supuesto defendido por el estudio de Capaldo, las exportaciones disminuirían con la aplicación del TTIP, este efecto se combinaba con un descenso del PIB, una pérdida de los ingresos derivados del trabajo, una pérdida de puestos de trabajo, una disminución de las rentas del trabajo en la economía europea, una disminución de los ingresos públicos, y una mayor inestabilidad financiera y aumento de desequilibrios. Hasta el momento, ante un escenario donde la UE, y fundamentalmente los países miembros de la periferia, en el que los indicadores económicos siguen una evolución similar a la descrita por Capaldo, las políticas adoptadas por las instituciones europeas han sido las denominadas de austeridad. Una de las herramientas principales de dichas políticas han sido las reformas laborales, que han disminuido el poder de los trabajadores y trabajadoras, de las rentas del trabajo y las garantías laborales frente a los intereses del capital empresarial y financiero. Estas políticas han llegado tan lejos como para provocar que los sindicatos griegos y españoles denunciaran ante la OIT la vulneración de los derechos de libertad sindical y de negociación colectiva (Clauwaert y Schömann, 2012). La insistencia en las políticas aplicadas en la actualidad ante una situación donde los indicadores siguieran una tendencia similar, y en algunos casos, peor, conduciría muy probablemente a la vulneración de derechos reconocidos por los convenios de la OIT, que han sido firmados por los países miembros de la UE y, sin embargo, en la mayoría de los convenios, no por los Estados Unidos 49. Si atendemos a las estimaciones del estudio encargado por la Comisión Europea en relación al potencial impacto del TTIP en la UE, las exportaciones, en los dos supuestos que se manejaban, experimentaban un crecimiento considerable. Para el escenario conservador en un 16,16% y para el escenario ambicioso en un 28,03%. Este aumento de las exportaciones también vendría complementado, según dichas estimaciones, por un insignificante aumento del PIB (0,27-0,48%) y por un aumento de los ingresos de algunos sectores económicos europeos, como el de los alimentos procesados, el automovilístico, el del transporte aéreo y marítimo, el de la maquinaria y las manufacturas, las finanzas, los seguros y la construcción. El efecto de estos indicadores económicos sobre los compromisos laborales de la UE no se puede considerar único. En el pasado, el crecimiento de los indicadores anteriores ha conducido a situaciones 49. http://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=NORMLEXPUB:10011:0::NO::P10011_DISPLAY_BY,P10011_ CONVENTION_TYPE_CODE:1,F

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ESFeres Estudios 14

diversas dentro de los países miembros, e incluso en el conjunto de la UE, en función de las decisiones políticas tomadas en cada momento. Si bien es cierto también que la propia arquitectura de la gobernanza de la UE, con un protagonismo evidente de la esfera económica, ha provocado históricamente, tanto desequilibrios regionales entre centro y periferia motivados por la confección de la unión monetaria (Lapavitsas, 2013), como desequilibrios entre el factor trabajo y el capital, a favor de este último, a partir fundamentalmente del Tratado de Maastricht. Esta tendencia política forma parte de un proyecto más global que ha ido conquistando también cierta hegemonía cultural en la sociedad occidental, que también estaba incluído en el fracasado intento de Constitución Europea, y que posteriormente se fue transformando y adoptando en las políticas de la Comisión Europea, favorece tanto la acumulación de poder por parte del centro europeo como del capital, crecientemente financiero. Por tanto, se puede concluir que un crecimiento de los indicadores económicos anteriores no conduce necesariamente a la garantía de los derechos laborales y de los compromisos adquiridos por los miembros de la UE con la OIT. Sería necesaria la elaboración de futuros estudios para analizar en profundidad los efectos combinados e interrelacionados entre variables, generales y particulares, que podrían parecer opuestas, como los que indican el crecimiento económico de un lado y el proyecto político neoliberal de otro, en un escenario potencial de la UE con TTIP.

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Conclusiones

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Las consecuencias de la firma y entrada en vigor de un tratado de libre comercio como el que se está negociando entre la UE y Estados Unidos, el TTIP (y sus gemelos como CETA y TISA), además de a los ámbitos meramente económicos alcanzarían y afectarían negativamente las esferas ambiental y social. Con el TTIP en funcionamiento, el metabolismo energético de la UE sería todavía más ineficiente e insostenible que en la actualidad, y se alejaría todavía más del cumplimiento de los compromisos adquiridos por la UE en materia de cambio climático y eficiencia energética. Debido al importante lugar (tanto cualitativo como cuantitativo) que ocupa el metabolismo europeo en el funcionamiento del metabolismo global, un comportamiento más insostenible de aquél significaría el agravamiento de la evolución insostenible de éste. El tratado bajo negociación secreta no solo forma parte de un proyecto político, junto con el resto de planes de la UE (Plan Juncker, Energy Union, Project of Common Interest, Project Bond Initiative), liderado por las sucesivas comisiones europeas, sino que tiene además el mismo tipo de consecuencias ambientales y sociales. Dicho proyecto político, que se podría denominar neoliberal, se comprueba incompatible con los compromisos de la UE respecto a cambio climático, eficiencia energética, y derechos laborales y de trabajadores y trabajadoras. Asimismo, el proceso de progresiva financiarización de la economía es facilitado por las condiciones conocidas del tratado a través de ejemplos tan paradigmáticos como el de la creación de un mercado global del gas, al estilo del mercado del petróleo. Tanto la ficción energética y económica de la extracción de gas de esquisto mediante fractura hidráulica como las elevadas tasas de rentabilidad financiera procedentes de la construcción de grandes infraestructuras (gasoductos, plantas de regasificación y de licuefacción, megabuques), así como la misma creación de productos financieros más o menos complejos con los que especular, inciden en el modelo de financiarización económica que tantos problemas ha causado en los últimos años a las políticas de garantía de las necesidades básicas de las personas, a la calidad democrática, y al cumplimiento de compromisos ambientales y sociales. Los tratados de libre comercio como el TTIP, que se está negociando con altas dosis de opacidad y ausencia de fundamentos democráticos, formarían parte de los intentos de los poderes económicos de alejarse del foco democrático mediante diversos instrumentos. En el presente estudio se han detectado al menos tres. En primer lugar encontramos la acción combinada de la deslocalización de la producción industrial y la medición de los indicadores ambientales únicamente en el interior de las fronteras de la UE. De esta manera se obvian las consecuencias del metabolismo social europeo como actor real de la economía en el metabolismo global, fuera de las fronteras al igual que en el interior. El caso de las emisiones de CO2-eq se podría identificar como uno de los paradigmas de la ausencia de rigor en el análisis de los efectos de la UE a nivel global, en el ámbito ambiental más concretamente.

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En segundo lugar se detecta la creación de nuevas super-estructuras o instituciones que se alejan del control democrático, como en el caso de los “tribunales” privados (investorstate dispute settlement - ISDS) en los que las empresas pueden demandar a los estados en virtud de los supuestos derechos adquiridos por éstas en relación con los beneficios potenciales de su actividad. El conflicto se da cuando los cambios legislativos realizados por los países puedan alterar la previsión de obtención de beneficios de empresas que ya estén actuando en dichos países, o incluso que tenga previsto actuar en ellos. Y finalmente, la generación de nuevas corrientes ideológicas con vocación de hegemonía en las que los compromisos ambientales y laborales aparezcan como algo propio del pasado, algo viejo y anticuado. La confrontación aparente que fuerza el poder económico dominante se presentaría entre el crecimiento económico, en un momento de empobrecimiento generalizado de la población, y las limitaciones de la protección ambiental y laboral. Si se identifican los compromisos ambientales y laborales con los obstáculos a la prosperidad y el bienestar de la sociedad, y consiguen el consentimiento implícito de la opinión pública, el control democrático del poder económico sería más difícil. De estas maneras, el TTIP se estaría utilizando para socavar la posibilidad futura de que los compromisos ambientales y laborales siquiera existieran o tuvieran la legitimidad social mayoritaria. No tanto desde un punto de vista del análisis concreto de sus consecuencias particulares sino más bien como por su propia naturaleza, reglas, instrumentos, mecanismos y capacidad de articular demandas de los poderes no democráticos.

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