Story Transcript
Incidencia de la deforestación en los recientes desbordes de ríos y arroyos en el norte de la provincia de Salta Durante los acontecimientos de dominio público con relación a la rotura de puentes, desbordes de ríos y derrumbes de sus márgenes que causaron un severo daño social y económico en la provincia de Salta, Greenpeace relevó secuencias de imágenes satelitales multitemporales, consultó a expertos y lugareños, y realizó sobrevuelos en la zona, a los efectos de emitir una opinión respecto de la incidencia de la deforestación (entiéndase esta como tala y desmonte) en los procesos meteorológicos y físicos que generaron esta tragedia. Pero antes es necesario enumerar algunas consideraciones respecto del rol de nuestra organización en el análisis de una situación de este tipo y de cuáles fueron los pasos dados para arribar a la opinión finalmente emitida. 1.- El vínculo deforestación-inundaciones no es nuevo en el discurso de las ONGs defensoras de los recursos naturales. Dado que nuestra organización pone en consideración permanentemente el servicio de regulación hídrica que proveen los bosques a la sociedad en su conjunto y de allí un motivo más para evitar su uso irracional, es que nos interesa sobremanera, ante la aparición de eventos de desequilibrio hídrico, constatar en los hechos sus causantes. Por tanto siempre que aparece el fenómeno de las inundaciones indagamos si en ese caso particular hay relación con el disturbio de la deforestación. 2.- En las inundaciones de la ciudad de Santa Fe (2002) fue la Universidad Litoral la encargada de emitir un Informe en el que aseguran que la falta cobertura boscosa en la cuenta del Río Salado fue un factor agravante de inundaciones trágicas que se vivieron producto de un año con promedios precipitación muy por encima de lo normal. (1)
del de las de
3- El Noroeste argentino recibió un nivel de precipitaciones inusualmente elevado, el cual es atribuible a la presencia del fenómeno La Niña y al cambio climático global que está generando con mayor frecuencia precipitaciones intensas en la región, por lo que los especialistas han señalado que las obras de infraestructura en la
Argentina están diseñadas para un clima del pasado y no para hacer frente al clima presente y del futuro. 4.- En términos de su trabajo de campo Greenpeace, a través de la Campaña de Biodiversidad, monitorea esta zona desde hace diez años. Particularmente, por los recientes casos, realizó un sobrevuelo a principio de enero luego de la caída del puente sobre el río Seco (el 31 de diciembre), y otro en abril sobre la cuenca del río Tartagal. A la vez se realizaron entrevistas con técnicos calificados, geólogos y lugareños, a los efectos de recabar información más precisa. El resultado de estas consultas nos llevan a afirmar que existen tres razones combinadas para lo que sucedió: la falta de mantenimiento, las lluvias excesivas (vinculadas al cambio climático) y la deforestación, entendida ésta como la combinación de la actividad de tala selectiva (gran parte de la cual es ilegal) en las zonas de serranía aguas arriba de los eventos y, los desmontes (transformación de la cobertura forestal nativa a monocultivos agrícolas) en particular aguas abajo, a excepción del caso de la cuenca del río Seco donde se observan desmontes aguas arriba del puente destruido por el aluvión.
•
CONCLUSIONES
El análisis ambiental nos lleva a tres variables críticas que las autoridades deben considerar en la planificación estructural y el ordenamiento territorial a partir de ahora. En primer lugar, La Niña: período de mayores lluvias; en segundo lugar, Cambio Climático: mayor frecuencia de precipitaciones intensas; y por último, Desmontes: menor capacidad para retener el agua. Según las últimas mediciones del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), las precipitaciones fueron más del doble promedio para el mes de marzo (191,5 milímetros frente a 407,3 de marzo 2006). Los expertos indican que hay una sumatoria del fenómeno natural de La Niña (mayores lluvias en el Norte) y el cambio climático (mas frecuencia de lluvias intensas). (2) La relación emisiones de gases de invernadero–desmontes es muy clara y las publicaciones citadas indican el siguiente vínculo para Argentina (3) y el Amazonas (4): En el caso local, los desmontes en la región chaqueña han convertido a este ambiente en un emisor neto de CO2 y da cuenta del aporte de los desmontes en Argentina en comparación con la industria y el transporte. A su vez, los desmontes no sólo generan las condiciones para que se produzcan las inundaciones al perderse la cobertura vegetal de los suelos sino que además contribuyen con emisiones de gases que incrementan el cambio climático. Los desmontes en la región del parque Chaqueño en Argentina contribuyen en la
emisión de gases de efecto invernadero casi al mismo nivel que la industria en el ámbito nacional. (5) En cuanto al Amazonas (sin incluir desmontes en El Cerrado), la cifra revela que los desmontes allí equivalen a 4 veces las emisiones anuales que provocan todas aquellas vinculadas a combustibles fósiles en el mundo a la tasa actual, convirtiéndose así en la principal emisora de CO2 a nivel global. (6) El documento puede verse en la revista New Scientist: “La destrucción del 40% del bosque nativo, con esta misma tasa, puede liberar 32 mil millones de toneladas de dióxido de carbono, el equivalente a más de cuatro años de emisiones mundiales a la tasa actual.” Otro sitio dedicado a la ciencia informa lo siguiente sobre el mismo documento: “Los árboles y la vegetación que han sido talados o arrasados, liberarán un caudal de dióxido de carbono (CO2), el gas que las plantas almacenan como proceso natural en su crecimiento. Eventualmente, entre 24 a 40 mil millones de CO2 se liberarán a la atmósfera por la pérdida del 40 % de los bosques nativos, advierten los investigadores. Comparativamente, las emisiones globales de CO2, provenientes de la quema de combustibles fósiles, gas o carbón, son de aproximadamente 7 mil millones de toneladas. La destrucción del bosque tendría también amplias repercusiones en el sistema climático regional y global, que están relacionados con los ciclos de temperaturas y precipitaciones de gran parte de la región amazónica.” Para Eduardo Piacentini, director del Departamento de Cambio Global del Servicio Meteorológico Nacional “la gradual tala de bosques en las regiones subandinas de Salta colabora para que los terrenos no tengan absorción de agua.” La función de los bosques como regulador hídrico está clara (el consenso técnico al respecto es muy sólido: Brown, Saravia Toledo, Neuman, Adamoli, Morello) y puede verse a ambas márgenes del Río Seco, tanto desmontes como tala selectiva, aguas arriba de donde se rompió el puente. Efectivamente, puede observarse que en el año 1984 no había desmontes allí y su aparición es posterior a esta fecha. La tala selectiva y la apertura de picadas madereras o petroleras se han incrementado. En el caso del río Seco, cuya cuenca supera diez veces a la del río Tartagal, existe además una intensa actividad petrolera cuyos impactos son cuestionados negativamente por técnicos y pobladores de la zona. En relación a su incidencia en el aumento de la erosión, Greenpeace pudo constatar que existen picadas en las laderas que, con las altas precipitaciones, se convirtieron en cauces ocasionando aumento de cárcavas, a la vez que se observó la apertura de caminos en terrenos frágiles de las Yungas, que facilitan el furtivismo.
• Los bosques como reguladores hídricos en la cuenca del río Tartagal La vegetación natural es esencial para mantener el control de agua y suelos local y regionalmente. Los bosques estabilizan el suelo, previniendo de esta forma los deslizamientos de tierras y preservando además las costas y las riberas. La falta de vegetación, conduce a la erosión que aumenta la cantidad de sedimento acumulado en las vías acuáticas locales (ríos y arroyos). En tierra, los sistemas de raíces de la vegetación natural, dirigen el movimiento vertical y horizontal de las aguas al aumentar la permeabilidad del suelo. Dado que el agua de lluvia se filtra en el suelo a mayores profundidades donde hay vegetación, el ritmo con el que el agua se escurre hacia la cuenca local está controlado. Como resultado de esto, los arroyos de las Selva de Yungas no se secan durante las sequías y las inundaciones se minimizan durante la época de lluvias. El servicio de control de inundaciones y corrientes que proporciona la vegetación es extremadamente importante en áreas subtropicales como las Yungas. Si el sistema natural no es alterado previene la erosión de los ríos, pendientes montañosas y llanuras inundables bajas, evitando así la pérdida de tierras y propiedades. En la cuenca alta del río Tartagal hubo y hay tala: muy claramente se observan caminos madereros en las divisorias de agua, donde existe una alta pendiente (entre 20º y 45º). En la parte baja de la cuenca y directamente sobre las márgenes del río, existen 3166 hectáreas desmontadas, lo que supera tres veces la superficie de la ciudad de Tartagal. Con la tala en sus cabeceras, y los desmontes en la parte baja, se produjo un grave desequilibrio del nivel de base del río. El río con desmontes tan próximos, sin adecuados corredores riparios, sin vegetación que detenga el agua y favorezca el depósito de sedimentos, tomó condiciones de anegamiento, en un desmonte de 600 hectáreas, antes de su natural desembocadura en los Bañados de Tacuruzal. Como respuesta a ese desequilibrio, el Río Tartagal erosiona hacia sus cabeceras, en un comportamiento que se denomina erosión retrocedente. Al aumentar su capacidad erosiva aguas arriba, hay mayor capacidad de carga y mayor cauce incrementado por las precipitaciones, esto encadena procesos de remoción de la cobertura vegetal en sitios de aguda pendiente, donde ya se había extraído. El río erosiona en busca de un nuevo perfil de equilibrio. Algo así como colocar un tapón en una manguera por la que corre agua, haciendo que la fuerza erosiva del agua haga sentir sus efectos aguas arriba del disturbio. Finalmente, Greenpeace observa que Argentina se encuentra en estado de emergencia forestal: sus bosques nativos se encuentran severamente degradados y requieren un manejo que propicie su recuperación.
Evitar que llueva más no será posible, pero sí actuar para controlar las vías de acceso y la tala selectiva en las zonas de pendiente, detener el robo de madera de los cerros y aplicar una urgente moratoria a los desmontes de un mínimo de dos años para establecer un plan de ordenamiento territorial que no solo resguarde nuestros últimos bosques sino que arroje datos útiles de planificación para la producción agropecuaria y las urbanizaciones que permitirán en el futuro minimizar el impacto de niveles inusuales de precipitaciones que año tras año pueden volverse habituales debido al cambio climático.
Frente al cambio climático, el rol de los bosques como reguladores hídricos se torna mucho más vital; y resulta estratégica su conservación y planificación del manejo. Abril de 2006 Campaña de Biodiversidad Greenpeace Argentina
Referencias: (1) “Inundaciones en Santa Fe: Mirando hacia el futuro”, Fundación HABITAT & Desarrollo y Centro de Información de las Naciones Unidas http://www.habitatydesarrollo.org.ar/NoticiasVer.php?IdNoticia=17 (2) "La Niña y el cambio climático, los culpables”. Vicente Barros, investigador superior del CONICET y miembro del Centro de Investigación del Mar y la Atmósfera.(La Nación, 6 de abril, 2006, p. 21) (3) http://www.medioambiente.gov.ar/archivos/web/UMSEF/File/volumen_biomasa_carb ono.pdf (4) http://www.forbes.com/finance/feeds/afx/2006/03/22/afx2614424.html (5) Informe presentado ante la Conferencia de las Partes del Protocolo de Kyoto sobre Cambio Climático, "El Cambio Climático y la Agenda Local", noviembre 2004, Foro del Buen Ayre htttp://www.foroba.org.ar/espanol/documentosCOP10FBA.htm (6) Nature, Vol. 440, p 520.