Informe RAÚL CASTRO, REFORMADOR O IRREFORMABLE?: LO QUE MUESTRAN LAS PRUEBAS 30 de septiembre de 2016

Informe RAÚL CASTRO, ¿REFORMADOR O IRREFORMABLE?: LO QUE MUESTRAN LAS PRUEBAS 30 de septiembre de 2016 La reinserción “capitalista” de Cuba en la merc

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Informe RAÚL CASTRO, ¿REFORMADOR O IRREFORMABLE?: LO QUE MUESTRAN LAS PRUEBAS 30 de septiembre de 2016 La reinserción “capitalista” de Cuba en la merca economía mundial y su apertura al turismo occidental desde el fin de la ayuda masiva de la Unión Soviética en 1989, llevó a muchos a pensar que “el intercambio” o la interacción normal con la dictadura militar que gobierna ese país podría fomentar su reforma económica y política. La esperanza de que se harían “reformas” se vio reforzada por la se introducción paulatina de medidas selectivas –en su mayoría económicas- a partir de que Raúl Castro asumiera el poder en Cuba el 31 de julio de 2006. Esta idea, aplaudida por gran parte de la comunidad internacional, ha dado lugar a que incluso las mayores democracias del mundo le otorguen al régimen cubano amplia impunidad, legitimidad e incluso apoyo. Sin embargo, luego de un cuarto de siglo de política de interacción y de casi un decenio de las denominadas “reformas” —obviamente ya estancadas— no han generado un empoderamiento significativo de la población cubana. Aunque los Castro cambian a conveniencia el uniforme militar por trajes capitalistas, Cuba sigue clasificada como uno de los países menos libres del mundo (véase https://freedomhouse.org/report/freedomworld/2016/cuba) y presenta un grado de usurpación de derechos civiles, políticos y económicos que tiene pocos precedentes históricos. En la actualidad, el todopoderoso Estado cubano todavía controla la mayoría de los medios de producción y el grupo empresarial de las fuerzas armadas ha ampliado su dominio sobre el capital y los recursos. Los derechos individuales –entre otros, la propiedad privada- son aberraciones según lo estipulado en la Constitución y las agrupaciones de la sociedad civil, comprendidos los sindicatos independientes, siguen proscritas. Prevalece el sistema comunista de partido único, el vasto aparato represivo y la policía política siguen ejerciendo un dominio totalitario y, en vez de atenuarse, se han actualizado y reforzado las viejas leyes estalinistas. Todos los medios de comunicación siguen en manos del Estado y el acceso a Internet está sumamente limitado. En la esfera internacional, Cuba ha reforzado sus alianzas políticas y económicas con regímenes totalitarios, autocráticos o terroristas – Corea del Norte, Irán, Rusia, China, Siria, Angola, Guinea Ecuatorial y Arabia Saudí, así como con Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, países latinoamericanos que marchan con la influencia y participación de Cuba hacia la neocomunista “alternativa bolivariana” conocida como “socialismo del siglo XXI”. Mientras la atención de la prensa mundial se centra en las “oportunidades” de negocio que ofrece una Cuba “en vías de cambio” y en las estrellas de Hollywood divirtiéndose en La Habana, la triste realidad es que desde que Raúl Castro accedió a la presidencia, la represión y la persecución de los activistas de derechos humanos y opositores pacíficos se han recrudecido, tanto en alcance como en crueldad. Agentes del estado los atacan con saña, incluyendo a las mujeres, evitan que se reúnan y confiscan sus pertenencias y computadoras. Liquidar o desaparecer a algunos de los que estorban es, trágicamente, parte del arsenal de control. Parece obvio claro que interactuar sin condiciones con el régimen criminal cubano, obsequiándole impunidad, legitimidad y ayuda, refuerza el modelo totalitario que suprime los derechos de los cubanos y erosiona la libertad y la seguridad mundiales. EL RECORD HISTORICO: RAUL CASTRO, UNA MAQUINA DE MATAR Nada en el historial de Raúl Castro denota una actitud reformista salvo para cambiar tácticas a conveniencia. Su comportamiento pasado y presente es consistente con el empeño de mantenerse en el poder a toda costa y usando todo método disponible. Raúl Castro, comunista de larga data, ha sido responsable directo de crímenes sistemáticos de lesa humanidad, primero como Jefe de las Fuerzas Armadas y segunda figura del régimen hasta julio de 2006 y, desde entonces, como “máximo líder”, los diez últimos años. Archivo Cuba ha compilado

 

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informes sobre miles de asesinatos y desapariciones forzadas cometidos por los hermanos Castro y sus agentes desde los inicios de la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. Esos informes demuestran que, en realidad, la carrera criminal de Raúl Castro comenzó muy temprano. En 1956, mientras estaba exiliado en México, fue el presunto autor de la muerte de un antiguo camarada. Durante la lucha revolucionaria en las montañas, ordenó o participó de la ejecución de numerosos desertores y supuestos informantes (“chivatos”). Luego, en cuanto las fuerzas revolucionarias controlaron el poder el 1ro de enero de 1959, planeó y organizó, junto con Fidel y el Che Guevara, la ola de terror cuyo objetivo era amedrentar y someter a la población. Puesto al mando de la provincia de Oriente, hizo fusilar a cientos de hombres por el único delito de haber llevado el uniforme de la Policía Nacional o las Fuerzas Armadas constitucionales. En un solo día, el 12 de enero de 1959, hizo ejecutar sin juicio previo a 71 hombres en la ciudad de Santiago de Cuba. Durante toda la noche, grupos de reos fueron alineados ante una fosa en la colina de San Juan y acribillados por un pelotón de fusilamiento. Cuando cesó la masacre, una motoniveladora cubrió la fosa común. Entre las víctimas de aquella noche estuvo Benito Cortés Maldonado, un policía y piloto, ciudadano estadounidense de ascendencia puertorriqueña, que había ingresado en la policía al cumplir la mayoría de edad. Aunque había servido en el cuerpo bajo la dictadura de Batista, era conocido por su estricto cumplimiento del deber y por no haber cometido ningún delito. Pero fue arrestado, bajo una falsa acusación de haber violado a una mujer, y condenado a muerte. Dejó una Benito Cortés viuda y cinco hijos. Vea el testimonio en video del sacerdote católico Jorge Bez Chabebe sobre el fusilamiento en masa de 71 hombres, ordenado por Raúl Castro en Santiago de Cuba el 12 de enero de 1959. https://youtu.be/MS60-myaU3g (9:03 minutos). Como Ministro de Defensa, los crímenes de guerra también forman parte del amplio currículo de Raúl Castro cuando era. Durante la sublevación del decenio de 1960 contra el Castro-Comunismo, las Fuerzas Armadas fusilaban a los prisioneros in situ o les prendían fuego. El rastro de sangre de Raúl se extiende también más allá de Cuba: En Angola, ordenó que se realizaran ataques contra poblaciones civiles, según se informa, incluso con armas químicas. Lo que es más, ordenó el 26 de febrero de 1996, aviones MIG de la Fuerza Aérea a derribar en el espacio aéreo internacional a tres avionetas civiles desarmadas de una agrupación humanitaria estadounidense. Dos ellas fueron abatidas y cuatro hombres murieron en el ataque, tres de ellos ciudadanos estadounidenses: Armando Alejandre, Mario de la Peña, Carlos Costa y Pablo Morales. Los crímenes que Raúl Castro ha cometido contra civiles indefensos, incluso contra niños, no tienen precedente ni siquiera en las más sangrientas dictaduras de América Latina. Durante décadas, un gran número de cubanos han sido asesinados sistemáticamente por las tropas guardafronteras cuando intentaban huir de la isla por mar, a través de alguna embajada o hacia la Base Naval Estadounidense de Guantánamo. Es ridículo preguntarse si él lo sabía o no. En primer lugar, los hermanos Castro controlan todo. Segundo, en 1994, la prensa oficial cubana mostró imágenes de Raúl mientras condecoraba a dos francotiradores de las tropas guardafronteras que habían matado a dos jóvenes, Iskander Maleras y Luis Ángel Valverde, que trataban de llegar a nado a la base estadounidense de Guantánamo el 19 de enero de 1994. Y hasta el día de hoy, nada ha cambiado allí: Hoy, la base sigue rodeada de un campo minado y guardias cubanos que tiran a matar.

 

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LAS VÍCTIMAS DE RAÚL CASTRO DE JULIO DE 2006 A LA FECHA Desde que Raúl Castro tomó las riendas de Cuba el 31 de julio de 2006, hasta el 15 de septiembre de 2016, Archivo Cuba ha registrado 213 casos de muerte o desaparición por motivos políticos. (Véase http://cubaarchive.org/home/images/stories/truth%20and%20memory/2015_Human_Toll_of_Raul_Castr os_Rule.pdf, informe en inglés.) Se piensa que la cifra real de víctimas es varias veces superior, ya que el envío de informes desde Cuba está sumamente limitado. En los últimos diez años, 12 defensores de derechos humanos han fallecido o desaparecido, algunos evidentemente asesinados por autoridades y otros en circunstancias que generan sólidas sospechas de tratarse de ejecuciones extrajudiciales por agentes del Estado. Otros opositores han sido amenazados de muerte y algunos han sido víctimas de “accidentes” sospechosos. (Ver informe en el 2012 (en inglés), http://cubaarchive.org/home/images/stories/cases_strange_accidents.pdf, sobre el cual Archivo Cuba ha recibido más testimonios posteriores.) Debido a que todos los centros de salud en Cuba son del estado y que cuando defensores de derechos humanos recurren a tratamiento médico se suscita una gran presencia de agentes de la Seguridad de Estado, muchos temen hacerlo. Conocidos activistas de derechos humanos y dirigentes de la oposición pacífica Laura Pollán, de 63 años de edad, dirigente del mundialmente célebre grupo de derechos humanos Damas de Blanco, murió el 14 de octubre de 2010 en el hospital Calixto García de La Habana rodeada de una nutrida escolta de agentes de la Seguridad del Estado. Laura enfermó repentinamente y no se diagnosticar la razón; había recibido un pinchazo durante un ataque de una turba pro gubernamental. Anteriormente había sido víctima de un accidente automovilístico deliberado. (Ver Atentado a Laura Pollán, en https://www.youtube.com/watch?v=qUS_b97RcKg, especialmente el minuto 5:27. )Hay fundadas sospechas de que su muerte fue una ejecución extrajudicial por envenenamiento o agente biológico. Durante más de un año, otras militantes de las Damas de Blanco habían desarrollando dolencias al ser pinchadas con agujas por partidarios del régimen. El activista de derechos humanos y ex preso de conciencia Juan Wilfredo Soto, de 46 años de edad, murió el 8 de mayo de 2011 en un hospital de Santa Clara tras haber sido brutalmente golpeado por cuatro policías. Los golpes le dañaron gravemente el páncreas y le causaron lesiones renales. El dirigente opositor cubano Oswaldo Payá, de 60 años, galardonado con el Premio Sajarov del Parlamento Europeo, y el activista de su movimiento Harold Cepero, de 32 años, murieron el 22 de julio de 2012 en un accidente automovilístico provocado por agentes de la Seguridad del Estado que se considera un crimen de Estado. Otros defensores de derechos humanos menos conocidos El ex prisionero de conciencia Miguel Valdés Tamayo, de 50 años de edad, murió el 10 de enero de 2007 en el hospital Julio Trigo de La Habana; según varias fuentes, su muerte fue inducida. Miguel tenía un padecimiento cardiaco (arritmia o funcionamiento cardíaco irregular), pero se le denegaba permiso para salir de Cuba a someterse a tratamiento. En cambio, un grupo paramilitar auspiciado por el gobierno le propinó una brutal paliza y fue objeto de reiteradas amenazas, detenciones e interrogatorios por parte de agentes de la Seguridad del Estado; en octubre de 2006, le dieron golpes en el pecho y la cabeza. En enero de 2007, fue ingresado en terapia intensiva por su padecimiento cardiaco, pero cinco días más tarde lo trasladaron a una sala ordinaria con otros pacientes. Tras negarle el agua durante dos días, los médicos ordenaron el traslado de todos los demás pacientes. Pronto se informó que murió de dos infartos de miocardio.

 

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El disidente Luis Ángel Lima Machado, de 47 años de edad, fue encontrado ahorcado en su casa de La Habana el 23 de octubre de 2007. Lima Machado padecía trastornos emocionales derivados del acoso constante de las autoridades. No hay prueba de que su muerte fuera un suicidio. Las autoridades informan de numerosos casos de presos que se han ahorcado, pero a menudo las circunstancias apuntan hacia posibles asesinatos. Al menos 52 suicidios se han reportado en las cárceles cubanas desde que Raúl Castro asumió el poder el 31 de julio de 2006 y se presume que son muchos más. El activista Liborio Borroto Monroe, de 65 años de edad, murió el 19 de noviembre de 2007 después de que una carretilla de caballos lo atropellara en su pueblo de Jatibonico, provincia de Sancti Spiritus. Horas antes, ese mismo día, tres militantes del Partido Comunista lo habían visitado para amenazarlo de muerte por haber colocado pegatinas con la palabra “cambio” en los muros de su casa; Borroto Monroe rechazó las amenazas y reiteró su compromiso con la lucha por los derechos humanos. El opositor Roberto Franco Alfaro desapareció el 20 de mayo de 2009 en La Habana. La policía política lo había amenazado con hacerlo desaparecer si no renunciaba a sus actividades disidentes. El 20 de mayo de 2009 (aniversario de la independencia de Cuba y nombre de su grupo de oposición), Franco Alfaro salió de su hogar para ir a pescar cerca desde la costa. Nunca regresó. Su esposa culpa al gobierno. Alberto Sigas Hernández, de 32 años de edad, desapareció el 5 de enero de 2010, mientras se hallaba detenido en Villa Marista, la Sede de la Seguridad del Estado, en La Habana. Sigas Hernández había sido agente de policía, pero rompió con el régimen y se unió a un grupo de derechos humanos. Agentes de la Seguridad del Estado lo acosaron en repetidas ocasiones y lo amenazaron con hacerlo desaparecer si no cesaba en su actividad opositora. Una mañana, Sigas Hernández salió de su casa para visitar a su madre y no se le vió más. Su esposa, embarazada de varias semanas, recibió tres días después una llamada de la policía del barrio en la que le informaron que su marido estaba detenido en la Sede de la Seguridad del Estado y que sería puesto en libertad en 48 o 72 horas. Pero nunca volvió y las autoridades negaron posteriormente que supieran de su paradero. (Vea el testimonio en video (4:10 minutos.) en español en: https://youtu.be/UCbC4URxo04 ). La activista de derechos humanos y ex presa política Daysi Talavera Ortiz murió en enero de 2011 en Matanzas tras haber sido atropellada por un automóvil en circunstancias misteriosas. El activista de derechos humanos invidente Sergio Díaz Larrastegui, de 54 años de edad, murió el 19 de abril de 2012 en el hospital Julio Trigo de La Habana. Sus compañeros activistas creen que fue asesinado. Díaz Larrastegui había sido expulsado de su trabajo y había recibido repetidas amenazas de la policía política por permitir que su casa sirviera de sede al Consejo de Relatores de Derechos Humanos. El opositor gozaba de buena salud cuando, de pronto, cayó muy enfermo. Al ingresar en el hospital le diagnosticaron una dolencia autoinmune del hígado con cirrosis hepática, causada por agentes químicos sin identificar (que podrían ser alcohol, grasas, medicamentos, virus o metales tóxicos). Diez días más tarde fue dado de alta sin tratamiento médico, pero tuvo una recaída y fue ingresado de nuevo en el hospital, donde falleció rodeado de agentes de la Seguridad del Estado. En mayo de 2014, Vicente Medrano Ramos, de 58 años de edad, fue degollado en su casa de Guantánamo. Era simpatizante de la UNPACU, un grupo de oposición pacífica que había reparado el tejado de su casa, dañado por el ciclón Sandy en 2012. Las autoridades lo habían amenazado de muerte porque expresaba públicamente su gratitud a los opositores por todo el pueblo. El crimen ocurrió en las proximidades de un cordón de seguridad que rodea la sede de UNPACU en Guantánamo. Asesinatos frecuentes de civiles que tratan de huir de Cuba Las autoridades cubanas siguen aplicando la práctica de larga data de impedir los intentos no autorizados de salida del país, considerados “ilegales”. Muchos son detenidos, pero algunos son asesinados, aunque esto ocurre ahora más esporádicamente que en el pasado. Entre las víctimas recientes figuran 18 personas que salieron de Cuba a bordo de una pequeña embarcación que zarpó de la Isla de la Juventud al amanecer del 1 de febrero de 2011. Veinticuatro días después, los

 

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guardacostas cubanos informaron que habían detectado un barco cerca de la costa de Pinar del Río, con un cadáver acribillado de balas, el de Wilfredo Peña Leyva. Entre los “desaparecidos” estaba Ariel García Fernández, de 42 años de edad. El joven de 32 años Diosbel Díaz Beoto, nacido en Cuba y residente en Italia, murió el 16 de diciembre de 2014 cuando los guardacostas cubanos hundieron la lancha en que navegaba frente a las costas de Matanzas con 32 pasajeros a bordo, entre ellos siete mujeres y dos niños. Díaz Beoto había viajado a Cuba con contrabandistas desde Ariel García Miami para recoger a su esposa e hijo, de 5 años de edad. Habiendo zarpado de Cuba al amanecer, una patrullera de las tropas guardafronteras les disparó y embistió la lancha durante dos horas, a pesar de los gritos de los pasajeros aterrorizados que pedían piedad. Díaz Beoto se encontraba en el punto exacto en el que la patrullera embistió la lancha antes de que ésta naufragara. Los supervivientes insisten en que la lancha estaba en aguas internacionales. El gobierno cubano declaró que se hallaban en aguas territoriales de Cuba y detuvo a los supervivientes para interrogarlos. Diosbel Díaz

Vea el trato agresivo que un grupo de balseros recibe por parte de las tropas guardafronteras cubanas en septiembre de 2016 http://yusnaby.com/balseros-filtran-video-persecucionguardacostas-cubanos/ Yurinieski Martínez Reina, de 30 años de edad, fue asesinado el 19 de abril de 2015 en una playa de Matanzas por un agente del Estado que disparó sobre un grupo de cinco hombres desarmados del que el joven formaba parte. Habían tratado de huir en una balsa de fabricación casera que los guardias ya estaban confiscando cuando llegó el jefe del servicio de contrainteligencia de la zona, un militar de apellido Rioseco, y empezó a disparar contra los cinco hombres. Dejaron el cadáver de Martínez Reina abandonado durante varios días y retiraron elementos probatorios para dificultar la identificación. Un tribunal militar condenó a Rioseco a 13 años de prisión por homicidio, pero involuntario, y no se ha podido verificar que esté cumpliendo la condena.

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