INTERVENCIONES DE LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS PARA REFERIRSE AL FALLECIMIENTO DEL ESCRITOR GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

INTERVENCIONES DE LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS FALLECIMIENTO DEL ESCRITOR GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ PARA REFERIRSE AL -EL C. PRESIDENTE SÁNCHEZ JIMÉNEZ:

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INTERVENCIONES DE LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS FALLECIMIENTO DEL ESCRITOR GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

PARA

REFERIRSE

AL

-EL C. PRESIDENTE SÁNCHEZ JIMÉNEZ: La Mesa Directiva y los grupos parlamentarios acordamos una ronda de intervenciones para referirnos al fallecimiento del escritor Gabriel García Márquez. Se concede el uso de la palabra a la senadora Layda Sansores San Román, del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo. -LA C. SENADORA LAYDA SANSORES SAN ROMÁN: Presidente, es lamentable rendir homenaje a García Márquez en este Senado, lo hubiesen evitado si no teníamos el interés y la voluntad para hacerlo con seis u ocho senadores presentes. Pero con mucho gusto participo en un homenaje que me nace profundamente. Murió García Márquez y estremeció el corazón del mundo y salieron a revolotear por todas partes las anécdotas de su vida y las mariposas amarillas. Y como sucede con todos los grandes, uno no sabe dónde termina la historia, dónde empieza la leyenda y en su vida personal nos queda claro como en su obra literaria se entrelazan ficción y realidad. Lo que no tiene un ápice de ficción es su congruencia para defender con dignidad y decoro su oficio de escritor. Lo que no tiene nada de ficción es la congruencia con sus convicciones ideológicas. Lo que no roza la ficción es la lealtad a sus afectos, a su familia, a sus amigos. Su presencia en Estocolmo en la ceremonia de entrega del Nobel de Literatura lo pinta de cuerpo completo, rompe el protocolo. Quién dictó que para recibir el Nobel hay que hacerlo de frac o de smoking……. (Sigue 3ª parte)

…rompe el protocolo, quién dictó que para recibir el Nobel hay que hacerlo de frac o de smoking, por qué no con el liquiliqui colombiano o con la guayabera tropical. Y fuera de lo acostumbrado pronunció un vigoroso discurso en defensa de los pueblos de habla hispana en América, “Su enorme congruencia, subrayado, es parte esencial de su grandeza”. Como escritor defendió su oficio como el mejor del mundo, desafió los designios paternales, y en tiempos difíciles encaró la pobreza. Paris, Barcelona, Nueva York habla de las penurias que vivió, que nominaron su vocación de escritor. En México, dicen, tuvo que empeñas su estufa para pagar el envío a la editorial del manuscrito de sus Cien años de soledad. Decía él que la fama perturba el sentido de la realidad y te conduce a la soledad, trató de escapar a sus tentáculos, no sé si lo logró a cabalidad, lo que sí consta es que García Márquez pintó su raya con el poder. La mayoría de los distinguidos intelectuales terminan seducidos, sucumben, encandilados al hombre que ejerce el mando, el boato, los privilegios, el dinero, el mundo de la diplomacia. Congruente como era nunca confundió lo de escritor con lo de político, sólo seres excepcionales como él, respetuosos de su oficio, declinan a formar parte del binomio que a tanto lastima la salud republicana, pero que desgraciadamente forma parte de esa deplorable tradición en México: político-empresario, empresario-político, escritor-diplomático o servidor público. Y estos últimos, como se dice en la jerga, terminan por ser intelectuales orgánicos, poniendo su talento al servicio del poder político, y congruente con su pensamiento ideológico permaneció al lado de los movimientos de izquierda. Conciliador, fue mediador en los esfuerzos de pacificación en países de América, firmó la

proclama de Canadá por la independencia en Puerto Rico, rechazó públicamente el bloqueo a Cuba, y honró su amistad con Fidel Castro. Alzó su voz contra el imperialismo, como si no fuera posible escribió otro destino que viviera a merced de los grandes dueños del mundo, y eso que pidió García Márquez en Estocolmo es lo que debería de pedir México, en lugar de arrodillarse. Solidaridad con nuestros sueños, como dijo él, y un respaldo legítimo a los pueblos que asumimos la ilusión de tener vida propia en el reparto del mundo. Aunque conviertan su humo, su cuerpo en humo García Márquez no podrá morir, le sobrevivirá su obra y su ejemplo de congruencia, será siempre vocero de Latinoamérica, a quien consideró una Patria grande con mayúsculas. América Latina, dijo, no tiene por qué ser un alfil sin albedrío ante las grandes potencias hegemónicas. Y que su voz sea de profeta, y que pueblos como el nuestro, y estas estirpes condenadas, como dijo él al final de su histórico discurso a Cien años de soledad, tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra. (Aplausos) -EL C. PRESIDENTE SÁNCHEZ JIMÉNEZ: Gracias, Senadora. -Se concede el uso de la tribuna a la Senadora María Elena Barrera Tapia, del Grupo Parlamentario del Partido Verde Ecologista. -LA C. SENADORA MARÍA ELENA BARRERA TAPIA: Compañeras y compañeros senadores: Las letras se encuentran de luto por la pérdida de dos grande productores e integrantes del círculo literario nacional y mundial, Gabriel García Márquez y Emilio Carballo. Gabriel García Márquez fue un escritor novelista, cuentista, guionista, editor y periodista, quien trascendió fronteras y denotó las características sociales de su tiempo. Gabriel García Márquez, el colombiano por nacimiento y mexicano de corazón, con su pluma característica de literatura fantástica y realista a la vez, con obras tan representativas de la sociedad hispanoamericana, como Cien años de soledad, El Coronel no tiene quien le escriba, Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos de cólera, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, entre otras. Por sus pinceladas literarias fue merecedor de múltiples distinciones y homenajes, entre los cuales México reconoció la magnífica retórica de este dramaturgo con el Premio Rómulo Gallegos en 1972 y Águila Azteca en 1982, año en que también se hizo acreedor del Premio Nobel de Literatura. Al recibir tal galardón su nombre quedó a la par con otros grandes literatos latinoamericanos, como Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Miguel Ángel Asturias, Octavio Paz y Mario Vargas Llosa. Lo hecho por Gabriel García Márquez en América Latina es único, porque echó agua a volar, la imaginación, tal como lo hace Remedios, la bella, que se va volando en Cien años de soledad, en su gran obra representativa, y que a su vez hizo volar a nuestro Continente con los mejores exponentes de la literatura universal. A tan sólo unos días de su muerte de Gabriel García Márquez el gremio periodístico y literario de México también reciente el fallecimiento de Emmanuel Carballo, quien recibía cada capítulo terminando de Cien años de soledad. Emilio Carballo, considerado como el crítico literario mexicano más importante del siglo XX, quien también fuera ensayista e impulsor de escritores mexicanos, como Juan García Ponce, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis y Carlos Fuentes. En una recopilación de sus premios este mexicano cuenta con el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde, El Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura, entre otros. También se desempeñó como conductor de programas culturales, fue miembro del Consejo de Crónica de la Ciudad de México y Director de la Casa de las América de La Habana. En su obra se encuentran cuentos, poesía, ensayos, entrevistas y memorias de entre las que destacan Diccionario crítico de las letras mexicanas en el siglo XIX, reedición de Historia de Las letras mexicanas en el siglo XIX, protagonista de la literatura mexicana del siglo XX.

Reconocemos a estos escritores que nos dieron con su extensa narrativa una voz y una representación latinoamericana ante el mundo, con la cual, y sobre todo, se compone y muestra una pincelada de la historia de nuestro tiempo, pero que a la vez es el eslabón y la conexión con el futuro y presente por muchas generaciones. Les agradecemos por habernos dado a través de su legado literario el impulso y la fuerza para la reflexión, discernimiento que nos ha llevado a conocer y entender las fantásticas representaciones culturales de nuestra sociedad. Siguen con nosotros. Muchas gracias. Es cuanto, señor Presidente. (Aplausos) -EL C. PRESIDENTE SÁNCHEZ JIMÉNEZ: Gracias, Senadora. -Se concede ahora el uso de la tribuna al Senador Javier Corral, del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional. -Saludamos a las personas provenientes del estado de Hidalgo, invitados por el Senador Omar Fayad Meneses. Sean ustedes bienvenidas y bienvenidos. -Igualmente saludamos a las personas provenientes del estado de… (SIGUE 4ª PARTE)

. . . . . . . . . . .......invitados por el Senador Omar Fayad Meneses, sean ustedes bienvenidas y bienvenidos; igualmente saludamos a las personas provenientes del Estado de Querétaro, invitados por el Senador Francisco Domínguez Servién, bienvenidas y bienvenidos al Senado. Adelante, senador. - EL C. SENADOR JAVIER CORRAL JURADO: Muchas gracias, señor Presidente; compañeras senadoras y senadores. Es muy probable que lo último que hubiera deseado Gabriel García Márquez, definido a sí mismo como un tímido incorregible, es que el mundo literario se rindiera a sus pies, como reseñaron varios periódicos, el Homenaje Luctuoso, Funerales de Estado ofrecido al laureado escritor colombiano en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México; seguramente El Gabo se hubiera vuelto a morir de vergüenza. Por fortuna, para él, ahora no tuvo qué decir ningún discurso, a los que tanto rehuía. Yo no vengo a decir un discurso, decía en una serie de conferencias publicadas en 2010; y tampoco que le entrevistaran con un micrófono oculto, en una mesa de un restaurante como lo acaba de publicar ayer en El Universal, Jacobo Zabludovsky. ¿A qué se debe el éxito, la fascinación que El Gabo, como se le conocía en el medio, ejerce sobre millones de lectores? ¿A sus posturas políticas? ¿A sus vertientes como periodista? ¿A sus frases célebres? ¿A su imaginación desaforada? Pues yo creo que a todo ello, un poco. Uno de los máximos exponentes del boom, junto con Julio Cortazar, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, por citar a los cuatro más representativos que en la década de los 60’s le dieron a la novela latinoamericana una dimensión universal. Acaso la obra más conocida y que lo consagró como uno de los mejores escritores de todos los tiempos, es sin duda, “Cien Años de Soledad”. Representativa además de todo un género o corriente literaria, la del realismo mágico, y que, por supuesto mayor peso tuvo para el Premio Nobel de Literatura que le fue entregado en 1982.

García Márquez fue formado en su pueblo como persona; creció entre las selvas, el calor, los colores y los olores de la gayaba, la banana, y a un sinnúmero de frutas en las anécdotas de Aracataca, sus leyendas; sobre todo por las conversaciones de la abuela que contaba sus historias para formar al nieto. Ese mundo mágico de una parte de América Latina fue su microcosmos de donde salieron los personajes de su obra literaria. Un microcosmos que inundó un universo literario que el mundo conocería y llamase el realismo mágico. Por eso, escritores como Alexandro Barico, han dicho que el realismo mágico en Colombia es en realidad, es realidad de todos los días. Lo publicó en el país el 20 de abril. Sus vida, fue de hecho una novela o un gran reportaje, según se vea, biógrafos han resaltado sin descansar, cómo El Gabo empezó como un simple reportero en su natal Aracataca, en Colombia, en donde nació, que posteriormente él convertiría en la célebre “Macondo”, de “Cien Años de Soledad”, que de inmediato atrajo la atención de los lectores con aquella frase. Muchos años después ante el pelotón de fusilamiento el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el hielo. En lo personal me identifico con él por su inclinación y su vocación periodística, por su vocación de periodista. Debo decir que tuve el privilegio en la vida de conocer a García Márquez y compartir con él momentos inolvidables. Tengo como trofeo personal la dedicatoria, cuando me regaló personalmente su biografía: “Vivir Para Contarlo”. Lo tengo entre mis escritores referenciales y preferidos, pero lo tengo más como el periodista; a diferencia de otros escritores donde es tan difícil unir el papel de periodismo al del escritor; en el del Gabo es justamente lo contrario, supo unir los dos estilos. De hecho su inicio en el mundo de las letras se inicia cuando su abuela detecta que quiere ser escritor, y en 1948, cuando abandona sus estudios de Derecho, entra como colaborador del Periódico El Universal, de Cartagena de Indias. Posiblemente es en El Heraldo de Barranquilla, con el seudónimo de Septimus, tomado de Virginia Wolf una colaboración llamada “La Jirafa” donde empieza a cobrar fama por su diarismo mágico o exagerado, “La Jirafa” en honor, decía él, a su novia y esposa, posteriormente, inseparable Mercedes. García Márquez, como periodista empieza a llamar la atención por el esfuerzo de hacer visible los personajes de sus entrevistas. Las circunstancias que describe para explicar a sus entrevistados o a sus personajes adquieren una categoría, son imaginados, son visibles ante sus lectores. Estos olvidan que están leyendo, y empiezan a ver lo que dice la escritura. Despertó la imaginación, sus personajes se vuelven entrañables a sus lectores que hoy están en todo el mundo. Posiblemente su reportaje más famoso fue el del Relato de Un Náufrago, escrito en 1955, las Noticias de un Secuestro o la Crónica de Una Muerte Anunciada, son obras cuya estructura, es periodística. Fue su vocación periodística la que lo llevó a Bogotá, en donde presenció la dictadura de Gustavo Rojas Pinillas; lo hacen salir del país, rumbo a Venezuela, donde colabora con el escritor Tomás Eloy Martínez, argentino, el autor de esa gran novela sobre Eva Perón, Evita, Santa Evita, y a la postre ambos promotores de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada en 1995. En Venezuela observa la caída de otra dictadura, cuyos personajes luego se convertirían en actores de novelas. En 1959, es enviado como corresponsal a cubrir la Revolución Cubana, esta experiencia lo marcó, porque esta revolución fue vista como el camino redentor de América Latina para liberarse de dictadores. Esa esperanza que tuvo mucha gente en América Latina cuando vio la Revolución Cubana.

La rebeldía ante la injusticia, la liberación de los pobres. De la relación con los revolucionarios, con El Che Guevara, con Fidel nace la idea en éstos de crear la Agencia Prensa Latina, y su corresponsal de lujo es nada más y nada menos que García Márquez para revelar desde el corazón del imperio las noticias sobre la verdad cubana. El periodismo y la política, como ha escrito don Julio Scherer García se atraen y repelen mutuamente. La vocación de García Márquez lo lleva a descubrir que los mejores reportajes son aquellos que se novelan. Por eso, la figura del patriarca es recreada en varias de sus novelas. Hoy, en el maremagnun de homenajes al Nobel colombiano, vale recordar que desde el punto de vista periodístico, El Gabo sigue siendo un referente incuestionable. Tan es así que el propio Scherer, Julio Scherer García le acaba de dedicar uno de sus mejores textos en el reciente número de Proceso que acaba de aparecer. De igual modo, en las páginas de....... (Sigue 5ª. Parte)

.... de sus mejores textos en el reciente número de Proceso que acaba de aparecer. De igual modo, en las páginas de La Jornada del pasado domingo, su directora, la periodista Carmen Lira publicó un texto y una foto del Gabo cuando éste participó en el nacimiento de esa cooperativa en 1984. Escribir es tan necesario como beber agua, le dijo el Gabo a Jacobo Zabludovsky, de las aseveraciones más conocidas sobre el Gabo es que nada como la grabadora, ni como las escuelas de Comunicación, como los adversarios más virulentos contra la memoria del periodismo, y significativamente lo importante no es quien de la primera noticia, sino quien la de mejor. Hoy en día valdría la pena que miles de periodistas, que le rinden homenaje al Gabo, reflexionen sobre sus palabras, sobre la práctica y la ética del ejercicio periodístico. Abro comillas, “el empleo vicioso de las comillas den declaraciones falsas o ciertas, facilita equívocos inocentes y deliberados, manipulaciones venenosas que le dan a la noticia la magnitud de una arma mortal. Y rematemos con esta frase exagerada: Típicamente “Garcíamarquiana”, aunque se sufra como un perro no hay mejor oficio que el del Periodismo, esta es la faceta que hoy quisiera recordar, ante la muerte de Gabriel García Márquez, la faceta que el mundo, América Latina y el gremio periodístico debería tener presente. Leer al Gabo es vivirlo, y vivirlo es rendirle nuestro mejor homenaje, porque su lectura también es un viaje hacia lo mejor de nosotros mismos; quienes aún no hayan leído al Gabo deténganse un momento, pausen su vida, para encontrarse en ese mundo mágico, en ese realismo mágico que permanecerá para siempre. Por su atención muchas gracias. (Aplausos). -EL C. PRESIDENTE SANCHEZ JIMÉNEZ: Muchas gracias senador Corral. Tiene ahora el uso de la tribuna el senador Zoé Robledo Aburto, del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática. -EL C. SENADOR ZOE ROBLEDO ABURTO: Con el permiso de la presidencia, compañeras y compañeros senadores, vengo hoy a esta tribuna a hacerles una invitación, a que celebremos a Gabriel García Márquez, pude parecer un contrasentido, a apenas hace unos días de su fallecimiento, pero pocas obras y pocas vidas en Latinoamérica nos han dejado tanto que hoy la noticia de saber que ya no está con nosotros, le da un vigor inusitado a la valoración de su obra y al engrandecimiento de su figura. Gabriel García Márquez era inmortal y era trascendente antes de morir, su obra desde hace más de medio siglo fue ganando terreno a la historia y fue ganando también un lugar en la memoria de todos quienes hemos sido sus lectores, pero sobre todo a las cosas fue ganando un lugar en nuestros mejores recuerdos de una literatura

única; una literatura envolvente, sorprendente que describió la realidad con ojos sabios, que escudriñan la historia y los sentimientos de las cosas. García Márquez fue ese hombre universal que decidió vivir en México y hacer de este un lugar para escribir, un lugar para inspirarse, un lugar para echar raíces, un lugar para crear a sus hijos, para poner en orden y en papel el cúmulo de sensaciones y el cúmulo de recuerdos conocidos e imaginados. México fue su centro de trabajo, Macondo su lugar de inspiración; llegó a nuestro país exactamente un dos de julio de 1961, el mismo día que estaba falleciendo “Hernes Hemenwell”, y García Márquez nunca dejó México hasta el día de su muerte, como si se tratara de uno de sus cuentos de Ojo de Perro Azul, o de la "Cándida Heréndira" y su abuela desalmada, García Márquez se fue de nuestro mundo como un hombre al cual el ruido de las estrellas no lo deja dormir; un hombre que ya no tiene números suficientes para contar los latidos de su corazón; un hombre que en sus sueños sonámbulo deshacía todos los recuerdos de lo que realizaba durante el día. Sobre todo García Márquez se va como un hombre viejo con alas enormes, un hombre viejo que inscribió la literatura de nuestro Continente en todo el mundo; así lo recuerda Julio Séller, permanecen sin duda esas alas enormes que su amiga Elena Poniatowska justamente ayer mientras recibía el Premio Cervantes de Literatura, reconociera como las alas que ayudaron a todo un continente a despegar; las alas de la América Latina libre, solidaria y justa con la que siempre soñó García Márquez. Su escandalosísima propuesta para aquellos jurista de la lengua, aquel día, en Zacatecas, en donde con soltura, y sin una pizca de cinismo García Márquez propuso jubilar a la ortografía, podría ser motivada por lo dicho por Juan Villoro sobre él, en su despedida. Desde la perspectiva de García Márquez la época ha enloquecido; desde la perspectiva de la época es él quien ha enloquecido. En la consonancia con sus imparables aspiraciones por el libro bueno, la jubilación de la ortografía puede entenderse no como una afrente al orden establecido, sino como una invitación al jubilo de la rebeldía, hablar cómo se quiere, como se puede y con quien se puede, siempre y cuando de lo que se trate sea de comunicar, puesto que en las palabras se esconde un poder oculto rebelado únicamente a quien las usa y quien vive en ellas, tanto como si de ello dependiera respirar. García Márquez se fue pero queda sin duda su enorme obra y la fuente interminable de inspiración que representa para muchos de nosotros. Su legado es grande en todos los sentidos, sin duda por su pureza, por su calidad, por su cantidad, por su singularidad, por su belleza, pero sobre todas las cosas por su enorme humanidad. Déjenme contarles una anécdota de García Márquez en Chiapas. Cuando los poetas de la Espiga Amotinada, "Heraclio Zepeda", Juan Bañuelos, Oscar Oliva, Jaime Labastida, leyeron por primera vez el Coronel no Tiene quien le Escriba, aseguraban que el quien había escrito esas líneas que en ese momento no tenía la fama con la que gozó años después, aseguraban que era chiapaneco, aseguraban que tenía que ser alguien del Soconusco, que detallaba tan claramente la vida y la cercanía de los pueblos de Latinoamérica. Se dieron a la tarea de encontrarlo, de saber dónde vivía, tiempo después descubrirían que era un colombiano que al escribir Macondo, al escribir Los Pueblos Mágicos, que describía, podría estar hablando de Chiapas, pero lo mismo de Chile, de Venezuela, de Costa Rica o de cualquier lugar de nuestra gran patria Latinoamericana. Lo sentía pues muy cerca, muy chiapaneco, esa era la sensación que generaba García Márquez para todos sus lectores. Hoy más que nunca hará falta crear esa máquina de la memoria con la que José Arcadio Buendía soñaba construir para dar cuenta de todos los maravillosos inventos de los gitanos. Hoy nos hará falta es máquina no para recordar al maravilloso Gabriel García Márquez, sino para retener las innumerables evocaciones de una realidad maravillosa que él habitó y que habitó en las almas de todos sus lectores, un gran ser humano se ha ido, un gran periodista, un gran hombre de la literatura que se mantendrá en nuestro recuerdo por siempre.

Hoy el Senado le dice: adiós, y nos despedimos de él con sus propias palabras, palabras de su novela, su tercer novela, la Mala Hora de 1962, yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra. Celebremos pues a Gabriel García Márquez. Muchas gracias. (Aplausos). -EL C. PRESIDENTE SANCHEZ JIMÉNEZ: Gracias, senador Zoé Robledo. Tiene ahora el uso de la tribuna la senadora Blanca Alcalá Ruiz, del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional. -LA C. SENADORA BLANCA ALCALA RUIZ: Con su permiso, señor presidente. Compañeras y compañeros senadores, las letras y las humanidades hispanoamericanas han tenido este año irreparables pérdidas, iniciamos con el fallecimiento de José Emilio Pacheco, la pérdida de Luis Villoro, ahora ..... (Sigue 6ª parte)

. . . y de este año irreparables pérdidas, iniciamos con el fallecimiento de José Emilio Pacheco, la pérdida de Luis Villoro, ahora, con el destacado Emmanuel Carballo y del notable escritor colombiano por nacimiento y mexicano por adopción, Gabriel García Márquez. Se trata, todos ellos, de personalidades importantes en el pensamiento, en la creación literaria latinoamericana. García Márquez con su partida cierra un ciclo del realismo mágico que parece desprendido de algunos de sus relatos, pero es en esta ocasión que se trata de su propia historia, un jueves santo, precedido de movimientos telúricos y seguido de una intensa lluvia y una feroz granizada en la tierra que fue su casa, en la patria que compartió por hogar, aquí en México. En una patria distinta, como él mismo refería, no una segunda patria, sino la de un país que se le había dado sin condiciones y sin disputarle nunca la suya misma. Aquí en México, concluye así un capítulo de su historia o quizás empieza uno nuevo, no podía ser de otro modo al tratarse de García Márquez, pero en esta ocasión se trata de su propio relato y de su propia historia. Estoy cierta que en los últimos días, mucho se ha dicho sobre este galardonado con el Premio Nobel y mucho más se habrá de comentar. Decía ayer mismo el Presidente Juan Manuel Santos, Gabo fue un hombre que más que colombiano incorporó en sus obras la esencia misma del ser latinoamericano, incorporó en sus obras la esencia misma del ser latinoamericano, que utilizó el más grande de los poderes, como su fuente de inspiración, el poder del amor para transmitir sus historias y con ello colocar a la carta su ciudad natal en el lugar legendario del mundo. A su vez, el Presidente Enrique Peña decidió que sin duda fue García Márquez quien representaba a uno de los más grandes de la historia de la literatura cuya vida y obra son inspiración, guía, luz y ejemplo para muchos escritores alrededor del mundo. Es evidente pues, compañeras y compañeros que las expresiones son elocuentes, pero quizás, a pesar de ello resulta insuficientes para reflejar el tamaño de su obra y la trascendencia de su figura. Fue García Márquez un escritor que desde una posición plenamente literaria realizó reportajes indiscutibles, comentarios críticos sobre la política y los políticos, contó historias de vidas de personajes que de una u otra forma nos identifican y describen con naturalidad y crudeza. Nadie como Gabo para contar un relato, nadie como él para introducirnos en la masa literaria que nos transporta a mundos que hemos imaginado en la memoria y que nunca terminamos de conseguir. En García Márquez, cada personaje tenía una vida propia, y una vida entrecruzada con otras, formando una parte siempre de un universo casi onírico, una ensoñación constante de mundos llenos de vida, cargados de tragedia y colmados de esperanza, de tras de esos personajes, siempre un anhelo posible, así nos lo recuerda El Amor en los Tiempos de Cólera o Vivir para Contarlo.

Así lo contrasta con Cien Años de Soledad, que constituye la obra más leída del autor, desde la cual nos transporta y nos hace reflexionar sobre el espiral de la vida, las conexiones posibles e imaginarias y nos recuerda de manera especial el mal insomnio, ese mal que azotó a los habitantes de Macondo que de tajo les legó sus recuerdos, su historia y su memoria. Esta, estimo, es una de las más grandes hazañas de la literatura de Gabo, ponernos frente a la circunstancia de que la desmemoria opera en contra de nuestra naturaleza, en contra de nuestra identidad y a final de cuentas del olvido permanente de quiénes somos. Es así, como la obra de García Márquez, reconocemos mucho de nuestra idiosincrasia latinoamericana, las múltiples calles y personajes llenas de colorido de Bogotá, de Barranquilla o de Cartagena, de la Habana o de París, de Acapulco o de la Ciudad de México en una palabra, del interés del autor por su gente, por sus costumbres, por sus sueños y por sus desgracias. Es un escritor, cuya vida, por cierto se cruzó con la de muchos líderes de gobierno, su amistad con Fidel Castro no estaba exenta de la crítica, su cercanía al régimen sanguinista no se oponía a su rechazo a la violencia, su amistad y gratitud con México no lo imposibilitaba para imposicionar nuestras decisiones, sensible en cada momento de su vida, su obra cuenta como pocas, la crónica de la caída de regímenes autoritarios en la región y el ascenso de la democracia en muchas otras naciones, su simpatías con las causas revolucionarias son expresión de independencia y libertad, con la que escribía sus obras y con las que identificaba sus causas, sus causas de justicia para alcanzar un mundo más habitable, sus causas porque estaba convencido, y cito textualmente: “no hay drama humano que sea unilateral”. Por todo ello, compañeras y compañeros legisladores, al recordar el Homenaje a Gabriel García Márquez, desde esta tribuna del Senado de la República, lo hago convencida, como lo hacen los integrantes del grupo del PRI, del compromiso que representa hablar, de quién al iniciar sus primeros escritos en 1955 con Hojarasca o evitar su última publicación en 2010 con “Yo no vengo a decir un discurso”, nos recordaba con insinuación, en ocasiones, con insistencia en muchas otras, los desafíos de nuestra realidad cotidiana. Quizás por ello al releer las páginas de sus obras, me parece que el mejor reconocimiento que podemos rendir a su memoria es aquel que inspira precisamente en su historia, esa historia que le llegó a convertirse en escritor. Esa historia que lo proyectaría con los años en una figura universal, la que nos confiesa aquel día cuando le encontrase con la nota del Diario del Espectador de Bogotá en la que el Director Refería que le reprochaban con frecuencia que no daba apoyo a escritores jóvenes, que no existía la oportunidad de saber nuevas generaciones porque éstas no ofrecían nada, no se veía por ninguna parte un nuevo cuentista, un nuevo novelista y que por ello no tenían razón quienes lo reprochaban, García Márquez, airado, fuera el comentario confiesa que por orgullo y solidaridad con su generación decidió responder aquella provocación enviando a la semana siguiente un cuento para su publicación. Cuál sería su sorpresa que no sólo apareció el escrito, sino el comentario del director que señalaba, quizás profetizaba, que en ese cuento surgía el genio de la literatura colombiana. Cuánta razón tendría el director del diario, que aquel joven que respondió a aquella provocación seria laureado en 1982 con el Premio Nobel de la Literatura. Sabemos, amigas y amigos legisladores, que la cultura nos permite vivir humanamente, nos permite ordenar nuestro mundo, tener parámetros para ubicar lo que forman nuestros valores y fijan nuestros fines, hagamos pues de ellos nuestra prioridad. Les convoco, señoras y señores legisladores, a reconocer con decisión a los creadores y a propiciar el desarrollo de nuevos talentos, ahí habrá de centrarse el homenaje que trascienda a la memoria de García Márquez. Concluyo recordando que en ocasión de recibir la orden del Aguila Azteca, García Márquez expresó al hablar de México y de su gente: “Aquí han crecido mis hijos, aquí he escrito mis libros, aquí he sembrado mis árboles”.

Y fue aquí donde murió, en el suelo nacional, y es aquí, donde estoy cierta, vivirá para siempre en el corazón y pensamiento de los miles que ayer se formaba para despedirle, de los millones que hoy siguen su partida. Que sea en este suelo que siempre será suyo, el de la Patria Mexicana donde le recordemos, pero sobre todo donde podamos hacer permanecer sobre su legado, que sea por Octavio Paz, que sea por García Márquez, que sea por los creadores de México y de América Latina, que el Senado de la República está a la altura de todos ellos. Muchas gracias. (Aplausos) -EL C. PRESIDENTE SANCHEZ JIMENEZ: Muchas gracias Senadora Alcalá. Honorable Asamblea, México, la República de Colombia y el mundo, han perdido a un emblemático hombre de las letras, ha muerto un gran escritor, Gabriel García Márquez, su ausencia genera dolor, sin embargo, nos deja el recuerdo de la persona que trasciende en el tiempo, nacido en Colombia, hizo de México su segunda patria, vivió y trabajó por muchos años en nuestro país, fue aquí donde encontró la paz duradera, en su casa del Distrito Federal, hombre universal que deja como legado a la humanidad, su obra literaria y sus enseñanzas de un mundo más justo, su trabajo y pasión trascenderá y será difundida por las generaciones que formó y a las que dio vida. Escritor versátil, destacó como reportero y novelista, se desempeñó en diversos medios de comunicación en nuestro país y fue en esos lugares donde muchos mexicanos abrevaron de esa fuente inagotable de sabiduría y racionalidad pragmática. La mejor enseñanza que recibieron de él fue la motivación a cultivar amistades por doquier. Gabriel García Márquez fue reconocido con múltiples premios y . . . (Sigue 7ª parte)

…de él fue la motivación a cultivar amistades por doquier. Gabriel García Márquez fue reconocido con múltiples premios y reconocimientos, entre ellos, el Premio Nobel de Literatura, en 1982, por sus novelas e historias cortas, en la que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de rica imaginación reflejado la vida y los conflictos de un continente. Su muerte ha sido una sensible pérdida para nuestra sociedad y el mundo de las letras. Descanse en paz un hombre querido y admirado en el mundo. -Compañeras y compañeros senadores: Pido su atención, y les pido a todas y todos, que puestos de pie guardemos un minuto de silencio en memoria de Gabriel García Márquez. -LA C. SECRETARIA PALAFOX GUTIERREZ: Se les solicita, por favor, ponerse de pie. (Todos de pie, se guarda un minuto de silencio) -EL C. PRESIDENTE SANCHEZ JIMENEZ: Muchas gracias. -LA C. SECRETARIA PALAFOX GUITIERREZ: Favor de tomar asiento.

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