Ireneo de Lyon: Vida, obra y relevancia para la historia. Gonzalo Chamorro M

54 Ireneo de Lyon: Vida, obra y relevancia para la historia Gonzalo Chamorro M. Resumen: Uno de los personajes más importante para la historia eclesiá

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PLATÓN VIDA Y OBRA Vida Nació en Atenas en el año 428/427 a. C. Sus padres (Aristón y Perictiona) descendían de la aristocracia ateniense. Realmente s

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54 Ireneo de Lyon: Vida, obra y relevancia para la historia Gonzalo Chamorro M. Resumen: Uno de los personajes más importante para la historia eclesiástica del siglo II fue sin duda Ireneo de Lyon. Su prolífica obra que inquieta a los asiduos lectores modernos ha sido considerada crucial para la historia del desarrollo de la doctrina cristiana. En el presente artículo se intentará desentrañar la vida y el pensamiento de ‘Ireneo’, y su relevancia para la teología histórica en América Latina. Abstract: Without a doubt, Irenaeus of Lyons was one of the most important characters in Second-Century Church History. His prolific work, which disturbs assiduous modern readers, has been considered crucial for the history of Christian doctrine development. This article intends to unravel Irenaeus’ life and thoughts and their relevance for historical theology in Latin America. Palabras claves: gnosis, recapitulación, teología histórica, economía de la salvación. Keywords: gnosis, recapitulation, historical theology, economy of salvation.

Introducción Toda la historia de la Iglesia, desde su inicio hasta nuestros días, está ennoblecida y consagrada por la figura de personajes que han actuado como mártires de la fe o como aquellos que han sido parte del desarrollo del pensamiento cristiano.1 De hecho, según Manuel Guerra “los cristianos jamás fueron un islote durante los primeros siglos de la Iglesia. Su fe y sus vidas cristianas –por emplear una metáfora evangélica– actuaron de levadura metida en la masa y aparentemente confundida con ella para fermentarla”.2 Lortz dice que: “El cristianismo no se tornó en modo alguno una magia. Así, la realidad divino-cristiana, que como tal no puede mudarse, como fenómeno histórico ha tomado a lo largo de los siglos múltiples formas. Como cuerpo de Cristo, la Iglesia es un organismo vivo que no permanece

1

Jesús Álvarez Gómez, Historia de la Iglesia I, Edad Antigua, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2001, p. 111. 2 Manuel Guerra, “Análisis Filológico de S. Ireneo, «Adversus Haereses 3, 3,2b»”, Scripta Theologica 14 (1982), p. 10.

55 anquilosado

en

su

estado

originario

fundacional,

sino

que

se

3

desarrolla.”

Es en este contexto de producción y reflexión que surge una de las mentes más brillantes del siglo II, ‘Ireneo de Lyon’, quien ha sido considerado como “una figura crucial para la historia temprana del desarrollo de la doctrina cristiana y quien además tiene mucho que decir a los lectores modernos”.4 Antonio Orbe expresó que: “La figura del Obispo de Lyon interesa por el rico contenido de su obra y por la privilegiada situación en que se encuentra. A caballo entre las Iglesias de Oriente y Occidente, en la encrucijada entre los Apologetas y los Alejandrinos y muy atento a moverse dentro de la predicación tradicional, es uno de los heresiólogos más importantes y ofrece unas concepciones

teológicas

inestimables

y

con

frecuencia

desconcertantes. Quizás parte del desconcierto sea debido a la forma en

que cada

uno se le

aproxime. A

Ireneo hay que saber

desentrañarlo. En la sencillez de la forma encubre una coherencia perfecta de fondo.”5

En el presente artículo se intentará desentrañar la vida y el pensamiento de ‘Ireneo de Lyon’, y su relevancia para la teología histórica en América Latina. Vida de Ireneo de Lyon “La fecha y el lugar de nacimiento de Ireneo no son conocidas con completa seguridad. Nació alrededor del año 140 d. C. probablemente en Esmirna.”6 Se dice que “desde niño escuchó los sermones del obispo

3

Joseph Lortz, Historia de la Iglesia, en la perspectiva de la historia del pensamiento, (traducción de Agustín Andreu), Madrid, Ediciones Cristiandad, 2003, tomo 1, p. 12; cp. Don Fairbairn, “Theology in the early church”, (Apuntes de la materia “Theology in the early church”, Denver Seminary, 2011), p. 3. 4 Denis Minns, “Irenaeus”, The Expository Times 120 (2009), p. 157. Según Rafael Amo Usanos: “En el momento cultural actual en el que cobra fuerza todo lo relacionado con la vida, el pensamiento teológico de Ireneo ha llegado a ocupar el puesto que se merece, como muestra la proliferación del uso de la afortunada expresión: La gloria de Dios es la vida del hombre”. Rafael Amo Usanos, “«La carne habituada a portar vida», (Adv. Haer. V, 3, 3) aclaraciones del uso de ζωή en la obra de San Ireneo”, Estudios Eclesiásticos 83 (2008), p. 425. “Ireneo se ha convertido en estos últimos decenios en un axioma teológico y pastoral.” José Luis Moreno Martínez, La luz de los padres, temas patrísticos de actualidad, Toledo, Instituto Teológico San Ildefonso, 2005, p. 111. 5 Antonio Orbe, Antropología de San Ireneo, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1969, p. 518. 6 José Antonio Loarte, El tesoro de los Padres, selección de los textos de los Santos Padres para el tercer milenio, Madrid, Ediciones Rialp, 1998, p. 78.

56 Policarpo de Esmirna”,7 y según Eusebio de Cesarea en su adolescencia fue su discípulo8 y heredó de él la tradición joánica.9 “San Jerónimo por esta razón no duda en llamarlo «Hombre de los tiempos apostólicos»”.10 No se sabe por qué se encontraba en Roma a la muerte de su maestro, ni la razón de por qué abandonó el Asia Menor para trasladarse a las Galias.11 “El año 177 le encontramos en Roma, enviado por los fieles de la iglesia de Lyon, de la que era presbítero, para interceder ante el papa Eleuterio

a

favor

de

unos

montanistas”.12

Según

Roberto

Sánchez

específicamente se trató de “…una carta al obispo romano Eleuterio, con el fin de que se guardara memoria en toda la iglesia de los mártires por la fe en las Galias”.13 La primera sección de esta carta rezaba de la siguiente manera: “De nuevo y siempre rogamos que goces de salud en Dios, padre Eleuterio. Hemos impulsado a nuestro hermano y compañero Ireneo para que te lleve esta carta, y te rogamos que le tengas por recomendado, celador como es del testamento de Cristo, porque, de saber que un cargo confiere a alguno justicia, desde el primer momento te lo habríamos recomendado como presbítero de la iglesia, lo que es precisamente.”14

Al regresar en ese mismo año (177 d. C.) y por causa de la persecución, se encontró con la muerte del Obispo Potinio, de Lyon, en las

7

Carmelo Granado, Los mil nombres de Jesús, textos espirituales de los primeros siglos, Madrid, Ediciones Narcea, 1988, p. 33. 8 Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, (traducción de George Grayling), Barcelona, Editorial Clie, 2008, p. 171; cp. José Rico Páves, Los sacramentos de la iniciación cristiana, Toledo, Instituto Teológico San Ildefonso, 2008, p. 152. 9 Jean Daniélou, Henri Irénée Marrou, Desde los orígenes a San Gregorio Magno, (traducción de Mariano Herranz, Alfonso de la Fuente), Madrid, Ediciones Cristiandad, 1982, p. 150; cp. José Ramón GarcíaMurgas, El Dios de amor y de la paz: tratado teológico de Dios desde la reflexión de los Padres de la iglesia, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 1991, p. 222; Sebastián Fuster Parrelló, Misterio trinitario: Dios desde el silencio y la cercanía, Salamanca, Editorial San Esteban, 1997, p. 147. 10 José Antonio Loarte, El tesoro de los Padres, p. 78. 11 Carmelo Granado, Los mil nombres de Jesús, p. 33; cp. José Antonio Loarte, El tesoro de los Padres, p. 78. Jaume Fábregas cree que: “Ireneo ya pertenecía a una colonia griega, de Asia Menor, establecida en Galia”. Jaume Fábregas, Alexandre Olivar, La voz de los Padres en la liturgia de las horas, ( traducción de Joan Llopis), Barcelona, Editorial Regina, 2002, p. 140. 12 Enrique Moliné, Los padres de la iglesia: una guía introductoria, Madrid, Ediciones Palabra, 2000, p. 153. 13 Ramón Sánchez, De la heterodoxia a la ortodoxia: hacia una historia de la hermenéutica de los dogmas nicenos, México D. F., Universidad Iberoamericana, 2007, p. 97. 14 Eusebio, V 4 1-3 citado por Ramón Sánchez, De la heterodoxia a la ortodoxia, p. 97.

57 Galias.15 Ante tal desgracia Ireneo fue elegido como su sucesor.16 Algunos estudiosos contemporáneos suponen –y yo junto con ellos– que cuando Ireneo realizó su estancia en Roma debió haber conocido las principales corrientes del gnosticismo en boga entonces en la capital imperial. Esto debió haber dejado una profunda impresión en el presbítero que, al conjuntarse con su recién adquirida responsabilidad de obispo, y por lo tanto pastor de la Iglesia, debió haberse dado a la tarea de rebatir las falsas doctrinas.17 “Como obispo de Lyon, Ireneo se dedicó no sólo a dirigir la vida de la Iglesia en esa ciudad, sino también a evangelizar a los celtas que habitaban la comarca, a defender el rebaño cristiano contra los embates de la herejía y a mantener la paz de la Iglesia.”18 Este último interés le llevó a Ireneo “a escribir a Blasto sobre la cuestión pascual y bajo el pontificado de Víctor, a defender ante éste la posición de los cuartodecimanos”,19 controversia que habían iniciado Policarpo y el obispo de Roma Aniceto, y que Ireneo recordaría a Víctor cómo se había resuelto tal situación: “Cuando el beatísimo Policarpo vino a Roma en tiempos de Aniceto, y entre ellos hubo una moderada controversia sobre algunas otras cosas, al instante se abrazaron con un mutuo ósculo de paz. Pues ni Aniceto pudo persuadir a Policarpo de que dejara de observar (el cómputo cuartodecimano),

el

cual

había

observado

perpetuamente

esta

costumbre con Juan, discípulo del Señor, y con los restantes apóstoles con quienes había vivido. Ni igualmente Policarpo intentó persuadir a Aniceto que la observara, pues Aniceto decía que él debía mantener la costumbre de aquellos que habían sido presbíteros antes que él. Y, estando así las cosas se unieron mutuamente en comunión, y Aniceto 15

José Aldazábal, La eucaristía, Barcelona, Centre de Pastoral Litúrgica, 2000, p. 139. J. Colin: “Ha propuesto la tesis de que Eusebio ha hecho de Ireneo un obispo de Lyon en la Galia, situando en esta ciudad y hacia el año 177 el martirio de los santos Potino, Santos, Atalo y Blandino; el escritor eclesiástico habría confundido la Galia de Occidente con la Galia de Asia Menor; Lyon, llamada Colonia Claudia, con Neoclaudiopolis, y Vienne, Colonia Augusta con Heraclopolis-Sebastiopolis. San Ireneo sería obispo en Neoclaudiopolis, en el Ponto de Galacia. Quedaría de este modo mejor explicada la problemática de sus escritos y la persecución se debería a un conocido perseguidor del cristianismo, Arrius Antoninus. A pesar de las críticas de que ha sido objeto esta sugestiva tesis por parte de varios investigadores, no se puede negar que tiene bastantes visos de verosimilitud”. José María Blázquez, Imagen y mito: estudios sobre religiones mediterráneas e ibéricas, Madrid, Ediciones Cristiandad, 1977, p. 467. 16 Alfonso Pérez de Laborda, El mundo como creación: ensayos de filosofía teológica, Madrid, Ediciones Encuentro, 2002, p. 150. 17 Ramón Sánchez, De la heterodoxia a la ortodoxia: hacia una historia de la hermenéutica de los dogmas nicenos, p. 97; cp. Geoffrey Parrinder, Breve enciclopedia del cristianismo, Madrid, Ediciones Istmo, 2008, p. 175. 18 Justo González, Historia del pensamiento cristiano, Barcelona, Editorial Clie, 2010, pp. 143-44. 19 Jean Daniélou, Henri Irénée Marrou, Desde los orígenes a San Gregorio Magno, p. 150.

58 concedió por causa del honor a Policarpo el oficio de consagrar en la Iglesia, y finalmente se separaron mutuamente con paz, reteniendo la paz y la comunión con la iglesia, tantos estos que observaban el día catorce, como aquellos que no lo observaban.”

20

No se sabe más sobre Ireneo, de hecho “los primeros en presentarlo como mártir son San Jerónimo y Gregorio de Tours en el siglo IV.”21 “Lo más probable es que haya muerto en el año 202, cuando hubo una matanza de cristianos en Lyon.”22 Formación y línea de pensamiento de Ireneo Ireneo, “además de su griego nativo hablaba el latín y el celta”,23 y ha sido considerado como uno de los teólogos más importantes de su siglo.24 Para Luis Figari “no es posible minusvalorar la importancia testimonial y el valor

teológico

de

San

Ireneo”,25

quien

“…constituye

un

grupo

de

personalidades muy variadas que abarca desde el redactor carismático de las cartas al predicador retórico y al apologeta infatigable y profundo debelador de la herejía.”26 La cultura y estudios seculares de Ireneo podemos deducirlos de sus citas de autores clásicos como Homero y Hesíodo y de filósofos como Platón y Aristóteles. Su manera de argumentar refleja una formación humanística bastante aceptable. De los tratados cristianos 20

José Aldazábal, El triduo pascual, Barcelona, Centre de Pastoral Litúrgica, 1998, p. 24. “La postura de Roma triunfó: la Pascua se celebraría siempre en domingo. Se separaba de la Pascua Judía. Se acentuaba su centralidad cristológica y también la clave de la resurrección.” Según Agusto Bergamini: “Para conciliar los ánimos y evitar la ruptura de la comunión eclesial intervino en el conflicto Ireneo, en nombre de los que él dirigía en Galia. Él declara que la fiesta de la Pascua debe celebrarse en domingo, pero no juzga oportuno proceder contra la práctica de los orientales que reconocen fundada en la autoridad de Juan, discípulo del Señor y permitida por los predecesores de Víctor. No se ha logrado conocer la actitud de Víctor; parece que no se llegó a la ruptura de la comunión, aunque la iglesia consideró herejes a los cuartodecimanos de Blasto”. Augusto Bergamini, Cristo, fiesta de la Iglesia, el año litúrgico, (traducción de J. Ramírez), Bogotá, Editorial San Pablo, 1995, p. 269. 21 Ramón Trevijano, Patrología, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2004, p. 82. 22 Justo González, Historia del pensamiento cristiano, p. 143. 23 Alejandro Mejía Pereda, La vida de la Iglesia, México D. F., Editorial Progreso, 1984, p. 53. 24 Cesar Vidal, Evangelios Gnósticos, Madrid, Editorial Edaf, 2005, p. 47. Para Benedicto XVI: “Es el primero que elaboró una teología de algún modo sistemática”. Benedicto XVI, La Iglesia rostro de Cristo, Madrid, Ediciones Cristiandad, 2007, p. 29. 25 Luis Fernando Figari, Haced lo que el os diga, Lima, Nihil Obstat, 2009, p. 108. 26 P. Smulder, Mysterium salutis: manual de teología como historia de la salvación, (traducción de Guillermo Aparicio), Juan Alfaro (ed.), Madrid, Ediciones Cristiandad, 1992, p. 323. Para Antequera: “Ireneo refutó con gran conocimiento el gnosticismo de los valentinianos y marcionistas, defendiendo la resurrección de la carne, la unidad de la revelación del Antiguo y el Nuevo Testamento, y la unidad en Cristo de los elementos divino y humano”. Luis Antequera, El cristianismo desvelado, respuesta a las 103 preguntas más frecuentes sobre el cristianismo, Madrid, Ediciones Edaf, 2007, p. 298.

59 menciona a Papias y El Pastor de Hermas, pero sobre todo destaca en su conocimiento bíblico, que abarca el Antiguo Testamento y libros apócrifos o deuterocanónicos, así como la totalidad del canon del Nuevo Testamento, que aún no estaba fijado definitivamente, pero que muestra una asombrosa concordancia con el presente.27 En opinión de Hans Urs von Balthasar, “con Ireneo nace la teología cristiana como reflexión sobre el mundo de las realidades reveladas.”28 Según el teólogo e historiador Bobrinskoy: “San Ireneo es uno de los últimos y grandes representantes de una síntesis teológica no evolucionada aún. Ocupa un lugar particular, en la historia de la tradición cristiana de Oriente y Occidente. Primero, porque es testigo de la tradición apostólica en el sentido literal del término. Segundo, porque él es el representante no de un Oriente o de un Occidente, sino de una tradición cristiana toda unida. Tercero, porque hallamos en él un equilibrio teológico remarcable y, porque es 29

de una particular actualidad eclesial en nuestros días.”

De hecho, Ireneo ha sido por siglos (hasta los descubrimientos de Nag Hammadi) la mayor fuente de conocimiento de la gnosis.30 De su producción literaria se dice que: “De lo que escribió Ireneo se conservan fragmentos de sus cartas a Florino y al papa Víctor, un escrito catequético en traducción armenia descubierto a principios del siglo XX, la Demostración de la predicación apostólica, y Refutación y destrucción de la falsamente llamada gnosis, de cuyo original griego sólo quedan fragmentos y que se conoce

27

Alfonso Ropero, Lo mejor de Ireneo de Lyon, Barcelona, Editorial Clie, 2003, pp. 21-22. Hans Urs von Balthasar, II, p. 31, citado por Eduardo López-Tello Garcia, Simbología y lógica de la redención: Ireneo de Lyon, Hans Küng y Hans Urs von Balthasar leídos con la ayuda de Paul Ricoeur, Roma, Pontificia Universitá Gregoriana, 2003, p. 15. 29 B. Bobrinskoy, El misterio de la Trinidad, (traducción de David Gasa), Salamanca, Secretariado Trinitario, 2003, p. 225. “Ireneo es por antonomasia el hombre de la unidad, tanto formal (unidad de las Escrituras y de las Iglesias con su tradición) como de contenido (unidad del Dios de la creación y de la salvación, unidad del alma y del cuerpo, unión del hombre con Dios en el único Señor Jesús)”. P. Smulder, Mysterium salutis: manual de teología como historia de la salvación, p. 328. 30 Xavier Pikaza, Enchiridion Trinitatis, textos básicos sobre el Dios de los cristianos, Salamanca, Secretariado Trinitario, 2005, p. 41. “Más que un inventor teológico, al estilo de la gnosis, Ireneo es testigo de la fe cristiana y así ofrece las bases de lo que sería la confesión trinitaria de la Iglesia que habla de Dios Padre, de su Verbo-Logos y de su Espíritu, no de genealogías, rupturas y recomposiciones divinas.” 28

60 completo por la traducción latina, el Adversus Haereses, del que también se conocen fragmentos de traducciones armenias.”

31

En los escritos de Ireneo se puede apreciar que “tanto la materia, el espíritu y la gnosis ha sido creado por el mismo Dios”.32 Desde esta perspectiva: “El tema de la unidad orienta el quehacer teológico de Ireneo en todos sus puntos. Sólo hay un Dios único en todas las economías y un único plan de salvación, que parte en la creación, culmina en la encarnación y se completa en los cielos nuevos y en la tierra nueva. La unidad es la clave de la teología ortodoxa frente al espíritu cismático siempre enfrentado entre sí, origen de un sinfín de escuelas y sectas, sin ánimo de construir uno sobre el otro.”

33

La ἀ νακεφαλό ισις34 da sentido a la historia de la salvación, desde la creación del mundo hasta su consumación final. La teología de la encarnación se hace relevante en este proceso, por eso Ireneo expresó que: “El hijo de Dios es hecho Hijo del Hombre para que por él recibamos la adopción, si el hombre lleva, acoge y abraza el hijo de Dios”.35 Según Ireneo “Cristo abarca, compendia y une la raza humana y toda la creación”.36 Por eso “La médula de toda la teología de Ireneo es la teoría de la ἀ νακεφαλό ισις”.37 Hemos demostrado, pues, con toda evidencia, que el «Verbo existente ante Dios, por el cual fueron hechas todas las cosas» (Jn 1, 2-3) y que siempre ha estado presente al género humano, este mismo en los últimos tiempos, en el momento decidido por el Padre, se unió a su creatura y se hizo hombre pasible. Pero cuando se hizo hombre recapituló en sí mismo 31

Alfonso Pérez de Laborda, El mundo como creación: ensayos de filosofía teológica, pp. 150-51. Según Vian: “El Adversus Haereses leído por Eusebio y citado por él en griego, fue conservado casi con certeza en Cesarea, pero después perdido y traducido al latín quizá en esa misma época”. Giovanni Vian, La biblioteca de Dios: historia de los textos cristianos, Madrid, Ediciones Cristiandad, 2006, p. 140. 32 José Rico Pavés, Los sacramentos de la iniciación cristiana, Toledo, Instituto Teológico San Ildefonso, 2006, p. 152. 33 Alfonso Ropero, Lo mejor de Ireneo de Lyon, pp. 19-20. 34 “El término significa «resumir, condensar, llevar a la unidad, llevar a la plenitud, perfeccionar, terminar, repetir, restaurar, renovar».” Carmelo Granado, Los mil nombres de Jesús: textos espirituales de los primeros siglos, Madrid, Ediciones Narcea, 1988, p. 33. 35 Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, (traducción de Carlos Ignacio González), México, D. F., Conferencia del Episcopado Mexicano, 2000, p. 318. 36 Alfonso Ropero, Lo mejor de Ireneo de Lyon, p. 39. 37 Johannes Quasten, Patrología, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1968, p. 296.

61 toda la historia de los seres humanos y asumiéndonos en sí nos concede la salvación,

de

manera

que,

cuanto

habíamos

perdido

en

Adán,

lo

38

volviésemos a recibir en Jesucristo.

Para expresar la unidad de Dios con el hombre, Ireneo adopta un rico vocabulario, pero se trata ordinariamente de fórmulas que, precisamente por el contexto soteriológico en que aparecen, no se refieren a la unidad ontológica de la Palabra hecha carne, sino que expresan la unión realizada en Cristo y por Cristo.39 Ireneo, como su nombre lo indica, “era ‘hombre de paz’ o ‘pacificador’; en todo momento se esforzó por mantener la paz de la Iglesia universal.”40 Estas perspectivas generales de la teología de Ireneo permiten acercarse de manera más específica a su pensamiento. Teología propia Ireneo luchó contra el pluralismo de eones tan característico de los gnósticos, e insistió en que no hay más que un Padre.41 Este Dios existe desde el principio, y creó todas las cosas de la nada.42 Por esto Ireneo expresó que: “Conviene empezar con el primero y más importante capítulo sobre el Dios Demiurgo que hizo el cielo, la tierra y todas las cosas que en ellos existe (Ex. 20,11), al que esos blasfemos llaman «fruto de la penuria».

38

Ireneo de Lyon, Contra los herejes, 327. Según Orbe: “El Logos conservador (σωτήρ) invisible del mundo por su eficacia continente (συνοχὴ), debía morir en una cruz para significar la eficacia universal de su muerte, similar a la eficacia universal que, crucificado en el cosmos, ejerce sobre las cuatro partes del mundo. Quien, como Logos, es cruz cósmica, conserva al mundo material, debe salvar en cruz de madera al hombre”. Antonio Orbe, “Ireneo de Lyon”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, Salamanca, Ediciones Sígueme, 1998, Tomo I, p. 1103. 39 Luigi Padovese, Teología patrística, (traducción de A. Ortiz), Navarra, Editorial Verbo Divino, 1996, p. 59. Según Ireneo: “Convenía, pues, que el Mediador entre Dios y los hombres por su propia familiaridad condujese ambos a la familiaridad, amistad y concordias mutuas, para que Dios asumiese al hombre y el hombre se entregase a Dios. ¿Pues de que manera podíamos ser partícipes de su filiación (Gal 4,5) si no la recibiésemos por medio del hijo por la comunión con él, si él, su Verbo, no hubiese entrado en comunión con nosotros haciéndose carne (Jn 1,14)? Por eso pasó a través de todas las edades para restituir a todos la comunión con Dios”. Ireneo de Lyon, Contra los herejes, p. 332. 40 Alfonso Ropero, Lo mejor de Ireneo de Lyon, p. 23. 41 Lucas F. Mateo-Seco, “Envió Dios a su hijo nacido de Mujer: Gálatas 4,4-5 en el pensamiento patrístico anterior al concilio de Éfeso”, Scripta Theologica 32 (2000), p. 15. Ireneo dijo: “«Ante todo cree que hay un solo Dios que ha creado, hizo y llevó a término todas las cosas a partir de la nada para que existiese. Él contiene todo y nada puede contenerlo» Y también dijo Malaquías: «¿Acaso no hay un solo Dios que nos ha creado? ¿Acaso no es un solo el Padre de todos nosotros?» (Mal 2,10). El Apóstol dice: «Uno solo es Dios, el Padre, que está sobre todos y en todos nosotros» (Ef 4,6)”. Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, pp. 406-407. 42 Justo González, Historia del pensamiento cristiano, p. 145.

62 Probaremos que nada hay por encima de él ni fuera de él, sino que él hizo todas las cosas según su proyecto y libre voluntad, pues es el único Dios, el único Señor, el único Creador, el único Padre y el único que contiene en sí todas las cosas.”

43

En cuanto a la perspectiva trinitaria, Ireneo vio en toda la economía de la salvación del Antiguo Testamento una manifestación de las tres personas.44 Algo que debe quedar claro es que Ireneo, para definir al Dios uno en tres personas en su lucha contra los gnósticos, prefirió insistir en otro aspecto de la divinidad: “La identidad del único Dios verdadero con el Creador del mundo, con el Dios del Antiguo Testamento y con el Padre del Logos. Ireneo no discute las relaciones de las tres personas en Dios, pero está convencido de que la historia de la humanidad prueba claramente la existencia del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Existieron antes de la creación del hombre, porque las Palabras «Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra», el Padre las dirige al Hijo y al Espíritu Santo, a quienes Ireneo llama alegóricamente las manos de Dios (Adv. Haer. 5.1, 3; 5, 1, 5,1; 5, 28,1).”

De

la

soberanía

absoluta

45

de

Dios

se

decide

también

consecuentemente la cuestión de la finalidad en la creación, que Ireneo resolvió con esta respuesta: “Así pues, cuando al principio Dios plasmó a Adán, no lo hizo por necesidad, sino para tener a alguien que fuese objeto de sus beneficios”.46 Leo Scheffczyk dice: “Aquí, en claro giro contra la concepción gnóstica de una caída original, se explica esta como un beneficio de Dios, lo que ya deja ver una referencia a la salvación. Esta referencia se hace clara cuando se identifica creador y salvador en la persona de Cristo. Esto se deriva del 43

Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 160. Ramón Trevijano, Patrología, p. 84. Ireneo expresó: “El mismo Dios viviente que adoraron los profetas, es el Dios de los vivientes, y es su mismo Verbo el que habló a Moisés, que reprendió a los saduceos y que dio la resurrección: este es aquél que a aquellos enceguecidos reveló al mismo tiempo la resurrección y Dios.” Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 369. 45 Ignacio Oñatibia, Patrología, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1968, p. 295. Para Ireneo “uno mismo fue modelado por el Demiurgo (Gn 1,26 = Gn 2,7): el homo=caro, cuyo arquetipo es imagen sustancial de Dios –el Verbo– y Similitud también sustancial de Dios –Espíritu santo– hecho visible en la carne gloriosa de Jesús”. Antonio Orbe, “Ireneo de Lyon”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, (traducción de Ángelo Di Berardino), Salamanca, Ediciones Sígueme, 1998, tomo I, p. 1099. 46 Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 390. 44

63 hecho de que el Hijo o el Verbo, en el que todo ha sido creado, se reconoce también como el salvador Jesús (III 9,3; III 16,6-8). Pero al considerar,

al

mismo

tiempo,

al

Salvador

como

el

mediador

preexistente de la creación (Epideixis II I, 43), pasan a formar una unidad creación y salvación, que encuentra su fundamento en el amor de Dios.”

47

En síntesis, Ireneo subrayó el carácter único y el poder de Dios. Por eso dijo: “Dios es el ser simple, sin composición, sin miembros diversos, siempre y totalmente idéntico a sí mismo, y sólo espíritu, y sólo pensamiento, y sólo inteligencia, y sólo razón, y sólo oídos, y sólo visión, y sólo luz, y la sola fuente de todo bien.”

48

Ireneo le atribuye a Dios no solo

intelecto y espíritu, sino también visión y oído. Lo que le interesa a Ireneo no es evitar el lenguaje antropomórfico, si no describir tan acertadamente como pueda al Dios de las Escrituras y de la fe y del culto cristiano. Según Ireneo esto es lo que distingue a los cristianos de los gentiles, para quienes Dios es hacedor, creador, todopoderoso, y de los judíos para quienes Dios es Señor y legislador.49 Cristología Según José Ignacio González Faus, el rasgo fundamental de la cristología de Ireneo es: “la estrecha relación entre Cristo y nosotros”.50 A esto Ireneo lo denominó la recapitulación (gr. ἀ νακεφαλό ισις), término ya mencionado en la sección: ‘formación y línea de pensamiento de Ireneo’ y que resulta ser la médula de su cristología. La idea la tomó de San Pablo, pero la desarrolló considerablemente. Para Ireneo, recapitulación es resumir todas las cosas en Cristo desde un principio. Dios rehace su primitivo plan de salvar a la humanidad, que había quedado desbaratada por la caída de Adán, y vuelve a tomar toda su obra para renovarla, restaurarla y reorganizarla en su Hijo encarnado, quien se convierte en un segundo Adán.51 Puesto que con la caída del hombre toda la raza humana quedó

47

Leo Scheffczyk, Creación y providencia, (traducción de Gumersindo Bravo), Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1974, p. 41. 48 Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 187. 49 Justo González, Retorno a la historia del pensamiento cristiano, Buenos Aires, Ediciones Kairós, 2004, p. 62. 50 José Ignacio González Faus, La humanidad nueva: ensayos de cristología, Salamanca, Editorial Sal Terrae, 1984, p. 372. 51 Ignacio Oñatibia, Patrología, p. 296.

64 perdida, el Hijo de Dios tuvo que hacerse hombre para realizar una nueva creación.52 Cabe destacar que Ireneo no ve la obra redentora de Jesús como pago de una deuda u oblación para una mayor iluminación. Más bien, Jesús es aquel cuya vida, muerte y resurrección nos ha liberado de la esclavitud a Satanás. La obra de Jesús, en otras palabras, es el cumplimiento de nuestra liberación.53 “Por esta razón Ireneo no concentra toda la obra redentora de Jesucristo en la cruz. Para él la cruz es de suma importancia, pero no de tal modo que oculte la importancia no menor de la encarnación”.54 En síntesis: “Cristo es el centro del pensamiento de Ireneo. En él se da esa continuidad entre la obra de la creación y la obra de la redención que resultaba tan difícil de aceptar para los gnósticos. El humano fue hecho por el mismo Dios que ahora en Cristo le ofrece la salvación. En Cristo la imagen, según la cual y para la cual el humano fue hecho ha venido a habitar entre nosotros. Esta es la obra de Cristo que Ireneo llama recapitulación.55 Por esto Ireneo es, más que filósofo, creyente. Tiene una visión de la cristología totalmente soteriológica.”56 52

“Si el Señor se hubiese hecho carne en otra Economía, y hubiese asumido la carne de otra sustancia, no habría recapitulado en sí mismo al hombre, ni se podría decir que se hizo carne: porque es verdaderamente carne la transmisión de la primera plasmación hecha del barro. Pero si debiese tener la sustancia de hipóstasis, el Padre desde el inicio habría realizado su masa de otra sustancia. Pero ahora, lo que era aquel hombre, que pereció esto mismo se hizo el Verbo Salvador, para realizar por si mismo nuestra comunión con él, y la obtención de nuestra salud”. Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 506. “Ireneo describe la obra de Cristo ante todo como una victoria sobre los poderes que nos tenían sujetos. Jesucristo es quien «llamó a todos los que lloraban, y tras perdonar a los que habían sido llevado cautivos de sus pecados, los libro de sus cadenas (Adv. Haer. III 9,3).» Él es quien «le ha devuelto la libertad a la humanidad, y le ha dado la herencia a la incorrupción (Adv. Haer. III 5,2)»”. Justo González, Retorno a la historia del pensamiento cristiano, p. 84. 53 Stephen Bevans, Roger Schroeder, Teología para la misión hoy, constantes en contexto, (traducción de Julián Fernández), Navarra, Editorial Verbo Divino, 2009, p. 144. “Con mayor énfasis habla Ireneo de la victoria sobre Satán. Para que se realizase la salvación era preciso que Satán fuera vencido por un hijo de Adán, pero más poderoso que él (Adv. Haer. III 18,6). Por eso Jesús fue tentado y salió totalmente victorioso por su fidelidad a la Palabra de Dios, y a la ley; los hombres deben igualmente resistir al enemigo «con la Palabra de la ley y con ayuda del mandamiento del Padre» (Adv. Haer. III 18,7)”. P. Smulder, Mysterium salutis: manual de teología como historia de la salvación, p. 329. 54 Justo González, Retorno a la historia del pensamiento cristiano, p. 85. 55 Justo González, Historia del pensamiento cristiano, p. 150. Cabe destacar que: “Tampoco hay demasiada preocupación en los escritos de Ireneo acerca de cómo la divinidad de Jesús se relaciona con su humanidad. A él le basta con decir que: «Él es hombre, la formación de Dios; y que asumió al hombre en sí mismo, el invisible haciéndose visible, el impasible haciéndose capaz de sufrir, y la Palabra hecha hombre, por tanto asumiendo todas las cosas en Él mismo»”. Stephen Bevans, Roger Schroeder, Teología para la misión hoy, constantes en contexto, p. 143. 56 Jesús Espeja Pardo, Hemos visto su gloria: introducción a la cristología, Salamanca, Editorial San Esteban, 1994, p. 279. “Todas las proclamas de los herejes en último término se reducen a blasfemar

65

“(El Señor) juntó pues, y unió… al hombre con Dios. Si en verdad no hubiese sido hombre quien venciera al adversario del hombre, el enemigo no habría sido vencido del modo justo. Por otra parte, si no hubiese sido Dios quien nos diera la salvación, nosotros no podríamos poseerla de un modo duradero. Y si el hombre no hubiera quedado unido a Dios, no podría haber participado en la incorruptibilidad. Era realmente necesario que el mediador de Dios y de los hombres por su parentesco con uno y otros llevara a todos de nuevo a la amistad y a la concordia, de modo que Dios asumiera al hombre y el hombre a su vez, se ofreciera así mismo a Dios. ¿De qué modo habríamos de participar en la adopción como hijos suyos, si no hubiésemos recibido de él, mediante el Hijo, la comunión con él, y su verbo no hubiese entrado en comunión con nosotros haciéndose carne? Por esto mismo pasó también por todas las edades, restableciendo para todos la comunión con Dios. En consecuencia aquellos que dicen que se mostró solo en apariencia, sin haber nacido en la carne ni haberse hecho realmente hombre, permanecen todavía bajo la antigua condenación, puesto que defienden la causa del pecado, por cuanto, según ellos, la muerte no ha sido vencida.”

57

Eclesiología Ireneo se refirió a la iglesia como el ‘nuevo Israel’, también como el ‘glorioso

cuerpo

de

Cristo’.58

Para

él

“la

Iglesia

es

una

realidad

experimentable cotidianamente, admite como evidente su existencia como su organización. La Iglesia es una realidad dada previamente al logos, en la obra salvadora de Jesús”.59 “Y así como el logos de Dios es el primero entre los seres celestiales y espirituales e invisibles, así también la soberanía sobre el mundo visible y corporal, asumiendo para si toda la primacía; y haciéndose contra el Demiurgo y a destruir la salvación de la carne, creatura de Dios, por lo cual como hemos demostrado, el Hijo de Dios de muchas maneras llevó a cabo la economía”. Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 362. 57 Francesco Trisoglio, Cristo en los Padres de la Iglesia, las primeras generaciones cristianas ante Jesús, Barcelona, Editorial Herder, 1986, pp. 139-140. 58 David Suazo, “Doctrina de la Iglesia”, Apuntes de Historia de las doctrinas, Seminario Teológico Centroamericano, 2008, p. 3. 59 Patrick Dias, Pierre Thomas Camelot, Eclesiología, escritura y patrística hasta san Agustín, (traducción de Manuel Pozo), Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1978, p. 170. Según Ireneo: “El Espíritu habla del Padre y del Hijo y de aquellos que recibieron la adopción filial, y mediante ellos se refiere a la Iglesia: porque está es la sinagoga de Dios, la cual Dios, me refiero al Hijo, ha reunido por sí y para sí mismo.” Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 271.

66 Cabeza de la Iglesia, atrae hacia sí todas las cosas a su debido tiempo (Adv. haer. 3 16,6).”

60

En Ireneo, “la Iglesia es el cuerpo de Cristo”.61 “Y es en ella que Él hace avanzar sus propósitos de recapitulación mediante el bautismo y la eucaristía, que nos unen a Cristo mismo”.62 Un aspecto a destacar en el pensamiento eclesiológico de Ireneo se deriva de la importancia que atribuye a la difusión del cristianismo en la tierra y a la unidad de fe (la única «regula fidei») que se mantiene por todas partes.63 La Iglesia recibió esta predicación y esta fe, y extendida por toda la tierra, la custodia con cuidado, como si habitara en una sola familia. Conserva una misma fe, como si tuviese una sola alma y un solo corazón (Hch 4,32), y la predica enseña y transmite con una misma voz como si no tuviese sino una sola boca. Son diversas las lenguas, según las diversas regiones, pero la tradición es una y la misma.64 La preocupación de Ireneo por la historia se constata en su preocupación por la conexión entre la Iglesia de su tiempo y la Iglesia de los apóstoles.65 Por eso Ireneo dijo: “Para todos aquellos que quieran ver la verdad, la tradición de los apóstoles ha sido manifestada al universo mundo en toda la Iglesia, y podemos enumerar a aquellos que en la Iglesia han sido constituidos obispos y sucesores de los Apóstoles hasta nosotros. … porque querían que aquellos a quienes dejaban como sucesores fuesen en todo perfecto e irreprochable (1 Tim 3,2; Tt 1,6-7).”

60

66

Ignacio Oñatibia, Patrología, p. 360. Stephen Bevans, Roger Schroeder, Teología para la misión hoy, constantes en contexto, p. 147. 62 G. Jossa, Regno de Dio e Chiesa: Ricerche sulla concezione escatoligica ed ecclesiologica dell Adversus Haereses di Irineo di Lione (Nápoles, 1970), en Justo González, Historia del pensamiento cristiano, p. 152. 63 Luigi Padovese, Teología patrística, p. 129. 64 Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 102. 65 Stephen Bevans, Roger Schroeder, Teología para la misión hoy, constantes en contexto, p. 147. 66 Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 264. “La verdad y la fe que transmitieron los apóstoles, no sólo están en la Iglesia y han llegado a ser su posesión, sino, al mismo tiempo, la base, la norma y el criterio de su existencia: debemos atenernos fielmente a la regla de fe y cumplir los mandamientos de Dios guiados por la fe en Dios… El cumplimiento procede de la fe (Epideixis, Intro., 3). La profesión de fe aceptada por el bautismo es, al mismo tiempo la base del edificio y la garantía del camino (Epideixis I, 1). El evangelio, como expresión de la doctrina de los apóstoles, es la columna y el fundamento de la Iglesia y su aliento vital (Adv. haer. III 11,8). Patrick Dias, Pierre Thomas Camelot, Eclesiología, escritura y patrística hasta san Agustín, p. 174. 61

67 En

síntesis,

para

Ireneo

la

Iglesia

está

dotada

con

poderes

misteriosos, los cuales ella ejercita sin cargo y concede gracia que no puede ser contada. Es la única esfera del Espíritu, quien ha sido realmente confiado a ella, de manera que los creyentes solamente pueden tener comunión con Cristo allí, es decir, dentro de la Iglesia. Lo que sobresale es la idea de que la Iglesia es ‘depositaria de la verdad’ y que otorga gracia.67 Bibliología Ireneo llamó a los libros del Nuevo Testamento Escritura, porque consideró que tenían el mismo carácter de inspiración que los libros del Antiguo Testamento.68 De hecho “subrayó la unidad –tanto de continuidad como de consumación– entre el Antiguo Testamento y el Nuevo, y con ello refuta a los herejes que pretendían establecer una oposición entre ambos testamentos”.69 Sobre el origen de los Evangelios Ireneo dijo: “Mateo (que predicó) a los Hebreos (sic) en su propia lengua, también puso por escrito el Evangelio, cuando Pedro y Pablo evangelizaban y fundaban la Iglesia. Una vez que estos murieron, Marcos discípulo e intérprete de Pedro, también nos transmitió por escrito la predicación de Pedro. Igualmente Lucas, seguidor de Pablo consignó en un libro el Evangelio que este predicaba. Por fin Juan, el discípulo del Señor redactó el Evangelio cuando residía en Éfeso.”

70

Sin duda la visión fundamental de Ireneo de un Dios pastor, que conduce a su pueblo a través de la historia, le lleva a tomar la narración 67

David Suazo, “Doctrina de la Iglesia” (Apuntes de Historia de las doctrinas, Seminario Teológico Centroamericano, 2008), p. 4. 68 Johannes Beumer, La inspiración de las Sagradas Escrituras, (traducción de Ildefonso Camacho, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1973, p. 11. 69 Jean Daniélou, “Saint Irenée et les origins de la théologie del´ historie”, RScRel 34 (1947), p. 227, en Justo González, Historia del pensamiento cristiano, p. 150. Según Quasten: “El canon del Nuevo Testamento de Ireneo comprende los cuatro Evangelios, las epístolas de San Pablo, los Hechos de los apóstoles, las epístolas de San Juan y el Apocalipsis, la primera carta de San Pedro y el entonces reciente escrito profético del Pastor de Hermas.” Johannes Quasten, Patrología, p. 307. Ireneo dijo: “Nosotros no hemos conocido la Economía de nuestra salvación, sino por aquellos a través de los cuales el Evangelio ha llegado hasta nosotros: ellos primero lo proclamaron, después por voluntad de Dios nos lo trasmitieron por escrito para que fuese columna y fundamento de nuestra fe”. Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 262. 70 Ibídem, para Ireneo: “Los Evangelios no pueden ser ni menos ni más de cuatro, porque son cuatro las regiones del mundo en que habitamos, y cuatro los principales vientos de la tierra, y la Iglesia ha sido diseminada sobre la tierra, y columna y fundamento de la Iglesia son el Evangelio y el Espíritu de vida; por ello cuatro son las columnas en los que se funda lo incorruptible y dan vida a los hombres”. Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 291.

68 bíblica muy en serio. Ella es la que da testimonio de esta obra de Dios llevando a cabo sus propósitos.71 Ireneo en relación a los Evangelios dice: “Y todos ellos nos han transmitido a un solo Dios creador del cielo y la tierra anunciado por la Ley y los profetas, y a un solo Cristo Hijo de Dios. Pero si alguien no está de acuerdo con ellos, desprecia al mismo Cristo Señor, y aun al Padre y se condena así mismo, porque resiste a su salvación, igual que los herejes.”

72

Ireneo subrayó la inspiración plenaria, pero también habló del factor humano en la producción de las Escrituras.73 Lo que encontramos en las Escrituras, según las interpreta Ireneo, es la historia de las relaciones entre Dios y la humanidad. La Biblia no es una serie de verdades eternas, pronunciadas por Dios desde lo alto, sino que es el testimonio de cómo la Palabra –el Verbo– de Dios ha ido dirigiendo a la humanidad a cada paso.74 Antropología “Fiel a la idea platónica de que el hombre está formado de φύ σις, ψυχῇ y νοῦ ς. Ireneo enseña que el hombre está compuesto de cuerpo alma y Espíritu.”75 Por eso dijo que: “Todo el mundo admitirá que estamos compuestos de un cuerpo tomado de la tierra y de un alma que recibe de Dios su espíritu (Adv. Haer. III 22,1)”.76 En la teología de Ireneo, la humanidad es creada buena, aunque todavía incompleta; perfectible, aunque todavía no perfecta. El Plan de Dios fue invitar a la humanidad al crecimiento constante, “no solo en el mundo presente, sino también en el que está por venir, de tal modo que Dios enseñaría por siempre, y el hombre aprendería por siempre lo que se le enseñara (Adv. Haer. II 18,2)”.77 Ante esta perspectiva, Ireneo llegó a expresar que “son perfectos, pues, aquellos que mantienen constantemente el Espíritu de Dios consigo y

71

Justo González, Retorno a la historia del pensamiento cristiano, p. 103. Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 262. 73 David Suazo, “Doctrina de las Escrituras”, p. 5. 74 Justo González, Retorno a la historia del pensamiento cristiano, p. 105. 75 Johannes Quasten, Patrología, p. 307. 76 Ibídem, Ireneo dijo: “Porque mediante las manos del Padre, es decir, mediante el Hijo y el Espíritu, el hombre entero, es hecho a semejanza de Dios. El alma o el Espíritu, son una parte del hombre, pero no son el hombre entero. El hombre completo es un compuesto y una unión del alma, que recibe en sí el Espíritu del Padre, combinada con la carne que ha sido modelada según la imagen de Dios”. Ireneo de Lyon, Contra las herejías, V 6,1, citado por Alfonso Ropero, Lo mejor de Ireneo de Lyon, p. 566. 77 Stephen Bevans, Roger Schroeder, Teología para la misión hoy, constantes en contexto, p. 155. 72

69 conservan sin reproche sus almas y sus cuerpos, es decir guardan la fe en Dios y la justicia para con el prójimo.”78 Sin duda el término que más importancia tiene en la antropología de Ireneo es ‘carne’. En él se juega la batalla contra los gnósticos y a la defensa de la Salus carnis dedica casi todo el libro V del Adversus Haereses. La carne recibe la vida, en los dos sentidos en que los predica. El término utilizado para referirse al elemento que será vivificado en la mayoría de los casos, es corpus (Adv. Haer. V 7,1). En otras ocasiones se refiere a él como miembros… o como sustancia carnal. Pero el término que más se repite en la obra de Ireneo es plasma.79 Soteriología El eje en torno al cual gira toda la doctrina de la redención de Ireneo es que todo hombre tiene necesidad de redención y es capaz de ella.80 Para Ireneo “la redención realizada por el Hijo de Dios ha librado a la humanidad de la esclavitud de Satanás, del pecado y de la muerte”.81 Al elegir Dios para la reconciliación del hombre la muerte en cruz, tiene en cuenta la antítesis entre el árbol de la Gnosis y el de la cruz, y asimismo su forma visible, con los cuatro extremos, símbolo de las cuatro dimensiones del cosmos sobre el que está invisiblemente crucificado el Verbo. El logos, conservador invisible del mundo por la eficacia que contiene (sunoch), debía morir en una cruz para significar a vista de todos la eficacia universal de su muerte, en obediencia al Padre, similar –en el orden humano salvífico– a la eficacia universal, que crucificado en el cosmos, ejerce sobre las cuatro partes del mundo. Quien como logos, en cruz cósmica, conserva al mundo material, debe salvar en cruz de madera, al hombre.82 78

Ireneo de Lyon, Contra las herejías, V 6,1, citado por Alfonso Ropero, Lo mejor de Ireneo de Lyon, p. 567. 79 Rafael Amos Usano, El principio vital del ser humano en Ireneo, Orígenes, Agustín, Tomás de Aquino y la antropología teológica española reciente, Roma, Pontificia Universidad Gregoriana, 2007, p. 52. 80 Johannes Quasten, Patrología, p. 311. “Para Ireneo el problema humano no es que le debamos satisfacción a Dios, ni tampoco que necesitemos una iluminación de lo alto. El problema humano es que estamos sujetos al maligno (Avd. Haer. 5, 21,3). Puesto que toda la humanidad es solidaria, en el pecado de Adán pecamos todos, y juntos con él fuimos esclavos de Satanás (Avd. Haer. 3 22,4). Este es nuestro tirano, que nos impide tanto actuar libremente como continuar en el crecimiento que Dios había previsto para sus criaturas humanas”. Justo González, Retorno a la historia del pensamiento cristiano, p. 83. 81 Johannes Quasten, Patrología, p. 311. 82 Antonio Orbe, “Ireneo de Lyon”, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, tomo I, p. 1103. Este mismo autor dice: “Habíase enemistado el plasma con el Plasmador. Convenía volviese a su amistad. La mera reconciliación con el Hijo, en virtud de la Encarnación, no basta. La carne de Jesús por virginal, no entra en el delito de Adán, ni requiere por tanto ser reconciliada. Puede en cambio, a título

70 Ireneo enseñó que “el hombre es solidario con Adán en su pecado. En tal virtud, el hombre es deudor en Adán. Con esta explicación Ireneo presenta la teoría federalista que enseña que Adán fue un representante de toda la raza humana cuando pecó.”

83

Finalmente Ireneo dijo:

“Porque vino a salvar a todos: y digo a todos, es decir a cuantos por él renacen para Dios, sean bebés, niños, adolescentes, jóvenes o adultos. Por eso quiso pasar por todas las edades: para hacerse bebé con los bebés a fin de santificar a los bebés: niños con los niños, a fin de santificar a los de su edad, dándoles ejemplo de piedad, y siendo para ellos modelos de justicia y obediencia. Se hizo joven con los jóvenes, para dar a los jóvenes ejemplo y santificarlos para el Señor. Y creció con los adultos hasta la edad adulta, para ser el maestro perfecto de todos, no solo mediante la enseñanza de la verdad, sino también asumiendo su edad para santificar a los adultos y convertirse en ejemplo para ellos. En seguida asumió la muerte para ser el primogénito de los muertos, y tener el primado sobre todos, el iniciador de la vida, siendo el primero de todos y yendo delante de ellos.”

84

Escatología Para Ireneo, es precisamente el testimonio subapostólico sobre el milenarismo la mejor prueba de su ‘authentía’, hasta el punto que sospecha que son herejes todos los que no lo profesan. En efecto, para Ireneo el milenarismo se encuentra perfectamente en su concepción de la historia de la salvación, que se va desarrollando progresivamente.85 Incluso en la escatología de Ireneo se nota abiertamente la influencia de su teoría de la recapitulación. El anticristo es la réplica demoníaca de Cristo, porque es la recapitulación de toda la apostasía, de toda injusticia, de toda malicia, de toda falsa profecía y superchería, desde el principio del mundo hasta el fin.86

de caro iusta (Adv. Haer. V 14,2), merecer a sus hermanos: la reconciliación con el Padre, por obediencia a Él en la muerte en la cruz. La caro iusta reconcilió así con el Padre la iniusta de Adán y sus hijos.” 83 David Suazo, “Doctrina de la Salvación” (Apuntes de Historia de las doctrinas, Seminario Teológico Centroamericano, 2008), p. 3. 84 Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 219. 85 Luigi Padovese, Teología patrística, p. 120. 86 Johannes Quasten, Patrología, p. 313. “Ireneo de Lyon escribe sobre el anticristo y dice que vendrá con gran poder del diablo, suprimirá los ídolos y se hará adorar el mismo como Dios, y diez reyes le darán poder para perseguir a la Iglesia. Establecerá su cede en Jerusalén y reinará tres años y seis meses, hasta que el Señor aparezca en las nubes y lo arroje al lago de fuego junto con sus partidarios”. Hans Biedermann, “Anticristo”, Diccionario de símbolos, (traducción de Juan Godo Costa), Barcelona, Editorial Paidós Ibérica, 1993, p. 38.

71 Como se mencionó anteriormente, Ireneo se valió de su teoría de la restauración del mundo para demostrar sus ideas milenaristas, por eso dijo: “Mas algunos cambian de opinión, dejándose arrastrar por las prédicas de los herejes, e ignoran la Economía de Dios y el misterio de la resurrección de los justos y del Reino, que es el preludio de la incorrupción, Reino por el cual quienes fueren dignos poco a poco se acostumbrarán a captar a Dios. Por ello es preciso explicar acerca de este asunto, que a la aparición del Señor, los justos serán los primeros en recibir la herencia que Dios prometió a los padres, despertando en una condición renovada de su ser, y con el reinarán; el juicio universal vendrá en seguida.”

87

Sin duda crecer hasta la plena humanidad y madurez, crecer como imagen de Dios y en la semejanza de Dios formaba parte del plan original de Dios. La finalidad de la historia para los seres humanos en su divinización (theiosis), al ir entrando en comunión plena con Dios, por eso la teología de Ireneo también es escatológica de principio a fin.88 En términos generales la teología de Ireneo de Lyon, marcó una línea de pensamiento fundamental para el quehacer teológico de esos tiempos. Samuel George hace una buena síntesis del pensamiento de Ireneo al decir que: “Cuatro conceptos sustentan la teología de Ireneo: 1) La buena mente de Dios (intelecto divino); 2) el plan de Dios en la salvación (Economía divina); 3) el resumen de todas las cosas en Cristo (Recapitulación); 4) la puesta común de todos los creyentes en la salvación de Dios (Participación).”

89

La relevancia de Ireneo Lyon para la teología histórica “A pesar de su actitud de recelo respecto a la teología especulativa, Ireneo tiene el gran mérito de haber sido el primero en formular en términos 87

Ireneo de Lyon, Contra los herejes, exposición y refutación de la falsa gnosis, p. 542. Stephen Bevans, Roger Schroeder, Teología para la misión hoy, constantes en contexto, pp. 149-50. Ireneo dijo: “Y como decían los ancianos, entonces los que hayan sido considerados dignos de la mansión del cielo irán allí, en tanto que otros, a su vez poseerán el resplandor de la ciudad, porque en cada lugar se verá al Señor, según sean dignos de verles”. Ireneo de Lyon, Contra las herejías, V 36,1, citado por Alfonso Ropero, Lo mejor de Ireneo de Lyon, p. 653. 89 Samuel George, “The Emergence of Christology in the Early Church - a Methodological Survey with Particular Reference to the Anti-Heretical Polemics of Irenaeus of Lyons”, Asia Journal of Theology 24 (octubre 2010), pp. 233-34. 88

72 dogmáticos la doctrina cristiana.”90 Ireneo fue un autor de primer orden en la tradición patrística, pero es también un autor difícil que no se puede comprender bien si no se toma en cuenta el contexto herético (gnosticismo) en que le tocó vivir. “Este contexto explica la elección de sus perspectivas y los caminos que él privilegia en el estudio de las Escrituras.”91 La teología de Ireneo “está marcada en todo momento por un interés en la historia que Dios teje con los hombres, la economía de la salvación, en la que la creación, la encarnación, y la forma de la sentencia son momentos dramáticos claves.”92 Por esto el quehacer de la teología histórica en América Latina, no debe ser una mera observación pasiva de los acontecimientos pasados, sino una interlocución que dialoga con el pasado, que le plantea preguntas. Las respuestas que el pasado nos da dependen en buena medida de las preguntas que hacemos hoy en el presente.93 Ante esta perspectiva, el peregrinaje de Ireneo de Lyon como pastor, teólogo y heresiólogo, resulta ser un paradigma fundamental para quienes se acercan a su vida y a su obra. Otro elemento importante a la hora de estudiar a Ireneo de Lyon o a cualquier Padre de la Iglesia, es que todo teólogo o historiador debe comprender que no está simplemente reflexionando sobre una figura del pasado, como pieza de museo. “Si de veras creemos en la comunión de los santos, si de veras creemos que todos formamos parte del cuerpo de Cristo, entonces aquellos cristianos de antaño son también nuestros hermanos y hermanas. Estudiar la Biblia con ellos puede tener para nosotros un valor semejante al que tienen reunirnos con un grupo de hermanos de hoy para el mismo propósito.”

90

94

Oñatibia, Patrología, p. 295. Juan Antonio Gil Tamayo, “El concepto de profecía en la teología de san Ireneo”, Scripta Theologica, 33 (2001), pp. 659-60. Según Manrique: “El principal representante de los padres anti heréticos, San Ireneo, recuerda la tradición de esta fe en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. (Adv. Haer III, 4, 2).” Andrés Manrique, “Dios como Padre, la paternidad de Dios en la época patrística”, Biblia y Fe 79 (enero- abril 2001), pp. 81-98. “Jascke, llama a Ireneo el ‘Fundador de la dogmática’, y de seguro que no exagera. Adversus Haereses, suscitada por la actualidad de aquel tiempo, expone por primera vez, un sistema teológico global que, en muchos campos, siguió siendo modélico e influyente en tiempos posteriores.” Hubertus R. Drobner, Manual de Patrología, Madrid, Editorial Herder, 1999, p. 138. 92 Oliver O’Donovan, Joan Lockwood O’Donovan, From Irenaeus to Grotius a sourcebook in Christian political thought, Grand Rapids, Williams Eerdmans Publishing, 1999, p. 15. 93 Justo González, Mapas para la historia futura de la Iglesia, Buenos Aires, Ediciones Kairós, 2001, p. 10. 94 Justo González, Retorno a la historia del pensamiento cristiano, tres tipos de teología, p. 23. 91

73

Aunque la exégesis moderna no estaría en conformidad con esta conclusión, uno de los elementos positivos de la posmodernidad es la valoración de las ideas y relecturas del pasado como parte de la construcción del pensamiento en el presente. Ante esta perspectiva es menester reconocer que: “Quien no conoce su propia historia, no sabe porqué es como es, y por tanto no tiene la libertad de ser de otro modo. Quien, por el contrario, empieza a comprender por qué es de cierto modo, empieza también a descubrir la posibilidad de ser diferente.”

95

Juan José Tamayo en el foro teológico de CLADE V dijo que “hay que heredar correctamente la herencia con sentido histórico y no mítico, con sentido crítico y no apologético, con respeto y no con desdén, con comprensión a los errores del pasado aun reconociéndolo no airadamente y a no quedarnos solamente en el pasado sino yendo más allá a partir de lo histórico.”96 Hoy nos hacemos a la idea de que desde el principio hubo un cristianismo ortodoxo, y que ese cristianismo ortodoxo se fue abriendo paso rechazando a un lado y otro las diversas doctrinas que lo hacían peligrar. Pero la realidad histórica es mucho más compleja, pues en lugar de un cristianismo había varios cristianismos. Había el cristianismo de Pablo y el de Juan, el cristianismo de Ireneo y el de Valentín, el de Marción y el de Tertuliano. El de Basilides, y el de Justino, y el de Orígenes, y el de Cipriano, y el de Hipólito, y el de Hermas… ¿Cómo determinar, de entre todos esos cristianismos, lo que era verdadero cristianismo y lo que no era? Este fue uno de los principales desafíos al que tuvo que enfrentarse la naciente iglesia cristiana. En esto, nuestra situación es semejante a la de aquellos cristianos de los primeros siglos, obligados a navegar en un mar de cristianismos, cada uno de ellos con la pretensión de ser verdadero, pero todos ellos diferentes. Y por tanto, el modo en que aquellos cristianos se enfrentaron a su situación bien puede servirnos de recurso hoy para enfrentarnos a la nuestra.97

95

Ibídem, p. 21. Juan José Tamayo, “Foro teológico, quinto Congreso Latinoamericano de Evangelización”, Costa Rica, CLADE V, 2012. 97 Justo González, Retos y oportunidades para la iglesia de hoy, recursos en la historia de la iglesia para una iglesia posmoderna, El Paso, Editorial Mundo Hispano, 2001, pp. 92-93. 96

74 En esto Ireneo tiene mucho que decirnos, en especial si consideramos que “aunque en las universidades se nos diga que estudiamos la historia con el solo propósito de conocer el pasado, lo cierto es que, confesémoslo o no, estudiamos la historia porque creemos que de algún modo ilumina nuestro presente y anuncia nuestro futuro.”98

Fecha de entrega: 11.8.12

Fecha de aceptación: 22.8.12

Gonzalo Chamorro Meza Chileno, Magister Theologiae por el Seminario Teológico Centroamericano. Profesor de Historia Eclesiástica y Teología en SETECA. Miembro de la Sociedad Evangélica de Estudios Socioreligiosos (SEES), y miembro de la Escuela de Formación Ciudadana (EFCI). Además es miembro y editor general de la revista de la Sociedad Educativa Latinoamericana para Fe y Ciencia (SELFYC) y asistente editorial de la Revista Kairós, publicada por SETECA.

98

Justo González, La historia también tiene su historia, Buenos Aires, Ediciones Kairós, 2001, p. 104.

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