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Nuestro Tiempo CIENCIAS Y A R T E S - P O L Í T I C A Y HACIENDA AÑO XIV MADRID, MARZO O C -1 S I ' ^ NUM. IS3 Iwmsiíi n l i l c i ei M e de la

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EI Relato de la Madre
travessia UFSC - REVISTA DE LITERATURA - nO 29/30 Florianopo1is, agoI994/ju11995; 1997; pp. 163-179 EI Relato de la Madre Nora Dominguez Universidad

EI futuro de Ia industria belica: entre ei armamentismo y ei desarme
EI futuro de Ia industria belica: entre eI armamentismo y eI desarme Agustin Taro Davila El fin de la Guerra Fria DO ha resultadocomo muchospenSaban

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Nuestro Tiempo CIENCIAS Y A R T E S - P O L Í T I C A Y HACIENDA

AÑO

XIV

MADRID, MARZO

O C -1 S I ' ^

NUM.

IS3

Iwmsiíi n l i l c i ei M e de la Imislujiii esiecial soliri! acciileiles del Irakaü. Es, por desgracia, tendencia general en la mayoría de los pueblos el querer especializar de día en día la legislación, en lugar de atenerse á ciertos principios generales que permitieran á la jurisprudencia aplicar la ley, de tal suerte simplificada, á cuanto» casos prácticos pudieran presentarse. De esta suerte, se ha pretendido en Francia mejorar la vida social, reducir los procedimientos y, ante todo, hacer obra de justicia, creando una legislación especial para accidentes del trabajo, cuando tan sencillo era, previas ciertas modificaciones de detalle, continuar aplicando á las relaciones entre empleadores y empleados, el principio de la responsabilidad civil, que se encuentra tan terminantemente establecido en el artículo 1.382 de nuestro Código civil. Los patronos hubieran continuado siendo civilmente responsables de los accidentes que hubieran causado á su personal, aunque no hubiera una verdadera responsabilidad penal por su parte. La misma evolución hacia una legislación nueva se opera en países extranjeros, de igual suerte que en Francia, y puesto que se siente semejante pasión por la esp«cialización, no vemos por qué no han de establecerse también reglas especiales para la respfmsabilidad de los automovilistas, por ejemplo, con relación á los peatones. - -

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KUE8TRO TIEMPO

Aunque pertenezcamos á otrar'escuela, sabemos y comprendemos, hasta cierto punto, los motivos que se han invocado, los sentimientos que han impulsado á tantas gentes á hacerse ]iropagandistas de lo que se llama el riesgo profesional, teoría que constituye la base de la legislación especial sobre accidentes del trabajo. Pero, creemos asimismo, ó mejor dicho, estamos seguros, dadas las demostraciones de hechos que se multiplican 4 la hora presente, y de los que vamos á recoger algunos ejemplos, de que al buscar, ó por pretender lo mejor, los defensores en todas partes triunfantes del riesgo profesional, han llegado á desmoralizar el medio obrero, á hacer pesar sobre la industria enormes cargas que abruman y dificultan su desarrollo, aumentando desmesuradamente el precio de coste de todos los productos industriales, con la consiguiente repercusión sobre los consumidores todos de esos productos mismos, sin excluir, como es natural, á los de más modestos recursos. Eecientemente un profesor de legislación in(lur''ial, un especialista, Mr. Pie, de la Universidad de Lyón, con ocasión de un estudio notabilísimo desde el punto de vista de la documentación, que él ha hecho respecto de las leyes europeas y americanas, en materia de accidentes del trabajo (1) h a d a d o como explicación á su estado de preferencia jurídica, las consideraciones que, á su juicio, legitiman las diversas leyes que van extendiendo de pueblo en pueblo, como una mancha de aceite, el principio del riesgo profesional. Afirma él, que el desarrollo de la maquinaria ha aumentado inevitablemente la inseguridad del trabajador, quien se ve expuesto á accidentes fortuitos que nadie ni nada podían hacer prever. Esta primera afirmación ya nos parece muy discutible: un monta-cargas mecánico, por ejemplo, expone al obrero á menos peligros que los procedimientos empleados antiguamente para transportar de un nivel á otro los grandes pesos. El autor reconoce que algunas veces, nosotros diríamos frecuentemente, el accidente es debido á la imprudencia misma del obrero, pero él considera esta imprudencia como cosa fatal, sin darse cuenta de que con tal disculpa la provoca. Nosotros no exageramos; las estadísticas nos lo harán ver en seguida. Invoca también el pro(1)

lievue Eoonomigue Internationale. Agosto 1913.

REPERCUSIÓN ECONÓMICA

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fesor de la Universidad de Lyon la razón de que frecuentemente el accidente tiene por causa inicial una falta del patrono, falta que no es siempre fácil establecer de un modo exacto, al mismo tiempo que su responsabilidad. De estos hechos deduce él la consecuencia de un doble deber social, como se dice en el lenguaje moderno, en el cual se habla demasiado de los deberes sociales para ciertas categorías de la sociedad, en provecho de otras, qu^ impone al patrón medidas propias para asegurar la seguridad del trabajador, que fuerza á este patrono á garantizar á la víctima una indemnización compensadora. Por otra parte, se considera como una justificación de estas legislaciones especiales, el hecho mismo de ellas, ya que se afirma que es una corriente irresistible la que arrastra por tal camino á la mayor parte de los Parlamentos. Para nosotros, una mayoría, aunque sea parlamentaria, no es jamás la demostración de una verdad. Mr. Pie, invoca la autoridad de un economista justamente reputado por el conjunto de su vida y su obra, como economista liberal, Mr. Cheysson, hombre de gran corazón, que se ha convertido en Francia en porta-estandarte del riesgo profesional, y que en 1895 se regocijaba de ver cómo la nueva teoría vencía los obstáculos que se procuraba crear á su rápido desenvolvimiento. Con la legislación nueva, singiüarmente con la francesa en esa materia, se ha llegado á hacer desempeñar al patrono directa ó indirectamente el papel de asegurador respecto de su personal, á propósito de todos los accidentes que puedan herirle. Ello es la consagración del principio de una reparación forzosa y á todo trance, sin que la víctima tenga que probar en modo alguno la falta por parte de quien le emplea, salvo respecto de casos excepcionales, que casi nunca, por así decirlo, se presentan. Se ha extendido el pripcipio de ese seguro forzoso á expensas del empleador, no admitiendo que negligencias ó faltas del empleado puedan, en caso alguno, hacer desaparecer la responsabilidad del patrono. En verdad que hubiera podido introducirse en la legislación primitiva una ligera modificación que hubiera sido á todas luces lógica. Bastaría á esto, si consideramos el punto de vista jurídico 3' el punto de vista económico, modificar algo el principio de la responsabilidad delictiva, que se funda en el artículo 1.382 del

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Código civil francés. En lugar de obligar á la víctima que reclama una indemnización á hacer la prueba de una falta indubitable por parte del patrono ó de sus representantes, se hubiera podido reciirrir á lo que se llama frecuentemente la responsabilidad contractual, que hubiera conducido á la innversión de la prueba, y el patrono hubiera sido considerado en falta, á menos que hubiera suministrado la prueba directa, ó bien del caso fortuito, ó bieu de la negligencia del obrero. • Es evidente que el caso de prueba ]>ositiva de una falta del patrono, es siempre cosa difícil para el obrero, mas no se ha querido esta solución, que no hubiera ciertamente dado los resultados deplorables á que nos ha arrastrado la ley de 1898 sobre el riesgo profesional. Entre tanto, se había buscado una primera modificación de la legislación anterior sobre la materia, afirmando que el patrono debe responder del accidente por consecuencia del riesgo creado por su industria misma, riesgo objetivo que envuelve la responsabilidad legal del empleador. En estas condicionen, el patrono no hubiera podido exonerarse de su responsabilida J más que estableciendo que había habido falta del obrero. Esta evolución está perfectamente explicada en el estudio de nuestro eminente colegaf el profesor Mr. Pie, al cual hemos aludido. Pero se ha ido más lejos, y nosotros lo deploramos, á pesar de la cordial simpatía que sentimos por el carácter y por la ciencia de Mr. Cheysson, padre del riesgo profesional. En Francia se ha tomado este riesgo profesional como base de la legislación, se ha declarado que los patronos, porque perciben los beneficios de 1« producción industrial, deben indemnizar á la víctima cuando el riesgO' se consume, aunque ninguna falta les sea imputable, y de este modo el patrono hará entrar este riesgo y las primas que le obligue á pagar entre los gastos generales del negocio, y se ha llegado de esta manera á no admitir la supresión de la indemnización en beneficio del obrero más que si hay dolo, por accidentes provocados intencionalmente. Ni siquiera se ha querido hacor excepción en la falta inexcusable, y algunos partidarios de la legislación especial en materia de accidentes del trabajo se revuelven contra toda facultad dejada al arbitrio judicial para reducir la indemnización si ha habido falta inexcusable por parte del obrero. En esto es donde particularmente se encuentra ! origen

KEFERCU8IÓN BCOJfÓMIOA

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arece (pie se quieren sepultar todas las \erdades. todos los principios éticos y jurídicos, todas las institucioneti. y precipitar sobre nosotros una noche profunda, un silencio horrendo, un mundo envuelto en su caos, á, fin de que les (piecle á esos energúmenos un orbe 3)roporcionado á sus ideas: unas tinieblas que encubran sus abominaciones, mía quietud tpie no les turbe ni UÍS reprenda: 20

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ITOESTRO TIKMl'O

y una materia, sucia en que se sumerjan y se revuelquen para siempre. Colocada en este punto la contienda, á declararla mejor ayudan las luces de la moderna antropología; por esta razón, me interesaba estudiar el anarquismo bajo todas sus fases, y la que he mostrado en este trabajo, me parece, no sólo una faz, sino una fachada. Son. por otra parte, tantos los sofismas y desatinos de que están sembrados los escritos de los anarquistas modernos, que sería menester escribir un centenar de tomos, si se hubieran de refutar uno á uno. P o r eso no se extiendo á tanto el objeto que aquí me propongo, pareciéndome mejor destruir ese naturalismo optimista y aiiíropocéntrico que al anarquismo sirve de base. Antas de hablar con énfasis de la "vuelta á la naturaleza", antes de proclamar "tieiTa y libertad" y soñar con una humanidad imperante en un globo propiedad de todos, debería el anarquista pensar que este globo de la de los espléndidos jardines de España, smw les omhrages -desguels se sont promems jadis famüierement nos peres et ou des jardiniers nonchalants, o,u perfides, ont laissé croitre et se mvltiplier Vivraie, les ronces, les végétations folies, toutes les mauvairves graines de Vohscurantisme et de la superstition (1), se levantó el capellán del Instituto y dejó aparatosament

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ficamente la independencia material de los trabajadores y la dignidad moral de sus bogares. Vivimos en una fase transitoria. El hombre se cuida del por/onir de la especie j ' es altruista en sumo grado. Ello disminuirá los sufrimi'>ntos, recoriciliando así á los impacientar y á los infelices. La mejora de la higiene social é individual y el culti\o de la salud física, factoref jrimoidiales para el establecimiento de la dicha, no dependen, con frecuencia. sino del juego del equilibrio bien regularizado entre el alma y él cuerpo. La concepción serena de la vida dispensará y destruirá nuestras miserias imaginarias, que son, precisamente, las más numerosas y menos llevaderas.

EL VICIO EN EUEOPA The Survey. Ocúpase esta Revista neoyorkina, en uno de sus últimos números, dol segundo de los libros publicados por la Oficina de Higiene social que ha organizado John D. Rockefeller. Ea un trabajo de Abraham Flexner titulado "Prostitution in Europe". Dicho especialista ha visitado las principales ciudades de Inglaterra, Escocia, Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Suiza, Dinamarca, Noruega y Austria-Hungría, en busca de datos que le permitieran estudiar este problema desde el punto de la experiencia práctica en Europa. Y los ha recogido en lo referente á la legislación, oferta, demanda, esfuerzos de las autoridades para la regulación é inspección médica, el movimiento abolicionista y el sentimiento de Europa occidental, que va considerando igualmente responsables á los dos participantes en cada acto inmoral. La plaga examinada por Flexner está mucho más extendida de lo que se cree, si se incluyen en ella todos los factores y se considera bajo ella toda promiscuidad, aun la transitoria, de relaciones sexuales mediante pago ó algo equivalente. Se tiende, sin duda, hacia la desmoralización completa, pero muchas mujeres abandonan esa vida inmoral á la que eventualmente se entregaron. Es absurdo, según Flexner, considerar la prostitución como un acto exclusivo ó casi exclusivamente de la mujer, y que ésta se entrega á él por innata depravación, viciosa vida ó apremios económicos. Como condición previa y fundamental debe señalarse la existencia de un mercado. Coi|pideradas las mujeres como criaturas inferiores, han aceptado sin inquietud el puesto que se las asignaba. Europa ha sido un mundo para los hombres. El abastecimiento de mujeres viciosas es, en cantidad, enorme. Sus traficantes, como prácticos psicólogos, saben que el apetito, además de

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existir, puede ser creado y desarrollado, y que para aumentar la demanda no hay mejor camino que presentar una gran oferta, en forma atractiva. Este abastecimiento tiene en la práctica una sola fuente: "las clases más bajas, y principalmente las mujeres solteras de estas clases". Otras suministran algún contingente, pero en proporciones muy exiguas. Y aun esas son las "más inhábiles hijas de las clases más inhábiles", y "pertenecen al proletariado tanto social como intelectual". Este hecho indica que la prostituta ha nacido degenerada. Sirven para definir el tipo, sus rasgos característicos, tanto internos como externos : su porte, sus miradas atrayentes y su sonrisa. Es perezosa, mentirosa, amante de las diversiones y de las bebidas, fácilmente dirigible, negligente del porvenir y, por lo general, desprovista del sentido de la moralidad. Con frecuencia sus familias presentan casos de enfermedades mentales, ó poco desarrollo de la inteligencia. La falta del pudor, la indulgencia para ciertas faltas sexuales, alternativas de abandono y de desesperación, irregularidad en las horas y enfermedades contribuyen á la total desmoralización. Algunos rasgos, como la idiotez moral, la codicia, la aversión al trabajo, la vanidad, la inclinación al robo y el libertinaje, lo mismo pueden ser nativos que adquiridos, con la mala vida. Muchas mujeres no caen por pureza, y otras, las menos, por falta de ocasión, pero el mayor número, por las imperceptibles barreras que las rodean por completo. En tales casos, la superioridad es adquirida, de ningún modo innata, y se debe más al medio social que á la educación. Indiscutiblemente la decencia se pierde de un modo gradual. La muchada, al principio, no tiene la idea de que podrá ser prostituta. Comienza dándose y termina vendiéndose. El peligro es mayor á medida que las tentaciones fuertes y la resistencia débil coinciden. La rápida transplantación de una persona sin madurar á un medio peligroso suministra gran contingente al vicio. Dan un elevado tanto por ciento de prostitutas las muchachas que habían dejado sus hogares. De las 12.707 matriculadas en París, dos terceras partes no nacieron en la provincia del Sena. También cabe la desmoralización en el hogar. La ausencia de la madre que debe ganarse su subsistencia, el amontonamiento de la familia en una ó dos habitaciones, el bajo nivel de honradez en la calle y malos ejemplos constantes contribuyen al mismo fin. Ahora bien, esto no significa que se llegue fatalmente á tal resultado. De varias hermanas colocadas en análogas circunstancias, una sucumbe, mientras las restantes, por fuerzas antropológicas y personales, se salvan del daño. El proletariado es el depósito que suministra más víctimas, sobre todo si se encadena con otros factores pertenecientes, de un modo ex-

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elusivo, al medio. Malos padres, madres perdidas, alcoholismo, defectos físicos, aparecen esporádicamente en todas las capas de la sociedad; pero que además se combinen con una educación insuficiente y gu resultante, exigüidad de capacidad económica, con la ausencia de previsión, con grandes deseos y pocas satisfacciones, esto sólo ocurre en el proletariado. La prostitución es, por consiguiente, de origen económico. Por eso fluctúa con algunos trabajos que duran ciertas temporadas ó que dan rendimientos inseguros. Flexner cree que la prostitución es un fenómeno modiflcable. En efecto, escribe: "Cuando deriva de la ignorancia, leyes y policía son impotentes; sólo la salvará la instrucción. Cuando resulta de defectos personales, leyes y policía son impotentes; sólo la remediará una inteligencia salvaguardia del estado. Cuando procede de impulsos na^ turales que no pueden adquirir una expresión legítima, sólo la evitará una vida social racionalizada. Cuando se debe al alcohol, á ilegitimidades, á hogares destruidos, á bajos jornales, á pésimas condiciones económicas—á uno ó varios de. los fenómenos particulares respecto de los cuales la moderna conciencia se hace sensitiva—sólo podrá lograrse la salud merced á una transformación por medio de la educación, la religión, la ciencia, la sanidad, etc. La civilización ha luchado contra la tuberculosis, el alcohol y otras plagas; ahora también tiene que luchar contra el vicio comercializado. Y más pronto ó más tarde logrará la victoria".

LAS CREENCIAS BELIOIOSAS DE LOS ESQUIMALES The Harpers Magatine (1). iSe admite comúnmente—dice Wilh-Almur Stefanson—que ningún pueblo, por bajo que esté en la escala de la humanidad, se halla desprovisto totalmente de religión. Este sentimiento religioso se encuentia en relación directa con el desarrollo intelectual de las poblaciones. Los esquimales tienen una viva comprensión de las cosas que ocurren en tomo á ellos, pero la monotonía de su existencia perjudica su sentimiento intelectual. La palabra "salvaje" no es precisamente, la que con más propiedad pueda aplicárseles. Juzgo preferible designarle con el nombre de "pueblos niños". 8u religiosidad es obscura, á diferencia de lo que ocurre con la nuestra. Hay, entre ellos, algunos individuos que comunican con los espíri(1) Koviembre IfilS.

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tos, poseen las fórmulas religiosas y haeen milagros numerosos. Desígnaseles allí con el nombre de "angatkut". La base de la religión en los esquimales es la subordinación de todos los acontecimientos á la obra de los espíritus, los cuales, por su parte, se hallan bajo la sumisión de ciertas fórmulas y encantaciones que sólo poseen los "angatkut". Por consiguiente, huelgan las oraciones y los cultos, ya que el espíritu únicamente se rendirá á una fórmula. iCada espíritu tiene un amo, y cada "angatkut" dispone de uno ó va^ ríos espíritus. Cuando un joven esquimal del río Makenzie quiere ser "angatkut", visita á un "angatkut" antiguo y le compra uno de sus numerosos espíritus por una lancha, una choza, dos cargamentos de aceite de foca. He aquí cómo se hace el contrato: El "angatkut" ofrece, por ejemplo, el Oso polar. El aspirante al "angatkutismo" prefiere mejor entrar en posesión del espíritu Quiebra-Corrientes. —No me es posible—^responde el viejo "angatkut".—^De él sólo me desprendería en un caso extremo. Pero si no te conviene mi espíritu el Oso Polar, puedo cederte otro, el Indiano. Después de esta especie de regateo, el solicitante acaba quedándose con el espíritu Cuervo. Y cuando llega el caso, lo evoca con sujeción á la fórmula que le comunica el vendedor. A veces, el espíritu no quiere responder al nuevo amo. En tal caso, difícilmente se queja éste, porque el contrato con el vendedor fué definitivo y no le devolverían los objetos recibidos á cambio del espíritu. Si, á pesar de todo, el adquirente se queja al vendedor, éste responde con frases de este género: —^Yo no puedo remediarlo. Acaso tú seas una de esas personas con las cuales los espíritus no quieren cuentas de ninguna clase. He hecho por ti cuanto me ha sido factible. Me veo en la imposibilidad de hacer más. Casi siempre, sabiendo el joven "angatkut" que las reclamaciones son inútiles, disimula el fracaso, anuncia á las familias y amigos su nuevo cai^o y comienza á hacer prodigios. De dos clases son las dolencias de los esquimales. O les roban el alma 6 un brujo enemigo les manda un espíritu para atormentarles el cuerpo. Todo ello se puede curar mediante encantaciones, ledobles de tambor, escenas de ventriloquia y mediante la observación estricta de "tabous" por parte del paciente y de su familia. Si, por ejemplo, un hermano del enfermo tiene la imprudencia de comer un trozo de la parte izquierda de un caribú matado por él mismo, el enfermo se agrava. Si ai «ontrario, la madre de un niño que está malo no se quita las medias durante la enfermedad, la curación del chico es segura. A veces fracasan todas estas medidas, incluso los milagros de los "angatkut", pero los esquimales fácilmente encuentran una explicación satisfactoria de ello. Otra creencia muy curiosa existe entre estas gentes. Jamás corrigen á sus niños, lo cual, claro está, les hace insoportables. Y se abstienen

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de toda reprimenda porque creen que en sus hijos revive el alma de uno de sus padres ya difuntos. Así, en vez de designar con el nombre de "hijos" á su progenitura, le dicen "mi padre", "mi madre", "mi tío". Los niños, á su vez, deben dar á sus progenitores los títulos que se hallan en relación con el que han recibido ficticiamente. EUo complica de un modo extraordinario las relaciones familiares, pues, cuando un padre dice á su hijita "mi madre", la auténtica madre de la criatura debe llamar á su vastago "mi suegra". Los esquimales no tienen noción de la existencia de un paraíso ó de un infierno, porque suponen que las almas reviven siempre en cuerpos nuevos. T H E READKR

REVISTÜ BIBLlOBRílFiEíI UNA

PÁGINA DE LA HISTORIA CONTEMPORÁNEA,

por F. de Laiglesia.

Madrid, 1913. Un asunto financiero relacionado con nuestra deuda exterior y los perjuicios que irrogan á la nación las medidas adoptadas por los Cuerpos colegisladores para remediar las cargas del país en ciertos capítulos del Presupuesto, son examinados sucintamente en una docena de páginas. A guisa de apéndice, figuran una declaración firmada por ei Ministro plenipotenciario de S. M.. señor marqués de Casa Laiglesia y por el Presidente del Consejo de Tenedores de bonos extranjeros; un proyecto de convención relativo á la deuda exterior española 4 por 100 extendido en París el 14 de Julio de 1900; un extracto de la reunión de protesta contra el Convenio de la Renta exterior española, del 16 de Noviembre de 1900, y una circular de la Asociación Nacional de poseedores franceses de valores extranjeros, de 7 de Diciembre del mismo año.

DEL

MOMENTO POLÍTICO.—UN DISCURSO Y TRES ARTÍCULOS de Ángel

Ossorio.—^Madrid. Imprenta de Juan Pueyo, 1914. El discurso á que alude el título de este folleto, es esa famosa oración pronunciada por el Sr. Ossorio en Bilbao el 30 de Noviembre último; y los artículos, aquellos trabajos también de cierta resonancia que insertó "La Vanguardia", dfe Barcelona, por esos mismos días. De uno y otros se ocupó entonces la Prensa diaria con el calor que las circunstancias del momento imponían. Como no se trata, pues, de cosa nueva para nuestros lectores, nos abstenemos de reseñar su contenido, limitándonos á anunciar su recopilación.

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MTESTKO TIKMPO

1^8 RIEOOB EN LA PROVINCIA DK TARRAGONA, pOF D. José EliOS de Mo-

LIN8, ex Jefe de Fomento de la provincia de Tarragona y Presidente honorario de su Chámara Agrícola.—^Barcelona. Imprenta Barcelonesa. A título de orientaciones sociales agrarias publica el Sr. Elias de Molins este folleto. El problema de los riegos sigue en pie en la provincia de Tarragona, debido á la escasez de aguas que hay en toda ella y á las necesidades de los actuales tiempos, que exigen cultivos intensivos, para los cuales el riego es factor esencial. Como indicación para resolver este problema, el trabajo que nos ocupa puede servir de guía. El autor expone temas de órdenes diferentes: técnicos, sociales, económicos y prácticos. En la parte primera, tras unas breves consideraciones sobre los riegos en general, los efectos de la destrucción de los bosques y la necesidad de una pronta repoblación forestal, estudia el problema de los riegos en las cuencas del Francolí y del Gaya, extendiéndose en consideraciones respecto de canales y pantanos. En la segunda parte, se refiere á los riegos en la comarca de Tortosa, para cuya prosperidad agrícola y económica, señala muy atinadas consideraciones.

HOJAS DIVULGADORAS.—^Año 1913.—Madrid.

Bajo el título "Hojas divulgadoras", ha recopilado en un volumen la Dirección general de Agricoiltura, Minas y Montes de nuestro Ministerio de Fomento, todas aquellas que ha ido publicando durante el año fenecido. Comprende el libro 23 hojas sin contar la dedicada á la inserción del "índice general". De la utilidad que puedan ofrecer ¿ las personas y entidades interesadas por lo» problemas agrícolas, da una idea la enumeración de los asuntos tratados durante el año, á saber: Cultivos (siembras, reconstitución del viñedo, seleccióii de semillas, plantación de tubérculos, injertos); Abonos (estiércol, abonos vegetales, animales, minerales, fosfatados, potásicos y calcáreos); Flagras del campo (la mosca del olivo, plagas del manzano y del ciruelo, la parpaja, la clorosis de los naranjos, los insectos auxiliares de la agricultura, y un estudio sobre la misión y trabajos de la Estación de Patoáogía vegetal del Instituto Agrícola de Alfonso XII); Industrias agrícolas (bacterias de la leche, mosca de los barros, parásitos de pieles y lanas, prácticas de acidimetría, conservación de los mostos, colmenares nuevos para la venta); Enfermedades del ganado (glosopeda, viruela, carbunclo, aborto enzoótico, diarrea de las vacas, insolación, etc.); Enfermedades de las aves. Estadística (estados ceimparativos de las producciones de uvas y mosto, de maíz y de aeei-

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tunas y aceite en el último quinquenio). Acción social agraria (Cooperativas de crédito agrícola. Seguros). Legislación (policía sanitaria ¿él ganado, abonos, etc.) Higiene y salubridad (la protección de loa murciélagos para la destrucción del mosquito, la lucha contra las moscas, etc.), y, por último, una sección varia y de conocimientos agr\ colas. Estas hojas divulgadoras se remiten gratis á cuantas personas Jas soliciten, lo cual las hace doblemente estimables.

UNA SEMANA EN BÉLGICA,

de M. Aldama, 1913.

por Julio de Lazúrtegui.—^Bilbao. Tipografía

En tres puntos generales se concentra la atención de esta obra, & sab r: la reunión del Instituto del Hierro y el Acero, la situación agrícola, industrial, económica y financiera del pequeño reino que tuvo por mon.arca al gran Leopoldo, y la Exposición universal é internacional de Gante. i a reunión del Instituto del Hierro y el Acero se celebró en los primeros días de Septiembre próximo pasado. Al decir del Sr. Lazúrtegui» bien merecían Bélgica y su metrópoli este Congreso de la Siderurgia universal, pues con sus treinta mil kilómetros cuadrados muy escasos y sus siete millonea y medio de habitantes, la producción de dicha indastria, apoyada por una explotación huUera de Veintitrés millones de toneladas anuales, alcanza ya dos millones y medio de toneladas de acero por año, distriíjuídas en infinitos derivados, desde el carril hasta el cañ n y el blindaje, desde la locomotora más potente hasta la herramienta más sutil. Dos son, en Bélgica, los principales centros de manufactura de hierro y de acero: Lieja y Charleroi. Hay, además, otras factorías impoar» tantes en Luxemburgo, Amiberes, Qante, Brusdas y algunos otroa sitios. La producción de lingotes de hierro alcanzada por todas ellas en 1912 ha sido seis veces más grande que la de España en igual lapso da tiempo. El inglés Cockerill inició la gran era al establecerse en Ser'aing -en ^821 y encender el primer alto homo alimentado con coque en el Continente. La Compañía Cockerill vive hoy en plena prosperidad y se apresura á implantar todos aquellos progresos industriales que con sus manufacturas se relacionan. La industria de tejidos, la de vidrio y la de cristal, la agro-peeu.;(;no ríe la cultura española de fines del siglo XVIII, el hombre univer al, armónico y sereno de juicio que sintetizó lo que en su tiempo se sabía y la manera de pensar de entonces. El documentado trabajo del Sr. Juderías arroja en muchos puntos nueva luz sobre su biografiado ilustre. JOSÉ SUBIRÁ

índice alfabético de autores.

BKLLET (Daniel).—-Repercusiión económica en Francia de la legislación especial sobre aiocidentes del trabajo, 289. BRUN (Luis.)—Revista Teatral, 45. CANAL8 (Salvador).—Crónica de política interior.—Sobre la crisis de 26 de Octubre, 77. CoLL (Cayeitano).—Guanina, 212. CUBILLO (Leandro).—Desiairrollo del poder naval alemán, 8 y 174. GONZÁLEZ BLANCO (Edmundo).—^La «seincia del anarquismo, 305. MARFIL (Mariano).—Política extranjera, 65, 222 y 340. MARTÍNEZ (Julio.)—^La represenltación proporcional, 195. MARTOS (José).—Prim, 5.

"QuiNTUs Scipio IMPERATOR".—La abogacía y «1 jurado, 145. PiTOLLET (Camille.)—^Algunos apuntes para unia historia de los estudios hispánicos en la segunda emiseñanaa de Francia, 330. RUBiANO (Santos).—^La Sanidad Militar em Marruecos, 28. VARIOS.—Revista de Revistas, 98, 235 y 349. -— — Bibliográfloa, 130, 255 y 397.

índice de materias.

(i)

CIENCIAS ' " Repercu¡áicaf>rile8 en Estados Unidos y «a im(M)rt«i|t CARRILLO (E).—La sonrisa de la esfinge, 278. Qóujsz IzQUiBRDO

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