J. E. Sánchez Vázquez, R. H. Andrade Gallegos y M. Coello

Hongos comestibles en el sureste mexicano Los hongos comestibles en el sureste de México J. E. Sánchez Vázquez, R. H. Andrade Gallegos y M. Coello El

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Hongos comestibles en el sureste mexicano

Los hongos comestibles en el sureste de México J. E. Sánchez Vázquez, R. H. Andrade Gallegos y M. Coello El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), Apartado postal 36, Tapachula 30700, Chiapas, México. Correos electrónicos: [email protected] ; [email protected]

CONTENIDO I. Resumen II. Abstract III. Introducción IV. Micodiversidad y etnomicología A. Vegetación B. Grupos indígenas C. Hongos D. Etnomicología E. Poblaciones que consumen hongos y principales especies consumidas F. Cultivo de hongos comestibles 1. Situación 2. Formas de cultivo 3. Problemática V. Comercialización VI. Investigaciones micológicas y germoplasma A. Germoplasma B. Disponibilidad de “semilla” VII. Vinculación VIII. Perspectivas Agradecimientos Literatura citada I. Resumen Se presenta una revisión de los estudios etnomicológicos y de cultivo de hongos comestibles en los Estados de Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Campeche y sur de Veracruz, México. Se discuten los principales avances, problemática y perspectivas de aprovechamiento de los hongos comestibles en el sureste de México. Hacia un Desarrollo Sostenible del Sistema de Producción-Consumo de los Hongos Comestibles y Medicinales en Latinoamérica: Avances y Perspectivas en el Siglo XXI. Capítulo 11, pp. 151-168. Eds. D. Martínez-Carrera, N. Curvetto, M. Sobal, P. Morales & V. M. Mora. © 2010 Red Latinoamericana de Hongos Comestibles y Medicinales: Producción, Desarrollo y Consumo. ISBN 970-9752-01-4 151

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Palabras clave: Etnomicología, hongos comestibles, sureste de México. II. Abstract Edible mushrooms in southeast Mexico A review is presented on ethnomycological and mushroom cultivation studies developed in the States of Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Campeche and south of Veracruz. Main advances, current problematic situation, and perspectives for the use and management of edible mushrooms in southeast Mexico are discussed. Key words: Edible mushrooms, ethnomycology, southeast Mexico. III. Introducción Cuando se habla de diversidad micológica de México, generalmente se hace referencia a la diversidad y el conocimiento que se tiene sobre los hongos principalmente de la zona central del país. Esto se explica ampliamente porque dicha zona es muy rica en hongos y en tradiciones ancestrales que, aún con los estudios realizados hasta la fecha, está muy lejos de ser cabalmente descrita. Existen, sin embargo, otras regiones del país con una micodiversidad también importante, aunque menos conocida y estudiada. Tal es el caso del sureste mexicano, región vasta que abarca los Estados de Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Campeche y sur de Veracruz, y que representa alrededor de 16% del territorio nacional (Fig. 1). Esta región es muy rica en cuanto a diversidad biológica y cultural, y se caracteriza por ser principalmente agrícola, con alta población rural y tener poca industrialización. La región presenta un paisaje que contiene como gran riqueza, una mezcla de diferentes tipos de vegetación, producto de muchas variables, tanto por su origen geológico, como por su ubicación geográfica. Sobresale por su diversidad, la gran cantidad de especies que en ella conviven y los grupos humanos que la habitan. El sureste de México es, en general, una región de humedad media/alta, con temperaturas medias anuales superiores a 20°C, prácticamente sin invierno, con una estación seca y una húmeda, cuyas proporciones varían según la localidad. Su condición tropical no implica ausencia de zonas templadas, ya que en función de la altitud de ciertas mesetas y montañas (por ejemplo, los altos de Chiapas o el valle de Oaxaca) es posible encontrar zonas frías, templadas con bosque de niebla, regiones muy húmedas (pantanos 152

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Fig. 1. Estados que conforman el sureste mexicano. Se señalan las áreas naturales protegidas incluyendo las reservas de la biosfera. y manglares), hasta las partes semiáridas y de matorrales xerófilos (Dávila et al., 1997). Es esta abundancia y esta diversidad de climas y nichos ecológicos los que hacen que la región sea propicia para el desarrollo de una amplia micobiota, entre las más importantes del país. Como característica de la mayoría de las zonas tropicales del mundo, esta región carece de los recursos humanos capacitados y necesarios para llevar a cabo el estudio de la diversidad tan abundante con que cuenta. Por otra parte, la movilización social, la falta de políticas acordes y el crecimiento de la población son factores que atentan contra su riqueza biológica. El conocer esta diversidad es una prioridad, ya que contribuye a la toma de decisiones informadas, sobre conservación, desarrollo y aprovechamiento racional. Dado el despertar de la micología como ciencia y como parte fundamental de la biotecnología que se observa a nivel mundial, desde fines del siglo pasado, el dedicar esfuerzos para conocer con lo que se cuenta es un primer paso para estimar el potencial y las alternativas acordes al desarrollo deseado. El presente capítulo hace un breve recuento del conocimiento que sobre la micodiversidad se tiene de esa región, se abordan las 153

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experiencias en el cultivo de hongos comestibles y se concluye con una breve reflexión sobre las perspectivas regionales. IV. Micodiversidad y etnomicología A. Vegetación La coevolución de los hongos con las plantas permite predecir el tipo de hongos que es posible encontrar en función de su afinidad con la vegetación donde conviven. La mayoría de los estudios de hongos llegan a centrarse en ciertos tipos de vegetación, de ellos sobresalen los bosques de pino-encino, la selva húmeda, los bosques de niebla, la selva tropical seca, y algunas mezclas de ellos. Sin embargo, aun en el mismo tipo de vegetación se ve la influencia de variables tanto climáticas como edáficas (tipo de suelo, orografía, composición del suelo, altitud, latitud, temperatura, humedad relativa, entre otras), que son las que definen cuál va a ser la mezcla de especies vegetales y de hongos que se les asocia. Los bosques de pino y encino prosperan en los Estados de Oaxaca y Chiapas, donde hay grandes extensiones que corresponden a las cadenas montañosas del norte y de centroamérica. En este tipo de vegetación conviven especies de hongos formadores de ectomicorrizas, cuyos micobiontes en su gran mayoría tienen consistencia carnosa, además de que muchas de las especies llegan a ser aprovechadas para el consumo humano. La superficie de este tipo de vegetación es de casi una tercera parte de la que ocupan los Estados que se involucran en el presente capítulo. La selva húmeda ocupa una mitad de la superficie y se distribuye en casi la totalidad de los Estados de Quintana Roo, Campeche, Tabasco y en parte de Oaxaca y Chiapas. En cuanto a biodiversidad, son estos ecosistemas los que presentan la mayor riqueza, aunque son los más pobremente conocidos debido, entre muchas causas, a la falta de especialistas que estudien el neotrópico. Los bosques de niebla ocupan una parte pequeña, pero de gran importancia; se estima que en ella se encuentra el 11% de las especies de plantas y de manera complementaria muchos otros organismos. En los Estados de Oaxaca y Chiapas se puede encontrar una porción de ellas a manera de islas sobre la cordillera montañosa y llega a representar aproximadamente 1-2% de la superficie de los Estados en estudio. La selva tropical seca o bosque caducifolio llega a representar una sexta parte de la superficie y se encuentra en los Estados de Oaxaca, Chiapas y una porción al norte de Campeche. Con base en la cubierta vegetal anterior, se dice que esta región es la más biodiversa de la república mexicana donde, además de los 154

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recursos genéticos, se encuentra la interacción por muchos años con una o varias culturas (Toledo, 1994; Dávila et al., 1997; Challenger, 1998). En los Estados de Oaxaca y Chiapas se encuentran representados en su totalidad los tipos de vegetación presentes en México. B. Grupos indígenas Los grupos indígenas que habitan en el sureste de México son muy diversos. En función del número de hablantes y de su antigüedad en la región son 26 las principales lenguas presentes: Amuzgos, Chatinos, Chinantecos, Chochos, Chooles, Chontales, Cuicatecos, Huaves, Ixcatecos, Kanjobal, Mames, Mayas, Mayaszoques, Mazatecos, Mixes, Mixtecos, Nahuatlacas, Popolucas, Quichés, Tojolabales, Totonacas, Triques, Tzeltales, Tzotziles, Zapotecos y Zoques. Aunque es posible encontrar representantes de otras lenguas indígenas en la zona, su presencia y/o reubicación es más bien debida a migración con fines de empleo o por desplazamientos en búsqueda de refugio. Los primeros, por las ofertas de trabajo que se dan en las zonas turísticas en la Riviera Maya, y los últimos procedentes de Guatemala, principalmente durante los problemas políticos de la década de los 1980’s y con asentamiento en Campeche, Chiapas y Quintana Roo. Al analizar por cada Estado, resalta que 16 lenguas están arraigadas en el Estado de Oaxaca, mientras que en Chiapas son 8 los grupos principalmente considerados. En Tabasco se tiene el reporte de cuatro grupos étnicos, en Campeche se tienen integrantes de siete grupos y en Quintana Roo cinco. Se llegan a presentar variaciones dentro de una misma lengua de acuerdo a la región y la adaptación a las condiciones climáticas y de vegetación donde se asientan las comunidades, lo que hace que el conocimiento y uso de su entorno sea diferente. La riqueza cultural ha retomado importancia en los últimos años debido a que en las zonas donde habita una alta proporción de población indígena, se encuentra una parte importante de los bosques y selvas mejor conservados y la parte alta de las cuencas de captación de agua de los principales ríos del país; además de que muchos grupos indígenas conservan una gran cantidad de conocimiento tradicional acerca del manejo de estos recursos, con considerable potencial para su manejo sustentable (SEMARNAP, 2000). En la Figura 2 se muestra la distribución de la población indígena del país. Se aprecia que en cuatro de los cinco Estados considerados, la población indígena varía de 13.3-35% de la población estatal, lo que duplica la media nacional (Campeche) y hasta llega a quintuplicar dicha media (Oaxaca), a excepción de Tabasco, cuya población indígena representa 3% de la población de ese Estado. 155

Guanajuato Zacatecas Coahuila Aguascalientes Colima Jalisco Tamaulipas Nuevo León Sinaloa Baja California Norte Distrito Federal Baja California Sur Querétaro Morelos Durango Tlaxcala Sonora Estado de México Tabasco Michoacán Chihuahua Nayarit Nacional Veracruz San Luis Potosí Puebla Campeche Guerrero Hidalgo Quintana Roo Chiapas Yucatán Oaxaca

0.2 0.3 0.3 0.3 0.6 0.7 0.8 0.8 1.3 1.4 1.5 1.6 1.7 1.8 2.1 2.5 2.5 2.6 3.0 3.3 3.4 5.0 6.7

9.5 11.1 11.7 13.3 14.2 15.5

19.3

26.1

33.5 35.3

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Fig. 2. Porcentaje de población indígena por Estados en México (INEGI, 2005). C. Hongos Los trabajos de Guzmán (1998, 2000), así como de Guzmán-Dávalos (1998), han comparado y señalado el hecho de que el número de especies de hongos conocidas de las zonas tropicales es menor que el de las regiones templadas del país. De esto, Guzmán et al. (1997) comentaron que se conocen poco más de 900 especies de macromicetos de los trópicos y subtrópicos, cifra indudablemente muy baja para la riqueza de especies que tiene esta región. Independientemente de la vegetación, han sido pocos los estudios tendientes a conocer la micodiversidad regional. Andrade Gallegos & Sánchez Vázquez (2005) mencionaron que para Chiapas se habían reportado 441 especies; mientras que Raymundo Ojeda et al. (2006), después de una revisión exhaustiva de diversas colecciones, además de algunas recolecciones desde 1998 a 2004, mencionaron que para Oaxaca el número era muy similar (416). De Tabasco se tienen los reportes de Cappello García & Hernández Trejo (1990), quienes reportaron 119 especies en las que incluían hongos y mixomicetos (25). Cappello García (2001) encontró 63 nuevos registros para Tabasco y Díaz-Contreras et al. (2003) agregaron 15 nuevas especies, con lo cual asciende a más de 200 el número de especies reportadas para esa entidad, hasta el momento. 156

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En cuanto a los hongos de Quintana Roo y Campeche, muchos de los reportes han incluido localidades del Estado de Yucatán, ya que comparten un área geográfica que presenta condiciones similares. De ellos se tienen los trabajos de Chio & Guzmán (1982), quienes citaron 39 especies, mismas que Guzmán (1983) aumentó a 274 especies para la península. Posterior a estos trabajos, se tiene la cita de Pérez-Silva et al. (1992) quienes sumaron 29 especies de la misma región. Recientemente y enfocado a la reserva El Eden, en el Estado de Quintana Roo, Guzmán (2003) documentó la presencia de 120 especies de macromicetos de los que sobresalían los poliporáceos y agaricales con más de 35 especies cada uno. Además de hacer una revisión de los trabajos realizados en esta región, dicha obra resalta la riqueza de la micobiota tropical y lo poco conocida. D. Etnomicología El inicio de los estudios etnomicológicos en México comenzaron a mediados de los 1950’s en el Estado de Oaxaca con el redescubrimiento de los hongos usados por los indígenas mazatecos, de los que María Sabina, “la sabia de los hongos”, era la representante más conocida (Wasson, 1993). Derivado de esto se dieron muchos estudios y mucha fama al Estado de Oaxaca con los hongos alucinógenos. Los estudios posteriores que abordan otros tópicos de esta disciplina son pocos. Entre ellos, cabe resaltar los del grupo de trabajo del Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca (antes ITAO), quienes tienen como base el establecimiento de un herbario etnomicológico. Otros esfuerzos encaminados a esta temática y a la diversidad fúngica, son los de León Avendaño (1999) quien realizó un programa de etnomicología de Oaxaca y los de Ramírez et al. (2006), quienes mencionaron sus hallazgos con el grupo de los Tacuates, de Santa María Zacatepec, Municipio de Putla. De Chiapas se tienen los trabajos etnomicológicos de Robles Porras (2004), quien hizo un acercamiento al conocimiento de la etnia tzeltal del Municipio de Oxchuc; de Ruán Soto (2005), quien realizó un trabajo etnomicológico en la región de la Lacandona, en las comunidades Lacanjá-Chansayab y Playón de la Gloria, de los Municipios de Ocosingo y Marqués de Comillas, respectivamente; y de Medina Arias (2007), quien a través de un estudio con habitantes de la región del volcán Tacaná, pertenecientes a la etnia Mam, registró algunos usos dados a algunas especies. También es importante señalar la contribución de Ruán Soto et al. (2006), quienes analizaron el proceso y la dinámica en la venta tradicional de hongos silvestres en mercados de la zona tropical de México (Estados de Oaxaca, Tabasco y Veracruz), en el cual 157

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reportaron que los indígenas son micófilos en comparación con los mestizos, quienes pueden ser no micófilos (rurales) y micófobos (urbanos). La población donde se asientan dichos mercados tenía presencia de grupos indígenas, entre los que se encontraban los Chinantecos, Choles, Chontales y Zoques. E. Poblaciones que consumen hongos y principales especies consumidas Los hongos comestibles que consume la población de esta región del país provienen tanto del bosque como de cultivos. La población que habita cada Estado es heterogénea y de diversas procedencias, de ellas, cabe mencionar que en la zona costera de Chiapas existe un gran número de personas de ascendencia china y japonesa, mismos que continúan con la tradición de consumir hongos. Por esta razón, es posible encontrar en mercados de esta zona la venta de hongos deshidratados, en la mayoría de los casos importados directamente del continente asiático. Sobresalen los géneros Lentinula y Auricularia, además de que hay restaurantes donde se ofrecen platillos que incluyen varias especies de hongos como ingredientes. A excepción de los grupos antes mencionados, la micofilia y la micofagia se presenta mayormente en las zonas templadas, donde además el volumen de las especies recolectadas también es grande. A esto se puede agregar que los grupos étnicos son más numerosos en dichas regiones templadas y son ellos los principales transmisores de esta tradición. Las especies de hongos comestibles encontrados dependen de la región y pueden considerarse especies de clima cálido y especies de clima templado. Del grupo de clima cálido tropical se pueden mencionar las siguientes: Agaricus campestris L., Auricularia [A. fuscosuccinea (Mont.) Henn., A. delicata (Fr.) Henn., A. cornea Ehrenb.], Cookeina sulcipes (Berk.) Kuntze (Fig. 3), Favolus brasiliensis (Fr.) Fr., Lentinus tigrinus (Bull.) Fr., Oudemansiella spp., Pleurotus djamor (Rumph. ex Fr.) Boedijn, Pluteus harrisii Murrill, Polyporus tenuiculus (P. Beauv.) Fr., Schizophyllum commune Fr., Tremella fimbriata Pers., y Volvariella volvacea (Bull.) Singer. En las zonas templadas, las especies comunes en venta son: Amanita spp. [complejo A. caesarea (Scop.) Pers., A. tuza Guzmán, A. hemibapha (Berk. & Broome) Sacc., entre otras], boletáceos (Boletus spp., Suillus spp.), Cantharellus cibarius Fr., Gomphus floccosus (Schwein.) Singer, Helvella crispa (Scop.) Fr., Lactarius spp. [L. deliciosus (L.) Gray, L. indigo (Schwein.) Fr., entre otras], Lentinus spp., Morchella spp., Neolentinus sp., Panus spp., Ramaria spp., Russula spp., Schizophyllum commune, Tricholoma magnivelare 158

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Fig. 3. Cuerpos fructíferos silvestres (izquierda) y recolectados (derecha) de Cookeina sulcipes. (Peck) Redhead y “Enchilado” [Russula o Lactarius invadido con Hypomyces lactifluorum (Schwein.) Tul. & C. Tul.]. Estas especies son sólo una representación de las muchas que existen en la región y de lo variado que puede resultar la elección de las mismas. F. Cultivo de hongos comestibles 1. Situación Aunque el consumo tradicional de hongos ha sido reportado en diferentes sitios del sureste de México (Pérez-Silva et al., 1992; Sánchez et al., 1993; Guzmán, 1998; Andrade Gallegos & Sánchez Vázquez, 2005; Ruán Soto et al., 2006), el cultivo de hongos comestibles es muy reciente y sus primeras experiencias se refieren a los trabajos iniciados con el cultivo de setas (Pleurotus), en el Soconusco, Chiapas, en 1991 (Sánchez Vázquez, 1994). Hacia 1995, el gobierno chiapaneco, a través de la Secretaría de Pueblos Indios, inició un programa de apoyo al cultivo de setas en el centro del Estado, que resultó exitoso, y al cual se debe que en la actualidad haya alrededor de 200 módulos de cultivo, inclusive en Municipios fuera del área central inicial, dedicados principalmente a la producción de P. ostreatus (Sántiz de la Cruz, 2007). La planta de cultivo más grande de Chiapas y del sureste de México se encuentra en las afueras de San Cristóbal de las Casas y tiene una producción promedio de 60 kg diarios de setas. En Oaxaca, el cultivo de hongos comestibles tomó auge a principios de la presente década, cuando diversas instituciones de gobierno estatal y federal empezaron a promover cursos de capacitación y talleres sobre el cultivo de setas. Con ello se pretendía presentar alternativas de producción para la obtención de un pro159

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Fig. 4. Principales zonas de cultivo de Pleurotus spp. en Oaxaca y áreas de interés para otros hongos comestibles. ducto con buenas cualidades nutritivas, además de la posibilidad de reutilizar una serie de residuos agrícolas e industriales disponibles en el área rural. Así, iniciaron varios productores de Pleurotus spp. en diversas comunidades de las regiones oaxaqueñas (Fig. 4), trabajando de manera independiente, sin organización, gremio o institución alguna que les agrupara o respaldara. Para producir, generalmente para autoconsumo, ellos utilizan los residuos de sus cosechas, aunque los excedentes de producción son comercializados en localidades vecinas. En el Estado de Tabasco, Bautista Gálvez et al. (2005) reportaron experiencias exitosas de cultivo con dos cepas de Pleurotus en comunidades rurales del Municipio de Emiliano Zapata, en los márgenes del río Usumacinta. Estos esfuerzos, en cierta manera aislados, se mantenían hasta mediados de 2007, por un grupo de 45 productores ubicados en cinco ejidos (Sección Pochote, Nuevo Pochote, El Avispero, Las Lomas y El Jobal) de la región Ríos (Fig. 5). Sin embargo, estas experiencias se vieron seriamente afectadas por las inundaciones que padeció el Estado de Tabasco en noviembre del 2007 y su futuro es incierto. En Quintana Roo y en Campeche no hay aparentemente, experiencias comerciales de cultivo de hongos comestibles. 160

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2. Formas de cultivo El cultivo de hongos comestibles se realiza en instalaciones muy diversas en esta región. En general, son grupos de cultivadores de comunidades rurales, con condiciones rústicas, en cuartos adecuados con plástico o con corteza de árbol, en ocasiones con madera, aunque también bloques de cemento y aún cartón. Se utilizan instalaciones que tenían previamente otro fin. Dada la naturaleza agrícola de la región, existe una gran variedad de sustratos potenciales para el cultivo, entre los cuales se puede mencionar el olote de maíz, la pulpa de café, el aserrín y los rastrojos (maíz, frijol, sorgo), sólo por nombrar los más abundantes. El proceso empleado es el tradicional, que requiere de la preparación del sustrato (picado), así como de la hidratación de los materiales. Posteriormente, se pasteuriza el sustrato mediante inmersión en agua caliente o en agua alcalina. En cuanto a la siembra o inoculación comúnmente utilizan bolsas de polietileno de 40 x 60 cm, con siembra en capas alternas de sustrato y “semilla”.

Fig. 5. Ubicación de las áreas donde se cultivan setas (Pleurotus) en el Estado de Tabasco. 161

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3. Problemática Existen muy pocos datos sobre la presencia de enfermedades y plagas, aunque dado el nivel rústico de las instalaciones es probable que sea alto. Se observan los casos de enfermedades causadas por el moho verde (Trichoderma spp.), y presencia eventual de mosquitos, mosca doméstica, ácaros y un gasterópodo conocido como “babosa”. Los problemas con que se enfrentan los cultivadores son de muy diversa índole, muchos de ellos de tipo operativo, propiciados por las características de las instalaciones usadas para el cultivo (limitaciones de agua, piso de tierra), aunque también otros derivados de la disponibilidad de “semilla” de buena calidad. V. Comercialización Las setas se comercializan de manera local. En algunas comunidades y ciudades, el producto se comercializa en tianguis y en algunos restaurantes. La forma de entrega es a granel y la unidad el kilogramo. El precio de venta del productor suele variar, según la localidad y la competencia: puede ser de alrededor de MN $ 30.00 pesos (USD $ 3.00), pero en los mercados y algunos centros comerciales el precio al consumidor final alcanza hasta MN $ 45.00 pesos (USD $ 4.50). En lugares muy competidos, como por ejemplo la ciudad de San Cristóbal de las Casas, y aún en Comitán, en Chiapas, donde un gran número de productores coinciden en el mercado central para ofrecer su producto, en general el precio puede ser inferior a MN $ 20.00 pesos (USD $ 2.00). Esta situación podría mejorar con un poco de organización, porque la competencia se establece al concentrarse la oferta de muchos pequeños productores en un área reducida. Esto crea puntos de sobreoferta y alta competencia que sobrepasa la demanda del lugar, situación que finalmente desalienta a algunos cultivadores. VI. Investigaciones micológicas y germoplasma A. Germoplasma La región sureste de México carece de un centro que se dedique a la conservación de germoplasma nativo, aunque algunas instituciones mantienen cepas de organismos que les son de interés. Así, el ITVO de Oaxaca (ITVO, 2006), cuenta con un herbario etnomicológico que conserva especímenes secos de hongos silvestres nativos y también cepas de especies útiles para el control biológico, como Beauveria bassiana (Bals.-Criv.) Vuill. y Metar162

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hizium anisopliae (Metschn.) Sorokīn, y levaduras del mezcal. En la Universidad Autónoma de Chiapas, se cuenta con algunas cepas nativas y de referencia causantes particularmente de micosis en humanos. En ECOSUR se cuenta con cepas de interés fitosanitario, de control biológico, de hongos comestibles y otros. La Tabla 1 resume los géneros y especies de hongos comestibles presentes en la colección micológica de ECOSUR. B. Disponibilidad de “semilla” Una de las limitaciones para la diseminación de experiencias de Tabla 1. Relación de géneros y especies y número de cepas de hongos que se conservan en el cepario micológico de ECOSUR. Género

No. de Especies cepas

Macromicetos

Procedencia

Agaricus 16

A. augustus Fr., A. bisporus (J.E. Lange) Imbach, A. bitorquis (Quél.) Sacc., A. subrufescens Peck

E.U.A., Francia

Agrocybe 12

A. aegerita (V. Brig.) Singer, A. erebia (Fr.) Kühner ex Singer, A. paludosa (J.E. Lange) Kühner & Romagn., A. pediades (Fr.) Fayod, A. praecox (Pers.) Fayod

Francia, Guatemala

Auricularia 20

A. auricula (L.) Underw., A. cornea Ehrenb. (= A. polytricha), A. fuscosuccinea (Mont.) Henn.

Chiapas, E.U.A.

Coprinus

3

C. comatus (O.F. Müll.) Pers.

Francia

Flammulina

2

F. velutipes (Curtis) Singer

Francia

Ganoderma

4

G. applanatum (Pers.) Pat., G. lucidum (Curtis) P. Karst.

Tailandia

Grifola

1

G. frondosa (Dicks.) Gray

E.U.A.

Hericium

3

H. erinaceus (Bull.) Pers.

E.U.A.

Lentinula 11

L. edodes (Berk.) Pegler L. boryana (Berk. & Mont.) Pegler

China, E.U.A., Francia Veracruz

Lentinus

1

L. tigrinus (Bull.) Fr.

Alemania

Panus

1

P. sp.

Chiapas

Pleurotus 362

P. abalonus Y.H. Han, K.M. Chen & S. Cheng, P. agaves Dennis, P. citrinopileatus Singer, P. cornucopiae (Paulet) Rolland, P. cystidiosus O.K. Mill., P. djamor (Rumph. ex Fr.) Boedijn, P. dryinus (Pers.) P. Kumm., P. eryngii (DC.) Quél., P. euosmus (Berk.) Sacc., P. incarnatus Hongo, P. levis (Berk. & M.A. Curtis) Singer, P. opuntiae (Durieu & Lév.) Sacc., P. ostreatus (Jacq.) P. Kumm., P. populinus O. Hilber & O.K. Mill., P. pulmonarius (Fr.) Quél., P. rattenburyi Segedin, P. smithii Guzmán, P. tuber-regium (Rumph. ex Fr.) Singer, P. spp.

Europa, diversos Estados de México, E.U.A., Guatemala, Isla Mauricio

Phanerochaete

P. chrysosporium Burds.

-

1

Micromicetos Scytalidium

3

S. thermophilum (Cooney & R. Emers.) Austwick

Europa

Trichoderma

13

T. spp.

Chiapas, España

Penicillium

1

P. sp.

Chiapas

Myriococcum

2

M. thermophilum (Fergus) Aa

Europa

Total de cepas 456

163

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cultivo y el crecimiento de las naves existentes es la disponibilidad de “semilla” de buena calidad en la región. En Chiapas existe un laboratorio del gobierno estatal que produce “semilla” a precio accesible para los cultivadores. En el 2006, este laboratorio produjo 18 toneladas de “semilla”, con lo que consideraron haber cubierto más de 20% de la demanda estatal. Existen cultivadores que producen su propia “semilla” y algunos laboratorios que la preparan localmente. Una alternativa que también se ha dado, aunque más esporádicamente es la compra de “semilla” a instituciones de investigación del centro del país y aún a empresas en el extranjero. En Oaxaca existe un solo proveedor de “semilla” o inóculo, se trata de la Unión de Comunidades Zapotecas-Chinantecas (UZACHI), que posee un laboratorio de microbiología para la preparación de blanco de Pleurotus spp. y de Lentinula edodes. El costo de la “semilla” de Pleurotus spp. es de MN $ 30.00 pesos por kilogramo (USD $ 3.00), preparada con granos de trigo y de MN $ 100.00 (USD $ 10.00) para L. edodes, preparada con taquetes de pino. En Tabasco, Campeche y en Quintana Roo no existe oferta local de “semilla” de hongos. VII. Vinculación La vinculación entre los diferentes grupos que conforman la cadena investigación-producción-consumo de los hongos comestibles es un aspecto importante que debe ser tomado en cuenta para el éxito de la actividad en general, tanto regionalmente como a nivel nacional. En la región sureste de México los avances logrados son diferentes, según el Estado. En Chiapas, la Secretaría de Pueblos Indios ha dado apoyo y asesoría a personas en comunidades rurales que deseen iniciar el cultivo de setas. Esta Secretaría exige que el solicitante sea un grupo organizado con un proyecto definido y viable. Así mismo, dependencias como la Secretaría de Desarrollo Rural, el IMSSSolidaridad, la Comisión Estatal de Café (Comcafé) estimulan en menor grado el cultivo de setas. Por su parte, ECOSUR participa también en esta vinculación apoyando a las entidades y cultivadores que se lo solicitan, aunque no hay un proyecto estatal conjunto ni relaciones que engloben a todos los involucrados en el fomento y el apoyo al sector de las setas. En Oaxaca, el gobierno federal, por medio del Proyecto de Conservación y Manejo Sustentable de Recursos Forestales en México (Procymaf), ha mantenido una comunicación constante con productores mediante talleres sustentados en métodos participativos y que están orientados a fortalecer las capacidades de la población para aprovechar el potencial en recursos naturales, sociales y cul164

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turales en la búsqueda de una vida mejor. Este apoyo se ha reflejado sustancialmente en recursos para la realización de estudios para el aprovechamiento de productos no maderables (hongos silvestres). Por su parte, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) es el órgano que rige la autorización de permisos de aprovechamiento, por tal motivo está muy ligada con la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), organización que fomenta la diversificación del aprovechamiento de recursos naturales a través del diseño de estrategias que permitan promover productos forestales no maderables y maderables no tradicionales, generando opciones de ingreso a las comunidades. El Instituto de Capacitación y Productividad para el Trabajo del Estado de Oaxaca (ICAPET) y el Servicio Estatal de Empleo (SEE) han apoyado a grupos de productores interesados en aprender la técnica de cultivo mediante cursos de capacitación. Es importante resaltar que los cursos se han efectuado por iniciativa propia de los productores, primeramente para la obtención de un alimento de alta calidad a un bajo costo y en segundo término como una actividad generadora de recursos económicos al comercializar los excedentes de la producción. Esto ha permitido que se adquieran conocimientos básicos del proceso de cultivo de las setas, pero el apoyo termina cuando concluye la capacitación o taller. De aquí se desprende la importancia de dar continuidad o seguimiento para la formación de pequeñas plantas productoras. Por otra parte, el Instituto Mexicano de Seguridad Social también ha venido capacitando mujeres para la producción de hongos en algunas comunidades de Valles Centrales. La Secretaría de Desarrollo Rural dependiente del gobierno del Estado de Oaxaca, ha dado apoyos a pequeños productores para la producción de shiitake, principalmente, así como un seguimiento a esos grupos, específicamente en las comunidades de Yuvila y El Punto, en el Municipio de Santa Catarina Ixtepeji, además de Santa Martha Latuvi, en el Municipio de Santa Catarina Lachatao y San Juan Yagila, Municipio del mismo nombre. En Tabasco, las instancias que empiezan a apoyar el cultivo de los hongos comestibles son, entidades del gobierno federal y algunas ONGs. VIII. Perspectivas En la actualidad, en el mundo, se cultivan diversos hongos con fines principalmente comestibles, medicinales y varios industriales, y se hacen cada día grandes avances sobre su conocimiento y aplicación; sin embargo, las zonas tropicales participan poco de esta realidad, a pesar de su gran riqueza micológica. Es de hacer notar 165

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que el cultivo de hongos es una actividad para el futuro, porque el reino de los hongos apenas empieza a descubrirse y domesticarse, esto resalta si se compara el tiempo (alrededor de 10,000 años ya), que lleva la experiencia de la humanidad en la domesticación de plantas. Así, el sureste de México, como zona tropical, cobra particular importancia por el enorme tesoro que posee, potencial susceptible de aportaciones aún no imaginadas. De esta manera, toca a los micólogos y a los biotecnólogos el hacer estudios, describir organismos y definir aplicaciones; sin embargo, el panorama, más que alentador parece un enorme reto, porque la masa crítica es pequeña, y deberán redoblarse esfuerzos para enfrentar la situación. Un paliativo para ello es la colaboración con grupos externos al área para que ese germoplasma valioso aporte beneficios tangibles. Se presenta como una necesidad clara, la conformación de una red de colaboración que permita formar recursos humanos a través de cursos de capacitación y programas compartidos de postgrado. Por otra parte, parece indispensable establecer bases para una mejor organización y una mejor vinculación de los diferentes sectores de la sociedad (académico y productivo) con el buen gobierno para avanzar en el logro de objetivos comunes. Adicionalmente, es necesario reconocer que, lamentablemente, muchos problemas, entre ellos los procesos de urbanización y la falta de educación, de políticas y de acciones necesarias para conocer dicha diversidad, seguirán siendo un obstáculo difícil de sobrepasar. Es necesario enfatizar que un cambio de rumbo y de acciones concretas para la adquisición de conocimientos sobre dicha biodiversidad es necesario para detener su pérdida, y más aún para tratar de aprovecharla. Agradecimientos Se agradece el apoyo de la M.C. Arely Bautista, de la Q.F.B. Lilia Moreno Ruíz y de Don Gerardo Hernández Rojas; así como del Ing. Higinio López en los mapas de este documento.

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