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Oeptiembre 1926
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a los 29 años de edad H a b i e n d o reoibldo los S a n t o s S a c r a m e n t o s y la B e n d i c i ó n
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8n director espiritual R. P. Lorenzo Pérez; sus afligidos padres D. Vicente ¿^ D." Milagro, hermanos Teresa, Milagro, Amparo, Jacinto y José, hermanos políticos D. Manuel y D.°' Mercedes Cases Buchón, sobrinos,tíos,primos ij demás familia, Participan a sus amistades tan sensible pérdida y les ruegan asistan al santo rosario que en sufragio de su alma se rezará el día 24 y oclio siguientes, a las siete de la tarde, en la iglesia de las Religiosas Servitas del Pie de la Cruz.
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Ni
1926
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Cuadro de V i c e n t e JLópez, p r o p i e d a d del l i m o . Or. C o n d e de Calderón
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ENTADA en el pesado sofá isabelino de maciza caoba, en la penumbra del salón de su viejo palacio de la calle de Caballeros, la Condesa viuda de Calderón suspende un momento la lectura del devocionario que sostiene en su mano, blanca y señoril, y deja vagar la mirada, un poco fatigada, de sus tranquilas y claras pupilas. En ese breve momento en que la anciana suspende sus rezos, que son ya su ocupación ordinaria, desfila por detrás de su tersa frente un mundo de recuerdos. Porque esta señora, que vivió en los primeros años del reinado de Isabel 11, recluida en un caserón valenciano, ha tenido una vida llena de azares y de aventuras, ha sido Virreina de la Nueva , España, ha recibido honores casi reales en un inmenso imperio cuyas costas bañan los dos grandes océanos; en donde hay ciudades populosas en las cuales se confunden los vestigios de antiquísimas culturas con las aportaciones de la rica y fecunda aplicación española; donde aún quedan bosques inmensos, casi inexplorados; donde el oro se gana fácilmente y se gasta con magnificencia.
D." Francisca de la Gándara y Cardona había nacido en este mismo país, en San Luis de Potosí, en los tranquilos días coloniales. Cuando comenzaban a turbar la paz de la América española los primeros chispazos de la rebelión, casó con un militar, D. Félix María Calleja del Rey. Vino luego una época de verdadera guerra civil, en que mejicanos luchaban contra mejicanos y españoles con-
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tra españoles, defendiendo unos la integridad del viejo imperio español y otros la independencia de las tierras nuevas. El general Calleja, vencedor en inmensas batallas, fué promovido a la dignidad de Virrey. Doña Francisca de la Gándara pasó a habitar en México el palacio de los Virreyes. Fué la última mujer que hizo los honores en el inmenso edificio, hasta que vino a ceñir en él la corona imperial la desdichada Carlota de Coburgo mujer del Emperador Maximiliano, fusilado en Querétaro; la pobre emperatriz loca que vive todavía en un Castillo de Flandes. En aquellos días de inquietud, de gloria y de aventura pensaba quizás la Condesa viuda de Calderón, en tanto que Vicente López iba copiando su noble y reposada figura y s u s vistosas galas en el magnífico retrato, que fué uno de los más preciados ornamentos de la Exposición del Centro Escolar y Mercantil. Aunque está firmado este lienzo en 1846, cuando ya el arte de López, influido por los pinto res franceses, envolvía sus figuras en un ambiente romántico, es de las creaciones más vigorosas y realistas que salieron de su pincel y parece una obra de juventud. El colorido es vibrante, acaso un poco estridente; el dibujo insuperable. Nada puede aventajar en este concepto, a las bellas manos de la dama, sobre todo a la que, sosteniendo el devocionario, avanza hacia el espectador, en un prodigioso alarde de dominio de la técnica.
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D e l londo del corazón EL fondo del corazón llega a nuestra pobre pluma una vibración de piedad: en lágrimas de madres y esposas la mojamos para impetrar del Presidente del Gobierno que sus palabras de per don cierren las tristes páginas de los pasados y dolorosos sucesos, con la máxima indulgencia. Seguramente el Marqués de Estella ha tenido presente la gloriosa historia del Cuerpo de Artillería y ella le moverá a consumar definitivamente su obra de amnistía. Así se lo suplicamos con el mayor respeto: será un nuevo título de admiración para nuestra gratitud fervorosa.
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x i a b l a n d o con el Dr.
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UESTRA actual estancia en Cutiera nos ha proporcionado la satisfacción de conocer al ilustre catedrático de Lengua Griega de la Universidad Central y Académico de la Lengua y de la Historia, D. José Alemany y Bolufer. Hemos tenido algunas conversaciones con esta distinguida personalidad, quizá más conocida y apreciada en el extranjero que en su propia patria, y creemos muy del caso referir algo de lo mucho interesante que nos dijo.
La Nacionalidad de Cristóbal Coión.—Es este un asunto, al que se le está dando hoy mucha importancia. Tanto es así, que estos días he recibido una postal de Cuba en la que me preguntan qué obras conozco, a él referentes, para remitirme las restantes. Hoy es poco menos que imposible esclarecerlo por completo, pues en los tiempos dé C o l ó n , los registros de nacimientos y bautizos, no se llevaban como en la actualidad. Sin embargo, después de haber leído la obra que, sobre esta materia, publicó el escritor D. Rafael Calzada, yo tengo la certeza moral de que Colón fué español. Le recomiendo la lectura de tal obra; en ella encontrará datos interesantísimos. La Academia de la Historia se ha preocupado y continúa preocupándose de esta cuestión Ha enviado comisiones que han investigado en el Archiv o de Indias de Sevilla y en el de Simancas, sin resultado No ha dicho la Academia que Colón no sea español, sino que no puede demostrarse. La nobleza del alma española —En este punto de la nacionalidad de C o l ó n , destaca la gran nobleza de espíritu que distingue a España. A pesar de que hace ya algún tiempo que se va hablando de que Colón fué español, como estamos acostumbrados a creerle italiano, la gente se resiste a convencerse, como temiendo disputar a otro país una de sus glorias legítimas. En otra nación se hubiera hecho en seguida cuestión de amor propio el adoptar un convencimiento que enalteciera a la patria. La historia de España ayer y hoy.—Y es que, en España, hasta hace unos veinte años, se ha es-
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tudiado la historia en obras extranjeras o al menos influidas o inspiradas por espíritu extranjero, en las cuales se traslucía el poco afecto a España. Hoy, ya es otra cosa: hoy se estudia la Historia de España, investigando en documentos de autenticidad indiscutible, y va haciéndose luz en muchos puntos oscuros La colonización española y la extranjera.—Y una muestra de lo que acabamos de decir, la tenemos en lo mucho que ha sido combatida la colonización española, pintando como hombres crueles a aquellos héroes que fueron ensanchando el dominio español al otro lado del Atlántico, y, en cambio, haciendo pasar como insignes campeones de la civilización a los conquistadores extranjeros. Pues bien; han existido en América pueblos colonizados por otras naciones como, por ejemplo, el Taensazn el Mississipí, de los cuales conocemos el lenguaje porque hubo misioneros que dejaron escritos catecismos y gramáticas, pero que hoy han desaparecido, por haber sido exterminados por sus mismos colonizadores. Crimen tan enorme no lo ha cometido jamás nuestra Patria. Las palabras del docto profesor, legítima gloria de nuestra tierra valenciana y de nuestra madre España, han dejado honda impresión en nuestra alma, animándonos a seguir trabajando en los estudios históricos, tan fecundos en enseñanzas de carácter práctico.
J. M.= G F.
El C-entenario de o a n l-i uis
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L 51 de diciembre de 1726, eran coronados, por Su Santidad Benedicto X l l l . con la diadema de la santidad, Luis Oonzaga y Estanislao de Kostka. Próxima la fecha del II Centenario de tal acontecimiento. Su Santidad el Papa Pío XI ha dirigido al Rdmo. P. Vladimiro Ledóchowski, Prepósito General de la Compañía de Jesús, una extensa y admirable carta que quisiéramos insertar íntegra. Trasladaremos aquí algunas de sus frases: «.. Gonzaga muestra a los jóvenes que la sustancia de la educación cristiana tiene por fundamento el espíriru de viva fe por la cual, iluminados los hombres, como por lámpara que resplandece en lugar tenebroso ( I I . Peir. I, 19), vengan a conocer plenamente la naturaleza e importancia de la vida mortal. ...—En verdad—creemos ser del todo necesario, que nuestros jóvenes, con el ejemplo de Gonzaga, impriman bien en su alma esta verdad, a saber: que la vida humana no debe rebajarse tanto que se limite a la busca y al goce de los bienes caducos, de los cuales la índole y los sentidos de los jóvenes, no raramente se dejan arrastrar, más al contrario, debe ser estimada por nosotros como una carrera, en la cual, sirviendo solamente a Cristo, tendremos a la patria eterna». «...No ignoramos que algunos educadores déla
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juventud aterrados de la actual depravación de costumbres, por la cual tantos jóvenes se precipitan en la extrema ruina con increíble detrimento del alma, a fin de alejar de la sociedad civil un daño y exterminio tan graves, se dedican a rebuscar nuevos sistemas educativos. Mas no quisiéramos que estos entendieran bien cómo nada útil conseguirán para la cosa pública descuidando aquellas artes y disciplinas que, derivadas de la fuente de la cristiana sabiduría y probadas con el uso durante muchos siglos, Luis mismo experimentó en sí eficacísimamente; la fe viva, decimos, la huida de las seducciones el gobierno y refrenamiento del alma, una activa devoción hacia Dios y a la Santísima Virgen, la vida, en fin, confortada y vigorizada con gran frecuencia por el celeste banquete». Aiiífnense, pues, los jóvenes a aprovecharse del Centenario de San Luis, escuchando la palabra amorosa de nuestro Santo Padre y haciendo cuanto esté en sus manos por seguir los pasos de su angélico protector.
Jbiistoria ¿ e l buen Xvey
T otem
(FRAGMENTO PALEOLÍTICO)
O
s voy a contar algo de la historia del buen Rey Tótem, tal como he podido descifrarla en una piedra de la edad paleolítica. Está llena de provechosas enseñanzas sobre los orígenes de muchas cosas. Tótem, hombre membrudo, de luenga y áspera barba, había clavado en el suelo cuatro estacas, y, dentro, a la sombra de una piel de mamuth, había metido un cántaro y una mujer. Como Tótem poseía una enorme hacha de silex, nadie se atrevía a acercarse al sombrajo que había formado con la piel y las estacas. Tótem era, pues, propietario. El título de su propiedad era el hacha de silex. Sólo un día, un atrevido osó asomar las narices al sombrajo de Tótem; pero éste, empuñando su hacha, con un gesto solemne, le partió en dos la cabeza De este modo Tótem asentó su dominio con perjuicio de tercero; puede considerarse, pues, este gesto histórico como el origen de los Registros de la Propiedad. Desde que los demás hombres paleolíticos, que eran muy brutos, pero no tanto como Tótem, vieron la facilidad con que el hacha de éste abría las cabezas, sintieron gran admiración y respeto por aquel hacha, y la consideraron como un cetro; de este modo Tótem fué proclamado Rey. El reinado de Tótem fué próspero. Antes había sido un salteador y foragido que, abusando de su superioridad física, robaba los rebezos y las cabras que los otros hombres tenían para su sustento. Ahora, no; ahora era el Rey. padre de todo, querido y venerado de sus subditos, que le llevaban, como tributo sus cabras y sus rebezos Pero sucedió que, entre sus subditos, había uno que no estaba contento con él Era Menoch, el hom-
ORO
DE
LEY
bre de más fuerza y el mejor esgrimidrr del hacha después de Tótem. La lengua era entonces monosilábica y Menoch tenía un precioso don: sabía decir s u s monosílabos con más rapidez y gracia que nadie; además, su voz era sonora, y acompañaba su lenguaje de gestos rítmicos y melodiosos, que hacían balancearse con gracia los rabos de las pieles de reno de que estaba vestido Para la muchedumbre era, pues, incuestionable que las cosas que decía Menoch eran sabias y verdaderas. Menoch, pues, reunió un día a la muchedumbre en una pradera florida, y con voz sonora le preguntó que por qué razón habían de llevar a Tótem sus cabras y sus rebezos. La muchedumbre aseguró que realmente no había razón alguna para ello. Entonces Menoch dijo: ¡Aplastemos a Toíem!, y con la mano derecha se golpeó sobre la izquierda, como si realmente aplastara y triturara a Tótem entre ellas. La muchedumbre repitió con entusiasmo este gesto inspirado, y en la pradera se produjo un prolongado ruido de chocar de manos. Fué la primera ovación. En seguida, todos, con Menoch a la cabeza, marcharon hacia el sombrajo de Tótem. Para que anduvieran más de prisa, Menoch, que poseía la intuición de la música, empezó a tararear una tocata improvisada con compás de dos por cuatro. Al oir aquel compás fácil y pegajoso, las piernas de los paleolíticos empezaron a inquietarse, y un momento después, adaptándose a la música, la turba marchaba rápida y alegre. Desde aquel momento empezó la influencia de los pasodobles sobre la Humanidad, que ha sido muy trascendental y decisiva. Gracias a los pasodobles, la Humanidad se ha conducido dócilmente, siempre que ha hecho falta, a l a muerte, a la ruina y a todos los absurdos. Coreando la voz sonora del rebelde Menoch, la turba cantaba hasta enronquecer: ¡Vamos allá! ¡Vamos! ¡Vamos, pues!... Y los que se encontraban por el camino, que no habían estado en la reunión de la pradera, se unían entusiasmados al grupo, cantando nerviosamente: ¡Vamos! ¡Vamos! Y luego, por lo bajo, preguntaban al que estaba más cerca: ¿Adonde vamos? De este modo llegaron al sombrajo de Tótem, que estaba allí con su mujer y su hacha de silex, comiendo sus rebezos y sus cabras asadas con lechugas. Con un agudo alarido, la turba irrumpió en él violentamente. Pero, al verse dentro de la mansión real la muchedumbre se olvidó de Tótem y se echó ávidamente sobre las cabras, los rebezos y las lechugas Y como eran muchos y corlo el botín, empezaron a disputárselos unos a otros, armando entre ellos una tremenda batalla y dejando a Menoch, a pesar de los gritos que daba completamente solo frente a Tótem El cual, en un momento, lo agarró por el cuello y lo estranguló. entonces, al ver a Menoch en el suelo, tendido y con la lengua fuera, la muchedumbre comprendió que era un impostor, y mienlraij unos hi;ían, otros
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se prosternaban en tierra, gritando: ¡Viva Tótem! Pero Tótem, con un gesto grave y majestuoso, impuso silencio: En vista de lo ocurrido—dijo en secos monosílabos—, no quiero reinar contra la voluntad de mi pueblo. Entramos en tiempos nuevos. He de investigar esa voluntad. Id a la ribera del río: allí hay guijarros blancos y negros Los blancos quieren decir que me aceptan; los negros, que me rechazan; lome cada uno su guijarro y échelo secretamente en esta piel de toro. Luego haremos el recuento y obedeceré. La muchedumbre, dando berridos de alegría, al sentirse soberana, fué y vino rápidamente al río y depositó sus secretos guijarros en la piel de toro. En seguida Tótem vació la piel de toro. Una pila de guijarros negros, donde apenas se ahogaba alguno blanco, se desparramó por el suelo. Entonces Tótem se irguió ante la muchedumbre, empuñando su hacha de sílex, y con voz atronadora, exclamó: Decidme, ¿qué color domina? Y, como una sola voz, la muchedumbre, sobrecogida, gritó unánimemente: ¡El blanco, señor, el blanco! Entonces Tótem, sonriendo paternalmente, dio las gracias y quedó investido de la soberanía po pular. Y en seguida Tótem como Soberano de un Gobierno popular, inició su reinado con actos liberales y progresivos. No os he de exigir—les dijo— bárbaramente, como antes, que me deis vuestras cabras y vuestros rebezos, no; comprendo que esto es feo e impropio de estos tiempos adelantados, que se han iniciado con vuestra gloriosa iniciativa. Me someto, pues, al cambio mutuo. Y diciendo esto, llamó a uno de sus subditos y le preguntó:—A ver, hijo mío, ¿qué quieres por tus cabras? y el otro, que era goloso, contestó: Cocos, señor. —Está bien —prosiguió el Rey—; dame tus ca bras y yo te daré ese saco que está lleno de cocos. Así se convino aquel mutuo cambio. En seguida, el subdito trató el cambio de los cocos que el Rey le había de dar, por unas pinas que tenía un compañero; éste, a su vez, los cambió por una cántara de miel que tenía otro, y así se hicieron entre unos y otros, mil contratos de cambios, a base del saco de cocos que el Rey le ofreció al primero. Pero cuando éste fué a cobrar del Rey los cocos prometidos, el Rey le abrió el saco, que resultó estar completamente vacío, y le dijo paternalmente: —Ahí tienes los cocos, hijito. El subdito y los demás que habían contratado se quedaron perplejos ante el saco vacío, y empezaron a mirarse unos a otros, con ceño torvo. Pero, de pronto, el primero comprendió que de proclamar la verdad, perdería sus pinas, y el segundo su cántara de miel, y así sucesivamente. Entonces el primero, mirando el saco vacío, exclamó: ¡Oh, mirad qué hermosos cocos! Y todos fueron repitiendo con fervor: ¡Cocos hermosos! ¡Admirables cocos!
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Y de este modo todo el país contrató, cambió y atendió a sus necesitados, gracias a los cocos imaginarios del buen Rey Tótem. Como veis, Tótem fué el inventor del crédito. En ese punto está rota la piedra milenaria que nos da tan interesantes noticias. Es gran lástima, porque como habréis notado, íbamos viendo avanzar ya la Humanidad y entrar en la civilización. Hemos asistido al origen de la oratoria, de los gobiernos populares, del sufragio, del crédito y de mil cosas progresivas y trascendentales; y, de seguir, hubiéramos presenciado el origen de toda la civilización. Cierto que, como veis, todo ello se resiente un poco de su origen. Pero no importa; a medida que la Humanidad se aparta de ello, todo se va olvidando y todo va bien como va. El secreto está en aceptar las cosas dócilmente y no preocuparse mucho de los orígenes y de los porqués. Y ante los sacos vacíos que se nos presentan cada día continuar, en bien de todos, la farsa, y decir, como el pueblo sumiso del buen Rey Tótem: ¡Oh, hermosos cocos! ¡Cocos admirables! JOSÉ MARÍA P E M Á N
K l V^asal de O a n t
Vicent
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N el hermoso valle de Benasal, en el centro de un panorama pintoresco, ha labrado Novella, el mago de la fotografía, el artista de corazón, su llar de reposo familiar y de sedante descanso. Pocos habrán luchado y trabajado como él, con un idealismo, mal avenido con la prosa vil de la
Vista panorámica. {Foto, Novella.)
vida, y por ello tiene que seguir luchando y trabajando. Pero el Casal es suyo, suyo en el Registro de la Propiedad, y más suyo todavía en su arte delicioso y en su sentimentalismo sugestivo y delicado. Generalmente, estas casas áe recreo se hacen para el público; el exterior y Is fachada agotan.
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con meior o peor gusto, los temas decorativos, desde el chalet suizo hasta el castillito escenográfico. El inicrior es de una banalidad aterradora. El Casal de Novella es todo lo contrario: precisa acercarse a él para admirar las rejas forjadas y toda clase de delicados detalles. Es un bello ejemplo de cómo puede decorarse con más gusto que dinero un interior, para que éste sea un nido con las dulzuras íntimas de un hogar y las sugestiones del arte. En la fachada, parodiando, a la inversa, la inscripción del Escorial, y aludiendo al pétreo paisaje, una rajoleta humorística nos dice: Sobró piedra y faltó dinero. El sentimiento grabó, en cambio, esta lápida: «Es va fer este casal en conmemoració de les Noces d' argent d' En Vicent Gómez Novella y Na María deis Dolors Civera, tenint els filis en Joachim
y María deis Dolors; pera eixemple y memoria. X dícs de Maig de 1925».
Un rincón arlistico: La chimenea y el sillón romano. (Foto. Novella.)
El mármol blanco de la lápida es un trozo del mostrador de la sastrería de su pariente Manuel
El Hall del Casal de Sant Vicent.-(Fo/o Sanchis.)
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García, en la Bajada de San Francisco, en que Novella, su padre y sus hijos dieron los primeros pasos. ¡Quéhondo sentido tienen este detalle y el déla sil'a, en que se sentaba su madre, guardada como reliquia en su sitio favorito y preservada del vulgo por un cordón de seda! La magnífica puerta fué del famoso y malogrado palacio deis Sorells, en la plaza del mismo nombre. Y así topáis a cada paso por la casa, cuyo interior tiene algo de conventual y mucho de palacio valenciano, con detalles decorativos dignos de admiración, todo entonado y armónico en unidad encantadora.
La entrada en el Casal. {Folo. Novella.)
¡Bella lección de arte, de sentimiento y de amor al hogar, que debieran aprender muchos, casi todos! Aprendámosla: el decorado del hogar, de las escuelas, de los locales de Sociedades, es un elemento de los más decisivos del medio ambiente. Ayuda muy poderosamente a depurar el gusto, a fomentar inclinaciones delicadas y a formar espíritus selectos. L.
El Casal de Sant Vicent en Benasal.
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(Folo. Novelta.)
OKO DE LE y
l¿co5 Oocial ocíales Dos hermosos
himnos
D. Julio Menéndez, ilustrado oficial de Correo? de Carlet, nos ha remitido ejemplares de los himnos que ha compuesto en honor del Maestro y del Niño. Muy de veras agradecemos el envío, felicitándole por su incansable labor sociológica y sus hermosas poesías.
- El día 24 de agosto falleció en Carabanchel Bajo la distinguida señorita D.* María de los Ángeles Oiner y Guillot. Acompañamos sinceramente en la pena a nuestros queridos amigos D. Vicente y D. José, hermanos de la finada, y pedimos una oración en sufragio de la difunta. —El sábado, 4 de setiembre, dejó de existir el virtuoso y celosísimo cura párroco de Nuestra Señora del Pilar y San Lorenzo, Dr. D. Manuel Piñana y Matéu. Tanto en dicha parroquia como en la de San Martín, de la que fué cura ecónomo varios años, así como también en las de Genovés y Picana, que vieron el principio de su actuación, dejó realizadas grandes mejoras, tanto de orden material, mejorando los templos, como de orden moral, fomentando el espíritu parroquial. Reguemos a Dios por su alma. —En nuestra ciudad ha fallecido D." María Carbonell, profesora de la Escuela Normal, que tanto se distinguió en el ejercicio de su profesión, así como en su actuación social. Era directora pedagógica en la institución para la Enseñanza, Vicepresidcnta del Tribunal de niños y vocal de la Junta de Prolección a la Infancia.—E. P. D. —Sorpréndenos la inesperada muerte de nuestro querido amigo el primer Teniente Alcalde del Ayuntamiento de Valencia, D. Francisco Torréns. Nos unimos bien sinceramente a la pena de los hijos de ese benemérito ciudadano que tanto ha laborado en el Consistorio en defensa de los intereses de Valencia.
La fiesta de la Virgen de Agosto en los Santos Juanes. Folo. Cabrelles Siglienxa, Homenaje a D. Luis Guarner Puebla del Duc ha rendido tributo de admiración a este nuestro querido amigo y consocio que tanto se distingue en el cultivo de la poesía, dando su nombre a una de sus plazas. Con este motivo hubo gran fiesta, a la cual envió su adhesión nuestra Academia Valencianista. Nuestra enhorabuena. Necrológicas El jueves, 16 del corriente, entregó su alma a Dios, nuestro querido amigo D. Joaquín Lázaro García, congregante de la Purificación y hermano de nuestro compañero D. Jesús Lázaro, Presidente de la Sección de Visitas al Hospital. Rogamos a nuestros lectores, encomienden a Dios el alma del difunto y damos nuestro más sentido pésame a su viuda D." Pilar Mustieles, herma nos D. Jesús y D." Rosario y demás familia.
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La insigne pedagoga D." María Carbonell, recientemente fallecida.
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Bendición de los depósitos, en el Grao, de la Sociedad Petrolífera Española, fabricante de la gasolina «Shell». (Foto, Cabrelles-Sigüenza.)
Entierro de D. Francisco Torréns. - Presidencia del duelo. (Folo. Cahrclles-Siglienza.)
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La procesión de la Virgen de Agosto de «El Milagro» {Folo. Cabrelles-Sigüenza.)
Las Autoridades Militares firmando el Plebiscito. . " (Folo. Cahrelles-Siguema.)
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276'
D e Cullera
^a recolección
del arroz
El escenario
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ITUADA esta población lo bestanle cerca de Valencia para poder ir y volver en un mismo día, son, sin embargo, muchísimos los que viviendo en Valencia no han disfrutado de la belleza y variedad de los paisajes que aquí se ofrecen. Por esto hemos creído oportuno publicarlas adjuntas fotografías y escribir las presentes líneas, pues nos parece lamentable que no se conozcan las cosas buenas que leñemos a nuestro alrededor. La situación de Cullera es verdaderamente pintoresca: asentada en la falda de una montana, a sus pies recorren las aguas del Júcar, el último kilómetro de su carrera, y el mar, por su parte, acaricia uno de los extremos típicos de la ciudad, el arrabal de San Antonio. Sobre la montaña, mirando a la ciudad, se encuentra el santuario, desde el cual Nuestra Señora del Castillo bendice a sus fervientes hijos, a sus pies reunidos. Desde aquellas alturas se disfrula de un panorama espléndido: se ve cómo la montaña, formando ondulaciones, va descendiendo hacia el mar; por otro lado se presenta un conjunto de montañas que empieza por la Sierra de Corbera y acaba en la gigantesca mole del Montgó; una extensa llanura en
CULLERA.—La subida al Castillo y la fachada del Santuario
la que se ven huertos de naranjos, alternando con campos de hortalizas, y una inmensa mancha, formada por los campos de arroz, cuyo color varía según la época del año; allá se ve la carretera que
CULLERA.-Vista parcial.
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CULLERA.—El río Júcar en las inmediaciones de la ciudad.
CULLERA. - Puente de la carretera de Valencia a Alicante,
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va hacia Gandía y Alicante, bordeada de elevados eucaliptus; se ve el río Júcar cómo se va acercando a la ciudad y, después de besar sus plantas, se dirige al mar; se ven las eras, distribuidas en grupos en las cercanías de la población, solitarias la mayor parte del año, pero hirvientes de vida y movimiento en la e'poca de la recolección del arroz.
K i ^ ~¿' CULLERA-La trilla mecánica del arroz.
CULLERA. —Cribando el arroz. La
escena
La vida de CuUera es sosegada y tranquila, salvo en otros períodos del año: el de las fiestas de la Patrona, Nuestra Señora del Castillo, en abril particularmente el día de la bajada; el de las tiradas de aves acuáticas, por noviembre, sobre lodo el primer día, y finalmente, la temporada del arroz. Los
CULLERA.—La trilla en las eras.
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CULLERA. -El acarreo de! arroz después de la siega.
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dos primeros son períodos de expansión y esparcimiento, el tercero es de trabajo intenso. Dicha temporada dura quince o veinte días, poco más o menos, días de febril actividad. Es preciso acabar pronto: hay en Cullera unas treinta mil hanegadas de tierra arrozal; el arroz (como es natural), madura simultáneamente en to-
Así, pues, se desviven porque todo vaya con rapidez. Los brazos del pueblo no bastan, y hay que
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CULLERA.-El faro.
CULLERA.- :Altar mayor del Santuario de Nuestra Señora
del Castilla,.
das ellas; hay que apresurarse a dejarlo todo listo en el menor tiempo posible, tanto más cuanto que si se presenta un temporal hay peligro de que se malogre la cosecha.
recurrir al auxilio de centenares de forasteros, que acuden de infinidad de puntos, al incentivo de los buenos jornales. Las trilladoras mecánicas abrevian también extraordinariamente las faenas. Por todos lados se ven personas que van y vienen, carros cargados de haces o de sacos llenos de arroz. En las eras y trilladoras el movimiento és incesante de día y de noche los días de trabajo y los de fiesta (con permiso de la Iglesia), no es posible detenerse hasta que todo el grano esté en lugar seguro. Cuando ya está todo hecho, respiran con satisfacción y sosiego, sobre todo si la cosecha ha sido buena y todo ha ido bien, como así ha ocurrido en el presente año. La gratitud de los corazones piadosos fulge en las miradas que se dirigen hacia la Virgen del Castillo. ESTANISLAO Fotografías de Cabrelles-Sigüenza.
Cartelera Je O R O
DE
LEY
EFEMÉRIDES. ^OCTUBRE urilií Congregaciones de la X jruriiicacion y de la inmacu lad a DÍA 3.—Primer domingo.—"PvLriñc&cióii, a las ocho y media.— Inmaculada, a las nueve (en la Rotonda de Libreros). DÍA \0.—Segundo C/OOT/'/J^'O.—Purificación, a las ocho y media.— Inmaculada, a las nueve (en Libreros). DÍA 17.—Tercer domingo. Comunión mensual.—Ambas congregaciones.—Inmaculada y Purificación, a las ocho y media (en la Iglesia de la Compañía). DÍA 24.—Cuarto c/o/rj/Wg'o.—Purificación, a las ocho y media.— Inmaculada, a las nueve (en Libreros). DÍA 5í.—Quinto domingo.—"Pxiviñcsición, a las ocho y media.— Inmaculada, a las nueve (en Libreros).
ORO
DE
LEY
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ijantuarios levantinos
El de la uanta Taz, en Alicante I-HN mangas de camisa, con mi blanco sombrero '-^ de piqué, dejando que el aire haga ondear mi corbata como polícroma bandera, cogido al volante... ¡cuántas veces he pasado hacia la capital alicantina por aquél callejón y aquella plazoleta don-
No intentará mi pobre pluma describir la Reliquia, porque el grabado que campea en esta página la representacon toda verdad. Su impresión—como el lector debe a d v e r t i r - e s imborrable y sugeridora de la historia. Tras rezar unas-preces, charlamos con el capellán en un patio sombrío. Nos habla de la rígida clausura de las monjas clarisas del Santuario que han cubierto sus rostros para no tornar a descubrirlos. Nos habla de la hermosa arquileciutía del interior, de los patios amables y los claustros silentes.,. Nos habla ... Y nosotros sentimos detrás de sus referencias el dolor de saber acibarado por inquietudes y deseos de admirar lo imposible...
El poco tiempo de que dispongo para trazar estas líneas y la premura con que se me han pedido, no me permite documentarme sobre la historia de la Santa Faz. Solamente indicaré que la insigne Reliquia fué donada por la Sede Apostólica a un ilustre sacerdote alicantino, siendo colocada en Alicante hasta que el hecho que v o y a referir movió los ánimos a fundar ese Monasterio a corta distancia de la ciudad citada. Era llevada en rogativas la Santa Faz por un P. Villafranca, cuando dicho religioso advirtió fal-
La iglesia de la Santa Faz. (Foto. Beneilo.) de el Santuario de la Santa Faz se yergue majestuoso!... Es un hermoso edificio de portadas bellas Dando a la plaza, vese la fachada principal de intachable factura, y en ella dos puertas, una grandiosa, con la imagen de un santo frailecito; la otra, más pequeña, con escultura de monjita insigne, da entrada al templo. Dentro de él, llama nuestra atención, cuando tomamos agua bendita, la pila que la retiene de esculpido interesante. A uno y o t r o lado, en las capillas hay algunas hermosas pinturas de distintas épocas. A r r i b a , el coro. El altar mayor es un retablo renacentista que lleva la fecha de 1590. Las letanías y los salmos de las religiosas re suenan píamente en la soledad—santa y amable soledad—del templo. Pasando por la sacristía, detrás del altar mayor se ve la capilla decorada que muestra, joyante, la Faz Divina de Jesús. Destacan allí pinturas murales relacionadas con la Santa Reliquia: las devotas damas alicantinas orando, los/urafs de la misma población, etc.
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Imagen de la Santa Faz. (Foto. Beneito.) la de movimiento en sus pies y gran peso en los brazos. Fijóse en la Reliquia y la vio verter una lágrima. Era esto el 17 de marzo. Ocho días más tarde, «conduciendo de nuevo en rogativas la Santa Reliquia, el V. P. Fray Benito de Valencia y predi-
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Cando a la sombra de un pino cerca del Hospicio de Nuestra Señora de los Angeles, se elevó en el aire sin dejar de sus manos el Sagrado Rostro; al mismo tiempo se abre de improviso una nube que instantáneamente se había formado, y se ven aparecer en el cielo otras dos Faces enteramente iguales y semejantes a la que tenía el V. P, Predicador> (1). Descendió entonces bendijo al público y la nube se deshizo en una abundante lluvia, tan ansiada. Pertenece hoy el Santuario a las monjas clarisas, y anteriormente, según me manifestó el capellán, estuvo ocupado por la Orden de Predicadores. Visto desde el exterior, por la carretera de Alicante, tiene aspecto de fortaleza por el torreón que destaca sobre él y que, sin duda, sirvió para que los monjes se salvaran de alguna correría de piratas sarracenos, cosa tan frecuente por éstas costas y que más de una vez en cierta señorial mansión originara pintorescos incidentes. Hemos abandonado el monasterio, tras musitar unas oraciones y volver a admirar sus portadas, para seguir por nuestra ruta, carretera adelante... ]. BENEYTO PÉREZ Setiembre 1926.
(1) Novena dedicada a Cristo Nuestro Salvador en la mita/¡¡rosa imagen de su Santísima Faz. (Elche, imprenta Segarre, 1922).
H I M N O AL N I Ñ O L/etra oe J u l i o JM-cnénoez.—^jM-íísica oe Jcrancisco
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CORO Del Jardín de la vida es el niño precioso capullo de nítida ñor; sus perfumes serán las virtudes, el arte, la ciencia, la fe y el amor. ESTROFAS Tres santos recintos cobijan al niño: la casa, la escuela, el patrio solar; que son de la vida sagrados crisoles e integran la dicha, la fe, el ideal. La casa es un nido de santos afectos; santuario, es la escuela, de ciencia y virtud, la Patria es la herencia de nuestros mayores, la cuna en que vimos del cielo la luz. Cual arco celeste, que a todos abraza, culmina la Iglesia, del cielo dosel: mecidos por ella, nuestra alma recibe la gracia divina, unida a la fe. El niño es promesa de gloria y ventura, el niño es un germen de ciencia y bondad, cuando auras del cielo le besan la frente, prendiendo en su alma la luz divinal. CORO Deíjardín de la vida es el niño precioso capullo de nítida fjor; sus perfumes serán las virtudes, el arte, la ciencia, la fe y el amor. Carlet.
Dilez
preceptos
Jel as
las inqie escuelas mclesas
ESEO tener abierta, día y noche, la ventana de mi cuarto para no constiparme. Haré todo lo posible para tener en el mejor estado de limpieza la cara las manos y las uñas. Antes de comer me lavaré siempre las manos. Cada día, al levantarme y al acostarme, me lavaré la boca y limpiaré mis dientes. Tomaré, por lo menos, un baño por semana. Procuraré respirar por la nariz, teniendo cerrada la boca. No estornudare ni toseré sin volverme o sin poner un pañuelo delante de mi boca. No escupiré en el suelo de las habitaciones, ni en las aceras de las calles. Comeré siempre despacio y masticando bien. Querré y respetaré siempre a mis padres y a mis maestros y ejecutaré cada día una acción caritativa. ¿No es verdad que estos consejos para los niños debieran seguirlos muchas personas mayores?
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MATEMÁTICAS :-:
FÍSICA
Y QUÍMICA
:-:
PREPARACIÓN PARA
ARQUITECTOS, INGENIEROS, CIENCIAS, ESCUELA INDUSTRIAL, : INGRESO EN EL I. C. A. I. :
JULIÁN ARAZÓ" GÓMEZ DOCTOR EN CIENCIAS
Samaniego, 11 - VALENCIA Uí
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CUADRO SEGUNDO En el andén
V ícente C¿uinzá I ^OLOROSAMENTE sorprcudidos por la cristiana *-^ muerte de Vicente Quinzá, el querido compañero de Congregación y del Centro Escolar y Mercantil, no podemos menos de unir su nombre a los de los inolvidables Tarín y Guillen, que con él fueron los iniciadores y entusiastas sostenedores de ORO DB LEY en sus primeros tiempos. Dios, en s u s altos designios, les arrebató prematuramente a la vida y todos ellos en traidoras y rápidas enfermedades. En su amorosa misericordia El habrá recompensado la labor infatigable y meritísima de esos predecesores nuestros en la Redacción de la Revista. Cordialmente nos unimos en oraciones y sentimiento al dolor de su familia.
(Da un paseo a lo largo del tren, sin encontrar, como es natural, a sus amigos).
FELIPE.
Me esperaré paseando, pues no es posible que falten. . Y, en último caso, si dan la señal de partir el tren, y no vienen, me voy yo sólo. Una vez que me he hecho el ánimo de ir a Castellón, no quiero quedarme sin hacer este viajecilo; aún puede ser que me encuentre con ellos. CUADRO TERCERO
(Otra vez en el vestíbulo).
(En el vestíbulo de la estación del Norte, a las siete de la mañana). (Vicente encuentra a Juan delante de una de las puertas del lado derecho).
S Í que me extraña que tarden tanto. Y el tren no tardará ya mucho en salir. Bueno, si he de decir la verdad, de Felipe no me extraña mucho, pues ya en alguna excursión nos ha faltado, después de prometer su asistencia; pero lo que es de R¡ cardo me extraña muchísimo. Y si no vienen, ¿qué haremos? VICENTE. Lo que quieras; pero como dentro de una media hora sale otro tren, podemos dejar marchar éste de las siete y media, y espereremos a ver si para ese segundo tren, han venido ya estos perezosos. PEPE. Tienes razón nos esperaremos; pero s¡ tampoco vienen, no tendremos más remedio que irnos tú y yo solos. Es decir, tú harás lo que querrás, pero yo me iré a Castellón, pues tengo interés de hablar con dos o tres señores de allí.
VICENTE.
¡Hola, Juan! ¿Dónde vas, hombre?
VICENTE.
JUAN.
Voy a Villarreal a pasar el día. ¿Y tú?
tado nunca en Castellón y tengo ganas de conocer esta ciudad, tan hermana de la nuestra. PEPE. Nada, hemos perdido el tren de las sie te y media. Va han cerrado la taquilla. VICENTE. ¿Sabes lo que podemos hacer? Entrar ahí en el restorante y desayunarnos. PEPE. Muy bien pensado. Vamos
xeripecias excursionísticas Xveciieraos
o e u n v i a j e a (^ a s t e 11 ó n
A CTOREs: Ricardo, Felipe, Pepe y Vicente, cua^ * fro socios del Centro Escolar y Mercantil, que han convenido en realizar una excursión a Castellón de la Plana, y Juan, condiscípulo y ami go de Vicente, que va a Villarreal. CUADRO PRIMERO
VICENTE.
A Castellón me voy con varios amigos: así es, que te acompaño hasta el término de tu viaje. Ya viene uno de mis compañeros. PEPE. (A Vicente). Creía que sería yo el pri mero en llegar, pero veo que aún eres tu más madrugador. Ahora veremos los que fallan, cuándo van a venir. VICENTE. Sí que es extraño que no estén ya aquí; pues tanto Felipe como Ricardo suelen ser muy puntuales. (Señalando a Juan y dirigiéndose a Pepe).
Te presento a mi condiscípulo Juan que vendrá con nosotros hasta Villarreal. (Dirigiéndose a Juan, señalando a Pepe).
Mi amigo Pepe. (Los presentados se estrechan las manos).
JUAN. PEPE.
FELIPE.
282
Mucho gusto en conocer a usted. Considéreme como un buen amigo,
PEPE.
JUAN.
Si tú te vas, le acompaño. Yo no he es-
YO, no he de lomar nada.
PEPE.
Oye, pero si vienen Ricardo y Felipe no nos van a ver. VICENTE. Haremos una cosa. Puesto que Juan no ha de desayunarse, podía quedarse ahí fuera a ver si vienen. JUAN. No tengo inconveniente: pero lo malo es que no los conozco VICENTE. Pues, mira, si ves qne entra algún joven con prisa, mirando como quien busca a alguien, le preguntas si había de ir con unos amigos.
(Entra Felipe a toda prisa por una de las puertas de la izquierda). (Dirige una mirada rápida a su alrededor sin fijarse en Vicente y Pepe. Mira luego el reloj).
JUAN.
Bien, conforme. (Vicente y Pepe entran en el restorante). (Entra Ricardo precipitadamente en la estación, sin ser advertido por el vigía Juan).
Me extraña no ver aquí a ninguno de los otros. ¡Ah!, seguramente están ya dentro. (Toma su billete y entra decidido en el andén).
RICARDO.
(Mirando el reloj). Seguramente ya están en cl tren. (Toma billete y entra en el andén).
i) fío DE
LE y
CUADRO SEXTO
CUADRO CUARTO En el andén (Salen Juan, Vicente y Pepe).
PEPE.
LO repito, de Felipe no me extraña mucho que falte, pero lo que es de Ricardo, sí, pues demostraba verdadero intere's en venir, y me sabe mal que no vengan uno y otro, porque cuantos más fuéramos, siempre nos distraeríamos más. VICENTE. A lo mejor, se han ido en el primer tren, y no los hemosvisto, o ¿quién sabe si aún vendrán en éste? (Recorren el tren, en busca de asiento, y, con el mayor asombro, se encuentran a Ricardo tranquilamente sentado en uno de los departamentos. El encuentro produce, en todos, grandes risas).
VICENTE.
¡Qué hallazgo! ¡Sí que está esto bueno! ¡Nosotros, lamentando tu ausencia, y tú, aquí, tan tranquilo! RICARDO. Calla, hombre, calla. Sí que tiene gracia. Yo llevaba el reloj atrasado y me he venido corriendo creyendo alcanzar todavía el tren de las siete y media y me encuentro aquí, no sé ya cuántas horas! (Dejemos a los viajeros y trasladémonos a Castellón).
CUADRO QUINTO
(En un coche del tranvía de vapor de Onda al Grao de Castellón). REVISOR. FELIPE.
Caballero, el billete. E S O digo yo, el billete.
REVISOR. FELIPE. REVISOR. FELIPE.
¡Ah! Pero es que ¿no lo lleva usted? ¿Quién y dónde me lo habían de dar? Pues, hombre, en la taquilla. Perdone, yo soy forastero, he visto que el tren ha parado^en la calle y he subido creyendo que sería el revisor quien daría los billetes. REVISOR. Bien, bien, yo se lo tendré que dar: ¿a dónde va usted? FELIPE.
Al Grao.
REVISOR.
Pues, siento decirle, que vamos en dirección contraria. Este tren se dirige a Onda. FELIPE. ¿Cómo? ¿Qué me dice usted? REVISOR. Que vamos camino de Onda. FELIPE. ¡Esto me faltaba! Y, ahora, ¿qué hago? REVISOR. Pues, seguir hasta la primera estación, que es Almazora, y esperar allí al primer tren que pase hacia Castellón. FELIPE. Bueno, lo tomaré con paciencia: eso tendré que hacer. (Así lo hace).
En la estación de Castellón (Felipe llega sin novedad). FELIPE. (Bajando del tren). Bueno, ya estoy aquí, y ahora, ¿qué hago? Veamos primero si han venido los otros en esle mismo tren.
CUADRO SÉPTIMO (Felipe, ya de vuelta en Castellón, se sienta junto a una de las niesitas de un kiosco de refrescos del paseo, pide un vaso de cerveza y se pone a comer la ración que al efecto llevaba).
(Se detiene viendo salir a todos los Viajeros).
¡Cá!, se han quedado todos tranquilamente en la cama. ¡Vaya una pasada! Pero, ahora que pienso, dentro de un rato llega un tren mixto, procedente de Valencia; iré por ahí a pasearme un poco y volveré luego aquí, a ver si vienen en ese otro tren.
FELIPE.
¡YO que había de irme ahora al Grao! Ya está bien la cosa. Todo me sale hoy torcido. Nada, en cuanto acabe, me voy a la estación y, en el primer tren que pase, me vuelvo a Valencia. (Así lo hace y, hacia las seis de la tarde, se encuentra en Valencia.
(Sale de la estación, después de preguntar a qué hora llega el mixto y, al cabo de un rato, vuelve a la estación). (Llega el mixto, en el cual viajan Ricardo, Vicente y Pepe).
FELIPE.
Ya llega el tren. Ahora veremos si comparecen estos prójimos.
PEPE.
Tendría gracia que ahora nos encontráramos aquí a Felipe.
(Ricardo, Vicente y Pepe bajan del tren).
(Se dirigen Ricardo, Vicente y Pepe ala puerta de salida, pasan por delante de Felipe y ni éste ve a los otros ni ellos a él).
FELIPE.
Me he lucido. Pero, ¿qué le vamos a hacer? Trataré de pasar el día de la mejor manera posible. Daré unas vueltas por las calles para conocer la ciudad, sacaré algunas fotografías y allá hacia la una tomaré el tranvía de vapor y me iré al Grao, donde convinimos en ir a comer. ¿Quién sabe si aún daré con ellos? (Se va).
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LEÍ
CUADRO OCTAVO (Ricardo, Viceiite y Pepe, cuando llegaron a Castellón, realizaron el plan que llevaban de hacer Varias visitas, fueron a comer a la pinada, junto a la playa, visitaron el santuario de Nuestra Señora de Lidón y, después de hacer otra visita, se dirigieron a la estación a toda prisa, temiendo hacer tarde al tren en que pensaban volver a Valencia. Ya en la estación, conversan con un empleado.
VICENTE. EMPLEADO.
¿A qué hora sale el tren para Valencia? ¿El tren para Valencia?... Hace y a poco más de una hora que ha partido. (Los interpelantes se quedan desolados). RICARDO. ¿Cómo puede ser eso? ¿No pasaba por Castellón a las seis y media? EMPLEADO. S Í , señor, pasaba, pasaba. Pero desde hace cinco o seis días, pasa a las cinco y media. PEPE. Bien, pero ¿a qué hora habrá otro tren para ir a Valencia? EMPLEADO. Pues miren, hoy ya no hay otro. El
283
VICENTE. RICARDO. PEPE.
VICENTE.
RICARDO.
primero que habrá, saldrá mañana, a las seis de la mañana. (Aumenta hasta el colmo la desolación de nuestros amigos). Gracias. Adiós. ¡Vaya un final de fiesta! Si a alguno de vosotros os urge volver hoy a Valencia, podríamos alquilar uu aulo, aunque verdad es que nos resultaría cara la broma, pero, si es preciso, lo primero es lo primero. Yo siento no poder irme hoy, porque esta noche me tocaba estar de guardia en el Hospital. Pero, si falto, ya se arreglarán. A mí sólo me sabe mal porque, ¡claro!, en casa me esperan hoy.
PEPE. VICENTE,
LO mismo me ocurre a mí. Vamos, pues, a enviar" telegramas a las familias y a buscar donde cenar y dormir. RICARDO. ¿Qué remedio nos queda? PEPE. Verdad es; no hay que dar importancia a esíe contratiempo. ¡Son peripecias excursionísticas! FINÍS UN INGENIO del Centro Escolar y Mercantil. Nota del corrector de imprenta. Si la excursión hubiera sido a Tarragona, a estas horas aún andan los excursionistas por las provincias del Norteo por los jardines de Reus.
Examen O r F L . ^ T ' I S i de la vista PRIMER I N S T I T U T O
ÓPTICO
OCULÍSTiCO
F. GÓÍDEZ ROGflFORT LENTES y GAFAS de t o d a s
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(Conclusión)
^ o s dicen que su padre las castigaba con fre•*• ^ cuencia, pero que lo hacía porque se lo mandaba Dios. Toda la familia tiene la alucinación de lo sobrenalural. Todas tienen señales dolorosas en sus cuerpecitos débiles y flacos, de los golpes que el alucinado padre les diera. La pequeñita, Paquita, presenta una enorme cuchillada en un costado, muy semejante a la que el mismo Aníonino se hizo. Nos dicen sus hermanitas que la pinchó con un cuchillo hace unos cuantos días, después de unos largos ratos que tuvo de meditación. Las preguntamos por su hermana Sarita, la desaparecida, y nos contestan con inconcebible naturalidad que la mató su papá con un serrote la noche del lunes, porque se lo había mandado Dios. Hemos hablado con algunos vecinos del barrio de Corbanera. Todos coinciden en que era una familia que llamaba la atención por sus costumbres estrafalarias. Algunos días los pasaban enteramente encerrados en casa, con las contraventanas cerradas. Otras veces se les veía salir juntos a un campo próximo para hacer oración en común. Precisamente, la tarde del sábado la pasaron en esta actitud en un campo próximo, y gesticulaban extrañamente, levantando sus brazos en alto. La tarde del domingo la pasaron sin salir de casa con todas las ventanas cerradas, lo que repitieron en la tarde del lunes. Pero los vecinos, que estaban acostumbrados desde hace seis meses a estas escenas, no le dieron importancia la víspera del crimen. Hemos hablado largamente con José Mere, «El Evangelista». Sale a abrirnos con los pies desnudos y en mangas de camisa. Nos acoge afablemente y nos invita a pasar. Por todo mobiliario tiene dos banquetas hechas de cajas viejas. Ni un mueble más había en aquella casa destartalada, pero limpia. Se presta amablemente a complacernos y a responder a nuestras preguntas. Empieza manifestándonos que él no tiene parte alguna en tan sensible suceso, y nos asegura que ha estado llorando durante toda la tarde, por la desgracia acaecida a una familia a la que tanto apreciaba. Le preguntamos si él les había iniciado en las prácticas del adventismo, y nos responde que no solamente no les había iniciado en semejantes prácticas, sino que en más de una ocasión les había reprendido severamente por ello, y que su interés de siempre fué traerles a un camino más recto. Tan sólo algunas veces leía la Biblia protestanfe en la casa del barrio de Corbanera y elevaba al gunas oraciones, pero sin que pasaran de eso. Luego nos cuenta algunos episodios de su vida. Salió de su pueblo natal (Llanes) hace 27 años, y se dirigió a Norteamérica. Allí vivió una vida azarosa y llegó a dominarle el vicio del juego. Esto le produjo muchas amarguras Y después de correr otras tierras de los Estados Unidos, decidió un día reformar su vida. El cambio fué brusco. Una tarde, cuando subía por un monte conduciendo centenares de ovejas al pasto, una luz sobrenatural pareció alumbrarle. Se le representaron instantáneamente todos los yerros de su juventud, y desde aquel momento mismo fué otro. Se entregó a una vida de oración y de penitencia, y a los pocos días ingresaba en una Casa de
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penitentes de una de las muchas sectas que existen en los Estados Unidos. Nos dice que no es católico ni protestante, ni profesa otra religión. El se atribuye la posesión de una verdad no revelada aun, y pretende haber alcanzado bastantes adeptos en sus correrías por América. Hace dieciséis meses llegó a su pueblo natal, y allí dio testimonio de su conversión. A causa de las raras prácticas a que se entregaba, fué perseguido por la Justicia e ingresó en la cárcel, de la que fué libertado merced a una recomendación del embajador de los Estados Unidos, pues José Maré se había hecho subdito norteamericano en sus largos años de vida en aquellos Estados. Cuando salió de la cárcel vino a Santander, y encontrándose sin recursos, se dedicó a la fabricación de esas bolellitas que imitan troncos de árboles, oficio que ha aprendido en América. y de eso vive «El Evangelista», pobre y humildemente, en aquella casa solitaria del Alta, próxima a la Media Luna, dedicado al trabajo. Nos muestra unas biblias protestantes y nos señala algunos versículos marginados con su letra. Terminada nuestra conversación, nos invita a visitar las dependencias de su casa. Subimos por unas escaleras pendientes que conducen a unas habitaciones desmanteladas. Ni un mueble se ve allí. Por lecho le sirve el suelo. Dieciséis meses lleva durmiendo sobre las tablas. Junto al trozo que sirve de lecho, hay unos cuantos libros de oración teo sófica y unas Biblias. Un cabo de vela casi concluido está colocado sobre unas tablas. No tiene otro medio de alumbrado. No lejos de allí hay un brasero portátil, donde «El Evangelista» hace sus frugales comidas. La ropa se la lava también él, yendo a buscar el agua a una fuente próxima. Al preguntarle si se siente feliz, nos contesta que jamás fué más feliz que ahora, y que cree haber encontrado la verdadera senda de perfección. Hemos hablado con los niños Daniel y Hermenegildo, de 14 y 12 años, respectivamente, dos de los hijos del desventurado matrimonio. Tanto uno como otro se muestran muy satisfechos del acto cometido por su padre. Aseguran que su mano se movió a impulsos de un sentimiento noble y elevado, puesto que Dios se lo reveló. Ambos están tan identificados con las absurdas teorías del padre loco, que hubieran preferido que fueran ellos los sacrificados, pues eso es señal, según su entender, de una predestinación especial, y a su hermanita la consideran dichosa, con haber merecido la muerte. Lo mismo piensa la madre, que habla con una tranquilidad asombrosa. Por las manifestaciones que hemos oído de boca de los vecinos y por las que nos hicieron los hijos y el padre, podemos reconstituir el bárbaro parricidio de este modo: Tres días antes del absurdo sacrificio se puso toda la familia en ayuno y penitencia, para lo cual se cerraban a determinadas horas del día y de la noche en casa, y elevaban plegarias a su modo. El domingo fueron a un campo próximo, como ya dijimos, y estuvieron largo rato también en oración. Todas estas prácticas y el ayuno y las vigilias predispusieron el ánimo a un estado de fanatismo exacerbado, y cuando llegó el momento de la ejecución de lo que el loco creía una inspiración divina, probó su valor. Eran las diez de la noche del lunes. Antonino dijo a su mujer y a sus hijos que había llegado el momento del sacrificio. Mandó a su esposa que se retirara con las tres niñas a la habitación que da al
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Norle; acostó a los dos niños en la habilación del Sur, y dirigiéndose a la cocina tomó en sus manos una sierra, agarró fuertemente a la tierna criatura de dieciocho meses, Sara, y se dispuso a ejecutar el terrible sacrificio. Puso el corte dentado de la sierra sobre el occipucio de la criatura y giró brutalmente en un vaivén horroroso. La niña dio unos gritos que fueron apagados con la mano derecha del padre, que la tapó la boca, mientras con la otra iba llevando a cabo el brutal atentado. La sangre corrió caliente por los vestidos, y él se manchó el costado izquierdo. Sin acabar de matarla, la llevó con inconcebible sangre fría al cuarto donde dormían sus hermanos, y la acostó entre ambos. Los hermanos no se inmutaron. Recibieron a la inocente víctima sonrientes. Segundos después llamaban a la puerta. Era José Mere, «El Evangelista', que iba a llevarle las botas prometidas la víspera. Entonces, maquinalmente, se dirigió a la puerta de la calle, con toda la camisa llena de sangre, y antes de abrir tomó en sus manos un cuchillo estrecho y largo de los que usan los zapateros. En esta actitud le encontró «El Evangelista» cuando entró en la cocina. Fué entonces cuando el visitante salió precipitadamente de la casa y dio aviso a los guardias. Comenzaron las diligencias. Los guardias practicaron un reconocimiento. Pero cuando acudieron desde Santander, ya Antonino había tomado la precaución de cambiársela camisa. La mñapermanecía acostada entre los dos niños. Aún no había muerto Por eso no lo manifestaron, según ellos. Los guardias, al ver a los seis niños acostados dentro de sus camas, no apreciaron la tragedia que bajo las mantas se escondía. Fué después el Juzgado el que intervino. Y entonces quedó todo aclarado. La madre de las desgraciadas criaturas se presentó en la casa de «El Evangelista», en unión de sus dos hijos mayores. Fué a decir a «El Evangelista» que su marido había dado muerte la noche antes a la niña Sara, cumpliendo un aviso del Todopoderoso.
Entonces «El Evangelista se alarmó y la p r o h i bió que entrara a su casa. Ordenóla qne acudiera a presentarse a las autoridades y que lo dijera todo, lo que así hizo. No se mostraba la madre pesarosa de la muerte de su hijita, antes al contrario, su rostro estaba sonriente, y también el de los dos niños». ¿Cabe escribir un folletín más horripilante? ¿Es hora ya de intervenir en estas horrendas propagandas?
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