JOSÉ ANTONIO DEL CAÑIZO: "EL MAESTRO Y EL ROBOT"

JOSÉ ANTONIO DEL CAÑIZO: "EL MAESTRO Y EL ROBOT" ALUMNA: FÁTIMA MUÑOZ PERIBÁÑEZ 1º COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL ÍNDICE 1. Introducción 2. Biografía 3.

6 downloads 7 Views 121KB Size

Recommend Stories


EL MAESTRO Y EL DiscÍpulo (D )
EL MAESTRO Y EL DiscÍpulo (D.11.4.1) REFERENCIA BÍBLICA: 1 Timoteo 1:1-2; 2 Timoteo 1:3-5 VERSÍCULO CLAVE: 2 Timoteo 1:1-10, Dios Habla Hoy. CONCE

EL PRESUPUESTO MAESTRO
CAPÍTULO 3 EL PRESUPUESTO MAESTRO A. NATURALEZA DE LOS PRESUPUESTOS Todas las organizaciones hacen planes, No se puede concebir ninguna, cuyos ejec

Jesús el Gran Maestro
Biblia para Niños presenta Jesús el Gran Maestro Escrito por: E. Duncan Hughes Ilustrado por: Byron Unger y Lazarus Adaptado por: E. Frischbutter y

Story Transcript

JOSÉ ANTONIO DEL CAÑIZO: "EL MAESTRO Y EL ROBOT"

ALUMNA: FÁTIMA MUÑOZ PERIBÁÑEZ 1º COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL

ÍNDICE 1. Introducción 2. Biografía 3. Abuelos en la literatura infantil y juvenil 4. Ficha de lectura 5. Argumento “El maestro y el robot” 6. Estudio de los personajes 7. Los niños y la lectura

1.- INTRODUCCIÓN: José Antonio del Cañizo pone el mismo entusiasmo cuando escribe libros técnicos que cuando inventa novelas infantiles y juveniles. Su pasión por la literatura viene desde lejos, de cuando creció rodeado por miles de libros, y luego se fue afianzando hasta convertirse en algo imprescindible para su supervivencia. El humor, la fantasía que irrumpe en lo cotidiano, la sorpresa, la deshumanización de nuestra sociedad, la ecología, la aventura compartida por niños y ancianos son algunas de las características y temas recurrentes en sus dieciséis obras de literatura infantil y juvenil. Las características de su literatura, así como sus aficiones, opiniones, sentimientos y preocupaciones, se irán desvelando a lo largo de este trabajo. La literatura infantil de Cañizo puede considerarse fruto de su interés por la literatura en general, que se inicia como lector, más tarde como contador de cuentos a sus propios hijos, siempre como escritor de libros técnicos relacionados con su profesión y, ocasionalmente, como escritor de artículos y relatos dirigidos al público adulto. Él está presente en todos y cada uno de sus cuentos, y no exclusivamente por los aportes materiales de su escritura, sino porque, y sin apartarnos de los textos, hay una serie de datos repetitivos que se corroboran con la biografía del autor, de la que hablaré más abajo. En cuanto a la obra sobre la que versa este trabajo, “El maestro y el robot”, trata el tema de la educación. Este libro, dirigido al público juvenil, ganó en 1982 el tercer premio del Gran Angular. En ese mismo año, la obra fue premiada por el Ministerio de Cultura en la categoría de libros Mejor Editados, y luego figuró en la Lista de Honor del Premio CCEI en el año 1984. Más tarde, en 1995, también se editó en El Círculo de Lectores. Cañizo presenta una historia llena de belleza donde, entre otras muchas cosas, se cuestiona la libertad del hombre. Un libro sorprendente que ejerce gran atractivo en los lectores, tanto adolescentes como adultos y que ganó una Placa de Plata de la editorial SM al superar los 100.000 ejemplares en 1990. Actualmente, va por la 20 edición, con más de 200.000 ejemplares, y está traducido al italiano y al turco. Es una obra basada en la ciencia-ficción, que pone de manifiesto una cruel realidad: la deshumanización del mundo. La acción transcurre en un pueblo andaluz un tanto

peculiar, formado sólo por niños y ancianos, ya que la generación intermedia tuvo que emigrar de allí en busca de trabajo. El autor describe la vida de este pueblecito pequeño, tranquilo, perdido en una montaña, donde los niños reciben de su maestro un verdadero ejemplo de educación humanitaria. El maestro y el robot acuerdan la enseñanza que recibieron José Antonio del Cañizo y sus compañeros durante los años que pasaron en el colegio. De esa época hay que destacar la sensación tremendamente positiva de haber recibido una formación humana de gran calidad y unas clases muy parecidas a la que imparte el viejo maestro de la novela. Y ya, sin más preámbulos, pasemos a descubrir la biografía del autor.

2.- BIOGRAFÍA: José Antonio del Cañizo nació en Valencia, el 5 de enero de 1938, aunque, ocho meses después, se trasladaría con su familia a Madrid. Su infancia transcurrió en el seno de una familia acomodada, en un ambiente donde se respiraba el interés por la cultura. En su casa había una gran biblioteca con más de 8.000 libros. Su padre, Ingeniero Agrónomo y licenciado en Ciencias Naturales, especialista en plagas del campo y amante de la literatura, además de ser director de las publicaciones del Ministerio de Agricultura, era también el agrónomo que más libros técnicos había escrito en España. A los 6 años, José Antonio del Cañizo entra a formar parte del alumnado del Colegio Estudio de Madrid ( de la familia Menéndez Pidal, y heredero del espíritu de la Institución Libre de Enseñanza y el Instituto Escuela), donde posteriormente cursaría el bachillerato. Por los años 50, Carmen García del Diestro, su profesora de Literatura en el colegio, ya auguraba lo que llegaría a ser aquel chico de tan sólo 17 años. Cuidadosamente guardado desde entonces, la hoy nonagenaria profesora, anotaba en una portada de un trabajo sobre Gabriel Miró, lo siguiente: “Este trabajo fue realizado – como remate de preuniversitario- voluntaria y entrañablemente entregado por José Antonio en 1955, como primicia de la vocación que el tiempo ha confirmado colmándole de goce y premios literarios”. Amante de las matemáticas, de las ciencias naturales, de la historia, del cine, del teatro, de la pintura, de la música, de la literatura… tuvo serios problemas a la hora de elegir una carrera universitaria. Tras darle muchas vueltas, se decidió por seguir la misma que su padre. Doctor ingeniero agrónomo y escritor, ha sabido como nadie reflejar su amor a la naturaleza en sus cuentos infantiles, del mismo modo que el amor por los niños y por la literatura infantil se encuentra reflejados en sus escritos técnicos. De su obra tan abundante como repetidamente galardonada, dijo el poeta Alfonso Canales: “En cierta ocasión, hace años, formé parte de un jurado que había de otorgar tres premios de narrativa breve. Por unanimidad, elegimos tres cuentos de diversa intención, pero que tenían en común un ingenio y una técnica irreprochables. Abrimos las plicas, y los tres resultaron ser de José Antonio del Cañizo. Se puede, por lo visto, ser ingeniero agrónomo y saber tanto de palabras como de flores; ayudar a crecer, al mismo tiempo, las fábulas y los árboles”.

Málaga es la ciudad donde José Antonio del Cañizo vive desde 1963, crea su mundo fantástico y donde además se ocupa, profesionalmente del Jardín Botánico de La Concepción. En su prosa inteligente, propia de un hombre de gran cultura, laten, sobre todo, sus conocimientos de botánica, su pasión por la pintura, la literatura, la música, el cine y la gastronomía. Por este motivo se hace necesario iniciar el estudio de su obra atendiendo primero a una biografía que revela las claves de una producción literaria centrada en la solidaridad con los grupos marginados de la sociedad, en los valores humanos más nobles y en la más férrea defensa del entorno natural.

2.1.- FANTASÍA COMPROMETIDA: SOLIDARIDAD CON LOS GRUPOS MARGINADOS DE LA SOCIEDAD: De su obra hay que destacar la sencillez, la sensibilidad estilística de una singular fuerza narrativa y unas innegables dotes para la fantasía. Sus libros surgen como producto de su insatisfacción ante el mundo que lo rodea, tratando temas como la robotización, la deshumanización, la incomunicación, la guerra, la dictadura, el terrorismo, la soledad de los ancianos, la contaminación del medio ambiente... Temas muy actuales y propios de la corriente realista de la literatura infantil contemporánea, que trata en su obra con el estilo y los recursos de la otra corriente en boga, la literatura fantástica, incluso con matices de absurdo, disparate o nonsense, algo que entra de lleno en lo que el mismo autor ha bautizado con el nombre de “fantasía comprometida”. Se puede decir que cada libro es como una faceta de su personalidad. En todos va reflejando sus aficiones, sus gustos, sus intereses, sus preocupaciones... El amor a la naturaleza y el ecologismo laten en el primero, Las fantásticas aventuras del caballito gordo, por el que, en 1978, recibió un accésit en el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. Se trata de una obra rica en fantasía, que el autor dedicó a Marisa, su esposa, y a Miguel, Elena y Carlos, sus hijos, quienes han quedado para siempre convertidos en protagonistas literarios. La historia narra las vacaciones de una familia que decide pasar el verano en el campo (un lugar desconocido para los niños), donde han alquilado una casa con jardín, muy cerca del bosque. El desarrollo de la acción es lineal, hasta el momento en que lo insólito y lo extraordinario irrumpe de tal manera que todo se vuelve mágico. Una obra inserta en el nonsense o superrealismo infantil, que invita al niño a la reflexión, procurando en todo momento ese difícil equilibrio entre la realidad y la fantasía. Con Las cosas del abuelo, el autor ganó el Premio Lazarillo en 1981. Es un libro fantástico, más aún, super-fantástico; sin embargo, el prólogo de Miguel Delibes demuestra que no se trata de un puro divertimento. El texto constituye una perfecta y delicada conjunción de humor, imaginación y poesía, conseguida con sólo tres personajes: el anciano Nicomedes y sus nietos, Trompo y Juli. Los dos hermanos, a través de las disparatadas y divertidas aventuras que disfrutan con su abuelo, descubren un mundo maravilloso donde todo es posible, dejándonos entrever el problema del abandono de los ancianos.

2.2.- NIÑOS Y ANCIANOS COMPARTEN AVENTURAS: VALORES HUMANOS MÁS NOBLES. En este epígrafe se incluiría “El maestro y el robot”. En la obras de Cañizo, la generación de los mayores tiene una gran relevancia. Abuelas y abuelos aparecen en sus libros retratados con mucho cariño y respeto. En este caso, se trata de un viejo ingenioso, con gran capacidad de invención, “medio chalado”, con el que es posible aburrirse porque en lugar de atrofiársele la mente, se le ha desarrollado de una forma inesperada. Con suma originalidad, José Antonio refleja la tremenda soledad que sufren muchos de los que pertenecen a la Tercera Edad, un sentimiento profundo, doloroso y triste que adereza con humor. A esta narración la acompaña otra breve historia, que, como Las cosas del abuelo, resulta muy divertida pero melancólica a la vez: El robot despistado. Un cuento que rivaliza con el primero en gracia y capacidad de sugerencia, proporcionando al lector un profundo mensaje. Una visión muy original de la ciencia-ficción, donde se pueden encontrar robots dotados de unas perfecciones que sólo la mente humana posee, llegando incluso a ser capaces de lo que en una civilización supermecanizada es considerado un horrible crimen: el descubrimiento del amor, la belleza y la poesía. Un texto eminentemente pacifista, titulado A la busca de Marte el Guerrero, denuncia la carrera armamentística. Este libro ganó, en 1981, el segundo premio del concurso Gran Angular, otorgado por la Fundación Santa María. La obra comienza con un joven detective encargado de investigar el secuestro más sensacional de nuestros días. Moncho, que se dedica a la “fuga de cerebros”, emprenderá una gran aventura con la desventaja de tener muy pocas pistas a su alcance. Sin embargo, gracias a la inestimable ayuda de tres niños (Miguel, Elena y Carlos) y un simpático abuelo (Nicomedes), podrá lograr su objetivo: la investigación del rapto de los hijos de los tres hombres que controlan y dominan el mundo (el presidente de los Estados Unidos, el de la URSS, y el hijo de un jeque árabe conocido como el Rey del Petróleo). Moncho, los tres niños, don Nico, el gato y el caracol, instalados en una alfombra voladora, empezarán a cruzar mares, desiertos y selvas, siguiendo siempre los mensajes de Mars Warrior, alias Marte el Guerrero. Un personaje desconocido, misterioso y escurridizo que no dudará en prepararles una nueva trampa cada vez que creen estar a punto de cogerlo. La afición de Cañizo a la pintura queda claramente reflejada en El pintor de recuerdos, un cuento breve, diáfano, impecable, donde Gabriel, el protagonista, ha recibido su nombre del pintor Gabriel Alberca, de quien José Antonio es un gran admirador. La irrupción de lo fantástico en la vida cotidiana es una de las constantes de su obra literaria. Así, en el transcurso de la vida monótona, gris, aburrida de los personajes, surge siempre, como una chispa, algo extraordinario. Esto le ocurre a don Cunegundo, de El comprador de vidas, obra finalista del concurso A la Orilla del Viento, en 1993; o a Pablo, al quedar alucinado con las magníficas aptitudes de Aída, en Oposiciones a bruja. En Calavera de borrico y otros cuentos populares el autor nos da a conocer, con gran humor, su afición por los cuentos de antaño. José Antonio recrea, con su habitual humor y agilidad narrativa, los cuentos populares que pertenecen a su entorno familiar desde hace varias generaciones y se los dedica a sus hermanos, hijos y sobrinos. Durante muchos siglos, al ser repetidos una y otra vez, los cuentos se han ido refinando y han llegado a dirigirse simultáneamente de un modo que alcanza tanto la mente no educada

del niño, como la del adulto sofisticado. En esta obra, Cañizo propone, sin ceñirse exclusivamente a la tradición, una selección de cinco cuentos por los que desfilan personajes tan poco corrientes como un genio que se enfada cuando le piden deseos; unos bandoleros que fracasan gracias al ingenio de un campesino tacaño,; y un sargento experto en hacer sopa con piedras. Tampoco faltan los príncipes encantados y las princesas valientes dispuestas a liberarlos; ni la mesita mágica con su variado y apetitoso menú. Todos argumentos vivos en el folclore popular, pero contados de una forma muy actual. Las obras Con la cabeza a pájaros y Un león hasta en la sopa, además de ser modernas, divertidas y humorísticas, ponen de manifiesto otro punto interesante que caracteriza a todos los protagonistas de Cañizo, y que consiste en las escasas o nulas relaciones que tienen los niños con sus padres durante las aventuras que emprenden. Sin embargo, la figura de los ancianos adquiere de nuevo gran importancia en estos dos títulos, y está representada por personajes entrañables, ingeniosos, divertidos, despistados,..., que siempre inspiran una gran ternura y respeto, como es el caso del abuelo Nicomedes (protagonista de Con la cabeza a pájaros) y de la abuela de Álvaro, el niño huérfano de Un león hasta en la sopa. Este último libro fue escrito por encargo y estaba especialmente recomendado para los alumnos de 4º curso de EGB. Un texto de lectura recreativa, autorizado por el Ministerio de Educación y Ciencia, donde su autor incluye, además de un vocabulario muy apropiado, actividades escolares. La obra se divide en dos partes: la primera, titulada Un león hasta en la sopa, es la historia más larga, y narra la estupenda amistad del protagonista con un león al que ayuda a deshacerse de una espina que se le había clavado en una pata. Mientras que la segunda está compuesta por cinco cuentos breves de temas variados, con sabor de fábula moderna: El Maestro Roble y el Maestro Sauce, Vender el mundo, Los pintores de estornudos, Un caballito de madera con ruedas y El robo de la corona. Inventando el mundo, sitúa al lector en una época anterior al Génesis para imaginar cómo serían los borradores de la Creación. Esto viene a confirmar la importancia que tiene la idea central, la idea original, esa idea primera que enciende la obra. Grandiosa tanto en su concepción como en su presentación, muestra un gran despliegue de ilustraciones, realizadas por Javier Serrano. En 1989, la obra tuvo uno de los premios al libro mejor editado del año, del Ministerio de Cultura.

2.3.- ENSEÑANZA Y ECOLOGÍA: FÉRREA DEFENSA DEL ENTORNO NATURAL: Un capítulo aparte merecen, por su realismo y porque son completamente distintos a todos los demás, Los jíbaros (Premio Elena Fortún de literatura infantil 1990), y ¡Canalla, traidor, morirás! (Premio Barco de Vapor 1993). En el primero, destaca su preocupación constante por el terrorismo; en el segundo, por nuestra Guerra Civil. A diferencia de los cuentos clásicos, que presentan el aspecto de intemporalidad unido a un espacio geográfico indefinido y confuso, en las obras de Cañizo, los personajes se mueven en espacios concretos, expresando con antelación el lugar donde se desarrolla la acción, como es el caso de El castillo invisible, una obra que hace referencia a la animación a la lectura y el gusto por la gastronomía. Está inspirada en las actividades que tuvieron lugar en el transcurso de las Jornadas de Animación a la Lectura,

celebradas en mayo de 1992, en Teba, (Málaga). José Antonio del Cañizo deja volar su imaginación en una novela donde se mezclan la realidad con la fantasía, el misterio con la cotidianidad, y la historia con la actualidad, para contarnos el relato sobre un tesoro que todos han dado por enterrado en la zona de un castillo árabe próximo a una localidad andaluza. Precisamente, el castillo de la Estrella es el lugar que sirvió de inspiración al autor, y donde se llevará a cabo el encuentro de un famoso escritor y sus ayudantes-adversarios, con Pepe, el maestro protagonista, organizador de una Semana del Libro. La faceta de cinéfilo del autor queda retratada en Una vida de película (Premio Ala Delta 1996) es un libro de buen humor, donde el escritor hace un homenaje a tres monstruos de la pantalla: Luis Buñuel, Alfred Hitchcock, y John Huston, quienes, allá en la Gloria, recibirán de Dios el encargo de tomar a cualquier hombre del montón y convertir su anodina vida en otra llena de acontecimientos, más interesante y original, con aventuras apasionantes. Y en el último de sus libros, titulado Con la música a otra parte (Premio Ala Delta 1996) se pone de manifiesto la pasión de su creador no sólo por la música, sino también por la amistad y el amor. La obra de José Antonio del Cañizo se sustenta, básicamente, sobre dos grandes pilares: la enseñanza y la ecología. Una ilustración tan lejos del didactismo moralizante de los siglos XVIII y XIX como de lo pueril y vacío de algunas obras del siglo XX. Su literatura es moderna, actual, con ideas, una literatura que no da respuestas, sino que plantea interrogantes y que, además, es divertida, humorística y fantástica. Una fantasía comprometida con la realidad, en la cual laten los problemas de nuestra época, de nuestro mundo.

3.- LOS ABUELOS EN LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL: Nuestra sociedad ha aparcado a la gente mayor, la ha jubilado anticipadamente del trabajo, pero también de otras esferas de la vida. Las familias, por su parte, han desterrado a los abuelos a los asilos. Pero sin embargo, entre todo ello destaca el tratamiento, la atención que la LIJ (literatura infantil y juvenil) ha dedicado a los abuelos y abuelas. En muchas obras, ellos y ellas son personajes principales o muy importantes, indiscutibles aliados de sus nietos y nietas. Pero la tipología es muy variada. El año 1999, fue declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el “Año Internacional de las personas de edad”. Fue un buen momento para reflexionar acerca de estos miembros de la familia tan importantes y, por desgracia, con frecuencia relegados al olvido. Una vez más, fue la LIJ la que nos dio lecciones de ética y de convivencia, ya que... los abuelos existen no solamente en los cuentos. Considerada casi siempre como un subproducto literario, la literatura destinada a niños y jóvenes, en contrapartida, nos ofrece riqueza de valores y se ocupa de los problemas que existen en nuestra sociedad. Uno de ellos es prescindir de los ancianos. Sin embargo, la literatura se ocupa de ellos, pero lo hace sin hacer ruido, de una manera simple y natural, como los niños. Y es que, quizá, ya no nos acordamos de los cuentos.

Tal vez sea necesario releerlos y empezar de nuevo desoyendo la prisa que atropella el tiempo para escuchar la sabia y vieja voz de la experiencia que representan nuestros abuelos. Rechazados por la sociedad. En el mercado podemos hallar muchas obras en las que los abuelos son personajes importantes, de los que se puede aprender alguna lección. Por supuesto, no todos los abuelos son iguales. La diversidad se hace manifiesta en los múltiples títulos en los que un abuelo o abuela adquiere un protagonismo o presencia indispensable. Así lo entienden los propios nietos como, por ejemplo, en los que aparecen en Una àvia d´ocasió, de Christine Arbogast. En el patio de la escuela, cada niño da su versión de cómo es su abuela: simpática, cariñosa, dulce, tranquila, mala... Lo bueno del caso es que todos aciertan de pleno. Desde siempre, el binomio abuelos-nietos ha funcionado como un equipo indestructible. Aliados de manera natural, sin que sean necesarias las palabras, el vínculo de unión entre ellos es lo suficientemente fuerte como para que la generación de padres quede al margen. La complicidad tramada por las dos generaciones extremas es evidente. En El cel que es mou, el autor, Mario Lodi, convierte al abuelo de Severino y Lucia el motor de la historia, en la voz narrativa que nos descubre la vida en el campo recordando la infancia que vivió rodeado de naturaleza. Sus vivencias, su sabiduría sirven de puente entre la generación de los nietos, que han dejado la ciudad para ir a vivir al campo, y la de los abuelos. De acuerdo con el texto, las ilustraciones mantienen el tono de fábula. El la literatura, además, la figura del abuelo se presenta como el contrapunto de experiencia y equilibrio, subsanando carencias que sus padres no saben, no quieren o no pueden remediar. Independientemente de la belleza formal, de lo atractivo del argumento, de la riqueza lingüística y de todas las cualidades literarias que la configuran, uno de los aspectos más válidos de la LIJ es la enseñanza que nos brinda. Así pues, de una manera directa y, sobre todo, entrañable, aparece la figura del abuelo/a con una riqueza que deberíamos traspasar a la vida cotidiana, porque si en la ficción el abuelo aparece como ese personaje que escucha, comprende, acoge, atiende, juega, entretiene, cuida y un sinfín de cosas más, en la realidad parece que esta persona ha perdido todo el encanto y ya no sirve. Dura moraleja es la que se pude extraer del cuento popular: “El viejo y su nieto” que ha recopilado, entre otros relatos, Michel Foreman en El mundo de los cuentos. Los jóvenes aprenden de sus mayores por sus actos. Si el nieto observa que su abuelo es despreciado o maltratado por sus padres, lo más seguro es que actúe de la misma manera cuando ellos sean mayores.

4.- FICHA DE LECTURA: *TÍTULO: “El maestro y el robot”. *AUTOR: José Antonio del Cañizo.

*EDICIÓN: Círculo de Lectores, 1983. *DESCRIPCIÓN: Se trata de un libro de literatura infantil y juvenil, que consta de 161 páginas, 18 capítulos y un epílogo.

5.- ARGUMENTO DE “EL MAESTRO Y EL ROBOT”: Villalmendruco de Todo lo Alto es un pequeño pueblo en el que viven una serie de niños (cada uno con unos elementos que los caracterizan) acompañados por sus abuelos, ya que los padres tuvieron que emigrar por falta de trabajo a un país lejano; y son estos niños y no sus abuelos los que se dedican a mantener a estos. Aunque parezca paradójico, cada uno se ocupa de un oficio diferente y así, se reparten las tareas además de ir a clase; crían el ganado, hacen las labores de la tierra, y en clase hacen todo tipo de trabajos: cogen leña, ordeñan, labran, hacen jaulas para los conejos, suben al castillo donde su profesor, don Nicomedes les cuenta las historias y batallas del lugar,…; todo ello en contraposición al mal comportamiento de los abuelos, que según los describe el autor, eran unos pasotas y no querían más que tomar el sol, hacer el gandul, vivir la vida y liar pitillos. Un día llegó a la escuela una inspectora del Ministerio, pues la escuela necesitaba importantes reformas, además de la estufa y el autobús que pedían los niños para las excursiones; y, días más tarde, el profesor recibió una notificación del Ministerio para crear la “Escuela del año 2000”, de cuya enseñanza se encargaría un robot. Poco tiempo después, todo este proyecto se encontraba en marcha, con una tecnología inimaginable, y poco tiempo más tarde, todos los habitantes del lugar controlados por el robot a través de unos objetos denominados prismas; todos menos el maestro, el soñador del pueblo, Jacobo, y el mudo: el tío Cosme. Estos tres personajes serán los encargados de descubrir el pastel, a través de la escucha de una conversación entre los robots, y a raíz de ahí, quitan los prismas a todos los habitantes mientras duermen, y consiguen librarles del hechizo que les estaba deshumanizando, gracias a la supremacía del amor, que vendría representada por el gran amor que se tenían don Nicomedes y su esposa, y es esto lo que hace que al poner el cuadro encima del baúl de los prismas, el control que ejercían estos sobre los habitantes se desmorone.

6.- ESTUDIO DE LOS PERSONAJES: 6.1.- ATRIBUTOS:



Don Nicomedes: es el maestro de la escuela. Llegó a la aldea para esperar tranquilamente la jubilación cercana por su edad. Le encantan los trabajos manuales, y por ello, les enseña a hacer a los niños todo tipo de oficios. Con la ayuda de estos, consigue que los abuelos también aprendan nuevas historias, y que también les enseñen a los niños los cuentos populares del lugar, pues no hacen nada. Con la llegada del robot y su salida de la escuela se enferma, él es el único que desobedece al robot y el que se percata de que la existencia de la “Escuela del año 2000”, no puede deberse a un proyecto del Ministerio, pues ni siquiera tenían dinero para llevar a cabo una reforma de la antigua escuela.



Rafa: el cartero.



Quico: el alguacil.



Elisa: la peluquera (en una de sus apariciones recuerda a sus padres).



Jacobo: el soñador. Los chicos se burlaban de sus sueños, pero a veces resultaban ser verdaderas clarividencias; en los ejemplos de sus sueños, encontramos a aquel en el que el pueblo posado en el valle aparece comparado con una paloma que despega sus alas para buscar un lugar donde no pasar hambre, y que volverá al mismo valle cuando junte mucho grano para poder vivir. Esto representaría a los padres exiliados, que se supone regresarán cuando tengan dinero para poder sobrevivir. O cuando interviene en la historia del castillo que está contando don Nicomedes para corregirle de que no se trataba de dichos guerreros, sino de robots, que como los extraterrestres habían descendido en una aeronave para salvar a las mujeres, hombres, niños y ancianos que allí se encontraban, los cuales, como les vieron con un aspecto parecido a unas armaduras, les confundieron con los siete caballeros con armaduras. Fue el primero que se percató y se atrevió a subir al monte y tirar el prisma antes de que le absorviera también a él el cerebro, y así, junto con el tío Cosme, descubrió el secreto que se escondía tras los robots.



Agustín: el panadero. Aprendió a cocer las vasijas prehistóricas rotas, encontradas en una cueva en su horno, las cuales usaba todo el pueblo para el agua, el aceite, el gazpacho,…



Doña Martina: inspectora que inspeccionó la escuela.



Pablo: el carpintero.



Juliana y Asun: las confiteras del pueblo.



Quico, Curro y Matías: los que hacen el vino.



El tío Cosme: es el mudo del pueblo. Un hombre simpático y comunicativo, con un carácter parlanchín y jovial, que siempre estaba pegando la hebra con alguien.



Tío Carmelo: desde la guerra estaba un poco ido.

ABUELOS: *El abuelo Pedro: pillaba borracheras y armaba escándalos por las calles, sin dejar pegar ojo a nadie en toda la noche. *El viejo Manuel y el tío Carmelo: se enzarzaban en peleas por cosas de la guerra. -

Los viejos se jugaban a las cartas el dinero que sus hijos les mandaban, en vez de dárselo a sus nietos.

*Los dos viejos donjuanes: el tío Rafael, “el prenda”, de 81 años, y el currillo, de 79 se lanzaban a un duelo porque el Currillo le había quitado una novia a “el prenda”, cuando la República, o porque los dos andaban detrás de la abuela Encarnación, de 75 años, que era muy jaracandosa. *Curro: el alcalde. Siempre andaba con quebraderos de cabeza por todos los abuelos en general y por el suyo en particular, que era el Currillo. *El robot: “era alto, medía unos dos metros; estaba formado por tres cilindros; el que ocupaba el lugar de las piernas parecía un pedestal de acero. El tronco era muy corpulento y barrigudo y estaba lleno de teclas, mandos, portezuelas y piezas raras, y de él salían cinco brazos articulados de muy diferentes longitudes, que se agitaban con gestos amistosos y alegres. El cilindro que constituía la cabeza estaba rematado por una semiesfera reluciente. La forma de la cabeza era igual que la de la escuela, y al hallarse justo en su centro parecía servirle de núcleo y de punto de origen”. Tenía una atractiva voz.

6.2.-OTROS ASPECTOS A DESTACAR: *Descripción de Villalmendruco de Todo lo Alto: “pequeño pueblo blanco, de paredes encaladas y rojizos tejados de tejas viejas, donde nadie hubiese imaginado que pudiese ocurrir lo que ocurrió. Se ve encaramado en todo lo alto de Peñas Bravas, unos montes pedregosos que dominan el valle y donde sólo algunos almendros ateridos, unos pocos algarrobos copudos, y un puñado de higueras tortuosas ofrecen algún fruto a los hombres que allí habitan". *Funcionamiento de la escuela: cuenta con los medios audiovisuales supermodernos; ha sido construida con arreglo a la revolucionaria técnica “H.A.L.E. H.O.P.”: Hiperescuela Astronáutica Localizable de Enseñanza con Holovisión Óptica Pistonuda. Además, dejaba atrás al cine, televisión,…, adoptando un “relieve penetrable” disponiendo del “absolutamente imprescindible Ojo Ubicuo”, que permite penetrar en todos los lugares del mundo y con toda riqueza de detalles. El robot incrustaba en la cabeza de cada uno de los niños y abuelos, las veinticuatro hojas diarias el las que se dividía el temario, mediante una especie de líquido fijador. *La importancia del amor: el autor nos lo refleja mediante el grandioso amor que el maestro, don Nicomedes, muestra hacia su difunta esposa, un amor que supera incluso la barrera del más allá, y que al final es el que va a salvar a los propios habitantes de Villalmendruco.

*La excelente capacidad de imaginación del autor: llama la atención cuando el robot insistía en la pérdida que la lectura había supuesto para la humanidad, “pues cada libro constaba de: título, autor y tiempo que duraba su lectura. Estas pérdidas eran medidas en unidades de TDDF (Tornillo Dejado De Fabricar), y el carácter nefasto de los libros más famosos debía ser medido en unidades BDTDDF (Billones De Tornillos Dejados De Fabricar). Por ejemplo, de esta manera, los autores más nocivos eran Cervantes y Shakespeare. *Frase del comienzo: “La salvación de la humanidad está en ganar la carrera entre la educación y la catástrofe” A mi modo de ver, lo que el autor quiere decir en estas líneas, es que el fin primordial de la humanidad está en conseguir que la sociedad sea cada vez un conjunto no sólo más culturizado, sino también más educado; que no dejemos que tantos adelantos en materia tecnológica nos lleven a tirar por la borda o a pasar de nuestros sentimientos, emociones y, en definitiva, todo aquello que nos proporciona nuestra condición humana. En conclusión, no nos deshumanicemos.

7.- LOS NIÑOS Y LA LECTURA: •

Jorge Luis Borges: “para algunos autores sería imposible pensar en un mundo sin pájaros, para otros sería imposible pensar en un mundo sin árboles. Por lo que a mi respecta, me resultaría imposible imaginar un mundo sin libros”.

Hacer realidad el viejo sueño de Jorge Luis Borges parece una tarea cada día más difícil, a tenor de los enemigos que al libro le van naciendo cada día, y puede dar la impresión de que sigue el mismo camino que sus compañeros de comparación, que cada día que pasa son menos. Sin embargo, hacer realidad un mundo enriquecido por los libros, es una labor que debe empezar desde la más temprana edad de los niños. Se puede constatar con facilidad la afirmación de Daniel Penca de que “…el verbo leer no soporta el imperativo” y sólo consuela mínimamente saber que “…comparte esa aversión con otros verbos: el verbo amar…, el verbo soñar…” Referirse a niños y a libros es hablar sólo de una pareja, cuando esta relación exige trío. Los niños existen –cada día menos a juzgar por los índices de natalidad que nos hacen llegar- y los libros abundan –cada año más a juzgar por los datos del Gremio de Libreros-, pero de poco servirán los unos y los otros sin la debida relación entre ambos: la lectura. La relación entre libro y niño debería empezar desde ese momento en que éste abre los ojos y es capaz de ver la realidad del libro en su casa, y la relación que con el

libro tienen los adultos. Esa progresiva conciencia hace que se esté produciendo una cierta lectura por ósmosis. Después, el niño dará un paso más y su relación será el acercamiento físico, para chuparlo o para cogerlo y tirarlo al suelo. Tal vez estemos hablando de una protolectura, pero lectura a fin de cuentas. La importancia de contarles cuentos: Alguien, algún día, debería contarle un cuento (según una encuesta, el 51% de los niños afirman no haber oído un cuento de sus progenitores). En la narración oral, sea leída o de creación personal, alguien es capaz de descifrar esos ignotos mensajes que se encierran en unos signos, para ellos imposibles de descifrar y comprender. En ese intento se unirán la admiración por el adulto y la emoción de lo oído, y pedirán una y otra vez el mismo cuento, sin que los adultos alcancemos a explicarnos el porqué de esa reiteración. Las narraciones orales están en la base de la literatura en general y de la literatura infantil y juvenil más concretamente; están en la base de grandes escritores que empezaron contando cuentos a sus hijos o nietos; están en la base del comienzo de la bonita relación del hombre y el libro, y acaso están cayendo en el olvido. Es en los primeros años de escolaridad donde todavía queda un rincón para esta narración, que no debería desaparecer nunca, como lo confirma la proliferación de tejedores de cuentos en los pubs y cafés de las grandes ciudades. El marco escolar propicia el primer gran encuentro del niño con el libro, es el encuentro físico de una manera que podríamos llamar institucional. Así, las bibliotecas o los rincones de lectura deben cuidar todos los requisitos para que ese encuentro sea lo más gratificante posible: marco, asientos, ambiente, altura de estanterías, posición de los libros (nunca de canto)… El encuentro físico del niño con el libro debe ser en toda la extensión de la palabra, para que pueda conocer todos sus componentes y condiciones, aunque en algún momento rayen el mal trato, que, como en cualquier relación correcta, no se puede permitir. Cuando este momento se haya producido, unos cuantos secretos habrán sido desvelados y otros les quedarán pendientes. Hasta ahora, el libro estaba en manos del adulto y ahora el niño ha logrado conquistarlo. Los grandes secretos que siguen encerrados ahora son las imágenes y las letras (texto). La primera conquista realizada permite acceder a la conquista de imágenes, en general, de forma autónoma, porque las primeras imágenes que el niño leerá deberán ser muy sencillas y muy próximas: la casa, el parque, los juguetes…, exentas de elementos superficiales, con trazos y colores claros y marcados. Poco a poco se podrán ir complicando, secuenciando y completando con elementos adicionales. Con la pauta que las imágenes le proporcionan, él es capaz de recrear su propia historia, diferente cada vez que se aproxime al mismo libro. Al leer imágenes también se puede y se debe educar: descubriendo cromías y elementos, secuencias correctas y diferencias entre secuencias, pero siempre llevando al propio descubrimiento, evitando la imposición. Tampoco aquí es recomendable el imperativo. Los artistas y la técnica han permitido que los niños de este final de siglo puedan tener en sus manos y disfrutar de auténticas obras de arte. Pero el paso más difícil está aún por dar: la lectura expresa del texto. Este último encuentro, no exento de dificultades añadidas, exige un nivel de maduración que muchas veces es el causante del divorcio en esta relación niño-libro. Las conquistas paulatinas han llegado a un punto con adversidades que pueden hacer que se cese en el empeño y se produzca la retirada. Lo que hasta ahora era un

proceso más o menos uniforme y poco estructurado, ahora se convierte en un acto mecánico sujeto a unas reglas inflexibles y hay que conocer el mecanismo y cumplir las normas. Empieza entonces a ser un acto diferenciador porque no todos lo consiguen al mismo tiempo. Primero junta letras y hace sílabas, luego junta sílabas y forma palabras, más tarde junta palabras y consigue frases, y así sucesivamente. El día que dice por primera vez aquello de “¡ya sé leer!”, parece como si acabara de poner la bandera en el territorio conquistado. Conviene, sin embargo, no olvidar que la conquista sigue siendo incompleta si sólo domina el mecanismo de la lectura y le falta la comprensión. No obstante, el éxito permite olvidar los malos ratos y sinsabores. ¡Lástima que esto no sea más que el comienzo, cuando muchos creen que es el fin! “¡Ya sé leer!”. Se acaba de cumplir un sueño, otro verbo que tampoco aconseja el imperativo, luego la realidad nos desmiente (los índices de lectura…). Será que todavía no hemos encontrado respuesta al encargo del poeta: “Entre el vivir y el soñar hay una tercera cosa. Adivínala”. Antonio Machado.

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.