DE VALLADOLID A FINISTERRE PASANDO POR SANTIAGO DE COMPOSTELA (Siguiendo los llamados “Camino de Madrid” y “Camiño de Inverno”) Julio F. de Benito (
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El Camino a Finisterre Después de haber realizado el Camino de Santiago, siguiendo la doble ruta del llamado Camino Francés, me planteo repetir la experiencia pero dándole otro sentido diferente. La primera diferencia consiste en realizar la partida desde Valladolid y no en los puntos establecidos de antemano en España como inicio de rutas jacobeas, otra diferencia se manifiesta en el objetivo, que no es llegar a Santiago de Compostela, sino pasar por esta ciudad como una mas, de paso hacia el final originario del Camino, el cabo de Finisterre, hoy día también denominado “Fisterra”, según la acepción del idioma gallego y por último la filosofía del caminante, en la que se unen motivos espirituales, de búsqueda y de mayor conocimiento de los lugares de paso, ya que en muchos tramos se sigue el Camino Francés. El origen del camino a Finisterre no está documentado como tal, pero muchos historiadores consideran a este cabo como el auténtico punto final de las antiguas peregrinaciones anteriores al cristianismo, que siguiendo la ruta solar consideraban el lugar donde este se escondía, como el final del mundo (Finis Terrae), el sitio a partir del cual ya no se podía seguir más al sol en su declive y donde se hundía en el mar tenebroso de aquella Tierra plana. Hoy, sin embargo, sabemos que hay otros lugares tanto de Portugal como de la propia Galicia (Cabo Touriñán), más occidentales que el cabo de Finisterre, pero eso para los conocimientos existentes era difícil de saber. Allí, los peregrinos, estremecidos por el momento del declive solar, recapacitaban sobre la oscuridad en la que se sumía el mundo, dando después paso al día, lo que servía para considerar también que la facultad de “renacer” está en nosotros mismos, adquiriendo por lo tanto la conciencia de renovación personal, dejando en aquel lugar y a través de los siglos al hombre que fue, para recibir allí mismo la consciencia de hombre nuevo, renacido a su nueva vida tras haber pasado por la purificación de los cuatro elementos considerados como básicos desde el mundo antiguo.
El sol se esconde en Finisterre Estos cuatro elementos son vividos a lo largo de la peregrinación y en el momento de su culminación como una experiencia vital. El primero de ellos la tierra, que ha sido su compañera en
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todo el trayecto, compartiendo caminos polvorientos o verdes veredas. Después el aire, que como la tierra ha sido compañero durante el viaje y que se complementa con el viento nuevo que surge del mar. A continuación el fuego, que como elemento purificador sirve para quemar las ropas que lo vistieron y se desgastaron durante el camino y hay que cambiarlas para volver. Por último el agua, elemento vital y actor final de esa renovación, pues sumergirse en ella produce no solamente la limpieza material del polvo acumulado en el camino, sino aquella más importante, que como bautismo espiritual marca el inicio de una nueva vida. De ese agua se salía acompañado de la vieira, que como animal capturado en el mar, daba fe de que se había realizado la inmersión revitalizadora y se convertía en el documento acreditativo, como hoy día la “Compostela” del final de la peregrinación. Posteriormente esta vieira fue el símbolo adoptado tras la cristianización como identificadora de los peregrinos a Santiago, de forma similar se utiliza el romero para los que se dirigen a Roma o el olivo para aquellos que caminan a Jerusalén. En la actualidad, se conoce como “Camino a Finisterre” solamente a la extensión del Camino de Santiago que une la capital gallega con el cabo de Finisterre, situado éste al sur de la mítica “Costa da Morte”, aunque también se incluye la etapa que lleva hasta Muxía, un poco mas al norte, siendo este trazado también un camino jacobeo si el sentido es el inverso, de Finisterre a Santiago.
Tramo Santiago Finisterre Hoy en día son muchos los peregrinos que recorren el camino desde la ciudad del Apóstol a la costa gallega, pues está también señalizado, incluso la variante de Muxía que, desde la localidad de Hospital, se dirige a esta población marinera, donde los peregrinos medievales se acercaban antes de ir a Finisterre para visitar el santuario de “A Nosa Señora da Barca”, lugar en que según una leyenda la virgen María llegó en barca para dar ánimos al apóstol en su difícil tarea apostólica. La distancia entre Santiago y el cabo de Finisterre es de 89 kilómetros y, por lo tanto, se puede realizar en 3 o 4 jornadas a pie, las mismas que son necesarias para ir a Muxía, o una jornada mas si se quieren visitar los dos lugares. Estos km. hay que acumularlos al resto del trayecto, que utilizando las diversas rutas de peregrinación desde el lugar de origen de cada peregrino, confluyen en Santiago de Compostela. En mi caso la vía de acceso mas lógica es la señalizada como Camino de Madrid, que trascurre por la provincia de Valladolid, muy próximo a la capital, o para ser más exactos por ella misma, ya que Puente Duero está considerado como un barrio mas del municipio.
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Trazado del “Camino de Madrid” Este camino contabiliza un total de 321 km. y nace en la capital de España, transcurre a través de: Tres Cantos, Colmenar Viejo, Manzanares del Real, Mataelpino, Navacerrada, Cercedilla, Segovia, Zamarramala, Valseca, Los Huertos, Añe, Pinilla Ambroz, Santa María la Real de Nieva, Nieva, Nava de la Asunción, Coca, Villeguillo, Alcazarén, Valdestillas, Puente Duero, Valladolid, Simancas, Ciguñuela, Wamba, Peñaflor de Hornija, Castromonte, Valverde de Campos, Medina de Rioseco, Berrueces, Moral de la Reina, Cuenca de Campos, Villalón de Campos, Fontihoyuelo, Santervás de Campos, Arenillas de Valderaduey, Grajal de Campos y Sahagún, donde enlaza con el Camino Francés.
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Partida desde Valladolid: Antes de iniciar el Camino, tengo claro que debo hacerlo desde Valladolid, pues como los antiguos peregrinos, se iniciaba en el lugar de origen de cada uno y se intentaba llegar por la vía más rápida a uno de los caminos mas transitados y preparados para la peregrinación. Desde Valladolid, parece bastante claro que eso se consigue enlazando con el que viene desde Madrid para unirse en Sahagún al llamado Camino Francés, pero hay que elegir una de las alternativas posibles. La primera pero menos recomendable sería cruzar el Puente Mayor y por el antiguo trazado del “Tren Burra”, atravesar el páramo y llegar a Medina de Rioseco. Tiene el inconveniente de hacer el camino paralelo a la carretera N 601, bordear la curva de aeropuerto de Villanubla y tras pasar por La Mudarra descender las estribaciones de los Montes Torozos, lo que nos lleva a una etapa de 44 km. o dos etapas si se para en La Mudarra (28 km.), donde se pueden utilizar hostales de carretera para pernoctar. En esta ruta el paisaje no acompaña y caminar junto a la carretera no resulta agradable. La segunda ruta es la aconsejada por la Asociación Jacobea Vallisoletana consiste en partir desde la iglesia de Santiago en Valladolid, por la calle del mismo nombre, seguir por el Paseo de Zorrilla hasta llegar a la antigua Cañada Real y desde allí por el Pinar de Antequera llegar a Puente Duero, donde existe un albergue para peregrinos (11 km).
Albergue de Puenteduero Desde allí se puede continuar en dirección a Simancas, Ciguñuela, Wamba y Peñaflor de Hornija (28 km.). Esta ruta te incorpora al “Camino de Madrid” en Puente Duero, que aunque formalmente es un barrio de Valladolid, te hace retroceder unos km. pues no sigue una ruta ascendente sino que inicias el camino hacia el suroeste, lo que puede aumentar en uno o dos los días de la peregrinación. Tiene la ventaja de ser una ruta ya señalizada y una vez que se llega a la Cañada Real el camino trascurre por parajes naturales (ríos, pinos y campos agrícolas) y pueblos con interés. Una variante de esta ruta es dirigirse directamente hasta Simancas por el llamado “Camino Viejo”, que parte desde los jardines de “La Rubia” y termina junto al puente romano de esta localidad, continuando desde allí hasta Ciguñuela
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Mojón y puente de Simancas La tercera opción, ya que esta andadura tiene un componente más iniciático, consistiría en partir desde la iglesia San Juan, ubicada donde estuvo el convento templario de San Juan, cerca de la plaza del mismo nombre, citado en la Bula de Alejandro III (1159).
Actual iglesia de San Juan Como referencia curiosa por sus similitudes templarias, en 1672 se levantó en ese lugar una capilla octogonal dedicada a Santa María “La Vulnerata” (Imagen de una Virgen sedente que en su día sostuvo un niño entre sus brazos), que muestra una perfecta orientación de Oriente a Occidente, en la que encontramos en el centro del suelo de color blanco y negro un pozo con la siguiente inscripción: “PUTEUS VETUS ET SACRARIUM ANTICUUM AEDICULAE. MDLXXIX – MM” y que se puede traducir por “Viejo Pozo y Antiguo Reducto Secreto de la Capilla 15792000”. Actualmente el conjunto está integrado en el Colegio Inglés de San Albano, que sorprende por el carácter Iniciático de esta advocación. Todo lo demás fue demolido.
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Iglesia de San Albano (Planta y Pozo) San Albano: La figura de San Albano es bastante interesante, pues se trata de un Caballero, intendente de la casa del rey de Inglaterra, que tenía el gobierno del reino, e inviste como masones a sus principales compañeros. San Albano, prescribe también que un cierto día, cada año durante el mes de junio, tuviera lugar una asamblea y una fiesta a fin de mantener la unidad entre ellos, y que este día, el de San Juan, ellos alzarían su estandarte real con los nombres y los títulos de todos los reyes y príncipes que habían sido recibidos en su asociación, y harían lo mismo con las armas de los masones y de las del templo de Jerusalén y de todos los monumentos famosos del mundo. Todas estas franquicias, este noble las obtiene del rey, y este les concede una carta para mantenerlos unidos por siempre. Además, ellos recibieron la divisa siguiente en letras de oro sobre campo de gules con negro y plata: Invia virtutis via nulla (En la vía de la virtud no hay caminos). Se puede continuar por las calles Don Sancho, San Luis, Nicolás Salmerón, Ferrocarril y Estación, hacia la Estación del Norte y desde allí por la calle Puente Colgante llegar hasta el río Pisuerga, atravesar el puente de hierro y continuar paralelos al río dejando atrás los puentes de Juan de Austria, División Azul e Hispanidad, hasta encontrar el camino a Arroyo de la Encomienda y desde allí a Ciguñuela, después, por la ruta ya señalizada hasta Peñaflor de Hornija como fin de etapa. Esta ruta, aunque no es la mas directa, tiene la ventaja de pasar por Arroyo de la Encomienda, que tiene un pasado Sanjuanista y una iglesia románica dedicada a San Juan Evangelista, lo que también es un aliciente. Desde allí enlazar en Ciguñuela con el llamado “Camino de Madrid”. Pero el inconveniente es que hasta que llegas a Ciguñuela caminas sobre asfalto, por el arcén izquierdo de la carretera, que aunque no sea muy transitada, tiene los inconvenientes propios de este tipo de rutas. Valorando las diferentes alternativas, decido que hay otra mas operativa que partiendo desde San Juan (San Albano) continuar por las calles que llevan hasta la iglesia de Santiago (pues es la advocación actual de este Camino). Desde allí seguir por el atrio de Santiago, calles Héroes del Alcázar, María de Molina y Doctrinos, atravesar el río Pisuerga por el puente de Isabel La Católica, continuar por Avenida de Salamanca hasta llegar a la carretera que sustituye al antiguo camino que llevaba hasta Zaratán, continuando posteriormente por el páramo hasta Ciguñuela, donde se enlaza al “Camino de Madrid”. No obstante, en etapas sueltas voy a realizar previamente la etapa de Valladolid a Puente Duero y otro día desde allí hasta Ciguñuela, así como la que pasa por Arroyo de la Encomienda, para así tener una visión completa de estas dos alternativas.
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Breve historia del “Camino de Madrid” (Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Madrid). Madrid se funda en el 854, casi a la vez que nació el Camino de Santiago. Desde el 1085 es cristiana y a finales del siglo XII una de las diez parroquias que tenía estaba dedicada a Santiago. Cerca pasaban varias calzadas romanas como la XXIV del Itinerario Antonio (S. III d.C.) que atraviesa por Cercedilla la Sierra de Guadarrama y enlaza con Segovia. Se supone que algún flujo de peregrinos tuvo que subir a través de esta capital y Valladolid hacia el Camino Francés. Muchos pueblos de la ruta tienen la típica estructura caminera y están jalonados de referencias jacobeas. En sentido inverso, los gallegos que venían a segar a Madrid cruzaban la sierra por el puerto de la Fuenfría según relata Madoz (1845-50) en su célebre diccionario. En 1993 la Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Madrid estudió las tres rutas históricas hacia el noroeste peninsular. Segovia, Arévalo y Avila. De las tres posibilidades eligió la primera, vía puerto de la Fuenfría hacia Segovia, por ser la que más facilidades geográficas y logísticas daba a los peregrinos y en corto plazo permitía en Sahagún (León) el entronque con el Camino de Santiago principal. Una sorprendente peregrinación a Santiago de Compostela a través del misterio guarda y atesora Castilla. Un camino de ida y vuelta que a lo largo de la historia ha servido a gentes que han construido el espíritu castellano y su inmenso paisaje ¡ambos tan míticos como su cielo azul!; que ahora, cuando la sociedad parecía ir por otros derroteros, vuelve a ser recuperado por peregrinos de hoy. La Sierra de Guadarrama es el eje dorsal de la meseta castellana. Si evocamos antiguos nombres, al sur queda Castilla la Nueva y al norte Castilla la Vieja. Nuestro Camino las une y se lanza a la dura ascensión de la Sierra por el puerto de la Fuenfría (1.790 mts.). Al otro lado Segovia, donde su bravía Tierra de Pinares nos lleva a Valladolid. Luego los Montes Torozos con sus valles de erosión, para más adelante adentrarnos intensamente en Tierra de Campos y en Sahagún proseguir junto a otros peregrinos por el llamado Camino Francés.
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PASOS PREVIOS
1º ALTERNATIVA VALLADOLID – CIGUÑUELA Valladolid 1 Puenteduero Simancas 2 Ciguñuela Total Km.
30/01/07
11,0 4,9 6,2
11,0 11,1 22,1
VALLADOLID - PUENTEDUERO@ (11 Km.)
Como habíamos previsto el día anterior nos levantamos Jorge y yo a las 7, 30 y después del aseo y desayunar café con leche y unas rebanadas de pan tostado con aceite de oliva, cogimos nuestros bordones y nos encaminamos hacia la iglesia de Santiago, con la intención de iniciar nuestra andadura desde el lugar que nos parecía mas acertado desde el punto de vista simbólico, ya que al estar dedicada a este Apóstol se puede considerar como el inicio espiritual del Camino de Santiago que en este tramo coincide con el camino a Finisterre, lo mismo que coincide en gran parte con las diversas rutas Jacobeas, que vinieron a sustituir el camino profano que lleva hasta el confín del mundo antiguo. Lo primero que observamos antes de entrar es un relieve en piedra que decora la parte externa del ábside, representa a Santiago Caballero (según la acepción católica) o Santiago Matamoros (según la acepción del vulgo), en cuya parte inferior aunque muy deterioradas se pueden observar tres cabezas cortadas se supone que de “moros”.
Ábside Iglesia de Santiago
Escudo Academia de Caballería
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Entramos en la iglesia y como estaban celebrando misa estuvimos respetuosos al fondo, observando el templo, que por cierto está orientado de oriente a occidente, allí pudimos ver otra vez la imagen del Santo en la parte central del retablo, montado en su caballo, espada en mano. Recorrimos la iglesia buscando una imagen de Santiago Peregrino y nos sorprendió no encontrar ninguna. Salimos por la puerta lateral (que actúa como principal) por la que habíamos entrado y nos dirigimos a la fachada exterior de la puerta occidental, en la que existe una vidriera circular con la representación del Santo en la misma actitud que las otras. En vez de seguir la ruta natural indicada por esta puerta occidental, seguimos en dirección suroeste por la calle Santiago, pasando por donde en su día estuvo el puente de la Puerta del Campo (Campo de Marte, hoy día Campo Grande) o de la Mancebía, sobre el ramal sur del Esgueva cuando pasaba sin canalizar por el centro de la ciudad, hasta llegar al Paseo de Zorrilla, donde en la Academia de Caballería encontramos entre los escudos de Órdenes Militares un escudo con la Cruz de Santiago, que es el patrón de este Arma Militar, pero que a nosotros nos sirve también como símbolo para el Camino. Después de recorrer todo el Paseo de Zorrilla, llegamos a la rotonda donde hace algunos años empezaba la zona no urbanizada de la Cañada Real Merinera, perteneciente al antiguo Honrado Concejo de la Mesta, por la que se realizaba la trashumancia, principalmente de ovejas merinas hacia las tierras de León. Hoy día se recuerda con un conjunto escultórico de pastor, ovejas y perro, realizado por Miguel Escalona, que se encuentra perpetuando esta actividad ya desaparecida.
Monumento a la Mesta Iniciamos el paso por la cañada, que esta urbanizada como si fuera una prolongación del Paseo de Zorrilla, aunque con casas de poca altura. Después de un rato de caminar llegamos a una zona de obras de la ronda sur, que nos corta el paso a la altura de los viveros Gimeno. Los trabajadores nos indican que esta cortado el paso también a peatones, por lo que nos debemos desviar hacia la izquierda siguiendo los árboles que bordean un pequeño canal (sin agua), que nos llevan a la carretera de Rueda, por la que sobrepasamos las obras y caminamos unos doscientos metros hasta que siguiendo hacia la derecha por la senda paralela al antiguo canal del vivero forestal (también seco y donde vemos pasar a un conejo), retomamos otra vez la cañada.
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Canal del Vivero forestal
Primera señal en la cañada
Ya en la cañada observamos con alegría la primera señal del Camino, una flecha amarilla pintada sobre la torre de ladrillo de un trasformador eléctrico. Al poco de andar y ya en el inicio del pinar, encontramos la información que en un panel se da sobre el Pinar de Antequera, que vamos a empezar a cruzar, donde se sitúan fuentes, veredas y otras zonas.
Cañada en el Pinar de Antequera Empezamos este tramo disfrutando por primera vez de la naturaleza, pues el camino está bordeado por los pinos, vemos algunos charcos helados, lo que indica la baja temperatura y además no encontramos a nadie a nuestro alrededor hasta que no llegamos hacia la mitad del pinar, después de haber pasado la primera fuente que se encuentra a nuestra izquierda aparece un corredor con un perro, seguimos a buen paso pues empieza una pequeña llovizna y no sabemos si arreciará mas, cosa que por suerte no sucede, luego al fondo vemos caminar a otra persona con la que nos cruzamos, pues da la vuelta. Llegamos al final del pinar, cortado por la carretera que se dirige hacia Simancas, la cruzamos y atravesamos el pueblo hasta llegar al puente, lo atravesamos para dirigirnos al albergue que se encuentra en el Camino Aniago. Al llegar vemos que está cerrado y tomamos nota del teléfono que allí figura para contactar con la Asociación Jacobea Vallisoletana, que es la responsable del mismo.
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Puente sobre el Duero Volvemos a cruzar el puente, no sin antes tomar una foto desde el Camino Aniago y nos dirigimos a un bar, frente a la parada del autobús, donde tomamos café y cerveza para reponer fuerzas. Desde allí llamamos a la asociación, como no vamos a quedarnos y solo queremos sellar nuestras credenciales para dejar constancia de nuestro paso, acordamos en pasar por la tarde, pues yo me acercaré a Viana a ver a mi madre y no me supone ningún trastorno pasar cuando va a estar abierto. Cuando llega el autobús, iniciamos la vuelta, nos bajamos en la parada de la Plaza de España y desde allí a casa, donde damos por finalizada la etapa. Ya por la tarde y en coche, camino de Viana, me dirijo al albergue y allí Arturo, que es el presidente de AJOVA, me recibe y sella las credenciales, me enseña el albergue y yo le entrego un ejemplar del relato que escribí sobre mi experiencia como peregrino en el “Camino Francés”, para que esté en el albergue a disposición de quien quiera leerlo.
Albergue de peregrinos Después nos acercamos a la sede de la asociación (se encuentra en el edificio de servicios municipales) y me pone en las credenciales el sello, intentando convencerme para asociarme y además al contarle que Jorge a veces va de hospitalero a mansilla de las Mulas, me dice que le ofrezca la posibilidad de hacerlo también en Puenteduero o Villalón de Campos, ya que la asociación se ha comprometido a dar ese servicio. Le digo que se lo comunicaré pero que lo más seguro es que busque otros candidatos. 12
Intenta que colabore con la asociación y me da unos boletines de los que editan, para animarme a escribir algo, no le prometo nada pero lo tendré en cuenta. También me dice que si vamos a hacer los tramos desde Puenteduero podríamos aprovechar para repintar las señales, le comento que si decido hacerlo se lo comunicaré antes. Después de una breve charla sobre temas del Camino, nos despedimos con el compromiso de mantener nuevos contactos.
07/04/07
PUENTEDUERO@ - Simancas – CIGUÑUELA@ (11,1 Km.)
Después de mas de dos meses de haber realizado el trayecto hasta Puenteduero, encontré en los días libres por la Semana Santa la oportunidad de utilizar el sábado para realizar este trayecto hacia Ciguñuela. Por ello a las 7,30 de la mañana, me encontraba en la Plaza de España dispuesto a dirigirme en autobús hasta Puenteduero, donde llegué media hora después y me dispuse a iniciar la etapa desde el mojón que se encuentra junto al puente.
Mojón Puenteduero
Mojón Simancas
Desde allí por un camino agrícola (en algunos tramos utilizado como vertedero) y que trascurre paralelo a la orilla del río. A los dos km. Aproximadamente, un poco antes de llegar al restaurante “El Bohío”, tuerce un poco a la derecha entre el pinar y la carretera llega hasta el inicio de las primeras casas de Simancas, a la que se accede por el antiguo puente romano sobre el Duero (actualmente solo es peatonal).
Fuente de Simancas (Sietemancas) 13
Después de cruzar el puente y subir una pequeña cuesta, paro en el bar Alambique a tomar un café y tras un ligero descanso sigo subiendo hacia la plaza, no sin antes comprar un hojaldre con cabello de ángel en la panadería. Continuando el camino se llega a la plaza Mayor donde frente al ayuntamiento se encuentra una fuente que hace honor a la tradición de Simancas, representando en sus caños las manos de las “Sietemancas” que según cuenta la leyenda y que está escrita por Francisco Javier Alonso del Pino y publicada en una página de Internet, que dice así:
Escucha con atención lo que en Simancas pasó. A siete de sus doncellas en el Reino de León. Según nos cuenta la historia, sucedió en esta villa, que siete doncellas casi se quitan la vida. Por no pagar el tributo que el Moro las exigió, se cortaron sendas manos con gran determinación. Abderramán Rey de Córdoba a Don Ramiro pidió tributo de cien doncellas y este no se lo negó. Prometió aquel vil tributo a los Moros Mauregato a León mandó emisarios que a Don Ramiro le hablaron. Viendo éste lo apurado y exhausto de su mandato quiso ganar algún tiempo y aceptó con gran recato. Mando que por aquel año a los pueblos de su reino se repartan el tributo que los Moros le pidieron. A la Villa de Simancas en tan triste situación le tocan siete doncellas tanto nobles como no. Los gobernantes señores, tomaron conocimiento de todas aquellas mozas en edad de casamiento. Ponen guardas a las puertas de las mozas elegidas para que ninguna de ellas haya de emprender la huida. Las mozas pasan la noche entre sollozos y lloros pues las quieren sortear para entregar a los Moros. Anda la gente alterada y como fuera de sí pues se ve llegar la hora de aquel sorteo tan vil. La gente sufre en silencio en espera del momento Hijas parientas y hermanas entran en aquel sorteo. Como Cristianos devotos todos a la Iglesia van, hacen promesas y votos "pa" que les libren del mal. Acudían a la Iglesia con lágrimas y sollozos libra Señor a tu pueblo de este yugo de los Moros. La mayor parte del pueblo está presente al sorteo y cuando los hombres leen algunos se caen al suelo. Levantan gritos al cielo al no poder remediar que a siete de sus doncellas se las tienen que llevar. Los ministros de Justicia se llevan a las doncellas a quienes tocó la suerte por desgracia para ellas.
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Al castillo las llevaron y en él las depositaron en espera del momento que al Moro las entregaron. Todos esfuerzos que hicieron padres parientes y hermanos para defender su honra todos fueron hechos vanos. Las doncellas con la prisa y fuerza que las llevaban iban a cuerpo llorando iban todas desgreñadas. Los ojos llevan sangrientos y los rostros amarillos de tanto llorar su suerte todas dan grandes suspiros. El mucho dolor que tienen las anuda la garganta no dan gritos van calladas el temor las amedrenta. Las madres iban detrás dando gritos y lamentos mostrando tan gran dolor que estremece el firmamento. La villa entera en la calle acompaña a las doncellas dando gritos contra el Moro que les quita tan gran prenda. En la torre del castillo están todas suspirando esperando el gran momento las siete estaban llorando. El primer Rey que en León don Ramiro se llamó al principio tuvo paz y al fin guerra le sobró. Que Almanzor Rey Cordobés en batalla le venció y le puso en tan estrecho que grandes parias le dio. Y en las parias cien doncellas dar cada año se obligó las cincuenta hijas dalgo las otras cincuenta no. El tributo que era grave mucho tiempo no duró que la villa de Bureva la su paga defendió. Por no pagar el tributo el cual después no pago que siete doncellas nobles que para dar escogió. En la torre de una puerta de esta villa acaeció que una noche allí encerradas en llorar se las pasó y al tiempo que amanecía la una así le habló. Desventuradas doncellas quien en el mundo pensó que para echar a los perros estáis vosotras y yo. ¡Oh! la mayor crueldad que jamás se vio y oyó qué corazón hubo humano que tal hizo y permitió. Más le valiera morir que aceptar lo que aceptó cortémonos pues las manos. La primera seré yo. Cuando esto las hubo dicho con gran determinación la mayor de las doncellas a las otras así las habló. Ya sabéis queridas mías que el tiempo nos ha traído una grande desventura que aquí nos a reunido. No volveremos a ver a nuestros padres y hermanos los vecinos los amigos de ellos nos van separando. Desventurados los padres que con regalos criasteis a vuestras queridas hijas y al Moro las entregáis. Señor misericordioso no permitáis más desmanes los hijos de perdición no nos fuercen al ultraje.
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No nos fuercen a cumplir sus radicales deseos que la Santa Ley nos guíe para salvar nuestro pueblo. Por no cumplir sus deseos a ti pedimos Señor que es mejor perder la vida que servir al invasor. Haz Señor tu voluntad mueve Señor tu perdón mejor quisiera morir que esperar tan gran dolor. Una y mil veces la muerte que vivir en deshonor hermanas tiempo tenemos de llorar tan gran dolor. Es el momento queridas de buscar algún remedio uno hay, ese es la muerte pero tomar no podemos. Dejad descansar la mente los ánimos reposemos somos cautivas Cristianas a Dios nos encomendamos. A mi lo que me parece que debiéramos hacer es afearnos los cuerpos y al Moro no apetecer. Que más me vale quedar con una mancha en mi pueblo que padecer desventuras con el Moro allá en su reino. Cortémonos los cabellos cortémonos pues las manos desfiguremos los rostros con la sangre que manamos. Pongámonos horrorosas así no querrán llevarnos no querrán tomar favor si el cuerpo desfiguramos. Aquí faltando la voz a la que así las habló la doncella cayo al suelo la pobre se desmayó. Las doncellas asustadas rodean a la mayor tratan de reanimarla y al momento despertó. Sacaron unos cuchillos que entre la ropa llevaban se cortaban los cabellos los rostros desfiguraban. Y sin pensarlo dos veces la mayor que las habló con un firme y diestro golpe una mano se cortó. Las doncellas una a una tomaron la decisión y cortándose las manos imitan a la mayor. Siete eran las doncellas siete mancas se quedaron siete gritos de dolor que al guardián han despertado. El sobresalto fue grande no sabía que pasaba aquellos terribles gritos le sobrecogían el alma. Confuso y con gran temor aquel pobre carcelero se dirige hacia la torre con cuidado y grande miedo. Se horroriza el carcelero es terrible lo que ve siete doncellas sangrando no se lo puede creer. No sabiendo lo que hacer las miraba horrorizado tantas heridas y sangre se siente atemorizado. En tan lastimoso estado encerradas las dejó presto a los jueces informa lo que en la torre ocurrió. Mientras tanto en un rincón con gran firmeza y valor la más pequeña de todas a las otras así habló. Estas manos tan pequeñas tan pequeñas como yo cuantas caricias han hecho cuantos gestos cuanto amor.
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Ahora reposando lánguidas en un gesto de oración ¡Oh! mis queridas hermanas se las debo a mi Señor. Con lagrimas en los ojos rodean a la menor se funden en un abrazo llenas de gran comprensión. Ante este gesto tan tierno les respondió la mayor no perdamos la entereza defendamos nuestro honor. Un galán me está esperando junto a la calle mayor es el galán de mis sueños nunca más lo veré yo. Nunca mas y bien lo siento el Moro me lo quitó al separarme por fuerza de éste que es mi gran amor. No perdamos la esperanza recemos con gran fervor que tenemos caballeros que vendrán por nuestro honor. No puede ser mis hermanas que ante tanto desagravio caballeros y plebeyos queden de brazos cruzados. En defensa de nosotras se levantarán los pueblos en defensa de nosotras de su honor y de su Reino. Que en este Reino de siempre ha habido gente de honor no volverán la cabeza ante tan gran deshonor. Aún antes de amanecer se divulga la noticia la gente acude al castillo por ver lo que sucedía. En la puerta del castillo estaba la villa entera escuchando lo ocurrido a sus queridas doncellas. La gente toma conciencia los ánimos exaltados no queriendo permitir lo que allí estaba pasando. En este tiempo llegó a los Moros la noticia que en Simancas las doncellas casi se quitan la vida. Hasta el castillo llegaron los Moros en comitiva se encontraron las doncellas en estado de agonía. Desfiguradas están las doncellas de Simancas no las quieren recibir desfiguradas y mancas. A los que gobiernan dicen que con toda brevedad elijan otras doncellas para poderse llevar. Más dura le pareció a los que allí gobernaban esta segunda propuesta que los Moros les mandaban. Acuerdan dar cuenta al rey y hacia León despacharon Diputados con noticias que el rey al fin informaron. Al Rey Ramiro informaron al llegar los Diputados a Don Ramiro explicaron a Don Ramiro le hablaron. Le explicaron largamente lo que en Simancas pasó el Rey escucha en silencio el rostro le endureció. La corte entera escuchando la información de Simancas los rostros desencajados con ánimo de venganza. Levantándose entre todos un Obispo que allí había increpando a los demás el Obispo así decía.
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Se levanto dio un suspiro y al Rey Ramiro le dijo que levantara a los pueblos que defendieran a sus hijos. Que hacemos los hombres quietos cuando las tiernas doncellas solas defienden su honra solas con gran entereza. Ejemplo nos dan a todos aguerridos caballeros que aquí impasible escuchamos esos terribles sucesos. Nos dan ejemplo y nos dicen que por su honra volvamos somos todos caballeros os invito a demostrarlo. A estas palabras responden a una todos caballeros que por defender su honra todos partirían prestos. Que más valiera morir como nobles caballeros que tener como cobardes vida de paz y sosiego. En armas se han levantado los nobles y caballeros la guerra le han declarado al Moro todos los pueblos. Se levantaron en armas los pueblos y las ciudades y hacia Simancas partieron de todas las capitales. Ya levantados en armas y publicada la guerra en Simancas sucedía la más terrible de aquellas. Que en Simancas se enfrentaron como en León ya se dijo en la célebre batalla que llamaron del Barranco. Célebre batalla aquella la batalla del Barranco en Simancas se recuerda para orgullo de sus hijos. Los cronistas de la época la describen con ardor de como los caballeros lucharon con gran valor. "Pa" ejemplo mío os diré que como insignia llevaban unas banderas pequeñas en las puntas de sus lanzas. En las lanzas las banderas y en las banderas llevaban pintadas las siete manos de siete doncellas mancas. Las manos de las doncellas que en Simancas se cortaron para defender su honra y no ser de los paganos. También dicen que un cendal bien atado iba a la lanza y en el cendal unos sueldos de la moneda que usaban. Quinientos sueldos pagar al Rey Bermudo el primero había ofrecido a los Moros si no cumplía el acuerdo. Acuerdo que consistía en pagar quinientos sueldos por cada una de las cien doncellas de aquel acuerdo. El Rey Ramiro negó el uno y otro tributo y a los Moros incitó que vinieran a tomarlo. Que vinieran a tomarlos de las puntas de sus lanzas que no permitamos más ni tributos ni amenazas. Los plebeyos y los nobles con gran ardor se emplearon para defender su honra y así al Moro derrotaron. Que en Simancas se libró por defender sus doncellas una cruenta batalla que la historia aún nos recuerda. Y con orgullo Simancas esta batalla recuerda de como sus caballeros defendieron sus doncellas. 18
Novecientos treinta y nueve seis de agosto el día era que memorable batalla en Simancas sucediera. Se atribuyó la victoria a Santiago y a San Millán que la leyenda nos cuenta que los vieron pelear. A caballo pelearon al lado de los Cristianos a caballo pelearon por expulsar los paganos. Sucedió que al día siguiente un eclipse hubo de sol cubrió la tierra aquel día de tinieblas y terror. Dos días al menos pasaron sin que nadie se moviera pues temerosos estaban por ver lo que sucediera. Supersticioso el Cristiano pero más el Musulmán han empezado la huida y hacia Zamora se van. Fuertemente derrotado fue Abderramán en Simancas nunca se lo perdonó que en Simancas le humillaran. En Simancas eran siete con el Reino en total cien por todas ellas lucharon y las defendieron bien. Siete tempranos claveles siete orquídeas, siete rosas siete jazmines en flor siete flores olorosas. Leonor tu eres la mayor negro tienes el cabello negro como el azabache tu destino también negro. Tú mi querida Lucia tus ojos son azul cielo que derraman alegría y amor si buscas consuelo. Laura tienes una cara suave como terciopelo rasgos duros rasgos bellos que resaltan en el cielo. Eva tu nombre es bonito como un rosal cuando brota con sus pétalos y flores así tienes tu la boca. Son tus brazos Isabel fuertes como el pedernal cuando abrazas das cariño cuando abrazas para amar. Tienes un cuerpo Yolanda con gracia al caminar flexible como un mimbre que enamoras al pasar. Inmaculada tu gracia y tu cara de bondad eres dulce y cariñosa eres como una deidad. Son estas siete doncellas las más hermosas del Reino las más dulces no habrá duda al amor no ponen precio. Nos cuenta la tradición que de padres a hijos pasa que las doncellas cristianas ya no fueron a sus casas. Que en un convento de monjas Vírgenes se conservaron y como buenas Cristianas en Aniago Terminaron. En Aniago un buen día la muerte las visitó Aniago las dio la muerte Aniago las sepultó. Era su nombre Bureva pueblo de las Sietemancas le hicieron cambiar de nombre y hoy le llamamos Simancas. En esta historia tan bella una coplilla quedó que Simancas con orgullo de esta manera cantó. POR LIBRARSE DE PAGANOS LAS SIETE DONCELLAS MANCAS SE CORTARON SENDAS MANOS Y LAS TIENEN LOS CRISTIANOS POR SUS ARMAS EN SIMANCAS. 19
En el camino hacia el castillo encuentro una portada con una inscripción que hace referencia a un antiguo hospital que existió en ese lugar y al poco tiempo aparece la majestuosa fortaleza, archivo histórico del antiguo Reino de Castilla, hoy día muy utilizado por investigadores e historiadores, esta acondicionado y modernizado para que los avances de la técnica hagan que todos los importantes documentos que contiene no se pierdan. En este edificio, según me contó mi amiga Anne (la francesa que vino a buscar documentación para realizar su tesis doctoral), existe una pequeña estancia de forma octogonal (similar a otra del Monasterio de El Escorial) utilizada por el Rey Felipe II, en sus visitas a este castillo.
Portada antiguo Hospital
Castillo (Archivo Histórico)
Una vez sobrepasado el Castillo se cruza la autovía de Valladolid – Tordesillas, por un paso subterráneo, peatonal y muy bien señalizado. Ya en el otro lado las señales indican la derecha, iniciando un pequeño ascenso desde se observa Simancas por última vez.
Mojón indicativo
Refugio de cazadores
Siguiendo un camino de tierra muy pronto se llega a una especie de plazoleta de tierra de donde parten varios caminos, pero enseguida se observa en el de la izquierda un mojón que nos indica el correcto, así que por ese camino totalmente despejado y sin sombra, lo que en verano debe ser bastante molesto, se divisan los campos que están verdes (para que luego digan que Castilla no lo
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es) y al fondo a la derecha se adivinan construcciones de la periferia de Valladolid. Se inicia un descenso y poco antes de llegar a Ciguñuela se llega a un refugio de piedra para cazadores, donde hay leña y posibilidades de hacer fuego y sentarse a descansar, también un cartel informativo sobre el Camino de Santiago. Se inicia entonces un pequeño ascenso y aunque la población no es visible, ya que se encuentra en una hondonada al otro lado de la loma, es curioso observar como la esbelta torre de la iglesia Parroquial va emergiendo poco a poco, como si naciera de la tierra y esta la fuera elevando hacia el cielo. Ya en Ciguñuela doy una vuelta por el pueblo para ver de cerca la iglesia de San Ginés (patrón del pueblo), con su torre y el atrio que la rodea.
Torre de San Ginés
Puerta del albergue
Posteriormente me dirijo a un bar que hay en la Plaza, junto al consultorio médico y allí después de reponer fuerzas con un torrezno y una cerveza, me informan que siguiendo el Camino, que coincide con la calle principal se llega a la que fue “Casa del Maestro”, hoy convertida en albergue y que fue inaugurado el año pasado. Para entrar hay que solicitar la llave a Javier, el alguacil, que vive en el Nº 24 de la misma calle. Allí me dirijo y amablemente me acompaña para que pueda verlo, aunque le digo que no voy a quedarme, el dice que es igual que está muy bien preparado y que así sirve para que le haga buena propaganda. Lo primero que te sorprende es que para abrir la puerta tienes que dar la mano al maestro, pues este es el picaporte de madera realizado como todo el grabado de la puerta por un carpintero de la localidad. El albergue tiene capacidad para 17 personas en habitaciones de cinco o seis plazas, en literas nuevas y con cuatro duchas repartidas en dos zonas de servicios que se encuentran en la segunda planta. En la planta baja existe un servicio con ducha adaptado para discapacitados, una amplia sala de estar y comedor donde estuvo antiguamente el aula y una amplia cocina, con muebles de acero inoxidable y perfectamente dotada, también hay un patio lavadero donde se pueden dejar bicicletas. Después de sellar la credencial y dar un vistazo al libro de peregrinos, salimos a la calle. 21
Albergue (El rótulo está realizado por una ceramista del pueblo) Cuando me estoy despidiendo de él y agradeciéndole su amabilidad, se detiene un coche para decirle algo sobre una farola, resultando ser un compañero del Clínico, al que conocía desde hace tiempo, se ofreció a bajarme hasta el “Hipercor” de La Flecha, lo que acepté inmediatamente. Una vez allí me subí al autobús que me llevó al Paseo de Zorrilla y desde allí en otro hasta cerca de casa, donde di por terminada esta vía hacia Ciguñuela.
2º ALTERNATIVA VALLADOLID CIGUÑUELA Valladolid Arroyo de la Encomienda 1 Ciguñuela Total Km.
02/06/07
4,9 6,2 11,1
VALLADOLID (Arroyo de la Encomienda) CIGUÑUELA (12,4 Km.)
Esta segunda alternativa tiene la particularidad de no ser una ruta puramente Jacobea, sino mas bien tiene un componente iniciático, relacionado con la función del Camino a Finisterre (y por tanto el Camino a Santiago), como un camino de “renacimiento” a una nueva realidad espiritual, por ello, la salida desde casa me debe llevar hasta la iglesia San Juan, ubicada donde estuvo el convento templario del mismo nombre, citado en la Bula de Alejandro III (1159). Desde aquí partirá la ruta que me llevará enlazar con el llamado “Camino de Madrid” en Ciguñuela. Por lo tanto, desde la Iglesia de San Juan inicio el camino, continuando por las calles Don Sancho, San Luis, Nicolás Salmerón, Ferrocarril y Estación, hacia la Estación del Norte y desde allí por la 22
calle Puente Colgante llegar hasta el río Pisuerga. Después de atravesar el puente de hierro y por detrás del Museo de la Ciencia continuo por la margen derecha del río y dejando atrás los puentes de Juan de Austria, División Azul e Hispanidad, hasta encontrar a tres kilómetros los restos del Monasterio de Santa Ana de La Flecha (en cuyo molino se confeccionaba ya en el siglo XV-XVI el papel para la elaboración de Biblias), hoy día restaurados y convertidos en un lujoso hotel.
Antiguo monasterio de Santa Ana (Actualmente hotel) Desde aquí y cruzando la autovía, se llega a una rotonda, donde se inicia la carretera que lleva hasta Ciguñuela. No obstante merece la pena acercarse previamente al término municipal de Arroyo de la Encomienda, que se encuentra aproximadamente a un kilómetro, pues recibe esta denominación por pertenecer esta villa a la Encomienda que los Caballeros de San Juan de Jerusalén poseían en Wamba, que aunque oficialmente no se puede constatar, hay algún relato que estos la heredaron cuando se distribuyeron las posesiones incautadas a los Templarios. Esta circunstancia debe influir para que el monumento más importante sea la iglesia románica de “San Juan Ante Portam Latinam” de mediados del siglo XII que recoge influencias de traza estilística cisterciense y jacobea. Aunque está bastante restaurada, se pueden apreciar las arquivoltas de la portada y algunos canecillos, aparte de su estructura y orientación típicas del románico.
Iglesia de San Juan en Arroyo (Portada y ábside)
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Volviendo a la carretera de Ciguñuela, esta se inicia por un tramo urbanizado y con pequeños árboles recién plantados, después continúa sobre asfalto que no se abandona hasta la llegada al núcleo urbano, resultando poco agradable para el caminante, pues en muchos momentos no hay apenas espacio para caminar por el arcén izquierdo, invadiendo la carretera con el consiguiente peligro que lleva esto cuando hay circulación de vehículos. Además es una permanente subida que solo desciende para bajar hasta el pueblo. Una vez que se llega a Ciguñuela, se atraviesa el pueblo y se continúa el trazado ya señalizado siguiendo el llamado “Camino de Madrid”. Esta alternativa es poco recomendable, pues la carretera es peligrosa para el caminante, pero puede resultar interesante si se quiere tener contacto con la primera iglesia románica cercana a Valladolid.
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INICIANDO EL CAMINO
1
2
3
4
5
6
VALLADOLID – FINISTERRE Valladolid Zaratán Ciguñuela Wamba Peñaflor de Hornija Castromonte Valverde de Campos Medina de Rioseco Tamariz de Campos Cuenca de Campos Villalón de Campos Fontiyuelo Santervás de Campos Arenillas de Valderaduey Grajal de Campos Sahagún Calzada del Coto Calzad. de los Hermanillos Mansilla de las Mulas Villamoros de Mansilla Puente Villarente Arcahueja Valdelafuente Puente Castro León Trobajo del Camino La Virgen del Camino Fresno del Camino Oncina de la Valdoncina Chozas de Abajo
7
4,5 6,8 7,3 7,5 9,3 7,6 5,1 11,0 9,5 5,1 7,9 6,9 5,9 5,9 5,0 3,0 14,0 24,0 4,0 2,0 5,0 2,0 3,5 3,5 4,6 2,6 1,9 2,5 5,9
26,1
8
22,0
25,6
9
31,6
10
17,0 24,0
11
20,0
12
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Villar de Mazarife Villavante Hospital – Puente de Órbigo Villares de Órbigo Santibáñez de Valdeiglesias San Justo de la Vega Astorga Murias de Rechivaldo Santa Catalina de Somoza El Ganso Rabanal del Camino Foncebadón Manjarín El Acebo Riego de Ambrós Molinaseca Campo Ponferrada La Martina Villalibre de la Jurisdicción Priaranza del Bierzo Borrenes La Chana Orellán Las Médulas Puente de Domingo Flórez San Xusto Sobradelo Entoma O´Barco Vilamartín de Valdeorras A Rúa
3,9 9,0 4,2 2,8 2,3 8,0 3,4 4,6 4,9 4,2 7,0 5,6 4,2 6,9 3,8 4,8 4,4 3,6 2,0 6,3 1,2 8,5 2,0 3,5 4,5 8,6 3,0 6,3 2,0 4,4 6,0 6,0
21,4
29,7
30,5
23,7
36,6
27,7
13
14
15
16
17
Montefurado Hermidón Quiroga Nocedo Cerballo de Lor Barxa de Lor A Pobra de Brollón Cereixa Reigada Monforte de Lemos A Vide Lagoa Moreda Sabiñao Cerdeiro Belesar Lincora Chantada Santa Mariña de Afora Asma Lucenza Villaseco Penasillas Alto do Faro Rodeiro Penerbosa A Puza (Giro hacia arriba) Penelas de Pedroso (General) A Eirexe Meson Palmaz Lalín A Laxe Prado Silleda Bandeira
10,6 1,0 14,4 5,2 6,2 2,9 6,3 3,0 6,8 3,0 2,0 3,1 2,4 4,3 3,1 12,4 7,2 1,2 1,2 1,0 6,0 1,2 4,6 5,0 9,0 7,2 0,8 2,9 4,1 1,9 8,2 2,1 4,9 1,8 7,3 6,8
26,0 18
19 33,4
20
33,3
21
22,0 22
32,1 23
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Dornelas San Miguel do Castro Ponte Ulla Outeiro Lestedo-Boqueixon A Susana Piñeiro Santiago de Compostela Sarela de Abaixo Moas de Abaixo Carballal Aguapesada Transmonte Ponte Maceira Negreira Zas A Pena Vilaserio Maroñas Corzón Olveiroa Hospital Cee Corcubión Sardiñeiro Fisterra Faro Fisterra San Martiño de Duio Buxan Lires Frixe Morquintián Muxía Punta da Barca Total Km.
5,1 4,9 2,8 4,2 2,2 5,4 3,5 5,6 2,0 1,0 0,5 8,0 3,0 2,5 5,0 2,0 5,2 4,8 7,0 8,0 6,0 5,0 14,0 2,0 3,0 6,5 3,0 2,0 7,0 8,0 2,0 3,6 6,4 2,0
32,9
16,7
22,0
33,0
33,5
31,5 632,3
29/09/07
VALLADOLID (Zaratán, Ciguñuela @, Wamba) PEÑAFLOR DE HORNIJA @ (26,3 Km.)
Intentando que esta nueva andadura tenga un componente más iniciático y en cierta forma desvincularlo de la visión tradicional del Camino de Santiago, pretendemos realizarla dándole una visión mas antigua incluso que la peregrinación Jacobea, pero sin desvincularla de esta ruta, ya que el fin espiritual, liberándolo del componente dado por la religión cristiana, cumple la misma función en el hombre, la renovación del espíritu. La salida desde casa la realizamos Jorge y yo, que con nuestras mochilas a cuestas y nuestro bordón en la mano. Como ya habíamos realizado previamente el paso por las iglesias de San Juan y Santiago, que inspiran nuestro caminar, no retrocedemos camino y avanzamos por la Avenida de Santa Teresa (santa andariega por excelencia) y por delante de uno de los conventos fundados por ella. Tras cruzar el río Pisuerga por el Puente Mayor (primer puente medieval de Valladolid), giramos a la izquierda y seguimos por la Avenida de Salamanca hasta llegar a la antigua carretera de Zaratán, hoy día integrada en el entorno urbano y convertida en una avenida con doble vía para la circulación de vehículos separados por una mediana central con bastante vegetación. Caminamos por la acera de la derecha y a través de unas verjas observamos las instalaciones de la fundación y museo Gabarrón y a lo lejos y a la izquierda el nuevo auditorio Miguel Delibes y posteriormente el “Nuevo Estadio José Zorrilla” (Irónico nombre de un escritor romántico para un campo de fútbol). Tras pasar por debajo de la autovía de circunvalación, enfilamos el último tramo que nos debe conducir hacia Zaratán, que ya se divisa al fondo. En la entrada de Zaratán, en una rotonda, da la bienvenida una curiosa escultura con formas que entrelazan circunferencias y cruces dando ambas una sensación de globalidad como si se tratase de un crucero moderno. Después de pisar las primeras aceras del pueblo, se llega a un cruce donde a la izquierda esta indicada la carretera que lleva hasta Wamba, que es la dirección que hay que tomar, pero antes de iniciar el camino por ella, nos dirigimos a la chocolatería “Chocolat”, que según se indica en un cartel se encuentra a unos cincuenta metros.
Moderno cruce de caminos
Jorge ante la chocolatería
Después de reponer nuestras fuerzas con chocolate y churros, el dueño de la chocolatería se interesó por la ruta del Camino de Santiago y su salida desde Valladolid por Zaratán, nos
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deseó un buen camino y volvimos ha deshacer el camino andado, esta vez por las calles interiores hasta encontrar la carretera, donde retomamos el Camino, que empieza con un tramo urbanos en ascenso, hasta que se llega al cartel que anuncia el final del término municipal, no sin antes haber divisado a la derecha, al final de la calle, una representación moderna de un antiguo rollo de justicia que estuvo colocado en dicho lugar. A unos doscientos metros después del cartel que indica el fin de la población, a la izquierda y al pie de una loma encontramos el inicio de un camino de tierra, ancho y de buen firme, que es el que nos conducirá a Ciguñuela, al principio tras una ligera bajada, trascurre al pie de laderas arboladas pero que no llegan a dar sombra al camino, para luego volver a ascender e internarse directamente en el páramo, sin ningún tipo de arbolado, solo matas y tierras yermas. A algo mas de tres kilómetros, este camino nos cruzamos con un camino asfaltado que conduce a una estación eléctrica que divisamos a nuestra izquierda.
Inicio del camino a Ciguñuela
Estación eléctrica en el páramo
Por este camino asfaltado hacia la derecha caminamos unos cuatrocientos metros, hasta que a la izquierda vuelve a surgir un camino de tierra, similar al anterior, donde al fondo divisamos la parte alta de torre de una iglesia que nos sirve de referencia, este camino nos conduce directamente al tramo final de la carretera que lleva a Ciguñuela.
Vista de Ciguñuela
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Ya en la carretera, seguimos por su arcén izquierdo (aunque hay otro camino de tierra, que nosotros no tomamos, pues no sabíamos que llegaba hasta el pueblo) y entramos en la población donde vemos las primeras señales del Camino que viene desde Simancas. Seguimos estas indicaciones y llegamos a una plaza, donde junto al consultorio médico encontramos un bar, en el que entramos para reponer fuerzas, nos sentamos, pedimos unos torreznos y bebida y después de este refrigerio, volvemos a colocarnos las mochilas y empezamos a cruzar Ciguñuela, dejando a la izquierda la torre de San Gines que nos sirvió de guía, continuamos por la calle hasta llegar al número 24, donde vive el alguacil que se encarga del albergue de peregrinos, llamamos a la puerta y su mujer nos acompaña hasta el albergue, que se encuentra en la antigua casa del maestro. Jorge selló su credencial, pues yo lo hice cuando realicé la etapa previa desde Puenteduero, así que con el testimonio de paso por esta localidad y tras darle las gracias por habernos acompañado, continuamos hacia la salida de la población, donde un simpático mural nos despide
Mural de despedida de Ciguñuela
Entrando en Wamba
Volvemos a ascender hacia el páramo por un camino de tierra que cruza la prolongada llanura, por la que caminamos sin que la vista se distraiga con nada mas que el amplio horizonte. En alguna parte del camino debe haber un fallo en la señalización, pues cuando seguimos las indicaciones que separan la ruta entre los caminantes y los ciclistas, fue cuando divisamos Wamba al fondo de la vaguada y nos encontramos frente a unas tierras labradas y sin camino que seguir. Como no teníamos ganas de desandar lo andado bordeamos esta planicie e iniciamos el descenso por la ladera, no sin cierta dificultad, pues las lluvias caídas habían formado un barro pegajoso que dificultaba la marcha. Así que por el lateral de unas naves agrarias con forraje, alcanzamos la carretera y desde ella volvimos al camino marcado, cruzamos dos pequeños puentes de madera y por la senda llegamos al pueblo. Caminamos por sus calles y nos acercamos hasta la iglesia de Santa María, que queríamos visitar, pues es un templo único, con partes mozárabes y otras del románico tardío, además allí se encuentra el conocido osario donde las paredes están recubiertas de calaveras y huesos humanos. Al llegar comprobamos que está cerrada y que vuelve a abrir a las cinco de la tarde, como no pensamos quedarnos hasta esa hora, pues queremos llegar pronto a Peñaflor, (decidimos completar esta visita otro día y viniendo en coche desde Valladolid después de asegurarnos de encontrarla abierta*).
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Descansamos un rato mientras la contemplamos, sentados en unos poyos de la casa de enfrente, hasta que empieza una ligera lluvia que nos sirve para que busquemos un lugar para comer. Volvemos a uno de los bares que habíamos visto al pasar y entramos. Nos despojamos de las mochilas y lo único que pedimos es mosto y tortilla de patatas, pues tienen pocas cosas mas, eso sí la tortilla merecía la pena. Volvemos a ponernos en camino y cruzamos el pueblo hasta la salida por la carretera que lleva a Peñaflor de Hornija, pero inmediatamente, a la altura de una diminuta ermita (que pudiera ser un antiguo humilladero), esta indicado que debemos tomar el camino de la izquierda que nos volverá a llevar con un ligero ascenso hasta el páramo que tenemos que seguir atravesando.
Iglesia de Santa María en Wamba
Ermita a la salida del pueblo
* Visita a Wamba: La historia asegura que estando una partida de caza (pues para eso utilizaban estos páramos los visigodos) falleció el monarca Recesvinto y que, de acuerdo con la costumbre de la época, para evitar la vacante de poder, en este mismo lugar hubo que elegir a su sucesor, recayendo la elección en un noble y ya casi anciano Wamba, que fue coronado en este mismo lugar, donde también fue enterrado Recesvinto. Debido a este hecho la villa tomó su nombre perdiéndose por lo tanto Gérticos, que era el nombre que poseía. Una tradición no muy clara atribuye a los templarios la iglesia parroquial, aunque no es típica su estructura de la arquitectura templaria, sino mas bien de la de los reinos visigóticos astures o leoneses, que iban conquistando territorios a los musulmanes. De ahí sus arcos mozárabes y pinturas visigóticas que se pueden ver en alguno de sus muros, incluso con influencias de la cábala judía. Lo que si esta documentado es que posteriormente en el siglo XII, fue bailía de la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, que bien pudieran heredar de ellos. Además existe una ermita dedicada a la Virgen de la Encina, que es una advocación muy utilizada por el Temple para las imágenes que unen a María con la Madre Tierra, y que Arroyo de la Encomienda (y su cercano monasterio de Santa Ana) eran parte de esta encomienda, lo que da la importancia que debió tener como posesión de la Orden.
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Arquivolta con Vieiras
Pinturas cabalísticas
La visita a Santa María de la O (nombre actual de la parroquia) no nos dejó indiferentes, dándonos cuenta que el hospital y monasterio de al Orden de San Juan que aquí existió, debió tener una especial importancia, al ser centro de acogida de peregrinos que desde el interior de la península confluían aquí en su camino a enlazar con las rutas tradicionales del Camino Francés, de estos vestigios jacobeos, encontramos iconografía de vieiras y la tradición de que en una columna que sostiene unos arcos abovedados a modo de “Palmera o Arbol de la Vida” (que no son típicos en las construcciones románicas, pero sí en las visigóticas), los peregrinos giraban a su alrededor en sentido levógiro tocando la columna para curarse y prevenir enfermedades.
Columna del “Arbol de la Vida”
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Por lo demás la iglesia tiene una rica iconografía de capiteles típicamente románicos, con figuras de hombres, animales, plantas y otras representaciones, así como marcas de canteros que son dignas de ser estudiadas aparte de este relato. Una vez que sales a lo que debió ser el patio o claustro del convento, se aprecian el las paredes que aún se encuentran en pie, las puertas de entrada a las antiguas celdas de los monjes (hoy están tapiadas), salvo la que se ha reservado para el osario. Como todo buen visitante de esta iglesia y resto del convento, fuimos a ver el osario, hoy día reducido solo a una habitación de lo que debió ser una de las celdas de los monjes, cuenta la tradición que esta es una pequeña parte de los huesos que allí existieron, que desde principios del siglo XX, hubo un expolio de ellos por curiosos, médicos y estudiantes de anatomía, etc... Lo que sí está documentado es que el famoso investigador Gregorio Marañón, se llevó camiones llenos de estos huesos a Madrid para diversos estudios. Los que actualmente quedan están perfectamente amontonados a lo largo de las paredes y es los que se muestran a los visitantes.
Detalle del osario de Wamba En una sala contigua que también estuvo llena de ellos existió un rótulo de madera, bastante deteriorado en el que se podía leer: "Como te ves, yo me vi, como me ves, te verás. Todo acaba en esto aquí. Piénsalo y no pecarás”. De este rótulo si hay constancia documentada, pero al parecer en una de las últimas restauraciones desapareció. En fin que relatar aquí todo lo que se puede ver en este conjunto es demasiado extenso, por lo que se recomienda a quien tenga interés una visita y un estudio detenido. Ya fuera de la iglesia podemos observar el aspecto que nos recuerda que esto fue un lugar de enterramientos, incluso en el suelo de la plaza, junto a la pared y escaleras que delimitan el espacio donde se encuentra un crucero, se pueden observar cuatro losas sepulcrales que forman parte de la misma. Otra nota curiosa, es que frente ha la fachada del Ayuntamiento en el suelo de esta plaza existe una estrella de cinco puntas (pentáculo), insertada en un círculo (¿alguien quiso darle un carácter mágico?).
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Plaza del Ayuntamiento Continuamos el camino hacia Peñaflor, con el mismo paisaje que habíamos tenido anteriormente, cruzando el páramo de la meseta hasta que en el horizonte aparece frente a nosotros, como si estuviera al alcance de la mano, pero esa ilusión es engañosa, como nos hizo ver un caminante que venía desde allí, pues nos comentó que antes de llegar había una fuerte bajada, lo que conllevaba un ascenso posterior hasta el pueblo. También esto fue una ilusión engañosa, pues no fue uno sino dos descensos cada uno con su subida correspondiente los que se necesitan para alcanzar el núcleo urbano, eso si, el primero mas llevadero que el segundo
Peñaflor de Hornija Entramos en el pueblo y pasamos por delante de las ruinas de San Salvador, hasta que llegamos a la plaza del pueblo. Entramos en el bar y preguntamos donde nos podíamos alojar. Allí nos informaron que generalmente la alcaldesa dejaba a los peregrinos las instalaciones del polideportivo para ducharse y dormir, así que mientras nos tomábamos algo fresco, nos indicaron donde vivía y se ofrecieron a acompañarnos. Al poco rato llegamos a su casa y nos dio las llaves, además nos indicó que vecinos del pueblo, habían instalado unas mesas con comida y bebida, pues venía el arzobispo a confirmar los jóvenes de Peñaflor y de otros dos 33
pueblos mas. Le dijimos que por nuestra parte no tuviera cuidado que respetaríamos las mesas y que cuando vinieran a la recepción nosotros estaríamos descansando, sin interesarnos por el evento, así que nos dirigimos a “tomar posesión” de nuestro lugar de acogida. Cuando conseguimos dar la luz y el agua colocamos nuestras cosas y procedimos al aseo, aunque algo en precario, pues no había agua caliente (en verdad las instalaciones del polideportivo están bastante abandonadas) y “escondimos” nuestras mochilas en otro cuarto lateral que se utilizaba como almacén de varios utensilios municipales. Con las cosas a buen recaudo salimos a dar una vuelta por el pueblo, que como no es muy grande enseguida recorrimos, de entre lo visto destacamos las impresionantes vistas que se aprecian desde el límite del otero donde se encuentra y los restos de la muralla. Ya dentro del pueblo volvimos a pasar por las ruinas de San Salvador, de la ermita construida con piedra de sillería en el siglo XVI dedicada al Cristo de las Eras (patrón del pueblo), por una casa que nos llamó especialmente la atención por la verja forjada que tenía como portalón y por la iglesia del pueblo que esta dedicada a Santa María de la Expectación (la estaban preparando para la ceremonia).
Vista desde Peñaflor
Casa con verja
En la charla con la alcaldesa nos enteramos de varias cosas curiosas, entre ellas una leyenda que habla de que antiguamente existía un túnel subterráneo desde el castillo del cercano pueblo de Torrelobatón hasta Peñaflor, lo que está enlazado con la constatación histórica de que en 1.521, en plena guerra de las Comunidades, Peñaflor fue arrasada por el ejército real por prestar ayuda a los Comuneros que se encontraban en Torrelobatón antes que estos partieran hacia Toro y fueran derrotados en Villalar. Como se acercaba la hora de la ceremonia de la confirmación, como unos feligreses mas, nos acercamos a la iglesia a esperar al arzobispo. Cuando este llegó y empezó la ceremonia, nos quedamos allí hasta que este terminó su alocución. Mientras gran parte del pueblo permanecía en la iglesia nosotros nos acercamos al bar de la plaza para cenar el menú que nos habían propuesto, sopa castellana y huevos fritos con lomo y patatas (por cierto los huevos eran del propio pueblo, lo que se notó en su sabor). Cuando terminamos y antes de que terminara la ceremonia nos dirigimos al polideportivo para preparar nuestras colchonetas y sacos para pasar la noche.
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Ermita del Cristo de las Eras
Iglesia parroquial
Antes de que viniera nadie, colocamos al fondo las planchas de “tatami” donde íbamos a dormir, extendimos los sacos y tras apagar todas las luces, con ayuda de nuestras linternas, nos metimos en los sacos para que nos encontraran ya acostados cuando vinieran a la recepción.
Recepción al arzobispo (antes y después) Hacia las diez de la noche, comenzamos a oír como se abrían las puertas, se encendían las luces y empezaba a entrar la gente del pueblo. Muchos se sorprendieron de vernos allí y nosotros simulando dormir, veíamos como alejaban a los niños para que no nos molestasen. Una mujer de las organizadoras se acercó a nosotros para invitarnos a participar en la fiesta, pero nosotros declinamos la invitación agradeciéndoselo pero indicando que al día siguiente teníamos que madrugar. Una hora mas tarde y sin causarnos ningún trastorno, contemplamos como recogían, apagaban las luces y se marchaban cerrando la puerta (eso creíamos). Cuando estábamos en nuestro mejor sueño (hacia la 1,30 de la madrugada), empezamos a escuchar ruidos y ver luces de linternas que deambulaban por el polideportivo, Jorge se levantó y dando voces de ¡quien anda ahí!, los que habían entrado salieron corriendo y entonces aprovechó para cerrar bien la puerta. Los que habían salido y otros que esperaban fuera le llamaron de todo menos bonito. Querían que le dejáramos entrar para coger unas cosas (imaginamos que querían realizar un “botellón” con los restos), cosa que no hicimos así que estuvieron un rato golpeando diversas puertas, lo que nos hizo permanecer “medio alerta” durante el resto de la noche, pues además la alcaldesa nos había avisado de que había en el
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pueblo algún joven delincuente en libertad vigilada y que si teníamos algún problema llamásemos a la Guardia Civil (pareció profética). Así que con estas premisas pasamos la noche, hasta que cuando amaneció empezamos a prepararnos para la etapa del día.
30/09/07
PEÑAFLOR DE HORNIJA @ (Castromonte, Valverde de Campos) MEDINA DE Rioseco @ (22 Km.)
Después de la noche con “movidita nocturna”, teníamos ganas de iniciar la marcha, así que en el mismo polideportivo, tras el aseo, dimos cuenta de nuestro desayuno, que previsoramente habíamos comprado el día anterior, unos ochos de bollería y unos batidos de cacao, que para estas ocasiones son muy socorridos. Antes de salir de Peñaflor nos habíamos planteado realizar la etapa por La Santa Espina ** (Esta visita la realizaremos posteriormente desde Valladolid) o ir directamente hacia Castromonte, nos decidimos por esta última opción, ya que la primera suponía realizar catorce kilómetros mas y sospechábamos que con las lluvias caídas durante la noche los caminos no estarían en las mejores condiciones. Así que salimos del polideportivo, cerramos y dejamos las llaves en la ventana de la casa de la alcaldesa y cruzamos el pueblo hasta encontrar las flechas que nos llevarían hasta la salida.
Salida desde Peñaflor La vista que contemplamos al salir, mereció una parada para admirar el paisaje, pero inmediatamente iniciamos la bajada del cerro por un camino escalonado y empedrado que casi llega hasta el valle, dejando atrás la torre y los restos de muralla que aún se conservan. Ya en la hondonada seguimos de frente y al poco de caminar nos dimos cuenta de que no había señales, así que retrocedimos un poco hasta encontrar una flecha que indicaba un giro a la derecha y no habíamos visto. Siguiéndola, llegamos hasta un cruce de carreteras, donde se indica el camino hacia La Santa Espina, que no tomamos, aunque hacemos la firme promesa de llegar otro día hasta allí, aunque sea en coche, pues el enclave bien merece esa visita. Siguiendo las señales, giramos a la derecha iniciando el camino por una pista de tierra entre acacias, que luego trascurre por un monte lleno de carrascales y encinas.
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Camino de Castromonte Tras recorrer unos pocos kilómetros en los que ha empezado a llover y superada la zona arbolada, divisamos en el horizonte el pueblo de Castromonte donde sobre todo destaca la torre de la iglesia parroquial. Poco apoco cubrimos la distancia que nos lleva hasta el pueblo, donde un mural da la bienvenida a los peregrinos, de forma similar al que vimos a la salida de Ciguñuela.
Cartel de bienvenida en Castromonte Según caminamos por las calles del pueblo buscando un bar para tomar algo caliente, un matrimonio que pasaba nos saludó, pues nos reconoció como los peregrinos que estábamos en la ceremonia de confirmación en Peñaflor, ya que ellos estaban allí por la confirmación de uno de sus nietos. Nos desearon un buen camino y nos indicaron donde estaba el bar. Entramos y por fin tomamos un café con leche caliente, al que acompañamos de unas magdalenas. Allí descansamos un rato y aprovechamos para liberarnos un poco del agua. Cuando salimos, la gente del pueblo se dirigía hacia la iglesia y nosotros nos encaminamos también hacia allí para poder visitarla antes de que empezara la misa dominical. Entramos y
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como estaba iluminada pudimos apreciar perfectamente el retablo del altar mayor, así como otros laterales y la amplia colección de imágenes de santos situados en su lateral izquierdo.
Iglesia y retablo de Castromonte Iniciamos la salida de Castromonte y nos dirigirnos hacia Valverde de Campos siguiendo por los caminos del páramo, pese a que la lluvia los había embarrado, pues pensábamos que esta era mejor opción que la carretera, hasta que en algún punto debimos perder la señal o esta había desaparecido, pues el camino termina en un campo arado, que en este momento es un barrizal que se continúa hasta una ladera del monte con algunos árboles. Desde aquí no se divisa Valverde, pero al fondo divisamos Medina de Rioseco, así que dando un rodeo decidimos bajar hacia un camino que lleva hacia lo que parece ser un complejo de naves, seguramente de ganado. Con paso lento y las botas pesadas y resbaladizas por el barro, conseguimos llegar al camino que habíamos divisado y desde allí a las edificaciones que habíamos divisado. Apareció una persona a la que preguntamos por Valverde y nos comento que estaba detrás a nuestra derecha, cosa que pudimos apreciar, y nos indicó el camino que deberíamos tomar para llegar a Rioseco.
Medina de Rioseco desde el páramo
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Aunque no llegamos a pasar por el centro del pueblo, para documentar nuestra particular etapa, obtuvimos después alguna información sobre Valverde de Campos, pequeña localidad agrícola y ganadera, que no ofrece ningún servicio al peregrino. Tiene una iglesia mediados del siglo XVIII dedicada a Santa María de la Asunción. En el siglo XV hubo otras dos iglesias dedicadas a San Vicente y Santa Bárbara, y un castillo que con el paso del tiempo han desaparecido. Su patrón y patrón de sus campos es San Urbano Mártir, que se celebra el día 25 de mayo. Sin darnos cuenta debimos dejar atrás en algún lugar del páramo un desvío hacia la derecha que nos debió llevar a Valverde. Aunque habíamos atajado camino al no pasar por el pueblo, la bajada con este suelo embarrado, no compensaba este adelanto. Pensamos indicar esta circunstancia a AJOVA para que a ser posible señalice esta opción para que otros peregrinos no pasen de largo. Aprovechamos unos árboles para sentarnos a descansar y comer unos frutos secos así como unos buenos tragos de agua. Ya repuestos volvemos a colocarnos las mochilas y la ropa de agua, pues continúa lloviendo y seguimos por los caminos de tierra hasta que estos terminan en una carretera recientemente remodelada que nos conducirá hasta el final de nuestra etapa. Llegamos con lluvia a Medina de Rioseco, accediendo por la carretera que se encuentra junto a las dependencias del almacén municipal (una antigua apisonadora adorna su entrada) que nos lleva frente al convento de Santa Clara justo antes de pasar el puente sobre el río Sequillo. Una vez rebasado el río seguimos por la carretera hasta el puesto de la Cruz Roja, que es el lugar donde está instalado provisionalmente el albergue para peregrinos. Encontramos la puerta está cerrada pero existe un cartel con los números de teléfono de los encargados del albergue. Llamamos al primero de ellos y nos contesta Mariano, que enseguida se apresta a abrirnos y acomodarnos en el albergue, aunque estaba a punto de empezar a comer con su familia, ya que celebran el cumpleaños de su nieta.
Llegada a Medina de Rioseco Nos acomodamos en el albergue en la habitación que antiguamente utilizaban los voluntarios de la ambulancia, consta de dos literas y además hay cuatro colchonetas por si es necesario acomodar hasta ocho personas. Nos enciende el calentador de agua y nos explica como funciona el gas, nos indica donde están la ducha y el servicio y tras sellarnos las credenciales,
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inscribirnos en el libro y recibir el “aporte” de cinco euros por cabeza, nos entrega las llaves e informa de lo que debemos de hacer con ellas cuando nos marchemos al día siguiente. Le deseamos un feliz día de cumpleaños y como es tarde, salimos comer un menú del día al restaurante de la estación de autobuses que se encuentra a pocos metros de allí. Al salir del restaurante continuaba la lluvia y volvimos al albergue intentando mojarnos lo menos posible, aunque estaba cerca llegamos empapados, así que aprovechamos para ducharnos con agua “calentita” y cambiarnos de ropa, después mientras se secaba la ropa a la que habíamos quitado el barro nos echamos una larga siesta, que aparte de descansar nos sirvió para entrar en calor. Cuando nos despertamos nos dimos cuenta que ya empezaba a oscurecer, y como no llovía decidimos salir a dar una vuelta, nos tomamos unas bebidas frescas en un bar de los soportales de la carretera y depuse nos acercamos a la farmacia, pues Jorge quería comprar una tarrina de Visk-vaporub para darse en los pies al día siguiente. Los farmacéuticos nos preguntaron que si éramos peregrinos y les contestamos que si y que nos alojábamos en el albergue. Ellos se sorprendieron, pues no sabían que el puesto de Cruz Roja funcionaba como tal. Es mas, nos informaron que antes que nosotros había ido a comprar algo un peregrino alemán y les comento que no había albergue para los peregrinos. Por cierto a ese peregrino no lo vimos en ningún momento, lo que le valió el sobrenombre del “alemán fantasma”. Dimos una vuelta por la calle mayor, debajo de los soportales, pues empezaba a llover, nos acercamos hasta la iglesia de la Santa Cruz, que se encontraba iluminada. Delante de su portada se encuentra un monumento al cofrade (hermano del peregrino, pues el lo hace como penitente en silencio y en procesión peregrinando acompañando a una imagen sagrada), que al mismo tiempo marca el paso de esta tradición de padres a hijos.
Monumento al cofrade Después de esta breve excursión, nos volvimos en dirección al albergue y buscamos un lugar para cenar, lo hicimos comiendo una estupenda hamburguesa en el “Bar Carlos”. Volvimos otra vez acompañados de la lluvia a nuestro albergue y decidimos acostarnos. Yo tardé algo en dormirme, pues la larga siesta, el ruido de la lluvia y algunos ruidos lejanos de los coches que circulaban por la carretera mojada me distraía. Pero poco a poco el sueño llegó y ahí terminé la etapa de este día.
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**Monasterio de la Santa Espina La tradición asegura que a este monasterio fue entregada por Doña Sancha de Castilla, hermana del rey Alfonso VII, una reliquia para su veneración conseguida del rey francés Luis el Joven, en la cual se contenía un trozo de la corona de espinas que portó Jesucristo en la Crucifixión y que sirvió como apoyo para su fundación.
Monasterio de la Santa Espina En origen (s. XII) este monasterio fue cisterciense conservándose de esa época la sala capitular, la sacristía y la biblioteca. También por esa época se inicia la construcción de la iglesia, pero ésta sufriría numerosas remodelaciones (XIII-XV-XVI) no quedando casi nada de lo que fue su primitiva fábrica. Este monasterio tuvo una gran importancia en la zona en el siglo XIV, edificándose sus dos claustros entre los siglos XVI y XVII. Un incendio sufrido en el siglo XVIII obligó a realizar nuevas modificaciones en el monasterio siendo de esa época la fachada monumental que se sitúa a los pies de la iglesia.
Entrada a la Sala Capitular
Patio desde el claustro
Como consecuencia de la Desamortización (s. XIX) el monasterio perdió todas las obras de arte que atesoraba no volviendo a recuperar su actividad hasta finales de ese mismo siglo
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cuando se convierte en sede de una granja agrícola regentada por los Hermanos de La Salle que, a mediados del XX, se convertiría en Escuela de Capataces Agrícolas. También hoy acoge uno de los mejores museos etnográficos de Aperos y una completísima colección de mariposas procedentes de todo el mundo.
Claustro
Colección de mariposas
Conociendo estos antecedentes históricos del Monasterio de la “Santa Espina”, aprovechando la festividad de La Inmaculada, nos desplazamos Jorge y yo a visitar el monasterio y el pueblo. La primera parada en el monasterio, nos sorprendió por el emplazamiento donde se encuentra, en un precioso y privilegiado valle. Entramos y paseamos por sus claustros vacíos, vimos la Sala Capitular y no pudimos entrar en la iglesia pues se encontraba cerrada. Cuando dimos la vuelta empezó a llegar gente (a algunos los conocía yo, pues eran de Valladolid) y nos comentaron que esperaban a la visita guiada que estaba marcada a las 12, 30horas. Como no queríamos esperar, pues teníamos poco tiempo para realizar las actividades que teníamos previstas para ese día, nos despedimos y antes de salir entramos en el museo de mariposas, pues al pasar oímos la voz del guía que estaba explicando la colección. Nos llevamos una gran sorpresa pues en realidad impresiona la colección por su vistosidad y lo agradable que resulta ver, incluida la información de los paneles.
Punto de información (km 444)
Libro
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Salimos del monasterio y nos dirigimos al pueblo, pues nos habían informado que era allí donde se encontraba el punto de acogida de peregrinos. En el bar que se encuentra en el edificio polivalente, nos recibió Mª José, que también se encarga de la acogida, nos comentó que en este año habían pasado por este punto quince peregrinos. Después nos enseñó las instalaciones donde los aloja (en colchonetas), que es la sala polivalente que sirve de aula, punto informático y cualquier uso que se le quiera dar, eso sí hay calefacción, un servicio con ducha un lavabo y agua caliente. Le agradecimos la información, nos despedimos y continuamos nuestra ruta.
01/10/07
MEDINA DE RIOSECO @ (Tamariz de Campos, Cuenca de Campos) VILLALÓN DE CAMPOS @ (25,6 Km.)
Nos despertamos a las siete de la mañana, según habíamos programado el despertador del teléfono móvil y tranquilamente empezamos a prepararnos, esta vez con el olor del visk vaporub que Jorge se aplicaba en los pies, yo no lo utilizo, pues sigo con mi sistema de doble calcetín que hasta ahora me ha librado de ampollas. Recogimos nuestras pertenencias, arreglamos el local para que no dijeran que no lo habíamos cuidado y con nuestras mochilas a cuestas salimos del albergue, cerramos con cuidado la puerta y arrojamos las llaves por el hueco de la ventana que nos había indicado Mariano el día anterior.
Dársena del Canal de Castilla
Antigua fábrica de harinas
Contemplamos con fortuna que no llovía y encaminamos nuestros pasos siguiendo la carretera, hasta que a la vuelta de la curva encontramos un bar abierto, donde procedimos a desayunar. Ya con el estómago entonado, seguimos andando por la acera de la derecha hasta que llegamos al parque que se encuentra frente a la dársena del Canal de Castilla, que según nos habían informado era nuestro punto de partida. Tomamos la margen de nuestra derecha, junto a la fábrica de harinas, pues aunque se podía ir por las dos, Mariano nos aconsejó esta pues presentaba un mejor piso para caminar y discurre entre árboles. En la margen izquierda observamos que se encontraba amarrado frente a unos barracones de piedra el barco “Antonio de Ulloa”, que realiza todos los días (menos los lunes como hoy) la travesía del canal hasta la esclusa a la que nosotros deberíamos llegar caminando para tomar la dirección de Tamariz. Antes deberíamos pasar por delante de varias esclusas de riego y dos puentes, pues el tercero es el que deberíamos cruzar.
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Esclusa de regadío
Puente de Tamariz
El camino resultaba agradable, aunque había que sortear algunos charcos además íbamos siguiendo unas huellas frescas que pensamos serían del peregrino alemán que nos dijo la farmacéutica, pero luego comprobamos que tal personaje no estaba por delante de nosotros, que eran de una pareja que había salido a andar y nos cruzamos con ellos cuando volvían. Cuando estábamos a medio camino del tramo del canal, pues veíamos Moral de La Reina a nuestra derecha, empezó a llover, así que paramos para colocarnos la ropa de agua..
Julio ante la esclusa
Esclusa restaurada
Ya cubiertas las mochilas, pues es importante que el contenido llegue seco, continuamos hasta divisar el tercer puente, por donde deberíamos cruzar al subir para pasar al otro lado observamos a un topógrafo que estaba haciendo mediciones y la esclusa hasta donde llegaba el barco. Descansamos un rato y observamos la obra de ingeniería que se había restaurado para cumplir su función principal, salvar el desnivel para que los barcos pudieran seguir canal arriba, en este caso se utilizaba para que el barco turístico pudiera dar la vuelta. Abandonamos la dársena del canal para iniciar la andadura por una pista asfaltada que llega hasta Tamariz de Campos, que se encuentra en el horizonte, cuando un forestal que venía en un vehículo se paró a charlar con nosotros, comentando que cada vez aumentaba el número de peregrinos que hacían esta ruta, e incluso alguno había llegado a pernoctar en una caseta de madera que encontraríamos mas adelante y que sirve como observatorio de las aves de la laguna. Nos comentó que estaban llenando de agua la laguna porque estaba previsto realizar obras en el canal para habilitar otra esclusa que hay mas adelante y alargar así la navegabilidad del canal.
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Entrando en Tamariz de Campos
Iglesia de Tamariz de Campos
Nos despedimos de él y continuamos caminando por esta pista, llena de mosquitos que nos hicieron pasar un “auténtico infierno”, sobre todo a Jorge, al que le llegué a contar mas de cuarenta picaduras en los brazos (se le colaban por los laterales del chubasquero) y otras tantas en la cara. Yo por suerte llevaba cubiertos los brazos y solo tuve unas pocas en las manos y en la cara. Prácticamente fueron nuestros compañeros de viaje hasta Tamariz, donde llegamos con ganas de descansar. El único bar del pueblo era el del teleclub, que a estas horas estaba cerrado, paramos a sentarnos en las sillas que tenía fuera y como teníamos necesidad de utilizar los servicios, el alcalde nos dejó las llaves del centro de salud, donde pudimos utilizar los allí existentes (en la misma plaza están el Ayuntamiento, centro de salud, un parque infantil, iglesia y teleclub, conformando el centro neurálgico del pueblo). Aprovechamos para tomar agua y unos frutos secos y volvimos a la ruta en dirección a Cuenca de Campos, saliendo del pueblo por un camino junto a una era, que nos habían indicado, con el que acortábamos unos quinientos metros, pero aunque había dejado de llover el suelo estaba bastante embarrado. Después caminamos por el arcén izquierdo de la carretera sin mayores dificultades los nueve kilómetros que nos separaban de Cuenca (pueblo de Gabi, que hizo con nosotros parte del Camino Francés en el 2.004). .
Ayuntamiento de Cuenca de campos
Paseo en Cuenca de Campos
La verdad es que el pueblo nos sorprendió gratamente y al pasar la plaza encontramos el restaurante “La Tata”, donde decidimos parar a comer (macarrones y filete, como buenos 45
peregrinos). El amplio comedor de estilo rústico estaba decorado al fondo con motivos del Camino de Santiago (fotos y una credencial), y artículos de prensa en los que salían vecinos del pueblo que habían hecho el Camino. Allí nos informaron (aunque ya lo sabíamos) que existía un albergue de peregrinos en el que nos podíamos quedar, pero nuestro objetivo era llegar a Villalón, así que salimos del restaurante y nos sentamos a descansar en un banco, a la entrada del paseo (a modo de rambla), que cubría el cauce del río, por lo que presentaba algunas zonas irregulares. También nos llamó la atención el gran número de placas dedicadas a personajes de la localidad.
Ermita de las Ánimas Benditas
Ermita de San Bernardino
Salimos del pueblo siguiendo la carretera, hasta que llegamos a un punto realmente curioso, una pequeña ermita dedicada a las ánimas benditas, que en su portada tiene escritos una serie de ripios sobre ellas y lo trascendente de la vida y la muerte, tiene un cepillo para poder dejar un donativo para el sufragio de dichas ánimas. Un poco mas adelante, en medio de los campos se encuentra la ermita de San Bernardino y allí mismo empieza un andadero, por donde antes trascurría el ferrocarril de vía estrecha, popularmente conocido cuando circulaba, como el “tren burra”, dado que la velocidad que imprimía su locomotora, permitía a los viajeros bajarse de él en las subidas al páramo y volverse a montar una vez alcanzado este, ahora configurado camino como senda verde nos deberá llevar hasta Villalón de Campos.
Andadero por el antiguo ferrocarril
Vista de Villalón
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Como el piso del andadero está bastante compactado por haber pertenecido a la superficie de paso del ferrocarril, la lluvia no había producido charcos, por lo que el caminar resultaba bastante fácil, además para salvar los cortes del terreno, sustituyendo a los antiguos puentes se han construido otros de madera, que le dan una presencia mas ecológica. Aprovechamos la barandilla de uno de los puentes, para apoyar las mochilas y colocarnos otra vez la ropa de agua, pues parecía que el día no quería darnos tregua, y cuando al fondo vimos Villalón parece que nos animamos un poco, pues estábamos deseando llegar. Cuando acabó esta senda las señales nos llevaron dando un pequeño rodeo hasta el pueblo y una vez allí siguieron indicándonos el camino hacia el albergue, como si se tratara de un laberinto, pues torcíamos por calles pequeñas hasta que por fin llegamos al albergue, donde no sabíamos que nos estaban esperando. Entramos en el albergue, dejamos la ropa de agua y las mochilas a la entrada para no manchar el suelo, allí nos recibieron Nekane y José Maria, que llevaban quince días de hospitaleros, pues Arturo (el de Ajova), del que eran amigos, les había pedido que se hicieran cargo del albergue hasta finales de mes, pero también les dijo que nosotros estábamos en el Camino y como tenían muchas cosas que recoger habían prolongado un día mas la estancia para esperarnos (eso da la importancia de ser los únicos peregrinos que estábamos en esta ruta).
Albergue de Villalón de Campos Tomamos posesión en la habitación de abajo de dos de las 28 camas con las que cuenta el albergue, que es de los mejores que nos hemos encontrado, ha sido inaugurado este año y con nosotros son noventa y siete los peregrinos que aquí han pernoctado, así que está en perfectas condiciones. De hecho la habitación de arriba tiene los colchones, los aseos y duchas sin estrenar y hay que destacar lo bonito del techo que presenta las vigas de madera que sostienen el tejado. En la parte de abajo se encuentra la cocina, la sala de estar y las duchas y servicios, todo nuevecito. Aún sin ducharnos salimos hacia el centro del pueblo, pues Jorge quiere cortarse el pelo y comprar un cinturón, pues se le empiezan a caer los pantalones (el andar baja tripa). Mientras está en la peluquería me dedico al turismo para ver el famoso rollo de justicia, la plaza, la iglesia de San Miguel (que está cerrada), el monumento a la vendedora de quesos, etc… Cuando Jorge sale de la peluquería compramos el cinturón, unas magdalenas para el desayuno, tomamos un acuarius y nos vamos al albergue para ducharnos y colocar las cosas para la noche.
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Rollo e iglesia de San Miguel
Vendedora de quesos
Ya aseados pasamos el rato hablando con los hospitaleros, que son una de las parejas mas conocidas del Camino de Santiago, pues gran número de los rótulos que figuran en la entrada de los albergues están tallados en madera y pintados por José María, de hecho hoy viene de instalar uno en el albergue de las Benedictinas de Sahagún. Además dedican el verano a prestar sus servicios como hospitaleros donde les solicitan, por ello no es extraño que toda la parte de atrás del coche en el que viajan (que está colocando para la partida) sea un taller y almacén ambulante.
Jorge, Nekane y José María
Pared de los huesos
Como llega la hora de la cena tenemos que volver al centro del pueblo (el restaurante próximo al albergue hoy está cerrado) y allí cenamos el menú del día en el mismo bar donde estuvimos por la tarde, por suerte no llovía y pudimos volver secos al albergue. Jose Mª nos comentó una cosa bastante extraña, pues en la pared que está al lado del albergue, que es de adobe, si se mira con atención se ven incrustados restos de huesos humanos e incluso algunos pequeños están completos. Se nos ocurre la explicación de que hicieran la masa de los adobes con barro sacado de donde antiguamente hubiera un cementerio, dado que estamos junto a la iglesia de San Juan, a la salida del pueblo, lugar propicio para que existieran enterramientos, aunque bien pudiera proceder de otro lugar. Como ya había oscurecido no nos acercamos a verla, pero al día siguiente antes de salir iríamos a comprobarlo. El Camino y las experiencias que hemos tenido cada uno dan mucho para hablar así que pasaron las horas de charla y llegó la hora de irnos a la cama sin ganas, pero al día siguiente teníamos que madrugar y no podíamos estirar el tiempo.
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02/10/07
VILLALÓN DE CAMPOS @ (Fontiyuelo, Santervás de Campos, Arenillas de Valderaduey, Grajal de Campos) SAHAGÚN @ (31,6 Km.)
Como nos habíamos acostado tarde, nos levantamos algo mas tarde de lo habitual, ya era de día, pero como estábamos “en familia”, parecía que no había prisa, aunque la etapa que nos esperaba era la más larga de las que teníamos previsto realizar, por lo que tampoco podíamos demorarnos mucho. Desayunamos lo que tenía preparado Nekane, café con leche y unas galletas, acompañado de las magdalenas con frutas que habíamos comprado el día anterior, después de desayunar, nos acercamos a ver la pared de los huesos y efectivamente, allí estaban al menos una vértebra completa, un diente y algunos sin identificar, pues habría que rascar el adobe para sacarlos y eso ahora no entraba en nuestros planes. Con pena nos despedimos de nuestros anfitriones, no sin dejarnos los números de teléfono y correo para mantener el contacto. Ellos se iban ya para San Sebastián (al monte Ulía), que es donde viven habitualmente, entonces les conté que en el monte Igueldo vivía José Mª “el ruiseñor”, que tenía instalado un punto de información y ayuda para los peregrinos que realizan el Camino del Norte y se encarga de tener limpio y bien señalizado el camino que lleva hasta Zarautz. Como no conocían de su existencia y también era uno de esos apasionados por el Camino, decidieron acercarse a conocerlo. Nos pusimos las mochilas, tomamos los bordones y nos dispusimos a iniciar la marcha. José Mª nos acompañó por la nueva salida que él había señalizado desde el albergue, por lo que no tuvimos que atravesar el pueblo, tomamos un camino que directamente nos llevó hasta el camino por el que llegamos al puente que cruza el arroyo, desde allí se tuerce a la derecha y se empieza a caminar por una amplia pista agrícola que debió ser muy utilizada para el paso de ganado, pues aproximadamente a un kilómetro se encuentra una fuente con un alargado pilón que se sirve como abrevadero de ganado. Empieza la parte negativa de la etapa, la lluvia que vuelve, así que nos toca poner la ropa de agua y seguir por esta pista nos lleva directamente a Fontiyuelo. Al llegar a Fontiyuelo dejamos las mochilas y nos quitamos la ropa de agua bajo el soportal de la iglesia, que está bastante abandonado y sucio, pero tiene unos bancos de cemento que nos permiten sentarnos a cubierto de la lluvia. El pueblo es pequeño y no ofrece ningún servicio para peregrinos ni visitantes, así que nos dirigimos al ayuntamiento, donde hay personas esperando a la consulta médica y allí nos dejan utilizar los aseos.
Palomar en Villalón
Soportal iglesia de Fontiyuelo 49
Como Jorge está muy molesto por los picotazos de los mosquitos del día anterior, que no desparecen y tiene la cara y brazos enrojecidos, decidimos esperar al médico para que le vea. Cuando llega le hace pasar el primero y le pone una inyección de corticoide (como le vería) y le receta anthistaminicos que deberá comprar cuando lleguemos a Sahagún, pues en el trayecto no hay ninguna farmacia. Tomamos un poco de agua y unos frutos secos y nos preparamos para reiniciar la marcha. Como seguía lloviendo y el camino se encuentra bastante embarrado, decidimos no seguir por el y aunque tengamos que realizar un kilómetro mas, decidimos seguir por el arcén de la carretera que nos llevará a Santervás de Campos, la carretera está tranquila y sin coches, por lo que se agradece un poco de asfalto después de haber caminado por tanto barro. En el trayecto nos saludó el médico que iba en su coche camino de Santervás.
Santervás de Campos
Ábside Iglesia de Arenillas
Llegamos al pueblo y nos informan que el único bar que hay (pertenece a la asociación cultural) se encuentra en lo alto del pueblo, así que allí subimos. Al entrar nos damos cuenta de que se trata de un salón polivalente en el que se encuentra situada la barra del bar, hay algunas personas mayores y niños que corretean. Pedimos una cerveza y un mosto y algo para comer. Solo pudimos picar unas bolsas de patatas, pues hasta el jamón que tenían estaba seco y las pocas latas de conservas que tenían no nos resultaron apetecibles. Nos comentaron que en el pueblo existía un albergue para peregrinos, pero que no tenía camas, que había que dormir en esterillas en el suelo y que no tenía agua caliente. Así que con este breve tentempié y el descanso realizado y las escasas prestaciones del albergue (en el que nunca habíamos planteado quedarnos), volvimos a la carretera camino de Arenillas de Valderaduey. Empezamos un tramo de carretera que a unos pocos tierra que sigue paralela, aunque a distancia, al río prácticamente sin detenernos, pues no hay nada que iglesia, cruzamos el puente y seguimos el camino que llevar hasta Grajal.
kilómetros nos desvía a una pista de Valderaduey. Llegamos al pueblo y ver, salvo el ábside de una pequeña pegado a la margen derecha nos debe
El tramo resulta bastante agradable por la proximidad del río, aunque aparecen algunos mosquitos, pero su número no tiene comparación con los que tuvimos que lidiar en Tamariz. Poco a poco a lo lejos vemos Grajal de Campos, al que queremos llegar cuanto antes y buscar un lugar para comer, pues el estómago hace tiempo que nos pide relleno.
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Jorge camino de Grajal de Campos Cuando terminamos la pista de tierra, desembocamos en una carretera junto a un puente que hacia la derecha nos indica el camino del pueblo, que está a algo menos de un kilómetro, pero allí unos paseantes nos informan que el camino sigue por la carretera general y que tiene bastante tráfico, pero que hay otro camino desde el otro lado del puente, algo mas corto que nos lleva hasta Sahagún por una pista de tierra que sale a la ermita de “La Peregrina”. Decidimos pararnos allí mismo, junto al río, terminar los alimentos que nos quedan en la mochila y no acercarnos a Grajal de Campos *** (lo haremos otro día en coche). Buscamos acomodo en unos árboles y dimos cuenta de magdalenas, frutos secos y poco más, pero que nos serviría para afrontar el último tramo. Nos pusimos otra vez en marcha y siguiendo la pista, empezamos a ver al fondo el depósito de agua de Sahagún, que fue una referencia en el paisaje hasta que llegamos a una pronunciada bajada que por el lateral de “La Peregrina” (que está en obras y no se puede visitar), llegamos a las calles de Sahagún.
Entrada de Sahagún 51
La ventaja de llegar por este camino es que tenemos el albergue cerca y no tenemos que atravesar el pueblo, pues nos vamos a alojar en un pequeño albergue (18 plazas) que se encuentra en el monasterio de la Madres Benedictinas, además esta en la zona por donde deberemos salir mañana. El motivo de elegir este albergue es por la recomendación que nos hizo José Mª, ya que es donde el estuvo ayer para colgar el rótulo que había realizado y nos habló tan bien sobre el que inmediatamente aceptamos su sugerencia, además el había avisado a la superiora de que iríamos allí, pues quería realizar una página web y le había comentado que Jorge tenía un proyecto de dominio para albergues de peregrinos, donde podría alojarla. Llegamos al albergue y nos recibió el hospitalero saliente, pues estaba intercambiando el puesto con la nueva hospitalera, pero en ese momento estaba con las monjas en la capilla. Nos alojó en una habitación con tres literas de dos camas, de las cuales había cuatro ocupadas, entonces nos dimos cuenta de que ya no éramos dos peregrinos solitarios, pues estábamos en “El Camino Francés”. La habitación tenia un servicio con ducha por lo que podíamos asearnos sin salir de la habitación.
Fuente del patio del albergue (de noche) Como Jorge tenía que ir a la farmacia yo me quedé en el albergue para ducharme, colocar y limpiar las cosas, sobre todo lo que traíamos lleno de barro que además contrastaba con las pertenencias que allí había del resto de peregrinos que no habían caminado por barrizales. Cuando volvió Jorge se fue a la ducha, pues yo estaba ya cambiado y había recorrido las instalaciones habilitadas para peregrinos, patio con fuente, sillas, mesas y tendedero en la parte alta, capilla y vestíbulo de entrada, aparte del cuarto para la hospitalera y tres habitaciones de dos literas dobles cada una. Cuando llegó la hospitalera, nos selló las credenciales y nos informó que el albergue se subvencionaba con las aportaciones voluntarias de los peregrinos, que el desayuno se realizaba a las 6,30 horas, que el albergue se cerraba a las 22,30 y la hora límite para abandonarlo era las 8,00. Así que con toda esta información ya estábamos al tanto de las normas. Conocimos a nuestros compañeros de habitación, José Antonio, que era de Madrid y tres amigos de Lérida, de los que no recuerdo sus nombres. Hablamos de la etapa del día siguiente y ellos pensaban quedarse en “El Burgo Ranero”, nosotros les dijimos que pensábamos ir por la “Vía Trajana” hasta Calzadilla de los
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Hermanillos, pues aunque habíamos llegado a enlazar con el “Camino Francés”, para nosotros ese enlace no sería efectivo hasta que llegáramos a Mansilla de las Mulas por esta vía más antigua aunque menos utilizada actualmente. Salimos a cenar a uno de los restaurantes de la plaza y después, cuando quisimos salir estaba lloviendo. Esperamos un rato para ver si escampaba o por lo menos amainaba algo, pero como esto no sucedía decidimos correr hacia el albergue del que nos alejaban cuatro calles. Como no llevábamos ropa de agua, no hay que explicar como llegamos, así que tuvimos que secarnos y poner a secar la ropa antes de acostarnos (por cierto con la mojadura se debió humedecer el móvil que llevaba en el bolso del chaleco y empezó a fallar).
Torres de San Tirso y de las Benedictinas desde el patio del albergue Charlamos un rato con la superiora (Sor Anunciación) y Jorge le contó su idea de la pag. web, que le interesó mucho, además estaba interesada en realizar una página sobre el monasterio y su museo, por lo que estaba interesada en conocer presupuesto y prestaciones que podría tener por lo que Jorge le dijo que cuando fuera a montar la página de Mansilla, pasaría por Sahagún para llevarle información. Se despidió de nosotros, pues tenía que ocuparse de sus labores en la comunidad y nosotros nos dirigimos a nuestra habitación y nos dispusimos a dormir.
*** Grajal de Campos Historia del castillo de Grajal de Campos: En el siglo XV la villa de Grajal pasó a manos de la familia de los Vega. Un descendiente de éstos, Hernando de Vega, comenzó a levantar el actual castillo a principios del siglo XVI, sobre los restos de otro anterior del siglo X. El castillo fue concluido por su hijo Juan de Vega y Acuña, conde de Grajal Fue construido de acuerdo con las nuevas técnicas del arte de sitiar, atacar y defender las plazas fuertes, se le dispuso para el empleo de la artillería. Se compone de un gran cuadrado, con cubos en los ángulos, y amplias y numerosas troneras abiertas en los muros, los cuales tienen un acentuado talud y rematan en una cornisa de modillones y arquitos, que se coronó con pretil y almenas. Su estado actual es bastante bueno, aunque con algún desperfecto en el interior. Es de propiedad privada, del duque de Alburquerque, y se destina a visitas turísticas. El acceso es libre. Más información en el Ayuntamiento de Grajal de Campos, teléfono (987) 78 08 06.
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Declarado Monumento Histórico-Artístico desde el 3 de junio de 1931. Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Castillo de Grajal de Campos Historia de la Casa Palacio de los Condes de Vega: El Palacio de los condes de Vega es una obra renacentista, levantada en la primera mitad del siglo XVI por Cristóbal y Lorenzo Adonza, es uno de los más brillantes ejemplos de los inicios del arte renacentista en nuestro país, declarado monumento nacional el 3 de junio de 1931. La casa palacio es una de las contadas muestras, llegadas a nosotros, de Casa Palacio de la nobleza más activa hispana, y leonesa, en los orígenes de la Edad y del Estado Modernos. Concebido el Palacio con la nota principal de cuatro torreones y un patio central, con claustros alto y bajo, así como con una gran escalera, las obras comenzaron en 1517 y presentan su punto central en la década de 1540, si bien hay elementos que son de los años 1552 a 1556. Las obras hasta 1523 estuvieron a cargo del Arquitecto Lorenzo de Adonza. De la primera época es el cuadro de muros y estructura, y, más destacadamente, el torreón que da a la plaza, más el paso hacia una tribuna que se halla sobre el presbiterio de la Iglesia de San Miguel. El Palacio Incorpora también en su distribución una sala principal o de respeto, antesalas, saletas y limosnería así como habitaciones menores de uso privado. Este edificio representa una muestra relevante del modo de vivir de la nobleza de la Región en el s. XVI
Palacio de los condes de Vega (Portada y patio) 54
También son partes reveladoras de su época la galería sobre el jardín, hoy desmontada, el propio jardín y la enorme bodega con lagar incorporado. Advertimos en el Palacio, con fuerte impresión, la logia o galería de arcos, saliente a la plaza, que sigue un modelo avanzado renacentista italiano, del que hay contados ejemplares en España, y que se debe, en su forma definitiva, años 1552-1556, al referido Juan de Vega, Virrey de la Corona en Sicilia.
Palacio de los condes de Vega (Escalera y galería exterior) De gran mérito es el conjunto decorativo del interior del Palacio compuesto por las yeserías de la Sala principal datadas en 1540, o los labrados en piedra de fecha posterior (vemos que entre 1552 y 1556) que encontramos en capiteles incorporados en las columnatas de uno y otro claustro (Capiteles, ejemplares raros de los denominados de castañuela, así como composiciones con motivos vegetales, naturalísticos y simbólico-honoríficos en la columnata central, frontispicios y dinteles extendidos de la gran escalera principal.
Hacia un futuro albergue para peregrinos Propuesta de albergue de peregrinos: La confluencia en Grajal de Campos del camino de Madrid a Santiago de Compostela y del antiguo Camino Francés hacen que año tras año
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crezca el número de los peregrinos que por esta localidad pasan, debiendo dirigirse al cercano Sahagún a buscar alojamiento, pues en estos momentos Grajal carece de infraestructuras de este tipo. Se propone el uso de la Hospedería como albergue de peregrinos, con lo que se amplían las posibilidades de ocupación del edificio a lo largo del año. Como hicimos en la visita a la Santa Espina, nos documentamos previamente sobre Grajal de Campos y pudimos apreciar la importancia que tuvo en su momento esta localidad. Desde el punto de vista del Camino de Santiago hoy es un importante nudo de comunicación, pues une le Vía de Madrid con el Camino Francés, pudiéndose realizar esta unión por dos rutas diferentes. La primera de ellas es llegar a Sahagún por la carretera o por el camino de “La Peregrina” (es la mas recomendable), o bien enlazar pos San Pedro de Dueñas con Bercianos del Real Camino. Llegamos a Grajal y en primer lugar nos dirigimos al castillo, aunque no nos pareció oportuno entrar a verlo, pues su estado de conservación no invitaba a entrar en el. Después nos dirigimos al Palacio de los condes de Vega y como estaba abierto entramos directamente. Allí nos encontramos un punto de información turística que se encontraba vacío, pero al llegar al patio observamos que se estaba haciendo una visita guiada. Hablamos brevemente con en guía que nos contó algunas referencias históricas, pero no continuamos con la visita guiada. Dimos una vuelta por el recinto y cuando nos pareció oportuno, nos fuimos a dar una breve vuelta por el pueblo. Llegamos a la plaza del ayuntamiento y desde allí observamos la parte externa, con una galería de arcos apuntalados y el ábside de la iglesia, que estaba cerrada. Comentamos entre nosotros que es una pena que el estado de conservación no fuera el ideal para unos monumentos tan representativos, aunque actualmente se estén realizando obras, parece que el ritmo es bastante lento. Una vez que terminamos nuestra vuelta al pueblo, nos volvimos a subir al coche y pusimos rumbo hacia Valladolid.
03/10/07
SAHAGÚN @ (Calzada del HERMANILLOS @ (17 Km.)
Coto)
CALZADILLA
DE
LOS
Al levantarnos por la mañana (nos despertaron cantos gregorianos a las 6,30 horas, como nos habían anunciado), nos dimos cuenta de que las circunstancias habían cambiado, pues compartíamos con otros peregrinos el espacio, además por la noche habíamos notado los ruidos habituales de los albergues, crujir de las camas, ronquidos (sobre todo de uno de los leridanos) y otras pequeñas cosas sin importancia. Después de despejarnos con el agua fría, salimos al patio a desayunar, como hacía fresquito tuvimos que abrigarnos un poco y como llovía (lo mismo había hecho toda la noche), juntamos las mesas debajo del sotechado para desayunar sin mojarnos. Tomamos un café con leche calentito, con tostadas de mantequilla y mermelada, un poco de bizcocho y aprovechamos para cambiar impresiones con otros peregrinos. Volvimos a la habitación y nos preparamos para la marcha, como estaba lloviendo tuve un especial cuidado en cubrir bien la mochila con el protector contra el agua y después de dejar el donativo que nos pareció oportuno dejamos el albergue y salimos a caminar. Al poco de
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salir del albergue tomamos la senda señalizada que paralelamente a la carretera nos debería llevar hasta las inmediaciones de Calzada del Coto, donde se divide la ruta.
Iglesia de Calzada del Coto
Otra vía para recorrer caminos
Como ya teníamos previsto nos dirigimos hacia Calzada, pues es donde se inicia la “Vía Trajana”, al llegar al pueblo preguntamos a un barrendero que se afanaba en su tarea por un lugar donde tomar algo, no porque tuviéramos necesidad de comer, sino mas bien por guarecernos un rato de la lluvia. Nos indicó una cafetería que esta bajando una pequeña cuesta a nuestra derecha y allí nos dirigimos. Entramos (mojando el suelo recién fregado) y tomamos un café mientras esperábamos que bajara la intensidad del agua. Al poco rato empezó a disminuir la lluvia y salimos, atravesamos el pueblo, pasamos por delante de la iglesia y de un gran sauce donde Jorge posó para la posteridad y partimos hacia Calzadilla. Pasamos por un puente sobre las vías del ferrocarril, que nos dan la idea de que también existen otras formas de hacer camino. Al poco rato dejó de llover y empezamos a ver el azul del cielo, pero como en las etapas anteriores seguíamos caminando juntos los dos, pues en principio no parece que ningún peregrino haya elegido esta ruta. El camino sin lluvia resulta bastante agradable y además encontramos zonas de robledales lo que rompe la monotonía del paisaje.
Julio ante la fuente del peregrino
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Poco a poco llegamos a la fuente del peregrino, construída por los vecinos del cercano pueblo de Valdeolcajo, que tiene un área de descanso con mesas y bancos para poder sentarse a comer, en esta fuente está centrado el relato que cuenta “Domenico Laffi”, que era un clérigo boloñés que en el siglo XVII realizo dos viajes a Santiago y refiere en su “Viaggio a San Giacomo”, como encontró en este lugar los restos un peregrino devorado por los lobos que debían abundar en estos parajes. Este ilustre peregrino fue uno de los primeros que comenzaron la “moda” de las guías a Santiago de Compostela. Descansamos un momento, nos aprovisionamos de agua y retomamos el último tramo que sin darnos cuenta nos lleva a Calzadilla de los Hermanillos. Entramos por su calle principal y enseguida vemos el albergue, presidido por un crucero que aunque es moderno está realizado siguiendo el estilo clásico de otros cruceros del Camino.
Llegada a Calzadilla de los Hermanillos
Albergue de Calzadilla
Entramos en el y allí la hospitalera que está terminando de limpiarlo, nos recibe, nos inscribe en el libro de peregrinos, nos sella las credenciales y nos pide y le damos “la voluntad” (que según ella suele ser de cinco euros). Después como somos los primeros, aprovechamos para utilizar las duchas, hacer la colada, en nuestro caso a mano, pues tenemos poco que lavar, aunque el albergue tiene lavadora y secadora. Así que con las labores hechas nos vamos a comer al restaurante Vía Trajana, que hemos visto a la entrada del pueblo y que anuncian “menú del peregrino”
Calzadilla de lo Hermanillos (Iglesia y ermita) 58
Cuando volvemos al albergue nos damos cuenta que ya no estamos solos, ha llegado una pareja de austriacos que también estaban en el albergue de las Benedictinas de Sahagún, (el vive en el Pirineo francés y se dedica al turismo de montaña, organizando travesias y escaladas, ella vive en un pueblo de Austria y creo que se han conocido en el Camino). Después llegaron tres chicas inglesas (la que habla español se llama Sara), una inglesa que viaja sola y con atuendo estilo “Mary Popins”, mas tarde dos chicos gallegos y por último dos chicas y un chico alemanes. A lo largo de la tarde, pasaron algunos peregrinos que habían utilizado esta ruta para llegar a Burgo Ranero y solo se paraban a sellar las credenciales. La tarde pasó con charlas en todas las formas idiomáticas conocidas del “lenguaje peregrino”, pero en el que nos entendíamos perfectamente, con la visita al pueblo entre llovizna y llovizna y las compras en el “superdetodo” que hay en el pueblo, nos proveímos de la merienda, cena y el desayuno del día siguiente. Como el tiempo y el lugar no estaban aptos para el turismo, pasamos el resto de la tarde en el albergue, hasta que algunos se fueron a cenar al restaurante y otros hicimos lo mismo en el albergue. Después de cenar Jorge y yo nos fuimos a tomar café al bar, que se encuentra en la salida del pueblo, así que entre ir y volver (llovizna incluida), nos llegó la hora de dormir.
04/10/07
CALZADILLA DE LOS HERMANILLOS @ – MANSILLA DE LAS MULAS @ (24 Km.)
Nos levantamos con la alegría de que no llovía y aunque había nubes y claros esperábamos que el día trascurriera sin agua, pues sabemos que la etapa de hoy trascurre toda por un descampado, que no hay ningún punto con agua ni lugares para descansar en los 24 km que hay hasta Mansilla de las Mulas. Desayunamos fuerte pues la etapa no nos iba a dar tregua y con las cantimploras bien aprovisionadas de agua, nos colocamos las mochilas y salimos a la “Vía Trajana”.
Saliendo de Calzadilla
Vía Trajana
Salimos de Calzadilla por la carretera, pero al poco rato iniciamos la marcha por un camino de tierra que desemboca en los restos de lo que fue una calzada romana, solo en algunas partes del recirrido se puede apreciar con claridad esta circunstancia, pues está bastante estropeada, no obstante en algunos pequeños tramos se observa perfectamente sus características. Poco a poco vamos viendo al trío de ingleses que salieron antes que nosotros, que van andando y parándose cada poco tiempo para hacer fotos al paisaje, después supimos que les impresionaban estas llanuras a las que no estaban acostumbrados. 59
De todo el tramo de esta vía poco hay que contar salvo que de vez en cuando hablábamos con los ingleses de los que nos separábamos y acercábamos periódicamente. Cuando acabó lo que fue el trazado romano, se sigue caminando por una pista de tierra de similares características. Poco a poco nos da alcance la inglesa que vestía un largo gabán, nos pregunta por el desvío a Reliegos, pues quiere pasar por allí, creo que para comer, le dijimos que un poco mas adelante. Cuando llegamos a una pista forestal que atravesaba nuestro camino, le indicamos que siguiera por ella, ya que Reliegos se divisaba a nuestra izquierda. Nosotros paramos un poco mas adelante y utilizamos uno de los mojones indicativos del camino como mesa para comer un poco de cecina (que había comprado Jorge en Sahagún), con pan que habíamos comprado ayer. Nos alcanzaron los ingleses que se unieron inmediatamente a nuestro almuerzo y como no habían visto nunca la cecina (les sorprendió que fuera carne curada) al principio le hacían remilgos, pero inmediatamente se les pasaron y nos “ayudaron” a terminarla. Seguimos caminando y al fondo a la izquierda divisamos Mansilla y a la derecha el centro penitenciario. Al poco rato el camino se volvió desagradable, pues paralelo al camino estaban enterrando unas gruesas tuberías y entre las zanjas, el barro pegajoso, y el paso frecuente de camiones de la obra estábamos deseando llegar a la carretera que llevaba a Mansilla. Cuando llegamos, seguimos por el camino que trascurre a unos metros de su arcén, que en muchos puntos está convertido en vertedero. Nos cruzamos con una mujer que estaba recogiendo setas de cardo y al poco tuvimos que cruzar la carretera para entrar en la zona urbana de Mansilla de las Mulas.
Puerta de entrada a Mansilla Tras un breve tramo por los alrededores entramos en el pueblo por una de las puertas de la muralla. Camino del albergue nos saludaron desde la “Hospedería del Camino”, eran los de Lérida que habían llegado desde El Burgo Ranero e iban a comer. Seguimos andando y llegamos al albergue. Nos recibió Laura la hospitalera y se quedó muy sorprendida, pues no la habíamos dicho que llegábamos y menos por la “Vía Trajana”, nos dijo que estábamos “chiflados”. Tomamos posesión de dos camas en la habitación de abajo y aunque yo no iba a quedarme la ocupé para que Jorge y los ingleses (a los que también habíamos colocado allí), tuvieran mas espacio. Después vino bien para acoplar a un peregrino que necesitaba enchufar una máquina para evitar las apneas de sueño y que llevaba en la mochila como peso adicional.
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Dejamos las cosas y nos fuimos a comer con los de Lérida, que nos contaron que como les habíamos dicho, les había gustado el albergue de “El Burgo”, con su sala de chimenea y vigas de madera. De José Antonio el de Madrid no sabían nada y se debería haber quedado en otro albergue (tampoco le vimos en el de Mansilla). Comimos y después de tomar café en el “Alonso” volvimos al albergue, nos encontramos con los austriacos y con Sara y las otras inglesas. Les enseñé mi relato del “Camino Francés” (del que hay una copia en el albergue) y les gustó mucho, sobre todo a Sara, que me preguntaba el significado de algunas palabras.
Ermita Virgen de Gracia Pasé el tiempo curando ampollas y otras variedades de dolencias en los pies y también en los hombros a consecuencia de las mochilas, después me acerqué a la estación de autobuses, que está detrás de la ermita de la Virgen de Gracia (patrona de mansilla) a buscar billete para el de las 17,30 para Valladolid, como estaba completo tuve que comprar otro para las 19,30 horas, así que volví al albergue donde se alegraron de que tuviera mas tiempo disponible, pues todavía había algunos peregrinos que necesitaban de mis servicios. A las siete de la tarde, me despedí de Jorge que se quedaba de hospitalero unos días en Mansilla, pues no estaba Wolf (estaba de revisión médica en San Sebastián) y así Laura no estaría sola, después de Laura y del resto de peregrinos conocidos, deseándoles un buen Camino, cogí mi mochila y bordón y me fui poco a poco a la estación a esperar el autobús.
04/10/07
MANSILLA DE LAS MULAS - VALLADOLID (Autocar)
El autobús llegó a su hora, así que montado en el, según volvía por una carretera tan conocida para mí, pensaba que ya había unido mi casa con la ruta hacia Finisterre, utilizando las vías jacobeas y seguramente algunos tramos transitados desde tiempos mas antiguos para llegar al fin de la Tierra conocida. Solo me quedaba volver a Mansilla y proseguir la ruta. Pero eso se quedará para mas adelante. 15/04/08
VALLADOLID – MANSILLA DE LAS MULAS (Autocar)
Como he dicho otras veces, existen ocasiones que sin haber sido planificadas hay que aprovecharlas cuando surgen. Esto viene al caso para entender porqué en estas fechas retomo el camino hacia Finisterre cuando no coincide con ningún puente o periodo de vacaciones, e incluso consultada la previsión del tiempo que me esperaba, este no era el mas favorable. No 61
obstante como en los días 16, 17 y 18 Ana (mi mujer), tenía previsto asistir a un congreso que se celebraba en Valladolid, decidí utilizar tres días libres, que juntándolos al fin de semana, me daban el tiempo necesario para llegar hasta Ponferrada desde el punto donde lo había dejado anteriormente, Mansilla de las Mulas. Con la decisión ya tomada, llamé a Laura (la hospitalera de Mansilla) para avisarle que llegaría sobre las 22,45 al albergue, después compré por internet el billete de autocar que el día 15 a las ocho de la tarde me debería llevar a mi destino, pero como ese día tenía que dar clase de cinco a siete de la tarde, había que solucionar la forma que, sin dar la clase vestido con el atuendo “peregrino”, me permitiera cambiarme y tener todo dispuesto para la marcha. La solución, como en otras ocasiones me vino dada por mi “apoyo logístico especial”, es decir Ana y Anita, que después de que yo me cambiara en la academia y llegara con el coche, donde ya tendría la mochila y el bordón, a la estación de autobuses. Ellas me esperarían allí para recogerlo y ni siquiera tuviera que perder tiempo en aparcarlo. Todo lo planificado salió como estaba previsto, e incluso mejor, pues debido a que cuando llegué a la estación de autobuses ya me estaban esperando mis dos chicas y tras despedirme, como me sobraba tiempo compré un trozo de empanada para la cena (aunque mientras esperaba también parte me sirvió de merienda) y esperé hasta la llegada del autocar. Una vez iniciado el viaje, este transcurrió sin novedad, en el tuve una compañera de viaje con la que intercambié un “buenas tardes” y un “adiós y no leas con tan poca luz, que te vas a estropear la vista“, esta despedida tenía su parte de ironía, pues se pasó todo el viaje leyendo y releyendo varias veces (con una luz mas bien escasa) unos artículos en inglés y en castellano sobre reflexión ocular y óptica, por lo que deduje que dada su edad, debería ser estudiante de óptica u oftalmología. Ya en Mansilla, me dirigí al albergue, allí estaban Laura y Wolf, tras formalizar mi inscripción en el libro y sellar la credencial, estuvimos hablando un rato, mientras le cargaba en el ordenador los diarios de los Caminos Francés, del Norte y el que estoy haciendo actualmente, que le había prometido hacía algún tiempo. Laura me acomodó en una habitación que daba a la otra calle, pues el albergue se encontraba en obras, junto a cuatro alemanes que no hablaban español, pero con los que me entendí en el típico lenguaje de señas que es universal. Después salieron a cenar, yo no me uní a ellos, pues quería terminar mi empanada, lo que hice acompañado de un vaso de leche en la cocina. Salí a tomar un café al bar de al lado, pues tampoco quería alejarme mucho y allí me dijeron que en el telediario habían dicho que mañana llovería, así que pensé que no era la mejor forma de empezar, pero como ya contaba con ello no le di mas importancia. De vuelta al albergue y estando extendiendo el saco sobre la cama, llegó una peregrina inglesa que necesitaba una manta, pues su acompañante tenía escalofríos. Como no sabía donde las guardan, le di la que había en mi cama, pues yo con el saco tenía bastante. Cuando llegó Wolf me enseñó donde había mas mantas, pero ya no se necesitaban más, estuvimos hablando un poco de su estado de salud y de la cantidad de peregrinos que había para ser estas fechas, destacando que de los mas de 50 que había solo cuatro éramos españoles. Al poco rato nos despedimos y nos fuimos cada uno a nuestra habitación.
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Los alemanes de mi habitación Los alemanes no tenían prisa en acostarse, así que estuvimos cambiando impresiones (si es que se puede llamar así) sobre el tiempo, el camino y los kilómetros, pues a ellos les parecía andar poco hasta León, así que buscaban un albergue algo mas lejos. Después, nos dispusimos a dormir.
16/04/08
MANSILLA DE LAS MULAS @ (Villamoros de Mansilla, Puente Villarente, Arcahueja, Valdelafuente, Puente Castro) LEÓN@ (20,0 km)
Como habíamos dejado abiertas las contraventanas, cuando amaneció, los alemanes se empezaron a despertar y al poco rato yo hacía lo mismo, pues con el ir y venir a los lavabos la posibilidad de dormir había que darla por terminada. Si a eso añadimos que el día anterior yo no había caminado, tampoco necesitaba mucha cama, así que con los bártulos de aseo me encaminé a los servicios para prepararme para la marcha. Teniendo en cuenta que la etapa prevista para hoy se puede considerar corta, no tengo prisa en salir, así que recojo las pocas cosas que había sacado de la mochila y la dejo preparada para la marcha. Mientras tanto me acerco a la cafetería-pastelería Alonso, que se encuentra en la plaza, para desayunar junto con los alemanes que ya llevan todo su equipamiento. Después de tomar café con leche y un bollo vuelvo al albergue a ver si ha llegado Laura, para despedirme. Le pido a Wolf un poco de cinta aislante para arreglar el cierre de cintura de la mochila, que está un poco abierto. El rebusca entre sus cosa por si tuviera una de esa anchura, como no encuentra ninguno, lo sujeto con la cinta y de momento se sujeta perfectamente. Sobre Laura me comenta que es pronto para que llegue, así que decido no esperar mas y despidiéndome de él, me coloco la mochila, tomo el bordón y me encamino hacia el puente para tomar la senda que paralela a la carretera inicia esta parte del Camino. La mañana está algo fresca, aunque no amenaza la lluvia que habían predicho en el telediario de la noche, así que incita a apresurar el paso para que el cuerpo no se enfríe. Al poco rato después de dejar a la izquierda Villamoros de Mansilla, se llega a un área de descanso, con mesas y bancos, al lado de la carretera y sin árboles, que no invita nada a detenerse allí, indica que ya solo falta cruzar el río Porma para entrar en el núcleo de puente Villarente.
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Salida de Mansilla de las Mulas Como apenas hay tráfico, cuando cruzo el puente aprovecho para hacer unas fotos y estando en estos menesteres, un matrimonio que está dando un paseo me comenta sobre lo bonito que es el puente y además me dice que no está recto porque según una leyenda un peregrino que volvía de Santiago, empujó milagrosamente con su mano un pilar para que no se llevasen a su amada, que le había esperado hasta su vuelta y que su mano había quedado marcada en la base del puente.
Puente sobre el río Porma Como me pareció una cosa curiosa que yo no conocía decidí que a mi vuelta buscaría información sobre este hecho y a continuación inserto esta leyenda* que he encontrado en internet y que me parece preciosa. *La leyenda del Puente de Villarente: Pedro, un peregrino navarro que se hallaba realizando el trayecto hacia Santiago, después de varios días de caminar, tuvo la escasa fortuna de sentirse enfermo, sin encontrar alivio a su enfermedad en los diversos sitios por los que pasaba.
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Cuando llegó a Puente Villarente, el peregrino estaba demasiado enfermo para poder seguir, así que algunas gentes piadosas del lugar lo acomodaron en el hospital (sobre cuyas ruinas se ha levantado después el que, próximo al puente, puede verse en nuestros días) y se afanaron en salvarle la vida. No fue fácil tarea, pues además del grave tabardillo que padecía, sus cuidadores hubieron de luchar contra todas las fatigas y miserias que se le habían ido pegando al peregrino desde que saliera de su casa solariega allá en Navarra. Pero al final lo consiguieron. Todos comentaron que aquella curación había sido un milagro acaso del mismo Santiago, pero todos pensaron también que una gran parte de la misma había que atribuírsela a Isabel, que cuidó al peregrino con el máximo cariño. Isabel era de un pueblo próximo a Sahagún. Hija de labradores ricos, casi hidalgos, había llegado con sus padres a Villarente para vender algunas tierras, propiedad de su madre, oriunda del lugar. Querían deshacerse de ellas antes de partir con Don Fernando, hijo del Conde Ansúrez, su señor natural y benefactor, a poblar tierras andaluzas, un condado que el Rey Don Enrique le había donado como premio a su fidelidad en las recientes luchas civiles que habían puesto en peligro su trono. Pese a estar alojados en casa de unos tíos, la muchacha, falta de amigas, sentíase un poco desplazada, razón con la que se justificaba a sí misma de su excesiva dedicación al Hospital. Sin embargo, durante la larga convalecencia del peregrino pudo vérseles juntos durante largas horas, desatendiendo a otros peregrinos enfermos. Primero, sentados en el banco frente a la fachada del Hospital, hablando de sus cosas o admirando en silencio la maravillosa vega por la que corre el Porma. Y después, paseando por ella, o sentados bajo la sombra de los álamos que allí abundan, mirándose tiernamente a los ojos. Y llegó lo inevitable. Restablecido, el peregrino debería proseguir su viaje hacia Santiago. El día antes de la partida, sentados baja uno de los arcos del puente, Pedro tenía su mano abierta, apoyada en el estribo e Isabel; con una daga, grabó en la piedra su contorno. Después, temblorosa, puso la suya encima de la huella y le pidió que hiciera lo mismo. Al término, la mano femenina pequeña, como un pájaro en vuelo que buscara protección aparecía completamente dentro de la del hombre. Luego, Isabel grabó en el centro una cruz y dijo: Pedro, si me juras por Dios, Nuestro Señor, que a tu vuelta de Santiago, dentro de treinta y cinco días por tanto, el catorce de marzo estarás aquí mismo, yo, a mi vez, te juro que no me iré a Andalucía. Nos casaremos y marcharemos juntos a tu Navarra. Enamorado de la muchacha, así lo juró el peregrino. Entonces ella añadió: Ese día cuando pongas tu mano sobre esta cruz y digas: «Isabel, ven», por el Dios al que acabas de poner por testigo Isabel volverá. Y pondrá también su mano sobre la cruz, jurando no separarse nunca más de tu lado. Pero, ya sabes, debe ser precisamente ese día y no otro, pues el catorce vendremos a Villarente para despedirnos de nuestros tíos y si para entonces no estás aquí pensaré que me has olvidado y me volveré con mis padres a Sahagún. Al día siguiente partiremos hacia la Andalucía con la caravana de mi señor Don Fernando, que ya ha empezado a formarse en Sahagún. Ganó Pedro el jubileo en Santiago de Compostela y enseguida emprendió el camino de vuelta para estar en Villarente en la fecha jurada. Fueron unos días muy duros, pues llovió torrencialmente en todos ellos, conviniendo el viaje en un martirio. A pesar de ello, Pedro durmió en un León medio inundado el día doce de marzo y arribé a Puente Villarente un día antes de la cita.
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Vista del río desde el puente También llovió ese día y el Porma, que ya iba crecido, se desbordó, presentando por la tarde un aspecto aterrador. El nivel de las aguas había subido tanto que la vega aparecía completamente inundada y el tablero del puente casi había desaparecido. Troncos de árboles atravesados entre las pilas del larguísimo puente habían retenido maleza y se habían ido cegando sus veinte ojos, deteniendo casi la corriente. El peregrino intentó llegar al arco bajo al que habían grabado la cruz, pero no pudo. Era imposible hacerlo desde aguas arriba, ya que lo impedía la barrera vegetal y mucho más viniendo desde aguas abajo, por la violencia de la corriente. Cuando anochecía, Pedro, exhausto y magullado, se sintió impotente y descorazonado y desistió de llegar: Mañana, si no logro poner la mano sobre nuestra cruz y decir «Isabel, ven», sé que Isabel no vendrá y la perderé para siempre. Se derrumbó desolado sobre un pedregal para pasar la noche, tan cerca del puente como pudo, rezando y pidiéndole a Santiago un milagro que le permitiera al día siguiente posar su mano sobre la cruz y decir las palabras mágicas que harían llegar hasta él a su amada. Parecía imposible que pudiera producirse, ya que nada podría lograr que en una noche las aguas bajaran tanto como para dejar el paso expedito hasta el arco y al descubierto su grabado. Pasó la noche llorando, abrumado y lleno de tristes presentimientos. En la oscuridad el ruido del río fue en aumento, lo que le indicaba sin necesidad de verlo que la avenida no sólo no había remitido, sino que había ido a más. El peregrino pensó que el alba le mostraría aquella cruel imposibilidad, de la que ahora ya estaba casi seguro. Sin embargo, rezó con fuerza a Santiago, pidiéndole que realizara el milagro. Y el milagro se produjo. Cuando se hizo la luz, Pedro, asombrado, vio que el puente había sido dañado en algunos tramos e incluso se había movido en otros. Algunos estribos habían cedido, moviéndose aguas abajo, arrastrando con ellos una gran cantidad de grava y cantos rodados, que habían formado una especie de espolón una represa con pasillo que les permitiría llegar hasta la cruz, ahora libre de las aguas, sin siquiera mojarse los pies. El peregrino corrió, pues, hasta la cruz, posó su mano sobre el grabado y gritó: ¡Isabel, ven! Y cuando alzó los ojos, vio llegar a Isabel a lo lejos, corriendo por el camino, milagrosamente libre de las aguas, entre los álamos, agitando alegre sus brazos.
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Aunque el puente ha sido reparado posteriormente, nunca más volvió a recuperar su perfecto alineamiento y horizontalidad, persistiendo sus jorobas. Como me lo contaron, os lo cuento. Si no creéis esta historia, acercaos hasta Villarente y buscad con cuidado en la base del estribo de uno de los primeros ojos del puente, podréis ver un tosco grabado que representa dos manos una, pequeña y delicada, dentro de otra, fuerte y grande y en el centro una cruz, que grabaron Pedro e Isabel, una pareja de jóvenes enamorados, mes y medio antes de la gran avenida del Porma del año 1396.
Después de atravesar Puente Villarente, inicié el camino hacia Arcahueja, ya separado de la carretera y allí me encontré con un peregrino que volvía, nos intercambiamos un saludo y al poco rato llegué al lugar que recordaba del Camino que hice en el 2005, un sotechado donde había una fuente y un pilón de piedra, junto a un área de descanso. Todo estaba allí, como lo recordaba, salvo que el agua no corría por los caños y todo estaba seco, al parecer el agua era no potable y la habían cortado. No obstante dejé la mochila sobre un banco para descansar un poco los hombros y beber de mi cantimplora.
¿Fuente? de Arcahueja Volviendo otra vez a la ruta, enseguida aparece el núcleo urbano y en la pequeña plaza en que desemboca el camino hay una fuente (señalada como agua potable), que puede remediar la desilusión de la fuente seca anterior. El camino hacia Valdelafuente sigue la misma tónica y al cabo de un par de km. se llega hasta la parte alta y si uno quiere acercarse a la ermita o al área de descanso hay que bajar, lo que no merece la pena. Un poco mas adelante me encuentro con un peregrino haciendo estiramientos, hablamos brevemente sobre los albergues de León, se llama Raúl y es de Baracaldo, nos despedimos y sigo mi camino. Desde aquí hasta Puente Castro hay poco mas de tres km. que se realizan sin dificultad, paralelos a la autovía. Al haber realizado una rotonda en la carretera han trazado un camino que la rodea, separado por una alambrada en la que los peregrinos han empezado a dejar cruces de palos y ramas (costumbre del Camino). Al terminar esta hay que cruzar la autovía sin que exista ningún paso señalizado o pasarela que permita cruzarla sin peligro. La Diputación de León, debería tenerlo en cuenta (sobre todo de cara al Jacobeo 2010), pues existe un gran riesgo de accidente por atropello. Después de cruzar la autovía, me detengo ante un matrimonio de franceses que con su hijo realizan el Camino, le están curando una pierna pues ha sufrido una caída y se ha rozado con el asfalto al cruzar. Como no necesitan mi ayuda, continúo mi camino 67
Puente Castro hoy día es un barrio periférico de León y por lo tanto constituye la moderna puerta de entrada a la capital, pero antiguamente era conocido como el “Castro de los judíos”, por encontrarse allí la judería o aljama de Puente Castro, aunque posteriormente estos se fueron integrando en el barrio de Santa Ana al ser destruida esta por los castellanos y aragoneses. Pero actualmente para llegar hay que cruzar otra autovía, pero esta vez una amplia y moderna pasarela que acaba frente a la sede central de Caja España, facilita esta labor al peregrino.
Pasarela y crucero en Puente Castro Ya en León vuelvo a encontrar una plazuela con el crucero de nueva planta que vi en el año 2005, pero esta vez me llama la atención un detalle mas propio de los antiguos constructores que de los actuales. Cruzo el río Torío por un moderno puente desde donde se ve el antiguo por donde cruzaban los peregrinos.
Detalle del crucero León
Puente sobre el Torío
Caminando por las calles, sigo las flechas que me llevan hasta la iglesia de Santa Ana, desde allí atravesando las antiguas murallas llego hasta el convento de Santa María de Carvajal (pertenece a las madres Benedictinas, como el de Sahagún), donde se encuentra el albergue en el que pienso quedarme esta vez (la vez anterior estuve en el municipal). Atravieso el portón de entrada y me encuentro con Sor Ana María, que es la responsable del albergue, que se felicita por encontrar un peregrino español, pues estos días escasean, después me recibe el
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hospitalero, se llama Paco y es de Alicante, me inscribe en el libro, me sella la credencial y me acompaña a mi litera en la zona masculina del albergue (aquí por orden de la Superiora, se separan los hombres de las mujeres aunque sean familia), al poco rato llegó Raúl, que había seguido mi consejo sobre el albergue, ya que este se encuentra en el centro.
Patio de entrada al albergue
Paco el hospitalero y Raúl
Me ocupo del aseo y después pregunto a la hospitalera (Rosa, mujer de Paco), si sabe de algún lugar cercano donde se puede ir a comer; me da propaganda del restaurante “El Abanico” donde hacen descuento a los peregrinos. Como todavía es pronto voy a dar un paseo hasta la Catedral (que esta cerrada hasta las cinco de la tarde), tras una pequeña vuelta por el mercado al aire libre que está instalado en la plaza del antiguo ayuntamiento. En uno de los puestos compro un trozo de queso y cecina, pues siempre me gusta llevar algo de comer en la mochila, vuelvo sobre mis pasos y me dirijo hacia el restaurante que me han recomendado para comer. Tras una buena comida (espaguetis carbonara, chuletas de cordero, flan, café y un “chupito” obsequio de la casa), se impone un rato de descanso en el albergue. Allí los hospitaleros me cuentan que llevan viniendo una quincena los últimos tres años, pues les gusta el ambiente del albergue y el trato que reciben de las monjas, hablamos de los diferentes tipos de peregrinos que hay en el Camino, incluso de los nuevos “pícaros”, que entran por la mañana cuando se abren los albergues y vestidos como peregrinos aprovechan para “levantar” lo que puedan a los despistados.
Rosetón y vidrieras de la Catedral 69
Como ya son las cinco de la tarde, me acerco otra vez a la Catedral, pues quiero aprovechar que están restaurando las vidrieras y se pueden realizar visitas guiadas a las plataformas de los restauradores y estas se pueden contemplar de cerca. Tras pagar los dos euros de la entrada se suben cuatro pisos de escaleras metálicas, se entra a una plataforma en el ábside desde la que se domina una vista única del interior del Templo y se aprecian de cerca las vidrieras y sobre todo el rosetón. Tras un documental informativo, la guía nos explica a los pocos visitantes que estamos, la historia, las sucesivas restauraciones y concretamente la que se está realizando actualmente siguiendo las técnicas tradicionales, realizadas en un taller artesano como los antiguos que se ha montado para este fin. La visita resultó de lo mas curiosa, además al entrar y salir de la plataforma por el hueco de una vidriera lateral del ábside, sobre el tejado, se observan de cerca los arbotantes, así que la ocasión merece la pena. Bajamos con cuidado y damos por terminada la visita a las alturas.
Vista desde arriba de la plataforma
Arbotantes
Como buen peregrino entro en la Catedral, pues aunque ya la conozco no hay que desaprovechar la ocasión de volver a admirarla, además es el complemento perfecto para ver las vidrieras en conjunto y el efecto de luz que producen, aunque el día no está demasiado luminoso. Tras ese paseo por el Templo vuelvo a la vida “profana” y me acerco al museo de la fundación Sierra-Pambley, que se encuentra enfrente.
Casa de la Fundación Sierra-Pambley 70
El nombre de esta fundación me sonaba, pues había oído en alguna ocasión que en ella se reunía la logia masónica a la que perteneció el abuelo del presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, así que la curiosidad me picó y entré a enterarme de quien era este personaje y su labor como seguidor del espíritu de la Institución Libre de Enseñanza. La visita resultó bastante interesante y fiel reflejo de la época De vuelta al albergue, estuve hablando con Raúl, los hospitaleros y Sor Ana María, les di unos “pins” de Ajova y las direcciones de las páginas de la web. Me indicaron una tienda de caza y pesca, donde seguramente encontraría el repuesto que necesitaba para la mochila, así que allí los dejé y fui a buscarlo, mientras tanto aproveché para dejar cargando bajo su custodia la cámara de fotos que con tanta visita estaba en el mínimo. Al volver de mi compra pude entrar en la iglesia de Santa María del Camino, que siempre me había encontrado cerrada (la abren una hora por la mañana y otra por la tarde) y solo había podido fotografiar por fuera (los canecillos del ábside son muy interesantes), mas como no tenía cámara me tuve que contentar solo con la vista. Después me dirigí al restaurante de la mañana para picar algo que me sirviera de cena antes de volver al albergue. A las nueve y cuarto de la noche había que estar en el albergue si se quiere asistir al rezo de las Completas, yo sabía por otros peregrinos que es una costumbre de la Superiora el invitar a los peregrinos a acompañar a las monjas en sus rezos. Como yo estaba interesado en asistir, llegué un poco antes, cuando se reunió el grupo que quería participar, Sor Ana María nos llevó por la calle hasta la capilla del convento. Antes de entrar repartió unos cuadernillos con las oraciones en diversos idiomas, nos dio unas breves instrucciones y tras ensayar los cánticos, pasamos a la capilla.
Preparando Completas
Las monjas salen de Completas
Las monjas iniciaron los rezos y todos las seguimos como habíamos ensayado. Cuando estos acabaron, la superiora nos dirigió unas palabras de ánimo para el Camino. Salimos y acompañados de la lluvia que había empezado a caer, llegamos de nuevo al albergue y nos preparamos para dormir, pues a las diez y media se apagan las luces.
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17/04/08
LEÓN @ (Trobajo del Camino, La Virgen del Camino @, Fresno del Camino, Oncina de la Valdoncina, Chozas de Abajo) VILLAR DE MAZARIFE @ (21,4 Km.)
Hacia las siete de la mañana se encendieron las luces del dormitorio, pues ya había bastantes peregrinos preparando la salida, como yo no tenía prisa, pues pensaba ir hacia Villar de Mazarife y esa ruta está menos transitada, dejé que la gente fuera utilizando los aseos y se acercara a desayunar. Cuando el flujo de peregrinos fue menor, yo hice lo mismo. Los hospitaleros habían preparado café, leche, infusiones y cacao, todo ello acompañado con rebanadas de pan, mantequilla, mermelada o cereales, vamos, para todos los gustos. Después del desayuno, me despedí de los hospitaleros y me dispuse para la marcha. El día amaneció cubierto, como no llovía no me puse la ropa de agua pero la dejé a mano por si la necesitaba. Al salir del albergue, dos peregrinos italianos (Ambra y Antonio) estaban despistados y no sabían por donde salir, así que se unieron a mí e iniciamos la salida hacia la Plaza de Guzmán el Bueno, desde allí siguiendo paralelos al río (tras ponerme ropa de agua, pues empezaba a llover) llegamos hasta el Hostal de San Marcos, les conté que lo que hoy es un parador nacional había sido antiguamente uno de los hospitales de peregrinos mas importantes del Camino de Santiago.
Puente de San Marcos
Pináculo
Como peregrino crucé por primera vez este puente, pues la vez anterior había salido desde el otro albergue cruzando por un puente anterior y caminé por la otra margen del río. Seguimos las vieiras del suelo de la calle hasta que encontramos a modo de antiguo rollo, una representación de un pináculo de la Catedral que nos despide de León. Por zona urbana seguimos caminando y sin darnos cuenta estamos en Trobajo del Camino, que hoy día es un barrio mas de la capital, llegamos a un crucero y allí siguiendo las indicaciones atravesamos una pasarela que nos conduce al otro lado de las vías del tren. Al poco rato un desvío hacia la derecha nos lleva a la zona de bodegas, y tiene razón Jorge (mi hijo), parece que hemos llegado al “Hobbiton del señor de los Anillos”.
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Hobbiton
Ermita de Santiago
Volvemos a retomar otra vez el camino principal, que sigue urbanizado en dirección a la Virgen del camino, Ambra y Antonio, prefieren ir mas despacio, así que siguiendo a mi paso, llego solo al Santuario de la Virgen del Camino. La Iglesia está vacía así que me acerco hasta el retablo para tomar unas fotos. De la sacristía sale un dominico que me indica que lleva el sello de para la credencial y que si quiero sellar. Le sigo hasta un pequeño recinto a la entrada, presidido por un cuadro de la Virgen de Guadalupe. Empezamos a hablar y me cuenta que es de Bilbao pero que lleva ya muchos años en la Virgen del Camino y que han inaugurado un albergue para peregrinos. Me cuenta la historia del Santuario, que en parte ya conocía, cuando llegan los italianos y se unen a las explicaciones, apoyadas en un folleto en este idioma. Para una mejor comprensión y no equivocarme, adjunto la versión que figura en internet.* * Leyenda de la Virgen del Camino: Esta narración de la aparición de la Virgen del Camino está tomada de unas hojas sin fecha, ni firma, que existen en el archivo del Santuario. Por la letra, parece de fecha reciente, aunque copiadas de otra más antigua. Con ligeras variantes, es la misma que trae el P. Villafañe: Compendio histórico de las imágenes de la Virgen. Salamanca, 1726. Lo mismo en Baldomero Díez: El culto de la Virgen en el antiguo Reino de León. Oviedo, 1900. Conforme con estos datos están varias Actas de la Catedral, del Archivo Municipal, y documentos del Convento de la Concepción de León y Archivo del Santuario. Todo ello analizado, estudiado y compendiado en: J, SALVADOR Y CONDE: La Virgen del Camino. Everest, León, 1980. Pero si quisiéramos empezar por el principio, diríamos que primero fue la Ermita y, luego, el pueblo que nace junto a y por la Ermita. Por encontrarse en el "Camino de Santiago", fue fácil el nombre de Virgen del Camino o "Ventas del Camino", como se le conoció también. ¿Por qué la Ermita? Porque un día -cuenta la tradición- estaba un pastor de Velilla de la Reina, llamado Alvar Simón Fernández, el día 2 de Julio de 1505, fiesta de la Visitación de la Virgen, guardando su ganado y "entreteniéndose" con profundas reflexiones, cuando vio en el sitio en que hoy se encuentra la Ermita del Humilladero, a la imagen de nuestra Señora, parecida en la forma a la Virgen del Camino de León. Se sorprendió el pastor -sigue diciendo la relación que seguimos-, al ver delante de sí a tan gran reina, rodeada de claros resplandores, y más cuando oyó que le hablaba la misma Señora, diciéndole: "Vete a la ciudad, avisa al obispo que venga a este sitio y coloque en 73
lugar decente esta mi imagen, la cual ha querido mi Hijo se aparezca en este lugar, para bien de esta tierra". A lo que respondió el pastor: "Señora, ¿cómo me creerán de que sois Vos la que me envía?" Y le dijo la Virgen: "Dame esa honda que tienes en la mano". Y, tomándola en la suya, la Soberana Señora cogió una piedra pequeña, la colocó en la honda y la arrojó diciendo: "Di al obispo que encontrará esta piedra tan grande, que será señal suficiente de que yo te envío, y en el mismo en que hallaréis la piedra, es mi voluntad y la de mi Hijo que se coloque la imagen". Dicho esto desapareció la visión.
Imagen de la Virgen del Camino Luego, continúa la tradición, trataron, el obispo y los muchos eclesiásticos y seglares que fueron a registrar por sí mismos el prodigio y se convencieron de la verdad, de levantar en aquel sitio una ermita para colocar en ella la bendita imagen. O sea que en los primeros momentos de la aparición, se construyó una ermita pequeña y pobre en el sitio que hoy se llama el Humilladero, como lugar señalado por el pastor Simón, de la presencia de la Virgen, o mejor dicho, del sitio en que paró la piedra arrojada por la Madre de Dios. Pronto sintieron los devotos la conveniencia de acercar el Santuario al camino francés, ruta concurrida de peregrinos y de romeros, y accediendo a estos deseos el Cabildo y el Corregidor encargaron la construcción de otra ermita más lujosa y más amplia a los canteros Sáiz, haciendo probablemente los planos el famoso Badajoz Después nos acompañó fuera del templo y allí nos dio todas las explicaciones que sobre los pórticos y la construcción moderna figuran en los folletos que en varios idiomas tienen a disposición de los visitantes, a decir verdad se lo sabía de memoria. Nos contó que fue financiada por un matrimonio leones (D. Pablo Diez y Dª Rosario Guerrero) que hizo una gran fortuna en Méjico (de ahí la Virgen de Guadalupe) y que a su vuelta habían encargado la realización de la obra. Para no olvidarme nada, esto es lo que dicen los folletos dirigidos a los visitantes* *Nuevo Santuario de La Virgen del Camino: Construido en 1961 por el arquitecto: Fr. Francisco Coello de la O.P., el escultor de las figuras es José M. Subirach, las vidrieras de la fachada son de, Rafols Casamada y las del interior de Fr. Domingo Iturgaiz, O.P.
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Puerta del Pastor:(Lateral derecho del Santuario, al final). Descripción del origen del antiguo Santuario; alegorías del Pastor, con la honda y la piedra. - Fachada del nuevo Santuario. Representa en bronce los misterios marianos del rosario. En la puerta los gozosos, en las esculturas los gloriosos, y en la vidriera del interior de la capilla de Guadalupe, los dolorosos. - Puerta: En la parte superior de la izquierda, la Anunciación. La Virgen sentada; sobre ella el Espíritu Santo; frente a ella el saludo del Ángel. En la parte inferior la Visitación; María, joven, frente a Isabel, encorvada por los años y la gravidez. En el centro de la parte derecha, el Nacimiento. En la parte inferior, la Presentación. A la derecha el Niño perdido. Entrada: El Pez, símbolo de los primeros cristianos.
Fachada Principal Esculturas (De izquierda a derecha). - Matías: Sustituto de Judas el Traidor acaricia entre las manos la piedra, instrumento de su martirio. En el cuello aparece una señal en el bronce, indicando que fue decapitado después de muerto. - Felipe: Con una cruz en el pecho: murió crucificado. En la mano izquierda sostiene unos peces los que entregó a Cristo para el milagro de la multiplicación). - Mateo: Apóstol y Evangelista muestra en sus manos, ofreciéndolo a los fieles, el Evangelio con la genealogía de Cristo. - Tomás: Mirando al cielo como símbolo de la incredulidad, contrastando con la lanza en la mano, que indica su fe ya inquebrantable, después de meter los dedos en las llagas de Cristo. - Santiago el Mayor: Centro de peregrinaciones, que simboliza con su cuerpo lleno de conchas. Con la mano derecha extendida, señala al peregrino el camino de Santiago. - Juan: Joven, cuidando de la Virgen y guardando con amor el cáliz del Señor. - María: Desprendida de la tierra y coronad (Asunción y Coronación). Sobre Juan y los demás apóstoles aparecen las lenguas de fuego (Pentecostés). - Pedro: Dos dedos juntos, como los Papas para bendecir. Una gran llave en la izquierda; una cruz invertida; y una oreja en la rodilla izquierda (la que cortó a Maleo). - Andrés: Formando con sus brazos una cruz en forma de aspa, recordándonos su muerte. - Bartolomé: Murió desollado y muestra en la izquierda un cuchillo para indicarlo.
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- Santiago el Menor: Obispo de Jerusalén, tiene en la izquierda el báculo; la mitra en la derecha; en el pecho el pectoral. - Judas Tadeo: Con su carta canónica en la mano izquierda y el hacha con que fue decapitado en la derecha. - Simón: Apoyándose en la sierra con que fue martirizado. Interior del templo: - Capilla de Guadalupe:(Entrando a la izquierda). Una vidriera de Rafols Casamada, con alusiones a los misterios dolorosos del rosario. Cruz, corona de espinas y tres clavos. - Vidriera de la fachada (viéndola desde el comulgatorio): De Rafols Casamada. Simboliza una gran cruz blanca, envuelta en una red, con la que Cristo ha "pescado" a los Apóstoles. - Las ventanas rectangulares: De la pared de la izquierda, aparecen de distinto color: verde suave, blanco, amarillo y rojo, según se van aproximando al Sagrario, indicando que la perfección de la caridad se consigue en la medida que las almas se aproximan a la Comunión. - Ambón de los Evangelistas: Ángulo superior de la izquierda, una cabeza de buey, símbolo de San Lucas. Inferior izquierda, el Evangelio de San Juan. Inferior derecha, un hombre con alas de ángel, con un libro sobre las rodillas: San Mateo. Superior derecha, una cara de león: San Marcos. - Ambón de los mandamientos: Tabla de la izquierda, los tres que se refieren a Dios. Derecha, los siete restantes, que se refieren a los hombres. En relieve o bajo relieve, según sean positivos o negativo. - Imagen de la Virgen (1505-1512): Autor desconocido. - Retablo barroco, 1730: Obra de los hermanos Pedro y Antonio de Valladolid. - Cristo del Camarín.-Inspirado en el Salmo 21, donde David le atribuye figura de gusano y no de hombre; y donde dice que sus huesos saliéndose de su carne se podrán contar. - Vidrieras del Camarín:(Fra. Domingo Iturgaiz, O.P.) Alegorías al origen del Santuario: Pastor con la honda, 'ovejas, y la gran piedra junto al Santuario. - Sala de exvotos: (Vidrieras de Fr. Domingo Iturgaiz, O. P.) Alusiones a los milagros realizados por la Virgen. - Arca del moro: Aparece la explicación en un pergamino colocado sobre ella. Dentro se encuentran las cadenas (1522). - A derecha e izquierda del Santuario: Hay dos puertas de bronce, dedicadas a San Froilán y a San Pablo. - El campanario: Que al mismo tiempo corresponde a la última estación del Vía-Crucis, mide 53 metros. En su base hay una gran piedra simbolizando el sepulcro de Cristo, cuyas llagas, pies, manos y cara, aparecen grabados sobre ella. Sobre esta piedra, se celebra el Santo Sacrificio en los días de gran fiesta para dar cabida a todos los fieles, que suelen pasar de cincuenta mil. Nos despedimos del dominico, no sin antes indicarnos el camino y donde estaba la desviación hacia Villar de Matarife. Caminábamos juntos Ambra, Antonio y yo, comentando lo bien que nos habían atendido, quizá por que estábamos solos y habíamos demostrado interés se había esforzado mas, pero estaba claro que le gustaba hablar. Como ya no llovía el camino se hacía más llevadero, aunque molestaba un poco el viento. Siguiendo la antigua carretera pasamos por delante de una fuente con la efigie de un peregrino y como dijo el fraile a unos ciento cincuenta metros encontramos la división del camino, de frente hacia Villadangos, a la izquierda hacia Villar.
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Fuente del peregrino
Iglesia de Fresno del Camino
Por una carretera comarcal en la que no pasaba ningún coche iniciamos el camino, poco después este se desvía a una pista de tierra que nos devuelve a la naturaleza. Al poco rato me separé de Ambra y Antonio, pues su paso era algo mas lento que el mío. Casi sin darme cuente llegué a Fresno del Camino, las flechas indican seguir por la carretera, pero como tenía ganas de tomar un café entré en el pueblo por ver si había algún bar. No había ningún habitante visible, pasé por delante de la iglesia y como tampoco vi bar alguno, decidí no volver sobre mis pasos y salir a la carretera atravesando un pequeño grupo de bodegas.
Depósito de agua y campanario en Chozas de Abajo La carretera me llevó hasta Oncina de la Valdoncina, atravesé el pueblo y en un área de descanso con fuente, se encontraban almorzando Ambra y Antonio, me uní a ellos compartiendo parte de mi queso y cecina. Cuando acabamos seguimos cada uno a nuestro paso en dirección a Chozas de Abajo. Al poco rato, a lo lejos se divisaba una construcción rectangular que sobresalía por el horizonte, cuando llegué resultó ser el depósito de agua, no el campanario de la iglesia que en un principio había supuesto. A la entrada del pueblo un cartel indica bar (izquierda), Camino (derecha), en este caso opté por el bar. El bar era de nueva construcción de ladrillo y con porche, al lado estaba situada la iglesia, que estaba compuesta por una pequeña nave de ladrillo junto a un campanario bastante curioso, pues sobre un moderno trípode de acero habían instalado las campanas de la iglesia antigua, una buena solución para no grabar la economía de un pequeño pueblo. Al entrar en el bar hay 77
un peregrino, al que no conozco, es francés y también se quedara en Villar, es curioso observar como en cada una de las mesas se encuentra estratégicamente colocado un díptico sobre el albergue Tío Pepe de Villar de Mazarife (luego me enteré que el bar era propiedad del dueño de dicho albergue). Descansé un rato, acompañado de un Acuarius, pues de picar prácticamente no había mas que bollería industrial y en este momento no era lo mas apetecible. Cuando ya me estaba preparando para salir llegaron Ambra y Antonio, nos saludamos y yo seguí mi camino. Como apenas hay circulación y el asfalto está fresco, la carretera no te pesa en los pies, así que poco a poco me voy acercando a mi destino, hacia la derecha de la carretera un poco antes de llegar un grupo de árboles está rodeado de unos bancos de piedra blancos, conformando un área de descanso singular. Poco a poco el pueblo se hace grande y me recibe con una pequeña laguna con fuente para refrescarse y un gran mosaico mural con el nombre y una ilustración sobre el pueblo.
Mosaico e iglesia de Villar de Mazarife A la entrada del pueblo se anuncian los tres albergues que en el existen, pero yo tengo muy claro que me voy a quedar en el de Jesús, pues según me ha contado Jorge es el primero que se creó y ha mantenido el espíritu de los hospitaleros del camino desde su inicio, así que allí me dirijo. Atravieso la puerta, un pequeño pasillo y llego a un amplio patio, desde la parte de arriba una voz me saluda y me invita a pasar, es Jesús, que con el mono de faena está realizando obras en el albergue. Sentado en una mesa del porche hay un peregrino inglés y Jesús baja a recibirme, me sella la credencial, me inscribe en el libro y me acompaña a una habitación de dos literas, que ha sido reformada recientemente y se encuentra en un estado impecable y como el día esta fresco se agradece el calor del radiador, me comenta que esta parte está toda reformada, incluidos los servicios y duchas. En una habitación de al lado hay un matrimonio danés que me saludan en “pereninglis”, idioma universal del camino. Después de la ducha le pregunto a Jesús por un lugar para comer, me indica que hay dos sitios, el mesón Tío Pepe (el del albergue) donde dan menú del día y el mesón Rosi que está en la carretera donde hacen como plato un cocido bastante completo, opto por esta segunda opción, aunque me indica que también puedo comprar y cocinar en una de las dos cocinas que tiene el albergue, que por cierto están nuevas, limpias y perfectamente equipadas, pero dado la hora se me haría algo tarde, quizá esta sea una buena idea para la cena.
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En el mesón de Rosi, todo son atenciones, además el cocido merece el paseo y después de café y “chupito”, este último por cuenta de la casa, vuelvo al albergue para descansar. Veo que acaba de llegar Raúl, el de Baracaldo, que parece haber seguido mi consejo y ha venido a este albergue. Jesús le acomoda en mi habitación en la otra litera de abajo y allí le dejo mientras doy una vuelta por las instalaciones, jardín incluido que está adornado con un barco vikingo y una pequeña casita de cuento, producto de unos carnavales. En el lavadero hago colada y también limpio de barro las botas, como corre el aire y hay un porche no hay problemas para que todo seque bien.
Patio interior del albergue
Miro Villamor y Jesús
Jesús que por hoy da por terminado su trabajo de albañilería, está ablando con un peregrino, grandón y con barba, se trata de Miro Villamor y me cuenta su historia, pues desde hace once años, todos los meses de septiembre realiza el Camino Francés, dice que para saludar a los muchos amigos que tiene y para promocionar una canción que viene cantando desde entonces y que quiere que sea una especie de himno del Camino. Últimamente se viene acompañando para el ritmo de una caña rociera. Es una persona a la que se podría definir como un juglar del Camino pues también canta y compone algunas otras, aunque el no se considera cantante, sino un peregrino que canta. El estribillo de la canción que el denomina Acógenos dice así: Acógenos, Señor Santiago, acógenos En el Camino a Compostela Señor Santiago, acógenos El va intercalando estrofas que compone según las diversas cosas que le suceden en el Camino y hace a los peregrinos de los albergues que canten con el, dice que a la hora de la cena se la va a enseñar a los otros y la cantaremos todos. Pues Raúl ha propuesto a los daneses comprar verduras y pasta, cocinarlo en el albergue y cenar juntos, a nosotros en principio también nos parece buena idea, le damos un par de euros, pues dice que el se encarga de comprar todo. Yo he comprado sobres de café soluble, leche y sobaos para desayunar, pues en el pueblo no abren ningún bar y así podremos desayunar en el albergue antes de salir. Como Miro tiene coche, pues piensa iniciar aquí algunas etapas, Jesús le pide que le lleve a buscar un tractor que tiene en el taller, así que nos fuimos los tres juntos. Una vez recuperado el tractor nos vamos a tomar una caña a un bar del pueblo y seguimos la charla. Jesús nos
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invita a su casa a cenar unas jijas y lomo con ensalada, cosa que aceptamos inmediatamente, así que avisamos a Raúl para que no cuente con nosotros. No le importa pues si sobra comida la dejará en el frigorífico para los que vengan mañana. Recojo la colada que ya se ha secado, ensayamos todos la canción de Miro y la cantamos, incluidos los daneses, a los que indica como pueden buscarla en varios videos que tiene colgados en internet. En casa de Jesús, su mujer (Yolanda), ya ha preparado la cena y nos avisa para que vallamos, ya está acostumbrada a que Jesús le lleve gente y nos acoge con cariño, cenamos y hablamos, como no, del Camino, sus circunstancias, anécdotas y cosas que les han pasado en el albergue desde que empezaron, pues como ellos cuentan este tramo era la ruta principal entre León y Puente Órbigo y así figuraba en las primeras guías, asta que la guía Aguilar, no se sabe porqué criterios, lo cambió a ruta alternativa poniendo como principal la que pasa por Villadangos, aunque sea por carretera y desde entonces aparece así también en otras guías, lo que hace que esta sea utilizada por peregrinos que les gusta mas caminar por el campo y carreteras comarcales (por eso la denominan la alternativa verde). Como se nos hace tarde y mañana hay que madrugar Miro y yo les damos las gracias, nos despedimos y nos retiramos al albergue. Todos están ya en las habitaciones en la mía me encuentro a Raúl todavía despierto, comentamos algunas cosas y apagamos la luz.
18/04/08
VILLAR DE MAZARIFE @ (Villavante @, Puente de Órbigo, Hospital de Órbigo @, Villares del Órbigo, Santibáñez de Valdeiglesias @, San Justo de la Vega) ASTORGA @ (29,7 Km.)
La mañana amaneció lluviosa, por lo tanto las ganas de salir del albergue no nos afloraban, por lo menos a los españoles, pues el inglés (al que apenas habíamos visto) y el matrimonio danés, en seguida se habían levantado, preparado y salido del albergue. Así que a la hora del desayunos nos encontrábamos Raúl, Miro y yo, acompañados de Jesús y Yoli, que por lo visto siempre madrugan. Desayunamos como estaba previsto el café con leche y los sobaos que compré la tarde anterior y después de charlar un rato nos dispusimos para la marcha, cada uno con un talante distinto. Raúl esperaba un rato, pues quería estirar los músculos y supongo que también el espíritu, pues rezaba por la mañana, por la tarde y por la noche. Miro, como llovía, decidió llevarse el coche hasta Hospital de Órbigo y desde allí caminar hasta Astorga. Yo me preparé para el agua y decidí iniciar la marcha. Así que me despedí de los dos, quedando vernos en el albergue de Alfredo y Pilar en Astorga. A Jesús y Yolí les agradecí sus atenciones y emprendí la marcha hacia Villavante, primera población antes de llegar a Puente Órbigo, en la moderna ruta que pasa por la carretera Madrid - Coruña cuando empezaron a señalizar el Camino de Santiago por Villadangos, San Martín, y Hospital de Órbigo. Inicié mi salida del pueblo por la carretera en la que estaban amontonando troncos y serrando madera, cosa que me extrañó, pues no parecía una zona rica en árboles. Seguí caminando y como el viento y el agua hacían que la sensación térmica descendiera, me puse dos calcetines de lana (no llevaba guantes) en las manos para mitigar el frío. La carretera estaba tranquila, solo pasó el coche de Miro justo antes de cruzar un canal de riego con una curiosa esclusa, entonces me vino a la mente la canción del acógenos, cuyo estribillo estuve tatareando inconscientemente durante un rato.
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Esclusas primera y segunda Prácticamente a mitad del camino, se pasa por delante de una explotación agropecuaria y un poco mas adelante, cerca ya de Villavante, se vuelve a cruzar por el canal de riego, esta vez con una esclusa un tanto mas llamativa pues el color amarillo destaca bastante en el conjunto gris y el asfalto de la carretera. Sin mas que reseñar, llegué al pueblo en el que bajo unos soportales había un par de peregrinos descansando a cubierto, tras un saludo seguí por la calle central hasta llegar a un bar que estaba abierto. Al entrar me encontré con los daneses que estaban terminando de almorzar. Me despojé de la ropa de agua, pedí un café con leche y al poco rato entraron los peregrinos de los soportales, que resultaron ser escoceses.
Soportales en Villavante
Caminos paralelos
La dueña del bar me selló la credencial y contó que antiguamente la ruta principal pasaba por Villavante pues hay constancia, que un Rey (no se acuerda de cual) mandó construir un albergue, para que pudieran descansar los peregrinos que iban hacia Santiago, y al haber sido una construcción real se le dio el nombre de palacio, con lo cual queda demostrado que el Camino de Santiago siempre fue por Villar, Villavante hasta Hospital de Órbigo, que además es mas cómodo, pues generalmente a los peregrinos les molesta caminar al lado de una carretera donde están pasando continuamente automóviles y camiones, con el ruido y humo que éstos despiden. Con el ánimo ya repuesto me estaba preparando para volver bajo la lluvia, cuando llegó Raúl, que también decidió descansar un rato, así tras despedirnos volví al camino. Al poco de abandonar el pueblo se camina paralelo a la vía del tren, unificando así las vías de 81
comunicación que muchas veces transcurren por los mismos espacios, lo que nos lleva a la reflexión de que los caminos son únicos, lo que cambia es la forma de efectuarlos. Al rato de caminar se cruza una carretera que si la sigues te lleva hasta la general por donde accedes a Puente Órbigo, aunque de frente se puede seguir por un camino de tierra. Como sigue la lluvia decido ir por el arcén de la carretera para evitar el barro. Atravieso el pequeño tramo urbano, llegando enseguida a hasta el puente. Al otro lado se encuentra Hospital de Órbigo.
Puente sobre el río Órbigo, al fondo Hospital Varias veces he cruzado este puente anteriormente, tanto como peregrino, como haciendo turismo y siempre que me han contado la leyenda del “Passo Honroso”, me han dado versiones diferentes, así que en mi relato he preferido incluir la que buscando en internet, me ha parecido la mas ajustada a la que pudo suceder.* *El Paso Honroso del puente de Órbigo: A unos 23 Km al sudoeste de la ciudad de León y a unos 17 Km antes de llegar a la villa de Astorga, caminando hoy por la N-120, se encontraba "La Puente de Órbigo" por el que los romeros, en peregrinación a Santiago de Compostela, pasaban este río. Este puente aparece con el nombre de "Ponte de Orfigo", en el año 1500, en el libro "Itirenario español de peregrinos" del autor alemán Arnold von Harff, y como "Ponte dell'Acqua" en el Itirenario de peregrinos del italiano Domenico Laffi, escrito en el año 1670. Hoy este puente se encuentra comprendido en el término municipal del pueblo de Hospital de Órbigo. En al año 1945 el puente conservaba buena parte de su obra medieval, superando en el aspecto de antigüedad a todos los de la provincia de León. La parte más antigua estaba donde se abrían cuatro grandes arcos ojivos y el arranque de otro, pasada la mitad de su recorrido hacia el oeste. Como puede apreciarse, el río se interpone con bastante anchura, siendo necesario multiplicar los arcos del puente, que no bajarían de 20 cuando aún no se hallaban destruidos los del trozo final. En algunos sillares quedaban marcas de cantero que ya aparecían en el siglo XIII. Del lado oeste del río quedaba el lugar de Hospital de Órbigo, llamado así porque levantaron los caballeros de la Orden de San Juan un hospital de peregrinos. No quedan vestigios de él, y sólo por tradición que conservan los naturales del lugar, se sabe que se 82
levantaba en el solar que hoy ocupa una de las casas que hay algo más allá de la Iglesia, en la actual calle Álvarez Vega, por la que pasaba el Camino de Santiago. Una caballeresca aventura, bien conocida por los aficionados a este género, inmortaliza el nombre de "La Puente de Órbigo" por haber tenido en él, en pleno camino francés y año jubilar o de peregrinación, un hecho de armas que a continuación relatamos: En al año 1434, bajo el reinado en Castilla y León de Juan II (1406-1545), cayó la festividad del Apóstol en domingo. En días próximos a dicha fecha, entre el 10 de julio y el 9 de agosto, la multitud de peregrinos que por el Camino francés acudían a Santiago, al llegar a La Puente de Órbigo pudieron observar unos, y participar otros, en las Justas o “Passo Honroso" promovido por el caballero leonés Suero de Quiñones. Entregó este caballero a un heraldo un cartel de desafío en el que decía que, hallándose en prisión de una señora desde hacia tiempo -en señal de lo cual traía todos los jueves "un fierro al cuello"-, había concertado, en nombre de Apóstol, un rescate por medio de la celebración de unas Justas. Éstas consistirían en la rotura por el asta de 300 lanzas, que habrían de lograr él y 9 de sus caballeros. El lugar de estas Justas se hallaba cerca del mismo puente de Órbigo, arredrado un tanto del Camino, expresándose en otro lugar de la Crónica que lo narra, que "era camino romero de Santiago, por donde las más gentes suelen pasar para la ciudad, donde la Santa Sepultura está". Allí, junto al camino francés, había una floresta, por medio de la cual armaron los maestros una gran liza de madera. Durante los 30 días de Justas se juntaron como Buenos D. Suero y sus caballeros, y pelearon contra 68 caballeros franceses, italianos, alemanes, portugueses y españoles, en la forma que día a día relataba el escribano Pedro Rodríguez de Lena, presente en el acto. Las Justas se realizaban condicionadas por 22 capítulos, de los cuales el 14º se refería al caballero "que fuere camino derecho de la Santa Romería", y al que se promete en el referido capítulo, no estorbar, "no acostándose al dicho lugar de Passo". Disponía el 4º que la señora que no llevase caballero que por ella hiciese armas, había de entregar al guante de la mano derecha, más diese el caso de que hasta algunas que venían con sus maridos en peregrinación se hallasen en trance de perderle ante la negativa por parte de aquéllos de tomar parte en las Justas. Los jueces, comprendiendo las razones de estos caballeros peregrinos, devolvieron a las señoras sus guantes, por "non parescer que iban contra la devoción de la cristiana romería". Terminada la fiesta de caballería -sólo interrumpida el día de Santiago, en el que jueces y justadores no consideraron a bien tratar las armas- y en la que hubo que lamentar la muerte de un caballero aragonés en la lucha, encaminaron se muchos a Compostela, donde Suero de Quiñones ofreció al Apóstol un brazalete de oro, regalo al parecer, y recuerdo, de la dama por quien tan denodadamente lizó. Aunque no se llegaron a romper las 300 lanzas pretendidas, por falta de caballeros participantes, los jueces, pasados los 30 días, dieron por vencedores a los retadores. Uno de aquellos caballeros retados se llamaba Bueso de Solís y cumplió con honor el reto pues efectuó 11 carreras y rompió las 3 lanzas que les estaba permitido romper a cada caballero
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retado. Otros muchos caballeros no pudieron romper más de una y pocos dos. (Se rompieron sólo 166 lanzas). D. Suero de Quiñones resultó herido viéndose obligado a retirarse a Laguna, cerca de Astorga, marchando desde allí, una vez sanado, en romería a Compostela, donde quedó como recuerdo suyo el brazalete de plata dorado que, según López Ferreiro, ciñe al cuello el busto relicalario de la cabeza de Santiago el Menor, en la Capilla de las Reliquias de la Catedral, brazalete que lleva una inscripción en letra gótica, con la empresa que tuvo dicho señor en el Paso, grabada en un arco en letras azules: « Si a vous ne plait de avoir mesure certes ie dis que ie suis sans venture » Esta historia, cada vez que la escucho me hace pensar en que no solo narra esta gesta, sino que mas allá de ella se pueden leer otras claves, como el número nueve de caballeros intervinientes por parte de Don Suero, la defensa de un puente en el que al otro lado estaba instalado un convento de los Hospitalarios de San Juan (herederos de las posesiones del Temple) y la leyenda de estar preso de una dama, de la que no figura el nombre, pudiendo ser esto la forma de definir la defensa de una idea, en fin que puestos a pensar se pueden buscar muchas interpretaciones, pues la realidad solo la saben los que vivieron los hechos.
Patio y cruz Sanjuanista del albergue municipal Crucé el puente y me dirigí hasta el albergue municipal, para verlo y sellar la credencial pues siempre me habían hablado de él como un albergue bonito y con espíritu muy peregrino, me recibió la hospitalera y hablando con ella me enteré que fue la primera hospitalera del albergue de Villalón, cuando este se inauguró y que en los quince días que estuvo no se hospedó ningún peregrino. Yo le conté que Jorge y yo fuimos los últimos peregrinos que pernoctamos el año pasado en el. Me dio recuerdos para Arturo y le regalé un pin de Ajova que llevaba. Al preguntarle por un lugar para comer algo me indicó el mesón “Perrona” que se encontraba cerca, así que nos despedimos y allí me dirigí a reponer fuerzas. Al poco rato, con una cerveza y un bocadillo de tortilla en el estómago, retomé la ruta, por suerte sin lluvia. El camino hacia Villares de Órbigo, trascurre sin novedad pues apenas llega a los tres km., al atravesar el pueblo te sorprende un crucero peculiar, pues en una plancha de cemento se ha vaciado la figura de la cruz, rompiendo así con los tradicionales cruceros del Camino, no deja de ser una aportación moderna a esta antigua ruta.
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Crucero de Villares de Órbigo
Albergue de Santibáñez de Valdeiglesias
Desde aquí a Santibáñez, volvió a aparecer la lluvia, con lo que los escasos km., que distan entre uno y otro pueblo se hicieron mas largos que la realidad. Al llegar me dirijo al albergue, que está en el camino y allí para mi sorpresa está aparcado el coche de Miro Villamor “el juglar de la caña”. Entré en el albergue, me despojé de la mochila y la ropa de agua, enseguida apareció Miro, acompañado del hospitalero, allí también estaba el que suele estar con Jesús (el de Villar de Mazarife) que había venido a visitar a una hospitalera italiana que estaba aquí durante unos días. Como Miro los conocía desde hace tiempo y le habían invitado a comer, había decidido quedarse y desde aquí seguir en coche hasta Astorga.
Cuadro con placas de nombres
Crucero y área de descanso
Mientras me enseñaban el albergue, observé que a la entrada había un tablero presidido por una letra judía (segunda del alfabeto hebreo) y muchas plaquitas doradas con nombres extranjeros que identificaban a las personas que habían colaborado en la creación del albergue. No se si esto será cierto como tal, pues los que me lo contaron tampoco estaban muy seguros de ello. Estando en la puerta, pasó Raúl, que decidió no parar, así que yo seguí allí un rato mas, mientras escampaba. Cuando parecía que despejaban el cielo, me despedí de todos, volví a ponerme la mochila y salí de nuevo al camino. Al poco de salir del pueblo, en una leve colina hay instalado un moderno crucero, un pequeño lugar de descanso donde alguien a colocado un maniquí al que los peregrinos han colocado
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ropas y aditamentos que le dan un aire entre mendigo, espantapájaros y peregrino que preside todo el conjunto. El camino hacia San justo es prácticamente llano, pero resulta bastante agradable. Como no llueve se puede respirar mejor y admirar el paisaje, paso por unos cortados en la tierra como si estuvieran hechos hace tiempo para extraer grava o arena y al poco rato me encuentro con Raúl, que mochila en tierra está realizando estiramientos y ejercicios medio gimnásticos (desde luego este chico es algo raro, entre rezos y estiramientos se pasa el día), hablamos un rato y como piensa seguir en sus menesteres allí le dejo. Sigo caminando y en una pequeña subida me alcanza un joven que viene lanzado, se para y acomoda a mi paso y empezamos a hablar. Se llama David y es de San Sebastián (por lo visto va de vascos), viene desde León y piensa llegar a Santiago en etapas de cincuenta km., le comento que me parece excesivo, pero el dice que está muy preparado, que tiene poco tiempo y que ha prometido hacerlo, así que no insisto, eso sí le digo algún lugar mejor que otro, de los que yo me acuerdo, para parar. Sigue caminando a mi paso pues aunque no es tan rápido como el que el traía le parece bastante aceptable para llegar a Astorga, además está harto de caminar solo. Lo único que encontramos en el camino es un rebaño de ovejas sin pastor, pero ¿quién se las va a llevar?.
Julio en crucero de Santo Toribio
Ambra y Antonio en San Justo
Al poco rato llegamos al crucero de Santo Toribio, donde cuenta la tradición que cuando este era obispo de Astorga, huyó de la ciudad y sacudió sus zapatillas en lo alto del crucero y dijo la frase que se ha ido transmitiendo a través del tiempo "de esta tierra ni el polvo". Una sentencia que a mi me parece exagerada, pero hay que tener en cuenta que fue uno de los mas fervientes combatientes contra el priscilianismo y que varias veces tubo que dejar Astorga por invasiones e incluso fue llevado preso hasta que pudo volver a su sede episcopal, así que si unía la ciudad a la herejía prisciliana, no es extraño que no quisiera de ella ni el polvo. Al fondo divisamos Astorga y los montes de León, abajo San Justo de la Vega, bajamos por una pista asfaltada que preparada para subir como “Vía Crucis”. Cuando pasamos por delante de la iglesia, veo a lo lejos a dos peregrinos que me saludan, son Ambra y Antonio, que me cuentan que se hospedaron en el albergue de San Antonio, en Villar de Mazarife y por eso no nos habíamos visto hasta ahora. Nos despedimos y David y yo cruzamos el puente sobre el río Tuerto, y me acuerdo que el Camino se desvía a la derecha, paralelo a la carretera y al río, hasta llegar a un paso sobre las vías del tren y una nueva rotonda para el tráfico. Cruzamos e
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iniciamos la subida, que esta vez no me pareció tan pronunciada, y desembocamos en la plaza, frente al albergue y junto a la iglesia de San Francisco.
Albergue de Astorga e iglesia de San Francisco Entramos en el albergue y mientras esperábamos a que nos inscribieran en el libro de peregrinos, observé como cuatro peregrinos muy jóvenes, norteamericanos, intentaban entender las normas. Uno de ellos que hablaba bastante bien el castellano les iba traduciendo, luego supe que su padre era de Santander, por eso sabía bastante el idioma. Cuando nos dejaron hueco, David y yo nos sentamos frente a Pilar la hospitalera y la empecé a tomar el pelo sobre las comodidades del albergue, se empezó a “mosquear”, hasta que le dije que era el padre de Jorge (que estuvo aquí de hospitalero) y entendió las bromas, desde entonces amigos para siempre.
Pilar, Alfredo y Jesús
El maragato de la catedral
Me presentó a Alfredo, su marido y hospitalero también y como las recomendaciones sirven para algo, nos colocó en una habitación del tercer piso, con las mejores vistas y además con Miro, que también estaba por allí. David comentó que buena suerte habernos encontrado pues le trataban como si fuera de la familia. Mas tarde llegaron Ambra y Antonio, pero les alojaron en otra planta.
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Después de la ducha y descansar un rato, David y yo salimos a dar una vuelta, pues el no conocía la ciudad, aproveché para comprarme unos guantes, pues imaginaba que en la etapa de mañana los pudiera necesitar. Le enseñé lo que yo conocía, incluido el maragato de la catedral, vimos monumentos (la catedral cerraba y no nos dejaban verla por dentro salvo que pagásemos la entrada por el museo y tomamos la decisión de no entrar). Al volver hacia el albergue nos encontramos con Miro y decidimos tomar unas cervezas y aunque era temprano cenar juntos pues desde que habíamos comido el estómago reclamaba atención.
Miro y David
Julio y David
Cuando terminamos de cenar volvimos al albergue y allí mientras yo hablaba con Alfredo y Pilar (que me invitó a que desayunara con ellos al día siguiente), David se fue a la cama pues ya estaba cansado (no me extraña) y Miro al comedor para organizar su coro de peregrinos, cuando oímos que empezaban los cánticos, bajé para darle apoyo, cosa que no necesitaba, la experiencia que tiene le hace siempre lograr que todos canten.
Miro en el comedor con su caña sobre la mesa Del resto de la velada poco mas hay que contar, nos fuimos hacia la habitación, donde David ya estaba en un profundo sueño y ayudados con la luz de las linternas para no despertarle, nos metimos en la cama, con la intención de imitarle lo antes posible.
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19/04/08
ASTORGA @ (Murias de Rechivaldo, Santa Catalina de Somoza @, El Ganso @, Rabanal del Camino @, Foncebadón @) MANJARIN @ (30,5 Km.)
Cuando me desperté poco después de amanecer, David ya se había ido, debió salir a las cinco de la mañana, como tenía previsto, pero no le sentí levantarse, quería llegar hasta Ponferrada o por lo menos hasta Molinaseca, espero que tenga un buen Camino. Miro seguía durmiendo así que sin hacer ruido me levante y me fui hacia las duchas, había poca gente levantada, aunque en nuestro piso éramos pocos. Como no tenía prisa me lo tomé con calma, pues la etapa de hoy quiero terminarla en Manjarín y como allí solo se alojan los que tienen necesidad por no poder seguir o los que intencionadamente lo tenemos previsto, siempre hay una cama donde dormir. El día estaba lluvioso, por eso cuando volví a la habitación Miro, que se había despertado, había decidido seguir el viaje en coche e irse a encontrar con Maldonado, el cantautor sevillano que compone y canta canciones del Camino de Santiago, pues Alfredo le había informado ayer que se encontraba de hospitalero en El Acebo, además también quería recoger a Tomás el de Manjarin para pasar un rato juntos. Cuando estuvimos preparados, aceptando la invitación del día anterior, bajamos a desayunar con Pilar y Alfredo, que ya tenían preparada una mesa bien surtida. Charlamos un rato y cuando dimos cuenta de un buen desayuno, llegó la hora de las despedidas y de la marcha. Ya en la habitación cada uno se preparó para afrontar la etapa, yo con ropa de agua y Miro recogió sus cosas para bajarlas al coche. Nos despedimos y quedamos en seguir en contacto por correo electrónico. Bajé las escaleras Pilar me deseó buen Camino y salí para cruzar Astorga camino de Murias de Rechivaldo.
Iglesia salida de Astorga
Albergue “Las Águedas” en Murias
Una moderna iglesia muestra a los peregrinos el itinerario en la parte izquierda de su portada y siguiendo sus indicaciones se empieza a caminar por la zona urbana, después por una carretera con aceras y pequeños árboles, como está lloviendo en parte se agradece, pues por lo menos no hay barro. Cuando la acera se termina, empieza un camino de tierra señalizado por un crucero y los clásicos mojones, que lleva directo a Murias de Rechivaldo, por donde paso sin detenerme, salvo para echar un vistazo al albergue “Las Águedas”, que está en una antigua casona restaurada con un gran portalón y un patio bastante curioso.
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Sigue la lluvia y sigue el camino ligeramente embarrado así que con rapidez y sin grandes cambios llego hasta Santa Catalina de Somoza. Allí, a la entrada de la población un vendedor tiene un puesto con artículos del Camino, bastones, vieiras, calabazas, etc… Le pregunto que hace allí con la lluvia que cae, me responde que está jubilado y como no tiene nada que hacer y está acostumbrado a la lluvia, pone el puesto por si vende algo. Le deseo suerte y me comenta que su hijo es el dueño del segundo bar, que está a la izquierda de la calle (el primero a la derecha es la casa rural), le deseo suerte en la venta y que iré a tomar café al bar.
Vendedor en Santa Catalina
Iglesia de El Ganso
Dicho y hecho, entré en el bar, me quité la ropa de agua y la puse a escurrir en un perchero, pedí un café con leche y un bollo de esos que vienen envasados. Le comenté que me había enviado su padre (para que le diera una comisión) y me comento que siempre se ponía ahí, salvo los días con hielo o nieve, que era su forma de hablar con gente y no aburrirse. Después de haber calentado un poco el cuerpo, utilizar los servicios y ojear la prensa, recompuse mi atuendo peregrino y volví a caminar bajo la lluvia que me acompañó durante el trayecto sin variar prácticamente el paisaje y el camino hasta que llegué a El Ganso, donde estaba abierto el bar del Cowboy (decorado como una aproximación de las películas del oeste americano, obviamente no muy jacobeo, en fin cosas del Camino). Era obligado hacer una paradita, allí había algunos peregrinos, dos japoneses y tres ingleses que almorzaban. Yo como no tenía hambre, me tome un orujo blanco para entonar el cuerpo y a los diez minutos estaba de nuevo en la ruta, bajo la lluvia, camino de Rabanal. Antes de llegar a Rabanal del Camino, se pasa por la ermita de la “Vera Cruz”, cuya puerta principal se encuentra dentro del cementerio que la rodea, este tiene la puerta cerrada y no se puede acceder. La entrada en Rabanal se hace por la calle principal del pueblo, se pasa por el primero de los muchos albergues que aquí existen ya que figura en casi todas las guías como punto de final de etapa, que ya figuraba en las crónicas de Aymerid Picaud, e incluso tuvo un hospital de peregrinos, hoy día desaparecido. Poco a poco llego a la iglesia de Santa María que la historia la relaciona con el Temple (es fácil relacionar este pueblo pues la zona donde se encuentra fue de gran influencia templaria, así como las advocaciones a Santa María o la Vera Cruz), hoy día se le puede considerar como uno de los prototipos de pueblo maragato. Me dirijo hasta el albergue “El Pilar”, donde pienso descansar un rato y si es posible comer. Paso por delante del Monasterio, del albergue San Gaudelmo, del municipal y entro en mi punto de destino. Allí me recibe Isabel la hospitalera, a la que yo conocía pues me la presento
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Laura la hospitalera de Mansilla. Cuando me di a conocer enseguida se acordó de mi, me hizo entrar y me colocó junto a un radiador, para que me calentara y pudiera secar parte de la ropa, guantes, chaleco, etc.. que por la traspiración se humedecen.
Santa María en Rabanal
Albergue “El Pilar” en Rabanal
En el comedor estaban los cuatro americanos que vi en Astorga, nos saludamos, ellos estaban haciendo cuentas de dinero, pues como en esta zona no hay cajeros hasta Ponferrada, estaban juntando lo de todos para calcular sus posibilidades. Juntaron lo necesario para abonar la comida y se prepararon para salir, pues querían llegar a Foncebadón. Vino Isabel y me trajo un plato de macarrones con tomate, chorizo y jamón que me puse a comer inmediatamente y me costó terminarlos, por supuesto no quería nada mas, salvo un cortado para reposar la comida. Hice un poco de tiempo para que se secara lo que tenía en el radiador, mientras hablaba con dos peregrinas francesas que estaban allí hospedadas. Con la ropa ya seca y tras despedirme de Isabel, volví a colocarme la ropa de agua, la mochila, cogí el bordón y reinicie la marcha camino de Foncebadón por el camino que casi paralelo a la carretera ascendía lentamente, pero con la suerte de que aunque llovía lo hacía muy suavemente y se caminaba a gusto pudiendo observar el paisaje, así que casi sin darme cuenta llegué al pueblo o mejor dicho a unas pocas construcciones que están en medio de las ruinas del que debió en su momento ser un bonito pueblo maragato. Entré en albergue-restaurante que se encuentra a la derecha y enseguida me preguntaron que si me iba a quedar, les contesté que no, que quería ir a Manjarín. Esta respuesta les sorprendió e intentaron quitarme las ganas diciendo que era muy incómodo y que además no había duchas, les contesté que ya conocía el refugio y que precisamente por eso quería llegar allí. Me tomé otro café, compré el denario acuñado este año por el relojero de Astorga (para levárselo a Anita) como hago siempre que paso por aquí. Salude a los americanos que allí estaban y el que hablaba español me dijo que luego les acercaban en un coche a Ponferrada para sacar dinero y así pagarían la cena y el albergue. Me despedí de ellos y como por suerte había dejado de llover, caminé por entre las ruinas del pueblo, entré un momento a ver el otro albergue que estaba abierto (el parroquial solo abre en verano) donde también me dijeron que
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me quedara, que Manjarín no merecía la pena, pero les agradecí sus consejos y salí para terminar de cruzar el pueblo y enfilar el trecho que me quedaba para finalizar la etapa.
Iglesia de Foncebadón
Cruz de Ferro
A medida que subía hacia la “Cruz de Ferro”, veía como los valles se cubrían de niebla y que todavía quedaban restos de nieve; poco antes de llegar a la cruz, me pasó un ciclista que se paró para cumplir con el rito de dejar una piedra en el montículo, aproveché para sacar una foto. Desde esta altura el panorama es especial pues por un lado tenemos una vista de la Maragatería hasta Astorga y hacia el otro la inmensidad del Bierzo. Seguí ya sin pararme, pues no quería dar tiempo a que llegase la niebla, hasta que de pronto apareció Manjarín. El de Manjarín no es un albergue que destaque por comodidades y lujo, es mas bien un refugio realizado junto a antiguos cobertizos de piedra confeccionado con plásticos, tablas y otros materiales. Un lugar que emana una energía y anarquía saludables, donde los actuales templarios siguen velando el Camino con la espada envainada y la hospitalidad abierta. Entré en el cobertizo que está presidido por una Tau y otros emblemas utilizados por El Temple, lo que ya te informa de que tipo de gente te vas a encontrar. Como yo sabía donde venía y ya había pasado por aquí otras veces, no me sorprendió su iconografía, así que toqué la campana que está frente a la puerta y enseguida salió a recibirme quien se presentó como Jesús, “hermano espiritual” de Tomás, me informó que este no estaba y que si me quería quedar el me atendería.
Casa albergue en Manjarín 92
Al indicarle que sí quería quedarme me acompañó hasta un camino que sale detrás del refugio y que debo seguir hasta unas escaleras que me indicarán el inicio del sendero que lleva hasta una casa de madera que se encuentra a unos cincuenta metros en medio de un prado y ha sido construida recientemente, para sustituir a las antiguas instalaciones. Según voy caminando por el me encuentro con otro peregrino, se llama Giorgio y es italiano, ha llegado por la mañana y como le ha parecido un sitio diferente se ha quedado aquí. Como el día está lluvioso, observo que la casa tiene una curiosa forma de proveerse de agua, como es recoger en recipientes de la mas diversa índole la que escurre por el tejado, eso evita viajes a la fuente. Entro en la casa y me encuentro en un lugar bastante agradable, nada mas entrar a la derecha está la mesa del hospitalero, donde luego sellaré la credencial y me registraré en el libro. También esta la caja de los donativos con la frase “deja lo que puedas, coge lo que necesites”. A continuación una amplia estancia con sillas y mesas y sobre todo una grande y buena estufa de leña, frente a la que se están secando algunas prendas y frente a ella otro peregrino está calentándose. Me indica que en la parte superior, subiendo por una empinada escalera se encuentran las camas sobre el suelo y que escoja la que mas me guste, de las que encuentre libres. Subo, dejo la mochila y extiendo el saco el la mas cercana a la escalera, después bajo y realizo un ligero aseo con el agua procedente de unos depósitos destinados al consumo no alimentario. Me acerco a la chimenea para poner a secar algunas cosas y el peregrino que allí está se presenta como Braulio y luego me cuenta que quiere llegar mañana hasta Villafranca de Bierzo, pues es uno de los hospitaleros que trabajan con Jesús “Jato”. Llega Giorgio y entre los tres empezamos a contarnos nuestras experiencias en el Camino, mientras picábamos almendras y orejones que nos había dejado Jesús en unos cestillos. Poco a poco pasaba la tarde y salvo algunos paseos por la pradera, sobre todo para evacuar lo evacuable, estuvimos en la casa descansando. Al anochecer llegó Jesús que también se unió a la charla. Hablamos de porqué se encontraba en Manjarín y de las anécdotas que allí le habían sucedido. Nos contó que Tomas “EL Templario” no estaba pues le había venido a buscar esta mañana Miro, se habían ido a buscar a Maldonado y todavía no había vuelto, así que me quedé con las ganas de hablar con el, lo sentí pues era una de las causas de que hubiera elegido este lugar para final de etapa.
Braulio y Giorgio en el comedor 93
Cenamos unas judías blancas con cebolla y bonito que había preparado Jesús, acompañadas del queso y la cecina que yo llevaba y tras una breve charla nos fuimos a la cama, pues queríamos levantarnos y salir pronto hacia Ponferrada, así que en la parte alta de la casa, con el calor que subía a la parte superior, con el olor a madera y a maría (no precisamente la galleta), nos fuimos quedando todos dormidos, pensando en las diversas historias de Manjarín como la que a continuación se cuenta*. *Una Leyenda de Manjaín: Texto del periodista vallisoletano Javier Pérez Andrés, recopilado por internet. Fue en el último Jacobeo. Aquella tarde de julio Tomás y los suyos andaban molestos porque alguien había adulterado el agua de la fuente de Manjarín. Una aldea muerta, desdentada y sin vida que el Camino francés seguía cruzando mil años después. Y los peregrinos sabían que allí, en Manjarín, dejando atrás Foncebadón, la emblemática Cruz del Ferro y lamiendo senderos del monte Irago, se toparían con un viejo cementerio, una fuente y un refugio apuntalado en las ruinas de Manjarín... siempre está abierto. La única techumbre en pie. El refugio y su débil armazón es todo un palacio en un entorno de muros caídos. «Durante ese año Jacobeo pasaron muchos peregrinos que agradecían el agua y nuestra presencia», dice Tomás, ‘El Templario’, un madrileño que hace catorce años abandonó su pequeña empresa y, tras hacer el Camino, cambio su vida. Aquella tarde... Aquella tarde –prosigue el hospitalero de Manjarín–, «nos vino la noche sin quitársenos la amargura por lo del agua. Eran las doce y vimos la silueta de un peregrino a una hora inusual, pues se recogen mucho antes del atardecer. A pesar de la luz mortecina –no había luz eléctrica– comprobamos que era una mujer. La acomodamos». A la mañana siguiente, Tomás y los suyos cuentan que se respiraba un ambiente especial en el refugio y en el ambiente. La sorpresa llegó cuando la peregrina presentó su credencial. Venía de Jerusalén. Llevaba seis meses andando. Habló lo justo y, al despedirse, les dijo: «permaneced siempre aquí». La vieron perderse por la carretera que baja a El Acebo. Esa misma mañana, y en el momento de la oración, la página de la Biblia que se abrió al azar coincidió un pasaje de la llegada de los ángeles peregrinos a la casa de Lot. Tomás continúa su relato... Pasaron varias semanas y llegó a Manjarín un peregrino que les mostró un reportaje sobre apariciones. «Alucinamos al comprobar que la cara de una de las vírgenes de aquel libro era la misma que la de la peregrina que llegó aquella noche del mes de julio».
20/04/09
MANJARÍN @ (El Acebo @, Riego de Ambrós, Molinaseca, Campo) PONFERRADA @ (23,7 Km.)
Como Braulio y yo nos queríamos levantar pronto, pues el tenía que hacer bastantes km. si quería llegar a Villafranca y yo tenía que llegar a Ponferrada a una hora que me permitiera coger un tren que me hiciera llegar a Valladolid a media tarde, puse el móvil en forma de despertador a las seis de la mañana y cuando sonó nos levantamos. Giorgio, aunque no tenía prisa decidió levantarse y partir con nosotros. Después de un ligero aseo con el agua de los depósitos, desayunamos café con leche, galletas y algunos frutos secos y nos preparamos para salir, el paisaje nos sorprendió, pues hasta
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donde nos alcanza la vista está totalmente cubierto de nieve. Nos pusimos ropa de agua, pues todavía caían copos y sin despedirnos del hospitalero, que dormía, salimos hacia la carretera. Al lado del refugio nos encontramos trasladando leña a Tomás, que según nos contó siempre se levanta al amanecer, nos deseó buen Camino y decidimos bajar por la carretera hasta El Acebo.
Giorgio en la nieve
Tomás “El Templario”
La carretera no estaba helada, por lo que bajamos a buen paso, además era lo ideal para combatir el frío. Un par de km antes de El acebo, la nieve se cambió por un pequeño granizo y posteriormente por lluvia, así que en poco tiempo pasamos del agua sólida a la líquida. Entramos en el pueblo y nos dirigimos directamente al mesón, allí nos resguardamos del agua mientras dábamos cuenta de un desayuno con tostadas y rematado por un chupito de orujo. No estuvimos mucho rato, solo el necesario para cubrir nuestras necesidades básicas y sellar la credencial para certificar nuestro paso. De nuevo en camino, atravesamos el pueblo pasamos por delante del monumento que aquí existe, dedicado a un ciclista muerto mientras realizaba el Camino y como nos había aconsejado el dueño del mesón seguimos bajando por la carretera, hasta que encontrásemos una casa rosada unos km. mas abajo y desde allí seguir por la senda tradicional.
Fuente de El Acebo
Albergue de Riego de Ambrós
Sin ningún contratiempo llegamos a Riego de Ambrós y además como la lluvia pasó a ser intermitente el camino se realizaba sin grandes complicaciones. Desde aquí a Molinaseca, donde yo recordaba que la bajada era algo dificultosa, pero no se si mi memoria estaba
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condicionada a lo mal que lo pasó Jorge con una tendinitis cuando pasamos por aquí en el 2004 o es que en realidad no es tan duro. Sin apenas darnos cuenta llegamos a la zona arbolada, con esos gruesos troncos que denotan el paso de los años.
Pórtico de “Las Angustias”
Puente sobre el río Meruelo
Seguimos la senda entre las peñas hasta que a lo lejos divisamos Molinaseca, a la que alternativamente divisamos y perdemos de vista, seguimos el sendero que por la ladera baja hasta la carretera, justo en el recodo anterior a la iglesia de Las Angustias, que tiene la particularidad que parte de su interior está escavado en la roca. Como siempre que he pasado por aquí está cerrada y unos lugareños me informan que solo se abre el día de la fiesta mayor del pueblo. Cruzamos el puente sobre el río, donde hay un cartel que indica a los bañistas que no se tiren de cabeza a la presa pues no hay profundidad suficiente. No se cual será el volumen de agua que pueda acumular la pequeña presa que siempre he visto abierta, pero con la escasa profundidad del caudal actual, espero que a nadie se le ocurra hacerlo.
Calle mayor de Molinaseca
Nuevo albergue de Molinaseca
Atravesamos la calle mayor y después de pasar por el crucero que indica el Camino, salimos otra vez a la carretera, en dirección al albergue. Antes de llegar al albergue tradicional, en la acera de la derecha hay un nuevo albergue, debe ser el de carácter privado que ha construido
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Alfredo, el hospitalero tradicional de Molinaseca, pues en los meses de mas peregrinos escasean las plazas en el tradicional. Nos acercamos a la entrada y la puerta está cerrada, seguimos hasta el otro albergue y allí un cartel te remite al anterior, así que como no necesitamos nada, descansamos un ratito en las escaleras antes de continuar hacia Ponferrada. Como es bastante temprano, mis dos compañeros deciden quedarse un rato mas de descanso, pues Braulio ha decidido que no va a seguir hasta Villafranca y a lo mejor se queda donde Alfredo, Giorgio, como no tiene prisa decide acompañarle, así que me despido de ellos. A Braulio le indico que espero verle cuando pase por Villafranca, además me ha comentado que me dará como recuerdo una de las “bulas” que entregan a los peregrinos que solo pueden llegar hasta allí y pasan por la “puerta del Perdón”. Como parece que las lluvias han cesado y el cielo clarea, me quito los pantalones da agua para caminar mejor, me coloco la mochila y continuo el camino, que se realiza por la acera que acompaña a la carretera. Aunque son ocho km, no se hacen pesados para las piernas, pero ir al lado de la carretera es monótono y por suerte no hay mucho tráfico.
Albergue de Ponferrada
Castillo templario de de Ponferrada
El paso por Campo no tiene ningún referente importante, pues sigue la misma tónica urbanizada, así que todo cambia cuando llegas a Ponferrada, pues ya es una ciudad con todos sus condicionantes, incluido el tráfico. Me voy a acercar al albergue y un peregrino que viene de allí me indica que está cerrado y que hasta las tres no abre, como es casi la una del mediodía me dirijo a paso rápido a la oficina de turismo que se encuentra en el lateral del castillo, allí me sellan la credencial y como observo que hay muchas personas frente al museo de la radio les pregunto por qué están allí y me cuentan que con motivo de los premios de la radio, Punto Radio ha realizado desde este museo un programa y están esperando a que salgan los famosos presentes. Sin esperar mas cruzo el puente que me lleva a la parte baja de Ponferrada y me dirijo a la estación de trenes, pues a la una y veinte sale uno de los que a mi me interesan (ya había consultado los horarios antes de salir de Valladolid). Llegué con el tiempo ajustado para comprar los el billete, pero por suerte para mi el tren trae retraso, así que sin tantas prisas me dirijo a tomar una cerveza en la cantina y comprar un bocadillo de tortilla que será mi comida en el día de hoy.
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El “Templarin” de Ponferrada
20/04/09
PONFERRADA – VALLADOLID (Tren)
Con los diez minutos de retraso previstos llega el tren, subo, dejo la mochila y el bordón en el lugar destinado a equipajes voluminosos y me acomodo a descansar en mi asiento. Después de dar cuenta a mi bocadillo y dar un paseo hasta el vagón cafetería para tomar café, espero dormitando la llegada a Palencia, donde debo hacer trasbordo. Como el tren ha recuperado el tiempo perdido no tengo problemas para enlazar con el de Valladolid (pues solo hay veinte minutos), donde llego sin novedad. Como considero que ya he caminado suficiente en el día de hoy me subo en el primer taxi que encuentro y directo hasta casa. Cuando vuelva a Ponferrada para seguir el Camino, espero hacerlo con el tiempo suficiente para realizar una visita detenida a los lugares que considero interesantes, pero eso queda para el relato de otro tranco.
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EL CAMINO SUR O “CAMIÑO DE INVERNO”
Según los historiadores el Camino Sur o también llamado “Camiño de Inverno” era la entrada natural al territorio gallego, evitando los grandes escollos montañosos, y sirvió de enlace entre el reino de Galicia y el Castellano-leonés. Se reactivó entre los siglos XVII y XIX, cuando se traza el Camino Real, que sigue prácticamente la antigua ruta, y sirvió para establecer una corriente comercial entre ambos reino. Parte desde Ponferrada (León), un punto neurálgico del tradicional Camino Francés, desde el que se ataca el famoso monte de O´Cebreiro, que da paso a Galicia, precisamente la zona que muchos peregrinos preferían para evitar la nieve y las avenidas de agua propias de la época invernal en la montaña leonesa. Más recientemente, la llegada del ferrocarril a Galicia, en 1873, se hace casi paralelamente a este camino, porque ofrecía menos dificultades orográficas”.
Perfil del “Camiño de Inverno” Desde Ponferrada hasta Santiago de Compostela, lugar de peregrinación desde que fue descubierta la tumba del Apóstol Santiago en el siglo IX, el caminante tiene ante sí 291 kilómetros, cruzando las comarcas de Valdeorras, Quiroga, Tierra de Lemos y Chantada, para enlazar, en Lalín (Pontevedra), con la Ruta de la Plata, el camino que trae los peregrinos desde el sur de España. La ruta del Camino de Invierno se dibuja siguiendo en gran parte el curso del río Sil, que ya frecuentaron los romanos para explotar la riqueza aurífera de la zona, evitando así la empinada subida a la cumbre del Cebreiro, el paso más corto entre León y Galicia, pero casi siempre cubierto de nieve en invierno. Así lo siguieron haciendo los peregrinos durante siglos, como lo prueba documentación del siglo XII hallada en el archivo diocesano de Astorga.
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18/03/09
VALLADOLID – PONFERRADA (Autocar)
Cuando en noviembre del año pasado visité Fitur (Feria del turismo interior), en el pabellón de Galicia me dieron información sobre el “Camiño de Inverno”, y entonces me acorde de ese pensamiento que tuve cuando en el 2006 me acerqué al mirador de Las Médulas, sobre la posibilidad de realizar un Camino hacia Santiago sin tener que seguir el Camino Francés y poder realizarlo por la parte mas inferior de Galicia y subir después hacia Santiago. Entonces decidí que como había realizado el tramo de Valladolid a Ponferrada, era un buen momento para seguir hacia Finisterre por una vía aún mas antigua a que se abrieran otros Caminos Jacobeos, pues era utilizada como ruta comercial por los romanos y también como vía de acceso a Galicia desde la Meseta cuando se construyó el primer ferrocarril que unió ambas regiones. Por eso, esperé pacientemente a disponer de algunos días libres que me permitieran iniciar esa vía y la ocasión se me presentó al caer la festividad de San José en jueves, pues al coger el viernes libre me permitía caminar algunos días por esta nueva ruta. Le expliqué a Jorge mis intenciones y como el también necesitaba airearse, decidió acompañarme. Así que dicho y hecho el miércoles 19 Jorge y yo, cargamos con nuestras mochilas y a las 16,45 tomamos un autocar que nos llevó hasta León y de allí otro hacia Ponferrada. El viaje se realizaba sin novedad, pero la vida está llena de casualidades y la primera de estos días fue encontrarme con una de las alumnas que en el 2006 había preparado en León para las oposiciones de Auxiliares de Enfermería de la Gerencia de Servicios Sociales. Me conoció porque estaba contestando con otra compañera las respuestas de un examen de las oposiciones de Madrid y yo que las estaba escuchando le hice alguna indicación, lo que llevó a que ella me reconociera. Hablamos un rato sobre nuestro viaje y el suyo, pues iban a realizar un turno de noche a un centro de ancianos de Ponferrada (cuantos km para trabajar una noche). Así que con este entretenimiento finalizamos el viaje en autocar pasadas las 21, 30. Dado la hora decidimos comprar un par de bocadillos en la estación de autobuses pues algo habría que comer antes de dormir y sabíamos que antes de llegar al albergue no encontraríamos nada abierto.
Exterior del albergue
Hospitalero y peregrino
Atravesamos Ponferrada en dirección al albergue donde llegamos hacia las 21,45 y allí nos recibió Guillermo, hospitalero voluntario que se quedó bastante sorprendido por la ruta que íbamos a realizar, pues no tenía noticias de ella y en las diversas informaciones que tenían en 100
el albergue no aparecía nada sobre esta ruta, por lo que pensamos que mal se va a promocionar si en el teórico punto de partida nadie la conoce. Nos abrió una habitación de dos literas para que no despertáramos a otros peregrinos que ya se habían acostado. Cuando estábamos cenando los bocadillos que habíamos comprado en la estación, llegó otro peregrino, que también retomaba el Camino desde aquí, pero el en bicicleta y por el Camino Francés. En el transcurso de la conversación nos comentó que era de Mojados, por lo que esa fue otra coincidencia, los recién llegados éramos de Valladolid. Nosotros terminamos de cenar y el de Mojados de colocar su equipaje en la misma habitación que nosotros, así que tras tomar un poco el aire y charlar con el hospitalero en el porche del albergue, decidimos retirarnos a dormir, pues al día siguiente nos esperaba una larga marcha.
19/03/09
PONFERRADA @ (La Martina, Villalibre de la Jurisdicción, Priaranza del Bierzo, Borrenes, La Chana, Orellán, Las Médulas) PUENTE DE DOMINGO FLOREZ@ (36,6 km)
En cuanto empezó a clarear el día y entró luz por la ventana, nos despertamos, sin necesidad de utilizar el despertador del móvil, quizá porque el cuerpo todavía no había sufrido el desgaste del Camino. Sin prisa pero sin dejar pasar el tiempo nos dirigimos a los lavabos pues aunque sabíamos que el número de peregrinos no era muy numeroso no conviene dejar que se acumulen. Como no pensábamos desayunar en el albergue, en cuanto estuvimos “limpitos” fuimos a recoger nuestras mochilas para iniciar la marcha. Estábamos despidiendo del hospitalero cuando al grito de “Si eres el peregrino de los Caminos raros” se me acercó Francesca una peregrina que conocí el año pasado en el Camino del Norte y de la que cuento algunas cosas en el relato de ese Camino. Lo cierto es que me hizo mucha ilusión verla, me contó que estaba viviendo en Málaga y me presentó a su novio, que está realizando con ella el Camino. Esta fue otra de las grandes casualidades pues ya es difícil coincidir en un día determinado con otra persona que caminó contigo un año antes. Le presenté a Jorge y le conté el Camino que pensábamos seguir. Eso le confirmó lo de los “Caminos raros”. Nos despedimos y salimos del albergue en busca de una cafetería que estuviera abierta para desayunar.
Ponferrada (Calle y Castillo Templario) Enfilamos la calle con soportales que nos lleva hacia el impresionante Castillo del Temple, que la legendaria orden amplió y reforzó a partir de 1178, cuando se hicieron cargo de la 101
ciudad y para mejorar la defensa del Camino de Santiago. Cruzamos el puente sobre el río y al poca de atravesar la Plaza de Luis del Olmo, encontramos un bar abierto donde entramos para desayunar. Un café con leche y un “croisant” hacen milagros a esta hora y la charla con la camarera es otra casualidad, pues trabajó de Auxiliar en el Clínico, así que como en familia nos confirmó que estábamos en el camino hacia Las Médulas. Nos despedimos y llegamos a la rotonda donde un Caballero Templario nos despide.
Templario ecuestre Empezamos a caminar por la acera algo mas de media hora hasta que llegamos a La Martina, que parece una prolongación de Ponferrada, pues todo el rato caminamos entre casas e industrias, hasta que llegamos a un cruce de carreteras y hacia la izquierda tomamos la carretera, cruzamos un puente y llegamos a Villalibre de la Jurisdicción. Una flecha amarilla nos indicó la entrada de un camino que nos conduciría por la parte baja del pueblo.
Jorge cruzando el puente
Julio y árbol en flor
Atravesamos Villalibre rodeados de árboles en flor, subimos hasta la carretera, que al poco rato nos descubre el mirador de Santalla. Allí paramos a disfrutar del paisaje, en el que al
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fondo se ve Ponferrada, montes con nieve y hacia la izquierda este cambia y aparece uno mas típico de tierras ocres cortadas. Dejamos el mirador para cruzar Priaranza del Bierzo, seguimos por la carretera hasta que Jorge se da cuenta de que hay un camino a la derecha que parece un atajo que nos evite un tramo de asfalto. Bajamos por el y efectivamente parece que hemos acertado pues una pareja que estaba trabajando las tierras junto a una ermita y el ría, nos indica un camino (que estaba prácticamente intransitable, con bastante maleza) por el que llegamos a una escombrera de pizarra y al cruce de caminos. El de la izquierda señaliza la dirección al castillo de Cornatel (un castillo templario que servia de apoyo al de Ponferrada), pero como está a mas de un km y en subida decidimos que la visita la dejaremos para hacerla en coche, así que hacia la derecha seguimos una de esas carreteras comarcales casi sin tráfico que nos lleva a Borrenes. En el trascurso de la caminata, recuerdo lo que me contaron sobre este camino que ya era utilizado por los romanos para trasportar el oro de Las Médulas, tanto hacia León (Legio VII) como en sentido contrario hacia Orense. Otras fuentes quizá no tan fiables me contaron que este mismo camino fue el que utilizaron los Templarios para llevar sus tesoros hacia Portugal cuando el Temple fue disuelto, atravesando Las Médulas, aprovechando la cobertura de los castillos de Ponferrada y Cornatel y de la existencia de algunos monasterios en la misma ruta. Así que con estos pensamientos los tres km que nos separaban de Borrenes pasaron rápido.
Árbol esculpido en Borrenes
Espadaña en La Chana
En Borrenes pensábamos parar a tomar algo, pero el bar estaba cerrado por defunción así que decidimos seguir hacia Orellán pasando por La Chana y no creo que fuera una decisión acertada, pues aunque la ruta que yo tenía así lo marcaba, Jorge descubrió una indicación del Camino Real que indicaba 7 km hacia Las Medulas. Como no tenía noticia de que estuviera abierta esta vía y unas mujeres del pueblo nos indicaron que se llegaba por Orellán, seguimos por la carretera comarcal hacia La Chana y desde allí por una tramo plagado de vueltas y desniveles superiores al 10% con bajadas y subidas constantes, con el sol sobre nuestras cabezas llegamos al pueblo. En una tienda de artesanía nos ofrecieron agua, pero como vimos un restaurante pensamos que lo mejor sería entrar a tomar un “Aquarius”, no obstante agradecimos el gesto y le indicamos que pasaríamos por allí antes de marcharnos.
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Como era la hora de comer, el restaurante estaba bastante concurrido y el que entráramos dos peregrinos con mochila y bordón (se ve que no están acostumbrados a esta figura) nos hizo blanco de todas las miradas. Dejamos las mochilas y bordones en la pared del fondo y nos sentamos en una pequeña mesa junto a la puerta que daba a la cocina. Un joven nos proporcionó la bebida solicitada y se interesó por nuestra condición de peregrinos, es mas nos indicó por donde seguía el camino hacia Las Médulas. Descansamos un rato y decidimos no comer allí, pues aunque ofrecían platos muy sugerentes (jabalí con castañas, entre otros), pensamos que sus precios no estaban acordes a nuestro bolsillo, además podíamos esperar hasta llegar a Las Médulas.
Paisaje de “Las Médulas” Salimos del restaurante y antes de iniciar la marcha visitamos la tienda de artesanía, que tenía cosas bastante interesantes, pero aunque no compramos nada, charlamos un rato con su propietaria, que también se extrañó de ver peregrinos, pues pensaba que a Santiago solo se podía ir por el Camino Francés. Nos despedimos y retomamos la ruta por un camino que desde la ladera nos bajó hacia un panel informativo de la zona y allí por el camino rural rodeados de tierras y montículos rojizos que nos recuerdan que allí se ubicaron las minas a cielo abierto donde los romanos extrajeron oro, y que hoy se ha convertido en un parque arqueológico Patrimonio de la Humanidad. Después tras un corto tramo de carretera llegamos al pueblo de Las Médulas.
Restaurante “El Lagar”en Orellán
Casa de comidas Arcadio Travieso
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Como se celebraba el Día del Padre, el pueblo estaba lleno de familias y grupos que le daban aún mas la apariencia de zona turística. Atravesamos el pueblo buscando un restaurante donde comer, pero al pasar por delante observábamos que estaban llenos y además nos parecían poco acogedores, hasta que al llegar prácticamente al final del pueblo vimos uno que se anunciaba como casa de comidas Arcadio Travieso. Nos acercamos y decidimos quedarnos allí a comer. Estaba situada en una antigua casona, con un prado donde había instaladas unas cuantas mesas (todas llenas). Entramos y nos acomodaron en un comedor con paredes de piedra y mesas de madera con bancos corridos, aparte de una gran chimenea, las paredes estaban decoradas de varios utensilios rurales, sonaban rancheras mejicanas como música de fondo. Comimos un típico caldo, huevos fritos con patatas (de esos que saben a huevo y tienen puntillas), unas castañas caramelizadas en almíbar y para rematar café de puchero y un “chupito de mandrágora”. Vamos todo un lujo, servido con amabilidad y por 12 €. Cuando terminamos de comer, estuvimos un rato reposando la comida en el exterior y cuando consideramos oportuno marcharnos, muy amablemente nos indicaron por donde debíamos tomar la pista que bordeando la ladera nos conduciría a nuestro destino. Pasamos por delante de un monumento a un cazador fallecido y acompañados de sol y calor caminamos los mas de 8 km. que tras un prolongado descenso desembocan junto a una gasolinera de la N536, en Puente de Domingo Florez.
Monumento a cazador
Puente de Domingo Flórez
Enfrente mismo de la gasolinera encontramos el hostal “La Torre”, que era el que nos habían recomendado en la casa de comidas de Las Médulas. Entramos y nos sentamos para beber algo fresco. Hablando con la camarera, también nos dimos cuenta que no esperaba ver peregrinos, nos selló la credencial con el sello del hostal, para que por lo menos quedara constancia de nuestro fin de etapa. Mientras tanto pensamos que hacer, buscar alojamiento preguntando si acogen peregrinos en algún polideportivo o similar, pues nos informaron que no existe albergue, o visto que aquí no parece que estén acostumbrados al acogimiento alojarnos en el hostal. Optamos por esta segunda opción y alquilamos una habitación de dos camas por la que nos cobraron 40 €. Después de una ducha y descansar un rato, decidimos salir a dar una vuelta, pero el pueblo no tenía nada especial, o por lo menos en la distancia que recorrimos siguiendo la carretera que lo atraviesa, así que entramos en un bar donde tomamos unas cervezas y una ración de ibéricos y de allí volvimos al hostal. Bajamos al restaurante a cenar algo y como ya
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habíamos picado en el bar, pedimos una sopa y un “sandwich” vegetal, que creo que ha sido el peor que he comido en mi vida. Con el estómago lleno y el cansancio del día parecía que el cuerpo pedía dormir así que le hicimos caso y volvimos a la habitación, donde ni siquiera encendimos la televisión y al poco rato nos quedamos dormidos
20/03/09
PUENTE DE DOMINGO FLOREZ @ (San Xusto, Sobradelo, Entuma, O´Barco de Valdeorras, Villamartín de Valedoras) A RUA@ (27,7 km)
La diferencia de dormir en albergue a hacerlo en un hostal es que no tienes a nadie que quiera salir pronto y te despierte, así que como a las siete y media de la mañana habrían el bar, nos pusimos el despertador del móvil y además dejamos que nos despertara la luz, así que cuando amaneció y entró la luz empezamos a espabilarnos y el despertador nos hizo levantar de la cama. Recogimos nuestras cosas nos aseamos y con las mochilas preparadas bajamos al bar. Desayunamos un café con leche con tostada y después de abonar la “dolorosa” salimos en busca del puente sobre el Miño.
Puente de Domingo Flórez (Iglesia y Puente sobre el Miño) Aquí Jorge viendo la dirección de nuestras sombras eligió la dirección acertada, así que por unas calles paralelas a la carretera, llegamos a una moderna iglesia de forma piramidal y a continuación el puente que nos llevaba hacia Galicia. Cruzamos el puente y como no había mas ruta que la N536, seguimos por su arcén izquierdo. A nuestra derecha siempre tenemos el río y justo en la otra margen el ferrocarril, así que las tres vías son una constante en nuestra vista, lo mismo que los diversos “Saltos del Sil” que producen energía eléctrica.
Entrando en Galicia
Una de las presas sobre el Sil 106
Atravesamos por el pequeño pueblo de San Xusto, donde no hay prácticamente nadie por las calles, seguimos y en nuestro camino encontramos varias industrias donde cortan pizarra para la construcción, esta es una actividad muy extendida en esta zona y así lo atestiguan todos los tejados de casas antiguas y modernas que están realizados con este material. Pronto llegamos al pueblo de Sobradelo y en el bar “Los dos Ríos” entramos a descansar y tomar un “Aquarius”, allí la dueña y uno de los parroquianos nos informaron que para ir hacia O´Barco, lo mejor era que cruzáramos el puente, ya que al otro lado y después de pasar por debajo de las vías del tren, una empinada cuesta a la izquierda, nos llevaría a la antigua carretera, por la que adelantaríamos camino y además apenas tiene tráfico. Esta fue otra de las casualidades de este viaje, pues nos puso en el camino a la persona indicada para mejorar nuestra ruta.
Puente de Sobradelo
Entoma
Le hicimos caso y cruzamos el puente, subimos la cuesta e iniciamos la andadura por la otra margen del río, al que ahora dominábamos desde una mayor altura y con ello el cambio de paisaje, que desde aquí es magnífico. Empezamos a ver algunos viñedos, todos ellos en la ladera del monte e incluso antes del corte que lleva hacia el río, lo que nos hace pensar lo difícil de su recolección. Después nos enteramos que estamos iniciando los dominios vinícolas de “Valdeorras” y “Ribeira Sacra” que denomina el norte de la provincia de Orense y el sur de la de Lugo. Llegamos al pueblo de Entoma, que se nos apareció de repente tras unos árboles, que arropaban a un arroyo, al que cruzaba un bonito y antiguo puente. Recorrimos el pueblo y con este cambio en el paisaje, casi sin darnos cuenta llegamos a O´Barco de Valdeorras donde poco a poco nos adentramos en el centro de la población. Cruzamos por una pasarela para salvar las vías del tren y enseguida llegamos a la Plaza de la Iglesia y seguidamente a la Plaza Mayor. Elegimos para tomar algo una cafetería que se encontraba junto al río, de allí supongo que vendría su nombre “Veira Sil”. Nos acomodamos en la Terraza y cuando nos acercamos a la barra a pedir un pincho de tortilla y unos “Aquarius”, el dueño vio nuestra condición de peregrinos y nos pregunto si íbamos a aojarnos recientemente inaugurado en el albergue de peregrinos de Xagoaza, que se encuentra a dos km. cercano al Monasterio del mismo nombre, que hoy día es una instalación hostelera pero que antiguamente perteneció a los Templarios y posteriormente a los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén.* * A pocos km. de O´Barco, se puede visitar el monasterio románico de San Miguel de Xagoaza, antiguo priorato de la Orden de San Juan de Jerusalén, en cuya fachada se
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contempla la Cruz de la Orden. Importante destacar la iglesia, de ábside románico con una iconografía erótica en los canecillos del ábside. En un bello paisaje y una magnífica arboleda, en el que también se encuentra la vieja bodega de los frailes, restos de un molino y un antiguo puente sobre el río Mariñán. La construcción del albergue de peregrinos cercano al Monasterio de Xagoaza ha finalizado en los últimos días, incluida la instalación de los paneles solares con los que va dotado. En estos momentos, resta por acondicionar el entorno del refugio, además de equiparlo con el mobiliario.
Albergue de peregrinos de Xagoaza El albergue de peregrinos fue construido pensando en el reconocimiento oficial del Camiño de Santiago de Inverno, que discurre por Valdeorras, como itinerario Xacobeo. Esto será antes del Año Santo del 2010. Le comentamos que no, que queríamos llegar hasta A Rua, pero no obstante nos enseñó varias revistas de la zona con rutas senderistas e información sobre el albergue y el “Mosteriro” que es la acepción gallega que aquí utilizan. Pero la mejor información nos la dio posteriormente, siendo esta otra de las casualidades a las que me he referido anteriormente, pues nos informó que no era necesario volver a la carretera para continuar el Camino, pues se estaba intentando rehabilitar el antiguo Camino Real y había un trozo por el que ya se podía transitar que partía de allí mismo, siguiendo la margen del Sil y que nos evitaba varios km. de carretera, aunque posteriormente tendríamos que volver al asfalto en A Proba y continuar por la comarcal que habíamos utilizado anteriormente que nos llevaría hacia el centro de A Rua.
Cafetería “Veira Sil”
Siguiendo el “Camino Real” 108
Nos despedimos de él y de dos parroquianos que colaboraron en la información y nos dispusimos a seguir la margen derecha del río, primero por un paseo urbanizado para posteriormente volver a pisar la tierra por una senda perfectamente definida que como bien nos habían indicado nos devolvió a la carretera. Allí tuvimos otra sorpresa, pues justo antes de una rotonda encontramos la primera flecha amarilla que nos indicaba que estábamos siguiendo el Camino de Santiago. Queríamos llegar a comer a Villamartín de Valdeorras, además nos habían recomendado el restaurante Marbella, que se encontraba en la vía principal que cruzaba el pueblo, una vez pasada la iglesia. Cuando llegamos al pueblo, la primera edificación que vimos fue una de esas casas de color rojo con lucecitas, que inmediatamente deducimos que no era un albergue de peregrinos, seguimos caminando, cruzamos un pequeño puente y un parque de recreo (con barbacoas incluidas). Al llegar a un polideportivo nos indicaron que junto a las piscinas tendríamos que girar hacia la derecha para llegar al centro del pueblo, pues habíamos llegado por el río, no por la carretera. Atravesamos el campo de fútbol y tras entrar en el pueblo nos dirigimos al restaurante indicado. La acogida fue bastante fría, pues pese a comentar que nos habían enviado allí desde la cafetería “Veira Sil” de O´Barco, nos dijo que tenía cerrado el restaurante y que no pensaba abrirlo ni para algo rápido (desde luego la amabilidad y la visión comercial brillaron por su ausencia), eso sí como detalle nos dio un vaso de agua. Me acerqué al otro bar que había en el pueblo, junto a la iglesia, pero solo tenía algunas pequeñas tapas en la barra, pero me indicaron que en la gasolinera, a unos ochocientos metros había un restaurante y allí podríamos comer. Así que por un camino lateral a la carretera llegamos a la gasolinera, donde efectivamente había un restaurante, aunque prácticamente no se apreciaba desde lejos pues apenas estaba señalizado y medio oculto junto a un servicio de instalación de neumáticos. Pasamos al comedor, dejamos las mochilas en un rincón y como éramos los dos únicos comensales nos atendieron rápidamente, tomamos un típico caldo gallego del que pudimos repetir hasta que se acabó la perola y después uno calamares a la romana pero ninguno de los dos terminamos la ración, nos hubiera bastado una para compartir, pero desconocíamos lo abundante de su contenido. Después de un café, descansamos allí un rato para reposar la comida. Cuando reiniciamos la marcha lo hicimos paralelos a la carretera, hasta que encontramos un lugar por donde pudimos atravesarla y retomar la vieja comarcal que nos volvía al paisaje sobre el río que poco a poco ensanchaba el valle, desplazándose nuestro camino un poco hacia el interior para llevarnos a nuestro punto de destino en el día de hoy. Enseguida llegamos al principio de la zona urbanizada, pero este pueblo también se estructura a lo largo de la antigua carretera y para llegar al centro todavía faltaba un trecho. Pensábamos acercarnos hasta la Policía Municipal para preguntar si había albergue o podíamos alojarnos en el polideportivo. En esto estábamos cuando se dio la siguiente casualidad. Un “mozo” que vestía un polo azul se fijó en nosotros y nos comento que si buscábamos la asociación de los caminantes a Santiago, esta se encontraba en la Casa de Cultura que estaba allí cerca. Con esta información nos encaminamos al lugar indicado y tras preguntar en el bar, nos indicaron el despacho de “Moncho” (en realidad Ramón García), en el que en la puerta había un “logo” con vieira en el que se leía “Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Valdeorras”. Estaba cerrado, pero llamé al teléfono que figuraba debajo.
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Enseguida se puso al teléfono, pero me comento que no se encontraba en A Rua, que estaba en Ponferrada y que no volvería hasta el día siguiente a media mañana, pero que nos dirigiéramos al polideportivo que allí nos podríamos quedar a dormir. También nos dijo que posiblemente el encargado de las instalaciones no supiera que hacer, pero que en ese caso llamase al alcalde que le daría instrucciones. Seguimos sus indicaciones y llegamos al polideportivo y efectivamente el encargado no tenía ni idea de estos asuntos, así que como el alcalde estaba ausente llamó al teniente de alcalde que se presentó a los pocos minutos.
A Rua (Ayuntamiento y polideportivo) Enseguida nos acomodó, nos dejó un vestuario de los destinados a los árbitros para cambiarnos y ducharnos y junto con el encargado nos enseñó la parte del gimnasio donde estaban las colchonetas y donde podríamos dormir. Nos comentó que éramos los primeros peregrinos que alojaban y una vez que dejamos las mochilas nos llevó en coche al Ayuntamiento para sellar las credenciales, después por el mismo medio nos devolvió al polideportivo. Allí quedamos de acuerdo con el encargado, que como el cerraba a las 22,30 h., nosotros llegaríamos para dormir antes de esa hora y para salir por la mañana utilizaríamos una de las puertas de emergencia, así no tendríamos que preocuparnos por las llaves. Nos duchamos, cambiamos de ropa y volvimos hacia el pueblo para dar una vuelta e intentar comprar un recuerdo del lugar de esos imantados que se ponen en los frigoríficos que me había pedido Anita, pero no encontramos ninguna tienda que tuviera, así que otra vez será. Nos sentamos a tomar algo frente al Ayuntamiento, en el bar “Cuatro Camiños” y les preguntamos a que hora abrían al día siguiente y nos informaron que a las ocho y media de la mañana, con esta información ya teníamos asegurado un lugar para desayunar antes de iniciar la próxima etapa, pues como era algo mas corta no era necesario iniciarla muy temprano. Recorrimos las calles mas céntricas y antes de volver al albergue, nos paramos en otro bar, frente a la estación de trenes y de allí nos acercamos a un “super” para comprar pan, embutido y fruta para cenar y con esto solucionado nos fuimos poco a poco hacia el polideportivo. En el camino nos paramos frente a una casa roja, rodeada de jardines rodeados por una tapia que nos llamó especialmente la atención por unos adornos de dragones blancos, que le conferían ese aspecto extraño de las casas de novelas o películas de misterio. Llegamos al polideportivo y estuvimos hablando un rato con el encargado, nos enseñó donde se daban las luces y decidimos apagar todas y dejar solo las imprescindibles, que apagaríamos nosotros, además con nuestras linternas nos era suficiente. Colocamos dos colchonetas
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pequeñas encima de una grande que utilizan para los saltos desde aparatos y encima nuestros sacos de dormir, rellenamos las fundas con ropa y nos fabricamos unas almohadas para complementar nuestra cama. Cenamos tranquilamente en el cuarto de los árbitros y cuando el encargado se despidió de nosotros nos fuimos a dormir a nuestro “gran dormitorio”, con la suerte de que tras sus grandes cristaleras podíamos ver las estrellas.
21/03/09
A RUA@ (Montefurado, Hermidón) QUIROGA@ (26,0 km)
Por las cristaleras entraba la luz, así que no hizo falta ningún despertador para que nos levantásemos. Recogimos tranquilamente la que había sido nuestra habitación, colocamos las colchonetas en su sitio y con nuestros sacos recogidos nos dirigimos al vestuario arbitral para el aseo y prepararnos para iniciar la ruta. Cuando estuvimos preparados, subimos las gradas del polideportivo y por una de sus puertas de emergencia salimos al exterior. Comprobamos que estaba perfectamente cerrada y tras admirar el paisaje que se nos ofrecía, con una zona de recreo y el río a la derecha, descendimos las escalinatas e iniciamos el camino hacia el bar “Cuatro Camiños” para desayunar.
Polideportivo de A Rua
Bar “Cuatro Camiños”
Llegamos al bar y aunque la persiana estaba medio subida, pues todavía no habían terminado de limpiar, nos dieron de desayunar un buen café con leche y unas tostadas de pan con mermelada de naranja natural, pues todavía no les había llegado la bollería reciente del día. La conversación de la camarera nos hizo bastante ameno este desayuno, así que con este buen inicio del día retomamos nuestras mochilas y seguimos la carretera hacia la salida del pueblo. Esperábamos ver alguna flecha amarilla, pero no encontrábamos ninguna, llegamos a una rotonda y como no encontrábamos ninguna indicación, salvo una flecha que indicaba el parque de bomberos, seguimos por el arcén unos trescientos metros sin ningún resultado, como no nos apetecía seguir por la N120, llamamos a Moncho y nos indicó que teníamos que subir por detrás de los bomberos y seguir por la antigua carretera comarcal 933. Así lo hicimos, retrocedimos los metros que habíamos andado e iniciamos la subida de la cuesta hasta que pasamos por detrás del parque de bomberos y efectivamente, allí una flecha amarilla nos indico que retomábamos el Camino (no vimos ninguna en la rotonda). Volvíamos al paisaje del día anterior, a nuestra izquierda en las profundidades las vías del tren, el río y la carretera, a nuestra derecha la ladera del monte, hasta que de pronto apareció la empresa REITER (que fabrica equipamientos para Citroën) y que por ser de construcción 111
moderna nos cambia un poco ese recuerdo que teníamos de las industrias pizarreras. Seguimos caminando hasta que encontramos un mojón en el arcén derecho, que nos indicaba el límite provincial, acabábamos de entrar en la provincia de Lugo.
Empresa REITER
Mojón provincia de Lugo
Al poco rato encontramos en una pequeña altura el pequeño núcleo urbano de Alvaredos, al que sobrepasamos por su parte baja y al poco escuchamos el ruido de una motosierra. Al acercarnos encontramos ana pareja cortando un tronco en la ladera, cruzamos unas palabras con ellos y la mujer (otra de esas casualidades) nos indicó que para llegar a Montefurado no era necesario seguir por la carretera, que esta daba muchas vueltas y que pasadas dos curvas encontraríamos un camino que nos ahorraría bastante trecho.
Camino a Montefurado
Puente en Fraga Furada
Al poco rato entre los km 53-52, encontramos un poste con una flecha de madera, que indicaba la entrada al camino, bajamos por el hasta que llegamos al fondo del valle y al poco de caminar encontramos un cartel que en letras rojas decía Fraga Furada 1.490 m., no sabíamos que quería decir, pero nos imaginábamos que sería una localización del lugar donde nos encontrábamos, pero no entendíamos lo de los metros. Un poco mas adelante encontramos un arroyo cruzado por un puente sin petril y a continuación a la izquierda un camino que conducía a un par de casas enclavadas en el monte y que miraban hacia el arroyo, que en este caso estaba canalizado por unos muros de piedra, imaginamos que serían restos de un antiguo conducto de molino o similar. Cruzamos el puente y enseguida al fondo, junto a las casas apareció un pequeño puente por el que pasaban las vías del tren.
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Casas en Fraga Furada
Cartel de Monte Furado
Seguimos por el camino lateral paralelo a las vías y volvemos a encontrar otro cartel, similar al anterior, pero en este caso con la leyenda Monte Furado 3.250 m., seguíamos sin entender lo de los metros, pero seguimos caminando y tras pasar por delante de la pequeño estación de ferrocarril, un poco mas adelante llegamos al núcleo urbano, donde a la entrada nos encontramos una familia que estaba cortando las hierbas que crecían al pie de la tapia que rodeaba la casa, nos ofrecieron agua fresca, lo que aceptamos agradecidos, nos contaron que ellos también habían hecho el Camino hacía tiempo y que ya sabían que se estaba promocionando esta ruta, pero hasta ahora no había venido nadie, salvo los de la asociación que lo promocionaba. También nos contaron que la iglesia que se veía mas arriba era la de San Miguel, que por lo visto tiene un bonito retablo y que mas arriba había una fuente. Nos despedimos e iniciamos una pequeña subida, que nos dejó en una plaza delante de las escalinatas de la iglesia.
Iglesia de San Miguel
Lavadero
En un banco, a la sombra dejamos las mochilas, nos sentamos y repusimos fuerzas con queso y una barrita de “muessli”. En un rápido vistazo a lo que nos rodeaba nos dimos cuenta que el pueblo conserva su arquitectura popular, aunque es necesario restaurar algunas casas (como vemos algunas que están haciendo siguiendo patrones antiguos). La Iglesia de San Miguel (construida a mediados del siglo XVIII), también destaca imponente sobre la plaza, pero no estaba abierta y tuvimos que conformarnos con verla por fuera.
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Decidimos retomar el camino y tras la subida de la siguiente calle encontramos otra pequeña plaza con una fuente y un lavadero. Paramos a repostar agua y seguimos las calles hasta que se terminó el pueblo, entonces encontramos otro cartel de madera que decía “Camino de Santiago Sur”, pero aquí nos surgió una duda, pues el camino parecía descender, pero por otra parte el cartel parecía indicar que había que subir por una senda medio salvaje con grandes piedras, mientras Jorge esperaba en este cruce yo subí unos cuantos metros, pero aquello tenía pinta de no haber sido pisado en mucho tiempo, así que volví a bajar y seguimos el camino que parecía mas transitado. A unos cincuenta metros termina en unos viñedos, así que volvimos sobre nuestros pasos e iniciamos nuestra subida por la senda de piedra.
Rótulo del Camino Sur
Hermidón
En esta subida tuvimos que pisar en varios momentos por el agua de los manantiales que corría libremente en algunos tramos, menos mal que las botas de “goretex” sirven para algo, pero nos imaginamos este camino con nieve o barro. Seguimos con la subida y llegamos a la carretera, junto al rótulo que ponía Hermidón 3.880 m., seguíamos sin entender estas cifras, pero como una flecha de esas amarilloverdosas indicaba el camino lo atravesamos. Seguimos entre algunos árboles frutales, algún olivo y viñedos hasta llegar a Vilaester y Venda Vella donde otro cartel similar indicaba 8.820 m.. Seguimos bajando por la carretera y en un cruce encontramos una indicación hacia una ermita y a una almazara, pero como no vemos ninguna señal, seguimos bajando por la carretera que nos lleva hasta la N120, junto a un cartel que anuncia las rutas senderistas que desde allí se pueden hacer. Mientras mirábamos aquello por si figuraba el Camino de Santiago, sonó mi teléfono móvil, entonces me di cuenta que no lo había apagado desde que hablé con Moncho, esta fue otra de las casualidades, pues la llamada la efectuaba un periodista de “La Región” de Orense, que había tenido contacto con el y le había dado mi teléfono, me preguntó que donde estábamos pues quería hacernos una entrevista ya que éramos los primeros peregrinos que habían pasado por allí. Le comenté que íbamos a continuar por el arcén izquierdo de la N120 hasta Quiroga, que si quería que nos alcanzase por el camino. En eso quedamos y seguimos nuestra marcha. Cuando nos faltaba algo menos de cinco km para llegar, nos alcanzó el periodista, que aparcó junto a la marquesina de una parada de autocares. Se presentó y preguntó si podía realizarnos unas fotos, así que “posamos” para la prensa y luego nos realizó la entrevista, que se publicó al día siguiente y que incluyo aquí en su integridad. **
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** Entrevista publicada en La Región (Orense) Los peregrinos llegaron a los tres meses Un padre y su hijo de Valladolid 'estrenan' el Camiño de Inverno después de la presentación oficial J.C. - O BARCO - 22-03-2009 Desde que la Xunta lo presentó en Valladolid, fue necesario esperar tres meses para ver peregrinos en el Camiño de Inverno, que cruza Valdeorras. Los pioneros son un padre y su hijo -Julio y Jorge de Benito, respectivamente- y llegaron de la capital de Castilla-León. Huyen de la masificación del Camiño Francés y detectaron carencias en la señalización y en la N-120. El presidente de la Asociación de Amigos do Camiño, Ramón García, lleva esperando un año por la subvención de la Xunta para colocar 50 señales.
Julio y Jorge de Benito mostrando sus credenciales Bajo un sol castigador y esquivando cuando fue posible el caliente asfalto de la N-120 dos hombres se echaron a andar ayer en A Rúa. Como objetivo se fijaron Quiroga (Lugo), que dista 23 kilómetros de la villa Ruesa. Para recuperar fuerzas pernoctaron en su polideportivo municipal. “Hemos dormido en otros y éste es el mejor”, explicaba el más joven. Es informático, se llama Jorge de Benito y recorre el Camiño de Inverno acompañado por su padre, Julio, que trabaja de enfermero. Proceden de Valladolid y son los primeros peregrinos que recorren el Camiño de Inverno después de que el Director Xeral de Turismo presentase el itinerario en la Feria Internacional de Turismo. Fue el 28 de noviembre de 2008, hace tres meses. La pareja castellana recogió el material que utilizan como guía en el expositor de la Xunta, documentos que guardan junto a la credencial de peregrino. No es la primera vez que recorren el Camino de Santiago. Es más, Julio de Benito es secretario de la Asociación Jacobea Vallisoletana (Ajova) y Jorge se ocupa de la página web “alberguedeperegrinos.com”.
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Los “turigrinos” En esta ocasión, padre e hijo decidieron abandonar el masificado Camiño francés. “En él tienes que correr para coger sitio en el albergue”, comenta Jorge. Su padre se queja de que muchos lo recorren como una forma de hacer “turismo barato”. Incluso les dedican un apodo: los “turigrinos”, combinando los vocablos turista y peregrino. Los pioneros del Camiño de Inverno advierten de las deficiencias que deberán corregirse. Uno de ellos es la “falta de señalización. Desde Ponferrada hasta O Barco no hay ninguna”, comentó Julio, que también se quejó de los tramos que discurren sobre la N-120. “La carretera es un problema”, añadió. Sus quejas deberán ser tenidas en cuenta por las asociaciones y organismos que promueven esta ruta de peregrinación. El presidente de la Asociación Amigos do Camiño de Santiago por Valdeorras, Ramón García, confirmó que los vallisoletanos son los primeros peregrinos de este trazado “dende que se presentou oficialmente en Fitur”. Aprovechó para quejarse del retraso en la entrega de los 1.800 euros de subvención que aprobó hace un año la Xunta para colocar 50 señales de pizarra. Desde entonces, la empresa que las hizo sigue esperando que alguien pase a recogerlas, previo pago de la suma comprometida. Una vez terminada la entrevista, nos despedimos y seguimos nuestro camino, pues ya teníamos ganas de dejar la carretera y llegar a nuestro punto de destino en el día de hoy, así que siguiendo por esta vía, aceleramos el paso para llegar cuanto antes, pues se acercaba la hora de comer y nuestros estómagos empezaban a reclamar atención, así que pronto llegamos a Quiroga. *** *** Si no hubiéramos seguido la N120 para hablar con el periodista, deberíamos haber buscado las indicaciones para seguir por el Camino, ajeno a la carretera Nacional y que nos hubiera llevado a Quiroga, a continuación lo transcribo para tenerlo presente en un futuro. Al cruzar la N120 un camino lleva hasta Soldón y Sequeiros. Estos dos pequeños núcleos rurales, asentados a la orilla del Sil, conservan, en gran parte, su arquitectura popular, con corredores de madera y voladizos que unen dos casas sobrevolando el camino, y donde el caminante puede reponer sus fuerzas en las refrescantes áreas recreativas que poseen. Cruzamos nuevamente la N120 e iniciamos un ascenso que nos lleva a Torre Novais, restos de la residencia de Comendadores Sanjuanistas, en cuyos Hospitales atendían a los peregrinos desde el siglo XIII. Aunque el castillo está en ruinas, todavía ostenta sobre el arco de acceso al palacio la Cruz de Malta. La Orden del Hospital ha dejado huella en la toponimia del lugar, como es el núcleo de Hospital. Descendemos al arroyo del castillo que cruzamos a través de un puente medieval hasta el pueblo de Caspedro, próximo a la casa de Otero, fundada a principios del s. XVI por Gonzalo Fernández de Quiroga, señor del coto jurisdiccional de Chan da Pena. En ese pueblo hay una fuente con la siguiente inscripción: “CAMINANTE BEBE Y APAGA TU SED”. Desde aquí, el camino sigue por Pazo Vello hasta Quiroga. No obstante, como alternativa, desde Caspedro podemos seguir por San Jullalo de Riba hasta Hospital, priorato de la Orden militar hospitalaria de San Juan, donde existía una
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hospedería de peregrinos. Lugar donde se ha encontrado la partida de defunción de un peregrino. Seguimos por Ponte Pedriña, sobre el río Quiroga, un puente medieval que permite entrar en la encantadora villa de Quiroga. Como previamente había visto en Internet que existía un albergue (aunque no de peregrinos) preguntamos por el. Nos indicaron que estaba junto al auditorio y hacia allí nos dirigimos por la calle principal (antigua carretera), llena de naranjos. Al llegar vimos que estaba cerrado, pero llamamos al teléfono que figuraba en la puerta y el encargado nos contestó que vendría en un cuarto de hora.
Naranjo con naranjas
Puerta del albergue
Mientras esperábamos su llegada nos acercamos a un bar cercano, como no, a beber un “Aquarius”, cuando terminamos y volvimos al albergue, se abrió la puerta y el encargado nos explicó que le habíamos pillado con el arroz de una paella a medio hacer, que por eso nos había hecho esperar. Le contamos que éramos peregrinos a Santiago y que buscábamos albergue, el nos dijo que era el primer caso de peregrinos que tenía, que ciertamente hacía mas de un año había ido con un concejal en un “todoterreno” a pintar las flechas amarilloverdosas que habíamos visto y entonces le auguró la llagada de peregrinos, ese augurio se cumplía hoy. Nos comentó que aunque el albergue era municipal, la gestión se adjudicaba por concurso y en este caso ellos (PROAVENTUR S.L.), lo gestionaban por cuatro años y que no tenían previsto nada sobre el alojo de peregrinos. No obstante nosotros le comentamos que no necesitábamos una habitación para dormir, pues pensábamos salir esa misma noche en tren hacia Valladolid, pero nos gustaría un lugar para reposar un poco y asearnos. Llegamos a acuerdo de disponer de una habitación doble con baño por ocho euros, con lo que nos inscribió, acompañó y nos dio las llaves. Cuando nos fuéramos deberíamos dejarlas en el buzón. Hay que decir que el albergue nos sorprendió, pues vimos que estaba perfectamente adaptado para poder ser utilizado por personas discapacitadas, tanto en sus accesos como en los baños, que permitían la circulación de sillas de ruedas y tenían asideros especiales. Dejamos las mochilas y le preguntamos por un lugar para comer. Nos indicó el restaurante “Chapacuña 3”, que se encontraba dos calles detrás del albergue y allí nos dirigimos.
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Habitación del albergue
El auditorio desde el albergue
Era un restaurante preparado para comida rápida y clientes jóvenes, nos sentamos y a parte de la carta nos ofrecieron lasaña cosa que aceptamos inmediatamente, la ración fue suficiente para que después solo tomáramos café. Como el nombre del restaurante nos llamó la atención les preguntamos cual era su origen, nos contestaron que correspondía con el nombre de una cascada o salto de agua y como este era el tercero de la cadena le habían añadido el 3. Con nuestra curiosidad satisfecha nos retiramos a descansar al albergue. Nos aseamos y nos tumbamos en la cama dentro de nuestros sacos para dormir una siesta. Cuando nos despertamos salimos a dar una vuelta hacia la Oficina de Turismo, que está en la Casa de Cultura, para sellar las credenciales. Como la oficina estaba cerrada, nos las sellaron en la biblioteca, con lo que ya quedaba reflejado nuestro paso por Quiroga, eso si nos abrieron la oficina para darnos información sobre la zona. Revisamos los mapas y entonces entendimos lo de las tablas de madera con un número de km. que vimos durante el camino. Eran las distancias que habíamos recorrido desde el límite de la provincia de Lugo. Ahora si que nos cuadraban las distancias. Dimos un paseo por la Plaza Mayor (que tiene un crucero típico del Camino, aunque es de construcción moderna), pasamos por delante del Ayuntamiento, que no está en la plaza, sino en la calle central. Vimos por fuera la iglesia (que por los modernos grabados de la puerta debe estar dedicada a San Martín) que está situada junto a un parque con setos muy altos que le quitan toda perspectiva para una foto y paramos en una terraza de otra plaza (llena de madres con niños pequeños) a tomar una Coca-cola. Desde allí otro paseo que nos hizo pasar por delante del polideportivo, vimos por las cristaleras que se estaban preparando para un partido de fútbol sala femenino, entre el equipo local y el otro me pareció ver que era de A Rua, vamos rivalidad total, pero nosotros volvimos al restaurante del mediodía para cenar. Esta vez la cena fue a base de “sandwich” y como pensábamos salir a las 0,37 desde la estación de San Clodio – Quiroga, que se encuentra a kilómetro y medio, en cuanto terminamos nos acercamos al albergue para recoger las cosas y salir a las once, para llegar con margen suficiente y no perder el tren. Recogimos y al salir, nos encontramos en la recepción al encargado, así que no tuvimos que dejar las llaves en el buzón, charlamos un rato y nos dio información de las actividades que realizaban por si queríamos utilizarlo en un futuro, nos dio su correo de internet para que le enviáramos nuestro relato y nos indicó la forma de llegar a la estación. Nos despedimos e iniciamos nuestra partida. Cruzamos todo el pueblo siguiendo la calle central y al llegar a la carretera, en una rotonda, tomamos la dirección de San Clodio, atravesamos un puente sobre el Sil en medio de la oscuridad de la noche y pronto llegamos al casco urbano, donde 118
enseguida localizamos la estación, entramos en la sala de espera y allí nos quedamos esperando la llegada del tren.
22/03/09
QUIROGA – VALLADOLID (Tren)
La estación estaba solitaria y nos extrañó, no obstante como era bastante pronto pensamos que ya llegaría alguien o tal vez nadie, salvo nosotros, iniciaba aquí su viaje. Poco a poco pasaba el tiempo y cuando llegó la hora y el tren no apareció, pensábamos que traía retraso.
Estación de San Clodio-Quiroga
Jorge en la sala de espera
Como el retraso ya era sospechoso, Jorge se acercó al panel de información y vio que los domingos no había tren, aunque para nosotros era sábado los horarios se referían a León donde debería llegar después de las doce de la noche, por lo tanto para RENFE, domingo. Jorge lo confirmó por teléfono y después me soltó una buena bronca. En mi justificación diré que la información que yo tenía la había recopilado de Internet, pensando en la vuelta para el día 23 desde Monforte y no el 22 desde Quiroga, por lo que la información sobre el tren de vuelta era correcta para el domingo, lunes en León. Yo no había mirado para el sábado, por lo tanto no pude equivocarme. En fin otra de esas casualidades, pero en este caso nos hizo un flaco favor. Nos acercamos a tomar algo a la cafetería del hostal “Las Vegas”, que se encuentra frente a la estación y efectivamente nos volvieron a confirmar que no había tren. Como no estaba dispuesto a pasar la noche en la sala de espera durmiendo en el saco y en el suelo, pues el próximo tren a León saldría a las 10,33 de la mañana siguiente, tomamos un café y pregunté si tenían habitación. Como la respuesta fue afirmativa nos instalamos en una con dos camas (una de matrimonio y otra individual) y dos sillones cama, vamos que podía alojar una familia. Jorge eligió la mas grande, porque dijo que se la merecía por mi equivocación, pero yo pasé del tema y dormí en la mas pequeña sin despertarme hasta el día siguiente. Nos levantamos, después del aseo bajamos a desayunar y una vez recogidas nuestras cosas, liquidada la cuenta (30 € mas los cafés y desayunos), nos dirigimos a la estación. Esta vez el tren si llegó puntual, subimos y pagamos los billetes hasta Valladolid al revisor, intercambiamos de tren en León y sin mas incidencias llegamos a Valladolid a las 15 h. Buscamos el coche que nos había dejado aparcado Tito frente al Roma, junto a la estación de autobuses (pensando que veníamos en autocar) y nos dirigimos a casa, donde dimos por terminada esta parte del “Camiño de Inverno”, el resto seguirá mas adelante.
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30/04/09
VALLADOLID – QUIROGA (Automovil)
Aprovechando el “puente” del Primero de Mayo, Jorge y yo decidimos volver al “Camiño de Inverno” para reanudar la ruta donde la habíamos dejado. Para asegurarnos la vuelta el domingo y poder caminar tres días, decidimos ir a Quiroga en automóvil. Llamamos a Eduardo (es el encargado del albergue) y nos confirmó que nos podía reservar una habitación para esa noche. Así que con esto solucionado, hacia las cinco de la tarde iniciamos el viaje, que transcurrió sin novedad, aunque antes de terminar, decidimos parar en Montefurado y visitar el túnel romano que hace pasar las aguas del río a una laguna y que no pudimos ver cuando pasamos a pie, pues está apartado del Camino.*
. Túnel de Montefurado * Túnel de Montefurado.- Se trata de un túnel excavado en la roca, justo donde el río Sil dibuja un meandro. El hecho que motivó una obra de tan enorme proporciones fue la extracción de oro por parte de los romanos. ¿Cómo se conseguiría la extracción del rico metal?. Se han barajado dos hipótesis: 1.- Una defiende la fabricación de un túnel que debía de cumplir tres requisitos fundamentales: ser largo (de esta forma se le daba tiempo suficiente al mineral para depositarse en el fondo), profundo (cuando más hondo mayor número de depósitos auríferos) y estrechos (lo que evita la dispersión del oro). Una vez lleno el trabajo de vaciado y extracción del oro se hacía en seco, desviando el río por su curso natural: el meandro. 2.- La otra hipótesis aboga por la explotación de las arenas fluviales (mediante bateo) que se iban concentrando justo en el punto donde el río dibuja su meandro. La extracción del oro se realizaría en época estival, cuando el caudal de agua es mínimo, característica que junto al desvío del cauce del río a través del túnel, facilitarían enormemente las labores de bateo. Sin mas novedad llegamos a Quiroga, llamamos a Eduardo y nos asignó la misma habitación que tuvimos la otra vez, además había tenido el detalle de colocar un calefactor para que la encontráramos caliente. Como queríamos cenar pronto, nos acercamos al “Chapacuña 3”, que ya conocíamos de nuestra estancia anterior, donde cenamos un plato de zorza (picadillo adobado) con patatas. Así que congraciados con el estómago, nos retiramos al albergue para
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acostarnos, pues la etapa que nos esperaba al día siguiente bien merecía un buen descanso previo.
01/04/09 QUIROGA@ (Nocedo, Cerballo de Lor, Barxa de Lor, A Pobra de Brollón,Cereixa, Reigade) MONFORTE DE LEMOS@ (33,4 km) Como la etapa que nos esperaba era larga, nos levantamos a las siete de la mañana y cuando nos marchábamos, nos estaba esperando Eduardo en la recepción, pues según nos contó todavía no se había acostado (lo que hace la feria del vino). Nos despidió y nos deseo un buen viaje, le comentamos que a los peregrinos se les desea “Buen Camino”. Nos montamos en el coche y tuvimos que esperar a que se quitara el hielo de los cristales, ya que la noche al sereno había sido fría. Recorrimos el kilómetro y medio que hay hasta San Clodio y dejamos aparcado el coche junto a la estación de ferrocarril. Aprovechamos para desayunar un café con leche y un “donuts” en la cafetería Las Vegas, que ya estaba abierta y nos preparamos para la marcha. Salimos por la calle principal y cruzamos el puente de San Clodio, giramos hacia la izquierda, según nos indicaba la flecha amarilla y seguimos paralelos al río por la antigua carretera hasta que llegamos al cruce con la actual N120, frente a un local de ocio de esos que hay en todas las carreteras. Iniciamos una suave ascensión y abajo a nuestra izquierda dejamos el pueblo de Nocedo, en la rivera del río, que antiguamente era un lugar de cruce en barca, hoy día esa función se ha olvidado pues los puentes suplen ampliamente esa función.
Jorge iniciando la etapa
Al fondo Nocedo
Al poco de iniciar la subida, una flecha en una pared de piedra, nos indica que debemos abandonar la carretera e iniciar la subida por una pista, que poco a poco nos lleva hacia un pinar, el paisaje está con neblina y tras los pinos solo se adivina algo del paisaje, llegamos a una construcción blanca y sencilla con una puerta verde, es la ermita de la Virgen de los Remedios, cosa que se aprecia al acercarse, pues carece exteriormente de cualquiera de los aditamentos típicos (cruces o campanas). A partir de aquí el paisaje empieza a aclararse y ya podemos ver hacia abajo la carretera que serpentea e incluso un puente que cruza el Sil, así que empezamos un descenso hacia Cerballo de Lor, que como todos los pueblos por esta zona es bastante pequeño y sin servicios al peregrino, pasamos por delante de sus casas de madera, en una de ellas la mas grande se
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ubican junto a una argolla de esas que servían para atar las caballerizas, unos tablones de anuncios municipales. Seguimos bajando hasta que llegamos a Barxa de Lor, donde cruzamos el río que le da nombre por un puente, que primero debió ser romano y después de construcción medieval, que en el centro del potril de la derecha tiene un escudo con inscripciones bastante deteriorado, en el que apenas se adivinan formas y letras. Después de subir la cuesta del pueblo, pasar por delante de una pequeña iglesia, llegamos a un crucero muy simple, donde decidimos parar a comer algo y beber un poco de agua.
Julio en el Puente de Barxa de Lor
Crucero de Barxa de Lor
En estos menesteres estábamos cuando vemos venir por el camino a una mujer del pueblo, que nos explica que en una casa junto al puente hay un bar, pero como ya estamos terminando de almorzar decidimos no volver a bajar. Le preguntamos cual de los dos caminos que parten de allí es el de Santiago, pues la flecha no está muy bien definida, nos indica el de la derecha y además que a algo mas de dos Km. esta la casa rural de Salcedo, donde se puede comer. Hacemos caso a esta información (luego nos pesará) e iniciamos la andadura por ese camino. Empezamos por una fuerte, aunque corta subida, pero que me hizo parar unos minutos a retomar un pulso normal, pues llegué arriba con el corazón que parecía un motor de cuatro tiempos (Jorge pensó que me daba un infarto), pero con esta incidencia superada continuamos el Camino. De vez en cuando veíamos carteles que marcaban la ruta de vuelta a Salcedo, hasta que encontramos una que nos marcaba un ascenso hacia el norte, entonces decidimos no seguirla y continuar por donde veníamos y pasamos por lugares como Beiran o Martul que comprobamos estaban algo hacia el norte de nuestra ruta, así que habíamos dado un rodeo de unos dos km. Seguimos caminando hasta retomar el Camino, que en un ligero descenso nos llevaría hacia la Pobra de Brollón. Como con nuestro pequeño rodeo la hora de comer se había retrasado entramos en el restaurante Avenida donde solo nos ofrecieron bocadillos, así que tras dar cuenta de unos bocadillos de panceta con queso, salimos siguiendo la flecha que se encuentra prácticamente enfrente, cruzamos un puente y al poco encontramos la iglesia de Cereixa, que preside un típico crucero del Camino con un Santiago peregrino, con lo que se demuestra que aunque ahora este camino no se utilice para peregrinar a Santiago, si hubo un tiempo en el que fuera ruta Jacobea..
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Iglesia de Cereixa
Al fondo Monforte de Lemos
Comenzamos a descender hacia Monforte a través de pinar y al fondo se observa sobre una colina la silueta del Castillo (hoy día parador), así que con esta visión del fin de nuestra etapa, pasamos por Reigada y poco antes de cruzar la vía del tren, encontramos una fuente en la que una joven está llenando bastantes garrafas de agua, nosotros hacemos lo mismo con nuestras cantimploras y tras cruzar las vías nos adentramos por sus calles hasta que enfrente de la Estación de RENFE, encontramos unas flechas que indican la salida hacia el Camino, así que tras tomarnos un “Aquarius” en un bar y como aquí no hay albergue para peregrinos, nos acercamos al hostal “Riosol”, frente a la estación, donde por 40 € nos acomodan en una habitación de dos camas que no está nada mal. Después del pertinente aseo y descanso, la visita a la ciudad fue pospuesta para mejor ocasión, pues estábamos bastante cansados por la caminata, así que se saldó con un vistazo a la información turística que encontramos en el hostal, donde me llamó especialmente la atención de una tau roja en su escudo heráldico, que yo asocié a los Templarios, pero estaba equivocado *. Solo realizamos una breve visita a los alrededores, llamándonos especialmente la atención la existencia frente a la estación de un monumento, construido mediante aportaciones de los trabajadores, dedicado al fundador del Partido Socialista y la U.G.T. Pablo Iglesias, que como hoy es primero de mayo (día del trabajo), tiene en su base una ofrenda floral de rosas rojas.
Busto de Pablo Iglesias
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Como tenía previsto hacia las 21,30, tomé el tren que me llevó hasta la estación de San Clodio, donde por la mañana habíamos dejado aparcado el coche y realicé otra vez el trayecto hasta Monforte de Lemos, pero esta vez de una forma mas descansada. Lo aparqué junto al hostal y como ya era una buena hora para cenar, entramos en el restaurante, donde con una sopa de caldo gallego, un par de filetes de lomo con patatas y una copa de chocolate con nata, llenamos nuestro estómago para que no nos molestara mientras dormíamos. * El escudo de armas de Monforte de Lemos contempla una tau, figura heráldica asociada, entre otros, a la Orden Hospitalaria de San Antonio o San Antón (en el Camino Francés se estableció en Castrogeriz) y no es difícil suponer que esta tau que figura en la parte superior fuera heredada de la existencia del convento de San Antón que en el s. XVI fue construido por el segundo Conde de Lemos, Rodrigo Enríquez Osorio y que será utilizado como panteón familiar. 02/04/09
MONFORTE DE LEMOS@ (A Vide, Lagoa, Moreda, Sabiñao, Cerdeiro, Belesar, Lincora) CHANTADA@ (33,3 km)
Como la etapa de hoy también se presume que sea complicada, nos pusimos el despertador del móvil, pues queríamos salir como muy tarde a las siete y media, así que a poco mas de las siete, bajamos a desayunar a la cafetería del hostal, A esta hora solo pudimos tomar un café con leche y unos “donuts”. Tras liquidar la cuenta de la habitación la cena y el desayuno, el camarero-recepcionista nos indicó una panadería cercana donde pudimos comprar pan recién hecho e inmediatamente iniciamos la marcha. Lo poco que pudimos ver de Monforte en el día de ayer, hoy lo suplimos al cruzar alguna de las calles, en la que como testimonio de ciudad ferroviaria, pasamos por delante del “Colegio de ferroviarios”, hasta que llegamos al paseo que nos lleva paralelos al río Cabe, donde entre neblinas vemos en lo alto la impresionante torre y silueta del castillo y al fondo el puente medieval por el que deberemos cruzar.
Castillo de Monforte
Puente medieval
Cuando cruzamos el puente un precioso conjunto monumental se presenta a nuestra vista, se trata del Convento de las Clarisas, precedido de un crucero con cuatro vieiras jacobeas, y que según parece en la actualidad alberga un museo de arte sacro. Para dar testimonio del pasado “Antoniano”, de este lugar, llegamos a un lugar denominado “Campo de San Antonio”, en cuya plaza frente al lateral del ayuntamiento encontramos otro crucero.
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Convento de las MM Clarisas
Crucero de San Antonio
Desde allí, pasando por delante del Ayuntamiento (parece que está construido como si fuera el edificio de una escuela) y un poco mas adelante una moderna iglesia circular con la torre campanario separada, llegamos a un cruce de caminos (rotonda) en la que un típico hórreo la integra un poco en el paisaje, donde iniciamos el camino por la carretera de “A Vide”. Caminábamos por el arcén de la carretera, pasamos por delante de varias industrias, tanatorio y varias acequias de riego. Cuando ya divisábamos el pueblo, una flecha amarilla pintada en un poste de la luz, nos lleva hacia la derecha por detrás de unas construcciones y allí seguimos por un camino verde y arbolado que giraba a la derecha, paralelo a la carretera que al poco rato observamos que no llevaba a ningún sitio, seguramente perdimos alguna indicación, así que decidimos “trepar” hasta la carretera junto al puente del río y volver por ella hasta localizar el punto donde cruzaba el Camino. Eso hicimos y al poco rato vimos el Camino que pasaba por debajo por lo que retrocedimos hasta donde había un panel informativo de carretera y utilizando sus tres puntos de apoyo conseguimos bajar y retomar el camino.
Jorge camino de Lagoa
Lagoa
Desde aquí a Lagoa el camino tenía tramos bastante embarrados, pero llegamos sin dificultad a este paraje que parece una urbanización privada, pues todas las lagunas están rodeadas de mallas metálicas que impiden el acceso, así que seguimos caminando hasta llegar al siguiente
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núcleo de población, Moreda, donde frente a una iglesia , que en su lateral tiene bancos y un crucero, decidimos parar comer algo y beber agua. Al poco, tras una pequeña subida, iniciamos de nuevo la ruta, que transcurre por una carretera comarcal, de las que apenas tienen tráfico, pero que en muchos tramos los árboles a ambos lados de la carretera hacen el camino bastante agradable. A nuestra izquierda dejamos una construcción rodeada de tapias de piedra que parece uno de esos pazos tan típicos por estas tierras. Un poco mas adelante una hornacina de piedra a pie de carretera, con lo que parece ser un San Antonio, nos vuelve a poner de manifiesto que la devoción a este Santo está bastante arraigada.
Hornacina de San Antonio
Indicación de Belesar
Seguimos por la carretera, de la que nos apartamos en algunos tramos para volver a ella, hasta que llegamos a Cerceiro, en dirección a Montecelo que se divisa a lo lejos. Aunque el camino no es malo se nota que ya van pesando las piernas, pero todavía no ha llegado el mayor esfuerzo pues este empieza a estar indicado cuando llegamos a un cruce en el que se entrecruzan los indicativos de población de la carretera (Diamondi y Frean), un mojón del Camino que nos marca la dirección y una tablilla que indica la distancia a Belesar y el tiempo que lleva recorrerla, 1, 35 horas, y aquí empieza un tramo en el que las rodillas se ponen a prueba, pues al poco rato iniciamos un descenso por una ladera en la que se cultivan las viñas de denominación “Ribeira Sacra”, en pequeños trozos de viñedo escalonados en terrazas.
Belesar (casas, pendiente de bajada y puente) De este descenso que parece no acabarse nunca te das cuenta de su desnivel e inclinación cuando al final llegas al pueblo de Belesar, que siempre se veía abajo, eso si, cuando has
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tenido tiempo de recuperar la vertical y el aliento. El lugar casi no se puede describir con palabras, pues estás en una especie de embudo, por el que en su fondo trascurre el río, flanqueado en sus márgenes por el pueblo que se unen por un puente y hacia arriba por todos los lados solo se ven las viñas escalonadas. El descanso después de este tramo se hace obligatorio, además es la hora propicia para comer. Como el único restaurante que hay en el pueblo está cerrado por reforma, no nos queda mas remedio que comer queso y chorizo del que llevamos en la mochila. Como habíamos sido previsores por la mañana al comprar el pan, teníamos todo lo necesario para reponer fuerzas, así que mirando el muelle fluvial flotante del club náutico y algunos pequeños barcos que hay amarrados a la orilla, dimos cuenta de nuestras viandas y tras reposar la comida, decidimos cruzar el puente para continuar hasta Chantada, ya que aquí no hay posibilidades de alojamiento. ¡Qué buen final de etapa sería este si estuviera acondicionado para acoger peregrinos!
Urna de “mandas pías”
Inicio de la subida
Chantada, según nuestro mapa se encuentra a algo mas de ocho km, que no sería mucho trecho si no fuera porque vemos que para alcanzar de nuevo la cota por donde veníamos hay que subir por la ladera de enfrente que es similar a la que hemos dejado atrás. Al otro lado del puente, antes de iniciar la subida pasamos por delante de la urna de “mandas pías” * y sin mas dilación empezamos el ascenso que sigue en parte el trazado de una calzada romana, poco a poco y sin darle un ritmo fuerte para dosificar las fuerzas. * Este puente junto con el de Monforte, recibía “mandas pías” en el siglo XIII. Era ésta una práctica extendida por toda Europa de la que se beneficiaban puentes que estaban sobre caminos de peregrinación aunque también sobre rutas mercantiles vitales para el abastecimiento de una ciudad o territorio. Decían que su construcción salvaba vidas humanas de los accidentes en las peligrosas barcas, por lo que eran considerados una buena obra. Se recaudaban fondos para su construcción a través de limosnas y mandas testamentarias. Los puentes de Monforte y Belesar eran de los pocos de Galicia con esta condición, estando la mayor parte de ellos sobre caminos de larga distancia a Santiago. Desde luego la subida aunque cansada tiene su encanto, pues las vistas desde aquí no tienen precio. Como cada poco tiempo hay que parar para tomar aliento se aprovechan estas paradas
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para observar la impresionante vista, con el río y Belesar abajo y todas las terrazas de las viñas, que en la bajada no se podían apreciar detenidamente por miedo a un traspiés.
Triple indicación
San Pedro de Lincora
Cuando ya parece que hemos llegado al final de la subida, otro cartel nos indica que todavía faltan casi dos km para llegar a San Pedro de Lincora, por suerte esta subida es menos pronunciada y en algo mas de media hora llegamos a al conjunto de iglesia y cementerio que le hacen un conjunto singular. Descansamos un poco y reiniciamos la marcha por la carretera que nos llevará hasta Chantada, que después del tramo que hemos realizado, resultaría un paseo, si no fuera por el esfuerzo realizado, tanto en la bajada como en la subida desde el Sil. Como tenemos ganas de llegar, parece que llegar al núcleo urbano que cada vez vemos mas cerca no llega nunca, hasta que por fin cruzamos el puente que nos lleva a un parque junto al río que es el inicio de las calles que nos llevan al centro urbano cruzando el casco antiguo a través de una calzada con adoquines y soportales, donde aún se conservan viejas casonas de piedra. Nos dirigimos al Ayuntamiento y allí la pareja de policías municipales que están de guardia, nos sellan las credenciales y nos indican que no hay ningún dispositivo para acoger peregrinos. Les preguntamos por un hostal que no resultase muy caro y nos indican le hostal O Faro, que está hacia la salida del Camino, junto al polideportivo y en medio de la “movida” nocturna. Cuando llegamos un joven que está en la barra del bar- restaurante, nos aloja en una habitación con dos camas y baño, que por treinta euros, será nuestro lugar de descanso por esta noche. Nos dejamos caer en las camas para relajar los músculos y de paso escuchar el “concierto” que nos ofrecen los muelles y las junturas de las camas a cada movimiento, pero en este momento eso nos importa poco. Al rato, procedemos a la ducha y aseo correspondiente y aunque el hostal tiene restaurante, parece que hoy no se podrá utilizar como tal, pues el partido de fútbol entre el Madrid y el Barcelona, en el que se espera acudan a presenciarlo en la pantalla grande de televisión de que está dotado, va a tener ocupado al personal. Así que después de haber descansado un poco volvemos sobre nuestros pasos, lo que nos sirvió a la vez de pequeña visita a la ciudad y nos dirigimos para cenar al restaurante “Lucus”, que habíamos visto en los soportales al llegar y por los precios que tenían expuestos se adaptaba bastante bien a nuestro presupuesto. Cenamos con bastante apetito una ensalada mixta y un San Jacobo con patatas (a Jorge le pareció algo seco, a mi no) y tras un ligero reposo de la cena volvimos al hostal. Allí el público estaba en pleno auge futbolero y los partidarios del Barcelona eufóricos pues ganaba
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por goleada. Para nosotros la mejor goleada fue subir a la habitación y meternos en la cama y aunque pensamos que el jaleo nos impedirían dormir, no se si por el cansancio o por que en realidad estaban bastante amortiguados, estos murmullos de fondo nos hicieron dormir.
03/04/09
CHANTADA@ (Santa Mariña de Afora, Asma, Lucenza, Villaseco, Penasillas, Alto do Faro)RODEIRO (22,0 km)
Después de una noche en la que los colchones no nos permitieron acomodar los cuerpos como nosotros hubiéramos querido, nos levantamos a eso de las siete y media. Después del aseo pertinente y acondicionar nuestras mochilas, bajamos a desayunar. El bar estaba cerrado, pues todavía estaban realizando la limpieza de los restos de la eufórica noche, pero a nosotros nos abrieron, supongo que porque además nos tenían que cobrar la habitación. Desayunamos como casi siempre un café con leche y en este caso acompañados de unos sobaos pequeños de seos que vienen envasados en paquetes grandes, pues a esta hora no hay bollería reciente. Abonamos la cuenta y salimos del Hostal para cargar nuestras cantimploras con el agua de la fuente que está enfrente que nos han dicho que es muy buena.
Fuente en Chantada
Altar de “Ánimas”
Seguimos las flechas y nos llevan por detrás del hostal hasta la antigua carretera de Lalín. El camino es en ligera subida y al poco de andar (creo que es en Santa María de Afora) encontramos un curioso altar de piedra dedicado a las “Ánimas benditas”, que se ve bastante abandonado.
Hórreo en Casasoa
Iglesia y cementerio de Asma 129
La carretera va pasando por diversos núcleos pequeños y en el de Casasoa nos llama la atención un hórreo que conserva restos de pintura roja y figuras geométricas (creo que es el primero que vemos con estas características. Un poco mas adelante y a nuestra derecha, entre la neblina reinante se ve una iglesia con un vistoso campanario, junto al cementerio, debe ser San Jorge de Asma. Seguimos la carretera, que no presenta ninguna dificultad y pasamos por Lucenza, donde descubrimos un crucero casi tapado por la maleza, lo que nos sorprende bastante ya que suelen se lugares siempre visibles y despejados. Continuamos por la carretera, donde en algunos tramos todavía se nota la persistencia de la niebla.
Crucero entre la maleza
Carretera flecha y neblina
Llegamos a Penasillas, el último pueblo antes de iniciar la subida al Monte Faro. En el centro de la plaza hay una pequeña ermita y como no encontramos ningún lugar donde tomar algo y ni siquiera una fuente, decidimos parar junto a una de las casas de la carretera para comer unas barritas de cereales, beber un poco de agua y quitarnos las prendas de manga larga, pues ya tenemos el cuerpo entonado y empezamos a notar algo de calor.
Julio en el monte
Límite Lugo –Pontevedra
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Otra vez preparados, iniciamos la subida hacia el monte, que no es tan pronunciada como la que tuvimos en el día anterior, no obstante es bastante larga y sostenida ya que va realizando un zig-zag por la ladera del monte. El paisaje es espléndido, con bastante arbolado pero situado muchas veces en la ladera que baja, con lo que no nos proporciona sombra pero una ligera brisa hace bastante agradable la subida. El sonido de los pájaros se ve interrumpido de vez en cuando por el de los disparos de cazadores y la soledad de nuestro camino por el encuentro con un zorro que huye precipitadamente. La subida por la senda del monte, termina en la carretera que también sube por el y con la presencia de un monolito que separa las provincias de Lugo y Pontevedra. Continuamos por la carretera y enseguida encontramos un área de recreo con mesas y bancos de piedra preparada para hacer barbacoas. Nos imaginamos que estamos cerca de la ermita y que en esta es donde se celebrarán las romerias (luego vimos otras mas adelante), así que decidimos utilizarla y descansar. Aprovechamos para comer algo de queso con pan (que teníamos de ayer) y otras necesidades que aligeran el cuerpo.
Inicio del Vía crucis
Crucero en el Monte Faro
Dispuestos a culminar la subida volvemos a la carretera, hasta que las flechas nos indican la subida por una ladera de hierba que siguiendo las catorce estaciones de un Vía debe terminar en la ermita, así que sin pensarlo dos veces iniciamos la “penitencia”, contando una a una hasta que al llegar a la última nos dimos de frente por el conjunto del Monte Faro, pues lo que nosotros pensábamos encontrar era solo una ermita y aquí esta está complementada por cuatro monolitos de piedra (uno en cada uno de los puntos cardinales), en cada uno de ellos figura una canción de un juglar, que no pensamos leer, si tenemos interés ya lo haremos sobre la foto. Nos acercamos a la ermita, que es del siglo XVIII y nos sorprende la ausencia de campanario y la robustez de su construcción. También hay un altar de campaña (para misas al aire libre) y un crucero en el que en el fuste están representados Adán y Eva con su “amiga” la serpiente tentadora al pié (que atraviesa la base) y una imagen de la Virgen que imaginamos será la titular de la ermita. En lo alto del
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crucero hay un conjunto escultórico que presenta el descendimiento de la Cruz (con María, San Juan, dos Ángeles y las dos figuras que lo descuelgan desde dos escaleras), en definitiva un crucero bastante diferente a los habituales del Camino, de hecho le tomamos fotos desde varios ángulos para tener un buen recuerdo. Después de observar y fotografiar el paisaje, pues la vista lo merece iniciamos el descenso. Nos detenemos a hablar con una familia de excursionistas que se han bajado de un coche y nos indican que para llegar a Rodeiro podemos hacerlo por dos vías. La primera es seguir el Camino trazado por la cresta de los montes, al pié de los molinos generadores de electricidad que da un rodeo por otros pueblos y que son mas de doce kilómetros. El otro es seguir la carretera y que aproximadamente son ocho kilómetros.
Ermita Nª Sª de Faro
Bajada hacia Rodeiro
Aquí se nos plantea una duda, pues aunque nos apetece seguir por la cresta somos conscientes que debemos estar en Rodeiro hacia las 14,30, pues debemos coger el autocar que nos lleve hasta el coche para volver, así que elegimos la vía mas corta e iniciamos el descenso por la carretera, que desciende con largas vueltas por la ladera del monte. Casi cuando estábamos abajo nos alcanzó el coche de la familia anterior que se ofreció a llevarnos las mochilas, cosa que no aceptamos. También hablamos con los guardias civiles de un coche que nos indicaron que faltaban unos tres km. para Rodeiro (a estos no les habían enseñado a calcular bien).
Hórreo en Loureiro 132
Al llegar a una aldea llamada Loureiro, una mujer que estaba sentada en una parada de autocar nos indicó entre dos caminos que el de la derecha era el mas directo (no se porqué la hicimos caso, luego comprobamos que el otro salía un km mas adelante), así que por el seguimos hasta llegar a la carretera nacional, y por un andadero que tiene a la izquierda, enfilamos la recta que en un suave descenso nos debe llevar hacia nuestro destino. En el trayecto observamos algo bastante curioso ya que las dos pasarelas peatonales que las cruzaban por encima tienen los accesos cortados e incluso alguno acaba en una hondonada (no le encontramos explicación). Seguimos los mas de tres km que nos separaban de la plaza del pueblo y del punto de parada del autocar, frente al “Bar Centro” (nos informó de este sitio la familia del Monte Faro). Cuando ya estábamos casi en la plaza nos encontramos con un peregrino en bicicleta (la verdad es que nos hizo ilusión ver otro peregrino). Jorge se entendió con el en “pereniglis” y nos contó que era alemán y que venía por el Camino Francés, pero como le habían hablado de este decidió bajar hacia aquí para conocerlo. Nos deseamos “buen Camino” y le vimos alejarse en dirección a Lalín.
Peregrino ciclista
Rueda monumental en la plaza
Pasamos la plaza, que está presidida por la representación monumental en piedra de una rueda típica de los carros gallegos y llegamos justo a las 14,30 horas como teníamos previsto al “Bar Centro”. Pedimos, como no, un “Aquarius” y algo para picar, nos dijo que solo tenía chorizo o queso y de eso nosotros ya teníamos. También le preguntamos si tenía sello del bar para estampar en la credencial, dado que por lo ajustado de la hora no era posible acercarnos a ningún sitio oficial, aparte de que al ser domingo dudo que hubiera algo abierto o pudiéramos contactar a tiempo con la policía municipal de guardia. Como nos contestó que sí tenía sello, pero no tinta nos quedamos sin sellar. Ya lo haremos cuando volvamos para continuar desde aquí. Así que cuando terminamos la consumición nos cruzamos a la otra acera y nos sentamos en la puerta de una clínica dental para esperar a que llegara el autocar que hace el trayecto Santiago – Monforte y que así sucedió pasadas las tres de la tarde.
03/04/09
RODEIRO – VALLADOLID (Autocar-Automóvil)
Subimos al autocar y realizamos por la carretera el trayecto a la inversa que nos había costado tanto hacer andando, aunque solo en parte, pues la parte interior y sobre todo el Monte Faro adquieren todo su sentido cuando se realizan caminando. Llegamos a nuestro destino, recogimos nuestras mochilas de los bajos del autocar nos dirigimos caminando hacia el coche, 133
donde las dejamos. Después buscamos un lugar para comer algo y dado lo avanzado de la hora, entramos en un bar donde servían raciones. Pedimos una de pimientos de Padrón y otra de zorza, con lo que recompusimos nuestros estómagos. Volvimos a donde teníamos aparcado el vehículo e iniciamos nuestro viaje de regreso a Valladolid, donde llegamos sin novedad hacia las nueve de la noche, dando por terminado este segundo paso.
05/06/09
VALLADOLID – RODEIRO (Automóvil)
Como me había planteado terminar el Camino antes de que empezaran los calores propios del verano, decidí utilizar uno de los días de libre disposición de los que gozamos el personal estatutario para acumularlo a un fin de semana y poder caminar los tres días que nos faltaban para llegar a Compostela. Así que se lo propuse a Jorge, que también pudo arreglar lo del día libre y nos preparamos para salir el viernes cinco por la tarde. Estaba claro que si queríamos realizarlo y volver a trabajar el martes, el coche era la mejor posibilidad para viajar, por ello después de comer, terminamos de preparar las mochilas y tras la despedida correspondiente iniciamos la partida hasta Rodeiro que transcurrió sin novedad. Llegamos y como sabíamos que el único punto de alojamiento debería ser uno de los hostales de la localidad, decidimos quedarnos en el “Hostal Carpinteiras”, que fue el primero donde tomamos algo cuando llegamos caminando la vez anterior y nos gustó. Así que cenamos allí mismo una exquisita empanada, una chuleta de ternera con patatas y un flan.
Rodeiro (Hostal y calle de bajada hacia el camino) Salimos a tomar un café y enterarnos por donde deberíamos iniciar la etapa al día siguiente, también nos enteramos que el Camino transcurre a través del monte, con lo que el trayecto tiene nueve km. mas que por la carretera, así que lo tendremos en cuenta a la hora de salir y con estos objetivos conseguidos nos retiramos a la habitación del hostal para dormir, pues al día siguiente queríamos salir pronto. Por cierto nos cobraron por la habitación 30 € y nos pareció que la balanza precio calidad se inclinó mas bien hacia esta última incluyendo también el buen trato que nos dispensaron en todo momento.
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06/06/09
RODEIRO@ (Penerbosa, A Puza, Penelas de Pedroso, A Eirexe, Mesón, Palmaz, Lalín) A LAXE@ (32,1 km)
Nos levantamos a las siete de la mañana, según habíamos previsto y tras el aseo recogimos nuestras cosas y bajamos a desayunar un café caliente con un par de “donuts”, que nos prepararon para la marcha. Allí aparcado dejamos el coche e iniciamos la bajada por delante de la casa cuartel de la Guardia Civil (que está en obras) y la calle que hacia la izquierda nos lleva al centro. Aunque la salida la hicimos sin colocarnos los chubasqueros, como empieza a llover paramos para cubrirnos y también a las mochilas, lo que no nos ponemos de momento son los pantalones de agua, aunque se nos mojen los bajos de los pantalones, esto es preferible a que nos suden todas las piernas con el plástico (luego comprobamos que fue un error, pues el agua no perdonó el bajo de los pantalones y acabamos con las piernas mojadas). Al caminar por la antigua carretera (hoy vía urbana) pasamos por delante del “Bar Centro” (donde cogimos la vez anterior el autocar) y el Ayuntamiento, que se encuentra a la derecha prácticamente al final de la zona urbana. Seguimos por la carretera hasta que a unos dos km. junto a un cartel que indica el camino hacia un punto limpio, encontramos el primer mojón que nos imaginamos marca el Camino, pues no tiene vieira o flecha alguna, aunque mantiene la forma tradicional de mojón del Camino y poco a poco nos adentramos en un camino arbolado.
Ayuntamiento de Rodeiro
Camino arbolado
Después de los árboles teníamos por delante un tramo despejado, hasta que en un cruce de caminos encontramos una flecha amarilla, junto a otra de color azul, que nos indicaba claramente el camino. Tras una sucesión de flechas amarillas llegamos al primer núcleo urbano, un paisano nos indicó que estábamos en Penerbosa, y al poco de caminar, nos encontramos con otro pequeño lugar, A Puza, donde un elegante hórreo nos acompaña mientras lo atravesamos. Caminamos un rato, como no, bajo la lluvia, cuando nos sorprende una construcción en la que un panel con una gran fotografía, una bandera de España y unos documentos junto a la imagen del Rey Juan Carlos intentan explicar algo. Por los documentos que hay expuestos se trata de una contestación del Rey ante una petición formulada por D. Ismael Calvo Gutiérrez, pero no se explica el asunto.
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Foto, documentos y bandera en Penelas Como el asunto me ha resultado curioso, pregunto a dos personas que están en un establos con vacas si saben que significa. Me contestan que se trata de un general retirado que ha puesto allí su foto, la del rey y la bandera con los documentos, pero que piensan que está algo “chalado” y no saben bien de que se trata el asunto, así que me quedo con las ganas de saber mas y sigo hasta alcanzar a Jorge que se ha adelantado. Continuamos avanzando y pasamos por el pueblo de Eirexe y de allí siguiendo la carretera y los mojones, que siguen sin indicadores (nos orientamos por su colocación), hasta que un rótulo de población nos indica a la izquierda el camino hacia Mesón, pero no nos engañemos, pues solo se trata del patronímico de la aldea que atravesamos, pues no encontramos nada parecido a lo que da el nombre al lugar. Eso nos recuerda que no hemos tomado nada mas que unos sorbos de agua desde que salimos, pero como el día no está como para estar parados, seguimos nuestra húmeda marcha.
Fin de Rodeiro
Espantapájaros de cachivaches
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A unos tres km. de este lugar encontramos un conjunto de tres mojones, el mas antiguo detrás del que indica el Camino y a su derecha uno mas alto en el que unas placas indican el final del “Concello de Rodeiro” y que estamos en el Camiño de Inverno, cosa que ya sabíamos, pero desde aquí no volvemos a ver ninguna señal ni mojón. Parece ser que hemos entrado en los terrenos de Lalín y aquí no se toman tanto empeño con esta ruta, así que un poco por intuición y otro poco con la ayuda de la brújula seguimos los caminos, en uno de ellos un curioso espantapájaros nos hace sonreir (lo que inventan algunos), hasta que llegamos a Palmaz. Allí nos informan que Lalín se encuentra a dos kilómetros, así que como estamos deseando llegar apuramos el paso. Un gran cartel junto a la carretera en el que nos informa que estamos en la capital de la comarca de Deza, nos hace que crucemos al lado izquierdo y continuemos hacia la población. A la entrada hay una fuente en la que un hombre está llenando unas garrafas, nos comenta que es buena y potable, saciamos nuestra sed y además hablando con el nos indica un lugar para comer, que cree que nos gustará por la relación precio calidad. Agradecidos nos despedimos y siguiendo sus indicaciones pasamos por junto a una iglesia con cementerio y junto a un parque infantil y llegamos al centro, donde una plaza presidida por una iglesia (dedicada a la Virgen de los Dolores), nos indica que vamos por buen camino. Junto a ella encontramos una estatua en un curioso y alto pedestal en el que figura la palabra ALLER desde donde salen unas líneas divergentes, una esfera terrestre y un triángulo. Como me llama la atención tomo nota para buscar información sobre este personaje*.
Ramon Mª Aller
Iglesia de los Dolores
* Ramón María ALLER ULLOA: Sacerdote, matemático y astrónomo. Nace en el pazo de Filgueiroa (Donramiro) el 3 de febrero de 1878. Inició los estudios con los jesuitas de A Guarda y los continuó en el seminario de Lugo; a los veinte años, antes aún de ser subdiácono, ya alcanzara el doctorado en Teología. Ordenado sacerdote con dispensa de dos años, a los 26 obtenía como alumno libre la licenciatura en Ciencias Exactas por la Universidad de Madrid, y en 1912 se doctora con premio extraordinario. Es en este mismo
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año cuando construye en Lalín el primer observatorio astronómico de Galicia, siguiendo la afición mostrada desde niño. El "milagro de Lalín" , como le llamaba Castroviejo, pasaba mirando las estrellas todas las horas que le dejaban libres sus ocupaciones docentes y pastorales. En 1939, es encargado de explicar Geometría y Análisis Matemática en la Universidad de Santiago y cinco años más tarde se crea para él la Cátedra de Astronomía. Don Ramón, que al principio llevara a Santiago su instrumental de Lalín, dispone ya de un observatorio en la Universidad. En él prosigue sus estudios del firmamento, en estrecha relación con los principales astrónomos europeos del momento, no en vano dominaba diez idiomas. El inglés Wilkins puso el nombre de Aller a un cráter de la Luna. Miembro de la Academia de las Ciencias Exactas de Madrid, de la Comisión de la Astronomía y de otras instituciones mundiales, inventor de aparatos de observación, de medición, algunos de ellos adoptado por el observatorio de París... Don Ramón acaba de cumplir 60 años, es nombrado catedrático y director vitalicio del observatorio de Santiago, sacerdote honorario, y hijo adoptivo de la ciudad. Fallece el 28 de marzo de 1966, cuando contaba 92 años de edad. Su muerte fue llorada por todos sus paisanos. Entramos en un bar de la plaza donde por fin nos quitamos los chubasqueros y descansamos un rato, al mismo tiempo que unos “Aquarios” y unas patatas fritas nos sirven de aperitivo. La camarera nos informa de donde se encuentra la figura de bronce que con la figura de un cerdo (es el segundo punto de referencia que nos dieron en la fuente) que quiere hacer un homenaje al cocido y a los alimentos que de el se derivan. Tras despedirnos y volver a colocarnos los chubasqueros, salimos en busca del cerdo y al poco lo encontramos, en actitud de paseo y tras la foto de rigor seguimos adelante buscando nuestro punto de destino. En una plaza otra escultura curiosa nos llama la atención, pues se trata de un avión estrellado de morro en la tierra con una figura, es el monumento a Loriga y como tampoco se quien es, vuevo a apuntar este dato para investigarlo a la vuelta**.
El cerdo de Lalín
Monumento a Loriga
** Joaquin Loriga Taboada: Aviador y militar nacido en San Martín de Prado (Lalín) el 23 de septiembre de 1895. Descendiente de los Taboada del pazo de Liñares, ilustres militares, siguiendo la tradición familiar ingresa en 1912 en la Academia de Artillería. Participó en la guerra de Marruecos, incorporándose en 1921 al servicio de la aviación militar, después de
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su ascenso a capitán. En su destino de Melilla conoce a Eduardo González Gallarza, que unos años después le acompañará en el vuelo Madrid-Manila. Por sus valerosas acciones en las guerras del Rif, en septiembre de 1923 se le impone la Medalla Militar junto a otros destacados aviadores, entre ellos Ramón Franco, Juan Ortiz y su compañero Gallarza. Loriga pilotó en el aeródromo de Cuatro Vientos el autogiro de Juan de la Cierva en su prueba inaugural hasta Getafe, en 1926. El mismo año, en un gran Expectación el 5 de abril inicia con los capitanes Esteve y Gallarza el "raid" de Madrid a Manila a bordo de un aparato "Breguet". El viaje de 18.900 kilómetros de recorrido lleno de aventuras y avatares, cubriéndolos en treinta y tres días. En el largo viaje, Esteve perdió su aparato y Loriga tuvo que abandonar el suyo roto en Macao, siguiendo le viaje con Gallarza hasta Aparri, donde fueron clamorosamente recibidos. Aeroplanos del ejército de los Estados Unidos los acompañaron en los últimos kilómetros de Aparria y Manila, siendo recibidos por millares de nativos y numerosas personalidades fueron nombrados "Hijos adoptivos" de Manila, y recibieron muchos homenajes en los trece días que estuvieron en aquellas tierras, que tuvo su culminación días después, a su regreso a España. En 1927 recibe con Franco, Ruiz de Alda y Gallarza la Medalla de la Liga Internacional de Aviadores, a perición de sus paisanos, viaja a Galicia. El 23 de junio de 1927 aterrizaa su avión en el Monte Toxo (Figueira-Lalín), donde una multitud en la que se encontraba su hijo acudió a recibirlo. Poco después de regresar a Madrid, encuentra la muerte del aeródromo de Cuatro Vientos el 18 de julio de 1927. Lalín decide perpetuar su memoria, con un monumento obra del escultor Asorey. El 27 de agosto de 1933se inaugura en un céntrico parte de ciudad. La obra reproduce un avión incado en la tierra, lo que representa una cruz, que preside el aviador. En la base, las palabras "España-Filipinas recuérdala gesta de este ilustre hijo de Lalín”. A la derecha de la plaza, en el ayuntamiento, una persona que se encuentra en la puerta nos informa donde se encuentra exactamente nuestro punto de destino, así que volvemos sobre nuestros pasos y siguiendo hacia la izquierda pasamos delante de una casa en la que una gran fotografía nos llama la atención. Se trata de la casa museo del pintor Xosé Otero, del que tampoco tengo referencia. Por lo que también lo apunto para acordarme cuando regrese y poder documentarme.
Ayuntamiento de Lalín
Museo Xosé Otero
*** Xosé Otero Abeledo, LAXEIRO. Uno de los mas representativos pintores que ha dado Galicia en todos los tiempos. Nacido en la parroquia de Don Ramiro (Lalín), el 23 de febrero
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de 1908. Hasta los seis años vive con su familia en Vilamaior (Botos), parroquia a la que Laxeiro volvería años después, pasa su infancia como escolar y pastor. Su aptitud para el dibujo llama la atención de sus maestros y su imaginación y fantasía le hace popular entre sus vecinos, convirtiéndose en actor improvisado que lo mismo recite un poema que articula un inspirado sermón. En este escenario rural es donde alimenta su mundo interior, con romances ales como "O Naranxo", vagabundos que deambulan por las aldeas y montes en una tradición hecha de mitología, superstición, leyendas y fábulas, que estarán siempre presentes en su obra; escenarios como A Romea, poblados por animales mágicos y personajes de extraordinarios poderes. En 1951, pintor ya reconocido, se traslada a Buenos Aires para presentar una exposición colectiva. El éxito lo anima a permanecer allí hasta 1960. Relacionándose con pintores de la vanguardia argentina, expone con frecuencia y aparece como escritor de cuentos e relatos. La etapa argentina influye decisivamente en su trayectoria artística. El año 1968 sería decisivo para Laxeiro. De vuelta a España, su exposición en la Galería Biosca, con sus obras mas destacadas, obtiene un éxito notable. Instalado en el ático del Café Gijón, decide viajar a Holanda para conocer la pintura de Rembrandt, que dejará en el una profunda huella. Llegan exposiciones, homenajes y reconocimiento de la obra de este pintor universal nacido en Lalín, que puede recoger en vida. Sus obras cuelgan en importantes museos y alcanzan una elevada cotización. Dona al pueblo de Lalín una importante colección de cuadros que se expondran en el Museo de Hijos Ilustres y recibe numerosos homenajes populares. Su nombre figura en una de las calles de las villa lalinense. También en Vigo, se inaugura en 1985 la Casa de Laxeiro, un museo donde además de algunas de sus mejores obras se pueden ver objetos personales, como aquella cja de pinturas que le obsequiara otri hijo ilustre de Lalín, don Ramón Mª Aller, el sabio lalinense que intuiría el quenio de este niño-pintor de Botos. Laxeiro continúa con su trabajo. En el año 1989, tiene la honra de ser el artista elegidoten para la exposición inauguaral del Auditorio de Galicia en Santiago y recibe la Medalla Castelao de la Xunta de Galicia. El 21 de julio de 1996, Laxeiromuere en su casa de Vigo, siendo enterrado en el cementerio de Lalín.
Churrasquería Modesto
Carretera a Laxe
Sin darnos cuenta hemos pasado por los recuerdos de tres de los mas importantes personajes de Lalín y eso nos da lugar a pensar que el Camino de Santiago también sirve para desarrollar el conocimiento de la cultura e historia de los lugares por donde transcurre, por lo que 140
adquiere esa dimensión de enriquecimiento personal. Pero reflexiones aparte por fin llegamos a nuestro destino, la “churrasquería Modesto”, donde pensamos parar a comer, siguiendo el consejo dado por el “aguador” de la fuente que encontramos en el inicio del pueblo. En la churrasquería comimos el típico churrasco (se podía repetir, pero con lo que nos pusieron de inicio no fuimos capaces) mas una buena ensalada mixta y una fuente de patatas fritas que unido a un flan completó el menú y como nos habían dicho la relación precio calidad estaba lograda. Allí mismo nos informaron que para llegar a Laxé deberíamos bajar hasta la carretera que lleva a Santiago y seguirla hasta llegar al polígono industrial, después cruzar la autovía con lo que llegaríamos a nuestro destino. Volvimos a ponernos la ropa de agua y bajamos hacia la rotonda donde seguimos las indicaciones que nos habían dado, siguiendo la carretera sin ver flecha amarilla alguna, eso sí un cartel indicaba la existencia de un punto de información jacobea dentro del polígono. Seguimos caminando y pasamos delante de un crucero que nos recordó al del Monte Faro, pero este en su parte baja tenía la figura del “Pelegrin” del Xacobeo 93. Cruzamos la autovía y llegamos a Laxe. Estábamos en la carretera intentando encontrar alguna indicación sobre el albergue, cuando vimos a un peregrino (alemán) que bajo la lluvia intentaba llegar a un bar cercano (nosotros habíamos visto que estaba cerrado) y nos indicó donde se encontraba, así que allí nos dirigimos. La puerta estaba cerrada y llamamos al teléfono que figuraba en la puerta. Nos contestó Victoria, encargada del albergue que nos indicó que la puerta del lateral estaba abierta, que nos acomodáramos y que luego vendría a sellar las credenciales. Entramos, dejamos la ropa de agua escurriendo en una barandilla y tomamos posesión de dos literas en un cuarto donde estaban tres peregrinos, el alemán que habíamos visto, otro que debía ser de un país del este y un inglés, en la otra habitación había tres asturianos de Oviedo, que según nos comentaron estaban solos porque pensaban salir a las cinco y media de la mañana y no querían despertar a nadie.
Albergue de A Laxe (Exterior y habitación) Al poco rato llegó la encargada del albergue, nos selló la credencial y nos cobró los tres euros que tienen como tarifa los albergues de Galicia y nos enteramos que no habíamos encontrado las indicaciones del albergue porque estas están situadas en el tramo que llega por la Vía de la Plata y no dan lugar a pérdida, pues este camino no pasa por Lalín, sino por la estación de Lalín que se encuentra a cinco km., por lo que esta Vía y el Camiño de Inverno confluyen
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aquí. Por lo tanto aquí es donde nos se confirma que a este último todavía no se le ha dado la importancia que requiere y de ahí que no tenga señalización. El albergue está francamente bien, no solo las habitaciones, sino también las duchas y servicios, así como la cocina, el comedor, el lavadero y la sala de estar con unos cómodos butacones, estando adaptado para minusválidos y tiene máquinas expendedoras de bebida y aperitivos, aunque el internet no tiene línea por orden de la Xunta de Galicia. Después del aseo y el descanso, cambiamos impresiones con el resto de los peregrinos, que se interesan por la ruta que hemos estado haciendo, pues no tenían noticia de que existiera. Al poco rato llegaron en un taxi tres peregrinos (dos chicos y una chica) que se habían perdido y al llegar a Lalín como llovía bastante habían optado por esta solución. Ella era inglesa y ellos no supimos bien de que nacionalidad. Los Asturianos se fueron a dar una vuelta hasta el polígono industrial y a cenar en el restaurante “Onde Antonio” que se encuentra junto a la gasolinera al otro lado de la autovía y como había dejado de llover decidimos acercarnos a tomar una cerveza y traernos unos bocadillos para cenar mas tarde en el albergue, pues nosotros no pensábamos levantarnos hasta las siete, así que dicho y hecho, tras cruzar la autovía llegamos y nos encontramos a los asturianos, al inglés y al alemán. Estuvimos un rato con ellos y cuando estuvieron preparados dos bocadillos de “bacon” los recogimos y nos volvimos al albergue. Cuando oscureció cenamos y tras un rato de tertulia nos fuimos a descansar.
07/06/09
A LAXE@ (Prado, Silleda, Bandeira, Dornelas, San Miguel do Castro, Ponte Ulla) OUTEIRO (VEDRA)@ (32,9 km)
Aunque los tres de Oviedo debieron salir como tenían previsto a las cinco y media de la mañana, ninguno notamos su partida y mas o menos hacia las siete empezó el movimiento de peregrinos en nuestra habitación. Como éramos pocos, no hubo problemas para utilizar los aseos y cuando Jorge y yo estuvimos listos, bajamos a donde se encuentran las máquinas para tomarnos un café y un bollo con chocolate, que era lo único apetecible a esta hora, pues pensábamos parar en Silleda a tomar algo. Como estaba lloviznando (por la noche había caído bastante agua) nos pusimos los chubasqueros y como parecía no ser una lluvia fuerte no nos pusimos los pantalones de agua, así que una vez preparados salimos del albergue hacia la carretera.
Mojón inicio de etapa
Obras del AVE 142
Cuando llevábamos unos cientos de metros, un mojón nos desvía a un camino paralelo a la izquierda donde al fondo se divisa la boca de un túnel y los movimientos de tierra de las obras del AVE, de hechos un poco mas adelante hay una pequeña modificación en el Camino debido a estas obras. Seguimos camino, esta vez por una antigua carretera sin tráfico que tras cruzar un puente nos lleva a pasar por debajo de un viaducto, en una zona bastante arbolada. La sorpresa del día la tenemos un poco mas adelante, cuando siguiendo un camino de piedras, nos encontramos con un bonito puente medieval, que cruza un tajo sobre un bonito río, nos paramos un rato a disfrutar del paisaje y a realizar unas fotos, pues la ocasión lo merece.
Julio en el puente
Camino sobre el puente
Continuamos en subida por el camino empedrado que por la disposición de las piedras en el piso, bien pudiera ser una vía romana tardía o medieval, hasta que alcanzamos la carretera y allí encontramos otra sorpresa, un conjunto de crucero, iglesia y esculturas. Se trata de la iglesia de Santiago de Tabeada, un conjunto románico que se encuentra al otro lado de la carretera. Cruzo y me acerco a leer el panel informativo y a demás de ver de cerca el monumento, hacer unas fotografías para mi recuerdo. Como sigue lloviendo y como Jorge se ha quedado al otro lado de la carretera me hace señas, me apresuro a terminar para seguir la marcha.
Santiago de Taboada
Panel informativo 143
Desde aquí a Silleda hay unos cuatro km. que realizamos a buena marcha, encontrando en nuestro camino algunas casas y como nota mas destacada un pazo con campanario y las paredes cubiertas de hiedra que le dan una curiosa apariencia.
Pazo en el camino
Ayuntamiento de Silleda
Llegamos a Silleda y buscamos un lugar para sentarnos un rato y tomar un café, pues necesitábamos algo caliente, así que en la carretera, que aquí es una vía urbana mas, encontramos el “Bar Lago” y allí entramos, nos despojamos de los chubasqueros y repusimos fuerzas mientras vimos pasar al peregrino alemán, que nos saludó desde la acera sin detenerse. El siguiente núcleo importante en el camino es Bandeira, que se encuentra a unos seis km. así que volvimos a colocarnos nuestros bártulos y seguimos la ruta que una vez pasado el Ayuntamiento, nos desvía por una bajada a la izquierda desde donde volvemos a un camino con un tono similar al anterior, recorriendo bajo el agua este trecho con la mayor celeridad llegamos a Bandeira, donde encontramos un rótulo que en un desvío a la derecha indica la existencia del albergue de peregrinos del que nos había informado la encargada del de Laxe. Está a algo mas de dos km. junto a un camping y apartado de la ruta, pero este no es nuestro objetivo en el día de hoy.
Campanario en Bandeira
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Al atravesar la calle central de Bandeira me llama la atención un campanario de iglesia que emerge entre las casas y mas bien parece un faro marino y tras pasar por delante del Ayuntamiento que se encuentra al final de la población. Un poco mas adelante salimos de la carretera por un camino que con alguna bajada y subida nos lleva pasando entre árboles, de los que hay uno que por su tronco nudoso me llama la atención y por algún núcleo aislado de población, nos lleva hasta Dornelas, donde nos encontramos la iglesia románica de San Martiño..
Árbol nudoso
San Martiño de Dornelas
Salimos de la población siguiendo una de esas carreteras sin tráfico para después de casi dos km. salir a una senda que nos adentra en un tramo bastante arbolado y con el clásico olor de los eucaliptos, que nos acompaña durante bastante trecho hasta que llegamos al pueblo de San Miguel do Castro, donde unos carteles nos indican una desviación del Camino por las obras del AVE. Preguntamos a un hombre que está en la plaza y nos informa que es mejor seguir el camino original, que se da menos rodeo y que como hoy es domingo no se está trabajando en la obra, por lo que los camiones que son el principal inconveniente no circulan. Así que tras tomar unos sorbos de agua, seguimos la marcha hasta que nos volvemos encontrar con otro tramo de las obras del AVE, donde están construyendo un impresionante viaducto que salva todo el valle.
Obras del AVE
Puente sobre el Ulla
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Desde aquí todo es un descenso que nos llevará hacia la ribera del río Ulla, que tendremos que cruzar por un antiguo puente que en la parte central del petril derecho nos muestra en un mojón con las letras casi imperceptibles el límite con la provincia de La Coruña. Aquí es donde tenemos previsto parar a comer, además cuando en el pueblo anterior nos informaron del camino, también nos informaron que para comer aquí había tres restaurantes, pero que el que estaba mejor de precio era uno nuevo que había junto a la gasolinera al salir del pueblo.
Iglesia Sª Mª Magdalena en Ponte Ulla Nada mas cruzar el puente encontramos el primero de ellos junto al río, seguimos avanzando y encontramos el ábside de la iglesia se Sª Mª Magdalena, un poco mas adelante el segundo restaurante y ya en la carretera un crucero por donde sigue el Camino. Según nos habían indicado subimos por unas escaleras que hay a la izquierda junto a la arcada de un puente (luego se vuelve a encontrar el camino) y llegamos al restaurante “O Cruceiro”, que es el que nos habían recomendado. Entramos y muy amablemente nos indicaron donde podíamos dejar nuestras mochilas y la ropa de agua, lo que hicimos, acomodándonos en una mesa con vistas a la carretera pedimos el menú del día que en este caso consistió en unas gambas al ajillo (una cazuelita con gran cantidad) y un solomillo al roquefort para Jorge y una merluza a la gallega para mi, de postre un “mouss” de yogurt y nata respectivamente, que nos dejaron bastante satisfechos. Al terminar de comer, volvimos a colocarnos los chubasqueros y salimos en dirección a la gasolinera, pues como tiene una tienda abierta durante todo el día queríamos comprar pan para poder cenar ya que como el albergue esta en el monte no hay posibilidad de comprarlo. Pensamos que con el queso y el chorizo que tenemos será suficiente. Cuando nos hubimos surtido iniciamos la subida por camino en el lateral derecho de la carretera hasta que encontramos la salida del trozo que pasaba por detrás de la gasolinera y el pazo Vistalegre. Aquí el camino gira a la derecha y se empieza el ascenso por una vieja carretera que al poco tiempo nos lleva a una pista forestal y aquí es donde empezamos a darnos cuenta del error de no habernos puesto los pantalones de agua, pues empieza una lluvia bastante fuerte y no tenemos posibilidad de refugio, así que subimos los cuatro km. hasta la zona asfaltada y con algunas casas de Outeiro (Vedra). Pasamos por delante de una fuente y una iglesia y llegamos al albergue con las perneras de los pantalones totalmente caladas
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Albergue de Outeiro (Vedra)
Iglesia de Santiaguiño
Entramos en el albergue y rápidamente nos dirigimos a la zona de los lavaderos para despojarnos de los chubasqueros, las botas y en mi caso de las perneras del pantalón que son desmontables. Jorge tuvo que cambiar el pantalón completo y dejar las botas a secar, pues se le habían humedecido algo por dentro. Allí estaban los de Oviedo, que habían llegado a la hora de comer y encargado la comida a un restaurante cercano que la lleva hasta el albergue, también otro grupo de peregrinos que venían del albergue de Bandeira, un peregrino irlandés que hablaba bastante bien castellano y que estaba muy interesado en la cultura celta y los lugares donde había castros y dólmenes que pensaba visitar después de llegar a Santiago, con el estuvimos charlando bastante rato. También llegó un peregrino que nos contó que el andaba sesenta km. diarios y la verdad es que tenía pinta bastante atlética. En fin que las dos grandes habitaciones de este moderno albergue no estaban vacías. Al poco rato llegó la encargada del albergue y nos selló las credenciales, además de cobrarnos los tres euros de rigor y darnos la sábana y la funda de almohada que por lo visto dan en todos los albergues de Galicia.
Fuente de Santiaguiño
Raíz escultórica
Como había escampado salí a dar una vuelta hasta la fuente y la capilla de Santiaguiño que habíamos pasado rápidamente bajo la lluvia y después en la explanada frente al albergue unas raíces que como esculturas ornamentales estaban al frente y junto a la puerta así como un gran
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tocón de árbol convertido en mesa para cuatro bastante curiosa. No dio tiempo a mucho mas pues el agua volvía a hacer su aparición y el albergue era el lugar ideal para pasar lo que quedaba del día. A la hora de cenar, los asturianos volvieron a solicitar cena al restaurante, nosotros nos hicimos un bocadillo de chorizo frito y lo acompañamos con unos traguitos de vino que nos pasaron los de Oviedo, aunque ya nos advirtieron que era bastante malo. Pasamos el rato hasta la hora de dormir en la sala de estar intercambiando impresiones y sobre todo pensando que solo nos faltaban dieciséis kilómetros para llegar a Santiago. Con este pensamiento y con la esperanza de que mañana tendríamos menos lluvia, nos fuimos a dormir.
08/06/09
OUTEIRO@ (Lestedo-Boqueixon, A Susana, Piñeiro) SANTIAGO DE COMPOSTELA@ (16,0 km)
A las cinco de la mañana empezamos a oir a los asturianos (que esta vez estaban en nuestra habitación) como se preparaban para la marcha, pero prácticamente no alteraron nuestro sueño, por lo que nos despertamos a nuestra hora habitual. Los de la otra habitación ya se habían levantado y estaban en los aseos y preparándose para la marcha así que nosotros con mas calma empezamos a recoger nuestras cosas y comprobamos que las botas de Jorge seguían algo húmedas igual que los calcetines que había dejado en el tendedero, pero no nos supuso ningún problema pues yo tenía tres pares de calcetines de repuesto que hicieron que Jorge no notara la humedad en el resto del día. Nos aseamos y desayunamos queso con parte del pan que habíamos comprado el día anterior pues sabíamos que hasta Susana que se encuentra a algo mas de siete km. no encontraríamos ningún lugar para desayunar. Cuando terminamos nos dimos cuenta de que en el albergue solo estábamos el de los sesenta km (que por cierto no tenía ropa de agua) y nosotros. Como estaba lloviendo esta vez si nos equipamos completamente, incluidos los pantalones para el agua y mientras estábamos en ello, en un omento que llovía menos, nuestro compañero se despidió de nosotros y salió al camino.
Saliendo del bosque
Crucero de Boqueixon
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Poco después salimos nosotros e inmediatamente el bosque de eucaliptos fue nuestro compañero de viaje y siguiendo en un suave descenso salimos del bosque donde a la izquierda pudimos contemplar, en este caso sin lluvia, el paisaje que desde allí se divisaba, seguimos de frente las indicaciones del camino hasta que llegamos un núcleo asfaltado en el que un crucero nos daba la bienvenida, habíamos entrado en el “Concello de Boqueixon”, donde hacemos un giro de noventa grados hacia la derecha y continuamos por una estrecha carretera de asfalto viejo. En nuestro camino pasamos junto a varias casas hasta que llegamos a un punto en el que las flechas nos indican seguir de frente y un mojón jacobeo nos indica la derecha.* * Si se sigue la indicación del mojón se llega a Rubial y atravesando la población se pasa junto a una especie de moderno pazo almenado. Junto a él hay un crucero de granito de doble cara cuyo pedestal es circular y tiene las imágenes de Cristo en el anverso y la Virgen Dolorosa en el reverso. Nada más dejarlo hay que girar a la izquierda y bajar hasta una carretera, que se cruza para continuar rectos. Rodeados de un amplio paisaje de prados se llega un paso bajo las vías del tren y se continúa para cruzar un puente y entrar por una esquina en Deseiro de Arriba, perteneciente a la mayor parroquia de Boqueixón, Sergude. Este trayecto constituye un importante rodeo ya que se sale a un cruce y se gira a la izquierda como si se volviese hacia atrás. En ciento cincuenta metros un desvio, ahora a la derecha, y un ascenso hacia la aldea de A Gándara. Detrás se alza el pico Sacro, monte vinculado a la “Translatio”, la conducción del cuerpo del apóstol de Iria a Compostela. Según la historia, aquí pacieron los dos toros bravos que los discípulos de Santiago amansaron para tal empresa. Dejamos alrededor las casas y continuamos junto a una serrería, y tras diversos cruces se llega a la AC-960. Girando a la izquierda se llega al cruce de la N-525, tras el cuál se entra en A Susana (Km 7,6 de la etapa) por una calle algo estrecha y, tras dar un rodeo casi circular, se cruza una carretera y junto a un pequeño merendero, pasando bajo la N-525. y acto seguido por un arroyo. Pensamos que ante la ruta oficial que sigue esta carretera, los peregrinos han señalizado una ruta por camino, así que seguimos las flechas y por caminos cubiertos de vegetación, que nos llevan a la carretera a algo menos de un km de “A Susana”. En la carretera encontramos un bar, así que entramos a desayunar en condiciones y efectivamente así fue, pues tras despojarnos de los chubasqueros nos sentamos en una mesa y dar cuenta de sendos cafés con leche acompañados de un par de rebanadas de pan con mantequilla natural que nos reconfortaron el cuerpo. De vuelta a la carretera atravesamos “A Susana”, donde encontramos un panel informativo sobre el Camino de Santiago, allí comprobamos que si seguíamos el camino del monte este tenía cuatro km. mas que si seguíamos por la carretera. Valoramos las dos opciones y aunque no fuera decisorio el número de km. a caminar, si lo fue las condiciones de los mismos, pues con el agua que estaba cayendo y los caminos embarrados, decidimos seguir por el arcén de la carretera **. El caminar por el arcén tiene sus ventajas e inconvenientes, en este caso el no pisar por los caminos embarrados se agradece, aunque el inconveniente de los vehículos esté presente, pero nos consolamos que sólo son seis km. los que nos separan del fin de etapa, así que paso a paso llegamos a la última subida que nos separa de Santiago, al que accedemos después de cruzar una rotonda.
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El haber llegado nos reconforta, pero sabemos que estamos en la periferia y que falta bastante para llegar al centro, así que iniciamos nuestro recorrido urbano, pasando por delante del edificio de “El Corte Inglés” hasta que ascendiendo otra vez por las calles del centro, llegamos al lateral del parque de “La Herradura” y de allí hasta el centro histórico, donde tomamos la Rua del Villar hasta llegar a la Catedral, alcanzando al fin el final de nuestra etapa, por cierto desde que entramos en la ciudad la lluvia ha remitido y en muchos momento no llueve. En esta calle nos encontramos a los de Oviedo que han llegado a primera hora, ellos han hecho todo el camino por la carretera, nos despedimos deseándonos lo mejor en la vida. Cuando llegamos delante de la oficina de atención al peregrino, nos asomamos a su interior y al ver que no hay mucha cola para sellar la credencial, decidimos quedarnos. Aprovechamos el zaguán para apoyar nuestras mochilas en la escalera y quitarnos la ropa de agua, incluidos los pantalones, que ya resultaban molestos y habían cumplido con su función. Estando en la cola aparece el peregrino de los sesenta km, que también ha llegado hace un rato, con el que hablamos sobre el agua, pues el solo lleva un pequeño chubasquero que apenas le protege. Nos llama la atención una peregrina de bastante edad que apenas puede moverse por el desmesurado tamaño de su mochila, pero ella poco a poco va avanzando esperando su turno igual que los demás. Cuando nos llega el turno, cada uno entregamos la credencial a uno de los encargados de verificarla y sellarla. A ambos les sucede lo mismo, se extrañan de el camino que hemos realizado, corroborando que desconocen que mas peregrinos hayan llegado por el “Camiño de Inverno”,así que deberemos haber hecho historia. Cuando me va a expender la “Compostela” le digo que ya tengo una del año 2004 y que prefiero que me de el documento acreditativo con la bienvenida de la Catedral de Santiago. El no sabe que mi objetivo final es Finisterre, por lo que considero que esa debe ser mi última credencial y solo debo acreditar mi paso por Santiago. Se extrañó un poco, pues no debe ser muy usual esta petición, pero me expendió el documento solicitado.
Oficina de atención al peregrino
Peregrinos en la escalera
Preguntamos por Genaro (que es el responsable de la oficina), pues traíamos recuerdos para él de parte de Arturo (presidente de Ajova). Nos recibió en su despacho, que está allí mismo,
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lleno de papeles y cumplimos nuestra misión. Charlamos un rato sobre el “Camiño de Inverno” y nos comento que la Xunta de Galicia, se había lanzado a este proyecto sin pensar mucho en lo complicado que era que un camino sin infraestructuras pudiera habilitarse como Camino oficial para el Xacibeo 2010. Desde luego alabó nuestra decisión de abrir caminos aunque las dificultades no los hicieran tan gratos. Nos despedimos de el y nos dirigimos a plastificar nuestros documentos en una tienda que está en el edificio de al lado.
Santiago de Compostela (Catedral y Ayuntamiento) Como buenos visitantes de la ciudad iniciamos el protocolo de fotografías y visitas tradicionales. Como no empezamos con la Plaza del Obradoiro y sus cuatro monumentos tradicionales, Catedral, Ayuntamiento, Rectorado y Hospital de los Reyes Católicos. Después otros detalles menos conocidos Iglesia de san Fructuoso (con las cuatro sotas de los palos de la baraja española) y el detalle del culo de la gárgola en el Hospital. A continuación el típico paseo alrededor de la Catedral por la plaza de las platerías, donde es obligado mirar lo que ofrecen los escaparates, la fuente de la Quintana y la portada lateral de la Catedral, para posteriormente seguir caminando hasta la plaza donde se encuentra la Puerta del perdón, que en esta ocasión esta cerrada por no ser año Jacobeo, en fin el recorrido turístico habitual antes de entrar en el recinto religioso.
Oros, Copas, Espadas, Bastos
Culo de gárgola
Ya dentro de la Catedral, esta está bastante tranquila, pues ha terminado la misa de los peregrinos y solo quedan algunos fieles en los bancos y unos pocos que paseamos por sus naves realizando algunas fotos. Después de esta visita volvemos al bullicio de las calles y 151
recorremos algunos comercios para comprar algunos recuerdos y pequeños regalos. Una vez cumplidos nuestros compromisos nos sentamos en un café de la Rua para tomar un “Aquarius” mientras decidimos donde ir a comer, pues Jorge tiene referencias de alguno de los restaurante que le gustaron a Javi Medina cuando pasó unos días aquí.
Santa María Salomé (Pórtico y detalle) Salimos del café y damos una vuelta por las diversas calles del entorno, y en la Rua Nova encontramos la Iglesia de Sª Mª Salomé que a mi me causó cierta sorpresa, pues ya había pasado por ella en alguna ocasión y no había apreciado en su pórtico con sus canecillos, su imagen central entronizada y en la parte izquierda una mujer embarazada que se asemeja mucho a las imágenes de la “Madre Tierra” y que pertenece a otras culturas profanas, en fin una sorpresa. Como el estómago reclamaba atención, nos dirigimos a un “bufet” en la Rua do Villar, donde entre sopa, pasta, ensaladas, carnes y pescados de libre disposición, cada uno se preparó el menú a su gusto. A mayores tomamos un café y como nuestro autocar saldrá de la estación de autobuses a las seis de la tarde, decidimos acercarnos para sacar los billetes, pues para esperar, lo mismo lo hacemos allí que en cualquier bar del centro. Salimos a la calle cuando empezaba a llover, con la buena suerte de que en ese momento pasase un taxi que nos llevó hasta la estación, allí compramos nuestros billetes y nos decidimos a esperar a mi amiga Maribel (que coincidió conmigo algunas etapas del Camino del Norte el pasado año), que dijo que se acercaría a verme después de las cinco. Nos sentamos en uno de los bancos de la zona de espera hasta que a las cinco entramos en la cafetería y allí esperamos su llegada, que se hizo esperar, pues cuando llegó apenas faltaba media hora para que saliera nuestro autobús. Le presenté a Jorge y allí estuvimos charlando sobre su proyecto de caminar por el Camino Portugués junto con su compañero este verano hasta que nos acompañó al andén. Quedamos en vernos cuando volviera a Santiago para iniciar el camino a Finisterre, nos despedimos; nosotros subimos al autocar y ella se fue a buscar a su hijo. ** Cuando volví a Santiago para continuar por el Camino hacia Finisterre, como llegue a primera hora de la tarde, dejé la mochila en casa de mi amiga Maribel y ambos decidimos desplazarnos hasta “A Susana” para recorrer este trecho hasta Santiago por el trazado 152
tradicional. Partimos desde el panel que informa del trazado hasta que un desvío a mano izquierda nos lleva por una pista asfaltada y tras pasar por un curioso lugar de descanso llegamos hasta que primero por un paso inferior y luego por un puente cruzamos las vías del ferrocarril.
Panel informativo
Lugar de descanso
Una pendiente y su posterior descenso nos lleva hasta Vixoi y posteriormente al bello paraje de la ermita de Santa Lucía que está acondicionado como lugar de descanso o paseo, pues un camino empedrado nos lleva a cruzar un puente y desde allí enseguida se adivina el trazado urbano, pues el Camino Real de Piñeiro es una calle urbanizada. Poco después pasamos por debajo de la autopista, donde un chatarrero ha instalado su almacén al aire libre y un poco mas adelante cruzamos un puente sobre el ferrocarril, que en este caso al estar junto a casas habitadas, tiene ambos petriles enrejados con bastante altura para que no caiga nada ni nadie sobre las vías.
Santa Lucía
Crucero en Angrois
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Llegamos a Angrois y desde allí queremos bajar por un camino de piedra medieval, pero está en periodo de restauración, así que debemos hacerlo por la calle que sigue paralela este trazado hasta que llegamos a bajar por la calzada de Sar, cruzamos el río del mismos nombre por un restaurado puente de piedra y como en un pequeño desvío a la izquierda se encuentra la Colegiata de Sar, que decidimos visitar. *** En principio te sorprenden los fuertes arbotantes y contrafuertes que apuntalan sus paredes, pero cuando entras te das cuenta de su utilidad pues se observa que las columnas que sostienen la bóveda están inclinadas hacia los laterales, por lo que si no se hubieran apuntalado esta se hubiera venido abajo. Como están en misa no podemos visitarla detenidamente, pero desde luego ha merecido la pena este pequeño desvío.
Santa Mª de Sar
Puerta de Mazarelos
*** La iglesia románica de Santa María de Sar se halla en el barrio de Sar, llamado así por el río que lo atraviesa: se trata de una aldea medieval que surgió y evolucionó a partir del camino sur de entrada a la antigua ciudad. Con el tiempo se fue uniendo a esta hasta formar parte de la misma, aunque conserva en sus huertas y construcciones típicas el sabor rural. La Colegiata fue fundada en 1134 y beneficiada por el arzobispo de Compostela, Diego Gelmírez, en 1136. Es el edificio románico mejor conservado de Santiago. Posee grandes valores arquitectónicos de épocas pasadas, predominando una decoración a base de temas vegetales de la escuela del Maestro Mateo. Es un verdadero placer contemplar los detalles de los ábsides, los capiteles, los arcos, la portada occidental... El museo, inaugurado en 1975, se encuentra en la construcción monacal adjunta. En él se guardan valiosos documentos referentes a la historia de la Colegiata, como el pergamino fundacional de 1136; piezas arqueológicas del antiguo claustro del Maestro Mateo y sus continuadores, objetos litúrgicos de orfebrería del siglo XVIII, etc. Es un sitio de obligada visita para aquellos que buscan la esencia de una ciudad centenaria, llena de historia y de encanto.
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Cuando salimos de la Colegiata caminamos por la rúa de Sar y tomamos fuerzas para enfilar la subida hacia la Puerta de Mazarelos (única puerta que queda de la antigua muralla) y que al cruzarla significará nuestra entrada oficial en Santiago y enseguida, tras dejar atrás la plaza de la Universidad, la rúa da Caldeireiría, la rúa de Xelmírez entramos en la plaza de las Platerías, situada junto a la fachada del tesoro de la catedral y desde allí, los últimos pasos nos encaminan hacia la plaza do Obradoiro, donde terminamos esta pequeña. Etapa. Para acabar el día, damos un paseo por la zona vieja de Santiago, paramos en algunos bares donde tomamos unas tapas que nos sirven de cena y tras un breve recorrido haciendo turismo, nos retiramos a casa de Maribel, donde me ha ofrecido cama para que no tenga que ir al albergue, ya que sus hijos se encuentran con su padre y tiene dos habitaciones libres, además como está de vacaciones ha pensado acompañarme a Finisterre e iniciaremos desde allí la partida.
08/06/09
SANTIAGO - RODEIRO - VALLADOLID (Autocar-automóvil)
El autocar nos dejó como estaba previsto frente al “Bar Centro” en Rodeiro, con nuestras mochilas a cuestas y aligerando el paso pues empezaba a llover y no queríamos ponernos la ropa de agua, subimos la cuesta de las dos calles que nos separaban del hostal donde habíamos dejado el coche, donde al llegar dejamos inmediatamente las mochilas y nos cambiamos el calzado, yo para conducir y jorge para descansar. Entramos en el bar con la intención de tomar algo, pero estaban pintándolo, los dueños nos preguntaron sobre nuestro camino y tras despedirnos iniciamos el viaje de regreso, en el que solamente paramos para tomar unas tapas en un bar junto a la autopista para acallar el estómago hasta que llegáramos a casa, lo que hicimos sin novedad.
Ilustración de peregrinos a Santiago en la Edad Media
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HACIA FINISTERRE El Camino hacia Finisterre es uno de los dos Caminos (el otro es el de Muxía) que generalmente no terminan en Santiago de Compostela, sino que parten desde allí para llegar a un destino que aunque actualmente se le considere una especie de broche de cierre de la peregrinación, no siempre se vivió con esa filosofía, sino que mas bien se impuso para dar una visión Jacobea a una ruta que tenía una concepción mas iniciática. No obstante si algún peregrino iniciara su andadura en cualquiera de los puntos de esta ruta en dirección a Santiago, si tendría ese carácter de peregrinación Jacobea pues acabaría como el resto de los Caminos ante la tumba del Apóstol. Por todo ello inicio en este Tranco las etapas que me llevarán hasta Finisterre, que es la meta que me he marcado en este Camino que inicié en Valladolid y que tras pasar por Santiago de Compostela, finalizará en el punto último donde se podía “ver morir al sol”.
01/07/09
SANTANDER – SANTIAGO DE COMPOSTELA (Autocar)
Como otras veces, el inicio de este Tranco lo hago desde Somo, donde estoy de vacaciones, pero en este caso, como el autocar que me debe llevar a Santiago sale a las 7,30 de la mañana, me toca madrugar y desplazarme con el coche hasta Santander y dejarlo aparcado en el aparcamiento de RENFE, que se encuentra frente a la estación de autobuses, hasta que mi hija Ana se desplace a por el en el barco que cruza la bahía para devolverlo a Somo y poderlo utilizar mientras yo estoy fuera. Ya acomodado en el autocar, como estoy en la primera fila, tengo el privilegio de observar el paisaje, lo que se agradece, pues con lo largo del viaje se puede hacer pesado viendo solo el asiento de delante. Además, por otra de esas casualidades que se dan, el compañero de asiento de al lado es un francés de padres españoles, que también se dirige a Santiago para hacer el Camino, pero el piensa estar unos días conociendo bien la ciudad y después subir hasta La Coruña para volver a santiago por el Camino Inglés. El viaje trascurre sin novedad, hasta que en Asturias, en uno de esos tramos que la carretera es de doble dirección, nos paramos, pues al parecer está cortada por un accidente. Después de mas de una hora, empezamos a circular despacio y con paradas, hasta que llegamos al punto desde donde vemos a dos camiones, uno de ellos hormigonera, que han colisionado y tumbados ocupan los dos carriles y arcenes. La Guardia Civil, nos desvía por una carretera secundaria que pasa por La Caridad (Camino del Norte) y que poco después nos devuelve a la carretera y a la autovía. Como inicialmente tenía previsto llegar hacia las tres de la tarde y lo haré casi a las cinco, llamo a mi amiga Maribel de Santiago para que no me espere para comer, pues habíamos quedado en ello, eso si que me buscara un bocadillo en algún sitio, pues a esa hora es difícil que me dieran de comer en algún lugar. Me contesta que no, que ha preparado comida en su casa y que me esperará. Cuando llego a la estación de autobuses me esta esperando y con el coche nos dirigimos a su casa donde casi sin contarnos nada, lo primero que hacemos es comer una buena ensalada, unos pimientos de Padrón y unas pechugas rebozadas que tenía preparadas, de las que dimos cuenta rápidamente, la fruta del postre y el café, pusieron el fin a la comida.
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Después de comer le comenté mi intención de ir hasta “A Susana” y volver andando por el Camino, ya que cuando llegué anteriormente a Santiago lo hice en un día con bastante lluvia y por la carretera. Maribel se ofreció a acompañarme, así que cogimos un autocar en la estación de autobuses que nos dejó en nuestro punto de destino y desde allí volvimos caminando. En este trayecto decidió acompañarme a Finisterre, ya que su novio se había ido hacía tres días al Camino Francés y a ella le habían cambiado las vacaciones por sorpresa, encontrándose sola en Santiago, con lo que aprovecharía estos días para hacer este Camino, pues no lo había realizado.
Maribel en el puente de Santa Lucía
Julio en el claustro de Fonseca
Llegamos a Santiago y después de dar un paseo nos sentamos en una terraza a tomar algo, y allí dos espontáneos cantantes líticos nos amenizaron el rato, eso sí, cuando pasaron la “gorra” contribuimos económicamente a recompensar su esfuerzo. Cenamos después en un bar de tapas y nos retiramos a casa pronto pues Maribel tenía que preparar la mochila para este camino inesperado y además queríamos salir pronto.
02/07/09
SANTIAGO DE COMPOSTELA@ (Sarela de Abaixo, Moas de abaixo, Carballal, Aguapesada, Trasmonte, Pontemaceira) NEGREIRA@ (22 km)
Como teníamos previsto nos despertamos a las siete de la mañana y tras prepararnos para la marcha tomamos algo de fruta y con nuestras mochilas a la espalda dejamos la casa e iniciamos la bajada hacia la Plaza del Obradoiro, donde deberemos iniciar la etapa de hoy. Pasamos por delante de la sede administrativa de la Xunta de Galicia, bordeamos un bonito parque, un poco mas adelante pasamos por la Pérgola, por la iglesia de San Francisco hasta que llegamos al punto de inicio, donde tras una breve mirada a la Catedral y al resto de edificios que conforman esta plaza, casi vacía a estas horas y sobre todo sin la presencia de peregrinos parece que tiene un aire distinto. Con esta imagen iniciamos un ligero descenso hacia la Rúa das Hortas, encontrándonos en primer lugar la iglesia de San Fructuoso (la de los palos de la baraja), que vista desde abajo tiene otra perspectiva en la que gana en grandiosidad. Enfilamos la calle solitaria siguiendo las flechas que serán nuestra guía. Pasamos por otras calles, atravesamos un parque hasta que llegamos al río Sarela. Desde el puente se ven las ruinas de piedra que corresponden a una
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antigua tenería, que en su día debió contaminar las aguas de este río, pero nosotros continuamos en dirección a Sarela de Abaixo.
Rúa das Hortas
Ruinas de antigua tenería
Cuando llegamos a una zona de hierbas y matorral bajo, a unos treinta metros nos encontramos a un pequeño conejo afanado en triscar hierba que hace caso omiso de nuestra presencia. Poco a poco nos vamos acercando y sigue sin inmutarse, hasta que cuando está prácticamente al alcance de mi bordón, da una pequeña carrerita y se aparta unos diez metros, siguiendo con la misma labor, pasando de nosotros. Desde luego es la primera vez que vemos que un animal campestre esté tan confiado.
Conejo en la hierba
Peregrino por promesa
Caminamos por una de esas carreteras casi sin tráfico, cuando vemos venir en contradirección un caminante con un perro, que también lleva sus alforjas. Paramos para hablar con el y nos cuenta que lleva caminando un año y que tiene que llegar hasta Bilbao, donde terminará su caminar. Ha llegado varias veces a Santiago por distintos caminos, lo mismo que a Finisterre, desde donde viene. El motivo de esta andadura fue una promesa hecha a una amiga enferma de cáncer. Nos enseña una reseña de un periódico en el que le hacen una entrevista y cuenta su historia. Tras despedirnos de el y le deseamos un buen camino de regreso a casa y continuamos en nuestra dirección. Un poco mas adelante nos sentamos en unas piedras que a modo de acera bordeaban el camino para comer algo de fruta y queso. En esto estábamos cuando pasaron unos peregrinos
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que parecían alemanes y dos chicas catalanas (Marta y Elisenda), con las que cambiamos impresiones y continuaron su camino. Al poco rato seguimos nosotros y casi sin darnos cuenta llegamos a una carretera y enfrente un bar, donde en la terraza estaban sentados los que nos habían pasado, así que nosotros hicimos lo mismo y aprovechamos para tomar un café con leche caliente y sellar la credencial que nos dice que estamos en el “Alto do Vento”. Iniciamos de nuevo la marcha, esta vez siguiendo la carretera, hasta que de nuevo volvemos a los caminos arbolados que nos llevan hasta el puente medieval de Aguapesada, para posteriormente iniciar una subida hacia Castiñeiro do Lobo. Una fuente en lo alto del monte nos sirve de refresco y un poco mas adelante un cartel nos indica que estamos en la parroquia de Trasmonte. Continuamos la marcha y tras pasar por delante de una cruz, cuya lápida escrita es difícil de leer, llegamos a Pontemaceira.
Puente medieval
Fuente en el monte
Cuando llegamos a este núcleo urbano yo me sorprendí bastante, pues no esperaba este conjunto que forma el río Tambre, el puente gótico, la pesquera que cruza todo el río y al otro lado un conjunto de casas de piedra, un antiguo molino y una capilla que te retrotraen hasta el medievo. Maribel que ya lo conocía dijo que este era un buen lugar para descansar y tomar algo, cosa que me pareció acertada, además allí en un banco de piedra estaban sentadas las catalanas que nos contaron que venían desde Ponferrada y habían estado un día en Santiago, pues Eli tenía los pies bastante tocados.
Pontemaceira (Puente y pesquera)
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Nos comentó que un peregrino que era guardia civil retirado le había curado las ampollas. Le comenté que soy enfermero y que cuando llegáramos se los miraría, así que se puso muy contenta y pensó que era una suerte encontrar alguien que la ayudara cuando lo necesitaba, pues había dejado uno en Santiago y me había encontrado a mi, y eso solo pasa en el Camino. Dejamos a las catalanas continuar su marcha y nosotros nos sentamos en una mesa de restaurante que tiene un mirador sobre el río, donde tomamos unos “Aquarius” y cuando pasó un rato volvimos a iniciar la caminata, cruzamos el puente despacio, admirando el paisaje desde otra perspectiva. Pasamos por varias zonas de cultivo y tomamos la carretera hasta que una vez pasado Barca volvemos a caminos arbolados y nos encontramos con un viejo cruceiro que en su base tiene unas calaveras y un escrito que se lee con dificultad, seguimos por Chancela y alcanzamos a Marta y Eli, que anda con cierta dificultad, por lo que hacemos el resto de la etapa juntos, hasta que al poco de caminar llegamos al núcleo urbano de Negreira. Como el albergue se encuentra al otro lado del pueblo este paseo prácticamente nos sirve de recorrido turístico.
Negreira (Paseo y monumento al emigrante) El pasar por el centro nos muestra lo mas vistoso de la localidad, y como no, aquí también hay un monumento que recuerda la emigración. Cruzamos el puente y enfilamos la subida de una cuesta hacia el albergue. Cuando llegamos los peregrinos que allí están nos comentan que está lleno (en realidad hay una plaza libre). Llamamos por teléfono a la hospitalera y cuando llega nos sella las credenciales y nos dice que el próximo albergue está en Vilaserío, a unos doce kilómetros y que es una antigua escuela con colchonetas en el suelo. También nos dice que puede llamar a un hostal para que como somos cuatro nos cobre un precio razonable (tocamos a 17,50€). Así lo hace y nos vienen a buscar en coche desde el “Hostal Tamara”, que dejamos al inicio del pueblo. Nos asignan una habitación con cinco camas, dos por habitación y una en el salón, con lo que no tenemos problemas de distribución. Como era la hora de comer Maribel y yo decidimos bajar al comedor mientras Marta y Eli se duchaban y comían algo de lo que llevaban. Nuestro menú (menú del día 7€) consistió en un buen plato de judías verdes con patatas, pollo asado y un flan. Una vez repuesto el estómago, volvimos a la habitación para el aseo y una pequeña siesta.
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Albergue de Negreira
Eli, Marta y Maribel en el hostal
La tarde pasó entre sesiones de arreglo de pies y sobre todo de recuperar las piernas de Elí, que como elle decía andaba como “las muñecas de Famosa” y necesitaba urgentemente relajar los gemelos. Parece que la cosa salió bien, pues empezó a sentirse bastante aliviada. Salimos a dar un paseo y como no había mucho que ver terminamos sentados en la terraza del hostal tomando un refresco, hasta que llegó la hora de cenar, en la que los cuatro ocupamos una de las mesas y cenamos ensaladilla rusa, jurel al horno y flan. En una mesa cercana cenaba otro peregrino, con el que en ese momento no entablamos conversación pensando que era extranjero. En el restaurante nos comentaron que si queríamos desayunar el bar se abría a las siete de la mañana, así que con esta información nos fuimos a descansar.
03/07/09
NEGREIRA@ (Zas, A pena, Vilaserio, Maroñas, Corzón) OLIVEIROA@ (33 km)
Como nos habíamos acostado pronto, levantarnos temprano no supuso ningún problema, así que antes de las siete estábamos frente a la puerta del bar, esperando su apertura. Cuando abrieron, procedimos a desayunar café con leche y tostadas de pan del país que enseguida nos dieron la energía necesaria para partir. Atravesamos todo el pueblo e iniciamos la subida de la cuesta que lleva al albergue, donde antes de llegar está la indicación de girar a la derecha para retomar el Camino. Pasamos por delante de la iglesia de San Xian, donde si miramos hacia el fondo, se observa el valle que acabamos de dejar. Atravesamos una serie de casas hasta que tomamos una vieja carretera que nos lleva hasta Zas, una pequeña aldea en la que una solitaria columna de piedra tiene incrustada una vieira que indica la dirección.
Iglesia de San Xian
Columna en Zas
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Como cada uno camina a su ritmo, empezamos a separarnos, delante vamos Maribel y yo, un poco mas atrás Marta y Eli, que aunque camina mejor todavía le cuesta seguir un ritmo fuerte. El camino trascurre por el antiguo Camino Real, entre árboles y pronto dejamos de ver a nuestras compañeras, aunque aparecen otros peregrinos extranjeros (parece que llevan la bandera de Australia en la mochila) que nos adelantan a buen ritmo. Aunque hace bastante tiempo que la humedad está presente, ahora parece que las gotas son mas gruesas y poco a poco van calando, con lo que decidimos ponernos los chubasqueros y continuar el camino.
Hórreo con hiedra
San Mamede da Pena
Cruzamos por alguna pequeña aldea donde en una de ellas me llama la atención un hórreo que está parcialmente cubierto de hiedra, supongo que abandonado aunque parece estar en buen estado, pues hasta ahora los que he visto, están aislados y libres de vegetación. Pronto llegamos a un conjunto de iglesia y cementerio, que esta restaurado y según se indica en una placa de bronce es San Mamede da Pena, parroquia de Piaxe. Continuamos caminando para desembocar en una carretera en la que el “Bar Herminio” nos da la bienvenida. Entramos a sentarnos y tomar bebida y un bocadillo para reponer fuerzas. Allí se encuentran algunos peregrinos de los que nos habían adelantado y otro grupo le los que debieron pernoctar en el albergue.
Escuela – albergue de Vilaserío
Indicador y mojón
Volvemos de nuevo a la carretera y llegamos a Vilaserío, donde vemos a nuestra derecha la escuela habilitada como albergue que nos había indicado la hospitalera de Negreira, parece un
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lugar bastante inhóspito y aislado, vamos que no invita nada a quedarse. Algo mas adelante un indicador junto a un mojón nos muestra el camino hacia Santa Marña, a un kilómetro de nuestra ruta, donde según la información que tenemos existe un albergue privado, pero nosotros seguimos sin desviarnos hasta llegar a la aldea de Bon Xesús, donde nos recibe un cruceiro con un pequeño altar. Parece que no, pero estamos en una subida constante hasta que iniciamos el descenso que siguiendo la carretera nos lleva hasta Corzón. Allí encontramos un conjunto sorprendente, donde un crucero preside la entrada a una iglesia rodeada de un cementerio y con el campanario separado de la misma. Desde luego los cementerios en Galicia son una parte totalmente integrada en el paisaje.
Iglesia y cementerio de Corzón
Camino a Ponteolveira
Continuamos por la carretera y a poco mas de un kilómetro encontramos Ponteolveira, por cuyo puente cruzamos el río Xallas, que según nuestra hoja de ruta es el último obstáculo que nos separa de Oliveiroa, nuestro punto de destino, al que a unos dos kilómetros llegamos sin mayor novedad. Al entrar en el pueblo nos dirigimos a la recepción del albergue y la hospitalera nos indico el pabellón dormitorio, donde dejamos las mochilas en dos camas que estaban libres y los chubasqueros a escurrir en una percha de la entrada.
Recepción del albergue
Eli, Marta, Maribel y Julio
Al salir para cumplimentar los datos y sellar nos encontramos a Moncho, un peregrino de Tuy (el que había cenado solo en Negreira) con el que habíamos hablado un par de veces durante
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la marcha, en esos encuentros y desencuentros que se dan en la ruta, el estaba en otra dependencia mas pequeña situada al lado y nos dijo que enfrente había unas habitación de seis camas encima de un antiguo bebedero de vacas, pero que no tenía ducha, aunque se podía utilizar la del pabellón de enfrente. Así que hablamos con la hospitalera y nos cambiamos a este nuevo alojamiento. Subimos nuestras mochilas a la parte alta de este antiguo establo que estaba perfectamente acondicionada como dormitorio, allí estaba un matrimonio danés con su hija y lo primero que nos preguntaron es que si éramos de los que se levantan pronto, les contestamos que hacia las siete, con lo que respiraron aliviados. Inmediatamente nos fuimos a comer la bar O´Peregrino, que se encuentra enfrente y allí coincidimos con Moncho El plato del día estuvo compuesto por empanada, una chuleta con patatas, tarta helada y café por el módico precio de 8€. Tras una breve sobremesa volvíamos a nuestra habitación cuando vimos venir a las catalanas, les acompañamos hasta las literas que habíamos dejado libres Maribel y yo, pues eran las últimas plazas que quedaban con cama, pues también hay otra sala donde se pueden poner colchonetas en el suelo. Después nos fuimos a duchar y a descansar
Oliveiroa (plaza y albergue de noche) La tarde transcurrió en la sala común del albergue, donde tuve tres clientes para “relajar” las piernas, Eli, que había mejorado bastante, un peregrino austriaco que también tenía los gemelos en tensión y Maribel, que el calzado que llevaba no era el mejor para esta circunstancia. Dimos una vuelta por el pueblo y lo único para ver era una plaza con hórreos, un crucero y al fondo la iglesia (con una efigie de Santiago en su portada) con su cementerio adosado como es habitual. Llegamos al bar de la casa rural y nos sentamos a tomar un refresco mientras llegaba la hora de la cena y allí mismo cenamos los cinco un típico caldo, merluza a la cazuela y flan, siendo este un mejor sitio que donde comimos, mas limpio, mas atentos y al razonable precio de 7€. Volvimos hacia el albergue, que al estar iluminado tenía un encanto especial. No obstante delante del bar había algo de bullicio, que esperemos no se oiga desde la habitación. Cuando llegamos los daneses ya estaban dormidos, así que nos acostamos sin hacer ruido y pese al ruido exterior me quedé dormido, hasta que a las cuatro de la mañana unos acelerones de coche me despertaron y lo mismo al resto de los que allí dormíamos.
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04/07/09
OLIVEIROA@ (Hospital, Cee, Corcubión, Sardiñeiro, Fisterra @) CABO DE FINISTERRE (33,5 km)
Al levantarnos el comentario fue el ruido de la noche y Maribel no se lo pensó dos veces, se acercó al bar, que permanecía abierto y tras preguntar por el dueño le solicitó la hoja de reclamaciones y allí rodeada de individuos que tenían una copa en la mano y algunas mas dentro del cuerpo, rellenó el impreso con una queja sobre el horario de cierre y el ruido molesto para los vecinos, desde luego hace falta sangre fría para aguantar el tipo en estas circunstancias. Cuando nos lo contó no dábamos crédito y empezamos a entender lo que la decían cuando caminábamos en grupo, ya con nuestras mochilas para desayunar en el bar donde habíamos cenado, que además estaba en el camino de salida hacia Finisterre.
Embalse de Oliveira
Industria en el monte
Desayunamos estupendamente café con leche, pan tostado con mermelada mantequilla y zumo. Así que con la historia de la denuncia en la mente y el estómago agradecido iniciamos la marcha, en principio un descenso pero cada uno a su ritmo, pues tras un rato de charla Moncho se despidió de nosotros y camino mas deprisa.
Decisión de Camino
Crucero de “Marco do Couto”
Cuando empezamos a subir por una pista desde la que se divisa un embalse y mas adelante la cola del mismo dejamos detrás a las catalanas e iniciamos el descenso hacia una vaguada en la
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que hay que cruzar un pequeño río, para de nuevo iniciar una subida algo mas fuerte hasta Logoso (antiguamente Hospital de Logoso) donde en lo alto del monte hay instalada una industria que rompe la armonía de la cresta. Desde allí enseguida se llega a una rotonda donde está señalizada la bifurcación de caminos Fisterra – Muxía. Nosotros lo teníamos claro, nuestro destino era Fisterra, así que hacia la izquierda tomamos lo que fuera el Camino Real que nos lleva a un crucero en el que los peregrinos, como si fuera la “Cruz de Ferro” han depositado piedras y pequeños recuerdos. Paramos unos momentos para que Maribel se cambiase las sandalias con las que había venido caminando por las botas, que el día anterior se habían mojado y ahora parecían estar secas. Continuamos el camino hasta que llegamos a la ermita de Nª Sª das Neves, un lugar que sin saber porqué me resultó inquietante. Como cosa curiosa, en su lateral hay un pequeño porche con un altar y una figura de la Virgen, rodeada de exvotos y objetos de lo mas extraño, también mensajes escritos en varios idiomas y en una hornacina un libro para que escriban los peregrinos. Delante de la iglesia y algo alejado, en un prado, un crucero guardaba la puerta del lugar. Maribel escribió algo y como a mí no me gustaba el sitio, volvimos a caminar.
Nª Sª das Neves
Cruceiro de Armada
En el camino unos metros a la derecha, dejamos a un lado una iglesia, la de San Pedro Martir, allí están paradas un par de peregrinas, pero nosotros seguimos caminando, como vamos por la parte alta del monte, al fondo vemos por primera vez el Cabo de Finisterre. Un poco mas adelante un letrero nos indica que a cien metros está un punto de interés “El Cruceiro de Armada”, aunque es un ligero desvío nos acercamos y aparte de contemplar el crucero lo importante es la vista de la costa y sobre todo Finisterre. Volvemos al camino, en un lateral nos encontramos una pequeña capilla dedicada a la Inmaculada que unos peregrinos de Paracuellos del Jarama levantaron en el 2005, e iniciamos el descenso hacia Cee y como no, nos recibe un cruceiro y un poco mas adelante pasamos por el cementerio, que también se encuentra integrado en el entorno. Ya en el centro caminamos por sus calles, pasamos por delante de una iglesia, el ayuntamiento, cruzamos la ría, pasamos por delante del hospital e iniciamos una subida que nos llevará a pasar Corcubión por el monte, así que salvo desde arriba a eso se redujo nuestro paso por esta localidad. Nos refrescamos con el agua de una fuente junto a un lavadero, pues la subida había puesto en prueba nuestras piernas y resuello.
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Cruceiro en Corcubión
Restaurante en Estorde
A la salida de Corcubión en un prado y al lado de un cruceiro encontramos un albergue de peregrinos situado en una antigua escuela, pero ese no es nuestro destino y seguimos caminando por un camino de tierra, luego por la carretera hasta llegar a Estorde, donde Maribel sabe que hay un restaurante junto a la playa, que aunque presumimos que no será barato decidimos darnos un lujo y comer junto al mar. Cuando entramos nos sentamos en la terraza, pero allí no servían comidas así que pasamos a un comedor, con grandes cristaleras abiertas frente a la playa donde había algunas mesas ocupadas por comidas familiares. Nos sentamos en una mesa y sin que lo pidiéramos nos ofrecieron el menú del día, sería que con nuestra evidente pinta de peregrinos era lo mas aconsejable. Este consistió en una sopera llena de sopa de marisco y una racion abundante de merluza en salsa, acompañado de una botella de albariño enfriado en un cubo de hielo, vamos un lujo. Salimos a tomar el café a la terraza y tras pagar la cuenta (23€ por cabeza) nos colocamos las mochilas y volvimos a la carretera.
Decoración en Sardiñeiro
Monte Pindo
Cuando pasamos por Sardiñeiro nos llamó la atención una cabina de barco, en la que dos cabezas de maniquí miraban hacia la carretera, desde luego el gusto del que la colocó allí era bastante dudoso. Entramos en un camino de tierra por el que nos acercábamos a la costa, al fondo estaba el monte Pindo (el Olimpo de los Celtas) y a la derecha veíamos con nitidez la punta de Fisterra y justo antes el pueblo y la playa.
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Bajamos hasta el nivel del mar y por una senda de losetas de piedra, bordeada de fuentes que aunque apretemos los grifos no sale agua recorremos a lo largo la playa de Langosteira, pasamos por la zona que tiene los bares y comercios típicos de la zona playera y tras subir una cuesta llegamos a un crucero que parece marcar el final de la playa, pues inmediatamente entramos en las calles del pueblo. Pasamos por delante del ayuntamiento y en una plaza al final de la calle encontramos el albergue de peregrinos.
Albergue de Fisterra
Museo de la pesca
Al llegar nos recibió la hospitalera y nada mas inscribirnos en el libro de registro y sellar la credencial, nos entregó la “Fisterrana”, como acreditación de que habíamos llegado a este punto, después nos acomodamos en las literas del primer piso y aprovechando que había pocos peregrinos nos dedicamos al aseo antes de que hubiera que esperar para las duchas. En este rato llegaron las catalanas, que se habían quedado en el albergue de Corcubión, pero cuando Maribel les llamo durante la comida para ver donde estaban, se lo pensaron mejor y volvieron a salir hacia Finisterre. Preguntamos por Moncho y nos comentaron que llegó bastante antes que nosotros, pero que selló y se fue. Mientras las catalanas se arreglaban para acercarnos hasta el faro, Maribel y yo dimos una vuelta por los alrededores, llegando hasta el Castillo de San Carlos, donde se encuentra el museo de la pesca. Allí aparte de informarte de las diferentes artes de pesca y de la vida cotidiana de los pescadores están reflejados en un mapa los lugares de los diversos naufragios ocurridos en la “Costa da Morte” así como la carta marina de la zona y otras muchas curiosidades. Aproveché para hacer algunas compras de recuerdo del lugar, como unos pendientes de azabache y plata para Ana, que me gustaron tanto que no pude dejarlos en el escaparate. Después volvimos al albergue para recoger a las compañeras y recorrer los tres últimos kilómetros que nos separan del Faro (esta vez sin mochila) y poder contemplar la famosa puesta de sol, aunque con las nubes que hay no creo que veamos mucho. Como también quiero quemar algunas cosas que me han acompañado por los caminos, la hospitalera me provee de alcohol de quemar, con el que las impregno bien para que ardan con facilidad y las guardo en una bolsa de plástico para que no se evapore. Con todo ya dispuesto nos encaminamos por la carretera hacia el Faro. A nuestra derecha dejamos el santuario de “Santa Mª das Areas”, seguimos caminando hasta que a nuestra izquierda alcanzamos a un estático peregrino de bronce, en el acantilado unas extrañas construcciones cúbicas nos sorprenden, luego nos informamos y pertenecen a los nichos de un moderno cementerio (caprichos de un
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arquitecto vanguardista). Al poco rato llegamos al mojón del kilómetro 0 y como es natural nos hacemos las fotos de rigor, llegamos al Faro y como es tradicional, en un hueco que ya está preparado para ello, detrás de la pequeña escultura de una bota de bronce que parece querer seguir caminando hacia el horizonte, introduzco las camisetas, calcetines y gorro que quiero quemar. Mis compañeras también contribuyen con algunas cosas y prendo fuego, que empieza a consumir simbólicamente todo lo que quiero dejar atrás en este Camino.
Marta, Maribel, Julio, Eli (Km 0)
Fuego ante el mar
Después de pasar un rato por el conjunto del Faro, donde podemos observar las famosas “vacas” (dos grandes bocinas que a semejanza de un gran mugido de vaca) que avisan a los barcos cuando hay niebla y no se puede distinguir bien la costa. Iniciamos el camino de vuelta, ya que hoy no se puede apreciar la puesta de sol. Poco a poco y cuando unas ligeras gotas empiezan a caer, llegamos al centro y buscamos un lugar para cenar. Encontramos una “Taberna Celta” que nos parece bien y allí picamos una serie de raciones (chorizo, tortilla, pan con tomate, pimientos de Padrón, etc..) que nos sirven de cena.
Tertulia antes de dormir Aunque el albergue cierra a las diez, la hospitalera nos informó que deja una puerta lateral abierta hasta las doce para que podamos entrar los peregrinos que venimos de ver la puesta de sol, así que como tenemos tiempo nos sentamos en una de las terrazas del puerto a tomar algo
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para despedir este importante día, pues no todos los días se llega caminando al fin de la Tierra. Allí estuvimos en animada tertulia a la que se nos unió de forma espontánea un vecino del pueblo, que debía ser conocido por los dueños y clientes del bar y por muchos peregrinos a los que anteriormente se les había pegado a sus tertulias, vamos un “plasta”, pasamos de el con mucha educación y cuando terminamos nuestras copas nos dirigimos al albergue para descansar, no sin darme antes una vuelta por el puerto y en la pequeña playa de las barcas lavarme la cara y las manos para cumplir también la tradición.
APÉNDICE Titulo apéndice a este apartado porque considero el camino hacia Muxía como una etapa agregada posteriormente al Camino de Santiago y por supuesto a la antigua Tradición de llegar a Finisterre que actualmente se superpone a la ruta Jacobea. No obstante tengo que decir, que llegar hasta aquí y no hacer esta etapa disponiendo del tiempo necesario es desperdiciar la oportunidad de caminar por unos parajes que merecen la atención del peregrino y también del turista o de cualquiera de los amantes de la belleza de los paisajes. Y también sirve de paso para obtener el documento que cada uno sabrá apreciar según su criterio denominado “Muxiana”, que certifica la llegada al santuario de “Nosa Sª da Barca”, que según cuenta la leyenda está situado en el lugar donde se le apareció la Virgen María a Santiago cuando rezaba, viniendo por el mar en una barca de piedra de la que hoy algunas piedras del entorno se identifican como partes que pudieron formar parte de la misma.
05/07/09
FISTERRA@ (San Martín de Duio, Lires, Frixe, Morquintian, Muxía @) PUNTA DA BARCA (31,5 km)
La mañana amaneció lluviosa, así que nada mas levantarnos y prepararnos, nos dirigimos al bar del puerto donde el día anterior habíamos tomado las copas de la noche, pues ya nos habían indicado que abrían a las siete de la mañana. Allí con un café con leche y un “croisan” a la plancha con mantequilla y mermelada, desayunamos los cuatro y nos dispusimos a iniciar la etapa. El día de hoy era especial, pues además contábamos con Xavier, un amigo de Maribel que se había ofrecido a ir hasta Muxia, para acompañarnos en un pequeño recorrido turístico por la zona y llevarnos luego hasta Santiago. La hospitalera al indicarnos el día anterior la ruta nos explicó que deberíamos ir aprovisionados de agua y si queríamos comer algo deberíamos llevarlo, ya que el camino era por monte y no encontraríamos nada hasta llegar a Lires que se encuentra a catorce kilómetros. Así que llenamos los botes de agua y yo comprobé que todavía me quedaban un par de barritas de cereales por si las necesitaba. Iniciamos la marcha y por suerte Eli estaba perfectamente recuperada de sus piernas, seguramente el masaje del día anterior tuvo algo que ver, y aunque la llovizna molestaba un poco seguíamos todos un ritmo uniforme. Enseguida pasamos por San Martín de Duio, que era el primer punto de referencia que teníamos y que según cuenta la leyenda su istmo arenoso oculta la antigua ciudad de Dugium, que pudo ser arrasada por el mar o por el suevo Reckila al haber destruido sus habitantes los templos de la “Herejía Arriana”. Desde aquí se inicia una constante subida en casi todo el tramo arbolada. Tuvimos suerte y dejó de llover, así que hicimos un alto para quitarnos la ropa de agua, reponer fuerzas y beber agua para continuar sin estorbos por la senda que nos llevaría hasta Lires. La hospitalera de Fisterra nos
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había advertido que deberíamos sellar la credencial en algún lugar de Lires si queríamos obtener la “Muxiana”, pues mucha gente hacía el trayecto en autobús y los de Muxía no se fiaban.
San Martín de Duio
Doble señal en Lires
Al llegar a Lires subimos por las callejuelas hasta la carretera, donde en el bar “As Eiras” paramos unos momentos para sellar la credencial y tomar un “Aquarius”. Como queríamos llegar a nuestro destino a la hora de comer no nos entretuvimos mucho y enseguida volvimos a la ruta. Por suerte el camino era menos duro pues como habíamos comprobado en el perfil de la etapa nos tocaba bajada, aunque contábamos con la dificultad de cruzar el río Castro, pues como nos había indicado la hospitalera no había puente, solo unas anchas piedras, de las que muchas estaban sumergidas con lo que hubo que descalzarse.
Piedras del río Castro
Iglesia de Morquitian
La hospitalera también nos había indicado que era mejor cruzarlo con calcetines pues las piedras podían resbalar, pero como no estábamos por la labor de llevar ropa mojada decidimos hacerlo a pie firme con las botas bien amarradas a la mochila y pasito a pasito, con mucho cuidado y piedra a piedra. Aquí se comprueba la utilidad del bordón. Cuando hubimos pasado, secado los pies y recompuesto el equipaje reiniciamos el camino por una estrecha pista entre eucaliptos con una pequeña subida hasta el Monte de Pedra Furada y desde allí
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enfilamos la bajada hasta llegar a un cruceiro con fuente y entrar en Morquitián, que cuenta con una iglesia románica dedicada a la Virgen. Llegamos a Muxía por la carretera, pues a la entrada estaba aparcado el coche donde nos estaba esperando Xavier, así que guardamos las mochilas y como ya era tarde nos fuimos a comer a un restaurante en el paseo, frente al mar. Comimos las típicas sardinas, ensalada, chipirones, navajas, pulpo, etc.. y después de tomar café nos fuimos paseando por el pueblo hasta la “Punta da Barca”. Pasamos por la iglesia de Santa María de Muxía, donde un campanero sujetaba las cuerdas de las campanas y estaba tocando a muerto.
Campanero
Santa María de Muxía
Cuando terminó su “sinfonía” nos enseñó la iglesia, de otra forma no hubiéramos podido verla pues estaría cerrada. Después de agradecerle el gesto llegamos al santuario de “Nosa Sª da Barca”, donde descansamos bastante rato sobre las rocas tomando el sol, pero no pudimos entrar en la iglesia pues hasta las seis y media nos había misa, la vimos por una reja que tiene en la puerta. Cuando nos íbamos llegaba el cura.
“Nosa Sº da Barca” (vista desde arriba e interior) Volvimos hacia el pueblo siguiendo la carretera del litoral y como cosa curiosa hay que destacar unas empalizadas junto al mar, es un secadero de congrios que todavía está en uso, aunque no hay ninguno en este momento. Vamos directos al albergue, que se encuentra cerca
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de la entrada del pueblo, así que seguimos caminando. Cuando llegamos nos sorprende su amplitud, su luminosidad y su modernidad, sellamos la credencial, hablamos con el hospitalero y nos dice que la “Muxiana” nos la dan en la Oficina de atención al peregrino.
Albergue de Muxía
Oficina de atención al peregrino
Como tenemos que volver bastante trecho decidimos coger el coche y ya desde allí salir para Santiago, así que nos acercamos. Dejamos el coche junto al mar y subimos a la oficina que está justo al lado de la funeraria, donde nos encontramos a todos los que el campanero convocaba a muerto. La Oficina estaba cerrada por obras, pero en la biblioteca que esta al lado han habilitado un espacio para realizar esta entrega. El encargado de realizar el trámite nos hace bastantes preguntas y nos habla de la importancia de terminar el Camino en Muxía, vamos que nos vende la “Muxiana” como uno de los documentos mas importantes del mundo Jacobeo. Ya con nuestros papeles como peregrinos importantísimos, volvemos al coche e iniciamos el regreso hacia Santiago, pero antes pasaremos a ser turistas y haremos unas paradas en ciertos lugares que Xavier considera de bastante interés.
San Xian de Moraime (Iglesia y tumba con espada) El primero de ellos es San Xian de Moraime, un conjunto de cementerio e iglesia bastante singular, pues está en una ladera, por debajo del nivel de la entrada. Tiene una nave
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importante que se puede ver desde un enrejado en la puerta de entrada y desde los ventanales que en este caso están a la altura de la vista aunque desde el suelo de la nave se observen a bastante altura. Como cosa curiosa en el exterior, en un lateral hay unos antiguos sepulcros de piedra. En uno de ellos se aprecia con claridad la talla tosca de una espada y en el otro, con algo mas de dificultad la figura de un caballero con espada también de trazos irregulares. En fin una visita muy interesante que habríamos visto si hubiéramos llegado a Muxía desde Hospital, pues por aquí está señalizado ese camino.
Berdeogas (Castro celta y hórreo) El otro lugar que quería enseñarnos es un Castro celta que apenas está escavado, pero se adivina su estructura, esta en Berdeogas, antes de llegar a la iglesia de Santiago, así que alli nos encaminamos. Desde luego el castro se encuentra en un lugar idílico, sobre la orilla de un río al que se puede acceder por un paseo. Un poco mas adelante nos sorprende un hórreo muy largo perfectamente conservado y que dadas sus dimensiones debió ser comunal o de la Iglesia, un poco mas adelante la iglesia con una bonita torre y como no un cementerio con unas tumbas bastante curiosas. Desde aquí volvemos a Santiago, y nos acercamos al centro para buscar un hostal para Marta y Eli, cercano al lugar donde mañana deben coger el autobús para el aeropuerto. Cuando estuvieron instaladas nos fuimos todos a cenar a uno de los lugares típicos y para no variar productos típicos de la tierra. Como estábamos cansados nos despedimos con la promesa de mantener contacto por Internet y después de dejar a las chicas en el hostal, Xavier nos llevo a la casa de Maribel, que hoy también me daba hospedaje. 06/07/09
SANTIAGO DE COMPOSTELA - SANTANDER (Autocar)
Como a las ocho y media de la mañana salía el autocar para Santander, me despedí de Maribel antes de irnos a dormir, pues no quería despertarla cuando saliera, con la promesa de mantener el contacto. Cuando me levante, me fui sin hacer ruido, llegué a la estación de autobuses, donde desayune. El autobús paró en Oviedo donde comí el menú del día en un restaurante cercano. Llegue a Santander a las seis de la tarde, caminé hasta el embarcadero y cogí el barco hacia Somo, donde casi a las ocho de la tarde di por terminado mi CAMINO A FINISTERRE.
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El Camino sigue, el agua solo cambia la forma de caminar.
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