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cultura, lenguaje y representación
/ culture, language and representation ˙ issn 1697-7750 · vol. x \ 2012, pp. 111-128 / cultural studies journal of universitat jaume i doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.8
revista de estudios culturales de la universitat jaume i
Figuras retóricas verbales y visuales en la conformación de un estilo de autor: las caricaturas políticas del semanario satírico francés Le Canard enchaîné ana pedrazzini y nora scheuer universidad nacional del comahue
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Abstract: This work focuses on the study of verbal and visual rhetorical figures, which are basic resources that operate in the political cartoon satirical sub-genre. The corpus consists of 405 political cartoons published by the French weekly satirical newspaper Le Canard enchaîné, the oldest in that country, dealing with the actions and statements of the then President Jacques Chirac (1995-2007) over four periods of analysis selected for their relevance in the socio-political context of France. Based on a methodological approach that articulates a rhetorical-stylistic analysis, and descriptive statistics techniques, we have identified the rhetorical resources in use on the political cartoons considered, paying attention to their interaction; and we have detected stylistic preferences in some of the regular cartoonists of the weekly newspaper. The significantly higher presence of verbal over visual rhetorical figures indicates that the figurative language of Le Canard enchaîné is built mostly from the titles of the cartoons and the dialogues of the characters represented, having a less significant role the graphical representation of the scenario, the objects that compose the image, or even the characters’ actions. Our analysis also reveals an independence in the resources used on the represented socio-political context. Keywords: political cartoon, rhetorical figures, cartoonist, satirical press. Resumen: Este trabajo se centra en el estudio de las figuras retóricas verbales y visuales que operan en la caricatura política, recursos elementales en la constitución de este subgénero satírico. El corpus está conformado por 405 caricaturas políticas publicadas por el semanario satírico francés Le Canard enchaîné –el más longevo de aquel país– que abordan las acciones y declaraciones del entonces presidente Jacques Chirac (1995-2007) durante cuatro periodos de análisis seleccionados por
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su importancia en el contexto socio-político de Francia. A partir de un enfoque metodológico que articula un análisis retórico-estilístico con técnicas provenientes de la estadística descriptiva, se identifican los recursos retóricos más operativos en las caricaturas políticas consideradas, prestando atención a su interacción, y se detectan ciertas preferencias estilísticas en algunos de los dibujantes más asiduos del semanario. La notablemente mayor presencia de figuras retóricas verbales que visuales indica que el lenguaje figurado de Le Canard enchaîné se construye mayormente a partir de los títulos de las caricaturas y de los diálogos de los personajes representados, interviniendo de modo menos marcado la representación gráfica del escenario, de los objetos que componen la imagen, o incluso de las acciones de los personajes. Los análisis efectuados revelan, además, una independencia de los recursos en función del contexto socio-político considerado. Palabras clave: caricatura política, figuras retóricas, dibujante, prensa satírica.
1. Introducción
El término caricatura proviene del latín popular caricare (cargar) y pone énfasis en la representación gráfica exagerada, deformada y ridiculizada de personas o situaciones, al acentuar o disminuir rasgos del rostro o del cuerpo; o al centrarse en ciertos aspectos, dejando de lado otros en el tratamiento de hechos de actualidad. En el terreno de la política, la personalidad caricaturizada da cuenta de una personalización y personificación de los hechos (Tillier, 2005), a partir de la cual situaciones de suma complejidad, decisiones y acciones de un gobierno, recaen bajo la responsabilidad de unos pocos rostros y cuerpos. Los hechos de actualidad constituyen la fuente principal del trabajo de irrisión efectuado por la caricatura política, a partir del cual operan procesos de deconstrucción y alteración. Este tipo de imagen se enmarca dentro del género satírico puesto que, como la sátira, toma elementos de los discursos ofensivos y los discursos cómicos (Duval y Martinez, 2000) con el fin de denunciar y criticar lo que se consideran como abusos, contradicciones y torpezas de la clase dirigente, haciendo uso de diversas formas de lo cómico. Por esencia hiperbólica, la caricatura política utiliza una gran diversidad de recursos que le permiten cumplir con esta finalidad, manteniendo como requisito el de garantizar la semejanza entre el personaje dibujado y su referente, ase gurando así su relativamente rápida identificación. A la semejanza cabe agregar la simplicidad, la condensación y la economía de/en las representaciones, pues
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unos pocos trazos bastan para dar cuenta de las diferentes facetas que recubren un hecho de actualidad. En la caricatura política intervienen de forma conjunta signos icónicos, plásticos y lingüísticos, en estrecha relación. Los signos plásticos, como el trazo de la línea plasmado en formas y grosores, el color, la composición y el encuadre, fueron durante mucho tiempo relegados a un papel secundario en las imágenes visuales, frente a un predominio de los signos icónicos. Actúan sin embargo como signos autónomos (ver Grupo µ, 1992) y juegan un rol de gran importancia en las caricaturas, por la deformación característica de este tipo de imagen. Lo lingüístico, por su parte, interviene a través de los títulos que se les asignan a dichas imágenes o a través de las frases atribuidas a los personajes representados e insertas en globos de diálogo, anclando, complementando o contradiciendo lo ícono-plástico.1 La representación que el dibujante de caricaturas políticas hace de personas y situaciones tiene un alto grado de esquematización y simplificación puesto que para cumplir con los requisitos de economía, condensación, semejanza y simpleza antes señalados, se apoya en una serie de convenciones y estereotipos visuales y verbales, como por ejemplo, dar cuenta de estados anímicos como la alegría o el enojo mediante la introducción de variaciones en las formas de dibujar ojos, cejas y boca, o la referencia a ideas abstractas a través de símbolos o comparaciones. Por todas las características específicas señaladas, que guardan relación con su naturaleza discursiva, su función social y argumentativa, además del espacio recurrente que tiene en el periódico informativo o satírico, la caricatura política puede entenderse como un subgénero dentro de la sátira. Dentro de este marco, el dibujante cumple un rol socialmente definido, limitado y previsible (Steimberg, 2001). En este sentido, cabe referirse a la caricatura política como una representación sumamente ritualizada. Esta ritualización es además palpable en cada dibujante, quien desarrolla un estilo de dibujo propio que lo diferencia de los demás. El trabajo de los dibujantes se encuentra afectado por el periódico para el que trabajan, con una línea editorial más o menos clara y un contrato de lectura particular (Verón, 1985), que instaura un dispositivo de enunciación propuesto por el periódico a sus lectores. En el caso particular de la prensa satírica, que es el que aquí nos ocupa, este contrato comunicacional se funda en un acuerdo tácito entre ambas partes, a partir del cual el lector sabe de antemano que el autor satírico recurrirá a lo implícito y a lo figurado para dar cuenta de los hechos de actualidad y, por lo tanto, que su interpretación no puede quedarse en el sentido propio de lo dicho o representado. Entre los recursos que la caricatura política utiliza para denunciar, criticar y ridiculizar a los hombres y mujeres políticos, las figuras retóricas juegan un rol
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Sobre la relación verbal-visual en la caricatura política, ver Pedrazzini (2011).
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fundamental, y se constituyen como elementos centrales en su discurso al asumir diversas funciones como las de atraer, divertir, pasar un mensaje crítico y buscar la complicidad del lector. De forma conjunta a la caricatura política, otro tipo de imagen mixta –que articula lo verbal y lo visual– aparece con frecuencia en la prensa satírica: la tira, compuesta generalmente de dos a ocho viñetas. La misma reúne las especificidades hasta ahora señaladas, distinguiéndose por el despliegue temporal y espacial que hace en el tratamiento de los hechos de actualidad a través de sus viñetas, organizadas en forma secuencial según una lógica narrativa. En este trabajo haremos preferentemente referencia a la misma como caricatura política de dos o más viñetas. En base a todo lo dicho, en este trabajo nos preguntamos: ¿qué tipo de figuras retóricas son las de mayor y menor operatividad a nivel lingüístico e ícono-plástico en la caricatura política de una o más viñetas? ¿De qué forma interactúan las figuras retóricas lingüísticas e ícono-plásticas al interior de cada lenguaje –verbal y visual– y entre ambos lenguajes? Si cada dibujante desarrolla un estilo de dibujo propio, ¿es posible que se diferencien también por los recursos que utilizan y por el uso que hacen de lo verbal y lo visual? Por otro lado, teniendo en cuenta la estrecha conexión que la caricatura política tiene con la actualidad, ¿existen variaciones en el uso que se hace de las figuras según el contexto político? Antes de adentrarnos en nuestro estudio, dedicaremos el próximo apartado a la caracterización de las figuras retóricas y a la presentación de la clasificación que utilizamos para analizarlas. 2. Definición y clasificación de las figuras retóricas La figura retórica es un recurso que permite pasar de un lenguaje propio a un lenguaje figurado, haciendo coexistir un sentido literal y aparente con un sentido latente. Georges Molinié (1993: 113) considera que hay figura en un enunciado «cuando, para el receptor, el efecto de sentido producido no se reduce a aquel normalmente instaurado por la simple combinación léxico-sintáctica de este enunciado».2 Marc Bonhomme (1998) identifica en la figura retórica cuatro condiciones: tiene una marca específica en el encadenamiento discursivo; es opcional, en tanto que es posible expresar lo dicho figurativamente de una manera más directa; es mensurable pues su estructura característica se repite en distintos enunciados y es posible reconocerla y categorizarla; y por último, es funcional,
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Las traducciones de las citas textuales que figuran en este trabajo fueron realizadas por las autoras.
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ya que aumenta el rendimiento argumentativo, estético y afectivo del enunciado que la contiene. Axelle Beth y Elsa Marpeau (2005), por su parte, destacan el alto valor creativo de las figuras, que constituyen un instrumento que permite a sus usuarios la reinvención permanente del lenguaje. La clasificación de las figuras retóricas es una tarea compleja puesto que no hay coincidencia, entre los especialistas, sobre la cantidad y las características de los grupos que las contienen ni, inversamente, sobre el grupo al que pertenece cada figura. La clasificación tradicional distingue cuatro grupos de figuras que se centran en los niveles semánticos, lógicos, sintácticos y pragmáticos de las frases. Los mismos comprenden las figuras de sentido, los tropos y otras figuras que sirven para «enriquecer la o las significaciones de una palabra al utilizarlas en un contexto inesperado» (Robrieux, 1993: 42); las figuras de palabras, basadas en juegos léxicos y sonoros; las figuras de pensamiento, que refieren «a la relación del enunciado con el sujeto, el orador, y con su objeto, el referente» (Reboul, 1993: 37); y las figuras de construcción, por último, centradas en la sintaxis y el orden de las palabras. Esta tetrapartición ha sido criticada por algunos expertos como Catherine Fromilhague (2005). Además de haberse puesto en evidencia una interdependencia de los niveles fonográficos, sintácticos, semánticos y referenciales en los cuales intervienen las figuras, las mismas se caracterizan por una dimensión transfrástica. La idea de que hay un «continuum» (Fromilhague, 2005: 20) entre dichos niveles aporta una visión más dinámica sobre cómo operan las figuras. Para nuestro estudio hemos adoptado una clasificación que recupera la estructura principal de aquella propuesta por Beth y Marpeau (2005) basada en la tetrapartición tradicional, prestando atención al continuum que articula los distintos niveles. Hemos optado por duplicar los cuatro grupos de figuras retóricas en función de la importancia cualitativa y cuantitativa de los tipos de figuras detectados en el corpus analizado. De esta manera, el grupo de figuras de sentido fue dividido en cuatro grupos y el de pensamiento en dos grupos (ver tabla 1). Esta clasificación nos permite –luego de una serie de adaptaciones– analizar tanto lo lingüístico como lo icono-plástico. La pertinencia de una retórica aplicada a la imagen fue postulada ya hace décadas por, entre otros, Roland Barthes (1960), Dominique Durand (1970) y el Grupo µ (1992). En el caso de lo icono-plástico descartamos las figuras de palabras e incluimos al símbolo (en su acepción retórica) dentro del grupo de las metáforas fijas por la alta presencia que tiene en lo visual y por su carácter convencional. Por otro lado, dada la tan elevada presencia en el lenguaje visual de la hipérbola plástica, la sinécdoque y la metonimia del signo, las mismas no fueron consideradas en nuestro corpus puesto que no contribuían a captar matices de interés para nuestro análisis. En el caso de la hipérbola plástica porque hemos dicho que la caricatura opera a través de la exageración y la deformación del objeto representado, y en el de la sinécdoque, porque es una característica habitual la
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de representar en la imagen una parte para dar cuenta del todo. En cuanto a la metonimia de signo, la misma puede ser definida como una figura en la cual «un referente abstracto es representado a través del objeto que lo emblematiza en una cultura dada» (Fromilhague, 2005: 65). Se trata de metonimias materializantes. Extendemos esta acepción para incluir toda representación de lo gestual que busca transmitir sentidos previamente codificados y compartidos en una cultura dada, tales como el enojo, materializado a través del ceño fruncido, o la sorpresa, convencionalmente representada a través de la boca abierta. Tabla 1 Categorías de figuras retóricas utilizadas para el análisis TIPOS DE figuraS
DESCRIPCION
Figuras de palabras
Centradas en la sonoridad, modificación y creación de palabras: asonancia, neologismo, metaplasmo, apócope, geminación, etc.
Figuras de contigüidad
Tropo que transfiere el sentido entre términos asociados en una misma isotopía. Metonimia, sinécdoque y figuras relacionadas.
Metáforas fijas y lexicalizadas (dentro de figuras de asociación)
Metáfora no creativa, banalizada por el uso. La metáfora es un tropos que introduce una ruptura de isotopía.
Otras figuras de asociación
Metáfora creativa (in praesentia, in absentia, etc.), oxímoron, símbolo, y figuras relacionadas.
Figuras de doble sentido
Trabajan con la polisemia del lenguaje. Calambur, silepsis, juego de palabras, y figuras relacionadas.
Figuras de construcción
Se centran en la simetría, oposición, acumulación, repetición, disposición y estructuración de las palabras: antítesis, paralelismo, elipse, zeugma, entre otras.
Ironía y sus variantes (dentro de las figuras de pensamiento)
Ironía, antífrasis, sarcasmo.
Otras figuras de pensamiento
Se centran en la intensidad y dialéctica de las figuras: hipérbole, lítote, personificación, alusión, paradoja y figuras relacionadas.
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3. Nuestro estudio: objetivos y delimitación del corpus Teniendo en cuenta lo planteado anteriormente, los objetivos que guían esta investigación son los siguientes: – Identificar los tipos de figuras retóricas verbales y visuales que operan con mayor y menor intensidad en la caricatura política de una o más viñetas. – Indagar acerca de la forma en que las figuras retóricas verbales y visuales interactúan dentro de cada lenguaje y entre ambos lenguajes. – Estudiar si el uso de las figuras retóricas varía en función del contexto político. – Analizar si los dibujantes considerados se diferencian en el uso que hacen de las figuras retóricas. Como parte de una investigación más amplia que se interesa por el tratamiento de la figura presidencial –blanco predilecto de periodistas y dibujantes satíricos– en la prensa satírica (Pedrazzini, 2011), este trabajo toma como objeto de estudio las caricaturas políticas de una o más viñetas que refieren al entonces presidente Jacques Chirac (1995-2007) publicadas en el semanario satírico francés Le Canard enchaîné, el de más larga trayectoria en aquel país, en cuatro períodos de análisis elegidos por su importancia en el contexto político de Francia. Creado en 1915, Le Canard enchaîné es un periódico de notable influencia y credibilidad en los ámbitos periodísticos y políticos de su país, por su longevidad, la práctica del periodismo de investigación que realiza desde hace décadas, su independencia económica y su extensa red de informantes, ubicados hasta en las esferas de más alto poder. Las ocho páginas que lo componen, de una notable perdurabilidad en cuanto a diseño y contenido a lo largo de las décadas, comprenden cortos textos que revelan rumores, trascendidos y el quehacer diario de la dirigencia política; investigaciones periodísticas; breves notas de color donde se señalan errores de la prensa; crítica de arte; caricaturas de una o más viñetas principalmente centradas sobre la actualidad política, dibujos que ilustran ciertas secciones, entre otros. Nuestro corpus está constituido por 405 imágenes que refieren directamente a Jacques Chirac, ya sea a través de la representación gráfica del personaje y/o de su mención escrita, de las cuales 372 son caricaturas de una sola viñeta y 33 son tiras que contienen de dos a ocho viñetas. Las imágenes se distribuyen en cuatro periodos históricos que comprenden: 1) el inicio del mandato de Jacques Chirac en 1995 (3 meses de análisis; N= 111); 2) la campaña por las elecciones legislativas de 1997 –elecciones que
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fueron anticipadas debido a la decisión del presidente de disolver la Asamblea Nacional– y la consiguiente instauración de un periodo de cohabitación, siendo el Primer Ministro de un partido opositor (2 meses de análisis; N= 72); 3) el fin del primer mandato presidencial, la campaña presidencial de 2002 y el inicio del segundo mandato (3 meses de análisis; N= 133) y 4) la campaña por el referéndum a la Constitución Europea en 2005, cuyos resultados negativos suscitaron la nominación de un nuevo Primer Ministro por parte de J. Chirac (2 meses de análisis; N= 89). 4. Metodología de análisis Adoptamos un enfoque que articuló cuatro etapas diferenciadas. En una primera instancia realizamos un análisis de discurso, desde una perspectiva retórico-estilística, de las imágenes que tratan sobre el presidente Chirac, centrándonos en la identificación de figuras retóricas lingüísticas e icono-plásticas y clasificándolas según la propuesta presentada en la tabla 1. No buscamos dar cuenta de manera total y exhaustiva de las figuras presentes en las imágenes –lo cual nos parece irrealizable dada la inagotable riqueza del lenguaje figurado– pero sí apuntamos a realizar un estudio lo más sistemático posible, especificando los criterios considerados para el análisis de cada figura. En casos particularmente complejos, aplicamos un control interjuez que facilitó el reconocimiento de determinadas figuras. Una vez finalizada la clasificación de todas las figuras retóricas identificadas en el corpus de caricaturas, estudiamos cuantitativamente la distribución de los grupos de figuras. Acto seguido clasificamos y codificamos el corpus según las ocho variables especificadas en la tabla 2 sobre la cual nos explayaremos más abajo, y procedimos a un análisis de correspondencias múltiples (acm). Esta técnica de análisis multivariado permite describir las relaciones entre diversas variables cualitativas o nominales a partir de su proyección en planos factoriales y formar así grupos entre aquellas modalidades que tienen una contribución a los ejes factoriales superior a la media y que se encuentran próximas entre sí en el plano factorial (Lebart et ál., 1995). Los planos factoriales están formados por dos ejes factoriales ortogonales, cuyas direcciones están establecidas por las modalidades de las variables que diferencian en mayor medida a los individuos –en este caso, las imágenes de Le Canard enchaîné. Las variables que intervienen en este tipo de análisis pueden ser activas o ilustrativas. Las variables activas son aquellas que contribuyen a la conformación de los ejes factoriales y su incidencia estadística se mide a través de dicha contribución. En cuanto a las variables ilustrativas, si bien estas no intervienen en la
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conformación de los planos, sus modalidades son proyectadas sobre los mismos y su incidencia estadística se mide en función del valor test que alcanzan en esos ejes, fijado en 1,96 (p