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LA TERCERA PERSONA DE LA TRINIDAD
¿Es el Espíritu Santo una persona o solo una influencia? El Espíritu no es un mero poder ni una expresión
figurada de la energía divina, como lo pretenden, por ejemplo, los antitrinitarios. La Escritura le atribuye una personalidad distintiva, como también sucede con el Padre y con el Hijo (Mt. 3:16-17; 28:19; Jn. 14:16-17; 15:26). Siempre se emplea en relación con Él el pronombre personal masculino, a pesar de que en griego el término Espíritu sea neutro (Jn. 16:13-14; Hch. 13:2). El Espíritu piensa, conoce el lenguaje, tiene voluntad (Ro. 8:27; 1 Co. 2:10-13; 12:11). Se le puede tratar como una persona: se le puede mentir, se le puede probar, se le puede resistir, se le puede contristar, se le puede afrentar (Hch. 5:3, 9; 7:51; Ef. 4:30; He. 10:29). Por otra parte también enseña, testifica, convence, conduce, entiende, habla, anuncia (Jn. 14:26; 15:26; 16:8, 13)
A menudo se le menciona en forma impersonal,
como el aliento que llena, la unción que unge etc. Mas estas son descripciones de sus operaciones. Es una persona y ejecuta los atributos de su personalidad; intelecto (Ro. 8:27) voluntad (1 Cor. 12:11) sensibilidad (Ef. 4:30). Se le atribuye actividades personales. El revela (2 P. 1:21), enseña (Jn. 14:26) atestigua (Gal. 4:6) intercede (Ro. 8:26), habla (Ap. 2:7), ordena (Hec. 16:6,7) y testifica (Jn. 15:26). Se le puede contristar (Ef. 4:30) o mentir (Hch. 5:3) o blasfemar (Mt. 12:31,32).
Se indica su personalidad porque se manifestó en forma de paloma y se distingue de sus dones (1 Cor. 12:11). Personalidad es aquello que posee inteligencia,
sentimientos y voluntad, y no requiere necesariamente un cuerpo. Las operaciones del Espíritu Santo son invisibles, secretas e internas. El nunca habla de sí mismo o se representa a sí mismo. Se esconde tras el Señor Jesús y en las
profundidades de nuestro hombre interior.
El Espíritu Santo es el poder ejecutivo de la Deidad El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, por
cuyo poder el universo fue creado (Gen. 1:2 Job 26:13 Salmo 33:6 104:30).
Es divino, se le confieren atributos divinos, es eterno,
omnipotente, omnipresente omnisciente (Heb. 9:14 Salmo 139:7-10 Lucas 1:35 1 Cor. 2:10-12).
Se les adscriben operaciones divinas como la creación,
regeneración y resurrección. Opera en la esfera espiritual convirtiendo a los pecadores y santificando y sustentando a los creyentes.
Se le pone a un nivel de dignidad con el Padre y el Hijo (1 Cor.
10:4-6; 2 Cor. 13:14 Mt. 28:19 Ap. 1:4).
Se le llama: El Espíritu de Cristo a. Se le llama así porque se le envía en el nombre de Cristo (Jn. 14:26). b. Porque Él es el Espíritu que envió Cristo. c. Porque su misión especial en esta edad es glorificar a Cristo (Jn. 16:14). d. Cristo esta presente en la iglesia por medio del Espíritu Santo. La conexión entre Cristo y el Espíritu Santo es tan estrecha que se dice que ambos, Cristo y el Espíritu Santo, moran en el creyente (Gal. 2:20 Ro. 8:9-10).
El Espíritu Santo El Espíritu es llamado Santo porque es el Espíritu del Santo y porque su principal obra es la santificación. El Espíritu Santo ha venido a reorganizar la naturaleza del hombre y para oponerse abiertamente a todos sus malas tendencias. El Espíritu Santo de la promesa Fue prometido en el AT y Jesús dijo: “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros” (Lc. 24:49 Gal. 3:14).
El Consolador La Palabra consolador “paracletos” en griego tiene el significado literal: uno
llamado al lado de otro para el propósito de ayudarle en cualquier forma, particularmente en procedimientos legales y criminales. Se acostumbra en los tribunales antiguos que las partes litigantes se presentaran acompañados de uno o más amigos de influencia, denominados paracletol. Estos proporcionaban a sus amigos - sin esperar pago o recompensa alguna y por simples razones de amistad o afecto – Los beneficios de su presencia o la ayuda que representaban sus sabios consejos. Permanecían junto a las partes y asumían su defensa y protección en las pruebas, dificultades, y peligros de la situación. En pocas palabras hacían de la causa de sus amigos, su propia causa.
Jesús consoló a sus discípulos con la promesa de otro Consolador que sería su
defensor, auxiliador y Maestro durante su ausencia.
Cristo es el paracleto en el cielo, el Espíritu Santo lo es en la tierra. Después de su ascensión al Padre, el Señor Jesús envió el Espíritu Santo para
distribuir las riquezas de su herencia. Por su ascensión, Cristo tendría mucho más que dar y la iglesia mucho más que recibir (Jn. 16:12 14:12).
El Espíritu de Verdad La misión del Consolador es la de revelar el Hijo. El
Espíritu Santo es el intérprete de Jesucristo, aclara la mente del hombre, capacitándolo así para descubrir un significado más profundo de lo que respecta a la vida y palabras de Cristo. Así como el Hijo no habló de sí mismo, sino de lo que había recibido del Padre, tampoco el Espíritu hablará de sí mismo. Como si fuera una fuente distinta de información, sino que declarará lo que oye en esa vida interior de la trinidad.
El Espíritu de Adopción El Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. El Espíritu de Gracia Da al hombre gracia para arrepentirse. Imparte el poder para santificación, para sufrir con paciencia y para servicio.
El Espíritu de Vida Es aquella persona de la Trinidad cuya función especial es la creación y preservación de la vida natural y espiritual (Ro. 8:2 Ap. 11:11).
Símbolos del Espiritu Describen las operaciones del Espiritu Santo.
Fuego
Viento
Ilustra limpieza,
Simboliza la labor
purificación. El fuego calienta, ilumina, purifica y se propaga (Is. 4:4 Mt. 2:11 Lc. 3:16 Jer. 20:9).
regeneradora del Espíritu e indica sus operaciones misteriosas, independientes, penetradoras, purificadoras y que imparten vida (Ez. 37:110 Jn. 3:8 Hch. 2:2).
Símbolos del Espíritu Describen las operaciones del Espíritu Santo.
Agua Es la fuente de agua viva,
la más pura, la mejor, porque Él es el verdadero río de la vida cuyas corrientes limpian el polvo del pecado. El agua purifica, refresca, apaga la sed y convierte el campo estéril en tierra fructífera.
Propiedad – una prueba
segura de que le pertenece, Los creyentes de Dios y se sabe que lo son por el Espíritu que mora en ellos. El Espíritu Santo constituye las arras o un anticipo de nuestra herencia en los cielos, una seguridad de la gloria venidera. Los cristianos han sido sellados, pero deben cuidarse de no hacer nada que pueda romper ese sello (Ef. 4:30).
Símbolos del Espiritu Describen las operaciones del Espiritu Santo.
Aceite Se usaba por lo común
par alimentos, luz, lubricación, remedio y para aliviar la piel. De igual manera, en el orden espiritual, el Espíritu fortalece, ilumina, libera, sana y alivia el alma.
La Paloma Como símbolo nos habla
de dulzura, ternura, amabilidad, inocencia, suavidad, paz, pureza y paciencia. Cristo habló de la paloma como la personificación de la inocencia, que era el rasgo característico de sus propios discípulos.
Espíritu dinámico El Espíritu Santo inspiró a ciertas personas del pueblo de Israel para gobernar y guiar los miembros de ese reino y vigilar su progreso en la vida de consagración. La operación dinámica del Espíritu Santo creó dos clases de ministros: primero, obreros de Dios, es decir, hombres de acción, organizadores ejecutivos y segundo portavoces de Dios, o sea profetas y maestros.
Obreros de Dios Como ejemplos de obreros inspirados del Espíritu Santo citaremos a José, Bezaleel, Moisés, Josue, Otoniel, Gedeón, Jefté, Sansón y Saul. Era muy probable a la luz de esos ejemplos, que los dirigentes de la iglesia primitiva insistían que aún los que servían las mesas estuvieran llenas del Espíritu Santo (Hch. 6:3).
Portavoces de Dios El profeta de Dios estaba consciente del poder de Dios que descendía sobre su vida de tiempo en tiempo. Poder que le capacitaba para dar a conocer mensajes que no eran concebidos es su propia mente.
En el AT se despliega actividad pero no se le recalca.
En el AT el Espíritu Santo es descrito en el sentido de
estar asociado con la transformación de la naturaleza humana. “Y enviaste tu buen espíritu para enseñarles” (Neh. 9:20), hace referencia el Espíritu como fuerza bienhechora de carácter moral. David oró que el Espíritu Santo de Dios, la presencia santificadora de Dios, el Espíritu que ejerce influencia en el carácter, no fuera quitado de él (Salmo 51:11). Sin embargo no se recalca o no se pone énfasis a este aspecto de la labor del Espíritu Santo en el AT. El nombre Espíritu Santo ocurre solo tres (3) veces en el AT, ochenta y seís (86) en el NT. En el AT se recalca las operaciones dinámicas del Espíritu Santo, mientras que en el NT se pone énfasis a su poder santificador.
Su relación con el Mesías Juan Bautista dijo: “yo a la verdad os bautizo en
agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quién no soy digno de desatar la correa de su calzado; Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” En otras palabras, el Mesías es el dador del Espíritu Santo. La bendición más grande de la nueva dispensación iba a ser el derramamiento del Espíritu Santo y sería el más elevado privilegio del Mesías impartir el Espíritu Santo. La dádiva del Espíritu Santo está relacionada con la partida de Cristo, y su glorificación que significa su muerte.
Rasgos distintivos que caracterizan la obra del Espíritu Santo en esta dispensación El Espíritu Santo no había sido dado aún como el
Espíritu de Cristo crucificado y glorificado. No podía haber la presencia espiritual universal hasta que la presencia en la carne no hubiera sido retirada, y hasta que el Hijo del hombre no hubiere sido coronado por la exaltación a la mano derecha de Dios. En el NT sus operaciones ya no son manifestaciones aisladas sino que ellos se repiten a menudo. En el AT el Espíritu Santo no encerraba morada permanente, que es uno de los rasgos distintivos del don del NT.
El Espíritu Santo en Cristo Nacimiento
Bautismo
Agente de la concepción
El Espíritu Santo descendió
milagrosa de Jesús (MT. 1:20 Lc. 1:35). Jesús estaba con relación al Espíritu de Dios desde el primer momento de su existencia humana. Aquél que había sido concebido por el Espíritu Santo (la virtud del Altísimo hizo sombra sobre María) y tenía plena conciencia de la morada de lo divino en Él, fue ungido por el Espíritu Santo.
sobre Jesús, ungiéndolo para que fuera Profeta, Sacerdote y Rey. La primea operación santificó su humanidad; la segunda consagró su vida oficial. Así como su concepción fue el comienzo de su existencia humana, así también su bautismo fue el comienzo de su ministerio activo.
El Espíritu Santo en Cristo Ministerio
Crucifixión
Llevó a cabo su
El Espíritu Santo había
ministerio con la plena conciencia de que moraba en el poder divino. El Señor Jesús dio su testimonio en el sentido de que el Padre, dentro de Él, realizaba los milagros.
penetrado en el espíritu humana y lo había elevado de tal manera, que ese espíritu humano vivía en lo eterno e invisible, y pudo capacitarlo para sufrir la cruz, menospreciando la vergüenza.
El Espíritu Santo en Cristo Resurrección
Ascensión
El Espíritu Santo fue el agente
El Espíritu vino a habitar en
vivificante en la resurrección de Cristo. Cristo se apareció a sus discípulos, sopló en ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:22). Esto pudo ser un acto creativo en los once. Ya que el soplo divino simboliza un acto creativo. Así como Dios alentó soplo de vida en la vieja humanidad, también Cristo alentó soplo vivificante en la nueva humanidad. Se le distingue del día de pentecostés en que fueron revestidos.
Cristo no solo para sus propias necesidades, sino para que Él pudiera impartirlo a todos los creyentes. El Señor Jesús da la bendición que Él mismo ha recibido y gozado y nos hace copartícipes con Él. Los discípulos reciben la misma unción que Él recibió.
El Espíritu Santo en la vida del hombre Convicción
El pecado de incredulidad
El alma y la mente
Cuando Pedro predicó
oscurecidas no ven nada en las verdades espirituales hasta que no han sido despertados por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo convencerá al hombre de las siguientes verdades.
el día de Pentecostés lo hizo en contra del pecado de incredulidad. Mandó que se arrepintieran por haber crucificado el Señor de gloria pese a todas las pruebas que Él presento.
El Espíritu Santo en la vida del hombre La justicia de Cristo
El juicio de Satanás
El Espíritu Santo a través del
El Espíritu Santo convence a
discurso de Pedro y de los milagros realizados convenció a miles de judíos de que Jesús no sólo era justo, sino que también era la única fuente celestial y el único camino de justicia. Por medio de Pedro el Espíritu Santo les convenció que habían crucificado al Señor de justicia (Hch. 2:36, 37) y les aseguró al mismo tiempo que había perdón y salvación en su nombre (Hch. 2:38).
los hombres de que son verdaderamente libres (Jn. 8:36), de que han dejado de súbditos del tentador, de que ya no están sujetos a obedecerle, sino que son súbditos leales de Cristo, súbditos de buena voluntad en el día de su poder (Salmo 110:3). El príncipe de este mundo ya fue juzgado y será castigado.
El Espíritu Santo en la vida del hombre Regeneración
Santificación
En el nuevo nacimiento la
El Espíritu Santo obra de forma
persona despierta al mundo espiritual y comienza a vivir una vida espiritual mediante la fe y el arrepentimiento, el hombre se vuelve a Dios, y queda regenerado. La regeneración por el Espíritu Santo encierra la unión con Dios y Cristo (1 Cor. 6:17) que se conoce como morada.
vital y progresiva, es gradualmente que el alma es renovada. La fe es fortalecida mediante pruebas. También debe fortalecerse el amor, para sobrevivir las penalidades y la tentación. El Espíritu Santo actúa directamente sobre el alma, produciendo esas virtudes especiales del carácter cristiano conocidos como los frutos del Espíritu Santo (Ga. 5:22,23).
Morada Morada significa que Dios está presente en una nueva forma,
manteniendo una relación directa con la persona. Es la presencia de la trinidad la que mora, pero como es el ministerio especial del Espíritu Santo morar en el corazón de los hombres, la unión con Dios es denominada la morada del Espíritu Santo. Mediante las facultades de su entendimiento, la persona no convertida no puede saber las cosas que son del Espíritu de Dios (1 Cor. 2:14); en lo que respecta a la voluntad, no se puede sujetar a la ley de Dios (Ro. 8:7), en lo que respecta a la adoración, no puede llamar Señor a Jesús (1 Cor. 12:3); en lo que respecta a sus prácticas, no puede agradar a Dios (Ro. 8:8); en lo que respecta a carácter, no puede llevar frutos espirituales (Juan 14:17). Todo ello se debe a la ausencia del Espíritu, ausencia que deja al hombre en la muerte espiritual. Romanos 8:9 “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Revestimiento de poder Su obra vigorosa y activa. “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos, en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hch. 1:8).
El rasgo distintivo de esta promesa es el poder para servicio y no para
regeneración para la vida eterna.
Estas palabras fueron dirigidas a hombres que gozaban ya de la relación
intima con Cristo. Una persona puede estar en contacto con Cristo, y ser su discípulo, y sin embargo carecer de esa investidura especial de poder que se menciona en Hch. 1:8.
Acompañaban el cumplimiento de esta promesa manifestaciones
sobrenaturales, una de ellas hablar en otras lenguas en forma milagrosa. Era una señal de recibimiento del poder espiritual.
Este revestimiento de poder se llama bautismo (Hch. 1:5) bautismo espiritual
es la inmersión en el poder del Espíritu que vigoriza y activa.
Sus características especiales Hay un solo Espíritu Santo, pero muchas operaciones de ese Espíritu, el
Espíritu Santo, regenera, santifica, vigoriza y activa, ilumina e imparte dones especiales. El bautismo del Espíritu Santo es la “manifestación del Espíritu” (1 Cor. 12:7). Este acontecimiento es un descenso, venida, derramamiento y ser lleno del Espíritu, expresiones que sugieren la idea de lo repentino y sobrenatural. El hablar en otras lenguas - Personas que hasta entonces no habían
demostrado poseer nada de extraordinario, repentinamente eran capaces de pronunciar oraciones o discursos apasionados, o de pasar por estados sublimes de ánimo, durante los cuales era evidente que mantenían conversación con el invisible. El hablar en lenguas “parece haber sido lo que más llamaba la atención, y además era al principio la más características de las manifestaciones del Espíritu.”
Su aspecto continuo Tres fases del acontecimiento “ser lleno del
Espíritu”.
El descenso inicial, cuando una persona es por primera vez bautizada con el Espíritu Santo. Condición habitual, una vida diaria llena del Espíritu Santo. Descensos del Espíritu o unciones para ocasiones especiales. Pablo fue lleno del Espíritu Santo después de su conversión, pero en Hechos 13:9 se nos narra que Dios le dio un revestimiento especial del Espíritu con el cual podía resistir el poder maligno del mago. Pedro fue lleno del Espíritu Santo el día de Pentecostés, pero Dios le concedió una unción especial cuando estuvo delante del consejo judío (Hch. 4:8)
La manera de su recepción ¿Cómo puede uno recibir el bautismo de poder?
En una actitud acorde con la voluntad de Dios. En oración y ruego. Por medio de la oración, “habiendo venido oraron por ellos para que
recibiesen el Espíritu Santo. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo” Hch. 8:15,17). En las oraciones unidas de la iglesia, “el lugar en que estaban congregados templó; y todos fueron llenos del Espíritu Santo.” Hch.4:31 Puede ser expontáneo como en la casa de Cornelio (Hch. 10:44 15:9). Pidiéndolo al Padre (Lc. 11:13) Puesto que el bautismo es descrito como un dar se puede pedir. Por la oración individual, Saulo de Tarso ayunó y oró tres días antes de ser llenado del Espíritu Santo (Hch. 9:9-17). Obediencia. El Espíritu Santo es aquel “el cual ha dado Dios a los que le obedecen.” (Hch. 5:32).
Pecados contra el Espíritu Los creyentes pueden contristar o mentir a la
persona del Espíritu Santo o apagar su poder (Ef. 4:30 Hch. 5:34; 1 Ts. 5:19). Los incrédulos pueden blasfemar la persona del Espíritu Santo y resistir su poder (Hch. 7:51 Mt. 12:31,32). Resistir está relacionado con la obra regeneradora del Espíritu; contristar con la morada del Espíritu y apagar con el revestimiento para servir.”
Los Dones del Espíritu Los dones del Espíritu Santo describen las habilidades
sobrenaturales impartidas por el Espíritu para ministerios especiales. El don del Espíritu se refiere al derramamiento del Espíritu sobre el creyente, efectuado por el Cristo ascendido (Hch. 2:33).
Aspectos de los dones del Espíritu
Carismata o la variedad de dones impartidos por el Espíritu (1 Cor. 12:4,7). Diakonai o las variedades de servicios efectuados en la causa del Señor. Energemata o las variedades de poder de un Dios que opera en todas las cosas y por medio de ellos.
Todos estos aspectos se califican con el nombre de “manifestaciones del Espíritu.”
¿Cuál es el propósito principal de los dones del Espíritu? Son capacitaciones de carácter espiritual para el fin de edificar
la iglesia de Dios por medio de la instrucción de los creyentes y la salvación de los inconversos. Pablo enumera nueve (9) de esos dones en 1 Cor. 12:8-10, los cuales pueden clasificarse de la siguiente manera: Los que imparten poder para saber en forma sobrenatural; palabra de sabiduría. Palabra de ciencia y discernimiento de espíritus. Los que imparten poder para actuar en forma sobrenatural; fe, operaciones de milagros y dones de sanidades. Los que imparten poder para hablar en forma sobrenatural; profecía, géneros de lengua e interpretación de lenguas.
Los dones son descritos como “la manifestación del Espíritu”, que ha sido dada para “provecho”, es decir, para beneficio de la iglesia.
Palabra de sabiduría Palabra “sabiduría” en el NT se aplica al arte de interpretar sueños y
dar consejos sabios (Hch. 7:10); la inteligencia evidenciada en el descubrimiento del significado de algún numero misterioso o visión (Ap. 13:18 17:9); habilidad en el manejo de asuntos (Hch. 6:3); prudencia devota en el trato con los que no pertenecen a la iglesia, los extraños (Col. 4:5); habilidad y discreción para impartir la verdad divina (Col. 1:28); el conocimiento y práctica de los requisitos para vivir una vida piadosa y justa (Stgo. 1:5, 3:13, 17). Conocimiento y habilidad en asuntos correspondientes para el éxito de la defensa en la causa de Cristo (Lc. 21:15); conocimiento de las cosas divinas y de los deberes humanos unido a una capacidad de expresarse con respecto a ellos y de interpretar y aplicar las Sagradas Escrituras (Mt. 13:54); la Sabiduría e instrucción con los cuales Juan el Bautista y Jesús enseñaron a los hombres el plan de salvación (Mt. 11:19). La palabra de sabiduría, entonces, parecía significar habilidad sobrenatural de expresar sabiduría en los aspectos mencionados arriba.
Palabra de ciencia La palabra de ciencia es la expresión de hechos,
divinamente inspirada. Ciencia significa penetrar en el conocimiento de las cosas divinas, mientras que sabiduría es la habilidad que regula la vida cristiana de acuerdo con los principios que constituyen su fundamento.
FE Se distingue de la fe que salva, y de la confianza en Dios sin
la cual es imposible agradarle. La fe que produce milagros, una partícula tan sólo de esa fe divina que es un atributo del Todopoderoso, arrojada en el alma del hombre.
Dones de Sanidad Decir que una persona tiene los dones significa que esa
persona es usada por Dios para ministrar salud en forma sobrenatural a los enfermos, mediante la oración. La persona enferma no tiene necesidad de depender exclusivamente para la sanidad, de la persona que posee en don. Todos los creyentes en general, y los ancianos de la iglesia en particular, están investidos de poder para orar por los enfermos (Mr. 16:18).
Operaciones de milagros Es la facultad de obrar milagros. Los milagros
“especiales” en Efeso constituyen una ilustración de la operación del don (Hch. 19:11).
Profecía La profecía es la expresión espontanea inspirada por el Espíritu de
Dios. Las profecía bíblica puede ser la revelación, mediante la cual el profeta proclama un mensaje previamente recibido por medio de un sueño, una visión, o por medio de la Palabra del Señor. O puede ser también una expresión extática e inspirada, bajo el impulso del momento. ¿Por qué debemos probar o juzgar las profecías? Porque hay posibilidad de que el espíritu humano mezcle su mensaje con el mensaje del Espíritu divino.
Discernimiento de espíritus Puede haber inspiración falsa, la obra de espíritus seductores o del espíritu humano. ¿Cómo se puede notar la diferencia? Por el don de discernimiento de espíritus, que capacita al poseedor para determinar si el profeta habla o no por el Espíritu de Dios. El don capacita a uno para discernir el carácter espiritual de una persona. Se debe distinguir este don de la facultad natural que permite penetrar en la naturaleza humana, y sobre todo, de un espíritu de critica.
Lenguas “géneros de lenguas” Es el poder de hablar en forma sobrenatural en un
idioma jamás aprendido por el que habla. Ese idioma es hecho comprensible para los oyentes mediante el don de interpretación igualmente sobrenatural. Parece que hay dos clases de mensajes en lenguas: primera, una alabanza extática dirigida sólo a Dios (1 Cor. 14:21), y segunda, un mensaje definido para la iglesia (1 Cor. 14:5). Se debe hacer una distinción entre lenguas como señal (para todos) y lenguas como don.
La regulación de los dones En el capítulo 14 de 1 Corintios Pablo nos revela que en
algunas reuniones reinaba el desorden debido a la falta de conocimiento de las manifestaciones espirituales. Los corintios habían perdido el sentido del equilibrio en lo que respecta al don de lenguas. Pablo les recuerda que la interpretación y la profecía son necesarias para que el pueblo tenga un conocimiento inteligente de lo que se ha dicho. El propósito de los dones es la edificación de la iglesia, alentando a todos los creyentes y convirtiendo a los que no son salvos. Pablo dice que si entra un extraño y ve ese desorden dirá: esta gente está demente. V. 20 “Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar”. En otras palabras, “usad vuestro sentido común.” v. 40 “pero hágase decentemente y en orden.” Cuando el Espíritu Santo, comienza a operar con poder, la gente experimenta un despertar y se conmoverá, y los que han aprendido a rendirse al Espíritu, no deberán crear escenas poco edificantes.
La morada del Espíritu en la iglesia El Espíritu Santo descendió para morar en la iglesia
como su templo (así como Jehová en el Tabernáculo), estableciéndose su presencia en el cuerpo colectivo e individualmente en los cristianos. El Espíritu Santo pasó a ocupar su cargo para administrar los asuntos del reino de Cristo. Cuando Ananías y Safira mintieron a Pedro en realidad mintieron al Espíritu Santo, que moraba y ministraba en la iglesia.
En Pentecostés fue el advenimiento del Espíritu así como
la encarnación fue el advenimiento del Hijo. Dios envió a su hijo al mundo y cuando su misión se había cumplido, envió el Espíritu de su Hijo para que se hiciera cargo de la labor bajo las nuevas condiciones.
El ministerio del Espíritu Al Espíritu Santo se le ha sido encomendada
la administración completa de la iglesia hasta que venga Jesús. Cristo la cabeza, el Espíritu Santo descendió para comenzar la obra de edificar el cuerpo de Cristo.
El gobierno del Espíritu Santo es reconocido en los siguientes aspectos de la vida de la iglesia:
Administración
Predicación
Los grandes movimientos
Los primeros cristianos estaban
misioneros de la iglesia primitiva fueron ordenados y aprobados por el Espíritu Santo (Hch. 8:29 10:19, 44 13:2,4). Pablo tenía plena conciencia de que todo su ministerio era inspirado por el Espíritu Santo (Ro. 15:8,19). El Espíritu Santo guió a la iglesia en su organización (Hch. 6:3 20:28)
acostumbrados a oír el evangelio predicado “por el Espíritu Santo enviado del cielo.” (1 P. 1:12) “pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo, y en plena certidumbre (1 Ts. 1:5). A. J. Gordon dijo: “nuestro siglo se está apartando de lo sobrenatural. El púlpito ha descendido al nivel de la plataforma.”
El gobierno del Espíritu Santo es reconocido en los siguientes aspectos de la vida de la iglesia:
Oración
Canciones
Jesús en Juan 16:33 habló de
Como resultado de ser llenos del
una nueva clase de oración “en mi nombre”. Pablo nos habla de orar “en toso tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu” (Ef. 6:18). Judas describe a los verdaderos cristianos “orando en el Espíritu Santo” (v. 20). Así como Cristo enseñó a sus discípulos a orar así el Espíritu Santo nos enseña por medio de una dirección interior.
Espíritu Santo, los creyentes se encontraban como dijo Pablo, “hablando entre vosotros con salmos, con himnos, y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en nuestros corazones”. Ef. 5:19 “canticos espirituales” denotan expresiones espontáneas de melodías y alabanza directamente inspirados por el Espíritu Santo.
Testimonio En la iglesia primitiva la línea de separación entre
ministros y laicos no existía. La iglesia era gobernada por un grupo o consejo de ancianos, pero el ministerio público no estaba rígidamente confinado a ellos. A cualquiera que estuviera revestido del don del Espíritu, ya que profecía, enseñanza, palabra de ciencia, lenguas o interpretación, se le permitía tomar parte en el servicio religioso. La metáfora “cuerpo de Cristo” describe muy bien el funcionamiento de la adoración colectiva bajo la dirección del Espíritu Santo.
La ascensión del Espíritu Lo que es cierto de Cristo lo es también del Espíritu Santo.
Después de cumplir su misión el Espíritu Santo retornará al cielo en un cuerpo que ha formado para sí mismo, ese “nuevo hombre”, el cual es la iglesia, la cual es su cuerpo. La obra distintiva del Espíritu es la de “tomar de ellos pueblo para su nombre (de Cristo)”. Hch. 15:14, y cuando esto se cumpla y entre “la plenitud de los gentiles” (Ro. 11:25), ocurrirá el arrebatamiento. Así como Cristo finalmente dará su reino al Padre, también el Espíritu Santo dará su administración al Hijo.
En el arrebatamiento el Espíritu Santo finalizará su misión
como Espíritu de Cristo; pero quedará en el mundo en una distinta relación.
Tomado del libro Teología Bíblica y Sistemática Myer Pearlman