la belle epoque Fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1997 PALACIO ERRAZURIZ ALVEAR

Fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1997 PALACIO ERRAZURIZ ALVEAR UN viaje al esplendor de la belle epoque argentina Desde 1937,
Author:  Monica Gil Coronel

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Fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1997

PALACIO ERRAZURIZ ALVEAR UN viaje al esplendor de la belle epoque argentina

Desde 1937, la casa que perteneció al matrimonio Errázuriz-Alvear es la sede del Museo Nacional de Arte Decorativo, uno de los edificios de mayor riqueza arquitectónica de Buenos Aires. Exquisitamente ambientado, alberga más de cinco mil piezas que reflejan el valor artístico de varios siglos, desde la Edad Media hasta nuestros días

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El comedor representa la grandiosidad del estilo Luis XIV, caracterizado por los mármoles de distintas tonalidades y la ausencia del dorado. El reconocido diseñador y anticuario parisino Georges Hoentschel accedió al pedido de Matías Errázuriz a pesar de que se encontraba retirado. Al terminar dijo: “A través de este comedor dejaré bien asentada mi tarjeta de visita en América del Sur”. Sobre la mesa lateral de mármol se destacan dos perros de Fo, originarios de la dinastía Ming (1644), hechos en cerámica color turquesa realzada en verde y ocre. Arriba: el cuadro Caza del ciervo, de Alfred de Dreux (1810-1890), alude a los manjares preparados a base de ciervo. En el centro de la mesa sobresale una sopera de plata dorada que fue encargada por la zarina Isabel I de Rusia y formaba parte del “Servicio de París” hecho por el orfebre François-Thomas Germain para la corte rusa. 5

El Palacio Errázuriz, que durante 2011 recibió 74 mil visitantes, es considerado uno de los edificios más notables de Buenos Aires y el mejor ejemplo de arquitectura francesa del siglo XVIII. Su construcción comenzó en 1911 siguiendo los planos del francés René Sergent. Tanto la herrería que resguarda el museo como los detalles de su arquitectura buscaron recuperar el clasicismo perdido a principios del siglo XX.

La fachada sobre la calle Sánchez de Bustamante resguarda un pequeño jardín que emula el Petit Trianon de Versalles, con buxus y rosas 6

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olamente existen dos edificios con los que el Palacio Errázuriz Alvear puede compararse en el mundo: el Museo Nissim de Camondo, en París, y la Colección Frick, en Nueva York. Los tres, destinados a mostrar el arte decorativo, guardan la misma estética inspirada en el clasicismo francés del siglo XVIII, ese que tanto furor causó en Argentina hasta los albores del siglo XX. En este palacete, ubicado en Avenida del Libertador y Pereyra Lucena, vivieron el chileno Matías Errázuriz Ortúzar (1866-1953) y la argentina Josefina de Alvear (18591935) con sus dos hijos, Matías (1898-1941) y Josefina (1900-1987), cuando se instalaron en Buenos Ai-

res, hacia 1917. Después de pasar diez años en París, donde Errázuriz tenía asignadas misiones diplomáticas, quisieron emular el estilo de vida de la Belle Epoque. Durante su estadía en el Viejo Continente, fueron partícipes de los mejores momentos de la mundana y sofisticada vida de la nobleza europea, disfrutaron de las temporadas de ópera, la vida de los salones que Proust describió en su obra, se relacionaron con grandes artistas y se dedicaron a buscar piezas en remates inéditos, como los de las colecciones Doucet, Kann y Masson. El gusto por la autenticidad y la depuración, que integraba sin prejuicios tradición y modernidad, hizo que Errázuriz le encomendara 7

El estilo Luis XVI del vestíbulo se logró incluyendo pilastras jónicas, arcos y cornisas que sostienen el cielo raso abovedado, con casetones. La escalera de honor conduce a la planta principal destinada a las reuniones sociales.

Cada una de las habitaciones del palacio responde a una escuela de decoración diferente

El Gran Hall es el salón más grande de la residencia y fue concebido en estilo Tudor. El cielo raso, realizado en estuco, imita la madera de roble, y el piso es un diseño estrellado confeccionado en arce y nogal. Allí cuelgan cinco grandes arañas de inspiración flamenca hechas en bronce patinado. La plancha de hierro de la gran chimenea tiene tallado el escudo familiar de los Errázuriz. Se destacan los tapices flamencos tejidos en Bruselas a fines del siglo XVI con lana, seda, oro y plata en el taller de Cornelius Mattens. Todo el salón está rodeado por un balcón de roble tallado, al que se puede acceder a través de una escalera helicoidal. Derecha: retrato de Josefina de Alvear de Errázuriz, pintado por Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923).

en 1911 a René Sergent, uno de los prestigiosos arquitectos franceses de la época, la construcción de su residencia en Buenos Aires. Impregnados por el savoir-vivre europeo, Matías y Josefina imaginaron una gran residencia, capaz de convertirse en un referente de la vida social porteña. Y lo lograron. El palacio, cuya arquitectura 8

guarda una perfecta simetría, mantiene un recorrido secuencial que separa las áreas sociales de las privadas, lo que permitía recibir invitados continuamente. Llama la atención que cada una de las fachadas son independientes entre ellas, algo no común en la época. Sin embargo, la composición aporta un efecto unificador so-

bre el plano general del edificio. Lo mismo sucede en su interior, ya que cada ambiente convive con el de al lado gracias al buen gusto que supieron plasmar los Errázuriz-Alvear. Se cree, no obstante, que Matías estuvo muy pendiente de los planos que Sergent dibujaba y que varias veces discutió con el arquitecto porque su imaginación rozaba 9

El recorrido por el museo, que incluye siete salas ubicadas en la planta baja, cinco en el primer piso y otras tres en el subsuelo, es una lección de la historia del arte decorativo europeo los límites permitidos por la arquitectura academicista. “No ha sido cosa fácil dar su verdadero sitio, su apropiada luz, destacar cada objeto. Para ello fue preciso deliberar largamente. Pero se consiguió, tras mucho ensayar, un excepcional conjunto de arte en el que se mezcla lo antiguo con la obra moderna de talentosos pintores, escultores y decoradores”, confesó Matías Errázuriz a los pocos meses de instalarse en su palacio de Buenos Aires. Cada uno de los frentes imita el estilo de construcciones emblemáticas de la capital francesa, como el cour d’honneur que recrea el portal de la Escuela Militar del Campo de Marte. La fachada principal hacia Avenida del Libertador copia el espíritu de las construcciones de la Plaza de la Concordia. Y la ins-

La decoración de estilo Luis XVI del escritorio de Matías Errázuriz también fue proyectada por Carlhian. En este lugar, Matías recibía a sus visitas y disfrutaba de las obras de Edouard Manet, Charles Chaplin, Henry Fantin-Latour y Jean-Baptiste Corot. Iluminado, sobresale un retrato de Errázuriz Ortúzar realizado en 1937 por Jorge Beristayn (1894-1964). Abajo: El dormitorio reúne un conjunto de muebles de variados estilos: Luis XVI, directorio, consulado e imperio.

Los revestimientos del Salón de Baile fueron realizados en madera tallada color marfil y tienen detalles en dorado a la hoja. Esta obra fue proyectada y ejecutada por el atelier parisino de André Carlhian. La decoración responde al estilo de la Regencia francesa (1705-1713), período de transición entre la solemnidad del barroco y la gracia del rococó. Los salones del Hôtel de Rohan-Soubise –hoy sede del Archivo Nacional de Francia– fueron el paradigma de la decoración de principios del siglo XVIII y sirvieron de inspiración para Sergent al diseñar esta sala. Sobresale el clavecín en color coral y dorado a la hoja que los ErrázurizAlvear hacían tocar cuando recibían a sus invitados. Derecha: Jesús con la cruz a cuestas, de Domenico Theotokopuli, el “Greco”, es una de las piezas más importantes de la colección Errázuriz. 10

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Encomendada al renombrado artista catalán Josep Maria Sert, la decoración de la Sala Sert es una precursora del art déco y el único ambiente de la casa decorado según la estética del siglo XX. El artista y Errázuriz se conocieron en París durante las reuniones que organizaba Misia Sert, mujer del artista y amiga inseparable de Coco Chanel. En su proyecto, Sert definió el cielo raso en un azul profundo y opaco con craquelado brillante. Los muros fueron revestidos en estuco, que imita los tonos del pórfido usado por los romanos. El conjunto de lo que fue el boudoir de Matías Errázuriz (h) se completa con cuatro lámparas, picaportes de bronce con incrustaciones de jade y cuatro paneles pintados, cuyo tema es “La comedia humana”, de Balzac. Abajo, izquierda: la sala de baño se construyó en estilo Luis XVI con muros estucados que imitan bloques de mármol para mantener una temperatura cálida. La bañera fue hecha en mármoles campan vert y arabescato.

Los muebles de la habitación de Matías Errázuriz fueron hechos en Portugal y pertenecen a la estética lusitana de la segunda mitad del siglo XVIII piración de Sergent para hacer el lado que da sobre la calle Sánchez de Bustamante provino del Petit Trianon de Versalles, el emblemático edificio que fue construido por orden de Madame de Pompadour. La decoración de los salones fue confiada a los mejores especialistas franceses de la época en cada período elegido por el dueño de casa. Pero nada fue librado al azar en el hogar que tanto pensaron Errázuriz

y Alvear, ya que el eclecticismo de su enorme colección privada coincide perfectamente con la gran variedad de estilos que se encuentran en el edificio. Cada una de las piezas compradas durante su larga estadía en París encontró un lugar idóneo para ser exhibida y, hasta el día de hoy, todas permanecen en el mismo sitio que sus dueños pensaron para ellas. Como los tapices flamencos del siglo XVI del hall Renacimiento

Josefina de Alvear de Errázuriz y Matías Errázuriz Ortúzar paseando por el Hipódromo de Palermo. 12

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“Este lugar es para la contemplación constante. Una colección íntima que demuestra que la inquietud decorativa del hombre nunca ha parado”, asegura Alberto Bellucci, director del Museo Nacional de Arte Decorativo o el clavecín color coral que amenizaba los bailes más concurridos y comentados entre la alta sociedad de Buenos Aires, cuando Argentina era uno de los diez países más ricos del mundo. No caben dudas de que el Palacio Errázuriz Alvear, sede del Museo Nacional de Arte Decorativo (MNAD) desde 1937, es un ejemplo único de la arquitectura ecléctica francesa y un homenaje al decoro, ese concepto por el cual la vida vale la pena vivirse elegantemente. Así fue que tras la muerte de Josefina en 1935, Matías Errázuriz y sus hijos ofrecieron al Estado nacional la posibilidad de comprar la casa junto con la colección de arte con la condición de que se destinara a crear un nuevo museo de Buenos Aires.



Texto y producción: Rodolfo Vera Calderón Fotos: Daniel Karp y Tadeo Jones Agradecimiento: Asociación Amigos del Museo Nacional de Arte Decorativo

Arriba: la antecámara establece vínculos con otras cuatro salas y con el sector de la escalera y el ascensor. Derecha: retrato de María Adela de Atucha de Caro, condesa de Cuevas de Vera, pintado al óleo sobre tela en 1920 por el catalán Hermenegildo Anglada Camarasa (1873-1959), renombrado artista del postimpresionismo. Derecha: Alberto Bellucci, director del MNAD desde 1991. 14

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