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La Crisis del canal de Suez
2009
Además de la hegemonía sobre el estratégico canal, este conflicto puso en el foco de la atención internacional el tema de las dos esferas de influencia en el mundo de la Guerra Fría y la intromisión de cada una de las partes, Occidente y la URSS, en el área correspondiente al adversario. Aunque Moscú amenazó con tomar parte en la guerra de Suez e incluso con atacar a Londres y París, el conflicto se resolvió con respeto de las áreas de influencia de cada bloque. Este hecho, como apuntan algunos historiadores, contribuyó a consolidar la idea de la existencia de un mundo bipolar con fronteras "inviolables". Fuentes utilizadas para el presente trabajo www.bbcmundo.com
Política internacional Contemporánea
La Crisis del Canal de Suez Hungría y Suez en el mundo bipolar Por Rolando Aniceto, Redacción BBC Mundo
Mientras en Hungría la intervención soviética ponía fin a una revuelta popular, en Egipto se gestaba otra crisis que haría tambalearse la paz mundial. Muchos historiadores se empeñan en ver una relación entre ambos conflictos a pesar de que tuvieron lugar en regiones del mundo con muy pocas similitudes.
Hungría pasó a ser vista como pieza clave en las relaciones Este-Oeste, según algunos historiadores.
"Nos enteramos de la decisión catastrófica de ir a la guerra por el Canal de Suez, y ahí comprendimos que la causa húngara sería olvidada y que perderíamos", dijo a la BBC el doctor G.M. Barabas, quien como líder estudiantil intervino en los sucesos de la Revolución Húngara de 1956. A la vez, Cecilia Curtis, descendiente de húngaros que se refugiaron en Australia, también declaró a la BBC que "cuando estalló la revolución todo el mundo creía que Occidente ayudaría, pero nadie lo hizo".
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No sólo estuvo en juego la hegemonía sobre el estratégico Canal de Suez.
Aunque la revolución húngara contó con el apoyo de los gobiernos occidentales (el presidente de EE.UU., Dwight D. Eisenhower, dijo estar "de todo corazón" con los revolucionarios) y causó una gran conmoción alrededor del mundo, la falta de apoyo efectivo occidental es vista como una de las causas del fracaso revolucionario. En opinión de algunos historiadores, el estado de cosas surgido tras la Segunda Guerra Mundial determinó la existencia de un mundo bipolar con esferas de influencia muy demarcadas, e incluso "inviolables", como condición para la buena marcha de un proceso de "distensión" internacional. Siguiendo este punto de vista, la insurrección de Hungría dañaba el equilibrio necesario para la relación Este-Oeste y la convivencia entre las potencias de la época.
Suez A la vez que Moscú aplastaba el movimiento revolucionario húngaro, se desataba otra crisis internacional: la guerra del Canal de Suez, que contó con la alianza entre Reino Unido, Francia e Israel contra Egipto y pudo haber involucrado a la Unión Soviética y a Estados Unidos.
El fracaso de la revolución húngara pudo haber contribuido a consolidar una idea geopolítica del mundo.
Además de la hegemonía sobre el estratégico canal, ese conflicto puso en el foco de la atención internacional el tema de las dos esferas de influencia en el mundo de la Guerra Fría y la intromisión de cada una de las partes, Occidente y la URSS, en el área correspondiente al adversario. Aunque Moscú amenazó con tomar parte en la guerra de Suez e incluso con atacar a Londres y París, el conflicto se resolvió con respeto de las áreas de influencia de cada bloque.
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Así, tanto la insurrección de Hungría como la Crisis de Suez, acontecimientos de hace ahora 50 años, pueden ser vistos como hechos clave que ayudaron a dar forma a una concepción geopolítica del mundo que se mantendría, en esencia, vigente por las próximas tres décadas.
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Este hecho, como apuntan algunos historiadores, contribuyó a consolidar la idea de la existencia de un mundo bipolar con fronteras "inviolables".
Suez: fin del imperio Paul Reynolds, Especialista en asuntos internacionales, BBC
Hace 50 años estalló la crisis del Suez por la decisión del presidente egipcio de nacionalizar el canal.
El conflicto marcó el fin del imperio británico.
La referencia de Eden fue el pasado y no el futuro.
Cuando quien fue el primer ministro del Reino Unido durante la crisis murió en 1977, el diario The Times describió no sólo lo que había sido la experiencia de Anthony Eden sino también del país con esta frase: "Fue el último premier en creer que el Reino Unido era un gran poder y el primero en confrontar una crisis que probó que no lo era".
El veredicto tradicional respecto a la operación en el Canal del Suez me lo dio el historiador Corelli Barnett, quien se refirió al tema en su libro "El colapso del poderío británico". "Fue el último coletazo del imperio. Un último intento del gobierno británico de comportarse como lo había hecho hasta entonces cuando se trataba de defender intereses más allá de sus fronteras. Fue una locura completa". No es fácil ahora transportarse 50 años atrás, a 1956. El Reino Unido todavía tenía un imperio. La Segunda Guerra Mundial era un recuerdo fresco y a los pupilos en las escuelas inglesas aún les enseñaban que fue su país el que la ganó. Se sabía que los estadounidenses habían participado, pero habían llegado sólo al final, y no se mencionaba a la Unión Soviética. Nos decían: "los británicos son los mejores".
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Fue el último premier en creer que el Reino Unido era un gran poder y el primero en confrontar una crisis que probó que no lo era The Times, 1977
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No obstante, en el fondo, no todo estaba bien. A pesar de que el Reino Unido mantenía barcos al este del Suez, el fin del imperio estaba próximo.
Se sabía que algunos lugares estaban por perderse: Ghana (la Costa de Oro), Nigeria. Algunos ya se habían perdido, particularmente India. Y en otros sitios -Kenia, Chipre, Malasia- los británicos luchaban por contener rebeliones y levantamientos. En casa, a pesar de ser cada vez más prospero, el Reino Unido seguía muy debilitado tras la guerra. Pero no renunciaba a las pretensiones de sentarse a la cabeza de la mesa internacional. Acababa de participar en la guerra en Corea, pero su reducido papel debió haber puesto en evidencia cuál era su verdadero poder. Eden mismo rechazó la idea de que debía unirse al entonces joven y continental "mercado común", declarando muy ufano: "Nuestros horizontes son más amplios". Su visión respondía a una era que había pasado y no a la que estaba por comenzar.
Influencia de los '30 Eden creció políticamente durante la década de los años '30. Se oponía a la pacificación y era particularmente hostil al líder fascista italiano Benito Mussolini. En 1938 renunció al cargo de canciller cuando el primer ministro Neville Chamberlain quiso negociar con Italia.
EL CANAL DEL SUEZ El Canal del Suez abrió sus esclusas en noviembre de 1869. Fue obra del francés Ferdinand de Lesseps quien utilizó trabajo forzoso; se estima que 120.000 empleados egipcios murieron durante la construcción. Se extiende por 192 kilómetros entre el Mediterráneo y el Mar Rojo. En su punto más estrecho mide 300 metros. En 1955 aproximadamente dos tercios del petróleo de Europa pasaba por el canal. El canal cerró en 1967 debido a la Guerra de los Seis Días y volvió a abrir en 1975. Cerca del 7,5% del comercio marítimo mundial pasa por el canal en la actualidad. En 2005, 18.193 embarcaciones pasaron por esta vía interoceánica. Es ahí donde está el origen de la crisis del Suez.
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Cuando en 1954 un nuevo tipo de líder político, el nacionalista árabe Gamal Abdel Nasser, emergió como dirigente de Egipto, Eden no comprendió que el mundo había cambiado. Lo que vio fue a otro dictador, a otro Mussolini.
Eden no pudo aceptar que Egipto debía administrar el Canal del Suez, a pesar de haber aceptado previamente que las tropas británicas se retiraran de la zona del canal. El lugar había perdido algo de su importancia estratégica para el Reino Unido, pero no toda. Y había adquirido una nueva relevancia, como el paso para que el petróleo llegara a Europa. Cuando Nasser anunció que iba a nacionalizar la Compañía del Canal del Suez, que el Reino Unido y Francia controlaban (en parte, dijo, para pagar por la represa de Asuán que Estados Unidos se rehusó a financiar), Eden se alarmó. Le dijo a sus colegas en el gobierno que no permitiría que Nasser "ponga su pulgar en nuestra tráquea".
El plan secreto Así, Eden tramó un plan tripartito secreto con Francia e Israel. Francia era hostil a Nasser porque Egipto apoyaba a los rebeldes argelinos. Además su asociación con el canal era histórica: al fin y al cabo, fue un francés el que lo construyó.
Kennedy y Macmillan fueron muy buenos amigos.
Israel, por su parte, estaba ansioso por desafiar a Nasser debido a los ataques de los fedayines palestinos y el bloqueo egipcio al estrecho de Tiran. La estratagema era que Israel invadiría a Egipto a través de la península del Sinaí. Londres y París darían entonces un ultimátum a ambas partes diciendo que dejaran de pelear o que tendrían que intervenir para "proteger" el canal.
Y así fue. Los israelíes tuvieron que moderar su ataque para no ganar antes de que las fuerzas de "intervención" pudieran llegar. Los británicos y los franceses fueron a "salvar" el canal.
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Y al presidente Dwight Eisenhower, preocupado por las repercusiones en las relaciones con el mundo árabe y horrorizado ante tal aventura, no le cayó en gracia.
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Sólo cometieron un error: no le avisaron a los estadounidenses.
"Nuestro más cercano aliado nos retiró el apoyo", señala Corelli Barnett. "Actuamos cuando la economía estaba en problemas; Macmillan, titular de Finanzas, le dijo al gabinete que la única manera de resolver la situación era conseguir un préstamo del Fondo Monetario Internacional respaldado por Estados Unidos.
“Fue todo un fiasco”, señaló Corelli Barnett.
"Los estadounidenses se negaron a respaldarlo. Nos dijeron que no avanzáramos y que evacuáramos inmediatamente. Así que lo hicimos. Fue todo un fiasco". Las tropas británicas y francesas se fueron de Egipto en diciembre de 1956. Eden dejó su cargo a principios del año siguiente.
Efectos Las consecuencias fueron estruendosas. Para empezar, la crisis acaparó de tal manera la atención internacional que le permitió a la Unión Soviética aplastar brutalmente el levantamiento húngaro que ocurrió al mismo tiempo. Pero también implicó que ni el Reino Unido ni Francia pudieron volver a actuar de manera independiente en el plano internacional. No obstante, cada uno llegó a conclusiones diferentes. Harold Macmillan, quien sucedió a Eden, decidió que en el futuro Londres debía aliarse con Washington. Fue muy buen amigo del presidente John F. Nasser, sigue Kennedy y hasta lo persuadió de siendo el héroe que le permitiera al Reino Unido para muchos tener el misil nuclear Polaris.
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Desde entonces, Londres ha no ha estado muy dispuesto a oponerse a las decisiones de la Casa Blanca. Incluso durante la guerra de Vietnam, el primer ministro Harold Wilson, un laborista, no permitió que se criticara a Washington al tiempo que astutamente se rehusó a mandar la fuerza simbólica que Lyndon Johnson le pidió.
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árabes.
Desconexión francesa Francia, por su parte, siguió su propio camino de la mano de Charles de Gaulle. Dejó en manos de la OTAN la estructura del comando militar y se dedicó a dirigir los destinos de Europa junto con la recientemente próspera Alemania.
Así como desde entonces Londres ha tendido a estar de parte de Estados Unidos, París ha tendido a estar en su contra
Así como desde entonces Londres ha tendido a estar de parte de Estados Unidos, París ha tendido a estar en su contra. Las teorías revisionistas modernas dicen que realmente quien cometió un error fue el presidente Eisenhower, pues reveló una debilidad que la Unión Soviética explotó.
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Cualquiera que sea la opinión, no hay duda de que el Suez representó el final de una larga fase de la historia del imperio británico.
La crisis vista desde EGIPTO Port Saíd, 1956: resistencia popular Karim Hauser, BBC Mundo, Port Saíd
Nasser nacionalizó la compañía anglofrancesa del canal de Suez.
El presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, necesitaba fondos para financiar el proyecto de la Gran Represa de Asuán, y Estados Unidos y el Reino Unido se retractaron a último momento, argumentando que el bloque soviético proveía de armas al Cairo. Acto seguido: jaque a los intereses de Londres y París con la nacionalización de la compañía anglo-francesa del canal de Suez. Ese 26 de julio de 1956, las relaciones de Egipto con las potencias imperiales se tensaban al máximo.
"Ellos estaban en contra de la nacionalización, porque no creían que Egipto iba a poder controlarlo y, sobretodo, porque iba a dar un mal ejemplo. De hecho, Indonesia nacionalizó las posesiones de Holanda el 1º de agosto, tan sólo cinco días después de Egipto", le dijo a BBC Mundo el diplomático retirado Salah Shaarawi. Estados Unidos sugirió varias iniciativas para reducir las tensiones, pero sin éxito. Sin embargo, nadie esperaba el desenlace del 29 de octubre. "La agresión tripartita fue una verdadera sorpresa", explicó Shaarawi, quien era comandante de la resistencia popular en el sector oriental del Cairo en 1956. Y agregó: "nadie explícitamente prohibió la nacionalización; inclusive los laboristas en el Reino Unido habían hecho nacionalizaciones y parecía ser parte de los derechos soberanos".
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Israel invadió la franja de Gaza, en aquél entonces bajo jurisdicción egipcia, y comenzó su avance hacia el canal por la península del Sinaí. Días más tarde, los europeos soltaron varios batallones de paracaidistas sobre Port Saíd.
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La campaña militar
"Israel quería interrumpir el progreso egipcio; la educación iba por excelente camino, y en segundo lugar porque recién habíamos adquirido armas de la URSS", explicó el ex embajador Shaarawi. Los franceses eran hostiles hacia Nasser porque Egipto respaldaba abiertamente a la insurgencia argelina. Los británicos no podían soportar la afrenta de verse sin el control de un punto tan estratégico. Un encuentro secreto entre los tres países resultó en el Protocolo de Sèvres. Según Shaarawi, "primero enviaron a los israelíes por el Sinaí, pero Abdel Nasser se dió cuenta de que iban a aislar a nuestro ejército y regresaron a defender el canal". En efecto, años más tarde se reveló el contenido de la "Operación Mosquetero", en la que Inglaterra y Francia pedirían a egipcios e israelíes retirarse a una distancia de 16 kilómetros de ambos lados del canal, para instalar una fuerza de intervención anglo-francesa en la zona del canal y de Port Saíd. Este acuerdo fue fundamental para que Estados Unidos, que no supo de su existencia, retirara su apoyo a los europeos y pidiera un cese el fuego.
La resistencia Nunca olvidaré aquel 2 de noviembre. Le prendieron fuego a todo, quizás porque gran parte de la resistencia vivía aquí, y sin duda por el cañón que usaban contra los extranjeros. Señaló Reda Al Aryan, camarero en Port Said.
Sería incompleto hablar de 1956 sin hablar del papel de Port Saíd y sus ciudadanos. BBC Mundo pudo constatarlo en el Museo de la Guerra, donde se exhiben pinturas, fotografías, armas y parafernalia de la época.
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"Nunca olvidaré aquel 2 de noviembre. Le prendieron fuego a todo, quizás porque gran parte de la resistencia vivía aquí, y sin duda por el cañón que usaban contra los extranjeros", me dijo Reda Al Aryan, camarero en el café. "El dueño nunca quiso reconstruir el último piso, que era de madera, porque ahí murió una familia entera", explicó a BBC Mundo el veterano camarero.
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Una de las pinturas es un retrato de Mohamed Marhan, quien perdió ambos ojos en la tortura sufrida a manos de los ingleses y del cual escucho hablar a lo largo de mi recorrido por el puerto. En otra se muestra el barrio de Manáj, incendiado por la pólvora inglesa. Decidí aventurarme al Manáj contemporáneo para ver si quedaba algo de aquellas ruinas. Me detuve frente a un café, cuyo último piso permanece vacío y con rastros de hollín.
Ahora bien, ¿por qué la importancia del puerto, cuando hay otros puntos estratégicos, como Suez o Ismiliya? "Port Saíd es una ciudad cerrada. Tienes que llegar por puentes si vienes del sur, y al norte está el Mediterráneo", explicó el empleado Eid Ahmad, nacido en 1956, cinco meses antes de la guerra. "Por eso estamos tan orgullosos de haber resistido a tres países, ellos con aviación, paracaídistas y armas convencionales; nosotros con armas ligeras", dijo el porteño, quien memorizó los relatos de sus padres sobre los sucesos.
Hazañas y sacrificios Movíamos las armas en carriolas con bebés. Otra vez se las puse en el pecho a una abuela. Zeinab el Kafrawi, líder del grupo de resistencia femenina.
Tanto el viejo camarero como el empleado de cincuenta años de edad insistieron que el papel de las mujeres en la resistencia fue clave. Y en el afán de saber más me di cita con Zeinab el Kafrawi, líder del grupo de resistencia femenina en Port Saíd. "Quizás porque las mujeres de Port Saíd tenemos un carácter más abierto. Aquí la gente de la costa está acostumbrada a pedir lo suyo y no temer", comenzó por explicarme. Le pedí más detalles sobre su rol. "Movíamos las armas en carriolas con bebés. Otra vez se las puse en el pecho a una abuela. Una vez me detuvo un oficial inglés y me preguntó cómo se llamaba el niño, le dije 'Gamal'." "No era cierto -continuó- pero cuando se enfureció el tipo, la gente se amontonó y salí indemne. Saltaba paredes, corría descalza, yo era muy deportista", me relató la señora Zeinab. "Vivimos esos tiempos y participamos en distintas capacidades".
Lecciones
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"En realidad la guerra de 1956 duró pocos días. Pero se tradujo en el colapso de los imperios clásicos y la llegada de EE.UU. y la URSS a la política del Medio Oriente", aseveró el ex embajador egipcio Salah Shaarawi. "En Egipto se tradujo en un incremento en la confianza en Abdel Nasser, porque logró deshacerse de los ingleses y recuperar el canal de Suez. Económicamente ha sido un éxito", añadió Salah Shaarawi a BBC
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1956 fortaleció a todos los movimientos de resistencia en los países árabes y africanos. Inglaterra y Francia perdieron todo su prestigio
Mundo. "Es cierto que significó la partida de los extranjeros de Egipto, que era algo que el pueblo quería. Claro, hoy las cosas han cambiado. Pero yo creo que nadie en Port Saíd se lamenta de haber defendido a su país", admitió Zeinab el Kafrawi, de la resistencia. Todo el mundo coincide en que el sentimiento de nacionalismo de esos días era intoxicante. Nadie pedía dinero por sus favores a la patria, insisten todos los supervivientes del 56. Ahmad Hilal es uno de ellos: "1956 fortaleció a todos los movimientos de resistencia en los países árabes y africanos. Inglaterra y Francia perdieron todo su prestigio".
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Los países árabes admiraron durante décadas el temple de Gamal Abdel Nasser, como me lo confirmó una pareja de libaneses que visitaban el Museo de la Guerra. "Pero hoy hay que volver a despertarse y espabilarse", concluyó Zeinab el Kafrawi.
La crisis vista desde ISRAEL Israel, 1956: "La realidad nos empujó" Jana Beris, Jerusalén para BBC
En octubre de 1956, al estallar la Guerra del Sinaí, habían transcurrido tan solo poco más de ocho años desde la fundación del Estado de Israel. Los israelíes, gobernados en ese momento por el primer ministro David Ben Gurion, habían comprendido que los combates de 1948, con la guerra de Independencia, no habían sido los últimos. Sabían que habría una segunda vuelta. Esa fue la guerra del 56, que en Israel se la conoce más como "Operativo Sinaí" u "Operativo Kadesh", a nombre de la ciudad Kadesh Barnea en la península del Sinaí.
David Ben Gurion, primer ministro israelí en esa época.
El prologo de la guerra fue el cierre del canal de Suez por parte de Egipto, la obstaculización de la navegación israelí y los ataques armados de los fedayin.
"El mundo árabe todo era hostil", dice a BBC Mundo el Dr. Meir Pail, historiador militar y Coronel (R). "A pesar de que el Reino de Jordania controlaba en ese momento Cisjordania y la mitad de Jerusalén, y los egipcios controlaban la Franja de Gaza, el mundo árabe proclamaba que, llegado el día, iniciarán una nueva guerra y terminarían lo que no habían alcanzado a hacer en 1948".
"No sin defendernos" A pesar de que desde el punto de vista político el presidente de Egipto, Nasser, fue el gran ganador en esta situación en 1956, comprendió que las Fuerzas de Defensa de Israel eran mucho más fuertes de lo que pensaba. Coronel israelí Mordejai Bar-On Con este trasfondo, explica el Dr. Pail, fue un proceso natural elaborar una doctrina de defensa basada de hecho en la ofensiva.
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Durante aquella guerra, Meir Pail fue el jefe del batallón que conquistó la zona de Rafah al sur de la Franja de Gaza, de manos egipcias.
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"El Operativo Sinaí fue la primera ocasión en la que la implementamos", recalca. "Habíamos comprendido que las dimensiones de Israel eran tales que si dejamos la iniciativa en manos de los árabes, si nos atacan, en una semana pueden cortar el país a pedazos".
Años después se convirtió en un activo diputado de izquierda y afirma hoy que sigue siendo socialista y convencido de que la paz es posible e imprescindible. "Pero no sin defendernos", recalca."Si vemos que no hay más remedio que salir a una guerra, pues mejor que nosotros tomemos la iniciativa. La realidad nos empujó".
Logros En aquel momento, al frente del despacho del Comandante en Jefe del Ejército israelí Moshe Dayan, estaba el Coronel Mordejai Bar-On, hoy Doctor en Historia militar. También él cree que existe la necesidad de mantener una posición de fuerza a fin de poder garantizar la defensa de Israel. "A pesar de que desde el punto de vista político el presidente de Egipto, Nasser, fue el gran ganador en esta situación en 1956 , comprendió que las Fuerzas de Defensa de Israel eran mucho más fuertes de lo que pensaba. Por lo tanto, durante diez años, se abstuvo, no sólo de iniciar otra guerra, sino de volver a su política anterior de hacer "pequeños" problemas: mandar fedayin, colocar minas a lo largo de la frontera con la Franja de Gaza y demás". Este oficial retirado, que al igual que Meir Pail fue luego diputado de izquierda, destaca que de la guerra del 56, Israel obtuvo dos logros claves, manifestados a largo plazo. "Dado que Ben Gurion aquí tomó muy en cuenta lo que pedían los franceses en cuanto a cuándo empezar la guerra, disfrutamos luego de la ayuda francesa en la construcción de un ejército fuerte y moderno .De ese modo, pudimos luego ganar en la vuelta verdadera, más tarde, en 1967".
La paz Pero está también lo político: "Supimos retirarnos a tiempo. Moshe Dayan le discutía a Ben Gurion por qué aceptaba ceder a las presiones y retirarse del Sinaí conquistado. Y el primer ministro respondió que uno tiene que saber renunciar cuando todavía parece que no está obligado a hacerlo".
"Además del tema de la navegación bloqueada y de los ataques de los fedayin infiltrados enviados por Egipto, había otra consideración. En la situación anterior, los tanques egipcios podían empezar una guerra desde
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Bar-On, al igual que Pail, está seguro de que la guerra , desde el punto de vista israelí, estaba justificada.
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"Eso llevó a que Estados Unidos se torne comprometido con nosotros y se convierta, con el tiempo, en nuestro mejor amigo", agrega.
Beit Hanun, al norte de la Franja de Gaza, a tan solo 70 kilómetros de Tel Aviv. Y eso no lo podíamos permitir". Hoy, 50 años después, Egipto está en paz con Israel y el Sinaí, hace tiempo, se halla en sus manos. En la Franja de Gaza no hay control egipcio, sino palestino.
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Pero Beit Hanun, a 70 kilómetros de Tel Aviv, como el resto de la Franja, sigue siendo escenario de guerra.