Espiritualidad y Psiquiatría. La dimensión espiritual en la clínica y tratamiento de los problemas psiquiátricos. Dra. María Fernanda Cueva. Médica psiquiatra infantojuvenil (UBA). Psicoterapeuta. Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados. Miembro del capítulo de Psiuiatría y Espiritualidad. APSA. e-mail:
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Dra. Mirta De Giuli. Médica. Psiquiatría y Psicología Médica. Miembro del capítulo Psiquiatría y Espiritualidad. APSA.
Dra. Raquel Bianchi. Médica. Psiquiatría infantojuvenil (UBA). Psiquiatría adultos (APSA). Psicoterapeuta en las Nuevas Ciencias de las Conductas. (ANTAL). Miembro del capítulo Psiquiatría y Espiritualidad. APSA. e-mail:
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Palabras claves: Interdiciplina- Espiritualidad y Religión en Psiquiatría. Integración bio-psico-social y espiritual- DSM IV - entrenamiento en residencia médica psiquiátrica Resumen: Existe hoy una tendencia hacia la integración de la dimensión espiritual y /o religiosa en la clínica y tratamiento médico. Incorporando en el equipo de trabajo el asesoramiento en temas relacionados con creencias y costumbres culturales, se facilita la comprensión de la dimensión espiritual del paciente, se fortalece los valores y se contribuye al logro de la salud mental. Objetivos: - Evaluar consensos para lograr la interdisciplina. - Incorporar la dimensión religiosa y/o espiritual en el ámbito de la psiquiatría. - Pensar en proyectar cursos de capacitación y formación en programas de formación del psiquiatra. - Reconocer, aceptar y respetar la diversidad religiosa /espiritual en el ser humano.
Existe hoy una tendencia hacia la integración de la dimensión espiritual y/o religiosa en la clínica y el tratamiento médico. Integrar en el equipo interdisciplinario un asesoramiento en temas relacionados con creencias, tradiciones culturales, y el reconocimiento por parte de los psicoterapeutas, de la dimensión espiritual en el hombre, favorece la construcción de valores éticos comunes y contribuye a reestablecer la salud mental. Cuando abordamos la interdisciplina, entendemos el marco conceptual que tiene un objeto de estudio concerniente a su temática, con normas, metodología y extensión limitada. En la interdisciplina varias disciplinas unen sus esfuerzos para una nueva, comparten sus marcos conceptuales y mantienen una relación de interdependencia entre si. Probablemente las interdisciplinas de hoy serán las disciplinas del futuro. Comenzaremos por definir espiritualidad. Luego iremos articulando espiritualidad, psiquiatría y creencias. Espiritualidad: la palabra proviene del latín spiritus, que significa aliento de vida. Es la manera de ser, experimentar y actuar que resulta del reconocimiento de una dimensión trascendental, caracterizada por ciertos valores identificables con respecto a uno mismo, los otros, la naturaleza y la vida. Para algunos incluye todo aquello que se refiera a un ser superior. La espiritualidad es una dimensión propia de la vida humana, que incluye valores, actitudes, perspectivas y creencias, que no adviene ni accidental ni ocasionalmente sino que constituye un componente óntico (propio del ser) de la persona (4). Se expresa en el ejercicio natural que todo ser con conciencia hace del vigor natural o fortaleza que alienta el obrar, manifestándolo en forma de ánimo, valor, aliento, brío, esfuerzo, vivacidad o ingenio. Podría decirse que es el conjunto de comportamientos que identifica la tendencia social de una especie. Por último, creemos en una dimensión más amplia, trascendente y no accesible fácilmente, en la que el espíritu impregna lo humano complejizando a la persona. Acceder es un desafío, una incógnita y un poder sostener la incertidumbre del ser (3). Trataremos de ir anudando los conceptos de espiritualidad al de Psiquiatría y a nuestro quehacer, planteando un conocimiento más abarcativo que las esferas de lo bio-psico-social (2). Incorporar lo espiritual al tratamiento de los problemas psiquiátricos implica incluir la dimensión de lo trascendente. Es importante rescatar que muchas veces las creencias comunes unen, integran, favorecen los encuentros, las conexiones, facilitando nuestra práctica. La dimensión espiritual le da al ser humano un rumbo, un destino, el ser participa de la vivencia de que la vida tiene sentido y es valiosa (2).
Pese a todos los avances logrados en la ciencia y la tecnología, la Medicina ya no contiene ni satisface a muchos grupos de población. La perspectiva espiritual va más allá de la dicotomía vida / muerte, a fin de descubrir lo que da un propósito, un sentido y una dirección a nuestras vidas. Pensando interdisciplinariamente, la espiritualidad se incorpora como aliada del tratamiento de la enfermedad mental en las distintas etapas de la vida: niñez, adolescencia, vejez y también en cuidados paliativos y en tratamientos familiares. La intervención puede hacerse a nivel individual, familiar y comunitario. También en distintos ámbitos, escuelas, barrios, cárceles, centros educativos y de salud. Fomentar la espiritualidad sería incorporar en nuestra práctica la tolerancia hacia la alteridad, aprendiendo a vivir en la diversidad; dando un marco de pertenencia a la persona y abriendo nuevos horizontes, de respeto, dignidad y orgullo por la vida (2). Incorporando el concepto de espiritualidad en la clínica, se compromete a los agentes de salud a un diálogo enriquecedor, sin prejuicios. Para trabajar interdisciplinariamente se requiere una mirada amplia. El terapeuta se verá confrontado con su propia capacidad de cambio y crecimiento, informándose y respetando creencias, aunque no siempre coincidan con las propias. Su función es “acompañar” actuando como agente facilitador del desarrollo, de la creatividad, la alegría, el amor, el humor, el equilibrio, la armonía y la concordia en el ser total de las personas. Como autores de referencia que han trabajado en esta línea, cabe mencionar el valioso aporte de Viktor Frankl, médico psiquiatra creador de la “Tercera escuela vienesa” de psicoterapia (5) y autor de varias obras sobre el tema como: “Psicoterapia y Humanismo”, “La presencia ignorada de Dios”, “Ante el vacío existencial”, El hombre en busca de sentido”.Viktor Frankl, para definir su teoría emplea el término logoterapia. Toma del griego la palabra “logos” que equivale a “sentido”, “significado” o “propósito”, ergo logoterapia es igual a terapia del sentido (de la existencia) (5).La logoterapia no busca que el hombre invente el sentido de su existencia, sino que lo descubra (5). También ha sido muy amplio el aporte de Gustav Jung en “Símbolos de transformación”. El de Abraham Maslow en “El hombre autorrealizado”. Entre otros podemos citar a Jaime Barylko en “En busca de uno mismo. La sabiduría de la vida”; Martín Buber en “Yo y Tu”; Erich From en “El arte de amar” y “El miedo a la libertad; Elie Wiesel en “Mensajeros de dios”. Son muy bastos los aportes de la Física, la Antropología, la Filosofía, la Teología, la Literatura y el Arte al campo de la espiritualidad. Ahondar en su estudio será nuestra misión en el futuro del capítulo de “Espiritualidad y Psiquiatría” trabajando en equipo interdisciplinario.
La Espiritualidad se vio obligada a convertirse en una tradición separada dentro de su propia religión. El precio que debió pagar fue el aislamiento. Nuestra cultura se halla envuelta nuevamente en un proceso generalizado de transformación. Uno de los aspectos de este proceso es el renovado interés por la vida espiritual. Se ha producido una disociación más: la separación entre la corriente principal de la enseñanza y la práctica religiosa, por un lado, y la vida espiritual de búsqueda de una relación personal con Dios, por otro (10). Aquí se hace indispensable dar el significado de Religión: proviene del verbo latino re-ligare, que significa religar, o sea, volver a unir. En las religiones se comparten creencias, relatos, rituales y actividades comunes que ponen al ser humano en comunicación son un Ser Supremo. La necesidad humana de vivenciar lo espiritual ha dado lugar a las religiones. En un recorrido por la historia puede apreciarse que el ser humano construyó templos, erigió lugares como sagrados y necesitó poner en el espacio su vivencia de lo espiritual. Hoy las sociedades son pluralistas, y convivimos con personas de diferentes credos y esto confiere a la época un sello muy particular (3). Tenemos sociedades formadas por personas que adhieren a corrientes diversas, protestantes, luteranos, presbiterianos reformados, episcopales protestantes, baptistas, metodistas, pentecostales, adventistas, testigos de Jehová, católicos apostólicos romanos, católicos ortodoxos, judíos, islámicos, anglicanos, ecumenistas, movimientos carismáticos, sin contar la inmensa cantidad de personas que se han acercado a los templos budistas y al hinduismo (10). No existe ningún consenso acerca de la experiencia privada. Debemos aprender a tener una comunicación que facilite el intercambio y que haga posible la convivencia de todas estas creencias. Hay quienes padecen de problemas espirituales. Una importante referencia al tema se encuentra en el DSM IV, código Z71.8 , “Problema religioso o espiritual” (V62.89); esta categoría puede usarse cuando el objeto de atención clínica es un problema religioso o espiritual. Los ejemplos incluyen el malestar que implica la pérdida o el cuestionamiento de la fe, los problemas asociados con la conversión a una nueva fe, o el cuestionamiento de valores espirituales que pueden o no estar necesariamente con una iglesia organizada o con una institución religiosa” (8). En este punto creemos oportuno mencionar que existe evidencia proveniente de numerosos estudios científicos los cuales sugieren que la consideración de las dimensiones religiosas y/o espirituales en el tratamiento médico y psicológico tiene un efecto positivo en la salud física y mental. Desde comienzos de 1990 se registra una tendencia hacia la integración de estas dimensiones en la educación médica. En los EE.UU. en un trabajo recientemente publicado, en la revista “Interpsiquis” de 2004 se ha incorporado en la formación de
residentes, (en la ciudad de Seatle, en el estado de Washington), en el Harborview Medical Center, un programa donde los profesionales del hospital se han entrenado como líderes de las comunidades a las que el hospital sirve. Dentro del aprendizaje, en las sesiones didácticas de los residentes se hace hincapié en la toma de la “Historia clínica espiritual” (6). De esta manera, la organización estadounidense que regula los requisitos de los programas de residencia psiquiátrica ha incluido esta perspectiva en sus propias normas de entrenamiento (6). Por último, deseamos destacar que en el siglo XXI se ha evolucionado hacia un enfoque de la persona como ser bio-psico-social-espiritual. Este enfoque se está convirtiendo poco a poco en la Psiquiatría del nuevo milenio. En conclusión, para todos aquellos que necesiten sentir que su vida adquiere un significado y un sentido, se hace necesaria la incorporación de la espiritualidad. Citando a Harold Kushner, en “Dar sentido a la vida”, el autor refiere que cuando se desea la paz, significa más que la ausencia de luchas. Significa integridad, que nada está fuera de lugar, que nada falta y que nada está separado. Así como la paz en el mundo significa que no hay luchas entre las naciones, que no hay peleas con otras personas, la paz, también es comprendida como un estado interior, un estado de conciencia del ser que se siente bien con si mismo y con lo que le rodea. Cuando uno desea al otro la paz, se le está deseando la bendición de la integridad.
Bibliografía. 1. 2.
Assagioli Roberto, “Ser Transpersonal”. Ed. Gaia. Madrid. 1993. Cueva María Fernanda, “Ser feliz con todos y porque si”. Trabajo presentado al XXIII Congreso Argentino de Psiquiatría de APSA, Mar del Plata, 19 al 22 de abril de 2007. 3. Cueva María Fernanda, “Ética, Resiliencia y Felicidad, hoy siglo XXI”, Trabajo presentado al I Congreso de Psiquiatría de Salta, Argentina, 29/30 de noviembre y 1 de diciembre de 2007. 4. Girard Gustavo Alfredo. “La espiritualidad. ¿Promueve la resiliencia?, publicado en Adolescencia y Resiliencia, Munist Mabel, Suárez Ojeda, Néstor Krausfopf DINA y Silber Tomas José, Ed. Paidós. Buenos Aires. 5. Kerman Bernardo, “Nuevas Ciencias de la conducta. Aplicaciones para el Tercer Milenio”. Ed. UFLO. Buenos Aires. 1998. 6. Kosak Leila, “Espiritualidad, religión y cultura: la introducción de estas áreas temáticas en programas de residencias médica psiquiátrica”, Interpsiquis. Seatle. 2004. 7. Kushner Harold, “Dar sentido a la vida”. Ed. Emecé. Cáp. 5, Pág. 85-103. 8. Pierre Pichot, Juan J.López-Ibor Aliño, “Manual Criterios Diagnósticos. DSM IV”. Ed. Masson,SA. Barcelona. 1995. Pág. 700. 9. Mesa Interreligiosa, XXIII Congreso Argentino de Psiquiatría. Mar del Plata, 19 al 22 de abril de 2007. 10. Schreus Agneta. “Psicoterapia y Espiritualidad. La integración de la dimensión espiritual en la práctica terapéutica”. Ed. Desclée de Brouwer,SA. Bilbao. 2004.