LA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN

LA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN Como la raza humana fue creada a la imagen de Dios, para tener comunión con él, es indispensable establecer una relación a

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LA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN Como la raza humana fue creada a la imagen de Dios, para tener comunión con él, es indispensable establecer una relación adecuada con él. En primer lugar, hay que conocerlo. Las siguientes son algunas caraterísticas de Dios que vamos a estudiar. 1. Dios es santo: (1 Ti. 6:16; Isa. 46:9) Las característics de Dios determinan lo que es correcto o aceptable. Dios es diferente que nosotros y el sistema que gobierna o controla al mundo. Por eso podemos decir que es separado de toda imperfección y lo que es malo. La palabra santo defina esa característica. Dios es espíritu, y por eso es santo (Jn. 4:24) a. Sus actividades, actitudes y pensamientos son diferentes, y por eso es santo (Salmo 113:5) b. 2. Dios es justo: (Dt. 32:4; Hch. 17:31) Dios siempre actúa según sus características, y por eso hace lo correcto con cada individuo según merece. Dios favorece ninguno, sino actúa de acuerdo a la ley que él ha puesto. 3. Dios es soberano: (1 Cr. 29:11) Es el rey supremo, dueño de todo, con todo derecho. Es la única fuente de poder, control y autoridad. Nada sucede sin que él diera permiso, según su propia voluntad (Job 1:12; 2:6). Él tiene la útima palabra en cuanto al destino del hombre, de las naciones y del universo (Daniel 4:34-35). 4. Dios es inmutable: (Mal. 3:6; Stg. 1:17) Dios no varía en sus características (Sal. 102:27), aunque se cambian sus actividades según la necesidad, por ejemplo; se cambió el sistema de perdón del pecado del proceso sacrificial al proceso de “gracia” por su Hijo Jesucristo. 5. Dios es verdad: (Tito 1:2; Dt. 32:4) Dios habla en forma consistente con su naturaleza, y siempre habla comforme a lo que existe o existirá. No tiene ningún error, ni engeño, ni hay mentira en él. 6. Dios es amor: (1 Jn. 4:8) Dios se compromete hacer y planificar lo mejor para cada persona. El término “amor” no solamente se refiere al sentimiento, como entre dos personas. I.

¿QUÉ ES EL PECADO?

Como Dios es un ser perfecto, sus características definen lo que es aceptable en sus criaturas. Lo que no alcanza esa perfección es pecado. En otras palabras, el pecado es cualquier pensamiento, actitud o hecho que no refleja los pensamientos, actitudes y hechos de Dios. a. Mateo 5:19 - el no obedecer a la ley (hechos contrarios a los que Dios ordena) b. Mateo 5:21 - una actitud contraria a las actitudes deseadas por Dios c. Mateo 5:27-28 - un pensamiento contrario a los pensamientos de Dios.

La Biblia nos explica las características del pecado: 1. No pegar al blanco (de perfección) – no llegar a ser aprobado (Ro. 3:23). 2. Caer, tropezar (Mt. 18:6). 3. Transgredir la ley – sobrepasar su derecho, lo que Dios permite o establece como lo correcto (He. 2:2; Ro. 4:15). 4. Rechazo de la ley que Dios ha dado, aunque la persona no haya escuchado (Éx. 23:21). 5. Injustica – torcer el patrón que Dios ha puesto. No ver las cosas , ni actuar en forma correcta con toda gente (Hch. 8:20-23). II. ¿QUÉ SON LOS RESULTADOS DEL PECADO? 1. Maldición sobre la tierra (Gn. 3:17-19; Ro. 8:20-22). 2. El dominio del mundo por Satanás (Ef. 2:2; Lc. 4:6). 3. La condenación de toda persona a. Condenación significa “destinado a algún castigo” – especialmente el infierno b. Los condenados: Ap. 19:20 Ap. 20:10; Isa. 14:9-17 Judas 6; 2 P. 2:4; 1 Co. 6:3; Mt. 8:28-29 Jn. 8:44; Mt. 25:41, 46 c. El lugar de su destino Mt. 3:12; 5:22; 8:12; 13:42, 50; 22:13 Mc. 9:43-48 Col. 3:6 2 P. 2:17; 3:7 Ap. 19:20; 20:15 d. El tiempo que tarda su castigo Mc. 8:44 Mt. 18:8; 25:41, 46 2 Ts. 1:9 Judas 13 Ap. 20:10 e. El destino del hombre Ro. 5:12, 17 Ef. 2:2-3 Ro. 8:1 1 Co. 11:32 Ro. 5:8-9 Juan 5:24 III. ¿QUÉ ES LA SALVACIÓN? Es el proceso de Dios en que él rescata al hombre de una condenación eterna y lo coloca en una posición de recibir bendiciones, incluyendo la vida eterna. Está en tres tiempos:

1. La condenación del pecado – cumplida en el pasado. Es completa y segura (1 Co. 1:18; 2 Co. 2:15; Ef. 2:5, 8; Jn. 5:24; 10:28-29; Ro. 8:1). 2. El poder del pecado – en la vida actual, el presente (Ro. 6:14; 8:2; 2 Co. 3:18; Gá. 2:19-20; Fil. 1:19; 2:12-13; 2 Ts. 2:13). 3. La presencia del pecado – en el futuro (Ro. 8:29; 13:11; 1 P. 1:5; 1 Jn. 3:2; Fil. 1:6). IV. ¿QUÉ SON LAS OBRAS DE DIOS EN LA SALVACIÓN? 1. Propiciación – significa “satisfecho” (1 Jn. 2:2). Dios se satisfizo con lo que Cristo cumplió en la cruz. a. Su justicia exigía la muerte por el pecado b. Los sacrificios de animales no son suficientes (He. 9:13, 14, 22). c. Solamente uno que no es culpable puede pagar la cuenta de otro (Ro. 5:7-8). d. Cristo solamente tuvo que morir una sola vez (He. 10:10). 2. Reconciliación – significa “cambiar de posición o lugar”. No estuvimos en una posición recibir perdón y aceptar las bendiciones de Dios. Dios nos trasladó a una posición en que todo eso es posible (2 Co. 5:19). 3. Redención – significa “pagado o comprado”. a. Pagar el precio que el pecado exige (Mt. 20:28; Gá. 3:13). b. La sangre de Cristo fue el precio (Ap. 5:9). c. El propósito es para que nosotros pudiéramos darle gloria a Dios (1 Co. 6:19-20). 4. Sustitución – se refiere al hecho de que Cristo murió en nuestro lugar, y no queda nada pendiente (Mt. 20:28; 2 Co. 5:21). 5. Justificación – es la declaración de parte de Dios que nos pronuncia justos ante él (Ro. 3:23-25). V. ¿QUÉ HACE EL HOMBRE PARA OBTENER LA SALVACIÓN? 1. No puede hacer nada por sí mismo (Ro. 3:19-24). 2. Confiar en Jesucristo – creer lo que el Padre declaró de él (Ro. 3:27-28; Jn. 5:24). 3. Solamente hay un evangelio, una forma para llegar a Dios (Gá. 1:6-9; Hch. 4:12). ¿Cómo se salva según los siguientes versículos? 1 Co. 15:1-8 Ro. 3:19-24 Col. 2:16-17 Tito 3:5-7 VI. UNA PRESENTACIÓN DEL EVANGELIO 1. Usted es un pecador, y no puede alcanzar a ser aprobado por Dios (condenado) (Ro. 3:23). 2. La condenación es la muerte – física y espiritual (Ro. 6:23).

3. Cristo murió por usted, tomó su lugar (Ro. 5:8). 4. Usted puede ser salvo de la condenación por fe en Jesús (Ef. 2:8-9). 5. Su vida eterna empieza cuando cree en Jesucristo, y está asegurada (Jn. 5:24). LA NUEVA VIDA I. EL ESPÍRITU SANTO Cuando uno confia en Cristo para su salvación, empieza un proceso de crecimiento y limpieza constante que no termina hasta llegar a la presencia de Dios. El Espíritu de Dios hace cinco obras: 1. Nos regenera – nos da nueva vida (Tito 3:5) que nunca termina (Jn. 5:24). 2. El Espíritu mora en nosotros – nos guía, capacita, enseña y nos da poder para vencer y servir. Nunca se aparta del creyente (1 Co. 6:19; Ro. 8:9-11). 3. Nos bautiza (1 Co. 12:13). a. El Espíritu Santo nos coloca en la iglesia – el grupo de personas que pertenecen a Dios b. El Espíritu Santo nos identifica como miembros del grupo – la señal pública 4. Nos sella (Ef. 4:30). a. Nos marca como pertenencia de Dios. b. Nos preserva para Dios hasta que lleguemos al cielo. c. Nos dirige en los pensamientos, actitudes y hechos, para cambiarnos a la imagen de Dios (Ro. 12:1-2; 2 Co. 3:18; Ef. 4:22-24). II. LA SANTIFICACIÓN Este cambio en la vida principia al instante en que uno cree en Jesús, y sigue hasta que muera. Este cambio se llama santificación, y significia “apartado, o dejado a un lado para algún uso especial”. Se relaciona con la palabra “santo”. Como Dios es santo, él nos aparta para vivir como él, para participar en sus virtudes. Tres tipos de santificación 1. Posicional (1 Co. 6:11) Sucede cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Dios, el único y suficiente salvador. En ese instante, Dios nos aparta como pertenencia suya. Tal vez no sentimos un cambio, pero legalmente, pertenecemos a Dios, no a Satanás. 2. Experimental (1 P. 1:13-16) Mientras cambiamos nuestra vida para ser más como Cristo – nuestros deseos, pensamientos y acciones se cambian a ser semejantes a los suyos – experimantamos un cambio en nuestra vida. Espiritualmente, continuamos el proceso de apartarnos para Dios toda nuestra vida.

3. Final (1 Jn. 3:1-3; 1 Co. 15:51-52) Mientras vivamos, el pecado y nuestra naturaleza pecaminosa nos molestan. Pero, cuando uno muere, Dios lo lleva al cielo, donde lo apartará para siempre de la presencia del pecado. Esto señala una vida diferente. Uno debe tener una vida apartada del mundo. El creyente que no sea diferente no sigue la voluntad de Dios. Se requiere una persona diferente que nosotros que controle todas las áreas de la vida. El propósito de Dios en salvarnos y dejarnos en este mundo es para crecer a ser más como él, y testificar de ese cambio al mundo perdido (Ef. 2:8-10; 2 Ti. 4:2, 5). III. EL CONTROL DEL ESPÍRITU SANTO Mientras crezcamos en Cristo, experimentamos la santificación en la vida. En nuestra propia fuerza, no podemos, porque somos controlados por la naturaleza pecaminosa con que nacimos. La forma de encontrar esa santificación es el control del Espíritu Santo en nuestra vida (Ef. 5:18). Pero este control se puede perder (no como la morada del Espíritu). Para poder mantener el control por el Espíritu Santo, hay que: 1. Confesar sus pecados (1 Jn. 1:9) ponerse de acuerdo con Dios que ciertas acciones y pensamientos suyos no son buenos. Mientras está rota la comunión con Dios, no se puede hacer su voluntad. 2. Seguir a Cristo a pesar de las caídas (Gá. 2:20). Es un proceso de cambio, todo un camino. Al caer uno, tiene que levantarse de nuevo y seguir. 3. No ofender al Espíritu Santo en hacer cosas que sabe que no son buenas (Ef. 4:30) porque es capaz de romper la comunión entre nosotros y Dios. 4. No apagar al Espíritu Santo (1 Ts. 5:19) dejar de seguir sus consejos. 5. No seguir reglamentos y tradiciones, pero seguir la palabra de Dios (Gá. 4:9-11). Seguir estas cosas nos esclavizaría de nuevo, y sirviría para quitarnos la vista de fe en Jesús. Debemos ser fieles hasta el fin de la vida – no para mantener la salvación, sino para agradar a Dios, y para poder recibir la recompensa de una vida fiel (1 Co. 9:26-27). RESUMEN La Biblia nos enseña que estamos en este mundo para vivir y tener comunión con Dios (Gn. 1:26; 3:8). Por el pecado, se ha roto esa comunión (Ro. 3:23). El destino, el castigo del hombre es la muerte (Ro. 6:23). Dios en su misericordia y amor mandó a uno para morir por nosotros (Ro. 5:8-9). El resultado de ese perdón es vida eterna (Jn. 5:24), y la presencia del Espíritu Santo para dirigirnos en la vida (Jn. 14:17; 1 Jn. 2:27). Usado con permiso

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