La flauta en el modernismo musical

Música clásica moderna. Instrumento musical de viento. Obras

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ÉPOCA MODERNA Las demostraciones de virtuosismo técnico que se dan en gran parte de las obras románticas para flauta sirvieron para comprobar que la flauta había cambiado de características, y que se iniciaba una nueva etapa para ella. Considerada antaño como un instrumento pastoril y confinada a papeles descriptivos, la flauta comienza a adquirir independencia y a ser considerada por sí misma, al ser ahora un instrumento moderno y con nuevas y amplias posibilidades. En períodos anteriores de la música, se habían tenido en cuenta algunos aspectos del instrumento e ignorado otros: así, en el siglo XVIII, apenas se daba importancia al timbre y al color del sonido ( los solos podían ser tocados por flauta, oboe, violín... sin apenas distinción). Esta poca importancia del timbre siguió vigente en el período Clásico. En el Romanticismo, con la invención de la flauta Boehm, los flautistas debían demostrar las posibilidades del nuevo instrumento, y en las composiciones para flauta predomina el virtuosismo y los alardes de técnica. A partir del último cuarto del siglo XIX, sin quitar importancia a la técnica y agilidad, comienzan a tenerse en cuenta otros factores, hasta entonces casi ignorados: timbre y color del sonido; la música cobra mayor intelectualidad. Ya a partir del siglo XX aparecen una gran cantidad de movimientos artísticos en general y musicales en particular como son el Neorromanticismo, Impresionismo, Neoclasicismo, Multitonalidad, Politonalidad. Atonalidad, y otros muchos, cada uno con sus características concretas. Música para flauta.− En Francia, con la aparición del grupo de compositores conocido como Los Seis, comienza a buscarse una nueva economía en la expresión. Destacan: • Arthur Honegger, es famoso por su Danza de la cabra, para flauta sola, y su Concierto de cámara para flauta, corno inglés y orquesta de cuerdas. • Darius Milhaud empleó material del folklore provenzal para sus composiciones, las más famosas de las cuales son su Sonata para flauta, oboe, clarinete y piano; su Sonatina para flauta y piano, en la que combina la forma clásica de la Sonata con elementos del jazz y del folklore. • Francis Poulenc tan sólo escribió una obra para flauta, su Sonata, en la que destaca su maestría en las melodías. • Vittorio Rieti, destacado miembro del grupo de Los Seis, compuso una Sonatina para flauta y piano, una Partita y un Concertino. • Otros compositores franceses destacados fueron A. Transman, con su Concertino para flauta y orquesta de cuerda, Lili Boulanger, mujer pionera en el mundo de la composición para flauta, destacada por sus obras Nocturne, Cortege y D'un Matin de Printemps, todas para flauta y piano; E. Bozza , H. Tomassi, J. Ibert, influido por Dedussy y Ravel, sobresale su obra Jeux, y sobre todo por su Concierto. En Gran Bretaña aparecen compositores para flauta tales como: Sir Arnold Bax con su Elegiac Trio, para flauta , viola y arpa; Gustav Holst, con su Fugal Concert; Sir Arthur Bliss, con sus Conversaciones para flauta, oboe y trio de cuerda; Gordon Jacob, que destaca por sus obras The Pried Pipe, para flauta y piccolo y su Trio para flauta, oboe y teclado. Otros destacados son Benjamin Britten, con sus Gemini Variatios, Malcom Arnold compuso para flauta, entre otras piezas, su Sonatina, en cuyo último movimiento combina técnicas modernas de flauta y el jazz; T. Musgrave destaca por su Trio para flauta, oboe y piano y por su Concierto; por último, hay que citar la Sonatina para flauta sola de R.R. Benettl, y sus Conversaciones para dos flautas.

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En la zona Este de Europa hay un número abundante de compositores que escriben música para flauta. Bela Bartok, el gran recuperador de la música folklórica húngara no compuso para flauta, pero muchas composiciones suyas han sido adaptadas por Paul Arma para flauta y piano. Así, tenemos Tres canciones húngaras y la Suite Paisanne Hongroise. El pianista húngaro Ernst Dohnanyi compuso para flauta un Aria, que es de estilo totalmente romántico, y en contraste, una Passacaglia, op. 48, en la que emplea efectos modernos y cromatismos abundantemente. Debemos destacar a Sergei Prokofiev, con una sola composición para flauta, esta es su Sonata nº 2 en Re M. Compuesta durante la II Guerra Mundial, está marcada por la idea de la guerra, que se percibe como un tema rítmico obsesivo a lo largo del primer movimiento. El carácter ruso de Prokofiev impregna esta obra de melancolía y de vida, presentando momentos de gran ternura. Esta obra prueba que la flauta comienza a ser tratada según el espíritu romántico de las composiciones para cuerda. En el resto de Europa, sobresalen algunos compositores destacados. Podemos citar a Paul Hindeminth, que posee un estilo variado, con composiciones neoclásicas y neobarrocas. Señalemos su Ocho Piezas para flauta sola, su Eco, para flauta y piano; su Concierto para flauta, oboe, clarinete, arpa , bajo y orquesta; y sus Sonatas Canónicas, para dos flautas. Otros compositores europeos que merecen ser citados son H. Genzmer, por su Divertimento, para flauta y violín; H.W. Henze, por sus dos Sonatinas para flauta y piano, Frank Martin, por su Balada; Carl Nielsen, por su Concierto para flauta, y Alfredo Casella. Hay que hacer referencia a Debussy, quien hizo un uso muy frecuente de la flauta, y que escribió algunas obras que son considerados clásicos fundamentales de la flauta. Debussy además, no emplea el virtuosismo técnico, tan frecuente, sino que se centra en la expresión del sonido. Sus obras para flauta son varias: Las canciones de Bilitis, para dos flautas, dos arpas y celesta, que fuero alabadas por la crítica, pero cuyo original se perdió y ha tenido que ser reconstruido a través de fragmentos. Syrinx es una obra destinada a escena, de carácter metatonal; se mueve entre tonalidad, atonalidad y modalidad. Por último, su Trio para flauta, viola y arpa, que se divide en tres partes y evoca formas heredadas de danzas del siglo XVII. Otro compositor europeo que merece ser citado es Arnold Schoemberg, con el Pierrot Lunaire, un ciclo de veintidós poemas compuestos sobre textos surrealistas. Forman el conjunto una flauta, un piccolo, un clarinete, violín, viola, violoncelo, piano y voz. La flauta y el piccolo se emplean con gran variedad de colores, por su ligereza y su gravidez, en los registros medio y grave principalmente. El Quinteto de viento de Schoemberg emplea la melodía con variedad de timbres. Se trata de una de las mejores composiciones para este tipo de conjunto. Hay que citar una pieza que destaca por su carácter innovador, Densité 21'5, de Edgar Varese . El propio compositor la definía como un grito de impotencia, al ver en la flauta un instrumento restringido por múltiples obstáculos técnicos. Varese lleva la flauta hasta sus últimos límites; es una obra que combina ritmos, matices, colores, sonidos y modos de articulación (es la primera en incluir llaves percutidas); contiene todos los elementos que serían desarrollados en los 50 años siguientes. En Estados Unidos aparecen en este período gran cantidad de composiciones para flauta. Muchas de ellas fueron compuestas manteniendo un estilo romántico; así, podemos citar la Night Piece para flauta y piano de A. Foote, y el Theme and Variations de H.H.A. Beach. Otros se inspiraron en el folklore americano, como L. Stringfield, con su Indian Sketches, W.G. Still, con sus Miniatures, para flauta, oboe y piano; o Ruth C. Seeger, que empleó el folklore americano combinado con las modernas técnicas, en su Diaphonic Suite. Otras composiciones americanas que merecen ser citadas, y que pertenecen a estilos variados son: el Duo Concertante para flautas de Henri Cowell, y su Concierto grosso; Blue lontains para flauta, viola y piano y Little Trio para flauta, violín y viola, de Quincy Porter; la Suite para flauta sola de W. Riegger; Temperamental Mobiles, de H. Brant; The Incredible Flutist, de W. Piston; Serenadepara flauta y violín, de V. Thomson; la Sonata de Elliot Carter; Allegory, Fantasy y The Silver World, de B. Rogers, y muchas otras obras y compositores de origen norteamericano. Además, Estados Unidos fue refugio y segunda patria de compositores como Hindemithg o Bloch. También se trasladaron a EE.UU. compositores de la talla de Stravinsky, el padre del Neoclasicismo, y cuya principal obra para flauta es Epitaphium, para flauta, clarinete 2

y arpa; e Ingolf Dahl, quien combina sabiamente la influencia de Stravinsky y de sus propios colegas americanos, y compuso obras como su Duettino concertino, Variations on a Swedish Folktune o Les Graces Naturelles.

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