La función del lenguaje dentro de la acción social 1 Resumen: En este pequeño texto se pretende hacer un acercamiento a la visión que posiblemente se podría generar si se abordara la cuestión del lenguaje desde el “lente” del funcionalismo. Si bien este enfoque ha sido altamente cuestionado, a su vez se ha ignorado la deuda que tiene con el lenguaje el funcionalismo, deuda que se tratará, provisionalmente, de desarrollar.
Palabras claves Lenguaje, sistema social, actor sociolingüístico, instituciones, subsistema social.
I Empezar un documento (work en sentido que la usa la lengua inglesa) criticando el enfoque con el que pretendo hacer un análisis sobre el lenguaje resultaría contraproducente para el fin mismo del texto. Pero desde que la sociología se planteó como un conocimiento sintético, se hace incorregiblemente necesario realizarlo. Al parecer, cuando se ignoran los límites que pueden establecer cómo abordar una cuestión del conocimiento, sin tener en cuenta los criterios metodológicos —en este caso, sin olvidar, el funcionalismo— pueden presentar obstáculos considerables en el mismo proceso de acercamiento al objeto; es decir, que no se está logrando un conocimiento sociológico realmente serio. Si un análisis quiere conservarse con un criterio científico —separado del conocimiento común, o del meramente periodístico exhibicionista— debe, objetivamente, cuestionarse los fundamentos que le dan base a sus planteamientos. La primera cuestión que se debe tener en cuenta es que, gracias a la naturaleza del funcionalismo, al analizar el lenguaje se está ignorando totalmente los contenidos históricos del mismo, los cuales le han permitido desarrollarse. Si bien el lenguaje como se presenta da la sensación de que ha permanecido invariable para el individuo desde su aparición, no justifica que se reduzca a estructuras (tratadas un poco más adelante) que simplifican su contenido histórico y social. No debe olvidarse, por tanto, que el lenguaje puede ser producto de las tensiones que existen entre el medio y el individuo (subjetivamente, consciente de la necesidad de nuevas palabras para expresar nuevas formas materiales). Así, por ejemplo, a la medida que el latín se iba expandiendo por las conquistas del imperio romano, por el intercambio comercial y las relaciones que se daba entre romanos y pueblos conquistados, el propio idioma fue sufriendo una degradación en su contenido más sofisticado del centro y de las periferias del imperio; incluso, dentro del corazón de las ciudades se veía una división entre el latín que hablaban las clases más influyentes como patricios y emperadores y el que hablaba la plebe. Pero realmente a lo que se quiere llegar es que a la medida que se expandía geográfica y políticamente el imperio, en regiones culturalmente diversas se iban incluyendo nuevas palabras y contenidos que iban modificando la estructura sintáctica, morfológica y lingüística del idioma. Además, gracias a la fluctuación entre dos o más lenguas se fue creando las condiciones que haría posible el surgimiento de las lenguas romances entre las que encontramos el español 01. Andrés Mauricio Soto (
[email protected] ), estudiante de sociología de la Universidad de Antioquia. Trabajo presentado inicialmente en el curso de funcionalismo II (dado durante el primer semestre del 2011) bajo la asesoría de Gilberto Díaz A (a él, particular agradecimiento).
El objetivo —con el párrafo anterior, para no generar simplismos— no es ilustrar a rasgos muy generales cuestiones que tienen que ver con el lenguaje; lo importante, lo que realmente subyace en el fondo, es que se debe considerar lo histórico y social como indispensable e inevitable a la hora de abordar el lenguaje y no reducirlo a una función que limitaría o lo reduciría simplemente a su acción dentro de una estructura. La segunda cuestión se erige en las estructuras mismas del lenguaje. No se puede reducir la realidad a simplemente lenguaje. Si bien la realidad se expresa por medio del lenguaje, resulta que la realidad expresada es la realidad humana. Se puede considerar como un sistema si se mira en su totalidad per se. Esto posiblemente fue lo que llevo a un filósofo a pensar, en sus ideas iniciales, que primero era el lenguaje antes que nada, ignorando de cierto modo al sujeto y reduciéndolo simplemente al medio por el que el lenguaje se expresa. Pero bien, hay, además, otras estructuras dentro de lo social que pueden condicionar el lenguaje a cierto léxico y modos de expresión que serán consideradas en el presente texto como fundamental en el marco del funcionalismo. Para terminar, debo advertir otra dificultad que nace del mismo enfoque. El sujeto, aquel que ejecuta mediante contenidos lingüísticos el lenguaje —en su contenido más puro y complejo (que es única y exclusivamente del hombre para el hombre) por el que se realiza— es reducido a simples estructuras, tanto sociales como lingüísticas, que no hacen posible el despliegue de un cuestionamiento sobre la subjetividad de los individuos. El uso de una palabra en vez de otra, expresiones que mediante su corporeidad pueden revelar posibilidades que el habla niega y las condiciones como sujetos históricos, se constituyen como meras estructuras e incluso son ignoradas totalmente con este enfoque. II Consideremos al lenguaje, primero que todo, como un sistema lingüístico,2 que, en el marco referencial de la acción en la que los actores orientan sus conductas esperando obtener unos fines, hace posible la interacción social, personal y cultural. Como sistema está interconectado con otros sistemas, pero es —bajo las condiciones que puede dar un enfoque funcionalista— un subsistema si se observa desde lo social, ya que sus condiciones —las que lo hacen posible como estructura simbólica y dotada de significado— se deben a las relaciones sociales que los actores hacen cuando interactúan o se socializan. Por el contrario, se vería como un sistema si se observara estrictamente desde un análisis lingüístico, pues pareciera que este tuviese vida por sí mismo, pero lo que realmente sucede es que el lenguaje depende de las transformaciones que se dan en las condiciones de vida de la sociedad misma. Sin las transformaciones de las estructuras sociales y económicas, cada uno representado por instituciones, no hubiese sido posible el surgimiento de conceptos como computadora o edificio; los cuales hacen referencia a ciertos objetos que en una sociedad pasada no hubiesen sido imaginados, y por tanto nombrados, dotados de un concepto que les dé su lugar en la totalidad del lenguaje. 02. La lingüística es la disciplina que estudia y sistematiza todos los conocimientos sobre el lenguaje y se le ha llamado ciencia de la comunicación humana porque ella, entre las ciencias sociales, es la que se ocupa del lenguaje, actividad específicamente humana que constituye el medio de comunicación más importante en las relaciones sociales. Pero lo que hace la lingüística general, en muchas ocasiones, olvidando su carácter social, es reducir el lenguaje a simples estructuras simbólicas y gramáticas, dejando de lado el contenido mismo del habla: como dijo Saussure, a rasgos muy generales, o al menos así lo percibo, el habla es una de las condiciones fundamentales para que se modifique el lenguaje.
La función que cumple el lenguaje dentro de la sociedad es comunicar, pero además de comunicar cumple la función de preservar la historia del hombre para el hombre. La comunicación es la transferencia de información con contenido en el que interactúan, para que la transferencia sea exitosa, dos individuos que, además, están influenciados por estructuras socialmente creadas. De hecho es una renovación constante de contenidos que se van posicionando, en la medida en que surjan para los actores, mundos posibles de objetos. La privación del habla no priva del lenguaje ni mucho menos de la transferencia de contenidos; pero la privación de un lenguaje —cosa que resulta casi inimaginable para la acción social— sí priva el habla y la comunicación. Así, en la comunicación los actores trataran de transmitir, mediante contenidos lingüísticos, lo más claro posible, sentimientos, afirmaciones, anhelos, apreciaciones, etc. Se reciben gratificaciones cuando es transmitido un contenido que posee las mismas condiciones. Como subsistema dentro de la acción social el lenguaje necesita de unos medios para poder realizarse. El primero que se tendrá en cuenta es el medio social. Si bien los actores usan un lenguaje cuando orientan sus acciones; aquel está condicionado por el espacio social que ocupa. Sus expresiones, sus palabras y lenguaje en general estarán dados por el comportamiento que los otros hacen al momento de comunicarse. Por ejemplo, un grupo de jóvenes de los barrios periféricos de la ciudad, que cantan música hip hop, tendrán signos lingüísticos y modos de expresión bastante afines, primero, a su condición de habitantes de la periferia y, segundo, con respecto a los códigos comunes de vestimenta, movimientos y palabras que se establecen entre todos los actores que se identifican con este género musical. Los objetos sociales se ubican de tal modo que hacen posible el surgimiento de modos lingüísticos derivados de uno más normativo y más estructurado. Por tanto, vemos que hay formas y construcciones gramaticales de la lengua española aún no reconocidas —debido a la minoría de hablantes y a su dispersión— y directamente derivadas de un idioma que en su construcción excluye aquellos que no lo hablan de manera “culta”. Cuando esta clase de hablantes se ven fuera de su ambiente sienten la fuerza del lenguaje que los aplasta y tratan de sostener el peso apoyándose en la construcción poco elaborada que poseen. Esto nos mueve a la segunda cuestión fundamental: los objetos físicos que influencian al actor en su orientación hacia sus fines. Resulta que la unidad mínima de significado social que tiene el lenguaje es la palabra. Si tomáramos una letra nos daríamos cuenta que esta tiene significado, pero que ha sido dado por la cultural ya que por sí sola una letra no tienen función alguna para comunicar, tan solo representa gráficamente un sonido articulado. La palabra es el objeto por el que los actores pueden construir contenidos transmisibles a otros actores por medio de una estructura. Esta es dotada de un significado totalmente social, bien sea en grupos reducidos utilizando la misma palabra pero con otro significado o bien sea en un marco más general de la sociedad, por medio de un actor que bajo sus condiciones culturales y sociales es capaz de asignarle. Hay otros objetos como las obras de arte que tienen un contenido lingüístico transmisible, pero resulta que es excluyente, la función de estos objetos se transforma en una función de erudición para ciertos actores; es posible, así como una persona no puede entender el lenguaje de un grupo minoritario, que una persona del común no identifique el lenguaje que se utiliza para transmitir el mensaje en una obra de arte, pues su contenido carece de los medios suficientes para que este sea transmitido con éxito. Ahora se entra en el campo de los objetos culturales. Resulta que el lenguaje no es posible si no se tienen unos símbolos en común y unos signos que los actores hayan establecido —en el marco normativo— como totalmente validos e incuestionables. Este
se construye culturalmente, en el movimiento natural de las condiciones sociales de los actores, sin ser pensado. Las estructuras gramaticales que se salen en su construcción de lo social están dadas por lo cultural que los sujetos en espacios geográficamente limitados impregnan al habla, ya que el habla es la que con el tiempo modifica las estructuras gramaticales mismas del lenguaje, es decir, por objetos simbólicos y signos que los individuos impregnan a sus construcciones gramaticales cuando hablan con otros individuos en el marco de una acción —que para que se desarrolle tiene que dase un lenguaje— y que hacen posible el enriquecimiento conceptual o un empobrecimiento. De ahí nace la posibilidad del surgimiento del parlache como un dialecto que se construye basado en los contenidos de una lengua. La lengua abarca tanto objetos físicos, como culturales y sociales; es a su vez la estructura en la cual se basan los actores para transmitir información. Lo que no quiere decir que lo hagan conscientemente, decir eso sería una completa entelequia. Más bien, de una forma natural que no implica esfuerzo en el individuo, el habla resulta como la acción más común desarrollada del lenguaje. Mientras que otros contenidos involucran una elaboración, como lo es el lenguaje escrito, el habla se caracteriza por ser una condición de interacción entre actores que no involucra mucho esfuerzo para ser transmitida. Lo primero que aprende estructuradamente el individuo después de que nace es el habla, gracias a la orientación que él toma basándose en la de los demás, esta resulta ser la labor más sencilla y esporádica de expresar contenidos sociolingüísticos en condiciones muy específicas del actor, en las cuales encuentra objetos posibles de comunicación para obtener gratificaciones y evitar las privaciones del conocimiento común del contenido de otros actores. III Cada institución maneja un dialecto que condiciona a los actores que se encuentran desempeñando un rol dentro de la misma. Este, a su vez, ante los demás actores, le permite mantener su estatus como actor. Las instituciones desarrollan contenidos para sus dialectos porque es una forma directa de controlar a los demás actores o conducirlos a que lleven a cabo un tipo de acciones, ya no para los fines del actor, sino para los fines de las mismas instituciones. Así la institución militar resaltará el valor a la patria, honor, gloria… y un sin número de palabras que hacen —en el fondo— una coerción directa sobre los individuos que ven en esta institución medios para alcanzar ciertos fines como personas. Las instituciones con sus estructuras físicas también poseen estructuras lingüísticas que ejercen una coerción directa sobre los actores. Cuando un actor se encuentra frente a otros actores que representan a instituciones —que además tienen un poder—, la orientación de su conducta y lenguaje cambia para adaptarse a las exigencias del actor que representa a esa institución, tendremos que las lógicas estructurales compuestas por estas instituciones se imponen a las construidas por los individuos en sus condiciones normales de vida. Nos adentramos, con lo anterior, a la interacción entre el sistema de actorsituación, el subsistema del lenguaje y, visto desde lo meramente lingüístico, el sistema del lenguaje en general. Resulta que los actores se encuentran interactuando con otros actores y con instituciones en el marco de una situación dada específicamente por unos objetos. A su vez, hace referencia a una colectividad y dentro de la misma representa un rol que le permite tener un estatus frente a los otros actores. Por eso se adentra en la
interacción entre el sistema actor-situación y el subsistema del lenguaje, porque resulta que los actores modifican su lenguaje cuando se encuentran en situaciones; esto se debe a que hacen un balance, apoyándose en otros actores, de los objetos posibles —físicos, sociales y culturales— por lo que pueden orientar sus medios para el logro de unos fines. Es una adecuación objetiva que depende de las estructuras externas que existen en ese momento para el actor. Pero lo que sucede es que bajo estas nuevas condiciones puede obtener —en el uso de sus palabras, expresiones y articulación fonética— deprivaciones y no gratificaciones como actor, debido a que la misma estructura lingüística de las instituciones lo aplastan, no por lo que es como sujeto social sino por lo que representan sus palabras en la educación de este como sujeto social. Cada actor desempeña un rol y éste está acompañado por el uso de un lenguaje especializado, bien sea el burócrata o bien sea un rapero de los barrios periféricos de la ciudad. Lo único que lo diferencia el uno del otro es la educación, pues esta estructura a los individuos para su ingreso en la vida social; Además de dotar ascenso social, de adecuar las construcciones lingüísticas de los individuos para la sociedad en general y, si este se continúa educando, cumple la función de dar estatus por medio del uso de un lenguaje especializado. Conjuntamente con lo cultural y lo social en el lenguaje, al concretizarse en el actor que habla y expresa contenidos dirigidos a otros actores, lo económico — representado por una cantidad casi absorbente de instituciones— influye para que los actores en la acción social elijan racionalmente el uso de unos términos lingüísticos en vez de otros. No solamente es la educación como ascenso la que permite la adecuación del lenguaje a un status llevado a cabo por un actor, la posición económica —y si a esto se le agrega la institución religiosa— influye directamente en el conocimiento y uso que se le pueda dar al lenguaje. Ocupar un estatus social, significa por sí solo, poseer un estatus lingüístico que se da en esferas culturales bastantes marcadas por el protocolo3 que desarrollen los actores; la ruptura de uno de los dos puede significar privaciones en el marco de la acción social para un individuo. Instituciones y lenguaje están socialmente interrelacionados. Estos ejercen una dominación y coerción directa sobre los individuos que, si bien hacen cambiar sus expectativas y los conduce a unos comportamientos deseados por estas instituciones, el marco normativo de dicha influencia del lenguaje puede no operar en espacios y grupos sociales bastantes reducidos como la familia. Al cambiar los objetos por los que es posible que en el sistema actor-situación los individuos se comporten de determinada manera, hace posible el cambio de las condiciones por las que se da el lenguaje. En nuestras casas o con nuestros amigos se puede insultar sin correr el riesgo de ser condenado por un actor mayor; todos estamos bajo la misma situación y el lenguaje, del cual su mayor expresión es el habla en la interacción entre individuos, se libera de todo el peso que pueda tener en su construcción y articulación. Se terminará diciendo, que la función del lenguaje es comunicar, y como tal no está libre de ser sometida a instituciones y estructuras externas que pueden destruir o condicionar las orientaciones de los individuos en la acción social. 03. Alguien alguna vez, haciendo un comentario algo cruel sobre las personas que habitaban las zonas periféricas, dijo que no sabían que era protocolo. Tal vez, olvido que la forma como ellos se comportan y se saludan, las palabras que eligen en vez de otras también se puede considerar como un protocolo dentro de su construcción social. Quien no lleve a cabo este tipo de saludos y el uso de ciertas palabras será tratado posiblemente como un infractor de un comportamiento ya establecido y construido.
Bibliografía Jeffrey C. Alexander. Theoretical logic in sociology. Estados Unidos: University of California, 1982. Parsons, Talcott. Sistema social. España: Revista de Occidente, 1966. Saussure, Ferdinand. Curso de lingüística general. 1. ed. Argentina: Losada, 1974. Wittgenstein, Ludwig. Tractatus logico-philosophicus. España: Alianza Editorial, 1995.