La guerra que empieza

La guerra que empieza La explicación a todo lo que sucede en Tamaulipas y Nuevo León es breve: La fractura entre el Cártel del Golfo y Los Zetas. Por

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La guerra que empieza

La explicación a todo lo que sucede en Tamaulipas y Nuevo León es breve: La fractura entre el Cártel del Golfo y Los Zetas. Por Indigo Staff 26/02/2010 - 0 comentarios Categoría: Seguridad

Por primera ocasión en su historia están divididos y eso puede traer consecuencias en todo el país por las nuevas alianzas. A corto plazo, el robo de camionetas en esta ciudad –principalmente Tahoe– y las balaceras en el noreste del estado, son la primera repercusión local. Primero fue Tamaulipas. Pero luego, en Nuevo León fue Cerralvo, Los Ramones, China, Doctor González y Marín, donde patrullan grupos de ambos bandos. Y finalmente llegaron a Monterrey porque ante la fractura, Los Zetas que estaban en Tamaulipas han huido hacia esta ciudad, sumándose a los que ya estaban aquí. Si anteriormente teníamos robos de vehículos, secuestros y extorsiones, éstos pueden aumentar porque hoy hay más gente de Los Zetas en Monterrey. Y para prepararse para su guerra necesitan vehículos grandes, donde pueden viajar varios hombres armados a patrullar Nuevo León en busca de gente del Cártel del Golfo, que ahora firma así: C.D.G. El C.D.G. se pertrechó en Tamaulipas y aquí Los Zetas. Pero eso no es todo. Un reporte de la DEA indica que ambos grupos divididos ahora buscan alianzas con otras organizaciones del país. Imagínate lo que harán Los Zetas aliados con el Cártel de Juárez y Los Beltrán Leyva. Este último grupo que controla San Pedro, Garza García.

De hecho, el miércoles por ello detuvieron a tres Zetas en este municipio. O imagina lo que harán ahora los del C.D.G. en alianza con el Cártel del Milenio y La Familia Michoacana. Todo esto, con la disputa entre ambos bloques por cada plaza en el país. Es la guerra que empieza. El único resultado positivo puede ser que en esa batalla con nuevas alianzas se destruyan entre ellos. No solo hay psicosis. Es una fractura hacia dentro del Cártel del Golfo que se convirtió en una guerra que apenas inicia. Nuevo León y Tamaulipas son los frentes de una auténtica batalla con balaceras, levantones y robo de automóviles que serán usados para las acometidas entre el Cártel del Golfo y Los Zetas. Ambas organizaciones, que operaban como una sola, como “empresa” y “sicarios”, respectivamente, se dividieron hace tres semanas por el asesinato en Reynosa de Víctor Peña Mendoza, “El Concord 3”. Un informe de la DEA indica que “El Concord 3” era el tercero de abordo de Los Zetas, organización dirigida por Heriberto Lazcano, “El Lazca”, y Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”. Pero desacuerdos y una nueva alianza del cártel con otros grupos del país, como parte de un nuevo mapa del narcotráfico en todo México, provocaron el asesinato de “El Concord 3” hace tres semanas. Y esta muerte es atribuida a mandos del Cártel del Golfo, que es liderado por Ezequiel Cárdenas Guillén, “El Tony Tormenta”, y Eduardo Costilla, “El Coss”. Aparentemente, para la DEA, la Agencia Antidrogas estadounidense, el autor material del homicidio es Samuel Flores Borrego, “El Metro 3”, encargado de la plaza de Miguel Alemán.

Al saber del asesinato, “El Lazca” y “El Z-40”, líderes de Los Zetas, exigieron que el cártel entregara a “El Metro 3” y a cualquier otro involucrado en el homicidio de “El Concord 3”. El plazo vencía el 25 de enero, o la guerra estallaría. Pero en lugar de entregarlo, “El Tony Tormenta” y “El Coss” continuaron con su alianza con los cárteles de La Familia Michoacana, el Cártel del Milenio de Sinaloa y la célula criminal que dirigía en Tijuana Teodoro García Simental, pero que tras su detención ahora es liderada por Raydel López Uriarte, “El Muletas”. Esto encolerizó a Heriberto Lazcano, “El Lazca”, y a Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”, así que empezó la guerra. Por su parte, Los Zetas se aliaron al Cártel de Juárez, que encabeza Vicente Carrillo Fuentes, “El Viceroy”, pacto que explica el aumento de la violencia en Ciudad Juárez, así como la búsqueda de personas que se identificaban con el Cártel del Golfo.

Además, Los Zetas se aliaron al cártel de los Beltrán Leyva, dirigido por Héctor Beltrán Leyva, “El H”, y con lo que queda del Cártel de Tijuana, que comanda Fernando Sánchez Arellano, alias “El Ingeniero”. En esta redistribución, que según la DEA abarca a todo el país, Nuevo León está en medio del conflicto entre dos grupos que eran de la misma organización. Es decir, que la supuesta traición entre el Cártel del Golfo y Los Zetas tiene como origen y escenario principal a Tamaulipas y los municipios nuevoleoneses, desde Monterrey hacia el norte. La supuesta psicosis realmente es un conflicto que muchos medios de comunicación apenas mencionan, sin reportar cómo sucedió, mientras que otros más decidieron callar sobre el tema. Y es que en las calles de esta ciudad, tal como sucedió en Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros son vistos bloques de camionetas con hombres armados que roban vehículos. En Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros incluso se ven filas de camionetas que impunemente –e increíblemente– patrullan las ciudades con calcomanías grandes que dicen C.D.G. (Cártel del Golfo). Mientras los miembros del cártel patrullan aquella zona y tratan de calmar a la población con mantas que dicen: “Nosotros no atacamos a los civiles” o “Aquí nada pasa y nada pasará”, en Monterrey, Los Zetas responden de otra manera. Aquí las mantas que aparecieron la madrugada del martes decían: “Están muertos de miedo con la cobija hasta la cabeza” o “Ahí viene el monstruo”. Porque, básicamente, Los Zetas están aquí, y los del Cártel del Golfo están allá. Situación nada esperanzadora ante la ola de robos con violencia, extorsiones y secuestros. Y es que Los Zetas requerían de un gran número de vehículos para movilizar su guerra que apenas empieza. Hace dos semanas, en Tamaulipas fueron citados corresponsales, directores y dueños de medios de comunicación. Gente del Cártel del Golfo les advirtió que “ni se aparecieran, y entonces no les pasarían nada”. Por ello es que la población ha buscado expresar a través de Twitter el estado de inseguridad y violencia que se vive en Reynosa y Miguel Alemán, principalmente. Los medios corresponsales y los medios de comunicación locales están amenazados, por ello no publican nada, aunque en las dos últimas semanas han levantado a unas 20 personas en Reynosa. También hubo balaceras en Miguel Alemán, Ciudad Mier y Camargo. El director de un medio de comunicación local dijo a Reporte Indigo Monterrey que la gente del Cártel del Golfo patrulla las calles de Nuevo Laredo y Reynosa. Y advirtió que no publicarán nada porque hasta el Ejército se ha mantenido como espectador ante un conflicto entre los dos grupos que pertenecían a la misma organización.

Ahora, el brazo armado del Cártel del Golfo son ex policías y policías aún en activo. En Monterrey, Los Zetas han robado vehículos para su guerra. Y según informes extraoficiales, buscarán vengar el asesinato de “El Concord 3” aquí en la ciudad, o allá en Tamaulipas. Por lo pronto, en China, Doctor González, Cerralvo y Los Ramones, Nuevo León, se reportó la presencia de grupos armados en las calles. Mientras, la Policía se mantiene a puerta cerrada. LOS ZETAS SUPERARON EL SICARIATO En sus inicios, Los Zetas solamente se dedicaban al sicariato y a la protección de los capos del Cártel del Golfo. Pero después superaron su estructura operativa y financiera con otras actividades delincuenciales, como la extorsión, el robo y el secuestro. Y ahora que llegaron a ser independientes, rompieron con la organización que engendró a ese grupo armado. Los Zetas nacieron en los 90, cuando Osiel Cárdenas Guillén empezó a reclutar soldados desertores de un grupo especial del Ejército Mexicano. La nueva organización armada salió del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales y del Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales, que fueron creados en 1994, cuando surgió el levantamiento zapatista en Chiapas. Por medio de otros soldados, Cárdenas Guillén se conectó con ellos a finales de los 90, cuando militares de esos grupos especiales eran trasladados a la Procuraduría General de la República (PGR) para participar en la lucha contra el narcotráfico. Fue cuando la PGR, por falta de confianza, dejó fuera a los entonces denominados judiciales federales para empezar a trabajar con los militares, que acataban órdenes a ojos cerrados. Pero los ofrecimientos de dinero de Cárdenas Guillén hicieron que muchos escucharan el canto de las sirenas. Salieron de la PGR para trabajar directamente bajo las órdenes del Cártel del Golfo. Así operaron Los Zetas hasta el año 2000. Después empezaron a ser identificados dentro del propio mundo del hampa como “mataniños”, “secuestradores” y “extorsionadores”. Por ello, y por la violencia extrema con que actuaban, incluso contra civiles, los ataques del Ejército se enfocaron a combatirlos. Esa estructura tuvo un revés en 2006, cuando Mateo Díaz López, “El Comandante Mateo”, líder de la plaza en Nuevo León y cabecilla del grupo criminal, fue capturado en julio de ese año en Tabasco. “El Comandante Mateo”, que tiene ese apodo porque fue un militar que perteneció a los grupos de élite, fue el primer integrante del grupo original de Los Zetas capturado con vida.

Entre 2005 y 2006, el líder de Los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, decidió reclutar a 30 ex militares de un grupo de élite centroamericano: los Kaibiles. Esa organización guatemalteca fue creada en los 60 para combatir a los guerrilleros opositores al dictador Miguel Ydígoras Fuentes, presidente de Guatemala apoyado por el gobierno de Estados Unidos. Los desertores de los Kaibiles se aliaron a Los Zetas. De hecho, en octubre de 2005, fueron capturados siete de estos ex militares centroamericanos que recibieron entrenamiento especial por parte del gobierno estadounidense y revelaron tener nexos con este grupo criminal. Actualmente, Los Zetas ya no son los soldados que salieron de los grupos para militares de élite, pero cuentan con la “inteligencia” que les legaron sus predecesores guatemaltecos y mexicanos. Se dice que muchas de sus prácticas de tortura y asesinato son parecidas a las que los Kaibiles usaron en Guatemala para matar a cerca de 200 mil personas durante la llamada guerra sucia.

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