LA IGLESIA ENVIADA. El apostolado en la Iglesia Primitiva. Robert J. Scudieri

LA IGLESIA ENVIADA El apostolado en la Iglesia Primitiva Robert J. Scudieri © 2006 Editorial Concordia 3558 South Jefferson Avenue, Saint Louis, M

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LA IGLESIA

ENVIADA El apostolado en la Iglesia Primitiva

Robert J. Scudieri

© 2006 Editorial Concordia 3558 South Jefferson Avenue, Saint Louis, Missouri, U.S.A. Todos los derechos reservados. Usado con permiso. Con la excepción de su reproducción como muestra para el uso en la iglesia, esta copia bajada por internet no debe ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación, o transmitida en alguna forma o por algún medio electrónico, mecánico, fotográfico, grabado, o de otra forma sin previo permiso escrito de Editorial Concordia. Para pedir este libro, llame Editorial Concordia al 1-877-4508694 o visite a www.editorial.cph.org y pida La Iglesia Enviada (166240WEB). Título original en inglés: The Apostolic Church. One, Holy, Catholic and Missionary Traductor: Rev. Ewaldo Beckmann Editor de la edición castellana: Rev. Héctor Hoppe Diseño de la tapa: Florencia Fau-Pieske A menos que se indique de otra manera, las citas bíblicas de esta publicación son de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional, ©1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Editorial Concordia es la división hispana de Concordia Publishing House. Impreso en los Estados Unidos de América

Contenido Introducción Prólogo: Comienza la búsqueda

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Primera parte: “El que es enviado es igual a quien lo envía” 1: La misión judía 2: Los apóstoles judíos

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Segunda parte: “Después a todos los apóstoles” 3: El uso más amplio de “apóstol” en el Nuevo Testamento 4: Los apóstoles del Nuevo Testamento fueron misioneros

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Tercera parte: “Bienvenido como si él fuera el Señor” 5: La Iglesia Primitiva en el Imperio Romano 6: El trabajo misional en los siglos segundo y tercero 7: Recuperación del significado total de “apostólico”

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Cuarta parte: “Cual una continua corriente de agua” 8: Constantino y Roma antes de Nicea 9: El primer Concilio de Nicea (325) 10: El primer Concilio de Constantinopla (381) 11: La nueva función del credo

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Quinta parte: “Una, santa, católica, y misional” 12: “Apostólico” quiere decir enviado 13: ¿Iglesia apostólica o misional?

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Notas

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introducción El Dr. Robert Scudieri se aventuró en una interesante aunque no fácil incursión acerca del significado de la iglesia apostólica según está expresado en el Credo Niceno. Lo hizo para descubrir el verdadero significado bíblico e histórico de la palabra apostólica, utilizada en relación con la iglesia. Argumenta que el rápido “crecimiento” de la iglesia debe explicarse mediante la sustancia teológica de la iglesia, en vez de hacerlo con la sociología moderna y la psicología “pop”, cual es el caso frecuentemente en nuestros días. La iglesia es, por naturaleza, misional; tiene, fuera de toda duda, un carácter misional. Scudieri intenta con seriedad encontrar un paradigma nuevo, real y viable que sea teológica y bíblicamente sano, un paradigma que sea práctico y que sirva para el momento actual y para los años venideros. ¿Qué traerá aparejado el siglo 21 para la misión cristiana? El interés fundamental de la misión podrá ser el mismo, pero la empresa será un juego diferente, con reglamentos nuevos y nuevos tipos de competidores; habrá adversarios que sacudirán los fundamentos de las tradiciones judeocristianas de occidente. Adversarios dignos de tener en cuenta, por ejemplo, son las ideas de la Nueva Era, el gnosticismo de nuestra época, y el gran sincretismo sin precedentes. Uno de los retos de todos los teólogos, misiólogos, ejecutivos misionales, estrategas y misioneros cristianos es: ¡cómo enfrentará la iglesia los fenómenos complicados, complejos e inclusivos en el campo de “las religiones”, y cómo presentará su testimonio acerca de Cristo y su evangelio salvador frente a una generación particularmente secularizada! El sincretismo y el universalismo nos circundan. Se necesita nada menos que “toda la armadura de Dios” (1P 3:15; Ef 6:10-17). La misión debe encaminarse en una nueva dirección y desarrollar argumentos más convincentes para contrarrestar las provocaciones y amenazas planteadas por diferentes filosofías de carácter espiritual. Éstas incluyen el panteísmo estoico de Oriente, el “exitismo” epicúreo de Occidente y muchos movimientos explícitos e implícitos de internacionalismo, i

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introducción

localismo, etnocentrismo, nacionalismo, multiculturalismo y la tendencia general de ver la religión según el contexto. Tal escena confusa de hoy día es precisamente el contexto en el cual el texto inmutable del Evangelio debe adecuarse y presentarse de un modo significativo y relevante, sin distorsionar su contenido salvador. Parece ser que el autor argumenta decididamente que el significado verdadero y correcto de la iglesia apostólica en la historia –la iglesia misional– podrá conducirnos a encontrar las respuestas correctas. Además, puede ser una percepción correcta de las misiones y el punto de partida concebible de manera real, de la teoría y práctica de las misiones cristianas sin conflictos superfluos. Además, la naturaleza apostólica de la iglesia del Nuevo Testamento tiene un carácter expresamente misional. El lector podrá observar las respuestas y sugerencias del autor para eliminar la tensión. ¿Acaso la sociología, la psicología aplicada, la filosofía “pop”, la antropología cultural, etc., proporcionarán respuestas para los complejos temas y problemas relacionados con las misiones cristianas en esta era posmoderna? No, Scudieri manifiesta su escepticismo en cuanto a sacar tales conclusiones. Podrán ser de ayuda si se utilizan correctamente sin aguar la verdadera sustancia del Evangelio de Cristo y su testimonio; no obstante, seguramente no podrán brindar la solución y respuesta definitivas. Esta monografía es una consagrada búsqueda por el origen de la declaración confesional de iglesia apostólica con un inherente énfasis misional. La iglesia es más que nada una iglesia apostólica o misional. La palabra apostólica debe entenderse desde el punto de vista de “envío”. El autor investiga su significado partiendo de la historia de la Iglesia Primitiva del Nuevo Testamento, lo que abarca una significativa porción de la historia de la teología. Desde este punto de vista, la monografía podrá ilustrar al lector, en primer lugar, en cuanto a la naturaleza de la iglesia. Presenta luego un número considerable de conocimientos nuevos acerca del significado de apóstol y de ser apostólico. El autor toma muy en serio el privilegio del “envío” a todas partes del mundo, todo lo cual podrá encontrarse leyendo esta monografía, un emprendimiento único en su género. Es una progresión interesante en la búsqueda de otra nueva dimensión de la verdadera “naturaleza” de la iglesia, lo cual fortalecerá de un modo positivo la vida de la iglesia y su testimonio acerca de Jesucristo. Clarifica también la verdadera identidad de la iglesia. En todo caso, el resultado de este cuidadoso examen del autor brindará muchas ideas, ¡algo en qué pensar! Que la investigación continúe progresando.

introducción

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Ciertamente, estimo que es muy apropiado publicar esta reflexiva investigación en pro de la misión de Dios por y para el mundo. Recomiendo encarecidamente el texto que sigue, a todos los que se interesan vivamente por las misiones. Lean sus palabras, estudien sus ideas y reflexionen acerca del reto que presenta en su trabajo. Puede obtenerse mucho conocimiento y experiencia de gran provecho.

Rev. Dr. Won Yong Ji Profesor de teología sistemática Seminario Concordia, Saint Louis, Missouri, EE.UU.

prólogo comienza la búsqueda

El 3 de enero de 1991 comencé mi viaje a Roma, Constantinopla y Nicea, sin haber dejado el Centro de Estudios de Ministerios de Ultramar en New Haven, Connecticut. Para una licencia de estudio de seis meses tenía fijados tres objetivos claros: 1. Investigar el origen del término iglesia apostólica. 2. Examinar el énfasis misional inherente al término. 3. Brindarle a la iglesia un nuevo punto de vista ventajoso desde el cual poder apreciar la trascendencia de estas importantes palabras. Pocos negarán que la iglesia de los primeros tres siglos creció rápidamente. Hacia el final del primer siglo hubo iglesias cristianas establecidas por todo el mundo mediterráneo. Muchos historiadores, sin embargo, explican este crecimiento acelerado como una consecuencia de causas sociológicas e históricas naturales. Yo creo que, por el contrario, deberíamos buscar las razones del crecimiento de la iglesia en el corazón de la iglesia y, según el Credo Niceno, una de las facetas de ese corazón es apostólica. Si bien el término iglesia apostólica no se encuentra en la Biblia, el concepto ciertamente sí está. San Pablo, por ejemplo, les muestra a los cristianos de Éfeso quiénes son en realidad: Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular (Ef 2:19-20).

A fin de tener una idea de cómo entendieron los cristianos primitivos el término iglesia apostólica según se lo utiliza en el Credo Niceno,

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primera parte

“El que es enviado es igual a quien lo envía” ANTIGUO PROVERBIO RABINO

Los judíos fueron una parte muy significativa del paisaje del Imperio Romano. La población total del imperio durante el reinado de Augusto César era de aproximadamente cincuenta y cuatro millones; de esta cifra, cerca del siete por ciento, cuatro millones y medio, eran judíos. En el año 5 aC vivían en Roma unos diez mil judíos. Los judíos del tiempo de Jesús tenían una poderosa influencia política y contaban con una posición social prominente. Teniendo gran número de paganos bajo su influencia, crecieron en importancia, y dieron la impresión de que ese crecimiento continuaría. A fin de mantenerse en contacto con los asentamientos judíos en todo el mundo, los judíos desarrollaron una infraestructura que posibilitó que el liderazgo de Jerusalén transmitiese mensajes cuando hubo necesidad. Planificaron un sistema de mensajeros autorizados a proveer de capacidad administrativa a los que estaban lejos de Jerusalén. Esto constituyó una parte esencial del crecimiento del judaísmo, un crecimiento que es mucho más grande de lo que conocemos.

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capítulo 1 la misión judía

A diferencia de hoy día, los judíos del tiempo de Jesús consideraron el trabajo misional como un deber. El apóstol Pablo resume precisamente cuán importante fue para los judíos compartir su fe: el judío estaba imbuido de ser: guía de los ciegos y luz de los que están en la oscuridad, instructor de los ignorantes, maestro de los sencillos, pues tienes en la ley la esencia misma del conocimiento y de la verdad… (Ro 2:19-20).

Los judíos tenían algo único que decirle al mundo, y lo sabían, algo importante para todas las personas, o sea, que hay un solo Dios, el que creó los cielos y la tierra, y que reveló su voluntad por medio de la Tora, la ley sagrada. Fue el mensaje que los misioneros judíos llevaron a los pueblos del Imperio Romano. Además, los misioneros reclamaron el derecho de ser los poseedores de uno de los libros más antiguos del mundo, el fundamento de su religión. La enseñanza que brindaron no tuvo origen humano, sino que fue revelada por quien creó y sostiene el universo. Y para los evangelizadores judíos hubo tanta premura por proclamar el juicio de Dios sobre Roma, como la hubo para Jonás de predicar el juicio sobre Nínive, pero, indiscutiblemente, con más compasión. En una cultura en la que muchos sintieron atracción por el estudio de la filosofía, los misioneros judíos encontraron oidores dispuestos dondequiera que fueron. Y el esfuerzo empleado por la misión judía fue exitoso. Jesús les dijo a los líderes judíos: “Ustedes… recorren tierra y mar para ganar un solo adepto” (Mt 23:15). El pueblo romano estaba preparado para el monoteísmo. Se habían cansado de la antigua religión. El número de dioses romanos se

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