La importancia de la formación en evaluación en el proceso de enseñanza-aprendizaje del futuro docente de lenguas

La importancia de la formación en evaluación en el proceso de enseñanza-aprendizaje del futuro docente de lenguas Ma. Del Carmen Márquez Palazuelos Ma

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La importancia de la formación en evaluación en el proceso de enseñanza-aprendizaje del futuro docente de lenguas Ma. Del Carmen Márquez Palazuelos Ma. del Carmen Márquez Palazuelos es profesora en la Facultad de Idiomas Unidad Ensenada de la Universidad Autónoma de Baja California, desde 1998. Cuenta con una Licenciatura en Enseñanza del Inglés por la Escuela Normal Estatal y una Maestría en Ciencias Educativas por el Instituto de Investigación Educativa de la UABC, así como un diplomado en la enseñanza de Inglés en Primarias, un diplomado en computación y una certificación como coordinadora de Educación a Distancia por San Diego Global University. Desde su ingreso a la Facultad de Idiomas Ensenada, ha desarrollado varios cargos administrativos y actualmente es Coordinadora de Investigación y Posgrado de esta Facultad. Correo electrónico: [email protected] Resumen: Hoy en día la evaluación ha cobrado un nuevo sentido en el contexto educativo, que va más allá de la simple recolección de datos. Ahora se orienta asimismo a fungir como un instrumento valioso del proceso de enseñanza-aprendizaje, que lo orienta y lo regula para lograr la construcción del conocimiento y el desarrollo de las capacidades de los aprendices. Sin embargo, sigue siendo un tema bastante complejo y difícil de implementar para la mayoría de los docentes de los diversos niveles educativos. Este artículo tiene la finalidad por una parte, de analizar la importancia que la evaluación tiene para el proceso educativo y por otra, la necesidad de que los futuros docentes logren obtener al final de su carrera, la competencia en la implementación de la evaluación desde un marco constructivista, para el logro de un aprendizaje profundo y significativo en los alumnos. La formación de los futuros docentes de idiomas busca el desarrollo integral del educando.

Para ello se intenta proveerlos de los conocimientos metodológicos,

pedagógicos y didácticos que les permitan convertirse en profesionales de la educación con un dominio de las cuatro habilidades básicas del aprendizaje de un idioma, esto es, la expresión oral, la comprensión lectora, la comprensión auditiva y la escritura. El modelo pedagógico de formación ha cambiado en las últimas décadas transitando desde el enfoque centrado en la enseñanza al enfoque centrado en el aprendizaje. Esto ha tenido una gran repercusión en la educación, puesto que el énfasis se traslada del profesor al alumno, como eje del proceso de enseñanzaaprendizaje.

Si el modelo pedagógico ha cambiado también tendrá que cambiar la manera de enseñar y la forma de evaluar.

En la enseñanza tradicional (con enfoque en el

aprendizaje), las prácticas de evaluación se centraban en la aplicación de exámenes como única herramienta para “medir” el conocimiento adquirido, dejando de lado el carácter formativo de la evaluación y de la educación. Esto llevó a nuestro país a prácticas educativas deficientes que lo único que lograron es poner en evidencia los bajos niveles de rendimiento obtenidos por los estudiantes mexicanos en pruebas estandarizadas internacionales. Hoy en día sabemos que el aprendizaje humano implica pensamiento, actuación y afectividad por lo cual hay que tomar estos tres aspectos como parte inherente de los procesos de aprendizaje y de evaluación. En esta nueva visión del aprendizaje es necesario centrar la evaluación en el proceso de aprender y no simplemente en una postura eficientista y de simple medición de resultados y rendimiento de cuentas.

La

nueva postura constructivista de la evaluación privilegia la evaluación cualitativa y la formativa con el fin de potencializar el aprendizaje significativo en los alumnos y permitir al docente orientar la enseñanza para que la evaluación rinda los frutos esperados. De acuerdo con Serrano (2002), la evaluación, los propósitos que la orientan, las prácticas evaluativas y la concepción que los profesores tienen de ésta tienen serias repercusiones sobre el proceso educativo en general.

Desafortunadamente en el

ámbito de formación de profesores este aspecto ha sido desatendido de tal forma que los futuros docentes egresan con poco o nulo conocimiento sobre las prácticas evaluativas adecuadas. Las investigaciones psicopedagógicas actuales conciben a la evaluación como un elemento importantísimo que determina el rumbo de la práctica educativa que se desarrolla en el aula. De hecho Biggs (2006) afirma que “la evaluación determina el aprendizaje del estudiante y no el currículo oficial”.

El qué y cómo aprendan los

estudiantes dependerá en gran medida de cómo crean que se les evaluará”.

Ahumada (2001) considera que “La evaluación debería ser considerada como un proceso y no como un suceso y constituirse en un medio y nunca en un fin”.

En

congruencia con el paradigma constructivista, la evaluación se deberá centrar entonces en procesos de aprendizaje significativo donde el estudiante apoyado de sus creencias y conocimientos previos sea capaz de construir nuevos aprendizajes que le ayuden a enriquecer y potenciar su crecimiento personal. La nueva propuesta privilegia la evaluación cualitativa y formativa que subraya su potencialidad para permitir al docente orientar la enseñanza y que posibilita a los alumnos aprender a regular su propio aprendizaje.

Es aquí donde reside la

importancia de que los futuros docentes vivan, practiquen y comprendan este nuevo esquema de evaluación.

El futuro docente tendrá que romper con el esquema

tradicional tan profundamente arraigado de que todo el proceso educativo se sintetiza en una calificación. Deberá comprender que su papel en la evaluación va más allá de asignar una calificación, sino que ha de utilizar a la evaluación como un instrumento de retroalimentación del proceso de enseñanza aprendizaje. Este planteamiento lleva a entender a la evaluación de múltiples formas diferentes a los tradicionales exámenes. Los futuros docentes deberán tener claridad en los conceptos de la evaluación sumativa cuyos resultados se utilizan para calificar a los estudiantes al final de una unidad o para la obtención de un titulo o diploma y la evaluación formativa que es la que se utiliza para fines de retroalimentación para mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Esta última, la evaluación formativa, es parte inseparable de la enseñanza. De acuerdo con De la Orden,1977 (como se cita en Lafourcade, 1997), la evaluación es “un medio que permite observar y describir con mayor precisión los aspectos cuantitativos y cualitativos de la estructura, el proceso y el producto de la educación. Su finalidad es facilitar una predicción un control lo más exacto posible del proceso educativo”.

Si se desea realmente fomentar la regulación

del proceso de enseñanza-aprendizaje, se deberá dar mayor importancia a la postura constructivista que contempla a la evaluación como proceso. En la evaluación formativa se irán recogiendo evidencias del progreso o no progreso del estudiante a medida que avanza el programa, para que se puedan tomar

decisiones que apoyen al estudiante a llegar a la meta fijada.

Desde

la postura

constructivista la evaluación pone énfasis en los procesos de aprendizaje, por lo tanto utiliza métodos de evaluación adecuados que permiten vislumbrar el proceso de actividad cognitiva que lleva a cabo el alumno. A este tipo de evaluación se le ha llamado evaluación alternativa y hace uso de técnicas entendidas como “cualquier instrumento, situación, recurso o procedimiento que se utilice para obtener información sobre la marcha del proceso” (Zabalza, 1991). Estas técnicas se pueden dividir en dos categorías aquellas basadas en la evaluación del desempeño y las técnicas de observación. Estas últimas apoyan a las primeras. Entre las técnicas utilizadas en la evaluación del desempeño se pueden mencionar las siguientes: Portafolio, Proyectos, Método de casos, Método de solución de problemas, diario, mapa mental, Debate, ensayo. En las de observación se encuentran listas de cotejo o comprobación, rúbrica y rango o escala. Las técnicas basadas en la evaluación del desempeño buscan que el alumno elabore una respuesta o un producto que demuestre sus conocimientos y habilidades. Se pretende evaluar lo que el alumno sabe hacer. En cambio las técnicas de observación buscan evaluar tanto conocimientos procedimentales como actitudinales. Lo más importante de estas nuevas posturas en la evaluación es realmente los contenidos y el nivel de conocimientos que evalúan. Es aquí donde reside el aspecto medular de la enseñanza y por ende de la evaluación.

Tanto en la evaluación

tradicional (exámenes) como la formativa (evaluación alternativa o auténtica) se complementan pues cada una de ellas privilegia un tipo de conocimiento. Con esto quiero decir que no se busca descartar la evaluación tradicional, sino enriquecerla con el fin de buscar un aprendizaje a nivel profundo y significativo en los futuros docentes. De acuerdo con Biggs (2006) el aprendizaje se da en dos niveles.

A nivel

superficial y a nivel profundo. El primero tiene que ver con un nivel de compromiso bajo del estudiante en su tarea de aprender, remitiéndose únicamente a cumplir con los requisitos mínimos indispensables para pasar las asignaturas, sin dar mayor importancia al aprender a aprender. Biggs nos da algunos ejemplos de este tipo de

aprendizaje, como cuando el estudiante se dedica al aprendizaje al pie de la letra de los contenidos seleccionados sin pasar por la comprensión de los mismos. El nivel profundo de aprendizaje, en cambio, tiene que ver con planear las actividades de instrucción y evaluación de forma adecuada y significativa utilizando las actividades cognitivas más apropiadas para la tarea.

Es inducir la curiosidad del

alumno por aprender, estimular la necesidad de conocer y comprender con tareas significativas y con una evaluación que retroalimente este proceso. En muchas condiciones de enseñanza, las actividades planteadas y la evaluación promueven el enfoque superficial, ya que no se alinean con las metas de enseñanza de la materia. Así, la instrucción se desvincula de la planeación y de la evaluación.

En esta postura, la evaluación se visualiza como el paso final de la

instrucción. Entonces surge la pregunta:

¿Cómo enseñar para promover un

aprendizaje profundo?. La respuesta nos la da Biggs (2006) con su propuesta de alineamiento constructivo: “La tarea fundamental del profesor consistirá en lograr que los estudiantes lleven a cabo actividades de aprendizaje que les permitan lograr los resultados deseados de una manera razonablemente eficaz” (p.47). Traducido esto significa lo siguiente: al especificar “los resultados deseados” estamos clarificando los objetivos a alcanzar; al describir “la manera razonablemente eficaz” de obtener estos resultados tendremos que relacionar la forma de evaluar con estos objetivos y al plantear

“actividades

de

aprendizaje”,

éstas

tendrán

que

estar

diseñadas

específicamente para alcanzar estos resultados. Por tanto, cada uno de estos pasos forman parte de un solo sistema y no se ven como partes separadas en el proceso de enseñanza- aprendizaje. Para Biggs (2006) la enseñanza-aprendizaje forma parte de un sistema que se retroalimenta entre sí. adecuadamente.

Todos los componentes se alinean para funcionar

El desequilibrio lleva al fracaso.

En esta nueva visión de la

enseñanza, la evaluación es una parte importante y esencial del proceso y no una parte separada de la instrucción. Los componentes que integran este sistema son : a) el currículo que enseñamos.

b) los métodos de enseñanza que se utilizan. c) los

procedimientos de evaluación y los métodos de comunicación de resultados. d) el clima de interacción que se cree entre docentes y alumnos y, por último, el clima institucional y las reglas y procedimientos que tengamos que cumplir. Cuando hay alineamiento entre lo que enseñamos y lo que evaluamos estamos promoviendo una enseñanza mucho más eficaz. Por ello en la formación de docentes de lenguas es todavía mucho más importante transmitir esta nueva visión de la enseñanza, a través del “aprender haciendo”. Es decir, la instrucción en evaluación no deberá concretarse a alguna asignatura que les enseñe los elementos y procedimientos de la evaluación, sino que la instrucción deberá permear en todas y cada una de las asignaturas para que, al final de su profesionalización, comprendan como implementar una adecuada evaluación que permita obtener los resultados deseados en forma razonablemente eficaz. Conclusión Uno de los principios de la evaluación es evaluar como se enseña. Si consideramos que actualmente la tendencia en la enseñanza es la postura constructivista, entonces los métodos de evaluación deberán estar de acuerdo con la instrucción. Es por ello sumamente importante que se integre en la formación de los futuros docentes lo relativo a las diferentes formas de evaluación, tanto la tradicional como la evaluación alternativa que busca evaluar

no sólo conocimientos declarativos, sino también

conocimientos procedimentales y actitudinales. Si realmente los docentes adoptamos las nuevas formas de evaluar y nos capacitamos para lograr que el estudiante aprenda a aprender, sólo entonces los egresados de los programas de formación emergerán de su profesión con una razonable competencia en evaluación.

Referencias: Ahumada, (2001) La evaluación como una concepción de aprendizaje significativo. Univ. Catolica de Valparaiso, Chile. Ediciciones Universitarias de Valparaiso. recuperado de: http://www.euv.cl/archivos_pdf/libros_nuevos/evaluacion.pdf en Feb. 2008.

Biggs, J. (2006) Calidad del aprendizaje universitario. 2ª. Ed. Narcea, S.A., Ediciones España. Lafourcade, P.D. (1977) Evaluación de los aprendizajes, Cincel Madrid. Serrano, S. (2002) La Evaluación del Aprendizaje: Dimensiones y prácticas innovadoras. Educere, No. 19, pp 247-257. Zabalza,M., Diseño y desarrollo curricular. En: López, Frías, B., (2001) Evaluación del aprendizaje: Alternativas y nuevos desarrollos. México: Trillas ITESM, Universidad Virtual (reimp. 2005)

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