LA INFLUENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS EN LA CONSTITUCION DE CANADA

LA INFLUENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS EN LA CONSTITUCION DE CANADA Hamish Stewart Universidad de Concepción Dado que es muy difícil para la mayoría de

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LA INFLUENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS EN LA CONSTITUCION DE CANADA

Hamish Stewart Universidad de Concepción

Dado que es muy difícil para la mayoría de los norteamericanos visualizar a Canadá como algo más que una copia, reducida en tamaño de los Estados Unidos, no es sorprendente que los habitantes de otros continentes encuentren difícil el diferenciar entre estas dos naciones que ocupan el continente norteamericano. Esto resulta aún más difícil debido al grado extraordinario de interdependencia económica y estratégica entre los Estados Unidos y Canadá, que tiende a dar, no solamente a los extranjeros sino también a los norteamericanos, la impresión de que Canadá es simplemente una prolongación de los Estados Unidos. Esto es irónico por cuanto la esencia misma de la experiencia nacional canadiense se desprende del intento de crear una nación distinta en Norteamérica. Esta experiencia ha tenido dos temas secundarios: el intento de fomentar la unidad nacional no obstante la fragmentación regional y el intento de crear instituciones nacionales que sirvan tanto a los intereses canadienses y que a la vez impidan la absorción de Canadá por el poder magnético de los Estados Unidos. Como dijo una vez el Primer Ministro Trudeau, "vivir cerca de los Estados Unidos es como dormir con un elefante. El puede no saber que tú estas allí, pero tú debes estar atento a cada una de sus contracciones nerviosas".(1) Como con cualquier estado-nación, uno de los baluartes de Canadá como país independiente y unificado en Norteamérica son sus instituciones políticas y sus sistema de gobierno parlamentario. Esto es también una área donde algunas diferencias muy interesantes con los Estados Unidos son inmediatamente visibles. Canadá no es una república con un sistema de gobierno presidencial-congresional sino una monarquía con un sistema parlamentario. La autoridad en tal sistema se

deriva de la Corona, no del pueblo, y hay una fusión de funciones ejecutivas y legislativas en vez de la separación de poderes que es una característica del sistema norteamericano. Desarrollar el sistema político canadiense ha significado adaptar las instituciones de la monarquía a las realidades de una democracia moderna y representativa. Como consecuencia las instituciones formales de gobierno en Canadá en general reflejan las diferencias entre los Estados Unidos y Canadá mientras que los procesos informales de la política tienden a enfatizar las similitudes. Esta ponencia examinará aquellas diferencias y los mecanismos que las produjeron. Muchos países, tales como los Estados Unidos y Chile, han intentado asegurar un entendimiento compartido de las reglas de juego de gobierno por medio de la creación de un solo documento constitucional. Estas Constituciones escritas naturalmente están sujetas a interpretación y las intenciones de aquellos que las redactaron pueden o no pueden ser bien servidas por aquellos que posteriormente tienen que interpretarlas. Otros países, tales como el Reino Unido, han hecho tan poco esfuerzo para codificar sus principios constitucionales que, a primera vista, dan la impresión de no tener Constitución alguna. De hecho, estas Constituciones se califican como "no escritas", aunque las tradiciones de gobierno pueden estar escritas en un número de lugares distintos. Estos diferentes tipos de Constituciones parecen producir diferentes tradiciones constitucionales, de modo que se ha dicho que: "para los norteamericanos, cualquiera cosa inconstitucional es Ilegal, no importa lo correcto o lo necesario que pueda parecer; para los británicos cualquiera cosa inconstitucional es incorrecta, no importa lo legal que puede ser”.(2) La Constitución de Canadá es una mezcla de estos dos tipos en que una parte está escrita y la otra no. Históricamente, el documento básico de la Constitución escrita es el Acta de la Norteamérica Británica (BNA Act.), aprobado,

en 1867, por el Parlamento Británico, con el propósito de unificar algunas de sus colonias para formar el Dominio de Canadá, y posteriormente enmendado en doce ocasiones por el Parlamento Británico. Fue necesario que el Parlamento Británico enmendara la Constitución canadiense debido al hecho de que no se había incluido en el BNA Act. fórmula legal alguna que permitiera enmendarla en Canadá y hasta 1981 fue imposible acordar un sistema de enmienda que satisficiera a todos los grupos en Canadá. Sin embargo, el Parlamento Británico nunca creó dificultades en aprobar cualquiera enmienda que el Gobierno canadiense pidiera. Según el Acta de Canadá de 1982 que repartió la Constitución, el BNA Act. y sus enmiendas se conocen como las Actas Constitucionales 1867-1975. Solamente se puede entender este documento según como ha sido interpretado por los tribunales, incluyendo la Corte Suprema de Canadá y (antes de 1949), por el Comité Judicial del Consejo de Estado Británico. También una lectura literal del BNA Act. daría una impresión falsa de la naturaleza del gobierno debido a los cambios que se han producido en el rol del representante principal de la monarquía, el Gobernador-General, desde la década de los 1840, los que no estén reflejados en el texto de la Ley. Este, como muchas de las normas, procedimientos y poderes más importantes de las instituciones del Gobierno canadiense, ha evolucionado a través de la practica y la tradición; otros estaban simplemente implícitos en la declaración en el preámbulo que dice que Canadá tendría una Constitución "similar en principio a aquella del Reino Unido".(3) Así que principios constitucionales vitales tales como "gobierno responsable" (que el gobierno es responsable ante el Parlamento), la existencia del gabinete, y la doctrina de la "supremacía parlamentaria" fueron tomados como dados. La mayoría de las fuentes no documentadas de la Constitución reside principalmente en

las

tradiciones,

costumbres,

y

convenciones

del

Parlamento.

Estas

convenciones se basan no tanto en la posibilidad de hacerlas cumplir legalmente sino en el severo precio político que toda persona que las violara tendría que pagar.

En cierto sentido se puede considerar al BNA Act. como una especie de "ley de excepciones" que indica las formas en que el sistema canadiense de gobierno iba a diferir de aquel del Reino Unido. Las diferencias principales resultaron del hecho de que Canadá iba a tener un sistema federal de gobierno, con el poder político dividido entre un gobierno central y gobiernos subordinados en las provincias. Hubo diferencias adicionales debido a las garantías para la mantención de los derechos de educación para protestantes y católicos que existían antes de la Confederación, y las garantías lingüísticas para la sustancial minoría franco-parlante. Similitudes con el modelo británico incluyeron una organización de justicia independiente y no elegida, la retención del monarca como Jefe de Estado y una legislatura nacional con dos cámaras; una Cámara Baja, la Cámara de los Comunes, elegida popularmente, y una Cámara Alta, el Senado, designada. Dado todo lo anterior, ¿qué influencia realmente tuvo los Estados Unidos sobre la decisión de unificarse o en la estructura misma de la Constitución canadiense? Esta influencia, aunque muy importante, fue esencialmente negativa. Durante la mitad del siglo diecinueve, como en la actualidad, el factor más significativo en el medio ambiente político canadiense era la proximidad a los Estados Unidos. Durante la década de 1860, la conciencia de este hecho fue incrementada por una serie de acontecimientos que hizo que los habitantes de la Norteamérica británica temieran la posibilidad de una invasión del sur. Cuando concluyó la Guerra Civil en Estados Unidos, el ejército de la Unión era una de las máquinas militares más avanzadas y poderosas en el mundo. Además, incidentes durante la Guerra como el Asunto Trent de 1861, el ataque a St. Albans, cuando un grupo de confederados usaron territorio canadiense para atacar a un pueblo de Vermont, y las operaciones del barco de guerra sureño, Alabama, construido en Inglaterra, habían dañado seriamente las relaciones entre el Imperio y los Estados Unidos.(4) La prensa norteamericana estaba abogando por una Invasión de Canadá cuando terminó la Guerra Civil y se temía en Canadá que podría crear suficiente presión pública para convencer al Congreso y al Presidente de que la invasión era una buena idea.

Esta sensación de peligro se vio aumentada por las actividades militares de una organización nacionalista irlandesa, radicada en los Estados Unidos, la Hermandad Feniana. Los Fenianos atrajeron a un gran número de veteranos irlandeses de la Guerra Civil que estaban deseosos de reenlistarse en un ejército extra oficial con el objetivo de liberar a Irlanda. Una de las formas en que esperaban lograr este objetivo era conquistando a Canadá para usarla como base. Sus pronunciamientos y la publicidad que recibieron, unido al apoyo tácito de las autoridades norteamericanas, tanto a nivel nacional como a nivel estatal, produjo una ola de temor en todo Canadá. Sus invasiones efectivas, de la Norteamérica británica, cuando ocurrieron, se parecían más a una opera cómica que a una amenaza sería y los canadienses pudieron controlarlos sin mayor esfuerzo. Sin embargo, aunque la amenaza que los Fenianos representaban para Canadá fue exagerada, cuando se la relacionó con la evidencia que existía sobre la predisposición norteamericana al imperialismo continental las percepciones canadienses de una amenaza militar del sur se vieron reforzadas.(5) Mientras que la alarma canadiense frente a esta amenaza aumentaba, los británicos, que tenían la responsabilidad para la defensa, empezaron a dar indicaciones de que ya no estaban dispuestos a seguir haciendo grandes esfuerzos en esa dirección. Los políticos en el Reino Unido pensaban, que ahora que las colonias norteamericanas habían conseguido el gobierno responsable, también debían asumir la responsabilidad para su propia defensa, y por lo tanto el Gobierno británico no fue muy generoso en sus gastos en fortificaciones para Canadá. Los factores económicos también ayudaron a preparar el escenario para la Confederación. Nuevamente, los Estados Unidos tuvo el rol estelar. Los problemas económicos de la Norteamérica británica empezaron en 1846, cuando el Reino Unido estableció el libre comercio, eliminando así su acceso privilegiado al mercado metropolitano. Los resultados negativos de esto fueron aminorados por un acuerdo de reciprocidad con los Estados Unidos que permitió que las materias primas canadienses entraran libre de impuestos al mercado norteamericano. En

1866, en parte debido a las malas relaciones angloamericanas y en parte a presiones económicas internas, los Estados Unidos abrogó el acuerdo. Excluidos del mercado norteamericano y obligados a competir de iguales con economías más avanzadas en el mercado británico, estas colonias finalmente empezaron a considerar los beneficios que obtendrían al abrir sus mercados entre sí. Cambios tecnológicos, de canales a ferrocarriles y del uso de las velas al vapor, también estimularon el movimiento hacia la Confederación, debido a los altos costos involucrados en aprovechar completamente estas nuevas tecnologías, que permitirían a los exportadores canadienses evitar tener que usar los puertos de invierno en la costa oriental de los Estados Unidos.(6) También hubo el problema del Noreste. La fundación de Oregón en 1846 y la colonización de Ohio, Indiana, Illinois y Wisconsin había abierto la posibilidad de que los territorios de la Compañía de la Bahía de Hudson, especialmente la Colonia de Río Rojo, y la Columbia Británica podrían ser absorbidos por la Unión Americana. El nuevo estado de Minnesota, creado en 1858, estaba exigiendo, para 1864, la anexión del Valle del Río Rojo. Sin una confederación transcontinental sería casi imposible evitar la anexión del Noreste, de lo cual la compra por Estados Unidos de Alaska en 1867 se consideró como un primer paso. La creación del Dominio hizo posible, primero, la compra en 1869 de los territorios de la Compañía, y segundo, en 1871, convencer a los habitantes de la Columbia Británica de las ventajas de unirse a Canadá, cuando recibieron la promesa de un ferrocarril transcontinental. Aparentemente abandonados por la madre patria y fácil presa para el poderío militar y económico de los Estados Unidos, las colonias de la Norteamérica británica en su desesperación tendieron a juntarse las unas con las otras. Sin embargo, factores de política interna también fueron influyentes. La unión de 1841, que creó el matrimonio político inquieto de las Provincias Unidas de Canadá Superior e Inferior, ya no era sostenible. El Acta de Unión había garantizado una representación igual en la legislatura colonial para Canadá Occidental y Canadá Oriental. Ya para la década de 1860 la población de Canadá

Occidental (Ontario), que originalmente era más pequeña que aquella de Canadá Oriental

(Québec),

había

aumentado

sustancialmente

y

ahora

pidieron

representación basada en población. Los franco-canadienses de Canadá Oriental respondieron con demandas para garantías de sus derechos como minoría lingüística, religiosa y étnica. El resultado fue que el gobierno colonial terminó en un estado de casi permanente estancamiento. Entonces, la Confederación, cualesquiera que fueran sus dificultades, ofrecía una alternativa viable a esto porque permitiría separar a las Canadás en dos provincias dentro de una unión mayor.(7) En 1864, el recién formado gobierno de coalición de las Provincias Unidas hizo el primer movimiento constructivo en un intento de librarse de este estancamiento político paralizante, cuando aprovecharon una reunión de representantes de las provincias Marítimas en Charlottetown, Prince Edward Island, el 1º de septiembre de 1864, para promover la idea de una unión de todas las colonias. Los resultados de esta reunión y otra que se efectuó en Québec el 10 de Octubre fueron estampados en un documento titulado "Las Setenta y Dos Resoluciones", que finalmente formarían la base del BNA Act. Se acordó que estas Resoluciones serían aprobadas por todas las legislaturas coloniales. En ese momento los norteamericanos hicieron una nueva contribución al curso de la unidad canadiense al anunciar que el Tratado de Reciprocidad no sería renovado y que ya no se sentían obligados a cumplir con los Acuerdos de Rush-Bagot de 1817 que habían limitado el nivel de armamentos en los Grandes Lagos. El Gobierno británico, por su parte, dio todo su apoyo al proceso de unificación. A pesar de todas las presiones externas, las Setenta y Dos Resoluciones no fueron aprobadas unánimemente por la población. Aunque la oposición era más intensa en las colonias marítimas de la costa Atlántica, también hubo considerable oposición en Ontario y Québec. Finalmente Prince Edward Island y Newfoundland rehusaron ratificar las Resoluciones y Nova Scotia y New Brunswick solamente las aceptaron en 1866 después de considerable presión ejercida por la madre patria como por las Provincias Unidas.(8)

Hacia fines de 1866, los delegados de todas las colonias, salvo Prince Edward Island, que esperó hasta 1873, y Newfoundland, que solamente ingresó en 1949, viajaron a Londres adonde primero se reunieron a solas y después en presencia de los representantes del Gobierno Imperial. Redactaron Sesenta y Nueve Resoluciones, que, después de haber sido reformuladas en forma de proyecto de ley, fueron debatidas en el Parlamento Imperial durante febrero y marzo de 1867, recibiendo la bendición real el 31 de marzo, y entrando en vigencia el 1º de julio de 1867. Lo que es muy claro es que aunque el instrumento que creó a Canadá fue una Ley del Parlamento Británico, la Constitución misma, con la excepción de dos puntos pequeños, fue el resultado de resoluciones formuladas exclusivamente por los delegados de lo que es ahora Canadá. Ningún representante británico estuvo presente durante las conferencias que las formuló o tuvo la más remota participación en su redacción. Los dos puntos en que la Constitución no es enteramente hecha en casa son, primero, el título legal de Canadá, "Dominio", y segundo, las disposiciones para romper un punto muerto entre el Senado y la Cámara de los Comunes. Los Padres de la Confederación querrían llamar al país "el Reino de Canadá", así enfatizando sus diferencias con los Estados Unidos. El Gobierno Británico tuvo temor de ofender a los norteamericanos y así insistió en que se encontrara otro título. Lo hicieron, del Salmo 72: "Tendrá dominio de mar a mar y desde el río hasta los fines de la tierra". Parecía encajar al nuevo país como un guante. Explicaron a la Reina Victoria que "tenía la intención de dar dignidad" a la Unión, y "como un tributo al principio monárquico, que ellos estaban ansiosos de apoyar".(9) El que estas resoluciones fueran puestas en vigor mediante una Ley del Parlamento Británico fue la decisión deliberada de los Padres. Deliberadamente rechazaron el ejemplo norteamericano, como Sir John A. Macdonald, el primer

Primer Ministro de Canadá y arquitecto de la Confederación, dejó en claro durante los debates sobre la Confederación, al decir: "Si el pueblo de la Norteamérica británica, después de plena deliberación hubiera dicho que beneficiaría a la Norteamérica británica el romper los lazos (con el Reino Unido), estoy seguro que Su Majestad y el Parlamento Imperial habrían sancionado ese rompimiento... No se hizo ni una sola sugerencia, que pudiera... ser para el interés de las colonias... que hubiera un rompimiento de nuestra conexión... Hubo un sentimiento unánime de estar dispuestos a correr todo los peligros de la guerra (con los Estados

Unidos)

en

vez

de

perder

la

conexión".(10) No obstante, cuando estaban redactando su Constitución los canadienses siempre tenían en mente el modelo americano. Muchos de los problemas que tuvieron que resolver eran similares a aquellos que enfrentaron los delegados en Filadelfia en 1787. Pero sus discusiones generalmente se concentraron en las debilidades de la Constitución norteamericana que pensaron que la reciente guerra civil había revelado y las equivocaciones que había que esquivar. El resultado fue que dejaron la impresión de que estaban trabajando para perfeccionar el sistema americano. Y fue al sistema imperial británico que se dirigieron, conscientemente o no, para encontrar los medios para corregir las deficiencias que notaron en el sistema norteamericano. Macdonald dijo durante los debates parlamentarios de 1865: "Hacia los gobiernos locales, los gobiernos generales deberían ocupar la misma posición que el Gobierno Imperial tiene actualmente con las colonias".(11) Es importante recordar que los canadienses no estaban tratando de fundar un país independiente con sus leyes fundamentales basados en una Constitución escrita. Estaban perfectamente felices, y aun más,

muy orgullosos de la Constitución no escrita británica. Lo único que querrían hacer era definir ciertos arreglos prácticos entre las provincias y continuar como entidades con auto-gobierno dentro del Imperio Británico. Esta es la razón por la cual los Padres no enfatizaron las instituciones británicas con los cuales ya estaban familiarizados, sino concentraron su atención en la creación de una estructura federal que no inhibiera la acción del parlamento y que uniera a las colonias sin fusionarlas. Fue en esta área que crearon una obra original; una síntesis de dos principios considerados hasta entonces como algo absolutamente incompatible -el gobierno parlamentario británico y el federalismo norteamericano. El federalismo presupone dos órdenes de gobierno y a cada uno se le ha asignado poderes y funciones específicos. Los Padres dividieron los poderes políticos entre aquellos de interés general y aquellos de interés local, también basándose en su propia experiencia política y administrativa. De hecho, una lectura de los Estatutos de Canadá, según fueron modificados en 1859, y los Estatutos de la Canadá Inferior de 1861 muestran que el federalismo ya existía en forma de facto en las Provincias Unidas, una estructura federal que era necesaria debido a la existencia de un grupo Franco-Canadiense dentro de la unión. Los Padres dieron al gobierno central el control de todos los asuntos que no dividían a los dos grupos étnicos sobre materias en que compartían un interés común. En general, el poder central se encargó de servicios generales y actividades administrativas, técnicas y militares. Estas áreas fueron catalogadas en forma precisa y dotado con estos poderes, el gobierno federal estaba en condiciones para lograr los objetivos que asignaron los fundadores, que fueron los de hacer leyes para "la Paz, Orden y Buen Gobierno de Canadá en relación con todas las Materias que no entran dentro de la Categoría de Asuntos que están asignados por esta Ley exclusivamente a las Legislaturas de las Provincias".(12) La provincias a la vez recibían poderes cuidadosamente especificados sobre esos asuntos que tenían que ver con materias sociales, civiles, la familia, la educación o la organización municipal. Las provincias tenían el poder de pedir

empréstitos usando su propio crédito. Dentro de estas áreas tenían poderes gubernamentales

reales.

Hasta

recibían

el

poder

para

enmendar

sus

Constituciones siempre que no tocaran a las funciones del Teniente-Gobernador. Una diferencia muy notable con la Constitución Norteamericana es el hecho de que mientras que en la norteamericana todos los poderes que no son asignados específicamente al gobierno federal pertenecen a los Estados, en la canadiense todos los poderes no asignados específicamente a las provincias pertenecen al gobierno federal. Adicionalmente, el BNA Act. también contenía disposiciones para la reservación y vedamiento. Esto significó que el gobierno central efectivamente poseía un poder de veto sobre cualquier acción de las legislaturas provinciales. A través del Teniente-Gobernador de cada provincia, que iba a funcionar en relación con el Gobernador-General como el gobernador colonial de antes de la Confederación actuaba en relación con el Gobierno Británico, se pensaba que el gobierno federal podría mantener un control estricto sobre toda la legislación provincial. El Teniente-Gobernador tenía el poder de reservar un proyecto de ley "para el placer del Gobernador-General en Consejo" después de lo cual, si el oficial federal no tomaba alguna acción positiva el proyecto moría. En el caso del poder de vedamiento, el gobierno federal podía invalidar unilateralmente cualquier ley provincial dentro de un año después de su aprobación. Estos poderes se usaron con frecuencia durante el siglo diecinueve y después intermitentemente hasta la década de 1940 cuando el último vedamiento tuvo lugar. Hoy día, se han vuelto apéndices rudimentarios de un sistema federal que ha evolucionado más allá de la etapa cuando métodos autoritarios como estos eran políticamente factibles.(13) Así que el sistema federal canadiense en el momento de Confederación, a diferencia del norteamericano, dio la porción del león del poder legislativo al gobierno federal, estableciendo el principio de la supremacía en áreas de jurisdicción concurrente, estableció al gobierno federal como una policía en el área de derechos educacionales de minorías religiosas y, simplemente para asegurarse

que no se había olvidado nada, dio al gobierno federal un poder de veto sobre todas las leyes provinciales. Que Macdonald querría tener un sistema federal lo más centralizado que las provincias permitirían, y que este sistema centralizado fue desarrollado deliberadamente con la experiencia trágica de la Guerra Civil Norteamericana en mente, resulta claro de sus palabras: "Debemos concentrar el poder en el gobierno federal y no adoptar la descentralización de los Estados Unidos".(14) De hecho, hay algo de evidencia que Macdonald consideraba el federalismo como un arreglo temporal para conseguir la unidad inicial y que esperaba que los gobiernos provinciales se marchitarían por falta de uso, dejando un sistema básicamente unitario en Canadá.(15) Mientras que los Padres de la Confederación equiparon a Canadá con una Constitución federal altamente centralizada, los Padres Fundadores equiparon a los Estados Unidos con una Constitución federal altamente descentralizada. ¿Por qué entonces Canadá se ha movido desde el sistema altamente centralizado de 1867 hasta el sistema altamente descentralizado de hoy en día, mientras que los Estados Unidos se ha movido en la dirección opuesta? Esto se puede ver muy claramente cuando se comparan las relaciones federales-provinciales en Canadá con las relaciones federales-estatales en los Estados Unidos. Las reuniones de los primeros ministros de las provincias con el primer ministro de Canadá, de ministros federales con sus contraparte provinciales y de burócratas federales con burócratas provinciales, son eventos frecuentes que siempre son la ocasión para sesiones duras de negociación entre iguales sobre materias de vital importancia nacional. Nada comparable con una Conferencia Federal-Provincial Canadiense existe en los Estados Unidos. La Conferencia Anual de Gobernadores es más una ocasión para hacer vida social que para negociaciones políticas serias, y la presencia del Presidente no es obligatoria. La geografía es un factor importante tanto del crecimiento de la descentralización en Canadá como de la centralización en Estados Unidos. Cuando observa a Canadá en forma demográfica no se observa un país enorme que se extiende hasta el Ártico, sino uno que tiene cuatro mil millas de largo y

setenta y cinco millas de ancho. Las regiones de habla inglesa están separadas las unas de las otras por el Québec de habla francesa y por grandes barreras físicas, las Montañas Rocosas y el Escudo Canadiense. Así que ninguna región siente una afinidad fuerte o un interés compartido con alguna de las otras. Esto es un contraste con los Estados Unidos donde la población está ubicada más o menos en una matriz cuadrada, que da a cada región una identidad menos definida y que hace que cada región se mezcle con cada uno de sus múltiples vecinos. Para Canadá la orientación nacional debe ser este-oeste y gran parte de la historia canadiense después de la Confederación tiene que ver con los intentos de reforzar esta orientación para contrarrestar las atracciones muy fuertes del polo norte-sur.(16) Factores históricos en ambos países también han influido en esto. La Guerra Civil norteamericana estableció la supremacía del gobierno federal sobre los Estados y destruyó como una alternativa seria la "Doctrina de Derechos Estatales", tan fuertemente difundida en el Sur antes de la Guerra Civil. También los Estados Unidos es esencialmente una sociedad monocultural, a lo cual los inmigrantes tienen que conformarse, mientras que Canadá siempre ha sido una sociedad multicultural. En los Estados Unidos existe un "Crisol de Razas" mientras que en Canadá tenemos un "Mosaico". Sin embargo, lo que ha sido el factor de más importante cambio en ambos países ha sido el proceso de revisión judicial de ambas Constituciones por sus tribunales superiores respectivos. Mientras que los poderes del gobierno federal han sido fortalecidos por la Suprema Corte en los Estados Unidos, en Canadá los poderes extensivos dados especificamente al gobierno central canadiense en las secciones 91 y 92 del BNA Act. han sido astillados por sucesivas interpretaciones del Comité Judicial del Consejo de Estado Británico antes de 1949, fecha en que la autoridad final fue transferida a la Corte Suprema de Canadá.(17) Los Lores Jurídicos Británicos asumieron la defensa de la autonomía provincial muchas veces a costa de la lengua inglesa cuando ésta tuvo que ser

distorsionada para servir a sus requisitos. Esto ha resultado en la limitación de la autoridad federal a los veinte nueve subtítulos de la sección 91, que entrega al gobierno federal poderes específicos y la reducción de la cláusula de paz, orden y buen gobierno de la misma sección a un poder puramente de emergencia que solamente puede ser usado bajo circunstancias muy limitadas de emergencia nacional. También interpretaban los poderes federales en forma muy estrecha, con el resultado de que si había alguna diferencia sobre adonde deberá estar colocada una cierta materia, terminaba, en la mayoría de los casos, en el área de responsabilidad provincial. Adicionalmente, interpretaron las disposiciones sobre reservación y vedamiento del BNA Act. también como poderes de emergencia que solamente se podían usar bajo las mismas circunstancias que la cláusula de paz, orden y buen gobierno. Desde 1949, la Corte Suprema de Canadá ha sido cuidadosa, a diferencia de la Corte Suprema Norteamericana, de no emplear consideraciones sociales o económicas en el razonamiento de sus decisiones constitucionales y ha seguido, conservadoramente, interpretaciones anteriores. Sin embargo, las disputas constitucionales de la década de 1980, especialmente aquellas que tienen que ver con las relaciones anglo-francesas, y la propiedad y control de minerales a cierta distancia de la costa, están obligando a la Corte Suprema a jugar un rol más importante en el proceso político.(18) Para terminar, la operación de un sistema parlamentario de gobierno ha engendrado normas y expectativas acerca de las instituciones centrales de gobierno distintas de las que se encuentran en un sistema presidencial. El gabinete puede deliberar en secreto, pero debe defenderse diariamente en la Cámara de los Comunes.(19) El Primer Ministro puede apelar directamente al pueblo, pero sólo retendrá el poder si su colegas del partido también son aprobados en un número suficiente, cada uno en su propio distrito. La separación del rol de Jefe de Estado de aquel de Jefe de Gobierno, a la vez que no es una limitante sobre el poder del Primer Ministro para gobernar, ha tenido la ventaja de que cuando el mal comportamiento requiere la remoción del Primer Ministro, no se cree una crisis constitucional como en un sistema presidencial.(20) También los mitos nacionales de Canadá y los Estados Unidos que interpretan en forma

diferente el Estado de derecho, el impacto de la frontera y el rol del estado en el desarrollo nacional, están reflejados en sus sistemas de gobierno. Los Estados Unidos nació en medio de la revolución y la confrontación; Canadá fue el resultado de la evolución y la componenda.

NOTAS 1. Primer Ministro Trudeau en un discurso ante el Club de Periodistas de Washington, 25 de marzo de 1969. 2. Metcalfe, Understanding Canada, p. 149. 3. Van Loon, The Canadian Political System, p. 671; Matheson, The Prime Minister and the Cabinet, pp. 8-11. 4. Comell, Canadá: Unity in Diversity, p. 260-261. 5. Van Loon, p. 235; Cornell, pp. 260.261. 6. Metcalfe, pp. 241-243. 7. Cornell, pp. 251-253. 8. Cornell, p. 262; Metcalfe, p. 111. 9. Forsey, The Canadian Political System, p. 8; Cornell, pp. 262-263. 10. Forsey, p. 9. 11. Cornell, p. 264. 12. Van Loon, p. 244. 13. Van Loon, p. 246. 14. Van Loon, p. 242. 15. Sabourin, Le Système politique du Canada, pp. 54.55. 16. Metcalfe, pp. 252.253, Sabourin, p. 54. 17. Sabourin, p.53. 18. Van Loon, pp. 246-264. 19. Whittington, Canadian Politics in the 1980s, pp. 260-263. 20. Sabourin, p. 95.

BIBLlOGRAFIA 1. Comel, Paul G., et. al., Canadá: Unity in Diversity, Holt, Rinehart and Winston of Canadá Limited, Toronto, 1967. 2. Forsey, Eugene A., The Canadian Political System, Government of Canadá, Ottawa, 1984. 3. Matheson, W.A., The Prime Minister and the Cabinet, Methuen, Toronto, 1976. 4. Metcalfe, William, ed., Understanding Canadá, New York University Press, New York, 1982. 5. Sabourin, Louis, Le Systeme Politique du Canada, Editions de l'Université d'Ottawa, Ottawa, 1970. 6. Van Loon, Richard J., The Canadian Political System, McGraw-Hill Ryerson Limited, Toronto, 1981. 7. Whittington, Michael S., Canadian Politics in the 1980s, Methuen, Toronto, 1981.

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