La lengua de las mariposas. A Chabela

La lengua de las mariposas A A Chabela Chabela «¿Qué hay, Pardal? Espero que por fin este año podamos podamos ver ver la la lengua lengua este año

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LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS MEMÒRIA DE LA GUERRA CIVIL FITXA TÈCNICA Títol: La lengua de las mariposas. Producció: Pepe Picazo per a Escorpión. Espany

LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS de José Luis Cuerda (1999)
  1   Simona FORINO Español I LT Unipr A.A. 2014/15 LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS de José Luis Cuerda (1999) La Lengua de Las Mariposas es una película

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La lengua de las mariposas

A A Chabela Chabela

«¿Qué hay, Pardal? Espero que por fin este año podamos podamos ver ver la la lengua lengua este año de las mariposas.» El maestro n maestro aguardaba aguardaba desde desde hacía hacía tiempo tiempo que que les les enviasen enviasen uun microscopio a los de de la Instrucción Pública. Tanto nos hablaba de cómo se agrandaban se agrandaban las cosas cosas menudas menudas ee invisibles por aquel aparato que los niños llegábamos llegábamos aa verlas verlas de de verdad, verdad, como como si sus sus palabras palabras entusiastas entusiastas tuviesen el efecto de poderosas lentes. «La lengua de la mariposa es una trompa enroscada enroscada como un un muelle muelle de reloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla desenrolla yy la mete mete en en el el cáliz cáliz para para chupar. Cuando Cuando lleváis el dedo dedo humedecido a un tarro de azúcar, ¿a ¿a que sentís ya el dulce en la boca como si la yema fuese la punta de la lengua? Pues así es la lengua de la mariposa.» Y entonces todos teníamos envidia de las mariposas. Qué maravilla. Ir por el mundo mundo volando, volando, con con esos esos trajes trajes de de fiesta, y parar en flores como tabernas con barriles llenos de almíbar. Yo quería mucho a aquel maestro. Al principio, mis padres no podían podían creerlo. Quiero Quiero decir decir que que no no podían podían entender entender cómo cómo yyo quería aa m mii o quería maestro. Cuando Cuando era era un pequeñajo, pequeñajo, la escuela era una amenaza amenaza terrible. Una palabra que se blandía en el aire como una vara de mimbre. «¡Ya verás verás cuando cuando vayas vayas aa la escuela!» Dos de de mis mis tíos, tíos, como como muchos muchos otros otros jóvenes, jóvenes, habían habían emigrado emigrado aa América para no no ir ir de de quintos quintos aa la la guerra guerra de de Marruecos. Marruecos. Pues Pues bien, bien, yo yo América para también soñaba con con ir a América América para para no no ir a la escuela. De De hecho, hecho, había había también soñaba ir a ir a la escuela. historias niños que que huían huían aall monte monte para para evitar evitar aquel aquel suplicio. suplicio. historias dde e niños Aparecían a los los dos dos oo tres tres días, días, ateridos ateridos yy sin habla, como como desertores desertores del Aparecían a sin habla, del Barranco del Lobo. Yo iba para para seis seis años años yy todos todos me me llamaban llamaban Pardal. Pardal. Otros Otros niños niños de de mi Yo iba mi edad ya trabajaban. trabajaban. Pero Pero mi padre era era sastre sastre yy no ganado. edad ya mi padre no tenía tenía tierras tierras ni ni ganado. Prefería verme lejos lejos que que no no enredando enredando en en el el pequeño pequeño taller taller de de costura. costura. Prefería verme Así pasaba gran gran parte parte del del día día correteando Así pasaba correteando por por la la Alameda, Alameda, yy fue fue Cordeiro, Cordeiro, el recogedor de de basura basura yy hojas hojas secas, secas, el el que que me me puso puso el el apodo: apodo: «Pareces «Pareces el recogedor un pardal[4]». un pardal [4]».

Creo que que nunca nunca he he corrido corrido tanto tanto como como aquel aquel verano verano anterior anterior a m mii ingreso en en la la escuela. escuela. Corría Corría como como un un loco loco y a veces veces sobrepasaba sobrepasaba el límite de de la Alameda y seguía lejos, con la mirada puesta puesta en la cima del monte Sinaí, Sinaí, con con la ilusión de de que que algún algún día me saldrían saldrían alas y podría llegar a Buenos Aires. Pero jamás sobrepasé aquella montaña montaña mágica. «¡Ya verás cuando vayas a la escuela!» Mi padre n tormento, e arrancaran padre contaba contaba como como uun tormento, como como ssii lle arrancaran las las amígdalas con la mano, la forma en que el maestro les arrancaba jeada arrancaba la jeada del habla, para que no dijesen ajua ni jato ni jracias. «Todas las mañanas teníamos que a frase a que decir decir l la frase Los pájaros pájaros de de Guadalajara Guadalajara tienen tienen lla garganta llena llena dde e trigo trigo[5]. [51 . ¡Muchos ¡Muchos palos palos llevamos llevamos ppor o r culpa culpa de de Juadalagara!» Si Si de de verdad verdad me me quería quería meter meter miedo, miedo, llo consiguió. LLa o consiguió. a noche de la víspera no dormí. Encogido en la cama, escuchaba escuchaba el reloj de pared en en la sala sala con la angustia angustia de un condenado. condenado. El día llegó con una una claridad de delantal de carnicero. No mentiría si les hubiese dicho a mis padres que estaba enfermo. El miedo, como un ratón, me roía las entrañas. Y me meé. No me meé en la cama, sino en la escuela. Lo recuerdo recuerdo muy muy bien. bien. Han Han pasado pasado tantos tantos años años yy aún aún siento siento una una humedad cálida cálida yy vergonzosa vergonzosa resbalando resbalando por por las las piernas. piernas. Estaba Estaba sentado sentado en el el último último pupitre, pupitre, medio medio agachado agachado con con la la esperanza esperanza de de que que nadie nadie reparase en mi mi presencia, presencia, hasta hasta que que pudiese pudiese salir salir yy echar echar a a volar volar por por la reparase en la Alameda. «A ver, usted, usted, ¡póngase ¡póngase de de pie!» «A ver, pie!» El destino siempre siempre avisa. avisa. Levanté Levanté los los ojos con espanto El destino ojos yy vi vi con espanto que que aquella aquella orden iba por por mí. mí. Aquel Aquel maestro maestro feo feo como como un un bicho bicho me me señalaba señalaba con orden iba con la la regla. Era pequeña, pequeña, de de madera, madera, pero pero aa mí mí me me pareció pareció la lanza de de Abd Abd el regla. Era la lanza el Krim. «¿Cuál es su su nombre?» nombre?» «¿Cuál es «Pardal.» Todos los niños niños rieron rieron aa carcajadas. carcajadas. Sentí Sentí como como si si me me golpeasen golpeasen con con Todos los latas en las las orejas. orejas. latas en

«¿Pardal?» No me acordaba acordaba de nada. Ni de mi nombre. Todo lo que yo había había sido hasta entonces entonces había había desaparecido desaparecido de de m mii cabeza. cabeza. Mis Mis padres padres eran eran dos dos figuras borrosas a memoria. i r é hacia borrosas que que se se desvanecían desvanecían en en lla memoria. M Miré hacia eell ventanal, buscando con angustia los árboles de la Alameda. Y fue Y fue entonces entonces cuando cuando me me meé. meé. Cuando los otros chavales se dieron cuenta, las carcajadas aumentaron aumentaron y resonaban como latigazos. Huí. Eché Eché a correr como un locuelo con alas. Corría, corría como sólo se corre se corre en en sueños sueños cuando cuando viene viene detrás detrás de de uno uno el el Hombre Hombre del del Saco. Saco. Yo Yo estaba convencido convencido de que eso eso era lo que hacía el maestro. Venir tras de mí. Podía Podía sentir sentir su su aliento aliento en en el cuello, cuello, y el de de todos todos los los niños, niños, como como jauría de perros perros a la caza de un zorro. Pero cuando llegué a la altura del palco de la música y miré hacia atrás, vi que nadie me había había seguido, que estaba a solas con mi miedo, empapado de sudor y meos. El palco estaba estaba vacío. Nadie parecía fijarse en mí, pero yo tenía la sensación sensación de que todo el pueblo pueblo disimulaba, disimulaba, de de que que docenas docenas de ojos censuradores censuradores me espiaban espiaban tras las las ventanas ventanas yy de de que que las las lenguas lenguas murmuradoras murmuradoras no no tardarían tardarían en llevarles l la noticia aa m mis padres. M Mis piernas decidieron decidieron ppor mí. a noticia i s padres. i s piernas o r mí. Caminaron hacia hacia eell Sinaí Sinaí con con una una determinación determinación desconocida desconocida hasta hasta entonces. Esta Esta vez vez llegaría llegaría hasta hasta Coruña Coruña y embarcaría embarcaría de de polizón polizón en uno de esos barcos barcos que que van van a a Buenos Buenos Aires. Aires. de esos Desde la cima del Sinaí Sinaí no no se se veía veía el mar, mar, sino sino otro monte aún aún más grande, con peñascos peñascos recortados recortados como como torres de una una fortaleza grande, con torres de fortaleza inaccesible. inaccesible. Ahora recuerdo con con una una mezcla mezcla de de asombro asombro yy melancolía melancolía lo lo que que logré logré Ahora recuerdo hacer aquel día. día. Yo Yo solo, solo, en en la sentado en en la hacer aquel la cima, cima, sentado la silla silla de de piedra, piedra, bajo bajo las las estrellas, mientras que que en en el el valle valle se se movían movían como como luciérnagas luciérnagas los los que que estrellas, mientras con candil andaban andaban en mi busca. Mi nombre cruzaba la noche aa lomos de los aullidos de de los los perros. perros. No No estaba estaba impresionado. impresionado. Era Era como como si si hubiese hubiese los aullidos cruzado la línea línea del del miedo. miedo. Por Por eso eso no no lloré me resistí cruzado la lloré ni ni me resistí cuando cuando apareció apareció junto mí la la sombra sombra recia recia de de Cordeiro. Cordeiro. Me Me envolvió envolvió con con su junto aa mí su chaquetón chaquetón yy me cogió en en brazos. brazos. «Tranquilo, «Tranquilo, Pardal, Pardal, ya me cogió ya pasó pasó todo.» todo.»

Aquella noche dormí como un santo, bien arrimado aa mi madre. Nadie me había había reñido. reñido. M Mii padre padre se se había había quedado quedado en la cocina, fumando en silencio, con con los codos codos sobre sobre el mantel de hule, las colillas amontonadas en el el cenicero cenicero de de concha concha de de vieira, vieira, tal tal como como había había sucedido cuando cuando se murió la murió la abuela. abuela. Tenía la la sensación sensación de de que que m mii madre madre no no me me había había soltado soltado la mano mano durante toda la noche. Así me llevó, cogido como quien lleva un un serón, en en mi regreso regreso aa la escuela. escuela. Y en esta ocasión, con el corazón sereno, pude pude fijarme por vez primera en el maestro. Tenía la cara cara de un sapo. El sapo sapo sonreía. sonreía. Me Me pellizcó pellizcó la la mejilla mejilla con con cariño. cariño. «Me «Me gusta gusta ese ese nombre, Pardal.» Pardal.» Y aquel pellizco me hirió como un dulce de café. Pero lo más más increíble increíble fue cuando, cuando, en medio de un silencio absoluto, me llevó de la mano mano hacia hacia su mesa y me sentó en su silla. Él permaneció de pie, cogió un libro y dijo: «Tenemos un un nuevo compañero. compañero. Es Es una una alegría para todos y vamos a recibirlo con con un un aplauso.» aplauso.» Pensé Pensé que que me me iba iba a mear mear de de nuevo nuevo por por los pantalones, pero pero sólo sólo noté noté una una humedad humedad en en los los ojos. ojos. «Bien, «Bien, y ahora ahora vamos aa empezar empezar un un poema. poema. ¿¿A quién le le toca? toca? ¿Romualdo? ¿Romualdo? Venga, Venga, A quién Romualdo, acércate. Ya sabes, despacito y en voz bien alta.» A Romualdo Romualdo los los pantalones pantalones cortos cortos le le quedaban quedaban ridículos. ridículos. Tenía Tenía las las piernas muy muy largas largas y oscuras, oscuras, con con las rodillas llenas de de heridas.

Una Una tarde tarde parda parda yy fría... Iría_ «Un momento, Romualdo, Romualdo, ¿qué ¿qué es es lo que vas vas a a leer?» «Un momento, lo que leer?» «Una poesía, señor.» señor.» «Una poesía, «¿Y cómo se se titula?» titula?» «¿Y cómo «Recuerdo Su autor es don don Antonio «Recuerdo infantil. infantil. Su autor es Antonio Machado.» Machado.» «Muy bien, Romualdo, Romualdo, adelante. adelante. Con Con calma calma yy en en voz alta. Fíjate Fíjate en en la «Muy bien, voz alta. la puntuación.» puntuación.» El llamado Romualdo, Romualdo, aa quien quien yo yo conocía conocía de de acarrear acarrear sacos sacos de de piñas piñas El llamado como niño que que era era de de Altamira, Altamira, carraspeó carraspeó como como un un viejo viejo fumador fumador de de como niño

parecía salida de de la picadura y leyó con una voz increíble, espléndida, que parecía radio de Manolo Suárez, el indiano de Montevideo. Una tarde parda y fría Iría Una de invierno. invierno. Los colegiales estudian. Monotonía estudian. Monotonía de lluvia lluvia tras cristales. de tras los los cristales. Es cartel Es la la clase. clase. En En un un cartel se representa a Caín fugitivo fugitivo y muerto Abel, junto a una mancha carmín... junto

«Muy bien. ¿Qué ¿Qué significa monotonía de lluvia, Romualdo?», preguntó el maestro. «Que llueve sobre mojado, don Gregorio.» «¿Rezaste?», me me preguntó preguntó mamá, mamá, mientras mientras planchaba planchaba la ropa ropa que papá papá había cosido cosido durante durante el el día. día. En En la la cocina, cocina, la la olla de de la la cena cena despedía despedía un aroma amargo amargo de de nabiza. nabiza. «Pues sí», dije dije yo yo no no muy muy seguro. seguro. «Una «Una cosa cosa que que hablaba hablaba de de Caín Caín yy «Pues sí», Abel.» «Eso está bien», bien», dijo dijo mamá, mamá, «no «no sé sé por por qué qué dicen «Eso está dicen que que el el nuevo nuevo maestro maestro es un ateo». es «¿Qué es un un ateo?» «¿Qué es ateo?» «Alguien que dice dice que que Dios Dios no no existe.» existe.» Mamá Mamá hizo hizo un un gesto gesto de de «Alguien que desagrado pasó la plancha con arrugas de de un desagrado y y pasó la plancha con energía energía por por las las arrugas un pantalón. pantalón. «¿Papá es un un ateo?» «¿Papá es ateo?» Mamá apoyó la plancha yy me me miró Mamá apoyó la plancha miró fijamente. fijamente. «¿Cómo va aa ser ser papá papá un un ateo? ateo? ¿Cómo ¿Cómo se se te te ocurre ocurre preguntar preguntar esa esa «¿Cómo va bobada?» Yo había oído oído muchas muchas veces veces aa mi mi padre padre blasfemar blasfemar contra contra Dios. Dios. Lo Lo Yo había hacían todos los los hombres. hombres. Cuando Cuando algo algo iba iba mal, mal, escupían escupían en en el el suelo suelo yy hacían todos

en decían esa esa cosa tremenda contra Dios. Decían las dos cosas: me cago en Dios, me me cago cago en en el demonio. demonio. Me Me parecía parecía que que sólo las las mujeres mujeres creían creían realmente en Dios. realmente en Dios. «¿Y el demonio? ¿Existe el demonio?» «¡Por supuesto!» El hervor hacía bailar la tapa de la cacerola. De aquella boca boca mutante mariposa salían vaharadas de vapor y gargajos de espuma y verdura. Una mariposa nocturna revoloteaba revoloteaba por el techo techo alrededor alrededor de la bombilla que colgaba del cable cable trenzado. trenzado. Mamá Mamá estaba estaba enfurruñada enfurruñada como cada cada vez que tenía que planchar. planchar. LLa cara se se lle tensaba cuando cuando marcaba marcaba lla raya de de las las a cara e tensaba a raya perneras. Pero Pero ahora ahora hablaba en un tono suave suave y algo triste, como si se se refiriese a desvalido. refiriese a un un desvalido. «El demonio era un ángel, pero se hizo malo.» La mariposa mariposa chocó chocó con con la bombilla, bombilla, que que se se bamboleó bamboleó ligeramente ligeramente y desordenó las sombras. «Hoy el maestro ha dicho que las mariposas también tienen lengua, una una lengua finita finita yy muy muy larga, larga, que que llevan llevan enrollada enrollada como como el el muelle muelle de de un un reloj. Nos Nos la la va va aa enseñar enseñar con con un un aparato aparato que que le le tienen tienen que que enviar enviar de de Madrid. ¿A ¿A que que parece parece mentira eso eso de de que que las mariposas mariposas tengan lengua?» «Si él lo lo dice, dice, es es cierto. cierto. Hay Hay muchas muchas cosas cosas que que parecen parecen mentira «Si él mentira yy son son verdad. ¿Te ha ha gustado gustado la escuela?» verdad. ¿Te la escuela?» «Mucho. no pega. pega. El El maestro maestro no pega.» «Mucho. Y Y no no pega.» No, el el maestro maestro don don Gregorio Gregorio no no pegaba. pegaba. A All contrario, contrario, casi casi siempre siempre No, sonreía con su su cara cara de de sapo. sapo. Cuando Cuando dos dos se se peleaban peleaban durante recreo, él sonreía con durante el el recreo, él los llamaba, «parecéis «parecéis carneros», carneros», yy hacía hacía que que se se estrecharan estrecharan la la mano. mano. los llamaba, Después los sentaba sentaba en en el el mismo mismo pupitre. pupitre. Así Así fue fue como como conocí conocí aa mi mi Después los mejor amigo, Dombodán, Dombodán, grande, grande, bondadoso bondadoso yy torpe. torpe. Había Había otro chaval, mejor amigo, otro chaval, Eladio, que tenía tenía un un lunar lunar en en la la mejilla, mejilla, al al que que le le hubiera hubiera zurrado zurrado con con Eladio, que gusto, pero nunca nunca lo hice por a que mandase darle gusto, pero lo hice por miedo miedo a que el el maestro maestro me me mandase darle la la mano que me me cambiase cambiase del del lado lado de de Dombodán. Dombodán. La La forma forma que que don don mano yy que Gregorio tenía de de mostrarse mostrarse muy Gregorio tenía muy enfadado enfadado era era el el silencio. silencio. «Si vosotros no no os os calláis, calláis, tendré tendré que que callarme «Si vosotros callarme yo.» yo.»

Y se se dirigía dirigía hacia hacia el el ventanal, ventanal, con con la mirada mirada ausente, ausente, perdida perdida en el Sinaí. Era Era un silencio prolongado, prolongado, descorazonador, descorazonador, como si nos hubiese dejado abandonados abandonados en en un extraño extraño país. país. Pronto Pronto me di cuenta cuenta de que el silencio del maestro era el peor castigo imaginable. Porque todo lo que él tocaba era un cuento fascinante. El cuento podía comenzar comenzar con una una hoja de papel, papel, después después de de pasar pasar por el Amazonas Amazonas y la sístole y diástole del corazón. Todo Todo conectaba, conectaba, todo tenía sentido. La hierba, la lana, la oveja, mi f rfrío. í o . Cuando e dirigía Cuando eell maestro maestro sse dirigía hacia hacia eell mapamundi, mapamundi, nos nos quedábamos atentos a pantalla atentos como como ssii se se iluminase iluminase lla pantalla del del cine cine Rex. Rex. Sentíamos el miedo miedo de los indios cuando cuando escucharon por vez primera el relinchar de los caballos caballos y el estampido del arcabuz. íbamos Íbamos a lomos de los elefantes de Aníbal de Cartago por las nieves de los Alpes, camino de Roma. Luchábamos Luchábamos con con palos y piedras en Ponte Sampaio[6] contra contra las tropas de de Napoleón. Napoleón. Pero Pero no no todo todo eran eran guerras. guerras. Fabricábamos Fabricábamos hoces hoces y rejas de de arado arado en en las las herrerías herrerías del del Incio. Incio. Escribíamos Escribíamos cancioneros cancioneros de de amor en la Provenza y en el mar de Vigo. Construíamos el Pórtico de la Gloria. Plantábamos Plantábamos las las patatas patatas que que habían habían venido venido de de América. América. Y Y a América emigramos cuando llegó la peste de la patata. «Las patatas patatas vinieron vinieron de de América», América», le le dije a mi madre madre a la hora de comer, cuando cuando me me puso puso el plato delante. «¡Qué iban iban aa venir venir de de América! América! Siempre Siempre ha ha habido patatas», patatas», sentenció sentenció ella. «No, antes antes se se comían comían castañas. castañas. Y también vino de América el maíz.» Era la primera primera vez vez que que tenía tenía clara sensación de de que que gracias gracias al maestro Era la clara la la sensación al maestro yo sabía cosas cosas importantes importantes de de nuestro nuestro mundo mundo que que ellos, ellos, mis mis padres, padres, yo sabía desconocían. Pero los a escuela los momentos momentos más más fascinantes fascinantes de de lla escuela eran eran cuando cuando eell maestro hablaba de de los los bichos. bichos. Las Las arañas arañas dde agua inventaban inventaban eell maestro hablaba e agua submarino. Las hormigas hormigas cuidaban cuidaban de de un un ganado ganado que que daba daba leche submarino. Las leche yy azúcar azúcar yy cultivaban cultivaban setas. setas. Había Había un un pájaro pájaro en en Australia Australia que que pintaba pintaba su su nido nido de de colores con una una especie especie de de óleo óleo que que fabricaba fabricaba con con pigmentos pigmentos vegetales. vegetales. colores con Nunca me me olvidaré. olvidaré. Se Se llamaba llamaba el tilonorrinco. tilonorrinco. El macho macho colocaba una una

orquídea en el nuevo nido para atraer a la hembra. Tal era era mi interés interés que que me me convertí convertí en en el suministrador suministrador de bichos de don Gregorio y él me me acogió acogió como el mejor discípulo. Había sábados y or m e excursión. festivos que que pasaba pasaba ppor mii casa casa ee íbamos íbamos juntos juntos dde excursión. Recorríamos las las orillas orillas del del río, río, las las gándaras, gándaras, el el bosque bosque y subíamos subíamos al monte Sinaí. Sinaí. Cada Cada uno uno de de esos esos viajes viajes era era para para mí como como una una ruta del n descubrimiento. Volvíamos Volvíamos siempre siempre con con un un tesoro. tesoro. Una Una mantis. mantis. U Un caballito del diablo. Un ciervo volante. Y cada cada vez una mariposa distinta, aunque yo sólo recuerdo el nombre de una a la que el maestro llamó Iris, y que brillaba hermosísima posada en el barro o el estiércol. Al regreso, regreso, cantábamos cantábamos por los caminos como dos viejos compañeros. hablar de de los Los lunes, en la escuela, el maestro decía: «Y ahora vamos a hablar bichos de bichos de Pardal». Pardal». Para mis padres, padres, estas estas atenciones del maestro eran un honor. Aquellos días de de excursión, excursión, m mii madre madre preparaba preparaba la merienda merienda para para los dos: dos: «No «No hace falta, falta, señora, señora, yo yo ya voy comido», insistía insistía don Gregorio. Pero Pero a la vuelta decía: «Gracias, «Gracias, señora, exquisita la merienda». «Estoy segura de que pasa necesidades», decía mi madre por la noche. «Los maestros maestros no no ganan ganan lo lo que que tendrían tendrían que que ganar», ganar», sentenciaba, sentenciaba, con con sentida solemnidad, mi padre. padre. «Ellos «Ellos son son las luces luces de de la República.» «¡La República, República, lla República! ¡¡Ya veremos adónde adónde va va aa parar parar lla a República! Ya veremos a República!» República!» Mi padre era era republicano. republicano. M Mii madre, madre, no. no. Quiero Quiero decir decir que que mi mi madre madre Mi padre era de misa misa diaria diaria yy los los republicanos republicanos aparecían aparecían como como enemigos enemigos de de la la era de Iglesia. Procuraban no no discutir discutir cuando cuando yo estaba delante, pero aa veces Iglesia. Procuraban yo estaba delante, pero veces los los sorprendía. sorprendía. «¿Qué tienes ttú contra Azaña? Azaña? Eso Eso es es cosa cosa del del cura, cura, que que os os anda anda «¿Qué tienes ú contra calentando la cabeza.» «Yo voy a a misa a rezar», decía mi madre. «Yo voy misa a rezar», decía mi madre. «Tú sí, pero pero el el cura cura no.» «Tú sí, no.» Un día que que don don Gregorio Gregorio vino vino aa recogerme recogerme para para ir Un día ir aa buscar buscar mariposas, mariposas, mi padre le le dijo dijo que, que, si si no no tenía tenía inconveniente, inconveniente, le le gustaría gustaría tomarle tomarle las las mi padre

medidas para un traje. «¿Un traje?» «Don Gregorio, Gregorio, no no lo lo tome tome aa mal. mal. Quisiera Quisiera tener tener una una atención atención con usted. Y yo lo que sé hacer son trajes.» El maestro miró alrededor con desconcierto. desconcierto. El maestro miró alrededor con «Es mi oficio», dijo mi padre con una sonrisa. «Respeto mucho los oficios», dijo por fin el maestro. Don Gregorio Gregorio llevó llevó puesto puesto aquel aquel traje traje durante durante un un año, año, y lo llevaba llevaba también aquel aquel día día de de julio julio de de 1936, 1936, cuando cuando se se cruzó cruzó conmigo conmigo en en la Alameda, camino del ayuntamiento. «¿Qué hay, Pardal? A ver si este año por fin podemos podemos verle la la lengua lengua aa las mariposas.» Algo extraño extraño estaba estaba sucediendo. sucediendo. Todo Todo el mundo mundo parecía parecía tener prisa, prisa, pero no se movía. Los que miraban hacia delante, se daban la vuelta. Los que miraban miraban para para la la derecha, derecha, giraban giraban hacia hacia la izquierda. izquierda. Cordeiro, Cordeiro, el el recogedor de basura basura y hojas secas, secas, estaba sentado en un banco, cerca cerca del palco de la música. Yo nunca había visto aa Cordeiro sentado en un un banco. Miró hacia arriba, con la mano de visera. Cuando Cuando Cordeiro miraba así y callaban los los pájaros, pájaros, era era que que se se avecinaba avecinaba una tormenta. Oí el el estruendo estruendo de de una una moto moto solitaria. solitaria. Era Era un guardia con bandera con una una bandera sujeta en en el el asiento asiento de de atrás. atrás. Pasó Pasó delante delante del del ayuntamiento ayuntamiento y miró para para los hombres que que conversaban conversaban inquietos inquietos en en el el porche. porche. Gritó: Gritó: «¡Arriba «¡Arriba los hombres España!». Y arrancó arrancó de de nuevo nuevo lla moto dejando dejando atrás atrás una una estela estela de de España!». Y a moto explosiones. explosiones. Las madres empezaron empezaron aa llamar llamar aa sus sus hijos. hijos. En En casa, casa, parecía parecía que que la la Las madres abuela se hubiese hubiese muerto muerto otra otra vez. vez. M Mii padre padre amontonaba amontonaba colillas colillas en en el el abuela se cenicero madre lloraba lloraba yy hacía cosas sin cenicero yy mi mi madre hacía cosas sin sentido, sentido, como como abrir abrir el el grifo grifo de agua yy lavar platos limpios sucios. de agua lavar los los platos limpios yy guardar guardar los los sucios. Llamaron la puerta puerta yy mis mis padres padres miraron miraron el el pomo pomo con con desazón. desazón. Era Era Llamaron aa la Amelia, la vecina, vecina, que que trabajaba trabajaba en casa de Suárez, el Amelia, la en casa de Suárez, el indiano. indiano. «¿Sabéis lo que que está está pasando? pasando? En En Coruña, Coruña, los los militares militares han han declarado declarado «¿Sabéis lo el estado de de guerra. guerra. Están Están disparando el estado disparando contra contra el el Gobierno Gobierno Civil.» Civil.»

«¡Santo Cielo!», se persignó mi madre. «Y aquí», aquí», continuó continuó Amelia Amelia en voz baja, baja, como como si las paredes paredes oyesen, oyesen, «dicen que que el el alcalde alcalde llamó llamó al al capitán capitán de de carabineros, carabineros, pero pero que que éste éste mandó decir que estaba enfermo». Al día día siguiente siguiente no no me me dejaron dejaron salir salir aa la la calle. calle. Yo Yo miraba miraba por por la ventana y todos los que pasaban me parecían sombras encogidas, como si de repente repente hubiese hubiese llegado llegado eell invierno invierno yy eell viento viento arrastrase arrastrase aa los los gorriones de la Alameda como hojas secas. Llegaron tropas de de la capital y ocuparon el ayuntamiento. Mamá salió para ir a misa, y volvió pálida y entristecida, como si hubiese envejecido en media en media hora. hora. «Están pasando cosas terribles, Ramón», oí que le decía, entre sollozos, aa mi padre. padre. También También él había había envejecido. Peor Peor aún. Parecía Parecía que hubiese perdido toda toda voluntad. Se Se había había desfondado en un sillón y no se movía. No hablaba. No quería comer. «Hay que que quemar quemar las las cosas cosas que que t te comprometan, Ramón. Ramón. LLos e comprometan, os periódicos, los libros. Todo.» Fue m mii madre madre la la que que tomó tomó la la iniciativa iniciativa durante durante aquellos aquellos días. días. Una Una mañana hizo que que mi padre padre se se arreglara bien y lo llevó con ella a misa. Cuando regresaron, regresaron, me me dijo: «Venga, «Venga, Moncho, Moncho, vas vas a a venir con nosotros aa la Alameda». Alameda». Me Me trajo trajo la la ropa ropa de de fiesta fiesta y mientras mientras me me ayudaba ayudaba aa anudar anudar la corbata, me me dijo dijo con con voz voz muy grave: «Recuerda «Recuerda esto, Moncho. Papá Papá no la corbata, muy grave: esto, Moncho. no era republicano. Papá Papá no no era era amigo amigo del del alcalde. alcalde. Papá Papá no no hablaba hablaba mal de era republicano. mal de los curas. Y Y otra otra cosa cosa muy muy importante, importante, Moncho. Moncho. Papá Papá no no le le regaló regaló un un los curas. traje al maestro». maestro». traje al «Sí que se se lo regaló.» «Sí que lo regaló.» «No, Moncho. No No se se lo regaló. ¿Has ¿Has entendido entendido bien? se lo «No, Moncho. lo regaló. bien? ¡No ¡No se lo regaló!» regaló!» «No, mamá, no no se se lo regaló.» «No, mamá, lo regaló.» Había mucha gente gente en en la toda con Había mucha la Alameda, Alameda, toda con ropa ropa de de domingo. domingo. También También habían bajado algunos algunos grupos grupos de de las las aldeas, aldeas, mujeres mujeres enlutadas, enlutadas, paisanos paisanos habían bajado viejos con chaleco chaleco yy sombrero, sombrero, niños niños con con aire aire asustado, asustado, precedidos precedidos por por viejos con algunos hombres con con camisa camisa azul cinto. Dos Dos filas de soldados algunos hombres azul y y pistola pistola al al cinto. filas de soldados

n pasillo a escalinata abrían uun pasillo desde desde l la escalinata del del ayuntamiento ayuntamiento hasta hasta unos unos o n remolque s que e usaban camiones ccon remolque entoldado, entoldado, como como l o los que sse usaban para para transportar el ganado ganado en la feria grande. Pero en la Alameda no había había el bullicio de de las las ferias, ferias, sino un silencio grave, de Semana Semana Santa. La gente no se se saludaba. saludaba. N Nii siquiera siquiera parecían parecían reconocerse reconocerse los los unos unos a los otros. otros. Toda la atención estaba puesta en la fachada del ayuntamiento. Un guardia guardia entreabrió entreabrió la la puerta puerta y recorrió recorrió el el gentío gentío con con la mirada. mirada. oscura del Luego abrió del todo e hizo un gesto con el brazo. De la boca oscura atados edificio, escoltados por otros guardias, salieron los detenidos. Iban atados de pies y manos, en silente cordada. De algunos no sabía sabía el nombre, pero conocía todos todos aquellos aquellos rostros. rostros. EEll alcalde, alcalde, los los de de los los sindicatos, sindicatos, eell bibliotecario del del ateneo ateneo Resplandor Resplandor Obrero, Obrero, Charli, Charli, el el vocalista vocalista de de la Orquesta Sol Sol yy Vida, Vida, el el cantero cantero al al que que llamaban llamaban Hércules, Hércules, padre padre de de Dombodán... Y Y al final final de de la cordada, chepudo chepudo y feo como un sapo, sapo, el maestro. Se escucharon algunas algunas órdenes órdenes y gritos aislados aislados que resonaron resonaron en la Se escucharon Alameda como como petardos. petardos. Poco Poco aa poco, poco, de de la multitud fue saliendo saliendo un murmullo que acabó imitando aquellos insultos. «¡Traidores! « ¡ Traidores! ¡¡Criminales! Criminales! ¡¡Rojos!» Roj os !» «Grita tú tú también, también, Ramón, Ramón, por por lo lo que que más más quieras, quieras, ¡grita!» ¡grita!» Mi madre madre llevaba aa papá papá cogido del del brazo, brazo, como como si lo sujetase sujetase con todas sus sus fuerzas para que no no desfalleciera. desfalleciera. «¡Que «¡Que vean vean que que gritas, gritas, Ramón, Ramón, que que vean vean que que para que gritas!» gritas!» Y entonces oí oí cómo cómo mi mi padre padre decía: decía: «¡Traidores!» «¡Traidores!» con con un de voz. Y entonces un hilo hilo de voz. Y luego, cada cada vez vez más más fuerte, fuerte, «¡Criminales! «¡Criminales! ¡Rojos!». ¡Rojos!». Soltó Soltó del del brazo brazo aa Y luego, mi madre yy se se acercó acercó más más aa la la fila fila de de los los soldados, soldados, con con la la mirada mirada mi madre enfurecida hacia el maestro. «¡Asesino! «¡Asesino! ¡Anarquista! ¡Anarquista! ¡Comeniños!» ¡Comeniños!» enfurecida hacia el maestro. Ahora mamá trataba trataba de de retenerlo retenerlo yy le de la Ahora mamá le tiró tiró de la chaqueta chaqueta discretamente. discretamente. Pero él estaba estaba fuera fuera de de sí. sí. «¡Cabrón! «¡Cabrón! ¡Hijo ¡Hijo de de mala mala madre!» madre!» Nunca Nunca le le Pero él había oído llamar llamar eso eso a a nadie, siquiera al había oído nadie, ni ni siquiera al árbitro árbitro en en el el campo campo de de fútbol. fútbol. «Su madre no no tiene tiene la la culpa, culpa, ¿eh, ¿eh, Moncho?, Moncho?, recuerda recuerda eso.» eso.» Pero Pero ahora ahora se «Su madre se volvía hacia mí enloquecido yy me empujaba con volvía hacia mí enloquecido me empujaba con la la mirada, mirada, los los ojos ojos llenos llenos

ú también, ú de lágrimas lágrimas yy sangre. sangre. «¡Grítale «¡Grítale ttú también, Monchiño, Monchiño, grítale grítale ttú también!» también!» Cuando los camiones arrancaron, cargados de presos, yo fui uno de los desesperación el niños que que corrieron detrás, tirando piedras. Buscaba con desesperación era ya ya rostro del maestro para llamarle traidor y criminal. Pero el convoy era una nube nube de de polvo polvo a lo lejos lejos y yo, en en el medio de la Alameda, con los ó l o f fui u i capaz e murmurar o n rabia: puños cerrados, cerrados, ssólo capaz dde murmurar ccon rabia: «¡Sapo! «¡Sapo! ¡ Tilonorrinco! ¡Iris!». ¡Tilonorrinco!

Un la niebla niebla Un saxo saxo en en la

II Un hombre hombre necesitaba necesitaba dinero dinero con con urgencia urgencia para pagarse pagarse un pasaje a América. Este Este hombre hombre era era amigo amigo de de mi padre padre y tenía tenía un saxofón. saxofón. M Mii padre era era carpintero y hacía carros del país con ruedas de roble y eje de aliso. Cuando Cuando los los hacía, hacía, silbaba. silbaba. Inflaba Inflaba las las mejillas mejillas como como pechos pechos de petirrojo yy sonaba sonaba muy muy bien, bien, aa flauta flauta yy violín, violín, acompañado acompañado por por llaa percusión noble noble de de las las herramientas herramientas en en la madera. madera. M Mii padre padre le hizo un carro aa un labrador labrador rico, rico, sobrino sobrino de de cura, cura, y luego le prestó el dinero al amigo que que quería quería ir aa América. América. Este Este amigo amigo había había tocado tiempo atrás, cuando había había un un sindicato sindicato obrero obrero y este este sindicato sindicato tenía tenía una una banda banda de música. Y se lo regaló a mi padre el día en que se embarcó para para América. Y mi padre padre lo depositó en mis manos con mucho cuidado, como si fuera de cristal. —A A ver si algún día llegas a tocar el Francisco alegre, corazón mío. Le gustaba mucho aquel pasodoble. Yo tenía tenía quince quince años años yy trabajaba trabajaba de de peón peón de de albañil albañil en en la obra obra de Aduanas, en en el puerto puerto de de Coruña. M Mii herramienta era un botijo. El agua agua de la la fuente fuente de de Santa Santa Margarida era la más apreciada apreciada por los hombres. Iba por ella ella muy muy despacio, despacio, mirando mirando los los escaparates escaparates de de los los comercios comercios y de de la fábrica de Chocolate Chocolate Exprés Exprés en en la la Plaza Plaza de de Lugo. Lugo. Había Había también también una una fábrica de galería con tres tres jaulas jaulas de de pájaros pájaros de de colores colores yy un un ciego ciego que que vendía vendía el el galería con cupón le decía decía piropos a las lecheras. A veces, tenía cupón y y le piropos a las lecheras. A veces, tenía que que hacer hacer cola cola en en la la fuente porque había había otros otros chicos chicos con con otros otros botijos botijos yy que que venían venían de de otras otras fuente porque obras. Nunca hablábamos hablábamos entre entre nosotros. nosotros. De De regreso regreso a a la caminaba obras. Nunca la obra, obra, caminaba deprisa. Los obreros obreros bebían bebían el agua yy yo deprisa. Los el agua yo volvía volvía aa caminar caminar hacia hacia la la fuente, fuente, yy miraba miraba el escaparate de de la la fábrica de Chocolate Chocolate Exprés, Exprés, yy la el escaparate fábrica de la galería galería con con las tres jaulas jaulas de de pájaros, pájaros, yy paraba paraba delante delante del del ciego ciego que que ahora ahora le decía las tres le decía piropos las pescaderas. pescaderas. piropos aa las Cuando hacía el Cuando hacía el último último viaje viaje del del día día yy dejaba dejaba el el botijo, botijo, cogía cogía el el maletín maletín del saxo. Durante dos dos horas, horas, al anochecer, anochecer, iba a clases de música con don Luis

en un Braxe, en en la calle de Santo Andrés. El maestro era pianista, tocaba tocaba en e varietés yy se a vida on local nocturno nocturno dde se ganaba ganaba lla vida también también así, así, ccon aprendices. Dábamos Dábamos una una hora hora de de solfeo solfeo y otra con el instrumento. instrumento. La fuera una una primera vez me dijo: «Cógelo «Cógelo así, firme y con cariño, como si fuera o sé o hizo a lección chica». NNo sé ssii l lo hizo adrede, adrede, pero pero aquélla aquélla fue fue lla lección más más una mujer aa importante de mi vida. La música tenía que tener el rostro de una su la que enamorar. Cerraba los ojos para imaginarla, para ponerle color aa su pelo yy aa sus sus ojos, ojos, pero pero supe supe que que mientras mientras sólo sólo saliesen saliesen de de m mii saxo saxo rebuznos de asno, jamás existiría esa esa chica. Durante el día, en el ir y venir aa la la fuente fuente de de Santa Santa Margarida, Margarida, caminaba caminaba embrujado embrujado con con m mii botijo, botijo, solfeando por por lo bajo, bajo, atento atento sólo sólo a las mujeres mujeres que que pasaban. pasaban. Como Como el ciego del cupón. Llevaba poco más más de de un año de música con don Luis cuando me pasó una cosa cosa extraordinaria. extraordinaria. Después Después de de salir salir de de clase, clase, me me paré paré ante ante eell escaparate de de Calzados Calzados Faustino, Faustino, en en el el Cantón. Cantón. Estaba Estaba allí, allí, con con m mii maletín, mirando aquellos zapatos como quien mira una película de Fred Astaire, yy se se acercó acercó un un hombre hombre muy muy grandote, grandote, calvo, calvo, la frente enorme enorme como el dintel de una puerta. —¿Qué ahí, chaval? chaval? —me ¿Qué llevas ahí, m e preguntó sin más. —¿Quién, yo? ¿Quién, yo? —Sí, tú. ¿Es ¿Es un un instrumento, no? no? Sí, tú. Tan ancho yy alto, alto, embestía embestía con con la la cabeza cabeza yy llevaba llevaba los los largos largos brazos brazos Tan ancho caídos, como si estuviera cansado de tirar de la bola del mundo. Es un saxo. —Es —¿Un saxo? Ya decía yo que tenía tenía que ser un ¿Sabes tocarlo? ¿Un saxo? Ya decía yo que que ser un saxo. saxo. ¿Sabes tocarlo? Recordé la mirada mirada paciente del maestro. maestro. Vas Vas bien, bien, vas vas bien. bien. Pero Pero había Recordé la paciente del había momentos en que que don don Luis Luis no no podía podía disimular disimular yy la desazón asomaba asomaba en momentos en la desazón en sus ojos como como si, si, en en efecto, efecto, yo yo hubiese hubiese dejado dejado caer caer al al suelo suelo una una valiosa sus ojos valiosa pieza de vidrio. vidrio. pieza de —Sí, claro que sabes —decía ahora aquel extraño que nunca me había S í , claroquesabesd e c í a ahoraaquelextrañoquenuncam e había escuchado tocar—. Seguro que que sabes. sabes. escuchado tocar . Seguro Así entré en en la Orquesta Azul. Aquel hombre hombre se se llamaba Así entré la Orquesta Azul. Aquel llamaba Macías, Macías, era era el el

de semana semana yy allí allí batería y un poco el jefe. Necesitaba un saxo para el fin de lo tenía. tenía. Para Para mis mis padres padres no no había había duda. duda. Hay Hay que que subirse subirse al al caballo caballo cuando pasa ante uno. ¿Sabes tocar el Francisco alegre? ¿Sabes, verdad? Pues ya está. —¿Sabes Me había dado una dirección para acudir al ensayo. Cuando llegué allí, supe que que ya ya no no había había marcha marcha atrás. atrás. El El lugar lugar era era el primer primer piso de de la e hecho, a Orquesta fábrica de de Chocolate Chocolate Exprés. Exprés. DDe hecho, lla Orquesta Azul Azul tenía tenía un un suculento contrato publicitario.

Chocolate Exprés ¡Ay qué rico es! Había que que corear corear esa esa frase frase tres tres o cuatro cuatro veces veces en en cada actuación. A cambio, la la fábrica nos nos daba daba una tableta de chocolate a cada cada uno. Hablo del año año 49, 49, para para que que se se me me entienda. entienda. Había Había temporadas temporadas de de insípidos insípidos olores, de de caldo, caldo, de de mugre, mugre, de de pan pan negro. negro. Cuando Cuando llegabas llegabas a casa casa con chocolate, l olos ojos dde los hermanos hermanos pequeños pequeños sse encendían como como s ojos e los e encendían candelas ante ante un un santo. santo. Sí, Sí, qué qué rico era era el Chocolate Chocolate Exprés. Desde allende los mares, el crepúsculo en en popa, popa, la Orquesta Azul. Azul. la Orquesta ¡La Orquesta Azul! Azul! ¡La Orquesta

En realidad, la la Orquesta Orquesta Azul Azul no no había había pasado pasado la la Marola[7]. Marola[7]. Había Había En realidad, actuado una vez vez en en Ponferrada, Ponferrada, eso eso sí. sí. Pero Pero era era la la forma forma garbosa garbosa de de actuado una presentarse por aquel aquel entonces. entonces. América América era era un un sueño, sueño, también también para para las las presentarse por orquestas gallegas. Corría Corría la la leyenda leyenda de de que que si si conseguías conseguías un un contrato contrato orquestas gallegas. para tocar aa Montevideo Montevideo yy Buenos Buenos Aires, Aires, podías podías volver para ir ir aa tocar volver con con sombrero sombrero yy con con ese ese brillo brillo sano sano que que se se le le pone pone aa la la cara cara cuando cuando llevas llevas la la cartera cartera llena. Si yo yo fuera fuera con con el el botijo, botijo, tardaría tardaría día día yy noche noche en en recorrer recorrer una una llena. Si avenida de Buenos Buenos Aires Aires yy el el agua agua criaría ranas. Eso Eso me me lo avenida de criaría ranas. lo dijo dijo uno uno de de la la obra. Muchas orquestas orquestas llevaban llevaban nombre nombre americano. americano. Había Había la la orquesta orquesta obra. Muchas

presentaba así: Acapulco, que era de la parte de la montaña, y se presentaba Tintinan, tirititín... Tintintín, tirititín... Nos dirigimos a nuestro distinguido público en castellano ya que que el gallego lo hemos olvidado después de nuestra última gira por Hispanoamérica. Wanííiiii! ¡Manííiiii! Si te quieres un momento divertir, cómprate un cucuruchito de maní...

También había había orquestas orquestas que que llevaban llevaban el traje traje de de mariachi. mariachi. La cosa cosa mejicana siempre gustó gustó mucho en Galicia. En todas las canciones había había un caballo, caballo, un un revólver revólver yy una una mujer mujer con con nombre nombre de de flor. flor. ¿Qué ¿Qué más más necesita un hombre para ser el rey? La Orquesta Azul también le daba a los corridos. Pero el repertorio era era muy variado: variado: boleros, boleros, cumbias, cumbias, pasodobles, pasodobles, cuplés, cuplés, poleas, polcas, valses, jotas gallegas, de todo. Una cosa seria. Ocho hombres en el palco, con pantalón pantalón negro yy camisas camisas de de color color azul azul con con chorreras chorreras de de encaje encaje blanco blanco y vuelos en las mangas. mangas. Macías trabajaba trabajaba durante durante l la semana een Correos. LLo imaginaba a semana n Correos. o imaginaba poniendo sellos yy tampones tampones como como quien quien bate bate en en platos platos yy bombos. bombos. El El poniendo sellos vocalista se se llamaba llamaba Juan Juan María. María. Era Era barbero. barbero. Un Un hombre hombre con con mucha mucha percha. Muchas chicas chicas se se consumían consumían por percha. Muchas por él. él. —¿Bailas conmigo, Juan Juan María? ¿Bailas conmigo, María? —¡Vete a paseo, paseo, perica! perica! ¡Vete a Y también estaba estaba Couto, Couto, que que era era contrabajo contrabajo yy durante durante lla semana Y también a semana trabajaba en una una fundición. fundición. A este Couto, Couto, que que padecía padecía algo trabajaba en A este algo del del vientre, vientre, el el médico le había había mandado mandado comer comer sólo papillas. Pasó Pasó siete siete años años seguidos seguidos aa médico le sólo papillas. harina de maíz maíz yy leche. leche. Un Un día, día, en en carnaval, carnaval, llegó llegó aa casa casa yy le le dijo dijo a a su su harina de mujer: «Hazme un un cocido, cocido, con con lacón, chorizo yy todo. Si no no me mujer: «Hazme lacón, chorizo todo. Si me muero muero así, así, me muero de hambre». Y le fue de maravilla. El acordeonista, Ramiro, Ramiro, era era reparador reparador de de radios. radios. Un Un hombre hombre de de oído oído El acordeonista,

finísimo. Llegaba Llegaba al ensayo, ensayo, presentaba presentaba una pieza nueva nueva y luego decía: a cogí a cogí «Ésta lla cogí por por el el aire». aire». Siempre Siempre decía decía eso, eso, lla cogí por por el el aire, aire, acompañándose de un gesto con la mano, como si atrapara un puñado de mariposas. Aparte Aparte de de su su instrumento, instrumento, tocaba tocaba la flauta flauta de de caña caña con la nariz. Un Un vals vals nasal. nasal. Era Era un número extra que impresionaba al público, tanto como el burro sabio de los titiriteros. Pero a mí lo que me gustaba gustaba era una una de de sus sus canciones canciones misteriosas misteriosas cogidas cogidas por por el aire aire y de de la que que recuerdo muy bien el comienzo. Aurora Aurora de de rosa rosa en en amanecer amanecer nota melosa que gimió el violín novelesco insomnio vivió el el amor. amor. novelesco insomnio do do vivió

Y estaba estaba también también eell trompeta trompeta Comesaña, Comesaña, eell trombón trombón Paco Paco yy m mii compañero, el saxo tenor, don Juan. Un hombre mayor, muy elegante, que cuando me me lo lo presentaron presentaron me me pasó pasó la mano mano por la cabeza cabeza como si me diese la bendición. Se agradecí. Dentro Dentro de de nada, nada, iba iba a a ser ser mi debut. debut. En En Santa Santa Marta de Se lo agradecí. Lombás, según según informó Macías. Macías. —Sí, chaval —asintió Juan María—. Marta de Lombás, irás y S í , chavala s i n t i ó JuanMaría¡ S a¡Santa n t a Martad e Lombás,irásy no volverás! volverás! II

El domingo, muy muy temprano, temprano, cogimos cogimos el tren de de Lugo. Lugo. Yo más que que El domingo, el tren Yo iba, iba, más nervioso, en las las nubes, nubes, como como si si todavía todavía no no hubiese hubiese despertado despertado yy el tren nervioso, en el tren fuese una una cama voladora. Todos Todos me trataban como un hombre, como un colega, pero tenía tenía la sensación de de que que por colega, pero la sensación por la la noche noche había había encogido, encogido, de de que que había encogido de de la la cabeza cabeza aa los los pies, pies, yy que que todo todo en en mí mí disminuía, disminuía, había encogido incluso el hilo hilo de de voz, voz, al al tiempo tiempo que que se se agrandaba agrandaba lo lo de de fuera. fuera. Por Por incluso el ejemplo, las manos manos de de Macías, Macías, enormes enormes yy pesadas pesadas como como azadas. azadas. Miraba Miraba ejemplo, las las mías yy lo lo que que veía veía eran eran las las de de mi hermana pequeña pequeña envolviendo envolviendo una una las mías mi hermana

espiga de de maíz maíz como como un un bebé. bebé. ¡Dios! ¡Dios! ¿Quién ¿Quién iba a poder con el saxo? saxo? Quizás la la culpa culpa de de todo todo la la tenía tenía aquel aquel traje traje prestado prestado que que me me quedaba quedaba largo. Me escurría en él como un caracol. Nos bajamos bajamos en en la la estación estación de de Aranga. Aranga. Era Era un día día de de verano, verano, muy muy soleado. El delegado de la comisión de fiestas de Santa Marta de Lombás ya nos estaba esperando. Se presentó como Boal. Era un hombre recio, de mirada oscura oscura y mostacho mostacho grande. grande. Sujetaba Sujetaba dos mulas mulas en las que cargó los instrumentos y el baúl en el que iban los trajes de verbena. Uno de los a batería. animales se se revolvió, revolvió, asustado asustado por por el el estruendo estruendo de de lla batería. Boal, Boal, amenazador, se le encaró con el puño a la altura de los ojos. —¡Te ¡Te abro la crisma, Carolina! ¡Sabes ¡Sabes que lo hago! Todos miramos miramos el el puño puño de de Boal. Boal. Una Una enorme enorme maza maza peluda peluda que que se se blandía en el aire. Por fin, el animal agachó manso la cabeza. Nos pusimos en marcha por un camino fresco que olía a cerezas y con mucha fiesta fiesta dde pájaros. Pero Pero luego luego nos nos metimos metimos ppor una pista pista e pájaros. o r una polvorienta, abierta en un monte de brezos y tojos. Ya no había había nada nada entre nuestras cabezas cabezas y el fogón del sol. Nada, Nada, excepto las aves de rapiña. El palique animado animado de de mis compañeros compañeros fue transformándose transformándose en un rosario de bufidos bufidos yy éstos éstos fueron fueron seguidos seguidos de de blasfemias blasfemias sordas, sordas, sobre sobre todo todo cuando los los zapatos zapatos acharolados, acharolados, enharinados enharinados de de polvo, polvo, tropezaban tropezaban en en los pedruscos. En En cabeza, cabeza, recio recio yy con con sombrero, sombrero, Boal Boal parecía parecía tirar tirar aa un un tiempo de hombres hombres yy mulas. tiempo de mulas. El primero en en lanzar una piedra Juan María. El primero lanzar una piedra fue fue Juan María. —¿Visteis? ¡Era un un lagarto ¿Visteis? ¡Era un lagarto, lagarto, un lagarto gigante! gigante! Al poco rato, rato, todos todos arrojaban arrojaban piedras piedras aa los los vallados, vallados, rocas rocas o o postes postes de de Al poco la luz, como como si si nos nos rodeasen rodeasen cientos cientos de de lagartos. lagartos. Delante, Delante, Boal Boal mantenía mantenía la luz, implacable el paso. paso. De De vez vez en en cuando cuando se se volvía volvía a a los rostros sudorosos sudorosos yy implacable el los rostros decía con una una sonrisa sonrisa irónica: «¡Ya falta decía con irónica: «¡Ya falta poco!». poco!». —¡La puta que que los los parió! parió! ¡La puta Cuando aparecieron las las picaduras picaduras de de los los tábanos, tábanos, las las blasfemias blasfemias se se Cuando aparecieron hicieron oír como como estallidos estallidos de de petardos. petardos. La La Orquesta Orquesta Azul, asada por hicieron oír Azul, asada por las las llamaradas del sol, sol, llevaba llevaba las las corbatas corbatas en en la mano yy las abanicaba como llamaradas del la mano las abanicaba como

las bestias bestias el el rabo rabo para para espantar espantar los bichos. bichos. Para Para entonces, entonces, el baúl que cargaba una una de de las las mulas mulas parecía parecía el féretro féretro de de un difunto. En En el cielo ardiente planeaba un milano. ¡Santa Marta de Lombás, irás y no volverás! ¡Santa Nada más a parroquia, a Orquesta más verse verse el el campanario campanario de de lla parroquia, lla Orquesta Azul Azul recompuso enseguida enseguida su aspecto. Los hombres se anudaron las corbatas, se alisaron los trajes, se peinaron, y limpiaron y abrillantaron los zapatos se con un roce magistral en la barriga de la pierna. Los imité en todo. Sonaron para nosotros las bombas de palenque. ¡Han llegado los de la orquesta! ¡Han Si hay hay algo que que uno uno disfruta la primera vez es la vanidad de la fama, por pequeña pequeña ee infundada infundada que que sea. sea. LLos niños, revoloteando revoloteando como como o s niños, mariposas a nuestro alrededor. Las mujeres, con una sonrisa de geranios en la ventana. Los viejos asomando a la puerta como cucos de un un reloj. reloj. ¡La ¡La orquesta! ¡Han llegado los de la orquesta! Saludamos como como héroes héroes que que resucitan resucitan a los los muertos. muertos. Me Me crecía. crecía. El pecho se se me me llenaba llenaba de de aire. aire. Pero, Pero, de de repente, repente, comprendí. comprendí. Nosotros Nosotros éramos algo algo realmente realmente importante, importante, eell centro centro del del mundo. mundo. Y Y volví volví aa encogerme como como un un caracol. caracol. Me Me temblaban temblaban las las piernas. piernas. El El maletín maletín del del saxo me me pesaba pesaba como robado robado a a un mendigo. Me sentía un farsante. Hicimos un un alto alto en en el el crucero crucero y Macías Macías posó posó su su brazo de de hierro hierro en en mi hombro. —Ahora, chaval, nos nos van van aa llevar a las las casas casas en en las que nos nos alojan. alojan. Tú Ahora, chaval, llevar a las que Tú no tengas reparo. reparo. Si Si tienes tienes hambre, hambre, pides pides de de comer. comer. Y que la la cama cama sea sea no tengas Y que buena. Ése Ése es el trato. Y luego se se dirigió dirigió sentencioso sentencioso aa Boal: Boal: ««El chaval que que esté esté bien bien Y luego E l chaval atendido». —Eso está hecho hecho —respondió hombre, sonriendo sonriendo por Eso está respondió el el hombre, por primera primera vez—. vez Va a dormir en casa de Boal. En mi casa. En la planta planta baja baja estaban estaban también también los los establos, establos, separados separados de de la En la la cocina cocina por pesebres de de piedra, piedra, así así que que lo que vi cabezas de por pesebres lo primero primero que vi fueron fueron las las cabezas de las las vacas. Engullían la la hierba hierba lamiéndola lamiéndola como como si fuera una una nube nube de de azúcar. azúcar. vacas. Engullían si fuera

hogar Por el suelo de la cocina habían extendido broza. Había un humo de hogar una hora incierta. En el que picaba un poco en los ojos y envolvía todo en una su trabajo extremo de la larguísima mesa cosía una muchacha que no dejó su ni siquiera cuando el hombre puso cerca de ella la caja del saxo. ¡Café, nena! —¡Café, Se levantó sin mirarnos y fue a coger Se coger un cazo del fregadero. Luego lo a trébede a colocó en en lla trébede e, e, inclinándose inclinándose yy soplando soplando lentamente, lentamente, con con lla sabiduría de de una una vieja, vieja, avivó avivó el el fuego. fuego. Fue Fue entonces entonces cuando cuando noté noté con con asombro rebullir rebullir el suelo, suelo, cerca cerca de de mis pies. pies. Había Había conejos royendo royendo la broza, con con las orejas orejas tiesas tiesas como hojas de eucalipto. El hombre se debió de dar mi trastorno. de dar cuenta cuenta de de mi trastorno. —Hacen Hacen muy buen estiércol. Y buenos asados. Boal me enseñó, enseñó, con orgullo, el ganado de casa. Había seis vacas, una una pareja de de bueyes, bueyes, un un caballo, caballo, las las dos dos mulas mulas que que habían habían traído traído nuestro nuestro equipaje, cerdos cerdos y equis equis gallinas. gallinas. Así Así lo dijo: equis gallinas. El caballo, me explicó, sabía sabía sumar y restar. Le preguntó cuánto eran dos y dos y él golpeó cuatro veces en el suelo con el casco. —Aquí Aquí no vas a pasar hambre, chaval. A ver, nena, trae el bizcocho. Y Y el queso. queso. Mmm. Mmm. No No me me digas digas que que no no quieres. quieres. Nadie Nadie dice dice que que no no en en casa casa de Boal. Fue entonces, entonces, con con la la fuente fuente de de comida comida en en la mano, mano, cuando cuando pude pude verla verla bien por vez vez primera. primera. Miraba Miraba hacia hacia abajo, abajo, como como si si tuviese tuviese miedo miedo de de la la bien por gente. Era menuda menuda pero pero con con un un cuerpo cuerpo de de mujer. mujer. Los Los brazos brazos remangados remangados gente. Era yy fuertes, fuertes, de de lavandera. lavandera. El El pelo pelo recogido recogido en en una una trenza. trenza. Ojos Ojos rasgados. rasgados. Alargué la mano mano para para coger coger algo. algo. ¿Qué ¿Qué me me pasaba? pasaba? ¡Cielo ¡Cielo santo! santo! ¿Qué ¿Qué Alargué la haces tú aquí, aquí, chinita? chinita? Era Era como como si si siempre siempre hubiese hubiese estado estado en en mi cabeza. haces tú mi cabeza. Aquella niña china china de de lla escolar. La La miraba, miraba, hechizado, hechizado, Aquella niña a Enciclopedia Enciclopedia escolar. mientras el maestro maestro hablaba hablaba de de los los ríos ríos que que tenían tenían nombres de colores. mientras el nombres de colores. El El Azul, el Amarillo, Amarillo, el el Rojo. Rojo. Quizá Quizá China China estaba estaba allí, allí, poco poco después después de de Azul, el Santa Marta de Lombás. —No habla —dijo en voz voz alta Pero oye. oye. Oír Oír sí que oye. oye. A No habla d i j o en alta Boal—. Boal . Pero sí que A ver, ver, nena, muéstrale al músico la habitación de dormir.

La seguí seguí por por las las escaleras escaleras que que llevaban al piso alto. Ella mantenía mantenía la cabeza gacha, incluso cuando abrió la puerta de la habitación. La verdad verdad es que no había mucho que ver. Una silla, una mesilla con crucifijo y una una es cama con cama con una una colcha colcha amarilla. amarilla. También También un un calendario calendario de de una una ferretería ferretería con una imagen del Sagrado Corazón. Bien, está d i j e . Y palpé la cama por mostrar mostrar un poco de —Bien, está muy bien —dije. interés. El colchón era duro, de hojas de mazorca. Me volví. Ella estaba estaba a contraluz y parpadeé. Creo Creo que sonreía. Bien, muy bien, repetí, repetí, buscando buscando su mirada. Pero Pero ahora ella volvía a tener tener los ojos clavados en alguna parte de ningún lugar. Con el el traje traje de de corbata, corbata, lla a Orquesta Orquesta Azul Azul se se reunió reunió en en eell atrio. atrio. Teníamos que que tocar tocar el himno español español en la misa mayor, en el momento en que el párroco alzaba el Altísimo. Con los nervios, yo cambiaba aa cada cada momento de de tamaño. tamaño. Ya en en el coro, coro, sudoroso sudoroso con el apretón, apretón, me sentí como un un gorrión gorrión desfallecido desfallecido ee inseguro inseguro en en una una rama. rama. EEll saxo saxo era era enorme. No, no iba a poder con él. Y ya me caía, cuando noté en en la oreja oreja un aliento salvador. Era Macías, hablando bajito. —Tú Tú no soples, chaval. Haz que tocas y ya está. Y eso eso mismo fue lo que hice en la sesión vermú, ya en en el palco de de la feria. Era Era un un pequeño pequeño baile baile de de presentación, presentación, antes antes de de que que la gente fuese fuese aa comer. Cuando Cuando perdía perdía la la nota, nota, dejaba dejaba de de soplar. soplar. Mantenía, Mantenía, eso eso sí, sí, el el vaivén, de lado lado aa lado, lado, ese ese toque toque de de onda onda al al que que Macías Macías daba daba tanta tanta vaivén, de importancia. importancia. —Hay que hacerlo hacerlo bonito Hay que bonito —decía. decía. ¡Qué tipos los los de de la la Orquesta Orquesta Azul! Azul! Tenía Tenía la la íntima íntima sospecha sospecha de de que que ¡Qué tipos nos lloverían piedras piedras en en el el primer primer palco palco al al que que había había subido subido con con ellos. ellos. nos lloverían ¡Eran tan generosos generosos en en sus sus defectos! defectos! Pero Pero pronto pronto me me llevé llevé una una sorpresa sorpresa ¡Eran tan con aquellos hombres hombres que que cobraban cobraban catorce catorce duros duros por por ir con aquellos ir aa tocar tocar al al fin fin del del mundo. «¡Arriba, arriba!», arriba!», animaba animaba Macías. Macías. Y Y el el vaivén vaivén revivía, revivía, yy se se mundo. «¡Arriba, enredaban todos en en un un ritmo ritmo que que no no parecía parecía surgir surgir de de los los instrumentos instrumentos enredaban todos sino de la fuerza animosa de unos braceros.

Yo te he de ver y te he de ver y te he de ver Yo aunque te escondas y te apartes de mi vista.

Intentaba ir al mismo ritmo que ellos, por lo menos en el vaivén. Por n alma momentos, parecía parecía que que uun alma aleteaba aleteaba virtuosa virtuosa sobre sobre mí, mí, yy me me sorprendía a mí mismo con un buen sonido, pero enseguida enseguida el alma de la orquesta huía como un petirrojo asustado por un rebuzno. Fui aa comer comer aa casa casa de de Boal Boal y de de la muchacha muchacha menuda menuda con ojos de de china. china. Desde luego, no iba a pasar hambre. Boal afiló afiló eell cuchillo cuchillo en en lla manga de de su su brazo, brazo, como como hacen hacen los a manga barberos con la navaja en el cuero, y luego, de una tajada, cortó en en dos el lechón de de la la fuente. fuente. Me Me estremeció estremeció aquella aquella brutal simetría, simetría, sobre sobre todo cuando descubrí descubrí que que una de las mitades, mitades, con su oreja y su ojo, era para para mí. —Gracias, Gracias, pero es mucho. —Un Un hombre es un hombre y no una gallina —sentenció sentenció Boal sin dejar dejar salida, como si resumiese la historia de la Humanidad. —¿Y ella? —pregunté buscando alguna complicidad. ¿Y ella? pregunté buscando —¿Quién? él con con verdadera verdadera sorpresa y mirando alrededor ¿Quién? —dijo d i j o él alrededor con con el rabo del lechón lechón en en la mano. Hasta Hasta que que se se fijó rabo del la mano. fijó en en la la muchacha, muchacha, sentada sentada aa la la luz de la la ventana ventana del del fregadero fregadero—. ¡Bah! Ella Ella ya ya comió. comió. Es Es como como un un luz de . ¡Bah! pajarito. paj arito. Durante unos minutos minutos masticó masticó de de forma Durante unos forma voraz, voraz, por por si si en en el el aire aire hubiese hubiese quedado alguna duda duda de de lo que había había que hacer con quedado alguna lo que que hacer con aquel aquel cerdo. cerdo. —Vas ver algo algo curioso curioso —dijo de repente, repente, después después de de limpiar Vas aa ver d i j o de limpiar la la boca boca con aquella manga manga tan nena! con aquella tan útil—. útil . ¡Ven ¡Ven aquí, aquí, nena! La chiquita vino vino dócil dócil aa su su lado. lado. Él Él la la cogió cogió por por el el antebrazo antebrazo con con el el La chiquita cepo de su su mano. mano. Temí Temí que que se se quebrase quebrase como como un de ave ave en en las manos cepo de un ala ala de las manos de un carnicero. —¡Date la vuelta! vuelta! —dijo al tiempo tiempo que que la la hacía hacía girar girar yy la la ponía ponía de de ¡Date la d i j o al espaldas hacia mí. espaldas hacia mí.

Ella llevaba una blusa blanca y una falda estampada estampada de dalias rojas. La larga trenza trenza le caía caía hasta las nalgas, nalgas, rematada rematada por un lazo de mariposa. Boal empezó a blusa. a escena, empezó aa desabotonar desabotonar lla blusa. Asistí Asistí atónito atónito aa lla escena, sin sin entender nada, o n los nada, mientras mientras eell hombre hombre forcejeaba forcejeaba torpemente torpemente ccon los botones, que que se se le le escurrían escurrían entre entre las las manos manos rugosas rugosas como como bolitas bolitas de de mercurio en el corcho de un alcornoque. Por fin, abrió la blusa a lo largo de la espalda. ¡—¡Mira, M i r a , chico!e x c l a m ó conintrigaBoal. chico! —exclamó con intriga Boal. Yo estaba estaba hechizado hechizado por por aquel aquel lazo lazo de de mariposa mariposa y el péndulo péndulo de la trenza. trenza. —¡Mira ¡Mira aquí! —repitió r e p i t i ó él, señalando señalando con el índice una flor rosa rosa en en la la piel. Cicatrices. Había por lo menos seis manchas de ésas. —¿Sabes ¿Sabes lo que es esto? —preguntó p r e g u n t ó Boal. Yo sentía pudor por ella y una cobardía que me atenazaba atenazaba la garganta. Me gustaría gustaría ser ser uno uno de de aquellos aquellos conejos conejos con con orejas orejas puntiagudas puntiagudas como como hojas de eucalipto. Negué con la cabeza. lobo! —exclamó Boal—.¿Nuncahabíasoídohablard ¿Nunca habías oído hablar de niña ¡—¡El E l lobo!e x c l a m ó Boal. e l la a niña del lobo? lobo? ¿No? ¿No? Pues Pues aquí aquí la tienes. tienes. ¡La niña del lobo! Aquella situación situación extraña extraña yy desagradable desagradable entró entró repentinamente repentinamente en en el el orden natural de de los los cuentos. cuentos. Me Me levanté levanté yy me me acerqué acerqué sin sin pudor pudor para para orden natural mirar bien las las cicatrices cicatrices en en la mirar bien la espalda espalda desnuda. desnuda. —Aún se ven ven las las marcas marcas de de los los dientes dientes —dijo recordase Aún se d i j o Boal, Boal, como como si si recordase por ella. por ella. —¿Cómo fue? —pregunté ¿Cómo fue? pregunté por por fin. fin. —¡Anda, vístete! —le dijo aa la la muchacha. muchacha. Y con un gesto me me invitó ¡Anda, vístete! l e dijo Y con un gesto invitó aa volver mi asiento asiento—. Ella tenía tenía cuatro cuatro años. años. Fui Fui aa cuidar ganado yy la volver aa mi . Ella cuidar el el ganado la llevé conmigo. Había Había sido sido un un invierno invierno rabioso. rabioso. ¡Sí, ¡Sí, señor! señor! ¡Un ¡Un invierno llevé conmigo. invierno realmente duro! Y lobos, hambrientos, hambrientos, me me la realmente duro! Y los los lobos, la jugaron. jugaron. ¡Carajo ¡Carajo si si me me la la jugaron! jugaron! Aparte de lo lo que que había había pasado pasado con con la la niña, niña, Boal, Boal, por por lo lo visto, visto, estaba estaba Aparte de

personalmente muy dolido con los lobos. Fue una conjura. Estábamos —Fue Estábamos en un prado que lindaba con el bosque. Uno de de los cabrones cabrones se se dejó ver en el claro y huyó hacia el monte bajo. Los perros perros corrieron rabiosos detrás detrás de él. Y yo fui detrás de los perros. La dejé dejé allí, allí, sentadita sentadita encima de un saco. Fue Fue cosa de minutos. Cuando Cuando volví, ya no estaba. ¡Cómo me la jugaron los cabrones! hacer Aquel hombre hombre era dueño de una historia. Lo único que yo podía hacer era esperar a que la desembuchara cuanto antes. Nadie entiende lo que pasó... Se salvó porque no la quiso matar. Ésa —Nadie Ésa es la única explicación. El que la atrapó no la quiso matar. Sólo le mordió es en la la espalda. espalda. Podía Podía hacerlo hacerlo en en el cuello cuello y adiós, adiós, pero pero no. no. Los Los viejos viejos decían que ésas ésas eran mordeduras para que no llorara, para que no avisara avisara aa la la gente. gente. Y Y vaya vaya si si le le hizo hizo caso. caso. Quedó Quedó muda. muda. Nunca Nunca más más volvió a hablar. La encontramos en una madriguera. Fue un milagro. —¿Y ¿Y cómo se llama? —¿Quién? ¿Quién? —Ella, Ella, su hija. —No No es mi hija —dijo d i j o Boal, muy serio—. serio . Es mi mujer. III

—Se engancha de de las las cosas. cosas. Queda Queda embobada. embobada. Como Como algo algo le le llame llame la Se engancha la atención, ya no no lo suelta. atención, ya lo suelta. Noté el el calor calor en en mis mis mejillas. mejillas. Me Me sentía sentía rojo rojo como como el el fuego. fuego. Ella, Ella, mi Noté mi esquiva chinita, no no dejaba dejaba de de mirarme. mirarme. Había Había bajado bajado de de la la habitación habitación esquiva chinita, preparado para la verbena, con con la preparado para la verbena, la camisa camisa de de chorreras. chorreras. —Es por el el traje traje —dijo algo despectivo despectivo Boal. Boal. Y después se se dirigió dirigió a a Es por d i j o algo Y después ella para gritar—: ¡Qué bobita ella para gritar : ¡Qué bobita eres! eres! Aquellos ojos de de luz luz verdosa verdosa me me iban iban aa seguir seguir toda toda la noche, para para mi Aquellos ojos la noche, mi suerte, como dos dos luciérnagas. luciérnagas. Porque Porque yo enganché de suerte, como yo también también me me enganché de ellos. ellos. La verbena era era en en el el campo campo de de la la feria, feria, adornada adornada de de rama rama en en rama, rama, La verbena

entre los los robles, robles, con con algunas algunas guirnaldas guirnaldas de de papel papel y nada nada más. más. Cuando Cuando oscureció, las las únicas únicas luces luces que que iluminaban iluminaban el baile baile eran eran unos unos candiles candiles colgados aa ambos ambos lados lados del palco palco y en el quiosco de las bebidas. Por lo montañesa que envolvía demás, la noche había caído con un tul de niebla montañesa los árboles árboles con con enaguas enaguas y velos. velos. Según Según pasaba pasaba el tiempo, se se hacía hacía más espesa y fue arropando todo en una cosa fantasmal, de la que sólo salían, abrazados yy girando girando con con la música, música, las las parejas parejas más más alegres, alegres, enseguida enseguida engullidas una vez más por aquel cielo tendido a ras del suelo. un tronco, con con los brazos Ella sí que permanecía a la vista. Apoyada en un cruzados, cubiertos cubiertos los los hombros hombros con con un un chal chal de de lana, lana, no no dejaba dejaba de de mirarme. De De vez vez en en cuando, cuando, Boal Boal surgía surgía de la niebla como un inquieto pastor de de ganado. ganado. Lanzaba Lanzaba a su alrededor una mirada de advertencia, de navaja y aguardiente. Pero a mí me daba igual. Me daba igual porque huía con ella. íbamos Íbamos solos, a lomos del caballo que sabía sabía sumar, sumar, por por los los montes montes de de Santa Santa Marta de Lombás, Lombás, irás y no volverás. Y Y llegábamos llegábamos aa Coruña, Coruña, aa Aduanas, Aduanas, y m mii padre padre nos nos estaba estaba esperando con dos pasajes pasajes del barco para América, y todos los albañiles aplaudían desde el muelle, y uno de ellos nos ofrecía el botijo para para tomar tomar un trago, trago, yy le daba daba también de de beber beber al caballo que sabía sabía sumar. Macías, pegado pegado aa mi oreja, oreja, me me hizo abrir los ojos. —¡Vas fenomenal, chaval! chaval! ¡Tocas ¡Tocas como como un negro, tocas tocas como Dios! ¡Vas fenomenal, Me di cuenta cuenta de de que que estaba estaba tocando tocando sin sin preocuparme preocuparme de de si si sabía sabía oo no. no. Me di Todo que había había que que hacer hacer era era dejarse Los dedos dedos se se movían Todo lo lo que dejarse ir. ir. Los movían solos solos yy el el aire salía del del pecho pecho sin sin ahogo, ahogo, empujado empujado por por un un fuelle fuelle singular. singular. El El saxo saxo aire salía no me pesaba, pesaba, era era ligero ligero como como flauta flauta de de caña. caña. Yo sabía que que había había gente, no me Yo sabía gente, mucha gente, bailando bailando yy enamorándose enamorándose entre entre la Tocaba para mucha gente, la niebla. niebla. Tocaba para ellos. ellos. No los veía. Sólo la veía a ella, cada vez más cerca. Ella, la Chinita, Chinita, que que huía huía conmigo conmigo mientras mientras Boal Boal aullaba aullaba en en la noche, Ella, la la noche, cuando la niebla niebla se se despejaba, despejaba, de de rodillas rodillas en en el campo de de la cuando la el campo la feria feria yy con con el el chal de lana lana entre entre las las pezuñas. pezuñas. chal de

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