LA LITERATURA DE VANGUARDIA Y LA GENERACIÓN DEL Las vanguardias en España: Repercusiones de los ismos en España

LA LITERATURA DE VANGUARDIA Y LA GENERACIÓN DEL 27. 1. Introducción: auge de las vanguardias 2. Futurismo 3. Cubismo 4. Surrealismo 5. Las vanguardias

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LA LITERATURA DE VANGUARDIA Y LA GENERACIÓN DEL 27. 1. Introducción: auge de las vanguardias 2. Futurismo 3. Cubismo 4. Surrealismo 5. Las vanguardias en España: Repercusiones de los ‘ismos’ en España 6. La Generación del 27: aplicación del concepto de Generación 6.1. Afinidades estéticas 6.2 Etapas en la evolución 6.3 Autores del 27 Vicente Aleixandre Luis Cernuda Rafael Alberti Federico García Lorca Simbología en la poética lorquiana 7. Selección de textos

1. Introducción: auge de las vanguardias El arte y la literatura del siglo XX aparecen vinculados al nacimiento de las vanguardias. Tal designación procede del vocablo francés ‘avant-garde’, de origen militar, que que venía a reflejar el espíritu de lucha, de combate y de confrontación que el nuevo arte del siglo oponía frente al llamado arte decimonónico o burgués. Desde el punto de vista de la expresión literaria, las diversas escuelas desconfiaban de la capacidad del lenguaje tradicional para transcribir los cambios de la sociedad contemporánea, agitada por las convulsiones que terminarían en la Revolución Soviética y poco después en la Primera Guerra Mundial. Los artistas acusan a Europa y a su civilización de haber creado la barbarie: no confían en la sociedad establecida, que está putrefacta. El proyecto de Occidente ha fracasado y merece ser destruido, ya que sólo desde las cenizas puede surgir algo nuevo. Por eso mismo proponen extirpar todo lo anterior y volver, o bien a lo más primigenio del hombre, o bien a su deshumanización. Los artistas se identifican con el proletariado en su rechazo a la burguesía, ya que ellos también llegarán a considerarse trabajadores explotados por los negociantes y editores que tratan sus obras como simples mercancías. Los vanguardistas se veían a sí mismos como militantes de una creatividad llamada a revivir y liberar a la humanidad. Los vanguardismos, que despuntan antes o durante la Primera Guerra Mundial, llegan a su apogeo durante la década de los años 20, entran en crisis a partir de 1929, y desaparecerán en la década de los 30. 2.

Futurismo

Movimiento literario y artístico surgido en Italia en el primer decenio del siglo XX. Nace oficialmente con el Manifiesto Futurista del escritor italiano Marinetti, en el que exalta violencia y el anticlericalismo. De hecho, considera que la guerra es la actividad necesaria de los fuertes y el medio para la salud de la sociedad. En España, Ramón Gómez de la Serna publicó el Manifiesto Futurista en 1910 en la revista Prometeo. No creó escuela, pero sí que fue tomado en cuenta en la primera etapa del 27, con poemas dedicados a asuntos modernos: Salinas escribe poemas a la bombilla eléctrica y a la máquina de escribir, y Alberti dedica unos versos a un portero de fútbol. 3.

Cubismo

A pesar de que el Cubismo nace como un movimiento pictórico de la mano de artistas como el malagueño Pablo Picasso, su técnica pronto se traslada al campo de literatura. Guillaume Apollinaire, junto a otros poemas franceses, propone la siguiente técnica: descomponer la realidad para luego reconstruirla con imágenes y oraciones libres. De esta forma, el poema cubista se convierte en una yuxtaposición instantánea de anotaciones, de presentación de estados de ánimo sin enlace ni continuación lógica. Apollinaire propuso una nueva disposición tipográfica del poema, creando poemas visuales conocidos como ‘caligramas’, a modo de collage. Se recrea en lo visual y desprecia lo auditivo. En estos poemas no hay argumento ni historia.

4.

Surrealismo

Es el movimiento vanguardista más importante por su influencia, aún vigente. El Surrealismo nace de la descomposición dadaísta , con André Breton como fundador. En 1924 publica el Primer Manifiesto del Surrealismo donde propugna una concepción del mundo en la que l asociación libre, el automatismo, el sueño y la irracionalidad eran elevados a categorías artísticas. Los surrealistas basaban su modelo estética en las aportaciones de Sigmund Freud, padre del psicoanálisis. Hay que destacar también la conciencia revolucionaria de los surrealistas, que los aproximaba al comunismo. En Francia, se produjo un significativo movimiento de los escritores surrealistas con la causa antifascista. En su vertiente política, los surrealistas dirigieron cartasprotesta dirigidas a las máximas autoridades religiosas, a favor de la libertad para los delincuentes y los locos. Como la razón no es más que la atadura proveniente de la ley social, el poeta deberá escribir según el dictado de su subconsciente y al margen de la vigilancia racional. Sólo mediante esta escritura automática mostrará su verdadera cara, que es la que tiene latente. Este es el consejo que da Breton a los poetas que quieren iniciarse en el Surrealismo: “"Escribid rápidamente, sin tema preconcebido, lo bastante rápido para no sentir la tentación de releeros...la frase vendrá por sí sola, sólo pide que se la deje exteriorizarse". Además de la escritura automática, toman cuerpo otras técnicas literarias como la ensambladura fortuita de palabras (collages de frases recortadas de periódicos o diarios), y la reseña de sueños, donde las imágenes oníricas están liberadas. 5.

Las vanguardias en España

Los ‘ismos’ se dejarán sentir pronto en nuestras letras. En España, el movimiento vanguardista más influyente es el Surrealismo. Breton contactó con poetas españoles en Barcelona y se tradujo su manifiesto. Otro importante surrealista francés. Louis Aragón, visitó la Residencia de Estudiantes de Madrid donde entonces se alojaban, entre otros, Lorca, Buñuel y Dalí. El Surrealismo español es un movimiento heterodoxo: no fue tan extremo como el francés en su automatismo psíquico, pero sí supuso una liberación de la imagen poética, que pasa a tener una enorme coherencia connotativa. Entre las obras poéticas con fuerte carga surrealista destacan Sobre los ángeles, de Rafael Alberti, y Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca, así como buena parte de la obra de Vicente Aleixandre. En general, los poetas del 27, en algún momento de trayectoria, se acercaron a las tesis surrealistas. En el ámbito de la pintura, el máximo exponente será Dalí, también inquilino de la famosa Residencia de Estudiantes madrileña y amigo de Lorca y de Buñuel. Al margen de la poesía, destacaron prosistas como Ramón Gómez de la Serna, incansable traductor de las vanguardias. Funda la tertulia del Café de Pombo donde se da cita lo más significativo de la intelectualidad. Entre sus excentricidades, se suele reseñar el día que impartió una conferencia subido a lomos de un elefante en el Cirque d´Hiver de París, o cuando se vistió de torero. Estos gestos dan prueba de una personalidad arrolladora, hasta tal punto que se empezó a utilizar el término ‘ramonismo’ para hacer referencia a un estilo independiente y provocativo. Ramón, como lo conocían en el mundo literario, resume su ideario estético en el libro Ismos, donde defiende todo el universo estético y amoral de estos movimientos. Su extensísima obra tiene como base y eje la greguería, que son frases cortas e ingeniosas nacidas de la siguiente fórmula: humor + metáfora = greguería. De esta suma podemos obtener un chiste, una máxima filosófica o una imagen atrevida. El pensamiento de Ramón parte de la idea de que el mundo es un absurdo, un

circo ridículo que sólo puede describirse en términos de humor, en muchas ocasiones con un toque de amargura. Sus novelas están llenas de greguerías. Entre ellas destacamos El torero Caracho, donde ofrece una visión grotesca del mundo taurino, o sus novelas eróticas Senos y La quinta de Palmira, donde se aborda la homosexualidad femenina. 6. La Generación del 27: aplicación del concepto de Generación Durante mucho tiempo se ha hablado sobre la conveniencia de utilizar el término ‘generación’ o el de ‘grupo’ para estos diez grandes autores: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Aunque el término ‘generación’ sigue siendo la denominación más popular, y la que se suele emplear en los manuales de literatura, hay que tener en cuenta que sus integrantes no cumplen todos los requisitos que, según Petersen, son necesarios para poder hablar propiamente de generación literaria. 1. – Nacimiento en años poco distantes. 2. – Formación intelectual semejante. 3. – Relaciones personales entre ellos. 4. – Participación en actos colectivos propios. 5. – Existencia de un “acontecimiento generacional” que aúne sus voluntades. 6. – Presencia de un guía o caudillo. 7. – Rasgos comunes de estilo (un lenguaje generacional). 8. – Anquilosamiento de la generación anterior. Es evidente que nos hallamos ante un grupo compacto. La referencia que los une hay que buscarla en el homenaje que le rinden a Góngora en la celebración del III centenario de su muerte. El gran poeta cordobés de nuestro Siglo de Oro, denostado en épocas anteriores, fue definitivamente descubierto y reivindicado por este grupo que lo adopta como indiscutible patrono en 1927. Organizaron un funeral para honrarlo en la iglesia de Santa Bárbara en Madrid, y juntos acudieron a orinar en los muros de la Real Academia Española, como símbolo de protesta ante la indiferencia de la docta institución por tan importante efemérides. Luego la mayoría viaja a Sevilla, invitados por el Ateneo, para conmemorar al autor de Soledades, y allí se produce la fotografía que quedará fijada para siempre como retrato de un grupo. 6.1. Afinidades estéticas Como rasgos comunes que les unen, señalamos los siguientes: -Conjugación de tradición e innovación. Toman las innovaciones que adoptan las vanguardias, aunque sin olvidar la importancia de la tradición literaria española. -Atención a la poesía extranjera. Muchos admiran a los poetas franceses Paul Valèry y Baudelaire. También centran su atención en los hispanoamericanos como Pablo Neruda. - La metáfora se convierte en el recurso literario más importante. Se trata de una figura muy adecuada para expresar los contenidos surrealistas. - En cuanto a la métrica, utilizan estrofas clásicas como el soneto, el romance o el villancico, pero también innovaron con la utilización de versos blancos y libres. En cualquier caso, la libertad métrica es uno de los rasgos característicos del grupo.

6.2 Etapas en la evolución Podemos distinguir tres etapas: a) Hasta 1927: Esta primera etapa se inicia con el influjo de Bécquer y el Modernismo. Pronto se deja sentir el influjo de las primeras vanguardias (Ultraísmo, Creacionismo). A la vez y, por influjo de Juan Ramón, se orientan hacia la “poesía pura”. Se depura el poema de todo lo anecdótico, de toda emoción que no sea puramente artística. Para ello usan mucho la metáfora, con audacias nuevas que han aprendido de “Ramón” o de otros vanguardistas. La sed de perfección formal motiva un primer acercamiento a los clásicos, sobre todo de 1925 a 1927. Y así se desemboca en el fervor por Góngora, autor que ya se había propuesto tres siglos antes hallar un lenguaje especial para la poesía. Incluso de habla de ‘fase gongorina’. b) De 1927 a la Guerra Civil: Se observa un cierto cansancio del puro formalismo. Se inicia un proceso de “rehumanización”. Irrumpe el Surrealismo, que señala una dirección opuesta a la “poesía pura”. Pasan a primer término nuevos temas más humanos: el amor, el deseo de plenitud, las frustraciones, las inquietudes sociales o existenciales... Nace la revista Caballo verde para la poesía, de Pablo Neruda, donde aparece el “Manifiesto por una poesía sin pureza”, es decir, inmersa en las circunstancias humanas y sociales más concretas. Las inquietudes políticas entran en escena. Autores como Alberti adoptan una militancia política concreta, y muchos se posicionan a favor de la República al estallar la guerra. c) Después de la guerra: Lorca muere fusilado en 1936. El grupo se dispersa. Muchos caminan hacia el exilio, como es el caso de Cernuda, Alberti y Salinas. La nostalgia de la patria perdida es la nota dominante en ellos con el tiempo. En España quedan Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. La poesía deriva hacia un humanismo angustiado, de tonos existenciales. Sobresale Hijos de la ira de D. Alonso. 6.3 Autores del 27 Vicente Aleixandre (1898–1984) El poeta sevillano desempeñó un papel importante en el panorama literario español de la posguerra. Fue de los pocos escritores que no se exilió, con graves problemas de salud. Ocupó un sillón en la RAE y obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1977, como un reconocimiento que se le brinda al grupo poético del 27. Su obra discurre dentro de los cauces del Surrealismo. Abundan las imágenes oníricas e irracionales. Su primer libro de poemas es Ámbito (1928), con claras referencias de la poesía pura juanramoniana. Son poemas de versos cortos y roma asonantada. Más tarde, se nos revela como un excelente poeta erótico en Espadas como labios, Pasión de la tierra y La destrucción o el amor. El poeta aquí celebra el amor como una fuerza natural ingobernable. Son versos que se enmarcan dentro del Surrealismo, donde alcanza tal perfección metafórica que muchos críticos coinciden en señalar a Aleixandre como el principal poeta surrealista de nuestras letras. En la tercera y última etapa de su poesía, Vicente Aleixandre se presenta como un hombre maduro que asume la vejez y acepta, con elegancia, la proximidad inevitable de la muerte. Los libros más destacados de este período de ecos metafísicos son: Poemas de la consumación (1968) y Diálogos del conocimiento (1974).

Luis Cernuda (1902–1963) Es el poeta más tímido e hipersensible del grupo. Estudió Derecho en la Universidad de Sevilla, carrera que nunca llega a ejercer. Pedro Salinas, que entonces impartía clases, descubre su talento literario gracias a unos poemas que publicó en una revista estudiantil. Se exilia en Inglaterra, donde permanece varios años impartiendo clases. En sus comienzos adopta formas clásicas. Domina el tono melancólico, con claras resonancias becquerianas. De ese primer periodo son Perfil del aire (1927) y Égloga, elegía, oda (1927-1928). Su estancia en Toulouse como lector español le permite entrar en contacto muy directo con el Surrealismo. Fruto de esa influencia nace en Un río, un amor (1929) y Los placeres prohibidos (1931). Este último libro tiene una alta carga erótica, donde reivindica su homosexualidad. Donde habite el olvido (1934), título tomado del autor de las Rimas, tiene un tono intimista, de elegía amorosa. Tras la guerra, sus frustraciones personales se ven agravadas por el fracaso de la causa que había defendido. Los libros más destacados son Como quien espera el alba, Con las horas contadas y Desolación de la quimera, libro con el que consigue la plenitud. Rafael Alberti (1902–1999) El poeta de El Puerto de Santa María es sin duda un símbolo de su época. Su mítica vida está ligada, durante casi un siglo, a los acontecimientos culturales y políticos más destacados de nuestro país. De joven se aficionó a la pintura, hasta que empezó a sentirse seducido por la poesía y decidió consagrase a la literatura. Afiliado al Partido Comunista, estuvo exiliado primero en Argentina y luego en Roma. Cuando volvió a España, al bajar del avión pronunció unas palabras que quedarían grabadas para siempre: “me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta en señal de concordia entre todos los españoles”. Sus cenizas fueron arrojadas a su querido mar del Puerto. Se da a conocer cuando en 1925 obtiene el premio nacional de literatura con Marinero en tierra donde expresa su nostalgia por no poder disfrutar del mar de su tierra natal. Son poemas sencillos, cortos, con el tono y el ritmo propios de la lírica tradicional. En la misma línea se sitúa El alba del alhelí (1927). Más tarde Alberti se deja seducir por el arte de Góngora. Empieza a escribir una poesía barroca, de compleja elaboración, influida también por las Vanguardias: Cal y canto (1929). Coincidiendo con una crisis personal, descubre el Surrealismo y el verso libre como forma de expresión de esas tensiones que lo atormentan. De este periodo surrealista nace Sobre los ángeles (1929). A través de estos espíritus simboliza la lucha que se da en el interior del hombre entre las fuerzas del bien y del mal, con versos violentos. Empieza luego a escribir una poesía política comprometida, concebida como arma de combate. Abandona las oscuridades estilísticas para volver a su primitiva sencillez. Un título fundamental es El poeta en la calle. También escribe la elegía Verte y no verte dedicada a Ignacio Sánchez Mejías. La experiencia amarga del exilio conforma muchas de sus creaciones, como Entre el clavel y la espada (1941) donde canta su dolor y el de su patria, y Roma, peligro para caminantes (1968), serie de composiciones burlescas y humorísticas de cuidada elaboración que, en vez de mostrar la ciudad monumental, se fijan en los barrios más degradados.

Alberti cultivó también el arte dramático. Destaca su obra Noche de guerra en el Museo del Prado. Federico García Lorca (1898-1939) García Lorca es hoy una de nuestras figuras literarias más reconocidas fuera de nuestras fronteras. Fue estudiante de Filosofía y Letras y de Derecho en la Universidad de Granada. En 1919 se instala en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde traba amistad con los jóvenes artistas de su tiempo: Dalí, Alberti, Buñuel. Los que lo conocieron lo retratan como un artista con una simpatía arrolladora, animador de fiestas, que no dudaba en sentarse al piano para recitar coplas y poemas. Viajó a Cuba, Nueva York, Argentina y Paraguay, donde conquistó a público y crítica. Dirige la compañía teatral “La Barraca”, compañía de teatro ambulante que lleva las obras de nuestros clásicos por los pueblos de España. Al comienzo de la Guerra Civil es fusilado por los sublevados en Granada, “en su Granada”, como recordaría Machado poco tiempo después. En su obra lírica se revela como agudo observador del habla, de la música y de las costumbres de la sociedad rural andaluza. Su visión de Andalucía trasciende el localismo costumbrista para convertirla en un escenario mágico y simbólico. El amor y el sexo se presentan como la cara y la cruz de una misma moneda, una fuerza vital que se entrelaza inevitablemente con la muerte. Lorca se inicia en el cauce de la poesía neopopular. Escribe formas breves que contienen en germen lo que será su mundo poético: Poemas del cante jondo (1921) y Canciones (1927). Es un tributo al folclore andaluz, que tan profundamente conocía y amaba. Con Romancero gitano (1928) rinde tributo a esta raza perseguida, con la que el poeta llega a sentirse identificado. Los 18 romances que lo integran transmiten una rica gama de símbolos: los metales como preludio de la muerte, el agua estancada, el caballo desbocado que representa la pasión, el color verde, la luna. A raíz de una crisis sentimental, Lorca viaja a EEUU. El resultado es Poeta en Nueva York (1929-1930), denuncia de una sociedad materialista que oprime al débil y margina al negro. SE nos revela un Lorca surrealista que usa el verso libre y se vale de imágenes oníricas, irracionales, para transmitir la angustia que le produce esa ciudad. A su vuelta a España escribe dos obras fundamentales: Diván del Tamarit, con versos sobre el amor atormentado y la muerte, y Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, un canto elegíaco donde expresa el dolor por la muerte del torero amigo con violentas imágenes surrealistas. También nos deja los Sonetos del amor oscuro de acento erótico. Simbología en la poética lorquiana • • • • • • • • • •

Luna: suele simbolizar la muerte, pero también puede interpretarse como erotismo y fecundidad. Río: el agua que corre es símbolo de vitalidad. Pozo / lago: cuando el agua está estancada es un preludio de la muerte. Caballo desbocado: es la pasión desenfrenada. Metales (como armas blancas): conlleva la tragedia. Sed: deseo erótico. Blanco: es la vida y la libertad. Negro: connota el luto y el fanatismo. Verde: es la rebeldía. Gitano: es la cultura primitiva, la esencia de lo andaluz.

7. Selección de textos ROMANCE DE LA PENA NEGRA Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, cuando por el monte oscuro baja Soledad Montoya. Cobre amarillo, su carne, huele a caballo y a sombra. Yunques ahumados sus pechos, gimen canciones redondas. Soledad, ¿por quién preguntas sin compaña y a estas horas? Pregunte por quien pregunte, dime: ¿a ti qué se te importa? Vengo a buscar lo que busco, mi alegría y mi persona. Soledad de mis pesares, caballo que se desboca, al fin encuentra la mar y se lo tragan las olas. No me recuerdes el mar, que la pena negra brota en las sierras de aceituna bajo el rumor de las hojas. ¡Soledad, qué pena tienes! ¡Qué pena tan lastimosa! Lloras zumo de limón agrio de espera y de boca. ¡Qué pena tan grande! Corro mi casa como una loca, mis dos trenzas por el suelo, de la cocina a la alcoba. ¡Qué pena! Me estoy poniendo de azabache, cama y ropa. ¡Ay mis camisas de hilo! ¡Ay mis muslos de amapola! Soledad: lava tu cuerpo con agua de las alondras, y deja tu corazón en paz, Soledad Montoya. Por abajo canta el río: volante de cielo y hojas. Con flores de calabaza, la nueva luz se corona. ¡Oh pena de los gitanos! Pena limpia y siempre sola. ¡Oh pena de cauce oculto y madrugada remota! Federico García Lorca. Romancero Gitano LA MAR El mar. La mar. El mar. ¡Solo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños, la marejada me tira del corazón.

Se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá? Rafael Alberti. Marinero en tierra DONDE HABITE EL OLVIDO Donde habite el olvido, en los vastos jardines sin aurora; donde yo solo sea memoria de una piedra sepultada entre ortigas sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. Donde mi nombre deje al cuerpo que designa en brazos de los siglos, donde el deseo no exista. En esa gran región donde el amor, ángel terrible, no esconda como acero en mi pecho su ala, sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento. Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, sometiendo a otra vida su vida, sin más horizonte que otros ojos frente a frente. Donde penas y dichas no sean más que nombres, cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, disuelto en niebla, ausencia, ausencia leve como carne de niño. Allá, allá lejos; Donde habite el olvido. Luis Cernuda. Donde habite el olvido LA DESTRUCCIÓN O EL AMOR No te acerques, porque tu beso se prolonga como el choque imposible de las estrellas, como el espacio que súbitamente se incendia, éter propagador donde la destrucción de los mundos es un único corazón que totalmente se abrasa. Ven, ven, ven como el carbón extinto oscuro que encierra una muerte; ven como la noche ciega que me acerca su rostro; ven como los dos labios marcados por el rojo, por esa línea larga que funde los metales (…) Vicente Aleixandre. La destrucción o el amor

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