LA MALETA!!!!!! MANOLO GUERRERO

! ! ! ! . 1 ! ! ! ! ! ! ! L A M A L E TA MANOLO GUERRERO ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! . 2 LA MALETA ACTO ÚNICO 1. INT. CAMERINO ACTRIZ - INTEMPORAL

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Preparando la maleta
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L A M A L E TA MANOLO GUERRERO

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! . 2 LA MALETA ACTO ÚNICO 1. INT. CAMERINO ACTRIZ - INTEMPORAL

En el lugar más adecuado, una silla o un sofá, sillón…; o lo que mejor convenga según el espacio, una maleta abierta y vacía. Cerca de la maleta un montículo de ropa deshecha y desordenada. Por alguna pared, el cartel de una obra teatral con el “NO HAY ENTRADAS” (Se supone que es la que ha estado representando hasta este momento. No tarda en aparecer por la puerta de la habitación, MONICA, una mujer de unos… (la edad a convenir según la actriz). Mira hacia el follón de la cama: MONICA (Horrorizada) ¡Dios…!. (Se para un instante observando el desastre. Suspira) He visto bombardeos menos desastrosos. (Reflexiva) Toda una vida resumida en cuatro trapos. ¡Y la mayoría de mercadillo!. (Se sonríe satisfecha. Reflexiva) ¿De qué te quejas, Mónica?. Haces lo que quieres, lo que más amas en el mundo. Te pasaste media vida soñando con esto. Lo lograste. Esto era el sueño. ¡Cuantos se quedan a medio camino…, o ni siquiera tienen la oportunidad de empezarlo. (Mira a su alrededor. Algo contrariada) No tienes gran cosa… Tampoco lo pretendías. Ya sabías de este mundillo, incluso antes de venir al mundo, en la barriga de tu madre; cuando tus padres andaba por ahí, por los teatrillos de los pueblos buscando el sustento… Ellos si que sufrieron. Aquellos interminables traqueteos de los trenes, las agotadoras caminatas hasta llegar a los teatrillos de algún pueblo perdido donde no llegaba ni un mal autobús. Entonces no había dinero ni para alquilar los servicios de un borrico con una carreta. ¡Y aquellas pensiones donde los colchones parecían tener vida propia. Alguno decía que eran los fantasmas del pasado que venían a echar

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! . 3 cuentas de lo que se les debía. Mi madre siempre dice que eran las chinches que se la comían por la noche y no la dejaban dormir con la picazón que le hacía rascarse hasta levantarse el pellejo. Mamá si que sufrió la pobre. Toda la vida con la maleta arriba y abajo, ¡y una barriga!. Bueno, la barriga no fue toda la vida, aunque a ella le pareciera lo contrario. Conmigo dentro todo se le hacía más lento y más pesado. A veces hay que darle la razón cuando dice que el teatro es sufrimiento y mucho dolor de pies. (Imitando a la madre) “Tu, nena, no tienes ni idea de lo que hemos llegado a pasar los de mi edad para que ahora viajéis en AVE y cómodos autobuses”; dice mas veces de las que quisiera oír. Fernando…, ese si que lo sabía cuando escribió aquello de VIAJE A NINGUNA PARTE”. (Reflexiona) Hay que tener mucho amor a esta profesión para pasar por todo lo que pasó ella.¡Qué suerte haber podido trabajar con un hombre así… ¡y con la Velasco… y Rodero… y Agustín… y las Gutiérrez Caba…, y la Sardá, y el brujo… (Intenta recordar) Nunca me acuerdo del nombre. (Sigue recordando) Aquella TABERNA FANTÁSTICA… ¡Dios!. (Admirada) Se podrá representar mejor aquella soledad, aquel desprecio por la vida, aquel vivir sin estar viviendo… Aun recuerdo cuando me llevó mi madre a verla, con aquel Agustín González haciendo de tabernero… (Se mira el brazo) ¡Mira!. Se me pone la carne de gallina al recordarlo. Se la había recomendado, Paco… Paco Rabal a mi madre: “Isabel…” (Aclara. Al público) “Tienes que ir a ver la TABERNA FANTÁSTICA. Ese hombre no representa a un borracho…, ¡es un borracho!. Y créeme, Isabel; que yo de eso sé un rato”. Decía con aquella voz rota, inconfundible…; mientras vaciaba de un trago su sempiterno vasito de vino. En aquel teatro supe que quería seguir los pasos de mi madre. Para disgusto de ella, debo decir.

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! . 4 (Recuerda) Yo era muy pequeña… Era la primera vez que veía a aquel actor tan… enjuto y desastrado moverse a tumbos por un escenario del que parecía se iba a caer al patio de butacas de un momento a otro. A veces sufría más por él, que por la obra que representaba. (Decepcionada) Ya casi no quedan actores de esa talla. De los que vivía el personaje hasta confundirse con él. Ahora, salvo raras excepciones, todo son jovencitos que ponen caras y poses, sin alma alguna que les acompañe. Guapitos de cara que buscan un triunfo rápido y un éxito en una serie televisiva sin chicha ni limoná. Jovencitos sin fondo ni forma que dan rostro a personajillos barriobajeros de lengua fácil y procaz verborrea, o a cómicos grotescos que dan más risa por su aspecto que por su verbo. Ahora lo que menos importa es la historia, la obra, lo escrito, lo que se representa… Y el actor… ¡es lo mismo!, con que tenga tirón como dicen ahora. Que sea guapo es más importante que ser actor y saber lo que eso significa. Actorcillos de monólogos sin gracia que llenan teatros de mentira para un público sin criterio que busca consuelo y entretenimiento en una televisión insulsa y vacía de contenido. Todo es lo mismo, repetitivo y cansino, tedioso, aburrido, previsible… Yo tengo la suerte de tener una madre que me advirtió de lo efímero y vacío que es el éxito en televisión…, en la televisión de ahora. La de antes era otra cosa. Es cierto que no había donde elegir. Ahora es eso lo que te confunde… La mayoría de las veces el problema reside en elegir lo menos malo. El público se ha convertido en consumidor de imágenes vacías, de griterío y chafarderismo gratuito. Lo que antes hacías por las ventanas del patio de luces de tu piso, ahora es el contenido de la mayoría de canales. Seguir a los famosos se ha convertido en un deporte nacional. La vida de los demás nos llena más que la propia. Y si por lo menos fueran ejemplares…; pero todo es chabacano, grosero, ordinario… Y si por lo menos fueran famosos, con todo lo que la palabra conlleva. La mayoría solo son advenedizos incultos, ignorantes que nada tienen que ofrecer. Tertulianos que saben de

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! . 5 todo y no entienden nada. Celebridades que se hicieron en concursos de vagos y maleantes… Los mismos por lo que hubo una ley en tiempos que nadie quiere recordar. Ya dijo alguien que el olvido de la historia tiene el peligro de repetirse. Todo es valido si atrae a la audiencia. ¡Que excusa esta de la audiencia!. Con ella se han cometido las mayores tropelías de la televisión moderna. Y qué mensaje estamos transmitiendo a nuestros hijos. El cine es lo único que puede salvar a la televisión de tanto esperpento. Tampoco es que sea la panacea, hay demasiados intereses en juego que alguien tendrá que arreglar algún día. Demasiado director de culto que no todo lo que hace es bueno. Y demasiado crítico benevolente incapaz de un analisis y un criterio veraz y más dado a una bervorrea de vendedor de coches de segunda mano que a una crítica con criterio propio y sin intereses; que haberlos, los hay. A mi, no sé por qué razón no me llaman para hacer cine. Tampoco es que me quite el sueño, pero algún papel de los que le han dado a compañeras mías, me gustaría haber interpretado. No es que me queje. En el fondo no sé si podría acostumbrarme a estar lejos de un escenario mucho tiempo. Claro que pagan mejor. ¡Y la tele ni te cuento!. Pero todo es demasiado rutinario, cuadrado, repetitivo, previsible… (Se lleva la mano al pecho muy satisfecha) Lo que yo me llevo aquí adentro con el teatro… ¡Dios!. Eso no te lo da ni la tele, ni el cine… Eso solo te lo puede dar el público, apenas a unos metros del escenario. A veces se me pasa por la cabeza parar la función solo para darles las gracias por estar allí, como decía la Morgan. (Mira hacia el cartel de “NO HAY ENTRADAS” de la pared) Cuatro años seguidos de éxito, con la misma obra. Después de LA RATONERA en Londres… Nosotros debemos ser los más próximos. (Reflexiona) ¡Sesenta y cuatro años!. ¡Lo que duran la cosas en Inglaterra!. Casi los mismos años de reinado que la Isabel II. La misma edad que mi madre.

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! . 6 Va doblando alguna prenda y la va metiendo en la maleta.

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Ahora otro lugar, otras gentes, otros paisajes… Yo también voy dejando cosas atrás. Para ser actriz hay que estar muy casada…, con el teatro, claro. Y ahí no existe divorcio posible. (Recuerda) Tuve un novio, hace ya mucho tiempo… Joven, guapo, amable, educado, simpatico… Nos reíamos mucho. Era mi principe azul. Lo quise… ¡Dios!. Aun me duele pensar en él. (Se reconforta y sigue con la maleta) También era actor. Y también despreciaba la televisión basura y el cine casposo; como llaman ahora a las comedias que protagonizan los de siempre sin gracia alguna aunque alguien les haya concedido ese atributo. Son los graciosos oficiales, los que están en todas partes y a todas horas. Los de moda. Los que todas las televisiones contratan por falta de un criterio mejor del que toma esas decisiones que parece que sea el mismo para todas las cadenas. Lo único que envidio de esos… (Duda un instante) …aspirantes a alienar cerebros, es la capacidad de trabajo que tienen: ¡están a todas horas y en todas las cadenas!. ¿Cuando duermen?. (Reacciona) ¡Por Dios!. (Cabreada consigo misma) Me desquicia ver con que facilidad triunfan un montón de tipos que lo único que tienen es un desprecio total por el espectador y una cara dura que se la pisan. (Se tranquiliza. Se emociona de nuevo con el recuerdo) Mi novio… Los días que no había función nos ibamos a un café, no muy lejos de aquí, a un pintoresco pueblecito de las afueras. Allí retozabamos como chiquillos, fuera de las miradas curiosas de los que nos reconocían. Repasabamos nuestros papeles de la función, retocábamos algún punto que había quedado flojo la noche anterior… No necesitabamos más para ser felices. (Se entristece) Bueno… Él si parece que necesitaba más. Mucho más. Pronto vinieron los de la tele y todos

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! . 7 los ideales que parecía tener se fueron al carajo por un montón de billetes y de promesas. Iba a ser el próximo rostro que España iba a ver hasta la saciedad. Y así fue. Demasiado guapo para estar escondido en un teatro. Ahora presenta un concurso de gracioso oficial, y está de jurado en otro haciendo gracias, y ha hecho dos películas, y está de tertuliano en un programa de la radio… ¡y no sale en el telediario porque son demasiado serios!. ¡Dios!. Tengo que preguntarle como se hace el don de la ubicuidad. Si yo me paso el día corriendo y solo hago una función. Sabes qué, que me alegro por él… ¡Que le den!. No merece la pena seguir amargándose la vida por lo que podría haber sido y no fue. Como dice mi madre: (Imita a la madre) “Nena… No te preocupes, que siempre hay un roto para un descosido”. (Reflexiona) Si fuera un poco más extrovertida me acercaría a Manuel, el tramoyista, que me hace ojitos tiernos y está de bueno que se rompe. Pero entre yo que soy un poco corta y él que se corta al verme… (Decidida) Esta noche le digo algo en el autocar. En ocho horas de autocar digo yo que encontraré la ocasión. Me sentaré cerca de él, como la que no quiere la cosa. Es un poco joven para mí, pero tampoco le voy a pedir en matrimonio. Con que me de un poco de… Vamos, ¡que necesito un polvo más que un cirio en Semana Santa!. En esta profesión, como en la eclesiastica, tienes que hacer voto de castidad, solo que aquí se cumple. Entre ensayos, lectura y funciones se te pasa la vida y no te das cuenta. O te lías con uno de la profesión o con un trozo de plástico a pilas. Y con mi cabeza nunca me acuerdo de comprar pilas. (Algo le viene a la cabeza de repente) ¡Qué vergüenza el otro día con doña Rosario!. Con el ruido que hace ya el pobre consolador se creía que me afeitaba las piernas a la dos de la mañana. (Se mira la huella de los dedos ) Se me ha borrado hasta la huella del dedo con tanto darle

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! . 8 (Hace un gesto de dejar el tema) ¡Por Dios!. Tengo que dejar de pensar en el plástico… (Rectifica) … en el sexo… Menos mal que cuando sube el telón se me olvida todo lo mundano y solo pienso en interpretar. (Reconfortada y muy satisfecha) Teatro, teatro, teatro… Mañana, otra obra, otro lugar, otras gentes, otros paisajes…, otros silencios… (Reflexiva) Es curioso y aterrador al mismo tiempo el silencio que se hace en un teatro. Cientos de personas calladas, pendientes de lo que dice el actor en el escenario, con las miradas clavadas en cada centimetro de tu piel. A veces las siento como puñales y, otras, como caricias agradecidas por la emoción del momento. Ni siquiera con el teatro vacío se siente ese silencio. Con mil pares de ojos clavados en la piel. Como el de un jurado que te examina noche tras noche. Con la congoja que se te coge a la garganta como puntas de alfiler por el temor a suspender, o a no estar a la altura de lo que esperan los que pagaron por verte. Al final, cuando los aplausos irrumpen en la sala llenando hasta la última esquina del teatro, sabes que has aprobado. Cuando todo se ha calmado y el teatro ha vuelto a su silencio vacío y oscuro, al actor, mientras se desmaquilla en su camerino, aun le queda en su pecho el eco de los aplausos llenando todo su ser. Ese es nuestro sueldo y, a veces, nuestro oxigeno para seguir respirando hasta la siguiente función. (Mira a su alrededor) Lo que habrán oido estas paredes con estas charlas que mantengo conmigo misma. A veces no queda más remedio si no te quieres volver loca. El teatro también tiene esa otra parte que casi nadie conoce: la soledad puede a veces ser terrible y dañina si no la sabes manejar. Yo tengo a mi madre casi siempre, muy cerca. Pero conozco el dolor y la nostalgia de los que estan lejos de los suyos durante meses. A algunos les hace abandonar la profesión. No soportan la frialdad de los hoteles, la soledad de las largas noches de invierno…; y el aplauso de cada noche ya no

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! . 9 les llena. No es que no amen la profesión. Es que no soportan el recuerdo de los seres queridos. Javier tuvo que dejarlo para trabajar en un banco. No soportaba no acariciar a su pequeña todos los días, darle el beso de las buenas noches o sentir su vocecilla por las mañanas cuando se despertaba. Ahora no aguanta el banco, los horarios, el tedio de hacer cada día lo mismo. Para nosotros los actores siempre es distinto. Aunque desde afuera parezca que repetir la misma función cada día sea pueda ser tan tedioso y repetitívo como cualquier otro empleo. Nada más lejos de la realidad. Cada día es una nueva sensación un nuevo reto, una nueva experiencia… Yo trengo la suerte de no sentir la nostalgia de la familia como sienten otros, mi familia está aquí, conmigo. En eso he tenido mucha suerte. Mi madre siempre esta a mi lado. (Contrariada) A veces demasiado. Y mi padre… Bueno, mi padre se fue a hacer las americas hace más de quince años, como tantos otros… (Con nostalgia) …y hasta la fecha. (Se reconforta) ¡Vamos, como el que se va a comprar tabaco!. Mi madre está segura que no salió de España. Que se fue con la chiquita peruana de vestuario que desapareció por la misma época y a la que le andaba detrás como perrito faldero. Mientras mi madre envejecía cada día más con los disgustos que le daba, él parecía rejuvenecer como si hubiese hecho un pacto con el diablo. Yo creo que el diablo era él. (Nostálgica) No recuerdo ni siquiera un beso suyo. Siempre tan ocupado buscando financiación para la próxima obra, o controlando que no se gastara un euro más del necesario, regateando hasta el último centimo del sueldo de los actores y los técnicos… Hasta que desapareció con la recaudación de la última semana dejándonos a todos en la estacada. Nunca le perdonaré lo que nos hizo, enfrentarnos a la compañia porque todos creían que mi madre y yo estábamos conchabados con él. Fueron días de dolor, de pena…, y de tristeza y desazón por la traición de un hombre al que a pesar de todo tenía en un pedestal.

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! . 10 (Imitando a la madre) “No es que no te quiera, nena… Es que es un hombre muy seco”. Decía mi madre. Ahora, cuando lo recuerda, lo maldice por haberla estado engañando todo el tiempo que estuvieron juntos. Ahora se da cuenta que solo se casó con ella por haberla dejado embarazada de mí, y por el que dirán, que en aquella época, muchas veces, pesaba mas que la razón y el verdadero amor. Ahora sabe que nunca la quiso, ni a mí. Que fuimos más bien una molestia y un tropiezo para sus planes de rufian y vividor; aunque ella intenta hacerme entender lo contrario para que no me sienta tan desgraciada como se siente ella. Nunca ha podido mirar a otro hombre como miraba a mi padre. (Mira hacia la maleta, aun a medio llenar. Nostalgica y contrariada) Esta maleta me la regaló mi padre. No es que la comprara para mí. A mí nunca me regaló nada nuevo que yo recuerde. Quizá cuando era un bebé. Era la maleta que había usado él siempre para los viajes con la compañía, pero en su momento, me pareció todo un detalle. Con la maleta parecía estar traspasándome parte de todo el cariño que me había faltado. Como si quisiera compensarme de algo. (Airada) Nada más lejos de la realidad. Antes que a mí había intentado regalarsela a la peruana del vestuario, pero ella solo aceptaba joyas o dinero… ¡como las putas!. Claro que de eso me enteré después. Cuantas veces habré pensado en tirarla, pero soy tan tonta… No sé. Tengo la sensación que con ella tiraría lo único que me une a ese… (Busca una palabra que no acaba de encontrar. Gimotea con pena) …cretino. Sea como sea no puedo evitar que sea mi padre. Apenas si recuerdo haber tenido un buen recuerdo de él. Si alguna vez hizo algo digno de recordar se borró todo de mi cabeza con su cobarde huida. ¿Que les pasa a los hombres?. Se comportan como si debajo de su piel no les corriera la sangre como a nosotras, como si su cerebro no fuera capaz de albergar sentimientos, penas y tristezas como el nuestro. Mi madre siempre dice que soy una romántica y que así no se conquista a un hombre. Pero ella está dolida por lo que

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! . 11 le ocurrió con el único amor de su vida. Se siente engañada, estafada… Yo estoy segura que un día aparecerá el hombre…, o la mujer de mi vida. Estoy convencida de que está ahí afuera. Quizás haciéndose las mismas preguntas que me hago yo. Yo no quiero vivir desesperanzada, desilusionada…; temiéndo acercarme al amor por no volver a sufrir el fracaso de uno que se fue con dolor, con mucho dolor. Ese es el juego de la vida. A veces se gana y otras se pierde, pero hay que jugar siempre. Quien sabe si el amor no me está esperando en la próxima ciudad, en mi próximo destino. Y si no, siempre me quedará seguir comprando pilas, si me acuerdo. En todo caso mañana será otro día y volverá a salir el sol, aunque no lo veamos porque los nubarrones se empeñen en taparlo. La maleta se sigue llenando.

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A veces imagino que otra cosa hubiese podido hacer en la vida de no ser actriz. No me imagino en una oficina, ni en una fábrica, ni bajo el mando de un jefecillo engreido y arrogante que se cree el rey del mambo porque a él le ha tocado mandar. No me imagino con un horario fijo y la tediosa rutina del día a día sin más ilusión que la que te suban el sueldo o te asciendan de categoría. No me imagino cargada de hijos, preocupada siempre por el horario y por las mil trampas y entresijos que hay que saltear cada día para llegar a la noche agotada y esperar al día siguiente que será exactamente igual al anterior. No. No me imagino la vida sin teatro. Quizá… Podría haber sido pianista de una gran orquesta sinfónica. Viajar por todo el mundo… Hubo un tiempo que lo intenté. Era una niña, pero al parecer mis dedos y mi paciencia van por caminos distintos. Las escalas me mataban de aburrimiento. Mis vecinos debían opinar lo mismo cuando llamaron a la policía. Por lo visto mis ejercicios les provocaban ataques de ansiedad, amén de no sé cuantos sindromes más y otras enfermedades variadas. Más que un piano, por lo visto, lo que yo tocaba era un pelígroso virus capaz de acabar con la humanidad. Así, que no me quedó otra que dejar de tocar los hue…

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! . 12 (Rectifica) …el piano. Mis vecinos me lo agradecieron mucho. Bueno… Menos doña Justina que no vivió para verlo. No… Pero no crean que fue por mi culpa. Doña Justina era sorda, lo que me aclaró porque era la única vecina que me felicitaba por lo bien lo hacia. En fin. Estaba claro que el destino o lo que sea que se llame el camino que toman nuestras vidas, me dirigió directamente al escenario. Primero acompañando a mis padres por los distintos teatros de España y Suramérica donde me metían en pequeños papeles que acabaron por meterse en la sangre como la droga que sale de una jeringuilla. Luego, cuando la droga te convierte en adicta ya no tienes salida. Ya no eres capaz de pensar en otra cosa que no sea la próxima función. (Ya casi ha terminado de llenar la maleta. Entonces se da cuenta del cartel de la pared y lo arranca con cuidado de no romperlo. Lo mira con dulzura. Lo enrrolla y lo mete en la maleta también. Mira las paredes de su alrededor con nostalgia y sentimiento) Dios… ¡Cuantas charlas he tenido con estas paredes!. Si pudieran hablar. Ellas han sido los mudos testigos de mis penas y de mis alegrías estos ultimos años. (Cierra la maleta y observa una burda inscripción hecha con rotulador grueso. Lee) “Te deseo mucha mierda. Tu padre” (La pena y la tristeza se apoderan de ella y un ataque de rabia la hace abrir la maleta y volcarla par lanzar contra la pared mas cercana. Gimotea) ¡Cabrón!. Maldita seas una y mil veces. Bien nos jodiste la vida. (Grita. Abre la puerta. Se asoma al exterior) Mamá… ¡Traeme una maleta!.

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FIN

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