Revista electrónica Medicina, Salud y Sociedad. Vol. 1, No. 1
Sept.-Dic. 2010
Menopausia
La menopausia ¿comienzo de la vejez o una oportunidad de cambio en la vida?* Dra. Irma Aída Torres Fermán1, Dr. Arturo Llanes Castillo1, Dra. Dolores Lin Ochoa1, Dr. Fco. Javier Beltrán Guzmán2 Dra. Carmen Barrientos Gómez1, Dr. Gerardo Martínez Perales1
Menopausia es una palabra que se menciona con mucha frecuencia en las reuniones familiares o de esparcimiento, en los pasillos de las oficinas, en las salas de espera de un hospital o de un consultorio y son muchos los mitos e invenciones que se asocian a este término, sobretodo por parte de las mujeres que viven esta etapa de la vida sexual. Dicen, por ejemplo, que a causa de ella se vuelven viejas, nerviosas, desequilibradas e inestables emocionalmente, que ya no son productivas o no poseen el mismo valor como mujeres y que el placer y el gozo en las relaciones sexuales se alejan. Al interior de nuestra sociedad se comete frecuentemente el error de considerar a la “menopausia” como sinónimo de “vejez” cuando en realidad, llegar a la menopausia no significa ser anciana. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se es viejo a partir de los 65 años; no obstante, algunos especialistas, apoyados en el hecho de que la esperanza de vida ha aumentado, marcan su inicio en edades más avanzadas como 70 u 80 años. La vejez, al igual que la niñez, la juventud y la edad adulta, es una etapa más en el desarrollo de la persona humana. Este fenómeno no es únicamente biológico, es también la suma de los aspectos psicosociales como las actitudes, los pensamientos y las emociones ante las circunstancias de la vida, fundamentales para el ser humano en cada época por la que transita. El concepto de vejez es una construcción social artificialmente exagerada. En algunas culturas se considera viejo a una persona cuando
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Fecha de Recepción: 16 de julio de 2010. Fecha de Aceptación: 22 de agosto de 2010.
Docentes-investigadores de la Fac. de Medicina “Alberto Romo Caballero” CUTM. Universidad Autónoma de Tamaulipas. Correos electrónicos:
[email protected];
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[email protected];
[email protected] 2 Profesor invitado de la Facultad de Medicina Tampico Alberto Romo Caballero” CUTM. Universidad Autónoma de Tamaulipas.
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alcanza una determinada edad, en tanto que en otras, un individuo con el mismo número de años resulta ser alguien en la plenitud de sus potencialidades. A nivel individual, la actitud también cuenta: se es viejo cuando se comienza a actuar como tal.
Ante este panorama lleno de invenciones y de desconocimiento y de falta de una información científica sobre la menopausia, fundamental que se difundan nociones verídicas sobre esta etapa de la vida; así, la gente sabrá qué es lo que realmente ocurre durante este proceso natural del cuerpo. La menopausia o climaterio representa un período considerablemente trascendental para la mujer, de manera especial en nuestra cultura en la que actualmente se rinde culto a la juventud como la etapa perfecta del ser humano. Hoy en día, es común observar, tanto en lo cotidiano como en los medios de comunicación, que los frutos personales que resultan de la experiencia, patrimonio de la edad madura, son cada vez menos apreciados. Es decir, que la experiencia, producto de los años dedicados a una actividad, sea cual fuera, no siempre es reconocida por la sociedad; por el contrario, en nuestro mundo actual los viejos son marginados. Es importante dejar establecido que no se puede apartar la función sexual de la etapa del climaterio. En esta fase de la vida, las personas sí pueden gozar de tiempos hondamente satisfactorios a pesar de experimentar algunos sentimientos de baja autoestima. En ocasiones, estos sentimientos son provocados por no comprender los cambios fisiológicos a que se enfrentan las mujeres o por el trato equívoco que reciben de algunos miembros de su comunidad, llámense familiares, amigos o compañeros de trabajo. Sin lugar a dudas la sexualidad puede sufrir cambios con la edad, pero no por ello se vuelve menos agradable y placentera. El término “climaterio” procede de las palabras klimater y pausis, que definen la etapa crítica de la vida del ser humano en el que cesan las funciones reproductivas. Este es un proceso natural que se manifiesta en lo físico, en lo psicológico y en lo social e implica numerosos cambios en el cuerpo, en la salud y en las emociones. Con frecuencia estas modificaciones traen consigo la depresión, el miedo, la angustia y el temor, y consecuentemente, aumentan las
molestias o los sentimientos y actitudes negativos hacia esta fase de la vida y hacia la persona misma. Si todos comprendiéramos desde una edad temprana la trascendencia de los cambios hormonales en el cuerpo y en los aspectos psicológicos y sociales, es probable que cuando hiciera su aparición esta fase denominada climaterio, caracterizada por las variaciones hormonales, se entendieran mejor las transformaciones del organismo, la mente, los sentimientos y la sexualidad. La comprensión de este proceso seguramente terminaría con las actitudes de burla hacia las personas mayores, quienes estarían en mejores condiciones al llegar a esta etapa. Los cambios femeninos más importantes, sobre todo en las zonas urbanas de las sociedades occidentales, ocurren durante la adolescencia y después, en los embarazos, en el climaterio y en la vejez. Las variaciones en la imagen corporal, a cualquier edad, invariablemente influyen positiva o negativamente en las mujeres, en este último caso les provocan ansiedad, toda vez que van en relación directa con el autoconcepto, la autoimagen, la autoestima y la seguridad personal. El conocimiento, la información y la educación sobre la sexualidad humana son el mejor medio para evitar que las mujeres, al presentarse la menopausia, asuman actitudes negativas como sentirse enfermas, devaluadas, sin vida sexual satisfactoria, inútiles y con temor de volverse innecesarias, asexuadas, o envejecidas, componentes psicológicos que verdaderamente las perturban. Si no aceptan y comprenden los cambios que ocurren durante esta etapa, sufrirán consecuencias que afectarán diversas esferas de su personalidad, incluyendo sus actitudes y su comportamiento social, además de su sexualidad. En cuanto a la vida sexual, un elemento importante para que la mujer pueda afrontar la menopausia adecuadamente es el papel que juega el compañero o compañera. Para ello, se requiere que los miembros de la pareja se aprecien a sí mismos y a la otra persona, tengan una actitud positiva para adaptarse el uno al otro y tomen decisiones responsables conjuntas sobre su salud y bienestar presentes y futuros. También resulta fundamental en la preparación para esta nueva etapa en la vida de la mujer, el hecho de que pueda recuperar el amor a sí misma (su autoestima) y a su propio cuerpo (auto aceptación).
Pero ¿qué es la menopausia? En primer lugar, se refiere más que nada al periodo en el que finaliza la menstruación, que marca el fin del periodo fértil y por lo consiguiente, de la posibilidad de ser madre. Este cambio no sucede de un día para otro, sino que ocurre como una serie de variaciones originadas por la disminución progresiva de las funciones reproductivas. Sin embargo, en la actualidad, los avances tecnológicos ofrecen nuevas posibilidades para la fertilización asistida de la mujer en la posmenopausia, mediante óvulos de donadoras; de igual manera, hay hallazgos que le permiten llevar un climaterio de calidad, temas que abordaremos más adelante. La menopausia, que como ya se ha dicho implica el fin de la función reproductiva y el cambio de la imagen corporal, consigue producir en algunas mujeres la “resignación”, combinada con episodios de depresión, irritabilidad, aislamiento, insomnio e inclusive ocio y la impresión de que ha cesado de ser atractiva sexualmente, llegando incluso a negarse a mantener relaciones sexuales por no tener ya “razón de ser”. No obstante, pueden también asumirse actitudes positivas que conducen a una adaptación a esta nueva etapa de la vida, sustituyendo las actividades relacionadas con su función reproductora de años anteriores, por otras no menos fructíferas que tal vez anhelaba realizar: el ejercicio, el estudio, los pasatiempos, etc. O bien, puede persuadirse de que aún es atractiva y de que puede competir con otras personas de su misma edad e incluso más jóvenes. En esta percepción de la mujer la actitud de la pareja es definitiva.
¿Cuándo ocurre? Se inicia generalmente entre los 45 y 52 años aproximadamente, aunque existe un amplio margen de variabilidad de mujer a mujer. Un aspecto importante es la edad en que principia la menstruación, entre más temprana sea ésta más pronto será el comienzo de la menopausia. Otras situaciones que provocan la aparición de la menopausia pueden ser que las mujeres hayan sufrido infecciones graves o que tengan tumores, desnutrición, que les hubiera sido extirpada la matriz o padecieran cuadros emocionales agudos o
sufrimientos prolongados o bien, que se hubiesen visto expuestas a radiaciones excesivas, en cuyo caso, puede presentarse antes de los 40 años. De tal manera, que las respuestas de las mujeres en su etapa climatérica varían considerablemente de una a otra debido a las diferentes circunstancias biológicas, psicológicas y socioculturales (positivas o negativas) que les han rodeado en el pasado y que las circundan en el presente, tales como padecimientos, uso de ciertos fármacos (antidepresivos, antiulcerosos, ansiolíticos o somníferos), uso o abuso de drogas, así como el estilo de vida (mala alimentación, vida sedentaria, etc.).
¿Qué se siente durante la menopausia? ¿Hay señales que nos pueden indicar su presencia? La menopausia es una experiencia única en cada mujer; es por tanto una vivencia diferente en cada caso y depende en gran medida de las condiciones físicas, psicológicas y sociales que rodeen a cada quien en esta etapa de su ciclo biológico. Se sabe que al disminuir los estrógenos y cesar la producción de progesterona, ocurren distintos cambios corporales. Puede haber infecciones frecuentes e incontinencia urinaria, osteoporosis, problemas circulatorios y otras enfermedades que actúan sobre el estado general, la autoestima, el autoconcepto, la autoimagen y la seguridad personal de las mujeres, lo que a su vez influye en su disposición para las relaciones sexuales.
¿Qué cambios ocurren en esta etapa de la vida? Los cambios pueden ocurrir en diferentes áreas: En el plano físico. Poco a poco disminuye la producción de hormonas (progesterona y estrógenos), lo que ocasiona que baje la producción de óvulos maduros y que los sangrados menstruales comiencen a ser irregulares, o muy escasos o muy abundantes. Otros síntomas son sudoraciones y oleadas de calor, o de sofocación (sensación de calor extremo sobre todo en la parte superior del cuerpo, o como si la cara tuviese de repente una temperatura más elevada que el resto del cuerpo) que algunas veces va acompañada de un enrojecimiento del rostro que puede durar segundos o hasta un minuto. La sofocación o sensación de
falta de aire puede presentarse principalmente por la noche y ocasionalmente durante el día.
Hay que mencionar también la disminución de las secreciones vaginales debido a que las paredes de la vagina se vuelven más delgadas; esto produce resequedad y disminución de la elasticidad ya que no existe suficiente tejido para lubricar, como en los años anteriores. Regularmente, la resequedad vaginal ocurre en la última fase de la menopausia o puede presentarse 5 o 10 años después de la última menstruación y puede causar irritación y aumentar la susceptibilidad a las infecciones vaginales. También por este motivo es posible que se presenten molestias durante las relaciones sexuales e incluso dolor durante la penetración, lo que se puede evitar mediante el uso de lubricantes solubles en agua (pomadas o ungüentos). Algunas mujeres pueden presentar palpitaciones, ansiedad, mareos, inflamación de los tobillos, dolores de cabeza y fatiga, aunque ésta última puede ser también consecuencia indirecta de las sofocaciones. Todos estos síntomas se relacionan con las alteraciones que están ocurriendo como resultado del reajuste del cuerpo a una cantidad distinta de hormonas. En el plano psicológico. Esta etapa se caracteriza por la depresión, la irritabilidad, la angustia, la ansiedad, los cambios repentinos de ánimo, pasando de la alegría a la depresión y también por la pérdida de valoración hacia la propia imagen o figura física, o por la disminución de la autoestima y autoconcepto o valor de la persona. Como se mencionó al principio de este artículo, varios mitos y creencias erróneas sobre la mujer menopáusica se manejan cotidianamente. Algunos ejemplos se citan a continuación: a) la sexualidad de la mujer acaba cuando aparece la menopausia b) la mujer en el climaterio ya no es atractiva sexualmente c) la reducción funcional de las glándulas sexuales marca el fin de la vida sexual de los seres humanos d) la masturbación es una práctica que debe evitarse en todas las edades y más aún en la adulta e) la mujer que no menstrúa ya no debe tener relaciones sexuales f) la esterilización o la histerectomía acaban con la vida sexual g) las personas mayores ya no tienen actividad sexual h) a una mujer mayor “decente” no le interesan las relaciones sexuales
i) la relación sexual, si no tiene fines reproductivos, no tiene razón de ser j) la relación sexual en la menopausia ya no es agradable sino molesta
Estas son falsas creencias, ideas sin fundamento científico que han sido divulgadas de forma popular, de generación en generación, y que han creado en la mujeres ideas equívocas sobre este período de su vida, lo que ha propiciado que su existencia sea poco satisfactoria. Sin embargo, existen muchos elementos protectores para que la mujer pueda vivir la menopausia con calidad: una buena salud, ejercicio físico frecuente, hábitos alimenticios adecuados, recibir educación y orientación acerca de esta etapa por parte de un especialista, una terapia de reemplazo hormonal (bajo supervisión médica especializada), un buen estado de ánimo o una consejería psicológica y terapia para esclarecer sentimientos, temores, etc. y una buena comunicación con el compañero sexual. Todo ello otorgará a la mujer la capacidad para recorrer esta etapa de la vida con una actitud positiva, una vida sexual satisfactoria, una coexistencia placentera con la familia o la pareja, sin señales o síntomas que denoten malestar o enfermedad. La menopausia es una oportunidad de cambio de vida. La menopausia representa un periodo esencialmente turbulento en la vida de la mujer, que puede estar asociado a diversas enfermedades como resultado de los cambios en el ritmo de su cuerpo y en sus procesos fisiológicos, entre otros. Aceptar la menopausia y afrontar los cambios que conlleva con una actitud positiva y abierta, es la respuesta para evitar posibles desequilibrios y ganar mayor estabilidad y libertad personal.
En primer lugar, la mujer debe reconocer su papel tan cercano a la fuente de la vida por el hecho de ser participante de la reproducción humana. El ciclo menstrual, el embarazo, el parto y la lactancia, al igual que la menopausia, representan para la mujer experiencias vitales que le transmiten una especial comprensión de la vida, en la que ella coparticipa de forma decisiva. La respuesta ante estos cambios en su vida reproductiva se debe apoyar en tres elementos principales: Actividad física
Dieta equilibrada Actitud positiva
La actividad Física El ejercicio en esta etapa de la vida se convierte en algo vital para la mujer. Es posible que anteriormente no acostumbrara tener una disciplina de actividad física, organizada y sistemática, pues algunas investigaciones muestran que la mayoría de los mexicanos, incluidas las mujeres, no acostumbra realizar ejercicio físico diariamente. Hacer ejercicio no es realizar nuestras actividades cotidianas (ir al trabajo a pie, cocinar, escribir en la computadora, barrer, limpiar etc.), sino
llevar a cabo rutinas diarias
programadas de esfuerzo físico, en las que durante 30 o 40 minutos se movilicen nuestros músculos y que además, nos proporcione gozo, satisfacción y diversión. Es la combinación del movimiento lo que permitirá fijar el calcio en los huesos, con una exposición regulada a los rayos del sol y la práctica de una actividad que conlleve distracción, alegría y una buena dotación de energías y deseos de vivir, de renacer. Algunas actividades que pueden reunir estos factores son, entre otras: el baile, la caminata por parques o áreas verdes, el yoga, la gimnasia. Se trata de buscar que el ejercicio sea divertido al practicarlo, que genere gozo y sea agradable para quién lo lleva a cabo, por ello cada mujer deberá buscar aquel tipo de ejercicio que le resulte más adecuado a su forma de ser o de sentir. No se necesita asistir a grandes instalaciones (gimnasios) o gastar fuertes sumas para llevar a cabo la actividad física, se puede elegir un ejercicio fácil y accesible, en compañía o sola, que se pueda realizar diariamente en un horario más o menos fijo durante un mínimo de 30 minutos. Así que una buena caminata en compañía de una amiga o una sesión de baile con un grupo de compañeras puede resultar una actividad divertida que permita ejercitar los músculos y disminuir el estrés de la vida cotidiana, y que al mismo tiempo, ayude a gastar las calorías excedentes. Es ésta una excelente manera de mantener el cuerpo en forma y evitar problemas de salud como la obesidad, el colesterol elevado, la hipertensión y la diabetes, entre otros. Una dieta equilibrada
Cuando se escuchan palabras como éstas nos asustamos y creemos que se trata de dejar de comer sabroso y que además, hay que gastar mucho dinero en la elaboración de menús complicados. Pero esto no es cierto, las cosas sencillas son las más cercanas a lo que auténticamente es una dieta equilibrada; basta con combinar la ingesta de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, pescado, pollo y pocas carnes rojas, que son en realidad los elementos básicos de una alimentación sana. Desde luego que es aconsejable contar con una buena dotación de recetas que combinen de forma agradable estos ingredientes, a fin de hacerlos atractivos a los ojos y al paladar. Una rica ensalada que combine frutas y verduras o los cereales acompañados con alguna legumbre o fruta de temporada, darán como resultado un plato atractivo y de bajo precio. No se trata de morirse de hambre, se trata de comer alimentos que nutran y que no nos aporten muchas calorías para que no subamos de peso. De igual manera, aparte de la preparación de los alimentos en forma sana y saludable, se debe establecer un clima emocional- social atractivo para ingerir los alimentos, es decir, se debe preparar el componente social y afectivo para disfrutar de la comida en buena compañía, aderezada con una buena conversación y buena música. Un panorama como éste alimenta el cuerpo y el espíritu. Debe evitarse comer hasta que el estomago se llene, pues si lo hacemos estaremos educándolo para comer cada vez más y nunca sentirse satisfecho. La comida debe servirse en platos pequeños, llevarse a la boca pequeñas cantidades y masticar lentamente. En la selección de alimentos preferidos deben incluirse algunos como el yogurt, la leche descremada, la fermentada con lactobacilos, ahora en muchas presentaciones, la soya, el germen de trigo, las legumbres, los vegetales de hojas verdes, preferentemente las espinacas, las acelgas, etc. que contienen antioxidantes y son ricas en ácido fólico, potasio, fósforo, magnesio y vitaminas y que además, aportan pocas calorías. Todos ellos son alimentos ideales para una dieta de adelgazamiento o simplemente para conservar el peso. Otros alimentos que pueden consumir las mujeres en esta etapa de la madurez y que ayudan a fortalecer los huesos y músculos son el brócoli, el puerro, las algas, la coliflor, las setas, además de los frutos secos como la nuez, la almendra, las semillas de girasol, los cacahuates, etc. Muchos de
estos se encuentran reunidos en la granola, que puede constituir un delicioso desayuno que protege contra las enfermedades cardíacas al ayudar a controlar el colesterol. También actúan como reforzadores del sistema cardiovascular ya que contienen minerales como calcio, potasio, hierro, fósforo y magnesio, así como vitamina E. Una actitud positiva ante el cambio Aprender a vivir esta etapa de la vida presupone abandonar algunas prácticas, algunas costumbres, algunas actividades para adquirir otras; supone también, valorar todo lo que se ha ganado con la experiencia de la vida como elemento clave para poder manejar la pena, la depresión, la tristeza, el miedo o la angustia, y quizá también, la rabia y el coraje propias de la pérdida de las antiguas capacidades y funciones. La actitud positiva es fácil de plantear pero no es tan sencilla de mantener. No se trata de autoengañarse, ni de fingir, o de repetir que todo está muy bien para que realmente las cosas salgan bien. Se trata de modificar nuestra realidad interna, ya que en cierta medida los seres humanos somos lo que creemos que somos; se trata entonces de valorar, mirando hacia atrás, lo que se ha logrado, las metas que se han alcanzado, las experiencias gratas y tristes que se han vivido, fijándose nuevas metas en todos los terrenos: laboral, emocional, físico y desde luego, espiritual. Se remarca esto, porque en esta etapa de la vida muchas mujeres dejan de laborar, si es que desempeñan algún trabajo fuera del hogar y la jubilación, sin la adecuada planificación de nuevas actividades se puede convertir en su peor enemigo. De igual manera, ocurren otros cambios en los roles que la mujer desempeña cuando llega a la menopausia. En este periodo, puede suceder que vea a sus hijos dejar el hogar por contraer matrimonio, por estudios o por un empleo que los obligue a alejarse de la ciudad donde han crecido. Todos estos acontecimientos pueden poner a las mujeres que los viven en una situación de crisis, no solo física sino también emocional. La pérdida o cambio en los roles como madre o esposa (viudez, separación, divorcio) pueden establecerse como elementos de riesgo para el equilibrio emocional, la paz y la tranquilidad que se espera vivir en la adultez media. Por todo ello, es necesario que la mujer se fije nuevas metas y fortalezca su autoestima y autoconcepto a través de modificaciones profundas de los
valores que rigen su vida. Debe recordar que aún le queda mucho por vivir y por hacer, que la esperanza de vida ha crecido para las mujeres en nuestro país y que es importante que viva estos años con calidad, afrontando los retos y los cambios corporales y emocionales con su mejor cara y su mejor vestido: la confianza y la fortaleza del cuerpo y del espíritu. Es tiempo de balance. Se cierra una etapa de la vida, pero se abre otra que plantea nuevas tareas, nuevos compromisos y también nuevos gozos; es tiempo de dar paso a la serenidad, a la reflexión, a la vida tranquila, es momento de aligerar las cargas y desprenderse de aquello que no gusta, de aquello que limita; es tiempo de recuperar su atractivo personal, cultivando y cuidando de su cuerpo, pero también de su mente y de su espíritu; es momento de hacer surgir una mujer nueva, más serena y más realizada. FUENTES CONSULTADAS Y LECTURAS RECOMENDADAS.
Monroy A. Salud, sexualidad y adolescencia. México: Pax; 1995. Monroy A. Principios de terapia psicosexual. En Relaciones humanas y sexología. México: Grijalbo; 1987. Masters V y Johnson W. Incompatibilidad sexual humana. Buenos Aires: Intermédica; 1972.