La obra cuentística de Julio Ramón Ribeyro

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Masarykova univerzita Filozofická fakulta

Ústav románských jazyků a literatur

Španělský jazyk a literatura

Magdaléna Tomanová

La obra cuentística de Julio Ramón Ribeyro Bakalářská diplomová práce

Vedoucí práce: doc. PhDr. Eva Lukavská, Csc.

2008

Prohlašuji, že jsem diplomovou práci vypracovala samostatně s využitím uvedených pramenů a literatury.

............................................................. Podpis autora práce

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Děkuji doc. PhDr. Evě Lukavské, Csc. za odborné vedení a cenné připomínky, které mi napomohly při zpracování bakalářské diplomové práce.

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................ 5 Capítulo I ........................................................................................................................... 7 1. GENERACIÓN DEL 50 ............................................................................................ 7 Capítulo II ......................................................................................................................... 9 2. JULIO RAMÓN RIBEYRO ...................................................................................... 9 Capítulo III ........................................................................................................................ 14 3. LOS CUENTOS DE JULIO RAMÓN RIBEYRO .................................................... 14 3.1. Aspectos estructurales y formales........................... ................................................ 15 3.2. Aspectos temáticos................................................................................................... 18 Capítulo IV ........................................................................................................................ 20 4. CAMBIOS SOCIALES .............................................................................................. 20 4.1. “Sociedad en vías de modernizarse”........................................................................ 20 4.2. “Crisis de identidad”................................................................................................. 24 4.3. “La modernización sin proceso democratizador” .................................................... 27 Capítulo V ......................................................................................................................... 30 5. CUENTOS FANTÁSTICOS ..................................................................................... 30 CONCLUSIÓN ................................................................................................................. 34 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................... 36 1. Literatura primaria ......................................................................................................... 36 2. Literatura secundaria ..................................................................................................... 37

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INTRODUCCIÓN

El propósito del presente estudio es aproximar al lector la obra de Julio Ramón Ribeyro. Nos orientamos a la obra cuentística de este escritor prolífico escogiendo lo más interesante de su creación. La intención es ante todo hacer una introducción de su producción, sin tratar de particularizar o hacer un análisis comparativo dada la extensión que esto exigiría. Julio Ramón Ribeyro es, desgraciadamente, poco conocido, no sólo en nuestro país, sino en general. Es verdad que hay críticos que se dedican con regularidad a su obra, pero aún ninguno de ellos ha hecho un estudio completo y comparativo de su extensa producción cuentística. El primer estudio más global de los cuentos de Ribeyro fue elaborado por Isolina Rodríguez Conde en 1984 con la intención de acabar con esta indiferencia hacia el autor. En coincidencia con la intención de Rodríguez Conde en este trabajo vamos a aproximar al lector no sólo la obra cuentística, sino también su vida y los temas más tratados dentro de su producción. El presente estudio consta de cinco capítulos. El primero versa sobre la generación a la que pertenece la primera y más significativa creación literaria de Ribeyro. Se trata de la generación del 50, conocida generalmente por el neorrealismo y el desarrollo del género cuentístico en el Perú. El segundo capítulo tiene el propósito de introducirnos en la vida de Julio Ramón Ribeyro y su producción literaria, que abarca tanto los cuentos como la novela, el ensayo, la obra teatral y el diario personal. No omitimos mencionar sus viajes, inclinaciones y el destino no muy favorable que caracteriza su vida. El tercer capítulo está dedicado al análisis de aspectos estructurales y formales de los cuentos de Ribeyro. Analizamos cada volumen cuentístico individualmente comparándolo con los antecedentes. Este capítulo también trata los aspectos temáticos, que interpretamos especialmente desde el punto de vista de algunos críticos literarios. El cuarto capítulo se orienta hacia el análisis de los cuentos utilizando la división que sugiere James Higgins en su estudio Cambio social y constantes humanas: la narrativa corta de Julio Ramón Ribeyro. En esta clasificación se abarcan los temas más amplios y nosotros los analizaremos incorporando en ellos rasgos específicos y ejemplificando cada tema con cuentos relativos a los rasgos que el tema concreto comprende. El quinto capítulo tiene el propósito de esbozar los cuentos fantásticos que tratamos aparte de la división temática. Este tipo de cuentos no es tan sobresaliente en la obra de Julio Ramón

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Ribeyro, aunque curiosamente abarca uno de sus cuentos más conocidos, pero como forma parte de su obra cuentística hay que mencionarlo. Esperamos que el presente trabajo genere el interés por la obra de Julio Ramón Ribeyro y quizás induzca a crear un estudio más específico y amplio de este autor un poco “marginado”.

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Capítulo I 1. LA GENERACIÓN DEL 50

Antes de presentar la obra de Julio Ramón Ribeyro introducimos primero la generación a la que, según varios críticos literarios, pertenece. Esto se ve ante todo en el hecho de que su primer libro de cuentos se publica en los años cincuenta y trata temas significativos para esta generación de escritores peruanos. James Higgins en su estudio Cambio social y constantes humanas: la narrativa corta de Ribeyro1 apunta que la generación del 50 fue fundamental para el desarrollo de la literatura peruana y sus figuras más destacadas son Enrique Congrains Martín, Oswaldo Reynoso, Eleodoro Vargas Vicuña, Carlos Eduardo Zavaleta y Julio Ramón Ribeyro. Pero la incorporación de autores a esta generación no está definida. Por ejemplo, Carlos Eduardo Zavaleta menciona que lo que divide las opiniones son los vínculos entre el grupo de esta generación - formada por Sebastián Salazar Bondy, Eleodoro Vargas Vicuña, él mismo, Julio Ramón Ribeyro, Enrique Congrains Martín, Oswaldo Reynoso y Luis Loayaza - y la figura tan conocida y notable de Mario Vargas Llosa, quien empieza a publicar en 1956, sólo tres años después de los primeros libros de los autores citados. Para algunos críticos, como Rosa Boldori, todos estos autores, inclusive Vargas Llosa, forman aquella generación; para otros, como José Miguel Oviedo, los primeros constituyen realmente esta generación y Vargas Llosa sólo se inscribiría en un segundo momento de la narrativa urbana del grupo2. “La generación del 50 preparó, inició y, en el caso del cuento, culminó la renovación de los géneros narrativos en el Perú. Dos fueron sus objetivos fundamentales. El primero, la asunción de una temática urbana en el relato; el segundo, la renovación y creación de técnicas apropiadas para el desarrollo de los nuevos contenidos narrativos”3. La novela, que desde los años 30 había sido agraria y provinciana, dejó de ser lo más importante de la narrativa peruana. Por la crisis de la producción agraria, el indigenismo pasó del campo a la ciudad. El cambio socio-económico producido por la modernización de los años 40 y 50 convierte a Lima en una gran urbe inhumana donde confluye el avance

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Higgins, James, Cambio social y constantes humanas: la narrativa corta de Julio Ramón Ribeyro, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1991. 2 Zavaleta, Carlos, “Narradores peruanos: la generación de los cincuenta. Un testimonio”, Cuadernos Hispanoamericanos, 302, 1975, p. 454. 3 Washington, Delgado, Historia de la literatura republicana: nuevo carácter de la literatura en el Perú independiente, Lima, Ediciones RIKCHAY PERU, 1984.

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migratorio de los habitantes empobrecidos de las provincias y sobre todo de la zona andina. La capital no es capaz de abarcar a toda esta masa y se crean las barriadas, suburbios miserables donde predomina el desempleo, la delincuencia, el hambre y la angustia. En estos marginados y sus problemas encuentran los nuevos narradores una fuente de experiencias y crean una nueva prosa de ficción, una nueva corriente literaria, llamada realismo urbano o neorrealismo. Carlos Eduardo Zavaleta4 también afirma que el libro inicial del grupo es Nahuín, de Vargas Vicuña, publicado en 1953. Luego en los años fértiles de 1954 y 1955, aparecen Náufragos y sobrevivientes, de Salazar Bondy; La Batalla y Los Ingar, de él mismo; Gallinazos sin plumas, de Ribeyro; Lima, hora cero y Kikuyo, de Enrique Congrains; y El avara, de Luis Loayaza. En el caso de Julio Ramón Ribeyro observamos que en sus primeras narraciones, publicadas en revistas a partir de 1951, muestra preferencia por los cuentos fantásticos influídos por Borges y Kafka5. A partir de su primer libro Los gallinazos sin plumas (1955), como apunta Washington Delgado, se dedica al relato urbano y a la descripción de diversos tipos psicológicos y clases sociales de Lima, especialmente de la clase media peruana (la gran ausente, hasta entonces, en la novelística nacional). Presta atención a los pequeños empleados y estudiantes, o a los personajes marginados de las barriadas. La temática urbana aparece también en sus dos novelas Los geniecillos dominicales (1965) y Cambio de guardia (1976), ambas se desarrollan en diversos ambientes: casas modestas, casas ricas, iglesias y burdeles, la vieja universidad, calles, plazas, bares y cafés del centro de Lima o de Miraflores. Julio Ramón Ribeyro así demuestra la perfecta descripción urbana y al mismo tiempo el relato no pierde la rapidez, luz ni armonía.

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“Narradores peruanos: la generación de los cincuenta. Un testimonio”, Cuadernos Hispanoamericanos, 302, 1975, p. 455. 5 Sobre la influencia de Kafka, Chéjov y Stendhal aún faltan ensayos detallados, pero la influencia de Kafka sobre Ribeyro ya se ha mencionado varias veces y la podemos observar sobre todo en los cuentos fantásticos, donde la lógica está fuera de control y de la realidad cotidiana.

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Capítulo II 2. JULIO RAMÓN RIBEYRO

Julio Ramón Ribeyro es considerado uno de los mejores cuentistas peruanos de la generación anteriormente mencionada. José Miguel Oviedo escribió que “su contribución al cuento actual es innegable. No sólo es uno de los más prolíficos cuentistas contemporáneos, sino que ha insistido en la importancia literaria de un género que consideró valioso por sí mismo, no como antesala de la novela, el teatro o la crítica, formas que también cultivó” 6. Ribeyro se inspiró en modelos del siglo XIX, como Maupassant, Stendhal, Chejov, que en aquella época no eran muy frecuentes ni atrayentes. Él mismo evocó la abundancia de literatura primaria y su consecuente influencia en Instituto Nacional de Cultura dentro de un ciclo de conferencias: “Yo he tenido muchos profesores de literatura. Pero he tenido solamente un maestro. Y este maestro fue mi padre […] me acuerdo que un día me dijo: «Tú sabes que hay un escritor que es mejor que Dumas, y que se llama Balzac. Y hay un escritor que es mejor que Balzac, y que se llama Flaubert. Y un escritor mejor que Flaubert, y que se llama Stendhal. Y un escritor mejor que Stendhal, que se llama Proust.» De este modo abría para mí un panorama de lecturas verdaderamente ilimitado. Esta yo creo que fue una de las circunstancias principales que forjó y fomentó mi vocación de escritor”7. Según algunos escritores, como José Donoso o Alfredo Bryce Echenique, Ribeyro nunca ha sido invitado al festín del boom latinoamericano de los años 60 y 70. Walter Luchting en su obra Estudiando a Julio Ramón Ribeyro explica, que este desconocimiento de su obra se debe, por una parte, a que el personaje más destacado de la generación del 50 siempre fue su compatriota Vargas Llosa y que, por otra parte, Ribeyro escribía de una manera diferente, menos llamativa y nunca hacía propaganda de su obra, lo que se relaciona con su carácter solitario y tímido. José Miguel Oviedo ve esta “omisión” en el hecho de que en la hora de la novela Ribeyro estaba convencido de que el cuento era un género mayor y así, sin pensar en consecuencias, marchaba contra la corriente. Siguió escribiendo cuentos al modo de sus escritores clásicos preferidos sin esperar que eso lo condujera al éxito. A su afecto por cuento alude en su diario personal: “Yo veo y siento la realidad en formas de cuento y sólo puedo expresarme de esa manera. En otras palabras, mi inteligencia está dispuesta de tal manera que todos los datos que percibo se ordenan de acuerdo con cierto molde interior – ¿categorías? – 6

Oviedo, José Miguel, “Algunas reflexiones sobre el cuento y su proceso en Hispanoamérica” (1945-1995), en Collard, Patrick, El relato breve en las letras hispánicas actuales, Amsterdam, Rodopi, 1997, 51. 7 Ribeyro, Julio Ramón, “Ciclo de narradores peruanos”, 1971, en Wolfgang A. Luchting en Estudiando a Julio Ramón Ribeyro, Frankfurt, Vervuert, 1988, p. 352.

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cuya estructura no puedo modificar. De allí que hasta el momento no pueda escribir novelas, poemas ni piezas dramáticas y cuando lo he intentado he conseguido sólo cuentos deformados”8. La vida de Julio Ramón Ribeyro comienza en Lima, en 1929. Nace en una familia típica de la clase media limeña, que se encuentra en esa época en fase de decadencia. Su familia quedó estupefacta al descubrir que Ribeyro prefería los estudios universitarios de Letras a los más honrosos de Derecho. Pues entre 1946 y 1952 estudió Literatura y Derechos en la Pontificia Universidad Católica del Perú y obtuvo una beca en España, para seguir cursos de periodismo, que le dio una oportunidad de viajar por Francia, Alemania y Bélgica. En el extranjero vivió una vida que no tenía nada en común con la literaria. Se ganó la vida como obrero, portero de hotel, vendedor de productos de imprenta y cargador, pasando desventuras y miserias como él mismo confiesa en su famoso diario. Su primer libro de cuentos, Los gallinazos sin plumas (1955), se publica en Lima cuando Ribeyro está en París, adonde se trasladó en 1953 y donde también escribió su mayor parte, aunque todos los relatos se desarrollan en Lima. En 1958 regresa a Perú, trabaja como profesor y director cultural de la Universidad de Huamanga en Ayacucho y publica su segundo libro Cuentos de circunstancias (1958). Este primer retorno a Perú pudo ser definitivo, pero la experiencia en el extranjero había dejado en él una marca con la que ya había visto vinculado su destino literario. En 1956 Ribeyro aparece en Munich, donde pasando un invierno duro comienza a escribir su primera novela, Crónica de San Gabriel, la que publica en Lima en 1960. Decide instalarse en París, donde trabaja para la agencia de prensa France Presse y, luego, como agregado cultural de la embajada peruana. En 1972 desempeñará el cargo de representante del Perú ante la Unesco. Como ya hemos mencionado, Ribeyro no tenía mucha suerte en su vida literaria y su editorial además todo empeoraba. “En 1964 publicó dos libros de cuentos, ambos en Lima: uno se llamaba Las botellas y los hombres, pero la inescrupulosa carátula rezaba Los hombres y las botellas, y hoy todavía nosotros los lectores dudamos al citar el título; el otro se llamaba Tres historias sublevantes y tenía tantas erratas por página que sólo una década después, gracias a otra edición, el público pudo conocer el verdadero texto que Ribeyro había escrito”9. Como otro ejemplo podemos mencionar el libro de cuentos Los gallinazos sin plumas que 8

Ribeyro, Julio Ramón, La tentación del fracaso: Diario personal (1950-1978), Barcelona, Seix Barral, 2003, p. 75. 9 Oviedo, José Miguel, “Ribeyro o el ascepticismo como una de las Bellas Artes“, prólogo a Ribeyro, Julio Ramón, Prosas apátridas, Barcelona, Tusquets, 1975, p. 17.

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salió en Francia con la foto de otro escritor en la cubierta o la novela Los geniecillos dominicales que tenía 24 páginas cortadas y otras 24 repetidas. A comienzos de 1963 la situación va mejorando y Ribeyro resulta ganador del premio Expreso-Populibros por lo que fue quizá su mejor novela, Los geniecillos dominicales, que aparecerá en Lima dos años más tarde. En esta novela Ribeyro trata de nuevo algunos temas como el problema de pertenencia. El protagonista se siente tan extranjero en la ciudad como el protagonista de Crónica de San Gabriel en la sierra. En ambas novelas observamos el tono autobiográfico mientras que en su última novela Ribeyro intentó no incluir ninguna experiencia personal. La palabra del mudo (vols. I y II en 1972, vol. III en 1977 y vol. IV en 1992) es la primera recopilación orgánica de su producción cuentística y abarca la época de 1952 a 1977. El último volumen contiene también la producción cuentística inédita. Esta recopilación gozó de la recepción positiva por parte del público y fue uno de los libros más vendidos del año 1973. El mismo año viaja a Perú donde ya es conocido y siente así una primera satisfacción, pero al mismo tiempo llegan los primeros síntomas de una dolencia grave que le va a atormentar durante toda su vida. De nuevo vuelve a París y pronto publica el delicado libro titulado Prosas apátridas (1975) que fue el primero que tuvo cierto éxito inmediato. Se trata de una obra difícilmente clasificable y su título resulta ser ambiguo y equívoco. El propio Ribeyro10 explica que la mala interpretación consiste en la tendencia de ver el ser apátrida de las prosas como lo apátrida en cuanto de un ciudadano, pero se trata de ser apátrida de los textos que no tienen patria y no pertenecen a ningún género literario. Julio Ramón Ribeyro describe Prosas apátridas así: “Son fragmentos de diferentes obras, quizá pedazos de cuentos, pedazos de diarios, pedazos de cartas, fragmentos de novelas, textos que no tenía dónde colocar, y quedaron sueltos, sin patria literaria”11. Otra obra , la que publica al año siguiente, es La caza sutil (1976). El ensayo que pertenece a las obras menos conocidas consta de 21 artículos y su contenido es variado, desde un análisis de la sociedad peruana hasta comentarios sobre la literatura en general. En el mismo tiempo aparece en Lima su última novela, Cambio de guardia (1976), la que había terminado en 1966 en París, pero que, como apunta María Teresa Pérez12, por su carácter violentamente

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Ribeyro, Julio Ramón, La prensa, Lima, 3-XI-1976, en Luchting, Wolfgang A., Estudiando a Julio Ramón Ribeyro, Frankfurt, Vervuert, 1988, p. 17. 11 Ibid., p. 17. 12 Pérez, Mª Teresa, “Introducción”, en Ribeyro, Julio Ramón, Cuentos, Madrid, Cátedra, 1999, p. 16.

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anticlerical y antimilitarista13 no podía ser publicada. Según Ribeyro, semejante atraso le hizo perder el sentido y acabó malograda, pero la crítica posterior la acogió con equidad y admiración. En sus últimos libros de cuentos Sólo para fumadores (1987) y Relatos santacrucinos (1992) podemos observar la tendencia evocativa del autor. En Relatos santacrucinos especialmente recupera los sitios donde pasó su infancia y juventud y Sólo para fumadores señala el claro aspecto autobiográfico de su adultez y por eso podría también pertenecer al género íntimo. El título revela el gran gozo y, al mismo tiempo, vicio de Ribeyro, que nunca abandonó su imprescindible cigarrillo y las pocas fotografías de él lo documentan evidentemente. Ribeyro disfrutaba los momentos de leer los escritos íntimos: autobiografías, memorias, correspondencia, diarios... y por eso decidió, a fines de la década de los 40, escribir su propio diario titulado La tentación del fracaso. El diario consta de tres volúmenes publicados en 1992, 1993 y 199514 y Ribeyro en las primeras páginas del primer diario explica: “El diario se convirtió para mí en una necesidad, en una compañía y en un complemento a mi actividad estrictamente literaria. Más aún, pasó a formar parte de mi actividad literaria, tejiéndose entre mi diario y mi obra de ficción una apretada trama de reflejos y reenvíos”15. De su producción dramática podemos mencionar dos volúmenes Teatro. El primer volumen (1972) reúne tres piezas en un acto: El último cliente, El uso de la palabra y Confusión en la Prefectura. En el segundo (1975) se recogen, además de las tres últimas obras citadas, Santiago el pajarero, El sótano, Fin de semana y Los caracoles16. Por la pieza Vida y Pasión de Santiago el Pajarero recibe en 1959 el Premio Nacional de Teatro. Como ya hemos mencionado Ribeyro fue un gran adicto a la nicotina, por lo que se le detectó cáncer y se sometió a una riesgosa operación que le puso al borde de la muerte. En 1991 decide a abandonar definitivamente París y vuelve a Lima para aprovechar tranquilamente los últimos momentos que le quedan. En noviembre de 1994 ganó el Premio Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana, pero su delicado estado de salud no le permitió recoger el premio más importante de su vida y murió pocos días después, el 4 de diciembre del mismo año.

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“Fue escrita durante la época de las guerrillas, cuando muchos de sus amigos habían sido asesinados, lo que explica el carácter urgente y directo de su diatriba” (Pérez, Mª Teresa, en Ribeyro, Julio Ramón, op.cit., p. 17). 14 Pérez, Mª Teresa, “Introducción”, en Ribeyro, Julio Ramón, op.cit., p. 51. 15 Ribeyro, Julio Ramón, La tentación del fracaso: Diario personal (1950-1978), Barcelona, Seix Barral, 2003, p. 25. 16 Pérez, Mª Teresa, “Introducción”, en Ribeyro, Julio Ramón, op.cit., p. 84.

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José Miguel Oviedo escribió una acertada observación en cuanto a la vida, destino y postura del gran personaje de Ribeyro: “Todo, casi todo, en la vida de Julio Ramón Ribeyro ha ocurrido como tratando de destruir al escritor que hay en él y nada, sin embargo, ha logrado destruirlo: su silenciosa terquedad creadora ha alcanzado, absurdamente, el fruto que le estaba estrictamente prohibido, la Obra, esa constancia verbal de una vida que no quería dejar ninguna, ese nítido retrato de un rostro cada vez más difuminado. Hay escritores que se construyen su destino y hay otros que se resignan a ser modelados por él; Ribeyro pertenece a esta segunda clase”17.

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Oviedo, José Miguel, “Ribeyro o el ascepticismo como una de las Bellas Artes”, prólogo a Ribeyro, Julio Ramón, Prosas apátridas, Barcelona, Tusquets, 1975, p. 7.

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Capítulo III 3. LOS CUENTOS DE JULIO RAMÓN RIBEYRO

Al reeditar la recopilación orgánica de La palabra del mudo, Ribeyro esboza una teoría del cuento. María Teresa Pérez18 apunta que es fácil reconocer en este decálogo la concepción clásica, la que consiste en la afirmación de que el cuento debería ser una flecha que avance certeramente hacia el objetivo.

1. “El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector a su vez pueda contarlo. 2. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real debe parecer inventada y si es inventada, real. 3. El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que pueda leerse de un tirón. 4. La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto mejor. Si no logra ninguno de estos efectos no existe como cuento. 5. El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin ornamentos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela. 6. El cuento debe sólo mostrar, no enseñar. De otro modo sería una moraleja. 7. El cuento admite todas las técnicas: diálogo, monólogo, narración pura y simple, epístola, informe, collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión oral. 8. El cuento debe partir de situaciones en las que el o los personajes viven un conflicto que los obliga a tomar una decisión que pone en juego su destino. 9. En el cuento no debe haber tiempos muertos ni sobrar nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible. 10. El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado”19.

Julio Ramón Ribeyro, como hemos mencionado, sobresale ante todo por su narrativa corta compuesta de nueve libros de cuentos: Los gallinazos sin plumas (1955), Cuentos de circunstancias (1958), Las botellas y los hombres (1964), Tres historias sublevantes (1964), 18

Ribeyro, Julio Ramón, Cuentos, Madrid, Cátedra, 1999, p. 34. Ribeyro, Julio Ramón, Palabra del mudo, Lima, Milla Batres, 1994 en, Esteban, Ángel, “Introdución”, en Julio Ramón Ribeyro, Cuentos. Antología, Madrid, Espasa Calpe, 2007, pp. 43-44. 19

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Los cautivos (1972), El próximo mes me nivelo (1972), Silvio en El Rosedal (1977), Sólo para fumadores (1987) y Relatos santacrucinos (1992). Antes de su muerte se publicó en Alfaguara La palabra del mudo en un volumen como Cuentos completos (1994), que abarca la mayoría de su obra cuentística. Buscar una evolución notable en la cuentística ribeyriana, concretamente desde el primer volumen de los cuentos hasta el último20, resultaría una cosa dudosa. Es verdad que en cada volumen encontramos nuevos aspectos o técnicas narrativas, pero temáticamente todo enlaza. No es que cada cuento toca el mismo tema, pero los argumentos que obsesionan a Ribeyro saltan desde un cuento a otro y al fin nos encontramos con la misma preocupación de siempre.

3.1 Aspectos estructurales y formales

“En el estilo de Ribeyro se nota la claridad, la sobriedad estilística, su técnica descriptiva, estrechamente ligada a lo visual, y la moderada definición psicológica de sus personajes”21. Ribeyro nos transmite las historias o fragmentos de la vida limeña con tanta sencillez, cotidianidad y claridad que resulta más veraz que la mayoría de los demás sudamericanos que escriben fuera de su patria. En su escritura se mezcla la melancolía, la ironía, el escepticismo y a veces el pesimismo, pero, al mismo tiempo, Ribeyro no omite el humor y lo grotesco. Su primer libro de cuentos Los gallinazos sin plumas, según Isolina Rodríguez Conde22, abarca los relatos hechos bajo el signo del realismo crítico. El libro se caracteriza por la unidad de los motivos, de técnica y de estilo. El tiempo en los cuentos es representado por un fragmento crucial de la vida del personaje, así casi nunca se trata de un resumen de la vida. En cuanto al narrador es el único libro de sus cuentos en el que no se utiliza la primera persona y los cuentos tienen un tono objetivo. El mismo Ribeyro lo describe así: “[...] en ese libro me propuse referir en cada relato la historia de una decisión. Los cuentos que yo había escrito antes eran en realidad resúmenes de una vida. Y entretanto me di cuenta que lo importante no

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Como último aquí consideramos Silvio en El Rosedal, porque los dos últimos volúmenes tomamos más bien por los escritos íntimos y también porque aún no han sido explorados por los críticos literarios. 21 Ribeyro, Julio Ramón, “Ciclo de narradores peruanos”, 1971, en Luchting, Wolfgang A., Pasos a desnivel, Caracas, Monte Ávila Editores, 1972, p. 77. 22 Rodríguez Conde, Isolina, Aproximaciones a la narrativa de Julio Ramón Ribeyro, Madrid, Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, 1984.

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era resumir una vida, lo que en realidad era escribir una novela comprimida, sino escoger de cada vida el momento más importante, el momento álgido, en el cual se decide el destino”23. El siguiente libro de los cuentos niega en cierta manera los aspectos del volumen anterior. Cuentos de circunstancias contiene relatos que entre sí no tienen ninguna unidad, lo que se atribuye al hecho de que algunos cuentos fueron publicados anteriormente en revistas y periódicos. Especialmente, como agrega María Teresa Pérez en su estudio, a diferencia de Los gallinazos sin plumas no hay unidad de los motivos, ni de las técnicas, ni del estilo. También hay casos en los que los cuentos no están ubicados en Perú y pasan así por primera vez las fronteras, con lo cual nos encontraremos en los volúmenes posteriores. Otra novedad es la aparición de la narración en primera persona. Con la primera persona los cuentos profundizan su subjetividad. El autor pretende exponernos al mundo íntimo de los personajes y los cuentos son de esta manera más veraces, a diferencia de su primer libro de cuentos en el que logra la autenticidad gracias a su realismo urbano. En este volumen Ribeyro ya no se dedica tan netamente al relato urbano, sino que inicia una serie de cuentos que versan sobre las clases sociales de Lima, “explora la burguesía peruana «que se va»”24 y nos cuenta con nostalgia una Lima desaparecida. A este libro de cuentos podríamos llamarlo el libro de la transición y por eso aquí encontramos todavía las narraciones en tercera persona. Los otros libros de cuentos se caracterizan por la desaparición del narrador en tercera persona. Los relatos nos presentan a sus protagonistas y la primera persona puede estar en singular o en plural. La primera persona del singular, al principio, era característica para las narraciones que evocaban los recuerdos de infancia y la del plural para los relatos que representaban la colectividad. Otra característica es la unidad temática de los cuentos. Como lo podemos ver en Las botellas y los hombres y en Tres historias sublevantes, aunque en este caso se trata además del intento de escribir un libro contrario a Las botellas y los hombres. Los relatos del quinto libro de cuentos se desarrollan en Europa y a través de un protagonista o testigo nos presentan las historias, de una variedad de temas y técnicas, pero hay una unidad en cuanto a las características de los personajes y una conexión entre los sentimientos de soledad y pérdida. Sin embargo, los cuentos sorprendentemente no siguen su habitual dirección hacia el patetismo. A continuación predomina la narración en primera persona y podemos observar, según Isolina Rodríguez Conde, la reacción de Ribeyro ante nuevas experiencias, lo que se refleja no sólo en el desarrollo de la manera de tratar las historias en los relatos sino también el desarrollo de la trama del cuento. 23 24

Luchting, Wolfgang A., Estudiando a Julio Ramón Ribeyro, Frankfurt, Vervuert, 1988, p. 353-354. Ibid., p. 163.

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En su siguiente libro de cuentos El Próximo mes me nivelo se repite la idea de la unidad de los relatos y las historias vuelven a desarrollarse en Perú. Hasta con Silvio en El Rosedal llegan los nuevos aspectos estructurales de los cuentos. Lo primero que mencionamos es el hecho de que antes de la aparición de este libro no había orden en sus cuentos. Ahora tenemos historias en las que seguimos el destino de sus personajes, lo que curiosamente había ocurrido también en algunos de los cuentos “que corresponden a su prehistoria literaria”25, una relación que ya habíamos mencionado en el comentario de Ribeyro en cuanto a Los gallinazos sin plumas. Vemos que en estos nuevos relatos destaca la amplitud temporal, pero simultáneamente permanece el relato de un personaje y de un momento crucial en su vida. María Teresa Pérez menciona en su estudio el hecho de que a partir de Silvio en El Rosedal se inician también “cuentos de procesos”, lo que significa que en el texto encontramos menos espacio para el diálogo. “El dominio del narrador se traduce entonces en su capacidad de resumir extensos períodos de tiempo, de anticipar o acercar algún dato acerca del pasado del personaje: «Así pasaron algunos años, Silvio ya estaba plenamente instalado en la vida campestre»”26. El diálogo estaba presente ante todo en los cuentos de evidente estructura dramática de su primera época. La desaparición posterior de este diálogo, como ya hemos mencionado, la atribuye María Teresa Pérez al deseo del autor de expresar su propia voz y lograr la autenticidad. Por otra parte está presente el hecho del alejamiento de Ribeyro de la vida peruana y del habla oral, cuyo conocimiento perfecto es necesario para que el diálogo sea fiel. En cuanto al desenlace de los cuentos en muchos de los relatos encontramos el final “epifánico”27, hay revelaciones pero casi nunca sabemos qué sucede con los personajes, si en el futuro su vida cambiará o no. Hay también una “tendencia a los desenlaces que culminan en una frase o epifonema: «El resto naufragó, como la vida, como quienes abrigan la quimera de que nuestros objetos, los más queridos, nos sobrevivirán»”28.

25

Pérez, Mª Teresa, “Introducción”, en Ribeyro, Julio Ramón, Cuentos, Madrid, Cátedra, 1999, p. 35. Ibid., p. 40. 27 Ibid., p. 36. 28 Ibid., p. 38. 26

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3.2 Aspectos temáticos

Julio Ramón Ribeyro es “conocido” principalmente por sus cuentos de ambiente urbano, que muestran la gente más empobrecida, la que padece la violencia y es víctima de la injusticia. Sin embargo, como ya lo hemos mencionado, Ribeyro añade al ambiente urbano la descripción de la burguesía peruana, especialmente la limeña, y logra revelarnos diversas características de sus miembros. José Miguel Oviedo en su artículo “Un maestro del cuento y su arte de pasar desapercibido” dedicado a Julio Ramón Ribeyro, expone bien los temas esenciales: “la ilusión que se convierte en derrota; las odiosas mentiras que se ocultan tras las buenas maneras burguesas; la rebeldía social o intelectual vista como un gesto en el vacío; el mundo familiar o del trabajo, donde sufren terribles humillaciones que tenemos que callar”29. Como podemos ver, el pesimismo o escepticismo en esta lista desempeña un papel fundamental, es característico para su obra y en cierta medida representa un espejo de su espíritu. Los críticos aseguran que los sentimientos que vemos en sus personajes, como muda frustración, alienación, perplejidad, timidez, incapacidad para la lucha por la ascensión social o para las relaciones interpersonales, ofrecen un paralelismo con el estado interior de Ribeyro. La dicotomía entre oficialidad y marginalidad – utilizando la terminología de Isolina Rodríguez Conde30 – refleja la manera de percibir la realidad propia del autor, lo que le acontece o lo que Ribeyro piensa sobre sí mismo. Ángel Esteban31 añade que esta dicotomía afecta a los personajes que se mueven entre los integrados al sistema y los absolutamente marginados, entre ellos hay algunos con rasgos de ambos, en este caso se trata de los desarraigados. Su compatriota y amigo Alfredo Bryce Echenique en el prólogo a Cuentos Completos alude con su observación a la realidad y la ilusión que se encuentran en el fondo de la cuentística ribeyriana. “De frente y brutalmente, los cuentos de este narrador genial sitúan a sus personajes entre la más banal y penosa realidad y la ilusión total”32. Esta situación se convierte en un estado irresoluble del que los personajes no pueden salir, mejor dicho liberarse. Ángel Esteban lo llama así: “Los personajes de Ribeyro viven en su estatismo, que no es una muerte en vida, sino una aceptación del fracaso que supone cualquier intento de 29

Oviedo, José Miguel, “Un maestro del cuento y su arte de pasar desapercibido”, en Collard, Patrick, El relato breve en las letras hispánicas actuales, Amsterdam, Rodopi, 1997, p. 52. 30 Rodríguez Conde, Isolina, op.cit., p. 222. 31 Esteban, Ángel, “Introdución”, en op.cit., p. 44. 32 Bryce Echenique, Alfredo, “El arte genuino de Ribeyro”, en Ribeyro, Julio Ramón, Cuentos completos, Madrid, Alfaguara, 1994, p. 13.

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búsqueda de unidades o certezas”33. No se espera nada, no se aspira a ningún cambio o mejoramiento. Los personajes se rinden sin intentar enterarse del sentido final de su vida. El mismo Ribeyro revela en sus obras filosóficas, que “el hombre debe conformarse con vivir, sin resignación, sabiendo cuál es su papel y sin desear lo que no puede conseguir”34.

33 34

Esteban, Ángel, “Introdución”, en op.cit., p. 33. Ibid., p. 30.

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Capítulo IV 4. Cambios sociales

Para aproximarnos a la obra de Ribeyro utilizamos la división que propone James Higgins en su estudio Cambio social y constantes humanas: la narrativa corta de Ribeyro. Se trata de una clasificación temática parcial donde James Higgins hace referencia a tres realidades que aparecen en los cuentos de Julio Ramón Ribeyro. Primero menciona una sociedad en vías de modernizarse de la que surge la crisis de identidad a consecuencia del cambio social y lo termina con la experimentación de un proceso “modernizador sin una verdadera democratización35”.

4.1 “Sociedad en vías de modernizarse”

Como ya hemos mencionado, Ribeyro inició su carrera literaria en una época del notable crecimiento de la capital entre los años 40 y 50. Al igual que los demás narradores de la generación del 50, Ribeyro registra en su obra la llamada modernización que transformó a Lima y con la que devino el cambio social, concretamente el socio-económico o el sociopolítico. Algo que sufrió también la propia familia de Julio Ramón Ribeyro, el que nos transmite su experiencia en algunos de sus cuentos de base biográfica. “El ropero, los viejos y la muerte” (1972) es el cuento que mejor capta el proceso de la decadencia de los Ribeyro. En el principio del relato se describe un ropero grandioso, que pasa de generación en generación. Julio Ramón Ribeyro y sus hermanos lo consideran como algo admirable y cuando su papá está ausente penetran en él porque no “era un mueble más, sino una casa dentro de la casa” (CC, 402)36. Este ropero también sirve como enlace entre el pasado y el presente. El señor Ribeyro se mira en el espejo desde su cama y contempla la confusión de su propia imagen con la de sus antepasados. Y dice: “«Allí se miraba don Juan Antonio Ribeyro y Estada y se anudaba su corbatín de lazo antes de ir al Consejo de Ministros», o «Allí se miró don Ramón Ribeyro y Álvarez del Villar, para ir después a dictar su cátedra a la Universidad de San Marcos», o «Cuántas veces vi mirarse allí a mi padre, don Julio Ribeyro y Benites, cuando se preparaba para ir al Congreso a pronunciar un discurso»” 35

Ortega, Julio, “Los cuentos de Ribeyro”, Cuadernos Hispanoamericanos, 417, 1985, en Esteban, Ángel, “Introdución”, en Julio Ramón Ribeyro, Cuentos. Antología, Madrid, Espasa Calpe, 2007, p. 33. 36 La abreviatura CC significa la obra de Ribeyo, Julio Ramón, Cuentos Completos (1952-1994), Madrid, Alfaguara, 1994, y en lo sucesivo la vamos a utilizar para el análisis de los cuentos.

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(CC, 403). Así vemos que la familia de los Ribeyro era prestigiosa dentro de la clase media alta y que el señor Ribeyro de esta manera, contemplando el espejo, mantiene el contacto con esta tradición, ya pérdida por la caída económica de la familia. Una visita, en un intento de reconstruir una de sus viejas amistades, termina siendo una fracaso y destruye toda esa ilusión. El hijo de su amigo rompe con una pelota el espejo del ropero, pero el señor Ribeyro no los castiga simplemente no se refiere más a sus antepasados y se dirige hacia el futuro, como si supiera que pronto habría de morirse y que ya no necesitaría el espejo. La decadencia de los Ribeyro se plantea también en “El polvo del saber” (1974), “también a través del motivo de la sucesión generacional y la herencia, pero paradójicamente lo que se transmite no es un bien, sino la voluntad de acceder a él”37. En este cuento se narra la historia de una biblioteca de diez mil volúmenes perteneciente al erudito bisabuelo de Julio Ramón Ribeyro. Ésta es heredada por uno de sus hijos, que deja a su sobrino preferido – el padre de Ribeyro – consultarla. Parece que la herencia de la biblioteca va a pasar a su sobrino, pero al fin la casa con su tesoro cae en manos de su maligna viuda y así se pierde la posibilidad de recibir esa biblioteca. Julio Ramón Ribeyro hereda esa codicia y esperanza de su padre y trata en vano de conseguir la biblioteca. Un día, cuando ya ha perdido toda la ilusión, por casualidad, entra en la casa que ha sido convertida en una pensión de estudiantes y busca la biblioteca. La administradora de la pensión le explica lo difícil que le ha resultado deshacerse de esta terrible cantidad de libros, los que al fin ha depositado en los antiguos cuartos de sirvientes. Lo que queda de los libros era chocante. El desastre compuesto de papel húmedo, hojas apolilladas y polvo. “Allí no quedaba nada, sino el polvo del saber. La codiciada biblioteca no era más que un montón de basura” (CC, 421). Lo que a fines del siglo XX fue el centro de interés, admiración y placer era ahora una olvidada pila de asco. Otro relato de base biográfica es “Los eucaliptos” (1956), donde Ribeyro recuerda su infancia y su adultez que pasó en el barrio de Miraflores. Este cuento refleja también el desarrollo urbano, se describe la transformación del barrio y los cambios que vienen con la modernización. Lo único que a Ribeyro y sus amigos les calmaba era la presencia, que se mantenían siempre igual, de los eucaliptos. Pero la modernización no significaba nada bueno necesariamente y los eucaliptos desaparecieron bajo la acción de sierras, machetes y sogas. Los protagonistas se quedaron pasmados: “La ciudad progresó. Pero nuestra calle perdió su sombra, su paz, su poesía. Nuestros ojos tardaron mucho en acostumbrarse a ese nuevo 37

Elmore, Peter, El perfil de la palabra: la obra de Julio Ramón Ribeyro, Lima, Perú: Fondo Editorial, 2002, p.

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pedazo de cielo descubierto, a esa larga pared blanca que orillaba toda la calle como una pared de cementerio. Nuevos niños vinieron y armaron sus juegos en la calle triste. Ellos eran felices porque lo ignoraban todo. No podían comprender por qué nosotros, a veces, en la puerta de la casa, encendíamos un cigarrillo y quedábamos mirando el aire, pensativos” (CC, 121). En el cuento se nota la nostalgia por la infancia perdida pero también la alienación que provocó la urbanización. Se perdió la libertad, la atmósfera que antes dominaba entre lo niños al emprender la expedición a través de un campo hacia la playa desierta. El campo se convirtió en un amasijo de calles y la playa en una excursión dominical. Este proceso de cambio social lo observamos también en uno de sus cuentos más conocidos. En “Los gallinazos sin plumas” (1954) somos testigos de cómo la Lima de los años 40 y 50 no podía abarcar toda la gente que venía a la capital en busca de una vida mejor y como consecuencia se creaban barriadas alrededor de la capital. Lo significativo de estas barriadas era la miseria. El cuento narra una época en la vida de dos hermanos, Enrique y Efraín, a los que su abuelo, don Santos, obliga a salir en busca de comida para alimentar su cerdo. Los hermanos así salen cada día. Don Santos, con su pierna de palo y su comportamiento inhumano, asusta mucho a los muchachos. Ellos todos los días madrugan y aún en “la hora celeste” caminan por la ciudad hacia una calle de casas elegantes, en la que exploran los cubos de basura. Durante su jornada les acecha el peligro en forma de sirvientas, carros de la Baja Policía o el amanecer: “Cuando el sol asoma sobre las lomas, la hora celeste llega a su fin. La niebla se ha disuelto [...] La luz desvanece el mundo mágico del alba. Los gallinazos sin plumas han regresado a su nido” (CC, 22). Así vuelven al corralón. Don Santos les espera y a veces está contento con la provisión que los chicos le traen pero la mayoría de las veces se queja: “―¡Idiotas! ¿Qué han hecho hoy día? ¡Pascual se morirá de hambre! [...] ¡Mi pobre Pascual! Hoy día te quedarás con hambre por culpa de estos zamarros. [...] ¡Habrá que zurrarlos para que aprendan!” (CC, 22). Sin embargo, la voracidad del cerdo crece y cada día exige más comida. Los muchachos tienen que levantarse más temprano y dirigirse hacia el muladar al lado del mar, porque se supone que allí van a encontrar más. En el muladar, entre los desperdicios hediondos, los hermanos tropiezan con los gallinazos sin plumas. Entre ellos y los gallinazos se produce un ambiente lleno de miedo y rivalidad. Pronto regresan al corralón con cubos llenos y don Santos por fin está satisfecho. “Desde entonces, los miércoles y los domingos, Efraín y Enrique hacían el trote hasta el muladar. Pronto formaron parte de la extraña fauna de esos lugares y los gallinazos, acostumbrados a su presencia, laboraban a su lado, graznando, aleteando, escarbando con sus 22

picos amarillos, como ayudándolos a descubrir la pista de la preciosa suciedad” (CC, 23). La deshumanización como el resultado de la miseria se refleja en el hecho de que los muchachos se encuentran en el mismo nivel que las aves devorando los restos. El maltrato de don Santos resalta cuando Efraín, en una de las expediciones, se corta la planta del pie y no puede levantarse. Don Santos actúa con crueldad y le obliga a salir a la calle, pero cuando regresan con los cubos vacíos Efraín se queda en casa y Enrique hace el trabajo de los dos. En la calle encuentra a un perro y se lo da a Efraín para que le distraiga. Con el tiempo Enrique enferma también y don Santos se pone furioso. No les da de comer y toda la situación culmina cuando echa al perro al chiquero de Pascual. Enrique, desesperado por el acto, quiere atacar a su abuelo, pero el viejo al mismo tiempo se cae, por su culpa, al chiquero. Los hermanos se asustan y deciden a huir: “―¿Adónde? ―preguntó Efraín. ―¡Adonde sea, al muladar, donde podamos comer algo, donde los gallinazos! [...]” (CC, 29). “Cuando abrieron el portón de la calle se dieron cuenta que la hora celeste había terminado y que la ciudad, despierta y viva, abría ante ellos su gigantesca mandíbula. Desde el chiquero llegaba el rumor de una batalla” (CC, 29). Los muchachos con la muerte de su abuelo no se liberan, la ciudad se prepara para devorarlos y el sistema putrefacto sigue existiendo. Julio Ramón Ribeyro propone una imagen de la Lima contemporánea, ya no tradicional ni aún moderna. La crítica de la urbe creciente, con la que surge la necesidad de arraigarse en la periferia, la inferioridad y la definitiva marginalidad. Sin embargo, en el cuento todos estos aspectos aparecen a través de una niebla cercana a las seis de la mañana, agotamiento de los niños y su delirio por la falta de comida y de salud. Así, la miseria de la “Lima que se va” se nos presenta como si se tratara de un sueño. Entonces dentro de esta primera realidad hemos presentado cuatro cuentos, dos de base biográfica y dos en los que se refleja la modernización y el desarrollo urbano. Ribeyro combina sentimentalismo y melancolía con la crítica de la Lima contemporánea. Por una parte observamos “el lamento” por el paraíso perdido y por otra parte somos testigos de la deshumanización provocada por el cambio.

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4.2. “Crisis de identidad”

Otro caso es la mencionada crisis de identidad, provocada por los mismos cambios sociales. En este caso abundan problemas existenciales, surgen nuevos sentimientos entre los que predomina la frustración, la inferioridad y la marginalidad de los personajes. “El profesor suplente” (1957), “Las botellas y los hombres” (1958), “De color modesto” (1961) son cuentos que representan esta segunda realidad. Se presenta un protagonista que no se siente valorado, pretende salir de esta situación, se hace ilusiones pero finalmente acaba frustrado sin que su vida cambie de manera alguna. En “El profesor suplente” predomina la idea de la ilusión fracasada. Es la historia de un cobrador, Matías, que se queja de su situación social y se siente inútil. Tiene aspiraciones pero no actúa para conseguirlas, ni siquiera terminó sus estudios universitarios, lo que achaca a la malevolencia del jurado y a la repentina amnesia que le asaltaba. Pero un día se le ofrece oportunidad, llega un amigo suyo y le ofrece provisionalmente su puesto de profesor de historia en un colegio. Alabando sus calidades logra convencerle y Matías acepta su nuevo cargo con satisfacción. Desde entonces dedica todo su tiempo a la preparación de las clases, sin embargo, al ir al colegio cae en dudas y confusión. Cuando pasa alrededor del colegio, cuando ve un cónclave de hombres canosos, enseguida le surgen los complejos de sus fracasos académicos y emprende la huida. Confundido por lo que ha pasado llega a su casa y ve a su mujer esperándole en la puerta. Su mujer empieza a hacerle preguntas: “―¿Qué tal te ha ido? ¿Dictaste tu clase? ¿Qué han dicho tus alumnos? ―¡Magnífico!... ¡Todo ha sido magnífico! ―balbuceó Matías-. ¡Me aplaudieron! ―pero al sentir los brazos de su mujer que lo enlazaban del cuello y al ver en sus ojos, por primera vez, una llama de invencible orgullo, inclinó con violencia la cabeza y se echó desoladamente a llorar” (CC, 176). Matías se siente frustrado por no haber sido capaz de acertar en su tarea y cambiar así su vida. Chocamos aquí con el típico escepticismo ribeyriano el cual se ve en la imposibilidad de salir de las circunstancias sociales. Las botellas y los hombres es la historia de dos desconocidos. Todo transcurre en el transcurso de un día, en el que el padre aparece después de ocho años en el Club de Tenis donde trabaja su hijo, Luciano, para pedirle dinero. Su padre intenta irse inmediatamente pero Luciano trata de establecer comunicación con él. Le invita a tomar una cerveza en la cantina del club a pesar de que se avergüenza por su aspecto y comportamiento. Luciano decide pasar con él resto del día y acude a la cita vestido con elegancia, lleno de ilusión. A lo largo de su encuentro en su corazón combaten dos sentimientos opuestos: orgullo y vergüenza. 24

Ambos ya medio borrachos van de juerga entre los amigos de Luciano que se siente feliz por la presencia de su padre. Al mismo tiempo reflexiona sobre el olvido y el odio hacia su padre y ahora la necesidad de tenerlo aquí. “Regalarle dinero, retenerlo en Lima, meterlo en sus negocios, todo le parecía poco. Maquinalmente se levantó y se fue aproximando a él, con precaución. Cuando estuvo detrás suyo, lo cogió de los hombros y lo besó violentamente en la boca” (CC, 143). Luciano pierde todas las ilusiones cuando su padre ante él insulta el recuerdo de su madre. Ambos acaban en una calle peleándose. Luciano al vencer a su padre le deja un regalo de valor simbólico, su anillo con el rubí en señal de la despedida. Los sueños de Luciano acaban de una vez para siempre. Los sentimientos que representan esta primera realidad de la crisis de identidad son la frustración, la inferioridad y la marginalidad que podrían ser asignados exactamente a los personajes del cuento. Así, Luciano padece frustraciones, para su padre es característica la inferioridad y su madre, que había sufrido humillaciones para apoyar a Luciano en sus estudios, es el símbolo de la marginalidad. Otro de los personajes ribeyrianos que no es capaz de salir de las circunstancias que lo rodean. En el cuento “De color modesto” nos encontramos con el personaje típico ribeyriano. Alfredo, el protagonista, es un joven de inclinaciones bohemias que asiste a una fiesta sabatina donde los burgueses jóvenes de Miraflores se juntan con el propósito de divertirse y en busca de enamoradas. En esta compañía no se siente cómodo. Por su timidez y su inseguridad no es capaz de adaptarse y todos notan su marginalidad. Durante una conversación revela su posición social, la de la burguesía empobrecida, lo que no conviene a este mundo, Alfredo entonces permanece sólo por su tradición familiar. Durante la noche deambula por la casa y en todas partes sufre humillaciones hasta que entra en la cocina donde la servidumbre “celebrara, a su manera, una especie de fiesta íntima” (CC, 198) y entre ellos se siente más seguro. Convence de bailar a una empleada negra, con la que en él nace una confianza. Por casualidad, al verlos la multitud de los invitados se produce un escándalo y el dueño de la casa los echa de la fiesta. Alfredo sostiene todo con el humor. Pasea con la negra por el malecón hasta que los detiene la policía acusándolos de planear. Alfredo llama a la negra su novia y el oficial de guardia les ordena pasear por un parque más iluminado y animado de Miraflores. Alfredo lo acepta pero al acercarse con la negra al parque, al ver la patrulla detrás de la espalda, se excusa y huye de la negra. Alfredo sucumbe. No lleva a cabo su lucha contra el convencionalismo. 25

Alfredo no aguanta la sociedad burguesa, se siente marginado pero al mismo tiempo no soporta la vergüenza de descubrirse con alguien “de color modesto”, como el oficial llamó a la negra, aunque es paradójico que precisamente con ella adquiere el deseado aplomo. Así nos encontramos nuevamente con el escepticismo ribeyriano, en el que los conflictos no pueden salir bien, sus personajes no son capaces de cambiar el mundo ni mejorar su situación concreta. Este cuento también puede pertenecer al tercer caso, a la tercera realidad, por su tema racial y por la intervención absurda de la policía. En esta serie de cuentos que pertenece a la segunda realidad de la crisis de identidad predomina el escepticismo. El escepticismo que nunca puede cambiar. Los personajes acaban inactivos sin mejorar su situación. Estas historias evocan el puro pesimismo pero Ribeyro en uno de sus discursos opinó sobre el pesimismo y escepticismo así: “«Cuídense de confundir escepticismo con pesimismo. Hay una tendencia […] estas prosas, a considerarlas como las de una persona pesimista, cuando es todo lo contrario; yo soy un optimista [...]. Lo que pasa es que soy escéptico, y eso es otra cosa [...]. Escéptico es un individuo que no cree en la posibilidad de descubrir la verdad, por ejemplo. Pesimista es una persona que cree que la vida no vale la pena de vivirse, etc., que nunca podremos alcanzar un poco de felicidad [...]. El escepticismo es una forma un poco más intelectual, [...] sin hacerte muchas ilusiones de lo que pueda pasar, pero esperando siempre que suceda algo favorable. ¿No?»”38 Entonces, si partimos de las palabras de Ribeyro, sus personajes no pierden el ánimo y siguen adelante contra toda esperanza, luchando o aguardando inactivos esperan modificar su destino.

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Entrevista, La Prensa, Lima, 4-XI-1976, en Luchting, Wolfgang A., Estudiando a Julio Ramón Ribeyro, Frankfurt, Vervuert, 1988, p. 17.

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4.3. “La modernización sin proceso democratizador”

Esta tercera realidad aparece en los cuentos como “El banquete” (1958), “Los moribundos” (1961), “La piel de un indio no cuesta caro” (1961). Todos son “relatos de sátira política, crítica a instituciones ―sobre todo el estamento militar― o censura del racismo”39. “El banquete” es una sátira de la corrupción política donde observamos como el hombre es capaz de todo para conseguir algún provecho. Este cuento relata la historia de Fernando Pasamano, un provinciano, que prepara un gran banquete con dos meses de anticipación, realizando grandes cambios en su casa y en su huerta para dar la bienvenida al presidente y a los funcionarios del Gobierno. Todo con el propósito de obtener varios beneficios: “―Con una embajada en Europa y un ferrocarril a mis tierras de la montaña rehacemos nuestra fortuna en menos de lo que canta un gallo ―decía a su mujer―. Yo no pido más. Soy un hombre modesto” (CC, 88). Con el banquete Fernando Pasamano echa la casa por la ventana pero logra recibir la afirmación del presidente, quién promete proponer su nombramiento en el Consejo de Ministros que debe realizarse al día siguiente. Por la mañana, los gritos de la mujer despiertan a don Fernando, cuando ella lee en el periódico que: “En la madrugada, aprovechándose de la recepción, un ministro había dado un golpe de Estado y el presidente había sido obligado a dimitir” (CC, 90). Desde el principio del cuento presentimos que el plan de Fernando no puede salir bien. Su ingenuidad e imprudencia son bastante evidentes aunque en realidad este desenlace no se puede preveer. En este cuento notamos el propósito de la moraleja, la visión negativa de la corrupción y sus consecuencias, aunque Ribeyro lo trata más bien de una forma humorística. “Los moribundos” primero parece ser un cuento autobiográfico, Ribeyro acude a una voz en primera persona y narra una historia de la infancia, pero luego el narrador-testigo da bastantes informaciones sobre sí mismo y su familia, lo que contrasta con los datos sobre Julio Ramón Ribeyro. En el cuento se narra la guerra entre los peruanos y los ecuatorianos y se refleja el ambiente de la inquietud vista por los ojos de dos niños, Julio y su hermano Javier. A los hermanos les llama la atención la llegada de los camiones con los muertos o, a veces, con los moribundos, quienes eson tanto peruanos como ecuatorianos. Los distinguen según su forma de calzado. Si tienen polainas son ecuatorianos y si tienen botas son peruanos. Como no hay espacio en el hospital dos de los soldados moribundos entraran en la casa de los Ribeyro para que se curaran en su depósito. En la familia domina el antimilitarismo y la falta

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Esteban, Ángel, “Introdución”, en op.cit., p. 48.

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de interés es lo que no obliga a los padres a cuidar de los enfermos. Lo único que les interesa es la nacionalidad pero como los enfermos están heridos de gravedad y no pueden hablar, ni siquiera los niños llegan a identificarlos con la ayuda de su clasificación por el calzado. Javier se atreve a entrar en el depósito para inspeccionar y al volver Julio le pregunta quiénes son: “No sé –me respondió confundido-. No tienen botas ni polainas. Están descalzos” (CC, 148). En este único momento los moribundos son iguales y el rencor que se tiene contra los ecuatorianos es cierto. El racismo es ubicuo y se refiere a las polainas, a la cara de color ceniza y al cuerpo más peludo. Con la capitulación de los ecuatorianos se realizan celebraciones y el asunto de los moribundos pierde el resto de interés. Sin embargo, siguen viviendo en su depósito como “presos” hasta que uno de ellos ha muerto, lo que sucede durante una fiesta, que tiene lugar en la casa de los niños, sin interrumpir su transcurso. El padre del narrador trata de apuntar las últimas palabras del moribundo, que habla en quechua y el único que le entiende es el ecuatoriano, así los dos presos, de origen indígena, uno peruano y otro ecuatoriano, casi idénticos físicamente comparten también la misma lengua. Dos enemigos tienen más en común entre sí que con sus compatriotas blancos para los que “los indígenas no tienen identidad individual”40. Como podemos ver en este cuento se plantea la cuestión de los prejuicios raciales y del estamento militar, no obstante, sin ninguna moraleja al final. Al presentar estos problemas a través de los niños, como con cierta ingenuidad, nos sirve para ver las cosas como son y aprender de la experiencia. Según el título del cuento “La piel de un indio no cuesta caro” podríamos suponer que se trata de una historia dramática y efectista, llena de la injusticia racial colonial y de la lucha perdida. El narrador, sorprendentemente, opta por un tono no conflictivo y una apariencia objetiva. Tampoco nos encontramos con una mentalidad arcaica o con población rural. El protagonista, Miguel, es un hombre moderno, de ideas liberales y arquitecto de profesión. La historia se desarrolla en un club campestre cuyos miembros pertenecen a la sociedad burguesa. Así, la injusticia ocurre en una sociedad moderna peruana. Miguel decide apoyar a un chico andino, que le parece talentoso y que merece de estudiar. El mismo día sucede un accidente en el que el muchacho muere electrocutado en los terrenos del club. Miguel intenta salvarlo pero en la Asistencia Pública constatan la defunción. Por la

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Pérez, Mª Teresa, “Introducción”, en Ribeyro, Julio Ramón, op.cit., p. 48.

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noche anuncia este desastre al presidente del club, indica el descuido de las autoridades del club y decide volver y ver a los padres de chico. El presidente trata de calmarle y a través de una acción sucia consigue adulterar el certificado de defunción. Este encubrimiento desafía a Miguel pero no puede hacer nada y se convierte en la víctima del asunto. Si acusa a las autoridades del club, pierde su carrera y su esposa, cuyo pariente es el presidente. “En la conciencia de Miguel se libra una lid, y el desenlace de ésta depende de cómo responda a una pregunta crucial: ¿hasta qué punto vale la pena involucrarse?”41 Como ya hemos mencionado, los personajes de los cuentos de Ribeyro no son capaces de salir de sus circunstancias, en su historia personal los gestos heroicos no son favorables. Así, Miguel abandona su postura ávida de justicia y traiciona sus opiniones liberales convirtiéndose en un cómplice. El problema de la modernización de esta tercera realidad no consiste en la necesidad del tiempo para acostumbrarse a nuevas condiciones, sino que radica en el sistema podrido desde sus bases. Así, no hay en qué fundar y se “alimenta de modo constante el proceso de autodestrucción ética42”. El tema racial o étnico aparece especialmente en el tercer volumen de cuentos Las botellas y los hombres. Ni con la modernización cambian los prejuicios raciales, sigue la diferenciación racial y la posición dominante de la burguesía blanca dirige la sociedad. El esfuerzo de Miguel de intervenir en los asuntos rígidos y su posterior fracaso claramente demuestra la “impotencia para salir de la situación de vacío moral”43.

41

Elmore, Peter, El perfil de la palabra: la obra de Julio Ramón Ribeyro, Lima, Perú: Fondo Editorial, 2002, p. 92. 42 Pérez, Mª Teresa, “Introducción”, en Ribeyro, Julio Ramón, op.cit., p. 48. 43 Ibid., 48.

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Capítulo V

5. CUENTOS FANTÁSTICOS

Julio Ramón Ribeyro experimentó también con nuevos estilos narrativos de lo que surgió una serie de cuentos fantásticos. Estos relatos “que nos llevan al terreno de lo metafísico de una manera que recuerda a Borges”44, según la crítica, no alcanzan tanta perfección. Las historias llenas de enigmas y los acontecimientos que niegan la lógica cotidiana iluminan la existencia de los fenómenos incomprensibles de nuestras vidas. A través de las escenas inverosímiles y paradojales Ribeyro encaja al lector en una situación insegura y le deja dudar acerca de la realidad y la lógica. “Son relatos que se inscriben en la línea de Kafka, Monterroso, Arreola, y que corroboran la inestabilidad ideológica y existencial de toda esa generación de escritores preocupados por la condición humana, y a la vez carentes de soluciones definitivas”45. Los cuentos que representan esta área son: “El doblaje” (1953), “Demetrio” (1953), “Rider y el pisapapeles” (1971), “La insignia” (1952), etc. Éste último, por ejemplo, se basa en la paradoja de cómo nosotros podemos cambiar por casualidad toda nuestra vida, subir en el cargo y hacernos ricos gracias a un objeto de poca importancia. El personaje principal nos narra con ironía cómo un día, al pasar por el malecón, encuentra una menuda insignia46 de plata en un basural pequeño. La guarda en su bolsillo y más tarde decide usarla. Desde entonces suceden varios acontecimientos extraños. Al entrar en la librería de un viejo librero, éste le anuncia que tienen algunos libros de Feifer sin que el protagonista le pregunte. Al contrario, él queda despistado sin saber quién es Feifer y el librero continua: “«Feifer estuvo en Pilsen. Debe usted saber que lo mataron. Sí lo mataron de un bastonazo en la estación de Praga»” Un poco después un desconocido da al protagonista una tarjeta con la dirección de una cita. Al acudir a la cita advierte que se trata de la conferencia de una comunidad en la que todos “tenían una insignia igual a la mía” (CC, 84) y han mencionado de nuevo a Feifer. Durante un año le encargan de varias tareas incomprensibles, inútiles y alocadas. Cumple todas con cuidado y es “elevado de rango” (CC, 85). Por otra parte su familia inquiere sobre sus desapariciones misteriosas recomendándole un alienista. Sin embargo, su actividad en la organización secreta sigue y además escala puestos

44

Higgins, James, op.cit., p. 153. Esteban, Ángel, “Introdución”, en op.cit., p. 54. 46 Escribe Peter Elmore: “Insignia, cuya raíz latina, vale la pena notarlo, quiere decir «señales»”, en op.cit., p. 56. 45

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hasta encontrarse en el centro de la sociedad, sin saber de qué tipo se trata. Representa la sociedad en el extranjero y a los diez años le designan presidente. Disfrutando de riqueza y de contactos el presidente dirige la sociedad sin comprender su verdadero sentido. A lo largo de la narración se ve una ironía que termina por transformarse en otra definitiva, acompañada de fatalismo y crítica. “Demetrio” es, al contrario, un cuento de suspense y de intención lúdica cuyo desenlace recuerda un poco el de “Continuidad de los parques” de Julio Cortázar. Marius Carlen describe en una página una misteriosa historia de su amigo Demetrio von Hagen que murió hace ocho años y nueve meses, pero en su diario personal apuntó para ese día una cita en la casa de Marius Carlen. Dentro de un cuarto de hora serán las doce de la noche y dentro de este lapso nos cuenta la investigación que emprendió en busca de la verdad sobre la muerte de Demetrio. Visita todos los sitios apuntados por los que pasa Demetrio póstumamente y en cada lugar encuentra señales de él. Marius nos transmite que sólo existen dos posibilidades: “o es una mistificación o un hecho inexplicable que pone en tela de juicio ideas aceptadas sobre lo que es la realidad”47. Primero sospecha de que se trata de una ficción, pero sucesivamente sostiene la posibilidad de que este misterio sea verdad y disimuladamente espera la visita de Demetrio. El tiempo corre pero aún no han dado las doce. “Falta solamente un minuto y confieso sentir cierta impaciencia. [...] Sin embargo, no puedo equivocarme, alguien sube las escaleras. Unos pasos se aproximan. Mi reloj marca las doce de la noche. Tocan la puerta. Demetrio ya está aquí...” (CC, 483). No obstante, no podemos estar seguros de que Demetrio realmente toque la puerta, también cabe la posibilidad de que el narrador se haya imaginado todos los sonidos que atribuye a Demetrio. En “El doblaje” el protagonista, un pintor inglés obsesionado por la idea del doble48, emprende un viaje en busca de una persona idéntica, tanto en el físico como en el carácter, investigando por las calles de Sidney. Estando allí la idea le resulta inútil y planea volver, pero se enamora de Winnie y se queda algunos meses más. Por su desequilibrio mental acaba con Winnie y regresa a Londres. Todo culmina en su piso en el que siente la presencia de alguien. Los pinceles están frescos de pintura, mira el cuadro, “la madona que dejara en bosquejo estaba terminada con la destreza de un maestro y su rostro, cosa extraña, su rostro 47

Higgins, James, op.cit., p. 153. Escribe Peter Elmore: “El motivo del doble – que desde Hoffman hasta Borges, pasando por Poe y Gogol, puebla la ficción fantástica – proporciona la materia de la trama, que despliega sin coartadas su índole lúdica, gratuita”, en op.cit., p. 57. 48

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era de Winnie. Abatido caí en mi silón. Alrededor de la lámpara revoloteaba una mariposa amarilla” (CC, 95). Las mariposas amarillas típicas de los suburbios de Sidney, ¿cómo es posible encontrarlas en un piso de Londres? Todos estos acontecimientos rompen con la lógica cotidiana, a pesar de que parecen fácticos permanecen irreales. Excepto el hecho de que no sabemos si toda esta experiencia existe o se sueña. “Silvio en El Rosedal”, el cuento fantástico más conocido, trata de un hombre ilustre, solitario y un poco marginado que hereda una hacienda preciosa que se llama El Rosedal, por el rosedal que está en su centro, “el cual está presentado como microcosmos del universo”49. El Rosedal tiene forma de laberinto y está lleno de todos los tipos de rosas que existen. Un día Silvio mira al rosedal desde un cerro cercano y se da cuenta de que la configuración del rosedal tiene un diseño que Silvio no puede descifrar. Más tarde repara una torre para poder contemplar las figuras geométricas del rosedal más de cerca. Silvio percibe que el aparente desorden tiene una lógica y desde entonces pasa el tiempo intentando descubrir el misterio que encierra el rosedal. Se le ocurre descifrar los signos a través del alfabeto Morse en el que el rosedal significa la palabra RES. Examinando la palabra RES, convirtiéndola en SER trata de inventar alguna conexión verbal pero sin éxito. Silvio se siente agotado y deprimido por la imposibilidad de encontrar el significado del rosedal, de su vida, del universo. El hecho de que RES en catalán significa “nada” le confirma en su nihilismo. De todos modos a Silvio se le ocurren varias posibilidades del significado del rosedal y siempre según ellas cambia su postura. Primero le parece RES como ganado y se dedica con gran afán a la ganadería. Posteriormente atribuye el significado de RES a las iniciales de sus únicos parientes y al recibir su prima Rosa Eleonora Settembrini se enamora de su hija Roxana y ve el amor en la clave del rosedal y de su vida. Al cambiar RES por SER lo interpreta “como un imperativo a realizarse como ser humano”50 y decide llevar a cabo su sueño de ser violinista tomando lecciones y realizando un concierto en El Rosedal. El relato parece terminar con una indiferencia por parte de Silvio. “En ese jardín no había misiva ni enigma, ni en su vida tampoco” (CC, 502). Sin embargo, en el último instante descubre que las letras también significan el número cincuenta, lo que corresponde a su edad. De esta referencia surge la posibilidad de que SER sea la abreviatura de Silvio en El Rosedal, lo que apoyaría la idea del enlace entre los números y su edad. Esto es, la llegada

49 50

Higgins, James, op.cit., p. 163. Ibid., p. 168.

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predeterminada de Silvio a este lugar, “El Rosedal como una metáfora del mundo que el hombre hereda al nacer”51. Peter Elmore en su estudio advierte la semejanza de “Silvio en El Rosedal” con “El dibujo en la alfombra” de Henry James, o “El jardín de senderos que se bifurcan” de Borges en una trama que versa sobre un “diseño críptico y un mensaje oculto52”. Los cuentos fantásticos de Ribeyro siguen la línea de los cuentos fantásticos de la literatura hispanoamericana y repiten con frecuencia el argumento ya tratado por algún escritor, como hemos mencionado anteriormente. Por ejemplo la idea del doble o el tema de “Demetrio” o la presencia del concepto de las doce de la noche. Sólo en “Silvio en El Rosedal” Ribeyro alcanza otra dimensión y nos permite meditar con intensidad sobre el sentido de esta historia, de la realidad y de la vida.

51 52

Ibid., p. 163. Elmore, Peter, op.cit,, p. 60.

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CONCLUSIÓN

El propósito de este trabajo fue presentar la obra de Julio Ramón Ribeyro. Nos centramos en sus cuentos, con los que, consideramos, alcanzó la mayor perfección. En el capítulo que abarca aspectos estructurales y formales notamos que no hay unidad entre los volúmenes cuentísticos. Por eso, por una parte no podemos claramente percibir la evolución de su cuentística, pero por otra parte observamos algunas averiguaciones en las que a veces la idea se repite. Por ejemplo, Ribeyro primero opta por un tono objetivo de los cuentos, luego utliliza principalmente la primera persona y al fin elige nuevamente la tercera persona. A continuación, en su prehistoria literaria seguimos el destino de sus personajes, pero luego Ribeyro opta por un fragmento crucial, aunque en su último volúmen en cierto modo vuelve a tratar la historia de sus personajes, pero sin omitir el momento crucial. En cuanto al ambiente, los primeros cuentos se desarrollan sólo en Peru, en otro volúmen se desarrollan en Europa y luego Ribeyro vuelve, más bien, al ambiente peruano. Después de mencionar los temas más frecuentes de los como ambiente urbano, burguesía peruana, barriadas, pobreza, violencia, marginalidad de los personajes, ilusiones perdidas, frustración, fracaso, etc., dividimos los cuentos en tres secciones o realidades según la clasificación temática. Determinamos los rasgos principales de cada sección e incorporamos los cuentos representativos en cada una. La primera sección, basada en el concepto de “primera realidad” de James Higgins, titulada “Sociedad en vías de modernizarse” tuvo la intención de elegir oportunamente los cuentos para que el lector penetrara a través de ellos en la modernización que sufrió Lima y comprendiera así el sentido de algunos cuentos biográficos de Ribeyro. Los cuentos de este tipo generalmente provocan la idea del “paraíso” perdido. La dureza de la crítica de Ribeyro a esta primera realidad quedó expresada a través del cuento “Gallinazos sin plumas”, el que transmite el temible producto de este cambio social en Lima. La segunda sección “Crisis de identidad” sale de la primera. Surgen nuevos sentimientos entre los que predomina la ilusión fracasada. En esta realidad tuvimos oportunidad de encontrarnos con los personajes típicos ribeyrianos: marginados, frustrados, indecisos, soñadores e incapaces de huir de las circunstancias sociales. Chocamos con el escepticismo propio de Ribeyro, inclinado hacia el pesimismo, a pesar de que el autor nos informó sobre el riesgo de confundir en su prosa el escepticismo con el pesimismo. En la tercera sección “La modernización sin proceso democratizador” seguimos el tema de la modernización y sus malas consecuencias. También incorporamos los cuentos que aluden 34

al racismo y a la crítica de las instituciones. El satírico y humorístico “El banquete” representó la crítica de la corrupción política y los otros cuentos trataron el racismo implícito. La imposibilidad de cambiar la base de la moralidad, la inacción y nuevamente la caída de los sueños caracterizaron esta serie de cuentos. Escogimos este tipo de clasificación por el hecho de que en tres secciones fuimos capaces de abarcar casi todos los aspectos posibles de la cuentística ribeyriana, excepto los cuentos fantásticos, los que tratamos en un capítulo aparte. Ribeyro escribió varios cuentos fantásticos de los que el más conocido y valorado es “Silvio en el Rosedal”. Otros, a pesar de ser curiosos no aportan nada novedoso, quizás por el hecho de que no se trata de un cuento fantástico puro, en el sentido de que predomina la realidad sobre lo fantástico y aparece el motivo de la investigación. Julio Ramón Ribeyro es un gran narrador y su cuentística merece ser descubierta y valorada. Dedicó su vida a la literatura sin que su aporte fuera totalmente reconocido, a pesar de que su contribuición al género cuentístico fue muy valiosa.

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BIBLIOGRAFÍA

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Obra del autor Cuentos Completos (1952-1994), Madrid, Alfaguara, 1994. Cuentos, Pérez, Mª Teresa (ed.), Madrid, Cátedra, 1999. Cuentos. Antología, Esteban, Ángel, Madrid, Espasa Calpe, 2007. La tentación del fracaso: Diario personal (1950-1978), Barcelona, Seix Barral, 2003. Prosas apátridas, Barcelona, Tusquets, 1975. Silvio en El Rosedal, Barcelona, Tusquets, 1989.

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Monografías y estudios ELMORE, Peter, El perfil de la palabra: la obra de Julio Ramón Ribeyro, Lima, Perú: Fondo Editorial, 2002. HIGGINS, James, Cambio social y constantes humanas: la narrativa corta de Julio Ramón Ribeyro, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1991. LUCHTING, Wolfgang A., Estudiando a Julio Ramón Ribeyro, Frankfurt, Vervuert, 1988. _ Pasos a desnivel, Caracas, Monte Ávila Editores, 1972. RODRÍGUEZ CONDE, Isolina, Aproximaciones a la narrativa de Julio Ramón Ribeyro, Madrid, Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, 1984. VALERO JUAN, Eva Mª, La ciudad en la obra de Julio Ramón Ribeyro, Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2003. ZAVALETA, Carlos, “Narradores peruanos: la generación de los cincuenta. Un testimonio”, Cuadernos Hispanoamericanos, 302, 1975, pp.454-463. Prólogos BRYCE ECHENIQUE, Alfredo, “El arte genuino de Ribeyro”, en Ribeyro, Julio Ramón, Cuentos completos, Madrid, Alfaguara, 1994. _“Dos o tres cosas sobre Julio Ramón Ribeyro y nada más”, en Ribeyro, Julio Ramón, Silvio en El Rosedal, Barcelona, Tusquets, 1989. OVIEDO, José Miguel, “Ribeyro o el escepticismo como una de las Bellas Artes”, en Ribeyro, Julio Ramón, Prosas apátridas, Barcelona, Tusquets, 1975.

Otros libros consultados BELLINI, Giuseppe, Historia de la literatura hispanoamericana, Madrid, Castalia, 1986. COLLARD, Patrick, El relato breve en las letras hispánicas actuales, Amsterdam, Rodopi, 1997. KOHUT, Karl / SARAVIA, José Morales / V.ROSA, Sonia (eds.), Literatura peruana hoy: crisis y creación, Frankfurt, Americana Eystettensia, 1998. OVIEDO, José Miguel, Historia de la literatura hispanoamericana: 4. De Borges al presente, Madrid, Alianza Universidad, 1997.

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_ Antología crítica del cuento hispanoamericano del siglo XX (1920-1980), 2.vols., Madrid, Alianza, 1992. PUPO-WALKER, Enrique, coord., El cuento hispanoamericano, Madrid, Castalia, 1995. VALCÁRCEL, Eva, ed., El cuento hispanoamericano del siglo XX: teoría y práctica, La Coruña, Universidad de A Coruña, 1997. VALERO JUAN, Eva Mª, Lima en la tradición literaria del Perú: de la leyenda urbana a la disolución del mito, Lleida, Ediciones de la Universidad de Lleida, 2003. WASHINGTON, Delgado, Historia de la literatura republicana: nuevo carácter de la literatura en el Perú independiente, Lima, Ediciones RIKCHAY PERU, 1984.

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