Story Transcript
La olla de Baio o el origen de la noche ¿Y si... siempre fuera de día? ¿O de noche? Observar la noche, prestarle atención, sentirla, percibirla, pensarla, valorarla... Poner de relieve la alternancia del día y la noche, el contraste entre el mundo de la noche y el mundo del día... ¿Qué actividades podemos llevar a cabo para abrir más los ojos hacia un aspecto de la realidad que quizás pasamos por alto? Ofrecemos aquí una pequeña selección de adivinanzas y de poemas, un relato del pueblo guaraní del Paraguay, La olla de Baio, así como un mito egipcio de la Creación en el que la separación de noche y día juega un papel importante... Es decir, una serie de recursos que pueden alimentar itinerarios distintos según sean las condiciones, el medio o la edad del grupo; recursos que invitan a fijarse en la noche, a tomar mayor conciencia de ella. A contrastar noche y día, recoger elementos relacionados con la noche, disfrutar de ella, saborearla. Y bien impregnados de “noche", podemos dar otro paso: aprender a usar el lenguaje en sus registros simbólicos, ese uso del lenguaje que nos permite hablar de realidades sutiles. Porque cuando los fenómenos cobran vida y hondura, nos ofrecen la posibilidad de indagar esa vida y esa hondura en cualquier dirección. ¿Y si miramos hacia el interior? ¿Qué sería la noche, qué sería “día”? El diálogo de un rabino con un grupo de estudiantes nos ayudará en esa reflexión. Acompañamos la selección de textos con algunas propuestas y sugerencias recogidas a lo largo de una sesión de trabajo de un grupo de educadores. Cuando desde el área de naturales nos dedicamos al sol y a la luna, o al sistema solar y los movimientos de los planetas, todo el itinerario de aprendizaje puede conducir a multiplicar los interrogantes y alimentar así el deseo de seguir profundizando. Pero, además, no olvidaremos que la comprensión humana se construye sobre dos pilares. Uno es el pilar analítico, conceptual, descriptivo. El otro es el contemplativo: la mirada atenta, mirada con el corazón, con todo el ser, mirada que aprende a saborear la realidad y a valorarla. Y este pilar contemplativo tiene sus propios lenguajes: simbólicos, poéticos, musicales, visuales. Los lenguajes conceptuales nos permiten describir, interpretar, analizar, abstraer. Al tiempo que, desde el silencio de los conceptos, los “otros” lenguajes constituyen instrumentos al servicio de la exploración profunda e invitan a aproximarse a la realidad con todos los sentidos, con todo el ser; instrumentos que ofrecen apoyo a la atención contemplativa y que dan forma a la comunicación de ese nivel de comprensión y valoración que nace en el seno de nuestro silencio. Miles de generaciones de seres humanos han madurado como tales dejándose impregnar por los misterios de la noche. Y se han esforzado por comunicar la riqueza de sus experiencias. Encontraremos aquí algunos ejemplos que podrán ayudarnos en ese infinito proceso que es aprender a mirar. www.otsiera.com 1
ADIVINANZAS Y POESÍAS Adivinanzas:
Muchas lamparitas muy bien colgaditas, siempre encandiladas y nadie las atiza.
¿Quién será, será, que de noche sale y de día se va? Hermano y hermana son y jamás juntos están: cuando él viene, ella se marcha; y si ella llega, él se va. Una señora muy señoreada llena de brillantes y toda estrellada.
Siempre quietas, siempre inquietas; dormidas de día, de noche despiertas. La noche tiene un ojo, un ojo de plata fina y usted será muy flojo, muy flojo, si no adivina.
Un refrán: Luna en creciente, cuernos a Oriente luna en menguante, cuernos adelante Poesías:
Creciente Luna, vestida en seda fina de plata y alba. Serena dama iluminas mi noche y la haces día. (Pau Fleta) ¡Luna llena, luna llena, tan oronda, tan redonda en esta noche serena de marzo, panal de luz que labran blancas abejas! (Antonio Machado) La luciérnaga se da luz a sí misma persiguiéndose
2
(Ôemaru, s.XVIII)
www.otsiera.com
Noche
Cirio, candil, farol y luciérnaga.
La constelación de la saeta.
Ventanitas de oro tiemblan, y en la aurora se mecen cruces superpuestas.
Cirio, candil, farol y luciérnaga.
(Federico García Lorca)
LA OLLA DE BAIO
Al principio nadie dormía, porque no existía la noche. El Sol nunca dejaba de brillar y permanecía inmóvil en el cielo. En medio de la selva, en un claro siempre iluminado por el Sol, en el interior de una enorme olla, Baio tenía encerrada la oscuridad y, con ella, tenía también prisioneros a todos los pájaros y animales nocturnos. Los seres humanos de eso no sabían nada; eran muy felices, porque siempre tenían luz. Así estaban las cosas cuando, un día, un padre y su hijo salieron de caza. Persiguiendo un ciervo llegaron al centro de la selva y vieron allí la olla de Baio. -‐ Vámonos de aquí – instó el padre. Esta olla debe pertenecer a Baio, el genio de la selva, y se enfadará mucho si nos encuentra aquí. -‐ Espera un momento –replicó el chico–. Nunca había visto una olla tan grande; ¿que habrá dentro? -‐ Si es de Baio, mejor no saberlo –dijo el padre–. Lo que debemos hacer es marcharnos rápidamente. Pero el chico no pudo contenerse y golpeó suavemente la olla con su arco, para descubrir si estaba llena o vacía. ¡Y resultó ser muy frágil! Apenas le dio dos o tres golpecitos, la olla se rompió y se abrió una gran grieta. ¡Ay, lo que pasó! Por aquella grieta se escaparon la noche y todas sus criaturas. La noche lo ocupó todo. El mismo Baio, muy enfadado, se escondió en ella. Todo estaba oscuro. www.otsiera.com 3
No había el menor indicio de luz. El chico lloraba desconsolado mientras volvía con su padre, a tientas, hacia el campamento. ¿Qué ha pasado? ¿A dónde se ha ido el Sol? –preguntaba la gente, muy asustada. Y ellos les explicaron lo que había sucedido y cómo toda esa negrura había salido de la olla de Baio. Estaban muy asustados pues, acostumbrados a la claridad y el calor del día, la oscuridad y el frio les daba pánico. “¿Qué vamos a hacer ahora? –se lamentaba la gente–. ¿Cómo conseguiremos que vuelva a hacerse de día? Si no logramos que vuelva a brillar el Sol no podremos salir de caza, y nos moriremos de hambre.” Hicieron todo tipo de ofrendas y de sacrificios para que volviera a brillar el Sol, pero fue inútil, nada funcionaba. Nadie pensó en pedir consejo a las abuelas. Pasaron días y días, el cielo continuaba oscuro y las provisiones se acababan. Finalmente, la más anciana y más sabia de todas las abuelas del poblado, cansada de esperar que alguien se acordara de ella, salió a buscar al chico que había roto la olla en su escondrijo. -‐ Si quieres volver a ver el Sol –le dijo–, tendrás que pedir a las abejas que te dejen su cera; y luego la quemarás. Así lo hizo. El humo de la cera subió hacia el cielo y, poco a poco se aclaró la oscuridad, haciendo que el Sol, que hasta entonces estaba totalmente inmóvil, se pusiera a caminar y saliera de las tinieblas. Desde aquel momento el día y la noche se alternaron, y los seres humanos pudieron continuar viviendo más o menos como al principio aunque, naturalmente, ya las cosas nunca fueron como antes.
(Esta historia la cuentan los aché –que pertenecen a la gran familia guaraní-‐. Viven en las selvas de Paraguay. Traducción y adaptación de la versión recogida en: J. M. de Prada Samper. Mites, contes i llegendes dels cinc continents. Barcelona, Joventut, 1999. pgs. 179-‐181)
4
www.otsiera.com
Algunas propuestas
Recogidas en una sesión de trabajo
Las primeras actividades que llevaremos a cabo tendrán por objetivo llamar la atención hacia un hecho de lo más cotidiano: la alternancia de día y noche. Y "llamar la atención" significa despertar y activar todas las antenas, todas las herramientas cognitivas. Muy especialmente aquellas que entroncan con las raíces del sentir: la imaginación y la atención receptiva. Sorprender a los niños y niñas puede favorecer este "toque de atención". Por ejemplo, se puede iniciar la actividad en una habitación oscura.
-‐ ¿Qué pasaría si siempre fuera de noche? ¿Y si la luz no existiera? Dejemos volar la imaginación. Un mundo sin días, un mundo sin noches... ¿cómo sería? Podríamos escuchar sonidos nocturnos (hay numerosas grabaciones disponibles de ambientes nocturnos, pájaros, grillos: véase el apéndice).
-‐ Resolver alguna adivinanza. ¿Alguien conoce otras? ¿O algún refrán? Es importante crear las condiciones para poder saborear la narración; las adivinanzas nos predisponen a la escucha.
Lectura de la Olla de Baio
Se podrán seguir distintos itinerarios: la lectura puede tomarse como punto de partida de una serie de actividades en torno a la noche y el día, o también en torno a la oscuridad y la luz; o puede situarse a medio camino, después de unas primeras actividades de toma de conciencia de lo que conocemos y de lo que nos sugiere la noche, para -‐gracias a la narración-‐ seguir avanzando. Por una senda que procurará incluir reflexión y contemplación, lenguajes conceptuales y lenguajes simbólicos, palabras y silencios, diálogo y expresión personal, contacto con la "noche" y el " día" desde la percepción, el sentir, la mente, la acción… de manera que la realidad crezca, cobre vida, pase de ser un “dato” a resonar de verdad en cada uno. Antes o después de la lectura, sea cual sea la dinámica que se lleve a cabo, he aquí algunas sugerencias: -‐ Reunir conocimientos: elementos de la noche ( luna, estrellas, animales de la noche, sonidos, oficios, actividades del día y de la noche,... ); reunir también experiencias personales relacionadas con la noche (en la naturaleza, o en casa), todo lo que pueda sugerir la noche como experiencia vivida. -‐ Recogida de imágenes. El itinerario irá llenando la sala, el aula, el espacio en el que se está, de imágenes, dibujos, palabras... -‐ Toma de conciencia de que hay realidades más difíciles de comunicar en palabras que otras. Cómo explicaríamos a alguien que no lo haya visto:... ¿qué es la luna? ¿y las www.otsiera.com 5
estrellas? ¿y la oscuridad? ¿y la noche? ¿y el sol? ¿Se trata de elementos contrarios o complementarios? Dialogamos sobre todo ello. -‐ Experimentamos la oscuridad. Después de un rato podemos encender una vela, una pequeña lámpara, o una linterna. Observamos cómo cambia todo. Observamos la llama. -‐ Juego: con los ojos tapados. Los niños y niñas se mueven un rato por la sala, a ciegas y en silencio, hasta que demos la señal de detenerse y formar una cadena. Cada uno se sitúa detrás de quien encuentre, poniéndole las manos sobre los hombros, hasta formar una hilera. Descubriremos los ojos del último niño o la niña de la hilera, que será quien guiará la marcha del grupo. Si el espacio es amplio, se puede hacer en silencio, enviando señales cada uno al que tiene delante, con señales sobre los hombros. Si el lugar es pequeño, será más fácil moverse siguiendo indicaciones de voz). Diálogo tras el juego: qué hemos notado, cómo eran las cosas a oscuras; cómo eran cuando nos movíamos solos y cómo cuando hemos hecho la cadena; guiarse viendo o no viendo, ¿cambia mucho? -‐ En un momento en que la vida de las abejas se encuentra tan amenazada, la lectura de La olla de Baio puede ser también una oportunidad para recordar su imprescindible lugar en la naturaleza, y todo lo que aportan a la vida humana. -‐ Y si miramos hacia el interior, ¿que sería la noche? ¿que sería el día? Fuera, la noche es..., el día es..... En el interior, la noche es..., el día es... -‐ Poco a poco vamos saboreando esa palabra tan cortita, "noche" (o dos: noche y día), palabras cortas que encierran realidades inmensas. Incorporamos al itinerario actividades que favorezcan la contemplación. Por ejemplo: . Lectura de algunos poemas. Tras la lectura cada uno elegirá el que más le haya gustado, lo escribe y lo ilustra. . Audición de sonidos de la naturaleza en la noche. ¿Qué hemos reconocido? . Audición de composiciones musicales:
La suite para piano de Claude Debussy, Claro de luna; algún fragmento de la sonata Claro de luna de Beethoven; o un Nocturno de F. Chopin; o la Pequeña serenata nocturna de W. A. Mozart (especialmente el segundo movimiento, el Andante). De Boccherini la Música nocturna de las calles de Madrid. O la inquietante Noche en el monte pelado de Mussorgsky. ¡Qué experiencias tan distintas! ¡Qué noches más diferentes y cuánta riqueza expresiva! Elegimos la pieza, un fragmento; mejor quedarse cortos, que no se haga largo. Más vale que queden con ganas de oír más, sin superar su capacidad de atención y pasarlo bien escuchando, sin aburrir. Es muy importante tener esto en 6
www.otsiera.com
cuenta. Otro día más: el rato de audición puede irse repitiendo en distintas ocasiones. Buscar y variar los puntos de atención: nos fijamos en un instrumento o en otro, comentamos lo que nos haya podido sugerir una pieza u otra, si percibimos o no alguna relación con la noche. Cada uno busca una palabra que apunte a algo que le haya sugerido la música. Podemos, también, no decir el título de la obra y, tras los comentarios de unos y otros, le damos algún título (o títulos); luego los comparamos con el nombre " oficial" de la composición.
. Búsqueda y contemplación de imágenes de noche, luna, amaneceres... Ejemplos:
-‐ Exploración de las obras de Mark Rothko. Cuáles nos sugieren más la noche. Podemos observar despacio desde las composiciones en las que dominan los negros y azules, a las de rojos y naranjas, pasando por las que combinan tonos oscuros y luminosos: saboreamos, miramos, nos impregnamos. Dejando un espacio de silencio, atentos a nuestro interior, podemos hacer nuestra propia composición. -‐ Otros: Van Gogh (Noche estrellada sobre el Ródano, la Luna y el ciprés -‐Noche estrellada-‐...¡y tantas otras!). Joan Miró (Luna y pájaro, Perro ladrando a la luna, y tantas obras relacionadas con la noche, la luna, las estrellas, las constelaciones). Los amaneceres y las noches de Modest Urgell; o las noches de luna de José Cuneo, pintor uruguayo del siglo XX. -‐ Fotografías de calidad de elementos y escenas de noche. Cada uno puede aportar alguna imagen. Compartir, comentar: ¿qué nos sugiere esta, aquella, la otra?. Cuál prefiere cada uno, qué destacaría de la elegida. -‐ Las podemos proyectar acompañadas de sonidos, de música; ofreciendo las condiciones, y el tiempo, para poderlo saborear todo. Para las músicas y las pinturas, véase el apéndice
-‐ En algún momento cada uno hará su propio dibujo a partir de la narración, o a partir del diálogo, de la audición, o de la contemplación de imágenes. Dibujo, poema, carta... -‐ Y, cómo no, buscar la ocasión para poderse tumbar bajo un cielo estrellado¡! Una salida, una excursión, una noche en unos días de colonias... Ofrecer ese espacio en el que sea posible mirar, oler, escuchar, observar, cantar, descubrir, dejarse impregnar, ¡abrirse plenamente a la noche! En casa, en el aula, en las actividades de fin de semana... todo esto no son más que algunas sugerencias al servicio de poder crear los itinerarios más adecuados, teniendo en cuenta el grupo, el entorno, las condiciones, recordando aquellas palabras de Kieran Egan: Desde el punto de vista educativo el reto es llegar a convertir en extraño lo que parece familiar, llegar a admirar la maravilla en lo que parecía natural y evidente.
www.otsiera.com 7
Un itinerario de trabajo
1. Leemos "La olla de Baio". 2. Llevamos al aula dos rollos de papel de dos colores distintos, blanco y azul oscuro, si puede ser (o uno claro y otro más oscuro). Dividimos la clase en dos grupos y pedimos a los alumnos que se fijen en un aspecto y vayan anotando todo lo que aparece en la lectura: un grupo anotará todo lo que haga referencia al "día" y el otro se fijará en lo que se dice en relación a la "noche". Después de la lectura, lo ponemos en común y pedimos que lo escriban o dibujen y lo peguen en el mural correspondiente. Se trata de tomar nota de todo: actividades, animales, sentimientos... 3. Una vez anotado, lo miramos y hablamos : ¿qué vemos? (La siguiente pregunta podemos posponerla hasta después de haber hecho el punto 4): ¿Qué añadiríamos al "día"? ¿Y a la "noche"? ¿Por qué? 4. Podemos proponer una experiencia: entrar en un espacio oscuro. Procurar motivarlos para que sea un rato silencioso. Se les puede preguntar que noten lo que sienten en la oscuridad, qué sensaciones. Después encendemos una vela y preguntamos lo mismo: ¿cómo te sientes ahora? Lo compartimos y comentamos. ¿Qué hemos experimentado? ¿Qué nos ha pasado? ¿Qué hemos sentido? ¿En qué nos ha hecho pensar? 5. Les pedimos que el próximo día traigan todas las informaciones que puedan sobre el día o la noche según el grupo al que pertenezcan. También se puede centrar más en el Sol y la Luna: ¿qué son? 6. Compartimos la información que traen sobre el día/Sol y la noche/luna. Damos otro paso. ¿Qué nos sugieren? ¿Qué nos sugiere la luna? ¿Y el sol? ¿De qué nos "hablan" cada uno de ellos ? Darnos cuenta de que dicen más cosas de lo que suponíamos. ¿Qué representan en diferentes culturas, pueblos o religiones? Recogida de ejemplos, trabajo de interpretación del lenguaje simbólico propiamente. 7. Proponer -‐individualmente, por parejas o grupos-‐ realizar nuestro propio cuento, poema, canción, imagen... utilizando el simbolismo de estos elementos. Pensar primero qué queremos decir y, después, como podemos decirlo o qué imagen nos puede ayudar a transmitir lo que queremos decir.
(Núria Monteis Febrer)
8
www.otsiera.com
No se trata, por supuesto, de llevar a cabo todas estas propuestas de un tirón. Son actividades para irlas proponiendo en diferentes ocasiones. No hay ningún tema, ninguna realidad, que se agote por haberla abordado una vez; la gracia está en poder volver a ella, en distintos momentos, y poder contar para ello con nuevos recursos. Con esa intención ofrecemos el listado de músicas, de obras de arte, de posibilidades y de textos; sugerencias para poder elegir lo más idóneo para cada edad, para los distintos aspectos en los que queramos profundizar, en una ocasión o en otra. Para ciertas edades La olla de Baio resultará adecuada. En cambio, en aquellas etapas en que está tan viva la curiosidad por las pirámides, las momias y el mundo del antiguo Egipto, será la narración de Atón, Nut y Geb, la que nos introducirá en ese ponderar el valor de la noche y del día. O seguro que se presentará alguna buena ocasión en la que un breve diálogo, como el que ofrecemos a continuación -‐entre un rabino y sus discípulos-‐, nos permita profundizar en lo que nos hace más sabios y más humanos. Como sin duda algún día nos sentiremos invitados a explorar la narración navideña de la natividad... Porque esta es la gran aportación del lenguaje simbólico, metafórico: va trenzando lazos de unión entre el mundo interior y el exterior; cuanto más avanzamos más equivalencias se despliegan, más aprendizajes, más vida adquieren las realidades -‐interiores y exteriores-‐, más se difuminan las fronteras entre las realidades visibles y sutiles. El mundo exterior se amplía, cobra vida: en este caso se trataba de la noche, y de la contraposición o complementariedad entre noche y día. Y al mismo tiempo nos invita a explorar la realidad interior. Cuantos más rasgos, más niveles, más caras reviste y muestra una realidad, mayor es su poder simbólico, su capacidad de "apuntar a..." ¿En qué momento termina la noche y comienza el día?
Un rabino preguntó un día a sus discípulos: -‐ ¿En qué momento termina la noche y comienza el día? -‐ Cuando se puede distinguir un hilo blanco de un hilo negro –respondió uno de los discípulos. -‐ Cuando a cierta distancia se puede distinguir un olivo de un almendro –dijo otro. -‐ Cuando de lejos se puede distinguir una oveja de una cabra –contestó otro. -‐ Estáis todos muy equivocados –les dijo el rabino–. Termina la noche y comienza el día cuando a cualquier distancia podemos ver en todo ser humano a un hermano o hermana.
www.otsiera.com 9
NUT Y GUEB
Esta narración se basa en uno de los mitos de la creación del Antiguo Egipto. Procede de la Ciudad de Heliópolis, y se hallaron varias versiones de la misma entre los Textos de las Pirámides (del 3.000 a.C., aproximadamente).
Al principio todo era oscuridad y agua fría y quieta como el mármol negro. Nada se movía en aquel oscuro silencio. Un día, una pequeña ola se formó debajo del agua oscura y un capullo de flor de loto apareció en la superficie. Tal como se iban abriendo los pétalos, brillaban en la oscuridad. Justo en el centro de la flor estaba el niño dios dorado, Atón. Atón se puso de pie y proyectó el primer rayo de claridad luminosa sobre el mundo. Pero antes de poder disfrutar del esplendor, la flor se cerró, hundiéndose nuevamente en la negra profundidad. Lo mismo ocurrió una y otra vez. Atón, sin más compañía que la oscuridad y la luz, se sentía solo. Y por eso comenzó a soplar sobre las palmas de sus manos: “Xu…xu…xu…” A su alrededor se arremolinaron ráfagas de aire que atravesaron el acuoso desierto. Era Xu, dios del aire. Atón lo volvió a intentar con más fuerza: sopló una vez más sobre sus palmas… Por todas partes volaron gotas de humedad. Era Tefnut, diosa del rocío y la lluvia. Xu y Tefnut se divertían jugando y gastándose bromas. Xu soplaba vientos de tempestad que empujaban el agua con fuerza hasta transformarla en olas. Tefnut enviaba lluvia que volvía a aquietar las aguas. Eran imprevisibles e impetuosos. Xu y Tefnut tuvieron dos hijos: Gueb, dios de la tierra, que creció verde como el jade de tanta lluvia con la que su madre le roció. Y Nut, diosa del cielo, pura y transparente, rodeada del amor de sus padres. Gueb y Nut eran inseparables, siempre estaban juntos. Atón estaba preocupado. “Si continúan tan juntos uno del otro, no tendré espacio para mi creación”. Pero Gueb y Nut no querían separarse. Al final, Atón perdió la paciencia y acudió a Xu, el padre, para que los separase. Xu obedeció. Se deslizó entre sus dos hijos y levantó a Nut como si sostuviera un toldo azul, alzado; e inmovilizó a Gueb, firmemente bajo sus pies.
10
www.otsiera.com
Gueb se debatía por liberarse. Sus gritos provocaron los primeros terremotos y furioso hizo que algunas montañas vomitaran y así surgieron los volcanes. Telfnut se acercó para calmarlo con el aliento de su lluvia tranquilizadora y de sus lágrimas brotaron plantas y árboles por doquier. Xu sostenía a su hija alzada, arqueada como una bóveda silenciosa por encima de Gueb. Gueb hacía esfuerzos por levantarse pero Xu lo retenía firmemente. Y mientras así, tumbado, no dejaba de mirar a Nut, su silueta empezó a tomar las formas de las montañas y los valles. Las lágrimas de Telfnut, su madre, hicieron correr los ríos y llenaron los lagos. Por fin Atón tenía espacio suficiente para crear todo lo que quería, y esparció por la piel de Gueb gran variedad de animales y de plantas. Atón sintió lástima por Gueb y Nut que suspiraban por volver a estar juntos y creó miles y miles de estrellas que extendió por todo el cuerpo de Nut. También puso una luna y los planetas. “Mira Gueb! Ahora podrás ver a Nut en la oscuridad”. Durante el día, era la luz de Atón la que iluminaba toda su creación, pero en la oscuridad de la noche, era la belleza de Nut la que se veía desde cualquier lugar. Y Gueb la admiraba embelesado.
(texto e ilustraciones a partir de: Dianne Hofmeyr; Jude Daly. El portador de estrellas: un antiguo mito egipcio sobre la creación. Barcelona, Intermon, 2001)
www.otsiera.com 1 1
Apéndice
Sonidos nocturnos. Grillos: http://www.youtube.com/watch?v=yy9VFeUiP00 (1 min.) http://www.youtube.com/watch?v=e-‐8W0K2sFhg (4 min.) Enlaces a las músicas propuestas Claude Debussy. Claro de luna, suite para piano http://www.youtube.com/watch?v=ja7v4JTsLVw M. Mussorgsky. Noche en la montaña pelada http://www.youtube.com/watch?v=B7Au43sl-‐bs W. A. Mozart. Pequeña serenata nocturna el andante: http://www.youtube.com/watch?v=zF4E-‐vI1ROU o: http://www.youtube.com/watch?v=wH7z3VMvpIc Luigi Boccherini. Música nocturna de las calles de Madrid http://www.youtube.com/watch?v=_RjKmTVFJSo Frederick Chopin. Nocturnos http://www.youtube.com/watch?v=9E6b3swbnWg L. Beethoven. Claro de luna, sonata http://www.youtube.com/watch?v=5-‐MT5zeY6CU http://www.youtube.com/watch?v=nT7_IZPHHb0
Para las pinturas, véase la trastienda de www.otsiera.com http://www.otsiera.com/category/la-‐trastienda/el-‐rincon-‐del-‐arte/
12
www.otsiera.com