La oración debe preceder…

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“LA ORACIÓN DEBE PRECEDER, ACOMPAÑAR Y SEGUIR A TODAS VUESTRAS OBRAS” Oración de la mañana o de la tarde MONICIÓN DE ENTRADA Los diversos testimonios depuestos sobre la vida y virtudes del H. Policarpo en el proceso diocesano son unánimes: “Fue un hombre de oración: había comprendido la excelencia y necesidad de ella”. (1) Pidámosle que nos transmita esta convicción a nosotros y a cada uno de los Hermanos del Instituto. ENTRADA En el nombre del Padre, † y del Hijo y del Espíritu Santo. -- Amén. Señor Jesús, tú enseñaste a orar a tus discípulos. (Lc 11, 1) -- Enséñanos la auténtica oración de alabanza. No sabemos orar como conviene. -- Que tu Espíritu venga en ayuda de nuestra flaqueza. (Rm 8, 26) Tú prometiste rogar al Padre en favor nuestro. -- Pídele que nos dé el Espíritu Santo para que nos acompañe siempre. (Jn 14, 16) Gloria os sea dada, Padre, Hijo y Espíritu Santo. -- Ahora y siempre. Amén. [Por la mañana se puede hacer el ofrecimiento del día. Véase al principio del folleto] HIMNO: Muéstranos tu faz amorosa Estribillo : Muéstranos tu faz amorosa, Dios bueno, fiel eternamente.

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Condúcenos a tu morada, Concédenos el gozo eterno. 1. De ti nació el universo, fruto de tu belleza. Nosotros bendecimos tu esplendor por Jesús, tu Primogénito, en el amor del Espíritu Santo. 2. Nacimos en tu corazón, Amor eterno. Nuestra vida retorna hacia ti, por Jesús, Primogénito, en el amor del Espíritu Santo. 3. Manantial de alegría y de paz, ¡oh, Sol de amor! Tú eres ternura infinita, por Jesús, Primogénito, en el amor del Espíritu Santo. 4. Cuando vengas a juzgarnos en la última alborada, toma a tus hijos en tus brazos, por Jesús, Primogénito, en el amor del Espíritu Santo. SALMO I Monición ¿Quién no ha pedido alguna vez que su oración sea escuchada y atendida? ¡Cómo no va a serlo cuando la gracia que se pide es rezar mejor! Antífona: “Haced oír vuestro clamor, Dios no será nunca sordo a vuestra voz”. (12) Salmo 118, 169-176 Llegue mi oración hasta ti, Señor, por tu Espíritu que ora en mí. Que mi súplica llegue hasta ti, pues prometiste estar siempre con nosotros. Canten mi corazón y mis labios tu alabanza, ya que tú mismo me enseñas la fidelidad.

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Que mi lengua proclame tus bondades, porque me cuidas sin descanso. Acudan en tu auxilio mis manos ayudándote en los demás. Sea mi anhelo estar contigo, Señor, porque en servirte se cifra mi alegría. Alabanza de tu gloria sea mi vida y que tu gracia me sostenga. Y si, oveja perdida, me extravío, ven a buscarme y llévame hacia ti. Gloria y alabanza a ti, Dios Padre, por tu Hijo y tu Santo Espíritu. Amén. SALMO II Monición Algunos autores de la vida espiritual han denominado el texto que sigue como “el salmo de la intimidad con Dios”. Reconozcamos, con el salmista, que nuestra consagración es un don de Dios y pidámosle la gracia de la fidelidad. Antífona : Dame la gracia de cumplir mis promesas. Salmo 118, 105-113a Tus enseñanzas, Señor, son luz en mi camino, ellas guían mis pasos cuando voy hacia ti. Me he consagrado a ti mediante votos, dame la gracia de cumplir mis promesas. Me duele no ser tu íntimo amigo, santifícame y obraré según tus deseos.

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Que mi anhelo de orar bien, te sea una ofrenda agradable. En mi debilidad, la calidad de mi oración se reduce muchas veces al deseo de orar bien. Enséñame a rezarte y a amarte. Cada día expongo mi vida ante ti e intento servirte como amigo fiel. Inquietudes, tentaciones, afanes, son trampas, y sólo tu fuerza me libra con gozo de ellas. De todo corazón deseo cumplir tus mandatos. Serte fiel, es ya una recompensa. Gloria a ti, Padre, Hijo y Espíritu, ahora y por todos los siglos. Amén. EVANGELIO DE JESÚS SEGÚN SAN LUCAS: 11, 5-10 Jesús dijo a sus discípulos: “Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada; y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, os aseguro que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite. Pues bien, yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá”. PALABRA DEL H. POLICARPO “Que la oración, sostenida por una gran confianza, sea para vosotros un arma que os acompañe siempre... Sabedlo bien, la oración es indispensable a los que trabajan por la salvación de las almas... Rezad mucho y rezad con fervor. En vuestra relación con Dios, imitad la conducta de un niño con su madre, tened la humilde y perseverante importunidad del pobre a la puerta del rico.” (2) MOMENTO DE ORACIÓN EN SILENCIO...

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(Si es por la mañana) CÁNTICO DE ZACARÍAS Monición Este cántico de acción de gracias que san Lucas pone en boca de Zacarías con ocasión del nacimiento de su hijo, Juan el Bautista, nos recuerda que tenemos a nuestro alcance la salvación y, por tanto, la vida espiritual y la oración, gracias a la ternura y al amor de nuestro Dios. Bendigamos al Señor por la salvación y por Juan el Bautista, que preparará el camino. Antífona: Tú caminarás en presencia del Señor y prepararás su venida. CÁNTICO DE ZACARÍAS Bendito sea el Señor, Dios de Israel, Porque ha venido y ha rescatado a su pueblo. Ha suscitado una fuerza que trae la salvación a la casa de David, su siervo. Él ya lo había anunciado por los santos, los profetas de tiempos pasados: Esta salvación nos libra del enemigo, y nos permite escapar del opresor. En ella está el amor que demostró a nuestros padres, memorial de su sagrada alianza. Y también el juramento que juró a Abraham de librarnos de todo temor, a fin de que, libres frente a nuestros enemigos, podamos rendirle culto en santidad y justicia, en su presencia mientras dure nuestra vida. Y tú, Juan Bautista, todavía eres niño pero te convertirás en profeta del Altísimo: caminarás en presencia del Señor y prepararás su venida,

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para que el pueblo conozca la salvación que llega y obtenga el perdón de sus pecados. Será un regalo de la ternura y solicitud de nuestro Dios cuando el Astro venga de lo alto a visitar nuestro mundo. Alumbrará a los que viven en tinieblas en el país de las sombras, y guiará nuestros pasos por sendas de paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y por los siglos venideros. Amén. (Si es por la tarde) CÁNTICO DE MARIA Monición Regocijémonos con María por las maravillas que Dios hizo en su humilde sierva, convertida en bendita entre todas las mujeres. María se alegra al celebrar no lo que es, sino lo que el Señor hizo en ella y por ella. Unámonos a nuestra Madre para alabar al Señor por habernos introducido a través de ella en la salvación. Antífona: El Señor mostró su poder haciendo maravillas en ella. Cántico Mi ser entero rezuma alegría a causa del Señor. Mi corazón salta de gozo al ver lo que hizo Dios. Se inclinó sobre su sierva, María, y desde ese día, todas las generaciones la llaman bienaventurada. El Señor mostró su poder haciendo maravillas en ella. En ella y por ella, dio un Salvador al mundo. En ella y por ella, muestra su amor hacia todos los que le esperan. A los pagados de sí mismos les hace morder el polvo.

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Pero a los insignificantes, su venida les llena de esperanza y levantan la cabeza. A su Iglesia, a su pueblo oprimido por algunos, no le ha olvidado, le ha dado largas. Le rodea con su amor y le lleva en su mano. Así Dios cumplió la promesa que hizo antiguamente a Adán, a Abraham y a todos sus descendientes. Gloria al Padre de la Promesa, y a su Hijo que la cumple por su Espíritu en el seno de la Virgen María para felicidad de sus hijos por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN DE INTERCESIÓN Al releer algunos consejos de nuestro “Segundo Fundador” sobre la oración, examinemos nuestro modo de obrar en este punto y hagamos los propósitos pertinentes. (Se va leyendo por turno, dejando un momento de silencio entre uno y otro) “Sería para mí un gran placer veros pasar de la acción a la oración y de la oración a la acción...” (3) (silencio) “Convenceos bien de que la oración debe preceder, acompañar y seguir a todas vuestras obras, a fin de que sean agradables a Dios...” (4) (silencio) “Recordad que la primera y más importante de todas vuestras ocupaciones es la de honrar a Dios...” (5) (silencio) “¡Dichosas las casas donde reina el amor al recogimiento y a la oración!” (6) (silencio) “Uno de los ejercicios más importantes de la vida espiritual es, indiscutiblemente, la meditación... Es en ella en la que se forman los discípulos y los héroes del Evangelio...” (7) (silencio)

La oración debe preceder…

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“Un religioso no puede conservar su vocación si tiene la desgracia de descuidar la meditación...” (8) (silencio) “Las arideces en la oración no son un obstáculo... al contrario, sirven para disipar las ilusiones que nos llevan a creernos más perfectos de lo que somos...” (9) (silencio)

PADRE NUESTRO Cierto día Jesús estaba orando. Cuando acabó, uno de sus discípulos le pidió: “Señor, enséñanos a orar...” Él les dijo: “Cuando oréis, decid: (10) Padre Nuestro... ORACIÓN para pedir el espíritu de silencio y recogimiento Dios, Padre bueno, nuestro “Segundo Fundador”, el Venerable H. Policarpo, fue un hombre de oración y de gran espíritu de fe. Por su intercesión, concédenos a todos sus Hermanos, que sepamos rodearnos del silencio y recogimiento necesarios para rendirte cada día, en nombre de la Iglesia, el tributo de alabanza que te es debido y para interceder, unidos a la plegaria de tu Hijo, por la salvación del mundo. Te lo pedimos por el mismo Jesús y por el Espíritu Santo, que reinan contigo por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN Que el Señor nos bendiga: Padre, † Hijo y Espíritu Santo. -- Amén. Según el deseo del H. Policarpo: “Que el espíritu de vida interior sea el alma de vuestra alma, que respiréis sólo a Dios, que estéis hambrientos y sedientos únicamente de Dios. -- Amén. (11) Bendigamos al Señor. -- Demos gracias a Dios. _________

1. Positio, p. 389. 2. Positio, p. 390. 3. Positio, p. 390. 4. Positio, p. 390. 5. Positio, p. 390.

La oración debe preceder… 6. Positio, p. 390. 7. Positio, p. 391. 8. Positio, p. 391. 9. Positio, p. 392. 10. Lc 11, 1-2a. 11. Positio, p. 171. 12. Positio, p. 441.

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