La Pelea del Siglo XX

La Pelea del Siglo XX Segmento de Nuestro Libro en progreso “Memorias de lo Inolvidable” “El Chaparro Cascarrabias” Vs. “Kid Goyito” Miami, Florida

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La Pelea del Siglo XX Segmento de Nuestro Libro en progreso “Memorias de lo Inolvidable”

“El Chaparro Cascarrabias” Vs. “Kid Goyito”

Miami, Florida Julio – 2010

Danilo Callejas B 0

1

La Pelea del Siglo XX PRIMERA PARTE

CONTENIDO

Dedicatoria. Advertencia. Notas de la D.G.I. (Dirección General del Internet). -Reparto de actores. -Derechos reservados. -Nota explicativa del texto. -Palabras a sus compañeros. Algunas interrogantes. Un Soneto. El mejor narrador deportivo. Dos strikes sin bolas. ¡Qué carácter!

La Pelea Comienzo de la historia. Explosiones del carácter del Chaparro. Chorega corriendo lista. ¡Boxeadores al Ring! El anunciador de la pelea. 2

El Referee del Combate. Primer Round. El minuto de descanso. Webbiar: Último aporte a la Lengua Castellana. Segundo Round. La caída de Peñita. La demanda a Bill Gates. El vuelo de La Zancuda. El alemán se escupe. El médico del Ring. El knock-out. La identidad del referee. El anuncio oficial del resultado del combate. Zafarrancho en la enfermería. Continuará………………

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La Pelea del Siglo XX Dedicatoria Con gran cariño, admiración y respeto dedico este relato: A todos mis compañeros de Bachillerato. Ellos son los que mejor podrán entenderlo y disfrutarlo por ser conocedores de los personajes por sus nombres propios o por sus apodos, y de las circunstancias específicas en que cada uno, sin excepción, es mencionado. A todos mis hijos. En especial a Danilo Martín, quien ha sido un ferviente apasionado del box y hasta lo practicó, en sus años mozos, como aficionado. A mis hermanos y hermanas. En especial a María Elena (Mariela) que pacientemente se ha fajado, como tenaz pugilista, con la computadora en otros escritos que he sometido a vuestra consideración. A mi querida esposa Dulia. A quien he privado de algunas horas de mimo y atención directa al redactar mis escritos. A mis nueras. En especial a Nicté, que mecanografió este relato y sin cuya valiosa colaboración todo se me habría dificultado mucho más. A todas aquellas personas que tengan la amabilidad y la paciencia de leerlo.

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Advertencia Se advierte al público lector que los personajes, aves y demás integrantes de la fauna que intervienen en esta historia, así como los hechos y situaciones acaecidas en la misma, son meramente ficticios, producto solamente de la imaginación del autor. Cualquier semejanza con la realidad presente o histórica son simplemente una casualidad. Se hace la aclaración, porque son muchos los graduados de abogados de la Promoción del ’60, y debido a la aguda crisis económica que atravesamos en la actualidad, no hay fondos para enfrentar posibles demandas. El autor.

Notas de la D.G.I. Reparto de actores En el relato de esta pelea intervienen los 31 compañeros de Bachillerato con vida del autor, y algunos ya fallecidos. Por consiguiente, si alguno se sintiera interesado por conocer el papel que en ella desempeña, tendría que tomarse la molestia de hojear sus páginas. De otra manera, debería preguntárselo a quienes tengan la osadía de leerla por completo, contando con que a éstos, Mr. Alzheimer les otorgue licencia para recordar cada pasaje donde haya intervenido cada uno. Si hubiese alguno de los 31 que no apareciese, ¡que proteste!, y si así fuere se ganará un 10% de la bolsa de la paga del vencedor.

Derechos reservados Como tarea se les asigna reportar a la Dirección General del Internet (D.G.I.) con sede en Holanda y sucursal en Calpe, España, a su director Amado Salvador Peña, “Peñita”, la página en que aparece cada uno y el papel que desempeña en la pelea. Con este reporte obtendrán derechos reservados para poder leer cualquiera otra producción que se publique en el fututo, sin tener que pagar ningún “pay per view” explotador y abusivo. Para su consuelo y mayor entusiasmo, les 5

anunciamos, desde ahora, que ya la Dirección General del Internet le cancelará su licencia de publicación a Danilo. Pero, en próximas ediciones tendremos fantásticos relatos ofrecidos por Simeón, Teranón y Mercho Siles, así como de otros excelentes relatores que próximamente se incorporarán a nuestro elenco, en sustitución del parlanchín Danilo.

Nota explicativa del texto Como el tema de esta pelea es de palpitante actualidad, el autor mezcla en su relato hechos del presente y del ayer como si fuesen meramente de la realidad de ayer. Ya observarás, apreciado lector, que en esta historia, Callejas interpreta los últimos 50 años como un constante y permanente presente, inmerso todo él, también en el pasado. De modo que fácilmente podrías preguntarte: ¿La pelea se celebró hace 50 años o fue protagonizada justo ayer? ¿Cuál ayer, el ayer de hoy o el de hace 50 años? Él quizá respondería que ambos son el mismo ayer, porque ese lapso de tiempo conforma una sola unidad, conforma un hoy que él aplica al ayer. Sólo de esta manera pudo hacer viajar, desde los últimos confines del planeta, a personajes del mundo actual a observar una pelea supuestamente escenificada en un pasado……. ¿Reciente……o remoto?

Palabras a sus Compañeros Queridos compañeros: Atendiendo a la sugerencia de Simeón, que casi fue una orden, de que no parara de escribir, y también para satisfacer los deseos de Rony, les estoy enviando esta nueva producción que he encontrado enredada entre las telarañas que se entretejen en las desordenadas neuronas de mi cerebro. Espero que no esté sembrada de tantos disparates, de manera que les permita a ustedes completar su lectura. 6

La Pelea del Siglo XX Primera Parte Algunas interrogantes ¡Arriba esos haraganes!

Un Escritor

¡A gozar de la Pelea del Siglo! ¡Despierten que el pleito pronto empezará! Después de haber leído “Mañana habrá otra Aurora” tengo para ustedes algunas interrogantes: • • • • • • • •

¿Quiénes fueron los desvelados? ¿Quiénes aún permanecen adormilados? ¿Quiénes están todavía bajo el efecto del éter? ¿Ya les amaneció a todos? ¿Durmieron como un lirón? ¿Quiénes ganaron las colecciones literarias de Simeón y Terán? ¿Quiénes se han arrepentido de haber aprendido a leer? ¿Quiénes hacen las cruces cuando, en un escrito, ven el nombre de Danilo? • ¿Les gustó como castigo?

Diez preguntas. ¡Ya! Es fácil comprender que después de aquel desvelo quienes, a pesar de todo, se aventuren a leer La Pelea del Siglo XX será por cualquiera de las siguientes razones que, sin duda, me han de favorecer: • • • •

Padece de insomnio. Es lector incansable, aunque sea de boberías. Es muy valiente y tolerante. Tiene más paciencia que el Santo Job. 7

• No hay película, juego del Mundial de Fútbol de Sudáfrica, ni de ningún otro deporte; ni novela buena para esta noche en la tele. • Les gusta auto-flagelarse. • No hubo invitación a tragos, el día de hoy, por parte de Delaney. • Su señora no quiere ni verlo por las groserías del día. • Disfrutaron de los escritos anteriores (ojalá así hubiere sido). • ME TIENE UNA GRAN ESTIMACION Y APRECIO. ¡Gracias muchachos, Dios les bendiga! Pero, ¿Qué se creyeron? ¿Acaso pensaron que enumeraría otras 31 razones? Tendría que estar, si no medio loco, sí loco entero. Y lo peor, tendría que ir directo y de cabeza a que Simeón, nuestro siquiatra, me rematara. Y eso es más grave. Mejor dejémoslo ahí. Sólo en diez razones. ¿Acaso esa no era una buena calificación en los años de colegio? Esta vez no habrá. ¡Qué casualidad! Pero, la verdad, “La Pelea del Siglo XX”: “El Chaparro Cascarrabias vs. Kid Goyito” yo no me la puedo perder por nada del mundo. ¡Allá ustedes! Lo que soy yo, no me puedo exponer a las bravatas o rabietas de Rony ni, mucho menos, a la derecha explosiva de Goyito. Tengo que velar por mi integridad física. Yo ya estoy viejito, mientras que Goyito sigue siendo muy jovencito. ¡Vaya mi Dios! Faltaba más, faltaba menos.

Rony Vs. Goyito

Les cuento, yo ya no voy a creer tanto en la computadora. Miren si no es exagerada e indiscreta. Hasta me pone en vergüenza y me hace ruborizar. Reporta que “Mañana habrá otra Aurora” constó sólo de 10,267 palabras, 528 párrafos, 1,051 líneas y no sé qué otros tantos desmedidos y desorbitantes cálculos. Estoy pensando que en vista de que Simeón es buena gente y además excelente contador, le supliquemos que nos haga el favor y comience a contar, palabra por palabra, para verificar la veracidad de esos datos. Creo que no sería abusar de su bondad. Terán también es buen contador, sólo que él no cuenta tantos billetes, pienso yo, quien quita y estoy equivocado. Creo que él se conforma con contarnos 8

sus interesantes cuentos. Por consiguiente, él queda exento de esta contabilidad. Comenzá Simeón. Se nos puede hacer tarde, no vaya a ser que tengamos que ver los albores del nuevo día. Esto tampoco es un castigo. Lo consideraremos sólo como un gesto de buena voluntad de parte tuya, en aras de la ciencia. Demostraremos, con tu servicial ayuda, que la computadora se equivoca algunas veces. Tené la seguridad de que yo creeré más en tus resultados que en los de ella. Si necesitás ayuda o querés agilizar o abreviar tus cálculos, podemos pedirle al “Rey de las Estadísticas”, al súper-matemático, Tito Rondón, que te eche una manito. Pero recordá, sin abusar……ni empujar…… Vean a Rony, ya se está arrechando. Quizá ya tenga sueño. Lo que sucede es que él todo lo quiere a la carrera. Simeón que es el tenedor de libros……. Merchito, por favor, no me distraigás otra vez……, quise decir: Simeón que es el escritor de libros, le tendrá que explicar al Chaparro Cabezotas, antes de que la emprenda a golpes conmigo y no con Goyito, lo que es una introducción, introito, preámbulo, prefacio, proemio o exordio. Mercho, el jurista, que le explique lo que significa la palabra prolegómenos. Si, como consecuencia de la arterioesclerosis cerebral, por no mencionar al pariente Alzheimer, se les hubiese olvidado, no hay motivo de preocupación. Que no cunda el pánico, le podemos poner un email de urgencia a nuestro lexicólogo Armando y, asunto arreglado: Yo me salvo de una golpiza al estilo “Bola de Nieve”. Es que, no crean, tengo que buscar mi defensa a como dé lugar. Soy solo y débil. Solamente les tengo a ustedes, mis amigos. Y eso que, apenas los acabo de recuperar.

Un Soneto Pues bien, antes de entrar en materia, aunque sé a lo que me expongo por parte de los pugilistas, quiero preguntarles si se acuerdan de este soneto:

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SONETO DE REPENTE

Lope de Vega y Carpio

I Un soneto me manda hacer Violante que en mi vida me he visto en tanto aprieto catorce versos dicen que es soneto burla burlando van los tres delante. II Yo pensé que no hallara consonante y estoy en la mitad de otro cuarteto mas si me veo en el primer terceto no hay cosa en los cuartetos que me espante. III Por el primer terceto voy entrando y parece que entré con pie derecho pues fin con este verso le voy dando. IV Ya estoy en el segundo y aún sospecho que voy los trece versos acabando contad si son catorce y está hecho.

¿Ya se lo preguntaron? ¿Es pelea o recital de poemas? Les aseguro que será pelea. Pero, es que tendré que apoyarme en él, a lo largo de toda la narración, para poder encontrar la inspiración relatora que, sin duda, necesitaré. Entiendo que este poema le ha sido atribuido a Lope de Vega y Carpio. No estoy seguro. Constituyó también parte de nuestra formación literaria en el tercer año (1957-1958).

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El mejor narrador deportivo Hoy, estimados compañeros, no habrá filosofía. Arríen podría estarse riendo de nosotros, digo de mí. En esta ocasión, sólo vengo convertido en un atrevido narrador deportivo. La calidad indiscutible que han tenido o tuvieron, Buck Canel, Felo Ramírez, Jaime Jarrín y demás excelentes y reconocidos narradores extranjeros quedará totalmente opacada. Los Un narrador nacionales, Sucre Frech, Evelio Aréas Mendoza y otros de gran excelencia narrativa, reconocidos internacionalmente, como “El Chelito” René Cárdenas, se resentirán sensiblemente. Pero, el mejor de todos, el máximo exponente del último milenio de la narración deportiva, el inigualable, el verdadero señor de señores, el infalible en toda clase de numeritos; el inconfundible e insuperable es, y seguirá siendo por lustros y más lustros; el que para orgullo nuestro es el que ha escrito las más refulgentes páginas de oro y que lo harán pasar a la posteridad en este género de narración es, repito, y será nuestro glorioso Don Alberto “Tito” Rondón y Sacasa3. Después de haberme quedado extremadamente corto al rendirle estas bien merecidas palabras de homenaje a la grandiosa calidad de Tito, me he atrevido a lanzarme, con toda mi inexperiencia en el ramo, a la narración de esta bravía y colosal pelea entre dos gigantescos titanes del deporte de las narices chatas y orejas de coliflor. La pelea que hoy les narraré, aunque no se extendió al límite de diez, doce o quince asaltos; este último caso como era la costumbre en aquella época, no por eso dejó de ser más trepidante y encarnizada. Tanto fue así, que ha sido catalogada, por el mejor cronista de aquella época y la presente, Don Mercho Siles, como la pelea del siglo XX. Ésta fue terriblemente protagonizada por dos ex-alumnos del Colegio Centroamérica, también condiscípulos nuestros, el bravísimo Ronald “El Chaparro Cascarrabias” Prado1 vs. José Roberto “Kid Goyito” Ordóñez. Tengo que buscar ayuda. Habiendo ya invocado a Tito, ahora recurro también a Rubén. Como Francisco de Asís se lo pidió al lobo feroz y carnicero, con igual o mayor humildad, les pido yo a ustedes: 11

¡Paz, hermano lobo! Esta vez voy a relatarles no más un solo cuento. Vengo en son de paz. El buscapleitos es Rony. Ese enano sí que es un chichicaste, bravo y pendenciero como no hay dos. A lo mejor es encarnación del mismo Jesse James.

Dos strikes sin bolas Las protestas nunca fallan. Rony ya me hizo llegar la suya. Me temblaron las piernas. Mejor me dispuse a escucharle pacientemente. Supongo es lo que me habría recomendado nuestro siquiatra: Escuchar pacientemente hasta que el furor de su marea sanguínea se apacigüe. Rápidamente el liliputiense me puso en autos (palabra propia de leguleyos). En menos de que canta un gallo me soltó los dos primeros strikes. Él ha sido tremendo lanzador en el béisbol. Primer Strike: En mi primer escrito, “Reflexiones”, omití mencionarlo entre los que llegamos del extranjero a la celebración del reencuentro. Segundo Strike: En mi segundo escrito, a pesar de su considerable extensión, no narré ninguna historia en la que él fuese el protagonista estelar. Y eso que, en nuestras largas conversaciones telefónicas, ya me ha contado varias de sus encolerizadas anécdotas. La verdad es que “El Chaparro Lanzallamas”, no apagafuegos, ya me tiene en dos strikes y……sin bolas……eso me preocupa. Como no quiero que me ponche, ni me lance una malintencionada bola directamente a…….la cabeza……porque no quiero que me deje sin ella……. ¡Dios me libre!, la necesito……por eso, hoy les entregaré uno de sus rabiosos cuentos. ¿Para qué repetí la anécdota que contó Guillermo sobre los muchachos nicas, el granadino y el leonés que, como dos desconocidos, se encontraron en Miami?

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El Chaparro Rezongón cree que yo soy una emisora repetidora. Él quiere ahora que les haga la retransmisión de la historia en la que él resultó con un ojo abollado y de color morado: “Un soneto me manda hacer Violante que en mi vida me he visto en tanto aprieto……” Si ninguna vez en su vida hubiese tenido la razón en los 64,000 zafarranchos que ha protagonizado, en esta ocasión, acepto que hay que adjudicársela.

¡Qué carácter! Es muy cierto. El hombre llegó a la reunión desde San Diego, California, pagando boleto de primera: Mil dólares y centavos. Creo que los centavos ascienden a un poco más de tres. Exactamente fueron 3.1416, de acuerdo con los números de Tito Rondón. Y este señor, en asunto de numeritos, sí que es infalible. Con él sí, no caben protestas.

¡Qué genio!

-No ha lugar, dijo el juez presidente, Don Guillermo Vargas Sandino. Llegó el enano con el ánimo de fajarse, a trompada limpia, con el primer viejito, medio ciego, casi sordo, canoso o pelón, renco o enclenque, firme o tembleque, sobrio o borracho, para descargar contra él toda su furia reprimida por largos 50 años. Destrozaría al primer anciano cadavérico y arrastra pies que se le pasara por el frente. Dicen que llegarían muchos esa noche. ¡Qué carácter! Sigue igual. Para nuestra salvación y su desgracia, el primero con el que se topó esa noche fue, nada más y nada menos que con José Roberto Ordóñez, alias Kid Goyito, su contrincante en la legendaria pelea de ese siglo. De inmediato, la efervescencia de su sangre, que ya amenazaba con brotar a borbotones por sus poros, se calmó. ¡Oh, qué mansedumbre! El lobo fiero y carnicero se aplacó. Daba la 13

impresión de que, de pronto, Francisco de Asís se le había aparecido. ¡Paz, hermano lobo! Entonces reinó la calma en el Salón del Consulado, y Octaviano, el anfitrión, pudo inaugurar la Ceremonia del Reencuentro. ¡De la que nos salvamos! Llegamos con suerte esa noche. ¿Qué recuerdos habrán llegado a la mente del Chaparro para que experimentase un cambio de actitud tan extremadamente brusco? Ahora era todo sonrisas y amistad. ¿Qué milagroso poder posee Goyito para aplacar, en un instante, tan iracundos sentimientos? ¿Estará su secreto en su derecha poderosa? ¿Se la habrá mostrado al enano cascarrabias? Porque éste, enseguida preguntó dónde estaba la capilla. De seguro quería ir a rezar sus oraciones, por cualquier nefasta contingencia. No se preocupen, ya indagaremos. Seguro, algo vio en él nuestro fiero bravucón que lo trajo de inmediato de vuelta a la realidad: La reunión era amistosa. Dicen que fue el recuerdo de la Pelea del Siglo XX. ¿Cómo fue eso? Mejor empecemos ya la narración.

La Pelea Comienzo de la historia Corría la segunda mitad del siglo XX. Eran los años de los 1950’s. En las afueras de Granada, Nicaragua, a orillas del Lago Cocibolca, se ubicaba el Colegio Centroamérica. Era un colegio que gozaba de gran reputación en toda el área centroamericana, al que asistían alumnos de toda esa región y de más allá de ella. Los muchachos, en su inmensa mayoría, eran brillantes estudiantes y de excelente conducta, salvo raras y contadas excepciones. En una lejana ocasión se encontraron dos de ellos pertenecientes a “La Congregación Mariana” y ahora a “La Congregación Josefina”, fundada muy 14

recientemente, el 19 de Marzo del presente año, por uno de estos dos personajes, el Chaparro Rezongón.

Explosiones del carácter del Chaparro Entre tanta mansa criatura que poblaba este colegio, descollaba uno de ellos, no tanto por su infinitesimal estatura, que ya en él era un singular atractivo, sino por su carácter explosivo que parecía en permanente erupción volcánica. Su boca fueguina emitía 24 horas al día, lava ígnea, roca incandescente y vómito caliente y azufrado. Su aliento resoplaba llamas como las de un dragón enfurecido. Los estruendos de su candente erupción hacían temblar la tierra circundante y las aves se ahuyentaban espantadas. Ahí volaban en tupidas bandadas, zanates, zancudas, guacamayos, tecolotes y hasta gallinitos. Las aguas del Lago Cocibolca, habitualmente calmas, se arremolinaban y amenazaban con salirse de madres y anegar Granada. El Mombacho, celoso y amedrentado al mismo tiempo, escondía su enhiesta testa entre las blancas nubes, cuando el minúsculo Chaparro, como presagiando su eminente erupción, era poseído por un agitado temblor en el cuerpo, el pelo se le paraba y los ojos se le retorcían y desorbitaban. Volcán Mombacho

Todos sus compañeros, aterrorizados, le rendían pleitesía, rezaban un rosario para aplacar su furia, se encomendaban fervorosos a su santo patrono San José y corrían despavoridos a refugiarse entre las sábanas en su dormitorio. Pero había alguien que no se inmutaba, no corría, permanecía valiente y sereno…… ¿Quién? -¿Y ahora, quién podrá defendernos?

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-¡Yo, el del carrito colorado! Y emergía la imagen inconfundible de Goyito, ampliamente conocido por todos ustedes. Él, y nadie más que él, le haría frente al vendaval huracanado que llegaba más fiero que los ciclones Mitch, Andrew, Rita y Katrina juntos.

Chorega corriendo lista Antes del comienzo de la pelea, el padre Roberto Cardenal, “Chorega”, quiso pasar lista para constatar que todos los aficionados estaban presentes. Por la fuerza de la costumbre, el subconsciente lo traicionó y comenzó diciendo: “Se van a quedar sin cine……” Ya había mencionado a Goyito, a Fajardo, a Pablo Peralta y a Callejas, cuando cayó en la cuenta de su error. Comenzó entonces el listado. Peñita, Adrián, Jaime, Rony y otros más ya habían contestado: “presente”, pero Chorega no alcanzaba a visualizarlos, pero, como hombre práctico que era, sacó su microscopio y también su telescopio. Con la ayuda de ambos aparatos logró determinar la posición en donde ellos se encontraban. Entonces pudo observar que lo saludaban muy sonrientes, pero como en esta ocasión se trataba de una refriega a golpes, no portaban en ese momento, sus medallones de La Congregación Mariana. Casi todos estábamos presentes. Algunos habían llegado de muy lejos y otros parecían haber envejecido prematuramente, como si fuesen 50 años más viejos de lo que en realidad eran. En los anales que quedaron escritos por Chorega, vale la pena mencionar los que se refieren a algunos de los compañeros que no pudieron asistir: José Manuel Ortega4, se encontraba en Estados Unidos, posiblemente en Miami, huyendo de la Migra, escondido y agazapado en el Pent House de Carlos José Miranda. Tenía una infección de celulitis en un molar, pero el sacamuelas que buscó La Célula 16

había viajado a Nicaragua. Andrés García5, que se había puesto la bombita y tomaba uña de gato, andaba sirviendo de mediador entre los gobiernos de Perú y Bolivia. Ambos países, vecinos entre sí, tenían enconada disputa sobre el Lago Titicaca porque, según nos manifestó Andrés, unos querían el Titi y los otros no aceptaban la caca (Titi-caca). Andrés, parece que posteriormente se perdió en la jungla amazónica y fue secuestrado por las fuerzas terroristas de las F.A.R.C. (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), que se habían adentrado en las selvas venezolanas donde, al parecer, fue capturado. Nos hemos puesto en contacto con la congresista colombiana, Piedad Córdoba y Hugo Chávez, un loco venezolano, para tratar de tramitar su pronta liberación. Rolando “Capachito” Juárez6, estaba tratando de resolver un nuevo enigma, planteado por Simeón, sobre la inmortalidad del cangrejo, y tampoco pudo asistir. Carlos José Chamorro7. Es digno de encomio el esfuerzo que hizo, porque llegó desde Cabo Verde, África. Le acompañaba su cardióloga privada y un séquito de bellas enfermeras que, a su paso por Bagdad, le tenía reservadas Saddam Hussein, antes de ser capturado. Todas ellas le contemplaban embelesadas, como si estuvieran enamoradas de su paciente. Posiblemente consideraban a Carlos José como un señor interesante y atractivo, que había hecho su primera estación en el restaurante “Cóndor” de Granada. Sin embargo, su señora Jeanne de Charlie en su Chamorro, no se descuidaba ni un instante. cohete espacial Cuando Carlos Siles oyó la palabra interesante se revolvió molesto. Sintió que le estaban usurpando su calificativo predilecto. Y con lo que le había costado encontrarlo en los Decretales de Gregorio IX. Carlos José Miranda8, se acercó en ese momento. Traía dos fotos en sus manos. Una era la de un joven apuesto y elegante, dijo que era la suya. La otra representaba a un viejo, bastante decrépito, con cara de ermitaño desvelado. 17

Simeón Rizo al verla se asustó, pero Mirandita aseguró que era su abuelo. No era ningún antes y después de la misma persona.

¡Boxeadores al Ring! El reloj, controlado por “El Tecolote”, José Roberto López9, marcó la hora del comienzo de la pelea. Los altoparlantes invitaron a los boxeadores a subir al cuadrilátero: ¡Boxeadores al Ring!

Cantante

Danilo cantó el Himno del Colegio, el de Nicaragua y el de El Salvador. Simeón le pidió que cantara también el de San Ignacio de Loyola y el del Papa, además de “La Cucaracha”, pero Simeón fue sonoramente abucheado por el público presente. Danilo no lo pudo complacer.

El anunciador de la pelea Rony estaba considerado como el favorito triunfador. Las apuestas se cotizaban dos a uno en su favor. La pelea iba a empezar. El anunciador10 del combate tenía problemas con el micrófono. Veía nervioso y de reojo a Simeón que, como siempre empujando, venía abriéndose paso hacia él, pero fue contenido a tiempo por los guardias de seguridad Augusto Morales y Juan José Quezada. Le enseñaron la clava y el gigante se detuvo. El anunciador, no obstante, hacía ingentes esfuerzos por dar los nombres de los contendores. Parecía que algo se le había atravesado en la garganta que no le permitía articular palabra alguna. Sólo abría y cerraba los ojos parpadeantes. De pronto, pareció tragar y al fin arrancó atropelladamente: -Es..., es..., estimable público. La…, la…, la pelea va a empezar. Pe…, pe…, pelea pactada a di…, di…, diez rounds. En…, en…, en esta esquina, con 31 libras de peso, (¡qué casualidad!), el…, 18

el…, el arrecho enano cabezón, Don…, Don Ronald Prado, de Managua, Nicaragua. Un atronador ¡Buh!, ensordeció los oídos de los presentes. -“Y en esta otra (parecía que había agarrado velocidad), el salva, salva”. Se volvió a trabar. ¿A quién salva?, gritó uno del público. El anunciador le dirigió una mirada furibunda y continuó anunciando: -“En esta otra, el Salva…” ¡No salva a nadie!, volvió a gritar el fanático del público. Pareció que el anunciador se iba a abalanzar sobre él, pero finalmente continuó: -“En esta otra, el salva, salvadoreño ¡Kiiid Goyiiiito!” Ahora sí, una salva de aplausos hizo vibrar el local y estremeció el tinglado que pareció se derrumbaría por el fenomenal estrépito. Con razón la pelea tardó tanto en comenzar. El anunciador, ustedes saben ya quién era: Un descendiente de checos, que por ser mi caro amigo, y por ser ustedes tan inteligentes, esta vez no doy su nombre. Éste, el de la barbita mentoniana, abandonó presuroso el cuadrilátero. Desde el costado derecho, un hollejo de naranja chupada le pasó rozando la oreja. Él se volvió hacia el francotirador y le espetó, al estilo Charlie, un sabroso: “Hi, hi, hijo de, de…tu santa madre…” A tiempo se agachó porque, en ese mismo instante, desde el lado izquierdo le llegaba otro proyectil: una semilla de mango, ya también chupada. Los guardias de seguridad se presentaron de inmediato y arrestaron en seguida a los fallidos lanzadores. Ellos fueron identificados más tarde como Edgar Chamorro y Jorge Cuadra (“Filotete”). Es la fecha, y aún yo no logro comprender la razón del disgusto de los arrestados, con el anunciador. ¿Sería que les sacó la lengua?, ¿Qué sería?, ¿Qué tenían que ver ellos con el pleito? Bien, yo no me voy a devanar más los sesos tratando de entenderlos. Ustedes son más inteligentes que yo y sabrán por qué sería. ¿Lo adivinan……o lo intuyen? Si lo descubren, déjenmelo saber, porque yo ya he quemado todas mis reservas del fósforo cerebral……y nada. Hasta la cabeza me duele ya, el mismo tipo de dolor de cabeza que a Tomás le da cuando trata de 19

entender los escritos de Simeón. Mejor me aprendo cualquier enrevesado trabalenguas, pero no voy a seguir obsesionado por aclarar ese enigma. De pronto, pensarían que los estaba remedando.

El Referee del Combate El público se impacientaba y enardecido comenzó a gritar rítmicamente: ¡Pelea, pelea, pelea! El referee, que también era otro enano, entró rápidamente en la acción. Pero, ¿Quién era él? En este momento no tenemos tiempo para investigarlo. Ya conoceremos más tarde su filiación. El honorable público estaba a punto de estallar y la pelea debía empezar, ya sin mayor demora ni tantos trabalenguas. El Chaparro, esta vez me refiero al referee, llamó a los boxeadores al centro del Ring y les dio las instrucciones reglamentarias previas al combate: No se permiten golpes bajos que pongan en peligro la integridad de sus compañeros de más abajo, no se permiten mordiscos en la oreja ni tampoco patadas voladoras, tampoco empujones jinoteganos y mucho menos pretendan, en ningún momento, arrebatar el micrófono a nuestro narrador estelar.

¡Qué casualidad!, era otro Chaparro, que en ese momento canturreaba una canción estilo Frank Sinatra. Más tarde trataré de identificarlo.

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El público ya no soportaba más tanta demora. Se les veía intenciones de invadir el cuadrilátero. La pelea ya tenía 31 minutos de retraso, y eso que Danilo estaba calladito. No se le oía ni la respiración. Un minuto más de retraso y no sabríamos qué hubiese pasado. Finalmente, el chiquitín, ¿Cuál de ellos? El árbitro hombre, no se hagan los bobos, el referee les hizo chocar guantes y con una fuerte palmada, dando por iniciado el combate, a voz en cuello, gritó: ¡Pelea!

Primer Round Sonó el gong. Se oyó el primer campanazo anunciando el inicio de la pelea. Ambos púgiles se golpearon a sí mismos sus enardecidos pechos en señal de duelo a muerte. Parecían dos King Kong, uno de ellos en miniatura. El Chaparro boxeador, no el juez, entra bailoteando por la esquina derecha con movimientos saltarines, parecía una vedette. Kid Goyito se le viene por la izquierda, con movimientos tan suaves y estudiados deslizándose sobre el ring, parecía una bailarina de ballet. Se entrecruzan los primeros jabs. Los ojos del microbio chaparrino estudian a su adversario dando la impresión de que saltan de sus órbitas como los de un chapulín. Pero no, el chapulín colorado es su oponente que avanza receloso a su encuentro y que había llegado en su carrito rojo. Les aclaro que éste no era el de “La Banda del Carro Rojo”. A pesar de las advertencias preliminares del referee, la feroz mirada del enano está enfocada en las orejas del Kid, con deseos de mordérselas y, de un tirón, arrancárselas. El Chaparro había sido entrenado por Mike Tyson. Pronto se dio cuenta que esa estrategia Tysoniana no le daría resultado con el Kid.

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Goyito estaba ampliamente protegido contra esa clase de atentados. En sus entrenamientos, previos al combate, había sido supervisado por Batman, quien le había prestado sus orejeras y le había proporcionado un condón para protegerse de ese tipo de artimañas. Sus orejas estarían a salvo, porque las tenía camufladas, como ocultas dentro del preservativo. Hombre precavido este Goyito. El condón ahuyentaría de inmediato el deseo del mordisco orejuno. Rony no mordería un condón, porque no pertenecía a ese equipo. La lucha encarnizada dio comienzo. Sí, de pronto se convirtió en una verdadera lucha porque, sin respetar las instrucciones del juez, se trenzaron y fuertemente abrazados se volcaron y rodaron por el piso del entarimado. Tan pronto estaba el uno arriba, como el otro abajo…… ¡Pobrecito el de abajo!…… Se oían quejidos lastimeros, ayes de dolor, crujidos de huesos astillados, bufidos de elefantes malheridos, aullidos de lobos feroces y rugidos de leones hambrientos. De nuevo en pie, y bajo la delirante observación y júbilo de los zanates, de los gallinos enanos, de los tecolotes, las zancudas, los guacamayos, las jirafas y demás habitantes de la jungla granadina, seguían su feroz combate. Era fiera la pelea. En efecto, a los peleadores se les oía resoplar como a los búfalos, cuando sonó de nuevo la campana anunciando el final del primer asalto. Con pasos tambaleantes, sin completo dominio del equilibrio, ambos púgiles se dirigieron a sus respectivas esquinas.

Para el criterio del referee, cuyo nombre seguiremos investigando, y la opinión de los jueces laterales, Guillermo, Tomás y Mercho, este round fue un empate. “Catorce versos dicen que es soneto burla burlando van los tres delante”. 22

El minuto de descanso Los peleadores llegaron directamente a sentarse a sus banquillos, donde ya los seconds les esperaban con una toalla embebida de agua, que frotaron sobre sus caras enjugándoles el sudor. Un papá-hormigón, que no era el del cuento de Teranón, se encontraba en la esquina del Chaparro Cascarrabias. Estaba ahí, porque había llegado desde Hormigolandia, contratado por los apoderados del enano que, enseguida y con respiración entrecortada, rezongó: “Me está pegando golpes bajos, me quiso meter el dedo gordo en el ojo, me pegó dos cabezazos, me asestó una patada en la chimpinilla y hasta me quiso morder la oreja. ¡Tiene que ser descalificado!”. Golpe bajo En la otra esquina, Kid Goyito sonreía y burlonamente le mostraba el puño derecho. Alejandro Salaverría11, “El Guacamayo”, gritó: ¡Viva Goyito! Papá-Hormigón levantó las antenitas y se inclinó sobre el Chaparro, que evidentemente era más bajo que él, para susurrarle al oído: -Mire mi Chaparro, tenga cuidado con su recto de derecha. Es más letal que el del “Matador Mayorga”, y más paralizante que el golpe de la zurda chueca de Alexis. Recuerde, su golpe sólo se compara con el gaznatón de knock-out que empleaba “Bola de Nieve” en sus brutales golpizas o con los coscorrones del terrible “Cara de Plátano”. -Mucho ojo mi campeón, cuídese mi jefe. Si se ve perdido, muérdale aunque sean las bolitas……las bolitas de los ojos. No se deje, usted es grande. Después de estas últimas palabras, el Chaparro lo miró con cara de pocos amigos y tuvo ganas de bajarle las antenas de un solo manotazo.

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Webbiar: Último aporte a la Lengua Castellana Por allá, del salón en el ángulo oscuro veíase……a un señor sentado frente a un computador, de pantalones cortos y de canilla cruzada. Una banda de la OEA cruzaba su pecho. Algunos dijeron que era irreconocible, Rizo le dijo que parecía embajador. Para mí, más bien, tenía cara de profesor, pero no se parecía al profesor Jirafales. Daba la impresión que se estaba preparando para darle unas clases a Danilo sobre lexicología. -Mire profe, le decía Danilo. Yo ya consulté la palabrita en el “Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Morice S.A.”, y dice que Güeviar es una palabra de origen salvadoreño que significa robar, pero está escrita con G y no con W. -¡Ah!, eso era en el siglo pasado, pero vos sabés que todo evoluciona. Güeviar con G es lengua muerta y no viva, como la de Simeón, que no la tiene tiesa. Ahora se escribe con W, Webbiar. Ya te voy a dar un ejemplo. Viró la cabeza y llamó a Mirandita, el cipote quinceañero que había llegado con las dos fotos y le dijo: -Vos chavalo, traé esas fotos que andás ahí. El imberbe chigüín se acercó y se las entregó al profe. Éste las quedó viendo un rato y enseguida le espetó: -¡Ajá, así que vos fuiste quien se güevió las fotos! Estas fotografías pertenecen al Patrimonio Histórico de la ciudad de Granada y las teníamos en las oficinas de la OEA. Últimamente se las habíamos cedido a la web de Peñita y de ahí se las webbiaron. -¿Te fijás?, continuó, refiriéndose nuevamente a Danilo. Entendés ahora por qué se dice webbiar y no güeviar. Antes todo lo querían resolver a base de huevos o güevos. Eso es machismo obsoleto, historia antigua. Ya ves a esos dos payasos ahí sobre el ring dándose de trompadas como dos salvajes. ¡Pura incivilización! Haré mis gestiones en la OEA, para acabar, de una vez por todas, con tanto salvajismo e incultura. 24

Se dirigió a un calvo que con él había llegado y le preguntó: “¿Verdad José?” Los de la Cofradía de San José lo voltearon a ver. El pelón parecía ser, más bien, Augusto. Pero no era él. Ante la incertidumbre, Armando12, en seguida hizo la presentación: -Les presento a mi subalterno, zonzo e insulso, tonto y, ¡tanto!, que anda buscando pleito con el hondureño Micheletti, sin saber a lo que se expone. Cree que yo lo voy a defender. -Mucho gusto -respondió el pelón- José Miguel Insulza, para servir a todos los americanos, en especial a todos ustedes y a Simeón, a quien conocí en Chile, cuando le publiqué su obra sobre Darío. -Ya te lo advierto -continuó el profe- No sigás buscando líos con Micheletti, él es muy popular en Nicaragua. Los nicas quieren traerlo al país, porque tiene fama de golpista efectivo. Ni nosotros en la OEA, ni la ONU, ni con la presión que el morenito del Norte, ídolo de Peñita, ejercimos juntos contra él, pudimos domesticarlo. Los nicaragüenses quieren contratarlo, al precio que cueste, para ver si le puede dar el golpe a Daniel, la Chayo, y a toda su recua o comparsa de secuaces para deportarlo, en paños menores o en pijamas, a Costa Rica, como lo hizo con Zelaya, el bigotón sombrerudo. Micheletti ya consultó con el presidente del vecino país y le preguntó: -¿Arias, qué harías vos con esa manada de sinvergüenzas que asolan el territorio nicaragüense y, como sanguijuelas, chupan la sangre de los nicas además que se han webbiado todas las riquezas de Nicaragua? Arias, tragó saliva y muy lenta y ceremoniosamente, como masticando las palabras, respondió: -Yo soy Premio Nobel de la Paz y debo hacer honor a tan digna denominación. Pero, aún así, les daría la misma dosis de las pastillitas que ellos le hicieron tragar al General en Paraguay.

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La conversación se estaba poniendo fea. Es que Danilo mucho le da vuelta a las cosas. Todo se reducía a explicar la webbiadera traída a colación por el profe. ¿Para qué queremos nosotros enredarnos en política, tema en el que somos neófitos? Por suerte, repentinamente, intervino Simeón13. Venía vestido de una manera muy singular, mas no desastrosa ni estrafalaria, como lo describió el judío: botas altas de hule de medio tubo, pantalón azulón de mezclilla sostenido por tirantes y chaleco de cuero chileno, rematando su cabeza con un sombrero de estilo indefinido…….Posteriormente, ustedes ya saben que Simeón hizo las correcciones a esa errada descripción de su atuendo……. Esta vez no cargaba el pesado ataúd pero, sin embargo, venía encorvado y resoplando. Traía un libro de grandes dimensiones, más polvoriento y vetusto que el de los cuentos de Stellita de donde, el anciano y querido cura, nos leyó el inolvidable cuento de “Simple Simon”; de grata recordación y tema terapéutico obligado de todos los siquiatras. El libro que llevaba a cuestas era pesado en extremo, más que su propio y apolillado féretro. Era como un “Silabario Catón” de proporciones gigantescas. Había que reconocer y darle al galeno, todo el mérito que merece por su inmenso esfuerzo y encomiable obsesión de instruirnos. Simeón, con la ayuda del profe y de Danilo, depositó el enorme libro en el suelo. Luego tomó aire. No se confundan, fue sólo que inspiró profundo y abrió ampliamente la boca como tapas de cocodrilo. Tampoco es que estaba bostezando, la dentadura le lució muy bella, mejor que las que hace Danilo…….Simeón sacó la lengua…….no la tenía tan dura, se la notaba flexible y ágil. Con razón el hombre es lenguaraz. Con esa lengua, pero no viperina, se humedeció los dedos. Acto seguido, se acomodó los lentes que había comprado en la mejor óptica de Chile y…….después de carraspear tres veces, leyó:

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-Güeviar: los romanos, hombres inteligentes……(hizo una pausa)……como yo…….afirman que es una palabra antiquísima usada ya en los tiempos de los fenicios y los celtas. También fue usada durante la Segunda Guerra Médica en el Paso de las Termópilas…….Posteriormente fue usada por Platón, Aristóteles, Séneca, Virgilio, el Dante Alighieri y otros clásicos. Las hojas de su vetusto libro se desmoronaban, al contacto de sus dedos cafeteros, en pequeñas partículas amarillentas como alitas de cucaracha. Simeón continuó: -Más recientemente fue usada por todos esos locos (no olviden que yo soy siquiatra), que intervinieron en los comentarios que hice sobre “Las máscaras de piel desnuda” de Teranón. Para no repetirlos todos, mencioné entre otros a: Victor Hugo, Neruda, Darío, Borge, Sábato, Proust, Morel de Santa Cruz, García Márquez, Goya, Valle Inclán…….etc. ¡Ya!, dijo Danilo. Diez, suficiente. Pues, aunque no lo crean, todos ellos eran tremendos webbiadores, todos se tocaron la todología, esa ciencia que tan ampliamente ha sido estudiada por Armando. Menos mal que él no ha estudiado Anatomía. Él es tremendo profesor, pero no de esa asignatura, sino de lexicología, y por eso nos tiene aquí trabados con la pelea interrumpida. Según lo expresado por el profe, él ha aprendido de todo, pero no es especialista en nada. “Simeón es hombre de verbo fácil”, dijo El Bachiller Zamora. O sea, bueno para echar verbos, pienso yo, tal vez sea mal hablado. Yo no entiendo bien el español de Castilla. Pues……siempre lenguaraz, Simeón pareció quejarse resentido: -¡Vea que babosada la de Danilo!, como si yo no tuviera derecho a correr lista, como Chorega, a mis pupilos escritores antes mencionados. Lo que pasa es que él se conforma con citar a Bécquer y a Rubén. ¡Qué se queme las pestañas! ¡Qué se desvele leyendo! Después dice que quiere ser inteligente como Peñita. ¡Qué se joda!

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Al oír esta última y soez exclamación, Carlos José, el otro, no el fotogénico, sino Chamorrito, se volvió sorprendido y sacó las antenitas de su traje interplanetario, pero permaneció callado. Hombre prudente. Peñita, presidente de la D.G.I., le respondió severo: -Modere su vocabulario. La D.G.I. ha concedido licencia para usar ese tipo de expresiones, única y exclusivamente a Charlie, porque él las usa con sabrosura y decencia. Si lo duda, pregúntele por el H de P del cual él sospechó que quería hacer explotar el avión en el que viajaba en una ocasión; o sobre los huevones árabes que quieren imponer a verga sus propias creencias religiosas. El árbitro de la pelea daba vueltas como trompo alrededor del grupo. Se le notaba sumamente nervioso y preocupado. Al fin, les hizo saber que debían de disolver la clase, exclamando: -¡Estas no son horas de estar impartiendo clases sintónicas y lexitónicas a la comparsa, porque me están güeviando tiempo y atrasando la pelea! ¡Al diablo ustedes con sus cuecherías baratas! Lo cierto es que, a como van las cosas, con el empuje supersónico del modernismo, cuando webbiar parece que también significa meterse en la web, pues los webbiadores cada día aumentan más y los webbones también. Y si webbones también significa haraganes, imagínense lo que nos espera en este mundo: un montón de webbones, webbiando en la web para ver qué se pueden güeviar al descuido de otros güevones.

Segundo Round La plaga de chayules estaba en su apogeo. Una chayulita curvilínea, con traje de playa, giró en torno al cuadrilátero mostrando un cartel con el número dos. Unos chayulitos le silbaron en señal de admiración. 28

El tañido de la campana se hizo escuchar de nuevo. Los boxeadores se pusieron en pie. Ni parpadeaban estudiándose a conciencia. Comenzaron las fintas, al estilo de Callejas tratando de identificar a Tomás el día de la recepción en el Consulado Checo. Se movían por la derecha, por la izquierda, retrocedían dos pasos, amagaban un golpe, se cubrían el rostro. El público enardecido volvía a gritar acompasadamente: ¡Pelea, pelea, pelea! De pronto, como fogonazos de escopeta chachagua, se entrecruzaron violentos los golpes. Parecieron invisibles. Resultado: Rony se fue al piso, quiso enderezarse, pero volvió a caer. Como de rayo, el otro chaparro, ahora el referee, le contó la cuenta de protección, que suspendió al conteo de 8. El enano boxeador se levantó tambaleante, descontrolado, sin rumbo, con la lengua de fuera como la de la Tula Cuecho, con los ojos vidriosos y la brújula perdida, pero en pie. Goyito presentaba un leve rasguño en el arco superciliar derecho, nada importante. En eso, de un rincón salió alguien casi desconocido, que parecía estar saliendo de su cumbo. Orontes Mejía lo aplaudió, era Mariano Argüello14, que vestido muy elegantemente se dirigió al cronista Mercho15 y le preguntó: “¿Cómo ves la pelea?” A lo que Mercho le contestó: “¡Interesante, interesante!”. De igual manera calificó las discusiones sobre la existencia de Dios entre Simeón y Danilo y la leyenda o historia real en la cual trató de investigar si Justo Armas y el Emperador Maximiliano de México eran la misma persona. ¡Interesante! ¿Creen ustedes que a estas alturas de la pelea con la vida, si la futbolista desnuda, anotadora del “Mejor gol de la historia del fútbol”, le brindase una noche de amores descarrilados, Mercho podría ponerla en estado, interesante? Interesante será la respuesta que ustedes tengan.

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La caída de Peñita ¿Pero cómo es posible una caída de Peñita16? Él no es ninguno de los pugilistas participantes en el “bout”. El que está “groggy” es Rony. Todos los chaparros, los chayulitos y fauna circundante aplaudían frenéticamente en favor del Cascarrabias. Por allá, perdida entre el público, si se la buscaba con lupa, encontrarían a otra pandilla de enanos que, por ser tan diminutos, yo no los alcanzaba a distinguir. Sí, se apreciaba a Blanca Nieves que los llevaba de la mano. En un rincón, Teranón17 ahora cargaba a Peñita para protegerlo de ventarrones soporíferos; y La Zancuda, al narrador oficial de la pelea. Simeón Rizo, atenido a que es grandote, siempre empujando, apartaba a Merchón y le arrebataba un sándwich que éste saboreaba delicioso. Mercho, aunque molesto, cambió su cara de tristeza que tal arrebato le produjo y sonrió contento, cuando se percató de que Simeón no le vio los chocolates que portaba en la bolsa de la camisa. El grandote jinotegano le alegaba que, con su enorme mole, obstruía la visión de los demás. El otro reclamaba que no podía perderse ninguna de las incidencias del combate, porque él tenía un serio compromiso con el público, para quien debía de elaborar sus crónicas. En el fragor de la batalla, de inenarrable emoción, que ya se había reanudado, Teranón levantó sus largos brazos para echar vivas y aplaudir a favor del Chaparro. Se olvidó que, para entonces, él cargaba a Peñita. Éste se le zafó de entre las manos y rodó violentamente por el suelo. Nunca había visto a Peñita tan fuera de sus casillas. Vociferó más iracundo que el propio Cascarrabias. No lo podíamos creer. Enseguida, como hombre inteligente, recobró rápidamente la calma. Teranón no podía agacharse hasta el piso, pero Peñita exhibió sus dotes de consumado alpinista practicadas en Europa. Rápidamente y con gran agilidad inició su ascensión a la escalera, microscopio, digo 30

telescopio en mano, hasta posarse nuevamente en brazos de su socio. La pelea recrudecía su fiereza. El intercambio de golpes era brutal. Ambos contendores jadeaban, se estudiaban mutuamente, pero ninguno descuidaba la guardia. El narrador gritaba emocionado: “Los peleadores están contra las cuerdas en una esquina neutral. Goyito se sale con pasos laterales y tira un swing de izquierda a la cara de Rony, aprovechando una guardia demasiada baja del enano……” De repente, se olvidaba que estaba narrando para un público de habla hispana y se tiraba varios párrafos en inglés. Hablaba entonces de swings, de hooks, jabs, uppercuts y hasta les tiraba kisses a sus múltiples enamoradas. ¿Quién era este narrador bilingüe? ¿Sería amante del matrimonio?

La demanda a Bill Gates Las investigaciones Merchunas reportaron que “Adrián Broadcasting Corporation S.A.” había adquirido la exclusividad en los derechos de transmisión de la pelea. Ésta estaba siendo transmitida solamente por la radio. No se pasaría por la tele, mucho menos con alta definición (High Definition) y menos aún podría verse, ni pagando por “pay per view”. Tales deficiencias provocaron otra rabieta de Rony, esta vez contra Bill Gates, a quien juró que nunca más le volvería a dar prestado ni un solo dólar más, para que se fuera a la quiebra. Por el contrario, ya había contratado los servicios de la prestigiosa firma legal de “Delaney y Asociados”, quienes ya estaban tomando cartas en el asunto y tenían avanzados los trámites para interponer una jugosa demanda contra el millonario. Esta firma, a su vez, había contratado los servicios del Pitágoras nicaragüense, Don Tito Rondón, para que le realizara los cálculos pertinentes al monto total de la demanda y los de sus propios honorarios. Todo era asunto de pesos y centavos. Con eso no se juega. No jugar con el santo, mucho menos con la limosna.

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Aquí no había cupo ni para Simeón, el de Managua. No se trataba de un negocio cafetero, ni de contrabando de ataúdes. Rizo alegó que él todavía podía tener cabida, porque en la pelea, de seguro, habrían de producirse golpes tan fuertes como patada de mulas, de las cuales él podría haber proporcionado algunas de la inmensa recua que de estos cuadrúpedos solípedos él posee en La Galia. -¡No ha lugar!, volvió a sentenciar Guillermo con la seriedad y rectitud que siempre le ha caracterizado. No era difícil su trabajo. Tres palabras, y asunto denegado. Gates alegaba que Nicaragua estaba a 31,000 años luz del advenimiento de la tele. Esta infame afirmación dio pie a que la demanda se extendiera con otros acápites más por discriminación territorial en la distribución mundial del artefacto. Entrevistado que fue Mr. Gates por el famoso periodista Mercho Siles, le expresó en su español rudimentario: “Estous nicas soun verdaderramente bouchincherrous. Mejour pagarré lou quei seia”.

El vuelo de La Zancuda En eso, en lo más álgido del combate, un ave fabulosa y de inconmensurables proporciones sobrevoló el gimnasio donde se efectuaba la pelea. Los papeles de la estadística, récords y demás numeritos que Tito manipulaba junto al narrador Adrián18, con quien formaba pareja, volaron por los aires producto del viento azotador que sus alas producían. Pero, ¿Dónde se encontraba Adrián? No estaba a la vista. La última vez que se le vio estaba empinado sobre el cuadrilátero. Por momentos, el público dejó de ver el combate entre los fieros gladiadores y levantó su vista para observar las grandes e imponentes alas del fantástico y entrometido pajarraco. El pollito que José Francisco Sáenz19 había llevado como mascota, al ver a la enorme ave se le escapó de entre las manos 32

asustado, creyendo que era un cóndor granadino o más bien un ave de rapiña de la era del pleistoceno. ¿Era acaso un ave anti-diluviana? ¿Sí? No, no era un pterodáctilo. Era sólo La Zancuda Orontes20, a quien los informes más recientes lo ubican como el mayor de la Promoción del ’60. (Silvio Morales protestó ese dato). Según las minuciosas investigaciones del famoso antropólogo-cronista, Don Mercho Siles y Levy, después de haberle practicado todas las pruebas para determinar su antigüedad, inclusive la del carbono reactivo en los laboratorios internacionales de Peñita y corroborados por los especialistas de Teranón, su aparición en este mundo se remonta al año ’38 de la era cuaternaria. Perdón, había copiado mal el reporte. El dato correcto indica que es del año ’38 del siglo pasado. ¡De veras que sí, peina canas el abuelo grandulón! El caso es que Orontes, La Zancuda, había revoloteado sus potentes alas y alzado vuelo, sobrevolando el cuadrilátero. Llevaba en su largo pico, de no menos de un metro de longitud, envuelto en una mantilla, a un bebé que lloraba. No, tampoco era un bebé. No iba a hacer entrega a ninguna madre parturienta. Esta vez no era ese su objetivo. Era sólo que el niño que cargaba, el gallino enano, reclamaba con inconsolable llanto que una enorme pared no le permitía observar las incidencias de la pelea, que por la radio estaba narrando. El pobre enanín era tan pequeño que no se había fijado que no había tal pared. Era sólo el cuerpo de Mercho que se había interpuesto entre él y los contendores. Sin embargo, desde las alturas, su llanto cesó, y muy emocionado decía: -Rony saca gancho de derecha a la cara de Goyito. El Kid riposta con directo de izquierda que es esquivado por el Cascarrabias…… A fin de cuentas ya supimos dónde se encontraba Adrián. Por complacer al Chiquitín fue que se produjo el vuelo de La Zancuda. “Yo pensé que no hallara consonante y ya estoy en la mitad de otro cuarteto”. 33

El alemán se escupe El árbitro de la pelea la detuvo momentáneamente una vez más. Ahora alegaba, airado, que uno de los fanáticos le estaba lanzando escupitajos. En su largo peregrinar por los senderos de esta vida, ustedes seguramente almacenarán, entre sus vastos conocimientos adquiridos por sus respectivas computadoras cerebrales, el decir que, hablando de la entonación con que algunos idiomas se expresan, el español, el nuestro y el mejor, se canta; el francés, simplemente se habla y el alemán, se escupe. Hago este recordatorio para explicarle y pedirle al señor referee de la pelea, que baje un poco su encono con el fanático que dice que lo está escupiendo. Que analice sus facciones y rápidamente se enterará de que es un ciudadano alemán. Que, aunque se distraiga por un momento de la pelea, le dedique una fugaz mirada. Así podrá enterarse que, por su pésima actuación como referee, nadie le está lanzando salivazos adrede. Simplemente y simonmente (Simple Simon), es Mr. Otto Arnold21 que está echando vivas enardecidas a su pugilista predilecto. Es simple y sencillamente para confirmar que el alemán se escupe. Debo manifestar que no mencioné el inglés, nuestro idioma adoptivo, porque sin culpar a Mr. Alzheimer, otro ciudadano alemán, como siempre…… el inglés, se olvida. Es de hacer notar, y al mismo tiempo agradecer, que Mr. Arnold arribó desde las madrigueras de las selvas del estado de Oaxaca, México, donde ha fijado su residencia y actualmente lleva a cabo una investigación científica, sobre el origen, vida y costumbres de los indígenas que pueblan la región.

El médico del Ring Aclarado el equívoco del juez sobre los escupitajos de Otto, la pelea se iba a reanudar cuando el médico del ring, el Dr. Chumila Pastora22 subió al entarimado a tomarle la presión al renegón, a quien parecía le faltaba el aire. Le sopló el ojo, le dio una palmadita en las 34

posaderas, muy cerca del otro ojo y les conminó: “Pueden seguirse matando, pero dense duro, de a de veras, o el respetable pedirá sus cabezas.

El knock-out La pelea se reanudó bajo el ojo avizor del referee, (¿Saben ya quién era?), Goyito se adentraba por un lado hacia el centro del ring, el Chaparro retrocedía con la guardia en alto. Goyito lo buscaba visiblemente inclinado hacia el piso. Momentáneamente pareció perderlo del alcance de su vista, cuando el Chaparro se agachó para observar a otra chayulita que por ahí pasaba. Papá-Hormigón, que era su enamorado, consciente del peligro que ella corría y conociendo, como conocía, la cólera irrefrenable del enano, se olvidó de su trabajo y gritó a todo pulmón: “Maleta rezongón, me quejaré con Teranón”. El Chaparro perdió la concentración. Kid Goyito, que permanecía atento en todo momento, vio su oportunidad y ni corto ni perezoso, disparó vertiginoso, con la velocidad de la luz, su recto de derecha que, como patada de mula jinotegana, entró limpia y directa sobre el rostro de Rony, estrellándose en su ojo derecho. Se oyó un terrible ¡Crash! Eso fue todo. Para qué más, Rony cayó pesadamente al suelo y como partido por un rayo, besó la lona. El demoledor trancazo acabó con su verticalidad. Como un fardo inerte, yacía cuán grande era, tumbado exánime, sobre la áspera y fría lona. ¡Qué constelación de estrellas ni qué coscorrones de Cara de Plátano! Los fuegos artificiales de las Fiestas de Agosto de Santo Domingo en Managua, eran tristes y apagadas luciérnagas comparadas con la rayería que se estaba produciendo en el interior de su cerebro. Las constelaciones que, tan intempestivamente, se habían encendido dentro del cráneo de Ronald, eran capaces de iluminar fúlgidamente la eternidad sombría y las cenizas de otros astros.

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Más, de pronto, toda iluminación y tanto destello le dio paso a las tinieblas. Las luces se apagaron. Rony se sumió en la más negra oscuridad. El referee, que aún seguimos sin saber quién era, rápidamente envió a Goyito a una esquina neutral y comenzó su acompasado y fatídico conteo que daría por concluido el combate: Uno, dos, tres,……siete……diez. ¡Fuera! ¡Knock-out!, dictaminó al fin, y levantó el paralizante brazo derecho del vencedor, el defensor del pueblo, de Goyito “El Kid Chapulín”. -“¡Abusador! ¿Por qué le pegás a ese niño? ¡Ponete con uno de tu tamaño!”, gritó desaforado, pero siempre compungido y como hipnotizado tío Mercho. El noqueado aún parecía inconsciente, tan pronto encogía una pata como estiraba la otra.

La identidad del referee El referee, el incógnito, de pronto se apartó dando un brinco felino muy sobresaltado. Sin embargo, no era un león. Tampoco una jirafa. ¿Quién era entonces? El árbitro examinó al caído. Aún respiraba, pero se retorcía de dolor y todavía con los ojos cerrados balbuceaba: “¡Aux…aux…auxilio…me…me…me quieren matar!” El anunciador, que por ahí se encontraba esperando dar el anuncio final del ganador, le retorció la mirada y le sacó la lengua; parecía que le remedaba. Por entre las piernas del caído, la lona pareció moverse. El referee lo volvió a examinar y llamó enseguida al médico del ring, la Chumila. Éste sacó su estetoscopio, le auscultó el corazón y le tomó los signos vitales. Luego le revisó la pantaloneta. -“No es nada. Sólo ha sido una emanación gaseosa. No hubo excreción sólida”, dictaminó. 36

Acto seguido, salió corriendo tan rápido como pudo, una emergencia prostática lo alejó del ring. En eso llegó otro médico, era alto y de voz cavernosa. A Tomás, que en ese momento saboreaba un whisky, se le rompió el vaso por las vibraciones de la voz del médico, cuando él habló preguntando: -¿Hubo muertos? Llevaba un ataúd a cuestas que ofreció alquilar, pero era muy grande. Finalmente, puso a la orden dos quintales del mejor café jinotegano por si había vela. También se acercó Zamorita23, el Bachiller, con su Biblia debajo del brazo, repasando sus discursos fúnebres por si tenía que ofrecer un panegírico en honor del inconsciente. Temerosos de que hubiese ocurrido lo peor, ya presa de los nervios y muy sobresaltado papá-hormigón gritó esta vez: -¡Maten al juez! -¡Un momento!, protestó Morice24. -¡Ahora el juez soy yo, no Choregón! Dichosamente todos pudimos respirar con alivio. El noqueado abrió los ojos, aunque desorbitados y vidriosos, exclamando: -¿Dónde estoy? ¿En Sirio o en las Pléyades? Quedó viendo a Tomás, que ya no quiso servirse otro trago, por aquello de las malas lenguas, y le preguntó: -¿Usted, el de la barba de anciano, bonachón amigo, no me diga que es usted San Pedro? La Chumila regresó renegando:

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-Mi intención era ser cura, mas no médico, sólo desmayos se cruzan en mi camino. Y algo más crudo barbotó contra Gasparín. Fueron palabras ininteligibles. No parecían saludos. Si las hubiera escuchado con claridad, les aseguro que no se las habría repetido…… ¿Qué sé yo de mamá Gasparín?

Yo quería ser cura

El anuncio oficial del resultado del combate Finalmente, el anunciador pudo subir al cuadrilátero y esta vez fue él, quien tuvo que arrebatarle el micrófono a Simeón que, a su vez, se lo había arrebatado a Adrián el narrador, para hacerle publicidad a no sé qué libro que acababa de imprimir. El anunciador con voz entrecortada, silabeada, pero no por la emoción...… -¿Qué sé yo por qué sería?......,- dio el resultado final de la pelea. Voy a hacerles un resumen sucinto de lo que dijo, porque si se los traduzco a la velocidad que él lo pronunció nos llevamos otra hora más. Diciéndolo de corrido lo que él anunció fue: “El ganador de esta pelea, a los dos minutos y 31 segundos del segundo round, fue el noqueador y terror de los chaparros: ¡Kiiiiid Goyiiiito!” Debo manifestar que ante los oficios notariales de mi caro amigo Mercho Siles, he dejado constancia en papel sellado que yo, en ningún momento, he revelado el nombre del anunciador de la pelea. Ya les he dicho antes que yo no soy ningún guazmeca (tonto), pues tengo en perspectiva realizar próximamente un viaje de placer a la República Checa. Por supuesto que con mi señora. A ella no la puedo dejar……o me noquea.

Zafarrancho en la enfermería ¿Por dónde dejamos al noqueado enano? No lo podemos dejar tirado alucinando sobre la lona. Claro está. 38

En una camilla, que resultó muy grande, fue rápidamente trasladado en una ambulancia a la enfermería del colegio. Ahí, bobaliconamente y con cara de yo no fui, lo recibió el hermano Matasanos. De los otros médicos: La Chumila se había ido muy a prisa, porque tenía un interview con Gasparín; y Simeón se había encontrado con un turco, pero que no era el turco Zarruk. Discutían. El turco le regateaba sobre el alquiler del féretro. Aún alcanzamos a oír al oriental que le decía: -Mire paisana, si se pone en otro precio puede que tratemos. Esta vez, Simeón estaba duro…… ¿de dónde?...... Dijo que mejor le regalaba un libro sobre Mahoma y otras deidades orientales, pero que de rebaja, ni un peso. Ya tío Mercho lo tenía bien aleccionado. Si hasta se confundía con judío, llevaba puesto su kipá. De todas formas, no podemos ser tan ingratos con nuestro hermano Matasanos. Recuerden cuántas mejoralitas les dio para sus dolores reumáticos, cuántas curitas les puso en la frente para los dolores de cabeza, cuántos enemas les metió por el…….para las constipaciones. ¡No sean ingratos! Sigamos con el caído. Llegó casi boqueando a la enfermería, pero el Matasanos lo salvó de una muerte casi segura. Rápidamente buscó sus bártulos: fierros, asadores, bacinillas, papel higiénico, bebedizos, purgantes, pociones orientales, etc. Le puso la curita rápidamente en la frente. Le metió uno de esos lavados, le chupó la nariz, le aporreó otras dos cachetadas, le dio a tomar el bebedizo, le dio un riendazo en las costillas con el fierro, después le engulló un purgante de ricino, le dio a oler aromas orientales y lo sentó en la bacinilla. -¡Qué bien me siento!, exclamó Ronald…… ¿Sería en la bacinilla? Luego, el Matasanos usó el papel higiénico, le rascó y masajeó las pelotitas……sobre los párpados……los ojos, pues……para que entiendan. Bueno, ¡Qué clase de curación hermano! Menos mal que no usó el asador. Por último, lo recostó de nuevo, se sentó sobre su pecho y le conminó: 39

-“¡Ronald, levántate y anda!” A Ronald, que había recuperado plenamente la consciencia en ese instante, cosa rara en él, se le subió el azúcar y explotó: -¡Esperate Matasanos jodido! ¡Me voy a parar sobre tu cabeza cuando te levantés de mi pecho y ni Goyito pega tan duro, como los pijazos que yo te voy a meter! ¡En vos me voy a desquitar! En ese instante, todos corrimos a sofocar la ira del enano. Él ya se había puesto en pie y tenía cogido por el cuello al Matasanos. Cuando el curandero pudo zafársele, alcanzó a gritar: -¡Goyito, Goyito, quitame a esta fiera de encima! El Chaparro lo volvió a prender del cuello. El Matasanos estaba poniéndose lívido y de color terroso, con la respiración enronquecida y los ojos a punto de saltarles de las cavidades oculares, que ya se parecían a los ojos saltones de un cangrejo. Llegamos a tiempo y evitamos que el muerto fuera el Matasanos…… ¡Qué nombre tan bien puesto!...... ¡Qué genio el del Chaparro!

“Mas si me veo en el primer terceto no hay cosa en los cuartetos que me espante”.

Fin de la Primera Parte

Continuará………

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SEGUNDA PARTE

CONTENIDO

Después de la Pelea Sus Secuelas

El abogado acusador. Ante el juez: Erre con erre cigarro. Los consejos de Danilo a Roberto. La Unión Centroamericana. El abogado defensor. Recusación del Cuarto Comité. Ante el Prefecto Caballero. El fallo en una mesa de tragos. Los escupitajos verdes de Caballero. De regreso en la Enfermería. Evolución del Hematoma. Consejos del Apoderado de Rony, previos a la pelea. Sin Rencores. La Noticia de Último Minuto. La verdad sobre La Pelea. La Revancha. 41

¡Mueran los abogados! Resumen del Combate. Mini-Cuentos. La mención a Simeón. Las consabidas disculpas: -General. -Específicas. -A Oscar. -A Roberto. -A Amado Salvador. -A Ronald. El Saludo a las Señoras. Una página más para Morice y Rizo. Numeritos finales de La Pelea. Colorín, Colorado.

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Segunda Parte Después de la Pelea Sus Secuelas

El abogado acusador El zafarrancho de la enfermería fue clasificado, en los anales de la historia, como el 64,001 escenificado por el Chaparro Renegón. El curandero muy asustado por el fallido estrangulamiento del que escapó de ser víctima, buscó inmediatamente los servicios abogadiles de otro prominente jurista: Don Roberto Fajardo25. Éste se personó en su nombre, muy de mañana, en la Estación de Policía más cercana, contiguo a la cárcel de “La Pólvora” en Granada, para interponer la denuncia respectiva por intento de asesinato. En esa cárcel pensaba hundir por largos años al enano agresor. El oficial de policía, que aún parecía somnoliento, lo recibió de mala gana. Roberto, que es gallo muy jugado en estas lides, conociendo el terreno que pisaba, frotó entre sus manos un billetito de color verdoso, de no sé qué denominación. Él es tan conocedor del medio, que bien sabe que esa gente no acepta chancheros nicaragüenses para sus lobunas mordidas. Ahí soltó el primer billete. El oficial, antes remolón y adormilado, se sacudió la modorra, recobró inusitados bríos, se puso muy activo, le desplegó amplia sonrisa de oreja a oreja a Roberto y hasta le espantó servilmente un moscón que sobre su impecable traje se le había posado. Se sentó en su antiquísimo escritorio y en una máquina de escribir más desvencijada que la de Simeón y que la de mi bisabuela, a dos dedos y cancaneando más que el anunciador de la pelea, le tomó los datos de la denuncia.

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Con ese escrito fue referido al Ministerio Público. Ahí los fiscales no querían oír nada de nada. Roberto, que ya les dije, se las sabe de todas, todas, tuvo que sacar otro verdoso. Las sonrisas afloraron inmediatamente otra vez a las caras de los fiscales, y ya quisieron saber de todo, todo. La fiscalía encontró causa probable y, para no devolver el verdoso, pasaron el escrito, sin mayores miramientos, a la oficina del Juez Segundo del Distrito de lo Penal. Ahí, la secretaria se disponía a archivar el caso para darle curso hasta el año siguiente, alegando que por el orden. Roberto, tuvo que manosear el tercer billete verde…….Aprecien ustedes…… ¡Cuán admirable es la prontitud y la eficacia con que se trabaja en nuestros juzgados! Sin duda, una ejemplar lección para otros países. Al fin, el documento llegó a manos del juez, Guillermo Vargas. Él se lo dio, para que lo estudiaran a sus secretarios Don Germán Cruz y el Dr. Servio Gómez. Ellos lo estudiaron concienzudamente y lo regresaron ante el juez. Es de hacer notar, que a nivel de estas instancias ya Roberto no tuvo que recurrir al Tío Sam. Al secretario Germán Cruz sólo tuvo que regalarle un paquete de cigarrillos Camel, porque no le quiso aceptar ni Esfinge, ni Valencia, mucho menos Montecarlo. Yo no sé qué marca fumaban Querubín y Jaime Morice cuando se escapaban de quemar escondiendo el cigarrillo encendido entre los dedos, para que no los descubriese el padre vigilante de la sección mediana, en la cual era prohibido fumar. Hasta este punto, Roberto tuvo suerte, porque se rumoraba, era vox populi, que el único hombre probo, a prueba de toda corrupción y rapacidad en todo el Juzgado era el juez Vargas Sandino. Porque corría, asimismo, el fuerte rumor de que todos los demás empleados de la Corte, especialmente los abogados eran ladrones autorizados, afirmación, muy de seguro, cargada de una enorme falsedad. Yo no me explico por qué muchos paisanos son tan sueltos de la lengua para levantar esta clase de calumnias tan ignominiosas. Cuando es fácil comprender que en el arca abierta el justo peca, pero no es que sean tan rápidos de manos o hagan malabares con ellas. Recordemos lo que alegó el abigeo cuando fue acusado: “Yo, 44

señor juez, solamente levanté un mecatito que estaba tirado en el camino, y me lo llevé a mi finca, sin saber que en el otro extremo, venía amarrada la vaquita”.

Ante el juez: “Erre con erre cigarro” Tan correcto en su proceder es el Señor Juez Vargas26 que cuando Roberto se presentó ante él, primero le pidió sus generales. Roberto medio confundido le respondió: -Yo no tengo genegales señogr juez. Ni genegales, ni tenientes. Ningún militarg existe en mi familia. Todos somos abogados incluyendo a mi papá. -Estoy inquiriéndole por su nombre y apellido. No se haga el bobo, le reprendió el juez. Ustedes saben que Querubín ha tenido serias dificultades con la pronunciación de la erre, pero inmediatamente respondió: -Rgobergto Fajargdo senorg juez, abogado acusadorg. El juez malhumorado, le ripostó: -Acaso usted cree que soy Augusto Morales, para que me esté tomando el pelo. Déjese de gracias. No estoy para bromas. Querrá decir, Roberto Fajardo, supongo. -Sí Señorg juez, eso es corrergto. -En vista de que usted tiene muchas ganas de bromear vamos a jugar al trabalenguas. A ver, repita conmigo: “Erre con erre cigarro, erre con erre barril, ¡Qué rápido corren los carros del ferrocarril!”. ¿Quiere jugar? Adelante pues. Empiece.

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Fajardo prefirió quedarse mudo. Era muy pesado para él repetir el trabalenguas. Pensó en Octaviano y se sintió aliviado. Después de tragar saliva, respondió: -Yo soy Rgobegto Fajargdo, abogado acusadorg, aunque le suene gago (raro) y aunque le quepa duda. Aquí el único que tiene deguecho a dudarg es Danilo, el dubitativo, no usted. Le rguepito mi nombrge, a vegr si no lo olvida. Soy Rgobegto Fajargdo, alias Quegubín. -Mire señor Fajardo, entienda por favor, ésta es una corte terrenal. No se crea que está en una corte celestial. Aquí no hay ángeles, ni arcángeles, ni mucho menos querubines y serafines. Aquí en la tierra lo único que puede haber son demonios, y si no pregúntele a Simeón quién le borra sus escritos. Y para que se le quite lo chistoso, si quiere que le revise su caso, mañana me va a traer una plana, mejor un pliego de papel de oficio con su verdadero nombre que diga así: -“Yo me llamo Rrrroberrrto Fajarrrdo y no soy ningún querubín”. El juez enrollaba tanto la lengua para la correcta pronunciación de la erre que parecía estaba remedando los ronquidos de Canchín o el rugido de un león enfurecido. “Por el primer terceto voy entrando, y aún parece que entré con pie derecho”.

Los consejos de Danilo a Roberto Roberto salió cabizbajo del recinto del Juzgado. Se le notaba muy abatido cuando vio venir a Callejitas. ¡Eh!, reaccionó de pronto y la cara se le iluminó. ¡León puede ser abatido, pero nunca vencido! Le contó el problema a Danilo27 y su decisión de no cumplir con el severo castigo impuesto por el Señor Juez.

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-¿Vos que me aconsejás?, inquirió Roberto. -“Fácil, muy fácil- respondió el leonés con acento sabihondo. –“Simeón, El Simple”, me ha enseñado a ver las cosas con gran simplicidad. No te atormentés, no cojás lucha. Mañana muy de mañanita presentate con tu escrito ante la Comisión Disciplinaria de Boxeo Estudiantil (La CDBE)”. Sacó su teodolito y, como si estuviera viéndolo en una bola de cristal, dándoselas de visionario sajurín del futuro continuó: -“Creo que esa comisión está integrada por los que dentro de 50 años formarán el Cuarto Comité organizador del festejo de los 50 años de nuestro bachillerato. Si lo dudás, preguntáselo a Mercho Siles. Yo soy profeta y nunca fallo. Se la gano a Walter Mercado. Ese festejo está a la vuelta de la esquina. Ya me parece oír cantando a Adrián y a Simeón Rizo repartiendo libros autografiados. No te presentés ante el Primer Comité, porque no querrán oírte, porque César va a querer que se lo leás en cámara lenta. Cuadra lo va a querer oír cantado con fondo musical de Sinatra, y Mercho, seguro que estará en el restaurante vecino aprovechándose comiendo algunas golosinas……Simeón no se equivoca, él sabe mucho”. “Además, vos sabés que eso de la erre es un problema serio y esa gente no capta los sonidos guturales, no entienden francés. De todos ellos, el único bilingüe, (y no es que use la lengua dos veces, ni para otros menesteres sino), que además del español parlotea el inglés, es Adrián”. -Ciergto, aceptó Fajardo. Grgacias por el consejito. Vos sos un buen amigo. ¡Chao! Al día siguiente, al rayar el Alba, ya Roberto estaba ante las puertas de dicho comité. Aún tuvo que esperar varias horas, pero fue el primero en penetrar al interior del recinto cuando las puertas se abrieron.

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La Unión Centroamericana El relato de esta sensacional pelea me hace recordar la ocasión en que a Ricardo Martínez28 Morice, el rebelde sin causa, el padre Moreno, profesor de la clase de Química del cuarto año (1958), le pidió que hablara sobre el hipoclorito de sodio. Como él no dominaba el tema, y para no dar su brazo a torcer, no se quedó callado. Quedarse callado equivalía a ser catalogado de ignorante. Él comenzó a divagar (según Tomás, emulando a Simeón), entrelazando diferentes temas que nada tenían que ver con el que había de desarrollar. En su largo perorar, que más parecía un discurso, tocó diferente materias, muy disparatadas, menos la de Química. Culminó su perorata, como los discursos de Cantinflas, hablando mucho sin decir nada en concreto. Después de largos 15 minutos terminó hablando con mucho ardor patriótico sobre “La Unión Centroamericana”. El profe Moreno, no Cantinflas, ni Armando, posteriormente tuvo que aguantar el apodo de “Hipoclorito de Sodio”, por su insistente obsesión por este químico. Lo mejor fue que mientras el Chaparro Martínez disertaba emocionado, él permaneció impasible, imperturbable, escuchándole con suma atención, con asombro y hasta con regocijo, y le permitió extenderse todo lo que quiso y pudo. Nosotros, sus compañeros de clase nos quedamos boquiabiertos……Ni yo, en mi profesión, dejo a los pacientes con la boca así……Mercho seguía sus palabras, una a una, como alelado, igual que cuando observaba a Goyito sin haberlo reconocido. Pero ahora a quien contemplaba hipnotizado era a Ricardo. Cuando éste al final se paró, más a tientas que Danilo, cansado ya de tanto hablar, nosotros premiamos su esfuerzo con un sonoro aplauso. Ricardo sonrió y se sintió como un vencedor. Así, Ricardo, de un tema de Química desembocó en un tema de Historia. Igual me está sucediendo a mí. De una pelea de boxeo estamos ahora ante un juzgado, tocando temas que no son del dominio de un sacamuelas y exponiéndome a que nuestros ilustres juristas, no menos de cinco, se tiren la carcajada producto de mi ignorancia en el tema: Zapatero a tus zapatos.

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Una cosa sí les aseguro, los temas del loquero, son sólo para él. Ahí si no me atrevo. Esos terrenos son vedados para mí y no los pisaré.

El Abogado Defensor Si hubo un abogado acusador, también hubo uno defensor. El Chaparro Cascarrabias escogió para que ejerciera su defensa a otro chiquitín. Su abogado defensor fue, precisamente, el disertador sobre la Unión Centroamericana, Don Ricardo Martínez, primo hermano del referee de la pelea. Bien claro se ha dicho que el buen abogado es aquél que si no gana el pleito, por lo menos lo enreda. ¡Quién mejor para estos menesteres que Ricardo, El Enredista! Creo que Rony hizo muy buena escogencia. Su caso era delicado y le podía caer severa pena si obtenía un veredicto condenatorio. Este abogado, antes llamado El Rebelde sin Causa, porque aparentemente no la tuvo para no asistir a la Ceremonia del Reencuentro, es residente de la ciudad de Rivas, Nicaragua. Tenía dificultad de transporte, él no podía salir de su ciudad natal bajo ninguna circunstancia, ni apelando a ningún pretexto. Por tal motivo pidió a la Corte que la querella fuese trasladada a la capital del Istmo Rivense. Él, en esos días estaba teniendo urgentes e impostergables reuniones con Don Gabino Gaínza, Don José Cecilio del Valle, el General Francisco Morazán y otros connotados próceres del área, en las que se discutía sobre La Unión Centroamericana. A pesar de sus persuasivos y bien fundamentados argumentos, de momento, no pudieron ponerse de acuerdo, porque no encontraron la fórmula del hipoclorito de sodio (NaCLO), necesaria para La Unión. “¡Qué pena!”, comentó el padre Moreno. “Tanto que me he desgañitado, explicándosela el revés y al derecho, de atrás para adelante y de adelante para atrás. Este hombre sólo 49

entiende de Derecho y de Historia. De Química, ni el padre Muruzábal lo hará entender”.

Recusación del Cuarto Comité Ricardo no sería bueno en Química, pero como abogado era listo. Enseguida recusó a todos los miembros de la Comisión Disciplinaria y de cada uno expuso los motivos. Recuerden que sus miembros fueron nueve, de acuerdo con las crónicas de Mercho. He aquí las razones de su recusación de cada uno de ellos: • A Carlos Siles, porque no le gustaron sus Crónicas de la Pelea por considerarlas parcializadas a favor de Kid Goyito. • A Octaviano César, por parecerse, casi como dos gotas de agua, al anunciador de la Pelea. • A Adrián Cuadra, porque fue el narrador oficial de la misma y no había pagado aún los derechos de exclusividad que se le concedieron, razón por la que querían reducir sustancialmente el monto de la paga de su defendido, con lo cual su 40% de la bolsa que percibiría, como honorarios por su defensa, también se verían considerablemente mermados. • A Guillermo Vargas, por ser un Juez castigador con semejante pena que le impuso a su colega Querubín, que aunque en este caso en bando opuesto, al terminar la disputa, se irían a tomar una media de ron, celebrando el fallo, cualquiera fuera éste, sin importar a quién favoreciera. Ése ya era un pacto que ambos habían acordado.

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• A Augusto Morales29, porque siendo uno de los guardias de seguridad en el combate boxístico, no impidió el vuelo de la Zancuda que distrajo a su defendido, momento en el cual Goyito se aprovechó y conectó poderoso gancho al hígado que, a la postre, fue el que verdaderamente minó la resistencia del Cascarrabias facilitando su aparatoso y posterior knock-out. Además, porque es conocedor, ha tenido suficiente tiempo y todavía no ha confesado quién era conocido, en aquel tiempo, con el apodo de “Yegua Panda”, poniendo en entredicho la memoria de Danilo que, en su escrito “Reflexiones”, omitió el nombre de quién poseía ese apodo. Pero que Rony, el noqueado y ahora acusado, almacena en su prodigiosa computadora cerebral. Francamente, a mí se me había olvidado. Yo no puedo competir con la memoria de Rony. Al parecer, esta función no le fue afectada, en lo más mínimo, por el brutal golpe de Goyito. De todas formas, él apelará el knock-out ante la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA), donde al mismo tiempo solicitará un escaño para su amigo y correligionario, Don Armando Calonje, de amplísima experiencia en la Organización de Estados Americanos (OEA). A Ricardo le gusta en demasía la política internacional, principalmente la centroamericana, donde por gozar de tanta influencia, aún no descarta la posibilidad de llevar a una feliz realidad la Unión de sus Estados, aunque así se opongan el Trompudo y la Chayo; el Gordomán y José Rizo. • A Juan José Quezada, por la misma razón que a Augusto como guardia de seguridad. También por proferir toda clase de improperios y denuestos contra las autoridades legalmente constituidas, miembros del Poder Legislativo y Judicial, cuando, conforme al reporte de Simeón, se ha atrevido a gritar: “¡Mueran los Abogados!” 51

Sin dejar de mencionar que se excita demasiado y, por padecer de presión alta la cual le impidió asistir al paseo de las Isletas, estas peripecias pueden resultar altamente dañinas para su salud y es nuestra obligación cuidarlo. • A Tomás Delaney30, por presentarse, con el aval de Simeón, todavía de goma al recinto de la Corte, sin que valieran para nada las protestas y la defensa acalorada que de él hizo Danilo. • A Simeón Rizo, por ser un incrédulo confeso, no creer en nadie, ni en cuentos chinos ni chinandeganos. Además, por estar proscrito por la Ley, acusado y reclamado con pasquines regados en toda el área centroamericana, por contrabando ilegal de ataúdes. Finalmente, • A Ronald Prado, por haber revelado el apodo de “Yegua Panda”, cuando nadie se lo estaba preguntando y ya había pasado inadvertido. Por ser parte involucrada en el proceso que se ventila y por ser su defendido. Que acepta que él ha sido el mayor bochinchero de la Historia Antigua, Moderna y Contemporánea, desde mucho antes del descubrimiento de América. Que acepta, asimismo, que sus berrinches los ha protagonizado desde que estaba en el vientre de su madre el cual agarraba a patadas, simplemente por cariño. Pero que, en este caso, tiene que declarársele inocente, porque él, como abogado, no puede perder su dinero, el cual ya lo tiene comprometido para lanzar su campaña para alcalde de la ciudad de Rivas, y de la cual ha jurado no saldrá, más allá de sus confines ni una sola pulgada.

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De esta forma y de un solo plumazo, este prócer unionista y abogado de afilado colmillo, rechazó a todos los nueve miembros del Cuarto Comité.

Ante el Prefecto Caballero Al abogado acusador Fajardo lo habían andado de la Ceca a la Meca, de Herodes a Pilatos, de arriba abajo, de aquí para allá y de un lado al otro. Al parecer, nadie quería involucrarse al emitir un fallo, máxime si tenía que ser adverso al enano bravucón, por temor a una de sus subidas del azúcar y no querían exponer sus cuellos a la presión de las fuertes tenazas del Pingüino enanín. Roberto, hombre tesonero, no se dio por vencido. Se acercó a Ricardo y ambos, el acusador y el defensor se secretearon; dice Tomás, que al estilo de los árbitros del fútbol americano. Cierto, sólo se les veía cabecear y al final se palmotearon y sonrieron. Quisieron tocar un pito, pero no encontraron a quién. Pareciera que Danilo les había pasado la fórmula algebraica que utilizó para descubrir la identidad de Octaviano el día de la Recepción, cincuenta años más tarde. Ambos, de común acuerdo, resolvieron presentar el caso a la consideración del Prefecto del colegio, el padre Carlos Caballero, de efervescente recordación por su carácter siempre en ebullición por encima de los mil grados centígrados. Entre el suyo y el de Rony no había por quién apostar. Precisamente por tener esa misma cualidad, les llamaban sonrisal y habían trabado entre ellos una muy profunda amistad. Ambos abogados estuvieron de acuerdo en que como caballeros aceptarían caballerosamente el fallo de Caballero, sin faltar a la caballerosidad.

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El Fallo en una Mesa de Tragos Y así se fueron los tres: Roberto, Ricardo y Ronald, custodiados por Raballero a empinarse una botella de Tequila en el bar-restaurante de ese mismo nombre de la ciudad de Granada. Mientras ellos bebían, Caballero laboraba. Nadie hubiera pensado que a lo que no se había podido resolver en la Policía, ni en la Fiscalía, ni en los Tribunales, se le encontró fácil solución alrededor de una mesa de tragos. Porque, después de consumir la segunda botella, Caballero les interrumpió la bebiata para anunciar su fallo que resumió rápidamente en tres puntos: 1) El Ahorcador, debería presentarse ante el Matasanos a pedirle una disculpa. Para tal objeto se le aconsejó pasara por las oficinas de Danilo para que le ayudara a formularla. Él, recientemente había publicado un libro de dos tomos sobre “Cómo pedir disculpas”. 2) El Estrangulador, debería pagarle una indemnización del 40% de su bolsa al agredido. Por lo visto, de seguir por ese rumbo, el otro 10% de la bolsa se le iría a Rony en el pago de los impuestos al Gobierno. A su apoderado seguramente le quedaría debiendo hasta la realización de otra próxima pelea. 3) El asfixiador, debería asimismo, pagar los honorarios del abogado acusador en un monto total del 10% de lo que percibiría como pago de la paliza recibida. Una vez emitido el fallo, y aceptado de buen gusto por todos los presentes, se fueron a tomar otras dos botellas, esta vez al “Flamingo”. Al cabo de una hora, el dueño del local los tuvo que mandar a sacar, porque ya estaban alborotando demasiado. Caballero los llamó al orden. Y así salieron los tres, entrecruzando los pies, abrazados por los hombros para sostener su verticalidad, cuando al caminar se mecían de un lado al otro, como ramas azotadas por un ventarrón de tormenta tropical.

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“Pues fin con este verso le voy dando”.

Los escupitajos verdes de Caballero De pronto, Caballero se detuvo, emitió un fuerte sonido gutural y soltó tremendo escupitajo verde. Eso me hizo recordar las homilías de sus misas. No es que este Carlos se paseara por los corredores del colegio tirando por doquier esta clase de esputos. Si ustedes ponían atención a sus sermones durante la celebración de sus misas; si no estaban distraídos viendo para el hicaco o pensando y haciéndose ilusiones, no sabemos si voluptuosas, con sus novias, tal vez recuerden que él trataba de hacerlos muy reales. Recuerdo que en una ocasión, tratando sobre las escenas humillantes que Nuestro Señor Jesucristo sufrió a manos de sus verdugos, las representó más o menos así: “Ahí tenían cautivo a Nuestro Salvador, coronado de espinas, rasgadas sus vestiduras y le lanzaban escupitajos arrancados desde el fondo de sus gargantas. Eran de esos asquerosos gargajos verdes que se los estrellaban en su rostro sudoroso, sangrante y adolorido……”

De regreso en la Enfermería Una vez arreglado el problema legal, Rony, todavía bajo los efectos del licor ingerido, pero aún con el ojo morado, se presentó a la enfermería del Matasanos para dar cumplimiento al fallo del Prefecto. ¿Ya se percataron cómo se dirimen algunos problemas legales en nuestro país? La enfermería parecía estar desierta. Alzando la voz, el gruñón preguntó: “¿Hay alguien aquí?” El silencio era sepulcral. Se podía oír el aleteo del volar de una mosca. Nadie contestó.

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Después de un rato, saliendo de detrás de un estante repleto de hierbas curativas, asomó tímidamente la mollera del Matasanos. Su expresión reflejaba un pánico acervo que cruelmente desfiguraba su rostro. Rony había llegado vestido con el traje amistoso del fantasma Gasparín, le sonrió de oreja a oreja y con voz que le sonó angelical le saludó: “¡Hola!, mi sabio, gran doctor y estimado amigo. Vengo en son de paz a agradecerte todas tus bondades y excelentes atenciones. Te suplico que, con tus manos maravillosas, me hagas una curita en mi ojito, el moradito.” El Matasanos tragó saliva, se sobó el cuello, respiró más tranquilo y pareció recuperar la confianza. Sacó de nuevo sus bártulos, pero escondió el asador. Esta vez no le puso ningún enema y con gran delicadeza, muy diligentemente, le colocó sobre el ojo cerrado un fomento de agua tibia con hojas de mango mechudo. Al final, le dio la recomendación de que no intentase abrir el ojo abollado, cuando menos, por un mes y siguiese aplicándose los emplastos tres veces al día.

Evolución del Hematoma El hematoma ocular le duró por muchos días. La equimosis le cambiaba de colores más que la piel de un camaleón y que las intermitencias de un semáforo descontrolado. (¡No bromeen con el Cónsul, más respeto por favor, es mi amigo!). Tan pronto estaba en rojo como pasaba a verde, con los intermedios de ámbar, violeta, azul, amarillo y toda la amplia gama poli-cromática del arco iris. Nunca le habían estropeado un faro de manera tan explosiva al Chaparro. El diminuto gruñón siguió tan al pie de la letra las sabias instrucciones del Matasanos que, cuenta la leyenda que durante muchos meses se le vio deambular por los pasillos del colegio, con el ojo vendado, como un fantasma más, pero no ya como Gasparín, sino como sonámbulo, musitando entre dientes, como rezando sus jaculatorias, repitiendo sin cesar, monótonamente y 56

como un disco rayado: “¡Pega duro, pega duro el condenado….sí….no lo niego, pega duro ese Goyito!”

Consejos del Apoderado de Rony, previos a la Pelea Toda esta tragedia le ocurrió a Rony por haber sido terco y no haber seguido los consejos de su apoderado de béisbol, el magnate Don Tito Rondón que infructuosamente se cansó de advertirle: -Mirá Rony, entendeme, te lo estoy diciendo en español, yo no hablo chino. Vos no sos boxeador y no has ni siquiera platicado con la abuela de uno de ellos. Dejá de soñar con el Rocky Balboa de Sylvester Stallone. Ésas son puras fantasías. Tu estatura no te da ni para categoría de peso microbio. Dejá a Goyito en paz, no lo provoqués, no lo jodás más. Te puede salir la Virgen de Cuapa y ni Bernardo Martínez te va a salvar. -Vos conocés todas las artimañas de un lanzador experimentado. Con tu velocidad meteórica y con esas curvas tan bellas y angulosas que vos tenés, te lo aseguro……no hay quien te meta el bate. -Te lo digo una vez más. Lo tuyo son el bate……y las pelotas……agarralas, apretalas, frotalas, sobalas, ensalivalas y hacé el lanzamiento al Plato. Si querés tirá las rápidas, las pedradas. Ahí está tu futuro, en el béisbol. Entendeme, te lo pido una vez más, no seás bruto, no te metás con Goyito, te va a masacrar. Yo sé que Tito es un maestro inigualable en conocimientos beisboleros. Sé que sus consejos para Rony tenían la mejor intención. Sé que es el mejor buscador de talentos (scout), pero eso sí, soy franco……no sé. Había algo en sus consejos que no terminaban de gustarme. Debe ser mi misma ignorancia. ¿Qué pasó entonces? Que Rony no entendió y ahí están las consecuencias. Dicen que ese ojo le quedó lisiado. Tenemos que preguntárselo a él mismo. Tal vez nos diga la verdad, porque como mentiroso nunca lo he conocido. 57

Sin Rencores Sin embargo, con todo y sus morados, nuestro Chaparro en cuestión, a pesar de ser renegón, no es nada renco-roso. Ustedes saben cómo son los pugilistas: Se saludan al comienzo como dos caballeros, pero luego como salvajes trogloditas se maltratan sobre el ring, se abollan las narices, se apean los dientes, se apagan los semáforos, se golpean el hígado y se sacan la colorada. Gruñen, rugen, resoplan, patalean, se aplastan y arrancan las orejas, hasta se acuestan a dormir una corta siesta y al final, después de tanto barullo….como si nada hubiese ocurrido, como en un idílico romance, se abrazan como dos enamorados y casi románticos, se dan besitos. Eso sí, yo me lavo las manos, no me vayan a levantar falsos. Yo ya les he dicho antes que ustedes son de pensamiento rápido. Pero, yo no les he afirmado haber visto a nuestros bravos contendores besándose y romanceando. Ellos han sido, son y siempre serán muy machos, muy, pero muy re-machos. Y quien se atreva a dudarlo se expone a recibir otro fulminante directo de derecha de Goyito.

La Noticia de Último Minuto Las noticias de último minuto de nuestro periodista, Mercho, informan que prodigiosos avances de la oftalmología moderna colocan al eminente especialista Don José Roberto Ordóñez, alias Goyito, a la cabeza de los más prominentes cirujanos oculares del mundo, especialista en lentes de contacto garantizando ojos violetas y negros de duración ilimitada. Su más reciente y revolucionaria creación son los lentes al estilo Mapache que le proporcionan al usuario ojeras totalmente naturales. Por experiencia propia Rony avala, sin reservas de ninguna especie, estas fantásticas noticias y lamenta profundamente que Kid Goyito, ese mismo que ustedes dicen que ya está viejito, no haya continuado en el boxeo, donde estima que tenía su futuro más asegurado que como oculista. Para él, sigue siendo su gallo de pelea y opina que debió ser promovido al Campeonato Mundial, pues asegura que, no sólo él, sino también otros compañeros lucieron sus ojos de mapache después de saborear la pimienta clorofórmica de los puños de Goyito. 58

“Ya estoy en el segundo y aún sospecho”.

La verdad sobre La Pelea Hoy en día, Rony todavía afirma que con él, todo fue un abuso por parte del Kid, porque él está seguro que ni el campeón invicto Rocky Marciano, ni el gran Joe Louis, en sus mejores momentos, le hubiesen derrotado. Creo adivinar que Rony, no yo que sólo repito su historia, tiene una mente muy fecunda. Debo advertir que pongo en tela de duda la veracidad absoluta de esta historia pugilística. Pienso que los pormenores de este espectacular combate son sólo producto de la mente confundida que, como secuela, le quedó a Rony, después de la sangrienta lucha. Yo no creo en tanto detalle. Me parece que todo se redujo al golpe de derecha y nada más. Que Goyito inteligentemente, como él siempre lo ha sido, seguía al pie de la letra aquel lema que dice: “El que pega primero, pega dos veces.” Y que Rony, como ya antes lo señaló Rondón, en algún momento, soñó con ser el Rocky Balboa de Sylvester Stallone, cuya fantasiosa película quizá acababa de ver. Pero, que tristemente fue regresado, en viaje iluminado por estrellas, a la cruda realidad por el mortífero y alucinante bojazo de Goyito. La verdad es que esta contienda, como tal Pelea del Siglo XX, yo jamás la vi y sospecho que nunca tuvo lugar. Lo que sí puedo asegurar, y ustedes no lo deben de dudar, es que fui testigo ocular de haber visto a Rony, por muchos días, con su flamante ojo morado.

La Revancha Don King y Oscar de la Hoya se disputaban el montaje del negocio de la revancha. La oferta era jugosa por ambas partes. Ambos afirmaron que los boletos de entrada se agotarían en el primer día de la venta.

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Rony, por su parte, manifiesta que da gracias a Dios por haber despertado sano y salvo de esa horrible y amarga pesadilla y que ni en sueños fantasiosos aspira, ni aspirará jamás a la revancha que, con la bolsa en juego Goyito le ha ofrecido. Pero él sostiene categóricamente, que ni por todo el oro del mundo se expondría nuevamente a tan descomunal trompada.

¡Mueran los abogados! Como ya les había dicho, Rony ahora reside en la ciudad de San Diego, California, Estados Unidos. O sea, que podemos decir que es un ciudadano San Dieguino, como Matagalpino. Parece que no. Más bien sería San Dieguense, como nicaragüense. Tampoco, puede que sea San Dieguez, como leonés. Para no malquistarme con mi feretrino y caro amigo Simeón, no puedo dejar por fuera San Diegano, como jinotegano. Quizá sea San Diegueño, como chontaleño. ¡Qué enredo se ha hecho esto! Quien quita y sea Diego-Santano, como regiomontano (Monterrey). La verdad, me rindo. No sé. ¡Qué horrible es ser tan ignorante! Yo quisiera ser inteligente, como Peñita. Para dilucidar semejante enredo en que estoy metido ahora no es Armando, ni Quezadilla quienes tienen la palabra. Se la cedemos enteramente a Rony, que es quien ha causado este otro embrollo. ¡Qué hombre para provocar tanto lío! Para empezar ya mi secre está perdida…… “Nicté, vos sos tan inteligente como Mariela, no te dije Quezadilla, esas dejalas para Mercho, porque Simeón le arrebató el sándwich. Te dije Quezadita31. Quezadita, oílo y escribilo bien. Me estoy refiriendo al terrible exterminador y azote de los abogados. Nadie lo sabía. Fue por la boca de Simeón que se propagó la noticia cuando divulgó su aterrorizante grito de guerra: ¡Mueran los Abogados!” ¡Bendito Dios! Menos mal hermano, como dijo el colombiano; que nosotros no pertenecemos a ese sufrido, vilipendiado y calumniado gremio. ¡Pobrecitos angelitos! 60

Resumen del Combate Para resumir, creo que este cuento de Rony, el golillero, puede sintetizarse en los siguientes versos que desde Chontales, Nicaragua, Uriel Duarte me acaba de enviar (falso). Érase una vez: I Un Chaparro muy gruñón que encontró su papacito cuando por ser bravucón le apagaron un ojito. II Un señor apodado Goyito sin tener mala intención de un solo gaznatón se lo puso moradito. III El Chaparro era gritón pero Goyito, ahora viejito lo dejó muy quietecito y se acabó el bravucón. IV El enano era gruñón y sólo estuvo tranquilo al recibir el trompón, pregúntenselo a Danilo. V Así fue que al rezongón de un solo manotazo le apagaron un ojazo por andar de fanfarrón. Ya ves Rony que para poderte complacer hasta de poetastro tuve que hacer. 61

Mini-Cuentos Al comienzo del relato de esta pelea les hice saber, como implorando su comprensión e invocando la paz del hermano lobo de Francisco de Asís, que en esta ocasión y para no extenderme tanto, abordaría un solo tema. Les referiría nada más un solo cuento. Había que ahorrar palabras. A Simeón le horrorizan las hemorragias. La computadora me tiene asustado. Yo mejor me refugio donde mi amigo Tito Rondón. Él me defenderá contra ella. Lo que yo nunca me imaginé, porque no estaba dentro del plan de la pelea, era que a este Papá-cuento, Mamá-cuentito le pariría tantos otros mini-cuentos: • • • • • • • • • • •

Chorega corriendo lista. La caída de Peñita. La demanda a Bill Gates. El vuelo de la Zancuda. El alemán se escupe. Erre con erre cigarro. Los consejos de Danilo. La Unión Centroamericana. Los escupitajos verdes de Caballero. Consejos del apoderado de Rony. ¡Mueran los abogados! Etc.…

Mamá-cuentito resultó ser una abnegada madre multípara. Tuvo más hijos que una cuila (coneja). Ahora resulta que todo se ha convertido en Mini: Mini-pelea (sólo fueron dos rounds), Mini-boxeador, Mini-referee, Mini-narrador oficial, Mini-chayulitas, Mini-abogado defensor y tantos y tantos otros Minis que, por el momento, se me escapan. Son tan miniaturas, de apenas unos pocos micrones, que se me escabullen y se esconden entre los pliegues de las mini-neuronas de mi mini-cerebro. 62

Fíjense que hasta pude convencer a Chamorrito y él tuvo la gentileza de entregarnos en un Mini-relato algo propio de su ser y de su vida. No podemos menos que agradecerle, de todo corazón, ese gesto de buena voluntad que tuvo para con nosotros. Fue un relato muy emocionante sobre sus reducidas horas de vuelo, no horas volatineras, porque nunca se dio volantín en ningún avión, aunque sí estuvo en un tris. Su ameno relato lo bautizó como “Mi Librito”, o sea un Mini-Libro, que también pudo llamarse “Mi Libri-tito” aunque, en realidad, no lo escribió para que solamente lo leyera Tito. Pero Tito, aunque también lee, no es para lecturas tediosas como esta mía. A él hablémosle, como lo hace Simeón y la firma “Delaney y Asociados” de numeritos, numeritos y más numeritos. Y si no me creen pregúntenselo a “Los Dodgers de los Ángeles”. Para rematar, por allá, en la penumbra de mi cerebro, pude apreciar nuevamente a Otto Arnold. Su faz no se distinguía claramente, estaba saliendo de la madriguera de Oaxaca, México. Callejas lo confundió con un oso hormiguero y temió por el second de la pelea de Rony, que ya antes se explicó, que no era el Papá-Hormigón de Teranón. Sin embargo, ambos Callejas y Terán, se pusieron en guardia listos para la defensa. Los dos se calmaron después y hasta se sonrieron, cuando pudieron distinguir con claridad que sólo se trataba de un “Zanate” del Colegio Centroamérica, con muchos años encima, ya un poco desplumado, y no con el plumaje negro azabache. Ahora tiraba a gris. El gris que los años imponen. Hablando de años, no se crean que por las citas poéticas que a veces hago, soy un vejete que se pasa largas horas leyendo poemas, a la antigua; y no frente a la computadora, a la moderna. No niego que la lectura de poemas sería un excelente pasatiempo. Pero no, son simplemente algunos rastrojos que la furia de los vientos, en tantos años, no ha podido arrancar de mi cerebro. Son solamente vestigios literarios antiquísimos que aún se niegan a borrarse de mi mente porque, algún día, hace muchas hojas caídas de los calendarios, fueron sembrados en un aula del Colegio Centroamérica. ¡Qué honor! 63

La mención a Simeón No podía faltar. Como lo habrán notado a lo largo de esta historia no he podido dejar de mencionar al Buen Simeón, por dos fundamentales razones: • Porque es nuestro patriarca y merece nuestros máximos respetos, en medio de sus terribles confusiones. • Porque yo viajo con gran frecuencia a Nicaragua y necesito ser bien atendido a mi llegada. Además de que ardo, como Peñita, en deseos por ir a tomarme un cafecito caliente en las faldas de las montañas de “La Galia” junto a un grande y caro amigo, como Simeón ha sabido siempre serlo. Las cervecitas espero sean en Managua y estén a cargo de Tomás con el permiso, por supuesto, de Doña Ida.

“Que voy los trece versos acabando”.

Las consabidas disculpas La Disculpa General: Apelo a la madurez de todos ustedes para saber interpretar con benevolencia y tolerancia el contenido de estas líneas. Espero no ganar su incomprensión ni que sean juzgadas como impertinencias o faltas de respeto de parte mía. Las Disculpas Específicas: Para este escrito se me ocurren cuatro disculpas específicas. Podrían ser para Terán, Fajardo, Peñita y Ronald. Si algún otro sintiese que también se las debo, ahora mismo se las ofrezco. 64

Para Oscar Estimado Oscarín: Espero que no te hayas molestado por haber inmiscuido a un Papá-Hormigón en esta trepidante pelea. He oído decir que un escritor llega a amar a sus obras y a sus personajes como si tal fuesen sus propios hijos. En defensa de ellos solemos decir: “A mí decime lo que vos querrás, pero no te metás con mis hijos”. En realidad, espero no haberme extralimitado. Sin embargo, si con ello pequé de irrespetuoso, inoportuno o abusivo, la disculpa ahora es para ti. Para Roberto Querido Querubín: En mi viaje a Nicaragua me hubiese gustado haberte visto. En varias ocasiones, no menos de dos, te llamé por teléfono desde Miami intentando comunicarme contigo. En ambas ocasiones sólo pude hablar con tu señora, porque estabas fuera de casa. En el relato de la pelea te di el puesto de abogado acusador del agresor del matasanos. Todo ha sido en plan de broma. Dispénsame por haberte puesto a hablar con entonación francesa. Te aprecio tanto y más que en el ayer. Espero saludarte y darte un fuerte abrazo muy pronto. Para Amado Salvador Apreciado Peñita: Perdóname Peñita por haberte dejado caer desde las alturas del Golán, desde un rincón cerca del cielo, desde las nubes, cirros y estratos, desde donde observabas la pelea. Menos mal que tenías tu telescopio. Espero no te hayas golpeado, ni vayas a salir cantando: “Me caí de la nube en que andaba, como a veinte mil metros de altura……”

Peñón de Ifach, España.

Para Ronald Recordado Chaparrito: Esperaba haberte tratado mejor. Confío en no haberte golpeado más fuerte que Goyito y que no se me haya ido la mano. A quien verdaderamente se le fue y muy fuerte fue al 65

Kid. No me digas que todavía le faltó potencia a ese golpe. Me hubiese gustado haberte llevado hasta el límite de los diez rounds pactados. Pero, compréndeme. Por un lado, hubieras sufrido mucho más y mayores porrazos. Por el otro, si con dos asaltos solamente, la hemorragia de palabras ha sido abundante, te podrás imaginar cómo la hubiera sido en diez. Hubieras muerto desangrado. Y nosotros aún te queremos vivito y coleando (por favor, ustedes los malpensados, no me le vayan a cambiar ni una sola letra a esta última palabra, a la que siguió después de vivito y……el hombre está retirado también ya de esos otros sofocantes combates.) Además, si hubieras aguantado los diez asaltos, el relato apenas estaría empezando. Preferí noquearte rápido, las páginas iban sucediéndose como las millas recorridas por Carlos José en sus viajes interplanetarios. Ya estaban más gordas que……yo mismo, y ya no digamos que Mercho, y no quise exponerme a la rechifla del soberano, nuestro paciente público. No se pueden quejar, yo ya he contribuido con más de 150 páginas a nuestro libro.

El Saludo a las Señoras ¿Ya cayeron en cuenta? Y ahora, ¿Por dónde andan las señoras? No podemos dejarlas de lado. Nos aporrearían con golpes más fuertes que los de Goyito. Pensé firmar este escrito sólo con mi nombre para ser sólo yo el aburridor pero, ¡Qué va! Es mentira, no podré hacerlo solo, no me puedo exponer a la ira de Doña Dulia. ¿Ustedes creen que 47 años juntos es así por así? Si no me porto bien pudiera no llegar a las Bodas de Oro. Tengo que hacer otro esfuercito. Ya no me falta mucho. -“No se preocupe mi reina. Aquí está su manso súbdito. Fiel como no hay dos. Usted marchará siempre triunfadora a mi diestra. Eso ni Goyito, ni Rony, ni nadie podrá impedirlo, por más fuerte que truenen sus puños. Recuerde lo que dice la otra canción: Ni el dinero, ni nada, ni nadie podrá separarnos”.

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Sí mis amigos, aprendan, díganle cosas bonitas a sus Doñas. A ellas les gusta que las arrullemos, ¡Se lo merecen! Y generalmente, nos creen. No es que sean tontas. Tienen fe en nosotros.

Una página más para Morice y Rizo Agreguemos otra página, Morice aún no tiene sueño. Está padeciendo de insomnio. Simeón me pide que no me calle, que siga escribiendo. Ya no hallo cómo complacerlo. Si se fijaron, la CDI tuvo razón en su nota explicativa del texto. He mezclado en este cuento, situaciones del ayer con realidades del hoy. Por ejemplo, en aquel ayer, Mercho no estaba tan robusto como el de hoy, ni tampoco Simeón había mandado a hacer su féretro. Guillermo no había sido Juez, ni Peñita y Terán observaban microscopios, etc. Pero, tuve que valerme de todos esos artilugios para poder hilvanar mejor la historia.

Diccionario Morice S.A.

En atención a la reciente Orden Sacerdotal fundada el 19 de Marzo pasado por San José Ronald Prado de “La Congregación Josefita”, me permito, como un atrevimiento más, sugerir las próximas obras de: Simeón: “La Hemorragia de Josés” Oscar: “La Invasión de los Chepitos” que, en este caso, podrían ser sapitos. Nota aclaratoria: Por aquello de las moscas se aclara que José Roberto Goyito, en la actualidad, en la vida real no es oculista, tampoco nunca fue boxeador. Es un venerable anciano que con la bolsa ganada en la pelea vive rodeado de nietos, retirado, feliz y contento en su Patria: El Salvador. 67

Posteriormente, muchos años después de la Pelea del Siglo XX fue que Rony escribió su Best Seller, “Controle su Carácter”, después que en sus investigaciones había descubierto ya, “El Elixir del Crecimiento”. Comisiono a Rony Prado, a Peñita y a los otros censores ayudantes de Otazu para que, en su ausencia, hagan todos los cortes o tijeretazos necesarios para que este cuento pueda ser leído, sin escandalizarse, por todos ustedes incluyendo a los más quisquillosos o pecaminosos.

Numeritos finales de La Pelea Ya todos ustedes dirán que fue un knock-out en el segundo asalto a favor de Goyito. Pero no se impacienten, ya vamos a terminar. Lo que quiero darles son los numeritos finales, los detalles. Pensarán que les diré: Bueno, fueron solamente dos asaltos, dos caídas, setenta y cinco jabs, seis ganchos al hígado, cuatro golpes bajos, dos mordiscos de orejas, etc. Tampoco son esos los números que me interesan, sino los siguientes: De acuerdo con este demonio de computadora, y a las que debemos hacerles las cruces –diría la negación……. De acuerdo con esta Maravilla de la Tecnología Moderna, creada por los hombres con intervención del Divino Ordenador –diría la fe……. La Pelea del Siglo XX, friolera de: 70……...… 18,265…... 1,938.......... 620…….....

hasta el final, hasta la última palabra, se tragó la páginas palabras líneas párrafos, etc. 68

Todos estos datos, por veraces que parezcan, aún no han sido confirmados por “La Oficina de Contabilidad de Simeón, S.A.”. Por tanto, aún no se pueden dar como válidos y confiables. Para que vean que el ordenador no se las sabe, de todas, todas; y requiere mejorías para poder depositar nuestra confianza en él, debo decirles que omitió el número de caricaturas ilustrativas que aparecieron a lo largo de las páginas. Éstas fueron contadas por Nicté, mi eficiente secretaria y nuera, además amante y cariñosa esposa de su marido, mi hijo menor, Douglas Callejas Padilla. Nicté dice haber contado 140. Sé que más de alguno de ustedes, las contará para saber si ella también se equivocó. Como todo curioso, perderán un tiempo valioso que podrían dedicarle a sus abnegadas y pacientes compañeras. Nicté me ha dicho que la figura que más le gustó fue la del “Volador”, atravesando el espacio sideral en su cohete interplanetario…….y la que menos…….la de unas criaturas, también hijas de Dios, con unos enormes pescuezos cuyo nombre no recordamos. En este caso, preferimos hacer uso del nuevo término Armandino, nos lo hemos de webbiar.

Colorín, Colorado Hoy en día, con la fiebre que ha producido el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, se está poniendo de moda la carrera de los desnudos. Si ya después de más de 18,000 palabras que me ha sacado este escrito de mi escuálido cerebro, no he logrado aburrirlos, tendré que unirme a las locuras de Maradona y prometer, como él lo ha hecho, que correré desnudo alrededor de alguna plaza pública en señal de triunfo y de júbilo desbordado. Para evitar tal desaguisado, aunque no lo desease, quizá sería bueno para la moralidad pública, que alguno de ustedes mostrase esas señales de aburrimiento. Espero que no me manden a realizar ese pornográfico maratón. De modo que…….duérmete Jaimito……duérmete Charlie…….duérmete Simeón…….ahora no se crean que estoy tratando de hipnotizarlos. Es que sólo 69

estoy recurriendo a mis grandes amigos para que evitemos el escándalo del desnudismo. ¡Cuidado me condenan a semejante vergüenza!....... Si al menos me pudiera acompañar en mi carrera la despampanante, la fenomenal goleadora desnuda…….quizá ese trago sería más pasable. ……Y aquí termino esta historia, porque alguien ha llegado rabiando (no es el Chaparro) pero, en este caso, de dolor de muelas y está requiriendo con urgencia los servicios del sacamuelas. Colorín, Colorado. Me costó……Al fin……este cuento se ha acabado. Por favor, le pido al primero que culmine la lectura me lo haga saber de inmediato. Con Simeón: “Cerremos nuevamente el libro, y apaguemos otra vez la luz”. Amigos. Señoras. Recen. Duerman. Descansen. Sueñen. Buenas noches. ¡Hasta otro día! “Contad si son catorce, y está hecho”. Les amamos…… Danilo y Dulia

Miami, Julio 09 de 2010.

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