LA PLENITUD DE LA DEIDAD

La Plenitud de la Deidad 144 Anotaciones CAPITULO 23 LA PLENITUD DE LA DEIDAD A medida que consideremos la Deidad de Cristo, debemos estudiar Colos

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CAPITULO 23 LA PLENITUD DE LA DEIDAD A medida que consideremos la Deidad de Cristo, debemos estudiar Colosenses 2:9. Algunos que han estado argumentando que Cristo se despojó de los atributos y características de la Deidad mientras estaba en la tierra están enseñando que este versículo no se refiere a Cristo en la carne. Una posición entre estos partidarios aún dice que este no se refiere a Cristo en absoluto. Esto será revisado más tarde. No podemos reducir al mínimo la seriedad de esta cuestión, especialmente cuando algunos están tratando de persuadirnos que Cristo no podía haber poseído la plenitud de la Deidad en la tierra, diciendo que se despojó de los atributos y características de la Deidad. Resumen Colosenses 2:9 nos dice que Cristo es, y siempre ha sido, completamente Dios. Jesús siempre ha sido Deidad. Nunca ha sido alguna versión paganizada, despojada de la Deidad. Su naturaleza divina, que no puede cambiar, siempre ha sido la misma (Heb. 1:12; 13:8). El no era simplemente la “persona” de Dios, como recientemente ha sido enseñado, sino “Dios”, lo cual incluye necesariamente Sus atributos y características. Todos los otros pasajes ocupándose del tema de la humanidad de Cristo no deben contradecir este versículo. Por ejemplo, Filipenses 2:5-9 no enseña que Cristo dejó de poseer la naturaleza de la Deidad (los atributos y características que hacen de El lo que es). El versículo 7 no quiere decir que cuando El se despojó a Sí mismo, se “vació de Sí mismo” de todos los poderes, características y atributos “que eran Suyos como divino”. El pasaje no dice eso. Todos los argumentos acerca de Jesús siendo la “persona” de Dios sin los atributos de la Deidad no son mas que filosofías hechas por los hombres y huecas sutilezas. Ni la Escritura enseña tal cosa. La “plenitud” de Colosenses 2:9 incluye aquellos atributos y características; y Cristo siempre ha sido la “plenitud de la Deidad”, aun mientras estaba en la tierra. ¿Significa esto que Cristo ejercitó todas las veces todos estos poderes y atributos? No. Pero el hecho de que no pudiera usar un poder en particular todas las veces no quiere decir que está desprovisto de ese poder. Dios no está usando ahora todo poder disponible para El (seríamos consumidos), pero aún es todopoderoso. ¿Significa esto que Cristo no era realmente hombre? No. Cristo era hombre, aunque no “un simple hombre”. ¿Quiere decir esto que usó estos poderes de la Deidad para vencer el pecado y la tentación? No. El no lo necesitó.1 Si las personas no pueden entender cómo Cristo puede ser completamente Dios en la tierra y al mismo tiempo ser completamente hombre, entonces ese es un problema que ellos tendrán que resolver. Yo acepto esto por fe, no porque pueda entenderlo del todo. La incredulidad hace que los hombres traten de explicar eso en dirección opuesta. No hay problema en la reconciliación de Filipenses 2:6-8 con Colosenses 2:9. Filipenses 2 enseña que Cristo se despojó a Sí mismo, apareciendo no en la forma de Dios (eso es, la manifestación visible de Su posición y estado legal como Dios), sino que tomó la forma de siervo (eso es, el papel y posición de siervo). Vino como hombre entre los hombres. No obstante, Su aparición en la tierra como hombre en el papel de siervo no cambió Su naturaleza divina. La plenitud de la Deidad entró al cuerpo de carne. No hay contradicción. Colosenses 2:8-10 Colosenses 2:8-10 dice (Reina-Valera): “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”.

La Plenitud de la Deidad Pablo habla de la “filosofía y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres”, y “conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (v.8). La declaración en el v.9, “porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”, fue dada para combatir y contradecir la vana filosofía y dar una base sobre la cual podamos estar completos en Cristo. Una de estas huecas sutilezas era la herejía gnóstica que negaba que Dios ciertamente pudo venir en la carne. Los gnósticos creían que la materia era inherentemente mala, y de esa falsa premisa razonaban que Dios, que es bueno, no puede morar en un cuerpo corpóreo, material. Creían que la plenitud de la Deidad estaba distribuida entre los ángeles, y que Jesús era solamente una emanación de la plenitud de Dios. Juan se dedicó a esto en 1 Juan 4:2 y 2 Juan 7. Negaban que Jesucristo — que es Dios (Juan 1:1) — ciertamente pudo venir en la carne y aún ser la plenitud de la Deidad. Pero si Cristo no era realmente Dios manifestado en la carne (1 Tim. 3:16), entonces ese hombre que se llamó a sí mismo Jesucristo era un fraude. Sin la plenitud de la Deidad morando en ese cuerpo de Jesús, habría sido “simplemente un hombre” y por tanto no nuestro Salvador; no habría sido “Emanuel” (Dios con nosotros). De esta manera, Colosenses 2:9 afirma el hecho de que Jesucristo que vivió en la carne era realmente Dios, eso es, la “plenitud de la Deidad” estaba en el corporalmente. La fe en Cristo como la plenitud de la Deidad es esencial (Comp. Juan 8:24). No permitamos que ninguna filosofía — sea gnóstica, Judía, panteísta, o alguna doctrina moderna acerca de Cristo — lo persuada de otra manera. Cayendo en estas filosofías destruirá la relación que tenemos con Cristo. El versículo 9 dice: “Porque en el habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Las definiciones legítimas contestarán algún argumento incorrecto y nos ayudará a entender lo que Pablo está diciendo. El “Porque” conecta el versículo 8 con el versículo 9. Como opuesto a estas vanas filosofías, debemos creer que la plenitud de la Deidad está en Jesús, indicando que estas filosofías y huecas sutilezas tienen que ver con la negación de completa Deidad de Jesús. “En” se refiere a lugar. “El” identifica a Cristo como el quien la plenitud de la Deidad habita o vive. El enigma de esta discusión está en las siguientes palabras: “Habitar”, “plenitud”, “Deidad” y “corporalmente”. Definiciones “Habita” (katoikei) es de kata, significando “abajo” y oikeo, significando “estar en casa”. Esto indica una permanencia. Bullinger dice que significa “asentarse en una morada fija; habitar fijamente en un lugar”.2 Cualquier cosa que “habite”, o esté en casa, “en El”, es permanente, no temporal. “En casa” en Cristo está la plenitud de la Deidad, no simplemente una porción. El verbo es tiempo presente, mostrando acción en progreso, un estado continuo. El verbo no dice que la Deidad empezó a morar en El en algún punto en el tiempo, tal como cuando fue glorificado. El pasaje no dice cuando (aunque la implicación es que nunca hubo un tiempo cuando no fue Deidad). Más bien, el dónde es a lo que el versículo se dedicó, eso es, “en El”. La plenitud de la Deidad ha estado y aún está morando en El. Jesús es Deidad en toda la eternidad. El era Dios “en el principio” (Juan 1:1), era Dios en la carne (1 Tim. 3:16), y aún es Dios hoy día. En otras palabras, “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Heb. 13:8). La plenitud de Su esencia divina entró en el cuerpo de carne y aún permanece con El. Vincent dice que el tiempo presente de “habita” es usado para indicar una característica eterna y esencial del ser de Cristo. La morada de la plenitud divina en El es una característica de El como Cristo, desde todos los tiempos y para todos los tiempos”.3 Robertson comenta, “La plenitud de la Deidad estaba en Cristo antes de la encarnación (Juan 1:1,18; Fil. 2:6), durante la Encarnación (Juan 1:14,18; 1 Juan 1:1-3). Era el Hijo de Dios que vino en semejanza de hombre (Fil. 2:7). Pablo acaba aquí con la teoría Docética de que Jesús no tenía un cuerpo humano también como la separación Cerintia entre el hombre Jesús y el Eón Cristo. El afirma claramente la deidad y la humanidad de Jesucristo en forma corpórea”.4 “Plenitud” (pleroma) significa la “suma total, plenitud, aún (súper) abundancia”.5 Como perteneciente a Colosenses 2:9, significa “la completa deidad”6 o “la completa medida de la deidad”.7 No hay nada faltando en la naturaleza divina de Cristo. Sugerir que se despojó de los atributos y características de la Deidad es hacer a Cristo menos de lo que es. Es caer en las trampas engañosas de la vana

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La Plenitud de la Deidad filosofía. La “Teoría Kenotica”, sustraída de Filipenses 2:7, es una vana filosofía tan moderna que dice que Jesús, cuando vino a esta tierra, se despojó de todo lo que lo hacía divino (eso es, los atributos divinos) para convertirse solamente en hombre. D.M. Baillie, con juicio crítico a esta teoría, hizo estos comentarios dignos de notar: “En lugar de darnos una doctrina de la Encarnación en que Jesucristo es ambos, Dios y hombre, la Teoría Kenotica me parece dar una historia de teofanía temporal, en la que el que en tiempos pasados era Dios se cambió a Sí mismo temporalmente en hombre, o cambió Su divinidad por humanidad... Porque aunque el Hijo de Dios guarda de esta manera Su identidad personal al convertirse en el sujeto de los atributos humanos que asume, se ha despojado a Sí mismo de los atributos claramente divinos; lo cual implicaría, si el lenguaje significa algo, que al convertirse en humano dejó de ser divino ... El Kenoticismo estará entonces envuelto en decir que El que antes de la Encarnación había sido un Ser divino ahora se convirtió en hombre, con atributos humanos en lugar de divinos, por el tiempo. Había sido Dios, pero ahora era hombre. Si admitimos sus implicaciones, que parecen mas como una historia pagana de metamorfosis que la doctrina Cristiana de la Encarnación, la cual siempre ha encontrado en la vida de Jesús en la tierra a Dios y el hombre en unión simultánea — la Deidad `velada en la carne’ pero no cambiada en humanidad”8 (énfasis de Baillie).

Como opuesto a la idea de que Cristo se despojó de aquellos atributos “claramente divinos”, Colosenses 2:9 niega que Cristo era (y es) algo menos que la Deidad total y absoluta. Baillie estaba en lo correcto al decir que si el lenguaje significa algo, la idea de Cristo despojándose de aquellos atributos divinos, quiere decir que al convertirse en humano dejó de ser divino. Esto es por lo que algunos son acusados de enseñar herejía. Han enseñado que Cristo se despojó de aquellos atributos claramente divinos, y el lenguaje significa algo. “Deidad” (theotes). Hemos escuchado a algunos tratando de definir “Deidad” para que signifique solamente la “persona de Dios”,9 con o sin los atributos y características divinas. Tal cosa es una suposición sin fundamento,10 un abuso de la definición y la Escritura, hecha así para justificar la idea de que Cristo se despojó de todos Sus atributos, características y poderes (eso es, naturaleza) que eran Suyos como divino. El término no se refiere simplemente a la “persona” de Dios, sino “al estado de ser Dios, Deidad”.11 Es la “esencia divina de la Deidad”12 y “la naturaleza divina y perfecta”.13 Es “eso que es Dios”.14 Trench comenta que Pablo está “declarando que en el Hijo mora toda la plenitud de la Deidad absoluta; no se trataba de meros rayos de gloria divina que le dieron su brillo, iluminando su persona por un tiempo y con un esplendor que no le pertenecía; sino que el era, y es, el Dios absoluto y perfecto; y el apóstol usa theotes para expresar esta Deidad esencial y personal del Hijo”.15 Deidad, entonces, es eso que Dios es. Es el estado de ser Dios. Si Colosenses 2:9 se aplica solamente a Cristo después de Su ascensión, entonces no era Dios mientras estaba en la tierra. Si la plenitud de la Deidad era algo que solamente recibió más tarde, entonces no estaba en la condición de ser Dios en la tierra y era realmente “simplemente un tipo común y corriente”. Si la “plenitud de la Deidad” es algo que recibimos, como notaremos que algunos afirman, entonces nos convertiremos en Deidad. El término “Deidad” es vital para la discusión. Hay dos alternativas significativas para la palabra traducida “Corporalmente” (somatikos). La primera significa “corporalmente”16 indicando el cuerpo humano de Cristo. La palabra viene de soma que se refiere a un cuerpo; “corporalmente” es un adverbio de soma refiriéndose también al cuerpo. “La palabra se refiere al cuerpo humano de Cristo”.17 Esta palabra afirma la humanidad de Jesús. Realmente era un hombre. No obstante, aún en Su humanidad, era completamente Dios. En ese cuerpo corpóreo estaba más que un simple espíritu humano, mas que un espíritu despojado de la divinidad y Deidad. “La plenitud de la Deidad” estaba en este. “La plenitud de la naturaleza Divina se encarnó y estuvo morando en el cuerpo del Redentor”.18 Esto es también verdad de El después de la ascensión, porque el cuerpo que tuvo en la tierra es el cuerpo con el que ascendió, y ahora está glorificado. “La plenitud de la Deidad mora en Su persona desde Su naci-

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miento hasta Su ascensión. El llevó Su cuerpo humano con El al cielo, y en Su cuerpo glorificado habita ahora y siempre la plenitud de la Deidad”.19 Su carne no vio corrupción (Hch. 2:31). El mismo Jesús que fue crucificado fue resucitado y hecho “Señor y Cristo” (Hch. 2:36). No hubo cambio en Su naturaleza divina. El mismo Jesús que vivió en la tierra está ahora en el cielo. La misma “plenitud de la Deidad” que habitó en El en la tierra continua habitando en El ahora. De esta manera, el cuerpo físico de Jesús está incluido en esta palabra. “`Toda la plenitud de la Deidad’ = Toda la suma y sustancia de los atributos infinitos que pertenecen a la Deidad y de esta manera constituyen la Deidad. Esta plenitud `mora en Cristo’. Algunos insertan: En vista de su exaltación. Pablo no dice eso. El Kenoticismo está en error. Y de esta manera lo está también el Socinianismo y su descendencia modernista. Cristo es y siempre fue el Dios-hombre”.20 Aquellos que se burlan y critican el hecho de que Cristo era simultáneamente Dios y hombre (Dios-hombre) son culpables de blasfemia y niegan la verdad. Si Jesús no era completamente Deidad mientras estaba en la tierra, entonces Su vida y muerte aquí sería en vano. Vino para redimir y salvar la humanidad del pecado. Ningún simple hombre puede hacer esto. “Lo que Pablo dice aquí se apoya detrás de todas las declaraciones tales como 1 Pedro 2:24 - `Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo’; Colosenses 1:21b-22 - `... os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte ...’; Hebreos 10:5 - `me preparaste un cuerpo’, versículo 10 - `la ofrenda del cuerpo de Cristo’; todos aquellos pasajes que hablan acerca de la sangre y la cruz de Cristo”.21 El cuerpo fue preparado para Jesús con el propósito de hacer la voluntad de Dios en la salvación de la humanidad. Si la “plenitud de la Deidad” no estaba en ese cuerpo preparado, entonces ¿lo que Su vida en la carne llevó a cabo para nuestra salvación hasta donde va? Probando que el hombre no “tiene que pecar” no habría sido suficiente para salvar a todos que han pecado (Rom. 3:23). El tenía que probar la muerte y tomar el castigo por el pecado (Heb. 2:9). Hizo esto en el cuerpo humano. La “iglesia de Dios” fue “comprada con Su propia sangre” (Hch. 20:28). Este era Dios manifestado en la carne que derramó Su sangre. Si eso no es verdad, entonces murió un simple hombre — un precio finito con un valor infinito. Eso es imposible. La otra alternativa para la palabra traducida “corporalmente” es la que significa “encarnado, incorporado” o concentrado en una forma visible, tangible. Hendriksen dice que significa “encarnado, dando expresión concreta, completamente realizado en él”. Además dice, “por tanto, toda la plenitud de la esencia de la morada de Dios de esta manera está completamente concentrada en Cristo, no hay necesidad de o justificación para buscar en otra parte ayuda, salvación o perfección espiritual”.22 Esto estaría diciendo que Cristo es la completa expresión de la Deidad; en otras palabras, El es “el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia” (Heb. 1:3). Ese sentido de la palabra aún incluirá a Cristo en la carne, a medida que apareció en una forma tangible, visible (Juan 1:1,14-18; 14:7-9). Algunos dicen que la palabra significa “total”, o “substancialmente”. Dado que esto fuera verdad, no negaría la verdad eterna y esencial de Colosenses 2:9. Aún estaría diciendo que la plenitud de la Deidad estaba en El; que Cristo siempre ha sido Deidad. En ese caso, significaría que la plenitud de la Deidad estaba realmente en El, como opuesto a figurativamente. La frase del versículo mismo parece ir contra eso, en vista de que los términos “toda” y “plenitud” son ya usados. Pablo no necesitó usar otro término para que significara la misma cosa. Sin embargo, podría ser tomando, la evidencia muestra que el adverbio “corporalmente” incluye el cuerpo físico de Cristo. Una posición que revisaré, no obstante, debe usar el término en tal forma que excluya el cuerpo de Cristo; si “corporalmente” se refiere a incluye un “cuerpo” real, entonces la posición es destruida. Las correctas definiciones muestran que Colosenses 2:9 incluye a Jesús mientras estaba en la carne. Pablo está hablando acerca de Cristo siendo completamente Deidad, lo cual incluye los atributos y características que son la esencia de la naturaleza divina. Para concluir de otra manera demanda una redefinición de términos. ¿Se Refiere Colosenses 2:9 a las “Bendiciones”? Una oposición defendida tomó la posición de que Colosenses 2:9 “describe al Cristo glorificado, a su estado después de su resurrección y exaltación”.23 Un año más tarde, el mismo escritor cambia de posiciones, diciendo que esto no se refiere

La Plenitud de la Deidad a Cristo en absoluto, sino más bien a la bendiciones espirituales que tenemos en Cristo. En la redefinición de términos, esta posición dice que la “plenitud de la Deidad” se refiere no a la Deidad de Cristo, sino a las bendiciones espirituales de Dios que nos pertenecen. Toda la frase: “En él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” es reinterpretada para que signifique “En Cristo están todas las bendiciones espirituales de Dios completamente”.24 La posición está basada en la frase “en El”, diciendo que en vista de que aparece varias veces en el contexto refiriéndose a nuestra relación con Cristo, entonces también debe ser de esta manera aquí. Entonces, “la plenitud de la Deidad” es tergiversada para referirse a las bendiciones de Dios en lugar de la Deidad. “Corporalmente” es definido para que signifique “completa” o “sustancialmente”, y es negado que esto pueda referirse a un cuerpo físico. “En El” Primero, la frase “en El” solo necesariamente no significa “relación con”. Lo que la frase signifique en cualquier sentido particular, es determinado por sus modificantes. Nosotros no somos el tema de 2:9; es Cristo (v.8). Los versículos dan consistentemente el sujeto en conexión con “en El”. Nótese las otras apariciones de la frase en Colosenses 2:5-13. Versículo 5: “vuestra fe en Cristo”; v.6-7: “... de la manera que habéis recibido al Señor ... andad en él ... sobreedificados en él ... como habéis sido enseñados ...”; v.10: “vosotros estáis completos en él ...”; v.11: “En él también fuisteis circuncidados ...” El sujeto de la frase es dado siempre. Sin embargo, el versículo 9 no nos da nosotros como el sujeto. Pablo está estableciendo la base para nuestra relación con Cristo, lo cual está en el hecho que no es según la vana filosofía de los hombres, sino en la plenitud de la Deidad a medida que mora en Cristo. La razón para que podamos estar “completos en El” es porque El es completamente Dios. Sin esa verdad acerca de Cristo, entonces lo que tendríamos “en El” es sin valor. La frase “en El” es una preposición modificada por “habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Si entendemos lo que es la “plenitud de la Deidad”, y que esta “mora ... corporalmente” en alguna parte, entonces sabremos a quien se refiere “en El” en este versículo. El defensor de la posición bajo revisión declara que “El lenguaje `en él’ nunca es usado para describir para describir el cuerpo físico de Cristo, que siempre es usado con referencia a la relación Cristiana con Cristo”. En el siguiente parágrafo, dice él, “Pablo usa siempre `en él’ para referirse a la relación Cristiana en Cristo y nunca es usado una sola vez para referirse a la persona de Cristo o su cuerpo físico”.25 Nótese como usa confiadamente los términos “siempre ... ni una sola vez”. A la luz de lo que él dice acerca de ser un “estudiante cuidadoso de la Biblia”, debe ser mas cuidadoso de sí mismo. En la lista de los versículos que cita donde la frase “en él” es usada, un versículo está claramente desaparecido. Omite Colosenses 1:17, que dice: “Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”. “Subsisten” (sunistemi) significa “continuar, resistir, existir, apoyar conjuntamente”.26 Cristo es el “radioconductor”, el que hace que todas las cosas se mantengan unidas. Esto es lo que Hebreos 1:3 dice: “... quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder ...” Esto no podría estarse refiriendo a nuestra relación con Cristo. Pablo usa claramente la frase “en El” con respecto a la naturaleza y poder que está en Cristo. La idea de que la frase `en él’ nunca es usada para referirse a la persona o naturaleza de Cristo es falsa. El argumento es hecho para que el contexto remoto no apoye la visión de que Colosenses 2:9 se refiere a la Deidad de Cristo. Esto es donde el defensor se refiere a todos los otros versículos que usan la frase “en El” en Colosenses. Como se notó, sin embargo, Colosenses 1:17 está ausente de su lista. Lea lo que Pablo dice en Colosenses 1:15-22. No hay duda de que Pablo está discutiendo la naturaleza de Cristo, y cómo Su naturaleza es la base para nuestra relación con El. Pablo está estableciendo Su Deidad cuando dice: “Porque en él fueron creadas todas las cosas ...” (v.16), “... todas las cosas en él subsisten” (v.17), y “... agradó ... que en él habitase toda plenitud” (v.19). Nótese como eso en el contexto de estas declaraciones acerca de la naturaleza de Cristo, Pablo trata con nuestra relación a El. Pablo menciona aún que nuestra relación está basada no sólo en quien es Cristo, sino también en lo que Cristo llevó a cabo “en su cuerpo de carne” (v.22). Por tanto, el argumento de que el contexto remoto de Colosenses no apoya la posición

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de que Colosenses 2:9 se refiere a la Deidad de Cristo, es falsa. Pablo hace en el capítulo dos lo que hace en el capítulo uno. Discute nuestra relación con Cristo y en la mitad de eso afirma que Cristo es Deidad, lo cual sirve como el fundamento para nuestra relación con El. Esa es la posición contextual armonizable. No hay razón para asignar cualquier cosa sino un significado literal para la frase “en El” en Colosenses 2:9. “En El ... corporalmente” debería ser entendido literalmente, no figurativamente. Una de las reglas básicas de interpretación es que el significado literal toma prioridad sobre lo figurativo. Un versículo debe ser entendido literalmente a menos que haya algo ahí que demande que sea tomado de otra manera — cuando el significado literal de una palabra o frase abarca una imposibilidad o un contrasentido.27 No hay problema en el entendimiento de Colosenses 2:9 literalmente. Esto se ajusta al contexto y coincide con lo que el resto de la Escritura enseña acerca de Cristo. “Deidad” El defecto fatal de la posición de las “bendiciones” es el abuso del término “Deidad”. Cualquier posición que use el término acorde a su definición correcta es incorrecta. Ya hemos notado su significado legítimo el es “es el estado de ser Dios”, no bendiciones o persona. Si, en el v.9, “en El” significa “relación con”, entonces el versículo estaría enseñando que cuando estamos en Cristo, estamos en el estado de ser Dios. Tome todas las definiciones legítimas y haga la aplicación para ver si tiene sentido. Toda definición correcta significará que cuando estamos “en El”, de acuerdo a esta interpretación, entonces tenemos completamente la esencia divina de la Deidad, la personalidad de Dios, la naturaleza divina claramente, las perfecciones y atributos, el estado de ser Dios, Deidad, eso que es Dios. etc .... En otras palabras, somos Deidad cuando estamos “en El”. (La única forma de evitar esta conclusión sería redefinir “Deidad”, lo cual es precisamente lo que ha sido hecho”. El pasaje no dice que “en él habita corporalmente toda la plenitud [de las bendiciones de] de la Deidad”, como el equivoquista asigna por mandato. Mas bien, esto es “la plenitud de la Deidad”. Además, la plenitud de la Deidad (el estado de ser) no habita en nuestra relación o comunión con Dios. Si estamos en Cristo o no, no cambia donde mora la plenitud de la Deidad. El completo estado de Deidad no pertenece y no puede pertenecer a nosotros. Decir que “toda la plenitud de la Deidad “significa “todas las bendiciones espirituales de Dios” es una tergiversación de la frase. Si theotes significa el “estado de ser Dios”, entonces “en El” debe referirse a Cristo mismo, porque nosotros no podemos estar en el estado de Deidad. El escritor declara que la diferencia entre nuestras posiciones “es el correcto entendimiento de `en él’ y el `contenido’ de la `plenitud de la Deidad’, no el significado de `la Deidad’”.28 Como se notó, “en él” es determinado por sus modificadores. Entender “en él” en este versículo es inútil hasta que entendamos lo que es “la plenitud de la Deidad”. Referente a los `contenidos’ de la Deidad, el significado del término es suficiente para conocer la verdad. Es eso que Dios es; toda la suma y sustancia de los atributos infinitos que pertenecen a la Deidad y que de esta manera constituye la Deidad (Lenski). ¿Por qué no se acepta esto por lo que es? Hay una similitud en las frases “la plenitud de la Deidad” y “la plenitud de Dios” en Efesios 3:19. Aún cuando “Deidad” (theotes) tiene la misma raíz que “Dios” (theos), no se refieren a la misma cosa. “Plenitud de la Deidad”, en Colosenses 2:9, se refiere a la plenitud del estado de ser Dios (Deidad), y “plenitud de Dios”, en Efesios 3:19, no se refiere al estado de Deidad, sino a la plenitud de eso que Dios (el que está en el estado de Deidad) nos comunica a medida que Cristo mora en nuestros corazones por medio de la fe (v.17). Cuando estamos en comunión con Dios, El mora con nosotros y en nosotros (Juan 14:23). Efesios 3:19 dice: “... para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”, posiblemente refiriéndose al templo donde la presencia de Dios estaba, lo cual es usado figurativamente para afirmar la presencia de Dios en Su pueblo (Efesios 2:21-22). Su Espíritu está “en el hombre interior ... para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones ...” (Col. 3:16-17). Esto habla de la presencia de Dios en los corazones de los creyentes. Aquí, la plenitud no es la “Deidad”. No somos llenados con el “estado de ser Dios”. Vincent anota: “Plenitud de Dioses la plenitud que Dios

La Plenitud de la Deidad imparte por medio de la morada de Cristo en el corazón; Cristo, en quien el Padre se agradó que morara toda la plenitud (Col. 1:19), y en quien mora toda la plenitud de la Deidad (Col. 2:9)”.29 La oración que Pablo está haciendo en Efesios 3 apunta a nuestra meta de volvernos mas semejantes a Dios. Su justicia es el modelo que debemos tratar de obtener (Mat. 5:48; Efe. 4:13). Por supuesto, no podemos convertirnos en Dios; pero podemos, tanto como sea posible, volvernos ajustados a la imagen de Jesucristo (Rom. 8:29), y por tanto, volvernos participantes de la naturaleza divina (2 Ped. 1:3-4). Hendriksen comenta: “Pero lo que Pablo ora es que aquellos a quienes se dirigió puedan ser llenados hasta la plenitud de Dios. En otras palabras, perfección, también en tales cuestiones como el conocimiento, amor, santidad, debe ser siempre la meta prevaleciente; volverse más y más como Dios, el ideal primario”.30 Colosenses 2:9, no obstante, está estableciendo las bases sobre las que podemos tener relación con Cristo y estar completos en El: Porque El es el verdadero Dios, no el falso Dios de alguna vana filosofía. En vista de que El es Dios en el sentido mas completo, podemos estar “completos” en El. Efesios 3:19 y Colosenses 2:9 se complementan el uno al otro. Las bendiciones están implicadas, pero la base completa para que nosotros seamos conformados a la imagen de Cristo y estar completos con Sus bendiciones es el hecho de que El es absoluta Deidad. Efesios 3:19 dice, en esencia, lo que Colosenses 2:10 dice, eso es, que estamos completos en El. Esto está mas cercano al versículo 10, no al versículo 9. Conclusión Colosenses 2:9 se refiere a la Deidad de Cristo, incluyendo Su tiempo en esta tierra. El contexto muestra que esto es así, y las correctas definiciones retroceden a eso. Cualquier problema que podamos tener con el entendimiento de la Deidad y humanidad completa y simultánea de Cristo no puede ser explicada a no ser por medio de negar aquellas verdades. Debemos aceptar por fe lo que la Biblia dice. Está claramente establecida la Deidad y humanidad de Cristo en la declaración, “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. ———————

Anotaciones al Pie Aquellos que se han opuesto a la falsa enseñanza sobre la naturaleza de Cristo han sido acusados falsamente de tomar posiciones que nunca han llegado a un cierre. Estas posiciones incluyen: A. Que Jesús no era hombre. Lea lo que ha sido escrito. Su completa humanidad siempre ha sido afirmada, junto con Su completa humanidad. B. Que Jesús no fue tentado. He afirmado desde el principio que las tentaciones de Cristo fueron reales (Heb. 4:15). No creo que Jesús deseó hacer lo malo (Juan 8:44). Tal cosa no es necesaria para que una tentación sea real. Jesús fue tentado en todas las áreas en que lo somos nosotros; la diferencia es que todos nosotros permitimos que nuestros deseos nos seduzcan a pecar mientras que Cristo no lo permitió. C. Que Jesús venció el pecado porque era Deidad. Wayne Gresson, en la edición de Octubre de 1990 de Faith and Facts, me citó como enseñando esto, pero no lo probó. Simplemente dijo que tomé la posición. He declarado muchas veces que Jesús no necesitó usar el poder de Deidad para vencer el pecado. Tratar de empujarnos a posiciones que no tomamos no es ético. Tales estrategias son impropias aún del mundo. Cualquier acusación debe dar evidencia correcta. 2 Ethelbert W. Bullinger, A Critical Lexicon and Concordance to the English and Greek New Testament, Pág. 239. 3 M.R. Vincent, Word Studies in the New Testament, Vol. III, Pág. 487. 4 A.T. Robertson, Word Pictures in the New Testament, Vol. IV. Pág. 491. 5 William F. Arndt and F. Wilbur Gingrich, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, Pág. 672. 6 Gerhard Kittel and Gerhard Friedrich, Theological Dictionary of the New Testament, compendiado en un volumen por Geoffrey W. Bromiley, Pág. 870. 7 Arndt and Gingrich, Pág. 678. 8 D. M. Baillie, Dios Estaba En Cristo, 1948, Pág. 96-97. 9 Un ejemplo de esto es mostrado en un intercambio entre John Welch y Gene Frost. Welch: “La plenitud de la Deidad estuvo siempre en Jesús”. Frost: “Ahora, ¿qué quiere decir usted por `Deidad’? Defínala”. Welch: “La plenitud de la persona, espíritu, o esencia de Jesús”. Reunión grabada de predicadores, Beaver Dam, KY, Enero 8, 1991. 1

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Anotaciones

“Nótese el disparate y contrasentido de argumentar que `toda la plenitud de la Deidad’ se refiere a la persona de Dios”. Wayne Greeson, Faith and Facts, Octubre 1991, Pág. 80. 11 Henry Thayer, Greek-English Lexicon, Pág. 288. 12 W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., Vol. 1, Pág. 392. 13 Edward Robinson, Greek and English Lexicon of the N.T., Pág. 334. 14 Hermann Cremer, Biblico-Theological Lexicon of N.T. Greek, Pág. 281. 15 Richard C. Trench, Synonyms of the N.T., Pág. 8. 16 Bullinger, Pág. 106; Vine, Vol. 1, Pág. 334; Arndt and Gingrich, Pág. 800. 17 Fritz Rienecker, A Linguistic Key To The Greek N.T., Pág. 573. 18 Albert Barnes, Notas de Barnes Sobre el N.T., Pág. 1069. 19 Vincent, Pág. 487. 20 R.C.H. Lenski, Interpretación de Colosenses, Pág. 101. 21 Ibíd, Pág. 100-101. 22 William Hendriksen, New Testament Commentary: Phillipians, Colossians, and Philemon, Pág. 112. 23 Wayne Greeson, Faith and Facts, Octubre 1991, Pág. 92. 24 Wayne Greeson, Faith and Facts, Octubre 1991, Pág. 74. 25 Ibíd, Pág. 81. 26 Arndt and Gingrich, Pág. 791. 27 Véase D.R. Dungan, Hermeneutics, Pág. 195. 28 Wayne Greeson, Faith and Facts, Octubre 1991, Pág. 76. 29 Vincen, Pág. 385. 30 William Hendriksen, N.T. Commentary; Galatians and Ephesians, Pág. 174. 10

[Gospel Anchor, Vol. 18, Pág. 84, T. Doy Moyer]

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