Story Transcript
Subnetwork H Parallel Session 2.2: 11.00-12.30 Room 6 Session H1: Mapping Gender Strategies In Teacher Education M Vicenta Pérez Ferrando Mercedes Osuna Rodríguez Facultad de Ciencias de la Educación
La presencia de las mujeres en la universidad La presencia de las mujeres en la Universidad la podemos considerar como un hecho histórico reciente. La socióloga Mª Antonia García León, en su libro "Elites discriminadas", afirma que es en torno a los años 50 cuando aparece la primera generación de mujeres en la Universidad española. Son las primeras universitarias, que constituyen un grupo significativo (ejercen en torno a los 70), y que comienzan a trabajar remuneradamente. Los estudios universitarios y la actividad profesional de las mujeres españolas anteriores a estas fechas hay que etiquetarlos, de rareza o proeza, según los casos. Así alguna anécdota histórica significativa evidencia que tal existencia de sexos en el ámbito universitario y en otros ámbitos no tenía carta de naturaleza en la sociedad española: .A la 1ª estudiante de ingeniería le ofrecieron en su escuela una garita con cristales para que se refugiara en ella en los descansos entre las clases...(Pilar Caseaga, después alcaldesa de Bilbao). .Concepción Arenal tuvo que vestirse de hombre para asistir a las clases en la Universidad.. .En 1910 todavía se tenía limitado el acceso de la mujer a la Univ. para el que se precisaba un permiso previo de las autoridades académicas. .Todavía en los 70, se daban hechos como éste: la 2ª mujer ingeniera naval...estuvo vetada en todos los astilleros españoles. .En el libro publicado por el MEC, en 1970 "la educación en España" todavía se encuentran recomendaciones dirigidas a las mujeres para ejercer como madre y esposa subrayando estas funciones como específicas de las mujeres. De esta situación se ha pasado, en menos de tres décadas, a una Universidad donde las mujeres representan más de la mitad del alumnado y el 3l% del profesorado. En la Universidad de Córdoba el 50,92% del alumnado es femenino y el 26'5% del profesorado En nuestra opinión, el siglo XX está siendo testigo de una revolución silenciosa, incruenta y de consecuencias muy duraderas en el tiempo; es la revolución del status social de las mujeres.(Victoria Camps:"El siglo de las mujeres")
Sin lugar a dudas, el cambio social más fuerte en la actualidad, se está produciendo, en los sectores de mujeres de élite intelectual y social, estando retardado aún -o con efectos menos notables- en el resto de la población femenina.
Nuestro análisis parte de unas premisas concretas y de una experiencia de 5 años en la dirección de un centro universitario, así como más de 20 años de docencia universitaria. En primer lugar queremos recordar que nuestro país ha experimentado un intenso proceso de cambio social en un lapso mucho más breve de tiempo que los países europeos desarrollados. Somos todavía muy nuevos en las prácticas democráticas En estos 20 años de democracia, el cambio de mentalidades y de la realidad es tal que en la actualidad difícilmente podemos hacer afirmaciones explícitamente sexistas en el terreno de la educación de la mujer. Las discriminaciones, hoy, en la Universidad se han sofisticado -son ocultas- o son rémoras históricas que necesitan el paso del tiempo para superarse. Creemos que perviven todavía formas de discriminación; pero al ser menos evidentes, son más difíciles de identificar, se sitúan en lo que alguna autora ha denominado "techos invisibles". En segundo lugar, las mujeres, consciente o inconscientemente, hemos apostado por la educación, y en particular en la universidad estamos viviendo un proceso de feminización, que a continuación veremos. Creemos que la educación no elimina el problema de la discriminación; pero sí es una estrategia, un medio imprescindible para equiparar a mujeres y hombres. El trabajo que se está realizando en los centros de personas adultas es buena muestra de ello. (Trayectorias educativas de las personas adultas) Y en tercer lugar, hemos de destacar la función de poder que ejerce la Universidad española en la sociedad, de lo que hablaremos más adelante. Con estas premisas pasamos a presentar una serie de datos que nos pueden ayudar a conocer mejor la realidad actual de la presencia de la mujer en la Universidad, en general, y, en la de Córdoba, en particular.
En la Universidad de Córdoba estamos realizando una investigación sobre la tendencia de elección de estudios del alumnado en razón del sexo, así como la relación entre los estudios realizados por parte del profesorado y el puesto que ocupan en la Universidad. En un primer avance de este estudio tenemos que el 56% del profesorado es femenino en la Escuela de Enfermería; siguiéndole la Facultad de Ciencias de Educación con un 48,42%; Filosofía el 34%.. En donde hay menor presencia de profesorado femenino es en la Escuela Politécnica con un 17,02%, siguiéndole Agrónomos y Montes con un 18,95%, Medicina con un 19,43%, Veterinaria 20%.. Con relación al alumnado de nuestra Universidad según el estudio que estamos realizando constatamos lo siguiente: .Que es Filología inglesa la carrera elegida mayoritariamente por las mujeres con un 81,18%, habiéndole arrebatado a Enfermería su liderazgo, que ha quedado en segundo lugar con un 76,24% de alumnado femenino; a continuación le sigue Fil. Hispánica 75,86%, Psicopedagogía, 73,06%, Magisterio 72,96%. .Que los estudios con menos presencia femenina en la Universidad de Córdoba son:
Informática de sistemas con un 9,52%; Industrial con un 14,17%; INg. Técnico minero, 15,27%. .Por otro lado, hay que destacar como en carreras típicamente masculinas va incorporándose la mujer; así tenemos como en Derecho el 59,2% es femenino, en Medicina el 59,38%, en Veterinaria el 52,15%... De estos datos podemos adelantar algunas conclusiones: 1º. Se sigue produciendo la adscripción numerosa de mujeres a estudios considerados tradicionalmente femeninos (filología, enfermería, educación..) 2º. Comienza a borrarse el tradicional carácter masculino de ciertos estudios como derecho, medicina, química... 3º. Permanece el reducto masculino en las ingenierías, pero con una tendencia a incorporar mujeres. Todo esto atañe a aspectos cuantitativos. Pero hay otros aspectos que se encuentran en el ámbito de los "techos invisibles" y que tienen un gran calado: el poder. Poder que simboliza -todavía hoy- el estamento de profesorado universitario. Aunque actualmente esté perdiendo la influencia que ha ejercido en nuestra historia más reciente, podemos afirmar que se extiende a otras vías de gran trascendencia social.
Manifiestamente abre la vía al parlamento, hasta tal punto que se puede hablar de "profesorancia"; e incluso abre la posibilidad de ejercer como intelectual, como experto, en los mass media, etc. En general el profesorado universitario es considerado como fuente de prestigio social que se puede concretar en muchos ámbitos sociales.
Estamos hablando de un fenómeno de poder en general en el que la pugna y la competencia masculina, es enorme, puesto que participa, en general, de la conducta masculina dominante. Esta realidad es negativa para el profesorado femenino; puesto que el hecho de ser las mujeres minoría en todos los círculos de poder, hace que estemos desprovistas de esos factores "extra académicos" que en muchas ocasiones serán claves fundamentales para acceder a la jerarquía universitaria. La acumulación de poder por parte de los hombres se efectúa generalmente por vías implícitas, de forma inconsciente, como una puesta en práctica del modelo cultural masculino. Es lo que los especialistas norteamercianos en "Women's studies" han llamado coloquialmente el efecto del "old boys'club" es decir la forma amistosa de cooperación masculina para los cargos de más poder, los de libre designación que eliminan sistemáticamente a las mujeres sin que esa eliminación tenga que ser deliberada. Es lo que Angeles Durán llama el "efecto Mateo": acuerdos tácitos, alianzas, conjuras, vaya el "santo y seña" de lo que hay que subrayar o de lo que debe pasar desapercibido o debe ser eliminado.
Aplicando este efecto a la formación de cargos universitarios, opera por ejemplo, bajo las fórmulas de "ofrecer puestos" o "dejarlos al buen criterio" a la hora de formar equipos rectorales con el subsiguiente efecto de reforzar los círculos del poder académico masculino y postergar al profesorado universitario femenino. Nos atrevemos a afirmar que todavía hoy las mujeres universitarias tenemos la condición de "dominadas " en el campo académico. Algunos datos pueden apoyar esto que hemos destacado anteriormente: .Así tenemos que la cúpula del poder político en el campo educativo (Ministerio, CSIC..) está compuesto por 22 cargos entre los cuales sólo hay dos mujeres.
.En el Consejo Superior de Investigaciones científicas, órgano de mayor prestigio de la investigación española, tenemos que las mujeres constituyen el 70% del personal de administración; el 40% de colaboradoras científicas, el 26% de investigadoras y el 11% de profesoras. Pues bien en el largo medio siglo de existencia el CSIC nunca ha tenido a una mujer ocupando su presidencia. .Las vicerrectorías ocupadas por mujeres son pocas y de asistencia (excepción en Córdoba).Las directoras de Escuelas Universitarias son también de Escuelas con gran alumnado femenino (Enfermeria, form. prof.). Aun así hasta el curso pasado , en toda Andalucía, sólo había una mujer como decana en Ciencias de la Educación. En Córdoba, de los 46 departamentos constituidos sólo en 6 las mujeres son directoras de los mismos: 5 de Humanidaders y 1 de informática y análisis numérico. Más datos que confirman estas afirmaciones son los que nos aporta la publicación reciente "Mujer en minoría, una investigación sociológica sobre las catedráticas de universidad en España" de Mª Luisa García Cortazar y Mª Antonia García de León, tenemos que las catedráticas forman el 9,6% del total. De estas sólo el 2,2% lo son de ingenieria. En la Universidad de Córdoba de los 147 catedráticos de Universidad sólo 13 son mujeres. Pues bien las autoras de esta investigación han detectado una cierta inhibición por parte de las profesoras para participar en los mecanismos que conducen a las cátedras: "tienen la sensación de que no merece la pena competir en un juego duro con pocas posibilidades de éxito". Otro dato para la reflexión es la obligatoriedad de que el rector sea catedrático, esto hace que en la actualidad, de los 47 rectores existentes, sólo haya una rectora Rosario Valpuesta (1ª mujer catedrática de Derecho en Huelva y Sevilla), en la Universidad de Pablo de Olavide de Sevilla. (que hoy se encuentra entre nosotras) (Elisa Pérez Vera (1975) 1ª mujer catedrática de Derecho Internacional público y privado y rectora de la UNED. Angeles Durán califica a la cúpula del poder universitario de "mandarinato masculino", y yo lo califico de anomalía social, puesto que en absoluto guarda relación ese bajo 10% de mujeres con cargos, con una universidad igualitaria por sexos en cuanto a alumnado y con un 3l% de
profesorado femenino.
Para que no cunda el desánimo y para ir concluyendo nuestra comunicación, haremos unos comentarios sobre el Libro Blanco publicado en 1995 sobre "Los estudios de las mujeres en las Universidades españolas 1975-91" dado que nos muestra una panorámica importante de la situación actual de la mujer universitaria, destacando los avances que se han logrado. En este Libro Blanco destacan sus autoras Pilar Ballarín, Teresa Gallego e Isabel Martínez, la importancia que está teniendo la introducción en fechas recientes del enfoque de los Estudios de la Mujer en la Universidad. Y ello porque, entre otras cosas, se ha desencadenado un cuestionamiento de carácter epistemológico de gran trascendencia. Frente al incuestionable principio de objetividad, de mentalidad del sujeto, las mujeres afirmamos la existencia de valores subjetivos, la importancia del contexto, la posibilidad de reconocimiento a partir de la experiencia directa, etc. También porque estamos recuperando aspectos como el comportamiento, el espacio, el tiempo, las percepciones, la experiencia vital de las mujeres, que al igual que su interpretación de la realidad han sido excluidas e ignoradas sistemáticamente en los ámbitos del conocimiento que han sido elaborados siempre por los hombres y han estado centrados casi en la exclusiva experiencia masculina. El conocimiento legitimado a lo largo del tiempo ha sido pues androcéntrico. Y no hemos de olvidar que lo humano es masculino y femenino. Ahora sabemos que el hombre no es la medida de todo lo que es humano; lo son los hombres y las mujeres. Por otro lado, el desarrollo de asociaciones y redes internacionales, líneas editoriales etc. están ayudando a identificar la discriminación en función del género como un problema a resolver. En nuestra Universidad la creación del Aula de estudios de Género y la Cátedra para la igualdad de mujeres "Leonor de Guzmán" son plataformas de reflexión, análisis e intervención de gran relieve. Por todo ello, los trabajos realizados sobre las mujeres tienen un peso realmente notable si se tiene en cuenta que no contaban con una estructura adecuada y que la situación de la universidad era poco favorable si no adversa a éstos. Probablemente no quede registro de toda una ingente labor de divulgación, de asesoramiento, de información etc. Pero es ineludible que el feminismo entró en la Universidad de la mano de las feministas profesoras y estudiantes, para plantearse un trabajo enorme: Hacer visibles a las mujeres.
Había que incorporar a las mujeres a los contenidos de las disciplinas académicas: mujer y sociedad, mujer y salud, mujer y educación... fueron las denominaciones de ponencias,
seminarios...Había que incorporar a las mujeres a los saberes, a los espacios de la realidad existente más allá del estricto espacio doméstico. En estos años, las universitarias españolas en general y las cordobesas en particular, hemos demostrado que sabemos, queremos y podemos transformar los conocimientos androcéntricos que nos vienen dados, aportando nuevas perspectivas críticas y no androcéntricas; nuevas formas de ejercer el poder... y aunque con pausa, silenciosas y discretas vamos avanzando y transformando a la Universidad y a la sociedad de forma consciente y reflexiva, transformación de la que ha de surgir un modelo social más justo en su actitud hacia un sexo discriminado a lo largo de la historia.