LA SALSA ATRAVIESA FRONTERAS, IDIOSINCRASIAS Y CULTURAS

LA SALSA ATRAVIESA FRONTERAS, IDIOSINCRASIAS Y CULTURAS. Gran cantidad de chilenos disfruta de escuchar y bailar salsa, así como también miles de inmi

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Salsa
Ritmos musicales. Historia. Instrumentos. Cantantes

Argentina atraviesa un momento
|3 Staff Di­rec­tor: José Natanson Re­dac­ción Carlos Alfieri (editor) Pablo Stancanelli (editor) Creusa Muñoz Luciana Garbarino Laura Oszust Se­cre­

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LA SALSA ATRAVIESA FRONTERAS, IDIOSINCRASIAS Y CULTURAS. Gran cantidad de chilenos disfruta de escuchar y bailar salsa, así como también miles de inmigrantes latinoamericanos residentes en el país. Entrevista a Pablo Dindrans Periodista y conductor radial de “Estación Aeropuerto” Miguel Claro # 509, Santiago de Chile tel. (56-2) 2641712 [email protected]

Con la intención de entregar un espacio a la salsa en Chile, nace hace poco más de cuatro años un programa radial llamado “Estación Aeropuerto”, en el cual se relatan los géneros musicales de América Latina que tienen como componente principal el afro y las historias de vida de sus músicos. En sus comienzos programaban ritmos como el son y la salsa cubanos, luego se fueron ampliando a distintos segmentos y llegaron a transmitir canciones originarias de Puerto Rico, Colombia y Venezuela, y posteriormente siguieron aumentando la variedad al incluir temas de Brasil y Perú, pero siempre teniendo en cuenta la raíz afro, filosofía del programa. Dintrans, conductor del espacio, señala que la salsa en general tiene como origen el son cubano y que en el fondo no es un género musical sino más bien un estilo que se nutre de diferentes géneros musicales. Cuando se inicia el bloqueo a Cuba en 1959, la música pierde su internacionalización y el polo central de producción musical se traslada a Nueva York, donde además de los inmigrantes cubanos arriban los puertorriqueños, mexicanos y dominicanos, quienes, sumados a los músicos estadounidenses, unen el jazz y el merengue y llegan finalmente a lo que es la salsa, que se trasforma también en una etiqueta para la música latina de Nueva York.

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La salsa que difunde el programa radial ha tenido gran repercusión en las comunas latinoamericanas residentes en Chile, principalmente las peruana, colombiana, venezolana y cubana. Además de los inmigrantes, dentro de los radioescuchas se encuentran jóvenes que buscan nuevos sonidos. Según Dindrans, “son personas que buscan músicos que realmente interpreten y percusión verdadera”. Asimismo, hay público que años atrás siguió el bolero, el tango y el cha cha cha y que ha recreado estos ritmos a través de “Estación Aeropuerto”. Otro tipo de oyente es el que vivió el fenómeno de la salsa a fines de los 90, con el retorno de los exiliados políticos a Chile y con la migración de cubanos y peruanos al país. Según las apreciaciones de Dindrans, para los inmigrantes el hecho de escuchar estos ritmos los transporta a un oasis, porque sienten un alivio que los acerca a la tierra donde nacieron. La salsa tiene mucho más acogida en países como Venezuela y Colombia que en Chile. Los países centroamericanos se caracterizan por el ritmo y alegría de sus habitantes, por disponer de costas caribeñas, que son verdaderos espacios de intercambio, fusión y sincretismo de la música afrolatina, y además porque es en esos países donde han vivido o han nacido las grandes estrellas de la salsa. Por ello mismo llama la atención el interés que muchos chilenos demuestran por ese ritmo. Quizás, como señala uno de los lemas de “Estación Aeropuerto”, la salsa entra por los oídos, se transmite por el cuerpo y sale por la sonrisa, provocando una identificación con la salsa más que con el propio ritmo nacional, la cueca, que solo se difunde durante las fiestas patrias. Para Pablo, los musicólogos de Chile han fijado la atención solamente en dos fenómenos, la nueva ola y la nueva canción chilena, y mantenido siempre en el patio trasero las bandas tropicales afroamericanas. Por eso sostiene que, de cierta manera, otras estaciones radiales de nuestro país estigmatizan y menosprecian la salsa y no le dan cabida. Cuando comenzaron el programa se debió eliminar el término tropical, ya que se asociaba al sound o la bailanta y ellos no querían que se confundiera el término. Para los integrantes de “Estación Aeropuerto”, son ritmos elaborados por la industria musical para masificar y vender muchos discos, pero que se desvanecen con el tiempo y no crean valores nuevos.

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La salsa atraviesa fronteras, idiosincrasias y culturas

Por decisión de quienes trabajan en el programa radial, se da mayor importancia a los sonidos con más historia y tradición, a diferencia de la salsa, que se escucha en salsotecas y se la considera erótica o romántica, caracterizada por tener letras melosas y con un mayor erotismo, cosa que rompe la filosofía del programa. Ellos dan más importancia a cantantes como Rubén Blades, Juan Luis Guerra y Celia Cruz, con el objetivo de romper los mitos y caricaturas que se hacen de los habitantes del Caribe y América Latina. A criterio del conductor del programa, no es necesario imitar acentos para mostrar estos ritmos, como ocurre en otras radios de Chile, quizás por ignorancia. Entre la música que día a día se programa en Radio Universidad de Chile, de 12:00 a 13:00, está la salsa cubana que llaman “la timba”, que tiene la incorporación de bajo eléctrico, teclado, sintetizadores y viento. La salsa de Colombia, que lleva toda la alegría del pueblo de ese país, y la venezolana, tienen una tendencia más cercana a la cumbia y gustan mucho, sobre todo a los radioescuchas peruanos. La salsa neoyorquina, en donde hay un sonido más asociado a un relato de barrio, no habla de playas ni del mar ni de las palmeras sino que relata historias de personajes como Pedro Navajas o la unidad latinoamericana, que ganaron popularidad porque las realidades latinoamericanas son comunes y a Pedro Navajas se lo puede encontrar en Caracas o en Valparaíso. Otro elemento a rescatar de “Estación Aeropuerto” y de Radio Universidad de Chile es que otorgan un espacio para que bandas que interpretan salsa puedan realizar conciertos en su auditorio, a donde asisten en gran parte extranjeros, y no solo a escuchar sino también a bailar. La mayoría de estas bandas están compuestas por gente de otros países y también por chilenos, que de esa manera mezclan culturas e integran diferentes estilos. Con el solo objetivo de masificar la música latina en Chile, sigue adelante este proyecto, sumando diariamente más radioyentes entre chilenos e inmigrantes que disfrutan con los sones de la salsa, además de compartir la alegría y el ritmo que caracterizan a los latinoamericanos. La salsa ha cruzado fronteras e idiosincrasias para instalarse en la cultura chilena, y difícilmente existe un latinoamericano que no haya escuchado clásicos de la salsa. Quienes son los precursores de este ritmo se han encargado de difundirlo y enseñarlo. En Chile viven varios profesores 171

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cubanos que enseñan a bailar, además de músicos y restaurantes que se han instalado en la ciudad de Santiago: Salsa Brava, Maestra Vida, Habana Vieja, Club Buena Vista, Salsabor, entre muchas otras. Ahí se reúnen latinoamericanos provenientes de diversos países a cultivar su gusto por esta expresión. Siempre que exista el interés de alguna persona por rescatar las raíces latinoamericanas, habrá gente interesada en apoyarlo y difundirlo. Sin ir más lejos en discusiones sobre el origen de la salsa, hay que reconocer que este es un fenómeno originario de Puerto Rico y Nueva York y que en la década del 80 fue rechazado como expresión musical por los músicos cubanos residentes en la isla. Pero, como producto del fenómeno comercial internacional, muchos artistas locales recuperaron la apelación. Hoy en día, para alguien que no es especialista en musicología afrolatina, la salsa es un conjunto de expresiones musicales bailables y recoge en cierta forma el espíritu de lo que desde tiempos remotos ha sido la vitalidad del son cubano y la música popular cubana. Particularidades históricas, vitalidad musical y política comercial explican sin duda que, a pesar de su insularidad, Cuba haya logrado, más que cualquier otra isla del Caribe, conservar, exportar e imponer una gran variedad de géneros: el son, la guaracha, la pachanga, el danzón, la rumba, el punto, el mambo, el songo, la timba, etc. A través de estos ejemplos se deja en evidencia que a pesar de la distancia entre los países y de la diversidad de modismos y culturas, la buena música tiene cabida en cualquier rincón del mundo. Une a latinoamericanos, se masifica y se mantiene indisoluble en el tiempo. Eso es la salsa.

La salsa se ha insertado en casi todos los países latinoamericanos y en cada uno de ellos cuenta con fieles seguidores. Eso queda demostrado con “Estación Aeropuerto”, porque tiene una diversidad de oyentes, de diferentes edades y distinta nacionalidad, pero todos con la pasión por la salsa. Actualmente este género forma parte de la cultura latinoamericana, ya que difícilmente se podrá encontrar un americano que no conozca la salsa, el merengue o la cumbia. La alegría que transmite a través de su ritmo 172

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contagioso integra a Latinoamérica y le brinda identidad al ser reconocido en el resto de los continentes como un baile característico de la zona. Los latinoamericanos son conocidos en el extranjero como buenos bailarines y gente muy alegre, y eso se debe precisamente al folclore de sus países, que desde tiempos ancestrales ha incorporado estas expresiones y las ha convertido en parte de la idiosincrasia del continente. Pese a que en Chile han surgido nuevos géneros que son más populares entre la gente, la salsa sigue teniendo seguidores que la disfrutan cada fin de semana en salsotecas y discotecas. Personalmente creo que hay más chilenos interesados en aprender a bailar salsa que en aprender a bailar cueca u otro aire nacional. Por otra parte, con proyectos como éste se contribuye a la unión de los latinoamericanos y a que se formen bandas compuestas por diversidad de nacionalidades, que integran a colombianos, peruanos, chilenos, venezolanos y cubanos, convocados a escucharlas en vivo en el auditorio de Radio Universidad de Chile cada vez que se organizan recitales. De más está decir que el recinto se llena de salseros. Así se dejan atrás las fronteras y las personas se unen a través de la música. Carla Osorio Rojas [email protected]

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