La Sintaxis tiene como unidad mínima la palabra y como unidad máxima la oración

Conceptos sintácticos básicos La Sintaxis tiene como unidad mínima la palabra y como unidad máxima la oración. Las palabras se clasifican en un conjun

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Conceptos sintácticos básicos La Sintaxis tiene como unidad mínima la palabra y como unidad máxima la oración. Las palabras se clasifican en un conjunto limitado de tipos, denominados clases de palabras o categorías gramaticales. Las palabras se combinan para formar unidades superiores, llamadas sintagmas. La combinación de sintagmas da lugar a oraciones. Una oración no es una suma lineal de elementos sino que tiene estructura interna. Entre los constituyen sintácticos se establecen diversos tipos de relaciones, denominadas funciones. Estudiaremos dos tipos de funciones: sintácticas y semánticas. LAS CLASES DE PALABRAS O CATEGORÍAS GRAMATICALES ¿Qué son las clases de palabras? Todos los hablantes de una lengua cuentan con una gramática en su mente. Una parte de esa gramática es el léxico, una especie de diccionario mental que se puede ir ampliando a lo largo de la vida. Por ejemplo, es posible que un hablante nativo del español no sepa qué significa la palabra tagoto (no la busque en el diccionario, es una palabra inventada) y puede no haberla usado nunca hasta este momento. Pero una vez que la aprenda, ese hablante la habrá incorporado a su vocabulario mental. En ese archivo mental, además del significado de la palabra, se almacena información que se aprende a la vez que la palabra, como el tipo de palabra que es, o categoría gramatical, que indica, entre otras cosas, cómo combinar esa palabra con otras o qué tipo de cambios morfológicos puede sufrir. Cada categoría gramatical de palabras no se puede definir como una clase de significados, sino como una clase de símbolos que se rigen según ciertas reglas formales, lo mismo que las piezas del ajedrez o las fichas de dominó. Así por ejemplo, un nombre no es más que una palabra que hace las cosas típicas de los nombres: sigue a un artículo, no se puede conjugar, y otras cosas por el estilo. Existe, naturalmente, una relación entre los conceptos y las categorías gramaticales pero se trata de una relación abstracta y sutil. Cuando caracterizamos una parte de la realidad como algo que puede ser identificado, contado o medido de algún modo, y que puede desempeñar algún papel en un suceso, el lenguaje permite expresarlo en forma de nombre, tanto si se trata de un objeto físico como si no. Por ejemplo, si a un niño se le señala una araña en la pared y se le dice, Mira, un tagoto en su tela, el niño almacenará esa nueva palabra en su cabeza. Además de su significado, el niño sabrá que puede decir también dos tagotos -de modo que la palabra cambia de forma en plural-, que puede añadirle un adjetivo como peludo para obtener un tagoto peludo (pero no peluda) y que puede colocar esa palabra detrás de un verbo, en oraciones como He visto tagotos en el jardín. En cambio, si al niño se le dice Mañana vamos a palotar plantas en el jardín, sabrá que puede contar a sus amigos Ayer paloté plantas en el jardín (de modo que palotar toma una forma distinta, paloté) y que puede, por ejemplo, combinar esa palabra con otras que expresen de qué modo se realizó la acción, por ejemplo, Ayer paloté con mucho cuidado plantas en el jardín. El distinto comportamiento de tagoto y palotar tiene que ver con que son palabras que pertenecen a clases de palabras distintas: tagoto es un sustantivo o nombre, mientras que palotar es un verbo. En resumen, las palabras no son todas iguales sino que se dividen en clases por sus

propiedades gramaticales. Una clase de palabras o categoría gramatical es un conjunto de palabras que comparten una serie de propiedades gramaticales. Las palabras se agrupan también por clases, tienen una forma prototípica y se combinan con las otras dependiendo de la clase a la que pertenezcan. Así. decimos que las palabras niño, perro, bosque, traducción, evento o amor pertenecen a la clase de los nombres porque tienen propiedades comunes como poder ponerse en plural o ser modificadas por el artículo definido. Clases de palabras o categorías gramaticales Las clases de palabras se denominan también categorías gramaticales. Cuando se pide a un estudiante que ponga "etiquetas categoriales" a las palabras, se le está diciendo que indique a qué clase pertenece cada palabra. De la misma manera, si se afirma que la derivación a veces cambia la categoría de la base, como en constituir (V) > constitución (N), también se emplea el término categoría en el sentido de clase de palabra. Sin embargo, el término categoría gramatical se utiliza también para hacer referencia a los contenidos de los morfemas flexivos, es decir, a conceptos como tiempo, modo, caso, género, número, etc. Las categorías gramaticales: Clasificación Los gramáticos de todas las épocas han reconocido la existencia de distintos tipos de palabras y han tratado de clasificarlas. Esta es una lista de las principales clases de palabras que se reconocen hoy en día: • Nombre o sustantivo: casa, río, pelea, longitud. • Verbo: comprar, salir, pocler. • Adjetivo: bonito, rojo, eléctrico, musical. • Adverbio: lentamente, muy, pronto, no. • Determinante: el, mi, este, algún, muchos, tres. • Pronombre: ella, me, alguien, nada. • Preposición: a, de, por, contra. • Conjunción: que, mientras, y. • Interjección: ¡Ay!, ¡Vaya!

Criterios de clasificación La palabra casa es un nombre porque... a. denota un objeto. b. admite el morfema de plural -s. c. tiene género femenino.

d. puede ser el complemento directo de ver: vi casas. e. puede llevar delante un determinante como la. f. puede ser modificado por un adjetivo que concuerda con él: casas altas. Los criterios anteriores, todos válidos, son de distinto tipo. El primero es semántico, se clasifica la palabra por su tipo de significado; b. y c. son morfológicos, se reconoce la palabra por rasgos de forma, como el género y el número; por último, d.-f. son criterios sintácticos, se hace referencia a la combinatoria de la palabra. Tradicionalmente se emplea una mezcla de los tres criterios para clasificar las palabras. 1. Criterio semántico: se clasifican las palabras por su significado. La definición tradicional de nombre o de adjetivo es semántica. Así, se caracterizan los nombres como las palabras que designan personas, animales o cosas, mientras que se definen los adjetivos como las palabras que denotan cualidades. Sin embargo, resulta fácil encontrar contraejemplos a esta definición. En La traducción del libro le llevó tres días, el nombre traducción no denota un objeto sino una acción, y lo mismo ocurre con la blancura de las sábanas, donde blancura denota una cualidad a pesar de ser sustantivo. Por ello, los criterios semánticos deben siempre acompañarse de propiedades morfológicas o sintácticas. 2. Criterio morfológico: se clasifican las palabras por su forma, es decir, por el tipo de afijos que llevan y por otros aspectos morfológicos. Así, se puede dar como característica defínitoria de los adverbios el hecho de que son invariables, y los verbos se pueden definir como las palabras que tienen flexión: llega-ba (pretérito imperfecto de indicativo). 3. Criterio sintáctico: se clasifican las palabras por el modo en que se combinan con otras palabras. Así, un sustantivo admite ante él determinantes que concuerdan con él (estos libros), o puede ser modificado por un adjetivo que también concuerda con él (estos libros rojos). La noción de sintagma Las palabras se agrupan para formar unidades mayores, denominadas sintagmas. Un sintagma es un grupo de palabras que se comporta como una unidad y, por tanto, puede ser objeto de procesos sintácticos. Los sintagmas tienen las propiedades de una de las palabras que lo integran, a la que se denomina núcleo. El núcleo es el elemento básico del sintagma, que le da sus características sintácticas fundamentales; en torno a él se organizan modificadores y complementos. Así, el chico, el chico de Segovia y el chico que conocí ayer en la fiesta de tu hermana son sintagmas nominales (SN) que se articulan en torno al nombre chico, núcleo del sintagma. El concepto de sintagma es muy importante en la Sintaxis actual, pues es una unidad de análisis intermedia entre las dos que tradicionalmente se reconocen: la palabra y la oración. Las palabras nunca son directamente componentes de la oración sino que se combinan para formar sintagmas. Los sintagmas pueden desempeñar distintas funciones en la oración y son la categoría relevante para explicar numerosos procesos gramaticales. Los gramáticos modernos suelen coincidir en que todas las categorías léxicas dan lugar a sintagmas encabezados por ellas. Por tanto, se distinguen al menos los sintagmas recogidos en la siguiente tabla:

Categoría léxica

Categoría sintagmática

Ejemplo de sintagma

Nombre

Sintagma nominal (SN)

El niño, Juan, libros, la idea de que Juan llegue tarde.

Verbo

Sintagma verbal (SV)

Llegó tarde, dijo que había llegado tarde, ir.

Adjetivo

Sintagma adjetival (SA)

Muy guapo, constitucional, deseoso de que fuera, mero.

Adverbio

Sintagma adverbial (SAdv)

Fácilmente, así, bastante lejos del sitio que me recomendaron.

Preposición

Sintagma preposicional (SP)

Por la casa, desde su ventana, para que venga conmigo.

Hay sintagmas compuestos por una única palabra y sintagmas compuestos por varias. Un sustantivo como Juan es a la vez un nombre y un sintagma nominal. Dentro de un sintagma puede haber otro de su mismo tipo o de un tipo distinto. Así, en la casa de María, el SN cuyo núcleo es casa contiene un SP (de María) que a su vez contiene un SN (María); del mismo modo, el SAdv lejos de allí, cuyo núcleo es lejos, incluye un SP con un SAdv dentro: a. [SN la casa [SP de [SN María]]] b. [SAdv lejos [SP de [SAdv allí]]] Pruebas para localizar constituyentes sintácticos Hemos visto que las palabras que componen una oración forman grupos que se comportan como un bloque, como una unidad. Se espera, por tanto, que los procesos sintácticos tengan lugar sobre estos grupos de palabras, es decir, sobre los sintagmas. Si determinado proceso afecta a un conjunto de palabras dentro de una oración, se puede afirmar que ese grupo constituye un sintagma. Entre los procesos sintácticos que se usan habitualmente como prueba para mostrar la existencia de un constituyente destacan los siguientes: a. Pronominalización: Si un grupo de palabras puede ser sustituido por un pronombre, ese grupo forma constituyente. En los ejemplos siguientes, “una película” puede sustituirse por el pronombre personal de acusativo la, y “el hombre de San Francisco” puede intercambiarse por el pronombre personal de nominativo él: a. Juan vio una película. > Juan la vio. b. El hombre de San Francisco besó a su madre. > Él besó a su madre. Un sintagma puede estar compuesto por una única palabra o por varias. Si en lugar de una película tuviésemos una película, que María le recomendó ayer por la tarde en su casa, este conjunto de palabras también podría sustituirse por la, luego también forma constituyente: Juan está viendo una película, que María le recomendó ayer por la tarde en su casa > Juan la está viendo.

De nuevo, la pronominalización no puede sustituir solo a una parte del sintagma, por ejemplo, a “una película”, dejando fuera el resto del constituyente: *Juan la está viendo, que María le recomendó ayer por la tarde en su casa. b. Desplazamiento Cuando un grupo de palabras forma un sintagma, se puede desplazar desde su posición canónica en la oración hasta otra posición. En la oración “La chica del vestido de rayas obtuvo matrícula de honor en el examen de Castellano” sería posible derivar la oración siguiente: Matrícula de honor obtuvo la chica del vestido de rayas en el examen de Castellano. c. Formación de preguntas y respuestas Los sintagmas pueden servir para formar preguntas y también son respuestas adecuadas a preguntas. Por ejemplo, el hecho de que se pueda preguntar sobre el conjunto de palabras subrayado en las siguientes oraciones, muestra que se trata de constituyentes, es decir, son sintagmas: a. Juan vio a cuatro de los niños > ¿A cuántos de los niños vio Juan? b. María compró el libro de sintaxis > ¿Qué compró María? Del mismo modo, los sintagmas son respuestas adecuadas a preguntas sobre ellos: a. ¿A cuántos de los niños vio Juan? A cuatro de los niños b. ¿Qué compró María? El libro de sintaxis. En cambio, una secuencia como Juan vio a nunca será una respuesta adecuada para ninguna pregunta, lo que indica que no forma constituyente, que no es un sintagma, a pesar de tratarse de una secuencia lineal de palabras. Las funciones sintácticas Además de las relaciones semánticas que se establecen entre los constituyentes de una oración, existe otro tipo de relaciones gramaticales, denominadas funciones sintácticas, que constituyen unidades de análisis tradicional. Las funciones sintácticas son relaciones formales que se establecen entre los constituyentes sintácticos y permiten interpretar la manera en que se vinculan gramaticalmente los elementos de una oración. Así, para interpretar la oración Finalmente llegó el viernes no nos basta con saber lo que significan las palabras de la oración. Necesitamos conocer la relación de dependencia que se establece entre llegó y el viernes. Si el viernes es el sujeto, este sintagma designa aquello que llega, mientras que si es el complemento circunstancial, se estará hablando de alguien no mencionado que llegó el viernes. Las funciones sintácticas no se definen a partir de criterios semánticos sino estructurales, como la posición que un sintagma ocupa en la organización interna de la oración, o bien a partir de otro tipo de criterios sintácticos, como la aparición de ciertas marcas formales. Así, la concordancia sujeto-verbo permite identificar el sujeto de una oración, la posición identifica al término de la preposición, que sigue inmediatamente a esta y el complemento indirecto se identifica porque lleva como marca la preposición a. El análisis sintáctico tradicional se suele limitar a señalar las dependencias funcionales en el seno de la oración. El cuadro siguiente refleja las funciones sintácticas tradicionales.

Funciones sintácticas oracionales Relación sintáctica

Ejemplos

Sujeto (S)

Javi llegó pronto. Le sorprendió que viniera.

Predicado (P)

Javi llegó pronto. Arancha es muy simpática.

Complemento directo (CD)

Vi la película. Vi a Álvaro.

Complemento indirecto (CI)

Di un regalo a mi hija. Hice un pastel a mi madre.

Complemento de regimen verbal (CRV)

Piensa en ti. Depende de cómo lleguen.

Complemento circunstancial (CC)

De tiempo - Vino ayer. De lugar - Comimos en el patio. De modo - Trabaja lentamente. De cantidad - Llueve mucho. De finalidad - Estudia para aprobar. De causa - Llegó tarde por el atasco. De instrumento - Abrió con la llave. De compañía - Vine con él. De provecho, beneficio o daño - Cantaron para ella.

Atributo (A)

Alba es inteligente.

Complemento Predicativo (CP)

Leo llegó cansado. Considero a Berta una buena amiga.

Fuente: Adaptación de “La Sintaxis”. Edita Gutiérrez Rodríguez en Claves del lenguaje humano. VVAA.

Madrid: 2014. EL SUJETO

El sintagma nominal que la desempeña aparece unas veces especificado en el discurso - sujeto léxico- (el niño come caramelos), otras no aparece, o porque, al darse por consabido, se omite voluntariamente si bien puede reponerse (come caramelos > el niño come caramelos) o porque, al carecer de él la construcción, no puede especificarse (llueve, hay ratas...). Pero tanto en un caso como en otro el sujeto está explícito en los gramemas verbales de número y persona -sujeto gramatical-, que por poder referirse a innumerables entes de la realidad, necesita del sujeto léxico para concretar la referencia. En eso consiste su función, en especificar a qué ente ( real o pensado) se refieren los signos gramaticales del verbo.

SINTAGMAS QUE FUNCIONAN COMO SUJETO SINTAGMA

EJEMPLO

Sintagma Nominal

Cualquier sintagma nominal puede hacer la función sintáctica de sujeto.

Inés aprobó el examen. La chica de rojo ganó la carrera. Tú lo has permitido.

Sintagma Preposicional

Solo con las preposiciones entre y hasta cuando tengan valor enfático.

Entre Juan y Pepe subieron el baúl. Hasta los ancianos salieron corriendo. * Entre platos anda el juego. * Hasta en las comidas discutían acaloradamente. Sujeto elíptico.

Sintagma Verbal

Verbo en infinitivo.

Caminar te sentará bien. Tener buenos amigos es esencial para el bienestar.

Oración subordinada

Oración subordinada sustantiva

Me gusta que estéis atentos en clase. Es probable que acepte la propuesta.

IDENTIFICACIÓN DEL SUJETO EN LA ORACIÓN: LA REGLA DE LA CONCORDANCIA La característica morfosintáctica fundamental del sintagma sujeto es su concordancia con el verbo. En efecto, los gramemas de número y persona del núcleo del predicado deben concordar necesariamente con los del núcleo de su sujeto. En la proposición “Yo tengo varios gatos en mi casa” solamente yo puede ser sujeto, pues es el único elemento que coincide con tengo en primera persona y en número singular. Consecuentemente con lo dicho, si se modifica el número o la persona del sujeto, el verbo deberá necesariamente adoptar una forma acorde con el cambio realizado: Tú tienes varios gatos... Él/ella/usted/mi vecino/la portera tiene varios gatos... Nosotros/as tenemos varios gatos... Vosotros/as tenéis varios gatos... Ellos/as/ustedes/ mis vecinos tienen varios gatos... Y viceversa, si se modifica el número o la persona del verbo, el sujeto reaccionará ajustando su forma, de modo que ambos concuerden en los morfemas de número y de persona. Para dilucidar si un sintagma es sujeto debemos fijarnos en primer lugar en los morfemas de número y de persona del núcleo del sintagma nominal y en los del verbo. Puede ocurrir o que coincidan oque no coincidan.

- Si no coinciden, el sintagma nominal en cuestión no funciona como sujeto: Apetecen (3s, pl) una ducha (sing). Importa (3a, sing) coches (pl). EXCEPCIÓN A LA REGLA DE LA CONCORDANCIA A pesar de haber calificado de "característica fundamental" a la concordancia entre sujeto y verbo, de vez en cuando se observan algunos comportamientos atípicos. El más importante es la posibilidad de discordancia numérica entre el verbo y el núcleo del sujeto singular cuando este es colectivo. En este supuesto, la idea de pluralidad que comporta tal sujeto permite, a veces, la construcción del verbo en plural, si bien esta discordancia morfológica -llamada silepsis en Retórica- no siempre es aceptable, ya que para ello se requiere que se cumpla una -al menos- de las siguientes condiciones: -

que el sustantivo colectivo singular se acompañe de un complemento nominal plural. Ejemplos: La mitad de los congresistas se callaron; Un tercio de los presos huyeron; Una muchedumbre de hambrientos arrasaron los almacenes, etc.).

-

que el núcleo del sujeto no esté contiguo al verbo sino un tanto alejado de él mediante la interposición de algún sintagma con distinta función (C.D., Adjunto, etc.), especialmente si el verbo precede al sujeto. Ejemplos: Acudieron a la ciudad multitud de gente; La mayor parte, a instancias del moderador, optaron por sentarse; La multitud, viendo que llegaba la policía, se dispersaron rápidamente; El público, después de tanta propaganda, se agolpaban en las taquillas; El comando, al no detenerse el enemigo, comenzaron a disparar, etc.

-

que el colectivo figure en una proposición copulativa. Ejemplos: El resto eran policías; Todo eso no son más que tonterías; Lo demás son bobadas; La mayor parte están locos; Esa gente parecen gitanos, etc.

Obsérvese, por el contrario, lo inaceptables que resultan los mismos ejemplos cuando no cumplen las condiciones indicadas: * la mitad se callaron; un tercio huyeron; una muchedumbre arrasaron los almacenes; * la mayor parte optaron por sentarse; la multitud se dispersaron rápidamente; * el público se agolpaban en las taquillas; multitud de gente acudieron a la ciudad; el comando comenzaron a disparar; * el resto persiguen policías; todo eso no constituyen más que tonterías; * lo demás dicen bobadas; * la mayor parte ven locos; esa gente matan gitanos, etc.

En el caso de oraciones en las que aparecen los verbos gustar, importar, convenir, ocurrir, alegrar, perjudicar, olvidar, haber, hacer, dar, tocar..., muy frecuentes en el habla cotidiana, la identificación del sujeto puede presentar alguna dificultad. Será sujeto si, al modificar la persona gramatical o el número de uno de los dos, el otro reacciona alterando también su forma en el mismo sentido, como ocurre en los siguientes ejemplos. Me gustan (3a, pl) esas chicas (3a, pl) > me gusta (3a, sing) esa chica (3a, sing) > me gustas (2a, sing) tú (2a, sing). Te agrada (3a, sing) ese perfume (3a, sing) > te agradan (3a, pl) esos perfumes (3a, pl) > te agrado (1a, sing) yo (1a, sing). Les apetece (3-, sing) una ducha (3-, sing) > les apetecen (3a, pl) las fresas (3a, pl) > les apeteces (2a, sing) tú (2a, sing). Os interesan (3a, pl) las fincas (3a, pl). > Os interesa (3a, sing) la finca (3a, sing) > Os intereso (1a, sing) yo (1a, sing). Nos perjudicó la abstención > Nos perjudicaron las lluvias > Nos perjudicaste tú. Le desagradan las lluvias > Le desagrada el viento > Le desagradamos nosotros. Te enfurecieron sus negativas > Te enfureció su negativa > Te enfurecí yo. Me da la gana de cantar > Me dan (las) ganas de cantar > * Me da ganas de cantar. Le tocó la lotería > Le tocaron ochenta millones > Le toqué yo su brazo. Comen los niños > Come el niño > Coméis vosotros . Bebe el ciclista > Beben los ciclistas > Bebemos nosotros. Recitan los poetas > Recita el poeta > Recitas tú. Me llama la atención tu bigote > Me llaman la atención tus ojos > Me llamas la atención tú. No será sujeto si, por el contrario, no provoca tal reacción de concordancia tras modificar la persona o el número, según ocurre en los siguientes casos. Había (3a-, sing) un ratón (3a-, sing) > Había (3a, sing) ratones (3s, pl). Hizo furor > Hicieron furor > Hiciste furor. Importan coches > Importan un coche > Importasteis un coche. Nos alegraron las vacaciones > Nos alegraron la vacación > Nos alegraste las vacaciones. Perjudica tu buen nombre > Perjudican tu buen nombre > Perjudicas tu buen nombre. Te tocó el hombro > Te tocó los hombros >Te toqué los hombros.

Me da la mano > Me da las manos > Me das la mano. Comen las manzanas > Come las manzanas > Como la manzana. Bebe el agua > Beben ei agua > Bebemos el agua. Recitan los poemas > Recitan el poema > Recitáis el poema. Me da (la) risa> Me das risa > Me dan risa. 2. Mayor dificultad encierra la comprobación del sujeto cuando dicha función la desempeña una proposición, la llamada "oración subordinada sustantiva de sujeto". Sabido es de todos que la función de sujeto puede estar ejercida no sólo por un sustantivo de lengua (sustantivo que sino también por una proposición, es decir, por un conjunto de elementos con estructura de oración (con sujeto y predicado). Me interesa tu asistencia. Me interesa que tú asistas. Os alegró el triunfo del Betis. Os alegró que el Betis triunfara. Le perjudicará nuestra abstención. Le perjudicará que nos abstengamos. Tanto en los ejemplos pares como en los impares, el verbo adopta la forma 3a persona del singular, pero mientras en los impares puede modificarse el número del presunto sujeto haciéndolo plural (asistencias, triunfos, abstenciones) para ver si reacciona el verbo adoptando la misma forma plural, en cuyo caso se confirma su función de sujeto (me interesan tus asistencias, os alegraron los triunfos del Betis, le perjudicarán nuestras abstenciones), en los ejemplos pares no puede modificarse su número singular porque la proposición carece de plural. En consecuencia, para comprobar si la proposición en cuestión ejerce la función de sujeto del verbo subordinante, suelen proponerse estas dos fórmulas: Invertir el orden de la oración compleja, colocando en primer lugar a la proposición subordinada (ya que generalmente aparece tras la subordinante), y a la vez añadirle el artículo el inmovilizado ante el nexo que transpositor de la subordinada. El que tú asistas me interesa. El que el Betis triunfara nos alegró. El que nos abstengamos le perjudicará. Enfureció al jefe que mintieras > El que mintieras enfureció al jefe. Me sorprende que te dejes barba > El que te dejes barba me sorprende. Me complace que nos hayas recordado > El que nos hayas recordado me complace. Nos conviene que vendas tus fincas > El que vendas tus fincas nos conviene. No te importa que me suspendan > El que me suspendan no te importa.

Te sorprendió que yo no asistiera > El que yo no asistiera te sorprendió. A todos preocupa que tardes > El que tardes preocupa a todos. A nadie agrada que pidas favores > El que pidas favores a nadie agrada. Me desagrada que te vengues > El que te vengues me desagrada. Os disgustó cómo se firmó el trato > El cómo se firmó el trato os disgustó. A pocos interesa cuándo te marchaste > (El) cuándo te marchaste a pocos interesa. A todos concierne cuánto gastaste > (El) cuánto gastaste concierne a todos. Ocurrió ayer que se incendió la casa > El que se incendió la casa ocurrió ayer. Sucedió ayer que varios coches volcaron > El que varios coches volcaron sucedió ayer. Te pareció raro que reaccionara así > El que reaccionara así te pareció raro. Agrietó la presa que el río se desbordara > El que el río se desbordara agrietó la presa. Si ello no es posible porque el resultado es una construcción inaceptable o agramatical, demuestra que la proposición subordinada sustantiva no ejerce función de sujeto. Quiero que hables en la asamblea > * El que hables en la asamblea quiero. El profesor rogó que guardaseis silencio > * El que guardaseis silencio el profesor rogó. Los padres piensan que su hijo duerme > * El que su hijo duerme los padres piensan. Dijo que no merecemos su ayuda > * El que no merecemos su ayuda dijo. La asamblea esperaba que se aprobase la enmienda > * El que se aprobase la enmienda la asamblea esperaba. Conmutar la proposición subordinada sustantiva por un sustantivo de lengua y, una vez hecho esto, modificar el número singular resultante por el plural. Si tras estas dos operaciones, el verbo se ve obligado a alterar su forma singular convirtiéndola en plural, la proposición en cuestión está ejerciendo la función de sujeto. Enfureció al jefe que mintiera el traidor > Enfureció al jefe la mentira del traidor > Enfurecieron al jefe las mentiras del traidor. Me interesa que tú asistas > Me interesa tu asistencia > Me interesan tus asistencias. Os alegró que el Betis triunfara > Os alegró el triunfo del Betis > Os alegraron los triunfos del Betis. Le perjudica que nos abstengamos > Le perjudica nuestra abstención > Le perjudican nuestras abstenciones. Nos conviene que vendas tus fincas > Nos conviene la venta de tus fincas >

Nos convienen las ventas de tus fincas. No te importa que me suspendan > No te importa mi suspenso > No te importan mis suspensos. Te sorprende que yo no asista > Te sorprende mi inasistencia > Te sorprenden mis inasistencias. A todos preocupa que tardes > A todos preocupa tu tardanza > A todos preocupan tus tardanzas. A nadie agrada que visites a mi novia > A nadie agrada tu visita a mi novia > A nadie agradan tus visitas a mi novia. Me desagrada que te vengues > Me desagrada tu venganza > Me desagradan tus venganzas. Le enfureció cómo se firmó el trato > Le enfureció el modo de firmar el trato > Le enfurecieron los modos de firmar el trato. A pocos interesa cuándo te marchaste > A pocos interesa el momento de marcharte > A pocos interesan los momentos de marcharte. Ocurrió que se incendió el bosque > Ocurrió el incendio del bosque > Ocurrieron los incendios del bosque. Sucedió que el niño tropezó > Sucedió el tropiezo del niño > Sucedieron los tropiezos del niño. Te pareció desproporcionado que reaccionáramos así > Te pareció desproporcionada nuestra reacción > Te parecieron desproporcionadas nuestras reacciones, Agrietó la presa que el río se desbordara > Agrietó la presa el desbordamiento del río > Agrietaron la presa los desbordamientos del río. Como no siempre es factible la conmutación de la proposición sustantiva por un sustantivo, ya que con cierta frecuencia carece de él la lengua {me gusta que remes > * me gusta tu remaje, en el sorteo tocó que hicieses de bedel > * en el sorteo tocó tu bedelía, conviene que trepes a la cima > * conviene tu trepación a la cima), sugiero, en estos casos, conmutar la proposición subordinada (no la subordinante): - por otra proposición semejante y realizar con ésta las conmutaciones restantes que convengan. Interesa que remes > Interesa que cantes > Interesa/n tu/s canto/s. Conviene que trepes a la cima > Conviene que subas a la cima > Conviene/n tu/s subida/s a la cima. En el sorteo tocó que hicieses de bedel > En el sorteo tocó que hicieses de presidente > En el sorteo tocó/tocaron tu/s presidencia/s. - por la construcción una/s cosa/s o esa/s cosas/s... Interesa que remes > Interesa/n una/s cosas/s. Conviene que trepes > Conviene/n esa/s cosa/s. Tocó que hicieses de bedel > Tocó/tocaron esa/s cosa/s.

RESPUESTAS A LA FORMULACIÓN DE PREGUNTAS DE CARÁCTER SEMÁNTICO. Hasta el momento, para discernir las funciones de sujeto hemos seguido procedimientos morfosintácticos, es decir, relativos a la forma del contenido. El que ahora nos ocupa pertenece al área de la semántica, relacionado, por tanto, con la sustancia del contenido. En efecto, partiendo del sentido que aporta la proposición intentaremos identificar al sujeto. Como este es "aquello de que se dice (o aquel de quien se dice)" algo en la proposición podemos reconocerlo formulando la pregunta de quién/es o de qué (cosa/s) se dice que..., seguida del verbo con sus correspondientes complementos. Aduzcamos algunos ejemplos. Los árboles florecen en primavera. A los gatos les gustan las sardinas. Los ancianos son bondadosos. Me agradó la función de teatro. No interesa que vendas la finca. Me admira que te hayas dejado barba. ¿De quiénes o de qué cosas se dice que florecen en primavera? De Los árboles. ¿De quiénes o de qué cosas se dice que tes gustan a los gatos? De las sardinas. ¿De quiénes se dice que son bondadosos? De Los ancianos. ¿De qué cosa se dice que Me agradó? De la función de teatro. ¿De qué se dice que No interesa? De que vendas la finca. ¿De qué se dice que Me admira? De que te hayas dejado barba. En consecuencia, Los árboles, las sardinas, Los ancianos, la función de teatro, que vendas la finca, que te hayas dejado barba son sujetos de sus respectivas proposiciones. Las gramáticas escolares han venido proponiendo desde antiguo, para averiguar qué elemento/s de la proposición hace/n de sujeto, formular la pregunta quién/es más el verbo con sus complementos. El niño anda en bicicleta. Los gatos comen sardinas. La abuela cuida a los nietos. Las flores huelen bien. ¿Quién anda en bicicleta? El niño (sujeto). ¿Quiénes comen sardinas? Los gatos (sujeto). ¿Quién cuida a los nietos? La abuela (sujeto). ¿Quiénes huelen bien? Las flores (sujeto).

Tal pregunta es perfectamente válida cuando se trata de sujetos "animados", pero no lo es tanto para los "inanimados", sobre todo para las proposiciones subordinadas sustantivas, según podemos comprobar en los siguientes ejemplos. Las fronteras separan las naciones. Los muebles ocupan mucho espacio. No interesa que vendas la finca. Conviene que te dejes ver. Me gusta que seas sincero. Si en los dos primeros ejemplos puede aceptarse, con reservas, la utilización del pronombre quiénes, es totalmente inaceptable en los siguientes, para los que debería emplearse qué (cosa), si bien en tal caso podría confundirse con el complemento directo.

PRÁCTICA ARGUMENTADA Indica qué sintagma realiza la función sintáctica de sujeto. 1.

Me gustó el último libro de Stephen King.

Sujeto: el último libro de Stephen King. Razonamiento: Concuerda con el verbo en nº y pers. (los últimos libros de Stephen King me gustaron). La función de me es de C.l. No puede ser sujeto pues el verbo no concierta con él, ya que aunque cambiemos el pronombre (te/le/nos/os/se) la forma verbal sigue sin variar (gustó). 2. Poesía eres tú. Sujeto: tú. Razonamiento: Concierta en nº y pers. con el verbo. No es reversible pues si poesía fuese sujeto, el verbo debería modificarse a es ('poesía es tú). 3. El que lo pasa mal soy yo. Sujeto: yo. Razonamiento: Concierta en nº y pers. con el verbo (soy yo). No es reversible pues el que lo pasa mal debería llevar el verbo en 3a persona (* el que lo pasa mal es yo). 4. El mes pasado llovió torrencialmente. Sujeto: Carece por ser una proposición unimembre. No es el mes pasado. Razonamiento: No concierta con el verbo (los meses pasados llovió torrencialmente). 5. El viernes no hubo puente. Sujeto: Carece. No es el viernes. Razonamiento: Véase (4).

6. Te conviene aquel puesto. Sujeto: aquel puesto. Razonamiento: Concierta con el verbo en nº y pers. (te convienen aquellos puestos). 7. Es probable que apruebes. Sujeto: que apruebes. Razonamiento: Concierta con el verbo en nº (sing.) y persona (3s), por ser una proposición. Si se conmuta por tu aprobado (es probable tu aprobado), se observa la concordancia y mejor aún en plural (son probables tus aprobados). Puede colocarse delante de es probable y anteponérsele el artículo invariable el (el que apruebes es probable). 8. Me sorprende cuánto derrochas. Sujeto: cuánto derrochas. Razonamiento: Concierta con el verbo (me sorprenden tus grandes derroches). 9. No entiendo cuánto derrochas. Sujeto: Carece de sujeto léxico. El sujeto morfológico es la 1s pers. sing. (yo). Razonamiento: No concierta con el verbo (no entiendo tus grandes derroches). 10. Me dan miedo las arañas. Sujeto: las arañas. Razonamiento: Concierta con el verbo (me da miedo esa araña).

Fuente: Adaptación de CAUCE. Núm. 12, 1989. Millán Chivite, Alberto. Procedimientos de identificación de los sintagmas sujeto, atributo e implemento: proyección didáctica.

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